Libro Wari en Arequipa - version pagemaker.pmd
Libro Wari en Arequipa - version pagemaker.pmd
Libro Wari en Arequipa - version pagemaker.pmd
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
BIO-ANTROPOLOGÍA Y CONDICIONES DE VIDA<br />
1997). Por supuesto, ocupaciones compartidas pued<strong>en</strong> conducir a lesiones similares provocadas<br />
por accid<strong>en</strong>tes, pero estas normalm<strong>en</strong>te afectan el poscráneo, no el cráneo.<br />
Las lesiones <strong>en</strong> el brazo pued<strong>en</strong> ser el resultado, sea de <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tros viol<strong>en</strong>tos o por accid<strong>en</strong>tes,<br />
sin embargo, ciertos tipos de lesiones <strong>en</strong> el brazo son más probables que sean el resultado<br />
actos viol<strong>en</strong>tos. Las fracturas del tipo def<strong>en</strong>sivas <strong>en</strong> el eje del cúbito («parry fracture») son<br />
un ejemplo, el cual resulta cuando una persona levanta el brazo sobre la cabeza para protegerla<br />
cuando se aproxima un golpe (Ortner y Putschar 1981). Sin embargo, Lovell (1997) advierte<br />
que no todas las fracturas del cúbito pued<strong>en</strong> ser id<strong>en</strong>tificadas como un int<strong>en</strong>to de evitar un<br />
golpe <strong>en</strong> el cráneo; sino que también puede ser consecu<strong>en</strong>cia de fuertes caídas <strong>en</strong> las cuales el<br />
cúbito recibe la peor parte del impacto. Además, como Judd (2008) ha argum<strong>en</strong>tado, las fracturas<br />
por actuación def<strong>en</strong>sivas del cúbito deb<strong>en</strong> t<strong>en</strong>er una línea de fractura transversal y afectan,<br />
<strong>en</strong>tre otros criterios, la mitad distal del cúbito. Reci<strong>en</strong>tes estudios de abuso doméstico,<br />
docum<strong>en</strong>tados <strong>en</strong> Papúa (Nueva Guinea) muestran que las fracturas del olecranon (cerca del<br />
codo) y <strong>en</strong> g<strong>en</strong>eral del antebrazo fueron las lesiones más comunes <strong>en</strong>tre las mujeres maltratadas,<br />
cuando ellas levantaban los brazos por <strong>en</strong>cima de su cabeza <strong>en</strong> la «clásica» postura def<strong>en</strong>siva<br />
para evitar un golpe (Watters y Dyke, 1996). Además del tipo y la ubicación de las fracturas<br />
del brazo, es es<strong>en</strong>cial evaluar si las fracturas frecu<strong>en</strong>tes <strong>en</strong> el cúbito coexist<strong>en</strong> con fracturas<br />
craneales, estos acontecimi<strong>en</strong>tos simultáneos probablem<strong>en</strong>te indican interacciones viol<strong>en</strong>tas y<br />
no lesiones accid<strong>en</strong>tales (Lambert 1994).<br />
Una fractura del tipo Colles («fractura de muñeca»), por el contrario, sugiere que la herida es<br />
el resultado de un accid<strong>en</strong>te cuando la persona colocó o antepuso su mano para prepararse<br />
para una caída (Ortner y Putschar 1981). Por supuesto, es posible que una acción viol<strong>en</strong>ta,<br />
como un empujón podría conducir a una fractura Colles, pero no hay manera de difer<strong>en</strong>ciar<br />
<strong>en</strong>tre una caída accid<strong>en</strong>tal y un empujón int<strong>en</strong>cional basándose <strong>en</strong> este tipo de fractura. Por lo<br />
tanto, sólo con algún grado de certeza, ciertas fracturas del brazo pued<strong>en</strong> ser atribuidas a un<br />
acto viol<strong>en</strong>to o a un accid<strong>en</strong>te.<br />
Las fracturas de las costillas y manos, también pued<strong>en</strong> estar relacionadas con interacciones<br />
viol<strong>en</strong>tas. Las fracturas del metacarpo de la mano, por ejemplo, son a m<strong>en</strong>udo causadas por el<br />
«impacto de compresión longitudinal… por boxear» (Lovell 1997:164) o por similares combates<br />
físicos que involucran el uso del puño. Por el contrario, las fracturas de la mano pued<strong>en</strong> ser el<br />
resultado de caídas accid<strong>en</strong>tales o la colocación de objetos pesados sobre la mano (Galloway<br />
1999). El combate fr<strong>en</strong>te a fr<strong>en</strong>te, especialm<strong>en</strong>te con armas sólidas, puede fracturar las costillas,<br />
o una caída desde una gran altura puede aplastarlas (Galloway 1999). Las fracturas de las<br />
extremidades inferiores y los pies son g<strong>en</strong>eralm<strong>en</strong>te atribuidas a caídas accid<strong>en</strong>tales y rara vez<br />
son asociadas con la viol<strong>en</strong>cia (Lovell, 1997), aunque los huesos del pie pued<strong>en</strong> ser afectados<br />
<strong>en</strong> casos de tortura o <strong>en</strong>carcelami<strong>en</strong>to cuando una persona se <strong>en</strong>cu<strong>en</strong>tra atada (Osterholtz<br />
2010).<br />
Dada la variada configuración social <strong>en</strong> la cual pued<strong>en</strong> ocurrir particulares daños, el conjunto<br />
completo de datos osteológicos y arqueológicos debe tomarse <strong>en</strong> cu<strong>en</strong>ta para determinar si las<br />
lesiones post-craneales son el resultado de accid<strong>en</strong>tes o de actos int<strong>en</strong>cionales de viol<strong>en</strong>cia.<br />
236