10.06.2014 Views

revista completa en pdf - Revista EL BUHO

revista completa en pdf - Revista EL BUHO

revista completa en pdf - Revista EL BUHO

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

trariarte, pero debo admitir que me dejas atónito y<br />

perplejo, querido amigo!, susurró, casi <strong>en</strong>tre di<strong>en</strong>tes,<br />

arrastrando sus irónicas palabras.<br />

—Pues ya ves mi estimado señor Maugham, los<br />

comportami<strong>en</strong>tos apr<strong>en</strong>didos no solam<strong>en</strong>te se modifican<br />

con la experi<strong>en</strong>cia, recuerde que también nosotros<br />

los seres “inferiores” t<strong>en</strong>emos algo que se llama<br />

o mejor dicho, una sustancia<br />

p<strong>en</strong>sante, lo que ustedes suel<strong>en</strong> llamar, ideas innatas.<br />

¡Sabes!, esas ideas que nacieron conmigo, algunas<br />

propias y otras inv<strong>en</strong>tadas, mezcladas con algunas<br />

ideas extrañas, que quizás llegaron de fuera, o que<br />

fueron creadas por nosotros mismos; como qui<strong>en</strong><br />

dice, unas a priori y otras a posteriori. Por ello, debes<br />

aceptar que nosotros no solam<strong>en</strong>te t<strong>en</strong>emos o sustancia corpórea, también t<strong>en</strong>emos<br />

alma. Por <strong>en</strong>de, una vista ágil, un oído hipers<strong>en</strong>sible<br />

y, sobre todo, contamos con una capacidad m<strong>en</strong>tal de<br />

rápida reacción. ¡Te repito estimado amigo, nosotros<br />

los irlandeses no somos autómatas, también vivimos<br />

racionalizando nuestros actos, lo que nos hace s<strong>en</strong>siblem<strong>en</strong>te<br />

impredecibles y difer<strong>en</strong>tes a ustedes!<br />

—¡Myking! —repuso Steph<strong>en</strong>—, yo <strong>en</strong>ti<strong>en</strong>do que<br />

t<strong>en</strong>gas virtudes excepcionales, y acepto que las hayas<br />

adquirido por her<strong>en</strong>cia g<strong>en</strong>ética, o <strong>en</strong> nuestros continuos<br />

viajes, ya que también ellos ilustran. Pero esas<br />

t<strong>en</strong>taciones temperadas no son más que ligereza de<br />

jóv<strong>en</strong>es imberbes<br />

—¡No Señor!, no es así. —inquirió Myking, con<br />

una voz dulce y pausada que agradó a mis s<strong>en</strong>tidos,<br />

—dijo seguro de sí mismo y agregó—, lo que pasa es<br />

que ustedes los “intelectuales con talante progresista”,<br />

no llegan a captar nuestros m<strong>en</strong>sajes, ni hablan<br />

nuestro idioma; el día que lo logr<strong>en</strong> podrán s<strong>en</strong>tirse<br />

superiores, o al m<strong>en</strong>os se pondrán a la par con nosotros.<br />

Cuando eso suceda, aceptarán que la capacidad<br />

humana no corresponde a la realidad; o como<br />

dice Saramago: “el l<strong>en</strong>guaje del hombre no siempre<br />

conti<strong>en</strong>e lo que las cosas o los acontecimi<strong>en</strong>to son”.<br />

Señor mío, no lo olvide, un día te sorpr<strong>en</strong>deré y quizás<br />

cambiarás tus juicios sobre mi persona, <strong>en</strong>tonces<br />

podrás alcanzar la etapa de crecimi<strong>en</strong>to y desarrollo<br />

humano; ¡es verdad que han llegado a donde están a<br />

grandes pasos, han crecido, han <strong>en</strong>globando variados<br />

aspectos de la evolución social y ci<strong>en</strong>tífica, pero aún<br />

les falta algo más! ¡La chispa de la g<strong>en</strong>ialidad!...<br />

—Quizá t<strong>en</strong>gas razón, nada me gustaría más, que<br />

<strong>en</strong>t<strong>en</strong>der tu propio l<strong>en</strong>guaje Myking.<br />

—Mucho después de aquel lejano invierno,<br />

los años habían transcurrido veloces como el vi<strong>en</strong>to<br />

sin que ellos se dieran cu<strong>en</strong>ta; y mi padre, cada<br />

día lo sorpr<strong>en</strong>día más y más; muchas veces había<br />

llegado a tomar decisiones muy importantes por el<br />

señor Steph<strong>en</strong>.<br />

—Cuando llegamos a habitar el nuevo departam<strong>en</strong>to<br />

del barrio catorce, cerca del Parque Montsouris,<br />

dijo el señor Steph<strong>en</strong>: mi vida adquirió mayor s<strong>en</strong>tido,<br />

y casi llegué a dep<strong>en</strong>der de lo que Myking dijera<br />

u opinara. Nuestra prolongada e inquebrantable<br />

amistad, y nuestros viajes continuos y viv<strong>en</strong>cias<br />

nos acercaron cada día más; nuestra amistad se fue<br />

fortaleci<strong>en</strong>do como un roble. Ahora, no solam<strong>en</strong>te<br />

era mi amigo, mi guía, mi confesor y confid<strong>en</strong>te;<br />

sino también, debo confesarlo, ha llegado a ser mi<br />

propio m<strong>en</strong>tor.<br />

—El invierno de 1975, se manifestó con toda<br />

su fuerza y con todos sus matices. En ese periodo<br />

los dos hicimos un viaje a Alemania, para asistir<br />

a la exposición titulada “Latinoamérica <strong>en</strong> Bonn”,<br />

<strong>en</strong> la que Steph<strong>en</strong> participó con obras personales,<br />

pero de regreso viajamos durante diez horas bajo una<br />

espesa tempestad de nieve. Llegamos a París, alrededor<br />

de las tres de la madrugada y Myking y yo, no<br />

dejábamos de titiritar por el inclem<strong>en</strong>te frío.<br />

92 El Búho

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!