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JUSTIN JENNINGS Y WILLY J. YÉPEZ ÁLVAREZ<br />
<strong>en</strong> períodos más tardíos, el visitar a los muertos constituía una parte integral del culto a los<br />
antepasados (por ejemplo Dillehay 1995; Isbell 1997; Kaulicke 2000). Los fardos funerarios<br />
del Perú antiguo son famosos desde hace mucho tiempo (Reiss y Stübel 1887), y los arqueólogos<br />
y la g<strong>en</strong>te local están acostumbrados a <strong>en</strong>contrar fardos intactos <strong>en</strong> tumbas no disturbadas <strong>en</strong><br />
<strong>Arequipa</strong> (por ejemplo Disselhoff 1969; Duch<strong>en</strong>se 2005) (Figura C.2). Segunda, la destrucción<br />
de las momias era sorpr<strong>en</strong>d<strong>en</strong>te debido a la calidad y cantidad del material destruido. Tejidos<br />
plumarios, vasijas con gollete facial, mates burilados, animales exóticos y una gran variedad de<br />
otros objetos que habían sido colocados <strong>en</strong> los contextos mortuorios habían sido int<strong>en</strong>cionalm<strong>en</strong>te<br />
destrozados y desparramados. Algunos de estos objetos repres<strong>en</strong>taban semanas de trabajo,<br />
otros difíciles de conseguir. Simplem<strong>en</strong>te no t<strong>en</strong>ía s<strong>en</strong>tido. ¿Por qué un grupo dedicaría su<br />
tiempo para preparar fardos funerarios, juntar un precioso ajuar funerario si el conjunto estaba<br />
destinado a ser destruido?<br />
La respuesta más probable al por qué de esta destrucción <strong>en</strong> La Real pareciera ser que un<br />
grupo posterior de g<strong>en</strong>te destruyó las momias. Los huaqueros modernos, pudieron destapar los<br />
fardos de La Real buscando oro o plata (como lo sugiere Tung 2007, 2012), o tal vez las<br />
momias fues<strong>en</strong> destruidas durante las tempranas campañas españolas para erradicar el culto<br />
a los ancestros (MacCormack 1991). Sin embargo, difer<strong>en</strong>tes líneas de evid<strong>en</strong>cia sugier<strong>en</strong> que<br />
los fardos funerarios se prepararon y destruyeron varias veces durante el Horizonte Medio.<br />
Una capa de c<strong>en</strong>iza asociada con la erupción del volcán Huaynaputina <strong>en</strong> el año de 1600 d.C.<br />
(p.e. Rice 2012:9, ver el capítulo 2 <strong>en</strong> este volum<strong>en</strong>) sellaba ambos contextos antes del proyecto<br />
constructivo de 1995, y no existía evid<strong>en</strong>cia de una estratigrafía disturbada por debajo de la<br />
superficie. Esto no implica que los contextos no fues<strong>en</strong> tocados después de haber sido expuestos<br />
por el buldócer. La g<strong>en</strong>te se apropió de objetos superficiales y furtivam<strong>en</strong>te cavó <strong>en</strong> el primer<br />
estrato del rell<strong>en</strong>o. No obstante, las autoridades locales fueron capaces de impedir un saqueo<br />
importante mi<strong>en</strong>tras llegaba el equipo de arqueólogos.<br />
También se puede descartar la destrucción de las momias durante los primeros tiempos de la<br />
pres<strong>en</strong>cia española o durante el tiempo de los Incas. La cámara y la estructura están separadas<br />
del estrato de c<strong>en</strong>iza de la erupción del Huaynaputina por casi un metro de tierra. En los dos<br />
contextos sólo se <strong>en</strong>contró materiales del Horizonte Medio, y todos los fechados radio-carbónicos<br />
de la cámara y la estructura señalan al Horizonte Medio. Más importante aún, las momias<br />
destruidas <strong>en</strong> la cámara habían sido cubiertas durante la segunda mitad del Horizonte Medio<br />
con un delgado estrato de ofr<strong>en</strong>das que cont<strong>en</strong>ían cabezas de perros y loros.<br />
En este Conclusión, trataremos de compr<strong>en</strong>der el por qué fueron destruidas las momias de La<br />
Real. Cualquier respuesta a esta pregunta es, sin embargo, necesariam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>tativa. Nuestra<br />
compr<strong>en</strong>sión del Horizonte Medio y de los períodos más tempranos <strong>en</strong> el valle de Majes<br />
todavía es pobre (Disselhoff 1969; García y Bustamante 1990; J<strong>en</strong>nings <strong>en</strong> pr<strong>en</strong>sa; Ow<strong>en</strong><br />
2007, 2010; Tung 2007a, 2007b, 2012; Tung y Del Castillo 2005). Los dos contextos funerarios<br />
<strong>en</strong> La Real son sólo dos de un número desconocido de tumbas <strong>en</strong> el sitio, y las notas de campo<br />
y los artefactos proced<strong>en</strong>tes de las excavaciones de salvataje se han perdido <strong>en</strong> los quince<br />
años que han transcurrido <strong>en</strong>tre la excavación y nuestro análisis del material (nótese que<br />
Tiffiny Tung analizó los restos esqueléticos <strong>en</strong> 2003, ver el Capítulo 12 de este libro). No<br />
obstante, nuestra t<strong>en</strong>tativa compr<strong>en</strong>sión del pasado precolombino de <strong>Arequipa</strong> sugiere que el<br />
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