Martha Chapa - Revista EL BUHO
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El Búho<br />
La columna es informativa no de reseñas ni de críticas.<br />
Es decir, basta la información de los diarios y de los<br />
suplementos culturales. No es queja, pues. Tampoco dan<br />
las gracias por la publicidad gratuita. Es un servicio a<br />
los lectores no propaganda.<br />
Sin embargo, me pregunto si las editoriales tienen<br />
acreditado tal número de reseñistas y de críticos y no<br />
alcanzan los ejemplares impresos de más para tal efecto<br />
y para reponer los defectuosos. A lo mejor otros ejemplares<br />
no llegan a su destino porque en las redacciones un<br />
duende, lector insaciable, se los roba. Debe ser una lata<br />
para reseñistas y críticos recibir libros que no les interesen.<br />
Ocupan espacio y los trámites para donarlos a las<br />
bibliotecas son engorrosos en muchos casos.<br />
Suelo ver un noticiario de tele durante el cual, cada<br />
viernes, un analista de temas políticos reseña una pila de<br />
libros. Es evidente el desprecio de su trato a la mayoría<br />
de los volúmenes editados para convertirse en superventas.<br />
Así que uno quizá no se pierda de nada bueno.<br />
Cuando aparece como novedad el título de cualquier<br />
autor preferido no me tiento la billetera o la tarjeta para<br />
comprarlo. Incluso uno se siente filántropo al contribuir<br />
al pago de los derechos de ese autor.<br />
El desdén por los best sellers ha existido desde siempre.<br />
Sándor Márai (1900-1989) escribe en su libro ¡Tierra!,<br />
¡Tierra! (Salamandra) sobre su biblioteca después de que<br />
los soviéticos echaron de Budapest a los alemanes nazis<br />
y de llevar a “compostura” los libros rescatados de su<br />
casa en ruinas a causa de los bombardeos. “Por suerte<br />
(el librero) se quedó muchos volúmenes de los que yo me<br />
deshice muy a gusto”, cuenta, “por ejemplo, los libros<br />
de moda que las editoriales me enviaron durante años.<br />
Eso también me alivió…”<br />
Entonces a esos libros se les decía “de moda” como<br />
ahora se les llama también “de segunda”.<br />
marcoaureliocarballo.blogspot. com<br />
Sin resguardo. Miradas admitidas<br />
Para María Emilia Benavides M. pintar cuerpos femeninos<br />
tiene algo de reverberación, de reflejo luminoso<br />
que va tras las superficies sinuosas de esos<br />
personajes de gozosa vitalidad. Son ellos y la mirada<br />
de la pintora, son las presencias que encandilan<br />
gracias al poder de sus colores. María Emilia sabe<br />
que lo femenino es zona de secretos, ella va tras esa<br />
condición en la cual los misterios parecen revelarse al<br />
ojo atento. Están frente a nosotros y frente a nuestra<br />
mirada, su tiempo es de quien las ve y las hace suyas<br />
en la intermitencia de los días. Las líneas curvas son<br />
elemento consustancial de María Emilia Benavides,<br />
que envuelve a estas mujeres con luces que procuran<br />
transparencias y con tonos que luchan por imponer<br />
su orden. El conjunto es armónico y su regularidad<br />
está dada por un principio común: encontrar el espacio.<br />
Después vendrá el uso de los colores y la persistencia<br />
de la voluptuosidad. María Emilia hace de su<br />
labor un encuentro con temas, figuras y matices que<br />
son la esencia de su trabajo plástico.<br />
Andrés de Luna, Crítico de cine,<br />
México, 2001<br />
María Emilia Benavides