Martha Chapa - Revista EL BUHO

El Arte de insultar
Un best-seller en busca
de editor
S h a ke s p e a r e , Q u e v e d o ,
Góngora, Lope de Vega, Prieto,
Altamirano y Ramírez, Poe,
el acucioso lector pueda responder
con prontitud a alguna
ofensa verbal o desquite
Parece que finalmente encon-
Dickens, Nietzsche, Wilde,
su enojo frente a cualquier
tró un editor el libro del
Ber nard Shaw, Churchill,
extranjero que lo agravie o per-
heterónimo de esta sección,
Tablada, Novo, Nandino,
judique, porque de nada servi-
Héctor Anaya, que es su apor-
Salazar Mallén, Carballo,
rá decirle pendejo en español
tación personal a los próxi-
Leduc, Paz, Fuentes, Mailer,
al maletero polaco que en el
mos comicios presidenciales,
Disraeli, Villaurrutia, Abreu
aeropuerto de Varsovia, por
porque –al decir del autor– “si
Gómez, Neruda, Borges, José
ejemplo, maltrate su equipaje,
de todas maneras se van a
Agustín, René Avilés Fabila y
cuando puede decirle en su
insultar los candidatos, que
el Insultario anónimo contra
idioma Stary dziad o Stary
lo hagan siguiendo el mode-
gobernantes y mandarines de
pierdziel: viejo pendejo; o a un
lo de los mejores ingenios
la cultura y de la economía.
griego: Gamotímanasu: ¡chin-
de la historia, de los griegos
El acervo es infinito y alcan-
ga a tu madre!
a nuestros días y no apelando
a las peores formas importadas
de España por el publicista de
las campañas sucias, Antonio
Sola” (que por cierto no tiene
za a Fox, Berlusconi, Chávez,
Castro, Obama.
Aparte, el libro contiene
registros misóginos, andrófobos,
racistas, sexuales, políti-
El libro, que también
incluye entrevistas con insolentes
mexicanos del tamaño
de José Agustín, René Avilés
Fabila, Emmanuel Carballo,
71
arca de Noé
calle en la colonia Condesa,
cos, escolares, en fin, muestra
Carlos Bracho y Huberto Batis,
pues la que lleva su nom-
la gama de insultos populares
entre otros, podrá aparecer a
bre existe desde hace muchos
y eruditos de diccionario, un
fin de año o al principio del
años, antes de la llegada –y al
Bocavulgario en 40 idiomas y
próximo y seguramente será
parecer mexicanización– del
jergas del español, para que
un best-seller, de permanencia
siniestro propagandista).
La obra, que es un verdadero
“libro periodístico”,
como pretendía Paz que fuera
su Laberinto de la soledad,
está bien documentada y presenta
el intercambio de insultos
entre ingenios de todos
los tiempos, en el contexto
que permite apreciar la carga
de insolencia que traían
consigo las invectivas de
Aristófanes, Eurípides, los epigramas
punzantes o las sátiras
de Marcial, Horacio y Juvenal,
los improperios de Rabelais,
Swift, Molière, Cervantes,
Emilio Juárez