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9<br />

r e v is t a d e f ilo s o f ƒa<br />

www.revistade filosofia.com


La selección de originales para publicación, se someten de manera sistemática a un informe<br />

de expertos externos a la entidad editora de la revista y a su consejo de editorial.<br />

Estos informes son la base de la toma de decisiones sobre su publicación o no, que corresponde<br />

en última instancia al Consejo de Redacción de la revista y a la Dirección de<br />

la misma.<br />

BASES DE DATOS QUE RECOGEN LA REVISTA EIKASIA<br />

BIBLIOTEQUE NATIONALE DE FRANCE


CONSEJO DE REDACCIÓN<br />

<strong>Eikasia</strong> Revista de Filosofia<br />

www.revistadefilosofia.com<br />

Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr.<br />

Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón<br />

(Universidad de Oviedo), Dr. Román García (Dr. en Filosofía. Director Instituto de Estudios para la Paz),<br />

Mtro. Rafael Morla (Catedrático de Filosofía, Universidad de Santo Domingo, RD.), Dr. Antonio Pérez<br />

(Universidad de la Laguna), Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Dr. Felicisimo Valbuena (Universidad<br />

Complutense de Madrid), Dr. Jose Antonio López Cerezo (Universidad de Oviedo), Dr. Silverio Sánchez<br />

Corredera, Dra. Alicia Laspra (Universidad de Oviedo), Dr. Pablo Huerga Melcón, D. Mariano Arias, Dr.<br />

Jacobo Muñoz (Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.) Dr. Félix Duque<br />

(Catedrático Historia Moderna Universidad Autonoma Madrid), Dr. Luis Álvarez Falcón (Universidad de<br />

Zaragoza).<br />

Maquetado y diseño: Francisco Fdez. Yebra.<br />

Secretaría de redacción: Noemí Rodríguez y Pelayo Pérez<br />

Director Ejecutivo: Dr. Román García.<br />

Edita: <strong>Eikasia</strong> Ediciones<br />

Bermudez de Castro 14 bajo c 33011 Oviedo. España.<br />

T: +34 984 083 210 F: +34 985 080 902<br />

www.eikasia.es<br />

eikasia@eikasia.es<br />

ISSN 1885-5679


1.- Dr. Silverio Sánchez Corredera. Gijón.<br />

Para una teoría de la justicia, V. La Ley, pp. 1-39<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía 9 (marzo 2007)<br />

www.revistadefilosofia.com<br />

INDICE<br />

2.- Juan José Colomina. (Universitat de València).<br />

La institucionalización de la vida y de la muerte en el Antiguo Egipto según Mircea Eliade, pp. 41-52.<br />

ABSTRACT<br />

RESUMEN<br />

3.- Fernando Miguel Pérez Herranz. Universidad de Alicante.<br />

En los límites de la filosofía. A propósito de las disertaciones filosóficas de Máximo de Tiro, pp.53-72.<br />

4.- Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid.<br />

Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos, Pp.73-89.<br />

ABSTRACT<br />

RESUMEN<br />

5.- José Manuel López García.<br />

José Gaos y la Filosofía coetánea, pp. 91-189.<br />

ABSTRACT<br />

RESUMEN<br />

ÉTICA, DERECHOS HUMANOS Y COOPERACIÓN<br />

1.- Dr. Henri Peña Ruiz. Professor de filosofía política a l'Institut de Ciències Polítiques de Paris. Miembro de la<br />

Comisión "Stasi" de Francia<br />

(Comission de Réflexion sur l'Application du Principe de Laïcité dans la République).<br />

La emancipación laica: principios y valores, pp.191-195.<br />

2.- Dr. Javier A. González Vega.<br />

Profesor Titular de Derecho internacional público y relaciones internacionales. Universidad de Oviedo. Miembro del<br />

IEPC.<br />

¿La carga del hombre blanco? acción exterior, derechos humanos y desarrollo en las actuaciones recientes de la unión<br />

europea, pp. 197-244.<br />

3.- Alberto Hidalgo Tuñón. Profesor de Sociología del Conocimiento de la Universidad de Oviedo.<br />

Director en Asturias del IEPC, pp. 245-305.<br />

“Codesarrollo” como regla operatoria para la cooperación al desarrollo<br />

4.- Rocío Calderón García. Profesora Investigadora del Departamento de Estudios Internacionales del Centro<br />

Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.<br />

El fenómeno migratorio mexicano en el marco del proceso de globalización e interculturalidad mundial, pp. 307-317.<br />

5.- Carlos Rafael Rodríguez Solera, Graciela Amira Medécigo Sep, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo-<br />

México.<br />

Aspectos jurídicos, políticos e institucionales de la educación a niños trabajadores migrantes en Mexico, pp.319-347.<br />

6.- Yolanda Villaviciencio Mapy. Presidenta de AESCO-España, Álvaro Ruge. Presidente de AESCO-Colombia.<br />

Propuesta para la integralidad del anteproyecto de ley sobre migraciones desde el contexto del codesarrollo. Aesco<br />

Colombia, pg. 349-355.<br />

QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo<br />

Un ejemplo de las dificultades para leer un texto de Filosofía en SelectividadJulián Arroyo Pomada, pp. 357-391.<br />

ABSTRACT<br />

RESUMEN


FILOSOFÍA Y LITERATURA<br />

PROPEDÉUTICA. Por Javier López Alós, pp. 393.<br />

FOROFOS DE ONÁN. Por Javier López Alós, pp. 395-402.<br />

DE HIPONA A NUEVA YORK. Por Javier López Alós, pp. 403-404<br />

«Bitácora: Fragmentaria 1, Pp. 405-415. » por Pelayo Perez<br />

EL TONEL DE DIÓGENES<br />

Humoremas ecológicos y naturalistas, pp. 417-425. Por Antonio José López Cruces.<br />

ESCAPARATE DE MIRADAS sección dirigida por Javier González Fernández<br />

Presentación, pp. 427-430.<br />

crítica de libros<br />

RENAUD BARBERAS. DE L’ÊTRE DU PHÉNOMÈNE Sur l’ontologie de Merlau-Ponty. Ed. Jérôme Millon, 2001 (<br />

1ª ed. 1991), por Pelayo Perez, Pp. 431-433.<br />

MASIÁ CLAVEL, J., Tertulias de bioética. Manejar la vida, cuidar a las personas. Trotta, Madrid, 2006, 248 pp. Por<br />

José A. Martínez Martínez, pp.435-439.<br />

Hannah Arendt, anatomía del totalitarismo. Silverio Sánchez Corredera. (Con motivo del centenario de su nacimiento,<br />

en 1906, y de la publicación de Hannah Arendt. Una biografía, de Elisabeth Young-Bruehl, Editorial Paidós, 2006),<br />

pp.441-447.<br />

Comentario sobre Pensadores políticos contemporáneos,de Bhikhu Parekh (Alianza, 2005), por Silverio Sánchez<br />

Corredera, pp.449-454.<br />

Eric Berne. Teórico de la comunicación. Felicísimo Valbuena de la Fuente (editor), Fundación General Universidad<br />

Complutense de Madrid, Madrid, 2006, 383 págs., por Antonio José López Cruces, pp. 455-469 .<br />

En torno a Alfa y omega. Polemica<br />

Alfa y omega: Nacer y morir en Asturias. Alfonso Fernández Tresguerres. Oviedo, <strong>Eikasia</strong>, 2006, 255pp., por Alberto<br />

Hidalgo Tuñón, pp. 471-479.<br />

Sobre Alfa y Omega. Reflexiones a propósito de una reseña. Alfonso Fernández Tresguerres, pp. 481-499


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

Para una teoría de la justicia, V. La Ley.<br />

Dr. Silverio Sánchez Corredera. Gijón<br />

I. El camino ya recorrido.<br />

Para avanzar en el tema de la Justicia, hemos de proceder ahora con la Ley. Pero es<br />

preciso recordar los peldaños ya recorridos, para que podamos entender desde qué<br />

perspectiva y bajo qué acepción ya dada, decimos «Ley». En los cuatro artículos que<br />

preceden a éste 1 , hemos apuntado la siguiente idea: que la Justicia es una «realidad»<br />

compleja que resulta, a su vez, de otras «realidades» también complejas: la Igualdad y<br />

la Ley. Estas realidades las concebimos, como puede constatarse, tanto en términos de<br />

«devenir» como de «ser», es decir, tanto en sentido funcional como sustantivo, y se<br />

rigen según el estatuto ontológico que le es dado a los «objetos» que constituyen el<br />

«mundo de los valores». Pero estos valores no son aprióricos en sentido «espiritual» o<br />

preoperacional, porque no pueden sino resultar de las operaciones y relaciones<br />

humanas, donde se constituyen. De ahí, entre otras razones, que la Justicia no sea sólo<br />

el resultado de la Ley y la Igualdad -como si éstas estuvieran llamadas a entreverarse<br />

per se- y que sea preciso que se activen procesos de «lucha y defensa de la Justicia» que<br />

encuentra su lugar de constitución institucional más en el campo moral que en el<br />

estrictamente ético o en el político. De este modo, venimos estableciendo las siguientes<br />

correspondencias (véase cuadro inmediato abajo) con la clasificación de los cuatro tipos<br />

de totalidades que estamos utilizando como criterio organizador: las totalidades<br />

1 Vid. «Para una teoría de la Justicia, I, II, III y IV», <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, nº 1, noviembre de 2005<br />

(PTJ-I); nº 3, marzo de 2006 (PTJ-II); nº 4, mayo de 2006 (PTJ-III) y nº 7, noviembre de 2006 (PTJ-IV). En el<br />

artículo anterior remitimos por error al nº 2 en lugar de al nº 3 al referirnos a «Para una teoría de la Justicia,<br />

II» (PTJ-II); lo sentimos.<br />

Dejamos aquí constancia, también, de que en «Para una teoría de la Justicia, III. El mundo de los valores» (nº<br />

4 de <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía), en el cuadro de la página 14 se han originado involuntariamente en la<br />

maquetación un signo de interrogación (?) en lugar de una flecha aclaratoria señalando el sentido de la<br />

relación<br />

-de la que se puede, en realidad, prescindir-<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 1


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

distributivas, atributivas, combinatorias y porfirianas; criterio organizador que no sólo<br />

se postula formalmente (artificial o metodológicamente, en exclusiva) sino porque las<br />

mismas realidades materiales a las que se refieren se conciben funcionando con esa<br />

lógica. Si bien, mientras que la demarcación formal es rígida entendemos las<br />

demarcaciones materiales con una dialéctica añadida que desborda (sin negarlo) el mero<br />

marco formal, precisamente por tratarse de realidades vivas.<br />

TEORÍA DE LA JUSTICIA<br />

TOTALIDADES<br />

Partes<br />

Propiedades del todo:<br />

DISYUNTIVAS<br />

DISTRIBUTIVAS<br />

T O D O S<br />

Propiedades del todo:<br />

CONJUNTIVAS<br />

PORFIRIANAS<br />

HOMOGÉNEAS<br />

[ÉTICA]<br />

Igualdad<br />

[MORAL PORFIRIANA]<br />

Defensa de una ideología encaminada a la<br />

Justicia<br />

(DJ)<br />

Partes<br />

CO<strong>MB</strong>INATORIAS<br />

ATRIBUTIVAS<br />

HETEROGÉNEAS<br />

[MORAL CO<strong>MB</strong>INATORIA]<br />

Lucha por la Justicia<br />

(LJ)<br />

[POLÍTICA]<br />

Ley<br />

2<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

En el artículo o capítulo primero de «Para una teoría de la justicia» propusimos la<br />

Igualdad, la Ley, y la lucha (LJ) y defensa (DJ) de la Justicia, en tanto criterios<br />

determinantes (y no meramente criterios constituyentes o integrantes). En el capítulo<br />

segundo hemos procedido a mostrar el lugar ontológico donde estos criterios determinantes<br />

tendrían sentido: en la capa pi, π –pneuma o espíritu- (capa que no se entiende nunca<br />

desligada de la capa phi, φ , o de la physis), «espíritu» que es hoy comúnmente traducido o<br />

asimilado a «cultura» pero que en nuestro caso pretende entender esta realidad como algo<br />

material y no como algo «espiritual» o preter-corporal o meta-corporal. En el tercer artículo<br />

avanzamos hacia el lugar concreto, dentro de esa capa pi (π), en el que han de ubicarse los<br />

conceptos de Igualdad, Ley y Justicia, que hemos esbozado a través de una teoría de los<br />

valores (o axioantropología, que se apoya en el «espacio antropológico» postulado por<br />

Gustavo Bueno), donde distinguíamos a) el lugar de producción de todo valor (el mundo de<br />

los valores o valores del «ser») y b) el lugar de condensación de algunos valores que son<br />

susceptibles de construirse como «deber-ser», los cuales pueden progresar a su vez a través<br />

de dos tramos: los valores simples (el «deber-ser» del «ser») y los valores <strong>completo</strong>s (el<br />

«deber-ser» del «deber-ser»), siempre entendidos como construcciones hechas realidad a<br />

través de operaciones materiales y corpóreas y de relaciones reales y sociales. Finalmente,<br />

en el capítulo cuarto, entramos a considerar el concepto de Igualdad, que entendíamos en<br />

primera instancia en su sentido ético; allí concluíamos que esta Igualdad no se agota, como<br />

nos parece obvio, en el campo de las relaciones distributivas sino que es preciso reconocer<br />

igualdades de cariz moral e igualdades de características políticas. Ahora bien, no es la<br />

Igualdad el componente lógico esencial del campo moral ni menos del político, mientras<br />

que sí lo era en las relaciones éticas, en tanto función operativa formal capaz de establecer<br />

el maximum de relaciones entre sujetos totalizados en la misma clase.<br />

En próximos capítulos nos tocará abordar qué se entiende por «lucha y defensa de la<br />

Justicia» en cuanto criterio operativo del campo moral, en el que distinguimos dos<br />

vertientes –nunca separadas sino todo lo contrario-: los fenómenos combinatorios morales<br />

[Mc] y los fenómenos porfirianos morales [Mp]. Ahora, tócanos encarar el problema de la<br />

Ley.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 3


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

II. La ley: norma política.<br />

II.1. Norma política frente a norma de la ciencia.<br />

Partimos de la correspondencia entre los conceptos de ley y de norma. Todo lo que<br />

es ley lo es en cuanto que es norma, si bien no todas las normas alcanzan el estatuto de ley.<br />

Una ley es una norma a determinada escala. ¿Qué escala?<br />

Hay una escala muy diversa de normas: estéticas, éticas, morales, políticas,<br />

económicas, utilitarias, estratégicas, religiosas, &c. Existen también normas de la ciencia o<br />

«científicas» en el momento que nos situamos en el espacio gnoseológico, que se compone<br />

de los ejes sintáctico, semántico y pragmático y este último de estos tres tramos:<br />

autologismos, dialogismos y normas. Las normas de la ciencia son, tal como yo las<br />

entiendo, aquellas que tienen la capacidad de completar a un nivel suprasubjetivo el eje<br />

pragmático, en cuanto se añaden a las ideas del sujeto gnoseológico qua tale subjetivo (los<br />

autologismos) y a las ideas intercambiadas en el seno de la comunidad científica (los<br />

dialogismos), qua tale intersubjetivas. El espacio gnoseológico tiene como función<br />

primordial delimitar aquello que entra dentro del conocimiento científico –bien a una escala<br />

fuerte bien débil, es decir a-operatoria o ß-operatoria- y aquellos otros saberes o<br />

ignorancias que no entran dentro del conocimiento científico. Este último caso es el que<br />

afecta a nuestra «teoría de la justicia», precisamente porque no se operan identidades<br />

sintéticas o porque el sujeto operatorio sigue siendo parte determinante y no meramente<br />

parte constituyente o integrante en el tramo esencial (del eje semántico) o en el eje<br />

sintáctico (del tramo de las relaciones) del proceso de conocimiento de verdades 2 . La<br />

«teoría de la justicia» que aquí venimos desarrollando, no aspira, de este modo, a<br />

establecerse como verdadera, en el sentido de una identidad sintética, pero sí pretende<br />

establecer un nudo de «cierre práctico» entre los componentes conceptuales suscitados tal<br />

2 Recuérdese que, según la teoría del cierre categorial desarrollada por Gustavo Bueno, el eje sintáctico está<br />

compuesto de términos, operaciones y relaciones; que el eje semántico está constituido por el tramo de las<br />

realidades fisicalistas, fenomenológicas y esenciales; y que el eje pragmático se compone, como hemos dicho,<br />

de los autologismos, los dialogismos y las normas.<br />

4<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

que sea capaz de soportar rutas capaces de circunnavegar el mundo de los valores y mostrar<br />

la suficiente consistencia o duración (que vendrá dado, en primer lugar, por la capacidad de<br />

superar las contradicciones) y el suficiente poder (en términos lógicos, validez) de<br />

imponerse a las rutas rivales, es decir, de contener mayor <strong>número</strong> de implicaturas<br />

coherentes o de conclusiones prácticas útiles respecto de las teorías con las que entra en<br />

colisión.<br />

De este modo las normas políticas no han de confundirse con las normas con las que<br />

opera la ciencia. Las normas de la ciencia son aplicadas por sujetos que parten ya de unas<br />

determinadas relaciones, aquellas que contienen identidades sintéticas, y de la coincidencia<br />

de estas identidades sintéticas con esencias o realidades que son reconstruidas en tanto<br />

verdades, en sentido gnoseológico. Pero las normas que no alcanzan a tener la «fuerza de<br />

obligar» propia del conocimiento científico no son, por ello, menos normas, sino que han<br />

de ser entendidas, ahora, no en el marco de relaciones esenciales verdaderas sino en el seno<br />

de la actividad genérica del ser humano, en tanto su obrar opera necesariamente en multitud<br />

de ocasiones bajo la guía de la conducta normada. Esta conducta normada es antes una<br />

«cuestión de hecho» que una «relación de ideas», siguiendo a Hume, o, si se prefiere la<br />

melodía racionalista, algo que ha de caer en el terreno de las «verdades de hecho» pero no<br />

en el de las «verdades de razón», si dejamos opinar a Leibniz. De facto, la conducta<br />

normada es una consecuencia de actividades exitosas anteriores, es decir es fruto del éxito y<br />

no de que pueda ser demostrada como verdadera. En todo caso, su verdad es su éxito, es<br />

decir que se trata de una «verdad» de carácter práctico fenomenológica y no de una verdad<br />

esencial teórico-práctica.<br />

Por tanto, lo que nos interesa resaltar, es que las normas políticas cobran su sentido<br />

en cuanto «fuerza de obligar» de carácter práctico efectivo, sin que sea preciso que su<br />

fundamento se establezca de modo consistente o verdadero y sin que importe en su<br />

finalidad el que entre a entreverarse o no dentro de una estructura de verdades. Si la esencia<br />

de las normas de las ciencias está promovida por la búsqueda de la verdad, la esencia de las<br />

normas políticas se estructura en torno a la idea de eutaxia o buen orden del Estado. Pero<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 5


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

¿es que las normas no científicas no están interesadas por la verdad? En modo alguno,<br />

aunque se trata de dos niveles de verdad distintos: la verdad de las ciencias consigue<br />

establecer relaciones entre los términos de una ciencia dada de nivel esencial, mientras que<br />

las «verdades no científicas» lo que consiguen son conexiones prácticas más o menos<br />

estables y duraderas entre los fenómenos de un determinado marco operativo sin poder<br />

estatuirse como verdades esenciales o, si se prefiere, eternas. La verdad de carácter teóricopráctico<br />

más parecida a la verdad científica es la «verdad filosófica». Ésta no se mide por la<br />

capacidad de transitar de los fenómenos a las esencias de las cosas (por ejemplo, del hecho<br />

de la reproducción de los seres vivos al establecimiento del ADN) sino porque transita de<br />

los fenómenos teóricos que representan las diversas doctrinas (científicas, religiosas,<br />

morales, &c.) a un nivel de ordenamiento «esencial» de segundo género, tal que en el<br />

«mundo de las ideas» ese ordenamiento consigue establecer conexiones ideales (symplokés)<br />

que pasan a ser irrenunciables (racionalmente) o que demuestran mayor durabilidad y<br />

aplicación (por tanto, fecundidad) que otros ordenamientos. Aunque la verdad filosófica<br />

puede conseguir verdades esenciales y no sólo fenomenológicas (es decir, aparentes,<br />

provisionales, circunstanciales o puramente experienciales), esas verdades esenciales lo son<br />

respecto de fenómenos de segundo grado y no respecto de los fenómenos de primer grado<br />

de los que se ocupa la ciencia. Los términos de las ciencias están conectados directamente a<br />

las cosas (el término H de la química hace referencia directa al hidrógeno realmente<br />

existente como cosa fisicalista), mientras que los términos de la filosofía están conectados a<br />

los saberes (como la jurisprudencia) o a prácticas de primer grado (como la gobernación)<br />

que trata de organizar teóricamente, y, así, hablar de «igualdad», «legal» o «justo» no es<br />

hablar de cosas sino de ciertas relaciones de segundo grado que se dan o no se dan entre las<br />

cosas.<br />

6<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

II.2 La norma política<br />

La Ley la entendemos como una norma que funciona políticamente 3 . Esta norma<br />

queda conformada en la conjunción de un cuádruple componente:<br />

a) Está formulada en sentido prescriptivo (a veces de modo oral y<br />

consuetudinariamente, pero la mayor parte de las veces de manera escrita) y dirigida<br />

a una clase completa de sujetos (los nacionales, los jubilados, los estudiantes, &c.).<br />

Es una norma prescriptiva.<br />

b) Está contenida en un código que reúne otras normas con las que entra en mayor o<br />

menor medida en relación. Es una norma codificada.<br />

c) Contiene una fuerza de obligar efectiva, en tanto funciona y en tanto es coactiva y<br />

punitiva si llega el caso (a través de la policía, el ejército, el sistema penal e<br />

instituciones diversas o a través de lo que Foucault llamaría las «estrategias de<br />

poder» y los «micropoderes» 4 ). Es una norma con fuerza de obligar.<br />

d) Se propone ordenar una actividad pública (o privada, cuando ésta tiene<br />

influencias colectivas) con vistas a la supervivencia de una sociedad concreta en su<br />

conjunto, en tanto que unidad política o en tanto que confederación de unidades<br />

políticas. Es una norma que impone un orden político.<br />

Otras normas, las de las ciencias o las de otros tipos de prácticas no estrictamente de<br />

escala política [P], como las normas técnicas o prudenciales o piadosas o estéticas (etc.), no<br />

contienen alguno de estos cuatro principios compositivos recién señalados. Las diferencias<br />

entre estas normas y las normas políticas vendrán dadas, sobre todo, por carecer aquéllas<br />

3 Ley, por supuesto, puede entenderse también como «ley de Kepler», «ley divina» o como «tengo mi propia<br />

ley», pero para ello, la ley en sentido político lo señalamos nosotros en mayúscula (Ley), en correspondencia<br />

con la mayúscula P, de política, como una de las partes del triplete E-P-M, dentro de la teoría ético-políticomoral<br />

en la que nos movemos.<br />

4 Recuérdese, fundamentalmente, FOUCAULT, Michel: Vigilar y castigar [1975], y también: Nacimiento de<br />

la clínica [1963], Historia de la locura en la época clásica [1964] e Historia de la sexualidad [1976, 1984 y<br />

s.], pero además, como marco de comprensión de la teoría del poder foucaultiana, en su perspectiva histórica<br />

y epistemológica: Las palabras y las cosas [1966] y La arqueología del saber [1969].<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 7


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

de la fuerza de obligar coactiva y punitiva y, en algunos casos, además, por carecer de la<br />

finalidad de un ordenamiento social global. Las normas políticas tienen su mayor afinidad<br />

con las morales, en cuanto éstas carecen de la fuerza coactiva y punitiva directa (cuando la<br />

poseen, la toman de su unión con la política; la Inquisición, por ejemplo, era un aparato con<br />

objetivos religiosos y morales pero su funcionamiento legal-punitivo era posible gracias a<br />

que se trataba a la vez de una institución política).<br />

II.3 La ley en Platón como paradigma de orden político<br />

El «anillo de Giges», el anillo que te hace invisible del que habla Platón 5 es<br />

esgrimido para poner a prueba el valor de la justicia en el contexto político o político-moral<br />

y no sólo en el ético-moral, puesto que consistiría en un artilugio (anillo) capaz de proteger<br />

al sujeto que lo posee para no ser castigado -o controlado- socialmente (en tanto que para<br />

ser castigado por los otros o por la sociedad ha de ser uno descubierto o visible). Giges pasa<br />

de ser un pastor a convertirse en el rey de Lidia y fundar una dinastía, gracias al anillo que<br />

le hacía invisible a voluntad. ¿Es posible la justicia sin el funcionamiento de las leyes y de<br />

verdaderas leyes? Esta es una de las líneas argumentales principales que Platón encara<br />

responder en La República:<br />

«Supongamos, pues, que existiesen dos sortijas como ésta, una de las cuales la disfrutase el justo y<br />

la otra el injusto, no parece probable que hubiese nadie tan firme en sus convicciones que<br />

permaneciese en la justicia y que se resistiese a hacer uso de lo ajeno, pudiendo a su antojo<br />

apoderarse en el mercado de lo que quisiera o introducirse en las casas de los demás para dar<br />

rienda suelta a sus instintos, matar y liberar a capricho, y realizar entre los hombres cosas que sólo<br />

un dios sería capaz de cumplir. Al obrar así, en nada diferirían uno de otro, sino que ambos<br />

seguirían el mismo camino. Con esto se probaría fehacientemente que nadie es justo por su<br />

voluntad, sino por fuerza, de modo que no constituye un bien personal, ya que si uno piensa que está<br />

a su alcance el cometer injusticias, realmente las comete. Ello, porque todo hombre estima que,<br />

particularmente, esto es para sí mismo, la injusticia le resulta más ventajosa que la justicia, en lo<br />

cual estará de acuerdo el que defiende la teoría que ahora expongo. Pues, verdaderamente, si<br />

hubiese alguien dotado de tal poder, que se negase en toda ocasión a cometer injusticias y a<br />

apoderarse de lo ajeno, parecería a los que le juzgasen un desgraciado y un insensato, aunque<br />

5 PLATÓN: La República, II, 359 y s.<br />

8<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

reservasen el elogio para sus conversaciones, temiendo ellos mismos ser víctimas de la injusticia.<br />

Esto es lo que puede decirse en tal caso.» 6<br />

De este modo, la justicia no sería posible en el reino de Giges, no tanto porque el<br />

injusto acabaría imponiéndose al justo sino porque el hombre justo no tendría ya razones<br />

para serlo. Si las acciones quedan impunes, si se pueden despreciar las leyes o las normas<br />

que rigen para el conjunto, entonces la justicia deja de ser un valor o, mejor dicho, su valor<br />

consiste en la apariencia no en la realidad («no conviene ser justo, sino sólo parecerlo» y<br />

«a juicio de los sabios “la apariencia vence a la realidad” y es “señora de la dicha”»).<br />

Pero obviamente esta no es la solución que satisface ni a Sócrates ni a Platón. Los hombres<br />

necesitan de la ciudad porque no se bastan a sí mismos. Sin embargo, una ciudad regida por<br />

la «ley de Giges» se haría inviable, por lo que es preciso defender la validez de las leyes<br />

que han de afectar a todos, como medida indispensable para la justicia. Es preciso que la<br />

«fuerza de obligar» se mantenga. ¿Cómo?<br />

El orden político no es aislable ni de los valores ético-morales ni de los valores<br />

«divinos», esos que enmarcan la naturaleza de las cosas, como su verdad. En razón de esto<br />

la injusticia no puede dejar de estar ligada a algún tipo de castigo, sea o no visible la acción<br />

punible. Si la lógica interna al campo político (la que propone, por ejemplo, Trasímaco)<br />

hace que sea preferible (más ventajosa) la injusticia a la justicia, la lógica que conecta la<br />

política con las consecuencias para-políticas que se derivarán pone en evidencia la<br />

inconsistencia de la injusticia, por cuanto contendrá secuelas necesariamente negativas. A<br />

pesar de las apariencias, la justicia reporta mayores bienes que la injusticia no sólo por<br />

«todo lo que de valor nos procuran» sino por su valor en sí mismo como lo es «la vista, el<br />

oído, la inteligencia, la salud y todos los demás bienes fecundos por naturaleza, y no ya<br />

por la opinión que merecen». El valor en sí mismo de las cosas se entreteje en Platón de<br />

modo natural con el valor propio de lo que es «divino»: se trata de encontrar la<br />

fundamentación más amplia posible, y ésta es la que Platón concibe partiendo de la<br />

contextura cultural de su tiempo. Lo que de un modo lógico está explicando, nos parece, es<br />

que cuando los fundamentos de una problemática se extienden más allá de los hechos<br />

6 Ibíd., II, 360.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 9


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

positivos (ventajas y desventajas de obrar justa o injustamente) y se busca la misma esencia<br />

de la cosa es cuando al hombre le cabe ponerse en la perspectiva de los dioses (lo que<br />

Espinosa denominó «sub specie aeternitatis»), unas divinidades que en Platón, por la<br />

presión que ejerce la razón filosófíca (más geométrica y menos mitológica) sobre la<br />

reciente teología, no puede mantenerse en el ámbito de la religión secundaria y ha de apelar<br />

a las características propias de una religión terciaria 7 que está en este tiempo despuntando 8 .<br />

De ahí que las dos primeras leyes que deciden dejar asentadas Sócrates y sus contertulios,<br />

Adimanto y Glaucón, sea que «la divinidad no es causa de todas las cosas, sino tan solo de<br />

las buenas» (primera ley) y que «la divinidad es enteramente simple y verdadera tanto en<br />

sus palabras como en sus obras. Ni se transforma, ni engaña a los demás, valiéndose de<br />

fantasmas, de discursos o de signos, tanto en sueños como en estado de vigilia» 9 (segunda<br />

ley). Resuelto el encuadre en que hay que concebir la justicia -en el sentido de que la<br />

injusticia sólo cabe ser valorada por sus consecuencias inmediatas mientras que la justicia<br />

lo es por sus consecuencias y fundamentos más remotos y generales- queda ahora por<br />

establecer que cuando la justicia/injusticia se aplica al hombre individual no se ve muy bien<br />

en qué consiste si no se considera a los hombres individuales definidos por las funciones<br />

que ocupan en el seno de la sociedad de la que dependen. Se hace preciso, pues, ver<br />

7 Sobre los conceptos de «religión secundaria» y «religión terciaria» vid. BUENO, G.: El animal divino.<br />

Ensayo de una filosofía materialista de la religión. Oviedo, Pentalfa, 1996.<br />

8 Ha resultado a veces enigmático, a veces chocante y a veces una medida excesiva y extrema que Platón haya<br />

querido controlar y censurar a los poetas en su ciudad ideal. Creemos que una de las claves que ayudarían a<br />

entender en qué sentido Platón tiene clara la necesidad de un control político sobre el poder de los poetas se<br />

comprendería si lo entendemos coordinado con el esfuerzo por superar y abandonar en la educación y en las<br />

costumbres ciertos rasgos de la religión secundaria, arbitrarios y antropomorfos, aquellos en que los dioses<br />

aparecen revestidos de vicios, pasiones e inclinados a la mentira; en lugar de estas características Platón<br />

propone para la divinidad caracteres excelsos como la de ser buenos por esencia y enemigos de lo falso,<br />

virtudes que se dan, pensamos, en el tránsito que se opera hacia una teología racional propia de una religión<br />

terciaria. El libro II de La República (376-383) –el tema prosigue también en el libro III y en muchos otros<br />

lugares de los diálogos platónicos- es una clara argumentación, nos parece, a favor de esta tesis, como puede<br />

verse en algunos fragmentos seleccionados: «En primer lugar hemos de vigilar a los que inventan las fábulas,<br />

aceptándoles tan solo las que se estimen convenientes […] Me refiero a todas aquellas fábulas que nos<br />

presentan a los dioses y a los héroes no como realmente son […] ¿no es una falsedad, y de las mayores, la<br />

que sin recato alguno narra los actos que Hesíodo atribuye a Urano y cómo cronos tomó venganza de él?<br />

[…] Se impondrá a los poetas la obligación de que sus relatos sean adecuados a [la ciudad]». Dada la<br />

importancia educativa y cognoscitiva que Platón da a las alegorías que pueden extraerse de la religión, su<br />

censura sobre los poetas puede verse fundamentalmente como una lucha contra el engaño; a día de hoy, sería<br />

parangonable, mutatis mutandis, con la condena que ha de hacerse de las supersticiones, pseudociencias y<br />

mágicas religiosidades.<br />

9 Los fragmentos que venimos citando corresponden al libro II de La República.<br />

10<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

claramente qué es la justicia en la ciudad antes que en cada ciudadano particular. Las letras<br />

ilegibles, por pequeñas, de lo que la justicia es, aplicada al alma individual, están grabadas<br />

en caracteres más gruesos y pueden contemplarse mejor tal como están escritas en la<br />

ciudad. Así lo expresa Platón, en términos de tamaño: diminuto e ilegible en el alma<br />

humana y más grueso y visible en la ciudad, pero obviamente no está proponiendo más que<br />

una comparación con intención didáctica y, si se ve el conjunto de la argumentación que se<br />

despliega desde el libro II hasta el VII y, después, volviendo a rebobinar hasta el X,<br />

podemos apreciar que lo que está defendiendo es que no podemos definir bien al individuo<br />

si no es en el seno de la ciudad y en función de ella.<br />

Según Platón, la justicia tiene que ver con las «relaciones mutuas» que entablan las<br />

distintas funciones necesarias para la supervivencia de la ciudad. Pero estas relaciones no se<br />

agotan en la pura subsistencia, como si al alimentar a los ciudadanos se tratara de una<br />

ciudad de cerdos. Los ciudadanos, si se atiende a sus necesidades particulares y no en sí a<br />

las de la ciudad en su conjunto, «necesitan» más que subsistir porque enseguida añaden a la<br />

supervivencia el lujo («manjares, bálsamos, perfumes, cortesanas y golosinas que colmen<br />

sus antojos»), las artes de la imitación como la de los poetas, rapsodas, actores y danzantes,<br />

y los artesanos de todos tipos. Por esta vía de crecimiento la sociedad deja atrás la vida sana<br />

ajustada a las necesidades más naturales y se adentra en la voluptuosidad y en las<br />

enfermedades que genera una vida regalada. Por tanto, Platón propone que estos excesos<br />

han de ser considerados como tumores pero que, como en todo caso, la ciudad tenderá a<br />

crecer y deberá defender su territorio e incluso ampliarlo, se hará necesaria una clase de<br />

guardianes al lado de la de los productores. Además de los artesanos y comerciantes es<br />

preciso en una ciudad que se forme un ejército profesional seleccionando bien por su<br />

velocidad, fuerza física, fogosidad y valentía a aquellos que mejor han de servir al oficio de<br />

defenderla de los enemigos; guardianes que han de ser modelados y educados según los<br />

valores de la ciudad. A todas estas características añadiremos para los guardianes perfectos<br />

–distintos de los guardianes auxiliares-, para los gobernantes de la Calípolis, el ser amantes<br />

de la sabiduría. Los guardianes son definidos por Platón como los que están entregados al<br />

oficio de preservar la ciudad, para lo que además de murallas son precisas las leyes (como<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 11


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

ya en su día había expresado Heráclito). Los guardianes perfectos son guardianes de las<br />

leyes:<br />

«Nuestra reprensión sería menor en el caso de los demás oficios; porque que los zapateros se<br />

envilezcan, se dejen corromper y finjan ser lo que en realidad no son, no encierra peligro para la<br />

ciudad; pero que los guardianes de las leyes y de la ciudad no lo sean verdaderamente, sino sólo en<br />

apariencia, puedes comprender que traería de arriba abajo la ruina completa de la ciudad, ya que<br />

esos guardianes son los únicos a quienes compete procurar la felicidad de todos.» 10<br />

La ley fundamental que el pensamiento político de Platón defiende es la del<br />

establecimiento de la justicia. La felicidad y la libertad quedarán definidas en función de la<br />

justicia y no al revés. Desde Platón a nuestros días puede decirse que siguen vigentes los<br />

modelos que se abrieron con él en el momento de elegir el objetivo último de la legalidad o<br />

el principio de legitimidad: a) la justicia entendida como un ordenamiento del conjunto<br />

social, que ha de imponerse sobre las inclinaciones particulares, no porque haya de quedar<br />

anulada la felicidad particular sino porque este bien se entienden en función de aquel otro,<br />

único capaz de dotar a la ciudad de una ley integradora. b) El ordenamiento del conjunto<br />

social que entiende que la justicia consiste en incrementar la felicidad, y, como es el caso,<br />

cuando ésta no sea general, en asegurar la felicidad de los que ya la han alcanzado, a la<br />

espera de que pueda ampliarse, en el mejor de los casos. Según el primer modelo tenemos<br />

una ciudad integrada que se ve precisada a recortar las formas de felicidad dañinas para el<br />

conjunto y a controlar, en consecuencia, las libertades individuales. Es la ley como justicia;<br />

y la justicia como ajustamiento, como trabazón de partes. Según el segundo modelo, el que<br />

critica y rechaza Platón, tenemos una ciudad que consigue satisfacer los deseos de algunos<br />

y que, por el deseo que los demás tienen todavía sin satisfacer, apela a la liberación<br />

(libertad-de) y a la felicidad como máximo afán personal y social. Es la ley como libertad y<br />

felicidad, y de ahí, derivadamente, la justicia como administración de libertades posibles y<br />

de felicidades plausibles. El primer Estado, el de la «justicia como ajustamiento» que<br />

defiende Platón, se propone la ley como un ordenamiento, como un orden. El segundo<br />

Estado, el de la «justicia administración» se propone la ley como el reequilibrio del<br />

inevitable desorden. La tesis platónica ordena la ciudad desde el principio rector de la<br />

10 La república, libro IV, 420.<br />

12<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

igualdad formal (todos los ciudadanos son susceptibles de poseer almas –funciones- de oro,<br />

plata o hierro-bronce), de carácter ético-moral, a la que le añade la desigualdad real, de<br />

carácter político, según la cual cada uno deberá ocuparse de aquello para lo que sirve, en<br />

función de que el alma sea de hierro, bronce, oro o plata. La tesis antiplatónica ordena la<br />

ciudad directamente en función de las desigualdades reales y pone como objetivo formal el<br />

derecho (si es el caso, de todos) a la libertad y a la felicidad.<br />

Para salir de este atolladero procedente de la propuesta dicotómica platónica, en la<br />

que parece que hay que elegir entre la opción ético-moral de la libertad y la felicidad (como<br />

garantes de la justicia) y, por otra parte, la opción político-moral de la ley (como garante de<br />

la justicia), proponemos en esta teoría de la justicia una delimitación lo más precisa posible<br />

de los distintos ámbitos que interrelacionan en la vida política, los ámbitos E-P-M, en sus<br />

tres vertientes de relación: la estrictamente P en tanto política-gobierno (P-P), la política<br />

que ha de coordinarse con las fuerzas morales (P-M) y la política que ha de encajar de<br />

algún modo sus principios con los de la ética (P-E).<br />

Sea como fuere, de Platón podemos aprender que hay dos modelos de ordenar<br />

políticamente una sociedad -que en realidad son el haz y el envés del único planteado en el<br />

mundo antiguo: uno bueno y otro malo- y que, en todo caso, ese orden viene dado a través<br />

de las normas principales que se reconocen como leyes. El modelo platónico, que de modo<br />

simplificado consiste en la defensa de la justicia como verdadero bien social, frente a<br />

cualquier otro modelo que siempre será malo, al defender antes que la justicia otros<br />

«bienes», mal llamados así, porque empiezan o acaban siendo modos de depravación<br />

social. El modelo platónico, asentado sobre la dicotomía razón/pasión es seguido, con las<br />

modulaciones convenientes y puesto al día, por Aristóteles, los estoicos, San Agustín y<br />

Santo Tomás. Modelo que volverá a reinterpretarse con Maquiavelo y con Hobbes, al<br />

ensayar éstos nuevas formas de composición entre la política (ahora, redefinida, en función<br />

del proceso histórico desde el que se reinterpretan los fenómenos) y los elementos éticomorales<br />

(asumidos y heredados de la tradición grecolatina y cristiana). Lo que nosotros<br />

estamos proponiendo por nuestra parte es una recomposición de la estructura en la que<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 13


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

estos componentes se integran entre sí, basándonos en las contribuciones tanto de la<br />

filosofía política antigua y medieval como en la de la modernidad. Dejando esto así<br />

enfocado avancemos ahora hacia la clarificación del lugar donde la fuerza de obligar se<br />

vuelve legítima. Recordemos que para Platón la última fuerza de obligar procedía, no de las<br />

leyes sino directamente del gobernante que era sabio. Pero aunque no llegue a abandonar<br />

nunca el esquema jerárquico en el que la verdad (el conocimiento) se impone sobre el poder<br />

de la ley, en la evolución que va de La República al Político y Las Leyes desiste de<br />

encontrar en el género humano una abeja reina capaz de dirigir el enjambre de la polis y<br />

propondrá un equilibrio de poderes en el que queda entrelazado el poder que debe dimanar<br />

del conjunto (democracia) del poder que ha de templarse a través de los que más saben<br />

(aristocracia); y, en todo caso, como columna vertebral del sistema, ahora que no es posible<br />

un monarca sabio, la ley como fundamento esencial de todo el sistema. Pero una ley que ha<br />

de interpretarse como el punto de equilibrio dentro de un juego de desequilibrios, en lo que<br />

tiene de positivo, pero, también, en el lado negativo, como un sistema rígido (el equilibrio y<br />

estabilidad que da la letra escrita, las leyes, los grámmata) que ha de ser dinamizado por la<br />

realidad del vivir y de las necesidades concretas.<br />

Cornelius Castoriadis ha profundizado en el punto de inflexión del pensamiento<br />

platónico que aparece en el Político y ha captado el problema del que hablamos de esta<br />

manera:<br />

«Así pues, por un lado tenemos esa imposibilidad: el hombre regio parakathémenos [el que se pone a<br />

la cabeza] es insostenible. Única solución, los grámmata. Pero, por el otro lado, segunda<br />

imposibilidad, esos grámmata están necesariamente y por esencia distantes de la realidad, son<br />

incapaces en cuanto tales de administrarla en detalle y de adaptarse a su evolución. Platón fue el<br />

primero que nos recordó, nos enseñó, nos desveló ese hecho. En consecuencia, si tenemos leyes,<br />

siempre existe la necesidad de colmar la brecha entre la abstracción de la ley y el carácter concreto<br />

de lo real. Y este punto es capital, porque a él, como ya indiqué, va a incorporarse toda la teoría de<br />

la equidad de Aristóteles en el libro V de la Ética a Nicómaco; y también resultará a continuación<br />

en la aequitas romana y luego en toda la teoría de la interpretación jurídica por los siglos de los<br />

siglos. Toda esta teoría, y toda la filosofía del derecho, se basan en estos dos parágrafos del Político<br />

y sus innumerables implicaciones.» 11<br />

11 CASTORIADIS, Cornelius: Sobre el Político de Platón [1999]. Editorial Trotta, Madrid , 2004, pág. 179.<br />

14<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

II.4 La ley como fuerza de obligar<br />

Concedido, históricamente, que ha de ser la ley quien articule el buen<br />

funcionamiento político, resta ahora trabar todas las piezas que en ella intervienen y<br />

determinar de dónde procede la fuerza de obligar y quién es capaz de ejercitarla<br />

correctamente.<br />

La política funciona en razón de múltiples normas o principios de actuación. Gaspar<br />

Melchor de Jovellanos lo ha expresado con mucho acierto:<br />

«Porque debe advertirse que el poder ejecutivo no se cifra solamente en la mera función de ejecutar<br />

las leyes, sino que se extiende a cuantas son necesarias para dirigir la acción común, esto es, para<br />

regir y gobernar la sociedad; y aun por esto tengo yo para mí que su más propia denominación<br />

sería la de poder gobernativo, porque es un poder vigilante y activo, que se supone incesantemente<br />

ocupado en el gobierno y conservación de la república. Por lo mismo, considerado en su propia y<br />

esencial naturaleza, abraza y supone funciones que de ninguna manera convienen al poder<br />

legislativo, y que no sin grande inconveniente se pueden reunir con él. Aunque las naciones se<br />

gobiernan según sus leyes, más que por ellas, se gobiernan por una continua, incesante serie de<br />

órdenes y providencias, que se refieren, no sólo a la ejecución de las mismas leyes y a su habitual<br />

observancia, sino a la dirección de la fuerza y a la administración de la renta del estado; a proveer<br />

a las ocurrencias eventuales que la conservación del orden y sosiego interior y la comunicación y<br />

seguridad exterior exigen; al nombramiento, dirección y conducta de los agentes que sirven al<br />

desempeño de sus funciones; y en fin, a la constante vigilancia sobre la conducta pública de los<br />

ciudadanos, cuya protección y defensa está confiada a su inmediata acción 12 »<br />

Toda una serie de principios, normas y exigencias de acción impelen al «poder<br />

gobernativo», siguiendo a Jovellanos, a ordenar, activar y mantener la sociedad política.<br />

Pretender que las leyes recubren todo el campo de la actividad política es ilusorio, porque<br />

no todo el poder legítimo –no digamos el ilegítimo- deriva de las leyes, en la misma medida<br />

que el poder ejecutivo no es un simple brazo ejecutor de lo que el legislativo y el judicial le<br />

señalan; de ahí que, acertadamente, Jovellanos prefiera hablar de poder gobernativo, como<br />

una denominación que delimita mejor la labor propia de este poder operativo 13 , en tanto<br />

12 JOVELLANOS, Gaspar Melchor de: «Notas a los Apéndices», en Memoria en defensa de la Junta Central.<br />

Tomo II. Apéndices. Edición de la Junta General del Principado, 1992, págs. 222-223.<br />

13 Gustavo Bueno distingue en el Primer ensayo sobre las categorías de las “ciencias políticas” tres ramas<br />

del poder: d) operativo, e) estructurativo y f) determinativo, que se cruzan con las tres capas del poder: a)<br />

conjuntiva, b) basal y c) cortical, dando lugar a los nueve modos de poder. En la capa conjuntiva -o aquella en<br />

la que se encuentra el núcleo del cuerpo de la sociedad política- (núcleo mínimo a partir del cual puede<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 15


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

que «ejecutar» es más restrictivo que «gobernar». Pero al margen de estas matizaciones de<br />

lo que comporta este poder que es el más nuclear de todos, ha de señalarse que la labor del<br />

poder ejecutivo o gobernativo necesita promoverse mediante el poder legislativo, ya sea<br />

porque ambos poderes recaigan en las mismas personas en los regímenes con «separación<br />

de poderes» poco diferenciados, ya sea porque ambos funcionen como dos poderes<br />

«independientes» y «separados». A estos dos poderes ha de añadirse el poder judicial, que<br />

tiene que ver con el cuidado por que se cumpla lo que está determinado según las leyes<br />

(poder determinativo) y que es un poder mediador entre el operativo (ejecutivo) y el<br />

estructurativo (legislativo) en tanto poder articulador y vigilante de que se «ejecute lo<br />

estructurado o marcado por las leyes», o sea, que cuida de que el legislativo y el ejecutivo<br />

no puedan ser poderes inanes o extraños entre sí en lo referente al imperio de la ley. Así es<br />

incluso en aquellos regímenes que tienen concentrados en una misma persona (monarca<br />

absoluto, emperador o déspota), aunque sólo sea porque cada una de estos tres poderes<br />

funciona formalmente con estructura propia y se irradia desde el gobernante centralizador<br />

hacia aquellos delegados que han de acometer las funciones legislativas y judiciales. Por<br />

decirlo con una fórmula provocativa, el poder judicial tiene como una de sus misiones<br />

hacer que el poder ejecutivo y el legislativo no lleguen a ser independientes real o<br />

totalmente (así que la independencia de la que hablaba Montesquieu 14 habrá que<br />

interpretarla siempre como una independencia relativa). La independencia y separación de<br />

poderes es una fórmula moderna que connota y pone de relieve la esencial diferenciación<br />

de funciones a ejercer en la capa conjuntiva del poder y que, señalando esto, promueve<br />

establecer un equilibrio conjunto entre los tres poderes nucleares de nuevo cuño y diferente<br />

al equilibrio del Antiguo Régimen. Lo más importante en el siglo XIX no es que finalmente<br />

aflore un poder legislativo «independiente» sino que ese poder cobra una nueva y más<br />

amplia representatividad social, y es esa representatividad en la medida en que funciona<br />

hablarse ya de sociedad política constituida, frente a la simple sociedad natural que no contiene este núcleo)<br />

encontramos los poderes a-d) ejecutivo (operativo), a-e) legislativo (estructurativo) y a-f) judicial<br />

(determinativo). En la capa basal (o económica) localizamos los poderes: b-d) gestor (operativo), b-e)<br />

planificador (estructurativo) y b-f) redistribuidor (determinativo). Y en la capa cortical (o de defensa y<br />

relación con el exterior) hallamos los tres poderes restantes: c-d) militar (operativo), c-e) federativo<br />

(estructurativo) y c-f) diplomático (determinativo). Vid. cuadro en pág. 324.<br />

14 MONTESQUIEU: Del espíritu de las leyes, [1750], Altaya, Barcelona, 1993.<br />

16<br />

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realmente la que se constituye como mucho más poderosa y menos manipulable por el<br />

poder ejecutivo.<br />

La fuerza de obligar de la ley deriva su «fuerza» de la zona donde el ejecutivo, el<br />

legislativo y el judicial se vuelven estables (fuertes) al formar entre ellos una intersección<br />

(una no independencia o, si se quiere, una «independencia recíproca»), al coincidir en sus<br />

funciones, coincidencia que es posible por el «imperio de la ley», es decir, porque el<br />

legislativo establece y promueve leyes (textos escritos, grámmata), porque el ejecutivo las<br />

ejecuta («textos» inscritos) y porque el judicial vigila, corrige y dictamina («textos»<br />

contextuados) sobre el funcionamiento del conjunto. La fuerza de obligar de la ley deriva<br />

su capacidad de «obligar» del mejor o peor funcionamiento efectivo de este sistema nuclear<br />

del poder. Tanto las leyes se incumplen, tanto el sistema nuclear del poder funciona mal.<br />

Pero como ya Jovellanos lo ha dejado apuntado, en el texto citado de la «Primera<br />

nota a los Apéndices» de la Memoria en defensa de la Junta Central, el poder no se agota<br />

en lo que las leyes contienen porque es preciso todo un dispositivo de actividades<br />

gobernativas que desbordan la mera letra impresa de la ley (con su espíritu incluido).<br />

¿Conforme a qué principio rector debe operar la recta actividad política? La respuesta la<br />

obtenemos de los análisis de Gustavo Bueno en el Primer ensayo sobre las categorías de<br />

las “ciencias políticas”: el principio rector de toda recta política es la eutaxia.<br />

III. La eutaxia: norma política de las leyes.<br />

Tomamos nosotros a la eutaxia como la «norma» de normas, como la norma política<br />

suprema de las normas o leyes de la sociedad política. Etimológicamente «eutaxia»<br />

significa «buen orden», buen orden del alma o buen orden del estado, en el sentido en que<br />

Platón habla de la justicia del alma o de la justicia del estado, como una armonía. En los<br />

textos de Aristóteles vemos este concepto de «buen orden» ya asentado. Gustavo Bueno lo<br />

toma de Aristóteles y lo articula dentro de su teoría política. Nosotros lo tomamos del<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

creador del materialismo filosófico para integrarlo en la «teoría E-P-M» y en la «teoría de<br />

la justicia» que de ella deriva.<br />

III.1. La eutaxia como concepto relativo de orden y de duración.<br />

Retomando los análisis de Gustavo Bueno (con el ánimo de conjugarlos con la<br />

aplicación en la que me estoy moviendo), diremos que el concepto de eutaxia se aplica<br />

exclusivamente a la sociedad política, a su buen orden. Como ha quedado ya apuntado más<br />

arriba, el cuerpo de una sociedad política está configurado por tres capas: la capa<br />

conjuntiva, la basal y la cortical. Estas tres capas se corresponderían globalmente, dentro<br />

del espacio antropológico, con las relaciones circulares, las radiales y las angulares,<br />

respectivamente 15 . El núcleo del cuerpo estará determinado por la capa conjuntiva, el lugar<br />

donde el poder se ejerce objetivamente en vistas a la eutaxia 16 ; pero sólo desde el<br />

formalismo puede pensarse que el poder depende del núcleo; desde el materialismo político<br />

ha de concebirse el poder desde la relación de las tres capas. Las relaciones mutuas entre el<br />

núcleo y las capas, así como entre las capas entre sí, constituye el campo intraestructural.<br />

Al concepto de eutaxia no le convienen atributos absolutos (justicia, democracia,<br />

solidaridad, paz) sino relativos y sincategoremáticos que sólo significan algo asociados a un<br />

contenido sobre el cual pueden ejercer funciones operatorias de, por ejemplo, crecimiento,<br />

mantenimiento o deterioro según curvas de evolución madurativas y, en el caso de que ese<br />

orden fracase, la distaxia correspondiente podrá abocar en la desaparición de esa sociedad<br />

política.<br />

15 Vid. BUENO, Gustavo: Primer ensayo sobre las categorías de las “ciencias políticas” [en adelante PEP],<br />

cuadro de la pág. 324 y explicaciones adyacentes. En lo sucesivo, dentro del apartado de la eutaxia, citaremos<br />

esta obra de Gustavo Bueno con citas no literales, aunque en la mayor parte de los casos muy literales.<br />

Pedimos disculpas si en el rastreo conceptual atribuimos al autor matices impropios. Procuraremos indicar (en<br />

primera persona o en un plural tenue), siempre que nos parezca oportuno, sobre los matices y derivaciones<br />

propias que nosotros extraemos pero que no estamos seguros de encajar a la perfección en la obra de la que se<br />

extraen. El objeto final de esta reelaboración, como puede constatarse, es aplicarla a nuestra teoría de la<br />

justicia.<br />

16 Vid. PEP, pág. 181.<br />

18<br />

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El protagonismo de la eutaxia ha de desempeñarlo necesariamente un grupo (o<br />

grupos) capaz de organizar el conjunto de la sociedad como sociedad política. Este grupo<br />

ha de estar en posesión de alguna prólepsis organizativa objetiva 17 .<br />

La eutaxia o distaxia de una sociedad se desarrolla en correspondencia recíproca de<br />

las eutaxias o distaxias de otras sociedades políticas, de modo que el orden o el desorden no<br />

procede sólo del interior sino además del exterior 18 , razón por la cual puede inferirse que si<br />

un régimen dura es porque posee eutaxia, posible desde su interior, pero que si no dura, no<br />

necesariamente es en razón de su distaxia sino que puede deberse a la influencia dañina<br />

exterior de otras sociedades políticas, que tienen su propia eutaxia 19 . En definitiva, la<br />

eutaxia es la verdad de la política 20 , lo que quiere decir que sin eutaxia no hay verdadera<br />

política, que la distaxia es la negación de la política y que, en consecuencia, el objetivo<br />

necesario de toda política es la eutaxia u orden duradero en el que una sociedad política sea<br />

viable; a partir de un siglo de duración -periodo en el que entra el desarrollo de un<br />

programa concreto con capacidad de tener pasado, presente y futuro- cabe hablar de<br />

duración eutáxica. No obstante, la duración no es la esencia de la política 21 , sino el orden, el<br />

buen orden. Sólo las formas rectas de las que hablaba Aristóteles (monarquía, aristocracia y<br />

democracia) son eutáxicas, y no las aberrantes (tiranía, oligarquía, demagogia), contra<br />

Trasímaco, porque éstas se alejan de la esencia integradora del quehacer verdaderamente<br />

político 22 .<br />

17 Vid. PEP, pág. 179.<br />

18 Ibíd., págs. 206-207.<br />

19 Ibíd., págs. 180 y 189.<br />

20 Ibíd., pág. 289.<br />

21 Ibíd., pág. 203.<br />

22 PEP, pág. 191.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 19


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

III.2. Perspectiva histórica de la eutaxia.<br />

El marxismo, el materialismo histórico, habla de infraestructura, pero el<br />

materialismo filosófico habla de intraestructura, como estructura interna constitutiva de la<br />

sociedad. Mientras que la intraestructura de una sociedad natural es convergente, la de una<br />

sociedad política es divergente 23 . La integración de las corrientes divergentes no por<br />

integradas quedan aniquiladas, pues su integración es estructural pero en la génesis<br />

histórica continúan con virtualidad divergentes 24 . Frente a la «sociedad natural» -prepolítica<br />

en la génesis de la historia- la eutaxia tiene que ver con programas complejos, aquellos que<br />

son esenciales para la supervivencia de la sociedad 25 . Desde su perspectiva histórica, el<br />

curso de las sociedades políticas ha de entenderse a través de la aparición y desarrollo del<br />

Estado 26 . Una sociedad natural da paso a una sociedad política cuando al lado de las<br />

divergencias colectivas se generan planes y programas capaces de reintegrar la<br />

desintegración natural sufrida 27 . El principio mismo de la variación del cuerpo de una<br />

sociedad política viene dado en función de la diversidad de capas -la conjuntiva, la basal y<br />

la cortical- y por las relaciones entre ellas 28 . El origen y motor de las transformaciones de<br />

unos modelos políticos en otros tiene lugar en la capa conjuntiva, pero en la medida que<br />

opera por las transformaciones dadas en las otras capas -basal y cortical-, como pudieran<br />

ser las transformaciones tecnológicas y las relaciones internacionales 29 . A su vez, los<br />

límites temporales de una sociedad política derivan de las estructuras extrapolíticas<br />

(sociales, culturales, &c.) de la propia sociedad 30 .<br />

23 Ibíd., vid. passim.<br />

24 Ibíd., págs. 220 y 221.<br />

25 Ibíd., vid. parte II, cap. I, § 4 y págs. 60 y 61.<br />

26 Ibíd., págs. 233, 235 y 236.<br />

27 Ibíd., pág. 172-173.<br />

28 Ibíd., pág. 229.<br />

29 Ibíd., pág. 218.<br />

30 Ibíd., pág. 206.<br />

20<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

III.3. La eutaxia como constitución política.<br />

La eutaxia supone una «buena constitución política», algo que va más allá de la<br />

mera «Constitución» como conjunto de leyes fundamentales, puesto que la Constituciónley<br />

depende del funcionamiento del núcleo de la actividad política en cuanto contiene al<br />

ejecutivo, al legislativo y al judicial, en la medida que estos tres poderes confluyen en esa<br />

zona de intersección que es la Ley. El reino de las leyes (positivas) es identificable al reino<br />

del Derecho, pero no todo en el poder de la política es cuestión de derecho, ya que queda<br />

todo aquello que es cuestión de hecho. La «buena constitución política» dependerá del<br />

Derecho, sí, pero sin duda también de un cúmulo de hechos: de la buena integración y buen<br />

funcionamiento de todo el cuerpo de la sociedad política, es decir del núcleo (legalgobernativo)<br />

pero también de las capas económicas (capa basal) y militares-diplomáticas<br />

(capa cortical); y no sólo de estas capas en el funcionamiento del poder que va de arriba<br />

abajo sino en el modo cómo las energías sociales que circulan de abajo arriba se entreveran<br />

con los poderes de la sociedad, y los retoman, los aceleran, los retardan, los tuercen y, en<br />

definitiva, los consienten, los potencian o los contrarrestan. La buena constitución depende<br />

de la capacidad que tiene el núcleo de la sociedad política para hacer girar en su torno a<br />

todas las diferentes capas del cuerpo de la sociedad 31 .<br />

La «buena constitución política» o eutaxia supone un programa de articulación del<br />

conjunto de una sociedad orientada al bien general, basado en el ejercicio del poder, que<br />

tiene la potencia de ser globalizador pero no totalizador, integrador pero no integral.<br />

Globalizador e integrador, es decir, que se ocupa del conjunto pero sin llegar a recorrerlo<br />

totalmente, porque la política se interesa por el conjunto global de todo lo que pasa a<br />

formar parte integrante de la red de poderes, pero sin agotar el campo social, sin totalizarlo<br />

y sin recorrerlo integralmente; su poder no llega a todas partes ni en todo momento 32 . La<br />

eutaxia consigue la cohesión (la «constitución»), aunque siempre se le escapan muchas<br />

cosas a la política, en el envés de su poder. No todo es política, aun cuando todo se dé<br />

31 PEP, pág. 180.<br />

32 Ibíd., vid. pág. 203.<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

dentro de la sociedad política; por eso, la política, no pudiendo ser totalizadora e integral,<br />

ha de coordinarse, para sobrevivir y para tomar de allí su energía, con todo el caudal de<br />

fuerzas que subyacen en la vida social y que todavía no han sido absorbidas por el poder y<br />

que, en muchos casos, no lo serán nunca; fuerzas que nosotros correlacionamos con las<br />

energía éticas y con las morales –en su función combinatoria o porfiriana-, como<br />

representativas de los modos lógico-materiales de componerse la realidad social, al lado del<br />

globalizador e integrador que representa la política; capacidad integradora que no ha de<br />

confundirse con un poder político neutral o aséptico 33 , porque sus programas están siempre<br />

trazados desde alguna parte hegemónica del conjunto social. El poder actúa empujando, sí,<br />

pero sobre todo orientando desde la distancia. El poder es la capacidad de influir<br />

causalmente en la conducta de los sujetos de su misma especie o de otra especie 34 y, para<br />

ello, no se ejerce sólo desde la fuerza física (etológica) sino desde la autoridad o fuerza<br />

social que tiene la capacidad de perdurar sin el dispendio de energía zoológica 35 . Un poder<br />

puramente etológico no resuelve más que ciertas relaciones que resultan ser cogenéricas<br />

entre los animales y el hombre, poder que solo metafóricamente puede interpretarse como<br />

político, como cuando se habla de la «política de los chimpancés» 36 , y aunque la política<br />

pueda recurrir a él incidentalmente, la esencia del poder político es trascendental a la<br />

sociedad de personas, transgenérico 37 , e inaplicable a la vida social animal. El poder<br />

político se diferencia del poder animal porque puede funcionar a distancia, en el espacio y<br />

en el tiempo, y, en este sentido, los «fines operis» del político tienen que circular al margen<br />

de los componentes psicológicos y etológicos, aunque no por ello tenga que ignorarlos 38 .<br />

Lo que despliegan los planes y programas eutáxicos son normas impuestas objetivamente,<br />

que tienen la capacidad de someter a los individuos psicológicos bajo normas no<br />

arbitrarias 39 .<br />

33 PEP, pág. 182.<br />

34 Ibíd., págs. 185 y 186.<br />

35 Ibíd., pág. 185.<br />

36 WAAL, Frans de: La política de los chimpancés, Alianza, 1993.<br />

37 PEP, pág. 188.<br />

38 Ibíd., pág. 277.<br />

39 Ibíd., págs. 189 y 190.<br />

22<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

III.4. Eutaxia y justicia.<br />

El «buen orden» político de la eutaxia no se confunde con la «justicia social»<br />

aunque entra en dialéctica con ella. Cuando el gobierno se orienta a los intereses<br />

particulares la eutaxia degenera en distaxia, y esta degeneración, aunque indirectamente,<br />

tiene que ver con la justicia social. Lo que tiene de bueno la eutaxia es su capacidad de<br />

mantenerse en el tiempo 40 y no su capacidad de distribuir bienes ético-morales, aunque esto<br />

en alguna medida resultará inevitable, porque aunque actúa desde una parte ha de dirigirse<br />

hacia el bien común 41 , si quiere ser orden de un todo complejo. Pero la relación entre<br />

eutaxia y justicia no puede pretender desarrollarse a favor de esta última, como si al orden<br />

político sólo le correspondiera la justicia, la paz o la democracia, porque de ser así, la<br />

funcionalidad de la política desaparecería y con ella cualquier sociedad eutáxica 42 , razón<br />

por la cual se comprende que muchas utopías pretendan retrotraerse a los tiempos<br />

prepolíticos, a sociedades primitivas naturales soñando futuros armónicos.<br />

Maquiavelo ha dejado claro que la «razón de Estado» ha de desvincularse,<br />

ampliamente, de las leyes morales 43 . Frente a la justicia social cabe hablar de «justicia<br />

política» en tanto en las relaciones de la sociedad se introducen igualdades que afectan al<br />

funcionamiento de las instituciones (pero no igualdades que recreen relaciones entre<br />

individuos concretos) y en tanto que determinadas igualdades afectan a los sujetos<br />

abstractos (los votantes en tanto votantes) 44 pero sin comprometerse en igualdades de tipo<br />

personal, que exigiría tener en cuenta no sólo su ser numerable (igualdad de los miembros<br />

sumandos en el plebiscito) sino además la «igualdad común denominador cualitativo»<br />

resultado de las diferencias que constituyen a cada cual. La justicia -política o socialsupone<br />

la igualdad dentro de una clase 45 . La justicia política aparece en la relación entre los<br />

40 PEP, pág. 182.<br />

41 Ibíd., pág. 191.<br />

42 Ibíd., pág. 206.<br />

43 Ibíd., pág. 227.<br />

44 Ibíd., pág. 219.<br />

45 Ibíd., pág. 217.<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

términos de la capa conjuntiva (eje circular) como relación en sus tres poderes (legislativo,<br />

ejecutivo y judicial), como igualdad entre los términos del poder ejecutivo entre sí, o los del<br />

legislativo o judicial 46 .<br />

La igualdad política generadora de eutaxia encuentra uno de sus límites de<br />

maduración en el modelo de justicia homogéneo de las constituciones democráticas, que<br />

son democracias formales 47 . Otro límite madurativo de una eutaxia de la igualdad lo<br />

encuentra en el individuo funcionando como término de las relaciones sociales, sin que<br />

mediaran las barreras de las clases 48 , sin embargo como son los grupos la parte formal<br />

primitiva de la sociedad política 49 y no el individuo 50 no sería consumable dicho límite.<br />

A pesar de la tensión entre eutaxia y justicia, no cabe hablar de justicia fuera de la<br />

sociedad política 51 ; en una sociedad natural cualquiera que podamos considerar en nuestro<br />

pasado, el orden convergente que se alcanza no cabe ser denominado justo, porque,<br />

pensamos, ese orden no promueve relaciones entre iguales sino que ordena la actividad<br />

social para que pueda repetirse indefinidamente. Mientras que en la pervivencia de la<br />

sociedad política nunca cesa la navegación en el mar de las divergencias, en la pervivencia<br />

de la sociedad natural se transita por el río de la convergencia, pero esta convergencia no es<br />

lo mismo que igualdad, no es lo mismo que justicia. No hay un tiempo original imparcial,<br />

igualitario, y no deja de ser un desenfoque aunque sea planteado como hipótesis, al modo<br />

de Rousseau y de Rawls 52 . La justicia propiamente puede operar, creemos, sólo sobre un<br />

fondo de injusticias –no debe confundirse, no obstante injusticias con diferencias, ni tan<br />

siquiera con desigualdades, porque no toda igualación es justa (aunque sí es verdad que<br />

toda justicia es una manera de igualación)-.<br />

46 Ibíd., pág. 217.<br />

47 Ibíd., págs. 218-219.<br />

48 PEP, pág. 218.<br />

49 Ibíd., págs. 53 y 54.<br />

50 Ibíd., pág. 363.<br />

51 Ibíd., pág. 217.<br />

52 Ibíd., pág. 214.<br />

24<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

Las partes que ensambla la eutaxia son partes fundamentalmente heterogéneas,<br />

como corresponde al carácter atributivo de la política, y, así, se trata de ordenar a los<br />

individuos a la vez que a las instituciones y a la vez que a los grupos. La justicia, que es un<br />

orden de otro género opera buscando homogeneidades, y, de ese modo, trata de igualar<br />

individuos con individuos, instituciones con instituciones, grupos con grupos, &c. 53 .<br />

IV. Nexos entre la política y la ético-moralidad (E-M)<br />

Vistas las esenciales distancias entre la política y el mundo de los valores éticomorales,<br />

vistas las diferencias entre la eutaxia y la Justicia, ¿cabe pensar algún puente<br />

estable que una ambas riveras?<br />

La «cosa política» lo que busca es poner a salvo el barco, aunque en ese intento<br />

perezcan algunos marineros, los valores éticos sitúan en lo más alto la preservación de la<br />

vida de los sujetos y para guiarse en ese esfuerzo miden los problemas y las tensiones entre<br />

unos y otros con la regla de la igualdad. En un territorio que no es ni como el primero ni<br />

exactamente como el segundo, los sujetos se encuentran agrupados, asociados, metidos en<br />

empresas colectivas de distinto signo, luchando cada cual por lo suyo, por lo «nuestro»<br />

frente a lo vuestro. Y todo esto es inevitable, porque los que pretenden sustraerse a los<br />

bandos, a las patrias o al interés por el otro, en realidad no llegan a conseguirlo nunca;<br />

pueden llegar a taparse los ojos.<br />

La eutaxia [P] y la Justicia del campo extrapolítico se rigen según normas diferentes<br />

que no son reductibles la una a la otra. La Justicia se predica de contextos éticos en tanto en<br />

ellos refluyen relaciones de igualdad con capacidad de institucionalizarse. La Justicia se<br />

predica, fundamentalmente, de contextos morales, en tanto que lógica normativa de<br />

ajustamiento entre las partes contendientes, cuyas normas debe conjugarlas con los valores<br />

éticos, por una parte, y con las leyes políticas, por otra. ¿Es extraña per se la política a la<br />

53 Ibíd., vid. págs. 210-211.<br />

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Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

Justicia?, es decir: ¿puede la eutaxia fraguarse a través de leyes injustas? La eutaxia puede<br />

ir, y va de hecho muchas veces, en contra de determinadas líneas justas (quebrándolas,<br />

reteniéndolas), porque la fenomenología eutáxica recorre sentidos contrarios a la<br />

fenomenología de la Justicia; pero el sentido global de la eutaxia no puede repelerse con el<br />

sentido general de la Justicia; eutaxia y Justicia coinciden esencialmente en sus estructuras<br />

de sentido general aunque diverjan en muchos de sus recorridos esenciales. La eutaxia<br />

podrá validar cualquier medio si se consigue el fin, pero el fin ha de ser bueno (o, al menos,<br />

no ser malo) no sólo en sentido político sino también en sentido ético-moral. La eutaxia no<br />

se concibe si no se persigue el «bien común», y aunque este «bien» posee características<br />

distintas a las del «bien» ético-moral, ambas coinciden en que esos bienes han de ser<br />

«comunes»; de modo que como entre las partes componentes de la política, de la moral y<br />

de la ética figuran los individuos, esa «comunidad» o intersección de conjuntos a la que<br />

obligan los sujetos corpóreos prolépticos es la que exige que sean conjugables, del modo<br />

que sea, los distintos bienes e-p-m que entran en las relaciones circulares. La ética está<br />

impelida a lo común, la moral está dirigida a lo común y la política se debe a lo común, éste<br />

es el lugar donde a pesar de todas las divergencias no tienen más remedio que coincidir. Lo<br />

que haya que distribuir, lo que haya que ajustar al conjunto o a los conjuntos y lo que haya<br />

que legislar y gobernar para todos podrán ser componentes malos o buenos, por tanto,<br />

aquello en lo que coincidirán esencialmente la ética, la moral y la política será en aquellos<br />

componentes buenos que puedan compartir en sus planes éticos, en sus proyectos morales y<br />

en sus programas políticos. Y este ajustamiento es, justamente, aquello en lo que consiste la<br />

Justicia, en el sentido de nivel o cota alcanzada de justicias (justicias materiales en un<br />

momento dado) en una sociedad política concreta dentro de la curva de resolución de<br />

valores, resultado, a su vez, de la dialéctica de las tres curvas e-p-m (las que en función de<br />

su lógica propia tienen su particular desarrollo, aunque nunca aislado).<br />

El objetivo común en el que coincide el triplete e-p-m es en los bienes referidos al<br />

sujeto corpóreo proléptico. En tanto este sujeto es parte formal primitiva (constituyente) de<br />

la ética y también parte formal (no primitiva) de la moral y de la política, la estructura<br />

formal en la que coincida el triplete vendrá dada por criterios éticos, en cuanto son éstos los<br />

26<br />

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más elementales. Pero como lo formal no «es», realmente, sin una materia correspondiente<br />

(tan material es un individuo como una reunión piadosa de fieles como un batallón de<br />

soldados alineados para el ataque), las coincidencias no podrán quedar reducidas al ámbito<br />

de los fines basados en el individuo, porque nos moveríamos a una escala constituyente de<br />

la sociedad pero no integrante de una sociedad y menos a una escala determinante de lo<br />

bueno para la sociedad. Lo social no se agota en los individuos distributivos ni en su suma<br />

numérica (agua para una población de un millón de habitantes), es más que eso; porque<br />

cuando, por ejemplo, se prohíben los partidos políticos, no se está destruyendo a ningún<br />

individuo por ello, pero sí se están imposibilitando determinadas relaciones y la promoción<br />

de las ideas que un grupo representa. Tan material es el individuo que ha de beber agua<br />

como el grupo que ha de coordinarse para determinadas acciones (una de ellas, por<br />

ejemplo, conseguir agua potable pero también localizar el lugar idóneo donde ha de ponerse<br />

una antena que ha de suministrar señales a todo un territorio). Así pues, no hay que pensar<br />

que lo único material es el sujeto de carne y hueso y que todo lo demás son formalismos<br />

que han de ser puestos a su servicio; quienes sólo ven sujetos de carne y hueso, adolecen de<br />

un nominalismo -defensor de lo singular- que confunde lo real (de las relaciones sociales)<br />

con el sujeto orgánico biológico, porque se mueve siempre primando, seguramente, la<br />

lógica distributiva sobre la atributiva. Los grupos morales y los grupos de poder político no<br />

son meras estructuras formales, son realidades materiales que hacen posible que<br />

determinados elementos se den o no se den en el curso de las relaciones humanas.<br />

De este modo, los criterios mínimos constituyentes (los elementos más simples que<br />

nunca han de faltar) han de tender a preservar los bienes éticos, pero los «criterios<br />

conjugados» e-p-m no sólo constituyentes, sino integrantes y determinantes del bien social<br />

(la Justicia) vendrán dados por la consecución efectiva de bienes (conocida generalmente ex<br />

post facto) que contengan un tramo eutáxico que funcione necesaria o muy probablemente<br />

con un tramo normativo moral justo, que a su vez funcionen dentro de la dialéctica de la<br />

igualdad, que en su foco más primitivo dimana de la ética. La eutaxia de la política [P]<br />

vertebra toda la vida social y le da unidad, pero ni la vida social se agota en ser eutaxia ni<br />

ésta lo recubre todo. Las relaciones sociales de los animales racionales ordenados bajo<br />

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algún tipo de eutaxia se entrelazan de muy distintas formas, pero una de ellas de carácter<br />

estructural avanza, se teje y desteje, bajo el criterio de la Igualdad, fundando relaciones<br />

éticas a la escala de los cuerpos y relaciones morales a la escala de los grupos.<br />

La Justicia es, pues, un «bien social general» resultado de una confluencia de tramos<br />

eutáxicos [P] y tramos de igualdad [P-M]. Estas confluencias se dan en el curso de los<br />

múltiples procesos puestos en marcha de carácter político, ético y moral, de un modo<br />

inercial, por el propio dinamismo que arranca desde una escala meta-intencional, suprapsicológica,<br />

de carácter objetivo más que subjetivo, por la fuerza de los «fines operis» más<br />

que de los «fines operantis». Ahora bien, estos dinamismos atributivos no dejan de estar<br />

continuamente operados por sujetos prolépticos distributivos que actúan desde alguna<br />

institución (ya sea política, ética o moral) o por sujetos «homo machina» distributivos (ya<br />

sean pre-éticos, pre-morales o políticos). Pero, además, la Justicia como «bien social<br />

general» debe su existencia funcional no sólo a determinadas consecuencias de la eutaxia<br />

transformada en bienes particulares distribuidos e igualadores, a través de contenidos de<br />

«bien común», sino que debe su existencia a todos aquellos planes éticos y proyectos<br />

morales que sirven de energía para que funcione la eutaxia, para que funcione en un grado<br />

mayor que otro dado y para que funcione con unos contenidos optimizados de componentes<br />

ético-morales. Así pues, no hay Justicia sin actos personales de fortaleza y generosidad, no<br />

hay Justicia sin grupos que multipliquen y unifiquen los esfuerzos dispersos y no hay<br />

Justicia si en el Estado eutáxico no hay un funcionamiento de las leyes que cumpla con la<br />

función globalizante del Derecho (la tendencia de las leyes a aprehender a todos bajo su<br />

poder), y todo ello, a su vez, filtrado bajo el criterio de la Igualdad, lo que hace que se<br />

extienda o se mantenga el campo de los valores éticos, el campo de la justicia social y la<br />

isonomía o igualdad efectiva de todos ante las leyes. Ahora bien, estos objetivos<br />

igualitarios chocan con cuatro límites:<br />

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1) El límite básico con el que topa por «abajo». Choca con la no igualdad de los<br />

sujetos humanos en cuanto que son máquinas distintas 54 .<br />

2) El límite que viene dado por las diferencias interpersonales imborrables. Los<br />

objetivos igualitarios chocan con la no igualdad «absoluta» de los sujetos humanos en<br />

cuanto diferentes como personas (en la medida que ser persona es un «hacerse» y un valer,<br />

un valer mayor o menor personal, que está en función del «hacer» –el hacer del facere y del<br />

agere- en el contexto de una sociedad política), lo que induce a un continuo<br />

replanteamiento de la justa distribución (de bienes, desde los económicos hasta los de<br />

prestigio) que ha de hacerse no sólo cuantitativamente («a todos lo mismo») sino también<br />

cualitativamente («a cada cual según la potencia de que es capaz»).<br />

3) El límite que viene dado por las dificultades en la conexión entre los ámbitos<br />

éticos, de un lado, y, de otro, los políticos y morales, debido a lógicas distintas subyacentes.<br />

El tercer límite con el que chocan los objetivos igualitarios viene dado porque no todo lo<br />

que ha de ser distribuido alcanza la escala de las personas unipersonales (en su nivel ético)<br />

sino que muchos bienes sociales están dirigidos a los grupos, bien a los grupos personales<br />

(morales) o a los grupos institucionales (políticos). (No queremos decir que los grupos<br />

morales no sean instituciones 55 o que los grupos políticos no estén compuestos de personas,<br />

sino que los grupos morales no pueden sustraerse nunca de los objetivos referidos a<br />

personas y que los grupos políticos pueden funcionar, y funcionan de hecho, como<br />

instituciones «objetivas» liberadas en un alto grado del componente subjetivo personal).<br />

Esta distribución de bienes (de carácter distributivo respecto de las instituciones grupales<br />

pero de carácter atributivo respecto de las personas) no puede ser igualitaria en el sentido<br />

ético, pero se abre paso a través de otro plano de Igualdad en los niveles morales y<br />

políticos. ¿Cuál es el criterio que hace, en el nivel atributivo –atributivo puro o atributivoporfiriano<br />

o atributivo-combinatorio-, que pueda hablarse de Igualdad moral o política? El<br />

criterio no es ya la Igualdad entre los seres humanos, de modo directo, pero sí lo es a<br />

54 Aclaramos en otro lugar el concepto de «homo machina».<br />

55 Para el concepto de institución, vid. Gustavo Bueno: «Ensayo de una teoría antropológica de las<br />

instituciones», El Basilisco, Segunda época, nº 37, julio-Diciembre 2005, págs. 3-52.<br />

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distancia, en la medida que tanto más moral o tanto más eutáxico será un objetivo cuantos<br />

más nexos consiga establecer con los valores éticos, sin olvidar que ese objetivo no se agota<br />

en su ser ético. Procederá seguir hablando de Igualdad lo mismo para los fenómenos éticos<br />

que para los morales y políticos en la medida que los componentes «primitivos» éticos<br />

transitan los tres ámbitos, de modo directo (inter-corpóreo) o a distancia (me tacorpóreo), en<br />

los procesos que van de abajo arriba, desde la sociedad civil al Estado institución, pasando<br />

por los grupos morales. Y en los procesos que van de arriba abajo, los procesos marcados<br />

por el poder, cabe también hablar de Igualdad e-p-m por cuanto una eutaxia que no enlaza<br />

de alguna manera con la justicia social deja de ser eutaxia y porque una justicia social no<br />

puede ser tal si no afecta positivamente al mantenimiento y desarrollo de los valores éticos.<br />

4) El límite cumbre con el que topa por «arriba». El cuarto límite con el que chocan<br />

los objetivos igualitarios lo encontramos en las mismas estructuras morales y, sobre todo,<br />

políticas en cuanto lo que buscan no son las igualdades sino las desigualdades. En la<br />

medida que la moral de los grupos va unida a valores éticos <strong>completo</strong>s se tensiona según un<br />

vector universalizador -y en esa medida también con componentes igualadores-, pero en<br />

cuanto la moral de los grupos representa la defensa de unos intereses e ideales frente a otros<br />

no puede, por definición, buscar la Igualdad (que funciona universalizadoramente) sino los<br />

partidismos (que funcionan posicionalmente). La moral se mueve bajo la combinación de<br />

dos criterios, el de la supervivencia de los grupos (criterio partidista, posicional) y el de la<br />

justicia social en tanto la supervivencia se canaliza a través de planes igualadores; cuando<br />

la moral no opera bajo su criterio <strong>completo</strong> -igualador- sino sólo bajo su criterio simple de<br />

supervivencia del grupo, entonces, en esa medida, los fenómenos morales son un límite<br />

para la Igualdad. Esto mismo se recrudece al máximo cuando nos situamos a la escala de<br />

los fenómenos políticos: la administración de los asuntos públicos pretende que funcione el<br />

conjunto del sistema social y en tanto opera con el conjunto debe poner entre paréntesis la<br />

lógica de las igualdades entre las personas; además, la posesión del poder desde donde se<br />

hace posible operar para el conjunto es, por definición, posicional y partidista, lo mismo<br />

que la lucha por la posesión del poder. En suma, la eutaxia de una sociedad política ha de<br />

transitar recorridos que no tienen en cuenta la justicia social ni las igualdades éticas, si bien,<br />

30<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

como hemos visto, en su sentido más global no puede sino tender puentes de conexión con<br />

la Justicia y con los valores éticos. En definitiva, resaltaremos en este cuarto límite, que la<br />

moral (en cuanto una moral única es imposible) no está interesada en todo sus objetivos por<br />

la Igualdad; y que la política (en cuanto supone un poder frente a otros, tanto internos al<br />

Estado como externos) no está interesada en la Igualdad.<br />

V. Dialéctica de los estados y dialéctica internacional en torno a la eutaxia y la<br />

Justicia.<br />

La política (P) contiene funciones que resultan extrañas a los objetivos éticos y<br />

morales; ahora bien, una política no puede ser eutáxica de espaldas a los valores éticomorales;<br />

debe componerse con ellos, la diferencia vendrá dado por el modelo de<br />

composición y por el <strong>número</strong> de conexiones establecidas.<br />

La acción política puede neutralizar, contrarrestar y negar los valores ético-morales<br />

en su conjunto, pero no una política eutáxica. Aunque una política eutáxica puede<br />

contradecirse, y de hecho se contradice, con valores ético-morales parciales, no puede<br />

negar su sentido general. Los programas políticos pueden no funcionar paralelos a los<br />

planes y proyectos ético-morales, pero el sentido general, el foco de atracción formal y<br />

límite de las operaciones trabadas en el ámbito político y en el ético-moral no puede dejar<br />

de ser homologable. No todo lo que es eutáxico es justo, ni todo lo que es justo es eutáxico,<br />

pero la eutaxia en su conjunto no puede ser injusta, del mismo modo que la Justicia en su<br />

conjunto no puede ser distáxica ni permanecer al margen de la eutaxia. La política deja de<br />

ser recta política si no contribuye en algún grado a la justicia, si no tiende puentes<br />

suficientes o si va contra el sentido general de la Justicia. La política sólo es recta política,<br />

política en sentido verdadero si es eutáxica. Y no puede ser eutáxica si niega el sentido<br />

general de la Justicia. Aunque la política y la ético-moralidad entran en una dialéctica que<br />

incluye contradicciones, el resultado general de sus operaciones no puede destruirse<br />

mutuamente. Pueden estar en desacuerdo en los medios y en los fines intermedios, pero<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 31


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

buscan el mismo fin global, en tanto la eutaxia y la Justicia interseccionan en un territorio<br />

que no es casual sino necesario y en cuanto no pueden negar la función atributiva global<br />

que constituye cada territorio. Pero esta correlación tiene un límite, porque pone en<br />

conexión la eutaxia de un Estado con la Justicia propia de un Estado concreto, pero no con<br />

la Justicia en sentido internacional.<br />

A la dialéctica interna de un Estado concreto hay que añadir la dialéctica de sus<br />

relaciones con los estados o naciones del entorno o del mundo globalizado. Las relaciones<br />

entre la «inter-eutaxia» (la que puede concebirse y desarrollarse dentro de organismos<br />

internacionales con verdadera efectividad política) y la «Justicia internacional» están<br />

llamadas a recorrer un camino similar al que en el interior de cada Estado guardan entres sí<br />

la Justicia y la eutaxia. El primer espejismo que hay que superar es creer que ambas<br />

estrategias puedan llegar a ser superponibles (por las mismas razones que las aplicadas para<br />

un Estado concreto, a las que hay que añadir las nuevas dificultades: cada Estado podrá<br />

caminar hacia un horizonte de Justicia internacional pero siempre desde su propia eutaxia,<br />

que entrará en contradicción, posicional y necesariamente, con otras eutaxias). La dialéctica<br />

que se proponga un mundo más justo, que es posible en la medida en que han surgido<br />

grupos en el interior de los estados, que han saltado en parte las barreras de los estados –por<br />

su carácter moral <strong>completo</strong>, y, en consecuencia, por su carácter ético-moral- y que han<br />

introducido medidas políticas en el interior de los estados tendentes a una «Justicia<br />

universal», que no pude ser otra cosa que la transitividad universalizadora de los valores<br />

éticos que un momento histórico tiene homologados y, por otra parte, la multiplicación de<br />

los puntos de contacto de los diversos círculos morales con vistas a su mutuo conocimiento<br />

y, en el límite, un conjunto de reglas políticas de juego limpio en el seno de organismos<br />

internacionales con capacidad de controlar esas reglas. A este último aspecto no llegamos<br />

sólo por la fuerza de los movimientos morales internacionales sino también por las<br />

exigencias que el propio equilibrio internacional de carácter cortical es capaz de generar.<br />

Nos referimos a las exigencias que marca la capa cortical –la defensa y la diplomacia- de<br />

cada uno de los estados dentro de un conjunto de países hegemónicos con capacidad de<br />

conformar políticas internacionales; póngase, por ejemplo, la Convención de Ginebra -o<br />

32<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

reglamentación para el estado de guerra y de la guerra internacional- continuamente<br />

transgredida pero de la que no se puede afirmar, probablemente, que su función sea<br />

despreciable. Los organismos internacionales podrán ser canalizadores nuevos –añadidos a<br />

las instituciones de ámbito estatal- de la dialéctica de las relaciones internacionales pero<br />

siempre serán lugares de encuentro donde se manifiesten los verdaderos potenciales<br />

políticos que radican en el seno de los estados y, en concreto de unos pocos (entre los<br />

aproximadamente doscientos del globo). Lo que cabe esperar es que la franja de los países<br />

poderosos se vaya ensanchando en virtud de su fuerza efectiva y que distintas áreas de<br />

intereses geo-económicos 56 comunes consigan articular relaciones inter-eutáxicas estables.<br />

Desde ahí y desde dialécticas similares podrá pensarse en desarrollar eso que puede<br />

denominarse «Justicia internacional». Pero esa línea evolutiva plausible deberá enfrentarse<br />

al continuo conflicto de intereses económicos -de carácter local, en tanto irradiados desde<br />

las distintas capas basales de los diferentes estados- y a los enfrentamientos que pueden<br />

consolidarse entre las distintas áreas geo-económicas en cuanto estas áreas puedan quedar<br />

amalgamadas en círculos culturales cerrados y mutuamente exclusivos. La dialéctica de las<br />

relaciones internacionales pasa por la dialéctica de los estados y de sus economías. Esto, a<br />

su vez, no depende sólo de las relaciones interestatales dos a dos, sino cada vez más, de<br />

organismos internacionales estables. ¿En qué momento el centro de gravedad podrá pasar<br />

de las decisiones tomadas en los estados fuertes a las decisiones tomadas en el seno de los<br />

mismos organismos internacionales? Dependerá, como es obvio, de que los nexos de los<br />

países coaligados vaya acompañada de unas relaciones inter-eutáxicas estables. El tema es<br />

si esta correspondencia entre coaliciones internacionales y relaciones inter-eutáxicas<br />

estables va a gestarse según el modelo de «gravitación fuerte económico-cultural» o débil,<br />

es decir, si determinados focos económico-culturales van a resultar unidos, unos frente a<br />

otros en disputa mutua y si uno de ellos o una coalición podrá imponer un orden intereutáxico<br />

internacional viable para el conjunto o si, en otro sentido, los diferentes focos<br />

56 Podemos tomar como paradigma de las relaciones geo-económicas las que se dieron en el seno de los<br />

países comunistas y en los países capitalistas respectivamente, que aunque ahora rotas, no se han recompuesto<br />

en una figura económica internacional uniforme, porque lo que la actual «globalización» económica hace es<br />

llegar, potencialmente, a todas partes, pero no, hasta el momento, unificar el mercado bajo un mismo y único<br />

modelo. Sigue habiendo zonas con relaciones económicas regidas por reglas propias y exclusivas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 33


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

económico-culturales van a mantenerse entre sí bajo nexos mixtos de unión y desunión:<br />

unión económica y desunión cultural, en unos casos, y unión cultural y desunión<br />

económica, en otros casos, sin que cuaje una o varias uniones económico-culturales<br />

estables, de modo que se imponga un tipo de relación difusa entre los estados («gravitación<br />

débil económico-cultural») dirigida fundamentalmente por los múltiples nexos económicos<br />

internacionales, dinámicos, perecederos y mudables. Los países siempre se relacionarán<br />

siguiendo la directriz de la gravitación fuerte, pero el tema reside en si la «gravitación<br />

fuerte» va a ser sólo de carácter económico (mínimo común denominador necesario en las<br />

relaciones internacionales), que entonces equivaldrá a una gravitación débil económicocultural<br />

o si será posible una gravitación fuerte en sentido no sólo económico sino también<br />

cultural. Y en este último caso, bajo qué modelo cultural, que equivale a decir: bajo qué<br />

modelo moral capaz de imponerse a otros modelos morales con planes de justicia de radio<br />

más universalizador.<br />

VI. La Ley en el contexto de la eutaxia, la Igualdad y la Justicia.<br />

La Ley, la eutaxia, la Igualdad y la Justicia tienen en común el ser normas<br />

prolépticas que incluyen un ortograma de largo recorrido. La eutaxia es la norma más<br />

global de la política. La Igualdad es la norma más global de las relaciones éticas, que no<br />

puede dejar de irradiarse a las relaciones morales y políticas. Las leyes son la norma de las<br />

relaciones políticas entre los ciudadanos y, además, las leyes tienen la capacidad de<br />

asegurar y consolidar las relaciones positivas político-morales y en un sentido más estable<br />

las ético-político-morales. La Ley, en tanto no sólo contiene el Derecho político (derecho<br />

positivo) sino que representa un conjunto de valores ético-morales (que nosotros no<br />

queremos llamar «derecho natural», por cuanto no estamos en la capa de la physis sino en<br />

la de la cultura) pone el punto de conexión necesario, con capacidad de funcionar de arriba<br />

abajo, entre la política y las esferas éticas y morales.<br />

34<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

Si la eutaxia es la norma de las leyes y ellas son una condición indispensable de la<br />

Justicia, ésta, a su vez, es la norma más global con capacidad de dirigir la dialéctica entre<br />

las distintas eutaxias (se entiende la «norma de derecho», porque la «norma» de hecho<br />

vendrá dada por los criterios de las relaciones económicas efectivas). Pero esta dialéctica,<br />

empeñada en definitiva en la universalización de los valores éticos, se ve necesitada, al<br />

nivel correspondiente, de nuevas leyes, si bien éstas, para que ejerzan como tales y no de<br />

meros «ideales legítimos» han de contener además del formato prescriptivo y codificado, la<br />

capacidad de ordenar una actividad pública internacional y la fuerza de obligar, sin la cual<br />

la ley no queda cerrada como tal.<br />

Las leyes son un producto político y cultural nacido para ordenar el interior de los<br />

estados y para consolidar como necesaria la unión entre la política y la ético-moralidad,<br />

pero el problema es que partiendo de la inercia cultural de irradiación de los valores de la<br />

Igualdad, en el momento actual, todavía no está resuelto si la legislación de radio<br />

internacional tendrá la capacidad de generar un puente de conexión estable y duradero entre<br />

los valores éticos universalizables y unas relaciones inter-eutáxicas estables.<br />

Los países distáxicos tendrán que tomar, prioritariamente, la senda de la eutaxia.<br />

Los países con un índice de legislación no suficientemente justa deberán profundizar por la<br />

senda de la democracia (como modelo de estructura formal igualitaria). Los países<br />

eutáxicos y con un nivel de democracia formal suficientemente saneada, deberán<br />

enfrentarse al problema de las relaciones inter-eutáxicas, para lo que tendrán que diseñar<br />

programas de actuación de política internacional y elegir entre establecer coaliciones<br />

estratégicas potentes y fiables con algún nivel de fuerza de obligar o, de otro lado, aplicar<br />

una política más indefinida oscilante entre la apelación a los principios éticos universales y<br />

el cuidado de la propia eutaxia particular. En este último caso, la posibilidad de unirse a<br />

todos a la vez y proporcionalmente ha de ir, si lo que impone el orden es la lógica de los<br />

estados, muy ligado más al hecho de querer que de poder.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 35


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

Esta es la tesis con la que queremos concluir este quinto capítulo sobre la Justicia: la<br />

Ley es una condición necesaria pero no suficiente de la Justicia. El imperio de la Ley no se<br />

superpone al de la Justicia, porque éste es enteramente dinámico mientras que aquél se<br />

ocupa de ir afianzando estáticamente lo que ya está conseguido en el terreno de los valores<br />

políticos (los valores eutáxicos) y de los valores ético-morales (las igualdades). La Justicia<br />

no es concebible ni posible sin leyes (políticas), porque la Justicia requiere la articulación<br />

de múltiples vertientes en las que se ven confrontados los individuos, los colectivos, las<br />

ideologías, las asociaciones y los poderes dentro de cada Estado y en la relación mutua<br />

entre los estados. Sin una unión mínima entre las partes de un todo social complejo no es<br />

posible la generalización de las igualdades. La ley aporta esa unión mínima indispensable.<br />

Las leyes unen de arriba abajo bajo un orden determinado a los individuos y los grupos<br />

dentro de los estados; y unen lateralmente a los diversos estados; y unen de abajo arriba<br />

fijando las reglas del juego básicas de las relaciones de los individuos con los individuos y<br />

con los grupos y con los poderes del Estado, en una dialéctica en la que también la Ley se<br />

ve desbordada por las dinámicas sociales por cuanto el curso de la novedad no se detiene<br />

nunca y, además, porque la justicia es un objetivo sin término, un objetivo imposible pero<br />

necesario; ¿paradójico?, paradójico por lo que tiene de fin concluyente pero no paradójico<br />

por lo que tiene de sentido lógico a recorrer, de igual modo que quien camina teniendo en<br />

cuenta el norte no se pierde aunque no sea su objetivo alcanzar el polo como un Amudsen.<br />

36<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sánchez Corredera, Silverio: «Para una teoría de la justicia, V. La Ley».<br />

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57 Se trata de referencias bibliográficas acumuladas, es decir, resultado de este capítulo y de los cuatro<br />

anteriores.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 37


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38<br />

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La institucionalización de la vida y de la muerte en el<br />

Antiguo Egipto según Mircea Eliade.<br />

Juan José Colomina. (Universitat de València),<br />

Resumen: Es propósito de este autor mostrar en este texto el modo en que la<br />

institucionalización de la religión en Egipto responde, como dice Eliade, a una<br />

sacralización de los mandatarios y a una buena organización política y funcionarial de<br />

los rituales (primer apartado) y a los grandes conocimientos cosmológicos que los<br />

egipcios poseían (segundo apartado). En el tercer apartado, proponemos una<br />

comparación entre la religión mesoamericana y la egipcia a raíz de recientes<br />

descubrimientos arqueológicos.<br />

Palabras clave: institucionalización, sacralización, cosmogonía, Antiguo<br />

Egipto, ma’at, divinización, significado.<br />

Early Egypt religion in Eliade work<br />

Abstract: the claim of this paper is that, how Eliade show, the Early Egypt<br />

religion answers at the ritual political organization (first) and the cosmological<br />

knowledge (second). Thirdly, we propose a confrontation between Egyptian and<br />

Mesoamerican religions.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org pp.41-52


Colomina, J.J.: «La institucionalización de la vida y de la muerte en el Antiguo Egipto según Mircea Eliade».<br />

La institucionalización de la vida y de la muerte en el<br />

Antiguo Egipto según Mircea Eliade<br />

Juan José Colomina<br />

(Universitat de València)<br />

«La historia de las religiones se refiere a lo más esencialmente humano: la<br />

relación del hombre con lo sagrado. (...) Las crisis del hombre moderno<br />

son en gran parte religiosas en la medida en que suponen la toma de<br />

conciencia de una carencia de sentido», Eliade, La Prueba del Laberinto.<br />

Resumen: Es propósito de este autor mostrar en este texto el modo en que la institucionalización<br />

de la religión en Egipto responde, como dice Eliade, a una sacralización de los mandatarios y a una buena<br />

organización política y funcionarial de los rituales (primer apartado) y a los grandes conocimientos<br />

cosmológicos que los egipcios poseían (segundo apartado). En el tercer apartado, proponemos una<br />

comparación entre la religión mesoamericana y la egipcia a raíz de recientes descubrimientos<br />

arqueológicos.<br />

Palabras clave: institucionalización, sacralización, cosmogonía, Antiguo Egipto, ma’at,<br />

divinización, significado.<br />

1· El rey de los mundos 1<br />

* * *<br />

En el Antiguo Egipto, como en todas las culturas clásicas, la culturización<br />

religiosa se centra en un profundo y cerrado etnocentrismo donde no cabe ningún<br />

acontecimiento foráneo. Lo único auténtico y verdadero es lo propio de la civilización<br />

egipcia del momento, incluida la religión. Pero la religión no es tan solo trasmundana<br />

(de aspiración a un mundo incognoscible superior), sino que también intervienen en ella<br />

un complejo entramado de ritos, muchas veces mágicos, que deben ayudar a las gentes<br />

tanto en este mundo como, posteriormente, en su tránsito hacia el más allá.<br />

Pero, probablemente, lo más original de la religión del Antiguo Egipto es la<br />

institucionalización de la religión y la divinización no tan solo de lo “sobre-natural”<br />

natural (como el paseo solar por el cielo o la distribución estelar), sino también la<br />

1 El Antiguo Egipto es tal vez la civilización precursora de la idea que diferencia dos mundos: el terrenal<br />

y el inteligible. El mundo terrenal es el mundo al que pertenece “la creación” y en el que los hombres<br />

hacen su vida. El mundo inteligible (o ultramundo) es el mundo incognoscible donde se encuentran las<br />

almas de los muertos y que suele ser la morada de los dioses. Dependiendo de la cultura, este ultramundo<br />

puede estar estratificado (cielo-infierno) y, según la virtuosidad del alma del difunto, ésta será premiada o<br />

castigada.<br />

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divinización del soberano: del Faraón. ? Y esa divinización, al igual que la corona, se<br />

instaurará como hereditaria.<br />

El Faraón es tratado como un dios. Es más, el Faraón es considerado como la<br />

encarnación del dios, el Faraón se autodenomina como hijo del dios. (La terminación<br />

que podemos encontrar en la mayoría de los nombres de Faraón, -amón o -atón, o el<br />

comienzo, Ra-, indica el dios del cual son encarnación y hacia el que dirigen el culto).<br />

El Faraón pasará a ser un dios más tras su muerte. Pero como encarnación de un dios, es<br />

el máximo gobernante y dirigente de todo aquello que sucede en el mundo terrenal, y<br />

como los dioses (encargados de conseguir y mantener el orden ultraterreno), el Faraón<br />

es el encargado de conseguir y mantener el orden del mundo terreno.<br />

Como condición fundamental de ese orden, se considera al Faraón único<br />

poseedor de la verdad: el Faraón es el único poseedor de la ma’at. Eliade traduce este<br />

término por “recto orden”, por lo que el ma’at es algo así como la facultad innata en el<br />

Faraón (por ser un dios) de siempre hacer lo más justo y de tener la sabiduría para poder<br />

controlar el orden del mundo (Eliade: 1978: 107ss.). Pero también sería conveniente<br />

atender al aspecto moral y al aspecto jurídico que este concepto incorpora (Soria, 2006),<br />

algo que escapa de nuestra intención.<br />

Dentro de toda esta parafernalia de poder es donde podemos entender<br />

perfectamente las numerosas crisis que ha sufrido la política egipcia antigua. Antes del<br />

2000 a. C., Egipto estaba separado entre el Bajo Egipto y el Alto Egipto, pero tras esa<br />

fecha se unieron formando un único y poderoso reino. Y dentro del orden, los Faraones<br />

y sus dinastías fueron sucediéndose en períodos cortos de tiempo (de hasta 200 años),<br />

porque la tentación de controlar un imperio tan poderoso era demasiado fuerte como<br />

para no probar un magnicidio e intentar controlar el poder. Este continuo cambio de<br />

gobernante (con la introducción posterior de todas sus normas), sumía a Egipto en<br />

penurias y constantes cambios, en tanto que variaban las costumbres cotidianas por ser<br />

? Desde una visión moderna contemporánea, puede que la divinización de fenómenos naturales no<br />

parezca muy original, pero el Antiguo Egipto es la primera civilización que deja constancia de su<br />

religiosidad. Además, la religiosidad se confunde con la cotidianeidad, ya que los numerosos ritos<br />

inundan la vida mundana y los rituales que implican fórmulas mágicas eran constantemente empleados en<br />

las relaciones sociales. Así, la novedad estriba en que no existen civilizaciones anteriores que hayan<br />

mostrado una euforia religiosa tan vitalista.<br />

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los nuevos mandatarios seguidores de un dios o bien de otro. El caso más célebre lo<br />

encontramos en la XVIII dinastía, donde la sucesión de soberanos dedicados a Ra será<br />

remplazada por Amenofis IV, más conocido como Ajenatón (el Revolucionario), que<br />

modificará la vida cotidiana al trasladar la capital del Nuevo Reino unificado de Tebas a<br />

Tell el Amarna e instaurará como prioritario el culto al dios Atón.<br />

Pero tal vez, lo más sorprendente del mundo egipcio antiguo es la<br />

institucionalización de la religión dentro del ámbito político. La religión tiene el papel<br />

más relevante en la ceremonia de coronación ? y, cotidianamente, se realizaban rituales<br />

que representaban el tránsito solar, se realizaban ceremonias que tendían a exaltar a los<br />

dioses, ? se realizaban rituales mágicos que propiciaban hechos sociales, ? e incluso se<br />

utilizaba la sabiduría de conjuros para el mejor tránsito del mundo terrenal al<br />

ultramundo. ?<br />

La institucionalización del mundo mítico-religioso también puede observarse en<br />

el orden social de las ciudades del antiguo imperio. Cada ciudad tenía un dios supremo,<br />

? Como se ha explicado, el Faraón es considerado como la encarnación de un dios, por lo que la<br />

ceremonia de coronación debía representar el alzamiento del Faraón como máximo dirigente del orden<br />

del mundo terrenal.<br />

? Se conocen representaciones de culto a la fertilidad. Como es obvio, la representación fálica de la<br />

fecundidad es la más fidedigna. Como se cree que la fecundación femenina no es posible sin la<br />

penetración fálica masculina, la representación de un dios erecto es señal de fecundidad. Además, el mito<br />

del dios asesinado propone fecundidad: Osiris es asesinado y desmembrado por Seth en 14 partes, y su<br />

esposa (y hermana) Isis consigue recuperar todos los trozos a excepción del pene (que es engullido por un<br />

pez del Nilo). Como es de imaginar, este mito intenta explicar la fecundidad que el Nilo proporciona con<br />

sus crecidas.<br />

? Es bien conocido el empleo de magia para varios usos; por ejemplo, encantamiento con fines amorosos<br />

o con fines terapéuticos. Hoy en día, sobrevive todavía esta práctica.<br />

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y los otros eran relegados a un segundo plano. La ciudad erigía templos en honor a su<br />

dios predilecto y los sumos sacerdotes eran elegidos para adorar al dios y calmar sus<br />

iras. Esta es otra fuente de crisis: el predominio de diferentes dioses según la ciudad, la<br />

dinastía gobernante o la época tendía ha modificar la forma de vida de sus habitantes.<br />

Pero este no era el más tenso<br />

problema. Asociado con el anterior,<br />

encontramos la relación entre los<br />

sacerdotes y el Faraón. El Faraón es el<br />

máximo dirigente del Estado, pero la<br />

rivalidad era patente. El sacerdote<br />

pretende controlar el culto al dios<br />

(Figura 1)<br />

desacralizando al Faraón, pero la presunta condición divina del Faraón sobrepasa los<br />

deseos de dominio del clero. Así, el sacerdote adquiere un papel secundario y<br />

funcionarial, ya que se convierte en el encargado, a tiempo parcial, de repetir o realizar<br />

siempre en nombre del faraón aquellos conjuros o rituales adecuados para según que<br />

momento del día o de la estación (Hagen & Hagen, 2005: 61).<br />

Pero si un tema es el central en el Antiguo Egipto es su fervor por el culto a la<br />

muerte. La grandiosidad de los mausoleos y la conjuración para sobrevivir a la muerte<br />

centran la preocupación de los nobles, ya que la supervivencia a la muerte como dios<br />

sólo está reservada al Faraón, y sus nobles más allegados tienen la opción de llegar a la<br />

esfera celeste si consiguen superar satisfactoriamente el juicio final y lograr, así, la<br />

iniciación. Por eso, el vulgo no opta a la iniciación, sólo pasará al otro mundo y será<br />

sometido a juicio, y si consigue salir airoso será recompensado, mientras que el que no<br />

sea capaz de ser absuelto en su juicio será castigado y su alma no pervivirá.<br />

? El libro de los muertos recopila los conjuros que debían repetir los difuntos en su juicio (explícitamente<br />

denominado “pesaje del corazón”, de marcados rasgos fisiológicos) ante el tribunal del ultramundo.<br />

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2· La vida eterna y la imagen cosmológica egipcia<br />

Si hay algo que realmente preocupaba a los egipcios era el poder llegar a<br />

conseguir la vida eterna.<br />

La muerte y proceso de enterramiento de faraones y dignatarios es la imagen<br />

más fiel del interés por la vida ultramundana. El proceso de momificación implicaba un<br />

gran ritual: después de haber procedido a la realización del ritual de la Apertura de la<br />

Boca, 7 se extraía el corazón y las vísceras del muerto (incluido el cerebro, que se extraía<br />

licuado por los orificios nasales), un seguido de oraciones acompañaban al depósito y<br />

sellado de éstas en vasijas para su conservación (los canopes), ya que se creía que al<br />

muerto le podrían volver a hacer falta (como, por ejemplo, el corazón a la hora de ser<br />

pesado por el tribunal del ultramundo) tras su fallecimiento y reencarnación en el Más<br />

Allá. Después, se procedía al secado del cuerpo durante 50-60 días, y transcurrido ese<br />

tiempo se procedía al vendaje del difunto para, posteriormente, introducir entre las<br />

vendas objetos y amuletos mágicos. Todo este proceso iba acompañado del recitado de<br />

oraciones diversas. Una vez finalizado el periodo de la momificación, a ésta se le<br />

colocaba una máscara (principalmente de oro) y se la introducía dentro de un sarcófago<br />

de piedra. El sarcófago se colocaba dentro de una cámara mortuoria en el interior de su<br />

mausoleo, y junto a él se dejaban las vasijas con sus órganos, riquezas, viandas, etc., y<br />

se sellaba la cámara y la puerta del mausoleo (generalmente se enterraba también junto<br />

al muerto a algún ser querido o al arquitecto encargado del mausoleo e, incluso, a algún<br />

esclavo que debía encargarse de realizar todas aquellas tareas que fueran encomendadas<br />

a su señor en el ultramundo). El cortejo fúnebre que acompañaba en su último viaje al<br />

muerto era multitudinario. 8<br />

7 Como se indicará más adelante, la palabra es el símbolo más poderoso en la mitología egipcia, ya que<br />

tan sólo a partir de ella los difuntos pueden ganarse el favor de los dioses. Así, en el pasaje 23 de El libro<br />

de los muertos, podemos leer: “Fórmula para abrir a N. su boca en el Más Allá. Que diga: ‘Que mi boca<br />

sea abierta por Ptah, que las vendas que amordazaban mi boca sean desatadas por el dios de mi ciudad.<br />

Que acuda además Tot, plenamente provisto de fórmulas mágicas; sean desligadas las vendas de Set que<br />

amordazaban mi boca y sean separadas las manos de Atum que estaban colocadas como protección de<br />

ella. Mi boca me ha sido restituida, mi boca me ha sido abierta por Ptah, mediante su cuchillo de hierro<br />

celeste, con el cual abrió la boca de los dioses. Soy Sekhmet-Uadjet, que reside en el Occidente del cielo.<br />

Soy Shayt que está en medio de las Almas de Heliópolis. ¡Que los dioses rechacen cuantos sortilegios y<br />

conjuros mágicos se hagan contra mí! ¡Que se opongan a ellos todos y cada uno de los dioses de la<br />

Enéada!’”.<br />

8 De entre las numerosas fuentes que comentan el proceso de momificación, nosotros resumimos Hagen<br />

& Hagen (2005: 142-156) y Trello (2000). De todos modos, incluso Heródoto nos ofrece indicaciones de<br />

los rituales funerarios egipcios, lo que nos indica su proliferación a lo largo de todo el Egipto clásico y lo<br />

cotidiano de su práctica. Cf. Heródoto, Los nueve libros de Historia, Libro II, 85-88.<br />

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En la vida del egipcio estaba inmersa la muerte. Se sabía que la muerte del<br />

cuerpo es inevitable y que, por tanto, es necesaria, pero se creía en la inmortalidad del<br />

alma, cuyo honor se adquiría sólo tras conocer una serie de conjuros que permitirían<br />

convencer al tribunal del “pesado del<br />

corazón” de que dicha alma era digna<br />

de la iniciación para poder ascender a la<br />

esfera celeste. Obviamente, sólo los más<br />

altos dignatarios podían llegar a tener<br />

acceso a dichas enseñanzas. (figura 2)<br />

La mitología egipcia demuestra el alto grado de conocimiento astrológico que<br />

poseía dicha civilización, ya que los dioses solían representar, o eran asociados, a<br />

algunos astros. ? El mito de la creación es la representación del orden cósmico: el sol<br />

(como centro creador y ordenador del mundo, en el mismo sentido que el Demiurgo<br />

platónico) creó a Shu y a Tefnut a partir de su semen; y éstos concibieron a Geb (la<br />

Tierra) y a Nut (el Cielo), de cuya unión nacen Osiris, Isis, Seth y Neftis.<br />

Pero el punto central de la cosmogonía egipcia es el inmovilismo. El<br />

inmovilismo que supone la mitología representa el inmovilismo cósmico. El cosmos<br />

tiene un orden inamovible protegido por los dioses. Los dioses, Ra en especial, deben<br />

evitar que la serpiente maligna Seth engulla al sol, algo que ocurre diariamente (por eso<br />

se pone el sol) y los dioses lo liberan, también, diariamente (por eso sale cada mañana).<br />

La intervención de la deidad era imprescindible para que el alma del muerto<br />

llegara a la vida inmortal: en El libro de los muertos se ve cómo el difunto debe<br />

identificarse con los dioses y poner en su boca los conjuros que le permitirán la<br />

iniciación. Pero eso no es todo. El sarcófago del muerto representaba a las deidades: las<br />

paredes interiores personificaban a Isis, Neftis, Horus y Thoth; el fondo se identificaba<br />

con Geb (la Tierra) y el fondo de la tapa con Nut (el Cielo).<br />

? Por ejemplo, la estrella del este (Sirio) era asociada a Isis; mientras, el sol se asociaba a un dios distinto<br />

dependiendo de su estado: a Khepri (sol naciente), a Ra (sol en el cenit) y a Atum (sol poniente).<br />

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Cuando el espíritu ha llegado ante el tribunal encargado de juzgar a las almas<br />

(presidido por Osiris), mediante un paseo en la barca de Ra, el tribunal se encarga del<br />

“proceso” y del “pesaje del corazón” para valorar la virtuosidad del alma del difunto.<br />

Como sólo los faraones podían ser ascendidos a la cúpula celeste, sólo ellos tenían<br />

opción a la iniciación.<br />

Hacia el año 2000 a.C., la religión se democratiza. Todo hombre puede llegar a<br />

la vida eterna, siempre que consiga pagarse las enseñanzas y tributos necesarios para<br />

ello. Pero nunca podrá llegar a la categoría de dios, sólo reservada para el Faraón.<br />

A pesar de que el cuerpo haya muerto, el alma debe siempre ir con cuidado, ya<br />

que puede tener una segunda muerte, por eso el alma debe conservar la memoria y<br />

recordar su nombre y todo aquello que el tribunal le pregunte.<br />

Así, el proceso de la muerte es el más importante en la vida egipcia, y todo<br />

acontecimiento está directa o indirectamente relacionado con la preparación para la<br />

muerte.<br />

3· La posible conexión entre Egipto y Mesoamérica<br />

Muchos estudiosos han querido ver una conexión entre las dos culturas que,<br />

probablemente, más enigmas nos han dejado todavía por descubrir. Pero, ¿es posible esa<br />

conexión? Sí, es posible: los egipcios conocían el arte de la navegación, pero aunque<br />

esas embarcaciones primitivas no tuvieran velas, los egipcios ya conocían las corrientes<br />

marinas existentes en el océano Atlántico (entre África y América), ya que existen<br />

escritos datados sobre el año 2000 a.C. en los que se habla de “ríos dentro del mar”<br />

(Cano, 2000).<br />

La azteca y la egipcia son dos civilizaciones que comparten muchos puntos<br />

culturales, incluso existen hipótesis acerca de un posible “eslabón perdido” como origen<br />

común de las dos culturas. Yo me inclino más por la teoría de que los egipcios fueron<br />

los primeros en pisar Centroamérica, ya que incluso con barquitas de papiro, las<br />

corrientes marinas hubieran ayudado a unir los dos continentes en unos dos meses,<br />

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como máximo (es de suponer que algún visionario egipcio tuviera la descabellada idea<br />

que tuvo Colón de ver una circularidad terrena que abriera nuevas rutas comerciales). 10<br />

Las dos civilizaciones comparten iconografía y cosmogonía. Me explico, la<br />

animalización de los dioses deja entrever que las religiones egipcia y azteca tienen más<br />

de natural que de sobre-natural. El mundo cotidiano es lo que más influencia la<br />

religiosidad, así vemos como una serpiente se asocia a Seth y un chacal se asocia a<br />

Anubis, como a Ozomatli se le asocia un mono o un buitre a Cozcaquauhtli, algo que<br />

afirma que su entorno era lo suficientemente importante como para obtener un lugar<br />

dentro de su mitología, algo que además denota ese inmovilismo que pretenden sus<br />

religiones.<br />

Tanto los egipcios como los aztecas (al igual que los tolmecas, olmecas y<br />

mixtecas) tienen un código de escritura lo suficientemente arraigado y desarrollado<br />

como para ser significativo. De igual modo, existe un sistema numérico <strong>completo</strong>. Pero<br />

tal vez lo que más sorprende sea su avanzado conocimiento astrológico, ya que estos<br />

conocimientos eran suficientes para predecir un eclipse, por ejemplo.<br />

Pero estas civilizaciones también comparten otros puntos de interés: edificación<br />

del soberano, sacrificios en honor de los dioses (aunque sólo en el caso de los aztecas se<br />

documentó la existencia de sacrificios humanos), una mitología como representación<br />

del orden natural y la utilización de conjuros mágico-religiosos en la vida cotidiana.<br />

Además, la arquitectura funeraria es muy similar y, aunque primeramente se creía que la<br />

10 El profesor Joan B. Llinares me indicó en comunicación personal que esta tesis incumple un principio<br />

antropológico básico: el principio de caridad. Suponer que dos culturas separadas deban tener<br />

necesariamente una conexión física supone dar por supuesto una posible falta de inventiva por parte de<br />

alguna de ellas. La teoría de Llinares, como no, se guía más por suponer un desarrollo paralelo, aunque<br />

desvinculado, de ambas culturas. Las similitudes alcanzadas por ambas, para él, tan sólo vendrían a<br />

reforzar la tesis de la existencia de mitos y ritualizaciones que, a modo de arquetipos, podemos encontrar<br />

en el pensamiento humano (como, por ejemplo, la naturalización de las divinidades, la astronomía, la<br />

concepción de los ciclos, etc.). Esta tesis concordaría con la tesis wittgensteiniana sobre la creencia<br />

religiosa y la aparición del pensamiento, que indica la posibilidad de la existencia de diferentes formas de<br />

racionalidad donde la antropología clásica tan sólo identificaba proto-racionalidad. Nosotros también nos<br />

inclinamos por la aceptación de esta ulterior tesis, pero en relación al tema específico que nos atañe (la<br />

posibilidad de la influencia de la civilización egipcia en la cultura azteca y maya) me baso en los últimos<br />

descubrimientos arqueológicos, que parecen indicar la presencia pre-colombina de una colonia ‘negra’<br />

(como indican ciertas cabezas totémicas halladas cerca de La Venta (México) y con extraordinarias<br />

similitudes a los rasgos identificados en frescos pertenecientes a construcciones egipcias de la XVIII<br />

dinastía, la dinastía de ‘los faraones negros’), el descubrimiento de restos de maíz en un asentamiento en<br />

el África Occidental datado en un período anterior a la llegada de los portugueses y el hallazgo del<br />

enterramiento mortuorio del rey azteca Tlalteculti bajo una colosal lápida bajo el Templo Mayor de<br />

México, que reforzaría la idea de que también las construcciones mesoamericanas servían como escenario<br />

fúnebre (Historia National Geographic, 37, p. 8).<br />

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pirámide americana no contenía cámaras mortuorias, recientes descubrimientos han<br />

demostrado lo contrario.<br />

La institucionalización de la religión es evidente, ya que aunque el soberano<br />

representaba la encarnación del dios y tan sólo era el encargado de establecer y<br />

mantener el orden, los sacerdotes eran los encargados de controlar los deseos de los<br />

dioses.<br />

Pero donde más se puede admirar ese misticismo religioso es en el culto a la<br />

muerte. Ninguna tradición ha tratado la muerte como lo que es (a excepción de la<br />

egipcia), como un proceso natural humano necesario e inevitable, como el comer. Esa<br />

naturalización de la muerte hace caer (mejor dicho, no introduce) uno de los tabúes y<br />

miedos más arraigados en nuestro mundo: la muerte como el fin de una etapa que<br />

permite la comunión perfecta y eterna con Dios, siempre que se haya cumplido lo que la<br />

Providencia reveló al hombre. Pero tanto los egipcios como los aztecas no la consideran<br />

un fin, sino el principio de otra etapa: la vida es la preparación para llegar a una vida<br />

superior en las mejores condiciones posibles, y en esa vida superior es donde entra en<br />

juego la re-encarnación del cuerpo y donde servirá toda la preparación que los difuntos<br />

han ido adquiriendo a lo largo de su vida.<br />

Además, se manifiesta la relación entre la arquitectura terrena y la arquitectura<br />

astral. Para Mircea Eliade “los símbolos religiosos antiguos suelen manifestar la<br />

solidaridad entre las estructuras de la existencia humana y las estructuras cósmicas... al<br />

contemplarlos, el hombre sale de la situación subjetiva para reconocer la objetividad de<br />

sus experiencias personales. Vivir un símbolo y descifrar correctamente su mensaje<br />

implica la apertura hacia el espíritu y, finalmente, el acceso a lo universal” (Eliade,<br />

1978: 124).<br />

Los estudiosos de la Esfinge pretenden que ésta sólo fuera una especie de<br />

guardián del conjunto funerario de Gizeh, algo que sería posible si los túneles hallados<br />

bajo ella actuaran como fuelles de viento cuyo sonido ahuyentara a los extraños y<br />

saqueadores.<br />

Pero la llamada “escuela de la civilización perdida” pretende ver en el conjunto<br />

funerario de Gizeh un mapa estelar que representa el mapa cósmico del año 10500 a.C.,<br />

fecha sobre la que afirman fue construida la Esfinge tras estudiar su profundo deterioro.<br />

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Esto viene a significar que la Esfinge fue construida por una civilización perdida<br />

(anterior a la del Antiguo Egipto, o antecesora) cuyos vestigios desaparecieron en las<br />

tormentas torrenciales caídas en la época post-glaciar hacia el año 7000 a.C..<br />

Si esto fuera cierto, la posición de los principales monumentos egipcios estaría<br />

prefijada en el cosmos. Esto vendría a consolidar el inmovilismo existente en el mundo<br />

egipcio, en especial su religión. La creencia en un determinismo teológico está ya<br />

arraigada en todo el Antiguo Egipto, así como en las culturas indo-americanas. Las<br />

creencias en un destino y en la lectura del mismo en las estrellas serían, por tanto, uno<br />

de los principales apoyos de los estudiosos de la Esfinge, ya que hay quien cree que ésta<br />

es un acertijo milenario que ocultaría el sentido de la vida.<br />

En la década de 1930, el mentalista Edgar Cayce profetizó la existencia y<br />

descubrimiento a finales de siglo de lo que denominó el Salón de los Registros, una<br />

cámara secreta localizada bajo la Esfinge y que contendría los códigos y textos que<br />

desvelarían la existencia de la Atlántida y que nos permitirían acceder a todo el saber<br />

acumulado por dicha civilización.<br />

4· Conclusión<br />

Pero fuera de polémicas que sólo incumben a estudiosos del tema o, en sentido<br />

anecdótico, a todos aquellos que sentimos gran atracción y fascinación por el Antiguo<br />

Egipto, dos son las tesis principales que Eliade pretende demostrar de las enseñanzas de<br />

la religión egipcia.<br />

En primer lugar, se resalta el inmovilismo propio de las religiones llamadas<br />

primitivas. Es decir, la no-consideración de un tiempo lineal infinito que va avanzando<br />

y cuya vuelta atrás no es posible, sino que estas religiones ven la historia como un ciclo<br />

repetitivo y cotidiano donde toda decadencia desaparecerá porque se volverá al inicio. 11<br />

11 Este es un problema similar al del eterno retorno nietzscheano, pero no reducible a él, porque aunque a<br />

primera vista parecen referir al mismo mito, tras un estudio más profundo advertimos que se tratan de<br />

cuestiones diferentes. Lo que para Nietzsche sería un retorno de la moral helénica a partir de la dialéctica<br />

heracliteana de los contrarios, para Eliade el mito del eterno retorno no va más allá de la adquisición<br />

objetual de significación a partir del papel que los elementos juegan en alguno de los estadios de la<br />

creación mítica.<br />

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En segundo lugar, Eliade observa en esta forma de religión primitiva un<br />

determinismo astrológico que marca tanto las creencias como la vida. Es más, la vida se<br />

relega a las creencias cuando afirma ese ciclo repetitivo y cotidiano del que no es<br />

posible escapar. La astrología (es decir, la cosmogonía) muestra la regularidad de la<br />

naturaleza “sobre-natural”, y esa regularidad marca y determina las pautas de conducta<br />

de toda la sociedad.<br />

Nosotros queremos aportar una tercera observación derivada de la visión<br />

institucionalizada de la religión del Antiguo Egipto. La existencia de una relación<br />

directa entre los nombres y su naturaleza divina (Hagen & Hagen, 2005: 66-72), en<br />

tanto que a modo de realismo ‘mágico’ designan causalmente los poderes que les son<br />

asociados y cuyo conocimiento implica, a la vez que es necesario, la adquisición de una<br />

herramienta poderosa y peligrosa, al permitir la posesión de los atributos divinos, tal y<br />

como también nos indica el momento de la Apertura de la Boca en la momificación. 12<br />

(Figura 3)<br />

Relación de imágenes<br />

Figura 1. Un sacerdote en oración. Frescos del templo de Karnak. © Museo Egiptológico de El Cairo.<br />

Figura 2. Vasos canopes de Tuthankamón. © Museo Egiptológico de El Cairo.<br />

Figura 3. Retrato de Mircea Eliade en su juventud, durante su estancia en India. © Herederos de Mircea<br />

Eliade.<br />

12 Ni mucho menos queremos sugerir la existencia de una verdadera teoría de la referencia en lo que<br />

parece tan sólo es una serie de rituales institucionalizados (o culturalizados), pero no deja de ser<br />

sorprendente la similitud que el realismo metafísico que se desprende del conocimiento directo de los<br />

nombres en Egipto tiene con la ontología derivada de ciertas teorías actuales del significado de los<br />

nombres.<br />

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Colomina, J.J.: «La institucionalización de la vida y de la muerte en el Antiguo Egipto según Mircea Eliade».<br />

Bibliografía<br />

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2000), pp. 26-31.<br />

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- HAGEN, Rose-Marie & HAGEN, Rainer; Egipto: Hombres, dioses y faraones.<br />

Madrid: Taschen, 2005.<br />

- SORIA, Teresa; “Una aproximación jurídico-teórica al concepto de ma’at: de ma’at al<br />

derecho consuetudinario”, Cahiers caribéens d’Egyptologie, 9, 2006, pp. 1-4.<br />

- TRELLO, Jesús; “El ritual de la Apertura de la Boca: magia para resucitar a los<br />

muertos”, Arqueología, 7 (agosto, 2000), pp. 54-61.<br />

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Pérez Herranz, F. M.: «En los límites de la filosofía. A propósito de las disertaciones filosóficas de Máximo de Tiro».<br />

En los límites de la filosofía.<br />

A propósito de las disertaciones filosóficas<br />

de Máximo de Tiro<br />

Fernando Miguel Pérez Herranz<br />

Universidad de Alicante<br />

Es condición formal de nuestro cerebro hacer coherente todo lo que observamos<br />

y aun lo que no observamos, según el famoso experimento de Gazzaniga con pacientes<br />

de epilepsia sometidos a una operación quirúrgica conocida como comisurectomía, que<br />

consiste en seccionar el cuerpo calloso o haz de fibras que conecta los dos hemisferios<br />

cerebrales. 1 Recordémoslo. Se presenta a cada hemisferio cerebral varios pequeños<br />

dibujos, uno de los cuales está relacionado con otro mayor presentado también a ese<br />

hemisferio. El paciente percibe con el hemisferio izquierdo la pata de una gallina y con<br />

el hemisferio derecho, una escena nevada. Ahora, entre los dibujos pequeños, ha de<br />

elegir el más apropiado. El paciente elige, correctamente, una pala con la mano<br />

izquierda, controlada por el hemisferio derecho; y elige, también correctamente, la<br />

gallina con la mano derecha, controlada por el hemisferio izquierdo. La sorpresa se<br />

produce cuando se le pregunta por qué ha cogido la pala. La contestación corresponde al<br />

hemisferio izquierdo, el único con capacidad de lenguaje; mas como no ha visto la<br />

escena nevada, inventa una historia sobre lo que podía percibir: «Para limpiar el<br />

gallinero» (fig. 1).<br />

1 Michael S. Gazzaniga, “Dos cerebros en uno”, Investigación y ciencia, nº 264, 1998.<br />

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Fig. 1. El experimento de Gazzaniga<br />

I. Evocación de los límites<br />

Nuestro cerebro, tan competente para la supervivencia, ha de suponer que todo<br />

aquello que observamos se encuentra en el mundo de manera natural; por eso le cuesta<br />

tanto componer la historia, que confunde con frecuencia con la memoria. Pues incluso<br />

acontecimientos o sucesos que han aparecido a lo largo de nuestra vida, al poco tiempo<br />

de ser novedosos («históricos», se dice), se presentan como algo natural, como<br />

absolutamente dados desde siempre (lo que podría llamarse quizá «síndrome del nuevo<br />

rico»). Requiere una preparación perceptiva e intelectual muy sobria llegar a suponer<br />

que los objetos, las normas o las creencias que poseemos sobre el mundo son singulares.<br />

La lógica de la diferencia no deja de ser una filosofía muy refinada (Heidegger,<br />

Deleuze...), frente al mecanismo del deseo mimético, una de las nociones centrales del<br />

proceso de humanización, como ha puesto de relieve René Girad. 2 Así, es fácil escuchar<br />

que los tiempos de antes no son como los de ahora, pero quien de este modo habla suele<br />

referirse a la época de su infancia o de su juventud; las tradiciones «de toda la vida» no<br />

van más allá de algunas generaciones en el mejor de los casos; los crímenes más<br />

infames se justifican apelando a fantásticas leyendas imaginadas como reales; y así<br />

sucesivamente. De modo que, cuando hay que hacerse cargo de saberes tan amplios en<br />

el tiempo como lo son los asociados a la filosofía, no hay inconveniente en presentarlos<br />

2 R. Girard, La violencia y lo sagrado, Anagrama, Barcelona, 1983; Los orígenes de la cultura, Trotta,<br />

Madrid, 2006.<br />

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como saberes propios de todos los hombres. Y se hallarán filósofos en cualquier lugar<br />

del mundo en el presente y en el pasado: En las grandes civilizaciones, como la hindú o<br />

la china; o en pueblos cuyo radio de acción es mucho más restringido, como los dogon o<br />

los maoríes. Y todo ello afirmado sin solución de continuidad, tras repetir ad nauseam<br />

aquello del «milagro griego» que supuso el paso «del mytho al lógos».<br />

En muchas ocasiones, más que de opiniones encontradas sobre la filosofía, nos<br />

encontramos con opiniones deshilvanadas, con la excusa de que la filosofía acoge<br />

cualquier definición, cuanto más popular, mejor. Aun las personas que se han<br />

familiarizado con la filosofía en los estudios secundarios, suelen identificarla con un<br />

saber corriente: «De poetas y de filósofos todos tenemos un poco»; y es habitual,<br />

incluso en profesores de la disciplina, la afirmación de que se puede filosofar<br />

espontáneamente, que sólo es necesario para ser filósofo una cierta «remoción de<br />

obstáculos» (que la derecha ideológica achaca a la maldad metafísica del mundo —el<br />

modelo de San Agustín— y la izquierda, a la maldad de la educación —el modelo de<br />

Rousseau—). E incluso unos y otros —diletantes y profesionales— están de acuerdo en<br />

denunciar que la «verdadera» filosofía estaría oculta y aun secuestrada por los<br />

profesores, por la filosofía académica, que se la hurta a las gentes honradas, al<br />

«pueblo», ofreciéndoles las opiniones de los filósofos con el fin de tenerlos en la<br />

ignorancia del verdadero filosofar; y esto cuando no la consideran como pura opresión,<br />

de la misma manera que la burguesía oprime a los trabajadores o los estados a los<br />

pueblos. Y nada mejor que citar entonces el (desafortunado) aforismo de Marx: “La<br />

filosofía hasta ahora se ha ocupado de explicar el mundo; lo que ha de hacer es<br />

cambiarlo”, olvidando (¿paradójicamente, quizá?) aquel refrán popular, puesto de moda<br />

por un ex ministro español: «Los experimentos, con gaseosa». Pues la aplicación de una<br />

regla exige establecer el parámetro que la materializa; el uso de las reglas desde su mera<br />

estructura formal puede hacer olvidar a los ingenuos o incautos que también Hitler o<br />

Stalin transformaron el mundo. Concretamente, millones de personas cambiaron de<br />

estado: del estado de «vivos» pasaron al estado de «muertos».<br />

Pero cuando se pide una definición a los defensores de la filosofía espontaneísta,<br />

la respuesta no va más allá de algunos balbuceos, de cuatro vulgaridades o de la defensa<br />

de una determinada política, todo ello junto y revuelto dentro de un discurso-cajón de<br />

sastre. La filosofía razona sobre la vida; o sobre el mundo; o sobre lo que hay que hacer<br />

(a veces, la revolución; a veces, la reforma; a veces cambiarlo todo para que todo siga<br />

igual...). Y en el mismo discurso se podrá defender: que la filosofía es una ciencia<br />

exacta o una ciencia inestable, una ciencia que sirve para dar cuenta de cualquier acción<br />

que realice cualquiera en cualquier lugar y en cualquier tiempo o una ciencia puramente<br />

especulativa; que la filosofía está relacionada con todo el universo, para qué andarnos<br />

con pequeñeces, y sirve, como si de la lámpara de Aladino se tratase, para cualquier<br />

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cosa que pretenda uno realizar o que la filosofía no tiene que ver con la vida de los<br />

hombres, si acaso con los frailes o los curas; que la filosofía no es una ciencia, sino un<br />

conjunto de opiniones y que cada uno tiene la filosofía que prefiere (la que le da «la real<br />

gana»), porque es propia e intransferible; y tras haber afirmado lo absurdo de la<br />

filosofía, se dice en el mismo lugar y a renglón seguido que es imprescindible e<br />

inagotable. (Después de años de enseñanza y de corrección de exámenes, doy fe de que<br />

todas estas respuestas han sido pensadas: dichas o escritas).<br />

Y, ciertamente, no se puede decir que estos comentarios sean gratuitos, por<br />

confusos o vulgares que se presenten; detrás de ellos hay estructuras muy sólidas que<br />

explican su despliegue, aun degenerado, como la recta o el punto son cónicas<br />

degeneradas de la circunferencia, la elipse o la hipérbola. Pues, en cualquier caso, el<br />

propio lenguaje de las culturas de tradición helenística arrastra muchos conceptos<br />

propios de la filosofía vinculados a cuestiones teológico-religiosas (las lenguas<br />

románicas se forman en un momento en que los debates filosófico-teológicos son muy<br />

intensos (escolástica, humanismo...) y luego político-ideológicos (modernidad,<br />

ilustración...). Hay sin duda un núcleo «duro» filosófico que se mantiene como<br />

referencia tanto para los filósofos profesionales como para el público en general; pero<br />

veinticinco siglos de uso de filosofemas —a lo que hay que añadir su andadura junto a<br />

estados e imperios que la han expandido por todo el mundo, desde Alejandro Magno,<br />

pasando por Roma, hasta los imperios católico español y protestante inglés— hacen que<br />

la filosofía se haya ido contaminando, distorsionando, instrumentalizando... por<br />

intereses muy lejanos ya al marco en el que se originó: la antigua Grecia decepcionada<br />

de la política; cruzada por las expectativas de universalización que ofrecía la ciencia<br />

desarrollada de su tiempo, las matemáticas; el despertar de la individualidad por medio<br />

de la pasión del amor; y el discurso laico de los dramas. 3 Un núcleo que se ha ido<br />

recubriendo con otros problemas, con otros intereses, con otras necesidades... Sin<br />

embargo, su prestigio ha sido tan reconocido —continúan admirándose los ejercicios<br />

filosóficos de racionalización, de crítica, de distanciamiento de lo inmediato...—, que<br />

muchos otros saberes han pretendido absorberla en provecho de sus fines: la religión<br />

(escolásticas islámica, hebrea o cristiana...), la política (liberalismo, materialismo<br />

dialéctico...), la ciencia (mathesis universalis, cientificismo...), las ciencias del espíritu<br />

(historia, antropología...). En otro lugar 4 he mostrado cómo la filosofía se encuentra<br />

rodeada de saberes que se autotitulan «filosóficos», y que he llamado pseudofilosofías,<br />

que actúan en los límites del campo propio de la filosofía, y cuya pretensión es<br />

suplantarla, hacerse con su territorio y adueñarse de su prestigio. Allí mencionaba<br />

algunas pseudo-filosofías, preocupadas por reducir la filosofía a cuestiones sobre la<br />

3 Cf. A. Badiou, L’Être et l’Événement, Seuil, París, 1988; una exposición muy breve en A. Badiou,<br />

Manifiesto por la filosofía, Cátedra, Madrid, 1990.<br />

4 Cf. F.M. Pérez Herranz, Árthra hê péphyken: Las articulaciones naturales de la filosofía, Universidad<br />

de Alicante, 1998.<br />

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existencia humana; a saberes para iniciados e iluminados; a incursiones hacia la unidad<br />

perdida del origen (ursprung); a poderosos tribunales salvadores de ciertos saberes y<br />

represores de otros; al espinoso asunto de los valores, que añadía a esta lista Alberto<br />

Hidalgo en el prólogo que tan amable y cariñosamente escribió.<br />

Ahora bien, cuando de límites se trata, podemos colocarnos en un «más acá» o en<br />

un «más allá». Si es «más allá», la filosofía queda suplantada por ideologías, religiones,<br />

cientificismos o dogmas; si es «más acá», la filosofía puede quedar desdibujada por<br />

algún elemento que se privilegia en detrimento de los demás y entonces el problema se<br />

convierte en cuestión de graduación. Es ésta una situación posible en la que todos los<br />

que nos dedicamos a cuidar este saber filosófico podemos caer. La dificultad de trabajar<br />

en el núcleo puro es enorme, y sólo algunos grandes y privilegiados filósofos serán<br />

capaces de alcanzarlo: Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Spinoza, Kant, Hegel,<br />

Heidegger... Aunque siempre se encontrará que incluso ellos se deslizan hacia esos<br />

límites cuando toman posiciones subjetivas, sectarias o discriminadoras; o cuando<br />

actúan como perros guardianes o de mala fe. (Pues siempre es difícil deshacerse de<br />

los restos que quedan tras los análisis). Y si eso ocurre con los grandes, ¿qué se podrá<br />

esperar de los modestos? De manera que cuando nos enfrentamos a un texto filosófico<br />

parece conveniente comenzar por saber qué tipos de deslizamientos hacia los límites<br />

realiza el autor por el territorio filosófico: si se corresponde a movimientos<br />

normalizados de su tiempo; si se enfrenta a ellos; si inicia trayectorias nuevas, etc.<br />

II. La idea de «hombre»<br />

Esta evocación de los límites ha sido sugerida por la lectura de las Disertaciones<br />

filosóficas de Máximo de Tiro, traducidas recientemente al castellano, 5 y que me ha<br />

llevado a recorrer siquiera rápidamente aquellos primeros siglos de la era cristiana; a<br />

recordar cómo los filósofos —incluso los seguidores de Platón— se habían ido<br />

desconectando de uno de los núcleos fundamentales de la filosofía platónica —en<br />

especial, de las matemáticas— y generalizaban y vulgarizaban la filosofía; y, en fin, me<br />

pareció que podía utilizar estas Disertaciones como ejemplo de aquella teoría más<br />

general que expuse en el libro citado anteriormente. Pero vayamos por partes.<br />

La época imperial<br />

En una conferencia pronunciada en el Colegio de Francia en 1983 el excelente<br />

helenista Pierre Hadot reflexionaba sobre la rareza que significa la «continuidad» de la<br />

5 Máximo de Tiro, Disertaciones filosóficas, 2 vols., introducción, traducción y notas de Juan Luis López<br />

Cruces y Javier Campos Daroca, Biblioteca Clásica Gredos, Madrid, 2005.<br />

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filosofía a lo largo de la historia; y, al tiempo, mostraba cómo en los primeros siglos de<br />

nuestra era cristiana se produce “la generalización, la vulgarización de la filosofía”. 6 Sin<br />

duda sorprende hallar esta continuidad que detectan los historiadores de la filosofía para<br />

un saber tan confuso. Hay momentos en los que da la sensación de que va a desaparecer,<br />

sobre todo cuando aprieta el siempre receloso poder político, 7 y otros en los que resurge<br />

sin saber muy bien por qué. Así ocurrió en Roma a partir del siglo I, tras la destrucción<br />

de Atenas por Sila en el año 87 ane. Las escuelas que habían arraigado en Atenas —el<br />

platonismo de la Academia, el aristotelismo del Liceo, el epicureísmo del Jardín y el<br />

estoicismo del Pórtico—, a las que se unieron los seguidores de las escuelas socráticas<br />

—cínicos y escépticos—, continúan su curso en ciudades del imperio, administradas por<br />

otras políticas y enseñadas en otros formatos escolares. En la época del inicio del<br />

Imperio, la filosofía se entiende como un servicio público y la ciudad ofrece una<br />

retribución a sus filósofos, lo que lleva a su apogeo Marco Aurelio (121-180) (fig. 2),<br />

que funda cuatro cátedras imperiales pagadas por el tesoro público: las escuelas<br />

platónica, aristotélica, epicúrea y estoica. Pero también hay muchos filósofos que<br />

ejercen su labor educativa desde escuelas privadas —sin el escudo protector del<br />

Estado— dirigiéndose a un público receptor, que pagará las clases impartidas con más<br />

alegría si escucha lo que desea oír.<br />

Fig. 2. El emperador y filósofo Marco Aurelio<br />

Lo destacable de este suceso concierne a la técnica pedagógica, pues tanto los<br />

profesores públicos como los privados habrán de someterse a alguna norma objetiva,<br />

6 P. Hadot, Lección inaugural pronunciada en el Colegio de Francia el viernes 18 de febrero de 1983<br />

recogida en Ejercicios espirituales y filosofía antigua, Siruela, Madrid, 2006, págs. 203-234.<br />

7 Cf., por ejemplo, L. Canfora, Una profesión peligrosa. La vida cotidiana de los filósofos griegos,<br />

Anagrama, Barcelona, 2002.<br />

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más allá del estilo, para ser reconocidos como tales filósofos y no ser confundidos con<br />

otros profesionales —poetas, sacerdotes...— que pretenden administrar el mismo<br />

territorio de las Ideas y creencias, por hablar en términos orteguianos. ¿Y qué mejor<br />

norma que los textos de las autoridades filosóficas, los textos de los maestros que han<br />

creado las escuelas?: los Diálogos de Platón, los Tratados de Aristóteles, los Libros de<br />

Crisipo o las Cartas de Epicuro. Una estrategia que, en cualquier caso, comporta sus<br />

propios peligros. El mayor de ellos no es tanto que los textos sean la referencia de una<br />

manera de comprender el mundo —por ejemplo, el Timeo leído por Crantor (c. 340-290<br />

ane)—, sino que la verdad se confunda con la letra, que la verdad sea indistinguible de<br />

lo escrito. La aporía se presenta entonces a partir de la pluralidad de escuelas y de<br />

opiniones (diaphonías tôn doxôn), que permitirá dar una paso más, pues la filosofía<br />

tendrá que responder a otro interrogante: ¿Habrá una verdad común a todas las<br />

escuelas? ¿Las polémicas cruzadas entre ellas se transforman en un sistema ecléctico de<br />

la verdad? 8<br />

Vulgarización de la filosofía<br />

Hadot califica esta época imperial de “generalización y vulgarización de la<br />

filosofía”. Pero vulgarización no implica, desde luego, desprecio por la filosofía. Yo me<br />

inclino a pensar que lo que está ocurriendo en esta época helenística es un<br />

desplazamiento del núcleo de la filosofía hacia los límites, aunque sin llegar a<br />

traspasarlos. La filosofía se mantiene en el lado que hemos llamado del «más acá»,<br />

porque si da un paso y cruza los límites, ella misma se disolverá en alguna de aquellas<br />

pseudofilosofías beligerantes para con la filosofía de las que hablamos más arriba. 9 Hay<br />

épocas en las que los filósofos se mueven por alguna razón humanitaria más que<br />

humanística, por el interés de llegar a todos, de poner la filosofía al alcance de todo el<br />

mundo, pues de lo que se trata, en última instancia, es de que los seres humanos sean<br />

mejores, adquieran una «vida mejor», una «comunidad de vida», aunque conlleve el<br />

peligro de aflojar los hilos científicos que soportan los entramados ontológico y<br />

epistemológico y de convertirse en una sofística, vinculada al discurso retórico y a la<br />

persuasión. Y se cita a Aristóteles: “Pues investigamos no para saber qué es la virtud,<br />

sino para ser buenos, ya que de otro modo ningún beneficio sacaríamos de ella” (Ética a<br />

Nicómaco, 1103b26). El filósofo empieza a jugar el papel de «director espiritual» que<br />

desplaza al poeta y al sacerdote. El que haya un renacimiento de Pitágoras no es en<br />

modo algo gratuito, sino el reforzamiento simbólico de esta figura; también se recupera<br />

8 Cf. P. Hadot, ¿Qué es la filosofía antigua?, FCE., México, 1998.<br />

9 Es esto lo ocurrido durante los dos últimos siglos. Cuando la filosofía se debilitó por los excesos del<br />

hegelianismo, los cientificistas de toda condición (de Letras y de Ciencias, por hablar genéricamente)<br />

trataron de disolver la filosofía en sus propias coordenadas. Tanto éstos (físicos, biólogos...) como<br />

aquéllos (antropólogos, historiadores...) pretendieron reemplazar la filosofía por otros lenguajes, otros<br />

discursos: la lógica, la estadística..., hasta conseguir que los propios filósofos hayan hablado de la<br />

«muerte de la filosofía».<br />

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al Sócrates que sólo se encuentra a gusto dentro de la ciudad, preocupado<br />

exclusivamente por las relaciones entre los hombres:<br />

No me lo tomes a mal, buen amigo. Me gusta aprender. Y el caso es que los campos y los árboles<br />

no quieren enseñarme nada; pero sí, en cambio, los hombres de la ciudad (Fedro, 230 d).<br />

Epicteto (50-126), por recordar a un filósofo representativo de la época imperial<br />

posterior a la Pax Augusta, muestra, de manera clara y concisa, por qué estas<br />

reflexiones, meditaciones, disertaciones, manuales... que hacen los filósofos son<br />

filosofía sin duda alguna —ahí está la llamada a la razón, a la demostración—, pero<br />

siempre orientada hacia la vida moral:<br />

El primer asunto y más necesario en filosofía es el del uso de los principios, como el «No mentir».<br />

El segundo, el de las demostraciones, como el «¿Por qué no hay que mentir?»; el tercero, el que<br />

afirma y articula éstos, como «¿Por qué es eso una demostración?» y «¿Qué es una demostración,<br />

qué una consecuencia, qué una contradicción, qué es verdadero, qué es falso?». Por tanto, el tercer<br />

asunto es necesario por causa del segundo y el segundo por causa del primero; pero el más<br />

necesario y en el que han de reposar es el primero. 10<br />

Bien entendido, tal y como nos lo había advertido previamente, que no hay que<br />

dedicarse a hablar ante los profanos ni de los principios ni de las herramientas<br />

conceptuales del filósofo, porque lo importante es la acción, las obras:<br />

Entre profanos no te llames a ti mismo filósofo ni hables mucho sobre los principios, sino actúa de<br />

acuerdo con los principios (...) Así que tampoco hagas tú ostentación de los principios ante los<br />

profanos, sino de las obras que proceden de ellos una vez digeridos. 11<br />

Desconexión con la ciencia<br />

Y si se privilegia la acción, todo lo que sea sospechoso de estar por encima del<br />

hacer humano será arrinconado por accesorio. La consecuencia es que los escritos<br />

morales se desconectan de los escritos sobre la ciencia (aunque no fueron olvidados; el<br />

mismo Epicteto, por ejemplo, escribió sobre cuestiones lógicas y físicas, aunque sólo se<br />

hayan salvado sus reflexiones morales). ¿Por qué los vínculos con la ciencia, con el<br />

saber objetivo que ha realizado la desconexión semántica para encontrar las relaciones<br />

internas entre los términos, la verdad objetiva, se aflojan hasta prácticamente<br />

desaparecer? Es precisamente esta paralización de la experiencia científica una de las<br />

características del período. Así lo resume el eminente historiador Brehier:<br />

No se experimenta la necesidad de revisar su concepción acerca del universo y del cosmos; tal<br />

concepción, que en ellos [Platón, Aristóteles o Crisipo] del razonamiento y la experiencia, es ahora<br />

la imagen fija de la que se parte. Un mundo terminado y único; el geocentrismo; la oposición de la<br />

tierra, lugar de cambio y corrupción, y el cielo incorruptible, con las regiones intermedias del aire;<br />

10 Epicteto, Manual, cap. 52, Gredos, Madrid, 2001, pág. 34.<br />

11 Ib., cap. 47.<br />

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la influencia más o menos considerable de los astros sobre los destinos de la tierra, son dogmas<br />

prácticamente comunes y que no serán revisados durante mucho tiempo. 12<br />

En los primeros siglos de la era cristiana se cruzan experiencias, culturas y<br />

tradiciones muy variopintas que la convierten en muy confusa para el análisis. El<br />

Imperio romano en todo su esplendor admite religiones, ideologías y filosofías sin más<br />

censura que la puramente política: la aceptación de la autoridad del emperador.<br />

Pitagóricos y neopitagóricos, platonismo o aristotelismo se cruzan con las escuelas<br />

socráticas, cultos orientales, sectas mistéricas, misticismos... Pero en tan abigarrado<br />

cuadro, ¡el papel de la ciencia es mínimo! La ciencia parece servir solamente para<br />

preparar los simbolismos aritméticos, pero sin ejercer ningún peso categorial en el<br />

conocimiento del mundo.<br />

La dignidad del hombre senequista<br />

Así que las filosofías de la época imperial se preocupan más del hombre que de la<br />

ciencia; las cuestiones éticas y morales están presentes por todos los lados. ¿Cómo se<br />

explica esta actitud epocal? No parece sino que se está constituyendo la Idea de<br />

Hombre, una Idea compleja que exige los esfuerzos de las mejores inteligencias.<br />

Excepto para quien se tome al pie de la letra la famosa boutade de Foucault de que el<br />

Hombre es una invención del siglo XIX, 13 tenemos que convenir que es una Idea<br />

necesaria para la propia configuración de la «conciencia filosófica». Una conciencia que<br />

requiere de la Idea de Hombre como instancia inmanente, superadora de los dualismos<br />

religiosos. Y esa es la labor que está llevando a cabo el estoicismo, a través de la<br />

ontología y la epistemología platónico-aristotélica. Un proceso que inicia Cleantes,<br />

continúa Cicerón y culmina Séneca (fig. 3), como nos va explicando Elorduy en su<br />

excelente exposición del pensamiento estoico. 14 Y concluye de esta manera:<br />

Lo cierto es que Séneca lo emplea [el concepto de persona] en este sentido, tal vez el primero en la<br />

literatura universal. Su acierto literario y lingüístico corresponde al respeto profundo manifestado<br />

—más que ningún otro autor clásico— por la dignidad del hombre. Es la dignidad humana<br />

fundada sólo en el título de la personalidad, no en la relevancia de sus cualidades individuales, y<br />

mucho menos en el poder proporcionado por el dinero. 15<br />

12 Bréhier, Historia de la filosofía, vol. I, Tecnos, Madrid, 1988, págs. 337-338.<br />

13 “Sin embargo, reconforta y tranquiliza el pensar que el hombre es sólo una invención reciente, una<br />

figura que no tiene ni dos siglos , un simple pliegue en nuestro saber y que desaparecerá en cuanto éste<br />

encuentre una forma nueva”; “De hecho, entre todas las mutaciones que han afectado al saber de las cosas<br />

y de su orden (...) una sola, la que se inició hace un siglo y medio y que quizá está en vías de cerrarse,<br />

dejó aparecer la figura de hombre” M. Foucault, Las palabras y las cosas, Siglo XXI, México, 1971,<br />

págs. 9 y 375. La edición original en francés es de 1966.<br />

14 E. Elorduy, El estoicismo, 2 vols, Gredos, Madrid, 1972.<br />

15 Ib., vol. II, pág. 95.<br />

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Fig. 3. Séneca<br />

Quizá los lectores de Foucault crean que el Hombre es una invención reciente,<br />

pero un recorrido por estos siglos lo desmiente con toda rotundidad como rotunda es la<br />

afirmación de Foucault. Y un buen ejemplo de ello son las propias Disertaciones de<br />

Máximo de Tiro, que les debería hacer dudar del extraño axioma foucaultiano (Véase el<br />

cuadro I con los tópicos que allá se tratan); y más aun, con un poco de paciencia, les<br />

llevará a considerarlo gratuito: los sermones, la dirección espiritual, el examen de<br />

conciencia... son las maneras de presentar la filosofía, que pasa casi siempre por la<br />

exposición de las materias en forma razonada o silogística. Pero lo que importa,<br />

materialmente, es lo que se dice y lo que se enseña. Todo se encuentra dirigido al<br />

hombre recortado a escala racional corpórea: la templanza en la comida y la bebida y el<br />

vegetarianismo (Musonio Rufo); la cura de vicios o enfermedades morales (Séneca); la<br />

libertad interior que huye de las opiniones falsas (Epicteto); la exigencia de<br />

perfeccionamiento del hombre (Marco Aurelio); la cautela ante las capacidades<br />

humanas para el conocimiento (los escépticos: Enesidemo o Sexto Empírico); etc.<br />

Este humanismo se confronta con el antihumanismo de los neoplatónicos, que se<br />

colocan en el lugar del Cosmos y de su Arquitecto. Los platónicos defenderán que el<br />

mundo tiene valor por sí mismo; que no está al servicio de los humanos; y que el<br />

hombre pierde su privilegio de centro. El hombre, entonces, necesitará del dominio de<br />

sí, del aprendizaje hacia la excelencia para alcanzar el punto de vista de Dios, el trabajo<br />

que requiere el volver a constituirse como espíritu tras haber quedado encarcelada su<br />

alma en la prisión del cuerpo. 16 Los neopitagóricos entran en escena trazando una<br />

aritmología fantástica que pretende conocer el mundo y sus designios a través de los<br />

<strong>número</strong>s y de sus propiedades, desconectada ya de las exigencias sobrias de la<br />

Academia platónica donde se inició esa obra de referencia que son los Elementos de<br />

Euclides. En nuestros términos: El <strong>número</strong> no se desconecta semánticamente del mundo<br />

para demostrar teoremas de la aritmética y de la geometría, sino que se convierte en el<br />

16 Cf. J. Alsina, El neoplatonismo. Síntesis del espiritualismo antiguo, Anthropos, Barcelona, 1989.<br />

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elemento central de los rituales a través de los cuales se pretende conseguir la verdadera<br />

realidad. 17<br />

III. La traducción de las disertaciones de Máximo de Tiro<br />

Pues bien, es en esta época tan abigarrada, tan cruzada por corrientes ideológicas y<br />

aun contradictorias entre sí, en la que Máximo de Tiro escribe sus Disertaciones. Una<br />

obra que se mueve en un punto inestable, entre los ámbitos de la moralidad, la religión y<br />

la retórica. Y en una primera lectura puede ya observarse que, si bien apunta hacia la<br />

Idea de Hombre, aún no se ha desprendido de la conciencia dualista religiosa.<br />

Fig. 4. La traducción de las Disertaciones<br />

Una lectura que hoy podemos hacer en castellano gracias a la espléndida<br />

traducción realizada por dos profesores titulares de Filología Griega de la Universidad<br />

de Almería, Juan Luis López Cruces y Javier Campos Daroca que trabajan con especial<br />

intensidad en las relaciones entre poesía y pensamiento. 18 Interesados en las relaciones<br />

entre el pensamiento y la poesía, han venido trabajando en el pensamiento de cínicos,<br />

estoicos y neoplatónicos y en su relación con el teatro de la época clásica y la poesía<br />

helenística. Participan en el proyecto de Ediciones Clásicas de traducir a los filósofos<br />

cínicos, que dará su primer fruto este mismo año. J. Campos ha traducido recientemente<br />

los fragmentos de Crisipo de Solos. 19 Una labor la de estos jóvenes humanistas bien<br />

necesaria en una sociedad como la nuestra, tan obsesionada con los motores y el ruido.<br />

17 Se puede justificar esta desconexión, si se acepta con los neopitagóricos que hay una ligadura<br />

ontológica <strong>número</strong> – mundo y que, por lo tanto, no se pueden disociar los <strong>número</strong>s del mundo. Véase a<br />

este respecto el siempre interesante F. García Bazán, La concepción pitagórica del <strong>número</strong> y sus<br />

proyecciones, Biblos, Buenos Aires, 2005.<br />

18 Se citará indicando, tras la abreviatura D de Disertaciones, el capítulo, el parágrafo y la página.<br />

19 Crisipo de Solos, Fragmentos, Madrid, Gredos, 2006.<br />

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Si no se es especialista en la época, conviene leer el texto de la mano de los<br />

traductores, que nos regalan con abundantes notas aclaratorias y eruditas y que acercan<br />

al lector a innumerables tópicos de la poesía y la filosofía helenísticas, lo que permite<br />

una lectura muy fluida y contextualizada. Con su ayuda, el lector puede orientarse sin<br />

perderse por las no menos abundantes referencias que hace el texto a su propia época, y<br />

que hoy permanecen en el olvido. Un trabajo muy meritorio que nos acerca de manera<br />

natural al texto y al contexto, sin pedantería alguna.<br />

Hay que agradecer también a los traductores que compongan críticamente la<br />

figura de Máximo. Desde su nacimiento, natural de Tiro, hasta cuando a una edad ya<br />

muy avanzada recitó sus Disertaciones en Roma entre 180 y 192; un reto que llevó a<br />

cabo sólo cuando hubo cosechado un cierto éxito en otras zonas del Imperio, alcanzando<br />

incluso fama en la capital de la filosofía, Atenas; pasando por algunas anécdotas como<br />

la de que fue el personaje a quien Artemidoro dedicó su Interpretación de los sueños,<br />

por haberlo animado a escribirlo; 20 y también el «sidonio» del que habla Luciano de<br />

Samosata en su Vida de Demonacte. 21 Pero al filósofo le interesa por sobre todas estas<br />

anécdotas la formación platónica que había adquirido, tanto en el conocimiento de sus<br />

pensamientos como en la plena asimilación de su expresión lingüística, pues no es<br />

Máximo un mero sofista retórico, sino un filósofo que cuida su lenguaje. Alrededor de<br />

esta idea haré un breve comentario.<br />

En primer lugar, exige preguntarse por el cómo se compaginan poesía y<br />

filosofía. Es ésta, sin duda, la cuestión primordial —que, como nos recuerdan los<br />

traductores, fue objeto de un rico tratamiento en el siglo II— 22 desde la que mostrar el<br />

propio ejercicio filosófico de Máximo de Tiro dentro de los límites de la filosofía a los<br />

que nos hemos referido.<br />

Platón y Homero<br />

Máximo ofrece un ingenioso razonamiento para hacer compatibles a Homero y<br />

Platón. La ciudad que Platón funda con su discurso no tiene existencia física —no es ni<br />

dórica ni peloponesíaca ni siciliana ni ateniense—, porque entonces habría necesidad<br />

del poeta: de Homero, de Hesíodo, de Orfeo... Pero en la ciudad perfecta no hay<br />

necesidad de médicos; ni de la utilidad y de los placeres de los versos; y, por otra parte,<br />

en las ciudades reales no se requiere necesariamente de Homero, pues pueden estar bien<br />

20 Artemidoro, La interpretación de los sueños, trad. y notas de E. Ruiz García, Gredos, Madrid, 2002.<br />

21 Luciano de Samosata, “Vida de Demonacte”, Antología de Luciano, edición de Luis Gil, CSIC,<br />

Madrid, 1970, págs. 239-272.<br />

22 Se citan: Si Platón fue justo al expulsar a Homero de la República, de Elio Sarapión; A favor de<br />

Homero frente a Platón, de Dión Criótomo; Quién es más sabio, si Homero o Platón, de Aristóteles de<br />

Mesene; Sobre el acuerdo entre Homero y Platón, de Télefo de Pérgamo. Cf. tomo I, págs. 379-380;<br />

véase también pág. 32.<br />

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gobernadas, como ocurre con las bárbaras. Así pues, no hay que juzgar a Homero en<br />

clave de placer:<br />

¿Qué necesidad hay de remedio en un lugar del que se ha extraído todo lo bajo y lo descuidado?<br />

Al famoso Anascaris preguntó un griego si existía entre los escitas el arte de tocar la flauta: “Ni<br />

siquiera hay vides”, contestó. Pues un placer llama a otro y su crecimiento es común,<br />

interminable y eterno, toda vez que ha empezado a fluir. Y existe un sólo procedimiento para<br />

salvarse: detener los manantiales y bloquear el nacimiento de los placeres. La ciudad tal que<br />

fundó Platón no puede ser transitada por el placer de espectáculos ni de audiciones, de manera<br />

que ni siquiera considerando la poesía una preparación para el placer podría aceptarla, y menos<br />

aún en función de su utilidad (D. XVII, 4, 388-389).<br />

El último capítulo es asimismo un homenaje a Homero y Platón: “Creo a<br />

Homero, tengo fe en Platón y compadezco a Epicuro” (D. XLI, 2, 376), convirtiendo a<br />

ambos en neoplatónicos: “Del cielo y la tierra, de los dos hogares, al uno hay que<br />

considerarlo sin parte de males, pero al otro mezclado de ambos, en el sentido que los<br />

bienes le llegan del otro y los males le nacen de su propia naturaleza malvada. Ésta es<br />

doble: la una es afección de la materia, la otra, libertad del alma” (Ib).<br />

Este tópico del neoplatonismo, la definición del hombre según una mezcla de<br />

cuerpo y alma, siendo el cuerpo la fuente de los males y el alma la fuente de los bienes,<br />

le sirve a Máximo para cerrar las Disertaciones con un recuerdo al auriga del Fedro<br />

(246a) platónico que conduce dos caballos, a los que añade por su cuenta y riesgo, y<br />

ante la sorpresa del lector, dos caballos más:<br />

Tras imponer el alma al cuerpo terrestre, como un auriga al carro, y darle las riendas al auriga, le<br />

dio la señal de salida, teniendo el vigor del arte que de él deriva, pero también teniendo la<br />

licencia de no emplearlo. Y cuando sube al carro y toma las riendas el alma feliz y<br />

bienaventurada, que recuerda al Dios que la ha hecho subir al carro y la ha prescrito llevar las<br />

riendas, sujeta las riendas, gobierna el carro y disciplina el impulso de los caballos. Éstos son<br />

completamente diversos y sigue cada uno su impulso a correr en una dirección diferente: el uno<br />

es indisciplinado, glotón y violento, el otro irascible, colérico e impetuoso, un tercero, sin<br />

nobleza y flojo y otro servil, pusilánime y bajo. De este modo el carro, en lucha civil, zarandea al<br />

auriga y luego, si éste no logra dominarlo, de un salto es arrastrado tras el impulso del caballo<br />

dominante: el carro es llevado ya por el caballo disoluto junto al auriga mismo a violencias,<br />

abusos, excesos y otros placeres ni decorosos ni puros, ya por el irascible a prejuicios de todo<br />

tipo... (D. XLI, 5, 382-383).<br />

Esta proliferación de caballos, cuyos caminos divergen entre sí, nos ofrece una<br />

muestra de la distancia que la época mantiene ya con Platón. Pues parece olvidar<br />

Máximo que los dos caballos del Fedro platónico simbolizan el «apetito sensible» y la<br />

fuerza de resistencia de ese apetito, el «coraje». Para el ateniense, la lucha contra la<br />

pasión no es puramente racional, no depende sólo del auriga, pues es también una lucha<br />

pasional, ardor de sentimiento: el coraje contra la violencia que ejercen nuestros deseos.<br />

“En el alma —concluye Meyer— 23 combatir o servir a la razón es enfurecerse contra la<br />

23 M. Meyer, Por una historia de la ontología, Idea Books, Barcelona, 2000, pág. 14.<br />

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pasión (irascible = cólera) o, por el contrario, abandonarse a ella (irascible)”. La<br />

dialéctica platónica se transforma en Máximo en el dualismo antropológico cuerpo y<br />

alma radicalmente separados.<br />

El drama y la filosofía<br />

La complejidad de la época explica que el platonismo de Máximo de Tiro esté<br />

mezclado con tesis estoicas, cínicas, socráticas... lo que ha llevado a calificar su<br />

pensamiento de ecléctico. Todos estos matices los exponen los traductores en un intenso<br />

prólogo, en el que citan de primera mano las interpretaciones más destacadas sobre el<br />

pensamiento de Máximo de Tiro: La interpretación de Puiggalli, que lo considera un<br />

filósofo platónico; la de Zeller, ecléctico; la de Dillon, que niega el eclecticismo y pone<br />

el peso en la convergencia entre las tradiciones clásicas filosóficas; la de Trapp, que<br />

apela a su neutralidad filosófica; o la de Koniaris, que nos merece algo más de atención.<br />

Koniaris considera que el primer capítulo de las Disertaciones es programático y utiliza<br />

la metáfora del actor para explicar la función del filósofo; éste como aquél se adecua a<br />

las diferentes circunstancias de la obra, que para el filósofo es la vida. De manera que en<br />

cada una de las disertaciones Máximo estaría hablando desde una perspectiva diferente,<br />

resolviendo así con gran ingenio uno de los problemas más debatidos en la filosofía<br />

desde que Agripa lo formulase en su famoso tropo de la «disonancia de las opiniones»<br />

(diaphonías tôn doxôn). El filósofo tendría la habilidad de adoptar su voz a los<br />

diferentes personajes, como ocurre en una música polifónica:<br />

Pues bien, considera esto también en los discursos de los filósofos: el bien no es ni variopinto ni<br />

diferenciado, sino uno y coherente. Ahora bien, sus campeones son enviados al escenario de la<br />

vida provisto cada uno de su propia guisa por la fortuna: Pitágoras, vestido con púrpura,<br />

Sócrates, con tabardo, Jenofonte, con coraza y escudo, y el campeón de Sínope [Diógenes],<br />

como el Télefo aquel, con bastón y saco. Estas mismas trazas contribuían a su representación:<br />

por ello Pitágoras turbaba, Sócrates confutaba, Jenofonte persuadía y Diógenes reprochaba.<br />

¡Bienaventurados sean los actores de estos dramas, y bienaventurados los espectadores de sus<br />

enseñanzas! (D, I, 10, 111-112).<br />

La interesante tesis de Koniaris apunta a que Máximo propone en la primera de<br />

las Disertaciones un modelo de hacer filosofía, apoyándose en la figura del actor:<br />

“Quienes representan los dramas en las Dionisias hablan unas veces con la voz de<br />

Agamenón y otras con la de Aquiles, y se ponen en otra ocasión la máscara de Télefo,<br />

de Palamedes o de cualquier otro personaje que el drama requiera...” (D. I, 1, 97). E<br />

inmediatamente Máximo hace una analogía entre el mundo del teatro y el de la vida<br />

misma a través del elemento común del drama cívico, en este espléndido arranque de las<br />

Disertaciones:<br />

Si uno reserva las Dionisias para el entretenimiento y el teatro, pero estima que su propio drama<br />

es uno cívico, no, por Zeus, unos versos yámbicos que un poeta compone con arte con ocasión<br />

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de una fiesta, a los que añade unos cantos para que el coro lo entone, sino la vida misma,<br />

precisamente aquello que tiene el filósofo por un drama de argumento más verídico, con una<br />

extensión más continuada en el tiempo e instruido por el Dios, que es su poeta (D. I, 1, 97-98).<br />

El filósofo ha de cambiar de posición argumentativa de la misma manera que el<br />

actor cambia de personaje y las diferentes tesis no serían sino los discursos que recitan<br />

diferentes personajes; pero la obra se mantiene la misma. De manera que Máximo de<br />

Tiro estaría hablando por boca de las diversas doctrinas, partiendo de unos supuestos en<br />

los que estarían de acuerdo todos los filósofos, y que para Máximo serían los tres<br />

siguientes: a) La distinción entre el cuerpo y el alma; b) la distinción entre virtud y<br />

placer; c) el reconocimiento de la divinidad.<br />

Esta interpretación, desde luego, no puede pasar desapercibida a quien escribe<br />

estas líneas, autor del citado Árthra hê péphyken. En este libro, y como si hubiera<br />

recogido la sugerencia de Koniaris, habría tratado de llevar a cabo algo parecido al<br />

ejercicio filosófico que realiza Máximo de Tiro en esa primera Disertación: La<br />

exposición de las cuestiones comunes a todos los filósofos, con independencia de sus<br />

doctrinas y teorías. Después vendrá ya el estilo de cada autor, las Ideas que atraviesan<br />

sus intereses, la materia misma que trata cada pensador:<br />

Pero ahora, al hablar sobre el Dios, ¿en quién me convertiré? ¿De qué belleza verbal lo revestiré,<br />

qué luz de las palabras más diáfanas me procuraré o qué armonía de canto escogido ensamblaré<br />

para hacer una demostración, ante mí mismo y ante otro, de lo que ahora indago? (D. XII, 1,<br />

277).<br />

No parece, desde luego, que la tesis fuerte de Koniaris se ajuste totalmente en el<br />

caso de Máximo; algunas disertaciones parecen estar escritas claramente en este<br />

registro, como la XXXII, que corresponde al punto de vista de Epicuro, o la XXXVI a<br />

Diógenes el Cínico; mas el método no parece que sea extensible a toda la obra. En todo<br />

caso la sugerencia de Koniaris es muy interesante, porque nos conecta con el famoso<br />

método del Sic et non de Abelardo que obliga al filósofo a ponerse en el lugar de los<br />

distintos discursos y argumentos a favor y en contra de los que polemiza; un método<br />

que ha resultado muy eficaz en la dialéctica de Hegel; y, entre nosotros, es quizá el<br />

modelo dialéctico de Bueno el mejor compuesto. 24 (La debilidad de este método se<br />

encuentra en la tentación, tan difícil de salvar para quien traza el cuadro dialéctico, de<br />

colocarse en la casilla que mejor le convenga, recurriendo a aquel eslogan —que ya no<br />

pertenece al cuadro— que Diocleciano se hizo poner en su corona: «Roma, caput<br />

mundi, regit orbis frena rotundis» 25 que en román paladino puede traducirse como: «El<br />

que parte y reparte se lleva la mejor parte»).<br />

24 Véase, por ejemplo, el cuadro dialéctico que aborda las distintas posiciones sobre el concepto de<br />

Persona en G. Bueno, El sentido de la vida, Pentalfa, Oviedo, 1996, pág. 154.<br />

25 “Roma, capital del mundo, lleva las riendas del orbe redondo”<br />

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En este sentido, y aunque únicamente fuera por constituirse en un modelo<br />

ejemplar del filosofar, sería más que bienvenida esta edición y habría que dar la<br />

enhorabuena a los editores y traductores, cuyo esfuerzo y buen hacer puede quedar<br />

ahogado entre tanta «novedad» espuria, irrelevante y prescindible con la que las<br />

editoriales inundan el mercado del libro.<br />

Las Disertaciones y los límites de la filosofía<br />

La filosofía de las Disertaciones se encuentra, según lo comentado, en la parte<br />

de «más acá» de los límites. Pero no ocupa todo el territorio, sino sólo aquel que tiene<br />

que ver con la formación personal, con la transformación interior. Así, Máximo, igual<br />

que Epicteto, considera que la misión de los filósofos es la de elevar las almas de los<br />

jóvenes a la estima de la filosofía:<br />

La suma de la filosofía y el camino que a ella conduce precisan de un maestro que eleve<br />

conjuntamente las almas de los jóvenes, guíe sus aspiraciones y no haga sino templar sus anhelos<br />

con los gozos y las penas (D, I, 8, 108).<br />

Y la estima por la filosofía hay que situarla del lado de la acción, de la vida y no<br />

del lado de las herramientas lógicas del filósofo —verbos y nombres, manuales de<br />

discursos, refutaciones, disputas, sofismas...—, aunque estas herramientas sean<br />

condición necesaria del filosofar, porque de otro modo lo que hace no sería filosofía y<br />

para el filósofo tan importante es conocer las herramientas como “vergonzoso<br />

desconocerlas” (Ib.). Después habría que esperar que los amantes de la filosofía imiten<br />

al filósofo como el espectador imita al actor que representa el drama. Hasta aquí el<br />

proyecto es filosófico, aun cuando esté separado de su núcleo ontológico matemático o<br />

científico. Ahora bien, Máximo de Tiro (dentro del marco histórico en el que vive),<br />

señala como eleme ntos de referencia los dioses y la poesía. Y es éste el punto<br />

problemático sobre el que nos permitiremos hacer una pequeña disertación sobre las<br />

Disertaciones.<br />

Pues ese trasvase, incluso la identificación de poesía y filosofía, parece que sitúa<br />

a Máximo en la parte del «más allá» de los límites. Al interrogarse por la filosofía,<br />

responde que la filosofía es la poesía dicha de otra manera, para, a continuación,<br />

concluir mediante otra pregunta retórica: ¿Cómo arbitrar la diferencia entre una y otra?:<br />

¿De hecho ¿qué es la poesía sino una filosofía antigua en el tiempo, compuesta en verso y de<br />

contenido mitológico?, ¿y qué la filosofía sino una poesía más reciente en el tiempo, más ligera<br />

en su composición y más clara en su expresión? Tratándose de dos asuntos que tan sólo difieren<br />

entre sí en el tiempo y la forma, ¿cómo podría arbitrarse la diferencia entre los unos y otros,<br />

lo que poetas y filósofos dicen sobre los dioses? (IV, pág. 153).<br />

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Pues bien; creemos que sí puede arbitrarse esa diferencia, que encontramos<br />

precisamente en el Platón que Máximo persigue. Por una parte, la ontología de Máximo<br />

incluye animales, hombres y dioses; y los dioses desempeñan un papel ontológico tan<br />

poderoso, que le hace chocar y enfrentarse con Epicuro, a quien califica de “perezoso,<br />

descuidado e ignorante de los dioses” (D. IV, 9, 162). Por otra, Máximo defiende una<br />

teoría del conocimiento en la forma propuesta por Platón, según el método de la diarésis<br />

(Fedro 265b-266b y Sofista 218 y ss). Pero ni en la ontología ni en la epistemología<br />

encontramos ningún lugar funcional para las matemáticas. En la Disertación VI<br />

Máximo se refiere a la aritmética, la geometría y la música, sin ningún interés especial<br />

ni específico. Son meros saberes que, sin embargo, le despiertan la curiosidad, pues esos<br />

saberes no los registra Homero:<br />

Bien es verdad que Homero, hombre de otros tiempos y especialmente digno de crédito, no dice<br />

que sean éstos los conocimientos más antiguos, sino que únicamente admira por su sabiduría<br />

al adivino, al sanador de males o al carpintero,<br />

así como<br />

al inspirado aedo”. 26<br />

Máximo no encuentra en el aedo ni la aritmética ni la geometría; ¿Cómo<br />

aparecen, pues, en Platón? ¿Cómo identificar filosofía platónica y poesía homérica?<br />

Máximo sólo indica que son saberes que pertenecen a la razón. Y, sin embargo, el poeta<br />

no se presenta con carencias de sabiduría. Esto significa que Máximo no cae en la<br />

cuenta, como no lo hacen los neopitagóricos en general, que es en ese saber aritmético y<br />

geométrico donde radica el problema filosófico de su maestro Platón. Máximo no se<br />

pregunta por qué esa razón es capaz de construir teoremas matemáticos, excepto la<br />

petitio principii de suponer que la razón es capaz de realizarlos (D. VI, 4, 194).<br />

El otro momento en el que se ocupa de las matemáticas es la Disertación<br />

XXXVII, en un contexto en el que se interesa por las disciplinas filosóficas que educan<br />

al ciudadano en la virtud. Máximo hace referencia a los bien conocidos pasajes de<br />

República 533 y Leyes 889d, en los que Platón expone el programa de estudios del<br />

gobernante. Máximo aquí se deleita con la música, pero le son indiferentes la aritmética<br />

y la geometría y se olvida de la astrología. 27<br />

La diferencia que no tiene presente Máximo es precisamente ese saber<br />

matemático que ha exigido de Platón un reordenamiento de los problemas metafísicos y<br />

26 Cita de Homero, Odisea, XVII, 384-385.<br />

27 Dice Máximo: “Ciertamente, no me refiero a la que llega al alma por medio de flautas y canto, de<br />

danzas y tañidos sin concurso de la razón (áneu lógou), la que es apreciada por lo dulce de su escucha”<br />

(D. XXXVII, págs. 307-308). Un texto que hará las delicias de Víctor Gómez Pin. En su interesantísima<br />

tesis inmanente del lenguaje expuesta en Entre lobos y autómatas, Espasa, Madrid, 20006, Gómez Pin<br />

muestra cómo el lenguaje y la música vienen a constituir el fundamento inmanente en el que reposa el<br />

logos.<br />

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cuya carta de presentación es esa segunda singladura a la que hace referencia en el<br />

Fedón (99d).<br />

Final<br />

Como el paciente de Gazzaniga, nos vemos nosotros también obligados a<br />

verbalizar algunas zonas de la realidad filosófica —en este caso, el texto de Máximo de<br />

Tiro—, aunque siguiendo la vía sobria que apela a su núcleo matemático (científico).<br />

Cada lector ha de «inventarse» alguna historia que haga coherente las zonas que se<br />

hurtan a la lectura, que faltan para completar el cuadro; cada lector se ve obligado a<br />

inventar historias para rellenar esas escenas de aquella época tan rica y compleja. Una<br />

historia que ha de reconstruirse a partir de otras escenas, éstas sí percibidas; sólo hay<br />

que pedir que esa escena sea muy relevante, que haga creíble todo el conjunto. Esta<br />

escena, según mi interpretación, tiene que ver con el papel central que juegan las<br />

matemáticas en la filosofía de Platón y cuya dificultad le obligó a trazar las coordenadas<br />

del discurso filosófico. Es con Platón con quien cristaliza la filosofía; antes sólo cabe<br />

hablar de Metafísica que se confunde a veces con la geometrización directa de la<br />

totalidad del universo (Tales, Anaxágoras...) o con las normas y reglas de conducta que<br />

formulan los sabios griegos, mezcla de constitucionalistas, ingenieros y poetas (Solón,<br />

Tales...). Con Platón el pensamiento toma otro rumbo —el filosófico, precisamente—,<br />

se compromete con una ontología y una epistemología matemática y luego, tras<br />

Aristóteles, con una ontología y una epistemología científica que incorpora la biología y<br />

la física en detrimento de las matemáticas, con todas sus consecuencias. 28<br />

Platón ha introducido la perspectiva del Hombre que mira el mundo acompañado<br />

de las Ideas. Pero Platón no cerró del todo el problema; porque a las Ideas, que son<br />

construidas desde la escala humana (la reminiscencia), se accede mediante una<br />

neutralización de los fenómenos y de las operaciones subjetivas (en el «ascenso»). Mas<br />

Platón, a falta de una lógica adecuada, apeló a una cierta ascesis, a un dominio de sí, a<br />

28 Un rumbo que no fue bien entendido ni siquiera por los neoplatónicos. Así lo entiende José Monserrat:<br />

“La teoría platónica del conocimiento era demasiado avanzada para su tiempo. el único intento de<br />

continuarla en la misma línea se debe, parece, a Espeusipo. Pero la gran escuela que sucedió a la<br />

Academia, la de Aristóteles, no acierta a recoger el relevo. Aristóteles dispersó el problema del<br />

conocimiento de un lado hacia la lógica pura, y de otro, hacia la biología, con una incursión en la teología<br />

natural. Después de Aristóteles se pudo hablar con mayor precisión y se pudo estudiar sistemáticamente a<br />

los animales; pero no se pudo convertir en ciencia el conocimiento del mundo físico. El platonismo<br />

posterior (...) operó una profunda transformación en el sistema de conceptos fundamentales erigido por<br />

Platón (...) Esta subversión puede recapitularse en dos operaciones. la primera consistió en el paso de una<br />

filosofía de los objetos en una filosofía del sujeto (....) La segunda operación subvertidora consistió en<br />

una inversión del proceso de producción de estos principios. Para Platón, el proceso es ascendente, es<br />

decir, parte de la realidad física y culmina en los principios que permiten su conocimiento objetivo. Los<br />

platónicos posteriores operaron una inversión genética. El Uno infinito pasó a ocupar el lugar de Principio<br />

absoluto tanto del ser como del conocer...” J. Monserrat, Platón. De la perplejidad al sistema, Ariel,<br />

Barcelona, 1995, pág. 192.<br />

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un control del cuerpo que le permitiera acceder a las Ideas. 29 Y es este el tipo de<br />

humanismo que encontramos en Máximo, que no se ha desprendido aún de su matriz<br />

dualista y que exige, cada pocos pasos dados en la argumentación, el fundamento de los<br />

dioses:<br />

Pues del Dios ha recibido la orden de recorrer la tierra y mezclarse con toda suerte de hombres,<br />

toda opinión y toda arte, y colaborar con los buenos, vengar a los que sufren injusticia y dar su<br />

merecido a los que la cometen (D. IX, 6, 247).<br />

29 Véase la justificación del vínculo entre matemáticas y filosofía en Platón en F. M. Pérez Herranz, “La<br />

eliminación de la subjetividad de los fines. Platón y las matemáticas”, Eikasía, <strong>número</strong> extraordinario<br />

sobre Platón.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 71


Pérez Herranz, F. M.: «En los límites de la filosofía. A propósito de las disertaciones filosóficas de Máximo de Tiro».<br />

I. SI EL FILÓSOFO DEBERÁ ADAPTARSE A TODO PROPÓSITO<br />

II. SI DEBEN ERIGIRSE IMÁGENES EN HONOR DE LOS DIOSES<br />

III. SI SÓCRATES HIZO BIEN EN NO DEFENDERSE<br />

IV. QUIÉNES HAN DISCURRIDO MEJOR SOBRE LOS DIOSES, SI LOS POETAS O LOS FILÓSOFOS<br />

V. SI HAY QUE HACER PLEGARIAS A LOS DIOSES<br />

VI. SOBRE EL CONOCIMIENTO<br />

VII. QUÉ ENFERMEDADES SON MÁS PENOSAS, LAS DEL CUERPO O LA S DEL ALMA<br />

VIII. IX. SOBRE EL DEMON DE SÓCRATES<br />

X. SI LAS ENSEÑANZAS SON RECUERDOS<br />

XI. EL DIOS SEGÚN PLATÓN<br />

XII. SI DEBE CO<strong>MB</strong>ATIRSE AL INJUSTO CON LA INJUSTICIA<br />

XIII. SI LA EXISTENCIA DE LA ADIVINACIÓN DEJA ALGO A NUESTRO ALBEDRÍO<br />

XIV. QUÉ MEDIOS HAY DE DISTINGUIR AL ADULADOR DEL AMIGO<br />

XV. ¿QUÉ VIDA ES MEJOR, LA ACTIVA O LA CONTEMPLATIVA? LA ACTIVA<br />

XVI. LA VIDA CONTEMPLATIVA ES MEJOR QUE LA A CTIVA<br />

XVII. SOBRE SI PLATÓN HIZO BIEN EN EXCLUIR A HOMERO DE LA REPÚBLICA<br />

XVIII, XIX, XX. XXI. SOBRE EL ARTE AMATORIA DE SÓCRATES<br />

XXII. QUE EL GOCE DE LOS DISCURSOS FILOSÓFICOS ES MEJOR QUE EL DE TODOS LOS<br />

DEMÁS<br />

XXIII. ¿QUIÉNES SON MÁS ÚTILES A LA CIUDAD, LOS GUERREROS O LOS AGRICULTORES?<br />

LOS GUERREROS<br />

XXIV. QUE LOS AGRICULTORES SON MÁS ÚTILES QUE LOS GUERREROS<br />

XXV. QUE LOS DISCURSOS M EJORES SON LOS QUE CONCUERDAN CON LAS ACCIONES<br />

XXVI. SI HAY UNA FILOSOFÍA SEGÚN HOMERO<br />

XXVII. SI LA VIRTUD ES UN ARTE<br />

XXVIII CÓMO SE PODRÍA ESTAR SIN DOLOR<br />

XXIX. ¿CUÁL ES EL FIN DE LA FILOSOFÍA?<br />

XXX. XXXI. XXXII. SOBRE SI TA<strong>MB</strong>IÉN EL PLACER ES UN BIEN, PERO INSEGURO<br />

XXXIII. CUÁL ES EL FIN DE LA FILOSOFÍA<br />

XXXIV. QUE ES POSIBLE SACA R PROVECHO DE LAS CRCUNSTANCIAS<br />

XXXV. CÓMO HABRIA UNO DE DISPONERSE HACIA EL AMIGO<br />

XXXVI. SI ES PREFERIBLE LA VIDA DEL CÍNICO<br />

XXXVII. SI CONTRIBUYE A LA VIRTUD EL CURSO DE LAS DISCIPLINAS<br />

XXXVIII. SI PODRÍA HACERSE ALGUIEN BUENO POR DESIGNIO DIVINO<br />

XXXIX. SI UN BIEN ES MAYOR QUE OTRO BIEN<br />

XL. SI UN BIEN ES MAYOR QUE OTRO BIEN QUE SÍ LO ES<br />

XLI. SI EL DIOS HACE LOS BIENES ¿DE DÓNDE SURGEN LOS MALES?<br />

Cuadro I. Tópicos tratados en las Disertaciones filosóficas de Máximo de Tiro<br />

72<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad<br />

en el Sistema de los objetos.<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid.<br />

Resumen<br />

El presente trabajo intenta, a partir de la revisión de las obras fundamentales de Jean Baudrillard,<br />

dar cuenta del origen de la personalidad narcisista, que no conoce límites entre ella misma y el mundo que<br />

exige la gratificación inmediata de sus deseos, así como la erosión de la vida intima tenida lugar en la<br />

sociedad del espectáculo. El American way of life aparecerá caracterizado como el imperio de la<br />

seducción y de la obsolescencia decretada; un sistema que rinde culto al fetiche de la mercancía y la<br />

pornografía de la información. Finalmente, se buscará dar cuenta de cómo el consumo no es, en absoluto,<br />

la base sobre la que descansa el progreso, sino más bien la barrera que lo estanca o, al menos, lo lanza en<br />

la dirección contraria a la de la mejora de las relaciones sociales.<br />

Palabras claves:<br />

Seducción; narcisismo; alteridad; imagen; espectaculo, consumo; obsolesencia.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org pp.73-89


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad<br />

en el Sistema de los objetos.<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 73


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Resumen<br />

El presente trabajo intenta, a partir de la revisión de las obras fundamentales de Jean Baudrillard,<br />

dar cuenta del origen de la personalidad narcisista, que no conoce límites entre ella misma y el mundo que<br />

exige la gratificación inmediata de sus deseos, así como la erosión de la vida intima tenida lugar en la<br />

sociedad del espectáculo. El American way of life aparecerá caracterizado como el imperio de la<br />

seducción y de la obsolescencia decretada; un sistema que rinde culto al fetiche de la mercancía y la<br />

pornografía de la información. Finalmente, se buscará dar cuenta de cómo el consumo no es, en absoluto,<br />

la base sobre la que descansa el progreso, sino más bien la barrera que lo estanca o, al menos, lo lanza en<br />

la dirección contraria a la de la mejora de las relaciones sociales.<br />

Palabras claves:<br />

Seducción; narcisismo; alteridad; imagen; espectaculo, consumo; obsolesencia.<br />

Narcisismo y transformación de la vida pública.<br />

¿Cuál es en última instancia el entramado ideológico del sistema de los objetos?<br />

¿Qué ideario encarna este sistema cuyos principios son la caducidad y la obsolescencia<br />

—el imperativo de la novedad—, la ley del ciclo y otros automatismos semejantes?<br />

Baudrillard dirá que son dos: el principio personalizador, que se articula como<br />

democratización del consumo de modelos por la vía de la serialidad y la ética novedosa<br />

del crédito y la acumulación no productiva.<br />

Hoy el glamour de las mercancías aparece como nuestro paisaje natural, allí nos<br />

reconocemos y nos encontramos con «nosotros mismos», con nuestros ensueños de<br />

poder y ubicuidad, con nuestras obsesiones y delirios, con los desperdicios psíquicos en<br />

el escaparate de la publicidad —verdadero espejo que nos devuelve nuestra imagen<br />

deformada— una verdadera summa espiritual de nuestra civilización, el repertorio<br />

ideológico de la desinhibición.<br />

El carácter distintivo del American way of life, de la última sociedad primitiva<br />

contemporánea se escenifica en las formas del distanciamiento, en el paisaje, en los<br />

grandes desiertos y carreteras de ese país que deja entrever una profunda soledad, las<br />

inclinaciones thanáticas que yacen bajo el optimismo americano; la decrepitud del<br />

capitalismo tardío en la tierra de las oportunidades, del american dream convertido en el<br />

74<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

insomnio incontenible de la banalidad y la indiferencia; los Estados Unidos han<br />

realizado la desterritorialización de la identidad, la diseminación del sujeto y la<br />

neutralización de todos los valores y, si se quiere, la muerte de la cultura bajo el<br />

régimen de la mortandad de los objetos.<br />

En este sentido es una cultura ingenua y primitiva, no conoce la ironía, no se<br />

distancia de sí misma, no ironiza sobre el futuro ni sobre su destino; ella sólo actúa y<br />

materializa su política de Estado. Norteamérica realiza así sus sueños y sus pesadillas.<br />

La identidad prefabricada.<br />

Vivimos en un universo frío, la calidez seductora, la pasión de un mundo<br />

encantado es sustituida por el éxtasis de las imágenes, por la pornografía de la<br />

información, por la frialdad obscena de un mundo desencantado. Ya no por el drama de<br />

la alienación, sino por la hipertrofia de la comunicación que, paradojalmente, acaba con<br />

toda mirada o, como dirá Baudrillard 1 , con toda imagen 2 y, por cierto, con todo<br />

reconocimiento .<br />

1<br />

2<br />

BAUDRILLARD, Jean (1929-) Estudió filología germánica en La Sorbona de París.. En 1966<br />

leyó su tesis doctoral ('Le sistème des objets') bajo la dirección de Henry Lefebvre, e inició su<br />

actividad docente en la Universidad París X, en Nanterre, donde tuvo un papel activo en los<br />

sucesos de mayo del 68. Director científico del IRIS (Recherche sur l'Innovation Sociale) de la<br />

Universidad París-IX Daphine (1986-1990). En 2001 fue contratado por la European Graduate<br />

School de Saas-Fee, Suiza, como profesor de filosofía de la cultura y de los medios en los<br />

seminarios intensivos de verano.<br />

La mayor parte de la obra de Baudrillard ha sido traducida a las lenguas española y portuguesa. A<br />

la primera: El sistema de los objetos, Siglo XXI, Ciudad de México, 1969; La sociedad de<br />

consumo, Plaza y Janés, Barcelona, 1970; Crítica de la economía política y del signo, Siglo XXI,<br />

Ciudad de México, 1976; El espejo de la producción, Gedisa, Barcelona, 1980; El sistema de los<br />

objetos, Siglo XXI, C. de México, 1981; El intercambio simbólico y la muerte, Monte Avila,<br />

Caracas, 1981; Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1984; América, Anagrama,<br />

Barcelona, 1987; El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1988; Cool Memories, Anagrama,<br />

Barcelona, 1989; De la seducción, Ed. Cátedra, Madrid, 1989 (Planeta-Agostini, Barcelona,<br />

1993; Iberoamericana, Buenos Aires, 1994); Las estrategias fatales, Anagrama, Barcelona, 1991;<br />

La transparencia del mal. Ensayo sobre los fenómenos extremos, Anagrama, Barcelona, 1991; La<br />

guerra del golfo no ha tenido lugar, Anagrama, Barcelona, 1992; La ilusión del fin. La huelga de<br />

los acontecimientos, Anagrama, Barcelona, 1993; Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993;<br />

El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1994; El crimen perfecto, Anagrama, Barcelona,<br />

1996; Pantalla total, Anagrama, Barcelona, 2000.<br />

BAUDRILLARD, Jean, El otro por sí mismo, Ed. Anagrama, Barcelona, 1997.<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

El desafío de la diferencia, que constituye al sujeto especularmente, siempre a<br />

partir de un otro que nos seduce o al que seducimos, al que miramos y por el que somos<br />

vistos, hace que el solitario voyeurista ocupe el lugar del antiguo seductor apasionado.<br />

Somos, en este sentido, ser para otros y no sólo por la teatralidad propia de la vida<br />

social, sino porque la mirada del otro nos constituye, en ella y por ella nos<br />

reconocemos. La constitución de nuestra identidad tiene lugar desde la alteridad, desde<br />

la mirada del otro que me objetiva, que me convierte en espectáculo. Ante él estoy en<br />

escena, experimentando las tortuosas exigencias de la teatralidad de la vida social. Lo<br />

característico de la frivolidad es la ausencia de esencia, de peso, de centralidad en toda<br />

la realidad, y por tanto, la reducción de todo lo real a mera apariencia.<br />

El éxito de la identidad prefabricada radica en que cada uno la diseña de acuerdo<br />

con lo que previsiblemente triunfa –los valores en alza 3 –. La moda, pues, no es sino un<br />

diseño utilitarista de la propia personalidad, sin profundidad, una especie de ingenuidad<br />

publicitaria en la cual cada uno se convierte en empresario de su propia apariencia.<br />

Efectos de desaparición<br />

La fragmentación de las imágenes construye una estética abstracta y laberíntica,<br />

en el que cada fragmento opera independiente pero, a su vez, queda encadenado al<br />

continuo temporal de un instante narrativo único. Podemos retener el mundo entero en<br />

nuestras cabezas.<br />

La aceleración y los estados alterados de la mente. Los psicotrópicos. La<br />

representación electrónica de la mente en la cartografía del hipertexto. Las autopistas de<br />

la información, donde todo acontece sin tener siquiera que partir ni viajar. Es la era de<br />

la llegada generalizada, de la telepresencia, de la cibermuerte y el asesinato de la<br />

realidad. El mundo como una gran cámara de vacío y de descompresión. Como la<br />

ralentización de la exuberancia del mundo.<br />

3<br />

RIVIERE, M, Diccionario de la moda, Ed. Grijalbo, Barcelona, 1996.<br />

76<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Imágenes de la gran urbe, fragmentos de los últimos gestos humanos<br />

reconocibles. Los sujetos indiferentes a la presencia de la cámara se mueven según el<br />

ritmo de sus propios pensamientos.<br />

Imágenes en movimiento: la estación del Metro de Tokio, súper-carreteras,<br />

aviones supersónicos, televisores de cristal líquido, nano-ordenadores, y otros tantos<br />

accesorios que nos implantan una aceleración a la manera de otras tantas prótesis<br />

tecnológicas. Es la era del cyber-reflejo condicionado, del vértigo de la cibermúsica, de<br />

los fundidos del inconsciente en una lluvia de imágenes digitales, vértigo espasmódico<br />

de señales que se encienden y apagan, del gesto televisivo, vértigo espasmódico de<br />

señales que se encienden y se apagan, del gesto neurótico y ansioso del zapping o el<br />

molesto corte del semáforo en las esquinas que parasitan el sistema de interrupciones<br />

artificiales y alimentan nuestra dependencia de los efectos especiales.<br />

La sociedad del espectáculo.<br />

La moda ha contribuido también a la construcción del paraíso del capitalismo<br />

hegemónico. Sin duda, capitalismo y moda se retroalimentan 4 . Ambos son el motor del<br />

deseo que se expresa y satisface consumiendo; ambos ponen en acción emociones y<br />

pasiones muy particulares, como la atracción por el lujo, por el exceso y la seducción.<br />

Ninguno de los dos conoce el reposo, avanzan según un movimiento cíclico no-racional,<br />

que no supone un progreso. En palabras de J. Baudrillard: “No hay un progreso<br />

continuo en esos ámbitos: la moda es arbitraria, pasajera, cíclica y no añade nada a las<br />

cualidades intrínsecas del individuo” 5 . Del mismo modo es para él el consumo un<br />

proceso social no racional. La voluntad se ejerce –está casi obligada a ejercerse–<br />

solamente en forma de deseo, clausurando otras dimensiones que abocan al reposo,<br />

como son la creación, la aceptación y la contemplación. Tanto la moda como el<br />

capitalismo producen un ser humano excitado, aspecto característico del diseño de la<br />

4<br />

5<br />

VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, La moda en la postmodernidad. Deconstrucción del fenómeno<br />

"fashion";http://www.ucm.es/info/nomadas/11/avrocca2.htm En NÓMADAS. 11 | Enero-<br />

Junio.2005 Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE<br />

DE MADRID.<br />

BAUDRILLARD, Jean, The Consumer Society, SAGE Publication, 1998, p. 100<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 77


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

personalidad en sociedad del espectáculo.<br />

La sociedad de consumo supone la programación de lo cotidiano; manipula y<br />

determina la vida individual y social en todos sus intersticios; todo se transforma en<br />

artificio e ilusión al servicio del imaginario capitalista y de los intereses de las clases<br />

dominantes. El imperio de la seducción y de la obsolescencia; el sistema fetichista de la<br />

apariencia y alienación generalizada 6 .<br />

6<br />

DEBORD, Guy, La sociedad del espectáculo, Ed. Pre –Textos, Valencia, 1999, cap. II La<br />

mercancía como espectáculo. P. 51 y sgtes.<br />

78<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

El juego de las apariencias.<br />

La tesis de Baudrillard es que la peor de las alienaciones no es ser despojado por<br />

el otro, sino estar despojado del otro; es tener que producir al otro en su ausencia y, por<br />

lo tanto, enviarlo a uno mismo. Si en la actualidad estamos condenados a nuestra<br />

imagen, no es a causa de la alienación, sino de su fin, es decir, de la virtual desaparición<br />

del otro, que es una fatalidad mucho peor.<br />

Ver y ser vistos, esa parece ser la consigna en el juego translúcido de la<br />

frivolidad. El así llamado momento del espejo, precisamente, es el resultado del<br />

desdoblamiento de la mirada, y de la simultánea conciencia de ver y ser visto, ser sujeto<br />

de la mirada de otro 7 , y tratar de anticipar la mirada ajena en el espejo, ajustarse para el<br />

encuentro. La mirada, la sensibilidad visual dirigida, se construye desde esta<br />

autoconciencia corpórea, y de ella, a la vez, surge el arte, la imagen que intenta traducir<br />

esta experiencia sensorial y apelar a la sensibilidad en su receptor.<br />

Nuestra soledad demanda un espejo simbólico en el que poder reencontrar a los<br />

otros desde nuestro interior. Buscamos en el espejo la unidad de una imagen a la que<br />

sólo llevamos nuestra fragmentación.<br />

Con estupor tomamos las últimas fotografías posibles, un patético modo de certificar la<br />

experiencia o de convertirla en colección. Pareciera que la fotografía quiere jugar este<br />

juego vertiginoso, liberar a lo real de su principio de realidad, liberar al otro del<br />

principio de identidad y arrojarlo a la extrañeza. Más allá de la semejanza y de la<br />

significación forzada, más allá del "momento Kodak", la reversibilidad es esta<br />

oscilación entre la identidad y el extrañamiento que abre el espacio de la ilusión<br />

estética, la des-realización del mundo, su provisional puesta entre paréntesis.<br />

7<br />

BAUDRILLARD, Jean, El otro por sí mismo, Anagrama, Barcelona, 1994<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Como en La invención de Morel 8 donde un aparato reproduce la vida (absorbiendo las<br />

almas) en forma de réplica, en forma de mera proyección. Los Stones como souvenir de<br />

sí mismos proyectados en el telón del escenario giratorio. La envidiable decreptitud de<br />

Mick Jagger con una delgadez mezquina y ominosa, como si fuera su propia narcótica<br />

reliquia.<br />

Los rostros del otro, rostros distantes a pesar de su cercanía, ausentes a pesar de<br />

su presencia, los miramos sin que ellos nos devuelvan la mirada. La alteridad no es más<br />

que un espectro, fascinados contemplamos el espectáculo de su ausencia. Tal vez los<br />

Stones estén muertos y nadie lo sepa. Tal vez sea una banda sustituta la que por enésima<br />

vez sacuda el mundo cuando comience su nueva gira por las ciudades de la Gran<br />

Babilonia.<br />

8<br />

BIOY CASARES, Adolfo, La invención de Morel, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1940.<br />

En la clásica novela de Ciencia Ficción –obra fundacional del género– Morel ha inventado una<br />

máquina que permite capturar la entidad de las personas, su existencia en sí, y reproducirla a voluntad.<br />

Pero esta captura implica la muerte de la persona que es registrada o grabada. La novela juega con la<br />

idea del solipsismo, el eterno retorno y los problemas ontológicos – identitarios.<br />

Ver: VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “La Invención de Morel. Defensa para sobrevivientes”<br />

en Zona Moebius; http://www.zonamoebius.com/00002006/nudos/avr_0906_morel_bioy.htm<br />

80<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Disney World y el principio de realidad.<br />

Vivimos en un universo extrañamente parecido al original -las cosas aparecen<br />

replicadas por su propia escenificación -señala Baudrillard 9 . Como Disney World que es<br />

un modelo perfecto de todos los órdenes de simulacros. En principio es un juego de<br />

ilusiones y de fantasmas: los Piratas, la Frontera, el Mundo Futuro, etcétera. Se cree a<br />

menudo que este 'mundo imaginario' es la causa del éxito de Disney, pero lo que atrae a<br />

las multitudes es, sin duda y sobre todo, el microcosmos social, el goce religioso, en<br />

miniatura, de la América real, la perfecta escenificación de los propios placeres y<br />

contrariedades. La única fantasmagoría en este mundo imaginario proviene de la ternura<br />

y calor que las masas emanan y del excesivo <strong>número</strong> de dispositivos aptos para<br />

mantener el efecto multitudinario. El contraste con la soledad absoluta del parking —<br />

auténtico campo de concentración—, es total. O, mejor: dentro, todo un abanico de<br />

'gadgets' magnetiza a la multitud canalizándola en flujos dirigidos; fuera, la soledad,<br />

dirigida hacia un solo dispositivo, el “verdadero”, el automóvil. Por una extraña<br />

coincidencia (aunque sin duda tiene que ver con el embrujo propio de semejante<br />

universo), este mundo infantil congelado resulta haber sido concebido y realizado por<br />

un hombre hoy congelado también: Walt Disney, quien espera su resurrección arropado<br />

por 180 grados centígrados. De cualquier modo es aquí donde se dibuja el perfil<br />

objetivo de América, incluso en la morfología de los individuos y de la multitud. Todos<br />

los valores son allí exaltados por la miniatura y el dibujo animado. Embalsamados y<br />

pacificados. De ahí la posibilidad de un análisis ideológico de Disney: núcleo del<br />

“american way of life”, panegírico de los valores americanos, etc., trasposición<br />

idealizada, en fin, de una realidad contradictoria. Pero todo esto oculta una simulación<br />

de tercer orden: Disney existe para ocultar qué es el país “real”, toda la América “real”,<br />

una Disneylandia (al modo como las prisiones existen para ocultar la “lacra” que es<br />

todo lo social en su banal omnipresencia, reduciéndolo a lo estrictamente carcelario).<br />

Disneylandia es presentada como imaginaria con la finalidad de hacer creer que el resto<br />

es real, mientras que cuanto la rodea, Los Ángeles, América entera, no es ya real, sino<br />

perteneciente al orden de lo hiperreal y de la simulación. No se trata de una<br />

interpretación falsa de la realidad (como la ideología), sino de ocultar que la realidad ya<br />

9<br />

BAUDRILLARD, Jean, Cultura y simulacro, Kairós, Barcelona, 1993<br />

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Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

no es la realidad y, por tanto, de salvar el principio de realidad.<br />

Sería un error minimizar la relación entre estos fenómenos y el origen de la<br />

personalidad narcisista, que no conoce límites entre ella misma y el mundo que exige la<br />

gratificación inmediata de sus deseos, así como la erosión de la vida intima tenida lugar<br />

a través de la relaciones sociales que se tratan como pretextos para la expresión de la<br />

propia personalidad. La transformación de la vida pública en un ámbito donde “la<br />

persona puede escapar a las cargas de la vida familiar idealizada... mediante un tipo<br />

especial de experiencia, entre extraños o, más importante aún, entre personas destinadas<br />

a permanecer siempre como extraños”, y donde una silenciosa y pasiva masa de<br />

espectadores observa la extravagante expresión de la personalidad de unos pocos en la<br />

“sociedad del espectáculo”, donde los medios de “comunicación” nos escamotean y<br />

disuelven el presente con las fanfarrias del último estelar televisivo.<br />

82<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

La construcción del sentido social se desplaza del espacio de la política, hacia un<br />

mundo que no tiene historia, sólo pantalla. Son las nuevas formas de producción, las de<br />

un nuevo universo simbólico en donde se resignifican las viejas utopías mediante un<br />

proceso de descontextualización que las convierte en imágenes sin historia; en<br />

mercancías.<br />

En esos mismos medios de comunicación se desplazan hoy los actores políticos<br />

jugando su rol hegemónico en la construcción de sentido en tanto perpetran el secuestro<br />

de nuestra moral. La fe pública violada ha creado las condiciones para el desprestigio de<br />

lo político y con ello el de nuestras instituciones, qué puede extrañar entonces del robo<br />

hormiga de las grandes transnacionales, la extorsión «irrepresentable», sólo cognoscible<br />

por medio de una compleja organización multinacional articulada según un modelo<br />

gansteril. Nuestra vida cotidiana esta así signada por las abusivas relaciones mercantiles<br />

que experimentan una creciente densidad así como una significativa disminución de las<br />

relaciones interpersonales sin fines de lucro.<br />

Pese a todo, incluso la personalidad de las celebridades esta sujeta a los procesos<br />

de obsolescencia y caducidad, al fenómeno postmoderno de la «sacralidad impersonal».<br />

La obsolescencia de los objetos se corresponde con la de los rock stars y gurús<br />

intelectuales; con la multiplicación y aceleración en la rotación de las «celebridades»,<br />

para que ninguna pueda erigirse en “ídolo personalizado y canónico”. El exceso de<br />

imágenes, el entusiasmo pasajero, determinan que cada vez haya más “estrellas” y<br />

menos inversión emocional en ellas, los revival son fenómenos de “nostalgia decretada”<br />

ideadas como estrategias de marketing por algún ejecutivo de una compañía<br />

multimedia.<br />

Mas allá de la “sociedad del espectáculo” 10 y “el imperio de lo efímero” se<br />

10 Existen dos intentos recientes de utilizar el concepto de fetichismo de la mercancía para explicar la<br />

cultura capitalista del siglo XX. Uno de ellos es, desde luego, la crítica a la «industria de la cultura»<br />

elaborada por Horkheimer y Adorno en Dialéctica de la Ilustración, y el segundo es el análisis<br />

desarrollado por Guy Debord y otros miembros de movimiento situacionista en los años sesenta.<br />

Parodiando la frase con que se inicia El capital, Debord afirma que «toda la vida de las sociedades<br />

donde reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una acumulación inmensa de<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 83


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

instala la “norma de consumo” en el plano de las necesidades sociales, también<br />

gobernadas por dos mercancías básicas: la vivienda estandarizada, lugar privilegiado de<br />

consumo, y el automóvil como medio de transporte compatible con la separación entre<br />

el hogar y el sitio de trabajo. Ambas mercancías —y en especial, desde luego, el<br />

automóvil— fueron sometidas a la producción masiva y la adquisición de ambas exige<br />

una «amplia socialización de las finanzas» bajo la forma de nuevas o ampliadas<br />

facilidades de crédito (compra a plazos, créditos, hipotecas, etc.). Más aún, las dos<br />

mercancías básicas del proceso de consumo masivo crearon complementariedades<br />

(crédito hipotecario y automotriz) que producen una gigantesca expansión de las<br />

mercancías, apoyada por una diversificación sistemática de los valores de uso. El<br />

individuo se ve obligado a elegir permanentemente, a tomar la iniciativa, a informarse, a<br />

probarse, a permanecer joven, a deliberar acerca de los actos más sencillos: qué<br />

automóvil comprar, qué película ver, qué libro leer, qué régimen o terapia seguir. El<br />

consumo obliga a hacerse cargo de sí mismo, nos hace “responsables”, se trata así de un<br />

sistema de participación ineludible 11 .<br />

El régimen de la mortandad de los objetos<br />

El dispositivo que activa este sistema de “obsolescencia acelerada” —que<br />

impera a consumir compulsivamente— consiste en convencer al consumidor que<br />

necesita un producto nuevo antes que el que ya tiene agote su vida útil y<br />

funcionalidades. Ésta es una de las tareas de los diseñadores: acelerar la obsolescencia.<br />

A este respecto el automóvil ha sido un caso paradigmático de las obsolescencias<br />

decretadas del estilo, asociadas a las imágenes de prestigio y estatus que le rodean.<br />

espectáculos», y agrega que el espectáculo «en todas sus formas específicas, como información o<br />

propaganda, publicidad o consumo directo de entretenimiento», debe ser visto como «una relación<br />

social entre las personas mediada por imágenes». Como tal, la «sociedad del espectáculo» es «la<br />

realización absoluta» del «principio del fetichismo de la mercancía». Si bien Baudrillard admite la<br />

influencia de los situacionistas, rechaza sin tapujos sus ideas: «No vivimos ya la sociedad del<br />

espectáculo... como tampoco los tipos específicos de alienación y represión que ésta conlleva».<br />

Podemos presumir que ello se debe a que conceptos como los de alienación y represión presuponen la<br />

existencia de algo alienado o reprimido. Debord afirma decididamente que la sociedad del espectáculo<br />

implica un forma distorsionada de relación social, habla de «la praxis social global escindida entre<br />

realidad e imagen» y dice que «dentro de un mundo puesto realmente de cabeza, lo verdadero es el<br />

movimiento de lo falso». Todo lo anterior es rechazado de plano por Baudrillard, para quien realidad e<br />

imagen, falso y verdadero, se confunden de manera endémica en el mundo hiperreal de la simulación.<br />

11 LIPOVETSKY, Gilles, L'Ere du vide, París, 1983, pp. 7, 14<br />

84<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Así, el propósito es hacer que el cliente este descontento con su actual automóvil, su<br />

cocina, sus pantalones, etc., porque esta “pasado de moda”. Ya no debe esperarse que<br />

las cosas se acaben lentamente. Las sustituimos por otras que si bien no son,<br />

necesariamente, más efectivas, son más atractivas. Pese a todo es difícil discernir la<br />

frontera entre progreso técnico real y obsolescencia del diseño y —más aún—<br />

sustraerse al influjo de estos condicionamientos.<br />

Siempre los objetos han llevado la huella de la presencia humana 12 , pero ahora<br />

no son sus funciones primarias (el cuerpo, los gestos, su energía...) las que se imponen<br />

sino las superestructuras las que se dejan sentir. Así, el objeto automatizado representa a<br />

la conciencia humana en su autonomía, su voluntad de control y dominio. Ese poder va<br />

más allá de la prosaica funcionalidad —y de eso saben mucho los vendedores de<br />

automóviles—. El objeto es irracionalmente complicado, se llena de detalles superfluos<br />

y viaja en su juego de significaciones mucho más allá de sus determinaciones objetivas.<br />

El automóvil es un signo de poder, de refugio, una proyección fálica y narcisista,<br />

que —según Baudrillard— reúne “la abstracción de todo fin práctico en la velocidad, el<br />

prestigio, la connotación formal, la connotación técnica, la diferenciación forzada, la<br />

inversión apasionada y la proyección fantasmagórica” 13 .10<br />

El ejemplo del automóvil es paradigmático. A éste muy rápidamente se le<br />

sobrecargó de funciones parasitarias de prestigio, de confort, de proyección (fálica)<br />

inconsciente... que frenaron y después bloquearon su función de síntesis humana 14 .<br />

El consumo, como se ve, no es la base sobre la que descansa el progreso, sino<br />

más bien la barrera que lo estanca o, al menos, lo lanza en la dirección contraria a la de<br />

la mejora de las relaciones sociales. El espíritu que realmente funciona es el de la<br />

fragilidad de lo efímero, una compulsión que se debate de forma recurrente entre la<br />

12 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Coleccionismo y genealogía de la intimidad”, en Almiar (Margen<br />

Cero), Madrid, 2006, http://www.margencero.com/articulos/articulos2/coleccionismo.htm<br />

13 BAUDRILLARD, Jean, El sistema de los objetos, México, Siglo XXI, 1985; p. 74.<br />

14 BAUDRILLARD, Jean, Amérique, París, 1986, pp. 21 y sgtes.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 85


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

satisfacción y la decepción y que permite ocultar los verdaderos conflictos que afectan a<br />

la sociedad y al individuo.<br />

86<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

Aspectos “mitológicos” y nemotecnia del consumo; la acumulación y el derroche<br />

Baudrillard habla 15 de un gran happening colectivo dominado por el espectáculo<br />

de la mortalidad impuesta y organizada de los objetos, por su artificial obsolescencia,<br />

pero sabe que esa imposición no es sólo una consecuencia del orden de producción<br />

capitalista. Es difícil saber qué género de instinto de muerte del grupo, qué voluntad<br />

regresiva domina todo ese ceremonial que, bien pensado, recuerda a ciertas ceremonias<br />

salvajes como la del potlach. Potlach es una práctica antes que un concepto, parte de un<br />

lenguaje perdido en la Historia, pero aun vivo en ciertos ritos modernos: el sexo, el<br />

banquete y la embriaguez de la danza, «donde se ve que la dispersión no va hacia el sin<br />

sentido, sino que es una modalidad de encuentro con el sentido que pasa a través de la<br />

pérdida de centralidad del sujeto». Una economía ya no basada en la acumulación sino<br />

en el derroche, en el goce de lo producido. Nuestras sociedades viven de la acumulación<br />

de lo que producen, vigilan este excedente de forma celosa. En cambio, cuando se habla<br />

de Potlach nos referimos a los experimentos históricos basados en el gasto<br />

improductivo, al disfrute y la prodigalidad.<br />

Finalmente nos resta por analizar el aspecto «mitológico» del capital y la<br />

sacralización de sus productos más emblemáticos: la Coca Cola, el Cadillac, los Mac<br />

Donald's. Los aspectos ideológicos del consumo rebasan los límites de la organización<br />

política para instalarse en el inconsciente colectivo y los usos rituales de una población.<br />

Se busca implantar sobre bases afectivas y nemotécnicas un nuevo y particular ethos,<br />

una forma de ir por el mundo, ya no como recolector o cazador, ni siquiera como<br />

consumidor, sino como el agente del desperdicio, carácter que surge sólo desde la<br />

conciencia de la prosperidad, la abundancia y el lujo.<br />

Para estimular el flujo de la mercancía, a través del desperdicio y el derroche,<br />

entendida éste como clave de la prosperidad futura del mercado, se opera en varias<br />

direcciones. Primeramente —en el plano ideológico— contra el pensamiento orientado<br />

15 BAUDRILLARD, Jean, La sociedad de consumo. Sus mitos, sus estructuras, Ed. Plaza y Janés,<br />

Barcelona, 1974.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 87


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

al ahorro, mentalidad difícil de desarraigar ya que corresponde a una práctica ancestral<br />

de la humanidad, la de precaverse para el desconocido y con frecuencia temido día de la<br />

escasez 16 .<br />

Por otra parte está la vertiente sentimental y poética del diseño, que se<br />

corresponde con una novedad metodológica importante, la apelación a la memoria<br />

emotiva. La vertiente sentimental de la mercadotecnia se refiere a la persistencia aún en<br />

los nuevos productos de un elemento visual implícito que marque una filiación con el<br />

pasado, asegurando la continuidad histórica en la espesa trabazón de los objetos. Casi<br />

sin excepción los nuevos diseños incluyen un ingrediente que los especialistas<br />

denominan «forma sobreviviente». Deliberadamente se incorpora al producto un detalle<br />

evocador que recordará a los usuarios un artículo similar, de uso semejante, tenido en<br />

una buena tarde o un feliz verano. La gente aceptará más fácilmente algo nuevo,<br />

sostienen los expertos en innovación, si reconocen en ello algo que surge<br />

“orgánicamente” del pasado. Al incluir un patrón familiar en una forma nueva, sea o no<br />

radical, se podrá hacer aceptable aún lo más inusitado, productos y usos que de otro<br />

modo rechazarían.<br />

Esta es una de las causas del amor disfuncional que le profesamos a los objetos,<br />

aquel que los abraza a la vez que los rechaza. La misma dualidad entre coleccionismo y<br />

desperdicio da cuenta de esta ambivalencia.<br />

Por una parte está el individuo que colecciona desde sellos de correos hasta<br />

alfombras persas, y se siente así impulsado a «realizarse» en el placer que supone la<br />

posesión de un conjunto de objetos, donde la idea misma de colección está directamente<br />

vinculada a la posesión —no funcional— por encima de la necesidad, es decir, a la<br />

riqueza y por otra las maneras de «usar» el excedente como desperdicio. Aquí es posible<br />

identificar otra forma de mitología, la de ciertas lógicas capitalistas, según la cual a<br />

épocas de prosperidad, cuando la economía se expande y el crecimiento del producto es<br />

16 EWEN, Stuart, Todas las imágenes del consumismo; la política del estilo en la cultura<br />

contemporánea, Ed. Grijalbo, México, 1998, p, 284.<br />

88<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Baudrillard; Cultura, simulacro y régimen de mortandad en el Sistema de los objetos.<br />

sostenido, le debiera seguir o suceder tiempos donde el beneficio —en razón de los<br />

excedentes— alcance a toda la población, incluso a la más desfavorecida, esto de<br />

acuerdo a la conocida estrategia de «crecimiento y chorreo» que dominó el «paraíso»<br />

neoliberal del Chile de los 80'. Pero en realidad esto nunca sucedió, en su lugar advino<br />

la acumulación —incluso— del excedente; nuevas formas de codicia y de fraude fiscal<br />

terminaron por ahogar esta promesa escatológica del libre mercado.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 89


José Gaos y la Filosofía coetánea<br />

José Manuel López García<br />

ÍNDICE<br />

Introducción biográfica. Los aconteceres de la filosofía. Algunos aspectos de las relaciones de<br />

Salmerón con su maestro J. Gaos. Filosofía, educación y ética. Antropología y Antroposofía. La filosofía<br />

española y el exilio. La reflexión filosófica sobre la filosofía. Los transterrados españoles de la filosofía<br />

en México. Análisis de la mano y el tiempo en la filosofía de Gaos. Interpretaciones de la Filosofía<br />

griega.<br />

¿Por qué estudiar la historia de la Filosofía? . La Filosofía griega. La Filosofía de Maimónides.<br />

La concepción del tiempo. La Filosofía de Leopoldo Zea. E. Nicol: caracteres del método<br />

fenomenológico. Nicol: meditación sobre la filosofía. El problema de la empatía. Consideraciones<br />

fenomenológicas sobre el ego. Del Yo en el pensamiento de Schelling. La presencia de Ortega y Gasset.<br />

La formación filosófica de Ortega. El lenguaje de Ortega. El objetivismo de Ortega. El perspectivismo de<br />

Ortega. El racionalismo de Ortega. La naturaleza histórica del hombre en Ortega. La estética de Ortega.<br />

La filosofía de Juan David García Bacca. Notas sobre el pensamiento de Hegel. Hegel: crítica del<br />

formalismo y del ideal matemático. Eli de Gortari y la ciencia de la filosofía. Notas sobre Goethe . Notas<br />

sobre el personalismo ético de Von Hildebrand. El cuerpo y la pasión. Notas sobre Wenceslao Roces.<br />

Notas sobre Antonio Millán Puelles. Notas sobre Alejandro Tomasini Bassols. Notas sobre Zubiri. Zubiri:<br />

la inteligencia sentiente. Zubiri: dimensiones de la realidad humana. El realismo zubiriano. Vigencia de la<br />

filosofía zubiriana. Seminario de investigación de Xavier Zubiri. Bibliografía.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org, pp.91-198


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

José Gaos y la Filosofía coetánea<br />

José Manuel López García<br />

ÍNDICE<br />

Introducción biográfica. Los aconteceres de la filosofía. Algunos aspectos de las relaciones de<br />

Salmerón con su maestro J. Gaos. Filosofía, educación y ética. Antropología y Antroposofía. La filosofía<br />

española y el exilio. La reflexión filosófica sobre la filosofía. Los transterrados españoles de la filosofía<br />

en México. Análisis de la mano y el tiempo en la filosofía de Gaos. Interpretaciones de la Filosofía<br />

griega.<br />

¿Por qué estudiar la historia de la Filosofía?. La Filosofía griega. La Filosofía de Maimónides.<br />

La concepción del tiempo. La Filosofía de Leopoldo Zea. E. Nicol: caracteres del método<br />

fenomenológico. Nicol: meditación sobre la filosofía. El problema de la empatía. Consideraciones<br />

fenomenológicas sobre el ego. Del Yo en el pensamiento de Schelling. La presencia de Ortega y Gasset.<br />

La formación filosófica de Ortega. El lenguaje de Ortega. El objetivismo de Ortega. El perspectivismo de<br />

Ortega. El racionalismo de Ortega. La naturaleza histórica del hombre en Ortega. La estética de Ortega.<br />

La filosofía de Juan David García Bacca. Notas sobre el pensamiento de Hegel. Hegel: crítica del<br />

formalismo y del ideal matemático. Eli de Gortari y la ciencia de la filosofía. Notas sobre Goethe. Notas<br />

sobre el personalismo ético de Von Hildebrand. El cuerpo y la pasión. Notas sobre Wenceslao Roces.<br />

Notas sobre Antonio Millán Puelles. Notas sobre Alejandro Tomasini Bassols. Notas sobre Zubiri. Zubiri:<br />

la inteligencia sentiente. Zubiri: dimensiones de la realidad humana. El realismo zubiriano. Vigencia de la<br />

filosofía zubiriana. Seminario de investigación de Xavier Zubiri. Bibliografía.<br />

JOSÉ GAOS: UN FILÓSOFO MEXICANO-GIJONÉS<br />

Introducción biográfica<br />

La existencia de José Gaos González y Pola es la de un<br />

filósofo que nació en Gijón el 26 de Diciembre de 1900 y que<br />

murió en México el 10 de junio de 1969.<br />

Vivió en Asturias hasta los 15 años. Los datos referidos<br />

a su niñez y adolescencia no son muy precisos debido a las<br />

consecuencias de la Guerra Civil que causó la destrucción e<br />

incendio de múltiples documentos.<br />

Los padres de Gaos eran españoles y tuvieron familia numerosa, un total de<br />

nueve hermanos. En 1917 fue bachiller por el Instituto de Segunda Enseñanza de<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 91


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Valencia a donde se había trasladado su familia. En 1923 obtiene la Licenciatura en<br />

Filosofía por la Universidad de Madrid tras cursar sus estudios en las Universidades de<br />

Valencia y Madrid, donde ha sido discípulo de José Ortega y Gasset y de Manuel<br />

García Morente.<br />

En 1923 y 1924 realiza estudios de doctorado en Filosofía en la Facultad de<br />

Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid.<br />

En 1924 y 1925 es lector de Español y Literatura española en la Universidad de<br />

Montpellier, Francia y Repetidor de Español en la Escuela Normal de Maestros de la<br />

misma ciudad.<br />

Entre 1925 y 1928 es profesor de alemán en el Instituto de Idiomas de la<br />

Universidad de Valencia.<br />

En 1928 obtiene el Doctorado en Filosofía por la Universidad de Madrid, con el Premio<br />

Extraordinario.<br />

De 1928 a 1930 es catedrático numerario de Filosofía del Instituto Nacional de<br />

Segunda Enseñanza de León.<br />

En 1931 ingresa en el partido socialista, en la Federación de trabajadores de la<br />

enseñanza y en la Agrupación al Servicio de la República a petición de Ortega y Gasset.<br />

De 1933 a 1939 es catedrático numerario de Introducción a la Filosofía y<br />

catedrático encargado de Filosofía y Didáctica de las Ciencias Humanas en la Facultad<br />

de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Es reseñable que su tesis doctoral fue<br />

la crítica del psicologismo en Husserl en el año 1928.<br />

Entre 1934 y 1936 fue Profesor Consejero y encargado de los cursos en la<br />

Universidad Internacional de Verano de Santander.<br />

En 1936 es nombrado Secretario General de la Universidad Internacional de<br />

Verano de Santander.<br />

92<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Entre 1936 y 1939 es Rector de la Universidad de Madrid. Es miembro<br />

correspondiente de la Academia de las Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de<br />

Córdoba. En 1937 desarrolla la función de Comisario General de España en la<br />

Exposición Internacional de París. Es Presidente de la Junta de Relaciones Culturales de<br />

España en el Extranjero y Delegado Oficial de España en el Congreso Descartes.<br />

En 1938 Gaos se traslada a México y es nombrado Miembro de la Legión de<br />

Honor de Francia en este mismo año.<br />

Entre 1939 y 1947 es Profesor extraordinario de la Universidad Nacional<br />

Autónoma de México.<br />

En 1940 empieza a escribir su diario `Jornadas filosóficas’ que permanece<br />

inédito.<br />

Obtiene la nacionalidad mexicana el 10 de junio de 1941.<br />

En 1942 realiza la traducción de las Meditaciones cartesianas de Husserl.<br />

En 1943 ya es miembro del Consejo Técnico y Director de Estudios en la<br />

Universidad Femenina de México.<br />

Entre 1943 y 1946 imparte un curso de Psicología en la Escuela Nacional<br />

Preparatoria.<br />

En 1945 se le confiere el honor de ser catedrático honorario fundador de la<br />

Facultad de Humanidades de la Universidad de San Carlos de Guatemala.<br />

En 1951 es también profesor honorario de la Universidad de Nuevo León,<br />

México. También se convierte en miembro del Instituto-Mexicano-Norteamericano de<br />

Relaciones Culturales y del Instituto Mexicano-Europeo de Relaciones Culturales.<br />

Desde 1951 a 1954 desarrolla un Seminario sobre la Lógica de Hegel.<br />

En 1961 es nombrado Profesor Emérito de la UNAM.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 93


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

En 1969 muere concretamente el 10 de Junio al finalizar el examen doctoral de su<br />

alumno Jose María Muriá en la sede del El Colegio de México. La revista Cuadernos<br />

Americanos le dedica su <strong>número</strong> 5. En el año 1970 Diánoia le dedica su volumen XVI y<br />

al Revista de la Universidad de México su <strong>número</strong> 9.<br />

Existe información sobre las circunstancias de su<br />

muerte. El examen doctoral de su alumno fue<br />

programado para las cuatro de la tarde. A la 18’55<br />

cuando acabó de firmar la primera de las actas, Gaos<br />

cayó inconsciente y a las 19’05 dejó de existir. Fue la<br />

muerte de un maestro del pensamiento, tal vez, la<br />

que él deseaba. José Gaos fue el mayor de nueve<br />

hermanos que ocuparon un lugar en la memoria de<br />

nuestra cultura. Así, Alejandro Gaos, que nació en<br />

Orihuela (Alicante) el 12 de Noviembre de 1907 y<br />

murió en el Monasterio de Piedra (Zaragoza) el día<br />

12 de Abril de 1958, sin haber llegado a cumplir los 51 años. Su tránsito por la vida,<br />

breve, como parece que sucede con algunas mentes privilegiadas, estuvo marcado por la<br />

angustia causada por los problemas económicos y sociales. Durante los últimos 15 años<br />

de su existencia, concretamente desde el día 31 de Enero de 1943 hasta el día de su<br />

muerte la localidad de Requena tuvo la suerte y el honor de tenerlo por maestro.<br />

Escuchar sus explicaciones en clase de Historia de la Literatura era algo parecido a<br />

deleitarse observando la disección de la vida y obra de los distintos autores con la<br />

amenidad de un cuento y con la precisión y el rigor científico de un conferenciante<br />

excepcional.<br />

Otro hermano que destacó intelectualmente fue Víctor Gaos. Nació en Valencia<br />

en el año 1919 y brilló como poeta y profesor. Perteneció, como es conocido, a una<br />

familia de intelectuales y artistas cuya influencia se tradujo siempre en sus actividades<br />

literarias como poeta, crítico y ensayista. Licenciado en Filosofía y Letras por la<br />

Universidad de Madrid y Doctorado por la Universidad Nacional de México, fue<br />

profesor de Literatura Española en diversas universidades norteamericanas y europeas.<br />

Escribió estudios literarios sobre “La poética de Campoamor” 1955, “Poesía y técnica<br />

poética” 1955 y “Temas y problemas de literatura española” 1959. Sus obras poéticas<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

más importantes son “Arcángel de mi noche” 1944, “Sobre la tierra” 1945, “Luz desde<br />

el sueño” 1947, “Profecía del recuerdo” 1956, “Concierto en mí y en vosotros” 1965,<br />

“Un montón de sombras” 1971, “Última Thule” 1980.<br />

Recibió los premios Adonis 1943, Ágora en 1963 y en forma póstuma, el<br />

Nacional de Poesía 1980.<br />

José Gaos fue padre de una eminente actriz: Dolores Gaos González-Pola,<br />

conocida como Lola Gaos que nació en Valencia en 1921 y murió en Madrid en 1993.<br />

Empieza su trayectoria teatral en Sudamérica donde su familia se traslada a causa de la<br />

Guerra Civil. De vuelta a España en 1945 continúa su actividad interpretativa hasta que<br />

en 1949 debuta en el cine con “El sótano”. Su físico y voz peculiar la hacen idónea para<br />

representar una serie de personajes más bien desagradables: alcahuetas, brujas y<br />

miembros de la España profunda.<br />

La vida misma de José Gaos se nos aparece como una ilustración de la teoría de<br />

Ortega acerca de la circunstancia. El filósofo gijonés y asturiano es en gran medida, un<br />

producto del medio en que surgió y se desarrolló.<br />

El sencillo y simple hecho de que se criara en su Gijón natal con los abuelos<br />

maternos como nieto único, cuando en realidad formaba parte de una familia de nueve<br />

hermanos no deja de ser sintomático de una personalidad marcada por un sentido<br />

individualista de la vida.<br />

Cuando Ortega y Gasset se entera de que era miembro de una familia tan<br />

numerosa, parece que le dijo: “Pero, si tiene usted psicología de hijo único”. Y la<br />

contestación de Gaos fue: “Es que soy más que hijo único; soy nieto único”.<br />

La vida en solitario habrá de familiarizarle en seguida con la lectura y la<br />

reflexión. Muy pronto leerá a Balmes y de esa lectura saldrá inevitablemente una<br />

inquietud que agitará su pensamiento para el resto de su existencia: la de hacer<br />

compatible la unidad y pluralidad de la filosofía con la oportuna meditación sobre su<br />

historia. Durante sus estudios universitarios Gaos pasará de la influencia de Husserl a la<br />

de Heidegger, aunque siempre de la mano de la influencia de Ortega, que será su<br />

maestro indiscutible en todas las épocas, junto a la de García Morente.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 95


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Una vez terminados sus estudios universitarios, Gaos será presionado por la<br />

Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, permaneciendo una<br />

temporada en Montpellier (1923-1928).<br />

En seguida se hará doctor con una tesis sobre la crítica del psicologismo en<br />

Husserl (1928), dirigida por el propio Ortega.<br />

A los pocos años (1930) gana por oposición una cátedra en la Universidad de<br />

Zaragoza después de haber conseguido anteriormente la cátedra de Filosofía del<br />

Instituto de Segunda Enseñanza de León (1928-1930).<br />

En 1933 se traslada definitivamente a Madrid para sustituir en la asignatura de<br />

“Introducción a la Filosofía” a Yela Utrilla que se acaba de jubilar.<br />

En Madrid la relación con Ortega se acentúa convirtiéndose en asidua, pues se<br />

veían diariamente, bien fuese en la Facultad de Filosofía y Letras, bien en la tertulia de<br />

la Revista de Occidente o en ambos dentro del mismo día. Parece que no era raro el día<br />

en que ambos salían de paseo, con frecuencia en las estribaciones del puerto de<br />

Galapagar, según consta, ya que Ortega solicitaba a Gaos como interlocutor para<br />

cambiar impresiones con él sobre alguna cuestión de filosofía.<br />

El hecho es, como concluye el propio Gaos que “soy reconocido y siempre me<br />

he reconocido yo mismo por discípulo de Ortega y Gasset”.<br />

Gaos se considera el discípulo más fiel y predilecto de Ortega, aunque<br />

dice:”desde hace algún tiempo no puedo menos de pensar que en tal puesto o condición<br />

me reemplazó Julián Marías y que aunque éste no me hubiese reemplazado, la<br />

divergencia de posición tomada en la Guerra Civil con todas sus consecuencias, haya<br />

hecho su efecto en el ánimo de Ortega, sino en el mío”. Dicha divergencia tuvo su<br />

origen en la afiliación de Gaos al Partido Socialista en 1931, con la consiguiente<br />

separación de la Agrupación al Servicio de la República, que Ortega dio de alta el<br />

mismo año como partido político. Esta divergencia tomará cuerpo más tarde en la<br />

actitud ante la derrota de la República en 1936, convirtiendo a Gaos en un transterrado<br />

en México, mientras Ortega se quedaba en “desterrado” con todas sus implicaciones. El<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

hecho es que ambos, discípulo y maestro, no volvieron ya a verse más a lo largo de su<br />

vida.<br />

Este hecho, no desvirtúa la permanente influencia de Ortega sobre Gaos, de cuyo<br />

magisterio éste nunca renunció hasta el punto de que su obra es muchas veces<br />

indiscernible de la suya. Gaos lo expresa así: “Alguna vez me ha sucedido comprobar<br />

que tal idea o expresión que consideraba como mía me ha había apropiado de él,<br />

asimilándomela hasta el punto de olvidar su origen”.<br />

En 1933, instalado ya en Madrid y plenamente integrado en el equipo de trabajo<br />

de Ortega, formará una pieza fundamental de la llamada Escuela de Madrid, una<br />

experiencia piloto llevada a cabo en la facultad de Filosofía y Letras como eje<br />

integrador la propia filosofía orteguiana. El Gobierno se traslada a Valencia durante la<br />

Guerra Civil y con él instituciones y personas representativas del régimen, entre ellos la<br />

Universidad Central de Madrid. Gaos que había sido nombrado Rector, en sustitución<br />

de Fernando de los Ríos, recién nombrado Embajador en Washington se hará cargo de<br />

la marcha de la Universidad durante el curso 1937-1938, antes de terminar el cual se<br />

desplazó a París para poner en marcha la Exposición Internacional que tendrá lugar en<br />

esa ciudad.<br />

Aunque todavía vuelve a España para una corta temporada, ese mismo año sale<br />

para México, invitado por la Casa de España en México, a cuyas tareas de docencia e<br />

investigación se incorpora, no sin antes hacer una breve escala en Cuba. En México<br />

abandona toda actividad política para limitarse a las de docencia e investigación.<br />

Aparte del trabajo en el Colegio de México, refundación de la Casa de España,<br />

va a dar cursos en la Universidad Autónoma de México, a través de los cuales formará<br />

un importante plantel de filósofos mexicanos que son escuela en el país. La tarea<br />

docente se complementa con numerosas publicaciones y traducciones.<br />

Los libros más significativos son: Dos exclusivos del hombre: la mano y el<br />

tiempo (1944), Confesiones profesionales (1958), Discurso de Filosofía (1962), Del<br />

hombre (1965), De la Filosofía (1962) e Historia de la idea del mundo (1960).<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

El núcleo fuerte del pensamiento de Gaos estaba ya formado antes de salir de<br />

España y que después en México no hace sino desarrollar lo que ya antes estaba<br />

implícito.<br />

Gaos ha empleado en sus análisis filosóficos conceptos procedentes del<br />

existencialismo aunque ha negado ser existencialista y, sobre todo, de la filosofía de<br />

Heidegger. El tema principal del pensamiento de Gaos es quizás la actividad filosófica.<br />

Pero la filosofía de la filosofía a que conduce tal pensamiento no es una<br />

disciplina filosófica más, es el resultado de ponerse en cuestión el filósofo a sí mismo.<br />

La actividad filosófica es, constitutivamente abierta y no cerrada. Ello permite<br />

establecer una auténtica fenomenología de la filosofía.<br />

La filosofía es menos de índole histórica que personal; hay que admitir<br />

solamente los hechos, los fenómenos pero en un sentido más amplio que el concebido<br />

por el positivismo cientificista: incluyendo, por ejemplo, valores.<br />

Gaos afirma un “rekantismo” con el cual la filosofía de la filosofía se convierte<br />

en ciencia ya que es la única capaz de afrontar los sistemas filosóficos como fenómenos.<br />

Dice Gaos: “Adiós a los sistemas metafísicos del universo, en lo que tienen de<br />

pseudocientíficos, no en lo que contienen de fenomenología”.<br />

Por un lado, la subjetividad ha sido entendida como momentaneidad, de suerte<br />

que el autor entiende que puede ir disintiendo de sus propias proposiciones, así lo<br />

plantea Gaos.<br />

Pero tal subjetividad es una realidad plena, realidad de sujeto demasiado<br />

humano, por lo que al rekantismo antes señalado quizás se pueda añadir un relativo<br />

renietzscheanismo.<br />

El sentimiento de Gaos en México fue siempre el de no haber dejado la tierra<br />

patria, sino más bien el haberse trasladado de una tierra de la patria a otra.<br />

José Gaos tradujo 73 obras. Entre sus libros y artículos llegó a escribir 215<br />

títulos.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

En 1966, a raíz del conflicto que culminó con la renuncia del doctor Ignacio<br />

Chávez a la rectoría de la UNAM, Gaos se retiró voluntariamente de la Universidad por<br />

no poder sentirse moralmente compatible con una comunidad universitaria incapaz de<br />

exigir reparaciones por los agravios cometidos contra el rector. Aunque no faltaron<br />

diversos intentos por convencerlo de que retornara, llevados a cabo por personas de su<br />

mayor estima, Gaos no volvió a la Universidad hasta su muerte. En sus años de<br />

formación fue influenciado principalmente por la fenomenología y por la filosofía de los<br />

valores. Estudió junto a Zubiri, que a su vez había estudiado con Heidegger en<br />

Alemania Ser y Tiempo. Utilizó la fenomenología como método y Ortega es una<br />

referencia clave más o menos próxima desde 1933 hasta 1953. El tema que funciona<br />

como hilo conductor de su obra el de la verdad y el sentido de la filosofía en su<br />

historicidad, se concreta en la fórmula filosofía de la filosofía. La lectura de Dilthey,<br />

entre otros, está presente en el tratamiento de este problema. De 1953 hasta su<br />

fallecimiento, liberado de la influencia de Heidegger, buscará una formulación<br />

sistemática de sus ideas consistente en su original y radical manera de afrontar el<br />

problema del sentido de la filosofía.<br />

A partir de 1940 y hasta los alrededores de 1960, es la<br />

personalidad clave de la vida filosófica mexicana. Gran parte<br />

de su vida docente estuvo dedicada a la explicación de la<br />

historia de la filosofía. Esta tarea, Gaos la concebía como la del<br />

comentarista. Era un virtuoso de la conferencia, de la clase<br />

magistral, como le gustaba decir. En definitiva, para decirlo con<br />

alguna exageración, Gaos sacralizaba el texto. No debe extrañar, que Gaos se inclinara,<br />

cuando menos como un ideal teórico, por el comentario lineal del texto, por el análisis<br />

de todos y cada una de las partes del libro elegido. Cuatro años duró la lectura de la<br />

lógica de Hegel. La tesis de que la historia de la filosofía es en la parte que realmente le<br />

parecía interesante, la metafísica, la secuencia de imágenes propias de un individuo o de<br />

una colectividad en un momento determinado de la historia, que se presentan con<br />

pretensiones de cientificidad. Porque para Gaos la filosofía era la disciplina frustrada<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 99


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

por excelencia, pretende hacer ciencia y sólo alcanza la confesión personal. En la<br />

medida en que constituye un intento fracasado, el interés que representa es de orden<br />

natural y antropológico. Dentro del ámbito de la lengua española es difícil hallar algo<br />

que se compare a su libro De la Filosofía. Fue un trabajo de muchos años, llevado casi a<br />

cabo en forma secreta, un poco al margen de los grandes temas que él ayudó a<br />

popularizar en México, el historicismo y la antropología filosófica que fueron aquellos<br />

que quedaron asociados a la figura pública de Gaos.<br />

La suya fue, demasiado en serio, una filosofía de la filosofía, una reflexión<br />

cerrada sobre sí misma, mal comunicada con la ciencia. Su indudable capacidad<br />

analítica se desgastó en sus prolijas descripciones fenomenológicas que para él y sus<br />

maestros representaban el paradigma del rigor y la cientificidad en filosofía. Nos dejó,<br />

una herencia híbrida, nos puso al margen de las grandes corrientes formadoras del<br />

pensamiento contemporáneo, pero legó un ejemplo incomparable de obsesión filosófica,<br />

de tenacidad y profesionalismo. Dice Gaos que el conocimiento de la obra de Dilthey le<br />

hizo adoptar el nombre de la filosofía de la filosofía. También explica Gaos que su<br />

primer verdadero maestro en filosofía fue Morente, por ciertos aspectos y en cierto<br />

sentido, incluso, el mayor. La función regulativa del gran hombre la ejerció en la vida<br />

intelectual de España Ortega y en su vida de México quizás son Antonio Caso, si su<br />

muerte prematura no lo hubiera impedido y ha venido a ejercerla Alfonso Reyes.<br />

En relación con el pensamiento hispanoamericano Gaos consideraba que eran<br />

necesarias determinadas pautas de organización.<br />

Por ejemplo, la organización de un Congreso donde estén adecuadamente<br />

representados todos los países de lengua española. Además, la reorganización urgente<br />

de las bibliotecas y archivos de los países hispanoamericanos cuya organización actual<br />

no responde a las exigencias de la investigación científica en la actualidad. La<br />

orientación del trabajo de los institutos filosóficos y de las tesis de filosofía en los<br />

distintos países de habla española.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Fernando Salmerón es filósofo y amigo de José<br />

Gaos, nacido en México y que compartió numerosos<br />

intereses intelectuales con el pensador asturiano. En este<br />

año de conmemoraciones de El Quijote es interesante<br />

explicar la posibilidad de un cierto quijotismo filosófico.<br />

En Gaos y Salmerón lo hispano y lo mexicano fueron<br />

asimilando y adaptando muy crítica y sugerentemente,<br />

las corrientes historicista y en cierta medida<br />

fenomenológica en boga, frente al naciente<br />

neopositivismo y la filosofía analítica anglosajona.<br />

Gaos y Salmerón buscan en el célebre loco<br />

manchego recuperar, en un mundo cada vez más pragmático y utilitarista, perdido en un<br />

afán por el ciego y egoísta consumismo, un referente ético y filosófico, que, ciertamente<br />

haría consistir la especificidad hispana, frente a los ideales de poder, político o<br />

científico, de las otras filosofías alternativas: la alemana o la inglesa, representadas por<br />

el Fausto de Goethe y el Hamlet de Shakespeare.<br />

Los aconteceres de la filosofía<br />

En 1955, la ciudad de La Habana sería testigo de un Congreso de Filosofía en el<br />

cual estuvieron presentes algunos de los filósofos españoles, José Gaos entre ellos, el<br />

maestro de Fernando Salmerón, quien ayudara a que la Universidad Veracruzana de<br />

México diera sus primeros y firmes pasos por el camino de la actividad académica de la<br />

filosofía. Allí se discutió la posición del también filósofo exiliado Eduardo Nicol. Al<br />

parecer no fue muy bien acogida la aportación al Congreso que presentó el republicano<br />

catalán. Para Nicol, según entendieron, al parecer, muchos de sus colegas<br />

hispanoamericanos presentes en La Habana, la Filosofía en América Latina era algo que<br />

simplemente nunca existió, en tanto que filosofía independiente de la europea.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 101


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Podemos considerar a Nicol no un crítico de la filosofía hecha (o no hecha) en<br />

Hispanoamérica en la misma línea del peruano Salazar Bondy, sino en otra línea más<br />

“filosófica” digamos.<br />

Al contrario de Salazar Bondy, no se limita Nicol a aportar argumentos de índole<br />

sociopolítico. Nicol en su crítica, ataca tanto al historicismo como al existencialismo.<br />

Esto implica, un ataque desde la filosofía misma, a Ortega y Gasset, al historicismo y<br />

sus interpretaciones mexicanas, como será la de Leopoldo Zea.<br />

Es muy discutible que Gaos y sus discípulos Salmerón y Octavio Castro, hayan<br />

sido historicistas, a la manera en que lo es Leopoldo Zea. En especial, Gaos desarrolla<br />

su filosofía más en línea con el método y la filosofía fenomenológica.<br />

Sería muy interesante estudiar las diferencias entre Gaos y Ortega, ya que<br />

muchas veces se piensa que Gaos no es sino un seguidor acrítico de Ortega. Las críticas<br />

de Nicol quizá ayuden a entender por qué Salmerón, influido además por el llamado<br />

análisis lógico del lenguaje, no cae en el<br />

historicismo de otros discípulos de Gaos.<br />

Las críticas de Nicol al historicismo (en<br />

Historicismo y existencialismo aparecido en<br />

1950) son tan agresivas, que algunos filósofos<br />

hispanoamericanos se sintieron realmente<br />

obligados a contestarle casi en sus mismos<br />

términos.<br />

La obra de Salmerón es una muestra de cómo son acogidas sin más, de manera<br />

acrítica, ni la fenomenología que impregna toda la filosofía de Nicol, ni el historicismo<br />

vitalista, con algunos rasgos existencialistas (el conocidísimo “yo soy yo y mi<br />

circunstancia” de Ortega). No en vano bebió de las fuentes tanto escritas como orales de<br />

José Gaos, quien en su español de afrontar filosóficamente las preguntas políticas y<br />

antropológicas, los problemas de la Ciencia y la Técnica, estética, etc.<br />

La filosofía europea se funde, desde el modo de filosofar de Gaos y a su través,<br />

del propio Salmerón en el crisol americano que lo acoge en calidad de filósofo “caído<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

en desgracia” en su tierra natal, hostil, ciega, represiva ante el pensamiento como arma<br />

de libertad.<br />

Parece ser que a Nicol se le malinterpretó, cuando se refería al modo en que<br />

Ortega trata de relacionar las creencias y la ideas (dos conceptos clave en Ortega). El<br />

estudio de Nicol sobre la relación entre el héroe y las mayorías, pudo ser interpretado<br />

como la necesidad, en América Latina, de “héroes filósofos”, pensadores a quienes se<br />

necesita seguir, por parte de una masa (una elite incapaz de recorrer por sí misma, sin<br />

auxilio de guías europeos, las sendas intrincadas de la Filosofía, los filósofos<br />

hispanoamericanos no serían guías superiores para su sociedad, porque necesitan seguir<br />

a héroes extraños, ajenos a la comunidad). Así, según las interpretaciones cree que<br />

erróneas que se hacían de Nicol en este delicado asunto, en el citado Congreso de La<br />

Habana, podría haber, en el terreno filosófico, una especie de caudillismo similar al que<br />

se observa en terrenos políticos y hasta literarios. En concreto, lo que afirmaba Nicol era<br />

que Ortega adoptaba una posición de compromiso intermedia entre Carlyle y Nietzsche,<br />

por una parte y la propuesta de Carlos Marx por otra. Gaos elabora una filosofía que no<br />

desdeña la europea, pero que sabe utilizarla en beneficio de las sociedades<br />

hispanoamericanas.<br />

Algunos aspectos de las relaciones de Salmerón con su maestro José Gaos<br />

El diario mexicano El Universal del 22 de Junio<br />

de 1969, publicaba algunos artículos con motivo de la<br />

muerte del filósofo José Gaos. Los discípulos del doctor<br />

Gaos, recordaba Salmerón, pudimos vivir esta doble<br />

experiencia, de la disciplina en el trabajo y del respeto y<br />

las actitudes morales.<br />

El doctor Gaos distinguió en sus libros con toda<br />

claridad, lo que llamaba las dos partes de la filosofía.<br />

Una de ellas, la rigurosa tarea metódica ejercida sobre<br />

los fenómenos de la experiencia, que propone<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

enunciados objetivos de validez universal; la otra, la parte decididamente fracasada de<br />

los sistemas de la metafísica tradicional que la crítica filosófica pone al descubierto; una<br />

filosofía como confesión personal que propiamente no propone enunciados objetivos,<br />

sino que simplemente expone, a título de intercambio de ideas, una experiencia humana,<br />

para el enriquecimiento de la sabiduría moral propia y ajena.<br />

Pero lo relevante, en el contexto de la relación Gaos-Salmerón, es la enorme<br />

importancia y atención que requiere la concepción de la filosofía académica gaosiana y<br />

mantenida por Salmerón: no debe separarse el aspecto “técnico”, racional, digamos, del<br />

trabajo filosófico (entendido como un saber de segundo grado, que se “nutre” de los<br />

saberes categoriales de las ciencias, de las prácticas sociales, religiosas del presente),<br />

que tratamos de incluir en el proyecto de una enseñanza multidisciplinar de la filosofía.<br />

Filosofía, educación y ética<br />

Carlos Montemayor, en su comentario sobre el ensayo de Salmerón “Los<br />

estudios cervantinos de José Gaos”, recuerda con acierto que los trabajos de Fernando<br />

Salmerón se situaban en la más alta identificación de filosofía y paideia. El gobernante<br />

ha de seguir, según el modelo platónico, el camino trazado por Sócrates quien, sin<br />

embargo, y a pesar de ser el hombre más justo y sabio del Estado ateniense, fue<br />

condenado por quienes, movidos por intereses mezquinos, utilizan la ley, es decir, la<br />

Razón de Estado, para matar a un inocente que les impedía lograr su propio beneficio.<br />

Tal como explicaba Eduardo Nicol, se condena al hombre más justo del Estado, y ello<br />

provoca que la “razón política” entre en crisis, una crisis que lleva a romper y destruir la<br />

eutaxia, la buena marcha del modelo político de democracia que Atenas lograra<br />

construir.<br />

Gaos, incluso antes de leer y recibir el influjo de Ortega y Gasset, encuentra en<br />

El Quijote, un núcleo generador de una determinada concepción del mundo y de la vida,<br />

característico de lo que podemos denominar “lo hispano”. Quizá se pueda establecer un<br />

cierto paralelismo con la visión del mundo dual de los totonacas, cuyo dualismo entre<br />

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dolor y placer, alegría y sufrimiento, al igual que las figuras de Sancho y Don Quijote,<br />

sueñan sin sosiego en un mundo más digno de ser habitado.<br />

Gaos veía El Quijote, además de la “conspiración de los cuerdos”, que empeñan<br />

su vida en definir lo real por medio de la razón, un tema más profundo, como muestra<br />

acertadamente Salmerón: “el gran tema, al que se subordinan todos los demás, es el de<br />

la relación entre la razón y la realidad”. Gaos entiende a Don Quijote desde una<br />

perspectiva surgida, de la idiosincrasia de un hombre que vive en las culturas de los<br />

valles y montañas de la Cordillera Cantábrica (Gaos nace en Gijón junto al mar<br />

Cantábrico). Pero los hombres de Gijón, al igual que los de los horizontes marinos del<br />

Cantábrico son gentes abiertas a un amplio Océano, el Atlántico, por lo que sus<br />

horizontes son amplios, abiertos a otras tierras. Gaos, pretendía mostrar de qué modo, la<br />

idiosincrasia del español no resulta ser igual, ni siquiera similar a la inglesa o la francesa<br />

aludiendo a un medieval misticismo. Complementa su interpretación de El Quijote,<br />

surgida en España, antes de su exilio en México, con una aportación, ya elaborada en<br />

México durante sus primeros diez años en tierras americanas, en la cual además de<br />

insistir en el hecho de que “modos de pensamiento se unen a lenguas diferentes”, al<br />

escrito de Gaos sobre Cervantes, en 1947, es, tal como Salmerón lo recuerda: “tan<br />

cercano en el tiempo a la serie de artículos sobre la significación histórica y filosófica<br />

del pensamiento en la lengua española”. La innegable decadencia de España, desde<br />

Cervantes, es vista por Gaos con cierto optimismo, si se encauza al escritor en “el seno<br />

del Nuevo Mundo Hispánico”. Veinte años después, ya en 1967, firmando bajo el<br />

seudónimo Enrique González, Gaos insiste en que “El tema principal del El Quijote es<br />

justo el de la razón, la sinrazón y la realidad”.<br />

La cuestión fundamental, en lo referente a la ética de El Quijote, como se ve al<br />

considerar las aventuras del caballero de La Mancha, indica que más que hablar de una<br />

transición de la vigilia al sueño, sería mejor hablar de indistinción o de continuidad.<br />

Para Descartes, la distinción entre sueño y vigilia, aporta la vía hacia la verdad<br />

intelectual. La propuesta nuclear de Gaos y Salmerón es la no distinción entre sueño y<br />

realidad que produce la verdad moral. Gustavo Bueno plantea, de modo muy sugerente<br />

este problema, concretamente en torno a la llamada “falacia naturalista”, es decir, el<br />

problema del paso del ser al deber ser. En el volumen tercero de su obra Teoría del<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Cierre Categorial, lo que se plantea es que el silogismo práctico parte ya de una premisa<br />

que contiene un deseo o un deber ser, y que esta premisa es dialécticamente actualizada<br />

en la conclusión, por medio de una acción efectiva. Lo que plantea Gaos, de modo<br />

genial y con una claridad que sólo aporta la madurez filosófica, resulta crucial. Cuando<br />

explica Gaos que la doctrina kantiana de los postulados de la razón práctica anuló la<br />

identificación entre la virtud y la felicidad. La cuestión la lleva Gaos a lo que él llama el<br />

“lenguaje vulgar”. Si la crítica de Kant lleva a no garantizar que la virtud nos dará la<br />

felicidad, entonces, ¿vale la pena esa virtud idealizada? La propuesta de Gaos, jugando<br />

con la relación de lo que se puede definir como una relación que es la que se da entre la<br />

filosofía mundana y la académica, llega a proponer un punto de equilibrio entre el<br />

gnosticismo y la implantación política de la filosofía. En términos de Gaos: “Hay, no<br />

sólo un eudemon o demonio bueno, sino también un cacodemon o demonio malo. Y la<br />

cuestión es quién sea este demonio que puede ser bueno o malo. El idioma español<br />

utiliza el término genio o carácter. Las ciencias del buen genio y del mal genio serían<br />

respectivamente, la eudemonología y la cacodemonología.<br />

Critica Gaos a quienes, en línea con el modo matemático-geométrico de<br />

Spinoza, pretenden aplicar al estudio de las pasiones un tratamiento similar al de las<br />

líneas, superficies y volúmenes de las figuras geométricas.<br />

Junto con otras cuestiones Gaos trabajó sobre: las ideas sobre Historia y<br />

Sociedad; sobre la patria de origen y la patria de destino; sobre la filosofía de la<br />

Ilustración y la Independencia de los países latinoamericanos; sobre el utopismo<br />

humano y la concepción moderna del mundo. El modo de plantear el mundo del filósofo<br />

en relación con la sociedad resulta, en el caso de Gaos, de su búsqueda a través de El<br />

Quijote, en un modelo de acción social. Salmerón destaca cómo Gaos mismo ve su<br />

incorporación al socialismo, como un paso de la acción social inmensa en la religión al<br />

campo de una actividad comprometida con el Partido Socialista. Y se revela, creemos,<br />

un filósofo similar a Walter Benjamín, en el sentido de tener conciencia del peligro que<br />

para la moral y la libertad puede acarrear la acción política, cuando esta prescinde de la<br />

capacidad generadora de Ideas que al filósofo intenta cultivar, frente a todo tipo de<br />

“creencias”, en el sentido de Ortega y Gasset.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Nos interesa recordar el núcleo de la filosofía de José Gaos, en el sentido de que<br />

los saberes científicos y la práctica tecnológica deben mantener un vínculo<br />

imprescindible con la razón práctica, en el sentido de Kant.<br />

Quizá la tarea más importante que recomendaron tanto Salmerón como su<br />

maestro José Gaos, radica en esa actitud de alerta frente a todo tipo de imposturas<br />

filosóficas. Vivimos tiempos que exigen esa capacidad crítica. Y sólo recuperando la<br />

genuina filosofía, que no evita el manejo crítico de los saberes y aconteceres religiosos,<br />

políticos y científicos de nuestro presente, se logrará rescatar a la filosofía de la crisis de<br />

la que Eduardo Nicol advertía. Y se trata de crisis de sus propios fundamentos. No<br />

resulta algo circunstancial ni coyuntural. Y si la filosofía no es crítica y dialéctica, en el<br />

sentido de Kant y de la tradición aristotélico-platónica, es un evidente riesgo, el de caer<br />

en la degradación de la filosofía como el saber de segundo grado que es. Ello no supone<br />

que no sea tan rigurosa en cuanto a su método, como cualquiera de las demás ciencias.<br />

Existe una relación de amistad profunda entre José Gaos y Fernando Salmerón<br />

por tanto conviene describir la existencia y la vida intelectual de Salmerón.<br />

Fernando Salmerón nació en la ciudad de Córdoba, Veracruz, México en el año<br />

de 1925. En 1948 se graduó de abogado en la Escuela de Derecho del Estado de<br />

Veracruz. Poco después inició lo que serían sus primeros estudios de filosofía en la<br />

ciudad de México, en la que llegó a obtener, bajo la dirección de su maestro José Gaos,<br />

el grado de maestro y de doctor en filosofía por parte de la UNAM. Inmediatamente de<br />

sus estudios en México, Salmerón regresó a su estado, donde, formado en el ambiente<br />

ilustrado que reinaba entonces en Xalapa, asistió a un acontecimiento que<br />

posteriormente tuvo gran influencia en su vida: la fundación de la Universidad<br />

Veracruzana. En ese lugar fue el primer director y fundador de la Facultad de Filosofía,<br />

Letras y Ciencias, para más tarde ocupar los cargos de secretario general, primero, y de<br />

rector, después.<br />

Su desempeño al frente de la comunidad académica y universitaria de Veracruz<br />

abarca un lapso de ocho años en los que la institución se caracteriza por vivir un periodo<br />

de esplendor. Los departamentos de Física y Matemáticas y de Antropología alcanzan<br />

un alto nivel, al igual que la Facultad de Filosofía. En esta última, imparten cátedra<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

otros distinguidos miembros de su generación, como Luis Villoro, Alejandro Rossi,<br />

Adolfo García Díaz y el propio Salmerón. Durante ese mismo periodo funda la revista<br />

cultural La Palabra y el Hombre, que ha sido una de las mejores revistas culturales que<br />

haya tenido México. En 1966, de regreso a la ciudad de México, y a tan sólo un año de<br />

haber ingresado al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, sucede en la<br />

dirección a su fundador Eduardo García Máynez.<br />

A lo largo de su gestión al frente del Instituto, Salmerón es decisivo para darle a<br />

éste la orientación filosófica general que tiene hoy en día: se forman nuevas<br />

generaciones de profesores e investigadores, se sientan las bases de la que llegará a ser<br />

la mejor biblioteca filosófica de América Latina, se acrecientan considerablemente las<br />

publicaciones especializadas y se consolidan las revistas de nivel internacional: Diánoia<br />

y Crítica, llegando a ser el director en el primer caso, y cofundador en el segundo. Muy<br />

en particular se debe mencionar su trabajo, durante un periodo de casi veinte años hasta<br />

1997, como director del proyecto de edición de las Obras Completas de José Gaos.<br />

La vida intelectual de Salmerón, ampliamente ligada a su preocupación por el<br />

servicio y la colaboración activa en las comunidades de pensamiento, hubo de<br />

conducirlo a otra institución educativa, la Universidad Autónoma Metropolitana, donde<br />

fue rector. Ahí le tocó presidir la elaboración de los reglamentos que establecen la<br />

estructura académica de la universidad, la que aún perdura.<br />

Una vez terminada su responsabilidad como rector, su variada experiencia<br />

académica e institucional lo lleva a ser requerido en la UNAM para participar en<br />

múltiples comisiones y encargos específicos de la vida académica de la Universidad.<br />

Muchos son los premios y distinciones que recibió el Doctor Salmerón a lo largo de su<br />

vida.<br />

En el campo de la enseñanza, desde muy temprana edad comenzó a dar clase en<br />

la Escuela Nacional Preparatoria y más tarde en la Facultad de Filosofía y Letras.<br />

Formó alumnos, profesores e investigadores, principalmente en el campo de la ética, la<br />

historia de las ideas y la filosofía de la educación. Durante un largo periodo se mantuvo<br />

siempre a cargo del Seminario de Ética y ocupó la Cátedra Extraordinaria de Filosofía<br />

de la Educación. En el ámbito propiamente académico, la producción filosófica de<br />

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Salmerón se desarrolló en dos líneas principales de trabajo: la ética y la filosofía de la<br />

educación, por una parte y la historia de la filosofía, por la otra. En su reflexión, la<br />

filosofía moral y la enseñanza están íntimamente ligadas, pues, como él mismo dejó<br />

dicho, “el lenguaje de la educación es el mismo que el de la moralidad”.<br />

Su segunda línea de trabajo académico se centró en el estudio e interpretación de<br />

la filosofía castellana del siglo XX y muy en particular la mexicana. Su primer libro,<br />

Las mocedades de Ortega y Gasset (1956), se convirtió en opinión de diversos<br />

comentadores y críticos en un clásico para comprender el pensamiento temprano del<br />

filósofo español. Tanto sus escritos sobre la filosofía mexicana del siglo XX, como sus<br />

análisis sobre diversos textos de filosofía moderna y contemporánea, se caracterizan por<br />

el rigor en la reflexión y el tratamiento. Salmerón partió siempre de un trabajo directo<br />

sobre los textos, con el objeto de revelar su estructura argumental y abrir, así, las<br />

indicaciones a las mejores vías de interpretación y esclarecimiento de los problemas. La<br />

laboriosa senda de Fernando Salmerón, plena de generosidad y de amor por México, fue<br />

cortada por su lamentable fallecimiento en 1997. En sus múltiples desarrollos, que a<br />

todos nos enriquecen, se combinan la dedicación paciente, cotidiana y sostenida a una<br />

disciplina teórica, la filosofía, con una lúcida trayectoria de servicio que rindió un<br />

beneficio incalculable para la educación superior y la cultura mexicanas. Murió a los 71<br />

años. Desde agosto de 1997 Antonio Zirión coordina la edición de la colección de Obras<br />

completas de José Gaos que publica la UNAM en sustitución de Fernando Salmerón.<br />

Conforme al plan original, quedan por publicar aún ocho volúmenes.<br />

Antropología y antroposofía<br />

La antropología científica y la antroposofía son dos disciplinas que coinciden en<br />

su objeto material, preocupación acerca del hombre pero que difieren radicalmente en<br />

su objeto formal. En tanto que la antroposofía busca en el hombre sólo las causas<br />

primeras, la antropología investiga en el ser humano únicamente los principios<br />

próximos o causas segundas.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

La metafísica de la existencia humana o antroposofía tiene bajo su dependencia<br />

a todas las ciencias especiales, porque sus principios son los primeros en importancia y<br />

los máximos en elevación.<br />

Desde la perspectiva de José Gaos una antropología no puede ser acabada si no<br />

acaba en teología. Aunque esta afirmación es claramente discutible desde un análisis<br />

objetivo racional.<br />

Teodicea y antroposofía serían las dos partes de la metafísica especial.<br />

Metafísica porque tiene por objeto al ser inteligible. Especial porque se refiere no al ser<br />

común sino a seres concretos, personales; Dios y el hombre. En la búsqueda del saber,<br />

cada hombre tiene sus peculiaridades, reglas y procederes propios.<br />

La meditación sobre el hombre es bien tardía en la historia de la filosofía<br />

occidental. Se empieza por la cosmología, se sigue por la metafísica, irrumpe en la era<br />

moderna la teoría del conocimiento y se llega por fin, en nuestros días, a la antropología<br />

filosófica: al tema de nuestro tiempo.<br />

La exigencia mínima de nuestro tiempo podría resumirse como lo hace Julián<br />

Marías en unas cuantas palabras: “referirnos siempre al hombre mismo y no excluir<br />

nada de lo que se requiera para su comprensión. Pero esta exigencia no puede<br />

cumplirse, como lo pretende Marías, por la vía del historicismo orteguiano. Se<br />

reconocen las ayudas, observaciones y felices atisbos de José Ortega y Gasset y su gran<br />

cantidad de conocimientos pero se echa de menos lo que también Nicol ha señalado:<br />

una teoría estable, rigurosa y coherente.<br />

En términos generales, bien puede decirse que hay dos conceptos sobre el<br />

hombre: el concepto científico particular y el concepto metafísico-teológico.<br />

La idea científica particular nos ofrece un concepto verificable en la experiencia<br />

sensorial, datos mensurables y observables sobre el hombre. Se trata de una idea<br />

fenomenalizada, sin referencia a una última realidad ontológica. Hay un punto de<br />

partida para una ontología de la persona: el lenguaje. No hay vida mímica sin lenguaje y<br />

no hay vida humana sin vida mímica. Ortega y Gasset dijo hace tiempo que la vida es lo<br />

que hacemos y lo que nos pasa. Cierto, pero lo que hacemos y lo que nos pasa está<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

inscrito en el ámbito de la singularidad de la persona. El ocuparse y el preocuparse es<br />

una forma individual que realiza la estructura humana. En soledad, meditabundo el<br />

filósofo, no hace sino hablar íntimamente. Cabe también expresar situaciones puramente<br />

afectivas. Todo lenguaje es importante para reflejar con exactitud las vivencias<br />

psíquicas. Lo único a que se puede aspirar es a una mayor aproximación. La persona<br />

humana es comprensión, capacidad de discernir lo falso de lo verdadero, capaz de<br />

oponer en su conciencia la razón y el instinto, capaz de conocer lo necesario y lo<br />

perfecto. En un magnífico libro titulado la idea del hombre, el filósofo catalán Eduardo<br />

Nicol que polemizó con José Gaos sobre diversas interpretaciones de la filosofía,<br />

establece previamente una morfología de la historicidad y de la temporalidad. La vida<br />

humana se cumple y organiza en relaciones o situaciones vitales, integradas en un<br />

complejo unitario de sentido. El fundamento permanente de todas las ideas históricas<br />

del hombre actuales y posibles, es la idea del hombre como ser potencial. La única<br />

constante es la certeza de que el futuro tiene un límite: la muerte. Todo cambia, excepto<br />

la verdad que explica el cambio. Esta es, a grandes rasgos, la antropología filosófica de<br />

Eduardo Nicol.<br />

El hombre, ha dicho Nicol, es el ser que no se completa nunca. Su ser consiste<br />

justamente en ser in<strong>completo</strong> siempre. Para él, completarse es dejar de ser: morirse. Su<br />

experiencia consiste en irse completando indefinidamente. La vida humana es potencia<br />

o disponibilidad.<br />

En 1914 dijo Ortega “yo soy yo y mi circunstancia”. Con ello quería indicar<br />

Ortega que cada sujeto viviente tiene su horizonte peculiar. Circunstancia es lo que está<br />

alrededor de mí. La circunstancialidad determina parcialmente mi vida. Pero mi<br />

circunstancia no es estática ni está definitivamente constituida. Me es dada a medio<br />

hacer. Yo tengo el poder de transformarla. Entre mi circunstancia y yo hay acciones y<br />

reacciones, interacción. Mi circunstancia es exterior, mi situación es interior. Cuando el<br />

hombre mantiene relaciones vitales con lo que no es él mismo, estamos ante una<br />

circunstancia; cuando se entabla una relación consigo mismo se trata de una situación.<br />

Como el hombre tiene la libertad de forjarse, tiene también la facultad de seleccionar<br />

entre una gama, más o menos extensa de posibilidades. Aquí es donde tiene su origen lo<br />

que se ha dado en llamar la evolución histórica.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Julián Izquierdo Ortega es un intelectual que dedica a la obra de José Gaos<br />

varios comentarios; concretamente es su artículo “Pensadores…” se centra en su obra<br />

De la Filosofía. Asegura Izquierdo Ortega que “comienza el curso con una<br />

fenomenología de la razón y de ahí llega al estudio de los conceptos principales o<br />

categorías. La doctrina de las categorías le conduce a una antropología filosófica.<br />

Izquierdo Ortega resalta la importancia que le da Gaos a la fenomenología de la<br />

existencia frente a la de las esencias y el tránsito de la fenomenología de la expresión<br />

verbal a la de los objetos. Reconoce a Brentano, Husserl, Scheler, Hartmann y<br />

Heidegger como guías del pensamiento de Gaos subrayando algunos aspectos en los<br />

que se diferencia de este último. En su comentario al libro de Gaos sobre Ortega y<br />

Gasset y otros trabajos de historia de las ideas en España y en la América española se<br />

centra exclusivamente en los que dedica al filósofo madrileño. Aunque reconoce a<br />

Gaos, por su relación estrecha y conocimiento de Ortega, la calidad de ser la persona<br />

más idónea para escribir sobre la relación entre la filosofía orteguiana, el espíritu del<br />

autor y las circunstancias que envolvieron su vida, no asume Izquierdo Ortega sus<br />

afirmaciones claves porque la publicación de los inéditos con posterioridad al libro de<br />

Gaos ofrece una imagen diferente del quehacer de Ortega, especialmente en su interés<br />

por las cuestiones puras, ontológicas, como muestra en la idea de principio en Leibniz y<br />

El hombre y la gente. Esto le hace discrepar a Izquierdo Ortega también de la división<br />

que Gaos hace de la obra orteguiana: las etapas que Gaos establece (Mocedades,<br />

Plenitud y Expatriación). Izquierdo Ortega prefiere simplificarlas con una clasificación<br />

poco definitoria como es la división en obra publicada e inédita.<br />

Al analizar el principio de contradicción, Izquierdo Ortega cree que Nicol hace<br />

unas reflexiones que muestran la “insuficiencia de las meditaciones metafísicas de<br />

Heidegger y Sartre en torno a este concepto. Frente al enfoque tradicional de los<br />

primeros principios como conceptos me ntales Nicol sostiene que son hechos reales por<br />

lo cual son inmutables.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

La filosofía española y el exilio<br />

Tres años antes de la guerra civil la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid<br />

conocía uno de los momentos de mayor esplendor de la filosofía española y<br />

probablemente uno de los mejores desde el Renacimiento. En ella enseñaban a la vez<br />

Ortega, García Morente, Zubiri, Besteiro, Gaos, etc. En ese periodo García Morente,<br />

que era el decano, organizó un crucero de estudios por el Mediterráneo en el que un<br />

grupo de casi 200 alumnos y profesores se embarcaron para visitar las fuentes de la<br />

civilización europea. Ortega y Gasset llenó dos veces el Teatro Español con la finalidad<br />

de destinar parte de lo recaudado a la expedición. Otros intelectuales como Gregorio<br />

Marañón y Juan Zaragüeta no sólo colaboraron activamente en los preparativos, sino<br />

que incluso aportaron dinero propio para becas.<br />

La Residencia de Estudiantes organizó (a finales de 1995), la exposición de los<br />

dibujos, mapas, cartas, fotografías y diario de ese crucero, en el que se visitaron<br />

yacimientos arqueológicos, ciudades, monumentos y otros lugares de interés cultural y<br />

también se impartieron numerosas conferencias en Túnez, Egipto, Israel, Turquía,<br />

Grecia, Malta e Italia. Su catálogo es un testimonio de lo que fue ese momento esencial<br />

de la enseñanza universitaria en España.<br />

1933 fue una fecha señalada para la filosofía española. En este año puede<br />

considerarse definitivamente constituido el núcleo inicial de la Escuela de Madrid<br />

(García Morente, Zubiri y Gaos), que tendrá su asiento principal en la Facultad de<br />

Filosofía y Letras de esta ciudad, aunque en estrecha conexión también con el área de<br />

influencia cultural de Ortega (prensa, revistas, colecciones, órganos políticos, etc.)<br />

Entre ese año y 1936 se sitúa el periodo de máxima vigencia de la misma, unos<br />

años de gran actividad en los que hay que ir añadiendo a los anteriores los nombres de<br />

María Zambrano, Joaquín Xirau, Julián Marías,…<br />

El año 1936 fue decisivo: la Escuela de Madrid tiene que dispersarse a partir de<br />

ese momento. Ortega vivirá. Sucesivamente, en París, Holanda, Argentina y Lisboa<br />

volviendo por temporadas a España a partir del 45, hasta morir en Madrid en Octubre de<br />

1955; Zubiri interrumpirá su docencia en Madrid para reanudarla en Barcelona de 1940<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

a 1942, año en el que se retira definitivamente de la docencia oficial; García Morente,<br />

tras una estancia breve en París y otra en Tucumán (Argentina), regresa a España para<br />

ingresar en el seminario y ordenarse sacerdote en medio de una gran crisis personal<br />

(finalmente acabaría recuperando su cátedra en la Universidad madrileña); José Gaos<br />

abandona su cátedra, ganada en 1937 y tiene que exiliarse en México, donde morirá en<br />

1969.<br />

Otros muchos exiliados continuaron su trayectoria filosófica fuera de España.<br />

Entre los más directamente influenciados por la filosofía de Ortega, Manuel Granell<br />

(que morirá en Caracas), Francisco Ayala y Luis Recasens Siches (que morirá en<br />

México) fueron los que salieron del país. Julián Marías permanecerá en Madrid tras salir<br />

de la cárcel, fue puesto en libertad con un sobreseimiento provisional de la causa, pero<br />

al reintegrarse a su carrera académica se encontró con que el tribunal le suspendía con<br />

gran agresividad la tesis doctoral.<br />

Se le negó el acceso a la Universidad de por vida.<br />

De pie, Xavier Zubiri, Luis Recaséns Siches y José Gaos; sentados, María de Maeztu, José Ortega y Gasset,<br />

Juan Zaragüeta y Manuel García Morente. Celebración de los 25 años como maestro de Ortega,<br />

el 19 de noviembre de 1935.<br />

De la llamada Escuela de Barcelona Joaquín Xirau, Eduardo Nicol y Ferrater<br />

Mora fueron exiliados. Este impresionante grupo de intelectuales dio lugar a una<br />

extensa producción filosófica, escrita fuera de España, que constituye una parte esencial<br />

114<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

del pensamiento español contemporáneo, y que no siempre se ha tenido suficientemente<br />

en cuenta. Existe una anécdota que explica esto. Cuando en 1992 G. Bueno propuso a<br />

García Bacca para el premio Príncipe de Asturias, el resto del jurado, que pensaba que<br />

lo merecía más José Luis Aranguren, ni siquiera sabía quién era. Y sin restar méritos a<br />

la filosofía interior, la que se hizo en España desde el fin de la guerra civil hasta<br />

nuestros días, qué duda cabe que el desconocimiento efectivo de la del exilio sigue<br />

siendo grande. Pervive la memoria limitada de Ortega, Zubiri, Gaos, Morente y<br />

Zambrano de lo que fue lo mejor de nuestra filosofía. Toda filosofía necesita una<br />

tradición en la que insertarse, y el horizonte de la nuestra, de la española reciente, está<br />

hoy todavía por descubrir y construir. Es nuestra obligación moral e intelectual hacerlo<br />

teniendo presente la filosofía española en su conjunto. Pero también lo es no olvidar<br />

nuestra historia más reciente.<br />

La reflexión filosófica sobre la filosofía<br />

La filosofía de la filosofía se puede entender como reflexión sobre los principios<br />

del conocimiento y en definitiva sobre la filosofía. El filósofo alemán Emilio Lask<br />

(1875-1915) en una obra sobre la lógica de la filosofía buscaba un conocimiento más<br />

elevado y fundamental que el proporcionado por la lógica ordinaria y que<br />

fundamentarse leyes y principios cognoscitivos de la filosofía. Gaos también aspiró a<br />

elaborar una lógica de la filosofía y a dar conocimiento del repensar.<br />

Existe el peligro de caer en un círculo vicioso al pensar lo pensado de modo<br />

continuado y reiterativo si bien es cierto como dice Gaos que: “la filosofía viene<br />

hablando desde hace unos veinticinco siglos un poco de todas las cosas, entre ellas de sí<br />

misma”. La esencia de la filosofía se puede identificar con la filosofía de la filosofía.<br />

Gaos ha llegado a la afirmación discutible al menos de que la filosofía es entre otras<br />

cosas, una confesión personal. El profesor Gaos pretende sacar en limpio el concepto<br />

riguroso de filosofía.<br />

Partiendo de la realidad afectiva de la filosofía de la filosofía Gaos puede<br />

atenerse a la actualidad, a lo que dice y no puede menos que decir de sí misma en estos<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

momentos. Nadie objetará que esta disciplina (la historia de la filosofía) se propone el<br />

viejo problema desde Hegel con cientificidad de describir el origen y desarrollo de la<br />

filosofía a través de todos los tiempos. Hegel, por ejemplo, verá en su genial sistema la<br />

síntesis armoniosa de todo el devenir filosófico. Es evidente que como dice Gaos<br />

existen fenómenos personales y subjetivos que embargan al filósofo en cuanto se<br />

entrega a su vocación, esto es, en tanto filosofa. Hablar de filosofía es según Gaos<br />

siempre hablar de sí mismo. Considero que esta afirmación es incierta porque la<br />

multiplicidad conceptual de las reflexiones filosóficas comprende innumerables<br />

aspectos técnicos que trascienden lo personal en muchas ocasiones. Es claramente<br />

dudoso que por el camino de la descripción psicológica pueda revelarse el concepto de<br />

la filosofía ni que tal descripción merezca el nombre de filosofía de la filosofía.<br />

Es lógico que para elaborar la psicología del hombre que filosofa, como la del<br />

artista o la del creyente, es preciso, de antemano, poseer los conceptos de filosofía, arte<br />

o religión. Considerando que la filosofía es una reflexión teorética, el hombre que<br />

filosofa no es un soberbio sino explica Gaos sino una persona curiosa<br />

fundamentalmente. Antes que psicología de la ciencia, de la moralidad, del arte, de la<br />

religión, es preciso que hable la lógica, la ética, la estética y la filosofía de la religión.<br />

Es cierto como dice Francisco Larroyo que la filosofía no tiene una esencia satánica<br />

derivada de la soberbia. Desde una posible diversidad interpretativa se puede entender<br />

que la filosofía que es, por definición un saber fundamental e insuperable, la expresión<br />

“filosofía de la filosofía” lleva en sí una contradictio in adjecto. Gaos ante las críticas de<br />

Francisco Larroyo consideró necesario escribir varios cartas para aportar observaciones<br />

que eran fundamentales.<br />

Señala José Gaos que su antecedente no es tanto Lask, cuanto Dilthey del que ha<br />

tomado la expresión filosofía de la filosofía. Establece Gaos que en toda filosofía hay<br />

dos partes; reflexiones sobre los valores, reflexión sobre estas reflexiones. Estas dos<br />

partes, la segunda también, existen en toda filosofía de hecho. El regreso in infinitud no<br />

es necesario ni adecuado porque la filosofía de la filosofía no es una filosofía<br />

superpuesta a la filosofía, esto es trascendente a ella. Es evidente que en el desarrollo de<br />

reflexiones en rigor no se llega al infinito porque hay que suponer la finitud del hombre<br />

y también la finitud histórica. Es cierto que en todo científico hay un conato de filósofo<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

sobre la ciencia respectiva. Señala Gaos que toda filosofía y toda psicología no puede<br />

hacerse sino mediante conceptos que son objeto de la fenomenología.<br />

Evidentemente Husserl analiza los fenómenos psíquicos de forma abstracta lo<br />

mismo que la psicología general. Establece Gaos que la confesión personal es un eidos<br />

que puede estar mediado o descrito a través de un caso particular o empírico pero esto<br />

no presupone según mi criterio que la esencia de la filosofía es ser confesión personal.<br />

Únicamente proporcionando un significado muy amplio y extenso al concepto de lo<br />

personal se puede afirmar la validez de las afirmaciones de Gaos. Es verdad que el<br />

progreso en la filosofía reside en la determinación de nuevos problemas y temas de<br />

investigación. Afirma Francisco Larroyo que en la vertiente psíquica sí tiene sentido<br />

hablar de una reflexión de la reflexión como proyectándose hacia el infinito. Es cierto<br />

que el recordar del recordar es un hecho psíquico que no involucra contrasentido<br />

alguno. Así la noción de belleza obtenida en la interpretación estético-filosófica de un<br />

objeto estético sería discutible al menos someterla a la misma consideración estética en<br />

tanto se preguntase, nuevamente, por la esencia de lo bello. Aunque la filosofía no ha<br />

caído en un regresus in infinitum no quiere decir que su porvenir no suponga una tarea<br />

infinita a modo del de la ciencia en general. El progresus in infinitum está orientado a la<br />

consecución de siempre nuevas y más profundas verdades. No estoy de acuerdo con que<br />

la reflexión mental sobre la esencia de la filosofía no es ella misma filosofía porque un<br />

acto subjetivo puede ser metafísico afirmo en contra de lo explicado por Francisco<br />

Larroyo. Es verdad que ningún pensamiento genial desaparece.<br />

Gran <strong>número</strong> de investigadores contemporáneos definen la filosofía en función<br />

de la idea de cultura. La filosofía tiene uno de sus objetos de investigación en los<br />

valores. Lo que sea la belleza, lo santo, lo bueno, lo justo, etc. y sus principios o leyes<br />

propias constituyen su objeto de estudio. La filosofía tiene un sentido totalizador y<br />

científico. Totalizador, porque los valores supremos de la cultura son susceptibles de<br />

realizarse en todos los pueblos y en todos los tiempos. El saber filosófico se eleva hasta<br />

la esfera de los valores y los conceptos en general con las mismas pretensiones<br />

teoréticas que la ciencia más rigurosa.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Los transterrados españoles de la filosofía en México<br />

Sólo en las Universidades de Madrid y Barcelona se podrá hacer la carrera<br />

completa de Filosofía en el primer tercio del siglo XX, razón fundamental para que se<br />

pueda hablar de una escuela filosófica de Madrid y otra de Barcelona.<br />

Las publicaciones americanas de García Bacca lo consolidan como uno de los<br />

mayores filósofos españoles. García Bacca era un hombre poseedor de una formación<br />

filosófica, teológica y filológica y científica como sólo la tenían en España Zubiri y<br />

fuera de España con seguridad muy pocos hombres más.<br />

Eduardo Nicol publicó en México su primer libro, que presentó a la Facultad de<br />

Filosofía y Letras de la Universidad Nacional como tesis, con la que obtuvo el grado de<br />

Doctor: una Psicología de las situaciones vitales, que anunciaba un renovador de la<br />

Psicología movido fundamentalmente por la Filosofía; pero Nicol pensó que debía<br />

investigar más extensamente y acabó por publicar un grueso volumen titulado La idea<br />

del hombre, aunque sólo abarca el periodo de Tales a Aristóteles inclusivamente. El<br />

propio Gaos afirma que su actividad en México se ha repartido entre la palabra y la<br />

pluma. En México corrigió y completó la labor de traducción a la que tanto se había<br />

dado en España. También ha escrito numerosos ensayos, artículos y notas bibliográficas<br />

publicados en revistas. En un caso como el de García Bacca dice Gaos, se trata de quien<br />

bien asentado sobre el nivel actual de la filosofía, marcha hacia una final doctrina<br />

personal con capacidades que aseguran el logro. Los filósofos mexicanos habían<br />

empezado a moverse antes de la llegada de los filósofos exiliados a México en la misma<br />

dirección. Al maestro don Antonio Caso lo había traído su sentido histórico, a<br />

enriquecerse con apropiaciones de filósofos Husselianos y schelerianos. El doctor<br />

Francisco Larroyo ha traído de Alemania conocimiento de otras filosofías.<br />

Análisis de la mano y el tiempo en la filosofía de Gaos<br />

La obra: “Dos exclusivas del hombre: la mano y el tiempo” es un breve pero<br />

significativo y bello trabajo de análisis fenomenológico.<br />

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Se trata de una serie de cinco conferencias que el filósofo dio en la universidad<br />

de Nuevo León, Monterrey, del 27 de Noviembre al 1 de Diciembre de 1944. Recogidos<br />

en un solo volumen y publicados por esa Universidad en 1945. Todas las disciplinas<br />

científicas y las artes sufrieron el gran desgarro del exilio, pero si se habla de la<br />

Filosofía, no solamente hay que lamentar la pérdida de unos profesores excelentes. La<br />

vida filosófica tuvo que comenzar de nuevo con problemas de todo tipo que no es<br />

preciso enumerar ahora. José Gaos es uno de los filósofos más importantes en lengua<br />

española del siglo XX, en un aspecto especialmente desconocido de él: su labor<br />

fenomenológica. “La caricia” en el recuerdo de quienes la escucharon debió constituir<br />

una especie de conmoción sentimental. Discípulo de Ortega, de García Morente y<br />

codiscípulo de Zubiri, José Gaos nació en Gijón en 1900, permaneció en Oviedo con<br />

sus abuelos hasta los 15 años, en que se trasladó a Valencia, donde residían sus padres y<br />

hermanos. Allí terminó la enseñanza secundaria y comenzó la carrera de Derecho, tal y<br />

como deseaba su padre, pero en 1921 viajó a Madrid para cursar la carrera de Filosofía<br />

y Letras, su auténtica vocación, lo cual ocasiona una ruptura con su familia natural que<br />

duró muchos años. Este dato es importante porque en la Facultad de Madrid conoce a<br />

Manuel García Morente, de quien llega a convertirse en “hijo espiritual”, en una<br />

relación entrañable que tiene mucho que ver con su desarrollo como filósofo.<br />

Efectivamente don Manuel, ante la precariedad económica de Gaos, gestiona para él un<br />

lectorado en Montpellier a través de la Junta para Ampliación de Estudios, y más tarde,<br />

de vuelta a Madrid, le facilita la traducción y resúmenes de libros, en la Revista de<br />

libros que publica Calpe, junto con Antonio Moxó. Un trabajo de curso, “Análisis del<br />

acto voluntario”, es el que, tras otros dos escritos que no consiguieron ninguna<br />

relevancia, permitió a Morente valorar la capacidad de análisis del futuro filósofo y da<br />

comienzo a una relación estrechísima entre maestro y discípulo, que durará hasta la<br />

guerra civil, en la que los trágicos acontecimientos sitúan a ambos en posturas<br />

enfrentadas. De la mano de Morente se introdujo Gaos en los círculos de la filosofía de<br />

su tiempo: en primer lugar, de Ortega y la Revista de Occidente, se convirtió en uno de<br />

los traductores de las colecciones de esta Editorial, especialmente de autores alemanes.<br />

Tiene también estrecho trato con Zubiri, como cuenta en Confesiones profesionales y<br />

con otros profesores de la universidad de Madrid, como Manuel Bartolomé Cossío, que<br />

fue su profesor en una asignatura de doctorado y a quien dedicó un largo trabajo<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 119


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

redactado junto con Moxó. Pero también hay que anotar en estas fechas su relación con<br />

Luis Recasens Siches, José Medina y otros compañeros, de edad aproximada a la suya.<br />

Entre ellos hay que destacar a Manuel Mindán, presbítero a quien conoce como alumno<br />

en Zaragoza, cuando éste acude a cursar la carrera de Filosofía, para actualizar los<br />

estudios de filosofía que había realizado en el seminario. Su edad, muy cercana a la de<br />

Gaos, y sus mayores conocimientos e interés por la filosofía, le hacen destacar entre el<br />

alumnado, y se produce la paradójica y profunda amistad entre un sacerdote y un<br />

profesor de filosofía agnóstico, afiliado al Partido Socialista, que pasean juntos, en 1931<br />

arriba y abajo del Coso Zaragozano, para gran escándalo de unos y otros.<br />

El Padre Mindán ha contado con detalle su relación con Gaos, en su libro de<br />

memorias “Testigo de noventa años de historia”, Zaragoza, 1995. La libertad espiritual<br />

del Padre Mindán queda expresada en un relato que sorprende por su claridad de ideas<br />

en los juicios de situaciones y personas en los años confusos y terribles anteriores y<br />

posteriores a la guerra civil.<br />

La formación filosófica de José Gaos, había ido evolucionando a través de<br />

diferentes escuelas filosóficas, que se le fueron apareciendo como la verdad. La primera<br />

de las varias “conversiones” por las que pasa es el desalumbramiento por la filosofía<br />

como fundamento y disciplina, descubierta a través del neoescolasticismo de Jaime<br />

Balmes en su Filosofía fundamental, que fue el libro que utilizó Gaos en la enseñanza<br />

secundaria, en el colegio de Santo Domingo de Oviedo, y el que suscitó su interés por<br />

esa actividad. Después, en 1921, trasladó su confianza a Kant y el neokantismo de la<br />

mano de su maestro García Morente. Más tarde, también gracias a Morente, descubre a<br />

Husserl; y todavía más tarde, en 1930, a Heidegger y en 1935 a Dilthey. Esta es, la<br />

historia de la filosofía en el siglo XX, y faltarían todavía algunos otros autores<br />

importantes, como Marx y Nietzsche, a los que Gaos dedicó mayor o menor atención,<br />

pero ya, como es lógico, con un cierto escepticismo o no tan arduo entusiasmo como<br />

habían suscitado aquellos otros.<br />

Gaos marcha a México en 1938 para trabajar en la Casa de España, como hogar<br />

de acogida para los profesores españoles durante la guerra, y que se convirtió en lugar<br />

de asilo al terminar ésta con la derrota de la república. Su labor en México es más<br />

conocida porque su influencia allí fue enorme. Durante un tiempo continúa<br />

120<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

desarrollando y madurando ese pensamiento que se sitúa entre fenomenología,<br />

existencialismo e historicismo. Continúa también su labor de traducción de autores<br />

clásicos y contemporáneos, y anima una importante tarea de historia de la filosofía<br />

mexicana en sus discípulos, que es quizá la que ha alcanzado mayor resonancia. La<br />

aparición de Confesiones profesionales en 1959 marca un hito en su vida filosófica. Por<br />

un lado deja constancia de anécdotas, lecturas y comentarios críticos que de otra manera<br />

serían muy difíciles de conocer. Pero también, porque da por terminada una etapa y<br />

comienza otra, la definitiva, en su vida, asumiendo las enseñanzas que le han<br />

proporcionado el estudio de esas escuelas filosóficas, pero pretendiendo hacer, ahora ya,<br />

un sistema propio. Efectivamente, los últimos seminarios habían sido sobre Hegel, y su<br />

enseñanza ha ido adquiriendo unas características un poco diferentes de las de las dos<br />

primeras décadas de su estancia en México. Las doctrinas de las escuelas filosóficas<br />

dejan en él una huella imborrable, pero ya como sistema propio, no como eco de un<br />

maestro de quien se repite su enseñanza. De esta nueva actitud filosófica saldrán sus dos<br />

libros fundamentales, De la filosofía y Del hombre.<br />

La influencia de Husserl sigue apareciendo hasta el final de su vida. Gaos señala<br />

como dobles los orígenes de la fenomenología, en los maestros y antecedentes de<br />

Husserl y Lotze y Bolzano y por otra y especialmente Brentano, sobre todo por su<br />

distinción entre fenómenos físicos y psíquicos por su intencionalidad y la configuración<br />

de los objetos ideales.<br />

En Introducción a la fenomenología que da título al libro publicado en 1960, y<br />

que contiene también La crítica al psicologismo en Husserl, se recogen dos de los<br />

escritos fenomenológicos de Gaos, escritos en la década de 1921 a 1930, en que él<br />

mismo confiesa estar inmerso en esa órbita.<br />

La fenomenología husserliana es muy pronto criticada por Max Scheler y<br />

Nicolai Hartmann, y esa modificación, de la que se hace eco Ortega, es la que vive<br />

Gaos, describiéndola como “una síntesis de fenomenología realista, mucho más de las<br />

esencias que de la conciencia, y de filosofía de los valores”. En ese periodo traduce<br />

Gaos la Introducción a la Filosofía, de Aloys Müller, formado en las escuelas de Scheler<br />

y Hartmann, por el que confiesa Gaos su aprecio por esas fechas. También traduce Gaos<br />

El idealismo fenomenológico, de Teodoro Celms (1931), dos libros de Scheler, El<br />

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resentimiento en la moral (1927) y Sociología del saber (1935), además de las<br />

Investigaciones lógicas de Husserl (1929). En 1942, ya después de la guerra, traducirá<br />

también Esencia y formas de la simpatía de Scheler y también Meditaciones cartesianas<br />

de Husserl, mientras que la traducción de Ideas relativas a una fenomenología pura y<br />

una filosofía fenomenológica es de 1945.<br />

Es un periodo muy fecundo de su conocimiento de la fenomenología. La<br />

proximidad de todo el entorno de la Facultad de Madrid con Scheler es innegable. El<br />

comentario de Ortega cuando Scheler muere, en 1928: “ha sido el filósofo de las<br />

cuestiones cercanas: los caracteres humanos, los sentimientos, las valoraciones<br />

históricas”.<br />

Si la exclusiva más patente del hombre, nos dice Gaos, es su cuerpo, el cual<br />

diferencia al hombre no sólo de los seres “incorpóreos” sino también de todos los demás<br />

seres con cuerpo, la más radical es el tiempo, el tiempo humano. Aunque hay animales<br />

que poseen también manos, señala Gaos, la exclusiva del hombre es la mano humana.<br />

Según Gaos, el pansexualismo freudiano es falso y afirma de modo rotundo el carácter<br />

extrasexual de la caricia. Con esta interpretación se afirma que la caricia revela el orden<br />

del espíritu en el hombre.<br />

Examina Gaos la representación que nos hacemos del tiempo en general,<br />

afirmando hermenéuticamente que cada grupo cultural tiene una determinada<br />

representación, del tiempo como de las otras materias. Es el tiempo el que es en las<br />

cosas. Gaos identifica “tiempo finito” y vida. Si eso es así, la inmortalidad “no sirve<br />

para nada”, por decirlo de alguna manera, más que para prolongar eternamente,<br />

infinitamente, para eternizar, inmovilizar, fijar la personalidad individualizada en el<br />

instante de la muerte.<br />

Es absurdo el desconocimiento de nuestra propia historia, de nuestra historia<br />

común española y mexicana, de esa comunidad tan deseada y que tantos escollos<br />

encuentra en su realización de la que el exilio cultural de 1939 es, a pesar de su origen<br />

desastroso, la mejor y más cumplida realización.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

José Gaos sobresaliente discípulo de Ortega y Gasset ha legado no sólo una<br />

sólida y personal obra filosófica, sino que ha alcanzado el más alto prestigio académico.<br />

Él mismo destaca, sobre todas, esta faceta: “Estoy seguro de ser profesor de filosofía,<br />

pero lo estoy muy poco de ser filósofo”.<br />

Gaos fue sin duda un gran filósofo que abrió su conocimiento a múltiples<br />

intereses y actividades, primero en España y luego, fundamentalmente, en Méjico. Aquí<br />

llega, como otros muchos españoles, tras la guerra civil para vivir en el “transtierro”, en<br />

ningún momento se sintió desterrado o exiliado porque Méjico fue para él una parte más<br />

de su patria.<br />

La generosidad y solidaridad del pueblo de Méjico y la experiencia vital de José<br />

Gaos son la demostración de que cabe una convivencia integradora que nos enriquece a<br />

todos. Seguramente el transcurso del tiempo permitirá a las generaciones que se<br />

acerquen a la filosofía, reconocer la importancia, el valor y la profundidad del<br />

pensamiento de Gaos. Su gran erudición, su lectura crítica de los principales pensadores<br />

de la historia le llevaron a enseñar y escribir páginas que resultan indispensables para la<br />

reflexión y el saber.<br />

Gaos dijo muchas veces que nunca volvería a España. Es verdad que lo cumplió<br />

al pie de la letra por motivos políticos y psicológicos. Cuando era apenas un niño de<br />

muy pocos años el padre, notario de profesión, se ve obligado a trasladarse a Valencia e<br />

instalarse allí con la familia, dejando al pequeño José con los abuelos maternos en Gijón<br />

donde había nacido. De su sangre asturiana habla muy claro el “González Pola” de su<br />

segundo apellido y de los años pasados con sus abuelos nos dejó un testimonio claro en<br />

las Confesiones profesionales. La educación de José fue muy religiosa, pues no sólo<br />

estudió con los padres dominicos, sino que los propios abuelos eran extraordinariamente<br />

religiosos y hasta beatos. Gaos fue en su niñez, como consecuencia de ese ambiente,<br />

muy religioso, y el exceso de dicha religiosidad provocó en él una reacción contraria<br />

que le llevó a la incredulidad. En su madurez Gaos no sólo fue incrédulo, sino que hizo<br />

profesión de agnóstico. Pero Gaos vuelve a ser un hombre de grandes preocupaciones<br />

religiosas en los últimos años de su vida. La problemática metafísica por el más allá que<br />

siempre le inquietó adquiere matices religiosos y místicos. José Gaos, un hombre al que<br />

la firmeza de la reflexión crítica alejó de la religión, vuelve ahora a ella, sin caer en<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

dogmatismos anacrónicos. Dice Gaos en su libro Confesiones profesionales que en la<br />

primera mitad de 1915 estaba en la segunda mitad del cuarto año del bachillerato. Era<br />

alumno del Colegio de Santo Domingo de Oviedo; colegio de dominicos. En aquella<br />

primera mitad del año cronológico empezó a hacer ensayos literarios. Fundó una revista<br />

destinada a circular por el colegio. La llamó Cultura. Ya con facilidad o con dificultades<br />

obtuvo colaboraciones acerca de todas las asignaturas del bachillerato menos unas<br />

desconocidas por Gaos, por estudiarse en el quinto y sexto años: Psicología, Lógica y<br />

Ética. Los compañeros de quinto y sexto dijeron que de aquello no se podrá escribir.<br />

El padre Antonio le regaló la Filosofía elemental de Balmes. Leyó el libro.<br />

Durante las siguientes vacaciones que disfrutó Gaos en Luanco (Asturias) leyó por<br />

segunda vez el libro entero con una lectura más reposada y reflexiva. Es un dato<br />

importante que el Curso de Filosofía Elemental de Balmes termina con una Historia de<br />

la Filosofía. De este modo la filosofía se entiende en su contexto histórico. El fin de<br />

aquellas vacaciones fue el de su vida en Asturias, en casa de sus abuelos maternos. El 1<br />

de Octubre de 1915 llegaba a Valencia a casa de sus padres. El padre de Gaos era un<br />

jurista distinguido. En la biblioteca de este leyó diversas obras filosóficas sobre todo<br />

clásicos universales, siendo impresionado por los escritos de Taine, Schopenhauer y<br />

Nietzsche. No se fijó en filosofía alguna sino que aplicó su curiosidad a diversos<br />

contenidos de la Historia de la Filosofía.<br />

Gaos considera que es definible una historización creciente de la filosofía<br />

misma. Dice que leer Historia de las ideas en todas sus formas; tratados, monografías,<br />

críticas de textos, comentarios, etc. es una de sus inclinaciones más constantes. Algo<br />

que no es contradictorio con la lectura de las obras originales. En Filosofía el estar al día<br />

es necesario como en la vida intelectual en general. En el saber filosófico son las<br />

incesantes variaciones sobre diferentes y múltiples temas de fondo. La europeización de<br />

España se originó de distintas formas. Un paso muy decidido empezó a darse en 1905<br />

con la creación de la Junta para la Ampliación de Estudios.<br />

Señala Gaos que de las lecturas realizadas en los años de Valencia, antes de ir a<br />

Madrid a continuar la carrera de Filosofía, que fue en Septiembre de 1921 y de dos<br />

libros de Morente, La filosofía de Kant y La filosofía de Bergson y de la Historia de la<br />

Filosofía de Windelband sacó la consecuencia de que la filosofía del día era la filosofía<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

alemana neokantiana. El interés por la fenomenología de Husserl se plasmó en varios<br />

escritos. Así la tesis doctoral referida a la crítica del psicologismo se la propusieron sus<br />

maestros: Morente de acuerdo con Zubiri y con la aprobación de Ortega. Dice Gaos que<br />

vio y oyó a Zubiri por primera vez el mismo día que oyó por primera vez a Ortega. Para<br />

Zubiri en aquellos años no parecía existir más que la fenomenología. Su tesis doctoral<br />

iba a ser un ensayo de una teoría fenomenológica del juicio. En su Kant dice Ortega que<br />

la filosofía kantiana fue su prisión durante aproximadamente diez años. En cambio la<br />

filosofía de Husserl, Brentano, Bolzano y Scheler fue el ámbito de interés de José Gaos<br />

también durante diez años: de 1923 en que se licenció, pasando por 1928 en que se<br />

doctoró hasta 1933 en la Facultad de Filosofía en la ciudad universitaria de Madrid en la<br />

que impartió su primera clase como profesor en Madrid. En 1933 Zubiri acababa de<br />

volver de estudiar dos años en Friburgo con Heidegger. Había llegado a ser el discípulo<br />

predilecto de Heidegger. Zubiri estaba impregnado de existencialismo. Gaos se reunía<br />

regularmente con Zubiri los sábados para aprender más sobre Ser y Tiempo de<br />

Heidegger. Gaos reconoce que no le interesa la filosofía del Extremo Oriente. También<br />

afirma que en algún momento piensa en dedicarse a la Filosofía Clásica antes que a la<br />

Filosofía. Dice Gaos que es imposible dominar por igual la filosofía griega, la medieval,<br />

la moderna. Encuentra a Platón muy oriental y en lo referente a su ascetismo lo<br />

rechaza. Considera que Aristóteles es más griego y humano. Es indudable que la forma<br />

de investigación de Aristóteles es más moderna porque está cercano a los<br />

procedimientos de la ciencia actual. No estoy de acuerdo con la estimación de Gaos al<br />

negar la viva investigación de la verdad por parte de Platón. Pienso que la elaboración<br />

argumentativa de Platón es diferente de la propia de Aristóteles pero eso no reduce su<br />

interés por la verdad en el conocimiento. Gaos afirma la gran significación de la<br />

escolástica ya que tiene una superioridad técnica sobre la filosofía moderna<br />

evidenciable claramente. Así Hegel que es un filósofo moderno escolástico puede<br />

competir técnicamente con los pensadores medievales. Las filosofías personales tienen<br />

un claro antecedente en el cartesianismo sobre todo en el Discurso del Método. Esta es<br />

una concepción afirmada por Gaos y que es evidente desde diferentes análisis críticos<br />

rigurosos. La autobiografía y lo personal se funden en Descartes en elaboraciones<br />

reflexivas muy precisas. Es necesario tener de los grandes clásicos de la filosofía una<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

impresión directa. De Hegel dice Gaos: qué juegos de palabras, qué saltos lógicos, etc.<br />

Establece la influencia del cientismo de Taine sobre su filosofía y trayectoria vital.<br />

También tuvo conocimiento directo de las filosofías de Sartre, Stuart Mill y otras<br />

muchas filosofías como es obvio.<br />

Discípulos dice Gaos los tuvo en Zaragoza y en México más que en Madrid. En<br />

México en 1939 empezó a proponer a los asistentes a sus cursos, trabajos escritos que<br />

posteriormente eran criticados en la clase. Uno de sus discípulos más brillantes fue<br />

Leopoldo Zea dotado de una enérgica voluntad y una sagaz inteligencia. Gaos deseaba<br />

que la filosofía mexicana entrase definitivamente en la etapa de la normalidad colectiva<br />

y no dependiese exclusivamente de la genialidad personal. También era indispensable el<br />

intercambio con la filosofía internacional. En lo relativo a la asistencia en sus clases,<br />

conferencias, cursos, etc. se le achacó públicamente que estaba convencido de la<br />

inferioridad mental de la mujer pero es absolutamente falso. Lo que sucede es que a<br />

Gaos le eran antipáticas las intelectuales apócrifas. Así una dama le llegó a decir a<br />

Gaos: “Doctor, asisto a sus conferencias, porque me cuesta tanto trabajo seguirlas, que<br />

creo que los esfuerzos que hago me ayudan a adelgazar.” En alguna ocasión se puso a<br />

explicar la Física de Aristóteles y todas las mujeres no realmente interesadas y que<br />

molestaban a Gaos dejaron de asistir. Pero insiste Gaos que siempre ha apoyado con<br />

energía a las intelectuales y a las mujeres con vocación e interés en perfecto plano de<br />

igualdad respecto a los hombres. La experiencia de Gaos es que la inteligencia femenina<br />

es tan potente como la masculina. Sucede que tienen que superar más obstáculos para<br />

destacar como filosóficas. El heroísmo necesario para triunfar académicamente debe ser<br />

más elevado según Gaos en el caso de las mujeres a causa de los prejuicios sociales y<br />

culturales. Destaca Gaos la relevancia de la dedicación y el entusiasmo como lo más<br />

formativo de la actividad intelectual. La función del maestro respecto a los discípulos es<br />

impulsarlos para el desarrollo de trabajos propios y personales. Existen dos campos<br />

específicos pero relacionados: la investigación y el magisterio. En lo relativo a sus ideas<br />

políticas se inclinó por el partido socialista pero no solamente por razones de pura teoría<br />

política. No estaba de acuerdo con el marxismo pero pensaba que la solución técnica de<br />

los problemas sociales estaba en el socialismo. Era patente y manifiesta la influencia de<br />

Besteiro que señalaba que existían soluciones estrictamente científicas para los<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

problemas sociales. Pensaba Gaos que era el partido más serio de su tiempo. En la<br />

República Gaos vivió emociones inolvidables, pidió calma y orden a las masas entre<br />

otras cosas. Considera que aunque la República fue decepcionando razonables<br />

expectativas pero hubo una impaciencia histórica incomprensible. La negación al<br />

pensamiento hispánico de su carácter filosófico es la Metafísica de Aristóteles, la crítica<br />

de la Razón Pura, la Lógica de Hegel, etc. pero también son obras filosóficas: Del<br />

Sentimiento Trágico de la Vida, las Meditaciones del Quijote, etc. La filosofía más<br />

técnica y especulativa convive con otras exposiciones filosóficas menos técnicas y<br />

menos complejas de más fácil comprensión. Gaos establece la posibilidad de que se<br />

creen nuevas formas de reflexión.<br />

Dice Gaos que los motivos de la profesión son los constitutivos de la vocación.<br />

Así identifica la Filosofía de la Filosofía con una Psicología de la vocación filosófica.<br />

Es evidente que la perseverancia y la obstinación en el ejercicio de la actividad<br />

filosófica potencia su motivación y su desarrollo continuo. Es posible la afirmación de<br />

la índole hedónica de la curiosidad intelectual porque el placer intelectual es definible<br />

desde la perspectiva epicúrea. La moderna edad del libro queda expresada para Gaos de<br />

forma exclamativa con Gracián: “Un libro nuevo cada día.” Esto puede proporcionar un<br />

gran placer dice Gaos pero causa reacciones superficiales a pesar del saber<br />

enciclopédico. Es necesario buscar un equilibrio entre la curiosidad intelectual y la<br />

producción en el conocimiento. Afirma nuestro filósofo que es muchísimo menos<br />

trabajoso leer durante todo un día que pensar durante sólo media hora. Pensar es darse<br />

un trabajo. Reconoce como motivo de su vocación filosófica más que el epicureísmo<br />

intelectual el racionalismo antirreligioso. Dice Gaos que la religión gravitó sobre su<br />

infancia con tal fuerza que a partir de su juventud rechaza con proporcionada energía de<br />

reacción. La religión es literalmente incientífica aunque es otro tipo de saber o<br />

conocimiento. El complejo de antirreligiosidad de Gaos y su cientismo fue motivo<br />

profundo y siguió siéndolo de la predilección por los más científicos y técnicos entre los<br />

grandes filósofos del pasado y del presente. También estima lo que en la Filosofía hay<br />

de ciencia positiva. Ha pensado de la manera más sistemática, metódica y científica.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Dice Gaos que hay unanimidad en que su palabra es mucho mejor que su pluma.<br />

El exceso de rigor en el lenguaje escrito produce un estilo difícil, complicado y esto es<br />

lo que sucede con él.<br />

La creación de aforismos de José Gaos es considerable. De hecho escribió 1200<br />

de 1942 a 1957, que se imprimieron en un opúsculo destinado a desear a sus amigos un<br />

feliz 1958.<br />

Comentaré algunos aforismos de Gaos. “En el aislamiento excesivo se vuelve la<br />

vida entera un vicio solitario.” La carencia de comunicación imposibilita la plenitud de<br />

la vida y dificulta el logro de la felicidad y del bienestar psicológico porque como<br />

afirma Aristóteles somos animales sociales. “la claridad es el desprestigio del filósofo”.<br />

Es una frase que indica que la complejidad técnica en la expresión del pensamiento<br />

puede estimarse como apropiada muestra del dominio de la jerga filosófica y de los<br />

elevados niveles de abstracción que puede lograr el filósofo frente al lenguaje cotidiano.<br />

“Si nos dirigiese siempre puramente la razón, la vida sería apacible, pero melancólica”.<br />

Efectivamente lo emocional es una parte primordial de la inteligencia como es bien<br />

conocido y por tanto la pasión y los sentimientos deben integrarse en la razón para<br />

potenciar nuestro comportamiento y lograr una vida más positiva, optimista y<br />

satisfactoria.<br />

Interpretaciones de la filosofía griega<br />

José Gaos publicó una ontología filosófica sobre el pensamiento griego. En la<br />

base de la cultura filosófica occidental. La enseñanza de la Filosofía se puede concebir<br />

con muy diversos planes y métodos. Es evidente la pertinencia de la enseñanza histórica<br />

y textual de la filosofía. Gaos considera de modo acertado que la lectura y comentario<br />

en clase de las obras filosóficas más importantes es una da las actividades intelectuales<br />

más beneficiosas para la reflexión y el conocimiento. Es claro que existe una<br />

transmisión histórica de la filosofía. La influencia de las ideas pedagógicas<br />

predominantes en un periodo determinado pueden condicionar en algún sentido las<br />

explicaciones filosóficas. Es consciente Gaos como otros pensadores que la verdad se<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

suele identificar con el momento histórico en el que se elabora cada filosofía. Los<br />

pensadores del pasado aportan verdades en todo caso matizables y ampliables desde una<br />

interpretación generosa de la producción cultural. Es irrefutable el valor formativo del<br />

conocimiento filosófico que es apoyado claramente en los planes de la enseñanza<br />

secundaria a nivel metodológico, instrumental y conceptual. La historicidad es uno de<br />

los elementos fundamentales de la supuesta esencia de la naturaleza humana.<br />

La realidad es multiforme y múltiple de forma parecida a la filosofía que se<br />

corresponde con una pluralidad de cuerpos de proposiciones que están en relación con<br />

lo real. El historicismo se ha expresado en la didáctica filosófica ya que lo humano es<br />

histórico. Es cierto como plantea Gaos que la filosofía se presenta ante todo como una<br />

realidad histórica textual. De este modo la autenticidad plena y rigurosa de las<br />

proposiciones debe ser investigada con plena dedicación. Es evidente que la<br />

comprensión de los significados de los textos filosóficos a través de su lectura y análisis<br />

es el único método que puede no solo formar la filosofía sino simplemente dar idea<br />

cierta de ésta.<br />

Existe indudablemente el problema filosófico de la aplicación del conocimiento<br />

filosófico o semántico para la correcta comprensión del pensamiento del autor. Hegel<br />

creó definitivamente la Historia filosófica de la filosofía y pensaba que había alcanzado<br />

el sistema filosófico definitivo: el idealismo absoluto. Hegel desarrolla una Historia de<br />

la Filosofía doxográfica porque las ideas de los filósofos se derivan dialécticamente<br />

unas de otras a lo largo del tiempo. En la Historia de la Filosofía del siglo XX el<br />

contexto biográfico no se ha investigado en general como uno de los factores causales<br />

de la producción de los filosofemas o conceptos filosóficos. Y los correlatos culturales,<br />

sociales y humanos en general suelen ser escasos en numerosos libros. De esta<br />

problemática es muy consciente José Gaos y así lo manifiesta de modo abundante.<br />

Windelband establece la negación de la Historia de la Filosofía a mi juicio de modo<br />

equivocado porque el orden histórico de las ideas filosóficas no es indiferente. Los<br />

filósofos no considero que sean muy diferentes a las demás personas. Sucede que todos<br />

somos pensadores en mayor o menor medida. Es verdad que la reflexión teórica,<br />

abstracta a su más alto nivel resulta ininteligible para la mayoría de las personas pero<br />

esto no supone que la estructura del pensar, de las emociones y los sentimientos no sea<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 129


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

similar. Ya decía Aristóteles que la vida teórica o contemplativa era la mejor para ser<br />

feliz presuponiendo un cierto bienestar material. Considera Gaos que la redacción y<br />

publicación de los textos filosóficos afirma la participación en la vida colectiva porque<br />

la escritura es un acto de comunicación con los demás y es un vínculo de memoria<br />

frente a la volatilidad de la palabra hablada. Pensar que la soledad es una forma de<br />

convivencia como plantea Gaos es algo discutible y opinable porque el aislamiento<br />

sensorial absoluto causa problemas mentales a pesar del uso por parte del sujeto de la<br />

imaginación. Aunque puede aceptarse en algunos casos que el eremita dice Gaos<br />

convive en la imaginación y el temor, la aversión o el odio, con aquellos de quienes<br />

quiere vivir aparte.<br />

La comprensión de las obras de Platón y Aristóteles y de otros muchos<br />

pensadores requiere el conocimiento y consideración del mundo que es objeto de los<br />

tratados filosóficos y la explicación de unos textos del autor por otros si es necesario.<br />

Los fenómenos y hechos de la vida son también parte significativa de la propia filosofía.<br />

La actividad del pensamiento no funciona en le vacío, se integra en la experiencia de la<br />

vida. La experiencia es objeto de análisis y reflexión y sirve para aprender y conocer por<br />

tanto es valiosa ya que es la temporalización manifiesta de la existencia. Dice Gaos, si<br />

el juvenil y ávido principiante es incapaz de placeres y de pasiones, de virtudes o de<br />

vicios, si su vida es anodina, sino “sabe nada” de la vida ¿llegará a entender la filosofía?<br />

Es lógico pensar que un primer nivel de explicación es la delimitación del estricto<br />

significado de las expresiones textuales. Otro plano es la ilación lógica de los conceptos<br />

e ideas y por último la relación de las ideas con toda la realidad, material, social y<br />

psíquica. Es indudable que la traducción es trascendental para la determinación de la<br />

autenticidad de los textos. Las distintas lenguas no son equivalentes de modo total en la<br />

significación de sus expresiones. Las mentes que utilizan idiomas diferentes perciben y<br />

piensan de modo distinto. Gaos establece que muchos norteamericanismos del español<br />

de México son la prueba de la falta original de los objetos designados por ellos en la<br />

cultura mexicana. Es evidente que los vocablos tienen significaciones plurales y por<br />

tanto se complica la traducción de los términos. La traducción tiene un cierto<br />

componente de recreación y creación en mayor o menor grado. La función interpretativa<br />

también se emplea en la lectura de originales que requiere interpretación y explicación.<br />

Es claramente definible la existencia de las filosofías de los grandes pensadores y las de<br />

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lo las que no son tan grandes. Otro elemento fundamental es la dilucidación de la verdad<br />

y la falsedad en la historia de la filosofía. La temporalidad humana supone que es<br />

necesario seleccionar forzosamente los contenidos a impartir. El aprendizaje debe ser<br />

gradual, progresivo es lo más sensato. La complejidad de los textos filosóficos se reduce<br />

con el desarrollo de comentarios que faciliten la comprensión.<br />

¿Por qué estudiar la historia de la filosofía?<br />

Gaos explicitó de forma clara la utilidad formativa del conocimiento filosófico.<br />

Pero es evidente como expresa Copleston que difícilmente podríamos llamar “culto” a<br />

quien careciese en absoluto de conocimientos históricos. Es indiscutible que el tiempo<br />

que se dedica a estudiar el pensamiento de los filósofos es muy provechoso. Porque las<br />

creaciones intelectuales son manifestación de los logros extraordinarios de la<br />

inteligencia humana. Los posibles errores de los sistemas de filosofía son discutibles y<br />

existe la posibilidad de que ciertas construcciones filosóficas sean perfectas a nivel<br />

conceptual. En todo caso la crítica de la ciencia es otra alternativa metodológica para<br />

ampliar el campo de la filosofía. La Historia de la Filosofía es necesaria para aprender a<br />

filosofar de forma conveniente. En esto coinciden Gaos y Copleston.<br />

Argumenta Copleston que el estudio de la Historia de la Filosofía acaso<br />

engendre cierta inclinación mental al escepticismo, pero debe recordarse que el hecho<br />

de que los sistemas se sucedan unos a otros no prueba que toda filosofía sea falsa.<br />

Efectivamente la evolución de las ideas es temporal y las verdades pueden ser<br />

investigadas y formuladas de diferente modo. Por otra parte la verdad objetiva es objeto<br />

de discusión por filósofos actuales como Putnam porque puede entenderse con<br />

diferentes matizaciones semánticas que cambian su significación. Por tanto la verdad es<br />

un concepto muy polisémico en el sentido filosófico a pesar de su claridad en el<br />

lenguaje cotidiano.<br />

El escepticismo es una actitud del pensamiento que potencia la capacidad crítica<br />

y evita la ingenuidad en el ámbito del conocimiento. La indagación de la verdad es uno<br />

de los motores impulsores de la actividad mental. Es posible la filosofía verdadera pero<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

entendiendo como manifiesta Coleston que la articulación y desarrollo de los principios<br />

filosóficos no resta verdad a los mismos. Es evidente la conexión más o menos profunda<br />

de los distintos sistemas filosóficos. El pensamiento se desarrolla históricamente y unos<br />

filósofos son continuadores de otros en cierta medida. Es demostrable que el desarrollo<br />

de las filosofías puede realizarse en direcciones diferentes en clara relación con la<br />

ilación lógica que se pretende seguir. Así es evidente como señala Copleston que Fichte<br />

no se vio determinado necesariamente a desarrollar la filosofía de Kant tal como lo hizo.<br />

Los factores históricos y las circunstancias marcan ala forma y el contenido de los<br />

sistemas filosóficos. La psicología de los filósofos es otro aspecto en el que reincide el<br />

análisis de Copleston y también Gaos como esencial para entender mejor los sistemas<br />

filosóficos con todos sus matices y características. Es cierto que lo fundamental es<br />

descubrir la verdad o falsedad de las ideas. La erudición es necesaria pero también el<br />

rigor crítico y el análisis profundo de los textos. Es innegable que el estudio profundo<br />

de la Historia de la Filosofía requiere mucho tiempo por la magnitud y dificultad de sus<br />

contenidos. El <strong>número</strong> considerable de sistemas de pensamiento complica su<br />

conocimiento pormenorizado.<br />

La filosofía griega<br />

La especulación filosófica ha tenido su origen en la animosidad humana pero la<br />

gran cantidad de ideas se derivan de la actividad de filósofos concretos si bien es cierto<br />

que en el principio del pensamiento articulado no es determinable un primer filósofo<br />

absolutamente original. La reflexión griega alcanza un alto nivel de originalidad porque<br />

la civilización helénica es explicable desde características artísticas e intelectuales que<br />

potenciaron la elevada especulación y la abstracción. En cambio los romanos como es<br />

bien sabido no destacaron en el campo de la especulación filosófica.<br />

La filosofía de Maimónides<br />

Con ocasión del VII centenario del nacimiento de Maimónides celebrado en<br />

1935, realizó Gaos un trabajo en forma de conferencia, trabajo que apareció en la<br />

132<br />

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Revista de Occidente. Este estudio de la filosofía de Maimónides es un estudio del<br />

hombre de la Edad Media, fundamento y contrafigura en cierto modo del hombre<br />

moderno. La perplejidad entre una fe y una convicción en que se debatía Maimónides,<br />

es muy de nuestro tiempo. En su Guía de los descaminados Maimónides intenta la<br />

conciliación de la Filosofía y la Religión. Gaos establece que Maimónides piensa que la<br />

filosofía es la que le transmite la<br />

historia. Maimónides consideraba<br />

que las vidas mismas de los<br />

hombres eran contradictorias<br />

porque existía una lucha<br />

permanente entre la verdad de las<br />

doctrinas filosóficas y la verdad<br />

aparente de la palabra religiosa. La<br />

indecisión entre las dos supuestas<br />

verdades no es un estado satisfactorio para el hombre.<br />

Es conveniente explicar la biografía y la evolución del pensamiento de<br />

Maimónides. Nació en Córdoba el 30 de Marzo del año 1135. A causa de la intolerancia<br />

tuvo que escapar de España. Dio lecciones públicas sobre filosofía, teología y medicina.<br />

Fue médico de la corte de Saladino en Egipto. Se libró de la acusación que se hizo de<br />

haber vuelto al judaísmo después de haber aceptado, durante su estancia juvenil en<br />

España, el islamismo. Murió en 13 de Diciembre de 1204. Escribió numerosos tratados<br />

de medicina y teología. Su vocabulario de lógica fue traducido al latín por Sebastián<br />

Munster. En su Guía de Perplejos su obra más importante tal vez usa toda su dialéctica<br />

derivada de la filosofía musulmana y hebrea, para defender la fe tradicional. Dice<br />

Maimónides (Guía I, 71), que el verdadero método, el demostrativo, que elimina la<br />

duda, consiste en dejar sentada la existencia de Dios, su unidad y su incorporeidad<br />

mediante los procedimientos filosóficos que están basados en la eternidad del mundo.<br />

Maimónides defiende tanto la actividad humana en el campo del conocer, como la<br />

libertad humana en el de las acciones. Señala que la inmortalidad no es propia de todos<br />

los hombres, es para las almas de los justos. Pero no se trata de una inmortalidad<br />

individual. Según Maimónides, el hombre no es inmortal por ser hombre, sino como<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

parte del Entendimiento agente y la intensidad de su inmortalidad es consecuencia de la<br />

de su participación en este intelecto o sea de su elevación espiritual.<br />

Maimónides en su Guía de Perplejos dice Copleston trató de proporcionar a la<br />

teología su base racional en la filosofía, lo que para él quería decir la filosofía de<br />

Aristóteles. En este sentido es un claro precedente de la filosofía y teología de Tomás de<br />

Aquino. Maimónides negaba la eternidad del mundo propuesta por Aristóteles que uso<br />

argumentaciones incorrectas, aunque admite que la filosofía no puede demostrar la<br />

creación en el tiempo. Maimónides afirmaba la libertad de la voluntad humana y negaba<br />

rotundamente la influencia de los cuerpos celestes sobre la conducta humana. En esto se<br />

manifestaba de forma objetiva y realista en perfecta concordancia con su actitud<br />

empírica de médico. Maimónides en su interpretación de los textos religiosos es<br />

consciente de que existen dos posibles interpretaciones generales la literal y la<br />

alegórica. Esta puede ser múltiple porque existen muchos sentidos posibles. De este<br />

modo la interpretación literal de la Sagrada Escritura manifiesta el materialismo de los<br />

términos porque la incorporeidad de lo numinoso es difícilmente entendible por los<br />

creyentes procura Maimónides. Desea una religiosidad de la distancia y del silencio en<br />

clara identificación con la denominada teología negativa. El judaísmo señala Gaos se<br />

mueve entre el ritualismo y el cabalismo con el que Maimónides se ocupa en cuanto<br />

especula con los nombres divinos. La dialéctica inadecuada o excesiva puede extraviar a<br />

los perplejos ante la realidad divina. Esta es una convicción firme de Maimónides.<br />

El complejo doctrinal de la época de Maimónides está atravesando por la<br />

influencia del pensamiento de Aristóteles. Gaos establece que la recepción del<br />

aristotelismo en el mundo judío es precisamente obra de los judíos españoles entre los<br />

cuales destaca el nombre de Ibn Daud de Toledo. Es discutible al menos la tesis de<br />

Maimónides que considera que Aristóteles no afirmó nunca la eternidad del mundo sino<br />

que la estimó probable. La Guía de los descaminados pretende la revelación o el<br />

conocimiento del verdadero sentido oculto de los misterios de la Sagrada Escritura, en<br />

partícula de los más altos. Gaos considera que las interpretaciones de Maimónides sobre<br />

los textos religiosos son expresión de una técnica rigurosa parecida a la ciencia<br />

filosófica moderna, con aplicación constante de determinados métodos. Maimónides no<br />

admite una posible aniquilación del Universo por parte de Dios. Constata la existencia<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

de grados y límites del conocimiento y de la razón humanas. Es clara la inequívoca<br />

declaración de Maimónides: éste emigrará de su fe a otra, si la filosofía demostrase lo<br />

contrario de lo que cree su fe. Las diferencias de valor lógico que establece Maimónides<br />

desde los análisis de la filosofía actual y de la lógica presente se presentan como<br />

matizaciones semánticas. Para Maimónides el mundo sublunar es el mundo de la<br />

causalidad necesaria. La irregularidad de los movimientos celestes es la consecuencia de<br />

la desconocida voluntad divina. Realmente la crítica de Aristóteles realizada por<br />

Maimónides es original y muy hábil argumentativamente. Esto es algo obvio para Gaos.<br />

La doctrina de la emanación es un recurso metafórico usado por Maimónides para la<br />

explicación coherente de la acción de lo incorpóreo. Esta acción es lo que une entre sí<br />

los diferentes entes que componen el universo desde Dios hasta el mundo sublunar.<br />

Evidentemente es una especulación imaginativa que intenta la resolución del problema<br />

de la comunicación de las sustancias de un modo abstracto sin una base empírica de<br />

comprobación. El proceso de emanación al ser incomprensible dice Maimónides se<br />

refiere a la determinación de la voluntad divina. Así la creación es el inicio de la<br />

emanación. Según Maimónides el sentido de la palabra de la Sagrada Escritura y la<br />

filosofía son idéntica cosa. Incluso afirma Gaos que la intención de Maimónides es<br />

animar a perseverar en la fe, justamente porque la significación de su propio objeto, la<br />

palabra de la Sagrada Escritura, es la verdad misma de la filosofía reducida a su<br />

contenido demostrado.<br />

¿Cuál es la significación histórica y actual de la filosofía de Maimónides?<br />

Esencial para el entendimiento en general de la filosofía medieval y también de la<br />

teología. Los perplejos serían, según Maimó nides, “pocos”. En efecto como confirma<br />

Gaos, si la fe en la palabra de la Sagrada Escritura es general a la comunidad judía, la<br />

convicción de la verdad de la filosofía es privativa de los escasos miembros de ella que<br />

han adquirido conocimiento de la filosofía.<br />

La Guía de los descarriados es un argumento a favor de la unidad de la Triple<br />

vida, judía y cristiana transformada por la superstición a la vida antigua clásica y<br />

oriental. En el fondo somos herederos del hombre de la Edad Media. Como dice Gaos,<br />

más de uno de nosotros se habrá sentido, acaso, conturbado por perplejo entre una fe y<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

una convicción comparables a aquellas entre las cuales fluctuaban los contristados de<br />

Maimónides.<br />

La concepción del tiempo<br />

Señala Gaos que existe un tiempo humano. Es indudable que del tiempo pueden<br />

decirse muchas cosas. Son definibles varios tipos de duraciones: instantánea, efímera,<br />

multimilenaria. Dice Gaos que hay lo más y lo menos duradero, pasajero, temporal, en<br />

el sentido de lo que tiene una duración mayor o menor. Es difícil de concebir que el<br />

tiempo más o menos propio de un ser, sea independiente de que dure más o menos. Pero<br />

estoy de acuerdo con esta afirmación por la esencialidad de la duración para los seres<br />

finitos. Lo eterno se piensa sin principio ni fin. Una posible definición de la eternidad<br />

señala Gaos de forma perfectamente coherente es la del tiempo tomado en su totalidad<br />

infinita. Al vivir el tiempo el hombre es múltiple porque realiza cosas, acciones, etc.<br />

Dice Gaos que los primitivos no vivían el tiempo como los griegos ni estos como<br />

nosotros en la actualidad. Es cierto que la representación del tiempo infinito se acerca a<br />

la de lo intemporal.<br />

No tiene sentido afirma Gaos decir o pensar que Dios pueda perder el tiempo<br />

como los hombres. Está claro que hacer tiempo ya es hacer algo. Si no hiciésemos nada,<br />

no se produciría sólo un tiempo sin cosas, sino desaparición absoluta de cosas y tiempo,<br />

una literal nada. La infinitud del tiempo haría de la vida algo sin interés. Tendríamos<br />

tanto tiempo, que no tendríamos que hacer nada en ningún momento determinado. No<br />

tenemos más que un tiempo finito, una vida mortal. Tiempo es movimiento, vida, ser.<br />

Gaos reflexiona sobre estas cuestiones y señala que constantemente nos amenaza la<br />

muerte, por eso lo que tenemos que hacer, no sólo tenemos que hacerlo en vida, sino<br />

que tenemos que hacerlo con urgencia. La vida en cierto sentido es densa de urgencia<br />

aunque sea de modo relativo. El tiempo dice Gaos es énfasis puesto en que los seres y<br />

singularmente nosotros, los humanos, no nos limitemos a ser, sino que somos. ¿Se<br />

concebirá el hombre singularmente a sí mismo como un ser situado entre el ser y el no<br />

ser, entre lo material y lo espiritual e ideal entre los cuales sería el hombre, espíritu<br />

encarnado, materia espiritualizada? Esta interrogación de Gaos es claramente metafísica<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

pero supone la mezcla de sustancias la ideal y la material entendiendo al sujeto como<br />

entidad psicofísica de acuerdo con los postulados de la psicología cognitiva. Manifiesta<br />

un cierto escepticismo Gaos cuando establece que las relaciones tradicionalmente<br />

afirmadas entre espiritualidad, individualidad, inmortalidad, infinitud, etc. distan de ser<br />

evidentes y hasta de estar suficientemente puestas a prueba.<br />

Para una comprensión mejor de la concepción del tiempo en Gaos es<br />

conveniente comentar algunas ideas sobre lo temporal en la Historia de la Filosofía.<br />

La reflexión sobre la naturaleza del tiempo está presente en los presocráticos. El<br />

tiempo para Anaximandro es el que impone el orden, el que permite que exista el<br />

cosmos. Para Parménides la eternidad del ser no se concibe como un devenir infinito,<br />

sino precisamente como la ausencia de todo devenir, en definitiva de tiempo. Meliso de<br />

Samos al declarar que el ser siempre es, formula la noción de sempiternidad.<br />

Para Platón el tiempo es una imagen móvil de la eternidad, imita la eternidad.<br />

Para Aristóteles, lo que da lugar a la percepción del tiempo es el movimiento, de modo<br />

que el tiempo no puede concebirse sino como consustancial el mismo. De esta manera,<br />

acomete el análisis del tiempo con muchas precauciones y dice que es un tema difícil.<br />

Por su parte los estoicos insistieron en el carácter cíclico del tiempo y en el eterno<br />

retorno. Aristóteles había ya aludido a la posibilidad de determinar el concepto de<br />

tiempo mediante la realidad numerante. El tiempo para Plotino es prolongación sucesiva<br />

de la vida del alma. Según San Agustín no se puede pensar que el tiempo preexistía a<br />

Dios, que es anterior a todo por ser causa suprema de todo. Por tanto en el pensamiento<br />

de este padre de la Iglesia el tiempo fue creado por Dios. El tiempo infinito no<br />

constituye la eternidad, la cual se halla por encima del tiempo. Durante la Edad Media<br />

preocupó a los filósofos el problema teológico del tiempo en relación a la eternidad. En<br />

la Época Moderna siguieron discutiéndose los problemas teológicos, físicos y<br />

psicológicos relativos al tiempo. Así, ciertas concepciones modernas del tiempo giraron<br />

en torno al problema de cómo puede entenderse el tiempo en relación con las cosas, los<br />

fenóme nos naturales, las vivencias etc. Refigurando las investigaciones sobre el tiempo<br />

realizadas por la fenomenología del Husserl. También Gaos analizó la esencia del<br />

tiempo desde una perspectiva fenomenológica y espiritualista en último término<br />

idealista. En el siglo XVII y XVIII la concepción absolutista del tiempo se fija a partir<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

sobre todo de Newton que en los Principios dice: “El tiempo absoluto, verdadero y<br />

matemático, por sí mismo y por su propia naturaleza, fluye uniformemente sin relación<br />

con nada externo y se le llama asimismo duración.” En esta concepción se supone que el<br />

tiempo es independiente de las cosas, es decir, mientras las cosas cambian, el tiempo no<br />

cambia. Según esta interpretación de Newton el movimiento dinámico de lo temporal no<br />

ejerce ninguna acción causal sobre las cosas. En Hegel la temporalidad es una<br />

manifestación de la Ida. Parece haber un cierto temporalismo en las llamadas filosofías<br />

románticas del siglo XIX, especialmente en tanto que éstas insistieron en lo temporal y<br />

lo histórico. En Dilthey es definible un temporalismo histórico ya que el tiempo es<br />

fundamentalmente historia. El Husserl aparece una distinción entre el tiempo<br />

fenomenológico descrito como la forma unitaria de las vivencias con un flujo de lo<br />

vivido y el tiempo objetivo o cósmico. Heidegger que influyó claramente en la filosofía<br />

de Gaos hablaba del Dasein como cuidado, siendo su significado ontológico la<br />

temporalidad. La fenomenología del tiempo se ocupa de fenómenos temporales tales<br />

como la sucesión el ahora, la duración, etc. Dice Neuhaüsrl que el tiempo es la<br />

inquietud del ser. Desde un punto de vista físico es evidente que el tiempo se relaciona<br />

con la velocidad disminuyendo con ella. En la física actual se han logrado mediciones<br />

del tiempo cada vez más precisas.<br />

El tiempo aparece como discontinuo e irregular en la escala microfísica. Carnap<br />

definió el tiempo en función de la acción causal. Reichenbach trató de deducir el orden<br />

de la simultaneidad de consideraciones causales y el de la sucesión de consideraciones<br />

estadísticas de forma claramente discutible. Para Samuel Alexander el tiempo y el<br />

espacio son el fundamento o esencia de los procesos reales. Se ha pensado que la<br />

relación de Heisenberg prueba que no hay estados instantáneos desde la perspectiva del<br />

observador. La fenomenología de Husserl relaciona de forma clara el tiempo con la<br />

conciencia. Éste busca el fundamento absoluto de la filosofía en la conciencia. Para ello<br />

no cabe una ciencia natural de la conciencia al modo de una psicología explicativa sino<br />

una fenomenología de la conciencia: un análisis, una descripción de los fenómenos<br />

dados a la conciencia (las vivencias). Existe un tiempo físico y otro fenomenológico.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

La filosofía de Leopoldo Zea<br />

Es el discípulo más importante de José Gaos y recibió su apoyo y estímulo. Gaos<br />

le consigue una beca de la Casa de España en México en el año 1939 que le permite<br />

dedicarse exclusivamente a los estudios filosóficos.<br />

Leopoldo Zea Aguilar nace en la Ciudad de México el 30 de Junio de 1912.<br />

La forja de un programa iberoamericanista se desarrolla<br />

con la generación de 1939. Samuel Ramos y José Gaos desde<br />

México y Francisco Romero desde Argentina son los promotores<br />

iniciales. Iberoamérica había iniciado ya su colaboración en el<br />

diálogo de la cultura universal; y, ante el vacío que dejaba<br />

Europa, se siente ahora la necesidad de participar de forma<br />

creativa desde el propio discurso valorativo. Leopoldo Zea<br />

emerge en la década de los cuarenta como el líder intelectual junto con José Gaos<br />

estructura y dirige ese esfuerzo de recuperación que se convierte en empresa<br />

continental. A principios de la década de los años cuarenta, Iberoamérica cuanta ya con<br />

centros filosóficos universitarios bien establecidos. Dos generaciones de filósofos<br />

mexicanos (caso, Ramos, Reyes) y un selecto grupo de españoles exiliados (Gaos,<br />

Xirau, Nicol, entre otros), dan consistencia al foco mexicano. Zea se forma bajo este<br />

núcleo de pensadores. La primera nota distintiva que marca el pensamiento de Zea es<br />

que su pensamiento surge en diálogo con su circunstancia. La investigación sobre el<br />

pasado mexicano, iberoamericano, le descubre, la existencia de un legado filosófico<br />

americano; pero se trata de pensadores aislados, que en casa caso parecen partir de cero.<br />

Existían filósofos iberoamericanos, pero no se había llegado a formular un discurso<br />

filosófico iberoamericanista.<br />

Zea inicia sus trabajos filosóficos problematizando conceptos. Con Gaos<br />

aprende a dialogar con la obra de Ortega y Gasset y aborda la problematización del<br />

discurso filosófico eurocentrista. Zea reconoce igualmente en el historicismo que<br />

introduce Ortega en Iberoamérica, como poderosa arma deconstruir el monopolio<br />

filosófico que se asignaba Europa y, a la vez, una tácita legitimación de su filosofar<br />

iberoamericanista, en el sentido de un filosofar que por serlo de referente concreto<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

iberoamericano, era también un filosofar auténtico. En Gaos, en Ortega, en Dilthey,<br />

encuentra ahora Zea un desarrollo epistemológico que le abre una puerta para la<br />

recuperación de un pasado que hasta entonces sólo había sido interpretado a través de<br />

perspectivas que respondían a circunstancias ajenas. La influencia de Samuel Ramos y<br />

de Ortega en Zea, sobre todo a través de José Gaos es manifiesta en su obra escrita en la<br />

década de los cuarenta, aun cuando ésta muestra desde su comienzo un inconfundible<br />

sello personal. Y es que para Zea la filosofía es fundamentalmente diálogo. En una de<br />

sus obras fundamentales de esta primera etapa, El positivismo en México (1943), Zea<br />

reconoce así su afiliación gaosiana: “A él no sólo debo estas ideas y mi formación<br />

filosófica, sino también un asiduo cuidado en los trabajos preliminares.” En el contexto<br />

de los años 1945-1946 se forma un grupo generacional iberoamericano. Con el apoyo<br />

de Gaos, Zea consigue una beca para investigar el pensamiento iberoamericano de los<br />

siglos XIX y XX. Gaos prefirió destacar lo que Ramos aportaba al discurso filosófico de<br />

Ortega, precisamente por haber hacho la circunstancia mexicana una problemática a<br />

superar. Zea parte igualmente de la dimensión liberadora del pensamiento de Ortega y<br />

hace del historicismo punto de arranque para una independencia cultural. Mantiene Zea<br />

con un pensamiento todavía de clara influencia gaosiana que “toda filosofía es obra de<br />

un hombre y como tal se realiza en un determinado tiempo y lugar, siendo ésta la razón<br />

de su condición histórica. Toda filosofía tiene su verdad en su adecuación con la<br />

realidad, sólo que esta realidad no es permanente sino histórica.” Como líder<br />

generacional, estructura mecanismos de comunicación entre los filósofos, aislados por<br />

las distancias en los diferentes países iberoamericanos. Como órgano editorial surge el<br />

Fondo de Cultura Económica y la Revista de Historia de las Ideas; para los encuentros<br />

se inician una serie de asociaciones y de congresos: el primer Congreso Interamericano<br />

de Filosofía se celebró en 1944 en Haití. En su comienzo muy próximo al pensamiento<br />

de Gaos, Zea ve la relación de la filosofía con la historia íntimamente ligada al<br />

problema de la verdad. Zea evoca a Gaos cuando afirma categóricamente en la filosofía<br />

de México (1955) “americana será la filosofía que americanos, es decir, hombres en<br />

medio de la circunstancia americana, arraigados en ella, hagan sobre su circunstancia,<br />

hagan sobre América.” El hombre nuevo de Zea no se plantea el dilema de destruir para<br />

crear, sino que parte de un diálogo: problematizar para asumir. El discurso<br />

antropológico de Zea es inseparable del axiológico: ve al hombre contextualizado en su<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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proceso intercultural. Con presupuestos historicistas, el proceso dinámico entre las ideas<br />

y creencias orteguianas y la filosofía de la historia de Gaos, Zea rompe, en su<br />

recuperación del pasado, con la estructura rígida que mantenían separadas las diversas<br />

disciplinas del quehacer intelectual. Tanto Salazar Bondy como Zea parten de la<br />

concepción de que la filosofía “no puede concebirse sino como el efecto de una<br />

reflexión auténtica, de un pensar que sea filosofía simple y llanamente, pues lo<br />

hispanoamericano vendrá por añadidura.” (Salazar). El filósofo peruano Salazar Bondy<br />

cree que la condición deprimida de la economía iberoamericana disminuye el<br />

dinamismo y fuerza necesarios para una creación original. Con ello, responderá Zea:<br />

“volvemos a caer en la utopía. Al a filosofía como una esperanza más, como posibilidad<br />

que dependerá de cambios estructurales que aún no han sido realizados. Esto es, vuelta a<br />

la nada”. Zea ve en la crisis europea de principios de los años cuarenta una oportunidad<br />

para problematizar su hegemonía, pero al mismo tiempo prevé ya la indudable<br />

globalización de la cultura occidental. El movimiento generacional que Zea encabeza a<br />

principios de los años cuarenta asumía, era cierto, un legado filosófico: Ramos, Gaos,<br />

Romero, pero sólo el sentido en cuanto posibilita su indagación sobre la circunstancia<br />

iberoamericana. Zea coloca el contexto iberoamericano en posición fundamental. De<br />

una problemática partícula, cómo ordenar la convivencia del iberoamericano, puede<br />

surgir al resolverse una solución parcialmente generalizada a toda la Humanidad.<br />

E. Nicol: caracteres del método fenomenológico<br />

Eduardo Nicol de la llamada Escuela de Barcelona falleció en México y fue uno<br />

de los interlocutores de José Gaos en cuestiones ideológicas y filosóficas.<br />

Independientemente de la polémica sobre las características de la filosofía y del<br />

pensamiento americano que se desarrolló entre Nicol y Gaos es interesante la<br />

contrastación y valoración de su método fenomenológico y su comprensión de la<br />

fenomenología que matiza en ciertos puntos la interpretación de Gaos de la metodología<br />

fenomenológica. Afirma Nicol que la fenomenología no puede limitarse a registrar y<br />

describir “lo que aparece”, el simple fenómeno de lo que se da sino poner de manifiesto,<br />

como dice Heidegger lo que constituye se sentido y fundamento. De hecho, no sólo<br />

procede así la filosofía fenomenológica de la materia sin metaempíricas. La<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

fenomenología no revela el ser: cuenta con su presencia inmediata. El otro es el sujeto<br />

libre de una acción que de cualquier manera tiene siempre una intencionalidad<br />

comunicativa y un contenido significativo. El análisis de este sujeto habrá de<br />

organizarse por consiguiente de acuerdo con un método hermenéutico.<br />

Es evidente que el dato de la expresión es suficiente señala Nicol para que la<br />

identificación ontológica del ser humano sea definitiva y diferencial. Al ser el hombre<br />

una entidad con sentido se requiere una interpretación de su significación y de su<br />

intención expresiva. La presencia de un hombre plantea siempre ante su semejante una<br />

interrogación. La primera regla del método fenomenológico impone la obligación de<br />

atenerse rigurosa y estrictamente a lo dado. Pero hemos de atenernos a lo dada según el<br />

modo de darse. Esto explica la cualificación hermenéutica del método. La expresión<br />

concreta es individualizante dice Nicol para cada hombre y en cada situación y tiene<br />

razón. La comunidad ontológica de los humanos deja siempre abierta la posibilidad de<br />

lo imprevisto, del acto original, y hasta la del mal entendimiento. La fenomenología<br />

según Nicol puede transformarse en una metafísica de las expresiones que posee un<br />

gran campo de aplicación interpretativa. Establece Nicol que la metafísica de la<br />

expresión no se reduce a una ontología especial. El fenómeno de la expresión ha<br />

permitido orientar la teoría general del ser y del conocer. La expresión es el primer dato<br />

fenoménico que ofrece el ser humano. Es verdad, por tanto el juicio platónico: el<br />

hombre es el símbolo del hombre, afirmación con la que están de acuerdo Gaos y Nicol.<br />

El hombre es símbolo porque su ser no está <strong>completo</strong>, no puede conocerse<br />

completamente en su individualidad de forma aislada. Gaos y Nicol consideran que ser<br />

simbólico significa ser complementario. Realmente el otro yo es un constituyente del<br />

propio ser propio. Y es que la comunicación es simbólica.<br />

Es indudable que es necesario resolver la aponía de la soledad del yo, lo cual<br />

implica la superación del idealismo metafísico representado por Descartes y Husserl<br />

señala Nicol. Aunque pienso que sin negar las aportaciones conceptuales del idealismo.<br />

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Nicol: meditación sobre la filosofía<br />

Este pensador en su libro Crítica de la Razón simbólica se plantea numerosos<br />

interrogantes sobre la situación de la filosofía que son similares a los que precisó Gaos<br />

en sus obras. Su Crítica fue publicada en 1982 en México trece años después de la<br />

muerte de José Gaos. Afirma Eduardo Nicol que la filosofía, por boca de algunos<br />

pensadores, ha formulado la previsión de su fin. El propio Gaos no está de acuerdo por<br />

razones evidentes como la curiosidad humana y el deseo de conocer y saber del ser<br />

humano. Ciertamente la continuidad de la filosofía requiere su renovación y es<br />

necesaria una crítica directa de los componentes teóricos de las filosofías heredadas.<br />

Es evidente como dice Nicol que la integridad de la filosofía es lo<br />

auténticame nte indudable. Temió Husserl que su filosofía pudiera ser la última pero<br />

existen más movimientos filosóficos que se desarrollan y perduran. Según Nicol en la<br />

situación actual, es inevitable que la filosofía sea revolucionaria frente a la tradición y<br />

conservadora respecto de la esencia y la misión propia de la filosofía que los viejos<br />

sistemas representaron con autenticidad impecable. Considero que las tradiciones son<br />

valiosas en el ámbito filosófico y potencian la aparición de sistemas nuevos como<br />

elementos renovadores de las ideas. La denominada forma constitucional de la filosofía<br />

es muy amplia y comprende muchas formas de filosofar. La filosofía es perenne por la<br />

continuidad de sus innovaciones. Es cierto como señala Nicol que el pensamiento<br />

reacciona ante las causas de su fin posible conceptuándolas. Es pensable que la filosofía<br />

no habrá de cambiar internamente para acomodarse a los nuevos tiempos porque los<br />

temas filosóficos son innumerables y forman parte de la propia existencia humana. Es<br />

definible que la filosofía en tanto que sistema de verdades, tiene una forma de<br />

historicidad.<br />

El problema de la empatía<br />

Considerando la trascendencia del pensamiento fenomenológico para Gaos al<br />

que dedicó gran parte de su esfuerzo y creación intelectual es interesante el análisis de<br />

la empatía para la mejor comprensión de los matices interpretativos de la fenomenología<br />

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en lo relativo a las vivencias. Es algo comprobado el enorme interés por el<br />

conocimiento de libros y artículos sobre las ideas de Husserl y sus discípulos. La autora<br />

de Sobre el problema de la empatía es Edith Stein. La empatía es una idea utilizada en<br />

sus escritos de modo frecuente por José Gaos entendida como simpatía hacia los demás.<br />

De forma similar comprende la empatía Stein. Esta nació el 12 de Octubre de 1897 en<br />

Breslau. Dice: soy ciudadana prusiana y judía. Fue ayudante de Edmund Husserl en<br />

Friburgo. De familia judía, en 1922 se convirtió al catolicismo. Enseñó en el Instituto<br />

Alemán de Pedagogía Científica de Münster, hasta su destitución en 1933 a causa de su<br />

ascendencia judía. Se ordena carmelita en 1934. Huida a Holanda, en 1942 es deportada<br />

a Auschwitz, donde muere. Entre sus obras se cuentan La fenomenología de Husserl y<br />

la filosofía de santo Tomás de Aquino, Investigación sobre el Estado, La estructura de la<br />

persona humana y La crítica de la cruz. Estudio sobre San Juan de la Cruz. En buena<br />

parte de su producción manifiesta un indudable espiritualismo e idealismo coincidente<br />

en cierto grado con el pensamiento de José Gaos. En 1905 Edmund Husserl introdujo en<br />

su pensamiento el concepto de empatía. Entendía por tal la experiencia de la conciencia<br />

ajena y de sus vivencias, a diferencia de la experiencia que la propia conciencia hace de<br />

sí misma. El primer estudio fenomenológico extenso sobre este tema es la tesis doctoral<br />

de su discípula Edith Stein. Leída en 1916 fue publicada parcialmente el año siguiente<br />

con el título: Sobre el problema de la empatía. En ella, Stein establece una distinción<br />

cualitativa de las conciencias subjetivas basándose en el contenido peculiar de sus<br />

corrientes de vivencias. Tan importante como el estudio de la empatía es el de la<br />

estructura del sujeto empatizado y del que empatiza. Los recuerdos autobiográficos de<br />

Stein manifiestan como en Gaos una fina capacidad de observación y de elaboración<br />

introspectiva de las impresiones recibidas de su entorno personal.<br />

Cuando Edith Stein llega a Gotinga en abril de 1913 para escuchar a Husserl, la<br />

fenomenología está creando escuela. Realiza finos análisis como el que deslinda los<br />

conceptos de empatizar, cosentir y sentir a una. Definida la esencia de la simpatía, o sea,<br />

cumplido lo que Husserl llamaba reducción eidética, el contenido se convierte en<br />

eminentemente antropológico. Lo que interesa es determinar, como Stein reconoció, la<br />

estructura de los sujetos que entran en relación empática. Dicha estructura está definida<br />

por el hecho de ser individuos psicofísicos y personas espirituales algo plenamente<br />

afirmado también por José Gaos en sus escritos y en su docencia. Así, la empatía misma<br />

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es un acto espiritual y tiene su condición de posibilidad en el espíritu del sujeto. La<br />

problemática fundamentación de las ciencias del espíritu dirige la atención tanto de<br />

Stein como posteriormente de Gaos hacia Dilthey. Dice Stein que las formaciones<br />

comunitarias y societarias surgen de la comprensión espiritual que no es sino la empatía<br />

en el nivel personal y no simplemente psicofísico, y que permite la constitución de<br />

vivencias supraindividuales. Objetivo de la fenomenología es la clarificación y, con<br />

ello, la fundamentación última de todo conocimiento. Que la empatía no es una ideación<br />

en un sentido profundo y riguroso es afirmable, se trata más bien de aprehender lo que<br />

es aquí y ahora. Según Scheler, el yo ajeno con su vivenciar es percibido igual que el<br />

propio. Originalmente no nos encontramos aislados, sino metidos en un mundo de<br />

vivenciar psíquico. Se podrá tomar percepción interna como un título para actos<br />

intuitivos clasificados de determinada manera desde una interpretación fenomenológica.<br />

Sólo porque Scheler no conoce ningún yo puro y por yo siempre entiende individuo<br />

anímico puede hablar de un vivenciar que está antes de la constitución de los yoes.<br />

Ciertamente no logra mostrar un vivenciar sin yo. Scheler establece una diferencia entre<br />

reflexión y percepción interna, a la que niega una aprehensión de actos a diferencia de la<br />

reflexión. Es evidente afirma Stein de modo convincente que la posibilidad de<br />

interpretaciones múltiples ha motivado a Husserl a cambiar el término percepción<br />

interna por la expresión reflexión para la designación del darse absoluto del vivenciar.<br />

De estas diferenciaciones era consciente el propio Gaos en sus análisis<br />

fenomenológicos. El yo se puede entender como la unidad de la conciencia. Las<br />

corrientes de la conciencia son diferenciables en relación con su contenido vivencial.<br />

Stein considera que nuestra corriente uniforme y asilada de conciencia no es nuestra del<br />

alma. Las sensaciones son especificaciones de la vivencia.<br />

Es posible también una fenomenología de los sentidos y de las percepciones<br />

sensoriales así lo plantean Stein y Gaos. El ser humano está dado como cuerpo vivo<br />

sentiente. Es indudable que las sensaciones emotivas o sentimientos sensibles son<br />

inseparables de las sensaciones que las fundan. Los estados de ánimo dice Stein son<br />

sentimientos comunes de naturaleza no corporal. Desde la moderna psicología de base<br />

electroquímica en sus análisis sobre el funcionamiento cerebral es definible la<br />

naturaleza material de los estados anímicos. Existe una causalidad psicofísica que es<br />

reconocida como válida por Stein. Entre sentimiento y expresión existe una conexión<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 145


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

esencial y de sentido. La modificación corporal que se parece a una expresión no se da<br />

como ella misma. Comportarse, actuar es siempre producción de algo no presente. El<br />

mundo percibido y el mundo dado según la empatía son el mismo visto diversamente.<br />

La empatía es el fundamento de la experiencia intersubjetiva, condición de posibilidad<br />

de un conocimiento de la personalidad ajena para nuestro autoconocimiento. Así al<br />

empatizar conocemos dominios axiológicos que sirven para comparar valores.<br />

Consideraciones fenomenológicas sobre el ego<br />

El Ensayo sobre la trascendencia del Ego de Jean Paul Sartre fue publicado en<br />

Francia en 1936. Es la primera vez en que la fenomenología en francesa se hizo oír con<br />

voz propia. Fue una obra estudiada y analizada con gran interés por José Gaos ya que<br />

concordaba con sus intereses fenomenológicos. Suponía una vía de profundización de<br />

las tesis planteadas por Husserl. La argumentación de Sartre descansa en que el<br />

supuesto ontológico del yo es enteramente superfluo para quien ha aprendido, con<br />

Husserl, a mirar la vida de conciencia en su pureza distintiva. Para Sartre el<br />

reconocimiento de un yo transcendental equivale a un certificado de “muerte de<br />

conciencia”. Niega por tanto el yo transcendental de Kant.<br />

La repetición de la reflexión, el hábito mecánico de la reflexión “yoizante” sobre<br />

las vivencias intencionales, lleva la concebir éstas como los casos efímeros de los<br />

estados duraderos que tiene por fuente al yo personal. La ulterior y la nada en 1943 al<br />

excluir de la conciencia también a los contenidos de sensación, de suerte que toda<br />

vivencia sea sólo vivencia intencional sigue la pauta argumentativa del escrito de 1936.<br />

El presente de la vida de conciencia está grávido de pasado. La forma interna de las<br />

vivencias actuales tiene directamente que ver con la historia pasada de la experiencia.<br />

Dice Sartre que el Ego no está ni formal y materialmente en la conciencia: está fuera, en<br />

el mundo; es un ser del mundo, como también lo es el Ego del prójimo. Kant afirma<br />

Sartre jamás se preocupó por el modo como se constituye de hecho la conciencia<br />

empírica; en absoluto la dedujo a la manera de un proceso neoplatónico de una<br />

conciencia superior, de una crítica coherente y rigurosa. Es indudable que para Kant la<br />

conciencia trascendental sólo es el conjunto de las condiciones necesarias para que<br />

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exista una conciencia empírica. La fenomenología es un estudio científico de la<br />

conciencia así lo afirman tanto Sartre como Gaos. Su procedimiento esencial es la<br />

intuición. Según Husserl, la intuición nos pone en presencia de la cosa. Es pensable<br />

desde la perspectiva de un análisis profundo que los problemas acerca de las relaciones<br />

entre el Yo y la conciencia son problemas existenciales. El Yo produce interioridad. La<br />

conciencia es evidente que se define por la intencionalidad. El objeto es trascendente a<br />

las conciencias que lo captan, y es en él donde se encuentra la unidad de ellas. Este<br />

planteamiento interpretativo es afirmado por Sartre y Gaos lo acepta.<br />

Es indudable que la conciencia remite perpetuamente a ella misma. En las<br />

Meditaciones cartesianas, parece que Husserl ha conservado enteramente una<br />

concepción de la conciencia que se unifica a sí misma en el tiempo. Es la conciencia por<br />

tanto la que hace posible la unidad y la personalidad de mi Yo. Según Sartre por lo<br />

anteriormente expresado el Yo trascendental no tiene, razón de ser. Es entendible desde<br />

el pensamiento de Gaos y Sartre que el Cogito de Descartes y de Husserl es una<br />

constatación de hecho. Existe la posibilidad de reflexionar en el recuerdo y entonces el<br />

Yo aparece de inmediato. Gaos comenta con frecuencia en sus escritos el principio<br />

esencial de la fenomenología: “Toda conciencia es conciencia de algo.” Sartre también<br />

destaca la significación de este principio. Para Sartre una conciencia no tiene necesidad<br />

ninguna de una conciencia reflexionante para ser consciente de sí misma. Afirma<br />

Husserl que la reflexión modifica la conciencia espontánea. El Yo es un existente. Para<br />

Kant y para Husserl, el Yo es una estructura formal de la conciencia. Para Sartre el Yo<br />

nunca es puramente formal que es una contradicción infinita del Mí mismo material. Es<br />

evidente que la estructura esencial de cada uno de mis actos sería un hacer referencia a<br />

mí mismo.<br />

Del yo en el pensamiento de Schelling<br />

La consideración del Yo tiene como precedentes muy relevantes a Fichte y<br />

Schelling entre otros filósofos. La valoración del ego también fue objeto de análisis<br />

reiterado por parte de Gaos a lo largo de su producción escrita. La unidad de acción y<br />

conocimiento, radica en una exigencia del propio ser del hombre. Según Schelling<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

existe un principio que lo es simultáneamente del conocer y del ser. El único principio<br />

que reúne estas condiciones es el Yo, pero no el Yo subjetivo, empírico, condicionado<br />

sino un Yo absoluto es esencialmente libertad. La primera caracterización que de esa<br />

libertad nos ofrece es que el Yo es algo que no puede ser objeto ni para sí mismo no<br />

para algo exterior a él mismo. En el yo absoluto no hay una conciencia temporal, no hay<br />

personalidad entendida en los términos kantianos de unidad de la conciencia. Schelling<br />

sitúa en la libertad trascendental del Yo empírico, es decir, en la libertad humana real, y<br />

no en el Absoluto, el asunto que ocupa a la filosofía. Intenta demostrar que a partir del<br />

Yo absoluto puede justificarse la realidad de una libertad dirigida a objetos, la cual, en<br />

cuanto libertad de un Yo empírico, se nueve en el ámbito del derecho y del deber y está,<br />

por tanto, destinada al ámbito moral.<br />

Esta libertad humana moral lleva a cabo una tarea infinita que se ve colmada en<br />

la felicidad, la cual es resultado de una conexión interna entre la acción moral y la<br />

Naturaleza. A partir de la unión entre el yo empírico libre y el Yo absoluto, o también<br />

entre la Naturaleza como organismo y la Naturaleza como mecanismo Schelling<br />

desarrolla su filosofía de la historia, entendida como un sistema de la libertad.<br />

La presencia de Ortega y Gasset<br />

Del mismo modo que Gaos afirma de modo explícito que<br />

buena parte de sus ideas proceden de Ortega, también es<br />

considerable su influencia en otros pensadores. El pensamiento y la<br />

obra de Ortega fueron el epicentro de la filosofía española durante<br />

gran parte del siglo XX.<br />

A la importante presencia de Ortega y el orteguismo fuera<br />

de nuestras fronteras han contribuido varias causas.<br />

La primera de ellas se basa en que él mismo expuso su filosofía personalmente<br />

en varios países. Esto permitió que la definición de su pensamiento estuviese apoyada<br />

con su presencia física. Otra causa que ayudó a la difusión del orteguismo fuera de<br />

nuestras fronteras fue la emigración intelectual de la guerra civil. El propio Ortega y la<br />

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mayoría de sus discípulos se vieron obligados a salir de España y a continuar su labor<br />

filosófica más allá de nuestras fronteras. De especial importancia fue la emigración de<br />

los discípulos de Ortega a América, tanto a la del Norte como a la del Sur, donde la<br />

inspiración filosófica orteguiana fue tan intensa, que en algunos aspectos, es mayor su<br />

influencia en América que en la propia España.<br />

En lo referente a la presencia de Ortega en América, ésta fue muy temprana,<br />

especialmente en Argentina, a donde fue por primera vez en 1916, siendo aún un joven<br />

casi desconocido. Quizás no haya país en América en que no haya enseñado algún<br />

discípulo de Ortega. Si la presencia de Ortega en la América de habla castellana es<br />

trascendental, no lo es menos en los Estados Unidos. También a allí se tradujeron<br />

algunas de sus obras al inglés y allí ha florecido toada una pléyade de estudiosos de su<br />

pensamiento. Seamos, tan buenos orteguianos como para seguir teniéndolo presente, sin<br />

olvidar que nuestras circunstancias y nuestra generación son distintas de las suyas<br />

porque él, entre otros, estuvo antes que nosotros y ayudó a moldearlas. La labor<br />

filosófica llevada a cabo por Ortega durante el primer tercio de nuestro siglo se vio<br />

truncada por la tragedia física y moral que fue la guerra civil. Hacia 1936 el panorama<br />

de la filosofía española no podía ser más halagüeño, y a este panorama esperanzador<br />

había contribuido más que nadie, Ortega. En Madrid enseñaban filosofía, junto con<br />

Ortega, figuras tan relevantes como García Morente, X. Zubiri o J. Gaos. Después de<br />

1936 ya nada pudo ser igual en la filosofía española, ni se alcanzó nunca un grupo de<br />

figuras tan brillantes enseñando un las mismas aulas. La tragedia española de 1936 hará<br />

que Ortega se refugie en lo más técnico de no sea el descubrimiento de una verdad<br />

objetiva, la producción de una cosa, no puede admitirse. En Ortega si la historia de la<br />

filosofía puede ser entendida como la historia de un quehacer intelectual consistente en<br />

la recogida de una verdad insuficiente que nos ha sido transmitida, es porque el hombre<br />

es el sucesor de otros hombres o mujeres que lo han precedido en la tarea de pensar.<br />

Entender las verdades del pasado como insuficientes es lo que lleva a enlazar con la<br />

doctrina orteguiana de la verdad como descubrimiento. Este desvelamiento debe ser<br />

entendido en sentido dinámico, como tarea de perfeccionamiento en relación del<br />

hombre con la verdad, una tarea que debe ser repetida por cada generación y por cada<br />

filósofo.<br />

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La formación filosófica de ortega<br />

Ortega tuvo una especial sensibilidad histórica y él era consciente de la tradición<br />

filosófica en la que estaba inmerso. Desde Hegel la historia de la filosofía es una<br />

disciplina filosófica de pleno derecho e incluso sea la disciplina de mayor trascendencia<br />

para la formación de in filósofo. A las críticas que ponen en tela de juicio el carácter<br />

filosófico de la obra de Ortega responde José Gaos en su recesión de la idea de principio<br />

en Leibniz: “Ese libro prueba de modo concluyente que Ortega maneja las técnicas de<br />

las fuentes textuales de la filosofía con el mismo dominio con que el escolar más<br />

experto utiliza las fuentes de que se componen habitualmente hoy las publicaciones<br />

eruditas de las ciencias humanas.”<br />

Ese libro dice Guy prueba de manera palpable e irrefutable que Ortega tenía<br />

tanta capacidad como cualquiera para escribir un libro de filosofía, en el sentido que<br />

hoy se considera más estricto de ese término. Una vez aceptado este carácter filosófico<br />

de la obra de Ortega, la polémica dejó de tener sentido. Hay que hacer notar que Ortega<br />

era un lector incansable, hasta el punto de que su biblioteca personal constaba de más de<br />

veinte mil volúmenes de loas más variados temas. No debe olvidarse lo que pudo leer en<br />

bibliotecas públicas. Sus fuentes filosóficas más significativas son los clásicos de la<br />

filosofía alemana contemporánea de Ortega. Era aficionado las tertulias que eran<br />

también fuente de inspiración. Ortega medirá sus armas filosóficas con el pensamiento<br />

griego. En cambio la filosofía medieval no le produce “pena” porque es un pensamiento<br />

orientado a Dios, que confunde a Dios con el ente y que lleva a no tener una recta<br />

comprensión ni de Dios ni del ente. Las especulaciones de las filosofías medievales y<br />

también de los teólogos son esenciales pienso para el conocimiento filosófico. Ortega<br />

presta poca atención a la filosofía anglosajona, tanto al empirismo clásico como a las<br />

corrientes filosóficas anglosajonas contemporáneas. El conocimiento y la presencia que<br />

la filosofía alemana contemporánea de Ortega tiene en su pensamiento es algo que él<br />

mismo puso de manifiesto.<br />

Ortega estaba convencido de que su función intelectual era la de conseguir que<br />

en España echase raíces la filosofía y que fuese expresada en el mejor castellano. En él,<br />

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la investigación filosófica está hecha desde el lenguaje común y siempre es una<br />

investigación que nunca parece conclusa por una tesis definida.<br />

El lenguaje de ortega<br />

Lo mismo que en José Gaos en las obras de Ortega abundan las reflexiones<br />

filosóficas sobre el lenguaje. También Gaos su discípulo tuvo una extremada conciencia<br />

lingüística y utilizó su propia lengua con rigor. Ortega en cierto momento de su vida,<br />

estuvo tentado de dedicarse profesionalmente a la lingüística. Tanto Gaos como Ortega<br />

aman las etimologías, porque la etimología es un método de investigación. El lenguaje<br />

es un medio de socialización y de hominización privilegiado. También Gaos señala que<br />

el hombre nace a su mundo en un entorno social mediatizado por el lenguaje. Ortega y<br />

Gaos niegan cualquier idealismo semántico porque el significado es mutable en relación<br />

con lo circunstancial de la acción humana del decir. Afirma Ortega dos leyes<br />

hermenéuticas: todo decir es deficiente y todo decir es exuberante, esto es, que nuestro<br />

decir manifiesta siempre muchas más cosas de las que nos proponemos e incluso no<br />

pocas que queremos silenciar. Estos principios interpretativos son compartidos por<br />

Gaos.<br />

El objetivismo de ortega<br />

Dice Ortega que la disciplina intelectual que puede proporcionar el objetivismo<br />

científico y filosófico será la terapia que necesite España para que esta parte periférica<br />

de Europa pueda empaparse de Europa, y, a su vez, pueda ser manantial. La ciencia es<br />

el resultado de una disciplina intelectual basada en una actitud objetivista. Para el logro<br />

del objetivismo se necesita básicamente precisión, método, hábito crítico y racionalidad.<br />

Gaos está de acuerdo con estos planteamientos de Ortega. Para ser precisos y<br />

metódicos, hay que comenzar con el ascético ejercicio de buscar definiciones. Frente a<br />

cualquier voluntarismo, Ortega retoma el ideal metódico como único camino hacia la<br />

verdad y la ciencia. Es cierto que el pensar científico, que saca del pasado su audacia, y<br />

que es corregido por hábitos críticos, tiene que educar esa audacia y esos hábitos desde<br />

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la potencia rectora de la razón. La racionalidad no es patrimonio exclusivo de ningún<br />

pueblo o raza, sino patrimonio de todo hombre. La actitud creativa será la que se dirija a<br />

las cosas mismas, y esta actitud es la del objetivismo. Para poder hacer ciencia, dice<br />

Ortega, hace falta un distanciamiento, un objetivismo, una perspectiva, que ya no es un<br />

mero recordar las cosas, sino un pensarlas de forma abstracta para que sea posible un<br />

saber racional sobre ellas, una teoría. Nuestro saber debe estar informado por una<br />

voluntad sistemática tal que pueda dar razón por igual de nuestro conocimiento sobre la<br />

naturaleza y del comportamiento moral.<br />

El perspectivismo de ortega<br />

La verdad con que captamos la realidad no va a consistir para Ortega en<br />

considerar a ésta de forma atemporal y acircunstancial. Si se quiere dar cuenta de la<br />

realidad, hay que darla desde la perspectiva en la que cada uno está. Es evidente que las<br />

perspectivas se complementan. La variedad de perspectivas hace posible una mayor<br />

objetividad sobre la realidad. Por ejemplo la visión que se tiene de la sierra del<br />

Guadarrama es distinta si se mira desde Madrid o desde Segovia. Ortega quiere<br />

mantener la dignidad del teorizar. Frente a la abstracción de lo real que subyace en todo<br />

racionalismo, quiere mantener la riqueza cromática de la multiplicidad de las<br />

perspectivas posibles y la validez de todas ellas. La verdad según Ortega estará<br />

constituida por la unificación de las múltiples perspectivas. Una confirmación y<br />

ejemplificación de la doctrina perspectivista la encuentra Ortega en los trabajos físicos<br />

de Einstein. El éxito científico de la teoría de la relatividad de Einstein radicaba en ser<br />

síntesis explicativa de la posibilidad de múltiples perspectivas, ya que por su relativismo<br />

consigue una significación absoluta. Y la tolerancia nacida del perspectivismo es<br />

también el método adecuado para comprender a las otras culturas que son distintas de la<br />

nuestra. Las demás culturas no son mejores ni peores que la nuestra propia,<br />

sencillamente son distintas. Es necesario asumir positivamente la tesis básica del<br />

relativismo: que la realidad es múltiple y que de ella caben múltiples perspectivas.<br />

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El racionalismo de ortega<br />

El racionalismo define y plantea la superación del irracionalismo del vitalismo.<br />

Es la propia reflexión racional la que lleva a plantearse los límites de la razón y los<br />

excesos del racionalismo. Ortega formula un vitalismo filosófico que sume también<br />

José Gaos como válido y que defiende la primacía del método racional de conocimiento<br />

y sitúa en el centro de la reflexión filosófica el problema de la vida, por ser el que más<br />

directamente afecta al sujeto pensante. La crítica de la razón sólo es posible desde la<br />

teoría. Son las circunstancias de la vida humana las que permiten entenderla como<br />

realidad radical de la que debe partir toda reflexión filosófica. El pensamiento y el<br />

conocimiento son una conquista justamente porque nacen de una necesidad. Tanto Gaos<br />

como Ortega consideran que en contraste con las ideas, que nosotros poseemos, las<br />

creencias son poseen a nosotros, porque nos rodean al modo como lo hace el aire que<br />

respiramos. En el momento en que una creencia deja de serlo, se paraliza la acción. La<br />

duda dice Ortega es “construcción tan laboriosa como la más compacta filosofía<br />

dogmática” porque supone una interrogación continua sobre las ideas algo afirmado de<br />

modo reiterado por Gaos. Las ideas son pensamientos y, como todo pensamiento, es<br />

reflexivo y crítico, está en un continuo hacerse y deshacerse. Las ideas nacidas en el<br />

pensamiento hay que defenderlas y reformularlas en todo momento. Las ideas señalan<br />

Ortega y Gaos son susceptibles de discusión y polémica porque son construcciones<br />

mentales.<br />

La naturaleza histórica del hombre en Ortega<br />

La radical mentalidad del hombre es evidente y expresable de distintas formas.<br />

Ya Montaigne mantiene su tesis de que el hombre “no es que cambie como todas las<br />

demás cosas que hay en el mundo, sino que es cambio, sustancial cambio”. Tanto<br />

Ortega como Gaos dicen que precisamente por ser un animal heredero, mutable e<br />

histórico, es por lo que está en las manos del hombre de cada época dilapidar o<br />

incrementar la herencia recibida. El hombre puede ser muchos actos. El recuerdo del<br />

pasado es lo que le permite encontrar las coordenadas necesarias para orientarse hacia el<br />

futuro.<br />

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La significación de la dimensión histórica y el valor de la tradición se observa<br />

por ejemplo en la historia de la filosofía que nos hace vivir en nosotros la serie entera de<br />

los filósofos “como un solo filósofo que hubiera vivido los mil quinientos años y<br />

durante ellos hubiera seguido pensando. La generación es para Ortega la unidad en la<br />

que la historia se divide. Cada generación desarrolla una sensibilidad vital frente a los<br />

problemas de la realidad. Los individuos de una misma época dice Gaos participan de<br />

una herencia común. Las épocas en que la historia se acelera son las épocas de crisis.<br />

Dice Ortega que en cada “hoy”, coexisten tres generaciones distintas: la generación<br />

emergente, la que está en su plenitud y la que va desapareciendo poco a poco por la<br />

inexorabilidad del tiempo. La superación de la crisis histórica sólo puede venir por la<br />

instalación del individuo en convicciones renovada, transformadas. Es indudable que<br />

casa generación al ser heredera de otras muchas, participa del mismo depósito cultural<br />

así lo afirman Ortega y Gaos. La perspectiva historicista de estos dos pensadores supone<br />

un descubrimiento de la verdad de forma progresiva una tarea que debe ser repetida por<br />

cada generación y por cada filósofo.<br />

La estética de Ortega<br />

Reconiza un sentimiento dramático de la vida que no renuncie al goce de sí<br />

mismo y de las cosas. El sentimiento estético de la vida, dice Ortega consiste en la<br />

alegre aceptación de lo real. La vida es la obra de arte total. Afirmar la vida significa no<br />

renunciar a nada. La estética en Ortega y también en Gaos es una teoría de la<br />

sensibilidad en la solidaridad. Esta transforma a la política en un asunto estético.<br />

La forma de conocimiento directo de la circunstancia desde una peculiar sensibilidad<br />

hacia ella es la estética espacial. La política es el arte de lo posible, porque eso mismo<br />

es el arte y la política. El arte es sensibilidad potenciada en la plasmación de las<br />

categorías estéticas. Ortega como Schiller, pretenden llegar a un estadio estético, de<br />

equilibrio y armonía internos que desemboque en un Estadio estético, de libertad a<br />

través de la belleza. En el Estado estético cada cual toma a los demás como si fueran<br />

uno mismo. El imperativo estético, vital se convierte en ético a través del imperativo<br />

biológico de la vida plena. Es un sentido afirmativo de la vida. Para Ortega se trata de<br />

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dibujar el perfil de lo español, de construir su propia mitología. Y recurre a la Filosofía<br />

de la Mitología de Schelling: “cada pueblo existe como tal sólo desde el momento que<br />

ha decidido y fijado su mitología”. Apunta Ortega la intuición de poner en relación<br />

La fenomenología con el arte. Bien es cierto que para mostrar las diferentes perspectivas<br />

de la realidad y modos de acercarse a ella según los individuos. El arte no es sólo<br />

vestido de sentimiento, sino de conocimiento. Tanto Ortega como Gaos tienen presente<br />

la validez de la teoría del perfeccionamiento indefinido de Fichte. Dice Ortega: “A esta<br />

belleza, que aspira sobretodo a ser incorruptible y sin edad, confieso preferir un arte más<br />

saturado de vida que se sabe hijo de un tiempo y con él destinado a transcurrir”. El arte<br />

realiza aquello que encuentra sus límites en el campo de la ciencia y de la filosofía: la<br />

totalidad.<br />

La filosofía de Juan David García Bacca<br />

Gaos en reiteradas ocasiones estresó una admiración por la<br />

capacidad filosófica de García Bacca y por su preparación<br />

científica. Ejerció la docencia en las universidades de Ecuador,<br />

México (UNAM) y Venezuela y en otros países hispánicos. García<br />

Bacca nació en Pamplona en 26 de Junio de 1901. En la cuidad<br />

catalana de Cervera estudió Filosofía y Teología (1917-1923), para<br />

ordenarse sacerdote claretiano (1925) tras dos años de estudios de Moral y Derecho en<br />

Solsona . Sus buenos resultados académicos deciden su dedicación a los estudios y a la<br />

docencia, por lo que es enviado a varias universidades centro europeas para completar<br />

su formación teológica, filosófica y científica. En Lovaina tomará contacto con la<br />

corriente renovadora de la filosofía tomista, en la que había sido formado. En ese<br />

periodo pondrá las bases de su formación científica estudiando en universidades como<br />

Munich, Zurich, París, etc. Los años treinta serán de una separación progresiva de sus<br />

estudios eclesiásticos, proceso agudizado por la Guerra Civil y el exilio. Se licencia en<br />

filosofía en la Universidad de Barcelona en 1934, doctorándose un año después, con la<br />

tesis Ensayo sobre la estructura lógico-genética de las ciencias físicas. Miembro del<br />

Círculo de Viena (1934-1936) enseñó lógica matemática y filosofía de la ciencia en la<br />

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Universidad Autónoma de Barcelona entre 1933 y 1937. En Febrero de 1936 ganó la<br />

cátedra de Introducción a la Filosofía de la Universidad de Santiago de Compostela,<br />

pero no la ocupó al abandonar de manera precipitada España con el inicio de la Guerra<br />

Civil. Se exilió, concluida la contienda, en Ecuador (1939-1942), México D. F. (1943-<br />

1947), y, finalmente Venezuela, cuya nacionalidad adquirió y donde fijará residencia.<br />

Volverá a España en varias ocasiones, la primera ya en el verano de 1977. La muerte le<br />

aconteció en Quito, al comienzo del mes de agosto de 1992. Atrás quedaba una<br />

impresionante labor profesoral por las diferentes universidades en las que había ido<br />

impartiendo su profundo y brillante magisterio y su extensísima obra escrita. En su<br />

Autobiografía intelectual se nos dice que el tomismo de su formación eclesiástica<br />

constituyó el núcleo filosófico teológico inicial de su pensamiento. Conformándolo con<br />

los conocimientos científicos contemporáneos. La logística, teorías de fundamentos de<br />

las matemáticas, etc. determinan el pensamiento de García Bacca. El fue el primer<br />

filósofo español que tanto en artículos y libros de lógica matemática. Su Filosofía de la<br />

Técnica, que parece partir de la meditación de Ortega, terminaría por ser un elogio ya<br />

que es identificada como principio civilizador. Bacca se aproxima a una concepción<br />

técnica de la ciencia, como parte de un sistema tecnológico. El problema del hombre, la<br />

Antropología filosófica, domina el pensamiento de García Bacca, quien nos ha dejado<br />

numerosos trabajos y escritos dedicados a esta materia. En su filosofía de la Música<br />

(1990) incluye una antropología musical. García Bacca llegó a tierras mexicanas en<br />

1942, cuando contaba con cuarenta y un años de edad y era un pensador ya formado.<br />

Gaos ya llevaba varios años en México. El reconocimiento a la obra de García Bacca le<br />

permite su inmediata incorporación a actividades académicas, de forma que durante los<br />

cinco años que vivirá en México de 1942 a 1947 participó en diversos esfuerzos de<br />

potenciación del dinamismo cultural mexicano. Durante el quinquenio de su estancia en<br />

México fue catedrático de filosofía en la UNAM de México y realizó una labor editorial<br />

encomiable. Nunca se separó de México, pues durante las décadas siguientes del siglo<br />

XX mantuvo una activa colaboración editorial y participó como conferenciante en el<br />

primer congreso mexicano de física. Con la llegada de intelectuales españoles exiliados<br />

inició nuevo ciclo la filosofía en México. En esa labor destacaron como docentes,<br />

investigadores, traductores, etc. Destacadamente fueron los casos de José Gaos,<br />

Wenceslao Roces, Joaquín Xirau, Eduardo Nicol, quien en 1940 inició la impartición<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

del seminario de metafísica en la UNAM. A ella vino a contribuir García Bacca, por lo<br />

cual se le ha citado como otro de los pensadores españoles integrado a las actividades<br />

intelectuales mexicanas. Se podrá hablar mucho de García Bacca como filósofo de la<br />

ciencia. Hace un laborioso análisis de lo que se ha definido como Ciencia y construye<br />

un nuevo concepto. El hombre actual, creador e inventor acomete la tarea de hacer<br />

ciencia por ocurrencias sucesivas, compone, decide según plan, proyecto y designio.<br />

Dice García Bacca que sigue siendo tarea del filósofo enlazar inteligentemente las dos<br />

grandes áreas de la producción racional humana, la filosofía y la científica.<br />

Tal vez humanista ser lo más apropiado que se podrá decir de García Bacca. Por<br />

causa de ser excepcional ingenio y su saber enciclopédico, no hubo problema por el que<br />

no se sintiera concernido. Por su defensa del ser humano fue también un optimista<br />

social. Gracias a la técnica el hombre ha ido humanizando el universo. No es sólo el<br />

individuo el que se hace social, sino que todos sus productos, incluida la filosofía son<br />

igualmente sociales. Lo que importa es el compromiso con la realidad actual. Para<br />

García Bacca como para Gaos la independencia del pensamiento está unida a la<br />

independencia de la lengua por lo tanto es incierto que sólo pueda filosofarse bien en<br />

lengua germánica o inglesa. La pregunta por el pasado plantea de inmediato la pregunta<br />

por la posibilidad de una filosofía latinoamericana; cuestión que se hizo una constante<br />

entre los pensadores americanos y de la mal es expresión la ya clásica polémica entre<br />

Augusto Salazar Bondy y Leopoldo Zea. García Bacca, pionero junto con Gaos en<br />

historiar las ideas filosóficas de nuestra América considera que es necesario comenzar a<br />

reflexionar. Para García Bacca el ser humano se descubre configurado y atravesado por<br />

una estructura dinámica que le empuja a superar todas las limitaciones y a perseguir<br />

nuevas metas, sin que ninguna le pueda parecer definitiva y suficiente. Sólo los osados<br />

y valientes hacen avanzar a la humanidad. Alrededor de 1960, se produce en García<br />

Bacca un cambio de óptica filosófica esencial. De situarse en un horizonte filosófica<br />

deudor de los historicismos, vitalismos y existencialismos, orienta ahora su pensamiento<br />

al marxismo la situación sociocultural y política por la que estaba atravesando en esa<br />

época Hispanoamérica. Son los años en que se está dando un seguimiento de estudios<br />

críticos sobre la situación de Hispanoamérica dentro de la globalidad del mundo<br />

occidental, de la mano de la Teología de la liberación y la Filosofía de la liberación.<br />

García Bacca se apoya en las claves metafísicas y antropológicas de Marx para<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

profundizarlos y explicitarlos en su personal sistema filosófico. Pero García Bacca es<br />

más audaz, y apoyado en los avances de la física nuclear, entiende que el hombre<br />

creador tiene capacidad para crear nuevas sustancias, a partir de otras ya existentes. Es<br />

evidente que casa acción transformadora y creadora la realiza por su cuenta casa<br />

individuo. Pero en la propia naturaleza y estructura de la acción creadora se halla<br />

inscrita su dimensión social.<br />

Uno de sus discípulos y amigo más allegado, el Profesor Juan Porras Rengel,<br />

presidente de la Fundación Juan David García Bacca dijo de este: “Si algún rasgo es<br />

descriptivo de su personalidad es el intenso equilibrio de sus valores, armonía que se<br />

percibe en su hablar pausado, así como en su discreción y sensatez, y en sus ponderados<br />

movimientos de expresión. Contagia a quines lo rodean de una envidiable serenidad, a<br />

la que ningún fenómeno parece alterar, y en la que no suele aparecer ninguna<br />

manifestación de su agitado mundo”. Su profundo conocimiento del griego clásico y del<br />

alemán actual le permitió traducir y dar a conocer al ámbito iberoamericano obras de los<br />

presocráticos, de Platón y Heidegger. Supo integrar como muy pocos, el conocimiento<br />

de la lógica matemática, la física, la cosmología con un profundo análisis de la filosofía<br />

clásica, moderna y contemporánea.<br />

Existe además la Fundación Juan David García Bacca que tiene como propósito<br />

la divulgación del pensamiento filosófico de García Bacca, a través de la compilación,<br />

registro y edición de la obra conocida e inédita. En una entrevista del año 1984 García<br />

Bacca responde a ciertas cuestiones de elevado interés en relación con la filosofía. En lo<br />

relativo a la utilidad de la filosofía dice que se reduce a mantener esa pretensión de<br />

conectivo de las especializaciones de las demás ciencias y técnicas. Señala García<br />

Bacca que dos filósofos en particular han aportado a su vida mental conceptos e ideas,<br />

Platón y Hegel. Ha traducido completamente las obras de Platón porque quiere invitar a<br />

los filósofos contemporáneos a que no sigan tratando temer agotados como ser, esencia,<br />

existencia, angustia, meditaciones trascendentales y otras vaguedades. Su último deseo<br />

es ser autor de obras musicales. Y dice García Bacca: aún sin volver a nacer en esta<br />

vida, tan corta, con 83 años, preferiría en la otra dedicarme a músico. No tiene ganas de<br />

volver a nacer a ésta que ya la ha experimentado y escarmentado en muchas cosas, entre<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

otras en la limitación esencial de la filosofía clásica. Cincuenta años como profesor<br />

universitario ya es bastante.<br />

Notas sobre el pensamiento de Hegel<br />

José Gaos dedicó cuatro cursos académicos en los años cincuenta del siglo XX a<br />

la explicación de la Ciencia de la lógica de Hegel. Además siempre estuvo muy<br />

interesado por la filosofía hegeliana. Es sabida la terrible dificultad del lenguaje de la<br />

lógica de Hegel por tanto tiene un gran mérito la labor interpretativa de Gaos. Incluso<br />

para pensadores actuales de primera línea la ciencia de la lógica resulta ininteligible.<br />

Hay que asumir en general el carácter histórico de todo pensamiento filosófico y en lo<br />

que respecta a Hegel, el carácter histórico del esfuerzo especulativo dirigido a la<br />

aprehensión absoluta. Precisamente especulación el es término que indica hacia dónde<br />

se dirige el programa hegeliano. La filosofía para Hegel tiene que convertirse en el<br />

esfuerzo pensante mediante el que el sentido que rige en toda conceptualización, en todo<br />

saber y en toda realidad es el puro pensamiento. A esto, lo que no se haya sometido a<br />

ninguna condición es a lo que se denomina en el idealismo además lo absoluto. El<br />

procedimiento reflexivo y las proposiciones son los elementos creativos de la filosofía.<br />

La Ciencia de la lógica se presenta a sí misma como un edificio terminado al que no<br />

puede accederse desde un sitio arbitrariamente elegido. El pensar que se dispone a<br />

recorrer el camino del pensar puro de la Ciencia de la lógica tiene que convertir la<br />

crítica en una suerte de interpretación. Ciencia alude al conjunto de saberes, entendido<br />

como reunión y exposición de aquello que puede saberse de un modo filosófico. Hegel<br />

parte del hecho de que la lógica en cuanto tal se encuentra caracterizada por la<br />

necesidad de comenzar por la cosa misma sin reflexiones previas.<br />

Hegel cataloga la separación entre contenido y formación del conocimiento en el<br />

esquema fenomenológico de la diferencia entre la verdad y la certeza. El pensar y su<br />

objeto se encuentran separados, pero además son desiguales. Se trata de la concordancia<br />

del pensar con el objeto. Pero esta verdad no se encuentra dada, debe ser producida, lo<br />

que se logrará si el pensar se ajusta y se acomoda al objeto. Hegel afirma el valor del<br />

entendimiento reflexionante que separa y abstrae. Se puede reflexionar sobre la<br />

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reflexión para que sean patentes los límites de la posición del entendimiento<br />

reflexionante. La Ciencia de la lógica debe concebirse como el sistema de la razón pura,<br />

como el reino de los pensamientos puros, es decir, como la verdad, tal y como es en y<br />

para sí. Al entendimiento le corresponderá la primera reflexión, lo reflexionante,<br />

mientras que sería propio de la razón el ir más allá de las limitaciones propias del<br />

entendimiento. Es destacable la importancia de la reflexión como proceso del pensar<br />

puro y, por tanto, como motor último de la ciencia que tiene a aquel pensar por objeto.<br />

La imaginación es principio de identidad, en tanto unifica categorías, pero también es<br />

duplicidad, en tanto su expresión es un juicio. Lo unificado resulta de la reflexión. El<br />

entendimiento es principio, pero en tanto que abstrae y juzga sobre lo que le viene dado.<br />

La filosofía de Kant vive para Hegel en una contradicción insuperable, la oposición<br />

entre entendimiento finito y razón absoluta pero vacía. La posición crítica tomada por<br />

Hegel respecto de la filosofía de su época toma la forma de una oposición entre<br />

conceptos. La especulación es el proceder propio de la filosofía, teniendo en cuenta que<br />

ésta es actividad de la razón y que el especular constituye lo racional. También la<br />

reflexión es una actividad propia de la razón. La reflexión para Hegel es una categoría<br />

lógica, compuesta de determinaciones que pueden ser analizadas. En tanto que categoría<br />

no es ya una determinación fija sino un movimiento. Pero la reflexión es también forma<br />

del pensar. El único objeto de una lógica entendida como ciencia es el pensar mismo y<br />

una actividad pura. El programa hegeliano se orienta hacia la elevación del momento<br />

dialéctico a la especulación, entendida esta como el lado positivo de la razón, que sí<br />

puede producir conocimiento. La realidad es un ejemplo de lo dialéctico. La dialéctica<br />

de acuerdo con la interpretación hegeliana conduce en su modo tradicional, a la<br />

postración de la apariencia del conocer o de lo real. La Ciencia de la lógica puede<br />

entenderse como la puesta por obra y la realización sistemática del esfuerzo del<br />

concepto. Para Hegel de lo que se trata es de la consideración del escepticismo como un<br />

momento necesario de la filosofía, el momento de la negatividad para alcanzar después<br />

el lugar desde el que se pueda exponer afirmativamente. Según Hegel, para los filósofos<br />

antiguos una verdadera filosofía debía constar, necesariamente, de un lado negativo.<br />

Se entiende el escepticismo como momento de la filosofía, se asume la<br />

negatividad y se piensa a través de ella. De la comparación entre los escepticismos<br />

antiguo y moderno Hegel destaca la dirección contra el dogmatismo de la conciencia<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

común de Pirrón. La dialéctica es para Hegel en su origen el arte de la negación. Lo<br />

inicial de lo que parte el silogismo es lo universal, mientras que el resultado es el<br />

individuo, el concepto. La dialéctica no es sino una estructura de contraposiciones que<br />

se eliminan, de negaciones que, lejos de producir el escepticismo y la suspensión del<br />

pensar, constituyen como tales la especulación filosófica. La lógica es la búsqueda de<br />

una forma de exposición adecuada del pensar autorreferido. La negación es para<br />

Henrich: “una de las más significativas operaciones fundamentales de tipo metódico de<br />

la lógica de Hegel.” También afirma que se trata de la operación fundamental hegeliana.<br />

El desplazamiento de la fundamentación ontológica y metafísica hacia la razón<br />

subjetiva, que origina la época moderna en filosofía, marca también el hábito dentro del<br />

que evoluciona la hegeliana. Buena prueba de ello es la concepción reflexiva, subjetiva<br />

de la sustancia. En la terminología interpretativa de la que hace uso Hegel, la filosofía<br />

metódica se corresponde con la filosofía especulativa o dialéctica, que se guía por el<br />

principio del idealismo que es la superación de la filosofía reflexiva o del entendimiento.<br />

La cuestión del método se presenta en la Ciencia de la lógica como la cuestión de la<br />

verdad misma y de la certeza del conocimiento.<br />

Hegel se ve continuamente forzado, para mantener el pensar en el nivel de<br />

exigencia de la especulación, a servirse de la intuición. Lo especulativo consiste en<br />

pensar lo lógico de forma libre. Los conceptos no son concebidos como entidades<br />

independientes unos de otros que, teniendo sentido con anterioridad al juicio, se reúnen<br />

posteriormente en él para producir un determinado tipo de conocimiento. El juicio no<br />

tiene una realidad propia separada del concepto. Mientras que la doctrina del juicio<br />

aristotélica es una doctrina del juicio, la hegeliana puede tomarse como una doctrina del<br />

predicado.<br />

Para Hegel la moral aparece como una realización de la libertad. La crítica al<br />

subjetivismo moral de Hegel, propicia una juridización de la moral. Hegel lleva la ética<br />

a su plenitud, de modo que la metafísica se convierte en ética. Afirma Weil que Hegel<br />

no tiene una moral para proponer a los hombres; lo que les propone es realizar las<br />

condiciones en las cuales una vida moral, una vida sensata, sea posible para todo<br />

hombre de buena voluntad. Pero la solución de este problema ya no incumbe a la moral,<br />

deriva de la política.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

El Estado es la realización de la individualidad en todas sus dimensiones:<br />

subjetivas y objetivas. La sociedad civil nace con la aparición de la individualidad. Dice<br />

Hegel:”la sociedad civil nace por un diferenciarse y disociarse de la eticidad inmediata<br />

de la familia”. Precisamente por ser la sociedad el lugar de la dispersión, del atomismo<br />

individualista, es el lugar en que se exige que la subjetividad moral sea activa.<br />

Si en la familia, se descubre una presencia implícita de la moralidad, en la sociedad civil<br />

es clara y patente. Es deseable la moralidad para la búsqueda del bienestar individual y<br />

colectivo. Hegel aunque rechaza el contractualismo busca un vínculo armonioso entre el<br />

Estado y la persona.<br />

La reciprocidad entre organización política y disposición subjetiva se apoya<br />

sobre la disposición subjetiva de los individuos. El Estado tiene sus raíces éticas en la<br />

familia y en la corporación. Es la comunidad social autoorganizada la que facilita la<br />

virtud política a cada individuo. Para Hegel la moralidad trata del comportamiento<br />

humano bajo el punto de vista subjetivo del agente individual, desde sus móviles<br />

convicciones, desde su coherencia personal. La eticidad en cambio, mira el<br />

comportamiento humano bajo el punto de vista objetivo, es decir comunitario, desde los<br />

marcos institucionales en que el individuo desarrolla su vida y comportamiento, desde<br />

la cultura en que vive, desde el marcho social y político en que se encuentra integrado.<br />

La eticidad podrá considerarse como la aplicación de la moralidad en la totalidad de la<br />

vida, creando una forma de vida personal y colectiva. En la eticidad hegeliana se da a<br />

nivel comunitario no sólo un vínculo legal, sino también ético. En este sentido la<br />

eticidad apunta no sólo a la unicidad puramente administrativa del Estado, sino a una<br />

comunidad ético-cultural, unida en los grandes principios éticos. El mal no proviene de<br />

los objetos por los que se decide la voluntad, sino de la decisión de la voluntad.<br />

La conciencia, la voluntad subjetiva dice Hegel debe estar presente en la eticidad<br />

para no ser mera legalidad. Mientras se considere a la conciencia moral como<br />

puramente partícula y arbitraria, es lógico que no se la reconozca porque no es válida ni<br />

para el propio sujeto; no es una verdadera conciencia moral. El aspecto formal de la<br />

conciencia moral es para Hegel el acto individual de querer, decidir. La conciencia<br />

moral decide qué sea el bien en cada caso y debe ser verdadera y coherente. No es cierta<br />

la crítica de Tugendhat al tema de conciencia moral en Hegel porque es una<br />

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simplificación que no analiza todos los matices de su pensamiento. Dice Tugendhat: “la<br />

posibilidad de una actitud autorresponsable y crítica respecto de la comunidad del<br />

Estado no es admitida por Hegel; antes bien, sus palabras son que las leyes vigentes<br />

tienen autoridad absoluta; lo que el individualismo debe hacer está fijado por la<br />

comunidad; la propia conciencia moral del individuo tiene que desaparecer y el lugar de<br />

la reflexión queda ocupado por la confianza.” Para Hegel, la virtud no es un ideal<br />

inaccesible, tiene que ver con hábito y con carácter y costumbre. Consiste, por tanto, en<br />

cumplir debidamente con el conjunto de roles y responder a las expectativas de la<br />

colectividad. La virtud hegeliana tiene de este modo un contenido concreto,<br />

perfectamente realizable y que integra al individuo en la sociedad al mismo tiempo que<br />

le permite afirmar su individualidad. Un entendimiento intuitivo, en términos<br />

hegelianos una razón especulativa será apto para deducir los deberes éticos concretos<br />

del principio formal de la autonomía de Kant. Hegel reconoce un sentido positivo al<br />

formalismo: la afirmación de la autodeterminación de la voluntad. El formalismo se<br />

basa en la imposibilidad de una fundamentación racional de la ética a partir de un<br />

principio material. Hegel comparte el interés por una fundamentación puramente<br />

racional y, por tanto, de alguna manera, formal de la ética.<br />

El reproche de formalismo es el más general y constante que Hegel dirige a<br />

Kant. Hegel ha deducido el concepto de obligatoriedad o el hecho del deber de la<br />

relación de la voluntad con el bien. Con ello Hegel deduce un concepto kantiano desde<br />

conceptos aristotélicos. Hegel traducirá el concepto de voluntad buena con el de buen<br />

ciudadano. La objetividad viene representada según Hegel, por el Estado: “Con la<br />

publicidad de las leyes y la universalidad de las costumbres el Estado quita al derecho<br />

de apreciación su lado formal” y da contenido concreto al bien. Hegel es un claro<br />

defensor del derecho de libertad de conciencia y de la libertad de opinión. Pero no se<br />

convierte en razonable lo que cualquiera considere como tal. La argumentación<br />

hegeliana va más allá de la defensa de la moralidad frente a la legalidad, apunta más<br />

bien a la presencia de la moralidad en la legalidad. Mientras para Kant el bien es<br />

inalcanzable, Hegel intenta Mostrar la eficiencia y la realidad efectiva de lo ético en la<br />

comunidad humana. Kant en su concepción del bien supremo se vio influido de modo<br />

decisivo por el cristianismo y en concreto por su versión agustiniana, aunque también<br />

en Hegel se podrían encontrar razones teológicas de peso a su favor, o incluso estas<br />

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diferencias podrían explicarse por la diferente recepción del cristianismo debida a<br />

planteamientos del fondo diferentes, más platónicos en Kant y más aristotélicos en<br />

Hegel. Según el pensamiento hegeliano se requiere que los individuos intenten realizar<br />

su justificada aspiración de bienestar y felicidad solamente teniendo en cuenta el<br />

bienestar universal. El Estado moderno está formado por individuos autónomos y no por<br />

una masa cuyos elementos están configurados por el conjunto, fuera del cual no son<br />

nada. El interés general ha de ser satisfecho, encontrando en él satisfacción los intereses<br />

particulares. El Estado cumple sus funciones para con el individuo también en y por<br />

medio de la familia y la sociedad civil. El Estado es la realización de la idea de eticidad.<br />

El derecho sólo es efectivo en la medida en que afecta a los demás. La primera<br />

realización de la libertad en general y de la persona en concreto es la propiedad dice<br />

Hegel. No hay duda de que en Hegel está presente la concepción burguesa de la época,<br />

de todas formas más matizada que en Kant, quien de modo explícito identifica al<br />

ciudadano con el propietario. Persona es todo individuo libre que de alguna manera sabe<br />

que es libre y se quiere como tal. Persona es el sujeto cuyas acciones son imputables.<br />

Para Hegel la salida del estado de naturaleza se da pasando por la moralidad, de esta<br />

manera se convierte en base del Estado moderno. El mismo Hegel afirma que el<br />

Derecho Natural se basa en el Derecho Romano.<br />

No sólo la época en la que se insertaba históricamente el pensamiento de Hegel,<br />

sino también casi toda su actividad profesional gira en torno al problema docente. Hegel<br />

no sólo llegó a poseer un importante conocimiento de la realidad educativa de su época<br />

sino que también estuvo en condiciones de ejercer un importante influjo sobre la misma.<br />

Para él no hay duda de que el hombre sólo es lo que debe ser mediante la formación.<br />

Hegel, no va a dudar en reconocer, como uno de los aspectos positivos de su tiempo, los<br />

progresos realizados en el ámbito educativo. Todo ello hace que algunos intérpretes<br />

consideren que en Hegel se puede encontrar algo así como una mera concepción de la<br />

educación que busca su inspiración ciertamente en el modelo griego, pero que trata a la<br />

vez de situarla a la altura de la cultura moderna. Hegel ve en la Pedagogía de su tiempo<br />

el peligro de un formalismo vacío, carente de contenido, y por ello se va a sentir<br />

inducido a insistir más en los contenidos de la práctica docente que en los métodos<br />

pedagógicos en cuanto tales. La educación es el intento de mejorar y de superar la mera<br />

naturaleza. Sólo la formación y la educación hacen al hombre tal como debe ser. Frente<br />

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al carácter estático de la naturaleza, el espíritu necesita de la educación para alcanzar su<br />

auténtica realización. Mientras que en Rousseau se potencia la llamada educación<br />

negativa consistente en no poner trabas a la marcha de la naturaleza en un hombre que<br />

es naturalmente bueno, Hegel va a insistir en el aspecto de ruptura con lo natural. Hegel<br />

es mucho más sensible a lo que le falta a la infancia, en cuanto etapa hacia la edad<br />

adulta, que no a los rasgos positivos de la misma, tal como había intentado hacer<br />

Rousseau. Frente al desarrollo armónico que la naturaleza según Rousseau, puede<br />

garantizar la evolución pedagógica del niño, Hegel se verá precisado a insistir en el<br />

problema de la “coacción pedagógica” en relación con el estado de naturaleza. Celebra<br />

que la evolución histórica haya dejado atrás una concepción demasiado rigurosa de la<br />

educación, pero la disciplina sigue siendo un aspecto básico del progreso educativo. La<br />

obediencia y la disciplina a que han de someterse los niños son un medio imprescindible<br />

para llegar a convertirse en personas libres. Es preciso buscar un difícil término medio<br />

entre la concesión al niño de una libertad demasiado grande y la excesiva restricción de<br />

la misma. Ambas posturas constituyen defectos criticables para Hegel, pero añade<br />

significativamente que la primera constituye un defecto mayor. La filosofía idealista<br />

alemana en su proyecto de una mera educación nacional considera como una exigencia<br />

fundamental el que en ella el aprender y el trabajar estén unidos. El mundo de la<br />

educación es un mundo profundamente problemático, que reproduce, desde su<br />

perspectiva todos los grandes problemas del hombre. Aun cuando una teoría educativa<br />

nos parezca unilateral no podrá menos de hacerse eco de esta complejidad de la realidad<br />

educativa. La formación supone un proceso de desarrollo y de perfeccionamiento<br />

individual, que nos capacita para ser más. Hegel insiste en la liberación y en la<br />

autonomía de los individuos como meta de la educación.<br />

La concepción hegeliana de la filosofía ya implica una especial apertura hacia el<br />

mundo y el tiempo presente, apareciendo así una particular convergencia entre el uso<br />

académico y el uso moderno de la filosofía, a que se había referido Kant. Aun cuando<br />

los individuos no lo sepan, viven insertos en las leyes generales que dan sentido a la<br />

actualidad. La sociedad como tal, es ya educadora, todos los individuos que pertenecen<br />

a ella se van configurando, en parte inconscientemente, desde un principio a las<br />

condiciones y a las posibilidades de esa sociedad. La escuela es un miembro intermedio<br />

entre la familia y el mundo real, al tener como misión el facilitar el tránsito de los<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

individuos a las relaciones con el mundo, en las que son juzgados según criterios<br />

objetivos, según sus conocimientos y habilidades. Cabría preguntarse si la positiva<br />

insistencia en conectar la escuela con el mundo real no es paralela en Hegel con el<br />

escaso espacio que hay en su pensamiento para idear una humanidad alternativa a la<br />

realmente existente. Hegel proclama que “el estudio de la filosofía constituye el<br />

auténtico fundamento de toda formación teórica y práctica”. La filosofía junto con el<br />

arte y la religión trata de captar lo Absoluto, siendo el conocimiento filosófico la<br />

máxima actividad del espíritu, en cuanto conocimiento conceptual. También Hegel va a<br />

señalas el carácter formador del saber filosófico. La filosofía da sentido al resto de la<br />

cultura. La filosofía viene a ser un mundo invertido y por ello sólo es posible mediante<br />

el esfuerzo del concepto. Para Hegel no se trata tanto de que la filosofía descienda hasta<br />

el pueblo, sino más bien de que éste se eleve hasta la filosofía.<br />

Hegel se va a oponer repetidas veces a la práctica de la filosofía como si fuera<br />

un formalismo vacío, carente de contenido. Para Hegel la filosofía podría ser enseñada y<br />

aprendida como cualquier otra ciencia. El alumno a la vez que aprende la filosofía<br />

aprende a filosofar, en la medida en que mediante su esfuerzo personal se va apropiando<br />

ese contenido racional acerca de la realidad.<br />

Hegel: crítica del formalismo y del ideal matemático<br />

Hegel está lejos de desarrollar una metodología, porque el método no es para él<br />

una serie de normas más o menos artificiales, sino el propio dinamismo intenso de la<br />

razón. Existen dificultades insuperables en los intentos de formalizar la lógica de Hegel<br />

de acuerdo con los cánones de la lógica formal. Ya que ningún formalismo puede dar<br />

cabida dentro de sus rígidos esquemas a la vida del concepto especulativo. Hegel afirma<br />

que no se puede imponer a su lógica un régimen matemático. Como señala D. Dubarle,<br />

ningún formalismo podrá pretender representar adecuadamente las intenciones<br />

intelectuales que se cumplen en el discurso efectivo de la lógica hegeliana. La verdadera<br />

lógica, la del pensamiento especulativo, hace vana toda tentativa de matematización por<br />

la fluidez dialéctica del concepto. Es más bien un pensamiento cuyo desarrollo concibe,<br />

juzga, silogiza sin que su forma sea separable de su contenido. En la Ciencia de la<br />

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lógica aparecen las determinaciones de la lógica formal como determinaciones relativas,<br />

que no valen absolutamente, sino sólo como momentos del pensar que hace abstracción<br />

de todo su movimiento especulativo y vale en relación a cierto punto de vista.<br />

Oponiéndose a toda una época marcada por el mecanicismo, con su profesado culto al<br />

ideal matemático, Hegel rechaza que ese modelado pueda servir de medida de lo<br />

científico. Ni siquiera incluye a la matemática entre las ciencias filosóficas,<br />

precisamente porque se trata, según él, de un pensamiento aconceptual. El tema de la<br />

matemática es el espacio y lo uno pero no toma en consideración según Hegel el hecho<br />

de que es el concepto el que escinde el espacio en sus dimensiones y el que determina<br />

las conexiones entre éstas. Contra el ideal matemático moderno, Hegel proclama que la<br />

filosofía no puede tomar el método de otras disciplinas. Las formas lógicas constituyen<br />

para él la conciencia de todas las demás formas científicas, porque la lógica es la ciencia<br />

en la que el pensamiento toma conciencia de sí mismo, de su significado y de su valor.<br />

Hegel dirá que el concepto no supone una falsificación de la vida, sino su expresión más<br />

acabada. La dificultad de rebasar el ámbito del pensamiento para abordar lo enteramente<br />

otro que el pensar: éste es el problema central del hegelianismo. La filosofía es un<br />

esfuerzo intermi nable por dar cuenta racional de lo que hay. Se ha dicho que el<br />

pensamiento contemporáneo se puede comprender en sus líneas fundamentales como un<br />

conjunto de planteamientos que se definen de un modo u otro en relación a la filosofía<br />

de Hegel.<br />

Eli de Gortari y la ciencia de la filosofía<br />

El doctor Eli de Gortari, investigador del Instituto de Investigaciones<br />

Filosóficas, decano del mismo y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la<br />

Universidad Nacional autónoma de México es un destacado filósofo de la ciencia, un<br />

gran teórico de la lógica y el primer historiador general de la ciencia en México. Entre<br />

los libros se Gortari destacan: Introducción a la Lógica Dialéctica (1956), La ciencia de<br />

la Reforma (1957), la ciencia en la historia de México (1965), Iniciación a la lógica<br />

(1969), Siete ensayos filosóficos sobre la ciencia moderna (1969), El método dialéctico<br />

(1970) y Ciencia y Conciencia en México: 1767-1883, (1973). El Instituto de<br />

Investigaciones Filosóficas estaba dirigido por Fernando Salmerón gran amigo de José<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Gaos y dependía de la UNAM de México. Entre los diversos proyectos intelectuales de<br />

esta institución estaba la investigación en el campo de la lógica en la que era gran<br />

especialista Gortari. Así en los años cincuenta del siglo XX estudiaba con otos<br />

investigadores los aspectos generales del método científico y sus diversos problemas<br />

lógicos y epistemológicos. Por ciencia entiende la explicación objetiva y racional del<br />

universo. Como reflexión general acerca de las formas concretas de lo existente, la<br />

filosofía extiende sus raíces hasta las otras ciencias, alimentándose de ellas. Los<br />

fundamentos en los cuales se apoya la filosofía, dice Gortari, son los resultados<br />

obtenidos por las investigaciones de las ciencias naturales y sociales.<br />

Entre la filosofía y las otras ciencias, lo mismo que entre el conocimiento y la<br />

práctica, existe una acción recíproca y continua. En todo caso, la filosofía practica el<br />

análisis crítico del conocimiento en su conjunto. Es evidente también que se trata de<br />

superar las contradicciones entre la teoría y la práctica, la consideración de las<br />

magnitudes infinitamente pequeñas, como elementos sujetos a toda clase de variaciones,<br />

introdujo ampliamente a la dialéctica dentro de la investigación de las ciencias exactas.<br />

La investigación científica es ella misma un proceso dialéctico. Lo que caduca en las<br />

leyes lógicas, lo mismo que en toda ley científica, es su aparente carácter absoluto. La<br />

lógica es el instrumento que sirve al hombre de ciencia para criticar y formular<br />

racionalmente los resultados obtenidos y para planear experimentos. Estas<br />

consideraciones son afirmadas por Gortari y por Gaos de forma menos detallada.<br />

Eli Eduardo de Gortari nació en 28 de abril de 1918 en la ciudad de México.<br />

Murió en 1991. Fue rector en los años sesenta de la Universidad Michoacana de San<br />

Nicolás de Hidalgo en México. Desarrolló un pensamiento marxista que le causó<br />

problemas con las autoridades políticas de México. Es cierto que su contribución a la<br />

filosofía de México es esencial en los campos de la lógica y la filosofía de la ciencia. Un<br />

filósofo muy influido al principio por Gortari es el filósofo exiliado en México, Adolfo<br />

Sánchez Vázquez, quien piensa las categorías marxistas en su relación con la estética.<br />

Hace una progresiva crítica al dogmatismo. Introducido por José Gaos y Eli de Gortari<br />

en la filosofía, avanza una concepción de la praxis, en tanto conocimiento de la realidad,<br />

crítica de lo existente y lucha emancipadora. El arte también resulta trabajo creador; en<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

sus palabras “si el hombre, dice Sánchez Vázquez, es ante todo un ser práctico,<br />

transformador o creador, el arte es una actividad esencial.”<br />

El filósofo Alain Guy es impulsor de los estudios sobre filosofía en España y<br />

América, asociando su grupo al Centro Nacional de Investigaciones Científicas de<br />

Francia (CNRS). Fue autor de la Filosofía en América latina, donde el profesor e<br />

investigador de Toulouse realiza un examen comparativo de las escuelas filosóficas y<br />

las contribuciones de autores como Salazar, Bondy y otros. Guy trabajó alrededor de las<br />

meditaciones sobre la muerte y el tiempo en José Gaos y María Zambrano.<br />

Notas sobre Goethe<br />

Goethe es un literato, pensador e investigador de fines del siglo XVII y primer<br />

tercio del siglo XIX que influyó poderosamente en el pensamiento de Ortega y Gasset<br />

de forma menos intensa en el de José Gaos. Como símbolo vital inspiró a Ortega. Así<br />

entre otros escritos se puede hacer referencia a la obra: Carta a un amigo alemán<br />

pidiéndole un Goethe desde dentro escrita por Ortega. El pensamiento de Goethe es<br />

complejo pero interesante.<br />

En muchos de los escritos en los que Goethe consigna los resultados de sus<br />

investigaciones sobre la naturaleza y es especial cuando reflexiona sobre el proceder de<br />

la ciencia natural, desde una actitud también polémica frente a los métodos matemáticoexperimentales<br />

de la física newtoniana tan en alza en su tiempo, se plantea la cuestión<br />

de la posibilidad de una ciencia morfológica que no usa la hipótesis metafísica de las<br />

causas finales. Asume Goethe de modo equivocado una concepción pagana del tiempo<br />

como eterno retorno cíclico de lo idéntico. Tanto frente a Kant como frente a Hegel, la<br />

posición de Goethe aparece mucho más independiente y libre porque él no se pone al<br />

servicio de ninguna fe religiosa ni de ninguna teología oficial. No le preocupa, como a<br />

otros, que sus observaciones sobre el desarrollo y evolución de los seres viso coincidan<br />

con el relato del Génesis. Las preocupaciones de fondo de Goethe pueden ser vistas en<br />

la actualidad surgiendo de la conciencia de unas carencias y problemas que son también<br />

los nuestros. Es extraño que Goethe señale al entendimiento intuitivo como órgano<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

supremo del saber científico por hacer posible la comunicación con la naturaleza como<br />

totalidad evidente. Pero, es un hecho que estos escritos vuelven a ser releídos y<br />

revalorizados ahora por los autores más vanguardistas de la teoría de la ciencia, porque<br />

plantean la idea de una relación hombre-naturaleza distinta a la de una relación de<br />

dominio y explotación del mundo. La separación de idealidad y materialidad es algo que<br />

Goethe rechaza recuperando la noción de Spinoza de la naturaleza como unidad de<br />

materia y espíritu, aunque dándole un desarrollo propio. La naturaleza no es para<br />

Goethe un sistema, sino que es vida y sucesión. Goethe acusó al mecanicismo de<br />

Newton de ser una mala metafísica, pues suponía la separación entre explicación y<br />

significado. Goethe apuesta por la totalidad, es decir, por el hombre en quien los<br />

sentidos, el sentimiento, la razón y la voluntad se unen en virtud de una disciplina<br />

fuerte. Nietzsche recibe de Goethe la inspiración básica de su concepción de la cultura y<br />

del hombre integral.<br />

Notas sobre el personalismo ético de von Hildebrand<br />

Es un pensador que está en el ámbito de interés intelectual de José Gaos por la<br />

época en que vivió y los temas que desarrolló. Era gran amigo de Scheler, pensador<br />

admirado por Ortega y Gaos. Porque Hildebrand fue un filósofo de matriz<br />

fenomenológica como Gaos y con preocupada atención por los problemas de su tiempo.<br />

El personalismo de Hildebrand coincide en buena medida con los planteamientos<br />

existencialistas de José Gaos. Por tanto es apropiado el análisis y descripción de<br />

aspectos del pensamiento de Hildebrand. Sus influencias principales fueron Husserl y<br />

Max Scheler. Parece muy probable que el carácter personalista de la ética de Hildebrand<br />

provenga del personalismo concebido por Scheler. Hildebrand nació en 1889 y murió en<br />

1977. Hildebrank ofrece una tipología de vivencias que parece recoger bien buena parte<br />

de los fenómenos conscientes imaginables. Las invenciones intencionales se<br />

caracterizan por suponer “una relación racional y consciente entre la persona y un<br />

objeto.” Para examinar el conjunto de las vivencias intencionales, Hildebrand atiende en<br />

primer lugar a la diferente dirección intencional de las vivencias. Hildebrand se sitúa en<br />

la corriente que puede llamarse intelectualista de la fenomenología, en la línea de<br />

Brentano o de Husserl. Los fenómenos actuales son los más corrientemente percibidos y<br />

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estudiados: en el campo de los actos cognoscitivos el ejemplo más claro es el de las<br />

simples percepciones. Tanto Gaos como Hildebrand afirman que la espiritualidad,<br />

trascendencia y autoposesión de la persona alcanzan su nivel superior cuando las<br />

vivencias intencionales tienen por objeto valores y obligaciones morales. A la persona le<br />

es esencialmente más congenial la bondad y dignidad moral que otra perfección. Para<br />

García Morente la persona es en último término, por oposición a naturaleza ya hecha,<br />

cultura por hacer y más radicalmente, como dice en otra ocasión, “pura potencia de ser,<br />

pura actividad creadora, pura libertad”. La facticidad de la subjetividad que es la<br />

persona humana la vivimos, ciertamente de muchas maneras, como ha mostrado Millán-<br />

Puelles. Poseía Hildebrand un sentido de la amistad y del amor que resulta ser decisivo<br />

para hacerse cargo, a través de lo que Edith Stein llamaba empatía, de la peculiaridad de<br />

la persona humana. Tanto Hildebrand como Scheler se dan cuenta de las dificultades de<br />

nuestro entendimiento, que capta la realidad de modo conceptual, para aprehender la<br />

peculiaridad de la persona a través de lo afectivo.<br />

Al asomarse al mundo moral, Hildebrand quiere hacerlo, de acuerdo con el<br />

método fenomenológico partiendo de la experiencia más corriente e inmediata. Dice<br />

Hildebrand “por tanto, los valores morales se separan claramente de todos los demás<br />

valores personales, pues sólo aquellos se fundan en la libertad, implicando así una<br />

responsabilidad personal por ellos. El hombre se hace culpable por el mal uso de su<br />

libre voluntad; adquiere mérito con la correcta aplicación de su libre decisión.” La<br />

carencia de un valor moral derrota una imperfección que reclama su enmienda. Los<br />

grandes valores morales o estéticos lanzan un llamamiento a lo más profundo de nuestro<br />

ser, a no quedarnos en lo subjetivamente satisfactorio.<br />

El cuerpo y la pasión<br />

La significación de lo corporal está muy presente en José Gaos con un cierto<br />

enfoque espiritualista. En cambio para otro gran pensador Carlos Gurméndez el cuerpo<br />

no es la serenidad gozosa que nace de la armonía racional. García Bacca, a diferencia de<br />

Marcase, no entiende la razón corporal como una estética.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Tampoco hay en García Bacca una actitud estetizante en relación con el cuerpo<br />

humano. “El Universo, el Todo, dice García Bacca, es cuerpo, el Gran Cuerpo, común a<br />

todos, a cada uno”. La pasión es uno de los conceptos fundamentales a lo largo de la<br />

Historia. Así el llamado idealismo alemán no es sólo un conjunto de principios es<br />

también pasión, creación audaz. Para Fichte la realidad determinante es el yo y la<br />

conciencia no es una tablilla es actividad sapiente. En la teoría de Schelling el hombre<br />

es racional e irracional, consciente e inconsciente. Para Schelling la pasión humana es<br />

unidad viviente de fuerzas antagónicas, síntesis de razón ideal e impulso natural que<br />

constituye la verdadera esencia del hombre. Feuerbach, filósofo materialista opera una<br />

revolución copernicana: no hace girar el mundo en torno a la conciencia como afirmó<br />

Kant, el yo desde ahora se mueve alrededor del mundo objetivo. El aporte positivo de<br />

Husserl es descubrir que la conciencia es primariamente sensación. Aunque la<br />

corporeidad influye en nuestras determinaciones psíquicas, no las condiciona<br />

totalmente. Toda pasión es abstracta, como energía propia del sujeto, y concreta cuando<br />

la vivimos realmente. La existencia es nuestra única y real pasión. La pasión humana<br />

dice Gurméndez es acción de la conciencia dirigida al mundo, y el conocimiento su acto<br />

concreto. Feuerbach juzga que la pasión es el puro ejercicio de la sensibilidad. García<br />

Bacca demuestra como la acción transmutadora de la pasión humana, que pone las cosas<br />

al servicio del hombre es una actividad positiva. La pasión individual es propia de los<br />

seres que tienen ideas, proyectos originales que van realizando con mucho esfuerzo. Es<br />

evidente que la pasión personal auténtica nace del descontento del individuo con sus<br />

logros al darse cuenta que el cuerpo solo no puede realizar los planes que tiene en la<br />

mente. Mounier ha propugnado que comprometerse, arriesgándose y exponerse son<br />

virtudes radicales de la persona. La pasión es el eje sólido de la existencia del hombre.<br />

Dice Guzméndez que la pasión humana es un querer, pero no siempre puede lo que<br />

quiere. La pasión nace de una impresión, sea ésta fuerte o débil.<br />

Para lograr una auténtica percepción se necesita la pasión que explore las<br />

múltiples cualidades de un objeto. La percepción es más penetrante si pongo pasión en<br />

ella. El propio interés genera pasión por el mundo. Sin conmoverse es imposible<br />

apasionarse. Originariamente afirma Guzméndez el emotivo capta siempre la realidad, y<br />

el apasionado crea un mundo propio. Sin pasión la emoción se viene en sí misma. Dice<br />

David Hume:”la euforia es alegría comunicativa, causa de la pasión humana y<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

sentimiento de ánimo satisfecho.” Concebir, imaginar la felicidad es sentirla pasión<br />

intensa, para poder realizarla humano, colectivamente. De la concentración de los<br />

sentimientos en la interioridad se forjan las pasiones. La intensidad del sentir expresa la<br />

profundidad sentimental de la pasión misma. El conocimiento racional es resultado de<br />

los sentimientos y pasiones unidos por la imaginación, verdadera facultad creadora. El<br />

vivir causa una pasión única. Afirma Guzméndez de modo muy coherente que en el<br />

proceso vital la pasión nos arroja a la existencia y el sentimiento es reposo en el que nos<br />

refugiamos para examinar lo que vivimos. El trabajo es la pasión que nos realiza y<br />

afirma continuamente. Las pasiones y los sentimientos, pese a sus diferencias, tienen<br />

una raíz común: el deseo de afirmarse. Es necesario distanciarse de los sentimientos<br />

para poder juzgarlos. Kant define el entusiasmo como la única pasión pura que se<br />

manifestó, por primera vez, en la Historia, con el triunfo de la Revolución Francesa. El<br />

proceso de las pasiones y sentimientos demuestra como decía Espinosa que el deseo es<br />

la esencia del hombre.<br />

Notas sobre Wenceslao Roces<br />

Es un pensador que coincidió y se relacionó con José Gaos<br />

en la UNAM de México. Fue un gran traductor como Gaos.<br />

Wenceslao Roces vivió en el exilio junto con Gaos y otros<br />

pensadores ilustres en México.<br />

Wenceslao Roces Suárez nació en Soto de Sobrescobio el<br />

3 de Febrero de 1897. Pronto, se trasladó a Gijón, donde sus<br />

padres regentarán una cantina, cursando en esta ciudad sus estudios de secundaria. En el<br />

curso de 1913/1914 comienza en la Universidad de Oviedo la carrera de Derecho. En<br />

1920 lee en Madrid su Tesis Doctoral sobre el Derecho de obligaciones. En este mismo<br />

año obtiene una beca de la Junta para la Ampliación de Estudios con la que se traslada a<br />

Alemania hasta 1922. Por tanto, Roces alcanza un inmejorable conocimiento de la<br />

lengua alemana, lo que determinará su orientación en un próximo futuro como<br />

traductor. Roces es un magnífico representante de la edad de plata que vivió, entre<br />

otros, el pensamiento español de los años veinte, ocupado con la importación de la<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

teoría del Derecho más moderno. La dedicación de Roces al Derecho Romano fue<br />

peculiar. Le interesaba especialmente la filosofía del derecho. Fue catedrático de la<br />

Universidad de Salamanca entre 1923 y 1931 y posteriormente de la universidad de<br />

Madrid así como también de la universidad de Sevilla y de la de Barcelona.<br />

El exilio que se abre en 1939 es el más impresionante de los que de producen en<br />

nuestro país. Hemos “aprendido a ser mexicanos sin dejar de ser españoles “declararía<br />

el propio Roces, para quien vale la teoría del transtierro de José Gaos. W. Roces en<br />

1948 pronuncia una conferencia de especial interés organizada por la Delegación del<br />

PCE en México, sobre el concepto de cultura. En 1954 pronunciará otra, esta vez<br />

organizada por la UNAM, con el título El marxismo, humanismo de nuestra época que<br />

expone en síntesis su concepción del socialismo científico, un método para el<br />

conocimiento y transformación de la sociedad. Aunque era marxista sometía sus propias<br />

ideas políticas y sociales a un enjuiciamiento racional. Al margen de su militancia<br />

política en el partido comunista, la necesidad de subsistencia de la familia Roces causó<br />

unas relaciones laborales muy positivas para el ámbito cultural hispánico: la<br />

colaboración con el Fondo de Cultura Económica y con la editorial Grijalbo. Instalado<br />

en el país hermano, en México y gozando del general reconocimiento por su labor,<br />

acometerá numerosos trabajos de traducción sobre Marx, el historicismo y el<br />

neokantismo. Así José Gaos, Imaz y Roces realizaron la traducción de la obra De<br />

Leibniz a Goethe (1945) y otras. W. Roces tenía un perfecto conocimiento del alemán lo<br />

que le posibilitó la traducción de obras de Hegel y a autores neokantianos como<br />

Cassirer.<br />

En el ámbito docente, W. Roces en 1948 será contratado por la Universidad<br />

Nacional Autónoma de México como profesor de Derecho Romano y de Historia de<br />

Roma. Ya en 1954 la UNAM lo contrata como profesor a tiempo <strong>completo</strong> de la<br />

Facultad de Filosofía y Letras y así hasta la década de los ochenta, después de haber<br />

sido nombrado profesor emérito de aquella Universidad. Las estancias de W. Roces en<br />

la Habana y Santiago de Chile fueron productivas. Así pronunció una conferencia sobre<br />

la historia de Asturias en Febrero de 1941. En España no ha sido suficientemente<br />

conocida la figura de W. Roces aunque ha sido útil a numerosos estudiosos. Muchas<br />

obras en castellano de filosofía, historia, Derecho y otras ciencias sociales han sido<br />

174<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

traducidas por Wenceslao Roces. Regresó a España en los años 70 y el 12 de Julio de<br />

1977 juró su cargo de Senador. El 17 de noviembre ya presentaría el acta de renuncia y<br />

el día 30 del mismo mes causará baja oficial. Con edad muy avanzada y casi sordo,<br />

resuelve retornar a México con su familia. Aunque a la vuelta, todavía sigue trabajando,<br />

a mediados de los ochenta abandonará definitivamente su labor, mientras en México se<br />

prodigan los reconocimientos hacia su persona y su obra. Se le concede el Collar y la<br />

Banda del Águila Azteca, la mayor distinción del Estado mexicano y la UNAM le<br />

otorga el Premio Universidad Nacional Autónoma de México de Docencia en<br />

Humanidades y en 1989 el Instituto Superior de Traductores de México también le<br />

homenajea como reconocimiento por la inmensa labor de traducción llevada a cabo. Es<br />

nombrado Doctor Honoris Causa por las Universidades de Mixoacán, Morelia y Toluca.<br />

Ya retirado del trabajo allí pasará la década de los ochenta y con noventa y cinco años,<br />

el 28 de Marzo de 1992, fallece en México, la tierra que le acogió, su segunda patria.<br />

En la etapa del exilio mexicano que duró desde 1939 hasta su muerte en 1992<br />

desarrolló dos labores fundamentales la docente y la traductora. La dirección de su<br />

pensamiento a lo largo de toda su vida estuvo marcada por el marxismo. Toda su<br />

inmensa obra se dirigió a engrandecer la cultura hispanoamericana. Así lo señala<br />

también Adolfo Sánchez Vázquez. Wenceslao Roces fue uno de los intelectuales más<br />

relevantes del siglo XX. Sus conocimientos eran inmensos pero se centró sobre todo en<br />

la actividad traductora y docente y no con tanta intensidad en la creación filosófica,<br />

aunque su labor productiva es muy destacada.<br />

Notas sobre Antonio Millán Puelles<br />

Es un filósofo que es presidente de la Sociedad Española de Fenomenología y<br />

miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Internacional de Fenomenología. Sigue en<br />

general los planteamientos de la Fenomenología como José Gaos y realizó sus primeras<br />

investigaciones sobre Husserl de modo similar a Gaos. Además Millán Puelles es<br />

profesor visitante de la Universidad Panamericana de México y miembro honorario de<br />

las Universidades Argentinas. También es socio de honor de la Sociedad Mexicana de<br />

Filosofía. Está jubilado en la actualidad y prosigue en privado su labor creadora,<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

universalmente reconocido como uno de los filósofos más importantes de las últimas<br />

décadas. Considero muy interesante el conocimiento de aspectos de su pensamiento<br />

fenomenológico y metafísico para aumentar el nivel de entendimiento y comprensión de<br />

las tesis fenomenológicas y metafísicas de Gaos.<br />

Antonio Millán Puelles nació en Alcalá de los Gazules, partido judicial de<br />

Medina-Sidonia en la provincia de Cádiz el 11 de febrero de 1921. Cursó sus estudios<br />

universitarios en Sevilla y se licenció en Filosofía con Premio Extraordinario en la<br />

Universidad Complutense de Madrid donde también obtuvo el Premio Extraordinario<br />

del Doctorado. Ya en 1947 publicó El problema del ente ideal (un examen a través de<br />

Husserl y Hartmann) y en 1951 dio a la imprenta su ontología de la existencia histórica.<br />

Obtuvo por oposición la cátedra de “Fundamentos de Filosofía, Historia de los sistemas<br />

filosóficos y Filosofía de la Educación” de la Universidad de Madrid en 1951. En el año<br />

1976 obtuvo la cátedra de Metafísica de la Universidad Complutense. Sus obras<br />

principales, a partir de entonces, han sido: Léxico Filosófico y Teoría del objeto puro, la<br />

que el autor llama la obra de su vida.<br />

Ganó el Premio Nacional de Literatura en 1960, el “Juan March” de<br />

Investigación Filosófica en 1976. Está en posesión de la Gran Cruz del Mérito Civil. Es<br />

también entre otros cargos, Profesor Extraordinario de la Universidad de Navarra,<br />

Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y<br />

Consejero Numerario del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.<br />

Millán Puelles analiza el idealismo fenomenológico-trascendental de Husserl.<br />

Considera que las vivencias intencionales son episodios reales del flujo de la<br />

conciencia. José Gaos realiza una interpretación similar de la intencionalidad. La<br />

trascendencia así atribuida por Husserl a los objetos de nuestras vivencias de carácter<br />

intencional no significa otra cosa sino que los objetos en cuestión no pertenecen al flujo<br />

de la conciencia, al mal son inmanentes sólo en tanto que objetos, no se un modo<br />

efectivo. Para Husserl las vivencias intencionales no son fenómenos, entendiendo por<br />

ellos, de una manera propia y rigurosa, algo que se aparece o que se muestra. Dice<br />

Millán Puelles que Husserl afirma de una manera muy clara la esencial relatividad del<br />

mundo como realidad empírica a la conciencia como lo absoluto. La conciencia puede<br />

ser dubitativa, pero ella es indubitable; no se puede dudar de su existencia. Influido<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

evidentemente por Husserl afirma Ortega que la vida humana es la realidad radical<br />

entendiendo por ésta dice Ortega “no la única, ni siquiera la más importante sino aquella<br />

realidad primaria en que todas las demás, si han de sernos realidades, tienen que<br />

aparecer. El método fenomenológico consiste en reconsiderar todos los contenidos de la<br />

conciencia. En la intuición del color rojo o de un matiz de rojo se da a la conciencia<br />

intencional la esencia rojo. En la intuición de una figura cuadrada se da a la misma<br />

intuición la esencia cuadrado. En el puro flujo de lo vivido o puro tejido de vivencias de<br />

la conciencia intencional se hallan expresiones y significaciones. Lambert introduce en<br />

1764 la palabra fenomenología que distingue entre verdad y apariencia. Kant define el<br />

fenómeno afirma Millán Puelles, como el objeto de la intuición empírica, entendiendo<br />

por intuición la referencia inmediata del conocimiento al objeto y calificado de empírica<br />

a la ejercida por la sensibilidad como capacidad receptiva de representaciones. Con todo<br />

acierto observa Husserl que “conduciría a un regreso infinito al hablar en serio, respecto<br />

de una simple percepción de una “imagen perceptiva” interna a ella, mediante la cual se<br />

relaciona con la cosa misma. Los recuerdos argumenta Millán Puelles y las expectativas<br />

y esperanzas, son los modos según los cuales, desde la realidad de un presente en cada<br />

ocasión vivido y en conexión con él, lo irreal aparece como temporalmente bipolar:<br />

anterior o posterior a ese presente. Dice J. HESSEN: “El pensamiento de un objeto<br />

independiente de la conciencia es totalmente contradictorio, porque, al pensar en un<br />

objeto, hago de él un contenido de mi conciencia. Mas si entonces afirmo que existe<br />

fuera de mi conciencia, me contradigo a mí mismo. Por consiguiente, no hay objetos<br />

reales contramentales, sino que toda realidad se encuentra recluida en la conciencia.”<br />

Para Millán Puelles los objetos irreales no son propiamente seres, sino puros<br />

objetos de conciencia, presentes sólo a ella y para ella. La tradición figura del ente de<br />

razón es, para este filósofo, solamente una de las formas en las que el objeto puro<br />

aparece ante la conciencia. Es evidente dice Millán Puelles que existe un poderoso<br />

motivo para llamar teoría del objeto puro a la explicación metafísica de lo irreal, y<br />

puede esquematizarse de la manera siguiente: lo irreal no tiene otra vigencia que su<br />

mera objetualidad, su puro y simple darse como objeto ante una subjetividad consciente<br />

en acto. Las especulaciones metafísicas y fenomenológicas reflejan los intereses<br />

intelectuales de Millán Puelles y José Gaos. Es cierto que los objetos puros son los que<br />

se contraponen a los transobjetuales que se objetivan primordialmente como términos<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

de algún conocimiento perceptivo. Husserl lejos de negarles el sentido a las expresiones<br />

absurdas, afirma que éstas tienen como sentido precisamente su contrasentido.<br />

Considero que con esta buena exposición de alguna cuestión de la filosofía de<br />

Millán Puelles he puesto de manifiesto la complejidad del análisis metafísico y<br />

fenomenológico al que trato se dedicó también José Gaos.<br />

Notas sobre Alejandro Tomasini Bassols<br />

Es un filósofo mexicano actual profesor del<br />

Instituto de Investigaciones filosóficas de la<br />

Universidad Autónoma de México. Ciertamente es una<br />

prueba de la multiplicidad de movimientos filosóficos<br />

que se desarrollan en la UNAM de México.<br />

José Gaos no se interesó por la filosofía<br />

anglosajona de modo especial en cambio Tomasini<br />

Bassols ha publicado el libro “Los atomismos lógicos<br />

de Russerl y Wittgenstein”en 1986 en México. Pero tiene puntos de coincidencia con<br />

José Gaos porque parte de sus objetivos filosóficos es realizar un español análisis<br />

gramaticales (cuyos paradigmas están en las obras del segundo Wittgenstein) al modo<br />

como algunos destacados filósofos wittgensteinianos han mostrado que se pueden<br />

realizar. El análisis del lenguaje es esencial para la filosofía dice Gaos en numerosas<br />

ocasiones en sus cursos y escritos. La filosofía de la religión de Tomasini Bassols es el<br />

resultado del análisis lingüístico. Además lo mismo que para Gaos para Alejandro<br />

Tomasini Bassols, la investigación filosófica genuina tiene que venir acompañada de<br />

dos actividades complementarias: la docencia, por una parte, y la difusión y la crítica de<br />

ideas, por la otra. Los cursos son para él sencillamente imprescindibles. Por otra parte,<br />

la filosofía también debe ser de utilidad para otros, de manera que, en su opinión, se<br />

vuelve una obligación para quien la practica seriamente rebasar el estrecho ámbito de la<br />

academia y utilizar los beneficios que de la filosofía se extraen para debatir en público<br />

cuestiones de interés general.<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

El significado del yo ha estado muy presente en las disquisiciones de José Gaos<br />

y también en los análisis de Wittgenstein como señala Tomasini Bassols en su libro los<br />

atomismos lógicos de Russell y Wittgenstein. Para este no hay tal cosa omo sujeto que<br />

piensa o maneja ideas. Para Wittgenstein el yo no es un objeto de experiencia<br />

destripando de Gaos y estando totalmente de acuerdo con Hume ya que es eliminable y<br />

puede explicarse en términos de estados de cosas. Tradicionalmente se ha pensado que<br />

la psicología se ocupa del yo o del alma y de sus actividades y facultades. Wittgenstein<br />

no niega esto, pero sostiene que el yo de la psicología no es el yo metafísico. Los<br />

hechos psicológicos son físicos, si la psicología es reducible a la física, pero sus<br />

componentes sus creencias, deseos, imágenes, dolores, etc. que resultan de una forma<br />

específica de agrupación de objetos en el sentido del Tractatus.<br />

Si esto es así, sería un error total identificar el alma humana con el sujeto<br />

pensante o metafísico. Wittgenstein ha reinterpretado el objeto de estudio de la<br />

Psicología, al que tradicionalmente se le había identificado con el yo metafísico y lo ha<br />

reemplazado por el sujeto pensante de una ciencia empírica. El yo puede entenderse<br />

como voluntad según Wittgenstein. La voluntad es muy importante entre otras razones<br />

porque es el sujeto ético mediante el cual se fijan los límites de mi mundo. Según el<br />

solipsismo, lo que llamamos el mundo externo en principio puede interpretarse<br />

sistemáticamente en términos de eventos subjetivos. El punto de vista puesto al realismo<br />

o materialismo enfatiza la independencia del mundo externo y lo postula como la causa<br />

de mis experiencias y la fuente de toda clase de explicación sobre el yo y sus<br />

experiencias. Su oposición al solipsismo en tan fuerte que sus defensores tienden a<br />

suprimir la mente por <strong>completo</strong> y explicarla en términos de propiedades materiales.<br />

Para Wittgenstein los límites del lenguaje significan los límites de mi mundo.<br />

Esto, estrictamente hablando, no equivale al solipsismo; pero tampoco es materialismo<br />

del yo. El análisis del yo es la descripción del mundo y el realismo y el solipsismo en<br />

efecto coinciden.<br />

El análisis del lenguaje fue muy importante para José Gaos y lo utiliza<br />

constantemente en sus libros y su labor docente. Así el análisis etimológico proporciona<br />

muchas explicaciones pertinentes para la interpretación de los textos filosóficos y de<br />

esto es muy consciente Gaos.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 179


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

El análisis es la base de la actividad filosófica de Russell y Wittgenstein. La<br />

tarea de aprehender y descubrir la noción de análisis tal como aparece en la obra de<br />

Russell dice Tomasini Bassols es extremadamente difícil, tanto por la carencia de<br />

enunciación explícita acerca de su naturaleza como por la variedad de cosas que él<br />

analiza. En Wittgenstein el análisis es comprendido como el examen lógico del lenguaje<br />

y el mundo.<br />

Quizá seamos incapaces de caracterizar al pensamiento, pero podemos estar<br />

seguros de una cosa, que es algo psíquico. De acuerdo con Russell y Wittgenstein, toda<br />

teoría que no haga juicios, por una parte, y la verdad, por la otra, independientemente de<br />

qué tan bien formuladas o formalizadas estén, están equivocadas o, por lo menos, sin<br />

completas. Es obvio que diferentes concepciones de lo mental darán lugar a diferentes<br />

concepciones de la verdad y, por lo tanto, a diferentes teorías del juicio. Es cierto que<br />

hablamos con verdad cuando aprehendemos y expresamos proposiciones verdaderas y<br />

en esos casos mantenemos una relación cognitiva directa con ellas. La teoría del<br />

lenguaje expuesta en el Tractatus de Wittgenstein es, como la de Aristóteles, una teoría<br />

apofántica: el lenguaje es la manifestación de lo que es. La multiplicidad de los<br />

lenguajes tampoco puede determinarse de una vez por todas: nuevos tipos de lenguaje<br />

surgen de continuo mientras otros son olvidados. Para Wittgenstein la filosofía puede<br />

muy bien comparar entre sí los diversos juegos lingüísticos y establece entre ellos un<br />

orden.<br />

Notas sobre Zubiri<br />

Xavier Zubiri fue un filósofo perteneciente a la denominada Escuela de Madrid<br />

y fue amigo de José Gaos. Zubiri es el mayor metafísico español del siglo XX. Ambos<br />

parten del pensamiento fenomenológico en el desarrollo de sus teorías filosóficas. Por<br />

tanto es muy apropiado ofrecer unos breves rasgos de la biografía y de la vida<br />

intelectual de Xavier Zubiri. Xavier Zubiri Apalategui el 4 de Diciembre de 1898 en<br />

San Sebastián. En 1915 se gradúa de Bachiller en el Instituto de Enseñanza Media de<br />

San Sebastián. En 1915-1916 inicia sus estudios en el Seminario Conciliar de Madrid.<br />

Completa su formación filosófica en la Universidad Central. Hacia 1919 conoce a José<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

Ortega y Gasset. En 1920 obtiene la licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad<br />

Central de Madrid. Licenciatura en Filosofía Superior en la Universidad de Lovaina.<br />

Tesis: el problema de la objetividad después de Hussell. Doctorado en Teología<br />

(Roma). Viaja por Alemania. En 1921 consigue el doctorado en Filosofía en la<br />

Universidad de Madrid. Tesis: Ensayo de una teoría fenomenológica del juicio. El<br />

ponente es Ortega y Gasset. En Septiembre se ordena de diácono en San Sebastián. En<br />

1926 obtiene la Cátedra de Historia de la Filosofía de la Universidad de Madrid, vacante<br />

por fallecimiento de A. Bonilla y San Martín. Desde 1928 a 1930 perfecciona su<br />

formación filosófica en Alemania trabajando con Husserl y Heidegger.<br />

En 1931 Zubiri marcha a Berlín y trabaja con Hartmann. Traba amistad con<br />

científicos eminentes, como Einstein, Planck, Schrödinger y otros, cuyos cursos y<br />

conferencias sigue. De 1931 a 1935 atiende su cátedra en Madrid. Participa en las tareas<br />

de la recientemente creada Universidad Internacional de Santander. Tiene lugar en<br />

Roma el proceso eclesiástico tras el cual es reducido al estado laical, según su deseo.<br />

Contrate matrimonio con Carmen Castro, hija de Américo Castro. De 1936 a 1939 le<br />

sorprende la Guerra Civil española en Roma. Marcha con su esposa a París. En este<br />

tiempo continúa, profundiza o inicia estudios de lingüística clásica y oriental, así como<br />

de Matemáticas, Física y Biología, todo ello en contacto con eminentes especialistas.<br />

Desde 1940 a 1942 desarrolla su actividad docente en la Universidad de Barcelona. En<br />

Mayo de su última lección en una universidad española. En 1943 termina su libro<br />

Naturaleza, Historia, Dios no se publica hasta 1944 debido a la lentitud con que obtiene<br />

el “nihil obstat” sus diversas partes. En 1946 viaja con su esposa y colaboradora a los<br />

Estados Unidos. Reencuentra en la Universidad de Princeton a profesores europeos<br />

conocidos y entra en contacto con otros miembros ilustres de aquella famosa<br />

Universidad. Da una conferencia en francés sobre lo real y las matemáticas: un<br />

problema de filosofía. En 1947 se funda la Sociedad de Estudios y Publicaciones,<br />

dirigida por Zubiri y financiada por el Banco Urquijo. En años sucesivos y como<br />

actividad de esa institución cultural, Zubiri desarrollará cursos públicos sobre temas<br />

variados. En 1962 se publica Sobre la esencia. En 1963 se publica Cinco lecciones de<br />

Filosofía. En 1971 se crea, dentro de la Sociedad de Estudios y Publicaciones, el<br />

Seminario Xavier Zubiri.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 181


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

En éste encuentra un ámbito para la exposición y discusión de sus ideas. En<br />

1973 dicta un curso de doce lecciones en la Universidad Gregoriana de Roma. El título<br />

es El problema Teologal del hombre. En 1974 se publica el primer <strong>número</strong> de Realitas,<br />

anuario del Seminario Xavier Zubiri. En 1979 la República Federal de Alemania le<br />

condecora con la Gran Cruz al Mérito. En 1980 tiene que ser operado de urgencia. La<br />

Universidad de Deusto lo hace Doctor Honoris Causa en Teología. Se publica<br />

Inteligencia Sentiente. En 1982 se publica Inteligencia y logos. Se le concede el Premio<br />

Ramón y Cajal a la Investigación, compartido con Severo Ochoa. En 1983 se publica<br />

Inteligencia y Razón. El 21 de Septiembre de 1983 muere casi repentinamente. En 1986<br />

se publica Sobre el hombre. Y se siguen publicando obras de Zubiri como Espacio,<br />

tiempo y materia, etc.<br />

Xavier Zubiri ha producido una filosofía. Toda filosofía es un sistema<br />

conceptual con tres ideas matrices: la idea de realidad o de ser, la idea de conocimiento<br />

y la idea de hombre. Zubiri ha configurado todas sus ideas con originalidad, con un<br />

colosal diálogo con la tradición filosófica. Hay, por tanto, una filosofía zubiriana. Los<br />

ejes coordenados son sus ideas de inteligencia, de realidad y de hombre.<br />

Zubiri: la inteligencia sentiente<br />

Al menos desde Parménides se ha mantenido en el pensamiento filosófico una<br />

contraposición entre sentir e inteligir, entre sensibilidad y entendimiento. En los libros<br />

Inteligencia sentiente (1980); Inteligencia y logos (1982) y también Inteligencia y razón<br />

(1983) Zubiri desarrolla su investigación sobre la intelección con una clara inspiración<br />

fenomenológica. Analiza los actos de sentir y<br />

de inteligir en y por sí mismos y no como<br />

actos de facultades.<br />

Dice Zubiri: “el sentir humano y la<br />

intelección no son dos actos numéricamente<br />

distintos, cada uno <strong>completo</strong> en su orden, sino<br />

que constituyen dos momentos de un solo acto<br />

182<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

de aprehensión sentiente de lo real: es la inteligencia sentiente. El hombre tiene<br />

inteligencia sentiente o sentir intelectivo. Los demás animales tienen sentir estimúlico.<br />

Puede afirmarse que inteligir consiste propiamente en aprehender algo como real y<br />

sentir en captar por impresiones. Sentir e inteligir forman en el ser humano una unidad<br />

indisociable. Zubiri se ha interesado por el problema del hombre a lo largo de todo su<br />

quehacer filosófico. La visión antropológica de Zubiri se considera en la fórmula “el<br />

hombre es un animal de realidades. El estudio del hombre debe arrancar de su condición<br />

de viviente animal. Dice Zubiri: “la inteligencia no ve la realidad no comprensivamente,<br />

sino impresivamente”. El hombre, que está abierto a su realidad, no sólo se hace a sí<br />

mismo, sino que hace su realidad. En esto consiste realizarse.<br />

Zubiri: dime nsiones de la realidad humana<br />

Se convive con los demás en tanto que animales de realidades. La convivencia<br />

con los demás en tanto que realidades el lo que constituye la sociedad humana en el<br />

sentido más amplio y radical. Como el hombre es esencia abierta, sus formas de estar en<br />

la realidad tienen que ser elaboradas. La historia es tradición, entrega de formas de estar<br />

en la realidad. La historia es un proceso de capacitación que se produce propiamente en<br />

el interior de una comunidad. Cada forma de vida concreta se apoya sobre las<br />

posibilidades de realización que recibió de sus predecesores. La tradición es entrega de<br />

realidad en cuanto sistema de posibilidades de vida. Cada hombre es una persona<br />

esencialmente concreta en el triple aspecto individual, social e histórico. Para Zubiri, las<br />

propiedades que la realidad humana tiene por apropiación es aquello en lo que consiste<br />

la realidad moral. La realidad en tanto que apropiable por el hombre es lo que constituye<br />

el bien. En toda situación el hombre enfrenta su realidad con la realidad. Por un lado, es<br />

quien está en la situación, y por otro, es quien tiene que resolverla. El hombre busca la<br />

plenitud de sí mismo en cada una de sus decisiones. Pero la felicidad no es algo que se<br />

posee sin más, es una posibilidad. La moral zubiriana es abiertamente eudemonista en<br />

oposición diametral a la kantiana, en la que moralidad y felicidad están totalmente<br />

disociadas.<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

El realismo zubiriano<br />

El realismo zubiriano no es, dice Ignacio Ellacuría, el craso realismo de quienes<br />

ven en la mente una absoluta pasividad, que no hace sino reflejar lo que hay en la<br />

realidad material. El propio Zubiri rechaza esta forma de realismo como si en una teoría<br />

de la inteligencia se hubiera de empezar desde las cosas reales para desde ellos justificar<br />

la realidad de los actos intelectivos. Por ejemplo respecto del calor de la inteligencia<br />

sentiente no sólo siente el contenido calor sino que siente la realidad misma del calor;<br />

no es sólo inteligencia sensible sino que es formalmente inteligencia sentiente. La<br />

realidad es lo que posibilita que la realidad de un hombre sea humana. La realidad<br />

impele al nombre a realizarse. El hombre está inexorablemente lanzado a tener que<br />

determinar la forma de realidad que ha de adoptar.<br />

Vigencia de la filosofía zubiriana<br />

Como afirma Diego Gracia, director del Seminario de<br />

Investigación Xavier Zubiri de la Fundación Zubiri, las nuevas<br />

técnicas bibliométricas han permitido dar una definición algo<br />

más precisa del concepto de clásico. Es evidente que la<br />

literatura científica tiene un periodo de vigencia bastante corto.<br />

En muchas áreas su vida media no supera los seis años. Son<br />

muy pocos los que siguen resultando útiles a lo largo de<br />

periodos muy amplios de tiempo y menos los que perduran para las siguientes<br />

generaciones. Estos son los verdaderos clásicos.<br />

En el caso de Zubiri pasados más de veinte años desde su fallecimiento su<br />

vigencia sigue en aumento. Se ha incrementado el <strong>número</strong> de ejemplares vendidos de<br />

sus libros, los artículos sobre aspectos concretos de su filosofía no hacen más que<br />

crecer, son frecuentes las tesis doctorales, aparecen traducciones a distintos idiomas. En<br />

todo esto ha jugado un papel fundamental la publicación de sus escritos cuando Zubiri<br />

falleció, las obras accesibles al lector eran extremadamente escasas. En el año 1923<br />

184<br />

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López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

apareció su primer libro, Ensayo de una Teoría fenomenológica del juicio, en edición<br />

extremadamente privada.<br />

La filosofía, evidentemente, no es un problema de volumen. No es mejor quien<br />

escribe más escribe. Hay dos tipos muy distintos de filósofos. Unos hacen filosofía<br />

narrando. Ese es el caso de Plantón, en la antigüedad o de Unamuno y Ortega en la<br />

filosofía española contemporánea. Pero Zubiri no narra sino descubre y sistematiza. Es<br />

la filosofía de sistema como la de Aristóteles, Tomás de Aquino, Kant, Hegel, Husserl,<br />

Heidegger, etc.<br />

En estos pensadores la palabra se concentra hasta hacerse a veces casi<br />

ininteligible. No buscan escribir mucho sino decir lo esencial. Pero sus obras son muy<br />

voluminosas.<br />

Seminario de investigación de Xavier Zubiri<br />

Es una de las actividades de las que más se enorgullece la Fundación X. Zubiri.<br />

Fue creado por el propio Zubiri en el año 1971, en el marco de la Sociedad de Estudios<br />

y Publicaciones. Esta sociedad había<br />

sido fundada por Juan Lladó en 1947<br />

como un recinto de libertad, en el que<br />

Zubiri pudo ejercer su magisterio<br />

intelectual tras haber pedido la<br />

excedencia de su cátedra. Inicialmente el<br />

Seminario de Investigación estuvo codirigido<br />

por Ignacio Ellacuría y Diego<br />

Gracia. Tras el asesinato del primero en<br />

1989, Diego Gracia ha continuado con la dirección del mismo. El Seminario de<br />

Investigación ha desempeñado una tarea importantísima en el estudio de la obra de<br />

Zubiri. En el marco del Seminario se han formado nuevos especialistas en su obra y se<br />

han propuesto diversas interpretaciones de la filosofía de Zubiri. El seminario reúne a<br />

unas 50 personas, la mayor parte de los cuales son profesores de filosofía en distintas<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 185


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

universidades. También es una cita obligada para los estudiosos de Zubiri que acuden<br />

desde el extranjero.<br />

El Seminario de Investigación es generalmente reconocido como un foro de<br />

diálogo filosófico inusual en nuestro país. En el Seminario de filosofía se practica y se<br />

construye mediante un diálogo abierto y crítico.<br />

El Seminario de Investigación tiene también una proyección internacional por<br />

medio de cursos, congresos y conferencias.<br />

El pensamiento de José Gaos estaba presente en la erudición de Zubiri porque<br />

además de ser amigos la tesis doctoral de Gaos: La crítica del psicologismo en Husserl<br />

fue dirigida por Zubiri. Los dos partieron de la fenomenología para desarrollar sus tesis<br />

filosóficas de orden metafísico y especulativo en general. Las distintas partes de la<br />

filosofía fueron tratadas con gran acierto y originalidad por estos dos pensadores.<br />

Considero que es necesario un mayor esfuerzo divulgador de ciertos escritos de Gaos<br />

como los relativos a los comentarios a la Ciencia de la Lógica de Hegel de los años<br />

cincuenta en ediciones fácilmente accesibles.<br />

Estos me parecen muy importantes dada la proverbial dificultad de la lógica<br />

hegeliana aunque ya existan obras dedicadas a su interpretación, pero que quizás son<br />

insuficientes para una comprensión completa y detallada de la Ciencia de la Lógica de<br />

Hegel.<br />

Ciertamente los estilos filosóficos de Zubiri y de Gaos son claramente diferentes<br />

aunque ambos desarrollen fundamentalmente ideas metafísicas. Gaos es más narrativo<br />

que Zubiri. Este se concentra en la descripción pormenorizada de la evolución de los<br />

conceptos, creando una terminología nueva que él procura hacer explícita de modo<br />

progresivo en su producción. En cambio los matices etimológicos están más presentes<br />

en Gaos.<br />

Zubiri disponía de grandes conocimientos sobre ciencia, teología, etc. y esto le<br />

permitía desarrollar sus tesis filosóficas con una riqueza de matices asombrosa. El<br />

análisis de la Historia de la Filosofía permitió a Gaos y a Zubiri fijar mejor las líneas de<br />

su pensamiento. En el caso de Gaos su análisis fenomenológicos sobre muy diversos<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


López García, José Manuel: «José Gaos y la Filosofía coetánea».<br />

temas le convirtió en un filósofo de referencia en México y en España. Gaos disfrutó de<br />

las dos nacionalidades la española y la mexicana. También Gaos intervino de forma<br />

activa en la formación y difusión del pensamiento hispanoamericano con una labor de<br />

traducción y creación de escritos filosóficos de una gran magnitud y relevancia. Por<br />

tanto la difusión del pensamiento de Gaos, de sus cursos, obras y conferencias debe ser<br />

más extensa. Es un pensador nacido en Gijón perteneciente a la Escuela filosófica de<br />

Madrid, discípulo de Ortega y que en el exilio en México realiza una labor intelectual<br />

que potencia la imagen de Gijón, Asturias y España. No en vano en Gijón, como es bien<br />

sabido existe una calle con su nombre. Y es que la comunidad hispanoamericana o si se<br />

quiere latinoamericana en una perspectiva más general está en disposición de contribuir<br />

a la cultura universal con numerosas creaciones intelectuales por medio de un idioma<br />

común: el español. Con la particularidad de los vínculos de unión existentes con la<br />

Unión Europea que sirven de nexo para el progreso cultural y social. Este trabajo de<br />

investigación ha desarrollado aspectos de la vida y la filosofía de José Gaos y de otros<br />

pensadores relacionados con él de diferentes formas sabiendo que el pensamiento crítico<br />

es uno de los elementos básicos del dinamismo intelectual humano.<br />

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UNA EUROPA SOLIDARIA: CIUDADANÍA Y COOPERACIÓN INTERNACIONAL<br />

Instituto de estudios para la Paz y la Cooperación-IEPC.<br />

La emancipación laica: principios y valores<br />

Dr. Henri Peña Ruiz.<br />

Professor de filosofía política a l'Institut de Ciències Polítiques de Paris. Miembro de la Comisión<br />

"Stasi" de Francia (Comission de Réflexion sur l'Application du Principe de Laïcité dans la République)<br />

Quisiera proponer un problema en primer lugar, en segundo lugar una definición<br />

y en tercero un análisis de las dificultades. El problema es la diversidad humana, que<br />

necesita de una ley común para convivir o ¿cómo unir la unidad de ley común del<br />

espacio público y la diversidad de los hombres? Pues bien, la historia ha propuesto dos<br />

soluciones muy malas, la primera la del nacional catolicismo o confusión teológica<br />

política que denuncia Espinosa, que consiste en que la ley religiosa se impone a la ley<br />

política, y que conste que no es un desgracia del Islam, que tuvo pensadores ilustrados<br />

como Aberroes en el siglo XI, que decía que cuando un versículo del Corán contradice<br />

la razón se debe de interpretar necesariamente, y en eso coincide con él Kant, que decía<br />

que la razón debía de hablar la primera.<br />

En ningún caso se debe de confundir el Islam con el integrismo radical político,<br />

como lo es la religión como postura espiritual del creyente y perfectamente compatible<br />

con el laicismo y la religión como proyecto político de dominación totalmente<br />

incompatible con el laicismo. El problema cuando surge no pasa por la solución de<br />

imponer una sola religión como referencia a todo un pueblo, porque eso es no tener<br />

respeto a la diversidad espiritual de dicho pueblo. Luis XIV decía “Un Rey, una ley, una<br />

fe” y eso es, en resumidas cuentas, en la figura del totalitarismo, como los talibanes<br />

afganos, imponiendo leyes coránicas de velos y sumisión a las mujeres, que ven la vida<br />

desde detrás de una reja de tela de sus burcas. Las religiones impuestas en una sociedad<br />

son completamente contrarias a los derechos del ser humano.<br />

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UNA EUROPA SOLIDARIA: CIUDADANÍA Y COOPERACIÓN<br />

INTERNACIONAL Instituto de estudios para la Paz y la Cooperación-IEPC.<br />

Existe otro modelo que permite un mosaico de comunidades que tienen cada una<br />

sus propias leyes, lo que llamamos comunitarismo; quizás respete más la diversidad<br />

pero se paga muy caro el respeto porque introduce la guerra entre las diferentes<br />

comunidades, en ausencia de una ley común a todos que regule sus relaciones; por tanto<br />

el modelo de comunitarismo no es factible por generar tensiones.<br />

Nosotros, con nuestros soterrados complejos de culpa de occidentales<br />

acostumbrados a colonizar culturalmente, no podemos caer en la trampa del<br />

comunitarismo porque es muy malo a la larga y no permite convivir.<br />

El principio básico que no debemos de olvidar es que por encima de todo somos<br />

hombres y mujeres, antes que cristianos, ateos, judíos o musulmanes y que la diferencia<br />

no se debe de ocultar, pero tampoco debe de ser supervalorada, destrozando el punto de<br />

encuentro público donde todos nos debemos de encontrar y entender en la condición<br />

universal de seres humanos<br />

El laicismo supone la unidad del bien común con el respeto a la diversidad y no<br />

es enemigo de las religiones que se ejercen como una comunidad de creyentes libres en<br />

su espiritualidad y capaces de organizarse para realizar su culto; ahora bien, cuando los<br />

representantes de la religiones o el clero tratan de ejercer su influencia sobre el poder<br />

público y utilizar instrumentos temporales para imponer su visión espiritual los dos<br />

términos son incompatibles, las políticas que se apoyan sobre las razones de los<br />

creyentes.<br />

Las prohibiciones de la interrupción del embarazo, de la formación de parejas<br />

libres de hecho sin matrimonios convencionales católicos y de otras libertades de la vida<br />

cotidiana son inadmisibles de aceptar y yo me hago anticlerical solo para resistir el<br />

recorte de las libertades.<br />

La definición de laicismo sería como la etimología del griego laos: unidad del<br />

pueblo; sería la teoría que debe de descansar en tres principios fundamentales. Primero;<br />

192<br />

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la libertad total de conciencia que no se puede confundir con la libertad religiosa, que es<br />

un caso particular de la libertad de conciencia; en segundo lugar la igualdad de derechos<br />

de los ateos, agnósticos, creyentes; la igualdad debe se estricta; por último, promoción<br />

con la ley común de lo que son principios universales y comunes a todos.<br />

Doy desde hace 30 años doy clases de filosofía en Francia y estoy muy contento<br />

de no reconocer de un primer vistazo quién es judío, musulmán, cristiano o ateo, porque<br />

no considero a personas encerradas en identidades religiosa como en un calabozo, sino<br />

personas que están tratando de construir su propia personalidad dado qu,e como decía<br />

Sartre, “la personalidad del ser humano no se considera acabada hasta el último día de<br />

su vida” .<br />

La laicidad es la libertad absoluta de actuar, de obrar y de pensar. Soy libre de<br />

definirme en mi ser y no sólo en mi actuar y esa libertad estriba en mi libertad de<br />

conciencia, que los estoicos ya decían que era una ciudadela que no se puede tomar al<br />

asalto, la misma libertad de conciencia es el principio central del laicismo.<br />

Cuando digo libertad de derechos entre las diferentes convicciones espirituales,<br />

incluídos agnósticos y ateos, quisiera recordar que el laicismo no quiere imponer ni<br />

mucho menos el ateísmo oficial; el hecho cierto de que los creyentes dominaran en el<br />

pasado el poder político no es suficiente para que los laicos tratemos de imponernos a<br />

los confesionales nuestros criterios.<br />

El laicismo trata de quitar las raíces ideológicas de la denominación y así la<br />

emancipación laica alcanza su razón de ser. Cuando oigo que la Iglesia francesa<br />

pretende capellanes en las escuelas invocando la libertad religiosa pienso en la<br />

semántica mistificadora e injusta que eso supone. Víctor Hugo decía hablando de un<br />

partido clerical que “cuando habláis de privilegios invocáis a la libertad”, algo muy<br />

significativo y que todavía se utiliza como argumentación por parte de la Iglesia.<br />

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Cuando estuve en Dinamarca con la Iglesia luterana, que es de Estado, presenté<br />

una ponencia que no pretendía decir que la laicidad fuera francesa, que seria una<br />

veleidad estúpida por mi parte; así que en Dinamarca un profesor me dijo que Francia<br />

tenía razón y yo le dije que me lo explicara y dijo yo soy católico en un país protestante,<br />

sufro de desigualdad de derechos y fue una respuesta para meditar largamente. Pero es<br />

que en Francia pasa a la inversa, con lo cual es fundamental el laicismo para la equidad<br />

y la convivencia.<br />

La lección universal es que un ser humano dominado por su opción espiritual,<br />

sea cual sea, reconoce la situación ideal de laicismo en las personas, y se debe de<br />

establecer no como imposición y en competición con las otras ideologías.<br />

Cuando la Unión Soviética de Stalin impuso el ateísmo del materialismo<br />

dialéctico e histórico casi como religión de Estado, entraba en contradicción con el<br />

laicismo, como lo estaba Franco con el catolicismo.<br />

La cultura es un concepto muy ambiguo; en lo dinámico sería el proceso de<br />

autoconstrucción de la humanidad e implica la distancia crítica hacia la tradición, pero<br />

en el concepto estático se afirma que es el conjunto de tradiciones de un pueblo, con lo<br />

que la ablación del clítoris, los velos musulmanes y la discriminación de las mujeres<br />

¿son rasgos culturales? El termino cultura representa un papel ideológico para sustraer a<br />

la critica legítima algo que no es cultura y que pretende disfrazarse para escapar a la<br />

crítica.<br />

Por tanto las manifestaciones de religiones son barbaridades discriminatorias en<br />

muchos casos y mezclan la identidad con la discriminaciones y la opresión. El poder<br />

político debe fomentar la justicia social y el bien común sin favorecer a ninguna<br />

confesión religiosa en particular.<br />

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El velo es un premio de consolación que trata de tapar la injusticia social y las<br />

desigualdades; la cultura no es la tradición que esclaviza y encierra en un calabozo.<br />

Debemos de conocer la historia de las convicciones y luego dejar la libertad de elegir<br />

con criterio crítico y más desde la escuela pública y laica, que es de todos y debemos de<br />

guardar una deontología de la educación bajo el respeto en cualquier caso.<br />

El laicismo debe de ser como en Francia un principio de la Constitución y la<br />

enseñanza sobre el hecho religioso algo que se ha de integrar dentro de las Ciencias de<br />

la Humanidad, independientemente que el partido en el Gobierno sea de izquierdas o<br />

derechas.<br />

Hace 10 años que escribo sobre laicismo y he asistido a un cambio sustancial de<br />

la opinión pública en Francia; desde hace un año se habla mucho en los medias del<br />

concepto y ha cambiado el ambiente en el sentido de que antes tenía una connotación<br />

académica o más bien de una cosa superada y del pasado; ahora la gente se ha dado<br />

cuenta que el ideal laico es común a todos, más allá de las creencias, y debemos de<br />

remarcarlo y debatirlo o por lo menos yo lo hago mucho con mis alumnos.<br />

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¿La carga del hombre blanco? acción exterior, derechos<br />

humanos y desarrollo en las actuaciones recientes de la<br />

unión europea *<br />

Dr. Javier A. González Vega.<br />

Profesor Titular de Derecho internacional público y relaciones internacionales. Universidad de Oviedo.<br />

Miembro del IEPC.<br />

Take up the White Man's burden--<br />

The savage wars of peace--<br />

Fill full the mouth of Famine<br />

And bid the sickness cease;<br />

And when your goal is nearest<br />

The end for others sought,<br />

Watch sloth and heathen Folly<br />

Bring all your hopes to nought.<br />

(R. Kipling, “The White Man’s Burden”, 1899)<br />

I. INTRODUCCIÓN: LA “DIPLOMACIA DE LOS DERECHOS HUMANOS” O<br />

LA CONJUNCIÓN INTERESADA DE DERECHOS HUMANOS Y ACCIÓN<br />

EXTERIOR<br />

Dentro del contexto de la “globalización” de los derechos humanos –o, si se prefiere el<br />

discurso clásico, de la “humanización del orden internacional”- el objeto de esta ponencia es<br />

indagar de que manera ello influye en la acción exterior de la UE. Nuestro enfoque pretende<br />

ser reflexivo y crítico sometiendo a prueba la afirmación que mantiene que los derechos<br />

humanos ocupan un papel tan importante en la acción exterior europea hasta el punto de que<br />

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puede ser caracterizada ésta como una “diplomacia de los derechos humanos” 1 . Ciertamente,<br />

la vinculación entre derechos humanos y acción exterior no constituye ninguna novedad pues<br />

desde siempre ha estado presente en la retórica de los gobiernos y de las organizaciones<br />

internacionales 2 . Sin embargo, en la última década del pasado siglo este rasgo se ha<br />

acrecentado en las políticas exteriores de los Estados, fenómeno al que no ha sido ajena la UE<br />

que ha incorporado desde entonces el discurso de los derechos humanos en su acción<br />

exterior 3 .<br />

En todo caso, el punto de partida no puede ser sino la advertencia del aspecto no<br />

neutral ni de esta caracterización, ni de este discurso en torno a una “diplomacia de los<br />

derechos humanos” en manos de la UE: ahí están contribuciones de muy variado tenor y<br />

factura aunque coincidentes en destacar el carácter profundamente ideológico e interesado de<br />

estas manifestaciones 4 . Así, es indudable que en esta materia conceptos como particularismo<br />

o regionalismo poseen un peso concreto y la dialéctica omnipresente entre universalismo y<br />

particularismo adquiere en el sector de los derechos humanos unos perfiles muy definidos;<br />

basta recordar la polémica que desde antiguo rodea el tópico en torno al universalismo de los<br />

1 DECAUX, E., “La PESC et la Diplomatie des Droits de l’homme”, en Union Européenne : Intégration et<br />

Coopération, (A. Fenet, A. Synai-Cytermann, dirs.), PUF, París, 1995, pp. 223-244.<br />

2 Sin duda la política exterior estadounidense es un buen exponente de ello: en particular a partir de la<br />

presidencia de J. Carter. De hecho, ese objetivo sigue presente en la actual presidencia de G.W. Bush (obviemos,<br />

no obstante, la guerra de Irak y su pretendida justificación pro-democrática sobre cuya radical ilicitud<br />

advertíamos en nuestro comentario “¿La guerra de la libertad?”, Diario La Voz de Asturias, 21 de marzo de<br />

2003, accesible en ); cosa distinta es la<br />

incoherencia, escasa credibilidad e ineficacia que revela su política de promoción de la democracia y los<br />

derechos humanos (Cfr. DALACOURA, K., “US Democracy Promotion in the Arab Middle East since 11<br />

september 2001: A Critique”, International Affairs, vol. 81, 2005, pp. 963-979). Con todo y pese a sus<br />

divergencias con la UE –objeto ésta de nuestro análisis- existen, no obstante, puntos de contacto como refleja la<br />

Declaración de la última cumbre EEUU-UE celebrada en Washington de 20 de junio de 2005 en la que ambas<br />

Partes se comprometen a redoblar sus esfuerzos en la promoción de la democracia, el Estado de Derecho y los<br />

derechos humanos en el mundo.<br />

3 PI, M., “Los derechos humanos en la acción exterior de la Unión Europea”, en Política Exterior Europea, (E.<br />

Barbé, coord..), Ariel, Barcelona, 2000, pp. 83-106, en p. 83.<br />

4 Cfr. en tal sentido, REMIRO BROTÓNS, A, “Política de los derechos humanos y política con los derechos<br />

humanos”, REDI, vol. XLI, 1989, pp. 107-112; IGNATIEFF, M., Los derechos humanos como política e<br />

idolatría, Paidós, Barcelona, 2003; BESSIS, S, Occidente y los otros, Alianza, Madrid, 2001; así como La<br />

Globalización de los derechos humanos, (M.J. Gibney, ed.), Crítica, Barcelona, 2003, con contribuciones de S.<br />

GEORGE, J.E. STIGLITZ y N. CHOMSKY.<br />

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derechos humanos y los perfiles que aquélla cobró en el curso de la Conferencia Mundial de<br />

los derechos humanos celebrada en Viena en 1993 5 .<br />

Pues bien a este panorama se suma ahora la diversidad inherente a las manifestaciones<br />

encubiertas bajo el rótulo de “la acción exterior de la Unión Europea”, lo que nos sitúa en<br />

presencia de una realidad multiforme, compleja y ambigua que el “neologismo” acogido por<br />

el nonato Tratado por el que se establece una Constitución para Europa de 29 de octubre de<br />

2004 apenas logra ocultar 6 .<br />

Por otro lado, al afrontar el examen de estas cuestiones ha de repararse en la cuestión<br />

conceptual que late tras la diversidad terminológica “derechos fundamentales”/”derechos<br />

humanos”, dado que su acogida para identificar los derechos establecidos por los textos<br />

normativos internacionales o internos relativos a la persona humana ha suscitado<br />

tradicionalmente el problema de si se trata de expresiones sinónimas 7 . En este sentido, se ha<br />

afirmado que pese a su empleo indistinto y la coincidencia en cuanto a su objeto “entre ambas<br />

expresiones existen profundas diferencias” toda vez que la primera (“derechos humanos”)<br />

posee un carácter “absoluto” al referirse “al hombre, con independencia de cualquier contexto<br />

o especificación adicional” en tanto que la segunda (“derechos fundamentales”) reviste una<br />

naturaleza “plausiblemente abierta y relativa” revelándose –frente a la primera- como una<br />

“noción jurídica apropiada para una teoría del Derecho” 8 . Por otra parte, la idea de una<br />

diversidad estructural identificada respectivamente con las categorías de los “derechos<br />

5 Al respecto vid. PALACIOS, J., “Más luces que sombras en la Conferencia mundial de Derechos Humanos”,<br />

Tiempo de Paz, núm. 29-30, otoño 1993, pp. 6-9; PECES-BARBA, G., “La universalidad de los derechos<br />

humanos”, id. op. cit., pp. 10-17.<br />

6 Entiéndase que hablamos de “neologismo” en el sentido de su “constitucionalización” o acogida formal en un<br />

tratado, gozaba desde antaño de generalizada aceptación, vid. al respecto, ANDRÉS SÁENZ DE SANTA<br />

MARÍA, P., GONZÁLEZ VEGA, J. A., FERNÁNDEZ PÉREZ, B., Introducción al Derecho de la Unión<br />

Europea, 2ª ed., Eurolex, Madrid, 1999, p. 369.<br />

7 En todo caso la cuestión terminológica no es en modo alguno baladí pues tras ella late ni más ni menos que el<br />

problema mismo de la fundamentación –iusnaturalista o positivista de los mismos-. Al respecto, vid.<br />

MARTÍNEZ DE PISÓN, J., Tolerancia y Derechos Fundamentales en las sociedades multiculturales, Tecnos,<br />

Madrid, 2001, pp. 173-179.<br />

8 PALO<strong>MB</strong>ELLA, G.L., “Derechos Fundamentales. Argumentos para una Teoría”, Doxa. Cuadernos de<br />

Filosofía del Derecho, vol. 22, 1999, pp. 525-526. Texto accesible en <<br />

http://cervantesvirtual.com/portal/DOXA/cuaderno22/Doxa22_24.pdf>.<br />

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humanos” y los “derechos fundamentales” ha sido también defendida por F. RUBIO<br />

LLORENTE, partiendo de la diferente función que a su juicio desplegarían uno y otros<br />

conceptos en el marco de la Unión Europea. En este sentido, para este autor, pese a los<br />

titubeos de la jurisprudencia del TJCE que se serviría indistintamente de uno y otra<br />

expresiones, la diversidad conceptual de tales manifestaciones radicaría en el hecho de que<br />

“las dos denominaciones distintas designan dos órdenes jurídicos diversos, dos modos<br />

diferentes de relación”, de forma que aunque su objeto “es siempre el mismo”, con<br />

independencia de que se conceptúe a sus manifestaciones concretas como derecho humano o<br />

derecho fundamental, “la estructura de la protección es muy distinta en uno y otro caso”, con<br />

la consecuencia de que:<br />

“En el primero, es una protección regulada por el Derecho internacional; la obligación de respetar los<br />

derechos está en consecuencia garantizada por los instrumentos propios de éste, de manera que incluso en<br />

el caso en que esa protección está encomendada a un Tribunal, como el TEDH, no puede éste remediar<br />

por sí mismo la infracción, sino sólo exigir al Estado responsable que la remedie, otorgando al<br />

perjudicado una satisfacción. En el segundo, se trata de una obligación derivada del Derecho interno,<br />

cuya infracción ha de ser remediada en consecuencia por los Tribunales del propio Estado que disponen<br />

de todas las facultades necesarias, no sólo para disponer compensaciones sino para anular los actos<br />

lesivos y reponer al perjudicado en el pleno goce de sus derechos” 9<br />

Pese a tales planteamientos, lo cierto es que la doctrina ha venido empleando unas y<br />

otras categorías de forma indistinta, conceptuándolas pues como expresiones sinónimas 10 , por<br />

lo que en la presente exposición adoptaremos también nosotros semejante convención.<br />

II.<br />

LOS DERECHOS HUMANOS EN LA ACCIÓN EXTERIOR DE LA<br />

UNIÓN EUROPEA (UE)<br />

Como punto de partida ha de advertirse que la proyección de los derechos humanos en la<br />

acción exterior de la Unión Europea no responde sólo a un planteamiento retórico, sino que<br />

9 RUBIO LLORENTE, F., “Mostrar los derechos sin destruir la Unión (Consideraciones sobre la Carta de<br />

derechos Fundamentales de la Unión Europea)”, Revista Española de Derecho Constitucional (REDC), año 22,<br />

núm. 64, 2002, pp. 13-52, en pp. 21-23.<br />

10 Cfr. DECAUX, E., “Les droits fondamentaux en droit international”, L’actualité juridique-Droit Administratif,<br />

agosto 1998, pp. 66-73.<br />

200<br />

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obedece a lo que podríamos caracterizar como el proceso de “externalización” de uno de<br />

los principios estructurales de la propia UE, el principio democrático, y dentro del cual el<br />

respeto de los derechos humanos constituye uno de sus elementos fundamentales. De<br />

hecho, como ha recordado C. ESCOBAR HERNÁNDEZ, ello resulta congruente en un<br />

proceso impulsado por Estados democráticos y respetuosos con los derechos humanos,<br />

pues no sería admisible la consolidación de este nuevo sistema jurídico-político encarnado<br />

en la UE en el que aquellos valores comunes –constitutivos de un auténtico orden público<br />

europeo- pudieran resultar menoscabados o desconocidos 11 .<br />

1.- El respeto de los derechos humanos como expresión de un principio estructural<br />

de la UE<br />

En efecto, como ya hemos destacado en otro lugar 12 , la caracterización del principio<br />

democrático y -dentro de él- el respeto de los derechos humanos como un principio estructural<br />

de la UE se cifra en el valor excepcional que aquéllos confiere el art. 6.1 del Tratado de la<br />

Unión Europea (en lo sucesivo, TUE) en el cual se afirma que:<br />

“La Unión se basa en los principios de libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y de las<br />

libertades fundamentales y el Estado de Derecho, principios que son comunes a los Estados miembros”<br />

Además, la observancia de este principio se garantiza a través de los procedimientos<br />

previstos en el art. 7 TUE en donde se contempla incluso la suspensión de los derechos del<br />

Estado miembro al que se atribuya una violación grave y persistente del mismo 13 .<br />

11 ESCOBAR HERNÁNDEZ, C., “Unión Europea, Democracia y Derechos Humanos”, en La Unión Europea<br />

ante el siglo XXI: Los retos de Niza (Actas de las XIX Jornadas de la Asociación Española de Profesores de<br />

Derecho Internacional y Relaciones Internacionales), (C. Escobar Hernández, coord..), BOE, Madrid, 2003, p.<br />

26.<br />

12 En relación con este conjunto de cuestiones vid. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA, GONZÁLEZ<br />

VEGA, FERNÁNDEZ PÉREZ, Introducción al Derecho… , cit., pp. 92-96, 126-128 y 557-558.<br />

13 Sobre el particular vid. CORTÉS HERRERA, R., “El juego de la cláusula democrática en relación con la<br />

condición de miembro de la Unión Europea ¿Verdadero compromiso o exigencia de lo políticamente<br />

correcto?”,”, en La Unión Europea ante el siglo XXI…, cit., pp. 107-114; ÁLVAREZ VERDUGO, M., “El<br />

respeto y la promoción de los valores en que está basada la Unión Europea. Comentario a la comunicación de la<br />

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Pero además, el valor de este principio se proyecta no sólo sobre los Estados miembros<br />

sino que tiene un alcance proactivo al imponerse su respeto también a los Estados que aspiran<br />

a devenir miembros de la UE. En este sentido, si bien ya desde antiguo esta exigencia había<br />

venido condicionando el proceso de adhesión de nuevos miembros –e incluso la asociación<br />

previa a la adhesión, tal como reveló el rechazo de esta fórmula para articular las relaciones<br />

entre la, entonces, CEE y España bajo el régimen de Franco- esta exigencia se torna explícita<br />

en junio de 1993 en el Consejo Europeo de Copenhague, en donde ante la perspectiva de la<br />

ampliación de la Unión a los países de la Europa central y oriental, se precisa que la adhesión<br />

a la UE está abierta a aquellos Estados que lo deseen siempre y cuando cumplan una serie de<br />

condiciones políticas y económicas, dentro de la cuales, se contempla expliciter el respeto de<br />

los derechos humanos. Dicen el texto de las Conclusiones de la Presidencia lo siguiente:<br />

“El Consejo Europeo acordó en el día de la fecha que los países asociados de la Europa central y<br />

Oriental que lo deseen se conviertan en miembros de la Unión Europea. El ingreso tendrá lugar en cuanto<br />

un país asociado pueda asumir las obligaciones de adhesión cuando cumpla (sic) con las condiciones<br />

económicas y políticas requeridas.<br />

La adhesión requiere que el país candidato haya alcanzado una estabilidad de instituciones que garantice<br />

la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el respeto y protección de las minorías, la<br />

existencia de una economía de mercado en funcionamiento, así como la capacidad de hacer frente a la<br />

presión competitiva y las fuerzas del mercado dentro de la Unión. La adhesión presupone la capacidad del<br />

candidato de asumir las obligaciones de adhesión, incluida la observancia de los fines de la unión política,<br />

económica y monetaria” 14 .<br />

La configuración de este “acervo jurídico y axiológico” -en palabras de J. ROLDÁN 15 -<br />

asociado con la pertenencia a Europa se consolida con el Tratado de la Unión Europea -en la<br />

redacción impresa por el Tratado de Ámsterdam de 2 de octubre de 1997- que impone al<br />

Estado candidato la necesidad de que “respete los principios enunciados en el apartado 1 del<br />

comisión sobre el artículo 7 del TUE”, Revista General de Derecho IUSTEL, núm. 3, enero 2004; accesible en<br />

.<br />

14 Conclusiones de la Presidencia, Consejo Europeo de Copenhague, 21 y 22 junio 1993, Boletín CE, núm. 6,<br />

1993, pto. 1.13, p. 13<br />

15 Cfr. la expresión en ROLDÁN BARBERO, J., “El Derecho internacional y el Tratado constitucional<br />

europeo”, Revista Electrónica de Estudios Internacionales (REEI), núm. 8, 2004, p. 3; texto accesible en <<br />

http://www.reei.org/reei8/RoldanBarbero_reei8_.pdf>.<br />

202<br />

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artículo 6” (art. 49 TUE) 16 . También en este caso, el respeto de los derechos humanos se dota<br />

de específicas garantías, de un lado, al condicionarse el inicio de las prolijas negociaciones de<br />

adhesión a unas exigencias mínimas en materia de respeto de los derechos humanos; de otro,<br />

al arbitrarse un procedimiento periódico de supervisión (monitoring) que permite ir evaluando<br />

el grado de respeto de aquéllos durante las etapas previas a la adhesión 17 . No obstante, su<br />

ejecución práctica en relación con el respeto de algunos derechos –así, los de las personas<br />

pertenecientes a las minorías- se revela poco coherente al no corresponderse con unas<br />

exigencias semejantes en el orden interno de la UE 18 .<br />

Finalmente, el valor estructural que se asigna al respeto de los derechos humanos se<br />

confirma pues éste despliega eficacia no sólo ad intra sino en el ámbito de la acción exterior<br />

de la UE. En consonancia con ello, en el ámbito de la Política Exterior y de Seguridad Común<br />

(en lo sucesivo, PESC) “el respeto de los derechos humanos” se configura como uno de sus<br />

objetivos (art. 11.1 TUE in fine) en tanto que idéntico propósito se asigna tanto a la Política<br />

Comunitaria de Cooperación al Desarrollo (art. 177.2 Tratado constitutivo de la Comunidad<br />

Europea, en lo sucesivo TCE) como a la Cooperación económica, financiera y técnica con<br />

terceros países (art. 181 a.1 TCE). Por otra parte, como señala ROLDÁN BARBERO,<br />

16 El aparentemente fallido Tratado por el que se establece una Constitución para Europa (en lo sucesivo,<br />

Constitución Europea), de 29 de octubre de 2004, reitera con leves modificaciones lo dispuesto en el precitado<br />

art. 49 del TUE al disponer que “La Unión está abierta a todos los Estados europeos que respeten sus valores y<br />

se comprometan a promoverlos en común” (art. I-1.2); fórmula que reitera el art. I-58.1 a propósito del<br />

procedimiento de adhesión. Empero como novedad la Constitución Europea amplia las referencias al respecto de<br />

los derechos humanos para incorporar explícitamente dentro de ellos “los derechos de las personas<br />

pertenecientes a minorías” (art. I.2).<br />

17 Respecto de lo primero el mejor ejemplo lo constituye la reciente autorización –el pasado octubre- del inicio<br />

de las negociaciones con Turquía tras superar entre otras las exigencias asociadas con el respeto de los derechos<br />

humanos (Cfr. REMIRO BROTONS, A. (dir.) “Los límites de Europa: La adhesión de Turquía a la Unión<br />

Europea”, (octubre de 2004/enero 2005), Documento de Trabajo, Academia Europea de Ciencias y Artes,<br />

Madrid, 2005); en cuanto a lo segundo vid. las consideraciones críticas presentes en HUGHES, J., SASSE, G.,<br />

“Monitoring the Monitors: EU Enlargement Conditionality and Minority Protection in the CEECs”, JEMIE,<br />

2003, núm. 1, accesible en < http://www.ecmi.de/jemie/download/Focus1-2003_Hughes_Sasse.pdf>.<br />

18 DÍAZ PÉREZ DE MADRID, A., “Minorías y Unión Europea: Implicaciones jurídico-políticas de la<br />

ampliación de la Unión Europea al Centro y Este de Europa”, Revista de Derecho Comunitario Europeo<br />

(RDCE), núm. 21 (mayo-agosto) 2005, pp. 485-533, en p. 531. Se ha confirmado así la prognosis poco optimista<br />

que apuntáramos en nuestras previas observaciones en "La protección internacional de las minorías en Europa.<br />

Especial referencia a la situación en la antigua Yugoslavia", en SOROETA LICERAS, J., (coord.), Cursos de<br />

Derechos Humanos de Donostia-San Sebastián, UPV-EHU, Bilbao, 1999, pp. 49-104.<br />

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también contribuye a reforzar esta dimensión la Carta de Derechos Fundamentales de la<br />

Unión pues su contenido puede servir “de referente jurídico y dialéctico para orientar la<br />

política exterior de la Unión en la materia” 19 .<br />

En todo caso, la progresiva consolidación de la acción exterior de la Unión Europea en<br />

materia de Derechos humanos se plasma en las Conclusiones del Consejo de 25 de junio de<br />

2001 en las cuales los Ministros de los Estados miembros asumían el compromiso de afrontar<br />

dotar de coherencia y consistencia a las diferentes dimensiones de la acción exterior (REL-<br />

EX, PESC y Política de cooperación al desarrollo) a través del reforzamiento de la<br />

cooperación y la coordinación entre los diferentes actores participantes, incluir el<br />

“mainstreaming” de la democratización y los derechos humanos en las políticas y acciones de<br />

la UE, la apertura de la esta nueva faceta a través del diálogo con el Parlamento Europeo y la<br />

sociedad civil y la periódica identificación y revisión de las acciones prioritarias en este<br />

ámbito, todo ello con las miras puestas en alcanzar una política en materia de derechos<br />

humanos mejor informada, más creíble, coherente consistente y efectiva.<br />

2.- Los instrumentos de la acción exterior de la UE en materia de derechos humanos<br />

Aunque el análisis preciso de las manifestaciones de la acción exterior requeriría<br />

deslindar las planteadas respectivamente en el marco de los pilares intergubernamentales<br />

(PESC y CPJP) y en el pilar comunitario (Relaciones económicas exteriores, cooperación al<br />

desarrollo, ayuda humanitaria y de emergencia, etc.), el carácter sumario de la presente<br />

aproximación nos obliga a destacar sus instrumentos más relevantes, sin parar mientes en la<br />

19 ROLDÁN BARBERO, “El Derecho internacional y el Tratado…”, cit., p. 11. También la nonata Constitución<br />

Europea aporta algún elemento más en esta vertiente exterior al constitucionalizar la incipiente Política Europea<br />

de Vecindad y subordinarla al respeto de los valores de la UE entre los que se cuenta el respeto de los derechos<br />

humanos (Cfr. art. I-57).<br />

204<br />

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diversa naturaleza de unos y otros 20 . En todo caso los instrumentos de esta política se<br />

concretan fundamentalmente en:<br />

a) Las medidas promocionales: Se trata de ayudas financieras destinadas al apoyo de<br />

proyectos relacionados con los derechos humanos. Aunque carentes inicialmente de una base<br />

jurídica precisa 21 , las acciones de promoción se han articulado hasta ahora fundamentalmente<br />

en el marco jurídico conocido comúnmente como la Iniciativa Europea para la democracia y<br />

los derechos humanos 22 .<br />

20 De hecho, como advierte ESCOBAR HERNÁNDEZ la acción exterior en materia de derechos humanos<br />

reviste una clara dimensión transpilar que conlleva la conjunción de técnicas intergubernamentales y<br />

comunitarias y el empleo indistinto de unos y otros instrumentos; esta interrelación es también perceptible en el<br />

marco de la cooperación al desarrollo (Cfr. ESCOBAR HERNÁNDEZ, “Unión Europea, Democracia y<br />

Derechos Humanos”, cit., p. 34; SOBRINO HEREDIA, J.M., “La Unión Europea y el Desarrollo: Aspectos<br />

recientes”, en El desarrollo y la cooperación internacional, (F.M. Mariño Menéndez, C.R. Fernández Liesa,<br />

coords.), Universidad Carlos III-BOE, Madrid, 1997, pp. 128-130). De hecho, la necesaria articulación de este<br />

conjunto de manifestaciones explica que por lo que respecta a la acción en materia de derechos humanos órganos<br />

surgidos en el ámbito intergubernamental se vean ahora asignadas tareas en el pilar comunitario, como acontece<br />

con el grupo de trabajo sobre derechos humanos (COHOM). (Cfr. ampliación del mandato, diciembre de 2003;<br />

texto accesible en < http://ue.eu.int/uedocs/cmsUpload/COHOM_mandates.pdf>). En todo caso, para una<br />

aproximación más completa y bastante actualizada a estos mecanismos puede consultarse la obra de JANER<br />

TORRENS, J.D., La promoción de los derechos humanos y de los principios democráticos en las relaciones<br />

exteriores de la Unión Europea: mecanismos jurídicos, Atelier, Barcelona, 2005.<br />

21 Tal como puso de relieve la anulación de la decisión contenida en el comunicado de prensa (IP/96/97) de la<br />

Comisión, de 23 de enero de 1996, relativa a la concesión de subvenciones a favor de proyectos europeos de<br />

lucha contra la exclusión social (Cfr. Sentencia TJCE de 12 de mayo de 1998, Reino Unido c. Comisión (as. C/<br />

106-96 ), Rec. 1998, p. I-2729).<br />

22 Se trata del Reglamento (CE) n o 975/1999 del Consejo, de 29 de abril de 1999, por el que se fijan los<br />

requisitos para la aplicación de las acciones comunitarias de cooperación al desarrollo que contribuyan a<br />

alcanzar el objetivo general de desarrollar y consolidar la democracia y el estado de derecho así como el de<br />

respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales (DO L 120, 8 de mayo de 1999, p. 1) y del<br />

Reglamento (CE) n o 976/1999 del Consejo, de 29 de abril de 1999, por el que se fijan los requisitos para la<br />

aplicación de las acciones comunitarias, distintas de las de cooperación al desarrollo que, dentro del marco de la<br />

política de cooperación comunitaria, contribuyan a alcanzar el objetivo general de desarrollar y consolidar la<br />

democracia y el estado de derecho así como respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales en los<br />

terceros países (DO L 120, 8 de mayo de 1999, p. 8). Sobre la misma vid. Comisión Europea, Comunicación de<br />

la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo. El papel de la Unión Europea en el fomento de los derechos<br />

humanos y de la democratización en terceros países, Bruselas, 8 de mayo de 2001, Doc. COM (2001) 252 final,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 205<br />

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Instituto de estudios para la Paz y la Cooperación-IEPC<br />

b) La diplomacia declarativa: las tomas de posición en materia de derechos humanos.<br />

La dinámica estrictamente declarativa está muy presente en la acción exterior de la UE 23 . En<br />

este sentido, ya en los años 80 la Cooperación Política Europea (CPE) –expresión primigenia<br />

de la actual PESC- se concretaba fundamentalmente en declaraciones exhortatorias dirigidas a<br />

los Estados poco respetuosos con los derechos humanos. No obstante, esta política<br />

estrictamente retórica se caracterizaba ya entonces por poseer un sesgo muy particular. En la<br />

actualidad, no han cambiado mucho las cosas tal como revela v. gra. el examen de las tomas<br />

de posición expresadas por la UE en los últimos meses 24 . No obstante, al margen de su valor<br />

meramente declarativo el grado de compromiso con las situaciones que contemplan las<br />

23 En este ámbito también se sitúa la actividad desarrollada por el Grupo de Trabajo del Consejo en materia de<br />

Derecho internacional público (COJUR), el cual viene coordinando las actuaciones de los Estados miembros en<br />

relación con los tratados relativos a derechos humanos en que éstos son partes y en particular examina la<br />

conformidad de las reservas formuladas por otros Estados y sugiere en su caso las objeciones a formular en<br />

relación con las mismas (Cfr. KOHONA, P.T.B., “Some Notable Developments in the Practice of the UN<br />

Secretary-General as Depositary of Multilateral Treaties: Reservations and Declaration”, AJIL, vol. 99, 2005, p.<br />

444).<br />

24 Así, refiriendo nuestras observaciones a los últimos 3 meses, se registran las siguientes declaraciones en<br />

materia de derechos humanos y promoción de la democracia: Declaración de la Presidencia sobre la situación de<br />

los derechos humanos en Uzbekistán, de 8 de noviembre; Declaración sobre el rechazo del Gobierno de<br />

Zimbabue al ofrecimiento de ayuda humanitaria y Declaración sobre la Muerte de Orlando Valencia, ambas de 7<br />

de noviembre; Declaración de la Presidencia, en nombre de la Unión Europea, con motivo de los últimos días de<br />

campaña electoral en Azerbaiyán y Declaración relativa a la Ordenanza sobre los medios de comunicación de<br />

Nepal, ambas de 28 de octubre; Declaración sobre la Situación en Togo, de 25 de octubre; Declaración sobre la<br />

Libertad de expresión en la República Democrática del Congo (RDC), de 17 de octubre; Declaración relativa a<br />

las elecciones de Liberia, de 14 de octubre; Declaración de la Presidencia relativa al referéndum sobre la Carta<br />

para la paz y la reconciliación nacional, de 10 de octubre; Declaración de la Presidencia sobre Belarús a raíz del<br />

acoso al periódico Narodnaya Volya, de 5 de octubre; Declaración sobre los Presos politicos en Cuba, de 29 de<br />

septiembre; Declaración sobre Sudán, de 23 de septiembre; Declaración sobre Guinea-Bissau; Declaración sobre<br />

La situación en Somalia, Declaración sobre Elecciones en Afganistán, todas de 19 de septiembre; Declaración<br />

de la Presidencia sobre la formación de nuevo gobierno en Albania, de 15 de septiembre; Declaración en<br />

relación con las trabas a las actividades de la Liga tunecina para la defensa de los derechos humanos (LTDH), de<br />

13 de septiembre; Declaración sobre Elecciones presidenciales de Egipto, Declaración como respuesta al alto el<br />

fuego ordenado por el Presidente Prachanda, CPN(M), Declaración sobre Recientes disturbios en las Maldivas,<br />

todas de 8 de septiembre; Declaración sobre la pena de muerte en Iraq, de 2 de septiembre; Declaración sobre las<br />

elecciones en Etiopía, de 29 de agosto; Declaración sobre las elecciones presidenciales en Burundi, de 23 de<br />

agosto; Declaración de la Presidencia, sobre el procesamiento de miembros de Sam Rainsy en Camboya, de 19<br />

de agosto; Declaración de la Presidencia sobre la situación de refugiados tayikos en Turkmenistán, de 18 de<br />

agosto; Declaración de la Presidencia en nombre de la Unión Europea sobre la liberación del Profesor<br />

Bandajevski, de 12 de agosto; Declaración de la Presidencia sobre referéndum Uganda, de 5 de agosto;<br />

Declaración de la UE sobre situación económica y disturbios en Yemen, de 4 de agosto; Declaración de la<br />

Presidencia en nombre de la Unión Europea relativa a Belarús, de 2 de agosto; Declaración de la Presidencia, en<br />

nombre de la Unión Europea, sobre las elecciones en Guinea-Bissau, de 1 de agosto. Todos los textos se<br />

encuentran accesible en .<br />

206<br />

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mismas se revela francamente disímil: así las encomiásticas referencias a las dudosamente<br />

democráticas elecciones egipcias o la felicitación a Argelia cuyo proceso de reconciliación<br />

nacional ha sido severamente cuestionado contrastan con el pormenorizado escrutinio que<br />

merece el respeto de la libertad de prensa en Belarús, Togo o Nepal.<br />

c) Las gestiones confidenciales: Frente a las medidas anteriores que suponen una toma<br />

de posición pública, en este caso se trata de contactos de naturaleza reservada entre el Estado<br />

miembro de la UE que ostenta semestralmente la Presidencia en ejercicio –a través de sus<br />

representantes diplomáticos- y las autoridades de los Estados en los que se producen<br />

violaciones de los derechos humanos. Aunque la opción por esta fórmula no responde a<br />

criterios precisos, el relieve político y económico de los partenaires y la presumible eficacia<br />

de la iniciativa suelen ser los factores que condicionan su empleo 25 .<br />

d) El diálogo político. Para la UE el diálogo político es un instrumento más de la<br />

PESC, integrándose en un conjunto de herramientas para llevar a efecto su política en materia<br />

de derechos humanos. De hecho, pese a su relativo desconocimiento la UE no duda en<br />

calificarlo como “un elemento esencial de la estrategia global de la Unión” con miras a<br />

promover el desarrollo sostenible, la paz y la estabilidad” 26 .<br />

Es cierto, no obstante, que pese a su pretendida trascendencia el diálogo político en<br />

materia de derechos humanos no constituye una herramienta ubicua; al margen de los<br />

instrumentos convencionales más sofisticados –acuerdos de asociación o cooperación- que lo<br />

prevén dentro de toda una panoplia de mecanismos, el diálogo político sobre estas cuestiones<br />

–calificado inicialmente como “crítico”- sólo se ha establecido entre la UE y algunos Estados<br />

25 II Forum des Droits de l’homme de l ‘Union Européenne, París, 13 de diciembre de 2000, Groupe de Travail<br />

nº 1, « Les instruments de l’Union Européenne en matière des droits de l’homme dans ses relations avec les pays<br />

tiers », Introd. L.A. Sicilianos.<br />

26 Líneas directrices de la Unión Europea en materia de diálogo de derechos humanos, adoptadas por el Consejo<br />

el 13 de diciembre de 2001. Texto accesible en <<br />

http://europa.eu.int/comm/external_relations/human_rights/doc/ghd12_01_fr.htm>. Sobre el particular vid.<br />

GONZÁLEZ SÁNCHEZ; E., “El diálogo político de la Unión Europea con países terceros”, Revista de Derecho<br />

Comunitario Europeo (RDCE), núm. 1, 1997, pp. 69-94.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 207<br />

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(China e Irán). En principio, esta limitación obedecía al afán de los Estados miembros por<br />

mantener esta fórmula sometida a su más absoluta discrecionalidad; con posterioridad, no<br />

obstante se ha introducido un procedimiento en el cual diferentes grupos de trabajo participan<br />

en un proceso preliminar tendente a evaluar la idoneidad de los diferentes Estados para<br />

participar en el proceso de diálogo político 27 . Debe advertirse, empero, que en último término<br />

la decisión final corresponde al Consejo de la UE, sin que por otra parte se hayan regulado los<br />

criterios que pueden conducir a su establecimiento o desestimación que resta pues como una<br />

decisión discrecional; por otro lado, la UE asume que para la conducción del diálogo político<br />

se hacen necesarias la flexibilidad y el pragmatismo, por lo que sus concretas modalidades se<br />

determinan caso por caso 28 .<br />

En cuanto a los temas sobre los que se centra son, entre otros, la participación y<br />

observancia de los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos, la<br />

cooperación con los procedimientos y mecanismos internacionales en esas materias, la lucha<br />

contra la pena de muerte, la tortura, todas las formas de discriminación, los derechos del niño<br />

y de la mujer, la libertad de expresión, el papel de la sociedad civil, la cooperación en materia<br />

de justicia internacional, etc.<br />

e) Las estrategias, acciones y posiciones comunes. Las primeras constituyen el marco<br />

genérico de actuación para la UE en “ámbitos en los que los Estados miembros tengan<br />

importantes intereses en común”, son adoptadas por el Consejo Europeo y precisan los<br />

objetivos, duración y medios aportar por la UE y sus Estados miembros (art. 13 TUE). En<br />

cambio, las acciones y las posiciones comunes poseen un carácter más preciso: las primeras<br />

27 En concreto, el papel fundamental corresponde al grupo COHOM, asistido por los grupos de trabajo<br />

geográficos, el grupo cooperación al desarrollo (CODEV) y el Grupo sobre consolidación de la democracia; de<br />

hecho, es en el primero donde debe debatirse y aprobarse la decisión relativa al inicio del diálogo político; sin<br />

perjuicio de la potestad decisoria del Consejo (vid. infra). Antes no obstante han debido de desarrollarse<br />

contactos exploratorios con el Estado candidato<br />

28 Líneas directrices…, cit. En cambio, para los expertos la real eficacia del diálogo se condiciona a la claridad<br />

de miras, a la transparencia y a la coherencia (cfr. Third European Union Human Rights Discussion Forum, 21-<br />

22 de noviembre de 2001, Bruselas, Working Group 3, Human Rights Dialogues: Types, Conditions, objectives,<br />

Evaluation. Rapp. E. Decaux).<br />

208<br />

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establecen objetivos, alcance, medios, condiciones de ejecución, etc. respecto de una situación<br />

específica (art. 14 TUE) en tanto que las segundas definen la postura de la UE respecto de<br />

una cuestión particular (art. 15 TUE). Concebidas como los instrumentos característicos de la<br />

PESC su empleo en el ámbito de los derechos humanos, no obstante, se revela limitado 29 .<br />

f) La inserción de la cláusula relativa al respeto de los derechos humanos (“cláusula<br />

democrática”) en los acuerdos concluidos por la UE. En este sentido, desde el año 1992 la<br />

actual UE viene concluyendo tratados con terceros Estados en lo que se incluye una “cláusula<br />

democrática” que erige al respeto de los derechos humanos en elemento esencial del acuerdo,<br />

posibilitando la articulación de graduales medidas de reacción como respuesta a su eventual<br />

violación 30 . A partir de entonces se ha generalizado la referencia al concepto de<br />

condicionalidad política para inscribir bajo esta rúbrica los mecanismos a través de los cuales<br />

se subordina la concesión de determinados beneficios (ayudas, preferencias comerciales, etc.)<br />

a terceros Estados a través de la exigencia de cumplimiento de una serie de condiciones<br />

relacionadas con el respeto de los derechos humanos 31 . En todo caso la inserción de<br />

“cláusulas democráticas” y la consiguiente condicionalidad, tanto en su vertiente positiva<br />

29 A título de ejemplo, el Informe anual sobre los derechos humanos 2003 refiere su empleo en relación con<br />

Rusia y Ucrania, así como en las diferentes operaciones de gestión de crisis desarrolladas por la UE (Cfr.<br />

Consejo de la UE, EU Annual Report on Human Rights, Bruselas 10 de octubre de 2003, Doc. 13449/03,<br />

COHOM 29, pp. 31-36); empero pese al carácter ambicioso y pluridimensional de éstas el respeto de los<br />

derechos humanos no ha constituido en ninguno de los casos el aspecto central de dichas iniciativas (al respecto,<br />

vid. GONZÁLEZ ALONSO, L.N., “De las declaraciones a los hechos: Las primeras operaciones de gestión de<br />

crisis de la Unión Europea”, Revista de Derecho de la Comunidad Europea (RDCE), núm. 15, mayo-agosto<br />

2003, pp. 653-682; MIRALLES, D., “La capacidad de la Unión Europea: análisis de las recientes misiones de<br />

gestión civil y militar de crisis en el marco de la PESD”, Revista General de Derecho IUSTEL, núm. 3, enero<br />

2004; accesible en ).<br />

30 Cfr. Comisión de las Comunidades Europeas, Comunicación de la Comisión sobre la inclusión del respeto de<br />

los principios democráticos y los derechos humanos en los acuerdos entre la comunidad y los terceros países,<br />

Bruselas, 23 de mayo de 1995, Doc. COM (95) 216 final, pp.5-16.<br />

31<br />

En cuanto a la condicionalidad económica es bien conocida –y polémica- pues se ha articulado<br />

fundamentalmente a través de los programas de ajuste económico impuestos por el FMI, derivando en los<br />

controvertidos programas de ajuste estructural cuyos devastadores efectos en las economías de los países en<br />

desarrollo son sobradamente conocidos. De hecho, el propio FMI ha revisado su actuación precedente<br />

formulando en 2002 unas nuevas directrices en materia de condicionalidad (al respecto vid. LÓPEZ<br />

ESCUDERO, M., “Los países en vías de desarrollo ante la globalización financiera: una perspectiva jurídica”,<br />

Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, núm. 7, 2004, pp. 167-201, en esp. pp. 199-<br />

200).<br />

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209<br />

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como negativa, ha marcado la acción exterior de la UE tanto en las relaciones con los Estados<br />

aspirantes a devenir miembros de la misma como con el conjunto de Estados con los que ésta<br />

mantiene relaciones 32 .<br />

g) Las contramedidas frente a las violaciones de los derechos humanos: las “medidas<br />

restrictivas”. En el ámbito de la acción exterior de la UE –y de conformidad, por otra parte,<br />

con las reglas generales del Derecho internacional- cabe el recurso a diferentes medidas de<br />

reacción –englobadas bajo la rúbrica de contramedidas- que discurren desde las medidas<br />

diplomáticas (llamadas a consultas, reducción del personal de la misión, suspensión o ruptura<br />

de relaciones), las medidas de retorsión –acciones de carácter inamistoso pero lícito- o las<br />

represalias en las que la acción se plantea como ilícita si bien encuentra su justificación en<br />

una acción previa también ilícita frente a la que se reacciona. Este abanico de medidas<br />

encuentra además un fundamento en las previsiones del actual art. 301 TCE que posibilita su<br />

adopción sirviéndose de los mecanismos propios del pilar comunitario –las relaciones<br />

económicas exteriores (REL-EX)- 33 .<br />

32 Al respecto vid. BRANDTNER, B., ROSAS, A., “Human Rights and External Relations of the European<br />

Community: An Analysis of Doctrine and Practice”, European Journal of International Law (EJIL); vol. 9,<br />

1998, pp. 460-490; CEBADA ROMERO, A., “La cláusula democracia/derechos humanos como instrumento de<br />

condicionalidad en las relaciones exteriores de la CE”, en La Unión Europea ante el siglo XXI…, cit., pp.87-<br />

105; CREMONA, M., “Human rights and democracy clauses in EC’s Trade Agreements”, en The European<br />

Union and World Trade, (N. Emiliou, D. O’Keefe, eds.), Willey, Londres, 1996, pp. 62-77; FIERRO, E., The<br />

EU’s approach to Human Rights Conditionality in Practice, Martinus Nijhoff, La Haya-Londres-Nueva York,<br />

2003; LIÑÁN NOGUERAS, D.J., “Límites del discurso de la condicionalidad en la acción exterior de la Unión<br />

Europea”, en Acción exterior de la Unión Europea y Comunidad Internacional, (F. Mariño Menéndez, dir.),<br />

Universidad Carlos III-BOE, Madrid, 1998, pp. 413-438; LIÑÁN NOGUERAS, D.J., HINOJOSA MARTÍNEZ;<br />

L.M., “Human Rights Conditionality in the External Trade of the European Union: Legal and Legitimacy<br />

Problems”, The Columbia Journal of European Law, vol. 7, 2001, pp. 307-336; PI, M., “Los derechos humanos<br />

en la acción exterior de la Unión Europea”, en Política Exterior Europea, (E. Barbé, coord..), Ariel, Barcelona,<br />

2000, pp. 83-106; RIEDEL, E., WILL, M., “Human Rights Clauses in External Agreements of the EC”, en The<br />

EU and Human Rights, (Ph. Alston, ed.), Academy of European Law, EUI-Oxford UP, 1999, pp. 723-754;<br />

ROLDÁN BARBERO, J., “Los acuerdos internacionales de la Comunidad Europea: un panorama”, Cursos de<br />

Derecho internacional de Vitoria-Gasteiz 1997, pp. 211 y ss.<br />

33 A las mismas se refiere también la nonata Constitución Europea bajo la rúbrica de medidas restrictivas (cfr.<br />

art. III-322). En general sobre las diferentes medidas acordadas por la CE/UE vid. la señera monografía de<br />

PÉREZ-PRAT DURBÁN, L., Cooperación política y Comunidades Europeas en la aplicación de sanciones<br />

económicas internacionales, Servicio de Publicaciones de la UAM, Madrid, 1991, las contribuciones de<br />

CASTILLO DE LA TORRE, F., “Derecho comunitario, derecho de los tratados y sanciones económicas<br />

(Comentario a la sentencia del TJCE, de 16 de junio de 1998, Racke, C-162/96)”, Revista de Derecho<br />

210<br />

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En todo caso, estas previsiones han sido objeto de una muy prudente aplicación –<br />

habida cuenta de que, como hemos señalado, el componente declarativo tiende a prevalecer en<br />

la acción exterior asociada con los derechos humanos- si bien en ocasiones se pasa de la<br />

retórica a la acción aunque casi siempre en relación con ciertos Estados, denotando con ello el<br />

empleo de un doble rasero rayano en la arbitrariedad 34 . Por otra parte, el examen de estas<br />

manifestaciones también revela las limitaciones de que adolece el mecanismo cuando no<br />

existe una voluntad real por franquear un determinado umbral de intensidad en su aplicación:<br />

así, puede ocurrir que las medidas de condicionalidad se proyecten como un boomerang en<br />

contra de su promotor como revela el último episodio de las relaciones con Belarús, en donde<br />

la deriva autoritaria del Presidente Lukashenko lleva ahora a éste a prescindir de la asistencia<br />

técnica dispensada por la UE en el marco del Programa TACIS –cuando lo usual sería lo<br />

contrario- siendo ahora la UE la que reclama el restablecimiento de la cooperación como<br />

medida de apoyo a la democratización 35 .<br />

Comunitario Europeo (RDCE), núm. 4, 1998, pp. 549-572; FERRER LLORET, J., “El cumplimiento por la<br />

Unión Europea de las sanciones decididas por el Consejo de Seguridad”, RDCE, núm. 8, 2000, pp.453-490; id.,<br />

“La aplicación de medidas de embargo de armas adoptadas por la Unión Europea”, RDCE, núm. 6, 1999, pp.<br />

279-323, así como nuestra aportación “La Cooperación política europea y las reacciones al ilícito internacional.<br />

Una aproximación : El Caso Rushdie", La Ley (supl. Comunidades Europeas), vol. X, 1989, pp. 1-5.<br />

34 Así, limitando nuestras observaciones a la práctica de los últimos meses, estas medidas se concretan en la<br />

Declaración relativa a la Decisión del Consejo 2005/592/PESC por la que se aplica la Posición Común<br />

2004/161/PESC relativa a la prórroga de medidas restrictivas contra Zimbabwe, de 5 de septiembre, con la cual<br />

se insiste en la prosecución de las impuestas a este Estado, destinatario en anteriores ocasiones de medidas<br />

semejantes.<br />

35 Cfr. Declaración sobre las restricciones a la asistencia técnica en favor de Belarús, 30 de agosto de 2005.<br />

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III.<br />

UNA DIMENSIÓN ESPECÍFICA DE LA ACCIÓN EXTERIOR DE LA UE: LA<br />

COOPERACIÓN AL DESARROLLO Y SU RELACIÓN CON LOS<br />

DERECHOS HUMANOS<br />

1.- Desarrollo y derechos humanos<br />

Al abordar esta concreta dimensión podría pensarse en que nos servimos de una<br />

tautología toda vez que abordamos la incidencia de los derechos humanos en una dimensión –<br />

el desarrollo- que es de por sí también un derecho humano, como destacara hace ya muchos<br />

años el Profesor J.A. CARRILLO SALCEDO 36 . De hecho, esta caracterización del derecho<br />

humano al desarrollo está presente en la Declaración sobre el derecho al desarrollo en donde<br />

se afirma, de un lado, que<br />

“El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos<br />

los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el<br />

que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a<br />

ese desarrollo y a disfrutar del él” 37<br />

De otro que<br />

“1. La persona humana es el sujeto central del desarrollo y debe ser el participante activo y el beneficiario<br />

del derecho al desarrollo.<br />

2. Todos los seres humanos tienen, individual y colectivamente, la responsabilidad del desarrollo,<br />

teniendo en cuenta la necesidad del pleno respeto de sus derechos humanos y libertades fundamentales,<br />

así como sus deberes para con la comunidad, único ámbito en que se puede asegurar la libre y plena<br />

36 Cfr. CARRILLO SALCEDO J.A., «El derecho al desarrollo como derecho de la persona humana”, REDI, vol.<br />

XXIV, 1972, pp. 119-125. Más recientemente, sobre el valor del derecho al desarrollo como derecho humano<br />

vid. el profuso análisis de GÓMEZ ISA, F., El derecho al desarrollo como derecho humano en el ámbito<br />

jurídico internacional, Universidad de Deusto, Bilbao, 1999, así como las consideraciones formuladas a la luz de<br />

los más actuales desarrollos (Declaración del Milenio, Informe del Grupo de Alto Nivel (2004), etc.) contenidas<br />

en KERDOUN, A., “Le droit au développement en tant que droit de l’homme: Portée et limites”, Revue<br />

Québecoise de Droit International, vol. 17, 2004, pp. 73-96.<br />

37 Art. 1.1, Declaración sobre el derecho al desarrollo adoptada por la Asamblea General de las NU en su<br />

resolución 41/128, de 4 de diciembre de 1986; texto accesible en <<br />

http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/74_sp.htm >.<br />

212<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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realización del ser humano, y, por consiguiente, deben promover y proteger un orden político, social y<br />

económico apropiado para el desarrollo”. 38<br />

Asimismo, se ha reiterado en sucesivos textos internacionales y está presente en la<br />

Declaración del Milenio en la que los Estados miembros de Naciones Unidas afirman que:<br />

“No escatimaremos esfuerzo alguno por promover la democracia y fortalecer el imperio del derecho y el<br />

respeto de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales internacionalmente reconocidos,<br />

incluido el derecho al desarrollo.” 39<br />

Por otra parte, la conexión entre derechos humanos y cooperación al desarrollo<br />

constituye un lugar común. De hecho a partir de los años 90 el Consejo de Ayuda al<br />

Desarrollo (CAD) ha planteado un modelo de desarrollo en el cual se configuran una serie de<br />

áreas prioritarias dentro de las cuales se encuentra la relativa a la promoción y respeto de los<br />

derechos humanos 40 . Desde la perspectiva de la Unión Europea la conexión entre la política<br />

de cooperación al desarrollo y la protección de los derechos humanos es explícita en el texto<br />

actualmente vigente del Tratado constitutivo de la Comunidad Europea, al establecerse en el<br />

marco de la cooperación al desarrollo que:<br />

“La política de la Comunidad en este ámbito contribuirá al objetivo general de desarrollo y consolidación<br />

de la democracia y del Estado de Derecho, así como al objetivo de respeto de los derechos humanos y de<br />

las libertades fundamentales.” 41<br />

Por otra parte, el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas ha tenido ocasión<br />

de destacar que<br />

38 Art. 2, Ibid.<br />

39 Declaración del Milenio, Doc. NU, A/RES/55/2*, 13 de septiembre de 2000, p. 7, parr. 24.<br />

40 Las otras son la erradicación de la pobreza, la democracia y la gobernabilidad. Al respecto, vid. FORCADA<br />

BARONA, I., El condicionamiento político y económico de la ayuda oficial al desarrollo. Un estudio a la luz<br />

del Derecho internacional, Tirant lo Blanch, Valencia, 1996.<br />

41 Art. 177.2 TCE. Con un tenor prácticamente semejante, en relación con la cooperación financiera, económica<br />

y técnica con terceros países –que alude en buena medida a fórmulas de cooperación próximas a la cooperación<br />

al desarrollo- establece que “La política de la Comunidad en este ámbito contribuirá al objetivo general del<br />

desarrollo y la consolidación de la democracia y del Estado de Derecho, así como al objetivo del respeto de los<br />

derechos humanos y de las libertades fundamentales.” (art. 181 A.1 in fine TCE. En relación con esta cuestión<br />

vid. MOREIRO GONZÁLEZ, C.J., “La cooperación económica, financiera y técnica con Terceros Países”,<br />

Boletín Europeo de la Universidad de La Rioja (BEUR), núm. 7-8, 2001, pp. 41-44).<br />

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“Al enunciar que "la política de la Comunidad [...] contribuirá al objetivo general de desarrollo y<br />

consolidación de la democracia y del Estado de derecho, así como al objetivo de respeto de los derechos<br />

humanos y de las libertades fundamentales", el apartado 2 del artículo 130 U del Tratado prevé que la<br />

Comunidad debe tener en cuenta el objetivo del respeto de los derechos humanos cuando adopta medidas<br />

en el ámbito de la cooperación al desarrollo. (…)<br />

Por otra parte, …, varias declaraciones y documentos de los Estados miembros y de las Instituciones<br />

comunitarias, ya elaborados antes de la entrada en vigor del Tratado de la Unión Europea y, por<br />

consiguiente, del Título XVII del Tratado CE, han destacado la importancia de los derechos humanos en<br />

el marco de la cooperación al desarrollo.” 42<br />

En todo caso, esta conexión se pormenoriza en la Declaración del Consejo y de la<br />

Comisión sobre la política de desarrollo de 20 de noviembre de 2000, en donde se afirma la<br />

voluntad de afianzar la solidaridad de la Comunidad con los países en desarrollo, en el marco<br />

de una asociación basada en el respeto de los derechos humanos, los principios democráticos,<br />

el Estado de derecho y la buena gestión de los asuntos públicos, y en la cual se afirma la<br />

intención de integrar en todos los aspectos de la cooperación al desarrollo como temas<br />

principales, entre otros, los derechos humanos, la igualdad entre hombres y mujeres , o los<br />

derechos del niño 43 .<br />

Desde entonces el nexo entre el objetivo del desarrollo y la protección de los derechos<br />

humanos se ha reiterado por parte de la UE. En este sentido, resulta aleccionador el reciente<br />

documento “El consenso europeo” en el cual, la UE asumiendo los objetivos de desarrollo<br />

promovidos en el ámbito global –en concreto los objetivos de desarrollo del Milenio- la<br />

Comisión sostiene que el objetivo central de la erradicación de la pobreza ha de basarse en<br />

42 Sentencia TJCE de 3 de diciembre de 1996, Portugal / Consejo (as. C-268/94), Rec. 1996, p. I-6177, párrs. 24-<br />

25. En la misma decisión el TJCE además admitía la validez de la inserción de la cláusula democrática al señalar<br />

que : “En lo que respecta más concretamente a la alegación del Gobierno portugués según la cual la calificación<br />

del respeto de los derechos humanos como elemento esencial de la cooperación supondría medios de acción<br />

determinados, debe señalarse, en primer lugar, que la adaptación de la política de cooperación al respeto de los<br />

derechos humanos implica necesariamente el establecimiento de cierta relación de subordinación entre ellos. A<br />

este respecto, procede indicar que una disposición como el apartado 1 del artículo 1 del Acuerdo puede ser, en<br />

particular, un factor importante para ejercer el derecho a obtener, en virtud del Derecho internacional, la<br />

suspensión o la finalización de un Acuerdo de cooperación al desarrollo, cuando el país tercero no ha respetado<br />

los derechos humanos.” (id. loc. cit., párrs. 26-27)<br />

43 Declaración del Consejo y la Comisión, de 20 de noviembre de 2000, relativa a la política comunitaria de<br />

desarrollo, sobre la base de la Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo - Política de<br />

desarrollo de la Comunidad Europea - de 26 de abril de 2000. Síntesis accesible en <<br />

http://europa.eu.int/comm/development/index_en.htm>.<br />

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“los esfuerzos complementarios de la promoción de la buena gobernanza y el respeto de los<br />

derechos humanos, los cuales forman parte integral del desarrollo a largo plazo” 44 . Desde esta<br />

perspectiva, además, los derechos humanos evocan no sólo su caracterización tradicional y<br />

eurocéntrica asociada con las libertades formales sino –de acuerdo con la dicotomía aronianalas<br />

libertades reales e incluso derechos de tercera generación; en este sentido, en el ya citado<br />

“consenso europeo” se sostiene una comprensión de los derechos humanos en la que al lado<br />

de los derechos civiles y políticos se incluyen los derechos económicos, sociales y culturales,<br />

los derechos del niño, la igualdad entre hombre y mujer, los derechos sexuales y<br />

reproductivos, los de las minorías y los pueblos indígenas, así como la cohesión y el bienestar<br />

social –incluida la promoción de un trabajo digno- y el respeto de los derechos fundamentales<br />

de los migrantes, refugiados y personas desplazadas 45 .<br />

2.- La concreción de la relación entre cooperación al desarrollo y el respeto de los<br />

derechos humanos: Análisis de sus manifestaciones (recientes) más<br />

representativas.<br />

El examen de la relación entre la cooperación al desarrollo y el respeto de los derechos<br />

humanos se traduce en una diversidad de exponentes que han ido conformándose<br />

trabajosamente a lo largo del tiempo, como revela particularmente la evolución en la relación<br />

con los países ACP experimentada en el marco del Convenio de Lomé IV, precedente del<br />

actual Convenio de Cotonú. Dados los límites impuestos al presente trabajo eludiremos un<br />

44 Commission of the European Communities, Communication from the Commission to the Council, the<br />

European Parliament, The European Economic and Social Committee and the Committee of the Regions.<br />

Proposal for a Joint Declaration by the Council, the European Parliament and the Commission on the European<br />

Union Development Policy “The European consensus”, Doc. COM (2005) 311 final, 13 de julio de 2005, pto.<br />

1.4, p. 7 (la traducción es nuestra); accesible en<br />

. Repárese en el dato de que la buena gobernanza, a juicio de la Comisión, supone de por sí “la capacidad<br />

para asegurar el respeto de los derechos y libertades de los ciudadanos” (ibid), por lo que viene a confortar la<br />

idea de la protección de los derechos humanos, al menos en su dimensión política<br />

45 Ibid. Las referencias a R. ARON se refieren, obviamente, a la dicotomía analizada en su Ensayo sobre las<br />

libertades, (trad. R. Ciudad Andreu), 5ª ed., Alianza Editorial, Madrid, 1990.<br />

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tratamiento exhaustivo de la consolidación de estos desarrollos para ceñirnos al examen de los<br />

exponentes más recientes producidos en este contexto.<br />

A) La revisión del Acuerdo de Cotonú de 25 de junio de 2005.<br />

En el nuevo marco que plantea el Acuerdo de asociación entre los Estados de África,<br />

del Caribe y del Pacífico, por una parte, y la Comunidad Europea y sus Estados miembros,<br />

por otra parte, firmado en Cotonú el 23 de junio de 2000 (Acuerdo de Cotonú) y revisado el<br />

25 de junio de 2005 46 se contienen un conjunto de disposiciones de interés para analizar el<br />

enfoque de la UE a la hora de integrar el objetivo de la protección de los derechos humanos<br />

con la prosecución de una política de cooperación al desarrollo. El punto de partida es el art. 9<br />

–cuya formulación permanece inalterada en el texto revisado- en el que se establecen los<br />

“elementos esenciales” y el “elemento fundamental” del acuerdo y donde se dispone lo<br />

siguiente:<br />

1. La cooperación irá encaminada a conseguir un desarrollo sostenible centrado<br />

en el ser humano, principal protagonista y beneficiario del desarrollo, y postula el<br />

respeto y la defensa del conjunto de los derechos humanos.<br />

El respeto del conjunto de los derechos humanos y de las libertades<br />

fundamentales, incluido el respeto de los derechos sociales fundamentales, la<br />

democracia basada en el Estado de derecho y una gestión transparente y responsable<br />

de los asuntos públicos forman parte integrante del desarrollo sostenible.<br />

46 El carácter de nuevo marco es tanto más ajustado a la realidad toda vez que a diferencia de los procedentes<br />

Convenios de Lomé I-IV, el Convenio de Cotonú se concibe como un instrumento precisado de un desarrollo<br />

ulterior a través de diferentes acuerdos comerciales y de cooperación técnica en curso de negociación con<br />

diferentes áreas subregionales. Al respecto, vid. MARÍN EGOSCOZÁBAL, A., “El futuro de las relaciones entre<br />

la Unión Europea y África subsahariana: Cotonú y los acuerdos de asociación económica”, Real Instituto Elcano<br />

de Estudios Internacionales y Estratégicos (RIEEIE), Documentos de Trabajo, 31 de enero de 2005; texto<br />

accesible en < http://www.realinstitutoelcano.org/documentos/170.asp>.<br />

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2. Las Partes se remiten a sus obligaciones y a sus compromisos<br />

internacionales en lo referente al respeto de los derechos humanos. Reiteran su<br />

profundo compromiso en pro de la dignidad humana y de los derechos humanos, que<br />

constituyen aspiraciones legítimas de los individuos y los pueblos. Los derechos<br />

humanos son universales, indivisibles e interdependientes. Las Partes se comprometen<br />

a promover y proteger todas las libertades fundamentales y todos los derechos<br />

humanos, ya se trate de derechos civiles y políticos o económicos, sociales y<br />

culturales. En este contexto las Partes reafirman la igualdad entre hombres y mujeres.<br />

Las Partes reafirman que la democratización, el desarrollo y la protección de<br />

las libertades fundamentales y derechos humanos son interdependientes y se refuerzan<br />

mutuamente. Los principios democráticos son principios universalmente reconocidos<br />

en los que se basa la organización del Estado para garantizar la legitimidad de su<br />

autoridad, la legalidad de sus acciones que se refleja en su sistema constitucional,<br />

legislativo y reglamentario y la existencia de mecanismos de participación. Sobre la<br />

base de principios universalmente reconocidos, cada país desarrolla su cultura<br />

democrática.<br />

El Estado de derecho inspira la estructura del Estado y las competencias de los<br />

distintos poderes, e implicará en particular la existencia de medios efectivos y<br />

accesibles de recurso legal, un sistema judicial independiente que garantice la igualdad<br />

ante la ley y un ejecutivo que se someta plenamente a la legalidad.<br />

El respeto de los derechos humanos, de los principios democráticos y del Estado de<br />

derecho, en que se fundamenta la asociación ACP-UE, inspirará las políticas internas e<br />

internacionales de las Partes y constituirá un elemento esencial del presente Acuerdo.<br />

3. En el marco de un entorno político e institucional respetuoso de los derechos<br />

huma nos, de los principios democráticos y del Estado de derecho, la buena gestión de<br />

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los asuntos públicos se define como la gestión transparente y responsable de los<br />

recursos humanos, naturales, económicos y financieros para conseguir un desarrollo<br />

equitativo y duradero. Implica procedimientos de toma de decisión claros por parte de<br />

las autoridades públicas, unas instituciones transparentes y responsables, la primacía<br />

del derecho en la gestión y la distribución de los recursos, y el refuerzo de las<br />

capacidades de elaboración y aplicación de medidas destinadas en particular a prevenir<br />

y luchar contra la corrupción.<br />

La buena gestión de los asuntos públicos, que fundamenta la asociación ACP-UE, inspirará<br />

las políticas internas e internacionales de las Partes y constituye un elemento fundamental<br />

del presente Acuerdo. Las Partes convienen en que solamente los graves casos de<br />

corrupción activa y pasiva, tal como se definen en el artículo 97, constituyen una violación<br />

de este elemento.<br />

4. La asociación apoyará activamente la defensa de los derechos humanos, los<br />

procesos de democratización, la consolidación del Estado de Derecho y la buena<br />

gestión de los asuntos públicos.<br />

Estos ámbitos constituirán un elemento importante del diálogo político. En el marco de<br />

este diálogo, las Partes prestarán una importancia particular a la evolución de la situación y<br />

al carácter continuo de los progresos efectuados. Esta evaluación periódica tendrá en<br />

cuenta la situación económica, social, cultural e histórica de cada país.<br />

Estos ámbitos serán objeto de una atención especial en el apoyo a las estrategias de<br />

desarrollo. La Comunidad prestará su apoyo a las reformas políticas, institucionales y<br />

jurídicas, y al refuerzo de las capacidades de los protagonistas públicos, privados y de la<br />

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sociedad civil, en el marco de las estrategias que se deciden de común acuerdo entre el<br />

Estado en cuestión y la Comunidad 47 .<br />

Semejante disposición ha sido saludada en su día como un claro exponente del afán<br />

omnipresente en la acción exterior de la UE por conciliar “flexibilidad y realismo” 48 . Ahora<br />

bien, desde una perspectiva jurídica el examen preciso de los compromisos establecidos en<br />

ella se enfrenta a indudables dificultades, dado que sin perjuicio del carácter reiterativo de las<br />

imprecaciones al respeto de los derechos humanos, su propia formulación resulta vaga al<br />

remitirse el texto a las obligaciones y a los compromisos internacionales de los Estados partes<br />

sobre respeto de los derechos humanos, cuyo disímil alcance para éstos es consustancial al<br />

relativismo propio de los instrumentos internacionales en que aquéllos se encuentran<br />

garantizados; relativismo que enfatiza la propia disposición al imponer la necesidad de<br />

evaluar el respeto de tales exigencias a la luz de “la situación económica, social, cultural e<br />

histórica de cada país”. Por otro lado, tampoco contribuye a esclarecer el contenido de los<br />

compromisos establecidos la conexión que se postula entre los derechos humanos y el<br />

concepto difuso y jurídicamente indeterminado de la buena gobernanza, en el cual aparecen<br />

presentes heterogéneos términos y conceptos 49 .<br />

En todo caso, con miras a garantizar el respeto de estas exigencias, el Convenio<br />

introduce una serie de mecanismos: el primero de ellos es el diálogo político al cual se<br />

47 Art. 9. El acuerdo de revisión del Acuerdo de Cotonú firmado el 25 de junio de 2005 introduce modificaciones<br />

en el título de este artículo para clarificar su alcance y contenido disponiendo en lo sucesivo “Elementos<br />

esenciales en materia de derechos humanos, principios democráticos y el Estado de Derecho y elemento<br />

fundamental en materia de buena gobernanza” (DO L, núm. 209, 11 de agosto de 2005, p. 37).<br />

48 FEUER, G., “Un nouveau paradigme pour les relations entre l’Union Européenne et les Etats ACP. L’Accord<br />

de Cotonou du 23 juin 2000”, Revue Générale de Droit International Public (RGDIP), t. 106, 2002, p. 282.<br />

49 HILPOLD, P., “EU Development Cooperation at a Crossroads: The Cotonu Agreement of 23 June 2000 and<br />

the Principle of Good Governance”, European Foreign affairs Review, vol. 7, 2002, pp. 53-72, en p. 70. Es<br />

cierto, no obstante, que pese a su estrecha relación el respeto de los derechos humanos y la buena gobernanza se<br />

identifican respectivamente con el elemento esencial y el elemento fundamental del acuerdo, con implicaciones<br />

diversas en uno y otro caso (Cfr. ZAPATER DUQUE, E., “El Acuerdo de asociación de Cotonú entre los países<br />

ACEP-UE: Comentario a la Decisión del Consejo 2003/159/CE”, Revista General de Derecho IUSTEL, núm. 1,<br />

mayo 2003; accesible en ).<br />

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confiere un especial papel en materia de derechos humanos 50 y al que se asigna una finalidad<br />

preventiva toda vez que se afirma que el “diálogo tendrá también el objetivo evitar las<br />

situaciones en las que una Parte pudiera juzgar necesario recurrir a los procedimientos de<br />

consulta contemplados en los artículos 96 y 97” 51 . De hecho, la consideración de este<br />

mecanismo como el cauce más idóneo para enfrentar las cuestiones relativas al respeto de los<br />

derechos humanos se enfatiza en la reciente revisión del texto del Acuerdo de Cotonú al<br />

imponer como first resort el empleo de los mecanismos del diálogo político postergando las<br />

soluciones más traumáticas arbitradas en otras disposiciones del acuerdo, al disponer:<br />

“Cuando proceda, y con objeto de evitar situaciones en las que una Parte pueda considerar necesario<br />

recurrir al procedimiento de consulta establecido en el artículo 96, el diálogo que verse sobre los<br />

elementos esenciales deberá ser sistemático y se deberá oficializar de conformidad con las disposiciones<br />

establecidas en el anexo VII” 52<br />

Ello en la práctica supone la necesidad de establecer un diálogo formal, estructurado y<br />

constante con cada uno de los Estados en los que se planteen cuestiones relativas al respeto de<br />

los derechos humanos, elaborando y acordando en su caso patrones para lograr objetivos en la<br />

materia, “mediante el establecimiento de metas intermedias y plazos de cumplimiento” 53 .<br />

En un segundo momento, fracasado el diálogo político, se contempla la apertura de un<br />

procedimiento de consultas en los supuestos en los que se considere la existencia de la<br />

violación de alguna obligación vinculada con el respeto de los derechos humanos, los<br />

principios democráticos y el Estado de Derecho. En este procedimiento, la Parte denunciante:<br />

50 Tanto el citado art. 9.4 como el art. 8.4 insisten en ello. Al respecto, este último señala que: “El diálogo se<br />

concentrará, entre otros aspectos, en temas políticos específicos que presenten un interés común o general en<br />

relación con los objetivos enunciados en el Acuerdo, en particular, en ámbitos como el comercio de armamento,<br />

gastos militares excesivos, la droga y la delincuencia organizada, o la discriminación étnica, religiosa o racial.<br />

Incluye también una evaluación periódica de la situación relativa al respeto de los derechos humanos, los<br />

principios democráticos, el Estado de derecho y la buena gestión de los asuntos públicos”.<br />

51 Art. 8.2, Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm. 209, 11 de agosto<br />

de 2005, p. 37. Sobre el art. 96 vid infra; en cambio las referencias al art. 97 relativas a medidas anticorrupción<br />

no son pertinentes en el marco de este estudio.<br />

52 Art. 8.6a, Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm. 209, 11 de agosto<br />

de 2005, p. 37.<br />

53 Cfr. Anexo VII, art. 2.2, en Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm.<br />

209, 11 de agosto de 2005, p. 52.<br />

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“proporcionará a la otra Parte y al Consejo de Ministros … los elementos de información pertinentes que<br />

sean necesarios para efectuar un examen minucioso de la situación con el fin de buscar una solución<br />

aceptable para las Partes. A tal efecto, invitará a la otra Parte a celebrar consultas centradas<br />

principalmente en las medidas adoptadas o que vaya a adoptar la Parte interesada con el fin de remediar la<br />

situación…” 54<br />

Finalmente, en un enfoque progresivo –gradualismo reforzado por la reciente revisión<br />

del Acuerdo de Cotonú 55 - el fracaso del diálogo político y de las consultas abre la vía para el<br />

recurso a medidas sancionatorias –contramedidas o sanciones- “adoptadas de conformidad<br />

con el derecho internacional y proporcionales a la violación” y cuyo proceso de aplicación<br />

responderá también a una idea de gradualismo al imponer la necesidad de dar “prioridad a las<br />

medidas que menos perturben la aplicación” del Acuerdo y concibiendo su “suspensión”<br />

como el “último recurso” 56 .<br />

B) El Sistema de preferencias generalizadas establecido por el Reglamento (CE)<br />

núm. 980/2005 del Consejo, de 27 de junio de 2005<br />

Otra herramienta de indudable importancia para favorecer a los Países en vías de<br />

desarrollo es el Sistema de Preferencias Arancelarias Generalizadas (SPG). En efecto, pese a<br />

constituir en puridad un instrumento de la Política Comercial Común (PCC) regulada en los<br />

54 Art. 96.2.a), Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm. 209, 11 de<br />

agosto de 2005, p. 40. Adviértase que el Consejo de Ministros mencionado no es el Consejo de la Unión Europea<br />

sino el Consejo de composición paritaria establecido en el marco del Acuerdo de Asociación e integrado por los<br />

Ministros responsables de la Estados miembros de la UE y de los Estados ACP, así como por miembros de la<br />

Comisión (cfr. art. 15, Acuerdo de Cotonú de 23 de junio de 2000).<br />

55 La insistencia en la aproximación gradual y en el agotamiento de las vías de diálogo se refuerza con la<br />

introducción del compromiso precitado de “agotar todas las posibles opciones de diálogo al amparo del artículo<br />

8, excepto en los casos de urgencia especial, antes de comenzar las consultas” previstas en el art. 96, por el<br />

hecho de ampliar significativamente los plazos para desarrollar el procedimiento de consultas establecido en el<br />

art. 96.2.a), que pasa de los 60 a los 120 días, así como por las pormenorizadas exigencias que en el mecanismo<br />

de consulta introduce el at. 3 del Anexo VII (Cfr. Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de<br />

2005, DO L, núm. 209, 11 de agosto de 2005, pp. 40 y 52-53).<br />

56 Art. 96.2.c) Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm. 209, 11 de<br />

agosto de 2005, p. 40. Se exceptúan los casos de “urgencia especial” en los cuales no sería necesario agotar todas<br />

las vías precedentes, recurriendo inmediatamente a la adopción de las contramedidas oportunas, aunque siempre<br />

ajustadas a los límites descritos (Cfr. art. 96.2.a) Acuerdo de Cotonú revisado por el Acuerdo de 25 de junio de<br />

2005, DO L, núm. 209, 11 de agosto de 2005, p. 40).<br />

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arts. 131-134 TCE, el SPG constituye un mecanismo en virtud del cual se otorga, sin<br />

exigencia de reciprocidad, una exención arancelaria total (arancel cero) o una reducción de los<br />

tipos arancelarios a los productos procedentes de los países en vías de desarrollo con objeto<br />

de estimular su capacidad exportadora, razón por la cual este instrumento comercial plantea<br />

estrechas conexiones con la política de cooperación al desarrollo (PCD) 57 . En razón de estas<br />

afinidades no debe de extrañar que en su evolución el SPG haya ido incorporando<br />

orientaciones vinculadas con la promoción de los derechos humanos inherente a la PCD. Así,<br />

a partir de 1998 la UE introdujo un mecanismo de “condicionalidad social” –reforzado a<br />

partir del año 2001- y en virtud del cual se introducía un régimen especial de estímulo a la<br />

protección de determinados derechos laborales y se sancionaba la infracción de determinados<br />

derechos sociales fundamentales (la práctica de la esclavitud o del trabajo forzoso) o la<br />

violación grave y sistemática de los derechos laborales básicos reconocidos en la Declaración<br />

de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales del trabajo 58 , aunque su eficacia<br />

se ha revelado reducida 59 .<br />

Esta evolución se consolida finalmente con el Reglamento (CE) n° 980/2005 del Consejo,<br />

de 27 de junio de 2005 60 –en vigor desde el 1 de julio de 2005- en el cual se ha introducido un<br />

mecanismo en el cual se confiere ya un indudable relieve al respeto de los derechos humanos<br />

al establecer un régimen especial de estímulo del desarrollo sostenible y la gobernanza<br />

(denominado SPG + en el argot comunitario) articulado en torno a una serie de obligaciones a<br />

57 LÓPEZ-JURADO, C., “El nuevo Sistema de Preferencias Arancelarias Generalizadas comunitario a la luz de<br />

los Informes de la Organización Mundial de Comercio”, Revista de Derecho Comunitario Europeo (RDCE),<br />

núm. 21, (mayo-agosto), 2005, pp. 447-484, en p. 449.<br />

58 Se trata de la libertad de asociación y la libertad sindical, el reconocimiento efectivo del derecho de<br />

negociación colectiva, la eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio, la abolición efectiva<br />

del trabajo infantil y la eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación (Cfr. Declaración de<br />

la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento, adoptada por la<br />

Conferencia Internacional del Trabajo en 1998; texto accesible en <<br />

http://www.ilo.org/dyn/declaris/DECLARATIONWEB.static_jump?Var_Language=SP&var_pagename=DECL<br />

ARATIONTEXT >).<br />

59 HINOJOSA MARTÍNEZ, L.M., “La política comercial de la Unión Europea como instrumento para la<br />

globalización de la economía de mercado”, Revista de Derecho de la Unión Europea, núm. 2, 1er semestre 2002,<br />

pp. 259-266, en p. 264.<br />

60 Reglamento (CE) n° 980/2005 del Consejo, de 27 de junio de 2005, relativo a la aplicación de un sistema de<br />

preferencias arancelarias generalizadas, DO L 169 de 30 de junio de 2005, pp.1-43.<br />

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asumir por el Estado que aspire a beneficiarse de este régimen y que se concretan en la<br />

necesaria conclusión y aplicación de ciertos tratados internacionales en materia de derechos<br />

humanos. En concreto, el régimen prevé la suspensión de los derechos ad valorem del arancel<br />

aduanero común para todos los productos que relaciona en el anexo II originarios de esos<br />

Estados, siempre y cuando dicho Estado:<br />

a) haya ratificado y aplicado efectivamente los convenios indicados en la parte A del<br />

anexo III 61 , y<br />

b) hayan ratificado y aplicado efectivamente, como mínimo, siete de los convenios<br />

indicados en la parte B del anexo III 62 , y<br />

61 En concreto, allí se contemplan los siguientes convenios de la ONU y la OIT referentes a los derechos<br />

humanos y de los trabajadores:<br />

1. Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos<br />

2. Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales<br />

3. Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial<br />

4. Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer<br />

5. Convenio para la prevención de la tortura y de las penas o tratos inhumanos o degradantes<br />

6. Convención sobre los Derechos del Niño<br />

7. Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio<br />

8. Convenio relativo a la edad mínima de admisión al empleo (No 138)<br />

9. Convenio relativo a la prohibición de las peores formas de trabajo infantil y la acción inmediata para su<br />

eliminación (No 182)<br />

10. Convenio sobre la abolición del trabajo forzoso (No 105)<br />

11. Convenio relativo al trabajo forzoso u obligatorio (No 29)<br />

12. Convenio relativo a la igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra<br />

femenina por un trabajo de igual valor (No 100)<br />

13. Convenio relativo a la discriminación en materia de empleo y ocupación (No 111)<br />

14. Convenio sobre la libertad sindical y la protección del derecho de sindicación (No 87)<br />

15. Convenio relativo a la aplicación de los principios del derecho de sindicación y de negociación colectiva (No<br />

98)<br />

16. Convención Internacional sobre la Represión y el Castigo del Crimen de Apartheid<br />

62 Allí se contemplan una serie de Convenios referentes al medio ambiente y los principios de gobernanza, y en<br />

concreto los siguientes:<br />

17. Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono<br />

18. Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de los desechos peligrosos y su<br />

eliminación<br />

19. Convenio de Estocolmo sobre contaminantes orgánicos persistentes<br />

20. Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres<br />

21. Convenio sobre la Diversidad Biológica<br />

22. Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología<br />

23. Protocolo de Kioto de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático<br />

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223<br />

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c) se comprometan a ratificar y aplicar efectivamente, a más tardar el 31 de diciembre de<br />

2008, los convenios indicados en la parte B del anexo III que aún no hayan ratificado y<br />

aplicado efectivamente, y<br />

d) se comprometan a mantener la ratificación de los convenios y sus disposiciones de<br />

aplicación y acepten la supervisión y revisión periódicas de su aplicación de conformidad con<br />

tales disposiciones, y<br />

e) se consideren países vulnerables de conformidad con el apartado 2 63 .<br />

El cumplimiento de estas condiciones puede ser flexibilizado en ciertas circunstancias 64 ,<br />

no obstante, en todo caso el disfrute de las ventajas inherentes a la participación en el sistema<br />

24. Convención única de las Naciones Unidas sobre estupefacientes (1961)<br />

25. Convenio de las Naciones Unidas sobre sustancias psicotrópicas (1971)<br />

26. Convención de las Naciones Unidas contra el tráfico ilícito de estupefacientes y sustancias psicotrópicas<br />

(1988)<br />

27. Convención de México de las Naciones Unidas contra la corrupción<br />

63 De conformidad con el Reglamento se consideran países vulnerables aquellos que: “a) no estén clasificados<br />

por el Banco Mundial como países con ingresos elevados durante tres años consecutivos y cuyas cinco<br />

principales secciones de sus exportaciones a la Comunidad acogidas al SPG representen más del 75 % del valor<br />

del total de sus exportaciones acogidas al SPG, y b) cuyas exportaciones a la Comunidad acogidas al SPG<br />

representen menos del 1 % del valor del total de las exportaciones a la Comunidad acogidas al SPG” (art. 9.3,<br />

Reglamento 980/2005). El artículo concluye advirtiendo que “los datos que se utilicen para establecer la media<br />

de tres años consecutivos serán los disponibles a 1 de septiembre de 2004”.<br />

64 En concreto, el art. 9.2 del Reglamento 980/2005 prevé la posibilidad de conceder el régimen especial de<br />

estímulo del desarrollo y la gobernanza “a los países que no hayan ratificado ni apliquen efectivamente, como<br />

máximo, dos de los dieciséis convenios indicados en la parte A del anexo III, siempre que: a) el país de que se<br />

trate haya contraído un compromiso formal de que firmará, ratificará y aplicará cualquiera de los Convenios<br />

pendientes, si es que no hay incompatibilidad con su constitución, a más tardar el 31 de octubre de 2005, y b) en<br />

caso de incompatibilidad con su constitución, el país de que se trate haya contraído el compromiso formal de<br />

firmar y ratificar cualquiera de los Convenios pendientes, a más tardar el 31 de diciembre de 2006. Antes de<br />

finalizar el año 2006, la Comisión informará al Consejo sobre si el país de que se trata ha cumplido los<br />

compromisos antes mencionados. La concesión del régimen especial de estímulo del desarrollo sostenible y la<br />

gobernanza a dicho país más allá del 1 de enero de 2007 estará supeditada a la decisión del Consejo. Cuando sea<br />

conveniente y sobre la base del informe mencionado, la Comisión propondrá al Consejo tal prórroga”. Por otra<br />

parte, el régimen también puede ser excluido de raíz en relación con Estados responsables de violaciones<br />

sistemáticas de los derechos humanos, tal como ocurre con Myanmar (antigua Birmania), en relación con la cual<br />

el Reglamento 980/2005, prevé mantener la retirada temporal de todas las preferencias arancelarias a las<br />

importaciones de productos originarios de ese país (Pto. 19, Preámbulo). De hecho, de la penosa trayectoria de<br />

este Estado en materia de respeto de los derechos humanos da prueba el excepcional procedimiento<br />

sancionatorio articulado en el seno de la OIT respecto de este Estado por vulneración de los derechos sociales.<br />

Sobre el particular, vid. BONET PÉREZ, J., « Relaciones económicas y aplicación forzosa del Derecho<br />

internacional público: algunas consideraciones a propósito de la práctica de la Organización Internacional del<br />

Trabajo (OIT)”, Revista Española de Derecho Internacional (REDI), vol. LV, 2003, pp. 673-716, en esp. pp.<br />

690-698.<br />

224<br />

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se subordina a la evaluación de las solicitudes por parte de la Comisión de las Comunidades<br />

Europeas. En concreto, se prevé la necesidad de que los Estados candidatos faciliten<br />

“información exhaustiva sobre la ratificación de los convenios indicados en el anexo III, las<br />

disposiciones de aplicación efectiva de los convenios y su compromiso de aceptar y cumplir<br />

plenamente el mecanismo de supervisión y revisión previsto en los convenios e instrumentos<br />

pertinentes” 65 . Empero, la decisión de la Comisión se adoptará a la luz no sólo de las<br />

informaciones y compromisos planteados por el Estado candidato sino teniendo en cuenta “las<br />

conclusiones de las organizaciones y agencias internacionales competentes” 66 pudiendo<br />

además “hacer al país solicitante tantas preguntas como considere oportuno y comprobar la<br />

información recibida junto con el país solicitante o con cualquier otra fuente pertinente” 67 .<br />

Por otro lado, una vez acordado el régimen de preferencias generalizadas éste puede ser<br />

objeto de suspensión cuando se tenga constancia de “la violación grave y sistemática de los<br />

principios establecidos en los convenios enumerados en la parte A del anexo III, sobre la base<br />

de las conclusiones de los órganos de supervisión pertinentes” o cuando<br />

“la legislación nacional de dicho país deje de incorporar aquellos convenios a que se refiere el anexo III<br />

que han sido ratificados en cumplimiento de los requisitos previstos en los apartados 1 y 2 del artículo 9,<br />

o no se aplique de manera efectiva” 68 .<br />

65 Art. 10.2, Reglamento 980/2005.<br />

66 Se prevé en suma la posibilidad de extraer información de los mecanismos de control establecidos en aquellos<br />

Convenios o existentes en las organizaciones internacionales de referencia; en concreto, los informes periódicos<br />

examinados por el Comité de Derechos Humanos, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el<br />

Comité de Derechos del Niño, etc. Sobre el particular vid. VILLÁN DURÁN, C., Curso de Derecho<br />

internacional de los derechos humanos, Madrid, Trotta, 2002, así como OCHOA RUIZ, N., Los mecanismos<br />

convencionales de protección de los derechos humanos en las Naciones Unidas, Madrid, Cívitas, 2004.<br />

67 Art. 11.1, Ibid.<br />

68 Art. 16.1.a) y 2, Ibid. Las medidas de suspensión requieren no obstante la previa apertura de una investigación<br />

en la cual la Comisión “recabará toda la información que considere necesaria, incluidas las evaluaciones, los<br />

comentarios, las decisiones, las recomendaciones y las conclusiones disponibles de los órganos de control<br />

pertinentes de las Naciones Unidas, la OIT y las demás organizaciones internacionales competentes, que servirán<br />

de base para averiguar si la retirada temporal está justificada”. En esta tarea, la Comisión “podrá comprobar la<br />

información recibida junto con los agentes económicos y el país beneficiario afectado” (art. 19.3, Ibid.).<br />

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C) El proyecto de estrategia de la UE para África de 12 de octubre de 2005.<br />

Otro hito en el que puede advertirse la vinculación entre la promoción de los derechos<br />

humanos y la cooperación al desarrollo es el reciente proyecto de Estrategia para África<br />

propuesta por la Comisión 69 . El planteamiento de este documento, que acude al encuentro de<br />

las necesidades crecientes planteadas por el conjunto del continente africano 70 , se concreta en<br />

la definición de unos presupuestos a los que se condiciona la consecución del objetivo del<br />

desarrollo sostenible con arreglo al cual se define ahora la política de cooperación al<br />

desarrollo: dentro de éstos, se configura la legítima y efectiva gobernanza a la que se<br />

identifica con un proceso de reforma orientado al establecimiento y reforzamiento de<br />

instituciones nacionales creíbles, ya a nivel central, ya a nivel local o regional, así como con<br />

la configuración de políticas y marcos legislativos y reglamentarios adecuados, con miras a<br />

superar el desafío de garantizar el respeto del conjunto de los derechos humanos 71 .<br />

En esta tesitura, se postula, de un lado, el reforzamiento de los derechos humanos y la<br />

democracia a través de la creación de un Foro UE-África sobre derechos humanos, apoyado<br />

en una red de expertos en la materia tanto de Europa como de África, cuyo objetivo ha de ser<br />

abordar las cuestiones sustantivas e institucionales en materia de derechos humanos en el<br />

marco de un diálogo continuado; al Foro se asigna además la misión de trabajar con miras a<br />

poner en práctica los compromisos mutuamente compartidos en materia de derechos<br />

humanos. Por otro lado, la UE asume el reto de desplegar todos los esfuerzos para examinar y<br />

69 Comisión de las Comunidades Europeas, Communication from the Comission to the Council, the European<br />

Parliament and the European Economic and Social Committee. EU Strategy for Africa: Towards a Euro-African<br />

Pact to accelerate Africa’s Development, (SEC(2005)1255), Doc. COM (2005) 489 final, 12 de octubre de 2005.<br />

70 En términos cuantitativos es patente el incremento de la ayuda al desarrollo dirigida hacia África en general y<br />

África subsahariana en particular; de hecho, esta última área ha visto incrementada la ayuda desde el 26,5% del<br />

total de la AOD dispensada en 2001 hasta el 33,9% en 2003. La razón de esta evolución se cifra en la primacía<br />

acordada en los últimos tiempos a los Países Menos Avanzados (PMA) concentrados en esta área geográfica;<br />

naturalmente, ello ha tenido repercusiones en otras áreas geográficas –así, América Latina- en donde los países<br />

beneficiarios de la AOD son mayoritariamente Países de Renta Baja (PRB) o Países de Renta Media (PRM); en<br />

la práctica Haití es el único PMA del hemisferio occidental (Cfr. OLIVIÉ; I., “La cooperación internacional al<br />

desarrollo en América Latina”, en Anuario Elcano América Latina 2004-2005, (C. Malamud, P. Isbell, eds.),<br />

Ariel, Barcelona, 2005, p. 267).<br />

71 Comisión…, EU Strategy for Africa…, cit., p. 24.<br />

226<br />

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discutir las cuestiones en materia de derechos humanos en los diferentes ámbitos de diálogo y<br />

cooperación internacional –particularmente en las Naciones Unidas- integrándolas como un<br />

aspecto central (mainstreaming) de su política de cooperación al desarrollo 72 .<br />

En línea con ello se asigna a la UE un papel relevante en orden a favorecer la<br />

promoción, el respeto y la protección de los derechos del niño y sus necesidades básicas.<br />

También, desde esta perspectiva se insiste en la necesidad de promover, respetar y proteger<br />

los derechos de la mujer y la igualdad de género y se afirma que la UE tomará en<br />

consideración estos objetivos en todos los acuerdos de cooperación y en la definición de sus<br />

estrategias nacionales de desarrollo, incluidas sus estrategias para la reducción de la pobreza.<br />

A este respecto, se concretan algunas de las medidas prioritarias a adoptar: reducción del<br />

analfabetismo entre las jóvenes y promoción del acceso a la educación en condiciones de<br />

igualdad; inversión en salud sexual y reproductiva con miras a combatir la pandemia del<br />

VIH/SIDA; reducción de la mortalidad maternal e infantil; participación de la mujer en la<br />

prevención de conflictos, construcción de la paz y tareas de reconstrucción, etc 73 .<br />

D) Los compromisos de la “cumbre” de Barcelona (+10), de 28 de noviembre de 2005<br />

Finalmente, la proximidad de la “cumbre” de Barcelona de 27 y 28 del presente mes<br />

de noviembre hace necesario que, siquiera sumariamente, mencionemos la incidencia de los<br />

desarrollos promovidos en relación con el tema en el marco del denominado proceso de<br />

Barcelona así como los instrumentos conocidos como los Acuerdos Euromediterráneos de<br />

Asociación, aún a sabiendas de las innovaciones que pueden plantearse en un inmediato<br />

72 Comisión…, EU Strategy for Africa…, cit., p. 25.<br />

73 Ibid. El relieve que se confiere entre los derechos enumerados a los asociados con la mujer revela el impacto<br />

de la perspectiva de género en la revalorización de su papel en el proceso de desarrollo (al respecto vid.<br />

PARELLA RUBIO, S., “Repensando la participación de las mujeres en el desarrollo desde una perspectiva de<br />

género”, Papers, núm. 69, 2003, pp. 31-57). De hecho, de ello ya toman nota algunos desarrollos producidos en<br />

el ámbito de la UE tal como señala RODRÍGUEZ MANZANO, I., “Hacia la integración de la igualdad entre el<br />

hombre y la mujer en la política comunitaria de cooperación al desarrollo. Comentario al Reglamento (CE) n.º<br />

806/2004, relativo al fomento de la igualdad entre el hombre y la mujer en la cooperación al desarrollo”, Revista<br />

General de Derecho IUSTEL, núm. 5, octubre 2004; accesible en .<br />

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futuro al verse afectados estos desarrollos por el diseño de la Política Europea de Vecindad<br />

aún en ciernes 74 .<br />

En este orden conviene mencionar que ya la Declaración de Barcelona de 1995<br />

establecía unos principios a observar por los Estados participantes de entre los cuales<br />

descollaba el relativo al respeto “de los derechos humanos y las libertades fundamentales”,<br />

garantizando “el ejercicio efectivo y legítimo de esos derechos y libertades”, en relación con<br />

los cuales se comprometían “a considerar favorablemente, a través del diálogo entre las<br />

partes” el intercambio de información 75 . En línea con estos compromisos, los coetáneos<br />

Acuerdos de Asociación concluidos con los diferentes Estados participantes en el proceso de<br />

Barcelona con miras a favorecer la creación de un espacio económico euro-mediterráneo han<br />

introducido exigencias relacionadas con el respeto de los derechos humanos, acogiendo<br />

también aquí la caracterización del respeto de los derechos y libertades fundamentales como<br />

un elemento esencial de los mismos y habilitando mecanismos en sustancia semejantes a los<br />

arbitrados en el marco de los Convenios de Lomé IV y Cotonú para garantizar en último<br />

análisis el respeto de tales exigencias por la vía de una eventual suspensión de dichos<br />

acuerdos; sin embargo, tal como se había augurado, lo cierto es que tales previsiones no han<br />

reportado ninguna eficacia y así pese a las denuncias de las violaciones de los derechos<br />

humanos en muchos países de la zona no se han articulado las medidas previstas, ni –menos<br />

aún- se ha llegado a la suspensión de la aplicación de ningún Acuerdo de Asociación 76 . Sin<br />

74 No se olvide que se trata de una reciente línea de actuación cuya “constitucionalización” planteaba la nonata<br />

Constitución Europea en su art. I-57. Sobre el particular, vid. ZAPATER DUQUE, E., “La Unión Europea y la<br />

gestión de su entorno próximo: Comentario a la nueva Política de Vecindad y sus Instrumentos”, Revista<br />

General de Derecho IUSTEL, núm. 2, octubre 2003, accesible en , así como<br />

nuestra contribución –pendiente de publicación- “Los Límites de Europa. La UE, Rusia y los ‘Nuevos Estados<br />

Independientes’ Occidentales (Belarús, Moldova, Ucrania)”. Informe a la Academia Europea de Ciencias y<br />

Artes, en colaboración con P. ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA y B. FERNÁNDEZ PÉREZ, y<br />

supervisada por A. REMIRO BROTÓNS.<br />

75 Declaración de Barcelona, 27-29 de noviembre de 2005, Europe Documents, núm. 1974, 9 de febrero de 1996,<br />

p. 2; texto accesible asimismo en .<br />

76 En este sentido, ya en 1997 BARBÉ IZUEL planteaba sus dudas sobre la aplicación efectiva de tales<br />

mecanismos vistas las resistencias que había planteado la elaboración de la Declaración de principios de<br />

Barcelona y las acusaciones por parte de los Estados del Magrib/Maxrik respecto al carácter asimétrico de la<br />

asociación, la imposición de valores, etc. (BARBÉ, E., “Turbulencia en el Mediterráneo: Desafíos globales,<br />

228<br />

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embargo, ello no ha sido óbice para que posteriores textos elaborados en el marco de este<br />

proceso reiteren el objetivo del respeto de los derechos humanos 77 .<br />

Los limitados resultados cosechados en este marco y la escasa idoneidad de los<br />

mecanismos de la condicionalidad negativa asociados al respeto de los derechos humanos –<br />

susceptibles de abocar en este concreto marco a una auténtica “condicionalidad inversa” ante<br />

el rechazo que genera su simple evocación en medios políticos y religiosos- han propiciado el<br />

que se postule ahora el recurso preferente a los mecanismos de condicionalidad positiva, línea<br />

que confirman los desarrollos más recientes. En este sentido, la Comisión ha planteado la<br />

convocatoria para 2006 de una Conferencia Euro-mediterránea sobre derechos humanos y<br />

conflictos locales y espacios regionales”, en Derecho internacional y Relaciones internacionales en el Mundo<br />

Mediterráneo (Actas de las XVII Jornadas de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y<br />

Relaciones Internacionales), (L. Garau Juaneda y R. Huesa Vinaixa, coords.), BOE, Madrid, 1999, pp. 230-231);<br />

lo que corroboran análisis posteriores (vid. JANER TORRENS, J.D., “Política Euromediterránea y fomento de<br />

los derechos humanos”, Boletín Europeo de la Universidad de La Rioja (BEUR), núm. 10, 2002, pp. 36-44;<br />

SÁNCHEZ RAMOS, B., “Un paso más en el proceso de Barcelona. Comentario al Acuerdo Euromediterráneo<br />

de Asociación entre las Comunidades Europeas y sus Estados miembros y la República Árabe de Egipto”,<br />

Revista General de Derecho IUSTEL, núm. 7, mayo 2005, pp. 7-8; accesible en<br />

). Estas observaciones valen especialmente respecto de un supuesto próximo a<br />

nosotros como es el caso de la trayectoria de Marruecos en materia de respeto de los derechos humanos (al<br />

respecto vid. ALMEIDA NASCIMENTO; A. De, “Las relaciones entre la Unión Europea y el Reino de<br />

Marruecos: el marco general y el Acuerdo Euromediteráneo de Asociación”, Revista de Derecho Comunitario<br />

Europeo (RDCE), núm. 10, 2001, pp. 545-593, en esp. pp. 570-571, así como FERRER LLORET, J.,<br />

“Cooperación al desarrollo y derechos humanos en la cuenca mediterránea: estudio de las relaciones entre<br />

Marruecos, la Unión Europea y España”, en Derecho internacional y Relaciones internacionales en el Mundo<br />

Mediterráneo…, cit., pp 43-65). Por otra parte, el caso flagrante que plantean las violaciones de los derechos<br />

humanos de las que es responsable Israel en relación con los territorios palestinos ocupados y la crónica<br />

inactividad de la UE, pese a la existencia de previsiones específicas –los arts. 2 y 79 del correspondiente<br />

Acuerdo Euromediterráneo de 20 de noviembre de 1995- es objeto de consideración pormenorizada en nuestra<br />

contribución “Europa frente al ‘Muro’: las posibles reacciones de la UE ante la violación por Israel de sus<br />

obligaciones internacionales” en la obra colectiva Construir o demoler el Muro: una encrucijada para Israel y<br />

Palestina (R. Escudero Alday, coord.), en prensa.<br />

77 Así, el Plan de Acción de Valencia adoptado con ocasión de la V Conferencia Euromediterránea de Ministros<br />

de AAEE, Valencia, 22-23 de abril de 2002, se refiere a la prosecución y reforzamiento del diálogo político en<br />

esa materia, así como a su profundización y al incremento de su eficacia (párr. 3); texto accesible en<br />

. Cfr. asimismo, Commission des Communautés Européennes,<br />

Communication de la Commission au Conseil et au Parlement Européen, Donner une nouvelle impulsion aux<br />

actions menées par l’UE dans le domaine des droits de l’homme et de la démocratisation, en coopération avec les<br />

partenaires méditerranéens. Orientations stratégiques, Bruselas, 21 de mayo de 2003, Doc. COM (2003) 294<br />

final.<br />

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democratización orientada fundamentalmente a la sensibilización del público del área<br />

respecto a estas cuestiones, así como el establecimiento de un instrumento financiero<br />

específico (“facilidad para la democracia”) a la que se asignaría el objetivo de favorecer,<br />

apoyar y recompensar a los Estados asociados que revelen una más clara adhesión a los<br />

valores asociados con el principio democráticos, incluido el respeto de los derechos<br />

humanos 78 . Estas medidas han sido avaladas por la “cumbre” de Barcelona (+ 10), celebrada<br />

los días 27 y 28 de noviembre de 2005, que ha asumido el plan de trabajo quinquenal<br />

esbozado por la Comisión, reiterando su compromiso con el reforzamiento del respeto de los<br />

derechos humanos 79 .<br />

3.- Consideraciones críticas en torno a la práctica de la UE: la problemática relación<br />

entre condicionalidad y desarrollo<br />

El examen de los instrumentos precedentes requiere que formulemos algunas<br />

consideraciones en relación con la soluciones acogidas dentro de los mismos para promover y<br />

proteger los derechos humanos. Vaya por delante que compartimos las críticas que en general<br />

a la doctrina merece la generalizada práctica de las “cláusulas democráticas”. En este orden<br />

78 Comisión Europea, Communication de la Commission au Conseil et au Parlement Européen, Dixième<br />

Anniversaire du Parténariat Euro-méditerranéen. Un programme de travail pour relever les défis des cinq<br />

prochaines années, Doc. COM, 12 de abril de 2005, p. 5; accesible en<br />

. En relación con<br />

estas nuevas orientaciones vid. AMIRAH FERNÁNDEZ, H., YOUNGS, R., “The Barcelona Process: An<br />

Assesment of A Decade of te Euro-mediterranean Partnership”, RIEEIE, Análisis del Real Instituto (ARI), núm.<br />

137, 30 de noviembre de 2005, pp. 5-6.<br />

79 Conferencia Euromediterránea (Euromed), Barcelona, 28 de noviembre de 2005, Five Year Work Programme<br />

(Final text), párr. 4; texto accesible en . Cfr. asimismo, Chairman’s<br />

Statement, 10th Anniversary Euro-mediterranean Summit, Final 28 november 2005; texto accessible en<br />

. Bien es cierto que también al mismo<br />

tiempo se habla de responder a las nuevas amenazas comunes, como la lucha contra el terrorismo o las armas de<br />

destrucción masiva (párrs. 3 y 4), introduciendo un preocupante linkage con las cuestiones securitarias sobre el<br />

que incidiremos más adelante (vid. infra, IV, b).<br />

230<br />

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no podemos sino asumir el severo juicio que en su particular estilo ha emitido A. REMIRO<br />

BROTÓNS al valorar las razones de su generalización:<br />

“Cuando son países en desarrollo los que amenazan las posiciones de los grandes, sea por su celo<br />

desarrollista bajo la noción de la soberanía permanente sobre sus recursos naturales (biodiversidad), sea<br />

por su altísima productividad y bajísimos costes (textiles), por su desenfada imitación de marcas o la<br />

dramática necesidad de producir fármacos baratos para combatir las pestes de nuestro tiempo, los<br />

capitalistas se hacen conservacionistas del medio natural y tiernos con los sufridos trabajadores del tercer<br />

mundo…De ahí que la atracción de los mercados emergentes y las economías en transición se complete<br />

con la severa supervisión del respeto a un ramillete seleccionado de derechos humanos y del medio<br />

natural para evitar que tigres asiáticos y felinos de otros continentes desestabilicen las cuentas del primer<br />

mundo…” 80<br />

Sentado esto, no es menos cierto que la UE y sus Estados miembros siguen considerando<br />

la inserción de cláusulas relativas a la promoción y protección de los derechos humanos como<br />

el instrumento más idóneo para dotar de eficacia a esa diplomacia europea de los derechos<br />

humanos, aunque con arreglo al análisis efectuado su formulación en los instrumentos más<br />

recientes resta mordiente al enunciado de los derechos protegidos 81 ; de hecho, a tenor de la<br />

pasada experiencia cabe plantear serias dudas sobre la eficacia real que para la protección de<br />

los derechos humanos pueden reportar los mecanismos recientemente ideados 82 . Basta pensar<br />

80 REMIRO BROTÓNS, A., “Límites del libre comercio: Aspectos sociales”, en La Unión Europea y el<br />

comercio internacional: Límites al libre comercio, (F. Esteve García, coord..), Universitat de Girona, 2001, p. 53<br />

(cursivas en el original). Cfr. asimismo, ROLDÁN BARBERO; J., Democracia y Derecho internacional,<br />

Civitas, Madrid, 1994, pp. 77-91.<br />

81 La susceptibilidad de los Estados en desarrollo ha estado siempre presente en la negociación de los<br />

instrumentos convencionales con la UE como revela la propia evolución terminológica de los mismos que han<br />

discurrido desde los primitivos acuerdos de asociación strictu sensu (Yaundé), pasando por los acuerdos de<br />

cooperación (Lomé) hasta el actual acuerdo de asociación (parténariat) de Cotonú, y todo ello en razón de las<br />

connotaciones coloniales que aquellos asignaban a la primigenia denominación (Cfr. HANF, D., DENGLER, P.,<br />

“Les Accords d’Association”, en Commentaire J. Mégret. Le Droit de la CE et de l’Union Européenne, t. 12.<br />

Rélations extérieures, (J.V. Louis, M. Dony, dir.), 2ª ed., Editions de l’Université de Bruxelles, 2005, p. 298).<br />

82 Así, el anterior mecanismo de condicionalidad social del SPG había merecido una valoración negativa a la<br />

doctrina en razón de su falta de contundencia y extremada cautela, insuficiencias que no parece colmar el nuevo<br />

sistema SPG + dado el fuerte contraste entre sus elevados objetivos y la debilidad de sus instrumentos<br />

normativos (Cfr. HINOJOSA MARTÍNEZ, L.M., “La política comercial de la Unión Europea como<br />

instrumento…”, cit., p. 265; LÓPEZ-JURADO, C., “El nuevo Sistema de Preferencias Arancelarias<br />

Generalizadas…”, cit., pp. 481-482). Un juicio semejante ha merecido la operatividad del mecanismo de<br />

condicionalidad presente en el Convenio de Lomé IV y su más sofisticado desarrollo en el Acuerdo de Cotonú<br />

(Cfr. CORDINI, G., “Accordi di cooperazione e vincoli di democratizzazione nell’Unione Europea: le<br />

convenzioni di cooperazione ei di associazzione de Lomé a Cotonou”, en Limitazioni di sovranità e processi di<br />

democratizzazione, (R. Orru, Lg: Scianella, eds.), Giapichelli, Turín, 2004, pp. 113-136, en pp. 134-136).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 231<br />

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Instituto de estudios para la Paz y la Cooperación-IEPC<br />

en el cúmulo de compromisos convencionales que en materia de derechos humanos se<br />

imponen a los Estados potencialmente beneficiarios del SPG+ y en las dificultades inherentes<br />

a su efectiva implementación en un lapso de tiempo relativamente reducido –apenas 3 años se<br />

les concede para ello- para dudar de la eficacia real de su respeto; en este orden, no está de<br />

más recordar que en el caso español al menos 13 años (!) fueron necesarios para que nuestro<br />

Estado pudiera perfeccionar su participación en los instrumentos fundamentales en materia de<br />

protección de los derechos humanos 83 , tarea ésta aún inacabada 84 . Por otro lado, resulta<br />

cuestionable exigir la adhesión a instrumentos -como el Convenio para la supresión y castigo<br />

del crimen de apartheid de 30 de noviembre de 1973- en los que no participan la inmensa<br />

mayoría de los Estados miembros de la UE y cuya necesaria conclusión, no obstante, en un<br />

alarde de incoherencia se impone ahora los Estados en desarrollo 85 .<br />

Por otro lado, la propia inserción de una materia en el ámbito de la protección de los<br />

derechos humanos revela en ocasiones la diferente caracterización que este dominio merece a<br />

83 En efecto, si bien a partir del año 1977 nuestro Estado desplegó una política convencional orientada a<br />

adherirse a los tratados más relevantes en materia de derechos humanos, hubo que esperar 8 años para que se<br />

comprometiera por el Protocolo Facultativo al Pacto de Derechos civiles y políticos de 16 de diciembre de 1966<br />

y 13 más para hacerlo por el Protocolo Facultativo de 20 de marzo de 1952 al Convenio Europeo para la<br />

protección de los derechos humanos y libertades fundamentales que garantiza jurisdiccionalmente el derecho a<br />

elecciones libres, a la propiedad y a la educación (Cfr. Derechos Humanos. Textos internacionales, (L.I. Sánchez<br />

Rodríguez, J.A. González Vega, eds.), 5ª ed., Tecnos, Madrid, 2003).<br />

84 Tal como hemos puesto de manifiesto en relación con la no participación española en los importantes<br />

Protocolos núm. 4 y 7 al Convenio Europeo para la protección de los derechos humanos cuya aplicación a<br />

nuestro Estado de forma poco afortunada reclamaba recientemente el Comisario Europeo de Derechos Humanos<br />

en su informe relativo a nuestro país (Informe de Alvaro Gil-Robles, Comisario para los derechos humanos,<br />

sobre su visita a España, 10 – 19 de marzo de 2005, Doc. CommDH(2005)8, Estrasburgo, 9 de noviembre de<br />

2005, pp. 45-46 y 68; texto accesible en:<br />

< http://www.coe.int/T/E/Commissioner_H.R/Communication_Unit/CommDH%282005%298_ESP.doc>. Sobre<br />

la cuestión vid. nuestra contribución “En torno a los otros europeos: El Derecho internacional y el Derecho<br />

europeo ante la inmigración”, en Ética, pluralismo y flujos migratorios en la Europa de los 25, (A. Hidalgo<br />

Tuñón, edit.), <strong>Eikasia</strong> Editorial, Oviedo, 2005, pp. 142-143).<br />

85 De hecho, pese a contar con 101 Estados partes, ni nuestro Estado ni la inmensa mayoría de los miembros de<br />

la UE son partes en esta Convención cuestionada en su día por los Estados occidentales por razones de orden<br />

político y jurídico (Cfr. TAVERNIER, P., “L’année des Nations Unies (20 décembre 1972-18 décembre 1973)<br />

Questions juridiques”, Annuaire Français de Droit International, vol. XIX, 1973, pp. 629-630), a las que no<br />

resultó ajena la confrontación Este-Oeste; de hecho, no por casualidad en el seno de la UE sólo son partes en ella<br />

Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Polonia y República Checa (!), habiendo declinado proseguir<br />

su vinculación Alemania, pese a que la RDA era parte desde el 12 de agosto de 1974 (Cfr. Estadillo de la<br />

Convención en ).<br />

232<br />

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los diferentes actores implicados. En este sentido, si como acabamos de advertir la<br />

ratificación de la Convención para la represión del crimen de apartheid no había parecido a<br />

los actuales miembros de la UE –al menos hasta ahora- una cuestión prioritaria en el marco<br />

del respeto de los derechos humanos, ello contrasta con el enfoque que la UE confiere a la<br />

ratificación del Estatuto de la Corte Penal Internacional –un instrumento al servicio de la<br />

justicia penal internacional- respecto del cual, en cambio, la UE sostiene que:<br />

“…la ratificación y la ejecución del Estatuto de Roma (CPI) debe plantearse como una cuestión de<br />

derechos humanos en la negociación de los acuerdos con terceros Estados. Asimismo, estas cuestiones<br />

deben plantearse en el diálogo político y sobre derechos humanos (en particular en las cumbres y en las<br />

reuniones de alto nivel) con terceros Estados, incluso en el contexto de la cooperación al desarrollo: así en<br />

el marco del Convenio de Cotonú.” 86 .<br />

En otro orden de cosas, la simple asunción por los Estados de los compromisos en<br />

materia de derechos humanos previstos en los diferentes instrumentos –acuerdos, SPG+, etc.-<br />

no es por si sola suficiente garantía de su respeto. En este sentido, las más de las veces la<br />

propia UE es consciente de estas limitaciones: así, la Comisión al valorar el grado de<br />

cumplimiento de las obligaciones en materia de derechos humanos por parte de los Estados<br />

asociados Euromediterráneos ha advertido que pese a que los Estados del área hayan<br />

ratificado la mayor parte de los instrumentos internacionales de protección su aplicación<br />

práctica no respeta las normas internacionales 87 .<br />

Además, en el ámbito de la UE no se es consciente de las limitaciones que viene<br />

planteando la vinculación entre cooperación al desarrollo y derechos humanos. De un lado,<br />

86 UE, PESC, Action Plan to follow-up on the Common Position on the International Criminal Court, 4 de<br />

febrero de 2004, Apdo. B. Universality and Integrity of the Rome Statute, para. 3. Concrete Measures, (iii), p. 7.<br />

Texto accesible en . (La traducción y las cursivas son<br />

nuestras). Sobre estas cuestiones vid. PONS RAFOLS, X., “La posición común del Consejo relativa a la Corte<br />

Penal internacional”, Revista General de Derecho IUSTEL, núm. 2, octubre 2003, accesible en<br />

.<br />

87 Communication de la Commission au Conseil et au Parlement Européen. « Donner une nouvelle impulsion<br />

aux actions menées par l’UE dans le domaine des droits de l’homme et de la démocratisation, en coopération<br />

avec les partenaires méditerranéens. Orientations stratégiques », Doc. COM (2003) 294 final, Bruselas, 21 de<br />

mayo de 2003, p. 4; texto accesible en<br />

.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 233<br />

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porque parece asumirse un automatismo en la aplicación de los mecanismos asociados con el<br />

respeto de los derechos humanos como revela el optimista cuadro que del tema traza la<br />

información pública difundida por la propia UE. En este sentido, se afirma en el sitio oficial<br />

de internet que:<br />

“Actualmente, todos los acuerdos comerciales o de cooperación de la UE con terceros países contienen<br />

una cláusula de derechos humanos. En caso de incumplimiento se aplican de modo automático<br />

penalizaciones consistentes en la pérdida de acceso al mercado o la congelación o anulación de proyectos<br />

de ayuda.” 88<br />

Semejante caracterización de la práctica de la UE dista de corresponderse con la realidad;<br />

bien al contrario, la implementación de los mecanismos establecidos en los convenios en<br />

cuestión queda supeditado al examen de un conjunto de circunstancias de entre las cuales el<br />

respeto de los derechos humanos no es en absoluto la más relevante; de hecho, tan irregular<br />

comportamiento ha llevado incluso a catalogar tal práctica como arbitraria 89 . Sin llegar a estos<br />

extremos, JANER TORRENS advierte que la propia Comisión es consciente de la ausencia de<br />

unos criterios claros, objetivos y uniformes en orden a la evaluación del respeto de los<br />

derechos humanos por parte los partenaires lo que la ha llevado a propugnar una metodología<br />

en la que, sin mengua de una importante dosis de discrecionalidad, se parte de una valoración<br />

política caso por caso, en la cual juegan un papel relevante los informes de las misiones<br />

diplomáticas y de los Jefes de Delegación destinados en el Estado encartado, todo ello con<br />

miras a valorar la progresión o el retroceso en relación con el respeto de los derechos<br />

humanos y el Estado de Derecho 90 . Por su parte, el Parlamento Europeo ha abogado por<br />

imprimir transparencia a este proceso estableciendo, de un lado, una estructura institucional<br />

específica en materia de derechos humanos (Subcomités de derechos humanos) en el marco<br />

88<br />

Cfr. Panorama de las actividades de la Unión Europea. Desarrollo. Texto accesible en<br />

.<br />

89 NWOBIKE, J., “The Application of Human Rights in African Caribbean and Pacific-European Union<br />

Development and Trade Partnership”, German Law Journal, vol. 6, 2005, p. 1395 (accesible en<br />

)..<br />

90 JANER TORRENS, La promoción de los derechos humanos… , cit., p. 124.<br />

234<br />

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de los diferentes instrumentos convencionales; de otro, dotando de claridad a los<br />

procedimientos sobre implementación de la “cláusula democrática” 91<br />

En todo caso, el recurso a mecanismos de condicionalidad negativa –en concreto, la<br />

adopción de sanciones- plantea una serie de problemas sobre los que ha alertado P. ANDRÉS<br />

SÁENZ DE SANTA MARÍA de los cuales el más importante se cifra en el hecho de que su<br />

genérica imposición castiga ante todo a los sectores más desfavorecidos de la población en<br />

tanto que las elites responsables quedan relativamente indemnes, con lo cual se ve mermada<br />

la eficacia de las medidas que difícilmente doblegarán a aquéllas; por otro lado, su<br />

mantenimiento a la larga no hará sino empeorar las condiciones de vida de la población<br />

planteando entonces una flagrante contradicción con el objetivo confeso de éstas que en este<br />

caso no es otro sino el respeto de los derechos humanos –específicamente los económicos y<br />

sociales- de las poblaciones afectadas; de ahí que se cuestione crecientemente su empleo<br />

abogando por la definición de “sanciones inteligentes” o “selectivas” (targeted sanctions,<br />

smart sanctions) o, sencillamente, se postule su abandono en aras de mecanismos positivos<br />

(incentivos) 92 , máxime si lo que se trata de perseguir es la protección y promoción de los<br />

derechos humanos. De hecho, en el marco de la UE estas implicaciones negativas han sido<br />

tempranamente advertidas. Así, ya en 1999 los participantes en el Primer Foro de Discusión<br />

sobre los Derechos Humanos destacaban que las cláusulas en materia de derechos humanos<br />

no debían ser empleadas para castigar a la población ni debían ser asociadas con las sanciones<br />

91 Parlamento Europeo (Subcomité de Derechos Humanos), Report on the Annual Report on Human Rights in<br />

the World 2004 and the EU’s Policy on the matter; Rapp.: S. Coveney, Doc. A6-0086/2005 final, 5 de abril de<br />

2005, p. 29, párrs. 214 y 215.<br />

92 ANDRÉS SÁENZ DE SANTA MARÍA, P., “Derecho, Moral y Eficacia en la práctica de sanciones del<br />

Consejo de Seguridad”, en Soberanía del Estado y Derecho internacional. Homenaje al Profesor Juan Antonio<br />

Carrillo Salcedo, t. I, Universidad de Córdoba-Universidad de Sevilla-Universidad de Málaga, Sevilla, 2005, pp.<br />

155-176, en pp. 160-170. Sobre el particular, además, vid. “The relationship between economic sanctions and<br />

respect for economic, social and cultural rights”, Doc. NU E/C.12/1997/8, CESCR General comment 8, 12 de<br />

diciembre de 1997, párrs. 3 y 16; texto electrónico accesible en <<br />

http://www.unhchr.ch/tbs/doc.nsf/(Symbol)/974080d2db3ec66d802565c5003b2f57?Opendocument>, así como<br />

BOSSUYT, M., “Consecuencias negativas de las sanciones para el disfrute de los derechos humanos”,<br />

(Documento de Trabajo), Doc. NU, E/CN.4/Sub.2/2000/33, 21 fde junio de 2000, p. 23 (Texto inglés accesible<br />

en < http://www.globalpolicy.org/security/sanction/unreports/bossuyt.htm#smart >), quien tilda de ilícitas las<br />

sanciones generales por plantear una flagrante violación de los derechos humanos de las poblaciones afectadas.<br />

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tradicionales 93 . En atención a tales circunstancias cabe plantearse si la apuesta -al menos<br />

retórica- por fórmulas de condicionalidad negativa tiene aún sentido. En esta línea, hace ya<br />

algún tiempo se viene insistiendo en la necesidad de adoptar un enfoque constructivo,<br />

favoreciendo la complementariedad entre los distintos instrumentos en juego y arbitrando<br />

medidas de índole positiva que permitieran colmar la laguna existente entre la inacción y las<br />

medidas sancionatorias característicos de la práctica desarrollada por la UE, introduciendo un<br />

gradualismo en el proceso que favorecería a la postre su propia dinámica 94 .<br />

Pues bien, la postergación de las medidas de condicionalidad negativa que revelan las<br />

modificaciones introducidas en el art. 96 del Acuerdo de Cotonú revisado –cuyo análisis<br />

efectuábamos en estas páginas- parece confortar esta conclusión y también a la misma<br />

parecen responder nuevas propuestas –tales como la “Facilidad para la democracia” prevista<br />

en el Programa de Trabajo de la Comisión para la Asociación Euromediterránea o la recién<br />

difundida “Estrategia de la UE para África”- en las que se insiste en una dinámica positiva<br />

orientada a “apoyar, favorecer y recompensar” los esfuerzos domésticos “para construir,<br />

reforzar y mantener normas, procedimientos e instituciones democráticas” 95 . Por lo mismo,<br />

también se explica el relieve que cobra ahora el diálogo político como cauce alternativo para<br />

configurar una nueva condicionalidad en este marco; de hecho, el recurso a este instrumento<br />

se generaliza como vía para abordar las cuestiones relativas a los derechos humanos tal como<br />

confirma el énfasis que en relación con el empleo de este procedimiento incorpora el texto<br />

revisado del Acuerdo de Cotonú. Ciertamente, la preferencia por esta herramienta concuerda<br />

93 Human Rights Discussion Forum, Report, Bruselas, 1 de diciembre de 1999, p. 26.<br />

94 Conferencia de la UE sobre derechos humanos, Venecia 25-28 de mayo de 2000, The EU and the central role<br />

of human Rights and Democratic Principles in relations with Third Countries, Working Group II “Human<br />

Rights Clause(s)”, rapp. D. Napoli; texto accesible en<br />

); EU Forum, 4th Human Rights<br />

Discussion Forum, Copenhague, 20-21 de diciembre de 2002, p. 23.<br />

95 Cfr. Comisión de las Comunidades Europeas, Communication from the Commission to the Council, the<br />

European Parliament and the European Economic and Social Committee, EU Strategy for Africa: Towards a<br />

Euro-African Pact to Accelerate Africa’s Development (SEC (2005) 1255, Doc. COM (2005) 489 final, 12 de<br />

octubre de 2005, pp. 24 y ss.; Comisión Europea, Communication de la Commission au Conseil et au Parlement<br />

Européen, Dixième Anniversaire du Parténariat Euro-méditerranéen. Un programme de travail pour relever les<br />

défis des cinq prochaines années, Doc. COM, 12 de abril de 2005, p. 5; texto accesible en<br />

.<br />

236<br />

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con diferentes pronunciamientos recientes de la UE en los que se caracteriza a éste como un<br />

“instrumento vital en la política exterior en materia de derechos humanos de la UE” 96 ,<br />

asignándole “una importante dimensión preventiva de cara a la consecución de aquellos<br />

objetivos” 97 .<br />

IV.<br />

REFLEXIONES FINALES Y PERSPECTIVAS DE FUTURO<br />

El núcleo de nuestra reflexión se centra en el hecho de que no andan descaminados<br />

quienes sostienen que la cooperación al desarrollo –en sus múltiples manifestacionesconstituye<br />

la expresión de la persistente dinámica colonial presente aún hoy en el Derecho<br />

internacional y de su subproducto el Derecho de la Unión Europea. De hecho, tal como se ha<br />

destacado no es casual que las nociones de desarrollo y subdesarrollo surjan en el mismo<br />

momento en que se verifica el proceso de descolonización pues esta dicotomía es el nuevo<br />

artificio a través del cual se perpetúa la dominación de unos pueblos sobre otros pues:<br />

“even as the promise of the universality was captured to the extent of the ascription of the juridical form<br />

of nation to these entities other conceptual mechanisms were engendered to effect the ongoing<br />

containment of the savage Other whilst its endless transformation into the modern, or universal, nation<br />

was continually re-enacted” 98<br />

Desde esta perspectiva hipercrítica que parcialmente compartimos, la inserción en el<br />

discurso del desarrollo de la condicionalidad en relación con el respeto de los derechos<br />

humanos perpetuaría esa relación de dominación al postular una caracterización de los<br />

mismos que, al menos hasta ahora, ha estado teñida de una coloración netamente occidental a<br />

96 Conclusiones del Consejo sobre la puesta en práctica de la política de derechos humanos de la UE, diciembre<br />

de 2004, p. 2, párr. 5; texto accesible en <<br />

http://ue.eu.int/uedocs/cmsUpload/EU_HR_Policy15817_re03.en04.pdf>. Cfr. asimismo, Conclusiones del<br />

Consejo (Asuntos Generales), 13 de marzo de 2005, p. 11, párr. 3; accesibles en <<br />

http://europa.eu.int/comm/external_relations/gac/date/2005/03_160305_ga.pdf#hr>.<br />

97 Declaración común del Consejo y de los representantes de los Gobiernos de los Estados miembros reunidos en<br />

el seno del Consejo, el Parlamento Europeo y la Comisión, “El consenso europeo sobre desarrollo”, Doc.<br />

14820/05, Anexo I, p. 7, párr. 17; texto accesible en <<br />

http://europa.eu.int/comm/development/body/development_policy_statement/docs/eu_dps_en.pdf#zoom=100>.<br />

98 PAHUJA, S., “The Poscoloniality of International Law”, Harvard International Law Journal (HILJ), vol. 46,<br />

2005, pp. 459-469, en p. 464.<br />

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través de su énfasis en los derechos civiles y políticos, los individuales sobre los colectivos y<br />

la aparente universalidad y neutralidad cultural y religiosa en su caracterización.<br />

Item más, la articulación del discurso de los derechos humanos (y en íntima conexión<br />

con él, el principio democrático y la buena gobernanza) en la acción exterior de la Unión<br />

Europea refleja aspectos contradictorios que, sin duda, contribuyen a explicar su reducida<br />

eficacia: así, de un lado, resulta contraproducente que se articule un discurso conformado en<br />

torno al principio democrático precisamente en un ámbito –la acción exterior- en el que es<br />

más patente si cabe el déficit democrático inherente a la UE, como confirma el relegamiento<br />

que en estas materias padece el Parlamento Europeo; insuficiencia que ni siquiera la fallida<br />

Constitución Europea ha tratado de colmar 99 . Por otra parte, también contradictorio resulta el<br />

grado de exigencia asociado con el respeto de los derechos humanos en la política de<br />

cooperación al desarrollo y en las estrategias de preadhesión frente a la indiferencia que tales<br />

desarrollos merecen en el ámbito de los ya Estados miembros. A tenor de ello, no parece<br />

faltarle razón a A. WILLIAMS cuando sugiere que estas contradicciones obedecen a que el<br />

carácter presuntamente fundamental y fundamentador del respeto de los derechos humanos<br />

por la UE no deja de ser un mito -una “tradición inventada”, en la fórmula hobshawmianaajeno<br />

en principio al proyecto de integración europea cuya modesta acogida por el Tribunal<br />

de Justicia de las Comunidades Europeas hipostasía su explícita formulación en la<br />

Declaración común de 1977 sobre los derechos humanos 100 .<br />

En todo caso, es indudable que este cuestionable marco normativo se encuentra<br />

inmerso en un profundo proceso de transformación: junto con las modificaciones previamente<br />

analizadas en el marco del SPG y del Acuerdo de Cotonú se avanzan nuevos desarrollos<br />

algunos de los cuales parecen refrendar claramente la denunciada dinámica neocolonial: éste<br />

99 Sobre el particular y respecto del dominio de la política comercial común, vid. KRAJEWSKI, M., “External<br />

Trade Law and the Constitution Treaty: Towards a Federal and more democratic Common Commercial Policy?”,<br />

Common Market Law Review (CML Rev), vol. 42, 2005, pp. 91-127.<br />

100 WILLIAMS, A., EU Human Rights Policies. A Study in Irony, Oxford UP, Oxford, 2004, pp. 137-157. La<br />

expresión proviene de la colección de ensayos a cargo de HOBSBAWM, E., y RANGER, T., La invención de la<br />

tradición, (trad. E. Omar Rodríguez), Crítica, Barcelona, 2002.<br />

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sería el caso de los previstos acuerdos de libre comercio que habrán de sustituir al marco<br />

multilateral general existente en el Acuerdo de Cotonú 101 . Por otro lado, se ha hecho notar la<br />

necesidad de revisar el conjunto de los textos que vienen fundamentando la PCD habida<br />

cuenta, entre otras razones, de la aceleración del proceso de globalización, de las nuevas<br />

prioridades políticas existentes en la Europa de los 25 (política de vecindad, estrategia<br />

europea de seguridad, etc. incluso el fallido tratado constitucional) o del reforzamiento del<br />

consenso internacional en torno al desarrollo de la que serían prueba, inter alia, la<br />

Declaración del Milenio y los objetivos para el Desarrollo, el consenso de Monterrey (2002),<br />

los acuerdos de Doha en el marco de la OMC, etc 102 . En este orden, el proceso, apenas<br />

iniciado, deberá considerar cuestiones tales como el reforzamiento de la coherencia de las<br />

acciones desarrolladas, la inserción de los objetivos para el desarrollo incluidos en la<br />

Declaración del Milenio 103 , la relación entre desarrollo y seguridad, la integración entre<br />

comercio y desarrollo, las relaciones y sinergias entre migraciones y desarrollo, la protección<br />

del medio ambiente, etc.<br />

Naturalmente, aunque su resultado es impredecible, se avanzan ya algunas cuestiones<br />

que van a proyectar nueva luz en la cuestión que nos ocupa; en concreto:<br />

a) El respeto de los derechos humanos concebido también como respeto de los<br />

derechos económicos, sociales y culturales. Con ocasión del cincuentenario de la Declaración<br />

universal de los derechos humanos, el Profesor J.A. CARRILLO SALCEDO, destacaba el<br />

relegamiento y marginación de los derechos humanos de determinados colectivos (mujeres,<br />

pueblos indígenas, etc.) en aras del “realismo político” en tanto que en otros casos, como<br />

101 Cfr. AMIN, S., HOUTART, F., RAMONET, I., «Mettre en échec le projet impérial», Manière de voir, núm.<br />

84, diciembre 2005-enero 2006; texto accesible en .<br />

102 Comisión Europea, DG Desarrollo, La politique de développement de l’Union Européenne. Questions pour le<br />

débat (Consultation sur le futur de la politique de développement de l’Union Européenne. Questions pour le<br />

débat), 7 de enero de 2005, p. 2; texto accesible en<br />

<br />

103 Respecto de la polémica en torno al valor de los Objetivos del Milenio (ODM) suscitada por EEUU con<br />

ocasión de la reciente cumbre del “Milenio+5”, vid. OLIVIÉ, I., “Punto muerto para el Milenio+5”, Análisis del<br />

Real Instituto Elcano (ARI), núm. 26, noviembre 2005, pp. 19-22.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 239<br />

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ocurre con los derechos económicos, sociales y culturales, eran “retóricamente ensalzados,<br />

pero nunca abordados real y resueltamente” por los Estados y las organizaciones<br />

internacionales, de forma que su tópica y enfática invocación como exponentes de la<br />

indivisibilidad de los derechos humanos se trocaba en la práctica en su invisibilidad 104 . Esta<br />

situación no parece aceptable de ahí que en lo que respecta al contenido de los derechos<br />

humanos cuya protección fundamenta la política de cooperación al desarrollo se destaque, en<br />

línea con los Objetivos del Milenio para el Desarrollo, la necesidad de enfatizar el desarrollo<br />

humano y social confortando la idea de que la inversión en capital humano es la principal<br />

respuesta política frente a los desafíos de la globalización y el aumento de las desigualdades<br />

por lo cual la nueva política de cooperación al desarrollo debería priorizar los derechos<br />

económicos y sociales, los derechos en materia de sexualidad y procreación, los derechos del<br />

niño, los derechos de la mujer, los derechos culturales, los derechos de las minorías, etc.; la<br />

concentración de la acción de la UE sobre estos derechos permitiría así mejorar la posición de<br />

las personas y sus condiciones de vida en línea con aquel objetivo 105 .<br />

b) El reforzamiento de las relaciones entre desarrollo y seguridad. Ya hace años J.M.<br />

SOBRINO HEREDIA resaltaba que la cooperación al desarrollo constituía uno de los<br />

elementos básicos de la seguridad europea 106 . Esta estrecha conexión, no obstante, tiende a<br />

reforzarse en momentos recientes en los planteamientos de las instituciones europeas: de un<br />

lado, porque el desarrollo –entendido ahora como desarrollo humano y social- contribuye a la<br />

seguridad humana permitiendo a las personas vivir libres, en paz y seguridad y permite<br />

remover una de las causas de la inseguridad mundial; de otro, porque el desarrollo concebido<br />

como desarrollo sostenible se plantea la solución estructural para enfrentar las causas<br />

profundas generadoras de inseguridad y asociadas con la pobreza, la mala gobernanza, los<br />

conflictos potencialmente violentos y la emergencia del terrorismo 107 . En línea con ello se<br />

104 CARRILLO SALCEDO, J.A., Dignidad frente a barbarie (La Declaración universal de derechos humanos,<br />

cincuenta años después), Trotta, Madrid, 1999, p. 23.<br />

105 Comisión…, La politique de développement…, cit., pp. 14-16.<br />

106 SOBRINO HEREDIA, “La Unión Europea y el Desarrollo…”, cit., p. 129).<br />

107 Comisión…, La politique de développement…, cit., p. 4. No obstante, la vinculación entre subdesarrollo y<br />

terrorismo es cuestionada por quienes ven en ello la enésima (y errónea) justificación de una ayuda que siempre<br />

240<br />

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para la Paz y la Cooperación-IEPC<br />

considera la conveniencia de promover modelos de gobernanza responsables, transparentes,<br />

eficaces y respetuosos con los derechos humanos por considerarlos esenciales para el<br />

desarrollo, pero evitando en caso contrario la proliferación de medidas de condicionalidad<br />

negativa que afecten al bienestar de la población 108 .<br />

Ahora bien, el desarrollo efectivo de estas premisas –y en particular la conexión entre<br />

desarrollo y seguridad- deja abiertos no pocos interrogantes toda vez que puede favorecer una<br />

dinámica en la que los objetivos del desarrollo se subordinen a los imperativos de la<br />

seguridad 109 ; de hecho, la Estrategia de seguridad de la Unión Europea adoptada en diciembre<br />

de 2003 postula esta idea al erigir a la seguridad en precondición para el desarrollo (obviando<br />

en cambio cualquier referencia al respeto de los derechos humanos) 110 , nuestra reciente Ley<br />

ha tratado de fundamentarse enmascarándolo en un interés personal (la lucha contra el comunismo, la contención<br />

de las migraciones, etc.); en sus palabras la afirmación de que “debemos sacar a los pueblos de la pobreza para<br />

garantizar nuestra seguridad” es un “desafío de todos los hechos, que demuestran que son las personas con<br />

formación y de clase media las que estrellan aviones contra los rascacielos y lanzan coches bomba contra las<br />

embajadas” (BGHAGWATI, J., En defensa de la globalización. El rostro humano de un mundo global, (trad. V.<br />

Canales medina), Debate, Barcelona, 2005, p. 334).<br />

108 Comisión…, La politique de développement…, cit., pp. 4 y 15.<br />

109 WOODS, N., “The Shifting Politics of Foreign Aid”, International Affairs, vol. 81, 2005, pp. 393-409, en p.<br />

407.<br />

110 “Una Europa segura en un mundo mejor. Estrategia Europea de Seguridad”, Bruselas, 12 de diciembre de<br />

2003, p. 2 (texto electrónico accesible en );<br />

CHURRUCA, M., “Criticizing the EU Security Strategy: The EU as a regional Cooperative Security Provider”,<br />

Revista Electrónica de Estudios Internacionales (REEI), núm. 10, 2005, p. 3, texto accesible en<br />

. Respecto de ésta, además vid. ALDECOA<br />

LUZÁRRAGA, F., “Una Constitución para Europa y su política exterior común: hacer gobernable la<br />

globalización”, Documento del Real Instituto Elcano, 9 de enero de 2004, accesible en<br />

; ARTEAGA MARTÍN, F., “La estrategia<br />

de seguridad de la Unión Europea en perspectiva española”, Análisis del Real Instituto Elcano (ARI), núm. 6,<br />

2003, pp. 8-11; BAYLES, A.J.K., “EU and US Strategic Concepts: A mirror for partnership and difference?”,<br />

The International Spectator, vol. XXXIX, 2004, pp. 19-33; FERNÁNDEZ SOLA, N., “La política de seguridad<br />

y defensa como elemento constitucional de la Unión Europea”, Revista General de Derecho Europeo-IUSTEL,<br />

núm. 2, 2003; accesible en ; GARCÍA PICAZO, P., “Defensa de una identidad europea<br />

más segura”, Tiempo de Paz, núm. 74, otoño 2004, pp. 22-34; ORTEGA, M., BATT, J., LYNCH, D.,<br />

“Discussing Solana’s Strategy Document: The EU’s Strategic Objectives: Effective Multilateralism and<br />

Extended Security”, Discussion Paper, EU-ISS Seminar, París, 6-7 octubre 2003, así como las consideraciones<br />

contenidas en nuestra contribución “Política de Defensa, uso de la fuerza y legalidad internacional: una<br />

aproximación a las ‘concepciones estratégicas’ desde la perspectiva del Derecho internacional”, Cuadernos<br />

Aragoneses de Economía, vol. 14, 2004, pp. 374-378.<br />

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241<br />

.


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Orgánica de Defensa Nacional asume este planteamiento 111<br />

y la inserción de nuevas<br />

obligaciones vinculadas con la cooperación antiterrorista en el marco del recientemente<br />

revisado Acuerdo de Cotonú de 25 de junio de 2005 (y los intentos fallidos por abordarla en<br />

la cumbre euromediterránea Barcelona+10) abundan en esta dimensión 112 .<br />

c) La conjunción de derechos humanos, sostenibilidad y libre comercio. La<br />

integración de comercio y medio ambiente en la política de desarrollo, pero a través de<br />

estrategias comerciales que concilien las ventajas del comercio y de las inversiones con los<br />

objetivos políticos, medioambientales y sociales de los países en desarrollo 113 . Con esta nueva<br />

dimensión se acude al encuentro de las insuficiencias detectadas en las anteriores estrategias<br />

de desarrollo en las cuales no se integraban las consideraciones ambientales –pese a su<br />

trascendencia para el bienestar y la misma supervivencia de las poblaciones- ni reparaban en<br />

el hecho de que el alivio de la pobreza se ve dificultado por las persistentes desigualdades en<br />

el sistema mundial de comercio 114 . Por otra parte, la conjunción de estos nuevos elementos<br />

refuerza los aspectos sistémicos inherentes a las nuevas dimensiones de la cooperación al<br />

desarrollo en su relación con los derechos humanos pues de forma indudable la inserción de<br />

las preocupaciones medioambientales lejos de constituir una constricción del derecho humano<br />

al desarrollo revela en su caracterización como desarrollo sostenible “una pluralidad de<br />

dimensiones, íntimamente relacionadas entre sí a partir de la idea central de que el ‘ser<br />

humano’ se ha convertido en el centro de las preocupaciones internacionales actuales” 115 .<br />

111 En consonancia con las orientaciones del “Documento Solana”, la Exposición de Motivos de la LO 5/2005,<br />

de 17 de noviembre de la Defensa Nacional (BOE, núm. 276, 18 de noviembre de 2005) afirma que “la<br />

seguridad es un reto, y lograr que sea efectiva requiere la concurrencia de la Defensa como uno de los medios<br />

necesarios para alcanzarla, junto a la defensa de los derechos humanos, la lucha por la erradicación de la pobreza<br />

y la cooperación al desarrollo, que también contribuyen a tal fin”.<br />

112 Se trata de los nuevos artículos 11 a y 11 b relativos respectivamente a la lucha contra el terrorismo y la<br />

cooperación para impedir la proliferación de armas de destrucción masiva (cfr. Acuerdo de Cotonú revisado por<br />

el Acuerdo de 25 de junio de 2005, DO L, núm. 209, 11 de agosto de 2005, pp. 37-38).<br />

113 Comisión…, La politique de développement…, cit., pp. 5-6.<br />

114 Tal como advierte el informe elaborado por los expertos designados por el Secretario General de las Naciones<br />

Unidas para encarar la consecución de los objetivos del Milenio (cfr. Un mundo más seguro: la responsabilidad<br />

que compartimos. Informe del Grupo de Alto Nivel sobre las amenazas, los desafíos y el cambio, Doc. NU,<br />

A/59/565, 2 de diciembre de 2004, pp. 30-31, párrs. 54 y 62).<br />

115 PONS RÀFOLS, F.X., “Desarrollo sostenible y financiación del desarrollo”, Agenda ONU, núm. 5, 2004, pp.<br />

122-129.<br />

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Asimismo, aunque no de forma tan evidente, de estas interacciones también participa la<br />

integración del comercio en la nueva caracterización de la política de desarrollo: de un lado<br />

por su relación -bien que difusa en los textos jurídicos- con el concepto de desarrollo<br />

sostenible 116 ; de otro por sus indudables implicaciones para el disfrute de los derechos<br />

humanos 117 .<br />

d) La imbricación entre derechos humanos, desarrollo y respeto de la diversidad<br />

cultural. Por ultimo, con miras a desterrar definitivamente una visión alienadora y neocolonial<br />

de la cooperación al desarrollo parece conveniente integrar los aspectos culturales en la<br />

articulación de esta política, máxime si se tiene presente que con ello se refuerza asimismo el<br />

respeto de unos derechos humanos frecuentemente preteridos y menoscabados, los derechos<br />

culturales. En este sentido, de cara al diseño de la renovada política europea de cooperación al<br />

desarrollo puede resultar conveniente prestar atención al reciente Convenio para la promoción<br />

y protección de la diversidad de las expresiones culturales, de 20 de octubre de 2005, en<br />

donde se destaca la interdependencia entre los aspectos económicos y culturales del desarrollo<br />

y se postula una atención a estas cuestiones a través del reforzamiento de las industrias<br />

culturales de los países en desarrollo, el reforzamiento de sus capacidades en materia de<br />

116 Al respecto, vid. JUSTE RUIZ, J., « El desarrollo sostenible y los derechos humanos », en Soberanía del<br />

Estado y Derecho internacional. Homenaje al Profesor Juan Antonio Carrillo Salcedo, Univ. de Córdoba-Univ.<br />

de Sevilla-Univ. de Málaga, Sevilla, 2005, vol. II, pp. 757-778, en pp. 765-766. Otra cosa son las declaraciones<br />

del tenor del “Consenso de Monterrey” que dan por hecha la simbiosis entre uno y otro, al tiempo que ofrecen<br />

una visión optimista de la liberalización comercial (Cfr. Consenso de Monterrey sobre la financiación<br />

internacional del desarrollo, reprod. en Naciones Unidas, Informe de la Conferencia Internacional sobre la<br />

financiación del desarrollo, (Monterrey, México, 18 a 22 de marzo de 2002), Doc.NU, A/CONF.198/11, pp. 8-<br />

10, en esp. párrs. 26-27).<br />

117 En este sentido, ya en la Conferencia de la UE sobre derechos humanos celebrada en Venecia entre el 25 y 28<br />

de mayo de 2000 destacaba como una cuestión clave la incidencia de la política comercial en el disfrute de los<br />

derechos humanos y la falta de coordinación entre las diferentes áreas implicadas: desarrollo, cooperación,<br />

comercio, derechos humanos, etc. (The EU and the central role of human Rights and Democratic Principles in<br />

relations with Third Countries, WG I “EU Human Rights Policy in the context of Globalisation”, rapp. I.<br />

Aguirrezabal; en ). Para una<br />

confrontación de las diferentes perspectivas de aproximación a la relación entre comercio y derechos humanos,<br />

vid. en la literatura más reciente, EFFEH, U.E., “The GATT/WTO Regime, Economic Rights and Sub-Saharan<br />

Africa: The Musings of a Heretic”, Netherlands International Law Review (NILR), pp. 221-248, en esp. pp. 223-<br />

235; ORFORD, A., “Beyond Harmonization: Trade, Human Rights and the Economy of Sacrifice”, Leiden<br />

Journal of International Law, vol. 18, 2005, pp. 179-213.<br />

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.


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expresión cultural, la transferencia de tecnologías y el apoyo financiero a sus sectores<br />

culturales 118 .<br />

118 Art. 14 Convenio para la promoción y protección de la diversidad de las expresiones culturales, de 20 de<br />

octubre de 2005 (Cfr. asimismo, arts. 2 (principios 5 y 6), 13, 15 y 16. Su texto está accesible en<br />

. En relación con el mismo vid.<br />

PAUWELYN, J., “The UNESCO Convention on Cultural Diversity, and the WTO: Diversity in International<br />

Law-Making?”, ASIL Insights, 15 de noviembre de 2005; texto accesible en <<br />

http://www.asil.org/insights/2005/11/insights051115.html#_edn1>).<br />

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“Codesarrollo” como regla operatoria para la<br />

cooperación al desarrollo.<br />

Alberto Hidalgo Tuñón<br />

Profesor de Sociología del Conocimiento de la Universidad de Oviedo.<br />

Director en Asturias del IEPC<br />

1.- Coyuntura e historia.<br />

Alarmados por la llegada de pateras y cayucos a las costas europeas (canarias,<br />

andaluzas, maltesas, italianas, griegas, etc.) los europeos parecen haber olvidado algo<br />

que han estudiado en las escuelas y es que no es la primera vez que se produce el<br />

desplazamiento de masas de negros africanos por el mundo. No hace falta ser un<br />

materialista histórico confeso para saber que el secuestro de hombres en África para<br />

proveer a la economía de plantación en América y permitir la acumulación del capital<br />

en Europa fue uno de los ejes vertebradores de la economía mundial durante los siglos<br />

XVII y XVIII y propició el ascenso del capitalismo mundial, como ha narrado bien el<br />

historiador Ki-Zerbo 1 . Hoy sabemos que los primeros contactos sistemáticos con el<br />

África subsahariana fueron establecidos por los franceses desde 1530 y fueron ellos (y<br />

no navegantes solitarios como el mallorquín Jaime Ferrer en 1345) los que<br />

contribuyeron decisivamente a forjar la imagen estereotipada y los prejuicios raciales<br />

que los europeos tenemos sobre las razas africanas, como ha investigado el historiados<br />

norteamericano William B. Cohen 2 En América la consecuencia más importante del<br />

tráfico negrero fue la formación de sociedades con fuerte presencia africana en amplias<br />

zonas del continente (las Antillas, Estados Unidos, Brasil, etc.) de esa emigración<br />

masiva forzada en condiciones de esclavitud, que aún hoy perdura. Omitimos<br />

asépticamente hablar de las «rutas de la esclavitud» ahora que, una vez desintegradas<br />

sus culturas primitivas, los antiguos esclavos parten voluntariamente de sus países en<br />

1 Ki-Zerbo (1972), Historia del África Negra. De los orígenes al siglo XIX, Alianza, Madrid.; cfer. etiam.<br />

Martinez Carreras, J.U. (1993): África subsahariana.1885-1990, del colonialismo a la descolonización.<br />

Síntesis. Madrid<br />

2 W.B. Cohen, Français et Africans. Les Noirs dans le regard des Blancs. 1530-1880, Gallimard, Paris,<br />

1981, 410 pp.<br />

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busca de nuevas formas de trabajo esclavo. ¡Gran éxito civilizatorio de la Idea de<br />

libertad!<br />

246<br />

Cierto es que, aunque menos conocidas, fueron importantes las «rutas de<br />

retorno» que a finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX propiciaron la<br />

fundación de las áfricas americanas, es decir, de aquellos puntos de la costa Atlántica de<br />

África en donde se formaron sociedades de retorno con negros descendientes de<br />

africanos o con africanos que habían sido esclavos en América. El contexto del<br />

surgimiento de estas sociedades lo constituyen las últimas etapas de la trata negrera, su<br />

decadencia y abolición; los sistemas de mano de obra que intentaron suplirla y las<br />

soluciones ensayadas para eliminar la incomoda presencia de la población negra libre en<br />

las colonias y repúblicas americanas. Por ejemplo, a fines del siglo XVIII el tráfico<br />

negrero de las colonias portuguesas en América estaba, en buena medida, en manos de<br />

traficantes locales y las colonias lusitanas de África occidental se habían convertido en<br />

sub-colonias económicas de Brasil 3 . Mal que pese a nuestra ignorancia y al hecho de<br />

que en España vivimos un proceso de repliegue imperial y de fracturas internas, la<br />

globalización de los intercambios comerciales eran ya una realidad en el siglo XIX.<br />

Por lo que hace a nuestra tesis aquí, la actual inmigración masiva de africanos<br />

hacia Europa (que no es tanta, pues sólo afecta al 5% de los irregulares que entran en<br />

nuestras fronteras) no es más que una suerte de tercera navegación, consecuencia<br />

directa de un proceso de descolonización insuficiente, que ha permitido a ciertas<br />

empresas multinacionales seguir explotando las riquezas naturales del continente negro<br />

y a determinadas potencias ex coloniales mantener su influencia (no sólo social y<br />

cultural, sino económica, política e incluso estratégica y militar) en países que desde su<br />

independencia no han dejado de ser escenarios de guerras, luchas por el poder e incluso<br />

conflictos armados no exentos de injerencias foráneas con el conocido resultado de un<br />

subdearrollo galopante, desigualdades abismales, hambrunas programadas y catástrofes<br />

humanitarias cíclicas. No hay que olvidar que entre 1963 y 1969, el África negra recién<br />

3 A. Russel Wood, «El Brasil colonial: el ciclo del oro 1690-1750» en Leslie de Bethell, Historia de<br />

América Latina, Cambridge University Press-Editorial Crítica, Barcelona 1990, tomo II, pág. 248.<br />

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independizada sufrió 17 golpes de estado militares. Tampoco hay que olvidar que,<br />

aunque desde los países receptores totalicemos magrebíes y subsaharianos en un solo<br />

<strong>número</strong>, estamos hablando en realidad de dos mundos culturales diferentes. Jacques<br />

Maquet, el sociólogo del conocimiento, que vivió diez años en África, en los últimos<br />

tiempos del periodo colonial, describe la situación así todavía en 1969: «El Sahara no es<br />

más que un límite arbitrario que marca la frontera entre dos mundos culturales. Claro<br />

está que estos dos mundos no son extraños; utilizando las rutas de caravanas, no<br />

dejaron de sostener relaciones ininterrumpidas durante varios siglos, y estas relaciones<br />

determinaron una mutua influencia. Pero entre los diferentes territorios del África negra<br />

existen similitudes culturales más numerosas, más profundas y más significativas que<br />

las que unen estas zonas con las regiones del África mediterránea…. (de modo que<br />

implican) la existencia de una comunidad cultural, de una africanidad» 4 .<br />

Es preciso conocer esa historia relativamente reciente de la descolonización y<br />

las transformaciones introducidas en las estructuras de estratificación tremendamente<br />

desiguales que sobrevivieron en los países independientes para poder entender la actual<br />

coyuntura migratoria, para saber quienes emigran, por qué y a dónde. Por supuesto que<br />

antes de la colonización la mayoría de las sociedades africanas, por no decir todas,<br />

mantenían estructuras tradicionales de desigualdad en términos de superiores e<br />

inferiores, soberanos y súbditos, aristócratas y campesinos. Pero las redes coloniales<br />

crearon una nueva estructura de desigualdad basada en la superposición de los blancos<br />

sobre los indígenas. Varios esquemas perpetuaron la situación de privilegio de los<br />

blancos europeos sobre los indígenas: la superioridad cultural, la jerarquía racial, la<br />

endogamia de los grupos, el acceso exclusivo aciertas actividades remuneradoras (como<br />

la venta de alcohol, etc.). Sólo al comienzo de los años 50 comenzaron a esfumarse la<br />

estratificación tradicional en el África negra por el avance de los instruidos, que<br />

ocuparon posiciones elevadas y medias dentro de las instituciones públicas y de las<br />

empresas privadas y formaron el núcleo de un nuevo estrato social. Es un equívoco<br />

llamar “burguesía” a los cuadros de la administración pública, propietarios de pequeñas<br />

empresas, capataces, técnicos, obreros especializados y personal docente que en las<br />

4 Jacques Maquet, El poder negro en África, Guadarrama, Madrid, 1971, p.10<br />

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ciudades (pues sólo las ciudades y a veces sólo la capital ofrecía oportunidades para este<br />

nuevo estrato) comenzaron a distanciarse del campesinado. Según datos recogidos en<br />

las colonias francesas entre 1956 y 1959, el 88 % de la población vivía aún de la<br />

agricultura. La independencia no cambió drásticamente la situación. El foso entre<br />

ciudadanos y campesinos siguió ensanchándose y la dependencia económica y política,<br />

aunque más sutil sobrevivió.<br />

248<br />

La independencia en África arrancó mal decía Dumont en 1962. Al final de esa<br />

década, en 1970, África negra contaba con 35 países independientes. Pero a pesar de<br />

esas independencias y de los distintos matices económicos, sociales y culturales que<br />

configuran los nuevos Estados independientes, éstos tienen regímenes políticos<br />

equiparables. Son regímenes autoritarios con una gran concentración del poder político<br />

en un sujeto o en un grupo muy reducido de sujetos. Aunque son pocos los países que<br />

mantienen abiertamente un régimen autoritario (hay constituciones democráticas en<br />

África), sin embargo, el autoritarismo está de hecho generalizado en África negra,<br />

donde el golpismo y el militarismo han protagonizado la historia reciente de la<br />

independencia. En 1970 de los diecisiete jefes de estado que presidieron la<br />

independencia de su país, nueve fueron liquidados o asesinados y ocho de los nuevos<br />

presidentes eran militares; en 1975 el movimiento se amplió más con dieciséis Estados<br />

bajo régimen militar (Malí, Níger, Dahomey-Benín, Togo, Alto-Volta, Ghana, Nigeria,<br />

República centro-africana, Congo, Zaire, Uganda, Ruanda, Burundi, Etiopía, Somalia,<br />

Madagascar); en 1986 de los veintitrés jefes de Estado que habían accedido al poder por<br />

un golpe de Estado, diecinueve eran militares. En 1996 todavía había 13 presidentes<br />

militares frente a 17 civiles y el caso mixto de Rwanda. Matala Kabangu contabilizaba<br />

65 golpes militares, 6 guerras recien concluidas, 8 países en guerra y otros tres con<br />

fuerte tensión político-social 5 . No puede, sin embargo, atribuirse este alto índice de<br />

conflictividad a la bipolaridad de la guerra fría. La caída de la URSS no ha mejorado las<br />

cosas como lo demuestra la guerra de Rwanda de 1994 que dejó un balance de 800.000<br />

muertos o los cinco años de guerra vividos en la llamada actualmente República<br />

5 Tshimpanga Matala Kabangu, El poder por el poder en África. Bases de una nueva cooperación para el<br />

desarrollo, Servicio Central de Publicaciones del Gobierno Vasco, Victoria-Gasteiz, 1996<br />

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democrática del Congo, una de las zonas de tensión señaladas por Tshimpanga y en<br />

cuya resolución democrática él mismo ha intervenido activamente.<br />

Pero los conflictos bélicos permanentes no es la única causa del actual éxodo<br />

africano que tanta alarma social y suspicacias varias provocan en Europa. Los datos son<br />

escalofriantes. Unos 300 millones de pobres, que carecen de medios para satisfacer<br />

necesidades distintas de las alimentarias enfrentan la tasa de enfermedades más alta por<br />

1.000 habitantes, de las que el 71% de corresponde al grupo de enfermedades<br />

transmisibles. Peor aún, aunque ha mejorado la alfabetización, todavía quedan África<br />

negra más de 138 millones de adultos analfabetos y siguen existiendo unas inmensas<br />

capas de la población excluidas del mundo de la lectura y de la escritura. Dentro de las<br />

mismas siguen formando el núcleo mayoritario las mujeres pobres, pues el mundo de<br />

las letras y de las ciencias parece reservado a la élite nacional, que la utiliza como un<br />

mecanismo de perpetuación del poder. Significativo es todavía el testimonio de Nicere<br />

Githae Mugo por mucho que hayan cambiado las cosas en 10 años: «las clases<br />

dirigentes africanas mitifican los libros y el conocimiento como una forma de conservar<br />

su prestigio. Recuerdo haber presenciado, siendo una niña, cómo un maestro de escuela<br />

primaria humillaba a los campesinos. Como casi todos eran analfabetos, necesitaban<br />

llevarle las cartas que recibían para que se las leyera o para que les escribiera las<br />

respuestas. El maestro se deleitaba visiblemente sintiendo cómo la gente de la región …<br />

reconocían su superioridad. Pavoneando por el patio de la casa, silbaba, estirando el<br />

cuello de su camisa mientras tomaba té….En pago, estos debían llevarle huevos, pollos,<br />

frutas y otros productos de la granja. !Un típico señor feudal dentro de su pequeño<br />

reinado intelectual!» 6<br />

Que la situación del África subsahariana es desesperada no es menos cierto<br />

que el hecho de que la solución de sus problemas pasa por un desarrollo para el que<br />

cuentan con materias primas y población suficiente. Frente a los informes de la CIA<br />

que niegan al África negra cualquier posibilidad de mejorar su situación en el nuevo<br />

escenario de la globalización, cada vez hay más africanos convencidos de que la<br />

6 I.E.P.A.LA (Instituto de Estudios Políticos para África y America Latina), Guía del Tercer Mundo<br />

91/92, Ed Instituto del Tercer Mundo, Uruguay 1992, 49-50.<br />

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ciencia, la tecnología, la cultura política democrática y el sosiego internacional que<br />

requiere dar un vuelco a la situación puede alcanzarse en el siglo XXI. Aunque, los<br />

instrumentos para dar este vuelco son, sin embargo, precarios, insuficientes y modestos,<br />

no se trata de una mera cuestión voluntarista, subjetiva. Como ha señalado Samir Amin,<br />

por lo que a las relaciones comerciales se refiere Africa está más integrada en el<br />

sistema mundial (con el 45% de su PIB) que el resto del planeta (cuya media no<br />

alcanza el 15 % de su PIB). La paradoja de que al mismo tiempo sea la región más<br />

pobre del sistema mundial (con sólo el 6 % de PIB por habitante del que gozan los<br />

países desarrollados) debería provocar una ola masiva de emigraciones, si las<br />

poblaciones siguiesen el mismo destino que las riquezas que se detraen del continente<br />

negro. En término de flujos económicos, así pues, la realidad de las pateras es<br />

insignificante. Quienes las magnifican están poniendo de manifiesto su mala conciencia<br />

colectiva, sus temores más profundos o algún tipo de angustia digno del más malicioso<br />

de los psicoanálisis. Para explicar este alto grado de integración (que es<br />

simultáneamente una obvia explotación) Samir Amin distingue «tres fases de la<br />

integración del continente africano en el sistema económico capitalista», que revelan las<br />

formas específicas que ha ido tomando tal integración 7 . Pero el proceso de<br />

7<br />

Samir Amin, La faillite du dévoloppement en Afrique en dans le tiers-monde, L’Harmattan, Paris,<br />

1989; y, sobre todo, su revisión de Los desafíos de la mundialización, siglo XXI, México, 1997. Las tres<br />

fases son:<br />

1.- La fase mercantilista que se extiende del siglo XVI a XVIII produjo la primera integración de Africa<br />

en el mercado mundial aportando el trabajo de los esclavos. En realidad, la trata de mano de obra negra<br />

provocó una primera oleada de emigración forzosa africana, que produjo una erosión demográfica de la<br />

que apenas hoy se está recuperando el continente negro. Puesto que el triángulo formado por el secuestro<br />

de hombres en África para proveer a la economía de plantación en América fue decisiva para la<br />

acumulación del capital en Europa, es obvio que uno de los ejes organizadores de la integración de la<br />

economía-mundo y del ascenso del capitalismo mundial pasa ya desde el principio por este continente.<br />

Canarias fue testigo mudo de este proceso. En América la consecuencia más importante del tráfico<br />

negrero fue la formación de sociedades con fuerte presencia africana en amplias zonas del continente,<br />

pero esa fase terminó con el auge de la industrialización hacia 1.800. Samir Amin, siguiendo el esquema<br />

marxista, acierta en la descripción de esta primera fase.<br />

2.- La segunda oleada de integración de África en el sistema mundial se habría producido,en el periodo<br />

colonial, entre1880 y 1960. El sistema capitalista se habría dedicado a explotar los recursos naturales del<br />

continente aprovechándose de los antecedentes históricos de las sociedades africanas. La Antropología<br />

sirvió de soporte a la triple estrategia que el capitalismo mundial llevó a cabo en África: (1) introducción<br />

de los pequeños campesinos en el mercado mundial de productos tropicales; (2) explotación minera de los<br />

recursos naturales del Africa meridional con mano de obra barata, obtenida de migraciones interiores<br />

forzadas; y (3) economía de “saqueo” como la que se propició en la cuenca del Congo. Esta fase terminó<br />

con la descolonización y los movimientos de liberación nacional que triunfaron en los 60 y han sido<br />

protagonistas de estos últimos cuarenta años.<br />

250<br />

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descolonización iniciado en 1960 no puede interpretarse exclusivamente en términos<br />

económicos y geoestratégicos de flujos migratorios. Los protagonistas colectivos de ese<br />

pequeño flujo de negros que recibimos (el 5 % del total) son las propias sociedades<br />

africanas emisoras, en cuyo seno se producen complejos procesos de lucha por el poder,<br />

que deben analizarse en términos políticos y culturales, además de económicos. Desde<br />

esta perspectiva la telaraña de iniciativas realizadas por los propios africanos, que<br />

culmina no sólo con el Plan Milenio para el Renacimiento Africano, sino también con el<br />

Nuevo Partenariado para el Desarrollo de África (NEPAD), que incluye a 15 jefes de<br />

Estado y de Gobierno Africanos avanza en una dirección diferente. Hablar de<br />

codesarrollo como regla operatoria es analizar las condiciones para apuntalar bien<br />

nueva dirección.<br />

2.- Origen, recorrido y límites de la Idea<br />

La idea de codesarrollo nació para África en la década de los 90, pero no para el<br />

África subsahariana, sino para la mediterránea. Como se sabe, fue puesta en circulación<br />

3.- El fracaso económico de la descolonización, en la que las economías africanas se han visto<br />

subordinadas cada vez más a los intereses capitalistas mediante los “programas de ajuste estructural” y la<br />

onerosa carga de una “deuda externa” contraída por gobiernos corruptos, augura para Africa un plan<br />

“neocolonial”, que según él es el peor modelo de integración en el sistema mundial. Desde la<br />

interpretación de la economía de la dependencia, al que Samir Amin sigue afecto grosso modo, la<br />

explicación de por qué no hay muchas esperanzas para Africa, pese al plan Omega, el Tratado de Abuja o<br />

el NEPAD es simple: sencillamente ninguna de las soluciones formuladas propicia un “desarrollo<br />

autocentrado” de las economías nacionales africanas, sino sólo “desarrollo dependiente”.<br />

En este esquema interpretativo, sin embargo, hay dos cuestiones que quedan por aclarar y que, en mi<br />

opinión, tienen mucha más importancia de lo que parece a primera vista. A mi me parece prematuro<br />

sacrificar la pluralidad y complejidad de los procesos a esquemas demasiado generales como los que<br />

aplica Samir Amin al caso africano. Aun aceptando el análisis de la acumulación originaria y del periodo<br />

de colonización, hay que observar que en esta historia hay grandes lagunas, cuyo conocimiento interesa.<br />

La primera se refiere al periodo que va de 1.800 a 1.880, un periodo del que nada se dice y que parece que<br />

África dejo de interesar al sistema mundial e inició un camino propio y de menos integración. ¿Qué<br />

ocurrió con los flujos migratorios entre 1.800 y 1880 y qué consecuencias tuvieron para África?A la luz<br />

de la respuesta que demos a esa cuestión, quizá resulte prematuro decir que el proceso de<br />

“descolonización” iniciado en 1.960 y que encuentra tantas resistencias por parte de las antiguas potencias<br />

coloniales que siguen instaladas con sus intereses en las nuevas naciones “supuestamente independientes”<br />

ha concluido.<br />

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por Sami Naïr 8 . Hemos aprendido su significado práctico a partir de la política francesa<br />

basada en los planteamientos de Sami Naïr, quien afirmaba que las leyes Pasqua en<br />

Francia en 1.993, al llevar a cabo un «ataque sistemático contra los inmigrantes y los<br />

extranjeros», venían a legitimar la retórica de la extrema derecha. Un estado responsable<br />

debería preguntarse: ¿Cómo conseguir una gestión realista de los flujos migratorios y<br />

una verdadera política de inmigración que tenga en cuenta los intereses a largo plazo?<br />

252<br />

Sami Naïr dedicó varios libros a criticar la situación francesa antes de ofrecer<br />

su propuesta de codesarrollo. Los trabajos de Naïr coinciden esencialmente con las<br />

conclusiones del Informe de Patrick Weil (1997), según las cuales las políticas de<br />

inmigración de Pasqua y Debré, al centrarse con exceso el control, resultaban contrarias<br />

al propio interés nacional, además de injustas e ineficaces para combatir la inmigración<br />

ilegal, contra la que pretendían luchar, leciones de las que parece haberse olvidado<br />

Sarkosy. Es necesario recordar la anterior política francesa que llegó a su punto álgido,<br />

cuando en 1997 la policía evacuó por la fuerza la iglesia de Saint Bernard de París,<br />

ocupada por sin papeles que reclamaban un proceso de regulación, porque fue este<br />

hecho el que determinó la promesa de Lionel Jospin de revisar las leyes de inmigración<br />

y marcó la línea divisoria entre políticas de derechas y de izquierdas en este terreno.<br />

Probablemente las políticas de migraciones sigan siendo en el siglo XXI el test más<br />

decisivo para marcar las diferencias entre izquierda y derecha en lo que respecta a la<br />

interpretación del principio de igualdad. En efecto, es propio de la derecha desde los<br />

años 30 del siglo XX centrar sus leyes reguladoras de la inmigración en estos cuatro<br />

aspectos:<br />

8<br />

Sami Nair, Contre les lois Pasqua, Arléa, Paris, 1997.Como especialista en el Islam, Nair ya era<br />

conocido por obras como Mediterráneo hoy, entre el diálogo y el rechazo. Barcelona. Icaria, D.L. 1995 o<br />

En el nombre de Dios. Barcelona. Icaria., 1996, pero después de su carta abierta comenzó su producción<br />

más activista: Informe de balance y orientación de la política de codesarrollo en relación a los flujos<br />

migratorios, Misión Interministerial sobre Migración y Codesarrollo, Paris, 1997, «Hacia una nueva<br />

gestión de los flujos migratorios», El País, 12 de agosto de 1998, Las heridas abiertas. El País/Aguilar,<br />

Madrid, 1998; Codesarrollo y Sostenibilidad, CCCB, 1999 o (2.001) La inmigración explicada a mi hija,<br />

Plaza&Janés Editores, Barcelona, 2001.<br />

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- el cierre de fronteras<br />

- la precarización y la exclusión de la inmigración irregular<br />

- el cierre del acceso a la nacionalidad<br />

- el reforzamiento de los controles policiales<br />

Justamente las medidas que trae el desarrollo de la Ley Orgánica 8/2000 de 22<br />

de diciembre, inciden de lleno en estos cuatro capítulos.<br />

Sami Naïr analiza con sagacidad que lo más preocupante en los años 30 fue que<br />

las distintas medidas adoptadas acabaron acostumbrado a la opinión pública a que<br />

existiera una persecución del extranjero, de forma que, no se prestó especial atención a<br />

las previsiones hechas para los judíos en 1940 y 1941. ¿Existe el peligro de que esta<br />

práctica se repita en nuestros días? ¿No hay incluso después del 11 de septiembre una<br />

justificación para excluir al “moro”, al “árabe”, al “islamista”? ¿No es esta la pregunta<br />

que deberíamos hacernos cuando oímos hablar de la “invasión subsahariana” que<br />

supuestamente sufre Canarias?<br />

En realidad, como magistralmente señala Sami Naïr, lo que ocurre es que con<br />

leyes como las francesas antes de 1997 y la española actual a quien se ataca es a las<br />

víctimas de un sistema del que no son responsables, en este caso los extranjeros<br />

extracomunitarios, y no al sistema que las produce. En la Unión Europea a finales de<br />

los noventa penetró con fuerza la idea de Codesarrollo. Después de que gracias al<br />

Tratado de Ámsterdam (mayo del 99) se otorgase competencias en las áreas de<br />

inmigración y asilo a la Unión Europea, existe un Plan de Acción aprobado en Viena y<br />

una resolución del Parlamento Europeo sobre la Cumbre de Tampere (Octubre del 99),<br />

que pide expresamente que ajustar las políticas de los países miembros al proyecto de<br />

una “Europa abierta e Integradora”. La fórmula prevalece todavía en el Tratado para una<br />

Constitución en trance de aprobación, por más que muchos críticos franceses, incluido<br />

el propio Sami Naïr y muchos de los colaboradores de Le Monde Diplomatique<br />

consideren que es más retórica que real.<br />

Después del 11 de septiembre, sin embargo, las políticas europeas sufrieron una<br />

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fuerte parálisis. Más que nunca la responsabilidad de reorientar la política de<br />

cooperación y de inmigración tanto en Europa como en España está recayendo en la<br />

sociedad civil ante la inhibición e incluso el vergonzoso conservadurismo de los<br />

partidos políticos que han convertido el asunto de la inmigración en uno de los ejes del<br />

debate electoral, con el obvio peligro de excitar los fantasmas del racismo y la<br />

xenofobia. Es cierto que la resolución 336 del Parlamento Europeo en 2003 reafirma los<br />

acuerdos de Tampere en cuanto a la gestión de la emigración en un contexto de<br />

envejecimiento demográfico, la mejora de la integración y la necesidad de colaborar con<br />

los países de origen para luchar contra la inmigración ilegal y el tráfico de seres<br />

humanos, aunque se reconocen graves diferencias entre los Estados miembro en el<br />

cumplimiento de estos deberes. Justamente ese reconocimiento pone al descubierto la<br />

inexistencia de una política común de la Unión Europea de asilo y migración, de<br />

protocolos para la colaboración con los países de origen de los emigrantes y demás<br />

medidas que se había acordado desarrollar en Tampere 9 . Por lo que se refiere a España,<br />

el plan GRECO (Programa Global de Regulación y Coordinación de la Extranjería y la<br />

Inmigración en España) aprobado en Enero de 2004 (prorrogando el anterior vigente<br />

entre 2000/2004) con instrucciones precisas sobre contingentes, selección y gestión de<br />

solicitudes de autorización de trabajo y residencia de forma estable enfatizaba más los<br />

aspectos policiales y de control de las entradas que la integración y la protección de<br />

derechos humanos a cargo del IMSERSO, por lo que hay que felicitarse de que el<br />

cambio político de marzo de aquel año, haya permitido recuperar el consenso con las<br />

fuerzas sociales (el año anterior se habían producido registros y secuestros de<br />

ordenadores en sedes de ONGs que colaboraban con las autoridades a resolver<br />

problemas urgentes de acogimiento), suavizar las rigideces que habían propiciado una<br />

bolsa notable de trabajadores en situación administrativa irregular y, sobre todo,<br />

gestionar un proceso de normalización en el 2005 que han permitido ampliar la<br />

capacidad de cogida del sistema.<br />

254<br />

Como quiera, no obstante, que la causa principal de las migraciones masivas es<br />

9 Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo sobre una Política Comnunitaria de<br />

Migración, COM/2000/0757 final (http://europa.eu.int)<br />

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la pobreza, parece bastante indiscutible la tesis de que la política más coherente para<br />

limitar los flujos migratorios es incrementar la cooperación al desarrollo hasta reducir la<br />

pobreza en los países de origen. Sin embargo las AOD habían disminuido a finales de lo<br />

noventa. Hay, no obstante, consenso teórico internacional respecto a la necesidad de<br />

instaurar un nuevo modelo que otorgue prioridad a la condonación y reinversión de<br />

deuda externa en planes nacionales de lucha contra la pobreza e instaure una nueva<br />

política de codesarrollo e inmigración para no seguir retrocediendo hacia la<br />

desigualdad. Convertida en una realidad emergente en las relaciones económicas<br />

internacionales, la emigración ha suscitado en la Comisión Europea una preocupación<br />

constante, sobre todo, para no lesionar los intereses de los mercados de trabajo<br />

promoviendo medidas para mejorar la información, crear centros de formación y<br />

contratación en los países de origen, favorecer la formación lingüística y cultural de los<br />

inmigrantes, generar bases de datos sobre aptitudes y perfiles ocupacionales, facilitar la<br />

transferencia de remesas, compensar a terceros países por la pérdida de cerebros y<br />

capital humano, propiciar el retorno, etc. Algunas de estas medidas se catalogan bajo la<br />

denominación de “codesarrollo”. Antes de formular estas soluciones, sin embargo,<br />

quizá debamos reflexionar sobre el alcance y los límites de este nuevo concepto de<br />

“codesarrollo”, que no debe verse como una “panacea universal”, sino como una simple<br />

“regla operatoria de actuación” en un momento de intensa incertidumbre.<br />

Dicho sucintamente, la principal novedad del concepto de co-desarrollo es su<br />

intento de vincular positivamente la cooperación al desarrollo con las migraciones.<br />

Cualquier proceso de desarrollo debe atender a los flujos migratorios específicos que<br />

afectan a su población y a las percepciones emic de quienes son parte activa de tales<br />

procesos. En tanto que generadoras de competencia con los ocupantes de un territorio,<br />

las migraciones suelen valorarse negativamente. De ahí que muchos tiendan a<br />

interpretar la cooperación al desarrollo con las zonas donde se originan los flujos<br />

migratorios como una estrategia egoísta tendente a evitar precisamente las molestias que<br />

traen aparejadas las migraciones y en este sentido el propio concepto de codesarrollo ha<br />

sido con frecuencia criticado en los países de origen como un forma de disimular<br />

procesos masivos de repatriación.<br />

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256<br />

En este sentido, conviene, sin embargo, dejar bien claro desde el principio que<br />

una cosa es la cooperación al desarrollo, cuyo límite ideal es la erradicación de la<br />

pobreza en el mundo (de modo que su realización no se inspira en ninguna reciprocidad,<br />

ni viene condicionada por los flujos migratorios, sino por imperativos éticos<br />

relacionados con la justicia y el respeto a los derechos humanos de todos los miembros<br />

de la especie) y otra muy distinta es el “codesarrollo” (que se atiende al principio de<br />

reciprocidad y sólo cobra sentido en el contexto de las migraciones). Es cierto que al<br />

hablar de África ambos temas se confunden. Es el continente más necesitado de<br />

cooperación al desarrollo y en el que, al mismo tiempo, los resultados de la cooperación<br />

al desarrollo han resultado más ambiguos (y a veces nefastos), de modo que el<br />

desplazamiento voluntario de sus necesitadas poblaciones hacia Europa puede<br />

interpretarse fácilmente como una consecuencia directa de la pobreza y del hambre.<br />

3.- Contexto demográfico actual: globalización y desplazamientos.<br />

Ahora bien, el desplazamiento de las poblaciones africanas hacia Europa de<br />

forma voluntaria se enmarca en el contexto actual de la “globalización”. Y la<br />

globalización parte de la existencia de una interdependencia entre las naciones, los<br />

Estados y las economías, y por eso, tras lo que Sami Naïr y Javier de Lucas denominan<br />

en un libro espléndido el desplazamiento del mundo (le déplacement du monde) se<br />

esconde la necesidad de ir más allá de la mera división entre países ricos y pobres 10 . Tal<br />

como analiza en el libro citado, el desplazamiento del mundo supone que ya no puede<br />

afirmarse que el Norte pueda prescindir del resto del mundo, sino que, en un contexto<br />

de mundialización a todos los niveles, de globalización de la economía como el que<br />

encontramos actualmente, el Sur también tiene un papel determinante. Hay un elemento<br />

de codeterminación que es la base ontológica sobre la que se asienta en última instancia<br />

10 Sami Naïr y Javier de Lucas: El desplazamiento en el mundo: inmigración y temática de identidad.<br />

Instituto de Mayores y Servicios Sociales. 1998.<br />

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la regla del codesarrollo 11 .<br />

Si como Sami Naïr afirma existen de facto unos cien millones de migrantes<br />

(160, si agregamos los 40 millones de desplazados internos y los 20 millones de<br />

asilados y refugiados políticos) en el mundo, cuyos desplazamientos obedecen a<br />

factores tanto cuantitativos como cualitativos, ¿resulta verosímil pensar que la<br />

regulación de esta situación pasa por un cierre o por una apertura total de fronteras? En<br />

primer lugar, es obvio que semejante cifra es pequeña frente a los más de 6.000<br />

millones de habitantes que tiene el planeta. En segundo lugar, proporcionalmente y en<br />

términos de geopolítica histórica, incluso si esos 100 millones viniesen a Europa, no<br />

compensarían la cifra de los 40 millones de europeos que emigraron entre 1800 y 1930.<br />

Pero es que, además, en tercer, pero no en último lugar, el Norte necesita inmigrantes<br />

para sobrevivir, según el documento «Migraciones de reemplazo: una solución a las<br />

poblaciones que envejecen» de Naciones Unidas. Hasta el 2.025 Estados Unidos debería<br />

dar entrada a 150 millones de inmigrantes, mientras que los países europeos deberían<br />

permitir el ingreso de 159 millones si quieren que sus economías mantengan el nivel<br />

actual de tener 4 ó 5 trabajadores activos por cada pensionista 12 .<br />

En general, hoy se reconoce que el cierre total de fronteras es un mito imposible<br />

de llevar a la práctica (tal como se ha visto en los intentos europeos de lograr la<br />

«inmigración cero»), una utopía que a la larga está resultando perjudicial y sólo sirve<br />

como pretexto para que los gobernantes europeos se lancen estúpidas pullitas<br />

“nacionalistas” sobre la regularización. Por otro lado, sin embargo, es cierto que, de<br />

momento, y, dadas las desigualdades e inercias existentes, una apertura total sería<br />

inasimilable. El modelo aplicado en Estados Unidos, que permite el ingreso de un<br />

millón de inmigrantes cada año, es más realista que las aspiraciones a la «inmigración<br />

cero» de ciertos países europeos dominados por la xenofobia de sus habitantes, pero<br />

11 J. Nielsen, Internacional Mobility in a globalising world, Migration Policy Group, 2002; J.A. Alonso.<br />

Emigración, pobreza y desarrollo, Ediciones La catarata, Madrid, 2004.<br />

12<br />

Una argumentación más completa sobre el contexto demográfico puede leerse en mi A. Hidalgo «El<br />

diseño de las políticas de inmigración en Europa: hacia una sociedad pluralista », en Étca, pluralismo y<br />

flujos migratorios en la Europa de los 25, Editorial Eikasía, Oviedo, 2005<br />

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tampoco es un ejemplo a seguir una política que levanta muros de contención con sus<br />

socios comerciales mexicanos.<br />

258<br />

Desde la perspectiva de la globalización, sin embargo, las pocas fichas positivas<br />

que se mueven en orden a organizar los flujos migratorios lo hacen en la dirección del<br />

codesarrollo. En particular, la OIM tiene tres proyectos destinados a: (i) asesorar a los<br />

países sobre los marcos jurídicos que permiten mejorar la gestión de la migración, (ii)<br />

movilizar a los migrantes para que se impliquen en el desarrollo socioeconómico de sus<br />

países de origen y (iii) fomentar la iniciativa empresarial entre las mujeres inmigrantes<br />

de los PMA. La OIT, por su parte, se compromete a prestar asistencia técnica a los<br />

PMA para aprovechar sus potenciales turísticos, canalizar las remesas hacia la inversión<br />

y conceder créditos y acceso a la tecnología apropiada a pequeños empresarios que<br />

favorezcan el desarrollo en este campo. Y, por último, el ACNUR en colaboración con<br />

la FAO, organismos públicos nacionales y ONGs se compromete a proyectos de<br />

capacitación de las refugiadas en temas relacionados con los derechos sobre la tierra,<br />

microemeprendimientos comunitarios y producción de alimentos 13 .<br />

En resumen, coincidiendo con los expertos, la ONU proclama que la<br />

globalización ha venido a cambiar no sólo la percepción tradicional sobre las<br />

migraciones, sino también la interpretación de sus causas. Descendiendo al detalle se<br />

constata que la relación entre pobreza y migraciones ya no es lineal. No puede decirse<br />

que emigren los más pobres que también lo hacen. Las migraciones que preocupan a los<br />

países desarrollados proviene de países que no siempre son PMA, sino países en<br />

desarrollo que se están desestructurando y expulsan no a los que tienen menos<br />

cualificación y oportunidades en sus países de origen, sino muchas veces, a los más<br />

capaces y ambiciosos. Tampoco es cierto que la presión demográfica sea la causa<br />

determinante de la migración, pues cada vez es más evidente la existencia de redes y<br />

entramados de emigración por la que circulan una gran heterogeneidad de condiciones:<br />

mujeres, estudiantes, doctores, jóvenes y viejos, obreros y empresarios, etc.<br />

13<br />

ONU: «Aprovechamiento de los beneficios para el desarrollo asociados con la migración: relaciones<br />

entre la migración, los desplazamientos y el desarrollo», III Conferencia de Naciones Unidas sobre PMA,<br />

Bruselas, 14-20 de Mayo de 2001.<br />

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4.- Políticas de codesarrollo y de cooperación al desarrollo.<br />

Las políticas de codesarrollo ciertamente no suplantan a las de cooperación al<br />

desarrollo, entre otras cosas, porque se articulan operatoriamente a nivel<br />

microsociológico. Como he intentado demostrar con detalle en otra parte, el<br />

codesarrollo no es un nuevo modelo de desarrollo que venga a sustituir a ninguno de los<br />

cinco cánones actualmente vigentes. Es compatible con todos ellos, aunque al centrarse<br />

en los procesos migratorios desde un punto de vista esencialmente antropológico, el<br />

canon con el que mayores afinidades presenta es con el del desarrollo humano. Con<br />

todo y con eso, mantiene puntos de coincidencia con todos los demás, pues en ocasiones<br />

aporta reglas operatorias e instrumentos novedosos para reinterpretar las políticas que<br />

conciernen a los emigrantes e inmigrantes, sobre todo en lo que respecta a la<br />

sostenibilidad y al desarrollo local 14 .<br />

No voy a discutir ahora si el relativo fracaso de las políticas de cooperación para<br />

el desarrollo en las últimas cuatro décadas, puede estar a la base de las nuevas<br />

migraciones económicas que se han incrementado espectacularmente en la década de<br />

los noventa. A este respecto, tiene razón Marta Arias Robles cuando enfatiza que las<br />

AOD no van a solucionar el “problema” de la inmigración, pero también cuando<br />

subraya que no todas las acciones de cooperación tienen un efecto positivo sobre las<br />

migraciones, ni siquiera cuando se pretende. Justamente por eso, el tratamiento conjunto<br />

de ambas cuestiones -migraciones y cooperación para el desarrollo-, es no sólo una<br />

necesidad perentoria, sino una responsabilidad moral de los países desarrollados que<br />

incumplieron sus promesas. En todo caso sería ingenuo imputar las razones profundas<br />

de los actuales procesos migratorios al mencionado fracaso 15 .<br />

Para tratar con profundidad el nexo entre las políticas de codesarrollo y las de<br />

cooperación al desarrollo hay que retroceder a los fundamentos mismos de los términos.<br />

14 A. Hidalgo, «Codesarrollo. Aproximación conceptual», Tiempos de Paz, nº 66, Otoño, 2002, pp. 5-28<br />

15<br />

Marta Arias Robles, «Migraciones y desarrollo: ¿hay lugar para la cooperación», Intermon-Oxfam,<br />

2001,pp. 81-134<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 259


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Analizando las políticas internacionales de cooperación al desarrollo en el contexto de<br />

la globalización, he señalado en un trabajo anterior la existencia de cinco grandes<br />

cánones o «modelos de desarrollo», que no son estructuras puras, sino muy impuras,<br />

plagadas de presupuestos sin depurar y tremendamente oportunistas en cuanto a la<br />

utilización cortical de sus recubrimientos teóricos. Pese a ello pude distinguirlos porque<br />

subyacen a los «modelos de desarrollo» un conjunto de variables críticas de índole<br />

ontológica (supuestos acerca del mundo), de índole epistémica e ideológica<br />

(representaciones sobre la tecnología y la satisfacción de las necesidades humanas) y de<br />

índole categorial, específicamente económicas (acerca de la producción y de la<br />

riqueza). El análisis de estas variables me permitió concluir que, aunque los «modelos<br />

de desarrollo» no son matemáticos (al estilo de los del Premio Nobel en Economía H.A.<br />

Simon), ni teoreticistas, ni estructuras a escala (como las maquetas), su valor no es<br />

meramente semiológico o propagandístico (laxas analogías o metáforas radicales de las<br />

que hablaba Max Black). Siguiendo la clasificación de modelos puesta en circulación<br />

por el materialismo gnoseológico de Gustavo Bueno, pude establecer que los «modelos<br />

de desarrollo» funcionan como cánones políticos en un sentido muy preciso 16 . Se trata<br />

de marcos diseñados por organismos internacionales o nacionales que pretenden<br />

aplicarse distributivamente a realidades heterogéneas. Aunque las recetas generales ya<br />

no dan ningún resultado porque, a diferencia de lo que ocurría hace 20 o 30 años, los<br />

países en vías de desarrollo se han fragmentado ya en un gama continua de niveles<br />

diferenciados que exigen soluciones particularizadas, la característica económica<br />

común a todos los países en vías de desarrollo es la desproporción entre recursos<br />

financieros y necesidades sociales. Mientras que las demandas de vivienda, nutrición,<br />

salud y educación aumentan en proporción geométrica, la capacidad financiera<br />

disminuye proporcionalmente al peso de la deuda externa de cada país. El reto que<br />

deben enfrentar los «modelos de desarrollo» no consiste, así pues, en otra cosa que en<br />

convertirse en instrumentos políticos útiles para gobernar, atendiendo simultáneamente<br />

a las exigencias del contexto internacional y a las realidades internas de cada país.<br />

16 A. Hidalgo, « Teorías, historias y modelos de la Idea de desarrollo. Los cinco cánones», en A. Hidalgo<br />

y R. Medina (eds) Cooperación al desarrollo y bienestar social, <strong>Eikasia</strong>, Oviedo 2004 pp. 175-233;<br />

Primera versión, El Basilisco, 2ª época, nº 28, Julio-Diciembre,2000<br />

260<br />

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Los «modelos de desarrollo», cuando funcionan como cánones, afrontan la<br />

inmensa cantidad de conocimiento empírico existente sobre las sociedades, primero<br />

para organizarlo coherentemente y, segundo, para orientarlo hacia objetivos o<br />

direcciones definidas. Sirven de marcos para el desarrollo de las realidades modeladas,<br />

de manera que se arrogan funciones constitutivas. Esto ha sido siempre así, de manera<br />

que no les falta razón a quienes atribuyen a los organismos de planificación<br />

internacional (ONU, FMI, GATT, UNCTAD, etc.) alguna responsabilidad en los<br />

problemas actuales, en particular en casos como el de Argentina que pasó en tres años<br />

de ser un «modelo de liberalización» para el FMI a la más catastrófica bancarrota. En<br />

este sentido, cuando Vázquez Barquero, por ejemplo, insiste en subrayar que el modelo<br />

de desarrollo endógeno o territorial es «una interpretación orientada a la acción» no<br />

está con ello, contra lo que pretende, señalando una diferencia específica o un rasgo<br />

diferencial de este modelo respecto a los demás «modelos de desarrollo». La diferencia<br />

no es política, ni gnoseológica (todos los modelos de desarrollo, en tanto que cánones,<br />

están orientados a la acción), sino, en este caso ontológica, pues viene dada más bien<br />

por su pretensión de convertir al «territorio…en un entramado de intereses de una<br />

comunidad territorial, lo que permite percibirlo como un agente de desarrollo local,<br />

siempre interesado en mantener y defender la integridad y los intereses territoriales en<br />

los procesos de desarrollo y cambio estructural»<br />

Es difícil negar que el desarrollismo de Perroux, que en los años cincuenta<br />

apostó por la creación de los famosos «polos de desarrollo» no estuviese orientada a la<br />

acción. Aunque la función gnoseológica (teórica, científica) de los polos de desarrollo<br />

en la España de los sesenta, para seguir con el ejemplo, consistió en suministrar un<br />

sistema de organización operatoria capaz de articular en los despachos un plan nacional<br />

de cambio estructural, esa misma organización de las variables relevantes en aquel<br />

momento (población activa, emigración, sectores económicos, balanza comercial,<br />

intercambio territorial, reforma agrícola, etc.) se convirtió eo ipso en una orientación<br />

política destinada a ensamblar los componentes físicos del sistema (las distintas<br />

ciudades y regiones españolas), antes desorganizados, de acuerdo con proyectos y<br />

programas que comenzaron a ser ejecutados por una nueva clase de tecnócratas y<br />

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economistas empleados por el gobierno de la nación con ese preciso objetivo. Así pues,<br />

en general, cuando un gobierno o una administración adopta un determinado «modelo<br />

de desarrollo», no está haciendo un simple ejercicio retórico, ni puede quedar<br />

satisfecho con el mero trámite de aprobar una legislación abstracta, sino que<br />

normalmente se compromete con la creación efectiva de los instrumentos<br />

institucionales necesarios para suministrar el ensamblaje de las piezas sociales<br />

(materiales) que el modelo identifica.<br />

No se ha reflexionado mucho hasta la fecha acerca de la naturaleza mixta,<br />

circularista y ambivalente de los «modelos de desarrollo». En este recordatorio,<br />

tampoco voy a profundizar, sino sólo plantear una pregunta: «¿Es el codesarrollo un<br />

nuevo canon de desarrollo, diferenciado por sus variables y componentes estructurales<br />

de los cinco que hoy están operativos en las distintas políticas de cooperación al<br />

desarrollo?» Para responderla es preciso presentar, aunque sea telegráficamente, las<br />

cinco grandes variables contra cuyas mallas se han ido cribando y depurando las<br />

historias reales del desarrollo de los pueblos, pues sólo si el codesarrollo aporta<br />

respuestas diferenciadas a tres de estas variables podríamos decir que el «codesarrollo»<br />

es un nuevo canon, con el que sería preciso contar en el siglo XXI. Si denominamos (en<br />

aras de la brevedad) a la variable de índole ontológica “mundo” (queriendo significar la<br />

representación formalizada o Weltanschaung más próxima al modelo de referencia), a la<br />

variable de índole epistemológica, “tecnología” (para señalar no sólo el conocimiento<br />

científico, sino también el entramado institucional de formación e I+D, que el modelo<br />

propugna) y a las variables de índole categorial, “necesidades” (por supuesto<br />

“humanas”, lo que no evita sus connotaciones biológicas, psicológicas, sociales y<br />

culturales), “producción” y “riqueza” (para indicar los dos aspectos más cruciales del<br />

desarrollo, las formas y mecanismos de generación de bienes y las estructuras políticas<br />

habilitadas para su reparto), la malla habilitada recoge cinco cánones bastante<br />

diferenciados que (también en aras de la brevedad) proponemos denominar así: «canon<br />

de crecimiento económico irrestricto», «canon del desarrollo sostenible», «canon<br />

restrictivista o antidesarrollista», «canon del desarrollo humano» y «canon del<br />

desarrollo territorial endógeno». Cada uno de estos cánones entraña concepciones<br />

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ontológicas, epistemológicas, políticas y éticas diferentes. Esas diferencias filosóficas<br />

se recogen esquemáticamente en un cuadro sinóptico simplista para reflejar una parte de<br />

la complejidad actual. Se trata de así de salir al paso de una manera simplista de<br />

plantear el «codesarrollo» como una alternativa global a la «cooperación para el<br />

desarrollo», que toma cuerpo cuando se toma el conjunto de la misma como si tuviese<br />

un conjunto de características comunes perfectamente sumables. Tal impresión viene<br />

avalada ciertamente por el hecho de que los modelos de desarrollo que realmente<br />

aplican los gobiernos para confeccionar su «política de cooperación», ya no son puros,<br />

están hibridados y toman cada uno de ellos lo que les conviene de sus adversarios.<br />

Dibujo, así pues, más que un mapa de los «modelos de desarrollo», un panorama de<br />

controversias actuales en torno al desarrollo mediante el procedimiento de modelización<br />

abstracta. Y es en este plano en el que cabe preguntar si puede hablarse o no con<br />

propiedad de un sexto «canon del codesarrollo», cuya paternidad correspondería a Sami<br />

Naïr.<br />

Cánones Variables Crecimiento<br />

económico<br />

irrestricto<br />

El mundo Reserva<br />

inagotable<br />

Desarrollo<br />

sostenible<br />

Restricción<br />

Antidesarrollo<br />

Desarrollo humano<br />

Reserva finita<br />

de recursos<br />

Ecosistema en<br />

equilibrio inestable<br />

Biotopo sostenible<br />

La producción Sobreexplotación Racionalización Restricción capital humano para<br />

el bienestar<br />

La tecnología Arma para Útil para Génesis de Potenciación de<br />

producir más producir mejor problemas y conocimiento básico<br />

conflictos general<br />

Las necesidades Optimización Satisfacción Reordenación Satisfacción de las n.<br />

ilimitada limitada Virtuosa básicas<br />

La riqueza Apropiación Reparto Discriminación Cooperación<br />

desigual equitativo Positiva internacional<br />

Figura 1.- Cuadro de las variables y cánones de los modelos de desarrollo vigentes.<br />

Desarrollo territorial<br />

endógeno<br />

Biocenosis en redes<br />

territoriales<br />

capital social para<br />

competir<br />

Innovación/acción para<br />

alcanzar la excelencia<br />

Calidad de vida<br />

Territorio, ciudad y<br />

sistema locales en red<br />

Propongo cinco reflexiones destinadas a establecer si el «codesarrollo» es<br />

compatible o incompatible con cada uno de los cánones vigentes y en qué variables<br />

instaura alguna diferencia. Es obvio que si y solo si el «codesarrollo» plantea una nueva<br />

visión ontológica, gnoseológica o histórico-cultural de las variables elegidas podríamos<br />

decir que estamos ante un nuevo canon capaz de revolucionar las políticas de desarrollo<br />

hasta ahora vigentes. En cambio, si lo que hace el «codesarrollo» es cambiar la<br />

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interpretación de alguno de los modelos utilizados hasta ahora sin barajar una nueva<br />

alternativa, entonces la respuesta deberá ser negativa, lo que, por otro lado, no le restaría<br />

ninguna importancia práctica, si es capaz de determinar con claridad con cual de los<br />

cinco modelos existentes podrían mejor abordarse los problemas suscitados por los<br />

procesos migratorios.<br />

Por más que después del 11 de septiembre de 2.001 se haya paralizado la idea de<br />

codesarrollo, tampoco cabe atribuir a ello el incremento incesante de los flujos<br />

migratorios provenientes del Africa Subsahariana. Y es que el codesarrollo ni favorece<br />

el retorno de los inmigrantes, ni tiene como objetivo la llegada de nuevas migraciones<br />

(el efecto llamada), porque no promueve de ninguna manera la apertura sin control de<br />

fronteras. Apunta, sobre todo, a reforzar la integración en el país de acogida, al mismo<br />

tiempo que favorecer la solidaridad activa con los países de origen, creando las<br />

condiciones sociales para ayudar a los migrantes potenciales a que se queden en su casa<br />

o emigren con conocimiento de causa.<br />

Europa, como espacio abierto e integrador, no puede renunciar a hacer valer los<br />

principios comunitarios en beneficio de todos aquellos que están dispuestos a asumirlos<br />

y respetarlos y por eso debe abrir el concepto y la práctica de la ciudadanía a todos los<br />

residentes, separando ésta del asunto (siempre polémico y conflictivo) de la<br />

nacionalidad ¿Puede llevarse a cabo tal integración al margen de que unos países como<br />

el nuestro sean reinos y no tengamos la facilidad de la república francesa? Para ello es<br />

preciso, como quiere, la Cumbre de Tampere «un enfoque global de la migración».<br />

En realidad, la idea de codesarrollo parece hoy la única política inteligente que<br />

puede adoptar Europa en su conjunto, de un modo muy sencillo: es un modelo de<br />

integración de inmigrantes basado en tres pilares: desarrollo cooperativo y conjunto,<br />

corresponsabilidad y contractualización.<br />

El desarrollo cooperativo y conjunto tiene que ver con el comportamiento<br />

práctico de los inmigrantes, que se convierten en elementos dinámicos de conexión<br />

entre poblaciones humanas distintas. Supone un cambio radical de mirada, un cambio<br />

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incluso de ontología (asumir el principio de codeterminación) en virtud de una<br />

aceptación de la lógica atributiva que implica mirar a las sociedades en conjunto.<br />

Porque en esta nueva visión, como se puede apreciar, el emigrante no es un decisor<br />

racional e individual aislado de su entorno que sólo se mueve para “maximizar”<br />

egoístamente sus beneficios. El codesarrollo implica seguir manteniendo los vínculos<br />

familiares y sociales con los compatriotas que no emigran y con el país de origen a cuyo<br />

desarrollo están contribuyendo. No es una visión atomista de los emigrantes, sino<br />

molecular.<br />

La corresponsabilidad significa un compromiso del Estado de origen con el<br />

Estado de acogida, y cada vez más, también los estados y territorios de tránsito para que<br />

las inversiones de los inmigrantes estén aseguradas, para que puedan beneficiarse de los<br />

frutos de su trabajo. La corresponsabilidad obliga a los Estados a crear nuevas<br />

estructuras para facilitar la comunicación entre las distintas moléculas de emigrantes<br />

facilitando los procesos de catálisis.<br />

La corresponsabildad lleva directamente a la contractualización. Los flujos<br />

migratorios van a seguir creciendo, y tenemos que plantear el problema cara a cara con<br />

los países de origen. Ellos tienen un problema de emigrantes, de gente que quieren dejar<br />

salir porque no pueden mantenerlos. Y a nosotros se nos transforma en un problema de<br />

inmigrantes, en un contexto en el que no podemos acoger tanta gente. Entonces,<br />

tenemos dos posibilidades: o dejar que operen los mecanismos del mercado y la<br />

clandestinidad, o contractualizar nuestra relación y decir que cada año se pueden recibir<br />

unos cupos (o mejor, unos contingentes) y que se van a gestionar de determinada forma.<br />

Pero los flujos migratorios entre Africa y Europa, de la que Canarias constituye,<br />

sin duda, el enclave más sureño, existen y se van a desarrollar, aunque sólo sea porque<br />

las desigualdades se han incrementado de manera delirante en algunos sectores. No se<br />

puede hacer la construcción europea al margen del Este tanto como no se puede hacer al<br />

margen del Sur. El problema estratégico hoy día consiste en saber qué tipo de<br />

ampliación tenemos que poner en marcha a nivel europeo, que incluya, por supuesto,<br />

además de África al particular Sur de la Península Ibérica que está escorando hacia<br />

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Occidente, hacia Iberoamérica y el Caribe.<br />

5.- Codesarrollo y desarrollismo.<br />

El canon del crecimiento económico irrestricto ha sido y es todavía en gran<br />

medida el modelo imperante entre los economistas. Bajo esta concepción progresista del<br />

desarrollo humano, heredada del proceso de industrialización en el siglo XIX, se<br />

constituyeron los organismos internacionales de la ONU que plantearon extender los<br />

logros alcanzados en Occidente a los países que iban incorporándose al concierto de<br />

naciones independientes. Suele ir de la mano de una concepción tradicional, optimista y<br />

optimizadora de la tecnología, y en España sigue gozando de prestigio porque en los<br />

años 60 los polos de desarrollo industrial modernizaron las estructuras básicas del país,<br />

utilizando este modelo.<br />

Desde la perspectiva del «codesarrollo» este canon aparece como el telón<br />

ideológico de fondo que permite comprender tanto las causas de los procesos<br />

migratorios como los actuales cambios políticos que están intentando regularlos.<br />

Porque si el mundo se considera un conjunto inagotable de objetos y recursos que sólo<br />

tienen valor en tanto «determinan la vida humana» y si el objetivo fundamental del<br />

hombre es revertir la situación y poner la naturaleza a su servicio, convirtiéndose así en<br />

dueño o administrador absoluto de ese depósito para sus fines, es natural que la<br />

penetración del capitalismo en busca de riquezas, materias primas y beneficios<br />

ilimitados haya producido en el transcurso de los siglos una población propensa a la<br />

movilidad geográfica. En la fase actual de globalización, la lógica del mercado a<br />

expandirse geográfica y funcionalmente ha intensificado el intercambio de flujos<br />

económicos y también de trabajadores. Utilizando su propia perspectiva epistemológica,<br />

el naturalismo y esa suerte de objetivismo positivista que confía en que la ciencia<br />

traduce de forma no ideológica la estructura del mundo, este canon permite incluso dar<br />

cuenta de forma sistémica del actual conflicto que enfrentan las migraciones. Y es que<br />

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el actual sistema global de mercado, se dice, entra en contradicción con los intereses de<br />

los Estados independientes que están preocupados por preservar y defender su<br />

soberanía. Como quiera, no obstante que la superioridad tecnológica de Occidente es lo<br />

decisivo, hay que mantener el optimismo de que será posible encontrar el mejor camino<br />

(the best method) para explotar sistemáticamente dichos recursos. Para cada problema<br />

hay una solución tecnológica y el aprovechamiento de los recursos se traduce<br />

automáticamente en progreso, esto es, satisfacción de las necesidades humanas y<br />

realización de su naturaleza o esencia.<br />

Hasta aquí, la perspectiva del «codesarrollo» se limita a aprender las lecciones<br />

sistémicas del canon del desarrollo irrestricto e incluso no rechaza sus recetas<br />

tecnológicas como vía de desarrollo endógenos para un determinado país (atrás hemos<br />

visto como el propio Sami Naïr ponía el ejemplo de los emigrantes españoles en los<br />

años 50 y 60). Sin embargo, el codesarrollo critica políticamente que el reparto de los<br />

beneficios de esta explotación tenga que ser necesariamente desigual, y no tanto por una<br />

suerte de rechazo moral de la doctrina liberal, cuando predica que si todos se<br />

beneficiaran por igual se adocenarían al desaparecer el estímulo que les pone en marcha<br />

(que incluso puede ser uno de los motores de las migraciones), sino precisamente por el<br />

individualismo ontológico subyacente, que hace estas explicaciones sean incongruentes.<br />

Para la idea de codesarrollo, en efecto, toda acción conlleva una reacción y la<br />

cooperación al desarrollo misma no se justifica sin tomar en cuenta esta<br />

codeterminación mutua. Es muy posible que, como profetizaba David Hume, una<br />

cooperación llevada a cabo por motivos altruistas de solidaridad y de justicia podría ser<br />

contraproducente y reducir «la sociedad a la indigencia total, y para impedir que una<br />

minoría de hombres caiga en la miseria, sumir en ella a toda la sociedad». No es menos<br />

cierto que, como criticaba Marx, el sistema siempre hasta la fecha ha producido<br />

desigualdades, cuyo origen hay que cifrarlo en que, además de «explotación» de la<br />

naturaleza, la división del trabajo había traído «explotación del trabajo» de unas clases<br />

de hombres por otras clases, o de unos pueblos por otros.<br />

Quizá lo más interesante de la concepción del codesarrollo consista<br />

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precisamente en su intento de hacerse un hueco entre el liberalismo y el marxismo<br />

dentro del esquema del canon del desarrollo irrestricto, proclamando que en contra de la<br />

visión unilateral de ambos de que tanto la explotación como la cooperación al<br />

desarrollo actúa siempre de forma unidireccional del más fuerte al más débil, del<br />

desarrollado al subdesarrollado o en vías de desarrollo, el desarrollo siempre se produce<br />

en las dos direcciones. También el que coopera, el agente liberador o el inversor y no<br />

sólo el “beneficiario” se beneficia en las acciones cooperativas y el objetivo del<br />

codesarrollo es enfatizar esa bidireccionalidad. Parecería que este reconocimiento de las<br />

condiciones de igualdad que debe implicar el codesarrollo como operación en términos<br />

de paridad, parece inclinar esta idea más del lado izquierdo. Sin embargo, este<br />

reconocimiento de la igualdad no añade nada a la ideología del homo aequalis<br />

occidental e ilustrado que, según Louis Dumont, ha convertido la economía en la<br />

categoría básica de interpretación de nuestras vidas: «la economía reposa sobre un juicio<br />

de valor, sobre una jerarquía implícita; la categoría supone la exclusión o la<br />

subordinación de cualquier otra cosa»<br />

Aunque estén envueltos en esta ideología general, los partidarios del<br />

codesarrollo no aceptarían, sin embargo, ni el «desarrollismo» como modelo, ni<br />

probablemente el economicismo como ideología, por el hecho de intentar obtener la tasa<br />

«óptima» de crecimiento para todos y maximizar el bienestar social en un lapso de<br />

tiempo definido. Pero una de las razones por las que el canon del crecimiento<br />

económico irrestricto sigue gozando de crédito entre la población, más allá de los<br />

apoyos institucionales que sigue recibiendo de los organismos financieros, es que, el<br />

pensamiento económico en tanto que ideología general se ha convertido en el vehículo<br />

espontáneo de nuestras valoraciones y evidencias. Y ello es particularmente evidente en<br />

el caso de los fenómenos migratorios, pues, como arguye Beckerman, no sin ironía,<br />

«hay una enorme presión de los que viven en países con bajos PIB per cápita para<br />

emigrar a los países con un alto PIB per cápita. Y no parece haber muchas pruebas del<br />

deseo de muchas personas para recorrer el camino a la inversa». En la medida, en que lo<br />

único que debe importarnos científicamente son las preferencias de los consumidores, la<br />

opción por el crecimiento es inequívoca.<br />

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Los partidarios del codesarrollo prefieren apuntarse mejor al argumento de que<br />

«nunca podrá haber una demostración científica de la relación entre los niveles de renta<br />

y el bienestar» y, aunque no entran en una disputa sobre la “excelencia” del canon del<br />

crecimiento económico irrestricto, critican que la óptica desde la que se han<br />

implementado las políticas de migración y desarrollo hasta los años 90 ha sido la de<br />

«desarrollar allí para que no vengan aquí» y su fracaso pueden repartírselo por igual las<br />

«políticas desarrollistas» llevadas en los países del Sur y las «políticas de control de<br />

flujos» (cupos o cierre de fronteras) en los países del Norte.<br />

Pero, hablando con propiedad, la opción por el codesarrollo, no rechaza de<br />

plano el canon desarrollista, sino que sólo exige empezar a considerar a los inmigrantes<br />

como actores transnacionales (al lado de los gobiernos, las ONGDs, las Universidades,<br />

o las empresas), porque gozan de una doble representatividad (aquí y allí) y de una<br />

capacidad de interlocución que se está desaprovechando. Esta demanda, sin embargo,<br />

no inquieta a los partidarios del crecimiento económico que pueden afrontan el siglo<br />

XXI, sin ceder un ápice en su idea de que la única vía para alcanzar el bienestar social<br />

de la humanidad es progresar, optimizar los recursos económicos y fomentar el<br />

desarrollo tecnológico. La máquina económica es la única que puede garantizar todo<br />

aquello que los críticos dicen que destruye y en esta tarea bienvenidos sean los<br />

inmigrantes que acepten estas ideas, porque con su ayuda podrán superarse las<br />

imperfecciones del mercado que todavía impiden la aplicación adecuada de los recursos<br />

a las verdaderas necesidades.<br />

6.- Codesarrollo y sostenibilidad.<br />

Si la idea de codesarrollo no refuta el desarrollismo al que critica sus fracasos<br />

prácticos y sus incongruencias, con respecto al llamado desarrollo sostenible sus<br />

críticas, aunque no menos significativas, son mucho más matizadas en tanto se ha<br />

convertido en el modelo alternativo de moda más aceptado en Occidente tras los<br />

inciertos resultados de la famosa polémica sobre los límites del crecimiento.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 269


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Comencemos por una definición reciente de un organismo internacional, que ya se<br />

repliega frente a la crítica tradicional de que la conservación de los recursos naturales<br />

del Tercer Mundo es una coartada para impedir su desarrollo: «Desarrollo sostenible es<br />

el término aplicado al desarrollo económico y social que permite hacer frente a las<br />

necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de futuras generaciones para<br />

satisfacer sus propias necesidades. Hay dos conceptos fundamentales en lo que se<br />

refiere al uso y gestión sostenibles de los recursos naturales del planeta. En primer<br />

lugar, deben satisfacerse las necesidades básicas de la humanidad: comida, ropa, lugar<br />

donde vivir y trabajo. Esto implica prestar atención a las necesidades de los pobres del<br />

mundo. En segundo lugar, los límites para el desarrollo no son absolutos, sino que<br />

vienen impuestos por el nivel tecnológico y de organización social. De ahí su impacto<br />

sobre los recursos del medio ambiente. Es posible mejorar tanto la tecnología como la<br />

organización social para abrir paso a una nueva era de crecimiento económico sensible a<br />

las necesidades ambientales».<br />

Tanto en su versión fuerte, como en la débil, sin embargo, hay plena conciencia<br />

de que los recursos son finitos y de que el mundo (mientras sigamos confinados en el<br />

planeta Tierra) es ontológicamente un único y amenazado biotopo, de manera que la<br />

visión general de la idea de sostenibilidad intenta lograr un difícil equilibrio entre la<br />

necesidades de la Naturaleza y las pretensiones de la libertad humana desde el horizonte<br />

no ya del individuo, sino genérico de la especie, como muestra el hecho de la apelación<br />

constante a las generaciones futuras como supuesto referente beneficiado. En cualquier<br />

caso, ante cualquier proceso de desarrollo se impone el cálculo racional y la<br />

negociación sobre las consecuencias medioambientales.<br />

Además epistemológicamente la tecnología ya no es un simple medio, sino una<br />

estrategia para conjugar «desarrollo económico» - «conservación o renovación de los<br />

recursos» - «reparto de las ganancias». Su característica esencial, según este<br />

constructivismo planificado, no es la eficacia, sino la eficiencia. El antiguo «producir<br />

más» es sustituido por el «producir mejor» (y este «cada vez mejor» es hoy factible<br />

gracias al progreso científico y al perfeccionamiento tecnológico). No se habla de<br />

270 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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reducir el nivel de vida medio de los países desarrollados (como exigieron en su día los<br />

alarmistas del Club de Roma, que atizaron el fuego del ecofatalismo y de la tecnofobia),<br />

y mucho menos de impedir el bienestar de los subdesarrollados. Todo lo contrario. Se<br />

trata de satisfacer las legitimas demandas de todos, atendiendo al principio de equidad,<br />

esto es, de trata de promover un bienestar social, no óptimo, sino satisfactorio y<br />

ecológicamente sostenible (lo que no excluye aumentarlo). Junto a la eficiencia<br />

tecnológica hay otras vías que coadyuvan a ello: control de la población, racionalización<br />

del consumo, ayudas oficiales al desarrollo, comercio justo y ¿por qué no?, también<br />

codesarrollo.<br />

Esta declaración de intenciones alcanza su consagración definitiva en la llamada<br />

«Agenda 21», que acordaron la mayoría de países en la Conferencia sobre Medio<br />

Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro en 1992 incluye una valoración específica de<br />

los países pobres. Lo que añade a esta Agenda el codesarrollo es, por un lado, la<br />

incorporación de evidencias acerca de una correlación entre pobreza, desertificación y<br />

conflictos de varios tipos en áreas áridas y semiáridas. La base común es el proceso de<br />

exclusión de grupos vulnerables, sujeto al sufrimiento y a la opresión, dependientes de<br />

ecosistemas frágiles y bajo presión. En medio siglo, el planeta ha perdido el 11% de la<br />

superficie cultivada. De los 47 países más pobres del mundo, 35 sufren procesos de<br />

desertificación aguda. De ahí que las consideraciones ecológicas se hayan convertido en<br />

un factor relevante para explicar las migraciones. De ahí también una mayor<br />

confluencia de este canon con los planteamientos del codesarrollo n cuanto a la<br />

exigencia de un reparto más equitativo de los beneficios. No es justo que los poseedores<br />

de la tecnología se lleven la parte del león y los titulares de los recursos se conformen<br />

con las migajas. Los organismos internacionales toman cartas en el asunto y se habla de<br />

transferencia de recursos económicos y tecnológicos al Tercer Mundo. Subyace aquí un<br />

conflicto entre el temor al desbordamiento (amenaza demográfica, presión sobre los<br />

recursos básicos), la resistencia al reparto (ética de la lancha salvavidas) y la tentación<br />

y realidad del dirigismo económico-ideológico cuyos resultados han sido históricamente<br />

discutibles.<br />

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Pese a las coincidencias en el diagnóstico y en el mandato moral de la equidad<br />

como solución, este canon de «desarrollo sostenible» peca para los partidarios del<br />

«codesarrollo» de idealismo al seleccionar y aplicar programas concretos de desarrollo.<br />

De hecho, su cosmovisión característica es el idealismo objetivo que Dilthey<br />

caracterizaba como «una solución de todas las disonancias de la vida en una armonía<br />

universal de todas las cosas. El sentimiento trágico de las contradicciones de la<br />

existencia, el temple pesimista,... son sólo estadios que elevan al descubrimiento de una<br />

coherencia universal de existencia y valores». Contra este optimismo irredento, la idea<br />

de codesarrollo no adopta, sin embargo, el feroz tono antiglobalizador del canon de la<br />

restricción, para el que tal armonía equilibradora es sencillamente imposible,<br />

contradictoria. Mientras para los antidesarrollistas el desarrollo sostenible no se<br />

diferencia “ideológicamente” del crecimiento económico, salvo por la hipócrita piel de<br />

cordero bajo la que reviste sus actuaciones predatorias, porque todo desarrollo es por<br />

esencia insostenible, el codesarrollo alude al olvido de la importancia histórica de los<br />

procesos migratorios en la configuración misma de los nichos ecológicos y al hecho de<br />

la sostenibilidad misma a lo largo del tiempo de determinados flujos migratorios.<br />

Vistas desde la perspectiva internacional de la globalización, las migraciones no<br />

son consecuencia exclusiva de causas ecológicas, sino producto de un desarrollo<br />

histórico común. Por encima de los nichos ecológicos los Estados-nación juegan un<br />

papel importante dentro del sistema, tanto en la conservación medioambiental como en<br />

la regulación de flujos migratorios (y el caso de República Dominicana y Hatí es otra<br />

vez un ejemplo sobresaliente de ambos fenómenos). Pero lo que no contempla el canon<br />

del desarrollo sostenible es la intervención de una multiplicidad de actores privados, que<br />

comprenden desde grandes corporaciones hasta hogares de la clase obrera. Las<br />

actividades espontáneas de estos a través de las fronteras serían en parte la razón de la<br />

limitada efectividad de los esfuerzos oficiales para regular la inmigración. Mientras que<br />

las estructuras económicas y políticas entre las naciones definen los sistemas<br />

migratorios en los que hay mayor predisposición a que se produzcan flujos, no explican<br />

por qué una persona determinada puede convertirse en emigrante o por qué, dentro de<br />

un conjunto de individuos con características similares, se termina produciendo la<br />

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migración de sólo algunos. Estos interrogantes se contestan conectando las macro<br />

condiciones y políticas con las circunstancias personales, familiares y de entorno de los<br />

potenciales migrantes. Estas conexiones se producen a través de redes de diverso tipo.<br />

Es importante destacar que las redes poseen una dinámica propia, que puede llegar a<br />

desprenderse de los estímulos y desestímulos de la sociedad receptora, y que varía<br />

según las características étnicas y el contexto político.<br />

Un tema importante derivado del análisis de redes migratorias que propicia la<br />

idea de codesarrollo y es ignorada por el canon del desarrollo sostenible, pese a ser el<br />

factor decisivo en la sostenibilidad de los flujos migratorios mismos, es el concepto de<br />

multiplicador migratorio (en inglés, immigration multiplier), cuyo ejemplo más<br />

eminente es la cadena migratoria debida a la reunificación familiar. Es cierto que el<br />

tamaño de los flujos migratorios entre dos países no está fuertemente correlacionado<br />

con diferenciales salariales o tasas de desempleo, porque cualquier efecto que tengan<br />

estas variables en promover o inhibir la migración es progresivamente ensombrecido<br />

por los costes decrecientes y la disminución de riesgos derivados del crecimiento de las<br />

redes migratorias en el tiempo. Pero el caso de República Dominicana y Haití podría<br />

servir para ilustrar los reparos de fondo que abriga la idea de codesarrollo contra el<br />

canon del desarrollo sostenible, y es que para mucho codesarrollistas sería moralmente<br />

repugnante postular la conservación de la naturaleza y de la biodiversidad como un<br />

imperativo categórico en las lujosas instalaciones hoteleras dominicanas, dadas la<br />

extrema pobreza y la degradación ambiental en la que vive buena parte de la población<br />

haitiana. Más crudamente, resulta éticamente injustificable gastar enormes recursos en<br />

un arca de Noé antes que en proporcionar el acceso a agua potable limpia o a servicios<br />

higiénicos en Haití. Es verdad que para que no se diga que la sensibilidad ecológica es<br />

cosa de ricos, cabe suavizar su definición en el sentido de David Pearce: «La<br />

“sostenibilidad” supone mantener el nivel de bienestar humano de manera que pueda<br />

mejorar, pero nunca disminuir (o, por lo menos, nada más que provisionalmente). Así<br />

interpretado, el desarrollo sostenible se convierte en el equivalente de un cierto<br />

requerimiento de que el bienestar no disminuya con el tiempo». Pero entonces, si se<br />

trata de mantener el bienestar, el problema no difiere de lo que pretender el crecimiento<br />

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económico al optimizar los recursos desde la perspectiva utilitarista del mayor bien<br />

para el mayor <strong>número</strong>, y todo el discurso de la «sostenibilidad» aparece como<br />

lógicamente redundante.<br />

Justamente eso es lo que se discute. Porque la mayor objeción de este contra el<br />

modelo del crecimiento económico es que considera los recursos naturales como<br />

gratuitos. El agotamiento de los recursos y la nueva sensibilidad ecológica que han<br />

convertido la Tierra «en una empresa en proceso de liquidación», debe obligar a los<br />

economistas a modificar las cuentas. La idea de codesarrollo supone, en este sentido, un<br />

correctivo de primera magnitud al canon del desarrollo sostenible. El premio Nobel de<br />

Economía Robert Solow, que se ha dedicado a estudiar críticamente el problema de la<br />

equidad intergeneracional y de la sostenibilidad, en el plano de la filosofía política y de<br />

la moral, lanza la siguiente sospecha: «La única razón de pensar que la sostenibilidad es<br />

un problema es que se piense que a algunos se les va a estafar, sobre todo en el futuro.<br />

Y entonces creo que estamos obligados a preguntarnos si no se estará estafando a<br />

alguien ahora mismo». Nuevamente la idea de equidad que subyace a la de<br />

sostenibilidad y también al codesarrollo suscita la elucidación de presupuestos sobre las<br />

estrategias de producción y sobre el problema del reparto de la riqueza. Ella obliga a<br />

preguntar: ¿juega la sostenibilidad algún papel fundamental en los procesos de<br />

desarrollo o es sólo un eslogan publicitario, una pantalla ideológica? Para hacerse valer<br />

técnicamente ante sus colegas, algunos economistas del desarrollo sostenible aceptan la<br />

idea de optimizar el bienestar, pero colocando la conservación de los recursos como una<br />

«restricción», una suerte de parámetro limitativo fijo. Desde la idea de codesarrollo, se<br />

valora el canon del desarrollo sostenible por su capacidad para orientar las políticas<br />

internacionales a una escala global, promoviendo transferencias tecnológicas de punta<br />

gratis a los países en desarrollo, toda vez que todo desarrollo implica incrementar la<br />

demanda de energía, pero nada dice de las personas implicadas en los flujos<br />

migratorios. Y es en este punto donde la idea de «codesarrollo» aparece como un<br />

criterio práctico de acción para definir políticas bilaterales de cooperación, como<br />

veremos en las conclusiones.<br />

274 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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7.- Codesarrollo y antidesarrollismo ascético.<br />

La idea de “codesarrollo”, que promociona la expansión y el desarrollo<br />

económico y social de los desfavorecidos, la acogida, la estabilización de las redes<br />

migratorias y la gestión racional de sus flujos, no calza nada bien con el canon de la<br />

restricción ascética, en el que confluyen una serie de corrientes de pensamiento que se<br />

remontan filosóficamente a la actitud de los cínicos en la antigüedad y conecta con<br />

cierta sensibilidad oriental de respeto casi místico por la naturaleza. Estrictamente<br />

hablando, su estatuto como «modelo de desarrollo» es más precario que el que los dos<br />

anteriores al no haber cuajado en políticas planetarias concretas, salvo la utópica<br />

propuesta del Crecimiento Cero lanzado por el Club de Roma en 1972 y contestado<br />

airadamente por el NOEI, del que formaban parte los países en vías de desarrollo. Pese<br />

a todo, lo incluimos aquí porque ha jugado desde los años 60, a través de múltiples<br />

movimientos de protesta y de rebelión contracultural, un papel importante en la<br />

definición de las políticas solidarias de desarrollo respecto al Tercer Mundo. Ejemplos<br />

recientes de esa influencia crítico-negativa, y no por ello menos saludable, los<br />

encontramos en la plataforma del 0,7 en España y en las protestas de Seattle que dio al<br />

traste con la reunión de la OMC en 1999 y desde entonces ha constituido un<br />

movimiento o Foro Abierto, mal llamado de “antiglobalización”, que ya reúne<br />

anualmente en Porto Alegre (Brasil) interesantes alternativas al pensamiento único.<br />

La mayor dificultad para caracterizar estos movimientos como un canon positivo<br />

es su real heterogeneidad, de modo que no es infrecuente que sirvan de poderoso<br />

atractor para movimientos de inmigrantes marginales que encuentran en ellos amparo.<br />

Pero en el seno de este canon conviven anárquicamente ideologías antitéticas y sus<br />

supuestos portavoces dejan de serlo en cuanto los poderosos mass media del<br />

capitalismo los lanzan al estrellato (Bové, Zerzan, etc.) En este sentido su cosmovisión<br />

contracultural rezuma un trasfondo teológico, religioso o místico en su afirmación del<br />

carácter precario y contingente del mundo concebido como un ecosistema en<br />

permanente peligro de extinción. No se trata de un misticismo quietista, sino activista<br />

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puesto que su argumento es la denuncia permanente de las agresiones del hombre contra<br />

la madre Naturaleza (Gea), el peligro nuclear, los conflictos armados, pero también las<br />

violaciones de los derechos humanos y abusos de toda índole. Como quiera, no<br />

obstante, que la regla operatoria con la que actúa el canon de la restricción es la crítica<br />

permanente y radical a los tramposos y encubiertos mecanismos de «explotación» que<br />

los ricos y sus instituciones utilizan no sólo en sus relaciones con la naturaleza, sino<br />

también en sus relaciones con los pobres explotados, no hay nada extraño en que el<br />

problema de las migraciones haya sido abordado desde esta óptica. Sólo que desde este<br />

frente “contra”, en el que van de la mano tradicionales críticos marxistas del<br />

capitalismo, teólogos de la liberación, religiosos radicales (franciscanos o weberianos)<br />

que denuncian la corrupción de las estructuras e instituciones civiles, anarquistas,<br />

activistas de algunas ONGs, estrellas del cine o de la canción «progres», etc… no hay<br />

tratamientos unitarios aparte de una «difusa solidaridad» con los «pobres inmigrantes».<br />

Helder Cámara señalaba la fragilidad de la frontera entre esos grupos, cuando decía: «Si<br />

doy pan a los pobres, me llaman santo, pero si señalo las causas de la pobreza, me<br />

acusan de comunista».<br />

La perspectiva del codesarrollo coincidiría en este punto con la crítica que hace<br />

Gustavo Bueno a John Zerzan en su «Antílogo» a Malestar en el Tiempo, titulado «La<br />

nostalgia de la barbarie como antiglobalización», según la cual «una crítica global a<br />

toda cultura es un modo de evitar la verdadera crítica de la cultura, confundiendo todos<br />

sus contenidos, o por decirlo del modo más expresivo, metiéndolos todos en el mismo<br />

saco. Y aún manteniéndonos en perspectiva diamérica haríamos constar que es preciso<br />

distinguir cuidadosamente nuestra eventual aversión a determinadas esferas o<br />

instituciones culturales y nuestro reconocimiento de su capacidad para contribuir a la<br />

«biodiversidad», siempre que resulten integradas en algún proceso morfodinámico<br />

sostenible». Las migraciones son precisamente ese tipo de procesos morfodinámicos<br />

que han perdurado a lo largo de los siglos (y que incluso son anteriores a la especie<br />

humana) por lo que merece la pena estudiarlos en su contexto actual y discriminando<br />

sus variedades.<br />

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¿Cuál es la morfodinámica de los procesos migratorios en la época de la<br />

globalización? ¿Contra qué cambios políticos específicos se levanta la crítica<br />

antiglobalizadora por lo que respecta al tratamiento que el Norte explotador está dando<br />

a las migraciones? Este tipo de análisis, que algunos miembros del movimiento sí<br />

realizan en las páginas de Le Monde Diplomatique, son de indudable interés para la<br />

formulación de la idea de codesarrollo, aunque habitualmente se limitan a denunciar las<br />

desigualdades internacionales en un mundo capitalista excluyente como causa<br />

fundamental de las migraciones. Los antidesarrollistas más radicales, sin embargo,<br />

consideran ocioso promocionar soluciones como las que propugna la idea de<br />

codesarrollo y otras estrategias socialdemócratas de paños calientes. El sistema<br />

capitalista mundial agudiza las divisiones entre países ricos y pobres, así como las<br />

desigualdades dentro de los Estados, tanto entre regiones como en cuanto a la<br />

distribución de la renta. La economía global se configura asignando el papel de naciones<br />

ganadoras, a las ya insertadas o que pueden insertarse en la estructura mundial de<br />

producción y consumo, y el de perdedoras o periféricas al inmenso resto que no logra<br />

seguir los dictados del FMI. Este sistema mundial excluyente es el marco en el que se<br />

producen los actuales movimientos migratorios, de refugiados y desplazados, como el<br />

actual éxodo de argentinos a España e Italia podría ilustrar. Se trata de fenómenos con<br />

una causalidad compleja, ligada a los procesos políticos, económicos, medioambientales<br />

y étnicos, por lo que una auténtica solución pasa por la subversión del sistema.<br />

De hecho, la institucionalización de la violencia en el plano político y militar, el<br />

monopolio del poder en una sola potencia hegemónica que funciona como gendarme del<br />

mundo y la política económica del BM y el FMI que se impone a la fuerza, produce una<br />

violencia generalizada que pone en peligro a masas de personas e irrumpe en la vida<br />

cotidiana. Los atentados del 11 de septiembre son el producto de esta inestabilidad,<br />

generada tanto por razones internas como externas, y, como se ha visto, sólo han<br />

servido para alimentar el oportunismo político que busca explotar las divisiones<br />

sociales para gastar más dinero público en armamento en función del rédito<br />

hegemónico. En el plano económico no hace falta insistir en el notable fracaso en<br />

materia de desarrollo humano: el 75% de la población mundial sobrevive con sólo el<br />

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15% de la riqueza mundial; en los 41 países más pobres la renta anual per cápita no<br />

llega a los 150 euros. La pobreza incide especialmente en los niños, con una mortalidad<br />

infantil que en muchos países está aún en niveles de 114 por cada 1.000 nacidos vivos.<br />

Anualmente mueren casi 13 millones de niños antes de cumplir los cinco años. Además,<br />

muchos de los que sobreviven permanecen en la marginación y alrededor de 200<br />

millones no lograrán nunca un crecimiento normal debido a los problemas derivados de<br />

la desnutrición. En América Latina hay 196 millones de pobres y 216 millones en<br />

Africa subsahariana. Las desigualdades siguen siendo las causas de la mayoría de las<br />

migraciones que han adquirido un sesgo fundamentalmente económico Pero también la<br />

destrucción medioambiental, fuente de conflictos y de exclusión de grupos vulnerables,<br />

juntamente con las tensiones étnicas son causa de los flujos más recientes de refugiados.<br />

Puesto que la mayoría de los Estados son étnicamente diversos (hay poco más de 190<br />

estados y más de 5.000 grupos étnicos diferentes), la identidad étnica de uno de ellos es<br />

impuesta como la definitoria de la nacionalidad. De ahí que, como se ha visto en la<br />

descomposición del socialismo real (y dando por descontada la manipulación política y<br />

mediática) la mera existencia de otros grupos, al ser presentada como un obstáculo para<br />

la construcción de la nación, provoca procesos de exterminio y de limpieza étnica, con<br />

masas de migrantes, desplazados y refugiados.<br />

Esta visión catastrofista del sistema mundial que deja fuera del llamado<br />

desarrollo a miles de millones de personas es un caldo de cultivo de los graves<br />

conflictos y tensiones, que generan las crecientes oleadas de emigrantes y refugiados,<br />

mujeres y hombres víctimas de la exclusión, que necesitan y buscan una oportunidad<br />

para reconducir sus vidas. Y contra esto de nada sirve la capacidad transformadora de<br />

la ciencia y la tecnología. Los beneficios que procuran van acompañados siempre de<br />

una parte obscura: a menor mortandad, superpoblación; a mejores alimentos,<br />

contaminación por pesticidas, etc. Además, la tecnología no es autónoma, ni neutra. La<br />

solución tecnológica a los problemas causados por la propia tecnología es un círculo<br />

vicioso, pues toda tecnología plantea más problemas de los que resuelve. Además está el<br />

problema añadido del atrincheramiento de la tecnología, que impide cambios reales.<br />

Frente a los cánones del crecimiento irrestricto y del desarrollo sostenible, el nuevo<br />

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canon exige reexaminar los supuestos sobre los que se asientan las políticas de<br />

desarrollo y las decisiones que las soportan (hay que discutir qué queremos, por qué,<br />

para qué, cómo). El aumento de la eficiencia tecnológica que posibilitaría un desarrollo<br />

sostenible no soluciona el problema de fondo. En realidad todo desarrollo es<br />

insostenible incluso cuando se usa una “tecnología intermedia”, adaptada al terreno.<br />

Pese a tanta radicalidad, no hay una incompatibilidad absoluta entre<br />

codesarrollo y antidesarrollismo. El tema del que toma buena nota la idea de<br />

codesarrollo proviene del libro de Frances Stewart sobre qué tecnología resulta<br />

apropiada para el Tercer Mundo, en el que denuncia la generación de una economía<br />

dual en los países en vías de desarrollo cuando se realizan inversiones tecnológicas<br />

indiscriminadas, sin tener en cuenta las condiciones locales. Los estudios empíricos<br />

sobre las tecnologías apropiadas en distintos países en vías de desarrollo (por ejemplo,<br />

Perkins en Tanzania o Ahiarkpor en Ghana) ejemplifican numerosos problemas<br />

concernientes a las prácticas productivas locales, la intervención del Estado, el tamaño<br />

de las industrias, etc. De todos ellos el canon de la restricción ascética trata de sacar la<br />

misma conclusión: que la tecnología por la que se opta es una cuestión política, un<br />

asunto de voluntad. En consecuencia, puesto que el mundo en el que vivimos es tan<br />

precario y contingente como una cápsula espacial, finita y con recursos limitados, la<br />

única solución es hacer de la necesidad virtud. No cabe hablar ya en términos de<br />

desarrollo, ni de codesarrollo, sino recuperar el viejo vocabulario de las virtudes<br />

(templanza, fortaleza, autolimitación, restricción, solidaridad) y aprender de las culturas<br />

ancestrales que han logrado sobrevivir con técnicas rudimentarias, conservando sus<br />

nichos ecológicos. Por esta vía el canon de la restricción se parece más a una filosofía<br />

moral crítica de lo dado que a un auténtico modelo de desarrollo. En el límite la crítica<br />

puede degenerar en lo contrario de lo que pretende, pues dificulta cualquier intento de<br />

codesarrollo con traducción a políticas concretas. Porque ¿cómo frenar la inmensa<br />

maquinaria puesta en marcha sin producir una catástrofe demográfica?<br />

Pero quizá el mayor problema con el que tropieza hoy el antidesarrollismo es la<br />

carencia de elementos aglutinadores capaces de configurar un frente amplio. Pese a los<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 279


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actuales esfuerzos aún incipientes, el Foro de Porto Alegre no logra sustituir viejas<br />

opciones de cambio radical, como el marxismo o la teología de la liberación, que<br />

aisladamente se hallan en franco retroceso, derrotados en la teoría y en la práctica por<br />

las fuerzas conservadoras. Por ejemplo, Leonardo Boff, el famoso teólogo brasileño de<br />

la liberación que tuvo que abandonar la Iglesia por las presiones de Juan Pablo II y el<br />

Cardenal Ratzinger (en 1992) hoy Benedicto XVI, diagnosticaba la situación para la<br />

revista Éxodo en 1993 con las siguientes frases: «Para mí se trata de una crisis terminal.<br />

En los años setenta y ochenta nosotros, los del Sur, éramos subdesarrollados, pero<br />

confrontados con el desarrollo y con el optimismo y la esperanza de que en el futuro<br />

llegaríamos a desarrollarnos y contábamos con alternativas al desarrollo desde un<br />

proceso de liberación. Ahora, cada vez se habla menos de desarrollo y más de mercado<br />

y de integración en el mercado mundial. En este proceso de mundialización dentro del<br />

sistema neoliberal, nosotros ni siquiera tenemos el privilegio de ser subdesarrollados,<br />

nosotros somos excluidos. No contamos para nada porque no tenemos competencia en<br />

el mercado mundial. Los que no tienen competencia no existen en el mercado. Y los<br />

excluidos en el mercado están abocados a la muerte. Esta es la situación de los países<br />

del Tercer Mundo» Pero ¿acaso las migraciones no constituyen la resistencia más obvia<br />

contra la exclusión? Y ¿no podrían convertirse los emigrantes en los agentes dinámicos<br />

del desarrollo en sus países de origen mediante el codesarrollo? ¿No es el codesarrollo<br />

a candle of hope?<br />

8.- Codesarrollo y desarrollo humano.<br />

Pero quizá el canon del desarrollo humano sea el más afín a la idea de<br />

codesarrollo, no sólo por razones generacionales, sino también por sus pretensiones<br />

antireduccionistas y su apuesta axiológica por la equidad. El problema conceptual no es<br />

sólo de medios y fines, sino también de fosos y nexos: «El crecimiento económico no<br />

constituye el fin del desarrollo -dicen Sampedro y Berzosa- ...En numerosas sociedades,<br />

pese al aumento de su PNB por habitante, muchas personas permanecieron en la<br />

pobreza absoluta» El PNUD llama a este fenómeno «crecimiento sin equidad» y lo<br />

280 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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ejemplifica en algunos países de América Latina, como México y Chile. México, que<br />

liberalizó su economía a partir de mediados de los 80, logrando así una mayor<br />

integración en la economía mundial (en el bloque norteamericano concretamente),<br />

aumentó la desigualdad del ingreso internamente. El coeficiente Gini que lo mide pasó<br />

de 0,43 en 1984 a 0,48 en 1992. Lo mismo ocurrió en Chile, donde la aplicación de las<br />

políticas monetaristas de Milton Friedmann y sus muchachos bajo la protección de<br />

Pinochet hizo pasar el coeficiente Gini de 0,45 en 1970 a un 0,57 en 1.990. Este<br />

incremento del 27 % en la disparidad de ingresos está siendo corregido por el<br />

reinstaurado régimen democrático de Ricardo Lagos, mientras la recuperación de la<br />

democracia en Argentina no ha evitado la hecatombe actual.<br />

Ahora bien, los casos de Chile, Argentina el Perú de Fujimori, etc. nos conducen<br />

de la mano a plantear el problema de los nexos entre régimen político y crecimiento<br />

económico. Habiéndose demostrado que muchas dictaduras, además de amasar<br />

crímenes, fueron un auténtico fiasco económico y finalizada la coartada de los bloques<br />

para asegurar la impunidad de los criminales, los nuevos heterodoxos plantean desde<br />

1990 un nuevo canon para el desarrollo humano. Los argumentos que están a la base<br />

de la idea de incluir entre las condiciones de una calidad de vida digna, la libertad, la<br />

democracia, el respeto a los derechos humanos, o, al menos, la seguridad jurídica de las<br />

poblaciones y la posibilidad de participar en las decisiones colectivas se refieren a la<br />

existencia de una correlación positiva entre el respecto a estos valores y el desarrollo.<br />

Naturalmente al insistir sobre los derechos de las personas, cualquiera que sea su raza,<br />

condición o nacionalidad, el canon del desarrollo humano recuerda explícitamente el<br />

artículo 13 de la Declaración de 1948 que ampara el derecho de los inmigrantes a los<br />

beneficios de una calidad de vida que promete el desarrollo y conecta así con la idea de<br />

codesarrollo. Pero recíprocamente la idea de codesarrollo aporta al canon del desarrollo<br />

humano la materialización del proceso de interdependencia que los demás cánones de<br />

desarrollo cifran en otras variables económicas.<br />

El concepto de «desarrollo humano», en efecto, pivota sobre las tres<br />

dimensiones seleccionadas ya en 1990, -longevidad, logro educativo y acceso a<br />

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recursos-, pero los técnicos del PNUD no quisieron estancarse en esto. Desde el<br />

principio concibieron la calidad de vida como un proceso dinámico que nunca puede<br />

concretarse en cifras exactas. La medida es siempre un indicador mínimo y la calidad<br />

de vida es más que nada un proceso de «desarrollo humano», del que no están excluidos<br />

a priori ninguno de los llamados derechos fundamentales de las personas. He aquí, pues<br />

la regla operatoria que garantiza la recursividad indefinida del modelo del desarrollo<br />

humano. La estructura que le sirve de armadura no es otra que la Declaración Universal<br />

de los Derechos Humanos de 1948. Este carácter auto-referente puede pasar fácilmente<br />

desapercibido, porque la definición de «desarrollo humano» habla de oportunidades,<br />

pero no hace mención explícita ni de los derechos humanos, ni de su protección y<br />

salvaguarda jurídico-política. De ahí que su cosmovisión propenda hacia el «idealismo<br />

de la libertad» del que hablaba Dilthey, ya que tales oportunidades tienen que ser<br />

aprovechadas eficazmente para que se materialicen. Es, sin duda, mérito del PNUD en<br />

relación al idealismo de Dilthey, haberse atenido a «la regularidad de las leyes vitales»<br />

para seleccionar esos tres indicadores básicos, que por cierto sólo pueden medirse<br />

cuando se materializan y en la forma en que se materializan.<br />

¿Y qué mide el canon del desarrollo humano? No el crecimiento económico<br />

global e irrestricto, ni siquiera la sostenibilidad del medio, sino justamente el capital<br />

humano, centrado subjetivamente en los tres indicadores mencionados: longevidad (L),<br />

que se mide según la esperanza de vida al nacer, logro educacional (E) que capta la<br />

capacidad de adquirir conocimientos, comunicarse y participar en la vida de la<br />

comunidad, sumando dos variables educativas fácilmente observables en las<br />

poblaciones humanas (el grado de alfabetización de los adultos y el promedio de años<br />

de escolarización) e ingresos (W), el más controvertido y modificado de los indicadores,<br />

porque pretende captar la capacidad de llevar una vida sana, garantizar la movilidad<br />

física y social, comunicarse y participar en la vida de la comunidad, incluido el<br />

consumo.<br />

La idea de codesarrollo se ajusta aquí como anillo al dedo al canon del<br />

desarrollo humano, así definido, y permiten incluso resolver algunas de las paradojas<br />

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que conciernen al propio concepto de capital humano. Porque, en efecto, desde el punto<br />

de vista de la especie, parecería que el incremento de los efectivos de seres humanos en<br />

términos absolutos, es decir, el aumento de población constituye ahora un progreso<br />

neto. Ahora bien, el crecimiento de las poblaciones en los países subdesarrollados ha<br />

ido acompañado de una clara disminución de la calidad de vida de las poblaciones; por<br />

el contrario, el estancamiento e incluso el descenso de la natalidad en los países<br />

desarrollados parece haberse correlacionado positivamente con un incremento de la<br />

calidad de vida. ¿Cómo enfrentar esa paradoja? Es cierto que la aplicación del canon<br />

exige computar simultáneamente las tres variables mencionadas, de modo que no hay<br />

capital humano si la gente no alcanza un cierto nivel de educación y un determinado<br />

nivel de ingresos. De hecho, aunque es cierto que la variable longevidad tiene un<br />

recorrido de menos de 2 a 1, sólo computa 1/3 en el IDH. La importancia del<br />

codesarrollo es que trabaja con personas que se desplazan con todo su bagaje biológico,<br />

pero también con su formación, su capacidad de iniciativa, su empuje, es decir, pone en<br />

evidencia el valor de capital humano de los pueblos, computa los movimientos<br />

migratorios en términos de capital humano evaluable.<br />

En efecto, la propuesta francesa de codesarrollo va en el sentido de unir la<br />

inmigración con el desarrollo de los países expulsores mediante la restitución del<br />

capital humano perdido. Los antecedentes de esta política subrayaban incluso más esa<br />

consideración exclusiva de capital humano mediante un mecanismo en el que, cuando<br />

fallaba la reinserción del emigrante en el país receptor (con la consiguiente pérdida de<br />

remesas para el país emisor), se procedía a dotar económicamente al inmigrante con la<br />

condición obligatoria de repatriación. En febrero de 1998, en la crisis de la repatriación<br />

de 80.000 sans papiers africanos por parte del gobierno socialista de Jospin, éste acordó<br />

la entrega de 4.500 francos (112.500 pesetas) por persona repatriada, más 900 francos<br />

por hijo. Pero según su asesor y Delegado Interministerial para el Codesarrollo y las<br />

Migraciones, Sami Naïr, esta devolución incluía más rubros, pues el inmigrante<br />

retornado llevaba una educación adquirida en Francia y una capacitación laboral que le<br />

permitía acceder a las ayudas a microproyectos de desarrollo local, que la AOD<br />

francesa fomentaba bilateramente en el país emisor con participación de las ONGs. Se<br />

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entiende que el codesarrollo ponga tanto énfasis en programas y proyectos de<br />

formación y educación y que sus partidarios más acérrimos, como Carlos Jiménez y su<br />

equipo, promocionen en Colombia casi con exclusividad proyectos educativos y<br />

sanitarios en el que los inmigrantes aportan tanto o más en términos de conocimientos y<br />

habilidades de lo que reciben. Desde esta perspectiva, en tanto que portadores de un<br />

capital humano específico, los inmigrantes aparecen como «mediadores trasnacionales».<br />

Al insertarse en el canon del desarrollo humano, la idea de codesarrollo podría<br />

resolver, a su vez, la guerra de interpretaciones que, como palabra de moda, se ha<br />

suscitado en su entorno. Porque, como se sabe, al vincularse a procesos de repatriación<br />

forzosa y sin saber aun los medios con los que contaban los proyectos de desarrollo<br />

local, se ha levantado una oleada de dudas sobre la efectividad y, más aun, la ética que<br />

subyace en la propuesta y puesta en práctica del codesarrollo. Es probable que muchos<br />

gobiernos europeos, incluido el español, usen la palabra codesarrollo y la valoren<br />

positivamente porque entienden que se trata de un mecanismo de negociación bilateral<br />

con los países emisores de mano de obra. Algo de esto subyace en el espíritu del Plan<br />

Greco y es (aparte del problema político del Sahara) un punto no aclarado en el reciente<br />

conflicto diplomático creado por el reino alhauita. Si se negocia la inmigración como<br />

una parte del paquete global, al igual que la pesca, en el que la corresponsabilidad<br />

significa decirle a Marruecos que tienen que aceptar la devolución de ilegales a cambio<br />

de X euros, porque en eso consiste el codesarrollo, entonces «para este viaje no hacen<br />

falta alforjas teóricas». Desde la perspectiva del canon del desarrollo humano, en<br />

cambio, la consideración de los inmigrantes como capital humano es una consecuencia<br />

de su puesta en valor previa como sujeto de derechos humanos. En consecuencia, dentro<br />

de este canon de desarrollo humano, el codesarrollo conlleva una serie de condiciones<br />

previas, tales como el que se haga su propuesta de forma participativa y abierta, con<br />

implicación fuerte de organizaciones de inmigrantes, ONGs de desarrollo, además de<br />

los gobiernos del país receptor y del emisor y autoridades de la Unión Europea, o que la<br />

devolución tenga carácter voluntario y progresivo. Para que el codesarrollo no quede<br />

asociado a «repatriación forzosa», el canon del desarrollo humano exige campañas<br />

públicas claras reconociendo la migración como un derecho humano básico y<br />

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explicando las aportaciones económicas, fiscales, demográficas, culturales que surgen<br />

de la diversidad que traen las migraciones, recursos financieros y medios suficientes<br />

tanto para el diseño como para la ejecución de los planes de formación como para la<br />

implementación de las ayudas para la reinserción de los inmigrantes en sus países de<br />

origen y, sobre todo, mayor flexibilidad y atención a los solicitantes de asilo, con una<br />

ampliación de las causas de solicitud. No hace falta decir que la lucha policial contra las<br />

mafias que se dedican al tráfico de personas, debe penalizar a los traficantes y no a las<br />

víctimas.<br />

Otro punto en el que el canon de desarrollo humano puede recibir concreción de<br />

parte de la idea de codesarrollo, es el referido a la minusvaloración de la tecnología que<br />

computa sólo como una parte de la educación. Es cierto que este canon prioriza la<br />

educación básica generalizada para todo el mundo sobre la cualificación técnica<br />

superior y justamente en este punto el modelo de desarrollo humano parece entrar en<br />

contradicción con el modelo de desarrollo endógeno que analizaremos después.<br />

También lo es que la educación básica es un concepto variable según el nivel de<br />

desarrollo tecnológico de una sociedad, pues en todo momento debe garantizarse el<br />

control ciudadano sobre las decisiones tecnológicas que les afectan, de manera que, la<br />

implantación de las nuevas tecnologías podrán ser aprovechadas mejor, cuanto mayor<br />

sea el capital humano disponible en una sociedad concreta. La contractualización que<br />

aporta el codesarrollo exige la colaboración con las instituciones de los países de origen<br />

a la hora de diseñar y planificar los planes de formación en aquellas especialidades que<br />

mejor contribuyan a su desarrollo.<br />

No es este el lugar de recordar la nueva contabilidad que introduce el canon del<br />

desarrollo humano, en particular respecto al carácter productivo que se otorga al<br />

trabajo que se hace en la familia y en la comunidad. El informe del PNUD de 1995<br />

estimó que tal trabajo suponía los 2/3 del trabajo total de las mujeres y 1/4 del trabajo de<br />

los hombres. Cuando desde la idea de codesarrollo se computa, por ejemplo, el ocio<br />

perdido, cuando hay que realizar un segundo trabajo, el inmigrante puede aportar una<br />

visión distinta y enriquecedora del crecimiento económico. A la inversa, habiendo<br />

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tenido experiencia del estado de bienestar de que gozamos, se convierte en la sociedad a<br />

la que retorna en un agente de cambio social, que valora en su justa medida los sistemas<br />

públicos de sanidad y educación o el control sobre el medio laboral mediante sindicatos<br />

independientes o consejos de trabajadores que defiendan sus intereses.<br />

En suma, la sinergia que se produce entre el canon del desarrollo humano y la<br />

idea de codesarrollo podría llegar a potenciar mediante experiencias bilaterales exitosas<br />

la pretensión del PNUD de mejorar técnicamente el concepto mismo de «desarrollo<br />

humano» mediante la aplicación de criterios como la Cooperación, la Equidad, la<br />

Sustentabilidad y la Seguridad. Probablemente el dato más significativo para apreciar la<br />

coincidencia de ambas políticas en sus intenciones redistribuidora de la riqueza, sea la<br />

idea de potenciar las opciones reales que están presentes en cada cultura. Por ejemplo,<br />

el Programa Canguro que ha puesto en funcionamiento el Hospital Juan XXIII de<br />

Tarragona, consistente en sustituir las incubadoras por una faja que sostiene al bebe<br />

prematuro junto al pecho de la madre, ideado por médicos del ISS colombiano, permite<br />

no solo el enriquecimiento bidireccional, sino el aval científico para utilizarlo en otros<br />

proyectos de cooperación, cuyos resultados podrán ser valorados en términos del nuevo<br />

índice, el IPC (Índice de Pobreza de Capacidad) del PNUD. Todos los prematuros<br />

tienen derecho a la vida, pero el ejercicio de ese derecho no dependerá ya de la<br />

capacidad de su comunidad para adquirir incubadoras de tecnología sofisticada, sino de<br />

una simple faja asequible a todos los servicios públicos del mundo. El IPC, que usa tres<br />

indicadores para medir tres aspectos básicos del desarrollo humano (vida saludable,<br />

capacidad de procreación y alfabetización) podrá disminuir en las comunidades que<br />

apliquen este programa, porque disminuirá el porcentaje de niños menores de cinco<br />

años con peso insuficiente. Tanto el canon del desarrollo humano como la idea de<br />

codesarrollo se fijan en los protagonistas que son agentes multiplicadores. Si el PNUD<br />

apuesta por la educación de la mujer es porque tiene un poderoso efecto multiplicador<br />

con respecto al bienestar de la familia y el nivel general de desarrollo humano de la<br />

sociedad. La idea de codesarrollo hace lo mismo con el inmigrante por las mismas<br />

razones. El IPC difiere del IDH, porque se centra en la falta de capacidad de la gente en<br />

lugar de reflejar los promedios estadísticos del desarrollo de un país. Pone críticamente<br />

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en evidencia, así pues, cómo algunos países mejoran sus niveles medios sin reducir las<br />

desigualdades. La idea de codesarrollo no promociona desarrollo indiscriminado, sino<br />

sólo el que contribuye a potenciar el bienestar y la equidad. De acuerdo con la<br />

cooperación para el desarrollo humano que favorece el PNUD, la idea de codesarrollo<br />

se aplica también al enriquecimiento recíproco y a la ampliación de las opciones<br />

individuales, potencia la solidaridad de las personas viven juntas, permitiendo el retorno<br />

de los inmigrantes a las comunidades originarias con las que comparten valores y<br />

aficiones culturales, porque en ambos casos la equidad se entiende, no en relación a los<br />

ingresos, sino al conjunto de oportunidades que ofrece la vida.<br />

Hay, sin embargo, una diferencia insalvable entre el canon del desarrollo<br />

humano y la idea de codesarrollo. Se refiere a la jurisdicción. Mientras el canon<br />

proclama universalmente que todos los miembros de la especie humana deben tener la<br />

oportunidad de educarse y de vivir una vida larga y saludable, por lo que la obligación<br />

ética de colocar a todos en las mismas condiciones, puede implicar una distribución<br />

desigual de los recursos para compensar las deficiencias de partida, la idea de<br />

codesarrollo se niega a aceptar cualquier tipo de interiorización que afecte a los<br />

inmigrantes y plantea la corresponsabilidad y la contractualización entre estados<br />

soberanos sin que quepa la más mínima sospecha de unilateralidad benéfica con el<br />

partenaire. Al fin y al cabo, es el inmigrante quien trae el capital humano básico que las<br />

sociedades avanzadas se han inhabilitado para producir.<br />

9.- Codesarrollo y desarrollo endógeno local.-<br />

Esta última diferencia es la que hace que la idea de codesarrollo sea no sólo<br />

compatible, sino, de alguna manera, coincidente con el canon del desarrollo endógeno<br />

local. Los modelos clásicos de desarrollo parten de concepciones generales y la mayoría<br />

de ellos (exceptuando el canon de la restricción) confían en que la ayuda externa o bien<br />

garantiza per se la acumulación originaria necesaria para provocar el despegue o bien<br />

proporciona la receta mágica para desarrollar un sistema económico. Tanto las teorías<br />

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neoclásicas como las de la dependencia propician modelos de desarrollo implantados<br />

desde fuera, son cosmopolitas, pero unidireccionales y desconfían de la capacidad de las<br />

fuerzas endógenas y locales para provocar cambios sustanciales en el entorno<br />

económico y humano. El canon del desarrollo endógeno, en cambio, confía en la<br />

capacidad de los agentes locales para promocionar el desarrollo, del mismo modo que la<br />

idea de codesarrollo convierte al migrante retornado en una fuente de riqueza local y al<br />

inmigrante en un país extranjero en un vector permanente de ayuda a los países de<br />

origen. Para hacer esto posible, sin embargo, más que de los economistas o de los<br />

instrumentos macroeconómicos, hay que fiarse de los geógrafos, antropólogos,<br />

historiadores y políticos encargados de la gestión del territorio, que son quienes han<br />

contribuido a la cristalización de las reglas operatorias de este nuevo canon de actuación<br />

para el desarrollo, por un lado, y de los instrumentos macroeconómicos que tienen las<br />

claves del éxito para la reinserción del emigrante en la comunidad originaria. En estas<br />

jornadas se ha dado el protagonismo adecuado a los municipios, porque son las<br />

entidades locales, en última instancia, las unidades políticas mínimas (no<br />

necesariamente las unidades sociológicas, ni antropológicas), en las que cataliza la<br />

decisión de emigrar y los lugares de acogida que deben encargarse de la integración de<br />

los recién llegados en la sociedad huesped. Es, por tanto, en los municipios, como ha<br />

quedado patente en estas jornadas, donde se calibra de cerca la incidencia del proceso<br />

migratorio.<br />

Pues bien, también los ayuntamientos están principalmente interesados en el<br />

desarrollo local endógeno de sus propias comunidades. El propio Sami Naïr, pese a su<br />

condición de eurodiputado subraya que las corporaciones municipales constituyen un<br />

elemento esencial para la multiplicación de instrumentos microeconómicos para el<br />

codesarrollo. Y eso ocurre cuando la inmigración comienza a ser «objeto de interés para<br />

los poderes públicos, las colectividades territoriales descentralizadas, el movimiento<br />

asociativo, las empresas y las instituciones de formación». Y la razón es bien simple,<br />

pues cuando un ayuntamiento consigue ligar los procesos migratorios en su municipio<br />

con el proceso de cooperación internacional agrega una nueva dimensión a la simple<br />

«transferencia de bienes y recursos financieros», entre otras cosas, la difusión en los<br />

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países de origen de los inmigrantes las normas y valores democráticos y los<br />

procedimientos de gestión local que puedan resultar más eficientes. De este modo la<br />

incorporación de los inmi grantes en la comunidad municipal se convierte en un<br />

potencial elemento de transformación sociopolítica y desarrollo en el país de<br />

procedencia del inmigrante.<br />

El canon de desarrollo local, en efecto, promueve políticas «de abajo hacia<br />

arriba», gestionadas por los gobiernos regionales y municipales en sus territorios<br />

respectivos y constituye una estrategia general co-extensiva con el proceso de<br />

globalización económica. Manuel Castells atribuye esta nueva estrategia a una reacción<br />

defensiva «frente al torbellino de los procesos globales cada vez menos controlables».<br />

Según Borja y Castells, por ejemplo «los gobiernos locales disponen de dos importantes<br />

ventajas comparativas con respecto a sus tutores nacionales. Por un lado, gozan de una<br />

mayor capacidad de representación y legitimidad con relación a sus representados: son<br />

agentes institucionales de integración social y cultural de comunidades territoriales. Por<br />

otro lado, gozan de mucha más flexibilidad, adaptabilidad y capacidad de maniobra en<br />

un mundo de flujos entrelazados, demandas y ofertas cambiantes y sistemas<br />

descentralizados e interactivos»<br />

Caben varias explicaciones sobre la génesis del canon del desarrollo<br />

comunitario endógeno tales como la nueva problemática regional generada por la<br />

observación de las diferencias cualitativas resultantes de la aplicación cuantitativamente<br />

idéntica de las mismas políticas en distintos territorios, los cambios institucionales<br />

operados en los distintos países europeos (por ejemplo, la reconocimiento de las<br />

Autonomías en la Constitución Española de 1978), las nuevas teorías y conceptos sobre<br />

la evolución y funciones de las organizaciones empresariales en la sociedad<br />

informacional o las nuevas orientaciones promovidas por organizaciones internacionales<br />

como la OCDE o la UE. Desde el punto de vista de los estudios de desarrollo, sin<br />

embargo, el canon del endodesarrollo cobra perfil propio y se distingue<br />

ontológicamente del codesarrollo, porque centra su visión del mundo sobre el territorio,<br />

que deja de ser mero soporte físico de las actividades productivas para convertirse en el<br />

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agente principal del desarrollo. Aunque la geografía también se ocupa de las<br />

migraciones no las convierte en las protagonistas del desarrollo; es cierto que la noción<br />

de territorio permite poner en conexión el rico conjunto de actividades vitales que<br />

forjan una espacie de biocenosis con el entramado de recursos e intereses que articulan<br />

las diversas formas de vida de las poblaciones humanas en un espacio físico concreto.<br />

Pero, al considerar el territorio como una biocenosis, el endodesarrollo cobra un<br />

carácter orgánico y naturalista, que le diferencia del canon del desarrollo humano, en el<br />

que las migraciones sí pueden cobrar mayor protagonismo. No obstante, este vínculo de<br />

las comunidades humanas concretas con la biocenosis local de la que forman parte es<br />

más interesante para la idea de codesarrollo, por ser mucho más concreta y operativa,<br />

que tomar el mundo como el «nicho ecológico» de la especie humana, como hace el<br />

PNUD.<br />

No es este el lugar de profundizar en las diferencias entre el etnodesarrollo, que<br />

pone el acento en los valores étnicos y culturales de la comunidad afectada y el<br />

ecodesarrollo. Sin embargo, el canon del desarrollo endógeno podría contribuir a<br />

distinguir mejor el papel de los migrantes en relación a la sociedad emisora y a la<br />

receptora. Mientras la última considera sus inmigrantes como mero «capital humano»,<br />

la sociedad emisora podría estar interesada en valorarlo como un «capital social»<br />

vinculado a una de sus comunidades territoriales. Porque según esta concepción, la<br />

pauta operativa de la producción es la organización sistémica en red, y aunque se<br />

desentiende de la satisfacción de las necesidades básicas de las poblaciones, que algunas<br />

veces es el móvil de las migraciones, lo cierto es que el propio proceso de migración es<br />

uno de los hilos más fuertes de esa red. En estas jornadas se criticó el uso en gastos<br />

suntuarios y consumistas que de las remesas hacen en Santo Domingo las familias de<br />

los emigrantes. El canon del desarrollo endógeno podría servir para corregir esta<br />

tendencia en conexión con la idea de codesarrollo, pues potencia la constitución de<br />

empresas productivas locales. Ahora bien, «la organización del sistema productivo<br />

local formando redes de empresas propicia la generación de economías de escala y la<br />

reducción de los costes de transacción y, por tanto, rendimientos crecientes y<br />

crecimiento económico». Que en este punto el desarrollo endógeno no se distinga del<br />

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canon del crecimiento económico irrestricto, no es un problema para el codesarrollo,<br />

que no es un modelo de desarrollo -repito- , sino que hace un uso oportunista de<br />

cuantos instrumentos y fragmentos teóricos puedan resultar útiles para sus propósitos.<br />

El desarrollo endógeno se refiere a procesos de acumulación de capital que se<br />

producen como consecuencia de la atracción de recursos de las actividades maduras<br />

(por ejemplo, agricultura) a las más modernas (industria, servicios) y de los usos que se<br />

generan en el proceso productivo y se caracteriza por la utilización del potencial de<br />

desarrollo existente en el territorio gracias a la iniciativa y, en todo caso, bajo el control<br />

de los actores locales. Naturalmente uno de los recursos atraídos por el desarrollo<br />

endógeno son precisamente las migraciones. Frente a las visiones funcionales<br />

tradicionales, en los que el inmigrante estaría en igualdad de condiciones respecto a los<br />

comunitarios, lo que se destaca ahora es la capacidad de auto-organización que permite<br />

al territorio responder, de forma diferenciada, a las necesidades del entorno. Claro que si<br />

ese entorno se analiza sólo como un gran mercado competitivo, no estamos lejos de una<br />

suerte de extraño híbrido entre neoliberalismo y comunitarismo, en los que por lo que<br />

pueden estallar fuertes conflictos migratorios. Un ejemplo de desarrollo endógeno<br />

exitoso, en el que las políticas de codesarrollo han brillado por su ausencia es el caso de<br />

El Ejido en Almería, que ha convertido 13 hectáreas de secano en un mar de hortalizas<br />

sumergidas bajo plásticos, del que emergen unos beneficios de 312.000 millones<br />

anuales. Los que rechazan tomarlo como un ejemplo de desarrollo local, alegando que<br />

es un simple modelo de explotación capitalista, porque este desarrollo se ha logrado<br />

gracias a los 15.000 emigrantes magrebíes (sustituidos cada vez más por polacos y<br />

ecuatorianos) que venden allí su fuerza de trabajo, la mitad de forma clandestina, pasan<br />

por alto que en este modelo los que compiten son los territorios, que usan para ello tres<br />

armas fundamentales: (1) Un sistema de organización empresarial en red, que fomenta<br />

la estabilidad y la confianza mutua mediante acuerdos y alianzas explícitas o mediante<br />

meros contactos personales, si bien es cierto que «las redes son una forma de<br />

gobernación que está en continuo desequilibrio como consecuencia del dinamismo que<br />

muestran sus actores». (2) Un aprovechamiento intensivo de los procesos de innovación<br />

y cambio tecnológico. Y (3) un privilegio de las ciudades como forma de convivencia y<br />

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de la urbanización de la zona o región. Las tres cosas se cumplen en El Ejido, que<br />

constituye el caso más espectacular de demostración de que no todo trabajo con<br />

inmigrantes o de asociaciones de inmigrantes es codesarrollo.<br />

Ahora bien, los sistemas productivos locales que están en el punto de mira del canon<br />

del desarrollo endógeno prestan la máxima atención a los procesos de innovación<br />

tecnológica y aprendizaje cooperativo como auténticos motores del progreso, de donde<br />

resulta que los procesos migratorios que les conciernen son altamente selectivos. Como<br />

señalan Borja y Castells, puesto que la globalización trae aparejada la difusión de una<br />

nueva ola de innovaciones (sobre todo informática) en el sistema productivo, los<br />

territorios más competitivos han generado con recursos propios modelos de excelencia<br />

con alta tecnología, gracias a la disponibilidad de recursos humanos cualificados,<br />

capacidad empresarial, centros de I+D, infraestructuras adecuadas de transportes y<br />

comunicaciones y funcionamiento eficaz de las instituciones sociales del entorno. La<br />

preocupación por los nexos entre tecnología, sociedad y desarrollo ha convertido a la<br />

innovación tecnológica, a los mecanismos de difusión y selección utilizados, así como a<br />

los centros de investigación y a las universidades en objeto de estudio prioritario para<br />

este canon del endodesarrollo. La literatura al respecto se ha multiplicado en los últimos<br />

años, de manera que expresiones tales como «polos tecnológicos», «clusters de<br />

empresas de tecnología moderna», «modelos de excelencia tecnológica» se han<br />

asociado de forma indisoluble al canon del desarrollo territorial. Y es que, a diferencia<br />

de la ciencia que es universal, las innovaciones y el cambio tecnológico sólo se<br />

materializa en el territorio, están asociados con el saber hacer local, con la potenciación<br />

y valoración de los recursos humanos y su cultura específica y con las instituciones de<br />

conocimiento implantadas localmente. Al fin y al cabo la capacidad innovadora de las<br />

empresas no llueve del cielo indiscriminadamente, sino que requiere que la historia<br />

económica, social y cultural del lugar en que se implantan nuevas tecnologías tenga una<br />

tradición de aprendizaje que garantice lo que se llama un «entorno innovador».<br />

De ahí que el canon del desarrollo local caiga en la paradoja de que había sido<br />

diseñado para países subdesarrollados, pero donde realmente tiene éxito es en los países<br />

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desarrollados, con desequilibrios regionales. Desde la cooperación al desarrollo suele<br />

explicarse esto porque los países menos desarrollados no sólo carecen de las tradiciones<br />

de innovación pertinentes, sino que sufren con frecuencia centralismos burocráticos y<br />

graves deficiencias de articulación e independencia de la sociedad civil. La doctrina de<br />

que el progreso tecnológico es la clave del desarrollo de los países, regiones y ciudades<br />

constituye la regla operatoria de este nuevo canon, que la OCDE apoya con energía en<br />

los 90. Pero justamente las investigaciones sobre el «conocimiento tácito» de tipo<br />

técnico-práctico, que se transmite por vía no formal entre personas y por imitación, la<br />

importancia de las tradiciones locales en la adopción, adaptación y difusión de las<br />

innovaciones, en particular si atañen a «actividades de alta tecnología» (industria<br />

electrónica, biotecnología, industria farmacéutica y actividades aerospaciales) revelan<br />

hasta qué punto el canon del desarrollo comunitario endógeno, lejos de conducir a un<br />

mayor equilibrio y equidad interplanetaria, parece llevar indefectiblemente hacia una<br />

gran diversidad de niveles de desarrollo en permanente competencia. Pero justamente en<br />

este punto la idea de codesarrollo podría servir para reorientar este canon en una<br />

dirección más equitativa, aprovechando la migración cualificada para conseguir<br />

formación con proyectos de retorno. Un desarrollo local policéntrico puede acabar<br />

ciertamente con las tensiones entre Norte y Sur, aunque no porque el Sur desaparezca,<br />

sino porque se entrevera con el Norte mediante redes migratorias.<br />

Por último, la idea de codesarrollo se adapta bien al canon del desarrollo local,<br />

cuando articula proyectos para potenciar sistemas productivos locales o formas de<br />

conocimiento autóctonas, apoyando sobre todo las actividades tradicionales vinculadas<br />

al territorio. En alguna medida, el canon del desarrollo local podría servir como<br />

estrategia de defensa de formas de vida de poblaciones indígenas o de civilizaciones<br />

que han logrado ciertos equilibrios homeostáticos con su entorno local, gracias a la<br />

utilización de técnicas artesanales específicas, cuyas tradiciones cognitivas y culturales<br />

están siendo gravemente alteradas por el proceso mismo de globalización que se ejecuta<br />

todavía en gran medida con el canon del crecimiento económico irrestricto. En esta<br />

línea podría interpretarse el trabajo de codesarrollo que llevan a cabo los miembros de la<br />

Universidad Autónoma de Madrid en Colombia. Por ejemplo, el proyecto de<br />

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implementar los conocimientos de los sanadores indígenas amazónicos aguaditas<br />

mediante intercambios con la escuela de enfermería de la UAM, proyecto en el que se<br />

discute como imbricar ambas medicinas sin enajenarse. La mayor dificultad en este<br />

punto es lograr que el proceso de globalización respete la riqueza territorial de las<br />

comunidades locales contra cualquier intrusión del mercado en las reservas naturales,<br />

los espacios protegido, la biodiversidad etc. Una ojeada sobre lo que en este preciso<br />

momento está ocurriendo en la misma Colombia, donde diversas etnias están siendo<br />

masacrados en sus propios territorios so capa de una guerra entre actores vicarios<br />

(guerrillas y paramilitares) que operan con total impunidad y ante la indiferencia de la<br />

comunidad internacional, hace pensar que el desarrollo comunitario endógeno en países<br />

que carecen de Estados preocupados por el bien público es una pura utopía consoladora,<br />

hasta que no se garantice la participación de las poblaciones humanas en el diseño de<br />

sus propios destinos. Probablemente por esta razón sea en Colombia el lugar donde la<br />

idea de codesarrollo ha prendido con más fuerza. Es donde más se necesita.<br />

10.- Fundamentos teóricos y prácticos de la Idea de codesarrollo.<br />

A pesar de que la idea de codesarrollo no goza todavía ni de la cobertura teórica,<br />

ni amparo político que merece, su pretensión de vincular positivamente las migraciones<br />

con los procesos de cooperación al desarrollo está sólidamente fundamentada en la<br />

coyuntura por la que atraviesa la humanidad hoy, en la que las desigualdades entre<br />

pobres y ricos ya no parecen remediables con buenas intenciones. Al menos desde<br />

marzo de 1995 tras la celebración en Copenhague la cumbre mundial sobre la pobreza,<br />

auspiciada por la ONU, resulta evidente que ni la condonación automática de la deuda<br />

externa a los PMD, ni la transferencia del 1% del PIB a los mismos podría remediar en<br />

este momento la pobreza en el mundo ni detener las migraciones masivas. Ante tal<br />

situación, los cánones de desarrollo en el siglo XXI deben afrontar una serie de<br />

circunstancias cada vez más heterogéneas. Esa es la razón por la que ninguno de ellos<br />

goza de una superioridad inequívoca sobre los demás. Todos ellos, sin embargo, deben<br />

plantearse el problema de que el desarrollo tecnológico entre en colisión frontal o en<br />

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contradicción con la equidad que exige el desarrollo humano, porque, si es la causa<br />

principal del crecimiento económico del primer mundo, su extensión parece estar<br />

provocando la aparición de una economía mundial desarticulada y de una sociedad<br />

abruptamente dividida en la que unos pocos privilegiados coexisten, mediante una<br />

tregua insegura, con una mayoría de desposeídos.<br />

La estructura internacional global, por otro lado, está resultando inadecuada<br />

para enfrentar los retos del cambio de milenio. La nueva distribución del mundo<br />

motivada por la disolución del bloque soviético, no ha reducido las diferencias entre el<br />

Norte y el Sur, sino que las ha aumentado considerablemente. Ahora la demografía ha<br />

venido a sustituir a la guerra fría como principal foco de tensión en el planeta, apenas<br />

sepultada por los escombros de las Torres Gemelas y la desesperada fiebre del Imperio<br />

Americano de encontrar un nuevo «eje del mal», un nuevo enemigo sobre el que<br />

descargar los arsenales de su insaciable industria armamentista. Al discurso sobre «el<br />

fin de la historia» de Fukuyama sigue el del «choque de civilizaciones» de Hungtinton,<br />

ambos subidos hasta no hace mucho al carro belicista de Bush. Tales discursos, sin<br />

embargo, no vienen a justificar ninguna «guerra justa», sino a disimular las brechas en<br />

el reparto de beneficios y un temor patológico al desplazamiento de la pobreza sin<br />

pasaporte. En estas circunstancias, el lenguaje de los modelos de desarrollo parece<br />

venir a homogeneizar realidades nacionales, regionales, territoriales y comunitarias<br />

tan heterogéneas, que apenas sirve para justificar unos proyectos de acción, cuya<br />

distribución se hace cada vez más errática y dependiente del unilateral criterio del<br />

donante.<br />

Quiero destacar, sin embargo, un punto que resulta especialmente crítico para la<br />

tradición ilustrada que siempre confió en que el incremento de la ilustración del pueblo<br />

tendría de suyo efectos liberadores. El ideal humanista ilustrado exige por parte de<br />

quienes lo abrazan un cierto compromiso con la excelencia moral e intelectual. Tal<br />

excelencia, sin embargo, ¿no resulta contradictoria e incompatible con la exigencia<br />

democrática de conceder a todos los miembros de la especia humana la capacidad de<br />

participar en las decisiones que afectan a sus propias vidas? ¿Hasta qué punto los<br />

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distintos cánones de desarrollo no son más que expresiones de la benevolencia de<br />

ciertas minorías ilustradas que forzosamente quedarán defraudadas en el preciso<br />

momento en que tales cánones intentasen ponerse en práctica por procedimientos<br />

democráticos que garantizasen la participación de todos los agentes implicados? ¿Y no<br />

es eso en el fondo, lo que subyace en la oposición de los partidarios de seguir aplicando<br />

unilateralmente los modelos de cooperación al desarrollo, sin atender a la importante<br />

corrección bidireccional que introduce la regla operatoria del codesarrollo?<br />

¿Y en qué se fundamenta la necesidad de aplicar esa regla operatorio del<br />

codesarrollo? No hace falta recordar aquí que la manifestación más escandalosa de esta<br />

contradicción entre planificación económica y participación democrática. Llevan en<br />

éste principio del siglo XXI los nombres propios de dos foros alternativos: el<br />

“Económico” de Davos, que reúne desde 1971 a la élite del pensamiento neoliberal, y el<br />

“Social” de Porto Alegre que reúne desde el 2.001 a intelectuales y líderes sociales de<br />

todo el mundo que desafían al pensamiento hegemónico. No es que los expertos en<br />

cooperación internacional al desarrollo no se hayan percatado de la contradicción y, por<br />

tanto, al constatar que las agendas de las AODs están definidas precisamente por el<br />

FMI, el BM, la OCDE y el OMC, no estén pensando en cambiar su estrategia. José<br />

Antonio Sanahuja lo expresa con meridiana claridad: «La idea de establecer un “sistema<br />

global de bienestar social” como componente de un “orden democrático cosmopolita”<br />

mundial puede proporcionar una fundamentación sólida para un renovado esfuerzo de<br />

cooperación internacional al desarrollo y al tiempo demanda nuevas fórmulas, que<br />

trasciendan el actual sistema de ayuda al desarrollo, por inadecuado y obsoleto. Ello<br />

plantea una agenda de reforma de las organizaciones internacionales tan amplia y<br />

compleja como necesaria, incluyendo nuevas instituciones monetarias y financieras o,<br />

en palabras de algunos autores, “un nuevo Bretón Woods”; nuevos programas de<br />

asistencia internacional de carácter supranacional, financiados con contribuciones<br />

obligatorias y progresivas - una especie de “impuesto sobre la renta internacional”-<br />

que hagan al sistema internacional de ayuda más predecible y equitativo. En estas<br />

propuestas ,en suma, se aboga por un “nuevo multilateralismo” inclusivo, democrático,<br />

participativo, que conduzca a instituciones internacionales de nuevo cuño». Sin<br />

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embargo, los mismos proponentes del nuevo orden democrático cosmopolita o del<br />

contrapoder mundial consideran que este sistema global de bienestar social no sólo es<br />

utópico e idealista, sino que de haber algún embrión realista para su realización habría<br />

que ponerlo en el actual proceso de construcción de una UE, que sea además de<br />

económica, política y social.<br />

Ahora bien, estas utopías idealistas fundamentan sus pretensiones en dos<br />

premisas que el 11 de septiembre ha develado como falsas, amen de poco realistas. La<br />

primera es que esta apelación a instancias y normas internacionales es una<br />

consecuencia del debilitamiento de la capacidad de gobernación del Estado y de la<br />

subordinación de sus políticas domésticas a los mecanismos del mercado. La segunda es<br />

que el proceso de globalización, al instaurar mediante las interconexiones de la sociedad<br />

de la información y las telecomunicaciones una auténtica «aldea global», acaba<br />

aproximando la experiencia vital de los seres humanos hasta generar identidades postnacionales<br />

que contribuyen por si solas a la paulatina conformación de un «espacio<br />

político global».<br />

Ahora bien, tras el atentado terrorista asentado en el corazón financiero del<br />

mundo, George W. Bush no tuvo ningún inconveniente en dejar el ultraliberalismo<br />

globalizador de lado y empezar a utilizar keynesianamente los recursos del Estado para<br />

apoyar a sus compañías aéreas y demás multinacionales perjudicadas por los atentados<br />

con un chauvinismo nacionalista cada vez más patente. Y es que, por muy debilitados<br />

que parezcan los estados-nación, siguen teniendo en sus manos el poder ejecutivo y<br />

administrando el tesoro. Pero es que, además, el único Imperio realmente existente hoy,<br />

aunque dice apoyar el proceso de globalización, con ello sólo se refiere a la<br />

«mundialización o internacionalización de la economía» en provecho de sus<br />

multinacionales y, de hecho, obstaculiza la formación de cualquier contrapoder<br />

internacional que pueda limitar sus designios imperiales. Antes de la tragedia, Bush en<br />

nada estaba contribuyendo a la defensa de los Derechos Humanos, ni a la erradicación<br />

del terrorismo, ni siquiera a la distensión internacional. La demostración de la<br />

fragilidad de todos los sistemas ante el fanatismo y la locura humanas, puso en manos<br />

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de Bush Jr. una posibilidad sin precedentes de cambiar el curso del planeta. Después del<br />

megapresupuesto que EE.UU. acaba de aprobar para su Defensa y la declaración de<br />

Iran, Irak y Corea, como el nuevo “eje del mal”, ya sabemos que su intención no era<br />

comenzar a practicar lo que predica Occidente, la Declaración de Derechos Humanos, e<br />

instaurar una nueva pax romana en este comienzo del siglo XXI, sino más bien<br />

embarcase y embarcarnos en un proyecto de primacía hegemónica belicista, en una<br />

guerra infinita. La hegemonía USA nada tiene que ver con el «espacio político global»<br />

con el que sueñan los utópicos.<br />

En esta situación, hay que reconocer que la única forma de practicar la equidad<br />

de forma realista consiste en limitarse al único espacio donde la reciprocidad resulta<br />

posible: los procesos migratorios. Y, dado que los estados nación son los primeros<br />

interesados en controlar los flujos migratorios y que en sus manos están los<br />

instrumentos para firmar y ejecutar compromisos bilaterales implicado a nuevos actores<br />

y dado, además, que la construcción de la globalización es selectiva y no se produce<br />

simultáneamente, relacionando «todo con todo» o construyendo un «espacio político<br />

global», la opción por el codesarrollo aparece como una regla operatoria realista que<br />

permite articular espacios bilaterales de equidad en la cooperación internacional. La<br />

Unión Europea, que es modelo de cooperación multilateral ha reconocido la capacidad<br />

de la nueva idea para situar en el mismo espacio la pluralidad de actores que necesita<br />

una cooperación internacional eficaz: las colectividades y entes territoriales, las ONGs y<br />

las asociaciones de inmigrantes, las empresas y las organizaciones profesionales, así<br />

como las universidades y los Institutos de investigación.<br />

Esta fundamentación pragmática, obtenida por exclusión, no es, sin embargo, la<br />

razón más profunda que se puede alegar a su favor. En Matemáticas una regla<br />

operatoria es sólo un «método para hacer una operación» y en Lógica «un conjunto de<br />

operaciones que deben llevarse a cabo para realizar una inferencia o deducción<br />

correcta». Si la regla operatoria a la que aludimos no fuese más que un procedimiento<br />

formal para operar con procesos migratorios de forma que el conjunto formado por los<br />

componentes del proceso (países de origen, países de tránsito, países de destino, rutas,<br />

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redes, migrantes…) produzca una mezcla proporcionada, pero abstracta, el codesarrollo<br />

resultaría inocuo.<br />

El fundamento ontológico que hace de la idea de codesarrollo no sólo una regla<br />

operatoria formal, sino una construcción material sólida proviene de la ya mencionada<br />

y profunda idea de codeterminación. Una de las razones del fracaso de muchas acciones<br />

de cooperación al desarrollo proviene del hecho de que todavía no se ha entendido el<br />

elemental principio de que a “toda acción corresponde una reacción igual, que opera en<br />

sentido contrario”. La pretensión de influir unilateralmente desde el mundo desarrollado<br />

en el tercer mundo para provocar su desarrollo se basa en una noción humeana de la<br />

causalidad profundamente ingenua, que hace de una desnuda relación binaria, el meollo<br />

de asunto, cuando la situación es compleja y multicausal Veámoslo sucintamente.<br />

Toda realidad material (y las migraciones lo son) es una multiplicidad<br />

determinada según contenidos morfológicamente dados en una cierta escala, en<br />

«unidades» que tienen que ver con los cuerpos humanos. La escala que define las<br />

migraciones es la de los organismos animales, que están enclasados en «poblaciones».<br />

De ahí que los procesos migratorios, para ser significativos, deberían traspasar ciertos<br />

umbrales que permitiesen hablar de «encuentros» sistemáticos con otras partes<br />

isológicas, es decir, con otras poblaciones de organismos. Eso ocurre, por ejemplo, con<br />

las grandes migraciones de hervíboros que todavía se observan estacionalmente en<br />

Africa. Pues bien, los expertos en demografía humana han denunciado como una<br />

manipulación informativa, poco científica, la aceleración temible y apocalíptica de la<br />

variable demográfica desde 1.800. «El miedo a las hordas de pobres podía más que<br />

cualquier análisis objetivo. Nunca se decía que esa explosión demográfica era signo de<br />

modernización de los países más atrasados, de la difusión del progreso, del retroceso del<br />

hambre y de la mejora de las condiciones alimenticias, y que sólo podía ser temporal».<br />

Aunque la población mundial crece a una velocidad de 10.000 unidades por hora, las<br />

tasas de fecundidad van de 1,2 hijo por mujer en Hong Kong o en España a 8,1 en la<br />

franja de Gaza, con una vida media de 41 años en Africa central a 80 años en Japón o en<br />

Isalandia y con una diversidad que va más allá de los bloques políticos, económicos e<br />

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incluso, religiosos. La noción de país en vías de desarrollo o, como se dice ahora, PMD<br />

tampoco está asociado a un contenido demográfico específico, de donde se deduce el<br />

engaño que supone inducir una política de cooperación al desarrollo bajo la idea de<br />

equilibrar mediante migraciones el declive demográfico de los «países del norte» con<br />

los excedentes de los pobres «países del sur», aplastados en la miseria por la fuerza de<br />

su natalidad. La idea de codesarrollo ni ampara, ni tiene nada que ver con esta imagen.<br />

Al contrario, la idea de codesarrollo sólo emerge en función del «encuentro»<br />

entre partes isológicas significativas de determinadas poblaciones. Hubo codesarrollo,<br />

por ejemplo, en el proceso de conquista y colonización de América por parte de<br />

portugueses y españoles en los siglos XVI y XVII. Es ese encuentro el que produce una<br />

co-determinación mediata o inmediata, que es la que constituye la plataforma<br />

ontológica última sobre la que debe articularse la regla operatoria del codesarrollo. Eso<br />

significa que el codesarrollo no es una regla que pueda aplicarse indiscriminadamente<br />

entre cualesquiera países, ni siquiera entre aquellos en los que haya algún tipo de<br />

migración, que puede ser un fenómeno aislado, sino sólo en aquellos casos en que haya<br />

una co-determinación significativa, como ocurre indiscutiblemente en el caso de las<br />

poblaciones de Hispanoamérica y España. Los especialistas en dinámica internacional<br />

de las migraciones como Joaquín Arango, Douglas Massey o G. Simon señalan que, si<br />

bien es cierto que la migración internacional se ha diversificado y mundializado en los<br />

últimos quince años y esté generando verdaderos campos de relaciones entre Estados de<br />

origen y Estados de destino, sólo es demográficamente eficaz entre algunos grupos de<br />

regiones. En términos ontológicos, las poblaciones de esas regiones ya codeterminadas<br />

demográficamente constituirían «círculos de enclasamiento».<br />

¿Qué se requiere para que haya codeterminación entre círculos de<br />

enclasamiento? En este punto es preciso introducir la noción de ruta. La Ruta no es una<br />

trayectoria efímera, sino camino marcado y señalizado; un recorrido de ida que<br />

contempla la vuelta, pues la Ruta para serlo ha de incorporar también la rutina. Hay una<br />

dialéctica precisa entre ruta y frontera. Explorar todos los recovecos de esta noción<br />

compleja y multicategorial, aunque proporciona un criterio para multiplicar los distintos<br />

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procesos que pueden englobarse bajo la noción de codesarrollo, excede los límites de<br />

este trabajo. Remito apresuradamente al hermoso libro de Fernando Pérez Herranz y<br />

José Miguel Santacreu Soler, Las rutas de la humanidad, fenomenología de las<br />

migraciones, en la que se ofrece una interesante tipología de las rutas (políticas,<br />

culturales, económicas, ingenieriles, demográficas, militares) que al cruzarse con los<br />

fines operatorios de los actantes permiten plantear el problema de hasta qué punto la<br />

situación actual de globalización es un producto más o menos aleatorio de planes,<br />

proyectos y programas (libremente planificados) o resultados necesarios, pero no<br />

pretendidos: «no es la Ruta senda o camino por donde discurren la curiosidad o la<br />

aventura humana, sino un resultado de la necesidad: Los hombres abren vías, rutas, para<br />

hacerse con el control de la energía, destruyen unas fronteras por aquí, construyen otras<br />

fronteras por allá, y dejan por el camino una complejidad de normas, costumbres y<br />

éticas que provocan anomalías y problemas de convivencia abundantes y profundos. Es<br />

por esta razón por la que a veces se confunden o identifican los residuos que van<br />

dejando estas confrontaciones con la historia misma» 17<br />

¿Debe el codesarrollo limitarse a los «círculos de enclasamiento» ya definidos y<br />

a las rutas ya cristalizadas? La respuesta es no, porque la co-determinación entre los<br />

términos de las diversas multiplicidades no tiene lugar solamente dentro de los «círculos<br />

de enclasamiento», sino también en las intersecciones de diferentes círculos, lo que<br />

permitiría ampliar la idea de codesarrollo a aquellos encuentros de poblaciones<br />

provocadas por relaciones aleatorias (por ejemplo, por las contingencias derivadas de<br />

los contextos económicos, políticos o de relaciones interclasistas en los países de<br />

origen, como ha sucedido claramente con los casos de Ecuador y Colombia en los<br />

últimos años).<br />

Para no incurrir en consideraciones conceptuales demasiado abstractas, aunque no<br />

por ello menos clarificadoras, acudamos de nuevo a los especialistas en geodinámica de<br />

las migraciones internacionales, que ilustran cómo se estructuran esos procesos según<br />

pautas que se repiten y permiten ciertas generalizaciones. Porque una vez ganada la<br />

17 Fernando Pérez Herranz y J. Miguel Santacreu Soler: Las rutas de la Humanidad . Fenomenología de<br />

las migraciones. Ediciones la Xara, Simat de la Valldigna, 2006, p. 155<br />

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fundamentación ontológica del codesarrollo como codeterminación de multiplicidades<br />

isológicas, ya podemos responder a la pregunta que hicimos arriba: ¿Cuál es la<br />

morfodinámica de los procesos migratorios en la época de la globalización? No hace<br />

falta recordar aquí que el principal símbolo de la globalización es precisamente la red,<br />

la sociedad red que dice Castells, cuyos hilos cruzan las barreras jurídicas, culturales y<br />

espaciales de los territorios, regiones, naciones y ciudades para forjar un mundo cada<br />

vez más interdependiente.<br />

En tanto que procesos morfodinámicos, que han perdurado a lo largo de los<br />

siglos (y que incluso son anteriores a la especie humana), los especialistas que los han<br />

analizado en nuestra época constatan, en contra de la visión individualista que<br />

criticamos arriba, asociada al liberalismo económico, que en todas las migraciones<br />

internacionales observadas ocurre que su expansión desde una región emisora hacia un<br />

país de destino dura en el tiempo hasta que las redes de conexiones se han difundido tan<br />

ampliamente que toda la gente que desea emigrar puede hacerlo sin dificultad, y que<br />

sólo entonces, las migraciones comienzan a desacelerarse. Ahora bien, justamente por<br />

eso se produce esa independencia del tamaño de los flujos migratorios entre dos países<br />

respecto a los factores que las provocaron originalmente, sean estructurales o<br />

individuales, pues, una vez consolidadas las redes sus costes son decrecientes y sus<br />

riesgos disminuyen a medida que se institucionalizan. Según se expanden las redes y<br />

caen los costes y riesgos de la migración, el flujo se vuelve menos selectivo en términos<br />

económicos y más representativo de la sociedad o comunidad emisora. Si se produce un<br />

mestizaje entre ambas poblaciones se consolidan «círculos de enclasamiento». En el<br />

caso de que tal cosa ocurra, los gobiernos tendrán grandes dificultades para controlar los<br />

flujos consolidados, porque el proceso de formación de redes escapa a su control y<br />

ocurren con independencia del régimen de políticas aplicado. Muy probablemente eso<br />

está ocurriendo desde hace mucho tiempo en la zona fronteriza de Santo Domingo con<br />

Haití, sin bendiciones políticas de ninguna clase. Por supuesto, que en estos casos la<br />

regla del codesarrollo debiera imperar en todos los programas de cooperación al<br />

desarrollo. De hecho, ciertas políticas inmigratorias, como las destinadas a promover la<br />

reunificación familiar, que trabajan a contracorriente de los controles de entradas,<br />

302 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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carecerían de toda justificación estructural sin apelar al fondo ontológico de la codeterminación,<br />

ya que refuerzan las redes migratorias al darles un derecho especial a<br />

ingresar a los miembros de las redes de parentesco.<br />

Partiendo de estos fundamentos, la idea de codesarrollo permitiría mejorar<br />

simultáneamente las políticas migratorias de los Estados de acogida y las políticas de<br />

cooperación al desarrollo con los países, en los que se hayan forjado redes de<br />

conexiones y, sobre todo, entre los que hayan cristalizado ya «círculos de<br />

enclasamiento».<br />

Desde la interpretación clásica se atribuye a las migraciones un papel regulador<br />

de las tensiones económicas y sociales de los países de origen. Sin embargo, el caso más<br />

espectacular que conocemos en España de riada de la población de los países pobres<br />

hacia los países ricos probablemente sea el de Ecuador, que ha tenido proporciones<br />

perfectamente manejables, incluso teniendo en cuenta los soportes religioso culturales<br />

que la ha incentivado. En realidad, los 100 millones de migrantes que según Naciones<br />

Unidas se mueven al año no representan más que el 2,2 % de la población mundial, es<br />

decir, poco más que su tasa de crecimiento anual. El hecho de que casi la mitad de los<br />

migrantes lleguen a los principales focos de acogida de los países desarrollados<br />

demuestra más bien, como señaló Michel Piore hace tiempo, que los flujos migratorios<br />

obedecen a requerimientos estructurales de las economías de las sociedades receptoras<br />

y en ningún caso son mecanismos tendentes a mitigar los desequilibrios de la economía<br />

mundial. La formación de redes espontáneas, carentes de orientación, tienden a<br />

perpetuar tales desequilibrios, ya que la traducción del potencial migratorio en oferta de<br />

trabajo dependería de las condiciones del mercado de trabajo del lado de la demanda, en<br />

la cual la economía sumergida tiene un papel relevante.<br />

En consecuencia, la intervención de los Estados, tanto del emisor como del<br />

receptor, en el proceso de formación de redes y de rutas de canalización de las<br />

migraciones que postula el codesarrollo, a través de los principios de<br />

corresponsabilidad y contractualización, que describe Sami Naïr, al tiempo que<br />

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satisfaría mejor las demandas del receptor, permitiría canalizarlas hacia sectores<br />

potencialmente equilibradores y restauradores de la economía de los países de origen.<br />

304<br />

La principal dificultad de esta coordinación interestatal es que no está recortada<br />

a la escala apropiada, en la que se forjan las redes de migración, por lo que, como<br />

también señala Naïr, hay que contar como agentes de codesarrollo a las entidades<br />

territoriales, sean Ayuntamientos o Regiones con competencias, y a las ONGs y<br />

asociaciones implantadas, por cuanto entre ambos ejecutan una serie de tareas<br />

imprescindibles para una cooperación llevada a cabo desde la perspectiva del canon del<br />

desarrollo humano eficaz:<br />

i.- Identificación, formulación y realización de proyectos de desarrollo<br />

integrados (gestión de remesas, microproyectos, creación de empresas,<br />

etc.).<br />

ii.- Control sobre el terreno de los fondos públicos y transparencia en su<br />

utilización para las poblaciones afectadas.<br />

iii.- Fomento de las relaciones directas entre las sociedades civiles respectivas.<br />

iv.- Promoción de prácticas democráticas horizontales mediante el reforzamiento<br />

del papel de los emigrantes e inmigrantes en el terreno.<br />

v.- Solidaridad tendente a reforzar la cohesión social y la paz civil entre países y<br />

poblaciones.<br />

vi.- Innovación ciudadana y fomento de la iniciativa de los migrantes.<br />

vii.- Intercambio cultural, apoyo a los inmigrantes, encuentros entre poblaciones<br />

locales en el país de acogida y sensibilización de la opinión pública.<br />

Naturalmente, estos aspectos sociales que el codesarrollo considera prioritarios<br />

repercuten también en el sesgo que tomen los fenómenos asociados al «encuentro»,<br />

pues favorecen la integración, la asimilación y el sincretismo antes que segregación,<br />

exclusión, racismo o xenofobia. Sin embargo, no es este el objetivo del codesarrollo,<br />

sino una consecuencia, un efecto colateral.<br />

Lo que sí es un objetivo directamente perseguido en los proyectos de<br />

codesarrollo es la implicación de las empresas y las organizaciones profesionales, pues<br />

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a su través se promociona el desarrollo endógeno, tanto por lo que se refiere a la<br />

formación de un capital humano de capas intermedias bien formadas e integradas, como<br />

por lo que respecta al tejido de pequeñas y medianas empresas que permiten el retorno<br />

de los inmigrantes. En realidad, sólo si el país emisor logra cristalizar una cultura<br />

empresarial capaz de hacer frente a las políticas de ajuste estructural que están en el<br />

origen de algunos procesos migratorios, puede lograrse que los mecanismos de<br />

codesarrollo tomen la delantera a la forja de redes de conexiones ilegales, especializadas<br />

en la evacuación de emigrantes y en la reubicación del inmigrante en los mercados<br />

clandestinos. Los microproyectos, mencionados antes, pueden ser sin duda el germen<br />

social de esta cultura empresarial y ayudar a liberar las energías innovadoras y las<br />

iniciativas empresariales en los momentos iniciales, pero es obvio que esas iniciativas<br />

sociales sólo pueden alcanzar significado económico para el conjunto cuando se<br />

profesionalizan las actividades, se racionalizan y normalizan los procesos productivos<br />

y se consolidan los flujos económicos de la región. Sólo entonces se consigue<br />

alternancia de las migraciones que persigue el codesarrollo.<br />

Precisamente, porque se requiere tal profesionalización juegan un rol esencial en<br />

los programas de codesarrollo la intervención de las universidades y los institutos de<br />

investigación y formación, tanto en los países de acogida, como en su caso en los de<br />

emisión.<br />

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El fenómeno migratorio mexicano en el marco del<br />

proceso de globalización e interculturalidad mundial.<br />

Rocío Calderón García<br />

Profesora Investigadora del Departamento de Estudios Internacionales del Centro<br />

Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de Guadalajara,<br />

Jalisco, México.<br />

La migración es uno de los más grandes<br />

y complejos temas de la actualidad.<br />

Diariamente, alrededor del mundo, cientos de<br />

miles de personas intentan, con la esperanza a<br />

cuestas, rebasar las fronteras de su patria para<br />

construir un sueño en un país nuevo, ajeno,<br />

desconocido.<br />

Los factores que sostienen e impulsan la migración internacional son múltiples y<br />

se relacionan con las condiciones prevalecientes en los países de origen y destino, así<br />

como con la densa red de relaciones que los migrantes construyen con el paso de tiempo.<br />

Esto ha sido así desde los pueblos de la antigüedad, los cuales por alguna<br />

motivación, tuvieron que abandonar su terruño de origen, en busca de una mejor<br />

condición o para su propia sobrevivencia. Trátese de una motivación religiosa o<br />

económica, pero así ha sido nuestro destino como especie, en algún momento sedentarios,<br />

en otro nómadas.<br />

La emergencia de flujos migratorios considerables es un rasgo común entre los<br />

países que han experimentado intensos procesos de modernización, desarrollo económico<br />

e industrialización.<br />

Si bien se reconoce que hay especificidades históricas y regionales, la explicación<br />

más convencional es que el desarrollo económico desencadena flujos migratorios<br />

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mediante tres procesos que se refuerzan mutuamente: la creación y expansión de los<br />

mercados; la privatización del régimen de tenencia de la tierra; y la sustitución de trabajo<br />

por capital.<br />

La emergencia de la migración entre dos países refleja la operación de una amplia<br />

variedad de factores, aunque sin duda su articulación económica es fundamental. De<br />

hecho, de acuerdo con Massey y otros autores, conforme dos economías se vuelven más<br />

integradas e interdependientes, el volumen de la migración entre ellas crece.<br />

Esta generalización se apoya en tres líneas de razonamiento: cuando las economías<br />

están cada vez más integradas, los ciclos de expansión y contracción muestran una<br />

tendencia a correlacionarse entre sí; los vínculos y lazos de interdependencia económica<br />

entre los países receptores y emisores implican el desarrollo de un sólido sistema de<br />

transporte y de comunicación entre ellos, lo que reduce los costos del desplazamiento y la<br />

información e incrementa el beneficio neto de la migración; y la integración económica<br />

también suele estar acompañada de mecanismos diversos de reclutamiento activo de<br />

trabajadores y el desarrollo de redes sociales y familiares que unen las zonas de origen<br />

con las de destino.<br />

Una vez puesta en marcha la migración internacional y alcanzado un umbral<br />

crítico, una serie de mecanismos estructurales mantiene su ímpetu, entre los cuales<br />

destaca la operación de complejas redes sociales y familiares.<br />

La discusión anterior sirve de marco para explorar las implicaciones migratorias<br />

de la creciente interdependencia económica y liberalización comercial.<br />

Es así que ninguna nación escapa a este fenómeno, pero el caso mexicano es<br />

particularmente interesante: hoy viven en territorio estadounidense poco más de ocho<br />

millones de compatriotas, quienes al migrar dejan un vacío en su hogar y se enfrentan,<br />

con frecuencia, a una realidad hostil.<br />

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De uno y otro lado de la línea fronteriza, la distancia es sólo el comienzo de un<br />

largo camino de sacrificios.<br />

La escasez de fuentes de empleo y los bajos<br />

ingresos de la mayoría de los trabajadores hacen<br />

que el ritmo de crecimiento migratorio sea cada<br />

vez más acelerado e involucre actualmente todos<br />

los puntos del territorio nacional Mexicano.<br />

El 96.2% de los municipios con los<br />

que cuenta México presentan algún tipo de<br />

"intensidad migratoria" hacia el vecino país<br />

del norte, según datos recientes del Consejo<br />

Nacional de Población (Conapo). A ello<br />

debe añadirse el hecho concreto de que en<br />

los estados de la república que ya tenían el<br />

problema de la emigración el fenómeno se<br />

ha incrementado todavía más.<br />

En Zacatecas, Durango, Aguascalientes y Michoacán, entre 60 y 70% de los<br />

municipios exhiben tasas de migración consideradas como "muy altas" y "altas".<br />

En la actualidad, 2,350 municipios del país presentan algún grado de "expulsión"<br />

de trabajadores hacia a Estados Unidos. De esta manera, en 261 se produce una corriente<br />

de emigración muy fuerte; el <strong>número</strong> es elevado si se toma en cuenta que representa el<br />

20% del total. Otros 408 municipios (16%) presentan un nivel definido como "medio". En<br />

tanto 1,481 (64%) registran un índice "bajo".<br />

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El análisis del CONAPO hace énfasis en que los estados de mayor tradición<br />

migratoria son aquellos donde la corriente es cada vez más intensa, refiriendo que en<br />

Zacatecas y Durango el 70% de sus municipios muestran las tasas más elevadas. Le<br />

siguen en orden descendiente Aguascalientes, con 63.6%; Michoacán, 61.9%; Jalisco,<br />

58.8%, y Guanajuato, 56.5%.<br />

No obstante, el reporte indica que hay otras regiones de México donde el<br />

fenómeno es similar al de los estados citados. Es el caso del corredor de municipios<br />

localizados entre los estados de México y Morelos; así como la parte norte de Guerrero, el<br />

sureste de Puebla, la zona mixteca de Oaxaca, el centro de esta misma entidad y el sur de<br />

Veracruz.<br />

El informe del CONAPO -dado a conocer el pasado mes de noviembre- resalta<br />

que sólo 93 de los 2,443 municipios que hay en el país tiene "nula intensidad migratoria<br />

hacia Estados Unidos". La mayor parte de estas localidades se hallan en los estados de la<br />

frontera sur.<br />

Sin trabajo<br />

Las causas de la constante emigración han sido<br />

reiteradamente confirmadas por el propio gobierno.<br />

Apenas en noviembre pasado las autoridades<br />

advirtieron a los migrantes sobre las malas condiciones<br />

económicas que existen actualmente en México y las<br />

pocas probabilidades de que durante el presente año<br />

hallen trabajo.<br />

El subsecretario de Población y Migración, Javier Moctezuma Barragán,<br />

reconoció que en la adversa situación de la economía actual, con una tasa de baja de<br />

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1<br />

crecimiento, no se vislumbra esperanza de una rápida recuperación. Por consiguiente, es<br />

escasa la generación de empleo.<br />

"La situación que priva en México no es favorable a una condición importante de<br />

disponibilidad de empleos", anticipó el funcionario de la Secretaría de Gobernación (SG).<br />

Indicadores de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) señalan que el<br />

índice de ocupación abierta solamente en el pasado mes de octubre afectó a 1,172<br />

millones de trabajadores.<br />

Moctezuma Barragán reconoció que la administración del presidente Vicente Fox<br />

está muy preocupada y tomando con seriedad la posibilidad de que un gran <strong>número</strong> de<br />

connacionales que recientemente visitaron el país decidieran quedarse en su lugar de<br />

origen hasta que mejoren las condiciones económicas en Estados Unidos.<br />

La corriente migratoria hacia el país vecino ha sido históricamente una importante<br />

válvula de escape ante la fuerte presión socioeconómica que padece México, frente a la<br />

imposibilidad de garantizar empleo a la totalidad de sus habitantes en edad productiva.<br />

La migración como parte de la protección internacional de los derechos humanos.<br />

Este fenómeno por el impacto que tiene para México, ha sido incluido en una<br />

agenda de Derechos Humanos, año 2006. Esto, con la finalidad de “contribuir a la<br />

discusión pública de los derechos fundamentales” 1 , y en este sentido, dicho organismo<br />

entiende que como país de origen, tránsito y destino, México enfrenta un flujo de<br />

personas que de acuerdo con estimaciones de analistas e instituciones, seguirá creciendo<br />

al menos durante las próximas dos décadas. Por ello, se parte de que los extranjeros<br />

suelen ser objeto de abusos por parte de las autoridades de los tres ámbitos de gobierno<br />

(municipal, estatal y federal), es por lo que se propone según este organismo, hacer<br />

Comisión Nacional de los Derechos Humanos, gobierno de México, página<br />

www.cndh.org.mx, disponible 29 de Marzo del 2006.<br />

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efectiva la decisión del estado mexicano de: sancionar a quienes violen los derechos<br />

humanos de los migrantes; “despenalizar la migración y a los migrantes modificando la<br />

Ley General del Población; impedir que las autoridades que no estén facultadas para ello<br />

verifiquen la condición migratoria de las personas, y prohibir la utilización de cárceles<br />

como estaciones migratorias habilitadas” 2 .<br />

Las implicaciones de cada una de estas medidas propuestas, considero que pueden<br />

ser las siguientes:<br />

1.- Sancionar a las personas que violen los derechos humanos de los migrantes.<br />

Las sanciones que se puedan imponer a los infractores de la normatividad en<br />

cuestión, ¿estarán fundadas en las leyes internas del estado mexicano o de un Tratado<br />

internacional?. En este sentido, recordemos que el derecho mexicano distingue la<br />

jerarquía de un Tratado internacional respecto de las normas del derecho interno. El<br />

artículo 133 de la Constitución mexicana, habla de la jerarquía de los tratados<br />

internacionales ubicándoles por debajo de la Constitución y por encima de las normas del<br />

derecho interno.<br />

Luego entonces, la problemática que se está presentando es la siguiente: ¿los<br />

jueces mexicanos pueden fundar sus resoluciones en un tratado internacional?, esto viola<br />

alguna garantía constitucional en perjuicio del indiciado?. En mi opinión, no. Es más, el<br />

Poder Judicial de la Federación debe entrar en el estudio de este tipo de asuntos, porque<br />

los derechos humanos deben ser considerados como una norma universal y que es<br />

tutelada por nuestro derecho. La consecuencia es que la Comisión Nacional de los<br />

Derechos Humanos, emitiría su dictamen, que puede ser el fundamento para una denuncia<br />

ante los tribunales jurisdiccionales. Ahora, si el probable responsable es un extranjero, no<br />

podría apelar en su beneficio, a la protección de su gobierno, está sujeto por igual a la<br />

norma del derecho mexicano. En todo caso, el factor político debe evitarse, porque la<br />

2 Idem.<br />

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justicia no está hermanada o aliada con la política. Debemos dejar en claro, que la<br />

Comisión de los Derechos Humanos, no se refiere a violaciones en el interior del<br />

territorio del estado mexicano, sino que esto también comprende las fronteras tanto al Sur<br />

como al Norte.<br />

2.- Despenalizar la migración y a los migrantes<br />

Si recordamos que la migración ha sido algo natural a la condición del ser<br />

humano, el conflicto que ahora está en tema de estudio, no es la movilidad sino las<br />

implicaciones sociales, económicas, políticas y culturales de esta movilidad de personas.<br />

El sistema jurídico mexicano en mi opinión, tiene antinomias en el tema. Por un lado<br />

existe la Ley de Inversión Extranjera, promotora de la colocación de recursos por parte de<br />

extranjeros, en la economía nacional y sus diferentes actividades y modalidades. Pero a<br />

cambio, reconocemos que las remesas son la segunda fuente de ingresos de recursos<br />

económicos, pero no se hace nada ante la violación de los derechos de los migrantes<br />

mexicanos allende las fronteras, en específico, al Norte con los Estados Unidos de<br />

América. Es decir, tenemos una Ley que alienta la inversión de extranjeros, pero no<br />

protegemos los derechos de quienes pudieran ser inversores en nuestra economía y que en<br />

la práctica, son proveedores de un ingreso económico que solventa la economía de miles<br />

de familias mexicanas. ¿El beneficio para quiénes es?<br />

3.- Impedir que las autoridades que no estén facultadas para ello, verifiquen la<br />

condición migratoria de las personas<br />

En el derecho mexicano, la única autoridad que por disposición de ley, tiene<br />

facultad de verificar la estancia legal de los extranjeros en México, es el Instituto<br />

Nacional de Migración. Sin embargo, la tradición administrativa de México en materia de<br />

seguridad, ha partido de la premisa de que “no importa el método sino la finalidad”, se<br />

piensa más en el resultado que en el medio. Si el día de hoy la Presidencia de la República<br />

define como delincuentes peligrosos a los indocumentados que ingresaron a nuestro<br />

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territorio, los operativos en estaciones migratorias y en zonas aledañas, se podrán realizar<br />

de manera conjunta con las autoridades del municipio o del estado, según la entidad<br />

federativa de la que se trate. Es cierto, sólo la policía migratoria está facultada para<br />

detener a los inmigrantes que ingresaron ilegalmente al país. ¿Entonces, la Comisión<br />

Nacional de los Derechos Humanos solicitará que se permita a los indocumentados<br />

comunicarse a la oficina de la representación diplomática de su país?<br />

Quizás, este tipo de operativos en los que se descubre la presencia de “ personas<br />

ilegales” que al ser puestas a disposición la autoridad, no son considerados como<br />

violatorios de alguna norma internacional.<br />

4.- Prohibir la utilización de cárceles como estaciones migratorias habilitadas<br />

Este tema ya fue incluido en alguna ocasión como parte de la polémica iniciativa<br />

del denominado programa “guardian” creado en la administración del entonces Presidente<br />

de los Estados Unidos de América William Clinton.<br />

Se visualizaba el problema del flujo migratorio hacia ese país, como una actitud<br />

complaciente de México, al relajar la vigilancia en la frontera norte.<br />

En consecuencia, según la visión norteamericana, la obligación de impedir el paso<br />

de inmigrantes hacia su territorio, la debería asumir el gobierno de México.<br />

El punto nodal de esta cuestión, radica en quitar el tema del flujo migratorio como<br />

parte de las estrategias de seguridad nacional, porque la migración no es la causa de<br />

actividades delictivas ni está demostrado que la detone como parte de un aparto de<br />

delincuencia organizada. La migración no es un problema de seguridad del estado, ningún<br />

gobierno se ve amenazado por el paso de personas hacia su territorio, tampoco por<br />

permitir que el trabajo de estas personas se incorpore a su economía. En todo caso, podrá<br />

ser visto como un asunto de la defensa de los derechos humanos y combinarlo con la<br />

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aplicación de su orden jurídico, para que la vigencia de las leyes asegure una condición<br />

propicia para la convivencia y la tolerancia, como premisas del desarrollo de un pueblo.<br />

Conclusiones:<br />

En todos los países de la región constatamos la creciente brecha entre ricos y<br />

pobres, a pesar de la riqueza global; el deterioro de los valores, particularmente el valor<br />

de la familia; aumento de la corrupción, impunidad, violencia e inseguridad social. Por lo<br />

que se deberá asumir una política migratoria con rostro humano, que contribuya a la<br />

regularización de los inmigrantes indocumentados y el respeto a sus derechos.<br />

La emigración se ha convertido en un fenómeno global en el mundo actual e<br />

implica a todas las naciones del mundo por tanto es importante combatir el racismo, la<br />

xenofobia, inculcando actitudes positivas donde exista un compromiso para garantizar la<br />

administración correcta y respetuosa de este complejo fenómeno, tomando en cuenta sus<br />

múltiples causas, así como sus consecuencias económicas y sociales entre los países<br />

involucrados.<br />

Para lograr tal objetivo se deberán reafirmar los compromisos de fortalecer la<br />

cooperación para la administración del fenómeno migratorio. Tomando en cuenta los<br />

siguientes principios:<br />

? El derecho soberano de cada Estado a formular y aplicar sus leyes<br />

migratorias en la forma que mejor convenga a sus intereses nacionales,<br />

siempre de conformidad con las normas del derecho internacional y en un<br />

espíritu de cooperación.<br />

? El compromiso con una visión integral sobre la administración del<br />

fenómeno migratorio y de las fronteras, que convierta las diferencias entre<br />

nuestras naciones en fuentes de fortaleza, y conduzca a un desarrollo<br />

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económico y social, en beneficio mutuo, que preserve la reunificación<br />

familiar y proteja la dignidad del ser humano.<br />

? Proteger los derechos de los migrantes e impulsar enérgicamente la<br />

procuración de justicia en casos de denuncias de acciones ilegales por parte<br />

de los migrantes y las comunidades fronterizas, así como respetar tanto las<br />

garantías constitucionales como el derecho al debido proceso legal en la<br />

aplicación de las leyes de migración.<br />

? Combatir el tráfico de migrantes y la falsificación de documentos, y con ese<br />

propósito, desarrollar mecanismos eficaces de intercambio de información<br />

y cooperación, con pleno respeto a la soberanía de cada país.<br />

? Lograr un enfoque integral de la migración entre los países involucrados, a<br />

través de estudios científicos, producto de la cooperación, que contribuyan<br />

a un entendimiento de este fenómeno.<br />

Por tanto se deberá tener una visión de las regiones fronterizas en el siglo XXI,<br />

como espacio que apoye y dependa de la construcción de comunidades cuyo rasgo sea la<br />

cooperación y no el conflicto.<br />

Bibliografía<br />

Comisión Nacional de Derechos Humanos, http://www.cndh.org.mx<br />

Consejo Nacional de Población (CONAPO) en:<br />

http://www.conapo.gob.mx/publicaciones/principal.html<br />

Cortis, Cristian, Hauser, Dense y Rodríguez Huerta, Gabriela. “Protección Internacional<br />

de los Derechos Humanos”. Porrúa, México, 2005.<br />

Ortíz Alf, Loreta. “Derecho Internacional Público” Oxford, México, 2004.<br />

Secretaria de Hacienda y Crédito Público (SHCP)<br />

http://www.shcp.gob.mx<br />

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Vallarta Plata, José Guillermo. “La protección de los Derechos Humanos, régimen<br />

internacional”. Porrúa, México, 2006.<br />

Galería fotográfica en:<br />

http://www.oncetv-ipn.net/migrantes/temas/lafamilia.html<br />

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Aspectos jurídicos, políticos e institucionales de la<br />

educación a niños trabajadores migrantes en Mexico<br />

Introducción<br />

Carlos Rafael Rodríguez Solera<br />

Graciela Amira Medécigo Shej<br />

Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo-México<br />

¿Quién salvará a este chiquillo<br />

menor que un grano de avena?<br />

¿De dónde saldrá el martillo<br />

verdugo de esta cadena?<br />

Miguel Hernández<br />

Los niños que migran con sus familias para emplearse como jornaleros<br />

agrícolas, reciben una educación llena de carencias. En términos de cobertura,<br />

permanencia y calidad, los niños jornaleros no logran tener siquiera los servicios<br />

educativos que reciben los campesinos en las escuelas multigrado. Una educación pobre<br />

para niños pobres.<br />

De no hacerse algo pronto, los niños jornaleros migrantes tendrán, cuando sean<br />

adultos, tal rezago educativo que los condenará, como a sus padres, a deambular por el<br />

país para trabajar como peones mal pagados y vivir en pésimas condiciones. Si para<br />

entonces continúa la educación a migrantes como está hasta el momento, sus hijos serán<br />

a su vez niños sin escuela y continuará así, hasta el infinito, la reproducción de los<br />

jornaleros migrantes.<br />

La situación de los migrantes en México nos recuerda lo que sostiene la CEPAL<br />

sobre todo el sistema educativo de América Latina.<br />

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“La educación muestra un alto grado de estratificación que reproduce, en vez de<br />

corregir, las desigualdades en el ingreso” (CEPAL, 2002:308).<br />

De inmediato surge el reto de identificar cuáles son las causas de este problema<br />

y qué tipo de medidas se pueden tomar, desde el Estado, para mejorar la educación de<br />

los migrantes.<br />

Aunque se trata de un tema complejo, cuyas causas son múltiples, una clave<br />

fundamental para comprenderlo es conocer las pésimas condiciones de educabilidad que<br />

tienen los niños migrantes, las cuales anulan cualquier esfuerzo gubernamental por<br />

mejorar la educación de estos niños.<br />

Estudiar en circunstancias difíciles y vivir hacinados en campamentos con malas<br />

condiciones de higiene puede ser tolerable; pero lo que es casi imposible es que los<br />

niños jornaleros estudien cuando tienen que trabajar en turnos de hasta 12 horas diarias<br />

en la pizca del ejote.<br />

El trabajo infantil es el principal impedimento para que los menores migrantes<br />

mejoren su nivel educativo. El gobierno puede llevar a los campamentos los mejores<br />

maestros, el material didáctico más novedoso y modelos educativos que se adapten a las<br />

condiciones de los niños migrantes, pero todo esto será en vano si los menores no<br />

asisten a la escuela porque tienen que trabajar.<br />

El problema del trabajo infantil<br />

De acuerdo con Amartya Sen, uno de los principales problemas de los pobres no<br />

es tanto la falta de disponibilidades, que explicaría su miseria si vivieran en sociedades<br />

donde prevaleciera una total carencia de recursos, sino la falta de titularidades, esto es,<br />

de derechos que les den acceso a parte de la riqueza disponible en la sociedad. El<br />

concepto de “titularidad” se refiere a la habilidad de las personas para conseguir<br />

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alimentos u otros bienes a través de los medios legales disponibles. (Sen citado por<br />

Boltvinik y Hernández, 2000:40).<br />

“El conjunto de titularidades posibles para una persona depende de dos<br />

parámetros: su dotación inicial y el ‘mapa de titularidades de intercambio con la<br />

naturaleza y con otras personas’ (que debe ser interpretado en el mismo sentido amplio<br />

en que son interpretadas las titularidades, incluyendo, por ejemplo, los derechos<br />

adquiridos respecto al Estado).” (Boltvinik y Hernández, 2000:40).<br />

No se trata de que la nación mexicana sea tan pobre como para que no pueda<br />

darse el lujo de prescindir del trabajo de una parte de sus niños, sino más bien que hay<br />

menores, en este caso los niños jornaleros migrantes, que carece en la práctica de los<br />

derechos que gozan el resto de los infantes.<br />

Si el problema es la falta de derechos, pareciera que la solución consistiría en<br />

que se legisle a su favor. Lo grave del caso es que no procede la aprobación de nuevas<br />

normas, puesto que esa legislación ya existe.<br />

El artículo 123 Constitucional establece en su apartado “A”, Fracción III, con<br />

toda claridad, la prohibición de que los menores de 14 años se incorporen a las<br />

actividades laborales.<br />

“Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de catorce años.<br />

Los mayores de esta edad y menores de dieciséis tendrán como jornada máxima la de<br />

seis horas”. (Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Artículo 123,<br />

Apartado “A, Fracción III, Fuente:<br />

http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/fed/9/124.htm?s=).<br />

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La ley es clara, pero en la investigación realizada en los campamentos encontramos que<br />

el 85% de los niños con edades de 6 a 14 años trabaja. Para más de 200 niños migrantes,<br />

sus derechos constitucionales se violan a diario, cuando sus familias vienen a trabajar a<br />

Hidalgo.<br />

En la ciudad de Pachuca, instituciones del gobierno federal y estatal, en conjunto<br />

con organizaciones no gubernamentales, promueven el combate al trabajo infantil.<br />

La Ley Federal del Trabajo reglamenta lo dispuesto en el apartado “A” del<br />

precepto Constitucional citado, por lo que reitera en su artículo 5º fracción I, la<br />

prohibición expresa para contratar el trabajo de los menores de 14 años, para evitar que<br />

su actividad laboral interfiera con su desarrollo físico y mental, así como con la<br />

asistencia a la escuela.<br />

Dicha ley permite el trabajo de los menores a partir de los 14 años de edad,<br />

recibiendo desde entonces una protección a través del establecimiento de condiciones de<br />

trabajo especiales, hasta cumplir los 16 años de edad, siendo responsables del<br />

cumplimiento de esas normas protectoras, los padres del menor, el patrón y el Estado.<br />

La citada ley dedica un apartado especial para regular con mayor amplitud el<br />

trabajo de los mayores de 14 y menores de 18 años. En el Título V bis (artículos del 173<br />

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al 180), establece entre otros, el derecho de los menores para que su actividad laboral<br />

sea vigilada y protegida de manera especial por la institución denominada “Inspección<br />

del Trabajo”, cuyas obligaciones y atribuciones se encuentran señaladas de manera<br />

expresa en los artículos del 540 al 550 de la misma ley. Entre las funciones que dicha<br />

institución podría realizar a favor de los menores que trabajan, estarían vigilar el<br />

cumplimiento de las normas del trabajo; poner en conocimiento de la autoridad las<br />

deficiencias y las violaciones a las normas que observe en las empresas o<br />

establecimientos, para lo cual tienen facultades de realizar visitas a los centros de<br />

trabajo en cualquier día y horario, interrogar a trabajadores, patrones o testigos, exigir la<br />

presentación de libros, registros o cualquier otro documento que el patrón este obligado<br />

a elaborar y conservar y sugerir la corrección de conductas violatorias de las normas del<br />

trabajo.<br />

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LEY FEDERAL DEL TRABAJO<br />

Artículo 173<br />

El trabajo de los mayores de catorce años y menores de dieciséis queda sujeto a vigilancia y protección especiales de la<br />

Inspección del Trabajo.<br />

Artículo 174<br />

Los mayores de catorce y menores de dieciséis años deberán obtener un certificado médico que acredite su aptitud para<br />

el trabajo y someterse a los exámenes médicos que periódicamente ordene la Inspección del Trabajo . Sin el requisito<br />

del certificado, ningún patrón podrá utilizar sus servicios.<br />

Artículo 175<br />

Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores:<br />

I. De dieciséis años, en:<br />

a) Expendios de bebidas embriagantes de consumo inmediato.<br />

b) Trabajos susceptibles de afectar su moralidad o sus buenas costumbres.<br />

c) Trabajos ambulantes, salvo autorización especial de la Inspección de Trabajo.<br />

d) Trabajos subterráneos o submarinos.<br />

e) Labores peligrosas o insalubres.<br />

f) Trabajos superiores a sus fuerzas y los que puedan impedir o retardar su desarrollo físico normal.<br />

g) Establecimientos no industriales después de las diez de la noche.<br />

h) Los demás que determinen las leyes.<br />

II. De dieciocho años, en: Trabajos nocturnos industriales.<br />

Artículo 176<br />

Las labores peligrosas o insalubres a que se refiere el artículo anterior, son aquellas que, por la naturaleza del trabajo,<br />

por las condiciones físicas, químicas o biológicas del medio en que se presta, o por la composición de la materia prima<br />

que se utiliza, son capaces de actuar sobre la vida, el desarrollo y la salud física y mental de los menores. Los<br />

reglamentos que se expidan determinarán los trabajos que queden comprendidos en la anterior definición.<br />

Artículo 177<br />

La jornada de trabajo de los menores de dieciséis años no podrá exceder de seis horas diarias y deberán dividirse en<br />

períodos máximos de tres horas. Entre los distintos períodos de la jornada, disfrutarán de reposos de una hora por lo<br />

menos.<br />

Artículo 178<br />

Queda prohibida la utilización del trabajo de los menores de dieciséis años en horas extraordinarias y en los días<br />

domingos y de descanso obligatorio. En caso de violación de esta prohibición, las horas extraordinarias se pagarán con<br />

un doscientos por ciento más del salario que corresponda a las horas de la jornada, y el salario de los días domingos y de<br />

descanso obligatorio, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 73 y 75.<br />

Artículo 179<br />

Los menores de dieciséis años disfrutarán de un período anual de vacaciones pagadas de dieciocho días laborables, por<br />

lo menos.<br />

Artículo 180<br />

Los patrones que tengan a su servicio menores de dieciséis años están obligados a:<br />

I. Exigir que se les exhiban los certificados médicos que acrediten que están aptos para el trabajo;<br />

II. Llevar un registro de inspección especial, con indicación de la fecha de su nacimiento, clase de trabajo, horario,<br />

salario y demás condiciones generales de trabajo;<br />

III. Distribuir el trabajo a fin de que dispongan del tiempo necesario para cumplir sus programas escolares;<br />

IV. Proporcionarles capacitación y adiestramiento en los términos de esta Ley; y,<br />

V. Proporcionar a las autoridades del trabajo los informes que soliciten.<br />

-<br />

- Fuente: http://www.gobierno.com.mx/ley-federal-del-trabajo/index5.html<br />

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Las leyes existen, pero no se cumplen. Nunca en la historia de los migrantes han<br />

sabido lo que es la visita de un inspector del trabajo. Los menores de 18 no saben que<br />

deben trabajar un máximo se 6 horas al día, que tienen derecho a una hora de descanso<br />

por cada 3 horas de trabajo, ni que deben de contar con un certificado médico. Los<br />

menores de 14 no tienen la menor idea de que cuando sus padres los llevan a trabajar,<br />

están violando, no sólo leyes o reglamentos menores, sino incluso preceptos de rango<br />

constitucional.<br />

Artículo 541<br />

LEY FEDERAL DEL TRABAJO<br />

Los Inspectores del Trabajo tienen los deberes y atribuciones<br />

siguientes:<br />

I. Vigilar el cumplimiento de las normas de trabajo, especialmente de<br />

las que establecen los derechos y obligaciones de trabajadores y<br />

patrones, de las que reglamentan el trabajo de las mujeres y los<br />

menores, y de las que determinan las medidas preventivas de riesgos<br />

de trabajo, seguridad e higiene.<br />

Fuente: http://www.gobierno.com.mx/ley-federal-deltrabajo/index18.html<br />

No lo saben y no tienen por qué saberlo. Los responsables de aplicar las leyes<br />

son otros; ellos sólo son víctimas inocentes de un sistema legal en el que nadie defiende<br />

los derechos que la Constitución y las leyes les dan como ciudadanos mexicanos.<br />

Además de que viola la legislación nacional, el trabajo infantil lleva al<br />

incumplimiento de tratados internacionales ratificados por México. El trabajo de niños<br />

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de hasta 6 años contraviene lo dispuesto en la Declaración de los Derechos del Niño,<br />

proclamada por la Organización de las Naciones Unidas en noviembre de 1959.<br />

Aunque hay varios instrumentos de derecho internacional que tienen que ver con<br />

el trabajo infantil 1 , consideramos como demostrado que cuando los niños jornaleros<br />

realizan labores que interrumpen su educación, se produce un claro desacato de la<br />

legislación nacional e internacional, por lo que sería ocioso continuar citando leyes y<br />

tratados que se atropellan 2 .<br />

Declaración de los Derechos del Niño<br />

Proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas<br />

en su resolución 1386 (XIV), de 20 de noviembre de 1959<br />

Principio 9.<br />

“No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le<br />

dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud<br />

o su educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral”.<br />

Fuente: http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/25_sp.htm<br />

1 Los más importantes son La Declaración Universal de los Derechos Humanos, ratificada por México en<br />

1948, que establece la educación como un derecho básico de todas las personas y el Convenio 169 de los<br />

Derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, promovido por la Organización<br />

Internacional del Trabajo (OIT) y ratificado por México en 1990.<br />

2 Para los interesados en el tema existe una amplia bibliografía. Uno de los trabajos mas <strong>completo</strong>s sobre<br />

el tema de legislación infantil lo constituye el “V informe sobre los derechos y la situación de la niñez en<br />

México, avances y retrocesos: balance de una década”, publicado por el Colectivo Mexicano de Apoyo a<br />

la Niñez (2000), en el que se hace un amplio análisis de la situación jurídica de los niños mexicanos en<br />

distintos contextos. Laura Salinas (2000) hace un trabajo sobre la tutela de los derechos humanos de las<br />

mujeres y menores en las normas jurídicas mexicanas. En su trabajo sobre infancia y legislación, Robert<br />

Cohen (2000) propone, por su parte, la promulgación de leyes mexicanas acordes con la Convención<br />

sobre los Derechos de la Niñez. Otros trabajos que pueden ser de interés son; Villoro, 2002; Pujol y<br />

Torres,2000; UNICEF, 2003; Corona y Fernández, 2000; García y Salazar, 1999; Rabanales, 2000;<br />

Barreiro, 2000.<br />

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Convención sobre los Derechos del Niño<br />

Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea<br />

General de las Naciones Unidas en su resolución 44/25, de 20 de<br />

noviembre de 1989. Entrada en vigor: 2 de septiembre de 1990,<br />

de conformidad con el artículo 49.<br />

Ratificada por México el 21 de septiembre de 1990<br />

Artículo 32<br />

1. Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido<br />

contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier<br />

trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea<br />

nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual,<br />

moral o social.<br />

2. Los Estados Partes adoptarán medidas legislativas,<br />

administrativas, sociales y educacionales para garantizar la<br />

aplicación del presente artículo. Con ese propósito y teniendo en<br />

cuenta las disposiciones pertinentes de otros instrumentos<br />

internacionales, los Estados Partes, en particular:<br />

a) Fijarán una edad o edades mínimas para trabajar;<br />

b) Dispondrán la reglamentación apropiada de los horarios y<br />

condiciones de trabajo;<br />

c) Estipularán las penalidades u otras sanciones apropiadas para<br />

asegurar la aplicación efectiva del presente artículo.<br />

Fuente: http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/k2crc_sp.htm<br />

Por su importancia y vigencia mencionaremos sólo uno más. La situación<br />

encontrada en los campamentos de migrantes, revela que en este caso específico se<br />

incumple con lo dispuesto en la Convención de los Derechos del Niño, en especial en su<br />

artículo 32, en el que los estados firmantes se comprometen a proteger a los niños<br />

contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda entorpecer su educación y a<br />

establecer sanciones para garantizar la aplicación efectiva de estas disposiciones.<br />

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¿Qué podemos hacer?<br />

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Como puede verse, existe una amplia legislación tanto en el ámbito interno<br />

como en el internacional, en la cual se establecen con claridad el derecho de los niños a<br />

recibir educación básica y la prohibición expresa del trabajo de menores de 14 años.<br />

Pareciera que lo que se necesita no es promulgar nuevas leyes, sino que se<br />

respeten las que ya existen. Los niños migrantes están viviendo lo que O’Donnell llama<br />

la ciudadanía limitada o de baja intensidad.<br />

“En nuestros países casi todos somos ciudadanos en términos de derechos<br />

políticos, pero muchos no gozan de derechos civiles básicos ni, por supuesto, sociales.<br />

Las víctimas de esa ciudadanía no sólo son pobres materialmente, también lo son<br />

legalmente.” (O’Donnell, 2005: 26).<br />

En el caso de los migrantes se da lo que O’Donnell califica como las “zonas<br />

marrones” esto es, que hay zonas geográficas o sectores sociales en los que la legalidad<br />

del Estado no se aplica.<br />

“De hecho, muchos de nuestros países tienen un régimen democrático que<br />

coexiste con una legalidad intermitente y sesgada. Simplemente la legalidad del Estado<br />

no se extiende a vastas regiones de no pocos de nuestros países (…) aún en regiones<br />

donde el sistema legal tiene alcance, éste es aplicado no pocas veces con sesgos<br />

discriminatorios contra varias minorías y aún mayorías, tales como las mujeres y los<br />

pobres.” (O’Donnell, 2004:49).<br />

De lo que se trata entonces es de ampliar la ciudadanía a estos sectores hoy<br />

excluidos. Para el pleno ejercicio de los derechos ciudadanos es indispensable el acceso<br />

a la educación básica, puesto que será lo que les permita, cuando sean adultos, tener la<br />

libertad de decidir. En su célebre ensayo “ciudadanía y clase social”, T.H. Marshall<br />

expone el pensamiento del economista británico Alfred Marshall, con el cual coincide.<br />

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“(…) sostenía que el Estado debía imponer de alguna forma su capacidad<br />

coercitiva, por ejemplo, obligando a los niños a asistir a la escuela, porque los que no<br />

han recibido educación no pueden apreciar, y por tanto no pueden elegir libremente,<br />

las cosas buenas que distinguen la vida de los caballeros de la vida de la clase<br />

trabajadora. Se trata de obligados y ayudarlos a subir el primer peldaño; de ayudarlos,<br />

si ellos quieren, a subir muchos más. Nótese que sólo se les obliga en el primer<br />

peldaño. La libre elección se produce en cuanto han adquirido la capacidad de elegir.<br />

(Marshall, 1998:19).<br />

En el caso de los migrantes existe la idea errónea, entre los propios padres, de<br />

que los niños no van a la escuela porque no quieren como si se tratara de un acto<br />

opcional. Muchos coincidimos con ambos Marshall, en que es función del Estado velar<br />

Este reportaje de la revista Realidades, de<br />

noviembre de 2005, es un buen ejemplo de la<br />

“leyenda negra” que existe en la región sobre los<br />

enganchadores.<br />

porque los niños asistan a la escuela<br />

y obligar a los padres, mediante<br />

sanciones, si fuera preciso, para que<br />

los dejen ir. Sólo cuando se tiene<br />

acceso a un mínimo de instrucción<br />

inicial se estará en condiciones de<br />

elegir con libertad.<br />

Pero ¿cómo usar el poder<br />

coercitivo del Estado en este caso?.<br />

En Hidalgo la violación fragante a<br />

toda la legislación vigente en materia<br />

de protección a la infancia no la<br />

hacen grandes empresas que<br />

contraten mano de obra de manera<br />

ilegal. No se trata tampoco, como se<br />

cree en forma errónea, que existan<br />

crueles “enganchadores” que explotan sin misericordia a mujeres y niños para<br />

multiplicar sus ganancias (Román, 2005:36). En el caso que estudiamos son los propios<br />

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padres los que incorporan a sus hijos en las actividades productivas, como parte de las<br />

estrategias de sobrevivencia que adoptan las familias (ver capítulo 4). No se puede, en<br />

este caso, enviar a inspectores del trabajo u obligar a los padres, por medio de acciones<br />

policíacas, a que cumplan la ley.<br />

Desde una posición radical se diría que la ley no se discute, sólo se aplica “dura<br />

lex, sed lex” 3 . Pero en este caso la situación es muy compleja. Por ejemplo, el cabal<br />

acatamiento de la norma constitucional que prohíbe el trabajo de los menores de 14 años<br />

sería demasiado oneroso para las familias de migrantes, en las cuales el 40% del ingreso<br />

familiar es aportado por estos menores (ver capítulo 4). Los jornaleros migrantes violan<br />

la ley cuando llevan a sus hijos a la corta del ejote en lugar de enviarlos a la escuela,<br />

pero no lo hacen por un afán delictivo sino por necesidad.<br />

Se nos acaban las opciones. Hemos dicho que la ausencia de derechos de los<br />

niños migrantes no se resuelve mediante la promulgación de leyes, pues éstas ya<br />

existen. Hemos dicho también que no se puede obligar a los jornaleros a que cumplan<br />

con las leyes, puesto que éstas se incumplen por necesidad y no por capricho, por lo que<br />

el acatamiento de la norma podría significar una fuerte merma de los ingresos, que<br />

pondría en peligro la sobrevivencia de las familias. ¿Qué procede entonces?<br />

Diversos autores se han pronunciado por buscar formas creativas en las que el<br />

gobierno pueda promover el ejercicio efectivo de los derechos de los niños migrantes,<br />

reconociendo las desfavorables situaciones que los rodean y los convierten en entes<br />

vulnerables. Un asunto de gran importancia es que los niños tienen que emigrar con la<br />

familia en busca de una mejor calidad de vida, lo cual repercute en su desarrollo<br />

personal, porque al momento de migrar abandonan sus estudios para dedicarse a<br />

contribuir al sustento económico para la familia (Cohen, 2000).<br />

Marvin Rabanales (2000), propone hacer una reforma a la legislación de<br />

infantes, considerando las condiciones de gobierno y aspectos políticos y<br />

3 La ley es dura, pero es la ley.<br />

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administrativos, lo que permitiría establecer una mejor calidad de vida para los niños.<br />

Así mismo, plantea pasar del enfoque de que se trata de una situación irregular, a uno<br />

que promueva una protección integral. En algunos países latinoamericanos existe<br />

resistencia a reconocer los derechos de los niños, por considerarse que son situaciones<br />

de índole familiar, o porque los empleadores de menores consideran que estos derechos<br />

pueden ir en perjuicio de su rentabilidad.<br />

En el trabajo de Norma Barreiro (2000) se estudian algunas disposiciones<br />

legales, que han sido planteadas por diversas organizaciones encargadas del cuidado de<br />

los menores, como la prohibición de empleo de niños, aunque se ha considerado la<br />

alternativa de que, en el caso de que el trabajo les permita una mejor condición de vida,<br />

se pueda admitir, siempre y cuando no perjudique o interfiera en sus estudios o en su<br />

salud.<br />

En otros trabajos se hace un esfuerzo por entender la forma en que el trabajo<br />

infantil se puede compatibilizar con la enseñanza básica que se imparte en las zonas<br />

rurales (Gajardo y Andraca, 1988), o la forma en que éste afecta las condiciones de<br />

salud y nutrición (Rodríguez y Corrales, 2000).<br />

En la actualidad existen buenas condiciones institucionales para promover la<br />

integración de los migrantes a la escuela. En la “ley para la protección de los derechos<br />

de niñas, niños y adolescentes”, vigente desde 2000, se crean restricciones para la<br />

discriminación en materia de oportunidades educativas y se faculta al gobierno a<br />

establecer los mecanismos que sean necesarios, para contrarrestar las causas culturales o<br />

socioeconómicas que propicien dicha discriminación.<br />

En síntesis, las normas jurídicas no pueden ni deben hacer excepción alguna para<br />

exentar de su cumplimiento a ciertos sectores de la población. Por ejemplo, la norma<br />

constitucional que regula el trabajo infantil no puede reformarse para que diga que se<br />

prohíbe el trabajo de los menores de 14 años, excepto cuando su trabajo sea<br />

indispensable para el mantenimiento de la familia. No es viable entonces plantear que<br />

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las leyes existentes se adapten a la realidad socioeconómica, lo que hay que hacer es que<br />

la ley se cumpla. No obstante, hemos dicho también que no es posible usar medidas<br />

coercitivas para obligar a los jornaleros migrantes a cumplir las leyes, puesto que no<br />

cuentan con las condiciones mínimas para hacerlo. Por tanto, la única opción viable<br />

parece ser que el Estado instrumente medidas para ayudar a los migrantes a contar con<br />

las condiciones socioeconómicas indispensables, para que les pueda ser demandado el<br />

respeto de las normas, lo cual, a nuestro juicio, se lograría mediante una buena<br />

coordinación de la política educativa con la política social.<br />

LEY PARA LA PROTECCIÓN DE LOS<br />

DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES.<br />

TÍTULO SEGUNDO DE LOS DERECHOS DE NIÑAS, NIÑOS Y ADOLESCENTES<br />

CAPITULO DÉCIMO DEL DERECHO A LA EDUCACIÓN<br />

Artículo 32.<br />

Los programas de atención a migrantes<br />

Vigente desde mayo de 2000<br />

Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a una educación que respete su dignidad y les prepare<br />

para la vida en un espíritu de comprensión, paz y tolerancia en los términos del artículo 3o. De la<br />

constitución. Las leyes promoverán las medidas necesarias para que:<br />

A. Se les proporcione la atención educativa que por su edad, madurez y circunstancias especiales<br />

requirieran para su pleno desarrollo.<br />

B. Se evite la discriminación de las niñas y las adolescentes en materia de oportunidades educativas.<br />

Se establecerán los mecanismos que se requieran para contrarrestar las razones culturales,<br />

económicas o de cualquier otra índole, que propicien dicha discriminación.<br />

Fuente: http://info4.juridicas.unam.mx/ijure/fed/200/33.htm?s=<br />

Las autoridades mexicanas no han sido indiferentes al problema del rezago<br />

educativo de los niños migrantes. Desde el sexenio del presidente José López Portillo<br />

(1976-1982) se empezaron a desarrollar acciones dirigidas a esta población, en el<br />

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marco del Programa de Educación para Todos 4 . A partir de 1980 la Dirección General<br />

de Planeación, Programación y Presupuesto (DGPPP) de la Secretaría de Educación<br />

Pública emprende la tarea de elaborar propuestas educativas para atender a la población<br />

infantil migrante en preescolar y primaria.<br />

Se empezó a trabajar con los cañeros de Veracruz y San Luis Potosí, se asignó<br />

presupuesto a los programas, hubo fondos y recursos; lo que no hubo fue una propuesta<br />

pedagógica; no había una propuesta curricular específica que considerara los tiempos y<br />

las características de esta población.<br />

Después, en el sexenio de Miguel de la Madrid (1982-1988), se asignan más<br />

recursos y se amplía el programa para atender a más estados, porque los gobiernos de<br />

otras entidades se dieron cuenta de que también tenían población jornalera.<br />

Es hasta el siguiente sexenio, en la administración de Carlos Salinas De Gortari<br />

(1988-1994), cuando ya hay una propuesta más específica, o por lo menos trata de<br />

replantearse; durante este periodo la educación a migrantes va a ser, en lo primordial,<br />

responsabilidad de CONAFE.<br />

A partir del sexenio de Ernesto Zedillo (1994-2000) se trata de establecer una<br />

política de Estado, es decir, se incluye la atención a migrantes en el Programa Nacional<br />

de Educación y se asignan recursos a los estados; pero al igual que antes, se sigue con<br />

4 Este breve esbozo de los antecedentes de la educación a migrantes en México, se realizó con base en<br />

una entrevista al Mtro. Francisco Moreno, Coordinador del Programa Educación Primaria para Niñas y<br />

Niños Migrantes (PRONIM), 5 de octubre de 2004, (entrevista completa en anexo 1), complementado con<br />

lo expuesto en la evaluación de este programa en el 2003 (Rojas et al, 2004), así como en las siguientes<br />

páginas en Internet:<br />

http://normalista.ilce.edu.mx/normalista/r_n_plan_prog/primaria/6semes/Asiganatura%20regional/tema4.<br />

htm<br />

http://www.funcionpublica.gob.mx/scagp/dgorcs/reglas/2004/r11_educacion04/<strong>completo</strong>s/ro_educacion_<br />

primaria_nnm_03.htm#_Toc45087849<br />

http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_Bol3090804<br />

http://eib.sep.gob.mx/index.php?seccion=3&id=29<br />

.<br />

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deficiencias y fallas en el aspecto pedagógico, en el ámbito de la formación de los<br />

docentes y en lo relativo a la evaluación.<br />

En el último sexenio (2000-2006) continúa la atención a migrantes como una<br />

parte importante de la política educativa y se crean en la SEP los programas PRONIM<br />

(Programa Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes) 5 y FOMEIM (Fomentar<br />

y Mejorar la Educación Intercultural en Migrantes), con el propósito de mejorar la<br />

atención educativa a este segmento de la población.<br />

Como puede verse, ha existido, desde hace un cuarto de siglo, un interés genuino<br />

del gobierno de México por mejorar la educación de los niños migrantes. No obstante,<br />

los resultados de tales esfuerzos están lejos de ser satisfactorios, como lo reconocen las<br />

mismas autoridades.<br />

“A veinte años de los primeros esfuerzos de las secretarías e institutos de educación<br />

estatales, por dar educación primaria a los hijos de los jornaleros migrantes, aún persisten los<br />

problemas relacionados con el acceso y permanencia en el servicio educativo. La reprobación y la<br />

deserción escolar son las manifestaciones más frecuentes a las que se enfrenta la población<br />

infantil migrante: 1 de cada 4 menores en el rango de edad 5-14 años, nunca ha asistido a la<br />

escuela, y 1 de 4 la abandona para incorporarse al trabajo”. (SEP, 2003).<br />

Estos pobres resultados, a pesar de los programas gubernamentales que han sido<br />

creados de manera específica para mejorar la educación de los migrantes, se explican,<br />

por los<br />

que, en nuestro criterio, son los tres grandes problemas que presenta la política<br />

educativa hacia los menores migrantes en México.<br />

5 El PRONIM concentra sus esfuerzos en: 1) El equipamiento de aulas, 2) la capacitación de los docentes<br />

y demás agentes educativos, 3) la producción y reproducción de materiales educativos, 4) el<br />

fortalecimiento institucional y la operación del programa. Véase Reglas de Operación para el Programa<br />

Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes 2002. SEP, SEByN-DGIE. Diario Oficial de la<br />

Federación. Órgano del Gobierno Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos. SEGOB. Talleres<br />

Gráficos de México. México. 13 de marzo del 2002.<br />

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Cronología<br />

1980. La Secretaría de Educación Pública (SEP) comenzó la operación del Programa Educación<br />

Primaria para Niños Migrantes, en el marco del Programa Educación Primaria para Todos los<br />

Niños, de la Dirección General de Planeación, Programación y Presupuesto (DGPPP). Dicho<br />

programa llega a operar en 22 estados.<br />

1982. El Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) inició la operación del<br />

Proyecto Campamentos de Educación y Recreación, por medio del cual se ofrecen servicios a la<br />

población adulta de alfabetización, primaria, secundaria y capacitación no formal para el trabajo.<br />

1989. El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), en el marco del Programa de<br />

Modernización Educativa, inició la operación del Programa para la Atención Educativa de la<br />

Población Infantil Agrícola Migrante (PAEPIAM) con una cobertura inicial en 4 estados del país.<br />

1993. Se integró la Comisión Central de Coordinación Interinstitucional para la Atención<br />

Educativa a la Población Jornalera Agrícola Migrante, con la participación de la SEP, el Consejo<br />

Nacional de Fomento Educativo (CONAFE), el Instituto Nacional para la Educación de los<br />

Adultos (INEA) y el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas (PRONJAG) de la Secretaría de<br />

Desarrollo Social (SEDESOL).<br />

1996. CONAFE inicia el diagnóstico para la formulación de un modelo curricular para la<br />

educación primaria de niñas y niños jornaleros migrantes que se plasma en la Modalidad Educativa<br />

Intercultural para Población Infantil Migrante (MEIPIM).<br />

1997. La Secretaría de Educación Pública crea el proyecto “Diseño de un Modelo de atención<br />

educativa de nivel primaria para niñas y niños jornaleros agrícolas migrantes”.<br />

1999. Se extiende la Modalidad Educativa Intercultural para Población Infantil Migrante<br />

(MEIPIM) a las 19 entidades en las que CONAFE atiende a niños migrantes.<br />

2000. La Secretaría de Educación Pública pone en marcha, en nueve estados, el Proyecto de<br />

Atención Educativa a la Población Jornalera Migrante.<br />

2002. Inicia el programa Fomentar y Mejorar la Educación Intercultural en Migrantes (FOMEIM),<br />

en el que intervienen la Coordinación General de Educación Intercultural Bilingüe; las direcciones<br />

generales de Investigación Educativa y de Educación Indígena de la SEP; el Instituto Nacional de<br />

Educación para los Adultos; el Consejo Nacional de Fomento Educativo; las Secretaría de<br />

Desarrollo Social; el Programa Infancia de la Universidad Autónoma Metropolitana, así como el<br />

Fondo Mixto de Cooperación Técnica y Científica México-España.<br />

2002 La SEP crea el Programa Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes (PRONIM).<br />

2003. Inicia la primera fase del programa FOMEIM en dos Estados: Oaxaca como entidad<br />

expulsora y Nayarit como Estado receptor de migrantes.<br />

Dispersión<br />

Existen varias instituciones y programas que atienden la educación de migrantes,<br />

aunque, en lo que se refiere a los menores, son, en lo fundamental dos: el programa<br />

Modalidad Educativa Intercultural para Población Infantil Migrante (MEIPIM) del<br />

CONAFE y el Programa Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes (PRONIM)<br />

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de la SEP. Desde el inicio, esos programas e instituciones son las que han asumido la<br />

responsabilidad de educar a estos niños, no obstante, a lo largo de la corta historia de<br />

atención a migrantes, el Gobierno Federal ha impulsado la educación de los niños<br />

jornaleros, canalizando la mayoría del apoyo a una de estas instituciones, por lo que no<br />

ha existido un esfuerzo sostenido y continuo para fortalecer los programas, sino que<br />

éstos dependen del vaivén de las decisiones que, en su momento, toman las autoridades<br />

que llegan a dirigir a las instituciones relacionadas con la educación a migrantes en<br />

distintos periodos.<br />

Cuando empieza la atención a migrantes, a mediados de los setenta, fue la SEP<br />

la principal responsable de atender a estos menores. Luego, en la primera mitad de la<br />

década de los noventa, es el CONAFE el que cuenta con mayor apoyo y el que asume la<br />

educación de estos niños. Desde mediados de los noventa la SEP retoma el liderazgo e<br />

impulsa de nuevo la atención de los migrantes, al tiempo que CONAFE continúa con el<br />

programa ya iniciado.<br />

Si se considera además que los responsables directos de atender a los niños son<br />

las secretarías de educación, de las distintas entidades que atraen o expulsan migrantes<br />

las cuales, a su vez, pueden tener sus propios programas, el resultado es una enorme<br />

dispersión de esfuerzos.<br />

En la actualidad unos estados son atendidos por CONAFE, otros por la SEP y<br />

otros son atendidos por los dos programas. Si bien en algunos casos pueden darse<br />

relaciones de cooperación, lo que predomina es la competencia. La división del trabajo<br />

para determinar qué institución atiende un estado o un municipio no obedece a razones<br />

técnicas o pedagógicas, sino a una división de las esferas de influencia en cotos que<br />

obedecen a criterios políticos o históricos, por ejemplo, quién llegó primero a trabajar<br />

en una entidad.<br />

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Cada uno de los programas citados tiene su propio modelo educativo y elabora<br />

un distinto currículo, de modo que los contenidos que aprende un niño son diferentes si<br />

asistió a una escuela atendida por CONAFE o por el PRONIM. A esto hay que agregar<br />

que muchos niños pueden haber ido a una escuela regular, o aspiran a seguir en ésta<br />

después de haber estado en una escuela para migrantes, pero estas escuelas enseñan a su<br />

vez otros contenidos.<br />

La existencia de varios modelos trae consigo especiales problemas para la<br />

acreditación. Si bien los niños que provienen de una escuela regular no tienen dificultad<br />

alguna para continuar en cualquier otra modalidad, los que estudiaron en escuelas para<br />

migrantes atendidas por PRONIM tienen problemas para continuar estudios en escuelas<br />

regulares y en las de CONAFE y los que asisten a escuelas atendidas por esta última<br />

institución, también enfrentan dificultades para seguir estudiando en escuelas regulares<br />

o en las atendidas por PRONIM. Las boletas de calificaciones expedidas por escuelas de<br />

una modalidad no son válidas en otra.<br />

De acuerdo con Francisco Moreno Barrera, Coordinador Nacional del PRONIM,<br />

se trabaja, en conjunto con la Dirección General de Acreditación, Incorporación y<br />

Revalidación (DGAIR) para compatibilizar las boletas extendidas por CONAFE y por<br />

el PRONIM. No obstante, consideramos que, a pesar de estos esfuerzos, persisten los<br />

problemas para que un niño que haya asistido de forma temporal a una escuela para<br />

migrantes pueda continuar sus estudios en una escuela regular, pues el hecho mismo de<br />

que las escuelas para migrantes tengan una clave distinta hace que, cuando llegue con su<br />

boleta a otra escuela, despierte sospechas y pueda enfrentar obstáculos para continuar<br />

con sus estudios.<br />

Otro problema grave es la descoordinación que existe entre los programas<br />

sociales y los de educación a migrantes. Como se expuso al principio del presente<br />

capítulo, uno de los principales factores que impiden alcanzar un buen nivel educativo<br />

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en los campamentos de migrantes es la inasistencia a la escuela, originada a su vez por<br />

el trabajo infantil. El Gobierno Federal de México combate este problema por medio del<br />

programa “Oportunidades”, el cual contempla becas para compensar a las familias por<br />

el posible aporte que el trabajo de los niños hace al ingreso familiar y de esta forma<br />

garantizar que el menor pueda permanecer en la escuela. Los niños migrantes no tienen<br />

acceso a estos recursos en sus lugares de origen, porque uno de los requisitos<br />

fundamentales es que el estudiante permanezca en la escuela, lo cual, como es obvio, no<br />

ocurre en el caso de los migrantes.<br />

Cuadro 2.1. Distribución de entidades federativas, según el programa que atiende la educación de las<br />

niñas y niños migrantes, 2005.<br />

Situación Nº Entidades<br />

Atendidas sólo por PRONIM 2 Hidalgo, Nuevo León.<br />

Atendidas sólo por CONAFE 6 Chiapas*, Chihuahua*, Coahuila*, Guerrero*,<br />

Michoacán*, Quintana Roo.<br />

Entidades donde operan ambos<br />

programas<br />

Entidades donde no opera ningún<br />

programa<br />

(*) Se incorporan al programa PRONIM a partir de 2006.<br />

Fuentes: Reglas de operación, PRONIM 2006, CONAFE<br />

13 Baja California, Baja California Sur, Colima,<br />

Durango, Jalisco, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Puebla,<br />

San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Veracruz.<br />

11 Aguascalientes, Campeche, Distrito Federal,<br />

Guanajuato, México, Querétaro, Tabasco*,<br />

Tamaulipas*, Tlaxcala, Yucatán, Zacatecas.<br />

La Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) ha puesto en marcha un<br />

programa específico para atender a migrantes: el Programa de Atención a Jornaleros<br />

Agrícolas (PAJA), el que si bien brinda apoyos para mejorar el nivel de vida de las<br />

familias migrantes en los albergues y campamentos no contemplaba, hasta 2005, becas<br />

u otra forma de apoyo económico para que las familias puedan prescindir del trabajo de<br />

los menores.<br />

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Los migrantes no tienen acceso a las becas del programa Oportunidades 6 , como<br />

otras familias pobres; y el programa que los atiende, el PAJA, no contempla este tipo de<br />

apoyos. Es por ello que, como lo dice Alejandra Villalpando, coordinadora del PAJA en<br />

Hidalgo, los jornaleros están en una situación jurídica que les impide calificar como<br />

beneficiarios de los programas sociales.<br />

“Los migrantes están como en un limbo normativo, puesto que el niño que es de<br />

Morelos o de Guerrero y que está inscrito en el programa Oportunidades, no entra en<br />

el programa de jornaleros y por otro lado los meses que se vienen a trabajar – de<br />

mayo a octubre– en ese momento pierden su participación en “Oportunidades” en su<br />

lugar de origen, porque la normatividad así lo establece. Entonces se tendría que<br />

adecuar el Programa Oportunidades, para que ellos trasladaran la beca al lugar donde<br />

están como migrantes. Pero además tendría que trasladarse esa beca de manera<br />

rápida, porque no tendría caso que ya cuando van de salida se les diera el dinero.”<br />

(Entrevista a Alejandra Villalpando Rentería, 4 de octubre de 2004, entrevista completa<br />

en anexo 1).<br />

Como otros campesinos, viven en condiciones de pobreza, pero su situación es<br />

peor, porque están excluidos de los programas de desarrollo social, los cuales han sido<br />

formulados pensando en las condiciones de la mayoría de la población, la cual, aunque<br />

puede ser pobre, vive durante largos periodos en un mismo lugar.<br />

6 De acuerdo con las autoridades gubernamentales que lo impulsan, Oportunidades es un programa<br />

integral que contribuye al desarrollo humano, impulsa el desarrollo de capacidades, se dirige a las<br />

familias en pobreza extrema, se centra en la familia y promueve el tejido social y comunitario; opera con<br />

transparencia y rinde cuentas, tiene enfoque de género y promueve el liderazgo de las mujeres, promueve<br />

la corresponsabilidad, involucra al conjunto de la sociedad en las tareas para la superación de la pobreza<br />

extrema, se basa en la coordinación interinstitucional e intersectorial, promueve la articulación con otros<br />

programas sociales, da seguimiento permanente a su operación y evalúa sus impactos.<br />

El programa está dirigido a atender poblaciones vulnerables, por lo general rurales, cuyas familias viven<br />

en extrema pobreza. Algunos de los beneficios que contempla el programa son construcción, reparación,<br />

ampliación, equipamiento, adquisición e instalación de plantas potabilizadoras de agua, vivienda y<br />

albergues, servicios sanitarios y tomas de agua, consultorios, dispensarios y casas de salud, tiendas de<br />

abasto, guarderías, becas, aulas y canchas de usos múltiples.<br />

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La exclusión de los migrantes del programa Oprtunidades es un problema grave,<br />

puesto que este programa tiene entre sus objetivos garantizar el derecho a la educación,<br />

promoviendo la igualdad de oportunidades para el acceso, la permanencia y el logro<br />

educativo de todos los niños y jóvenes del país en la educación básica.<br />

Las autoridades son concientes de esto y han actuado para corregir este<br />

problema. De acuerdo con Jorge García Hidalgo, Director del Programa de Atención a<br />

Jornaleros Agrícolas (PAJA) 7 , mediante un convenio con UNICEF se contrató, en 2005,<br />

a un grupo de consultores para que hicieran una propuesta; los resultados de su trabajo<br />

se presentarían hasta el 4 de abril de 2006, pero, en enero de este año, tomando en<br />

consideración las recomendaciones que para entonces ya se conocían, se procedió a<br />

modificar las reglas de operación del programa, a fin de que el PAJA pudiera otorgar<br />

becas a los hijos de los jornaleros migrantes, así como apoyos en útiles escolares y<br />

alimentos. Durante 2006 se hará una prueba piloto de esta nueva modalidad, conocida<br />

como Programa Monarca, el cual busca adaptar los programas sociales a las condiciones<br />

específicas de los jornaleros migrantes.<br />

Cuadro 2.2 . Montos contemplados en las reglas de operación (ejercicio 2006) del<br />

Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas, para apoyar con becas a niñas y niños<br />

jornaleros migrantes.<br />

Grado o nivel que cursa el menor en cada modalidad<br />

Monto de la beca mensual en<br />

pesos<br />

PRONIM, SEP MEIPIM, CONAFE<br />

1º ó 2º 1º 200<br />

3º ó 4º 2º 250<br />

5º ó 6º 3º 300<br />

Fuentes: Entrevista con Jorge García Hidalgo el 9 de marzo de 2006 y Reglas de<br />

Operación PAJA 2006.<br />

Los montos pueden ser insuficientes para lograr la erradicación del trabajo<br />

infantil si se considera que, al menos en el caso de Hidalgo, los menores aportan a sus<br />

familias un promedio de $952,00 al mes. Sin embargo, es una buena iniciativa que<br />

7 Entrevista dada en la Ciudad de México el 9 de marzo de 2006.<br />

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podría contribuir, aunque fuera parcialmente, a que los menores pasen más tiempo en<br />

las aulas y menos en los campos de cultivo.<br />

ACUERDO por el que se modifican las Reglas de Operación del Programa de Atención a<br />

Jornaleros Agrícolas, para el ejercicio fiscal 2006 (Fragmento)<br />

“En las zonas de atracción y de expulsión, se impulsarán proyectos que desincentiven la<br />

incorporación temprana de los menores al trabajo y promuevan la generación de condiciones para que<br />

los menores hijos de jornaleros ejerzan sus derechos fundamentales plenamente.<br />

En las zonas de atracción, se desarrollarán en albergues agrícolas, acciones integrales dirigidas a<br />

niños migrantes de 6 a 14 años que asistan a escuelas de educación primaria atendidas por el<br />

PRONIM-SEP y la MEIPIM-CONAFE, durante el tiempo que permanezcan en dichos albergues;<br />

para lograr el acceso y asistencia regular de la población infantil migrante a dichos servicios<br />

educativos, las acciones comprenden el otorgamiento en conjunto de los siguientes apoyos:<br />

? Un apoyo monetario por un monto mensual de 200.00 pesos para menores inscritos y que asistan a<br />

primero o segundo grado de PRONIM-SEP, o primer nivel de MEIPIM-CONAFE; de 250.00 pesos<br />

para menores inscritos y que asistan a tercero o cuarto grado de PRONIM-SEP, o segundo nivel de<br />

MEIPIM-CONAFE y, de 300.00 pesos para menores inscritos y que asistan a quinto o sexto grado de<br />

PRONIM-SEP, o tercer nivel de MEIPIM-CONAFE.<br />

? Apoyo en especie consistente en útiles escolares y uniformes, con un monto máximo por menor por<br />

temporada al año de 850.00 pesos.<br />

? Dotación de apoyos nutricionales en especie, con un monto máximo de 900.00 pesos por menor por<br />

temporada al año.<br />

En caso de no otorgarse el apoyo monetario, podrán brindarse los otros dos apoyos en especie, con la<br />

única condición de la asistencia de los menores a los servicios educativos.<br />

En estas zonas, los apoyos se otorgarán a los hogares que no son beneficiarios de otros programas<br />

federales equivalentes, siempre y cuando los beneficiarios y/o sus tutores declaren en el momento de<br />

ser seleccionados, mediante escrito libre que se entregará al promotor del Programa y que contenga<br />

como mínimo: nombre del municipio, de la localidad, del beneficiario y del padre o tutor, no recibir<br />

apoyos de otros programas equivalentes.”<br />

Publicado en el DIARIO OFICIAL el Viernes 17 de febrero de 2006<br />

Prelación<br />

Todo parece indicar que, aunque hay conciencia de que los niños migrantes<br />

padecen un fuerte rezago educativo, a que son conocidas las causas fundamentales de<br />

este problema y a que se han identificado las medidas para superarlo, no se han<br />

ejecutado políticas públicas que lo ataquen de raíz, lo que deja entrever que no se trata<br />

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de un tema prioritario que alcance a estar en la agenda de los asuntos públicamente<br />

importantes.<br />

La reconocida invisibilidad de los jornaleros migrantes impide que la sociedad<br />

presione por mejoras. Su condición de minoría, sus diferencias culturales con el resto de<br />

la nación y el propio rezago educativo de los padres y madres de niños migrantes,<br />

explican por qué no se constituyen en actores que demanden mejoras o el más elemental<br />

respeto a sus derechos, que en la mayoría de los casos ni siquiera conocen.<br />

México no es el único país donde los jornaleros migrantes han sido invisibles.<br />

En el documental de Edward Murrow titulado “Harvest of Shame” (Cosecha de<br />

vergüenza) transmitido por la CBS en 1961 (VCDH, 2006), se narra la situación de los<br />

migrantes internos de ese país a inicios de los sesenta, los cuales estaban en condiciones<br />

muy similares a las que hoy viven los jornaleros en México. Las familias enteras<br />

viajaban de un estado a otro para emplearse como trabajadores agrícolas, eran muy mal<br />

pagados, los niños trabajaban y no tenían acceso a la educación. Este trabajo, que es<br />

considerado el documental más importante en la historia de los Estados Unidos, es un<br />

buen ejemplo del efecto que puede tener el combate a la invisibilidad, pues su difusión<br />

tuvo un fuerte impacto en la opinión pública y llevó a las autoridades de Estados Unidos<br />

a tomar medidas para mejorar la situación de los migrantes. En 1961 el Congreso de ese<br />

país aprobó el establecimiento de centros de salud para migrantes; en 1965 promulgó la<br />

Ley de educación elemental y secundaria, la cual incluyó un apartado en el que se<br />

establecía ayuda educativa especial para menores en condiciones de desventaja. Por<br />

último, en 1966 el Congreso crea el Programa de Educación a Migrantes el cual existe<br />

hasta la fecha (Branz, 2004). A pesar de los problemas que aún persisten y que siguen<br />

siendo denunciados por la prensa, el establecimiento de este programa federal ha<br />

permitido una mejora sustancial en la educación de los menores migrantes de esa<br />

nación 8 .<br />

8 Por supuesto que no todo es miel sobre hojuelas. En la prensa norteamericana aparecen con frecuencia<br />

denuncias sobre las malas condiciones en que trabajan los migrantes, principalmente de origen<br />

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Como mexicanos los niños migrantes tienen derechos consagrados en la<br />

Constitución y en muchas otras leyes. Éstos se violan todos los días, pero por las<br />

condiciones de vulnerabilidad social en que viven los menores, no hay quien los<br />

defienda.<br />

Si bien existen programas gubernamentales, éstos son a todas luces insuficientes.<br />

Aunque hay muchas buenas personas interesadas en mejorar la situación de estos<br />

infantes, los que tienen la responsabilidad de atender a los migrantes no cuentan con la<br />

autoridad ni con los recursos que sería necesario disponer para cumplir con tal encargo.<br />

A pesar de los discursos que dicen otra cosa, la educación a migrantes no es un asunto<br />

prioritario, como lo demuestra el escaso presupuesto asignado a este tipo de programas<br />

y la poca cobertura de los mismos.<br />

De acuerdo con los expertos, entre todos los programas se cubre como máximo<br />

al 10% de la población estimada de niños migrantes 9 , por lo que el presupuesto<br />

destinado a la atención de estos menores es a todas luces insuficiente. A pesar de lo<br />

anterior, la tendencia ha sido a que los recursos federales que se destinan al programa<br />

hayan disminuido en forma sostenida en el periodo 2002-2005, como lo muestra la<br />

siguiente gráfica.<br />

A la insuficiencia de recursos se agrega el hecho de que, en las zonas de<br />

atracción, las autoridades educativas se ven obligadas a atender a una población que no<br />

es, desde el punto de vista político, parte de su estado. Los niños migrantes no son hijos<br />

de ciudadanos que vivan, paguen impuestos y voten en la jurisdicción estatal. Son<br />

familias que pueden seguir viniendo o que lleguen al estado por única vez, que no se<br />

latinoamericano. Baste como ejemplo dos artículos publicados en influyentes diarios de ese país. El<br />

reportaje “Fla. Tomato Pickers Still Reap ‘Harvest of Shame’ ” que apareció en el Washington Post<br />

(Nieves, 2005) y “New Harvest, Old Shame, About Farm Workers”, publicado en el New York Times<br />

(Goodman, 1990). En ambos casos los autores intentan demostrar que aún prevalecen en muchos lugares<br />

las condiciones denunciadas por Murrow en la década de los sesenta.<br />

9 Aunque no existen datos precisos sobre el <strong>número</strong> total de niños migrantes, los expositores del Foro<br />

Internacional Dignidad sin Pérdida, Estrategias Educativas y Sociales para la Niñez Jornalera Migrante,<br />

celebrado en la Ciudad de México el 8 y 9 de marzo de 2006, coincidieron en que la cobertura de los<br />

programas de educación a niñas y niños migrantes puede estimarse entre un 7% y un 10% de la población<br />

total de migrantes en edad de estudiar.<br />

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identifican con la población local la que, por el contrario, en muchos casos rechaza a los<br />

migrantes y no ve con buenos ojos que se destinen parte de los pocos recursos estatales<br />

a atender a una población que consideran foránea.<br />

Millones de pesos<br />

12<br />

11<br />

10<br />

9<br />

8<br />

7<br />

6<br />

5<br />

4<br />

3<br />

2<br />

10<br />

1<br />

0<br />

2002 2003 2004 2005<br />

Año<br />

Dentro de una lógica del clientelismo político que aún se presenta en algunas<br />

partes del país, la inversión en programas sociales de atención a migrantes puede ser<br />

vista como muy poco “rentable” para los agentes locales, puesto que los beneficiarios de<br />

tales programas son ciudadanos que votan en otros lugares y cada peso que se destine a<br />

ellos se debe restar a obras, programas o servicios públicos dirigidos a la población<br />

local; que es la única que puede sancionar con sus votos la actuación de las autoridades<br />

estatales o municipales.<br />

8.4<br />

Gráfica 2.1. Presupuesto federal asignado al PRONIM en el periodo 2002-2005.<br />

Fuente: Moreno, 2005, quien trabajó con datos de evaluaciones externas PRONIM 2002,<br />

2003 y 2004.<br />

6.5<br />

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6.2


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De nuevo el problema que dificulta la educación de los migrantes es su continua<br />

movilidad en el territorio. En los lugares de origen las autoridades los atienden<br />

mientras están en su zona de influencia, pero cuando las familias salen a otros estados<br />

no pueden enviar maestros a atenderlos a donde vayan, la responsabilidad de educar a<br />

los niños pasa a otra jurisdicción. Pero, en las zonas de atracción esta labor no se asume<br />

con mucho entusiasmo, por tratarse de personas ajenas al lugar.<br />

Un aspecto de fundamental importancia es que los recursos públicos destinados<br />

a la atención a migrantes son canalizados a los respectivos estados, los cuales se<br />

encargan de ejecutar los programas destinados a su atención educativa. Pero la<br />

existencia de miles de familias que deambulan por el territorio nacional, en muchos<br />

casos sin contar con un domicilio fijo, es un problema federal que amerita que sea<br />

atendido por un solo programa concebido y administrado por autoridades ajenas a los<br />

intereses y conflictos locales.<br />

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CODESARROLLO Y MIGRACIONES. EL PAPEL DE LA COOPERACIÓN<br />

Instituto de estudios para la Paz y la Cooperación – IEPC – C/ Bermúdez de Castro 14 bajo C. 33011 Oviedo –España – Tfno: +34 985 08 88 09 – Fax: +34 985 08 09 02 - instituto@universidadabierta.org<br />

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http://www.funcionpublica.gob.mx/scagp/dgorcs/reglas/2004/r11_educacion04/c<br />

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SEP (Secretaría de Educación Pública). Reglas de Operación del Programa de<br />

Educación Primaria para Niñas y Niños Migrantes, 2006. SEP, México, D.F., 23<br />

de febrero de 2006. Versión electrónica:<br />

http://www.ordenjuridico.gob.mx/Federal/PE/APF/APC/SEP/Reglas/2006/23022<br />

006(3).pdf<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 347


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Propuesta para la integralidad del anteproyecto de ley<br />

sobre migraciones desde el contexto del codesarrollo.<br />

Aesco Colombia<br />

Yolanda Villaviciencio Mapy. Presidenta de AESCO-España<br />

Álvaro Ruge. Presidente de AESCO-Colombia<br />

La necesidad de plantear un Contexto:<br />

Es de vital importancia, tener en cuenta que la formulación de una Política, tanto<br />

Pública como de Estado, no puede desligarse del momento histórico en la que se<br />

encuentra imbuida en la medida que son esos referentes los que incidirán durante el<br />

desarrollo de dicha política. En otros términos, la Política no puede ser concebida como<br />

un intangible sino que, al contrario, debe materializarse en la sociedad con miras a<br />

solucionar un problema determinado bajo unas dinámicas espacio temporales específica.<br />

Entonces, teniendo en cuenta ese contexto, se podrá establecer una formulación de la<br />

política que incluya desde esta fase un horizonte sobre el cual procurará materializarse.<br />

De esta manera, es imprescindible, para la tarea que nos atañe, comprender e<br />

identificar las lógicas que se presentan en la actualidad en tanto representan una serie de<br />

procesos importantes e ineludibles para la fase de formulación de la Política Migratoria.<br />

Así pues, la migración, siendo un asunto que se desenvuelve dentro de<br />

escenarios transnacionales que a su vez se enmarcan en el proceso de Globalización, es<br />

importante que sea asumida como un tema que no se puede considerar ajeno a los<br />

procesos que al respecto suceden en otros países. En este orden de ideas, la propuesta<br />

acerca de la Política Migratoria Colombiana que se discute en la comisión accidental no<br />

puede desvincularse de los procesos y avances que se llevan al respecto en el ámbito<br />

mundial, de tal suerte que nuestra propuesta se refiere a tener en cuenta un modelo<br />

codesarrollista que cada vez toma más fuerza en los escenarios europeos.<br />

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En suma, resaltamos la importancia de establecer un horizonte, una visión de<br />

sociedad a la que se quiere llegar, un deber ser de la Política bajo el contexto de<br />

codesarrollo que proponemos, con el fin de intentar darle una dirección, una<br />

intencionalidad.<br />

Por qué el Contexto de Codesarrollo?<br />

Hacer frente al tema de las migraciones, requiere partir de un nuevo enfoque,<br />

que se distancie de la visión negativa que han producido las migraciones desordenadas y<br />

que ven dicho fenómeno como una amenaza para la seguridad y estabilidad de los<br />

ciudadanos de diferentes Estados. Se hace entonces necesario percatarse de las<br />

potencialidades del fenómeno migratorio para el desarrollo económico, social y cultural<br />

de todos lo países, tanto de los de origen, como de los de acogida.<br />

La movilidad humana es hoy en día uno de los elementos más importantes de la<br />

economía mundial. Sectores <strong>completo</strong>s de la producción de algunos países dependen de<br />

la mano de obra migrante y la calidad de vida de millones de personas en otros países<br />

depende de las remesas enviadas por familiares en otros lugares, recursos que a su vez<br />

son una parte importante en la reactivación económica de dichos países.<br />

Además, las migraciones son actualmente un fenómeno dinámico, que continúa<br />

en expansión, que no está solamente ligado a factores de carácter económico, también<br />

se arraiga a los deseos y a los nuevos imaginarios que devienen de las interconexiones e<br />

interrelaciones que ofrece el proceso de globalización y mundialización. Es por ello que<br />

el hecho requiere ser visto desde una perspectiva que reconozca la coyuntura mundial<br />

de constante intercambio económico, social y cultural entre países, de la cual los<br />

migrantes son actores relevantes y potenciales para encausar el proceso en<br />

consecuencias benignas para todos los afectados.<br />

350 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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Partiendo del reconocimiento de la transnacionalidad del fenómeno, la Comisión<br />

Mundial sobre las Migraciones de las Naciones Unidas considera que es necesario que<br />

los Estados no adopten un modelo único de política, por el contrario que compartan<br />

objetivos y visiones. Para ello propone unas estrategias o principios que deberían<br />

coordinar la acción de los Estados y de la comunidad internacional para aprovechar las<br />

potencialidades de las migraciones [1] :<br />

1. Migrar por decisión propia: las personas deben migrar por su<br />

propia voluntad y no por necesidades insatisfechas en sus países de origen, y así<br />

mismo quienes ingresan al mercado laboral mundial deben hacerlo con todas las<br />

garantías ya que las sociedades que los reciben deben valorarlos tanto a ellos<br />

como a sus competencias.<br />

2. Incrementar la repercusión sobre la economía y el desarrollo: las<br />

migraciones son un elemento estratégico en la consecución del desarrollo<br />

económico y humano en los países en vías de desarrollo y en los<br />

industrializados, así mismo hay que reconocer el papel protagónico de los<br />

migrantes en dicho proceso.<br />

3. Encarar las migraciones irregulares: los Estados están en pleno<br />

derecho de admitir quién ingresa a su país; sin embargo están en la obligación de<br />

reconocer y obligar a respetar los derechos de los migrantes y deben cooperar<br />

para encausar las migraciones irregulares sin violentar dichos derechos.<br />

4. Fortalecer la cohesión social mediante la integración: Debe<br />

apoyarse y promoverse el proceso de integración cultural de los migrantes y<br />

ciudadanos de los países de destino, lo cual debe fundamentarse en un discurso<br />

objetivo público, participativo, político y mediático.<br />

5. Proteger los derechos de los migrantes: El marco legal que<br />

respalda los derechos humanos y laborales de los migrantes debe ser aplicado<br />

con mayor eficacia y menor discriminación, los Estados y los demás actores<br />

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(ONG, sector privado) deben abordar este tema con mayor coherencia y<br />

coordinación.<br />

6. Reforzar la Gobernanza: Coherencia, Capacidad y Cooperación:<br />

la gobernanza en el tema de las migraciones debe ser incentivada a través de<br />

mayor cooperación entre los Estados, gobiernos, y organizaciones a nivel<br />

mundial, además debe haber coherencia con otras políticas que se vinculan al<br />

tema de las migraciones, como son la cooperación al desarrollo, el comercio, la<br />

seguridad de Estado, los derechos humanos y la seguridad humana.<br />

Es así como teniendo en cuenta este marco de principios, se hace evidente la<br />

necesidad de tener en cuenta el Codesarrollo como un horizonte coherente con la visión<br />

que promueve la Comisión Mundial sobre las migraciones internacionales La<br />

importancia que vemos de plantear al codesarrollo como contexto es la ascendente<br />

relevancia que ha tomado el tema en el escenario europeo, además de considerarla como<br />

una opción ética y políticamente viable. Aunado a esto, en la medida que el fenómeno<br />

de la migración involucra tanto a países de envío, transitorios y de acogida, es<br />

indispensable plantear una Política que sea coherente con las dinámicas que se<br />

presentan en estos países. Tal como lo afirma el Proyecto Marco de la OIT para las<br />

migraciones laborales: “aunque se reconoce el derecho soberano de los Estados de<br />

elaborar sus propias políticas de trabajo y de migraciones, es importante tener en cuenta<br />

la necesidad de adoptar políticas nacionales coherentes y exhaustivas para gestionar con<br />

eficacia las migraciones laborales y proteger a los trabajadores migrantes… además, las<br />

cuestiones relacionadas con el movimiento transfronterizo no pueden abordarse<br />

eficazmente cuando los países actúan en forma aislada”.<br />

Codesarrollo: una propuesta para promover la integralidad de la política.<br />

El objetivo nuestro es explicar lo mas sintetizado posible en qué consiste el<br />

codesarrollo y las diferentes ventajas que representa para la formulación e<br />

implementación de una Política Migratoria en Colombia.<br />

352 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


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Para AESCO Codesarrollo [2] implica una relación positiva entre migraciones y<br />

desarrollo, supone aceptar que las migraciones y sus protagonistas, los inmigrantes,<br />

pueden ser vectores fundamentales para el desarrollo tanto del país de envió como para<br />

el país de acogida; supone también aceptar que la consideración del inmigrante como<br />

agente de desarrollo puede ser fundamental en la cogestión exitosa de la cuestión<br />

migratoria; Supone por ultimo, una forma de entender las relaciones entre países ricos<br />

y pobres, entre norte y sur, entre países de envió y países de acogida, en paridad, dado<br />

que ambos se reconocen y admiten la necesidad del otro para “codesarrollarse”. Es<br />

una nueva visión para el manejo de las relaciones internacionales EN IGUALDAD Y<br />

CORRESPONSABILIDAD.<br />

Básicamente el Codesarrollo se refiere a la puesta en marcha de modelos de<br />

codesarrollo, tanto en los países de origen como de acogida, en los cuales el migrante se<br />

erige como actor fundamental aportando sus conocimientos y sus acciones, en otras<br />

palabras se trata pues de buscar el desarrollo en ambos países en la medida que el<br />

migrante sea considerado un vector esencial de dicho proceso.<br />

Si bien este es un concepto que aun se encuentra en construcción en Europa, en<br />

nuestro país ya encontramos experiencias de su implementación llevadas a acabo por<br />

AESCO en diferentes sectores del eje cafetero que nos brinda ya un ejemplo de lo que<br />

significa y en qué se traduce el Codesarrollo.<br />

La propuesta de desarrollo que planteamos gira en torno a tres conceptos básicos<br />

que transversalizan el proceso: la corresponsabilidad, la globalización y la<br />

complementariedad.<br />

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354<br />

La corresponsabilidad hace referencia a la necesidad de asumir el proceso de la<br />

migración no sólo como un problema que le debe preocupar al país de acogida o al de<br />

envío, sino que, al contrario, ambos deben tomar medidas conjuntas y coordinadas en<br />

tanto el flujo migratorio representa para el país de envío una fuga de recurso humano y<br />

para el de acogida una serie de nuevos procesos sociales.<br />

La Globalización se expresa como ese modelo impulsador de lógicas<br />

transfronterizas que avanzan y se configuran en todas las sociedades del mundo de tal<br />

suerte que representa una ventaja para llevar a cabo modelos de codesarrollo en nuestro<br />

país.<br />

La complementariedad es la búsqueda de la cooperación al desarrollo de los<br />

países que son afectados por el flujo migratorio estableciendo una ayuda en torno a las<br />

ventajas competitivas de ambos.<br />

Introducir como horizonte de política pública el Codesarrollo sería ser<br />

coherentes con lo que se está planteando a nivel mundial, significa dar un paso adelante<br />

en la concepción global del mundo, para hacer frente y potencializar los beneficios que<br />

trae el fenómeno migratorio en el desarrollo de los pueblos.<br />

Conclusiones:<br />

La política de Estado que se quiere proponer debe estar bajo un marco mundial,<br />

para garantizar su aplicabilidad en el momento de que se apruebe el proyecto de ley, es<br />

imposible llevar a cabo un proyecto transnacional que este formulado bajo una lógica<br />

aislacionista o meramente local.<br />

1. el Codesarrollo como una propuesta que se esta contemplado en los<br />

países de la Unión Europea y en la Comunidad Internacional, es la<br />

opción que mas nos conviene, ya que su significado y su objetivo<br />

permiten una visión positiva sobre las migraciones, que se vincula a las<br />

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políticas de desarrollo permitiendo incrementar y encausar los efectos de<br />

éste fenómeno en hechos beneficiosos para las sociedades de origen y de<br />

acogida<br />

2. Es importante para la formulación de un proyecto de ley, bajo el<br />

concepto de Codesarrollo, el hecho de que se tenga en cuenta a la<br />

sociedad civil, especialmente se tenga claro que los migrantes son los<br />

actores protagonistas de este proceso, y que pueden llegar a ser agentes<br />

principales del desarrollo económico y social de sus lugares de origen,<br />

además del entorno en que trabajan y viven.<br />

3. La ley debe proveer los instrume ntos necesarios para identificar, diseñar<br />

e implementar programas específicos y estables de migración planeada y<br />

contingenciada, prevención de migración desordenada, migración<br />

temporal y circular y programas de retorno voluntario y asistido<br />

mediante la integración horizontal de actores con corresponsabilidad y en<br />

consenso.<br />

Bogota DC, 06- 05- 2006.<br />

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QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo<br />

Un ejemplo de las dificultades para leer un texto de<br />

Filosofía en Selectividad<br />

Julián Arroyo Pomeda<br />

Resumen<br />

Este artículo analiza los resultados del ejercicio propuesto en Historia de la Filosofía para el<br />

acceso a la Universidad en la convocatoria de Septiembre de 2006 en un grupo de 165 estudiantes. Se<br />

indican (a) las carencias analítico-críticas en el nivel de lectura, (b) las dificultades para identificar la<br />

tesis que expone el autor en el fragmento seleccionado y (c) las trabas para redactarla de modo<br />

personal en unas pocas líneas, así como el glosario de las frases. Con las pistas que se sugieren, los<br />

profesionales de la materia podrán, acaso, sacar algunas conclusiones para el trabajo de las aulas.<br />

Abstract<br />

This article analyses the results of the proposed test in the History of Philosophy for the<br />

access to University in the September exams in a group of 165 students. In the article it is shown (a)<br />

the lack of critical-analitical view in the reading level, (b) the difficulties of identifying the the sis<br />

expounded by the author in the select text and (c) the failures to be able to write a succint response in<br />

their own words, as well as the glosary of the sentences. With the findings of the study, the experts in<br />

the field can como to some conclusions which may help in the classrooms.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org, pp. 357-391


QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo<br />

Un ejemplo de las dificultades para leer un texto de<br />

Filosofía en Selectividad<br />

Julián Arroyo Pomeda<br />

Resumen<br />

Este artículo analiza los resultados del ejercicio propuesto en Historia de la Filosofía para el<br />

acceso a la Universidad en la convocatoria de Septiembre de 2006 en un grupo de 165 estudiantes. Se<br />

indican (a) las carencias analítico-críticas en el nivel de lectura, (b) las dificultades para identificar la<br />

tesis que expone el autor en el fragmento seleccionado y (c) las trabas para redactarla de modo<br />

personal en unas pocas líneas, así como el glosario de las frases. Con las pistas que se sugieren, los<br />

profesionales de la materia podrán, acaso, sacar algunas conclusiones para el trabajo de las aulas.<br />

Abstract<br />

This article analyses the results of the proposed test in the History of Philosophy for the<br />

access to University in the September exams in a group of 165 students. In the article it is shown (a)<br />

the lack of critical-analitical view in the reading level, (b) the difficulties of identifying the the sis<br />

expounded by the author in the select text and (c) the failures to be able to write a succint response in<br />

their own words, as well as the glosary of the sentences. With the findings of the study, the experts in<br />

the field can como to some conclusions which may help in the classrooms.<br />

1. Datos informativos<br />

En los últimos ejercicios (Septiembre 2006) para las Pruebas de Acceso a Estudios<br />

Universitarios (PAU), más conocidas como Selectividad, las universidades de la<br />

Comunidad de Madrid ofrecieron un texto de Husserl y otro de Platón en la materia de<br />

Historia de la Filosofía, oficialmente denominada Filosofía II.<br />

En estas universidades los estudiantes pueden elegir entre dos opciones, A o B, para<br />

elaborar sus respuestas. Ambas opciones presentan una diferencia de enunciado en la<br />

cuestión 1 y piden una respuesta igualmente distinta. Mientras que la opción A manda<br />

“analizar la estructura argumentativa del texto propuesto”, la opción B exige “identificar la<br />

o las propuestas filosóficas fundamentales del texto y citar la frase o frases que las recogen,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 357


QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo<br />

glosándolas brevemente”.<br />

Por mi parte, examinaré únicamente las respuestas a la cuestión 1 para poner de<br />

manifiesto las dificultades que parecen presentarse a los estudiantes en la contestación. Esto<br />

me lleva a reflexionar acerca de su capacidad para leer un texto y entender el tema que<br />

plantea. Al tratarse de un fragmento breve, parece que debería ser más fácil acotar la tesis<br />

expuesta y su línea argumentativa.<br />

Además, se supone que los textos se han trabajado en clase durante el curso, lo que<br />

facilita todavía más su identificación. En efecto, en la opción B la totalidad de los textos<br />

para leer quedan fijados al comienzo del curso y son cinco, uno por cada autor, que en este<br />

caso son los siguientes: Platón (Menón), Aquino (Suma teológica, 1ª parte, cuestión 94,<br />

artículos 1-6), Kant (Fundamentación de la metafísica de las costumbres), Nietzsche<br />

(Sobre verdad y mentira en sentido extramoral) y Ortega y Gasset (¿Qué es filosofía?,<br />

lección X). Sólo en el caso de la opción A puede salir cualquier autor, así como cualquier<br />

texto de sus obras.<br />

De otra parte, establecer la línea argumental es una actividad más formal, que<br />

podría alcanzarse incluso sin saber nada de la doctrina de un autor concreto. En el caso de<br />

la opción B, puede ayudar el conocimiento de los temas planteados en la obra del autor<br />

fijada para la identificación de la propuesta y la glosa, mientras que en la citación de las<br />

frases la actividad sería también bastante formal.<br />

Igualmente me parece adecuado el tiempo que se establece para la realización del ejercicio,<br />

90 minutos, en los que hay que resolver cuatro cuestiones en otras tantas carillas de una<br />

hoja similar a DIN-A4.<br />

358<br />

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UNIVERSIDADES PÚBLICAS DE LA COMUNIDAD DE MADRID<br />

PRUEBA DE ACCESO A ESTUDIOS UNIVERSITARIOS (LOGSE)<br />

Curso 2005-2006<br />

MATERIA: FILOSOFÍA II<br />

INSTRUCCIONES GENERALES Y VALORACIÓN<br />

ESTRUCUTURA: La prueba consta de dos opciones “A” o “B”, cada una de las cuales<br />

incluye:<br />

a) un texto y<br />

b) cuatro cuestiones relacionadas con dicho texto.<br />

INSTRUCCIONES: El alumno elegirá la opción “A” o la opción “B” y responderá a las<br />

cuestiones que aparecen al final de la opción elegida.<br />

DURACIÓN: Una hora y media.<br />

PUNTUACIÓN:<br />

Para la opción “A”, las repuestas a las cuestiones 1ª, 3ª y 4ª podrán obtener una<br />

calificación máxima de dos puntos cada una. La contestación a la pregunta 2ª podrá obtener<br />

hasta cuatro puntos.<br />

Para la opción “B”, las repuestas a las cuestiones 1ª, 3ª y 4ª podrán obtener una<br />

calificación máxima de dos puntos cada una. La contestación a la pregunta 2ª podrá obtener<br />

hasta cuatro puntos.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 359


QUID PRO QUO: FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN. Sección dirigida por Julián Arroyo<br />

OPCIÓN A<br />

“La descomposición de la filosofía en medio de su actividad sin norte nos da qué pensar. La<br />

decadencia es innegable desde la mitad del siglo pasado, en comparación con los tiempos<br />

anteriores, si intentamos considerar la filosofía occidental desde el punto de vista de la<br />

unidad de una ciencia. Esta unidad se ha perdido en cuanto al objeto de la filosofía, a sus<br />

problemas y a su método. Cuando con el comienzo de la Edad Moderna la fe religiosa fue<br />

convirtiéndose cada vez más en una superficial convención sin vida, la humanidad<br />

intelectual se elevó en alas de la nueva gran fe, la fe en una filosofía y ciencia autónomas.<br />

La cultura entera de la humanidad iba a ser dirigida por evidencias científicas, iba a ser<br />

penetrada de luces, a ser reformada y convertida en una nueva cultura autónoma”.<br />

(EDMUNDO HUSSERL, Meditaciones cartesianas, París, 1929).<br />

En este texto Edmundo Husserl (1859-1938) lamenta la decadencia de la filosofía de su<br />

época.<br />

Cuestiones:<br />

1. Analizar la estructura argumentativa del texto propuesto.<br />

2. Desarrollar el tratamiento del concepto de filosofía en un autor de la Edad<br />

Contemporánea y enmarcarlo dentro del pensamiento filosófico de dicho autor.<br />

3. Exponer la relevancia del concepto de filosofía en el contexto histórico, sociocultural y<br />

filosófico de la época del autor elegido.<br />

4. Explicar el tratamiento del concepto de filosofía en un autor de la Edad Media.<br />

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OPCIÓN B<br />

“MENÓN.- Mira, Sócrates, ya había yo oído antes de conocerte que tú no haces otra cosa<br />

que confundirte tú y confundir a los demás; y ahora, según a mí me parece, me estás<br />

hechizando y embrujando y encantando por <strong>completo</strong>, con lo que estoy ya lleno de<br />

confusión. Y del todo me parece, si se puede también bromear un poco, que eres<br />

parecidísimo, tanto en la figura como en lo demás, al torpedo, ese ancho pez marino. Y en<br />

efecto, este pez a quienquiera que se le acerca y le toca lo hace entorpecerse, y una cosa así<br />

me parece que ahora me has hecho tú; porque verdaderamente yo, tanto de alma como de<br />

cuerpo estoy entorpecido, y no sé qué contestarte. Y, sin embargo, mil veces sobre la virtud<br />

he pronunciado muchos discursos y delante de mucha gente, y muy bien, según a mí me<br />

parecía; pero ahora ni siquiera qué es puedo en absoluto decir. Y me parece que haces bien<br />

en no querer embarcarte ni viajar fuera de aquí; porque si siendo extranjero en otro país<br />

hicieras tales cosas, quizá te detuvieran por mago”. (PLATÓN, Menón).<br />

Cuestiones:<br />

1. Identificar la o las propuestas filosóficas fundamentales del texto y citar la frase o frases<br />

que las recogen, glosándolas brevemente.<br />

2. Relacionar el contenido del texto con el pensamiento del autor y exponer<br />

sistemáticamente las líneas principales de este pensamiento.<br />

3. Relacionar el pensamiento del autor con el marco histórico, sociocultural y filosófico de<br />

su época.<br />

4. Razonar (a) las principales influencias recibidas y (b) la repercusión posterior del<br />

pensamiento del autor.<br />

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2. Acotación de la muestra analizada<br />

Durante los días 20, 21 y 22 del mes de Septiembre de 2006 se celebraron las<br />

pruebas en la Universidad Autónoma de Madrid, en uno de cuyos tribunales participé,<br />

correspondiéndome corregir 165 ejercicios. Esta es, pues, la muestra que voy a analizar,<br />

que naturalmente tiene sus limitaciones, al ser pequeña, pero que puede ofrecer una idea<br />

ilustrativa del asunto que planteo.<br />

Igualmente hay que tener en cuenta que se trata de la prueba de Septiembre, lo que<br />

no deja de tener su importancia y quizás sea bien significativo, pero la hipótesis planteada<br />

sólo podría confirmarse más haciendo una comparativa de otra muestra de Junio, lo que no<br />

renuncio a estudiar en una próxima ocasión.<br />

De la totalidad de los 165 alumnos eligieron la opción A (Husserl) 10 y 155 la<br />

opción B (Platón). ¿Qué puede significar esto? Me parece manifiesto que una muy amplia<br />

mayoría del profesorado trabaja durante el curso los cinco autores y sus textos fijados para<br />

la opción B. Sólo una minoría parece dedicarse al programa <strong>completo</strong> de Historia de la<br />

Filosofía, siempre de acuerdo con el criterio de la selección que hacen los estudiantes.<br />

Queda claro, pues, que el currículo propuesto oficialmente resulta imposible de abarcar, por<br />

lo que el profesorado, de manera realista y práctica, opta por impartir un curso con cinco<br />

autores principales. Las instancias oficiales podrán decir lo que quieran, pero el profesorado<br />

no puede hablar con más claridad: los contenidos del programa de la Comunidad de Madrid<br />

resultan una barbaridad por su extensión. Lo mismo ocurre con el currículo establecido<br />

oficialmente por el Ministerio de Educación que gestionó la ley anterior (LOCE).<br />

Conviene indicar también que, aunque se trata simplemente de un ojeo general, con<br />

ocasión de aclarar dudas durante el examen, una gran mayoría –de más del doble-, como<br />

pude comprobar en unas diez salas de exámenes, eligen examinarse de Filosofía II, en lugar<br />

de Historia. Me parece que el detalle tampoco deja de tener su importancia, al menos para<br />

que no decaigan, todavía más, los ánimos, sin necesidad de hablar de los intereses de los<br />

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estudiantes. (Claro que pueden existir experiencias distintas a la mía, desde luego).<br />

3. Qué piden a los correctores los coordinadores universitarios<br />

Sabido es que con el fin de aunar criterios en la corrección de los ejercicios, la<br />

coordinación de cada una de las universidades celebra una reunión con el profesorado<br />

encargado de corregir los ejercicios, al que, incluso, se le entrega por escrito el contenido<br />

de las respuestas a las preguntas. Claro que siempre se hace referencia al buen criterio de<br />

los correctores especialistas y al sentido común en su modo de proceder para que actúen<br />

con flexibilidad en la valoración de los ejercicios.<br />

En el caso concreto que estoy analizando, el Coordinador de la Autónoma establece la<br />

siguiente guía de orientaciones (recojo sólo la cuestión 1).<br />

GUIÓN DE RESPUESTAS DE LA OPCIÓN “A”<br />

1. Analizar la estructura argumentativa del texto propuesto.<br />

En el texto propuesto, Husserl establece dos ideas fundamentales:<br />

1) La filosofía actual carece de orientación precisa porque ha sido incapaz de<br />

alcanzar la unidad característica del saber científico;<br />

2) Esta carencia de unidad afecta tanto al objeto como a los problemas y método de<br />

la filosofía de nuestro tiempo (del tiempo de Husserl).<br />

La relación entre 1 y 2 viene dada desde un planteamiento histórico, comparando la<br />

situación de la filosofía a partir de mediados del siglo XIX con la filosofía de la Edad<br />

moderna y de la Ilustración, cuya confianza en la autonomía de la filosofía y de la ciencia<br />

vino a sustituir la unidad que, en otros tiempos anteriores, la filosofía había alcanzado<br />

desde la perspectiva de la fe religiosa.<br />

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GUIÓN DE RESPUESTAS DE LA OPCIÓN “B”<br />

1. Identificar la o las propuestas filosóficas fundamentales del texto y citar la frase o<br />

frases que las recogen, glosándolas brevemente.<br />

El texto se inscribe en la petición de Menón a Sócrates de que le diga si la virtud se<br />

adquiere por enseñanza o de otro modo. Sócrates responde a Menón que no lo sabe, porque,<br />

antes de investigar una cualidad o nota de una cosa, es necesario intentar llegar primero a<br />

establecer una definición que delimite con propiedad de qué se está hablando. Aquí<br />

hablamos de un sujeto, “virtud”, y no de un predicado, “enseñable”. Sócrates convence a<br />

Menón de que carece de la definición de virtud. Lo que coloca a Menón en una gran<br />

confusión (“con lo que ya estoy lleno de confusión”). A causa de esta confusión (aporía),<br />

Menón, que antes estaba convencido de que podía hablar acerca de la virtud (“mil veces<br />

sobre la virtud he pronunciado muchos discursos y muy bien, según a mí me parecía”), se<br />

ve obligado a reconocer que no puede decir nada con propiedad acerca de algo cuya<br />

definición desconoce (“ahora ni siquiera qué es puedo en absoluto decir”).<br />

4. Lo que hacen los estudiantes en el texto de Platón<br />

1. En primer lugar, la mayoría de los estudiantes no ofrece otra cosa más que simples<br />

generalidades, pero sin precisión ni exactitud en el tema o tesis que se propone en el<br />

fragmento. Los ejemplos podrían multiplicarse hasta la saciedad. Véanse algunas citas<br />

literales de los ejercicios de Septiembre, tomadas aleatoriamente:<br />

- “Este fragmento se corresponde con la idea de episteme y doxa”;<br />

- “Menciona el cuerpo y el alma”;<br />

- “Trata de las formas de conocer la realidad”;<br />

- Intenta “que Menón descubriera por sí solo el significado intrincado de virtud”;<br />

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- “La propuesta del texto se refiere a la teoría de las ideas y del bien como fin y<br />

causa”;<br />

- “La virtud es la capacidad de obrar según la moral platónica”;<br />

- “Sócrates debate con Menón acerca de la virtud, tratando de sacarle de su error”;<br />

- “En esta propuesta habla de la importancia de la virtud”;<br />

- “En este caso Platón habla con su maestro Sócrates del dualismo entre cuerpo y<br />

alma;<br />

- “Platón considera que la virtud es un tema muy importante, que se compone de<br />

cuatro valores: racionalidad, fortaleza, templanza y justicia;<br />

- “La idea principal del texto es la de unión entre cuerpo y alma;<br />

- “La idea principal del texto es que Platón le dice a Sócrates que su filosofía le<br />

empieza a crear dudas, a confundir”;<br />

- “En este texto se muestra cómo Sócrates es la influencia principal de Platón;<br />

- “La propuesta principal del texto es la antropología”;<br />

- “No haces otra cosa que confundirte tú y confundir a los demás. En esta frase se<br />

resume la idea principal del texto”.<br />

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¿Para qué seguir, una vez sabido que todo va en esta línea?<br />

2. En segundo lugar, se trata de rellenar la correspondiente carilla de la hoja con<br />

toda clase de ‘rollo’, sin plantearse en ningún momento qué es lo fundamental.<br />

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Insistentemente sale la comparación con el pez torpedo, seguida de la insinuación<br />

de que Sócrates es un mago y que su único empeño es desorientar a Menón y producir<br />

dudas, que en otro país tendría problemas por actuar así y le detendrían por ser un brujo, lo<br />

que realmente le ocurrió, cuando el tribunal el acusó de “mal llevar a los jóvenes”.<br />

Otro ejercicio aprovecha en su rellenado para escribir acerca de la antropología<br />

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platónica y del mundo inteligible, al que pertenece el alma, y del sensible, perteneciente al<br />

cuerpo. Además, introduce el tema del conocimiento. Todo esto tendrá que repetirlo<br />

después, cuando en la siguiente cuestión le pidan hacer una síntesis del pensamiento de<br />

Platón.<br />

Uno de los ejercicios escribe esto en respuesta a la primera cuestión: “Platón amaba<br />

la filosofía, que es en sí amor por el saber; así pues, como buen filósofo, sabía la<br />

importancia de su buena utilización, ya que una mala utilización del poder puede tener<br />

catastróficas consecuencias”. ¿Qué otra cosa es esto más que relleno para no dejar la<br />

pregunta en blanco?<br />

Otro ejercicio se refiere a la virtud de este modo: “mejor no pronunciarse, ya que<br />

jamás podremos alcanzarla. Hay que otorgar el beneficio de la duda”.<br />

Este otro escribe: “En el texto Menón intenta decir que la filosofía de Sócrates no<br />

era la correcta y conseguía que la gente que le seguía se equivocara en el camino que<br />

escogía”.<br />

Creo que no merece la pena ofrecer muchos más ejemplos, aunque hay un ejercicio<br />

que me parece modélico en el rellenado. Lo que hace es ocupar una página con las tres<br />

propuestas filosóficas contenidas en el texto. La primera propuesta es la virtud, que explica<br />

como el término medio entre actuar bien o mal. A continuación pone la cita para<br />

confirmarlo: “Y, sin embargo, mil veces sobre la virtud…”. La segunda propuesta la<br />

denomina ‘Menón’, sobre lo que trata Platón en su obra escrita del mismo título. Y cita:<br />

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“Menón. Mira Sócrates…”. La tercera propuesta es alma y cuerpo; explica que el alma<br />

posee los conocimientos, pero los olvida de forma temporal cuando se encuentra con el<br />

cuerpo. Y la cita correspondiente: “porque, verdaderamente, tanto de alma como de<br />

cuerpo…”.<br />

3. En bastantes ejercicios se producen confusiones varias. La mayoría, aunque no<br />

todas, tienen su origen en no entender expresiones del texto en castellano. Por ejemplo,<br />

llama la atención cómo interpretan la frase: “tanto de cuerpo como de alma estoy<br />

entorpecido”. Espigaré unos ejemplos para ilustrar lo que digo.<br />

Uno indica que el texto se refiere a “que el alma está encerrada en el cuerpo”. O que<br />

la frase hace referencia “al dualismo, es decir, la división de cuerpo y alma, en la que el<br />

cuerpo era como la cárcel del alma, teniendo éste atrapada a el (sic) alma en su interior<br />

condenándola a no poder salir y separarse de él”. También pone como propuesta “la idea de<br />

unión entre cuerpo y alma”. Igualmente: “la propuesta fundamental del texto es la<br />

antropología y su dualismo antropológico”, ofreciendo la razón de que estoy entorpecido<br />

tanto de alma como de cuerpo. O también que “los ámbitos de la realidad afectan al cuerpo<br />

y al alma”. Este otro se refiere a la propuesta como la “separación entre alma y cuerpo,<br />

perteneciendo alma al mundo sensible y el cuerpo al mundo inteligible o físico”. (¿Se<br />

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pueden dar más confusiones en apenas dos líneas?). Por último: “el texto está relacionado<br />

con la teoría del alma”.<br />

Demasiadas veces se confunden las propuestas con simples frases. Así, una<br />

propuesta equivale a una frase. Véase, por ejemplo, el texto que seleccionamos a<br />

continuación:<br />

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Para concluir, queda decir, en síntesis que todos los ejercicios proceden de esta<br />

guisa: “el texto hace una distinción entre el alma y el cuerpo”; “para Platón el alma es más<br />

alma que cuerpo, pero alma y cuerpo pueden existir por separado”; “Platón planteará el<br />

tema del dualismo alma-cuerpo”; “Platón en esta cita deja claramente fijada la antropología<br />

dualista propia de su pensamiento”; “cuerpo, que es lo malo, y alma, que es lo bueno”;<br />

entre cuerpo y alma hay una unión accidental y Sócrates le ha entorpecido ambas cosas”;<br />

“con las palabras cuerpo y alma podría decir que está confuso a la hora de hablar sobre el<br />

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ser humano”; la propuesta es que “el alma se une a un cuerpo material para formar un<br />

individuo”; Menón “está muy confundido hasta en cuerpo y alma”.<br />

4. Otro capítulo es el de los errores, unido a algunas afirmaciones extrañas que no<br />

hay manera de entender. Véase una muestra en los dos fragmentos siguientes:<br />

Un estudiante pone en su ejercicio que en el texto “se observa una crítica al método<br />

mayéutico de Sócrates, en el que hay que reconocer la ignorancia y defender el diálogo”.<br />

Por el contrario, otro mantiene que “Sócrates intenta confundir el sofista”.<br />

372<br />

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Toma un término por otro el ejercicio que afirma que “en este texto se habla del<br />

diálogo socrático. Este diálogo se basa en dos partes”. Y seguidamente refiere los dos<br />

momentos del método socrático, ironía y mayéutica. Ocurre algo parecido en este otro:<br />

“Platón critica en este texto a Sócrates porque hace confundir a todos e incluso a sí mismo”.<br />

Y también en éste: “Menón explica que tras la definición que Platón hace sobre la<br />

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virtud…”.<br />

Se llega a confundir a Menón con Platón, como ocurre en este ejercicio: “Platón<br />

bromea con su maestro cuando éste utiliza un método mayéutico para tratar de desmantelar<br />

la argumentación sobre la doctrina platonista (sic) referente a la virtud”. Parecido es lo que<br />

sucede en otro ejercicio, que afirma: “Platón habla con su maestro Sócrates…”.<br />

O se confunde a Sócrates con el mismo Platón: “El diálogo que mantiene Menón<br />

con Platón…”. Y viceversa, a Platón con Sócrates: “Platón le compara [a Menón] con un<br />

pez torpedo”. O “Platón compara a Sócrates con un pez torpedo”. Y así sucesivamente:<br />

“Platón dice a Sócrates que confunde a los demás… Platón compara a Sócrates con el pez<br />

torpedo”.<br />

374<br />

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Fijémonos, finalmente, también en éste que refiere la discusión sobre la virtud. Y<br />

añade: “Sócrates no lo sabe y Platón se cabrea, porque, además de no saberlo, le ha<br />

confundido”.<br />

Varias veces se puede observar el error de confundir ‘ideas’ con ‘frases’,<br />

identificándolas. Así, un ejercicio dice que “las ideas principales son”, y seguidamente cita<br />

dos frases: “ya había yo oído antes…”, “Mil veces sobre la virtud…”. De manera que esas<br />

frases son las ideas principales del texto.<br />

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disparates.<br />

5. Además de afirmaciones un tanto extrañas, pueden aparecer absurdos o<br />

376<br />

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Dice un ejercicio que “el tema principal es la virtud…, que es sólo un valor que<br />

poseen los políticos”.<br />

Otro mantiene que las propuestas del texto son: tratar “a su maestro Sócrates como<br />

hechicero”, también “como brujo” y “torpedo”. Este otro afirma que “la principal propuesta<br />

filosófica del texto es la ignorancia que aparenta Sócrates frente al sofista”.<br />

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Uno de los ejercicios ve en el texto “los proyectos filosóficos” de Platón. Y el<br />

primero de todos es el del mito del carro alado, porque Sócrates se confunde y confunde a<br />

los demás. Pues bien, esta es una situación referida al alma racional que “confunde todo el<br />

conocimiento que tenía por culpa del alma irascible”.<br />

6. No puede decirse que los ejercicios no capten que el texto está tratando de la<br />

virtud, pero desgraciadamente lo hacen con escaso rigor, sin matizar ni llegar a detenerse<br />

en la propuesta que plantea. Se procede simplemente de una manera memorística y nunca<br />

se aterriza en el contenido del fragmento concreto, en el que deberían centrarse. Sin duda,<br />

esto es lo más frustrante para quien tiene que valorar a estos alumnos.<br />

Efectivamente, hay 32 ejercicios (de los 155 que hacen Platón), es decir, el 21,3%<br />

que se refieren explícitamente al tema de la virtud. De modo negativo conviene indicar<br />

igualmente que hasta 13 (8,6%) dejan en blanco la cuestión 1, sin intentarlo siquiera, de<br />

modo que montan la respuesta siguiente sin base real y prácticamente en el vacío. Téngase<br />

en cuenta que la cuestión 2 relaciona el contenido del texto con el pensamiento del autor y<br />

su peso en la calificación es el doble que las demás cuestiones, es decir, de cuatro puntos.<br />

Puede tener su dificultar identificar la tesis filosófica del texto, pero ¿ni siquiera se<br />

atreven a entresacar alguna frase para citarla, la cual podría orientar por dónde va el tema?<br />

Considerando el resto de las respuestas, la impresión es que estos alumnos no quieren<br />

complicarse ni perder el tiempo en el intento, sino que van directamente a lo memorístico:<br />

el pensamiento del autor, los marcos en que se creó y las influencias. Probablemente lleven<br />

enlatado en su memoria un esquema simple de esto y es lo que sueltan aprisa y corriendo, y<br />

hasta salen, en cierto modo, satisfechos, ya que su comentario posterior suele ser: hombre,<br />

el examen de Selectividad no me salió mal. Y se quedan tan tranquilos o, al menos, eso<br />

parece. Veamos algunos ejemplos sobre lo que digo.<br />

“La propuesta principal del texto es la búsqueda de la definición de virtud”. Esto es<br />

378<br />

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empezar bien, pero después este ejercicio se limita a glosar y hablar de Platón hasta llenar<br />

la carilla del folio. “En este fragmento debaten si la virtud es enseñable o no”. Así<br />

comienza otro, pero no dice mucho más. “Platón se centra en la virtud, si ésta puede ser<br />

enseñada, aprendida, o es fruto de la práctica”. A partir de aquí habla de la confusión de<br />

Menón, del intelectualismo moral, del recuerdo, del método de Sócrates y la comparación<br />

con el pez torpedo. No hay más.<br />

“El tema central propuesto por Platón en este diálogo es el significado de la virtud”.<br />

A esto sigue un par de citas con algo de glosa.<br />

El texto trata de ideas “como la virtud y el cuerpo y el alma”. Siguen dos frases y<br />

finaliza con el dualismo. Algo parecido ocurre en este ejercicio: el texto habla de “su teoría<br />

dualista” y “aquí se relaciona con su teoría de la virtud”.<br />

Concluye con dos citas: “Platón plantea principalmente una cuestión, ¿qué es la<br />

virtud?, y lo hace como una duda que Sócrates produce a Menón. Siguen dos citas. Dice<br />

otro: “quiere llegar a demostrar que no se puede alcanzar una verdadera definición de lo<br />

que es virtud, por mucho que la otra persona defienda que él es capaz de hacerlo”. Y<br />

concluye así: “Este fragmento hace alusión a las discusiones que hay entre Platón y los<br />

Sofistas sobre si la verdad es o no enseñable”. ¿Ha querido escribir ‘virtud’ por ‘verdad’?<br />

Otro ejercicio es más descriptivo. Platea el texto “si se nace o no con una virtud, puesto que<br />

no puede aprenderse, ni enseñarse, ni definirse”. Luego cita la frase que hace referencia a<br />

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esto.<br />

Uno de los ejercicios establece una propuesta fundamental y otra secundaria. La<br />

primera es que “la virtud no es definible y mucho menos enseñable, por lo que es imposible<br />

de aprender”. La segunda, que “la virtud del inteligible es la prudencia y como Sócrates<br />

solía decir: ‘yo sólo sé que no sé nada’”. Hace hasta el remate, como puede verse.<br />

En este otro se dice que el tema se centra en “definir qué es la virtud, si es<br />

enseñable, connatural, o se adquiere de cualquier otra forma”. Sigue una frase que luego se<br />

explaya en asuntos como la teoría antropológica y la del conocimiento.<br />

380<br />

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Este ejercicio dice que el texto “trata sobre la virtud”. A partir de aquí, una vez<br />

entrado en faena, se entusiasma: “y estudia la relación de cada humano consigo mismo, con<br />

los demás y con el resto del universo”. Por aquí prosigue.<br />

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Después de decir que el texto hace “una distinción entre el alma y el cuerpo,<br />

continúa indicando que “también habla de la virtud, algo muy importante para él”, lo que<br />

lleva a pensar que “Platón es seguidor de Sócrates”. Escribe otro que el texto “habla sobre<br />

la virtud del hombre, es decir, del alma, que son tres… y acusa a Sócrates de basarse en<br />

ideas erróneas para criticar las virtudes”. Obsérvese cómo pasa de la virtud al alma y luego<br />

a las ideas erróneas de Sócrates. Ciertamente es un buen combinado.<br />

Otro, después de referirse a la virtud, hace esta acotación entre paréntesis:<br />

“recordemos que los sofistas hablaban sobre temas trascendentales en escuelas, teatros, etc.,<br />

pero las preguntas hechas por Sócrates no las podían contestar”. “De la virtud y su<br />

transmisión” trata el texto, dice otro ejercicio, “qué es la virtud y si es enseñable”, a lo que<br />

hay que llegar por sí mismo.<br />

Curioso resulta este comentario, junto con sus precisiones (¿?). “Para Platón la<br />

virtud consta de un Bien supremo, Bien universal y el Bien. Una persona tiene virtud<br />

cuando hace el Bien únicamente”. Otro concreta que el tema principal es “saber quién es el<br />

verdadero virtuoso”.<br />

Uno entra en el tema, “qué es la virtud”, y lo resuelve con una rapidez pasmosa: “las<br />

ideas fundamentales las puedo definir en dos frases que aparecen casi al final del<br />

fragmento”. Las cita para confirmar su afirmación y así concluye.<br />

“El tema principal es la virtud”, dice un ejercicio escuetamente. Luego deriva por<br />

otros derroteros. Lo mismo ocurre con este otro: “En el texto Sócrates debate con Menón<br />

acerca de la virtud”. Siguen citas, pasa a la mayéuntica (sic), que son las dudas de Platón.<br />

Después de decir que la virtud es el tema principal del texto, en las tres últimas<br />

líneas (previamente se dedicó a escribir sobre el diálogo y el dualismo) la define como “la<br />

capacidad de obrar según la moral platónica”. Cuando ya lleva escrita más de media página<br />

sobre la conversación entre Sócrates y Menón, las confusiones y comparaciones hechas, la<br />

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forma de enseñar de Sócrates, etc., remata otro ejercicio la faena así: “Esto es lo que quiso<br />

poner en práctica con su amigo Menón Sócrates para que descubriera por sí solo el<br />

significado íntimo de la virtud”.<br />

En dos líneas liquida la cuestión 1 otro ejercicio: “’Mil veces sobre la virtud he<br />

pronunciado muchos discursos’. En esta frase Platón habla de su tema más significativo: la<br />

virtud”.<br />

Tiene su gracia cómo se expresa este alumno: “También menta (sic) la virtud”. Y<br />

añade: “En la última frase se hace notar que está en el mundo sensible, pues dice que si<br />

viaja a otro mundo (inteligible) no podrá falsear el testimonio de la razón y si lo hace le<br />

tacharían de mago”. Curiosa interpretación, desde luego. O éste que, después de escribir<br />

una página, saca la conclusión de que “la virtud no le ayuda a ver con claridad”.<br />

“La virtud…es algo bueno”, según Sócrates, leemos en un ejercicio, pero esto<br />

confunde a Menón, porque “su opinión sobre la virtud dista mucho de la dada por<br />

Sócrates”. En otro leemos que en el diálogo Menón están las principales ideas filosóficas de<br />

Platón, entre las que se encuentra el concepto de virtud. Desde tal planteamiento pasa a<br />

precisar que este fragmento se centra en el método de la dialéctica. Otro dice que, mediante<br />

la frase “mil veces sobre la virtud he pronunciado muchos discursos, Platón “intenta definir<br />

la virtud” (desgraciadamente, enseguida pone el rumbo en dirección a otros derroteros ya<br />

mucho menos centrados).<br />

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5. Coda<br />

Desgraciadamente, nos hemos quedado con las ganas de ver algún ejercicio en el<br />

que sobresalga algún atisbo de cierta brillantez. Esto no ha sido posible. Queda la<br />

incertidumbre y la pregunta inquietante de los porqués. Son exámenes de septiembre, sí,<br />

pero hay un sector de ellos que se presentan por segunda vez a subir nota, por lo que tienen<br />

en su haber experiencia previa, que de algo les debería servir.<br />

Por otra parte, ¿quién no conoce los esfuerzos de muchos colegas de profesión que<br />

dedican buena parte del primer trimestre del curso a leer el diálogo Menón en clase,<br />

explicando su contenido y las partes que lo componen, incluso haciendo ejercicios con<br />

fragmentos del mismo para que los estudiantes puedan practicar? Todavía más, hasta se<br />

ofrecen modelos de Selectividad que salieron en otros cursos, para resolver en el aula.<br />

¿Acaso no merece la pena todo este trabajo docente? Sí que la merece, contando también<br />

con las equivocaciones y tantas limitaciones como pudieran encontrarse. Y hasta con las<br />

frustraciones que produce valorar los ejercicios de la Selectividad.<br />

Frustración, porque ningún estudiante ha sido capaz de localizar el fragmento<br />

seleccionado al final de la primera parte del Menón, en la que se han ido haciendo varios<br />

intentos por definir la virtud, ninguno de los cuales ha funcionado. De aquí que el propio<br />

Menón esté desconcertado, puesto que él ha pronunciado discursos sobre la virtud y le han<br />

salido bien. He aquí la razón por la que a él, un experto en el tema, le cueste tanto<br />

reconocer que, finalmente, no sabe lo que es la virtud. Si nos metemos en su piel,<br />

tendremos que reconocer la dureza de la situación en que Sócrates le ha colocado y su<br />

patética confesión: “ni siquiera puedo decir qué es” la virtud. Dramático momento que<br />

recoge el fragmento seleccionado para el examen.<br />

Desde la situación descrita cabe explicar las expresiones de Menón ante Sócrates:<br />

“estoy ya lleno de confusión” o “estoy entorpecido”, “no sé qué contestarte”. A lo que<br />

sigue la reflexión de que cómo es posible esto, si resulta que “he pronunciado muchos<br />

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discursos sobre la virtud” y “ahora ni siquiera puedo decir qué es”. Por tanto, todo el<br />

contenido del texto gira en torno a la naturaleza (lo que algo es) de la virtud.<br />

6. El texto de Husserl<br />

El texto de Husserl pertenece a la opción A, que es elegida por 10 estudiantes, lo<br />

que constituye el 6,06%. La cuestión 1 pide analizar la estructura argumentativa del texto,<br />

es decir, qué línea argumental sigue.<br />

La tesis de Husserl es que la filosofía actual se encuentra desorientada (“sin norte”).<br />

¿Por qué esta desorientación? Por haber perdido la unidad del objeto, problemas y método.<br />

La Edad Moderna buscó orientación en la ciencia para crear una cultura nueva, lo que<br />

debilitó a la filosofía. La ciencia pretendió ser la sustituta de la filosofía en la orientación de<br />

la cultura, por lo que ésta entró en decadencia, perdiendo la perspectiva básica<br />

proporcionada por la fe religiosa.<br />

Veamos lo que nos aportan los ejercicios, que pueden sintetizarse de la manera<br />

siguiente: uno toma el texto como ocasión para hablar de Nietzsche, Schopenhauer, Kant,<br />

Aquino y Platón (1); otro se queda en simples formalidades (1); alguno se sale del texto, sin<br />

centrarse en él (1); otros no ofrecen la estructura argumentativa (2) y otros se aproximan<br />

más a la línea argumental (5).<br />

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La cuestión de las deficiencias en gramática y ortografía parece obvia y estamos<br />

dispuestos a olvidar en muchos casos. Véase una simple muestra en la que aparecen tres<br />

errores ortográficos en apenas diez líneas:<br />

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Vemos otro ejercicio con un mal empleo de las mayúsculas, incluso tratándose de<br />

nombres propios que aparecen en el texto de Platón, con cuatro errores en las mayúsculas<br />

en diez líneas (de paso, obsérvense la falta de empleo de tildes, unas nueve en once líneas):<br />

No merece la pena detenerse en el que podemos denominar “comentario ocasional”,<br />

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que, por otra parte, se hace por extenso... El comentario de las formalidades y generalidades<br />

dice que hay un tema central y sólo remite a la primera línea. Sigue el “problema<br />

existente”, que remite a las líneas 2-4. Refiere después “cómo se originó este problema”<br />

(líneas 4-7) y las consecuencias del mismo (líneas 8-9).<br />

Un ejercicio entra de puntillas en el texto para hablar del “fallecimiento de la<br />

filosofía” y salta a las revoluciones liberales y la I Guerra Mundial como sus causas. Luego<br />

retrocede en el tiempo para indicar que pasaba igual en el siglo XIV con Ockham y la crisis<br />

de la Escolástica.<br />

No se centran en la estructura argumentativa, sino que se van a Kant para decir que<br />

con él llega la decadencia por cuestionar si la metafísica era o no ciencia, o por unir la<br />

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decadencia de la filosofía con la de la sociedad. Igualmente otro ejercicio se dedica a<br />

comentar que el problema se creó por la ruptura con la filosofía tradicional de Platón o<br />

Aristóteles y la ruptura de la fe por parte de la sociedad.<br />

En cuanto a la aproximación a la línea argumentativa, hay un ejercicio claro y<br />

escueto que recoge el tema de la decadencia de la filosofía por carecer de la unidad<br />

característica de la ciencia, razón por la que la humanidad es dirigida ahora por evidencias<br />

científicas.<br />

Otro, todavía más escueto, se refiere a la pérdida de rumbo de la filosofía por<br />

haberse puesto al servicio de la ciencia. Uno más detecta que la causa de la decadencia en<br />

filosofía se debe a que desde mediados del siglo XIX se ha pasado “de una cultura religiosa<br />

y con un gran auge filosófico a una cultura científica”. Todavía otros dos más ven claro el<br />

esquema que va desde la decadencia por pérdida de la unidad y la evaporación de lo<br />

religioso a la cultura de manifestaciones científicas.<br />

Como puede verse, se trata de una aproximación muy elemental, pero que dibuja<br />

esquemáticamente la dirección correcta, sin desviarse del camino. Bueno sería que<br />

hubiesen profundizado algo más a partir de aquí, pero, al menos, no van equivocados en la<br />

dirección.<br />

7. Final<br />

¿Pueden sacarse algunas conclusiones de la monótona descripción realizada<br />

anteriormente? Creo que sí, pero son los posibles lectores quienes tendrían que hacerlo y, si<br />

lo tienen a bien, exponer públicamente sus impresiones.<br />

Por mi parte, me he limitado a sugerir algunas pistas que, quizás, puedan ser útiles<br />

en las prácticas de aula para reflexionar acerca de nuestro trabajo y profesionalidad.<br />

Paralelamente, también pueden hacerse observaciones sobre el esfuerzo y<br />

390<br />

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aprendizaje de los propios estudiantes, que deberían acostumbrarse a tomar las cosas (o,<br />

mejor, este asunto concreto de los textos de Historia de la Filosofía) mucho más en serio.<br />

Sin duda, su capacitación, en general, para responder a la cuestión 1, que hemos analizado,<br />

es manifiestamente mejorable.<br />

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Calle Filosofía sección a cargo de Javier López Alós<br />

PROPEDÉUTICA<br />

Javier López Alós ?<br />

<br />

É. M. Cioran, Breviario de podredumbre.<br />

Cuenta las horas, si te sobran horas y relojes, que has buscado por entre las<br />

calles, tus huesos o los huecos de un teclado las razones del dolor. Piensa en la soledad<br />

como en una ley mecánica, un principio físico centrifugador, que va alejando de ti<br />

paulatinamente a unos y a otros. Consuélate con que, de reojo, como quien no quiere,<br />

algunos todavía te observan, con que la distancia no es tan larga que mate la curiosidad:<br />

sigues siendo un personaje curioso. Quizá eso solamente, un personaje. Aprende pronto<br />

y rápido, mejor si aún eres niño, el camino de regreso y el de huida.<br />

Toma todo este bagaje, no es mucho, mételo en una cartera y echa a andar<br />

disimulando el miedo. Y cuando sientas vergüenza, ponte esta máscara. Yo no la<br />

necesito: a mí ya nadie me conoce.<br />

? Este texto ha sido escrito responde al proyecto “Imágenes robadas” de Óscar M. Mora, a partir de la<br />

fotografía de Gianni Berengo Niño con máscara. Como siempre, mi reconocimiento y gratitud.<br />

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Calle Filosofía sección a cargo de Javier López Alós<br />

FOROFOS DE ONÁN<br />

Javier López Alós ?<br />

“Hay gentes para quienes el ocio mismo es trabajo. En su villa,<br />

en el lecho, en la soledad, alejados de todos, son insoportables<br />

para ellos mismos. La vida de ciertos hombres mejor que una<br />

vida de ocio, debería ser llamada una ociosa ocupación.”<br />

L. A. Séneca, De la brevedad de la vida, XI.<br />

No puedo precisar cuándo fue exactamente. Son demasiados los avisos que<br />

amigos, enemigos y gentes a las que sin más puedo asegurar no conocer, me envían casi<br />

a diario a mi correo electrónico: recomendaciones de lectura, artículos incendiarios,<br />

fotos de paisajes exóticos y muchos chistes. Generalmente, nada que merezca<br />

demasiado la pena. Entre este material, durante no sé cuánto tiempo, permaneció ajeno a<br />

mi atención un pequeño ensayo autobiográfico escrito en francés, sin fecha ni datos<br />

sobre el autor o el origen, que me adjuntaba a una carta un antiguo colega de<br />

departamento durante mis tiempos en Lyon, hace ya más de quince años. Su nombre,<br />

quiero manifestar mi agradecimiento y pedir así que se ponga en contacto conmigo pues<br />

perdí sus señas, Antoine de Murs.<br />

Todos los que alguna vez se han acercado a la traumática experiencia de la<br />

traducción saben lo importante que es para el que la realiza conocer bien al autor,<br />

manejar el conjunto de su tópica y la bibliografía más relevante a propósito del escritor<br />

y su obra. No pretendo descubrir nada nuevo con este recordatorio, sólo constatar, a<br />

modo de disculpa, las dificultades que este Onan dans le réseau me han supuesto. Por lo<br />

demás, al exponer mi versión de este texto no hago sino invitar a cuantos por él se<br />

sientan atraídos, y a aquéllos cuya erudición en mucho excede la mía, a dar noticia del<br />

padre de estas líneas y confirmar, si pueden, una hipótesis sencilla: se trata de un<br />

capítulo suelto de un trabajo de mayor envergadura en torno a las formas<br />

? Agradezco a Antonio López Cruces las ilustraciones que acompañan este escrito.<br />

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Calle Filosofía sección a cargo de Javier López Alós<br />

contemporáneas de pensamiento patológico, tales como la FEA (Filosofía<br />

Esencialmente Autorreferente). Si mi antiguo amigo Antoine lee esto, por favor, que<br />

perdone mis viejos desdenes y discuta o complemente mis puntos de vista.<br />

¡Pero basta! No son estas páginas para el ejercicio de la humildad, sino para la<br />

transmisión del conocimiento, por simple y, en efecto, humilde que éste sea. De manera<br />

que sin más preámbulos ni excusas a su juicio presento estas raras confesiones.<br />

ONÁN EN LA RED<br />

Una pasión solitaria y que no se resigna a serlo. Una especie de compulsión<br />

irrefrenable, un proceso que se hace muy difícil de detener una vez comienza hasta que<br />

las circunstancias o el agotamiento provocan un final abrupto, y el arrepentimiento y la<br />

promesa de que no volverás a hacerlo, no al menos hasta mañana, no al menos hasta<br />

esta noche. Siempre igual.<br />

Tengo cuarenta y dos años, una mujer que no se decide a marcharse y una hija<br />

de diez que no entiende nada. Claudie, mi hija, se levantó la otra noche a las dos de la<br />

mañana, vio luz en mi estudio y entró. Al verme sentado delante del ordenador, me<br />

preguntó:<br />

- ¿Qué haces que no duermes?<br />

- Nada, hija, cosas de mayores.<br />

- Papá, ¿estás viendo pornografía?- me espetó con una mezcla de inocencia y<br />

brutalidad que me estremeció.<br />

- ¿Pornografía? No… no exactamente-, despaché con la mayor imprecisión<br />

posible. Y como vi que la niña se animaba a preguntar, desconecté los aparatos, le<br />

preparé un vaso de leche y le recordé la importancia del descanso y el sueño para el<br />

rendimiento escolar. Por no escucharme, se tomó la leche en dos tragos y volvió<br />

rápidamente a la cama.<br />

396<br />

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Uno de los muchos inconvenientes de estar casado con una psiquiatra es el nulo<br />

efecto que las benzodiacepinas causan a un sistema nervioso cuya existencia de hecho<br />

desconocías hasta que volviste de la luna de miel. Resultado: insomnio prolongado.<br />

Pero además un insomnio develador, rencoroso, porque a quien tú consideras en el<br />

fondo origen de esa “descompensación biorrítimica” (la expresión me la enseñó ella),<br />

duerme a pierna suelta y sin problemas. Otro de los precios de intentar dormir junto a<br />

una psicoterapeuta es la tendencia a llenar las horas de involuntaria vigilia dándole<br />

vueltas a los diagnósticos que sobre ti lleva años vertiendo con la misma<br />

irresponsabilidad que quien mata las plantas por exceso de riego. Pero es inevitable<br />

empaparse de culpa, porque cabe la posibilidad de que ella tenga razón y yo sea un<br />

maniático compulsivo y no sé cuántas cosas más, o sea, en francés de la calle, un<br />

vicioso y no sé cuántas cosas más. Y yo qué sé.<br />

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A mí me gustan los foros de internet, desde que los descubrí en el verano de<br />

2000. Y es cierto, entro, miro, participo activamente. Pero en verdad no creo que eso<br />

tenga nada de malo, no creo que la crisis de mi matrimonio tenga que ver con ello ni la<br />

transitoria frialdad de Claudie ni lo de la capa de ozono tampoco. Es insoportable ese<br />

prurito pseudocientífico que tienen tantos médicos, ese correr por encima de las tripas<br />

que haga falta persiguiendo un principio de causalidad, a todo tienen que encontrarle<br />

explicación. Es más insoportable si ese médico es la persona con quien compartes tu<br />

vida y encima es psiquiatra.<br />

Mi mujer. Aún no he dicho cómo se llama, Eva. Supongo que porque desde hace<br />

tiempo la veo más en su condición de esposa, como un vínculo, que como Eva, la chica<br />

398<br />

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con la que quise al cine un par de tardes y acabé casándome. Mi mujer, mi doctora, Eva,<br />

que es mucho más lista que yo, y más cruel y más injusta, dice que somos todos unos<br />

onanistas y que acabaremos todos ciegos y con lumbago. Yo le contesto que decir eso<br />

es de ser muy mala persona y ella me reduce, ya digo que es más lista, que hacer lo que<br />

yo hago es de ser muy imbécil. Al rato vuelve y, más calmada, trata de ilustrarme como<br />

si estuviera haciéndome el favor de no cobrarme la consulta.<br />

Donde Eva dice “onanistas” yo oigo “pajilleros”. Yo no sé si eso es patológico o<br />

sentido común, pero es lo que hay. Según me ilumina, la conducta que tenemos los<br />

habituales de los foros virtuales se asemeja mucho al onanismo: se procura la<br />

autosatisfacción de pulsiones que no se pueden controlar y se hace solo, es un placer<br />

necesariamente solitario, apoyado por la fantasía de que los demás existen y les importa<br />

lo que dices. Es decir, que en lugar de producirse la excitación a partir de imaginar un<br />

cuerpo, nosotros experimentamos otro tipo de estimulación que sublima, me parece que<br />

ésa es la palabra que emplea, la necesidad física de otro cuerpo. Nos basta en el fondo<br />

con saciar nuestra falta de autoestima y eso se produce de las formas más penosas en los<br />

foros: fustigando públicamente a quien creemos que podremos imponernos, afirmando<br />

nuestras cualidades o competencia intelectual en escritos extravagantes que nadie podrá<br />

terminar de leer, afianzando la conciencia de grupo (de tribu, dice, aunque insiste que<br />

no es despectivo) y masturbándonos unos a los otros con loas y alabanzas mutuas.<br />

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Sin embargo, todos estos juicios están sacados de quicio y no responden a la<br />

realidad. Lo único que nos mueve a mis compañeros y a mí es la comprensión de la<br />

filosofía verdadera y, lo admito, la pasión por opinar. Tomo partido en foros de política,<br />

de religión, de biología, televisión, cine y uno general de actualidad. ¿Qué tiene esto de<br />

malo? Comparto mis puntos de vista con quien tenga curiosidad por formarse un<br />

criterio. Trato de ser objetivo y neutral, utilizo las herramientas conceptuales del<br />

filósofo único y las críticas que recibo generalmente suelen ser muy positivas. Modestia<br />

aparte, suelo ser sutil y agudo, según reconocen hasta los que conmigo discrepan de<br />

cuando en cuando. Y todavía no he tenido que hacer lo que otros, inventarme una<br />

identidad falsa para sistemáticamente darme la razón en todo y recomendar mis análisis.<br />

Pero la honestidad y el respeto de las reglas no son suficiente para mi mujer.<br />

Lo de la autoestima y la vanidad me parece muy simple por su parte. Es verdad<br />

que algunos firman con su nombre y apellidos verdaderos y que hasta se citan a sí<br />

mismos: ¿acaso no es esto una demostración de coherencia personal, de valentía y un<br />

acto de responsabilidad frente a la comunidad de usuarios? Aunque puedan decirse<br />

barbaridades o cosas no contrastadas, el hecho de reconocer la paternidad de la criatura,<br />

ya digo, aunque se abandone después en el arroyo, es un signo de madurez innegable.<br />

Lo que pasa es que no todos firmamos con nuestro nombre y eso también le parece<br />

revelador a la señora psiquiatra.<br />

Por lo visto, resulta sintomático de múltiples patologías utilizar el apodo (¡se<br />

llama nick!) Gödel si no se sabe una palabra de matemáticas o Vivaldi si el único trato<br />

que se ha tenido jamás con la música es haber ido a un concierto benéfico de Las cuatro<br />

estaciones. Al contarle que en una discusión sobre rutas de espeleología en el<br />

departamento de Provenza me había despedido como Dante (por lo del descenso a los<br />

infiernos), me sugirió entre carcajadas que le añadiera el prefijo “pe-“: Pe-Dante. Se<br />

cree muy ingeniosa. Lo único que consigue con esa actitud es que no le cuente nada,<br />

que me lo guarde todo para mí. Afortunadamente puedo desahogarme en el foro.<br />

Desahogarme y transformarme. Cuando hablo de biología soy “Centauro”, de política<br />

“Maquiavelo”, sobre religión “Juan XXIII” y en materias de televisión y actualidad<br />

general suelo darme a conocer como “El hacedor de aforismos”. Pero nunca dejo de ser<br />

400<br />

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yo. Diría que cuantos más soy, más yo soy y eso es algo que me agrada y a lo que no<br />

pienso renunciar, igual que a mi compromiso con la verdad; al fin y al cabo, a mi<br />

manera, también soy un pensador (libre, independiente, que no le debe nada a nadie. La<br />

arpía de mi señora asegura que esto se debe a que es lógicamente imposible, porque<br />

nada tengo, y a mi insobornabilidad le llama aislamiento.) Soy un pensador del siglo<br />

XXI y me resulta deprimente que personas que se dicen cultas no se den cuenta del<br />

valor de algunas ideas y aplicaciones teóricas. Todo lo que permanece fuera del sistema<br />

oficial de reconocimientos (con sus libros subvencionados y sus cátedras universitarias)<br />

es ignorado. No obstante, la prueba más irrefutable de que ese sistema está corrompido<br />

y no sirve es que algunas personas con cosas muy interesantes que decir no estamos<br />

incluidos en él. Por eso buscamos modelos alternativos de difusión de nuestros trabajos<br />

y combatimos sin descanso la molicie cultural y la estupidez. No es resentimiento, como<br />

cree la terapeuta con su reduccionismo psicologista, es vocación, es filosofía.<br />

Yo todas estas cosas las tengo muy claras, pero no soy de piedra y la lata que<br />

noche tras noche me da mi mujer me afecta algunas temporadas y descanso unos días.<br />

Luego vuelvo con más fuerza y recupero el tiempo perdido, me pongo al día sobre lo<br />

que han dicho los demás en mi ausencia y escribo a toda velocidad para que no baje<br />

demasiado mi media semanal de intervenciones. Aunque lo peor es que, a veces, todo<br />

esto se desarrolla con un insoportable sentimiento de culpa. No soy un hombre de<br />

creencias religiosas, pero de adolescente me mandaron a un colegio jesuita en la<br />

Toscana donde hice los ejercicios espirituales durante dos semanas y tras lo cual viví<br />

unos años confeso de marxismo. Fui ignorante, lo admito, como tantos, pero ya me curé<br />

hace años de todos esos males. Me ha quedado, sin embargo, una especie de vacío<br />

sacramental: la confesión y el perdón. No tengo director espiritual al que<br />

encomendarme, ni partido que me guíe. Están las enseñanzas del maestro de la filosofía<br />

verdadera, pero no consigo la sensación absolutoria que obtenía del confesor o del<br />

comité y además no estoy seguro de comprenderlas del todo. En resumen, se trata de<br />

tranquilizar mi conciencia. Hace poco he descubierto un subterfugio que sirve también<br />

para burlar a mi mujer. Y es que en la función “Historial de navegación” la posibilidad<br />

de eliminar los rastros de las sesiones de internet permite algo muy parecido al<br />

autolavado de la conciencia, una forma virtual y un poco protestante, sin intermediarios,<br />

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Calle Filosofía sección a cargo de Javier López Alós<br />

de restaurar la salud del ordenador o del alma. Claro que eso no quita para que uno no<br />

recuerde lo que ha hecho, es verdad, pero estoy convencido de que la solución más<br />

razonable entonces es tratar de olvidarlo o negarlo tantas veces como sea necesario<br />

hasta que la realidad se imponga y objetivamente puedas asegurar que esos actos<br />

corresponden a otra persona.<br />

Ahora son las siete menos cuarto de la mañana. Dentro de cuarenta y cinco<br />

minutos tendré que levantar a Claudie para llevarla al colegio. Eva no abre la consulta<br />

hasta las diez. Después me iré al museo a trabajar. Allí podré escribir todo lo que he<br />

estado pensando esta noche. Me llevaré el ordenador portátil. Al fin y al cabo, hasta la<br />

última hora de la mañana no viene casi nadie y hay poco que vigilar. El jefe ni se dará<br />

cuenta porque tampoco es que madrugue demasiado. Para cuando llegue yo ya habré<br />

colgado esto en un foro nuevo que yo mismo administraré: “Onán en la red”.<br />

402<br />

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DE HIPONA A NUEVA YORK<br />

Javier López Alós ?<br />

“…las palabras engendradas por sus imágenes, que pasando<br />

por los sentidos, imprimieron unas como huellas en el alma”<br />

San Agustín, Las confesiones, Libro XI, cap. 18.<br />

Hay en asomarse a la ventana el cúmulo de muchos motivos. Que al otro lado<br />

del cristal hay vida, infinitamente más vida que en este hueco entre la frente y el pecho<br />

en el que, dicen, tengo-perdí el alma. Es tal vez eso, mirar afuera, lo único sensato que<br />

puede hacerse: buscar la huella de Dios en las marcas de freno de los coches.<br />

? Agradezco a Antonio López Cruces la ilustración que acompaña este escrito.<br />

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Pelayo Perez, BITACORA<br />

Fragmentaria 1<br />

Enero-Febrero, 2007<br />

El silencio llueve.<br />

El silencio proviene de lo profundo. Su figura es la lluvia.<br />

No se puede oír el silencio, no se percibe.<br />

La lluvia lo rompe, toca sus cuerdas, suena.<br />

Notas, tonos de lluvia. El silencio del mundo se hace escuchar.<br />

El silencio llueve.<br />

La vergüenza.<br />

Hoy ser hombre parece estúpido además de banal.<br />

Hoy en día ser hombre es cosa de niños.<br />

La política es un asunto de hombres,<br />

De donde que no se supere el método de las guarderías.<br />

Esperemos a la mujer. Ella será nuestra virilidad.<br />

Niños viejos, llama Aristóteles a esos hombres cuya mente no supera la de un niño.<br />

______________________________________________________________________<br />

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Pelayo Pérez: BITACORA<br />

Un grupo de psicólogos acompaña a Ecuador a los familiares de las últimas<br />

víctimas de ETA. ¿ Qué pensaran esos indígenas de estos nuevos sacerdotes de la<br />

imbecilidad?<br />

Es que no vemos de dónde vienen, cómo viven, el esfuerzo tremendo de esas<br />

vidas, la diferencia sustantiva entre sus existencias y las nuestras, su “mundo” y el<br />

“nuestro”.<br />

¿Qué cabeza pensante ha creído que necesitan psicólogos para su duelo?<br />

Solo la vida amerengada de Occidente puede perpetrar semejante estupidez. De<br />

tanto como nos ocultamos tras estos velos, ya no vemos la recia desnudez de los otros,<br />

su enfrentamiento a la vida y a la muerte, el coraje de esos aborígenes, de esos mestizos<br />

que emigran a miles de kilómetros para comprobar que la madre patria ha parido necios<br />

sin medida. No hay más que fijarse: hay un accidente de tráfico y se promulgan “días de<br />

luto” en la localidad de las víctimas; hay una boda, y los no creyentes se visten de<br />

ángeles de la estupidez prestos a ser bendecidos por la Iglesia en la que no creen. Hay<br />

un duelo, y las cámaras obscenas marcan el camino para que los psicólogos alivien el<br />

dolor. Un día alguien va a responder como es debido.<br />

No esperábamos a los bárbaros, como clamaba Kavafis para regenerar a Grecia,<br />

por eso no sabemos enfrentarnos a nuestra decadencia.<br />

Por cierto, quien ha ganado es ETA con su bomba de fragmentación. Pero hay quienes<br />

lo celebran y quiénes aún no han reunido todas las piezas.<br />

Lo demás es miseria<br />

---------------------------------------------------------------------------------------------------------<br />

La miseria de los demás es la que nos convierte en miserables.<br />

______________________________________________________________________<br />

Llueve en silencio.<br />

*****<br />

Los nacionalismos son tan estúpidos que uno no deja de sorprenderse de que además<br />

se mate en su nombre. Ese es el verdadero rostro del terror. Cuando contemplas la<br />

estulticia de quien te puede matar. Tras los gestos y su respuesta política, solo cabe el<br />

escándalo de la “banalidad del mal.”<br />

406<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 8 (enero 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Pelayo Perez, BITACORA<br />

No hay más que contemplar a los etarras sin prejuicios, sin capuchas,<br />

etológicamente. Su calculado descaro, la obscenidad mediatizada que los exhibe como<br />

incapaces de estar a la altura de “su causa”. Tanto en los políticos como en los asesinos,<br />

ambos a sueldo. Nada que ver con la imaginería del anarquista romántico o del mártir<br />

de la revolución. No importa ahora si todo aquello se ha desvanecido; importa el icono,<br />

el símbolo y esa capacidad desmitificadora que tienen las cámaras en directo de la<br />

televisión. Ver el rostro, los gestos de estos desencapuchados y oír como se amparan y<br />

fortalecen no en su ideal, sino en su testosterona. Ahí es donde quienes propugnan la<br />

lucha por la libertad muestran el temor de su desenmascaramiento: no a la cárcel, sino<br />

a la inanidad y el fin de una mentira sustentada en la paradoja de su invisibilidad.<br />

Ahora, la excesiva visibilidad, la que enmarca una Sala de lo Penal o una rueda de<br />

prensa del aparato político tras la tregua explosiva, los muestra como inmaduros<br />

delincuentes que ni siquiera han aprendido a ser verdaderos gudaris. Son gestos para la<br />

galería, para sí mismos, para merecer entre los suyos el galardón del soldado mártir. Son<br />

gestos de supervivencia, desesperados, patéticos.<br />

¿ Sorprende entonces que sobreviva esta “flor del mal”? En los jardineros está la<br />

respuesta. En las buenas y democráticas personas que gozan de sus parterres.<br />

______________________________________________________________________<br />

Nadie habla con claridad, ni consecuencia: se sigue llamando los violentos a los<br />

terroristas, ¿acaso se teme ofenderlos llamándoles asesinos? Por cierto, nuestros<br />

terroristas. Pues bien parece que, por ejemplo, los yihadistas no han superado la<br />

categoría de asesinos, acaso porque entre ellos se fraguó el término<br />

Y luego dicen que solo es una cuestión de palabras. Tirad del hilo del cambio de<br />

“términos”, veréis a donde os lleva el movimiento de la semántica. Como si las palabras<br />

sólo fueran eso, palabras.<br />

______________________________________________________________________<br />

______________________________________________________________________<br />

Qué se ha hecho de la gran literatura.<br />

Ni una sola obra digna de ese nombre en los últimos decenios. Si uno vuelve la<br />

mirada a los artefactos kafkianos, captamos la perplejidad que se anticipaba en ellos. La<br />

nuestra.<br />

Envejecen mal los agujeros negros beckettianos, aunque su prosa de cincel ácido<br />

irradia una decepción del futuro. Molloy, Malone muere, Cómo es...Por eso a este autor<br />

le conviene el silencio. Volver a leer a Becket después de los artificios de Huellebecg.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 407


Pelayo Pérez: BITACORA<br />

Lo Innombrable. Joyce, Mann, qué decir de Proust. La rabia de Céline, el malestar en la<br />

cultura de Blanchot. En la actualidad, el vacío hace volver a Capote de la mano del cine.<br />

Lo que da la medida de nuestro tiempo. Todo un síntoma.<br />

El arte, la literatura, la poesía, parecen meros ‘puntos de vista’ sin geometría.<br />

¿Cómo leer el Ulysses en un ordenador? Menos aún El Castillo. La ‘prosa del mundo’<br />

habla otras lenguas, minimalistas, frígidas, de usar y tirar. Así, el bello Paul Auster,<br />

ahora premioso premio de una Asturias que no supera la frontera del Teatro<br />

Campoamor. Carver tuvo la decencia de morir a tiempo, ¿ qué hubiera escrito y cómo<br />

de permanecer entre nosotros? ¿ Y Garcia Marquez y Cortazar? ¿ Qué se hizo del boom,<br />

de Borges? Ya forman parte de las antologías, de las reediciones. Y entre nosotros,<br />

como siempre, la poesía sigue siendo el refugio ‘del gorrión’.<br />

El resto es silencio. Y lluvia de palabras, palabras, palabras...<br />

Y eso que hemos cambiado de siglo, de milenio, de “mundo”. ¿O será por eso? Será que<br />

aún no hemos cambiado realmente, que la dialéctica oculta por la eclosión de los signos<br />

aún no ha mostrado sus figuras, las novedades, “las rutas de la humanidad”. Como<br />

quiera que se ha enterrado ‘al hombre’ y ‘a la historia’, todo lo demás se desliza por las<br />

laderas de la vacuidad: izquierda, derecha, clases sociales, miseria y opulencia,<br />

explotación y dominio...<br />

¿Cómo entonces existiría algo así como el arte y la literatura? ¿ Para quién? ¿ Quién<br />

es hoy día el sujeto de la literatura?<br />

Girando hacia atrás el rostro, desde nuestro presente, que Musil no terminara su<br />

monumental obra el de lo más normal: El hombre sin atributos no puede ser sino una<br />

obra incompleta, sin fin.<br />

__________________________________________________________________<br />

Y para todo mal, “cultura”: cada día más parecida a la Aspirina, efervescente por<br />

supuesto. No cura pero alivia. Vale para todo; eso sí bajo prescripción facultativa. La<br />

cultura es la “gran esperanza blanca” contra los males del siglo: corrupción, terrorismo,<br />

guerras, miseria. Es recomendable en casos de ‘paro crónico’ y contra la juventud<br />

airada. Incluso en los programas de la televisión orgánica ( del sexo, del estómago o del<br />

corazón sin ir más lejos), se nos recomienda una buena dosis de “cultura”, al menos una<br />

vez al día. Cuando se habla de tal modo y se propugna semejante cura, así, sin<br />

diagnóstico previo, sin necesidad de buscar otras causas, de relacionar unas cosas con<br />

otras, de enjuiciar nada..., la úlcera está garantizada. Y la cultura de quienes así actúan<br />

se manifiesta en todo su esplendor. La “rebelión de los necios” frente a la revolución de<br />

la inteligencia. Pero ya se sabe, la inteligencia no solo es exigente sino que rehuye el<br />

acomodo y, sobre todo, las máscaras de la cobardía.<br />

408<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 8 (enero 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Pelayo Perez, BITACORA<br />

¿ Nostalgia? No, pregnancia.<br />

Nada es más inconsistente que un régimen político que sea indiferente a la verdad;<br />

pero nada es más peligroso que un sistema político que pretende prescribir la verdad.<br />

Michel Foucault.<br />

Como quien no quiere la cosa, el líder de la oposición se pregunta si para ser<br />

Presidente del Gobierno no se necesita nada más que poseer carnet de identidad y 18<br />

años de edad.<br />

La democracia en la que cree el señor Rajoy, como se ve, pone en duda uno de sus<br />

fundamentos: que cualquier ciudadano español mayor de edad, y que cumpla los<br />

requisitos que marca la ley, no sólo puede ser elector, sino también elegible. Y si quien<br />

elegimos no da la talla, ¿ no existen mecanismos democráticos para destituirlo?, ¿ no se<br />

celebran elecciones cada cierto tiempo?, ¿no existen el juicio y la censura<br />

parlamentaria?, ¿ y el consejo de ministros, y el gobierno, y el partido y los medios? De<br />

un plumazo, al personalizar su ataque, Rajoy socava la democracia y postula un<br />

elitismo electoral, un aristocratismo político. Debería tener cuidado, pues ni él ni los<br />

suyos pasarían la prueba.<br />

El pensamiento Alicia existe realmente, pero no se reduce a una foto ni a un<br />

nombre, se extiende por el aire cuanto más se habla y habla. Como los virus.<br />

***********<br />

Es curioso, hay que dejar de mirar para empezar a ver.<br />

La ‘conciencia’ es un órgano.<br />

Escribir es poner la mirada en las manos.<br />

Cuando se logra construir un pensamiento brillante, perfecto, los dedos tiemblan.<br />

L’âme aime la main. B. Pascal<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 409


Pelayo Pérez: BITACORA<br />

Y ahora el cambio climático, el caos antrópico. La cuestión, como siempre, es<br />

inocular dosis de miedo sin pausa ni medida. Es un remedio antiguo. Preocupados por<br />

los mensajes, por los futuribles, por los gestos, dejamos de ver el truco, el motivo, lo<br />

que hay detrás. Sin duda hay problemas, causas objetivas. Nadie duda que somos<br />

mortales, pero el miedo anticipatorio convierte la vida en un oscuro féretro, en un pozo<br />

sin fondo, en una temblor debilitante. Nadie duda de las catástrofes, del terrorismo, del<br />

hambre, de los cambios y de los ciclos, pero nadie quiere ver los efectos de esta ingesta<br />

cotidiana de catastrofismo y malos augurios.<br />

Enfrentarse a la muerte es cosa de hombres. Envenenarse con su terror y su<br />

angustia de neuróticos. Pero mirar para otro lado, vivir de espaldas a la muerte y sus mil<br />

iconos, es de necios, de seres inmaduros y claudicantes.<br />

Nuestros políticos no son sino los administradores de nuestros miedos.<br />

El cadáver político de la transición apesta. Ni siquiera el cambio de siglo ha logrado<br />

enterrar a nuestros muertos vivientes. Unos claman por la unidad, otros reclaman el<br />

poder de lo suyo. Desde lo local a lo estatal, sin olvidarse de lo mío, todos quieren su<br />

parte. Luego están los ciudadanos. Hay que abandonar el siglo XIX, y hacer la política<br />

que exige el milenio, la ciudadanía. Es hora de exigir que nos devuelvan la democracia,<br />

y el futuro.<br />

El socialismo no es una cuestión política, ni el calificativo de un partido político. No<br />

es un predicado, es el sujeto. El socialismo es una cuestión antropológica, filosófica. Es<br />

una teleología, la única verdadera. En este sentido, es necesaria una política socialista<br />

realmente existente, como el fin de una existencia social, ciudadana.<br />

La vida política se ha reducido a la categoría de spot publicitario. Uno ya no<br />

distingue entre la comparecencia de un entrenador de fútbol y la del portavoz de un<br />

partido político. Se habla para la cámara de televisión, para el titular del periódico. En<br />

unos minutos pasamos de la psicología más burda a la sociología cautiva, del terrorismo<br />

410<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 8 (enero 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Pelayo Perez, BITACORA<br />

a la inteligencia emocional, de la corrupción a la ideología, con algún corte publicitario<br />

como es preceptivo.<br />

No es de extrañar que la extrema derecha extienda su sombra hasta el hemiciclo<br />

parlamentario.<br />

De buenas intenciones está empedrado el infierno.<br />

Este año hay que volver a leer La Fenomenología del Espíritu.<br />

Una cosa es segura, el esfuerzo que requiere nos fortalecerá frente al nihilismo.<br />

Y el divino Hörderlin agradecerá que hagamos una parada en la cabaña del<br />

leñador. Vivir y actuar con esa “tonalidad lírica” que enuncia el destino.<br />

Por cierto, para quienes siguieron las polémicas recientes acerca de El Animal<br />

Divino, la relectura de La Fenomenología del Espíritu puede ser una ocasión<br />

sorprendente para resolver tanta “diplopía”. La estructura ternaria de la dialéctica acoge<br />

perfectamente ese momento del encuentro pático entre el “espíritu subjetivo” y su otro,<br />

el animal, que las figuras estético-religiosas manifiestan (tesis.) El politeísmo zoológico,<br />

ya recensado por Hegel, es retomado por Bueno desde una posición crítica y<br />

materialista que sigue su decurso dialéctico al alcanzar con el politeísmo zodiacal y<br />

antropoformo el momento objetivo (antítesis) y que tiene en el monoteísmo su<br />

culminación y síntesis absoluta. Fin de la historia “sagrada”, de la religión: Ateismo<br />

(síntesis.)<br />

El animal político, ¿ deja de ser animal por dedicarse a la política? Sin duda,<br />

pero hay quienes alardean de su instinto natural.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 411


Pelayo Pérez: BITACORA<br />

Un nuevo artefacto socio-político se construye ante nuestros ojos: la xenofobia. Y<br />

tiene nombre: Alcorcón. Para los nihilistas, un artificio necesario. Se estaba<br />

comprobando que el racismo o la xenofobia, no traspasaban la frontera de la epidermis<br />

individual. Ahora ya sí, el artefacto comienza a ejercer su función y hay grupos que se<br />

movilizan en torno a su ruido.<br />

Los mimbres de este peligroso artefacto son objetivos: barrios, jóvenes sin futuro,<br />

desarraigo, miseria y luego sus repercusiones incendiarias, subjetivas. Unirlos,<br />

encauzarlos, concitarlos, provocarlos, envolverlos y azuzarlos, convertirlos en bidones<br />

de gasolina vivientes, en imá genes del telediario provocadoras de pánico y reacciones<br />

racistas en los living room con calefacción y home cinema, eso pertenece a la ideología<br />

reaccionaria de los consumidores satisfechos.<br />

Que la inmigración es un problema nadie lo duda. Uno más entre tantos. Más<br />

agudo, más acuciante, más tenso y crucial para unos que para otros. Un problema lo es<br />

también el trabajo. Y no lo son menores, nuestros hijos, y la educación, la convivencia<br />

y la reducción de la existencia al bienestar, que de todo pasa, como si nada hubiera<br />

pasado “antes que yo y lo mío”. Si el pasado está vaciado, lo mismo se diga del futuro.<br />

Oteamos el horizonte, el porvenir, a ritmo de vacaciones y de mensualidades: las del<br />

automóvil, las de la hipoteca.<br />

Vivir es siempre un problema, un conflicto. Y vivir en sociedad es un modo de<br />

enfrentarse al mundo, un modo necesario que tiene en “la política” sus formas<br />

resolutivas. Una sociedad musculosa y, al mismo tiempo, fluida tiene en la política su<br />

cumplimiento, su “logos armónico”. Ser hombre es el problema y la solución.<br />

Si nosotros estuviésemos a la altura del esfuerzo de la mayoría de todos estos<br />

negros, estos moros y sudacas, el problema de la inmigración dejaría de ser un asunto<br />

de solidaridad, de almas bellas o de bestias pardas. Dejaría de ser un problema<br />

particular, de este o aquel barrio, de este o aquel país, de negros o de blancos y<br />

empezaría a ser lo que es: un problema que afecta a la humanidad.<br />

Cada ser humano inaugura el mundo, y lo clausura.<br />

Vivimos como si este hecho no fuera con nosotros. Como si el Mundo no<br />

existiera. Pero si esto es así, ¿ podemos decir realmente que existimos?<br />

Entonces es cuando cambiamos de canal. Zapear es el verbo de los<br />

consumidores satisfechos.<br />

412<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 8 (enero 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Pelayo Perez, BITACORA<br />

Hoy por hoy, la única revolución es la de las “pantallas”: de televisión, de<br />

los ordenadores, de los móviles, del GPS... Nuestros cuerpos llevan a cabo este interface<br />

neuro-plasmático. El cerebro está ahí, transcendiendo los cráneos.<br />

Las noticias recogen el nacimiento de dos niños gemelos. No tendría<br />

importancia sino fuera porque la madre tiene 67 años. Ni un comentario. Al contrario,<br />

parece celebrarse el arrojo de esta mujer que ha perseguido un sueño hasta conseguirlo<br />

y, además, ha entrado en libro de los records. Que esto pueda suceder no manifiesta la<br />

idiocia de la madre, su irresponsabilidad delirante, sino la nuestra, la de una sociedad<br />

donde todo el mundo tiene la posibilidad de cumplir sus sueños. E incluso sus<br />

pesadillas. No será extraño que los sueños acaben por ser parte de los “derechos<br />

humanos”. Así de devaluados están los unos y los otros.<br />

Acerca de los gemelos ni una sola palabra. Toda la atención se centra en la<br />

consecución de la fantástica madre: conseguir que un hombre más joven se case con ella<br />

para asegurarles un padre.<br />

el caso<br />

Ya se sabe, la vida supera a la ficción. Incluso a la ciencia-ficción como es<br />

_________________________________________<br />

Mobile age. Así clasifican algunos científicos el nuevo e incipiente siglo.<br />

FEBRERO<br />

Correlato inverso, en la tecnología de la comunicación, de la era de la<br />

globalización económica y política, cuya técnica expansiva y posibilitante fue, y sigue<br />

siendo, el PC computer, que configuró la llamada segunda revolución industrial durante<br />

los años ochenta del pasado siglo.<br />

Todo esto se debatirá en un congreso bajo el sugerente título de Ontología de la<br />

distancia, con estos tres parámetros: individuo/mundo, miniaturización de la<br />

máquina/constancia del cuerpo, fijeza/movilidad, programa que Felix Duque nos envía<br />

Se hablará de ello en Madrid, esperemos que la distancia no sea entonces un problema<br />

y podamos dar cuenta de lo debatido.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 413


Pelayo Pérez: BITACORA<br />

Mientras tanto algunos, que además se definen como “filósofos”, e incluso<br />

materialistas, socavan las formas y construyen mausoleos ideológicos. Para muchos ni<br />

siquiera la primera revolución industrial parece haber tenido lugar.<br />

El espíritu es deseo que siempre espera la nueva primavera y ese mismo deseo es la<br />

quintaesencia de la naturaleza. Leonardo da Vinci.<br />

Toda ideología tiene su filosofía, pero la filosofía debe atravesar críticamente la<br />

primera En caso contrario, se corre el peligro de enfangar las ideas. Sin duda hay que<br />

enfangarse, mancharse las manos, pero no hace falta decir que para estrechar la mano<br />

del otro, primero hay que lavarlas. Salvo que no queramos saber nada con el otro.<br />

Parece que en este país no superamos el síndrome de Sartre: de las manos sucias al<br />

infierno de los otros<br />

No es extraño que a Unamuno sigan negándole la sal y la sepultura.<br />

De manifestaciones y contramanifestaciones está el fascismo lleno.<br />

Miseria de la política.<br />

****************<br />

******<br />

El humanismo no se reduce a una doctrina, ni siquiera a una filosofía: es el quehacer de<br />

quienes se enfrentan a la inhumanidad.<br />

414<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, II 8 (enero 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Pelayo Perez, BITACORA<br />

Ayer, mañana...<br />

El tiempo atraviesa los cuerpos como el tono al diapasón<br />

Y su música los envuelve.<br />

¿ Y el presente? El presente es en el modo de la ironía.<br />

Aquí, unos y otros nos están dejando sin patrias y sin banderas. Así pues, lo mejor es ir<br />

al cine a ver lo último de Clint Eastwood: Banderas de nuestros padres. Todo un<br />

espacio abierto para mirar más allá de nuestro solar enrarecido.<br />

La palabra abre, hace un surco en el silencio.<br />

Las manos vez, lo dice la boca:<br />

Llueve.<br />

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EL TONEL DE DIÓGENES<br />

Por Antonio José López Cruces<br />

Humoremas ecológicos y naturalistas<br />

La pareja se besó en el bosque bajo una romántica lluvia ácida.<br />

Poner verde a alguien no es nada ecológico.<br />

Pintó una “Naturaleza muerta con desechos nucleares verdes”.<br />

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Chiste verde: chiste sobre centrales nucleares.<br />

Lo bueno de un país desertizado es que no ha de soportar todos los<br />

veranos los incendios forestales.<br />

Todo ecologista desea morir de muerte natural.<br />

Aquel ornitólogo tenía la cabeza a pájaros.<br />

A los ecologistas les encanta decir: “El asunto todavía está muy verde”.<br />

La paloma del ecopacifismo.<br />

Desertización: los premios literarios eran declarados desiertos.<br />

Los capitalistas: “Más de un ecologista por kilómetro cuadrado altera el<br />

equilibrio ecológico”…<br />

Le gustaba hacer pinitos con lo de la repoblación forestal.<br />

Los ecologistas nunca dicen “matar dos pájaros de un tiro”.<br />

Hombre: animal que caza con rifle.<br />

El biólogo no conseguía distinguir entre moscas avispadas y avispas<br />

mosqueadas.<br />

Catástrofe ecológica: la gente se acostumbró al titular “Catástrofe<br />

ecológica”.<br />

418<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Poner verde a alguien no es nada ecológico.<br />

Describió el vuelo del ave a vuelapluma.<br />

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Refrán: “Agua que no has de beber no la dejes correr”.<br />

Sociedad Protectora de Animales Racionales.<br />

Repoblación forestal: “Se necesitan profesionales como la copa de un<br />

pino”.<br />

Disfrazado de payaso, el ecologista intentaba hacer reír a los sauces<br />

llorones.<br />

El naturalista se aburría al estudiar a cámara lenta los movimientos del<br />

caracol.<br />

420<br />

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Acabaremos diciendo “Natura” en vez de “Naturaleza”: cada vez queda<br />

menos.<br />

Los ecologistas contra San Jorge: “¡Era el último dragón del planeta!”.<br />

El ciempiés educado: “Póngame a los cien pies de su señora”.<br />

En la España Seca uno grita “¡Eco!” y escucha “¡Seco!, ¡Seco!,<br />

¡Seco!”…<br />

Aquel extraño ecologista defendía a los virus y a las bacterias.<br />

Creía que la ecología era el estudio del eco.<br />

Los canguros tienen los ojos saltones.<br />

El que se sube a un pino ¿es un alpinista?<br />

La abejita se fue de luna de miel.<br />

Cuando se va a partir un superpetrolero nunca aparece Supermán.<br />

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“¿Y aquí hubo un mar lleno de peces?” “¡Así fuel!”.<br />

mío”.<br />

Los pájaros son mejores que los hombres. Dicen “pío, pío” y no “mío,<br />

Más indefenso que un ecosistema protegido.<br />

La jirafa: “¡Y lo digo con la cabeza bien alta!”.<br />

En Brasil unos defienden la selva y otros la ley de la selva.<br />

Deporte ecologista: hacer el pino.<br />

El paisaje hay que contemplarlo sin prisas, espacio.<br />

Pintó una bella nube tóxica de color gris anaranjado.<br />

Calles empinadas no son calles con pinos.<br />

Cuando aplaude, el ministro de la Energía da una sola palmada.<br />

Pronto el agua corriente será bien poco corriente.<br />

Aquel pájaro tenía dos años y pico.<br />

El calamar: “Lo sé de buena tinta”.<br />

422<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Los pronósticos sobre el futuro de la Humanidad son todos de<br />

pronóstico reservado.<br />

La oveja: “¡Que me quiten lo balado!”.<br />

Filmó a un cuclillo en cuclillas.<br />

Bioilógico.<br />

Los gatos aprenden a gatear enseguida.<br />

Aquella pobre mariposa era alérgica al polen.<br />

Cada salto una pulga avanza una pulgada.<br />

Darwin: “¡Qué chica más mona!”.<br />

No es fácil saber de qué pie cojea un pulpo.<br />

Los verdes son lo único verde que va a quedar en el planeta.<br />

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El rugido del león ¡tiene una garra!<br />

Ayer el agua era un líquido incoloro; hoy, un líquido con cloro.<br />

El pez cobarde no tiene agallas.<br />

Síntoma de inmadurez: pescar inmaduros.<br />

Intentaba descifrar el morse del piopío de los pájaros.<br />

Pronto toda ave será rara avis.<br />

Aquel bosque aún resistía: tenía madera de héroe.<br />

Un superpetrolero es un superbuque que puede supercontaminar el mar.<br />

Viejo verde: ecologista anciano.<br />

Refrán: “El tiempo es agua”.<br />

424<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


Sobre la ciudad flotaba un oscuro hongo de contaminación y un<br />

inquietante hongo de agresividad.<br />

“Club de Amigos del Desierto”. Antes: “Club de Amigos del Bosque”.<br />

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ESCAPARATE DE MIRADAS, sección dirigida por Javier Gonzalez<br />

PRESENTACION<br />

La actualidad de la reflexión filosófica sobre el cine<br />

Matrix I:<br />

Todos recordamos aquel diálogo memorable entre Morfeo y Neo en la película<br />

- Neo: ¿Qué verdad?<br />

( Ve su propio reflejo en las gafas oscuras de Morfeo)<br />

- Morfeo: Que eres un esclavo Neo (...)<br />

(Abre una cajita)<br />

Ésta es tu última oportunidad. Después, ya no podrás echarte atrás. Si tomas<br />

la pastilla azul; fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que<br />

quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo te<br />

enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos.<br />

(Neo coge la pastilla roja)<br />

Recuerda: lo único que te ofrezco en la verdad. Nada más.<br />

(Neo la coge y se la toma).<br />

Con este artículo inauguramos una nueva sección en esta revista que tratará<br />

sobre cine. Ciertamente, ya hay infinidad de libros, revistas y páginas web sobre el<br />

séptimo arte. Al ser ésta una revista de Filosofía todo lo que tenga que ver con el mundo<br />

del cine y de lo audiovisual en general se abordará desde una perspectiva, si no<br />

filosófica sí al menos filosofizante. Después de todo, lo que nos interesa del cine es lo<br />

mismo que a Neo le interesaba al elegir la pastilla roja, es decir, conocer la verdad. O,<br />

siendo más modestos, detectar dónde están las pastilla azules (esto es, las mentiras) y<br />

cuáles son las manos que nos las suministran. Desgraciadamente, las manos que se nos<br />

tienden no son sólo dos, como a Neo, sino millones, y nuestra elección se nos antoja, en<br />

consecuencia, harto más difícil. Ya decía Fray Benito Jerómino Feijoo en aquella<br />

profunda oscuridad de la España del XVIII : “Quien considerare que para la verdad no<br />

hay más que una senda y para el error infinitas, no extrañará que caminando los<br />

hombres con tan escasa luz se descaminen los más” (Teatro crítico universal, Voz del<br />

pueblo, 2).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org 427


ESCAPARATE DE MIRADAS, sección dirigida por Javier Gonzalez<br />

Que el cine puede arrojar luz sobre la realidad, que puede acercarnos a la verdad,<br />

o por lo menos (¡y nada menos!) a tener verdaderos pensamientos (que no<br />

necesariamente pensamientos verdaderos) es algo que parece obvio y casi diría cada vez<br />

más obvio. Sólo hay que fijarse en la gran cantidad de libros que se han publicado en<br />

los últimos años sobre la temática “Filosofía y cine”. Muchos de ellos tienen un interés<br />

fundamentalmente didáctico y están centrados sobre todo en el análisis de películas en<br />

las que supuestamente hay suficiente “sustrato filosófico”. Algunos ejemplos serían los<br />

siguientes: Cine: 100 años de filosofía: Una introducción a la filosofía a través del<br />

análisis de películas (Julio Cabrera, Gedisa, Barcelona, 1999), De Aristóteles a Woody<br />

Allen. Poética y retórica para cine y televisión (Pedro L. Cano, Gedisa, Barcelona,<br />

1999), La filosofía y el cine (Antonio Lastra, ed., Verbum, Madrid, 2002), Lo que<br />

Sócrates diría a Woody Allen y Carta abierta de Woody Allen a Platón (ambos de Juan<br />

Antonio Rivera, Espasa, Madrid, 2003 y 2006, respectivamente), y, por último, La<br />

filosofía va al cine. Una introducción a la filosofía (Christopher Falzon, Alianza<br />

Editorial, Madrid, 2005). Desde Asturias las reflexiones filosóficas y críticas sobre el<br />

cine y lo audiovisual se han promovido también con frecuencia. Sin ánimo de ser<br />

exhaustivo, vienen fácilmente a la memoria las lúcidas reflexiones de Gustavo Bueno<br />

sobre el mundo de la televisión en Televisión: Apariencia y Verdad (Gedisa, Barcelona,<br />

2000) y Telebasura y democracia (Ediciones B, Barcelona, 2002). Son muy conocidas<br />

también las irónicas y punzantes reflexiones de “Antonio Rico” sobre el mundo de la<br />

televisión en La Nueva España. Desde el Festival Internacional de Cine de Gijón se<br />

promueven algunas actividades de indudable interés filosófico. Han tenido a veces<br />

plasmación editorial. Un ejemplo lo constituye el volumen colectivo titulado Imágenes<br />

del mal. Ensayos de cine, filosofía y literatura sobre la maldad (Valdemar, Madrid,<br />

2003), coordinado por el profesor de Filosofía de la Universidad de Oviedo Vicente<br />

Domínguez. Muy distinto es el libro Matrix. Filosofía y cine (Ediciones Madú, Siero,<br />

2005), de Concepción Pérez García, centrado como se deduce fácilmente en las<br />

potencialidades educativas y didácticas de la película de referencia. El que suscribe este<br />

artículo, en fin, es autor junto con Laura Díaz de un libro actualmente en imprenta sobre<br />

las relaciones entre filosofía y cine y que será publicado por la editorial <strong>Eikasia</strong> en<br />

pocos meses.<br />

428<br />

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ESCAPARATE DE MIRADAS, sección dirigida por Javier Gonzalez<br />

Libros, revistas, páginas web, congresos, seminarios, grupos de trabajo... nunca<br />

la filosofía y el cine tuvieron tanto que decirse. Y, sin embargo, este maridaje no<br />

siempre es feliz ni tan fructífero como pudiera parecer. En el año 2005 se celebró en<br />

Salamanca el 42 Congreso de Filósofos Jóvenes sobre la temática general “Filosofía y<br />

cine” (cfr. www.usual.es/filosofia/webcongreso. Bien organizado y con ponencias y<br />

comunicaciones interesantes, sin duda alguna, tuvo sin embargo escaso vigor filosófico<br />

y sirvió para constatar más que nada el enorme despiste –seamos generosos– en el que<br />

se mueven muchos de los que filosofan sobre el cine y no digamos ya sobre el arte en<br />

general. Ausencia de paradigmas, cuestionamiento de cualquier atisbo de pensamiento<br />

crítico y racional, papanatismo, compadreo con filosofías de andar por casa... Si la<br />

sección que con este <strong>número</strong> inauguramos sirve para corregir mínimamente tanta<br />

ignorancia, nos daremos por satisfechos.<br />

Justificación del título<br />

En un principio, habíamos pensado llamar a esta sección “La pastilla roja”,<br />

recordando así la famosa secuencia de Matrix I anteriormente mencionada. Pero la<br />

abusiva proliferación de este título a partir precisamente del mismo motivo nos<br />

disuadió. Para empezar existe un libro titulado La pastilla roja (Juantomás García y<br />

Alfredo Romeo, Open:service, Madrid), que es una especie de presentación y defensa –<br />

apasionada, ciertamente– del Software Libre, al cual se define como “solución<br />

catalizadora para abrazar la Sociedad del Conocimiento en su conjunto”. Bueno,<br />

pensamos después, quizá habría que matizar más y titular esta sección añadiendo algo a<br />

la mera presencia de “la pastilla”. De lo que se trata, después de todo, es de elegir la<br />

pastilla roja. No basta con tenerla ni con tener la posibilidad de elegirla. Además, hay<br />

que tomarla, es decir, elegir la vía de la verdad, que diría Parménides. Pero para nuestra<br />

desgracia también hay a quien se le ha ocurrido el titulito. En efecto, Tomar la pastilla<br />

roja (Glenn Yeffeth, ediciones Obelisco, 2005) es el título de un libro publicado en<br />

2005 y que recoge varios ensayos de muy desigual calidad sobre Matrix. Una singladura<br />

mínima por la red ya nos muestra que de Matrix y del episodio sobre las pastillas rojas y<br />

azules ya se ha escrito bastante. En consecuencia, ya está bien de empastillarse, si se nos<br />

permite la boutade.<br />

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ESCAPARATE DE MIRADAS, sección dirigida por Javier Gonzalez<br />

¿Qué se persigue con esta sección, después de todo? Pues presentar ante un<br />

público culto un muestrario de las potencialidades que el cine y lo audiovisual en<br />

general ofrecen para el análisis filosófico de la realidad. Se trata de hacer tanto un<br />

análisis filosófico del cine como un análisis de lo que desde el cine puede decirse con<br />

interés filosófico sobre la realidad. El campo semántico de “muestrario” nos llevó hasta<br />

“escaparate”, un escaparate, como no podía ser de otro modo, de las miradas y de sus<br />

juegos. Esta sección pretende ser un escaparate para mirar, pero sin olvidar que también<br />

el que mira es mirado, acaso no sólo por lo que mire. Esperamos que en la composición<br />

y descomposición de la red de las miradas se arroje algo de luz sobre lo que vemos,<br />

sabedores, como ya advirtió Platón, de que el paso de la oscuridad a la luz siempre es<br />

traumático.<br />

“Escaparate de miradas” no deja de ser una variante del Escaparate de venenos<br />

(Tusquets, Barcelona, 2000), del magnífico escritor gaditano Felipe Benítez Reyes. Y es<br />

que las miradas que más alumbran no suelen ser las complacientes sino las venenosas.<br />

Miradas, venenos, colirios..., todo eso aguarda tras nuestro escaparate.<br />

Escaparate de miradas<br />

En nuestro escaparate tendrá cabida material muy diverso, siempre que tenga<br />

fuerza filosófica y verse, siquiera de manera laxa, sobre lo relacionado con el mundo del<br />

cine y de lo audiovisual. Artículos de opinión, recensiones y reseñas de libros o de<br />

películas, entrevistas, audiovisuales... En el próximo <strong>número</strong> incluiremos, por ejemplo,<br />

entre otras cosas, algún artículo de opinión y alguna entrevista. Sirvan estas líneas para<br />

invitarte a participar en nuestro escaparate, no sólo como espectador sino también como<br />

actor. Y recuerda “cuando se tiene la fuerza de mirar las cosas incesantemente, sin<br />

parpadear, por así decirlo, se ven muy bien; pero si se relajan, si se cierran una vez los<br />

párpados, todo se pierde al instante en la oscuridad” (Fran Kafka, El castillo).<br />

Nos vemos en el próximo escaparate.<br />

430<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

RENAUD BARBERAS: DE L’ÊTRE DU PHÉNOMÈNE. Sur l’ontologie de Merlau-<br />

Ponty Ed. Jérôme Millon, 2001 ( 1ª ed. 1991)<br />

Por Pelayo Pérez<br />

Aunque brevemente, como corresponde a una noticia de libros más que a una<br />

reseña, queremos dar a conocer en esta sección el importante ensayo acerca de la<br />

filosofía de Merlau-Ponty llevado a cabo por uno de sus estudiosos más reconocidos:<br />

Renaud Barberas. Este profesor de filosofía en la Universidad “Blaise Pascal” de<br />

Clermont-Ferrand, ya ha dedicado anteriores estudios a la fenomenología, y a Maurice<br />

Merlau-Ponty en particular, pero en esta obra que comentamos sus análisis alcanzan<br />

una madurez envidiable y extremadamente fértil.<br />

Adelantemos que, en realidad, el ensayo en cuestión, como indica el título de la<br />

obra y resalta el subtítulo, intenta abordar una cuestión truncada por la muerte<br />

accidental y súbita del filósofo francés. Se trata de su ontología. A lo largo de las casi<br />

cuatrocientas páginas de riguroso análisis, Barberas somete el último e in<strong>completo</strong><br />

texto de Merlau-Ponty, Le visible et l’invisible( Gallimard, 1964), del cual solo hay<br />

constancia de que hubiera redactado ciento cincuenta páginas, a una crítica que lo<br />

enfrenta con el primer Merlau-Ponty: el autor de la Fenomenología de la Percepción (<br />

1945) y de La structure du comportement (1972, pero de la misma época que la<br />

anterior.) Es decir, Barberas nos mostrará detalladamente el giro, que ya desde L’oeil et<br />

l’esprit (1964), el propio Merlau-Ponty había iniciado, incluso con anterioridad a su<br />

distanciamiento de Sartre, y tras el cual somete sus propias investigaciones a una<br />

tensión que creyó resolver en esa última etapa ya citada y que imposibilitará la muerte<br />

prematura.<br />

Este libro que comentamos resulta exhaustivo y necesario al respecto, pues deja<br />

ver claramente la articulación crítica y ontológica que, con los conceptos de carne,<br />

quiasmo o dimensionalidad destacadamente, intentó llevar a cabo Merlau-Ponty frente a<br />

sus propias insuficiencias, las que descubre tras las investigaciones sobre la percepción<br />

y las que, consecuentemente, cree ver en los demás, destacadamente en Husserl y en<br />

Heidegger, pero también en quien hasta entonces era su amigo, Jean Paul Sartre.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Este giro ontológico que, a diferencia de Heidegger, pretende no escindir “el<br />

ser y lo ente”, le lleva a propugnar una suerte de intra-ontología, que será más bien<br />

Renaud Barberas quien explicite y extraiga de las notas de trabajo de esa última e<br />

incompleta obra merlaupontiana ya mentada. Intra-ontología mediante la cual el propio<br />

fenomenólogo francés creía haber encontrado la posibilidad de un cumplimiento<br />

necesario de la fenomenología husserliana. “La ambición de esta ontología, como nos<br />

señala Barberas, era la de asumir, y sobrepasar, la “diplopía” de la ontología occidental<br />

desde Descartes, y la tensión entre el reconocimiento de un “orden bruto” de la<br />

existencia, irreductible a la tematización de la ciencia, y la necesidad de fundar el<br />

conocimiento y la objetividad.”. Una tal empresa exigía un cambio radical, el cual<br />

pasaría en principio por la denuncia del “positivismo” ontológico en acto, en la<br />

reivindicación realista del hecho, en la posición intelectualista del eidos, como en la<br />

tentativa de sobrepasar dialécticamente su oposición.<br />

El regreso hasta un logos originario se enraíza en el suelo fenomenológico<br />

último, que las nociones de “carne y dimensionalidad”, ya citadas, tratan de tematizar.<br />

Estas permitirían pensar una unidad y una significación del mundo que no<br />

comprometen su ‘profundidad’ originaria, expresión que no está ordenada por la<br />

positividad de un eidos o de un telos, así como una fenomenalización que excede por<br />

todas partes los fenómenos que despliega.<br />

Hemos resumido las conclusiones a las que llega Renaud Barberas en este<br />

intenso ensayo y que pretende mostrarnos ni más ni menos que el lugar de esta<br />

ontología merlaupontiana, el cual estaría más allá de Husserl y de Heidegger. Y como<br />

se puede deducir, no sólo la empresa truncada de Merlau-Ponty era ingente, sino que<br />

esta titánica reconstrucción de la fenomenología, comenzando por sus propios<br />

planteamientos iniciales, le ha exigido a Barberas estar a la altura de esa tensión y de<br />

ese intento, lo cual consigue a nuestro entender, lo que hace del ensayo que comentamos<br />

una verdadera obra digna de estudio y consideración y que, sin duda, nos exigirá como<br />

lectores un esfuerzo consecuente.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Nos encontramos pues con uno de esos libros necesarios, y ello no sólo por lo<br />

que tiene de rigor, exhaustividad y riqueza en sí mismo, sino por cuanto a nosotros,<br />

vinculados al materialismo filosófico, este ensayo sobre la ‘ontología de Merlau-Ponty’,<br />

nos descubre y nos permite: ni más ni menos que encontrar uno de los vínculos del<br />

materialismo filosófico con este método y esta problematicidad que conocemos como<br />

fenomenología, pero de tal forma que es en este intento del filósofo francés, de sus<br />

relaciones con Husserl y Heidegger, con el positivismo y la ciencia, con Sartre y el<br />

hegelianismo, etc., donde comprobamos que el materialismo filosófico cobra esa figura<br />

cumplida que Maurice Merlau-Ponty solo pudo apuntar, iniciar y bosquejar, aunque eso<br />

sí genialmente. Nos referimos a la dialectización que sí llevó a cabo Gustavo Bueno en<br />

su filosofía y que tan enraízada se nos muestra en esta inagotable corriente del<br />

pensamiento europeo del siglo XX. En este sentido, tenemos más de un motivo, así<br />

pues, para congratularnos con este ensayo de Renaud Barberas.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

MASIÁ CLAVEL, J., Tertulias de bioética. Manejar la vida, cuidar a las personas.<br />

Trotta, Madrid, 2006, 248 pp.<br />

Por José A. Martínez Martínez<br />

En marzo del año pasado, en el suplemento<br />

dominical de un periódico de tirada nacional podía leerse<br />

una entrevista precedida de la siguiente información: «El<br />

jesuita Juan Masiá, una autoridad en biogenética, vive<br />

estos días la zozobra de la fama tras el secuestro<br />

eclesiástico de su libro ‘Tertulias de bioética. Manejar la<br />

vida, cuidar a las personas’, y tras su expulsión de la<br />

cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia de<br />

Comillas. Masiá enseñó durante décadas en la Universidad<br />

de Sophia, en Japón, y fue asesor de la Conferencia<br />

Episcopal nipona. Pese a la censura, su libro se reeditará<br />

en los próximos días.» Por las respuestas del entrevistado<br />

a preguntas del entrevistador conocemos el motivo por el que se prohíbe la reedición<br />

del libro y se le cesa como director de la cátedra de Bioética: el libro y algunos<br />

artículos causaron malestar en la Conferencia Episcopal española. Así lo entiende y<br />

explica Juan Masiá: «Imagino que el enfado se produjo por la serie de conferencias y<br />

artículos. El libro sale en octubre [del año pasado] con las debidas licencias, y me<br />

dijeron algunos: “Va a pasar algo”. Efectivamente, en octubre, Romero Pose [obispo<br />

auxiliar de Rouco y responsable de la Comisión Doctrinal en España] le dice al rector<br />

de la Pontificia de Comillas que lo del libro de Masiá “o lo arregláis vosotros o lo<br />

arreglamos nosotros”. Esa frase es voz común, la han oído otros, yo no. Pero nadie<br />

me dice nada; sí a la editorial por lo de la licencia eclesiástica y la prohibición de<br />

reeditar el libro.» La razón de fondo no es otra que la aversión hacia el pluralismo de<br />

quienes están al frente de la jerarquía de la “Iglesia oficial”, que no permiten disentir de<br />

las doctrinas establecidas por ellos a quienes son y se sienten también Iglesia, y que<br />

no han tolerado que Masiá sostenga una postura y defienda unas argumentaciones<br />

sobre el sexo diferentes de las admitidas oficialmente. Todo ello, además, hecho sin<br />

atenerse a las formas más elementales, de muy mala manera, con ausencia total del<br />

procedimiento debido. En esa entrevista también se informa de la próxima nueva<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

edición del libro que ha provocado la polémica y el castigo de su autor: «Así que la<br />

editorial Trotta, después de confirmar que Sal Terrae no lo reedita, me contacta y<br />

decide publicarlo. Sale ahora, estos días.»<br />

Seis meses después, Juan Masiá intervenía en el 26º congreso de la<br />

Asociación de teólogos Juan XXIII, dedicado a debatir sobre “Cristianismo y bioética”,<br />

como indicaba el título bajo el que tuvo lugar. En la conferencia de clausura del mismo,<br />

el todavía asesor de la Conferencia Episcopal de Japón se refirió al estado de los<br />

debates que en torno a la bioética se dan dentro de la Iglesia católica y fuera de ella.<br />

Habló de la existencia de varios tipos de bioética: la que sostiene una confesionalidad<br />

beligerante que no favorece la vida que desea proteger, la que es partidaria de una<br />

laicidad aconfesional y en ocasiones antirreligiosa, y la que pretende adoptar posturas<br />

de compromiso a través de vías de consenso. Son éstas modalidades de la bioética<br />

adjetivadas como “confesional”, “laica” y “consensuada”, respectivamente. Por<br />

entender que ninguna de estas concepciones ayuda a la bioética, J. Masiá propone<br />

una alternativa a las mismas, que denomina “cuarta vía”, la consistente en una<br />

búsqueda ética, sin adjetivos, preocupada del cuidado de la vida. Vía en la que se<br />

sitúan bioéticos españoles como Diego Gracia, Marciano Vidal, Francesc Abel y<br />

Eduardo Gómez Azpitarte, así como el fallecido Javier Gafo, y en la que cabe inscribir<br />

centros de bioética como el Instituto Borja, de Barcelona, la Cátedra Andaluza de<br />

Bioética, de Granada, y la misma Cátedra de Bioética de Comillas, de Madrid.<br />

Bioéticos y centros que intentan aunar ciencia, pensamiento y conciencia, sin impedir<br />

consultar y atender a referentes religiosos en la búsqueda de valores. Ilustró el modo<br />

de proceder de esta “cuarta vía” refiriéndose, antes de acabar su intervención en el<br />

acto de clausura del congreso, al método por él empleado: Confrontar la relación entre<br />

creencias y ciencias, entre bioética y religiones, cuya posible integración resumía en<br />

las dos tesis siguientes: «Primero, las religiones pueden sumarse al movimiento de<br />

diálogo interdisciplinar de la bioética, en la búsqueda común de valores, pero sin<br />

arrogarse el derecho de intromisión para dictar normas de moralidad a la sociedad<br />

civil. Segundo, la bioética puede sumarse al movimiento de diálogo interreligioso para<br />

ayudarle a transformar, a la vista de nuevos datos, sus paradigmas y conclusiones,<br />

pero sin imponer interpretaciones de sentido sobre la vida y la muerte, el dolor, la<br />

salud y la enfermedad,…» Relación que con la teología católica reciente ha<br />

funcionado, según Masiá, bien en los asuntos relacionados con los transplantes de<br />

órganos, regular en los problemas que se refieren a la limitación del esfuerzo<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

terapéutico, y mal tanto en los debates sobre la reproducción asistida o la<br />

investigación con células madre como sobre cuestiones en torno a la sexualidad.<br />

Es desde la perspectiva y según la concepción de la bioética que propone esa<br />

otra vía alternativa como hay que leer y entender los trabajos recogidos en Tertulias de<br />

bioética. Manejar la vida, cuidar a las personas. En especial los que aparecen en la<br />

última parte del libro, la cual se hace necesaria entre nosotros, pues «obedece<br />

?afirma el autor? a la necesidad de establecer puentes, en este país, entre las dos<br />

mentalidades extremas que dificultan el diálogo en el interior del mundo eclesial.»<br />

Dificultad añadida a la que Masiá apunta al referirse comparativamente a los lugares<br />

en que ha trabajado: «Pero la tarea bioética en mi país era más difícil que en Japón.<br />

Obviedades teológicas en otros lugares parecían propuestas audaces al ser leídas por<br />

mentalidades inquisidoras. En cambio, vistas con lentes no religiosas, resultaban<br />

insuficientes. A unos les parecía que olían demasiado a sacristía, mientras que los<br />

otros detectaban tufillos infernales.» El título del volumen se debe al origen de los<br />

materiales que en él se publican, procedentes en su mayor parte de tertulias, charlas y<br />

grupos de debate, que se desarrollaron en Murcia, Tokio y Madrid, entre la última<br />

década del siglo pasado y el primer lustro del siglo actual, en que se pensaba en<br />

común sobre la vida y se dialogaba con seriedad científica y mentalidad abierta,<br />

tomando en consideración los diferentes puntos de vista que las ideas y las creencias<br />

de los participantes permitían manifestar y compartir sobre los problemas planteados.<br />

El subtítulo obedece al propósito irrenunciable de la bioética en dos de sus retos<br />

actuales: manejar la vida, haciendo un uso responsable de la tecnología, y curar las<br />

enfermedades, cuidando a las personas. En el libro el autor ha reunido aquí materiales<br />

y documentos misceláneos: resúmenes de charlas, crónicas de debates, artículos y<br />

ensayos, ordenados y clasificados en torno a los módulos de un curso de bioética:<br />

introducción antropológica; bioética laica y perspectivas religiosas; salud y<br />

enfermedad; comienzo y fin de la vida; ecoética y justicia.<br />

En efecto, la I parte, "Vivir, convivir y elegir", es introductoria y consta de un<br />

capítulo sobre antropología y otro sobre bioética; la II parte, "Creer y pensar", relaciona<br />

los enfoques de la secularidad con los de la perspectiva religiosa; la III parte,<br />

"Manipular y valorar", profundiza en algunos aspectos relacionados con la introducción<br />

a la bioética; las partes IV y V, "Engendrar y procrear" y "Ser concebido y nacer",<br />

abordan temas y problemas sobre el comienzo de la vida; la VI parte, "Enfermar y<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

sanar", se refiere a situaciones difíciles y posibles remedios concernientes a la<br />

enfermedad y la recuperación de la salud; la VII parte, "Explotar y cuidar", ofrece unas<br />

notas sencillas de ecología y ética; la VIII parte, "Perecer y morir", trata de cuestiones<br />

relacionadas con el final de la vida; y la IX parte, "Sentir y disentir", se ocupa de una<br />

problemática particular dentro de ámbitos creyentes, cual es la recepción correcta, la<br />

interpretación crítica y la fiel aplicación creativa de las recomendaciones del magisterio<br />

eclesiástico sobre bioética, que se encuentran en documentos o declaraciones de<br />

instancias religiosas: se intenta evitar la exageración de algunas bioéticas y no<br />

convertir en cuestiones políticas o religiosas unos problemas y conflictos que han de<br />

ser examinados e investigados, tendiendo a su mejor resolución, desde la ciencia y la<br />

ética.<br />

Me parece pertinente transcribir unos textos de algunos capítulos, para que se<br />

pueda reconocer en su propia literalidad el espíritu que inspira las reflexiones y alienta<br />

las propuestas del autor.<br />

Ante la existencia de dos posturas éticas enfrentadas en relación con<br />

cuestiones sobre la vida humana, escribe: «La primera es una ética de sólo frenos,<br />

demasiado negativa, que se limita a dictar prohibiciones. La segunda se pasa por el<br />

extremo opuesto: da por supuesto a la ligera que todo lo que se puede hacer<br />

técnicamente se debe hacer. Una postura equilibrada tiene en cuenta el doble<br />

aspecto, técnico y humano, de los problemas y busca enfoques alternativos.» Lo que,<br />

al rechazar por igual el paternalismo religioso y el laicismo antirreligioso, le lleva a<br />

sostener que «tendríamos que conjugar la ética de mínimos de la sociedad civil con<br />

las aportaciones, en forma de propuestas de ética de máximos, de las tradiciones<br />

religiosas.» Búsqueda de equilibrio que hace patente en el tema de los tratamientos<br />

médicos en torno al final de la vida: «Cuando los recursos de prolongación de la vida<br />

se usan para prolongar inútilmente la agonía, se cae en la equivocación de hacer un<br />

ídolo de la duración de la vida biológica. En el otro extremo, matar por compasión es<br />

homicidio y matar a petición de la persona es cooperar al suicidio.» Y después de<br />

enunciar los criterios fundamentales para «ayudar a quien va a morir a vivir bien<br />

mientras se muere», insiste en el enfoque alternativo y equilibrado: «Dejar de<br />

administrar los analgésicos indicados y necesarios, por miedo a que se acelere la<br />

muerte, es mala práctica médica. Utilizar más recursos de los indicados y necesarios,<br />

con el fin de acabar con la vida del paciente, es también mala práctica médica. Una<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

vez más el término medio del sentido común humano y de sentido de fe cristiana.»<br />

(Capítulo 5, II parte, pp. 32-33.)<br />

A la pregunta de un monitor de educación afectiva sobre si es adecuada la<br />

moralización de los jóvenes como se está haciendo hoy, responde: «No sé si al<br />

hacerme esta pregunta estás usando la palabra "moralización" en un sentido bueno y<br />

positivo. Si quieres decir que les ayudemos y acompañemos en su camino de<br />

crecimiento para que vayan pasando de la moral infantil a la de adultos, de la moral<br />

aprendida en la infancia (heterónoma) a la moral apropiada personalmente<br />

(autónoma), entonces contestaría que sí. Pero si por moralización se entiende inculcar<br />

moralismo adoctrinando (sin dejar pensar y sin dejar crecer), es decir, "moralismo" en<br />

sentido peyorativo, inculcar "desde fuera" y "desde arriba" una moral de mandatos y<br />

prohibiciones, entonces creo que está claro que no debemos hacerlo. Eso sería<br />

impedir su crecimiento razonable y responsable. Hay que evitar dos extremos: la "ética<br />

de sólo freno" y la "no-ética de sólo acelerador". Ayudemos a manejar el volante y el<br />

cambio de marcha, sentados en el asiento del copiloto…» (Capítulo 13, IV parte, pp.<br />

77-78.)<br />

Al tratar de la clonación humana, y poniéndola en relación con la manipulación<br />

de la opinión, se refiere a la clonación de las mentalidades y las costumbres, o<br />

"clonación metafórica", en los siguientes términos: «A algunos moralistas exagerados,<br />

con pocos conocimientos de biología, les asusta la clonación terapéutica y se oponen<br />

a ella diciendo: "Todos fuimos embriones". Inexacto; pues, aunque es cierto que vengo<br />

de un embrión, cuando era embrión todavía no era yo. ¿Es coherente esta<br />

preocupación por la manipulación de pre-embriones con la complicidad e incluso<br />

justificación de otras manipulaciones ideológicas, ya sea políticas, religiosas o<br />

morales? En todo caso, a mí me preocupa más la clonación que he llamado<br />

metafórica, no ausente tampoco de ciertos posicionamientos eclesiásticos. Por eso,<br />

ante la manipulación ideológica o mediática, sigo repitiendo: "Todos somos clones".»<br />

(Capítulo 20, V parte, p. 122.)<br />

Abordado el tema de la responsabilidad humana para con el conjunto de la<br />

bioesfera, se decanta por un planteamiento que presuponga una concepción<br />

antropológica y cosmológica radicalmente humanizadora, que no siempre está<br />

presente en las actitudes desde las que nos acercamos a los problemas ecológicos y<br />

eco-éticos: «Desde la actitud consumista, es imposible dicho planteamiento, ya que<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

prevalece el egoísmo utilitario. Nada resuelve el extremo opuesto: la actitud romántica.<br />

Necesaria, pero insuficiente, es la actitud burocrática: se pone un letrero pequeñito,<br />

avisando que un producto contamina, pero se lo sigue vendiendo, aunque con algunas<br />

restricciones. Cuando la preocupación administrativa y burocrática se junta con la de<br />

una tecnología responsable, se abren nuevas vías; por ejemplo, se insiste en resolver<br />

con una tecnología mejor y menos contaminadora los problemas ecológicos creados<br />

por otras tecnologías. Pero para ello hacen falta medios económicos y voluntad<br />

política de hacerlo. Se remite de nuevo el problema a decisiones humanas. Por eso es<br />

ineludible, últimamente, un cuestionamiento antropológico y filosófico radical que no<br />

deje de preguntarse adónde vamos, por qué y para qué, y cómo vamos a recorrer ese<br />

camino sin deshumanizarnos.» (Capítulo 24, VII parte, p. 154.)<br />

Desconcertado por los extremismos de los debates éticos que se producían en<br />

el otoño de 2004, meses después de su vuelta de Japón, J. Masiá escribió un artículo<br />

titulado "Exageraciones en mi país", el cual desencadenó la caza de brujas que<br />

culminó con su cese fulminante en la Cátedra de Bioética de la Universidad de<br />

Comillas, dos meses antes de cumplir la edad de jubilación. Tras afirmar que le llama<br />

«la atención la intromisión inoportuna de instancias eclesiásticas para dictar moralidad<br />

a la sociedad civil», acostumbrado a vivir en una sociedad civil, plural y democrática,<br />

secularizada y laica, como la japonesa, dice estar sorprendido por «los malentendidos<br />

sobre ética o sobre iglesia y sociedad en nuestro país. Por ejemplo, el caso, mitad<br />

cómico mitad anacrónico, en torno al preservativo; uno no sabe si reír o llorar. Ni<br />

siquiera tenía que ser problema. No sólo como prevención de un contagio, sino como<br />

anticonceptivo corriente, se puede usar para evitar un embarazo no deseado y evitar el<br />

aborto. Hace mucho tiempo que la teología moral seria ha superado ese falso<br />

problema. Aunque diga lo contrario un dicasterio romano o los asesores de una<br />

conferencia episcopal, o los que redactan para el papa un discurso, se puede disentir<br />

en la iglesia por fidelidad hacia la misma iglesia. Sobre todo, sabiendo que ni es<br />

cuestión de fe, ni es cuestión de moral, ni es cuestión de pecado. Es cuestión de<br />

sentido común, responsabilidad y buen humor.» Y conjugando los dos verbos que dan<br />

título a la última parte del libro, escribe que «por fidelidad a la iglesia, por sentirnos<br />

iglesia y sentirnos en la iglesia, nos vemos obligados, no sólo a sentir con la iglesia<br />

sino, en algunas ocasiones, a disentir en la iglesia, a disentir razonable y<br />

responsablemente dentro de la iglesia.» (Capítulo 4, II parte, pp. 28-30.)<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Hasta aquí la presentación del libro en y con "sus circunstancias". Sólo me<br />

queda unirme al autor en la afirmación de que, aun con las desafortunadas vicisitudes<br />

que han rodeado la nueva edición del libro, habrá merecido la pena su publicación si<br />

los materiales en él recogidos son de ayuda a los lectores y estudiosos del mismo para<br />

clarificar las cuestiones tratadas y, en consecuencia, contribuyen a hacer de la vida de<br />

cada persona un proyecto razonable y un quehacer responsable: manejando la vida y<br />

cuidando a las personas con la dignidad y el respeto debidos, en un mundo que<br />

progresa para situarse a la altura de los seres humanos.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Hannah Arendt, anatomía del totalitarismo.<br />

Silverio Sánchez Corredera. 1<br />

(Con motivo del centenario de su nacimiento, en 1906, y de la publicación de<br />

Hannah Arendt. Una biografía, de Elisabeth Young-Bruehl, Editorial Paidós, 2006)<br />

I. La joven judía Hannah Arendt<br />

Podemos imaginarnos una joven alemana, judía, que estudia filosofía, teología y<br />

filología clásica en algunas de las más prestigiosas universidades alemanas en los años<br />

veinte del pasado siglo y que se forma bajo la tutela de los grandes popes de la filosofía<br />

alemana, Husserl, Heidegger y Karl Jaspers. Se doctora a los veinticuatro años y cuando<br />

a los veintisiete anda dando sus primeros pasos hacia una tranquila vida intelectual es<br />

detenida por los nazis en 1933 y consigue huir a París. Esta convulsión en el curso<br />

«natural» de su existencia va a suponer el comienzo de una nueva vida: sin este punto<br />

de inflexión, paradójicamente, la Hannah Arendt (Hannover, 14 de octubre de 1906-<br />

Nueva York, 4 de diciembre de 1975) que hoy conocemos no existiría: su vida se<br />

definirá a partir de estos acontecimientos, no sólo por su condición de «paria» -el<br />

apelativo que ella prefiere, en lugar de exiliada- sino porque dedicará el resto de su vida<br />

a comprender esta tragedia del siglo XX que le tocó de lleno. Morirá bastante joven a<br />

los 69 años, después de haber dejado una obra original y polémica, no menos que su<br />

misma biografía, llena de matices, entre la coherencia de su acción intelectual y la<br />

paradoja, paradoja sólo aparente -vista desde el futuro- de sus amores jóvenes con su<br />

maestro Heidegger, con quien después de su fase pro-nazi seguirá manteniendo<br />

correspondencia y una tensa amistad.<br />

II. Hannah Arendt, la escritora germano-norteamericana<br />

Después de los años de resistencia en Francia, pasa a residir en EEUU en 1941;<br />

allí vivirá hasta su muerte. Tanto en Europa como en América no cejará en su activismo<br />

político. Dedicada a la defensa de la causa judía, a la denuncia del genocidio y al<br />

estudio del antisemitismo de su época, puede decirse que la vida de Hannah Arendt,<br />

1 Artículo publicado en La Nueva España, «Cultura», nº 736, jueves, 12 de octubre de 2006, págs. I y II.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

profesora de filosofía política en las Universidades de Princeton, Chicago y Nueva<br />

York, la dedicó íntegramente a comprender y explicar aquel acontecimiento que cambió<br />

el rumbo de Europa y que afectó al mundo en su conjunto: el nazismo y el holocausto.<br />

¿Cómo pasó aquello, cómo fue posible que pasara?<br />

De este modo, toda su obra se concentra en torno a una temática: ¿qué es el<br />

totalitarismo? y ¿cuáles son sus causas? La respuesta a este tema central no la da sólo en<br />

Los orígenes del totalitarismo, su obra maestra de 1951, sino que se contagia al resto de<br />

su producción, porque en La condición humana (1958) tratará de buscar la respuesta del<br />

totalitarismo a través de un estudio histórico y antropológico, conectando el fenómeno<br />

de la génesis cultural con sus causas profundas; y después en Sobre la revolución<br />

(1965) volverá, de algún modo, a la misma «obsesión», tratando ahora de entender las<br />

diferencias entre la revolución americana –de parte de la cual se alinea- y las<br />

revoluciones francesa y comunistas, como causas directas del modelo americano y<br />

europeo; su pro-americanismo no empecerá que en Crisis de la República (1972)<br />

arremeta contra los males de su patria adoptiva, en la que se encuentran también fuertes<br />

amenazas totalitarias, tras las guerras de Vietnam y Corea, tras el macartismo y el<br />

Watergate; en su obra póstuma e inacabada La vida del espíritu (1978) retoma sin cesar<br />

el tema, en otra de sus aristas.<br />

III. Los recovecos del totalitarismo<br />

Quien se ha convertido, probablemente, en la máxima especialista en el<br />

fenómeno del totalitarismo se niega a conceder que se trate de un mero paréntesis<br />

anómalo, de una excepción muy particular o de una patología inusual, es más bien una<br />

de las formas habituales de política.<br />

El totalitarismo nos lleva de inmediato a pensar en la Alemania nazi y en<br />

personajes como Adolf Eichmann, juzgado en Jerusalén (Eichmann in Jerusalem,<br />

1965). Este dirigente nacionalsocialista no es, para Arendt, un ser demoníaco o<br />

monstruoso sino del montón, de la masa y su característica no es la brutalidad ni el<br />

atraso, sino su aislamiento y su falta de relaciones sociales. Este nazi que obedecía<br />

afanosamente las órdenes de Hitler no tenía capacidad de pensar ni voluntad<br />

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independiente, aunque en el proceso fuera capaz de recitar máximas morales, porque<br />

había renunciado a ser persona y a su carácter ético; de aquí que, en opinión de Arendt,<br />

de lo que se trata es de aprender cómo el juicio que sigue al pensamiento puede servir<br />

de guía en el mundo.<br />

Después del nazismo, Alemania cayó en una profunda desorientación<br />

moral surgida de la confusión entre la verdad y la realidad. El programa de<br />

desnazificación se vuelve casi imposible; casi todos habían tenido carnet del partido,<br />

unos convencidos, otros transigiendo, otros amenazados y otros como infiltrados<br />

antinazis. Los que se adhirieron al nazismo a la fuerza pasaron del reconocimiento de la<br />

presión inicial a buscar una exigible convicción interior, y de esta consecuencia<br />

acabaron sacando la conclusión de que había sido su misma conciencia la que les había<br />

engañado. Eran más bien marionetas en un drama, del que en definitiva no acaban de<br />

hacerse responsables individualmente en ningún grado, según nos relata Arendt en<br />

Tiempos presentes (Gedisa, 2002).<br />

El nazismo supuso una corriente ideológica sin ningún apoyo en la<br />

tradición, éste es su distintivo peculiar; sin embargo el nazismo no es la única forma de<br />

totalitarismo, porque el comunismo ruso también es otro modo totalitario. Por supuesto,<br />

la izquierda marxista no le perdonará que no establezca diferencias. Del mismo modo<br />

que en las décadas de mediados del siglo XX, la gente que en Europa se la denomina<br />

«reaccionaria» es la que tiene simpatía por Norteamérica, mientras que una pose<br />

antiamericana es la mejor manera de hacerse el liberal, criticar al comunismo real de<br />

totalitario suponía hacerle el juego a la derecha; sin embargo, Arendt no querrá quedar<br />

prisionera en estos maniqueísmos, porque, el totalitarismo consiste, en definitiva, en que<br />

todo se presenta como político: desde lo jurídico y económico hasta lo pedagógico y<br />

científico, en el sentido de que todas las cosas se tornan exclusivamente públicas, a<br />

costa de destruir la vida privada y de abocar a un individualismo gregario.<br />

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IV. Finalidad del pensamiento de Hannah Arendt<br />

Tras del estudio de las raíces del totalitarismo –del que aquí sólo despuntan unos<br />

someros apuntes- y tras de todos los demás temas relacionados con el signo de la<br />

política actual, la segregación y el racismo, la violencia, la guerra, la desobediencia<br />

civil… Arendt está trazando unas líneas de teoría política, que pretenden proyectarse<br />

como una vía alternativa a los males de nuestro tiempo, todavía sin recorrer. Entre la<br />

izquierda y la derecha clásicas ve la filósofa germano-americana una vía que ha de<br />

trazarse, no tanto buscando el centro cuanto un descentramiento de la cuestión. «Los<br />

problemas centrales del mundo son hoy cómo organizar políticamente las sociedades de<br />

masas y cómo integrar políticamente el poder técnico» («Europa y América. Sueño y<br />

pesadilla», Tiempos presentes, pág. 89). El poder político sigue interpretándose como<br />

un «juicio de Dios» en el que quien mejor maneje la violencia tiene la razón.; sin<br />

embargo, estas doctrinas, comprensibles en parte para el siglo XIX de Marx, han<br />

quedado, parece, refutadas; pero no porque hayan pasado de moda sus usos, sino porque<br />

el modo cómo se ha gestado históricamente el quehacer político ha conducido a un siglo<br />

XX más conformado por sus guerras que por el parlamentarismo o la democracia. De<br />

ahí que este esquema haya de ser superado. ¿Cómo? Aquí entra la utopía proyectada por<br />

Arendt.<br />

Los valores fundamentales han de ser la libertad, la igualdad concebida desde la<br />

libertad y la acción. Este es el concepto novedoso que Arendt nos presenta, a través del<br />

cual diseña su modelo liberador: la acción. La condición humana alberga tres estratos: la<br />

labor, el trabajo y la acción. El animal laborans se mueve en función de sus mismas<br />

necesidades de escala animal; en la Antigüedad eran los esclavos quienes se ocupaban<br />

de esta obligada e ingrata tarea. El homo faber, propiamente el trabajador que no se<br />

limita a las tareas de supervivencia biológica, se halla implicado en el desarrollo de un<br />

mundo técnico, que se vuelve el paradigma de la edad moderna. Estas dos dimensiones<br />

han dejado continuamente depreciada la dimensión que es la que propiamente define al<br />

ser humano: la acción. En una sociedad que está dejando de ser cada vez más una<br />

sociedad de clases para hacerse una sociedad de masas no procede cambiar simplemente<br />

unos medios por otros, atrapados en el esquema medios-fines, en el que se tiende a<br />

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justificar siempre los medios una vez puestos los fines. Se trata de que sea la «acción<br />

asociativa» la principal impulsora de la vida política; por encima de la parcialidad de los<br />

partidos políticos, más allá de las cegueras o engaños de los movimientos de masas<br />

organizados sólo como mera opinión pública, la política se revitalizará y encontrará el<br />

esquema de la igualdad, además de en el escrupulosos respeto de los derechos jurídicos,<br />

en la participación asociativa. La acción organizada social, que arrancando de puntos<br />

espontáneos y de intereses concretos, se configura como institución político-moral, en el<br />

seno de la sociedad, es la fórmula para la despolitización de la sociedad de masas.<br />

Pero este sujeto que se asocia ha de permanecer independiente y libre. La pauta<br />

del propio yo es la pauta moral definitiva, y no las normas o leyes objetivas cayendo<br />

verticales sobre el sujeto, porque la moral es, desde Sócrates, un asunto de conciencia y<br />

ésta una cuestión particular. Y porque se rehuya absolutamente la acción gregaria no se<br />

consiente, por ello, el individualismo, muy al contrario, la acción ha de ser siempre<br />

asociativa. Por otra parte, de nada sirve para el propósito de intervenir en política,<br />

finalmente, un sujeto que se vuelve incapaz de generar sus propios juicios. No hay<br />

tantas buenas y malas causas morales como buenas o malas maneras de asociarse y de<br />

hacer política. Las asociaciones ideologizadas, en el sentido clásico de los partidos<br />

políticos, acaban siendo malas maneras; las asociaciones donde las personas tienen<br />

pensamiento independiente y mantienen su libertad son las maneras a perseguir. Estos<br />

modos asociativos han formado parte de la vida política americana, en contraposición al<br />

modo de hacer política de los europeos, el lugar donde sí han sido posibles los<br />

totalitarismos. Y no es que EEUU sea inmune, porque también en él se dan algunos de<br />

sus síntomas, sino que su modelo de revolución, el valor de la libertad tan afianzada en<br />

su Constitución y el haber propiciado una vida asociativa bastante rica ha hecho que se<br />

haya situado políticamente al frente del mundo. Lo que no quiere decir que Arendt sea<br />

ciega a todas las corrupciones del sistema americano, y de ahí su Crisis de la República.<br />

V. ¿Qué nos queda hoy de Hannah Arendt? Crítica a sus ideas<br />

La respuesta ha de depender del posicionamiento político de cada cual. Mucho<br />

quedará para un espíritu eminentemente liberal y progresista, menos, para quien no<br />

admita como pertinente algunos de los protagonistas que entran en liza en su filosofía<br />

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política: un subjetivismo desmesurado, hijo de su postura religiosa; la demonización de<br />

los partidos políticos como si las «asociaciones» de personas «activas» pudieran dejar<br />

de ser «partidos» y pudieran dejar de ser «políticos». Podría decirse que el esquema<br />

teórico que está en su fundamento, que diferencia entre lo perverso de la mecánica<br />

política (medios-fines) y lo prístino de la política moral (acción asociativa), no se<br />

sostiene no porque no se den esos fenómenos distintos sino porque no es viable hacer<br />

esa separación distante como si de dos cosas separables se tratara; ambas van unidas y<br />

ciertamente la mecánica medios-fines es tan humana como cualquier otro modo de<br />

resolver los problemas de la vida política que acucian al hombre libre y con afán de<br />

igualdad.<br />

Nos quedan los análisis de una cronista de su tiempo genial. Nos quedan análisis<br />

aplicados muy finos, difíciles de mejorar, en los temas que dominó. Nos quedan muchas<br />

doctrinas de su teoría política fecundas. Es verdad que sus ideas provocan, a menudo,<br />

fascinación e irritación a un mismo tiempo. Quien quiera conocer a la persona que hay<br />

tras este personaje histórico dispone ahora de una reciente reedición de una muy buena<br />

biografía, la de Elisabeth Young-Bruehl: Hannah Arendt. Una biografía (Paidós, 2006).<br />

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Comentario sobre Pensadores políticos contemporáneos,<br />

de Bhikhu Parekh (Alianza, 2005),<br />

Silverio Sánchez Corredera 1<br />

Bhikhu Parekh, hindú y británico, educado en las universidades de Bombay y<br />

de Inglaterra, nombrado Lord, especialista en temas de multiculturalismo y<br />

colonialismo, estudioso de figuras del mundo político como Mahatma Gandhi, Hannah<br />

Arend, Karl Marx, Jeremy Bentham, ha profundizado en temas de teoría política y<br />

recientemente Alianza Editorial ha reeditado Pensadores políticos contemporáneos<br />

(2005), obra que Parekh había publicado en inglés (Contemporary Political Thinkers)<br />

en 1982, donde repasa el pensamiento político contemporáneo a través de siete<br />

diferentes teorías del siglo XX. Resultan de su lectura nueve visiones, la que uno mismo<br />

extrae al poder contrastar distintos enfoques, aquélla por la que Bhikhu Parekh se va<br />

decantando y la que se sintetiza de cada uno de nuestros siete teóricos: Hannah Arendt,<br />

Isaiah Berlin, Crawford B. Macpherson, Herbert Marcuse, Michael Oakeshott, Karl<br />

Popper y John Rawls.<br />

Bhikhu Parekh acierta a presentar en lenguaje comprensible cada uno de las<br />

teorías políticas sustentadas por estos autores; procede primero a desplegar con<br />

suficiente rigor el pensamiento ajeno para finalizar cada uno de los siete capítulos con<br />

una crítica en la que separa las ideas que según su parecer consiguen mantener validez<br />

con el paso del tiempo a la vez que pone al descubierto las líneas más inconsistentes o<br />

las ideas peor fundamentadas, en donde deja ver Parekh sus propias concepciones.<br />

Por nuestra cuenta, hemos extraído del estudio de Parekh lo que interpretamos<br />

como su columna vertebral, que hemos creído ver en la importancia que alcanza la idea<br />

de libertad en todos estos autores. Abordamos aquí, en una primera entrega, los cuatro<br />

primeros.<br />

1 Artículo publicado en La Nueva España, «Cultura, nº 734, El Milenio», jueves, 29 de junio de 2006.<br />

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Hannah Arendt (1906-1975)<br />

Para Bhikhu Parekh, una de las ideas en las que incide Hannah Arendt, en línea<br />

–creemos- con su enfoque fenomenológico, persuadida del valor existencial radical de<br />

la experiencia política, es su convicción de que, al lado de otros atractivos culturales que<br />

se han difundido con éxito en la civilización occidental, la política debería alcanzar un<br />

puesto de primer orden en el interés de la vida del ciudadano común. No se refiere la<br />

politóloga alemana, nacionalizada estadounidense, a un seguimiento a distancia y<br />

aunque atento pasivo, sino a un verdadero compromiso participativo, que incluye<br />

siempre por definición el afán de mejorar la vida pública. Esta versatilidad<br />

transformadora queda localizada en la capacidad para la libertad, que no significa aquí<br />

simple capacidad de elegir sino de trascender lo que hay dado y empezar algo nuevo,<br />

porque precisamente el hombre se distingue del resto del mundo natural por su<br />

condición de ser libre. Pero apunta Parekh que la clase de política que Arendt tanto<br />

admira, basada en la importancia concedida al respeto a la diversidad, tiene,<br />

paradójicamente, escasas probabilidades de darse en el tipo de sociedad que preconiza,<br />

porque «su comunidad política se basa en el supuesto de que no existan grandes<br />

conflictos de intereses, de ideologías y de principios morales, y de que cada ciudadano,<br />

al no estar apasionadamente comprometido con sus creencias y opiniones, sondee y<br />

examine desinteresadamente sus propias opiniones y las de los demás, y aspire a<br />

alcanzar un consenso aceptable para todos». A nuestro entender, el equilibrio que<br />

pretende Arendt, experta en cuestiones de totalitarismo y de judaísmo, quiere combinar<br />

el interés acendrado por la cosa política con la falta de pasión ideológica; pero ¿cuál<br />

sería el motor del interés político, acaso algún tipo de convicción racional pura?, y<br />

supuesto que los hombres pudieran conducirse racionalmente, ¿dónde ubicar ese lugar<br />

«puro» en que, en lo fundamental, coincidiríamos todos?<br />

Isaiah Berlin (1909-1997)<br />

Viene muy bien, en nuestra opinión, esta segunda figura de otro perseguido, ruso<br />

nacionalizado británico, porque contrasta con la de nuestra autora anterior en un punto<br />

neurálgico. Isaiah Berlin rechaza la idea armonista de que los valores humanos sean en<br />

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general conciliables. Al contrario de lo que suele mantenerse en la teoría ético-política,<br />

quien elige unos valores deja otros irremisiblemente, porque son inconmensurables en<br />

muchas ocasiones y no se pueden cargar en el mismo equipaje combinándolos a<br />

voluntad. Puestos a elegir y privilegiar algún valor sobre los demás, el liberal Isaiah<br />

elige la libertad, entendida no en el sentido de aquella libertad social de saber seguir lo<br />

mejor para el conjunto, donde la libertad coincide con la racionalidad y, a su vez, puede<br />

acordarse fácilmente con la autoridad; no esta libertad, a la que Berlin pone el nombre<br />

de «libertad positiva», sino la «libertad negativa» o posibilidad de elección sin<br />

interferencia externa es la que ensalza el filósofo británico como uno de los valores más<br />

irrenunciables: «La necesidad de elegir es inherente a la misma naturaleza y ser del<br />

hombre, y la libertad es, por lo tanto, una necesidad moral y ontológica. Privarnos de<br />

ella equivale a privarnos de nuestra humanidad». En respuesta a esta especie de lo que<br />

nosotros llamaríamos «dictadura de la capacidad de elegir» (el asesino queda también<br />

justificado al elegir sus crímenes, según Berlin, no primariamente en tanto que asesino<br />

pero sí indirectamente en tanto que libre) Parekh encuentra que el punto flojo de esta<br />

teoría liberal reside en suponer que la libertad se obtiene de la naturaleza y no de la<br />

misma sociedad. Y en esta línea concluye que no hay libertad en general sino libertades,<br />

distintas, dependientes siempre de contextos sociales. Si para Berlin la libertad<br />

individual tiene un valor quasi-absoluto, para Parekh habría libertades buenas y malas,<br />

precisamente en función de su repercusión social, y, por tanto, no siempre sería bueno<br />

ser libre, contra la opinión de Berlin.<br />

C. B. Macpherson (1911-1987)<br />

Crawford Brough Macpherson, coetáneo estricto de Berlin, representa un intento<br />

de superar los planteamientos estrechos del liberalismo, partiendo de lo que éste tiene de<br />

positivo y mejorándolo con las aportaciones del análisis social marxista. En el sistema<br />

capitalista sólo pueden desarrollar su libertad los poseedores de los medios de<br />

producción, porque quienes tienen que vender su fuerza de trabajo venden también su<br />

libertad, cuando su tiempo queda reducido al necesario para reponer sus fuerzas y a un<br />

sobrante utilizado exclusivamente, en la práctica, para ser simples consumidores. Para<br />

Macpherson como para Berlin la libertad es el ingrediente principal de la humanidad del<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

hombre, pero, ahora contra Berlin, el trabajador sufre una «disminución de la esencia<br />

humana» fundamentalmente por no poder realizarse como ser libre. Macpherson ve la<br />

solución en un Estado mediador entre los antagonismos de clase, que sea capaz de<br />

regular el acceso de todos a una renta y que rompa esa bipolarización entre «esclavos» y<br />

seres libres, para que todos puedan maximizar sus capacidades humanas. Parekh, que se<br />

mantiene muy receptivo a las propuestas de Macpherson, apunta críticamente que no se<br />

ha conseguido una teoría social consistente, cuando se pretende superar dos posturas<br />

antagónicas uniendo sus extremos, al crear una sociedad socialista para que el hombre<br />

liberal se realice, porque no está claro que cuando todos los individuos pudieran<br />

realizarse libremente, éstos serían a la vez más cooperativos, menos posesivos y más<br />

sociales.<br />

Herbert Marcuse (1898-1979)<br />

En una línea también crítica con el neoliberalismo capitalista, como la de<br />

Macpherson, aunque apuntando hacia otro derrotero, Herbert Marcuse defiende que el<br />

hombre aspira como máximos valores a la racionalidad, la libertad y la felicidad. Éstos<br />

no se oponen sino que se conjugan y se exigen entre sí. La vida social ha venido<br />

guiándose por principios irracionales, basados en un ejercicio del poder que busca la<br />

dominación en lugar de la autoridad; a la dominación se llega a través de la alienación y<br />

de la falta de libertad, que crean infelicidad o cuando menos pseudofelicidad. El poder<br />

sólo debería ejercerse como autoridad, en cuanto ésta se basa en la libertad, no en la<br />

imposición; si bien, una vez la autoridad queda institucionalizada puede transformarse<br />

siempre de nuevo en poder dominador que amenaza otra vez el anhelo humano de<br />

verdadera libertad. La libertad resulta ser falsa cuando funciona movida por deseos<br />

inducidos externamente; la verdadera libertad está ligada a la autodeterminación<br />

personal y social, y ésta se desarrolla cuando aflora la verdadera naturaleza humana que<br />

es un compuesto de razón y de eros. Estos dos elementos han funcionado escindidos y<br />

han de ser conciliados en un futuro orden social, como el recto camino que lleva a la<br />

humana felicidad, que, al lado del orden, supone la afirmación del eros, pero no el de los<br />

simples placeres físicos sino el que incluye el amor a la verdad, a la belleza y a la<br />

bondad. Al ser el hombre verdaderamente libre, brota su mejor naturaleza. La teoría<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

crítica social de Marcuse se basa en que los sujetos que no están alienados por las falsas<br />

ofertas de libertad-felicidad del sistema capitalista opresivo, han de luchar por un<br />

modelo de gobierno que base su autoridad no en el cumplimiento de meros aspectos<br />

formales sino en la capacidad de conseguir objetivos sustantivos, que son la mayor<br />

libertad y felicidad (verdaderas) de sus ciudadanos, aquéllas que realizan la esencia del<br />

ser humano y no las que irracionalmente conducen a su alienación. Sumando la<br />

liberación social propuesta por Marx y la liberación personal del eros preconizada por<br />

Freud, Marcuse cree tener el modelo a seguir, pero se interroga Parekh, en la certeza de<br />

que el alemán, miembro de la escuela de Frankfurt, también emigrado a EEUU, es más<br />

interesante por lo que denuncia que por lo que propone porque ¿existe esa naturaleza<br />

ideal de la que habla Marcuse?, ¿existe la posibilidad de sumar la razón, la libertad y la<br />

felicidad? (téngase en cuenta que al lado de las que son verdaderas caben la falsa razón,<br />

la peudo-libertad y la pseudo-felicidad)<br />

Una síntesis<br />

Lo que, por nuestra parte, sacamos en conclusión de aquí, es que Arendt, Berlin,<br />

Macpherson y Marcuse comparten, a la hora de concebir la mejor de las teorías políticas<br />

posibles, una defensa sin restricciones del valor de la libertad. Es verdad que cada uno<br />

entiende la libertad desde luego no enteramente igual e, incluso, de manera claramente<br />

divergente. Berlin es el adalid de la idea de libertad en el sentido más político-liberal<br />

estandarizado, la libertad que alcanza su verdadera escala en la voluntad del sujeto<br />

individual; Arendt pretende una libertad deducida, creemos, de la idea moral kantiana<br />

pero insistiendo ahora en que la conciencia individual debería coincidir en lo esencial<br />

con la colectiva también en la solución de los problemas políticos. Macpherson y<br />

Marcuse quieren distanciarse de los planteamientos político-liberales, pero, en el caso<br />

del primero para diseñar un nuevo modelo liberal más social y en el segundo para<br />

plantear una vía de salida de la sociedad liberal capitalista que busca en suma<br />

reencontrarse con su valor más preciado, recuperado eso sí en su esencia verdadera: la<br />

libertad.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Todos ellos son pensadores políticos contemporáneos tras la libertad, no sólo<br />

porque quieran asegurar este derecho humano bastante reciente sino porque entienden<br />

que puede ser utilizado como argumento político. Pero nos preguntamos: ¿es la libertad<br />

el eje principal en torno al cual habrá de seguir intentándose construir esa casa común<br />

donde habitar, que llamamos teoría política? Porque, planteamos, si la vida política<br />

tiene que ver con la gestión de las injusticias, es decir, dicho más correctamente, si la<br />

vida social tiene que ver con la búsqueda de la justicia, ha de ser sin duda la libertad uno<br />

de los elementos que se conjuguen en ese esfuerzo, pero teniendo en cuenta que otros<br />

han creído apostar más por otras ideas (pongamos, como ejemplo, la igualdad, ese otro<br />

concepto tan complejo y tan fácil de ser incomprendido) ¿ha de ser la libertad el eje<br />

fundamental? Porque, además, si no circunscribimos bien a qué libertad o libertades nos<br />

referimos, además de incurrir en la peor metafísica, ¿no estaremos cómodamente<br />

revistiéndonos de un mito muy de nuestro tiempo, que como tal mito gana en presencia<br />

aparente pero retrocede en fuerza real? Siempre cabe poner a prueba el axioma de la<br />

libertad con lo que Lenin dijo: «¿Libertad?, ¡para qué!», a lo que añadimos<br />

previniéndonos contra los malentendidos: «¡libertad!, ¡por supuesto!, pero ¿por qué y<br />

para qué?»<br />

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Eric Berne. Teórico de la comunicación. Felicísimo Valbuena de la Fuente (editor),<br />

Fundación General Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2006, 383 págs.<br />

Por Antonio José López Cruces<br />

El presente volumen recoge los trabajos<br />

presentados por profesores y licenciados universitarios,<br />

médicos y analistas transaccionalistas durante el Curso<br />

“Eric Berne, 35 años después. Balance de sus<br />

contribuciones al campo de la Comunicación” celebrado<br />

en la Universidad Complutense entre el 14 y el 18 de<br />

noviembre de 2005 y dirigido por Felicísimo Valbuena de<br />

la Fuente. A raíz del mismo se inauguró, al cuidado de los<br />

profesores Valbuena, Aladro y Sáez Alonso, una página<br />

web, www.bernecomunicacion.net, que se ha convertido<br />

en inevitable punto de referencia para todos los interesados<br />

en la vida y la obra de Berne y en las contribuciones de sus<br />

seguidores sobre los Análisis Estructural, Transaccional, de Juegos y de Guiones.<br />

En la “Presentación”, Felicísimo Valbuena, analista transaccional y catedrático de<br />

Teoría de la Información de la Facultad de Ciencias de la Información en la Universidad<br />

Complutense, recuerda cómo dos libros que se cruzaron en el camino de Berne alejaron a<br />

éste del psicoanálisis oficial: Cibernética (1948) de N. Wiener y La Teoría Matemática de<br />

la Comunicación (1949) de C. Shannon y W. Weaver; considera más adecuadas las teorías<br />

de Berne que las de Freud para la actual Edad de los Sistemas, inaugurada hacia 1940;<br />

elogia su estilo claro, su humor y su amor a la razón narrativa, y señala cómo sus<br />

principales obras -Mente en acción, Análisis Transaccional en Terapéutica, El sexo en el<br />

amor humano, Juegos en que participamos y ¿Qué dice usted después de decir “Hola”?-<br />

siguen siendo leídas con el máximo interés.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

La primera parte del volumen, la más extensa de las tres en que se halla dividido, se<br />

titula “Vida y sistema de Eric Berne”.<br />

Francisco Massó Cantarero, psicólogo clínico, analista transaccional y miembro de<br />

la Asociación Latinoamericana de Análisis Transaccional, lleva a cabo en su artículo “Eric<br />

Berne: Marciano, Niño abandonado y Cuentacuentos” (13-22) una literaria aproximación a<br />

la proteica personalidad de Berne, buscando relacionar los datos de su biografía -la pérdida<br />

de su padre, “médico de pobres”, cuando sólo contaba dieciséis años, su amor a la medicina<br />

y la psiquiatría, su ruptura con el psicoanálisis oficial, su sentido del humor y su “necesidad<br />

diogénica de sarcasmo”- con sus principales aportaciones teóricas. Recoge el autor al final<br />

de su trabajo tres espléndidos cuentos de Berne: “Independencia”, “Potaje con pollo” y “La<br />

palma de tu mano”.<br />

Felicísimo Valbuena presenta cuatro extensos artículos, previamente aparecidos –no<br />

se incluye en el volumen el que abría la serie: “Eric Berne, visto desde la teoría del Cierre<br />

Categorial”- entre los meses de julio y diciembre de 2004, en la revista de filosofía El<br />

Catoblepas (<strong>número</strong>s 29, 31, 32, 33 y 34).<br />

En “Los tres estados del Ego, en obras literarias y cinematográficas” (35-65), se<br />

propone relacionar el Análisis Estructural de Primer Orden de Berne con los tres géneros de<br />

materialidad (M1, M2 y M3) del Materialismo filosófico de Gustavo Bueno, usando como<br />

ilustración pasajes de La Ilíada de Homero y secuencias de las películas Al Rojo Vivo de<br />

Raoul Wash y El Tercer Hombre de Carol Reed, ambas de 1949, para mostrar de esta<br />

didáctica manera los súbitos saltos o “viajes” de los personajes desde un estado del Ego<br />

(Padre, Niño, Adulto) a otro, lo que exige que las fronteras entre ellos no sean rígidas.<br />

Aborda luego los conceptos de “segregación”, “exclusión” y “contaminación” -causantes<br />

de prejuicios, ilusiones y alucinaciones- junto a las soluciones terapéuticas que buscan<br />

lograr que el paciente separe los tres círculos de los tres estados del Ego y sea consciente de<br />

cuándo un círculo se introduce en otro. Asimismo, relaciona los métodos usados por Berne<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org


Noticia y Critica de Libros 457<br />

para reconocer el estado del Ego en que se encuentra el paciente en cada momento con los<br />

seis métodos de reconocimiento o anagnórisis que sugiere Aristóteles en su Poética.<br />

En “El Análisis Transaccional de segundo orden, de Berne” (67-100), Valbuena<br />

recuerda la división aristotélica entre argumentos artísticos e inartísticos (los testigos<br />

sometidos a interrogatorio, la legislación precedente), para centrarse en los últimos, por los<br />

que Aristóteles no mostró demasiado interés, pasando a destacar el concepto de<br />

“Anamnesis” tal como lo trata Gustavo Bueno y que se halla en la base del concepto de<br />

“Prólepsis” (anticipación, proyecto, programa, plan), puesto que sólo cabe proyectar, y<br />

entender a los otros y entendernos, recordando. Berne nos facilita los planos de la<br />

personalidad, pero el nivel de profundidad del trabajo de Análisis dependerá de hasta dónde<br />

el paciente quiera recordar, estimulado por las preguntas de su terapeuta. A continuación,<br />

son estudiados el Padre y el Niño de Segundo Orden. Las subdivisiones introducidas por<br />

Berne en su nuevo modelo (Padre en el Padre, Adulto en el Padre, Niño en el Padre; Niño<br />

en el Niño, Niño en el Padre, etc.) son ilustradas, una a una, gracias al guión de la divertida<br />

comedia de Pietro Fermi Seducida y abandonada, que presenta la psicopatología cultural<br />

del honor entre los sicilianos. Un análisis parecido al aquí expuesto, sugiere Felicísimo<br />

Valbuena, podría ser aplicado a los dramas de honor calderonianos.<br />

En “El Análisis Transaccional (propiamente dicho), de Eric Berne” (109-142),<br />

Felicísimo Valbuena se centra en la Transacción, que busca que el Adulto retenga el poder<br />

ejecutivo frente al Padre y el Niño, sin manipular a los demás ni ser manipulado por ellos<br />

de manera destructiva. Examina, ilustrando su explicación con textos extraídos de guiones<br />

de películas, las transacciones complementarias (las simétricas, transitivas y reflexivas:<br />

juego, intimidad, amor, compañerismo; y las asimétricas, intransitivas y no-reflexivas:<br />

admiración, respeto, apoyo, enseñanza, consejo, petición de ayuda); las transacciones<br />

cruzadas (quejumbrosas, arrogantes, exasperantes o insolentes, punzantes), y las<br />

transacciones ulteriores (angulares: la hipocresía unilateral o la traición; y dobles: la<br />

hipocresía multilateral), en las que hay un motivo oculto y los interlocutores llevan a cabo<br />

un doble juego, actuando a la vez en el nivel social y en el nivel psicológico. En el apartado<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

“Análisis Transaccional y Matemáticas” se destaca la presencia constante de los <strong>número</strong>s<br />

en Berne y los transaccionalistas. Las transacciones posibles entre dos o más personas<br />

según los estados del Ego son: 9 complementarias, 72 cruzadas, 36 angulares, 6480 dobles,<br />

aunque la mayoría tienen sólo un interés académico. El AT, un modelo eficaz y dotado de<br />

una elevada economía, no ha encontrado hasta el momento contraejemplos.<br />

Con su artículo “Los juegos comunicativos, de Eric Berne” (163-221) Valbuena<br />

contribuye a la “cartografía de los juegos”, catalogando los habituales en el mundo del<br />

periodismo, labor que puede servir de guía para hacer lo mismo con otras profesiones en las<br />

que tampoco faltarán los “delirios gremiales” de los que habla Gustavo Bueno a propósito<br />

de médicos, legistas o químicos. Utilizando como marco la cartografía del mundo subjetivo<br />

que ofrece Bueno en sus tres géneros de materialidad, se parte de las necesidades, hambres<br />

y apetitos de las personas señaladas por Maslow (de estímulos o de sensaciones; de<br />

reconocimiento; de estructura o programación; de incidentes) y se explican las modalidades<br />

de estructurar el tiempo concebidas por Berne (soledad, apartamiento o retiro, rituales,<br />

actividades, pasatiempos, juegos, intimidad) a través del concepto antropológico de<br />

“ceremonia” y la clasificación de las ceremonias llevadas a cabo por el filósofo. Se estudian<br />

los elementos de la teoría del Juego de Berne: los papeles (perseguidor, víctima, salvador,<br />

enlace y comodín); las ventajas (biológicas, psicológicas, existenciales), recompensas o<br />

pagos del jugador, que satisfacen una necesidad determinada; las antítesis o antídotos de<br />

cada juego, que buscan hallar la estructura real que se esconde bajo sus apariencias falaces<br />

a fin de neutralizarlos. A continuación se procede a clasificar los juegos según el tipo de<br />

hambre o necesidad que tratan de satisfacer. Por fin, se proponen futuros caminos de<br />

investigación: las múltiples maneras que tienen las personas de encadenar unos juegos a<br />

otros, siendo a menudo la respuesta a un juego otro complementario, o la búsqueda de las<br />

antítesis para los diferentes juegos, que no cesan de actualizarse y complicarse, dadas las<br />

complejidades de la vida actual, siendo el humor un instrumento idóneo para dicha<br />

búsqueda.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

aporta herramientas vitales para “aislar las relaciones humanas, prestarles intensa atención<br />

y utilizarlas finalmente para cambiar o para producir nuevas experiencias en las personas”.<br />

José Jiménez Ruiz, psicólogo especialista en Terapia Familiar, destaca en “La<br />

comunicación en la pareja” (143-161) la utilidad terapéutica del egograma (creación del<br />

analista transaccionalista Dusay), ilustra su trabajo con historias clínicas frecuentes en los<br />

despachos de Orientación Familiar y estudia la comunicación patológica en el interior de la<br />

vida familiar y de pareja; las paralizadoras paradojas pragmáticas; la falsa comunicación y<br />

el miedo a las discrepancias; las características de las familias funcionales (las que con una<br />

razonable cohesión, y alejadas del peligroso “mito de la unidad familiar”, permiten la<br />

autonomía y la diferenciación de sus miembros); la “escalada simétrica” (competición de<br />

agresiones verbales en la que la pareja suele acabar con frases como “¡Y tú más!”); la<br />

dificultad del hombre occidental y en concreto de los alexitímicos, causada por una mala<br />

inteligencia emocional, de expresar sus sentimientos.<br />

José Luis Martorell, profesor titular de la UNED, aborda en “El Guión de vida” este<br />

concepto que Berne extrajo del psicoanálisis freudiano, al que dedicó su espléndido libro<br />

“¿Qué dice usted después de decir “Hola”?” y que hoy se utiliza con normalidad fuera del<br />

Análisis Transaccional. Los guiones de vida derivan de las decisiones tomadas en la<br />

infancia en un entorno familiar que otorga permisos y mensajes positivos o bien emite<br />

prohibiciones y mensajes negativos (atribuciones rígidas, hipercontrol, etc.); dan lugar a<br />

una programación que condicionará en adelante la vida de la persona en forma de creencias<br />

y comportamientos -mutuamente reforzados-, creando personalidades adaptadas o<br />

inadaptadas al medio en el que viven. Aunque no veía del todo claro si los guiones de vida -<br />

de triunfadores o de perdedores, harmáticos (autodestructivos), banales o fuertes- eran<br />

inconscientes o sólo pre-conscientes, Berne solía invitar al analista de guiones que se<br />

encontrase capacitado para ello a abordar el material inconsciente (miedo a la castración,<br />

complejo de Edipo, etc.), por formar éste parte del protocolo básico del guión.<br />

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En su “Reflexión filosófica sobre el Guión Vital, de Eric Berne” (233-251), el<br />

filósofo Gustavo Bueno Martínez defiende la deuda del norteamericano con la Psicología<br />

total de Adler, y en concreto con su “voluntad de poder”, aunque el sujeto de Berne siempre<br />

se encuentra incardinado dentro del grupo; clasifica sus teorías como Antropología<br />

psicológica; encuentra que habría ayudado al terapeuta norteamericano el hecho de contar<br />

con una teoría de los todos y de las partes (totalidades Atributivas y Distributivas), ya que<br />

el Ego exige una visión holística; y sorprende a los transaccionalistas llevando a cabo un<br />

reanálisis del juego de los estados del Ego, que explica a través de los tres axiomas de la<br />

mecánica de Newton, estableciendo una correspondencia o analogía entre el principio de<br />

inercia y el Niño; el principio de fuerza y el Padre; el principio de acción y reacción y el<br />

hecho de que las acciones y expresiones de los padres crean continuamente una reacción,<br />

un “antiguión” o “contraguión” en los niños. Concebir al Niño como “un principio de<br />

inercia” explicaría satisfactoriamente, a juicio de Bueno, por qué el Niño sigue existiendo<br />

también en estado de Adulto y en estado de Padre. El creador de la teoría del Cierre<br />

Categorial enfoca luego desde la teoría de Berne conceptos de la tradición filosófica como<br />

el de “persona” o el del “cogito” cartesiano, destacando cómo el concepto de “persona”<br />

presente en el terapeuta es de raíz claramente cristiana y relacionando el “cogito” con el<br />

Padre, que representaría el papel del genio maligno y engañador del que habla Descartes.<br />

En su reflexión ontológica sobre el Análisis Transaccional desde el materialismo filosófico,<br />

defiende Bueno que el modelo antropológico de Berne es el American way of life, centrado<br />

en “el consumidor de un mercado, con autonomía y libertad de transacción en el mercado”,<br />

programado por sus gustos y necesidades, y orientado desde fuera por planes de conducta.<br />

La teoría del Guión de Berne gira en torno a sujetos sometidos a una mecánica de guiones y<br />

contraguiones, de planes, a una inercia -la voluntad- que busca que cada cual persiga su<br />

bienestar y satisfacción según su voluntad de poder, lo que hace hablar a Bueno sobre el<br />

Análisis Transaccional como de “un mecanicismo total, un behaviorismo”, donde lo que<br />

pasa en el interior no interesa. Esas transacciones en las que de manera mecánica cada uno<br />

va ajustándose al entorno para obtener su autonomía es el modo de vida norteamericano,<br />

por lo que mientras éste persista, la antropología de Berne “está asegurada y consolidada”.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

Al hacerle notar Josep Lluís Camino, analista transaccional, la aparente<br />

contradicción entre el mecanicismo que señala en el Análisis Transaccional, por un lado, y<br />

la voluntad de poder y la búsqueda de libertad del ciudadano medio, por otro, Bueno<br />

recuerda que Berne fluctuó en el uso del concepto “voluntad de poder”, que tomó de Adler<br />

y de Nietzsche, e insiste en contemplar la teoría de Berne es “un determinismo psicológico,<br />

mecánico-psicológico”.<br />

Los tres trabajos siguientes estudian las emociones en el Análisis Transaccional.<br />

José Zurita Díaz, médico-psicoterapeuta y director del Instituto “Galene” de<br />

Psicoterapia, ofrece en "Las emociones en la Psicoterapia Humanista Integrativa” (259-<br />

264), como fruto de su experiencia terapéutica con toxicómanos, su diagrama de cinco<br />

niveles, nacido de cruzar el diagrama de la comunicación de Graham Barnes (niveles<br />

social, psicológico y existencial) con los tres niveles de actuación del Análisis<br />

Transaccional (acción, pensamiento y emoción). Se trabajarán por el terapeuta las<br />

emociones básicas: las agradables procedentes del amor (alegría, amor horizontal y poder)<br />

y las desagradables procedentes del miedo (tristeza, miedo lógico al peligro real y rabia),<br />

intentando que los cambios positivos logrados por los pacientes en uno de los niveles de su<br />

“columna personal” sean permanentes, asegurando cambios positivos en los niveles cada<br />

vez más profundos de su personalidad (donde se alojan el amor parental o el miedo<br />

existencial). Para evitar las recaídas y lograr una columna congruente y coherente, los<br />

pacientes deberán llevar a cabo redecisiones en su guión de vida, canalizar sentimientos<br />

como el miedo o la rabia y dejar pasar sentimientos como el amor y la alegría.<br />

Jordi Oller Vallejo, analista transaccional y autor de numerosos artículos en inglés<br />

sobre las teorías de Berne, lleva a cabo en “Las emociones en el Análisis Transaccional,<br />

relacionadas con los estados del yo” (253-257) un estudio de las emociones básicas<br />

(afecto, miedo, enfado, tristeza, alegría y tranquilidad) en los estados del yo de los modelos<br />

de primer y segundo orden de Berne. Pide se evite pensar que las emociones son exclusivas<br />

del Yo Niño y que éstas no actúan en los estados Padre y Adulto -que sería un “Adulto<br />

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Noticia y Critica de Libros 463<br />

robotizado” que obra racionalmente, marginando las emociones a fin de evitar su<br />

interferencia-, pues también sienten emociones -naturales, elásticas o parásitas- el Padre y<br />

el Adulto. Si Berne comenzó interesándose por el modelo histórico-biográfico de lo<br />

disfuncional, por las emociones disfuncionales del Adulto, el Niño y el Padre, el mejor<br />

Berne surgió al centrarse en las funcionalidades saludables de los estados del yo. Oller<br />

ofrece a continuación su propio modelo funcional –frente al Padre introyectado, el Adulto<br />

robotizado y el Niño Represivo de Berne- con el Padre Cuidador, el Adulto Individuador y<br />

el Niño Cuidado, y sus emociones correspondientes. Y en su modelo de segundo orden<br />

estudia las emociones propias de los estados Padre Nutricio y Padre Protector o Crítico;<br />

Adulto Reflexivo y Adulto Creativo; Niño Sumiso, Niño Retraído y Niño Libre.<br />

Jesús Cuadra Pérez, analista transaccional docente y supervisor, explica en “Sentires<br />

y Análisis Transaccional” (265-277) que en castellano la palabra “sentires” sirve para<br />

referirse a impulsos, necesidades, deseos, sensaciones, emociones, estados de ánimo y<br />

sentimientos, que son respuestas que aquí y ahora da la persona a estímulos internos y<br />

externos. Su manifestación a través de la expresión y la acción da lugar a consecuencias<br />

como: cambios, logros, reacciones, caricias, creencias nuevas, refuerzo o flexibilización del<br />

marco de referencia. Aporta Cuadra un “Mapa de los sentires” para facilitar el estudio de<br />

esta rica fuente de información sobre la persona. Dedica luego una detenida atención a las<br />

etapas de los procesos emocionales presentes en la rabia, la tristeza, el miedo y la alegría,<br />

apoyando su exposición en los trabajos de C. Moiso “The Feeling Loop” (1984) y “Talleres<br />

sobre ´Reacciones emocionales en la relación de ayuda´”(1994) y en el mecanismo de los<br />

sentimientos parásitos explicado por Fanita English, discípula de Berne, en “The<br />

Substitution Factor-Rackets & Racket Feelings” (1971), donde se destaca el decisivo papel<br />

de los padres y del entorno familiar en la etiquetación de las distintas clases de sentires del<br />

niño, que serán estimulados o prohibidos, obligándolo en este caso a ocultar sus<br />

sentimientos naturales detrás de sentimientos permitidos o parásitos.<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

La Segunda parte del presente volumen se titula “Aplicaciones del sistema de Eric<br />

Berne a algunos campos de la actividad humana” y reúne artículos que muestran las ricas<br />

posibilidades de utilización del Análisis Transaccional con los fines más variados.<br />

En “El Análisis Transaccional como técnica para comentar textos y… para<br />

redactarlos” (281-294), José María Román Sánchez., profesor del Departamento de<br />

Psicología de la Universidad de Valladolid, señala los ocho elementos del Análisis<br />

Transaccional que pueden utilizarse con vistas al Análisis de personajes literarios:<br />

estructura de la personalidad, funcionamiento de la personalidad, transacciones entre las<br />

personas, caricias, actitudes básicas ante la vida, emociones y sentimientos, estructuración<br />

del tiempo (Román aporta algunos “tempogramas”) y Roles básicos (perseguidor, víctima y<br />

salvador). El autor ha publicado los artículos “El Análisis Transaccional como técnica de<br />

´comentario de textos´” (1983) y “Una psicografía de santa Teresa” (1984), y ha<br />

coordinado el volumen Análisis Trasaccional: Modelo y Aplicaciones. (1994).<br />

Dos licenciados en Ciencias de la Información defenderán sus respectivas<br />

aportaciones la importancia de la intuición, del “pequeño profesor”, del “marciano”<br />

desprejuiciado que habita en cada uno de nosotros. En “Interpretación marciana de un<br />

mensaje en una sección de contactos” (195-303), Pablo Pascual Bécares, utilizando los<br />

mapas de conocimiento del Análisis Transaccional, los tipos psicológicos de Jung y la<br />

pirámide de necesidades de Maslow, realiza, a partir de la manifestación de los diversos<br />

estados del yo y de los juegos psicológicos observables en un pequeño texto de la sección<br />

de contactos de una revista, un estimulante trabajo deductivo, tras el cual nos cuenta su<br />

sueño de una futura colaboración ideal entre una medicina que aporte los datos biológicos,<br />

físicos y químicos de un individuo, y una. terapéutica que aporte la observación psicológica<br />

sobre el mismo, apoyadas ambas por la Informática, con vistas a conseguir un enfoque<br />

total, corporal y psicológico, del paciente. En “Una interpretación marciana de algunos<br />

cuentos” (305-315), Elena García Fernández estudia seis cuentos de hadas (Juan sin Miedo,<br />

Ricitos de oro, La princesa que no reía, El príncipe que se convirtió en rana, El baile de<br />

las princesas y El ruiseñor) utilizando elementos del Análisis Transaccional como el guión<br />

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de vida de cada personaje, los permisos (para Amar, para el Sexo, para Hacer las cosas<br />

bien, para Divertirse) o las prohibiciones (“No seas como tu madre”, “No rías”, “No salgas<br />

con hombres”…) que gravitan sobre ellos, la posición de partida de cada uno (por ejemplo:<br />

“Yo estoy bien. Tú estás mal”), los juegos a los que juegan, o la localización del<br />

“marciano” de la historia, el personaje que es capaz de ver, gracias a su intuición, lo que los<br />

demás no ven.<br />

Antonio Ares Parra, analista transaccional, y profesor de la Universidad<br />

Complutense, recuerda en “El liderazgo y las nuevas tecnologías de la información (N.T.I.)<br />

a través del Análisis Transaccional (A.T.)” (317-326) el interés que por el liderazgo y la<br />

comunicación en las organizaciones mostró siempre Berne, interés que sigue vivo en<br />

discípulos suyos como Muriel James, el autor de O. K. Boss (1975), que estudia los<br />

distintos estilos directivos. Al líder moderno se le exige crear buenos equipos de trabajo<br />

donde predominen la autonomía y la responsabilidad, ser un buen gestor de personal, saber<br />

movilizar los estados emocionales de sus empleados, ser proactivo y optimizar el uso de las<br />

nuevas tecnologías. Como ha señalado Claude Steiner, Berne se anticipó a muchas de las<br />

cuestiones teóricas, psicológicas y psicoterapéuticas de la Era de la Información; por eso el<br />

Análisis Transaccional puede ayudar eficazmente a los líderes de las empresas de hoy a<br />

superar los retos que les presenta el actual contexto tecnológico.<br />

Los dos siguientes trabajos abordan un campo por el que se interesó vivamente<br />

Berne, el de la antropología intercultural, habiendo pensado muchos estudiosos que, de<br />

haber vivido más, habría hecho valiosas aportaciones a las diversas psicopatologías de las<br />

diversas culturas (Berne es autor del artículo “The Mythology of dark and fair: pyschiatric<br />

use of folklore” (1959), donde estudia la génesis de los mitos de lo rubio y lo moreno y la<br />

influencia de éstos sobre sus pacientes).<br />

Rafael Sáez Alonso, autor de los artículos “La educación intercultural en el ámbito<br />

de la educación para el desarrollo humano sostenible” (2001) y “La Educación<br />

Intercultural” (2006), parte en su trabajo “Contribución del Análisis Transaccional al<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org<br />

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Noticia y Critica de Libros<br />

estudio de la comunicación intercultural” (327-333) de la necesidad de utilizar el Análisis<br />

Transaccional para someter el guión de vida o argumento cultural del paciente -proceso<br />

pre-consciente, normalmente cerrado, negativo, lleno de limitaciones ilusorias y anclado en<br />

el ayer- a una redecisión a fin de que pueda escapar del mismo, oponiéndole un “plan de<br />

vida”, racional, flexible, consciente, vivido en el presente y dirigido hacia el futuro. Una<br />

educación intercultural ayudará al logro de la autonomía individual y hará ver el modo en<br />

que se entrecruzan en cada individuo su vida personal y sus guiones culturales, religiosos,<br />

étnicos, sexuales, familiares y de clase social.<br />

En “Disposiciones emocionales en las fronteras de la comunicación intercultural”<br />

(335-348), Vanesa Sáiz Echezarreta, profesora de la Universidad Europea “Miguel de<br />

Cervantes” de Valladolid, apoyándose en la semiótica de la cultura de Yuri Lotman; en el<br />

“proceso de civilización” de Norbert Elias, con sus dos momentos sucesivos: la etapa de<br />

formalización o disciplinaria y la etapa de informatización; en el Deleuze de “las<br />

sociedades de control”; en Modernity at large (1996) de A. Appadurai; en el trabajo de C.<br />

Wouter “Sobre la sociogénesis de una tercera naturaleza en la civilización de las<br />

emociones” (1998) y en La ética moderna (2004) de Z. Bauman, se plantea las relaciones<br />

de nuestra sociedad con lo extraño, con el extranjero, al que asociamos con lo sucio,<br />

violento o salvaje, para centrarse en las representaciones que nos hacemos sobre las otras<br />

culturas, normalmente dentro del espacio estético, que permite la emancipación de las<br />

emociones sin consecuencias reconocidas. El problema es que las representaciones de los<br />

extraños, que aparecen como información, diversión o publicidad y que están controladas<br />

por quienes crean “la diferencia cultural”, no ayudan, por su superficialidad, a la<br />

comprensión del problema, manteniendo vivos el sentimiento de ambivalencia y confusión<br />

que los extraños crean en nosotros. No basta, pues, “justificar, tolerar u ocuparse de la<br />

diversidad cultural”; es preciso desmontar nuestros sentimientos de ambivalencia y de<br />

confusión, de superioridad o inferioridad, desmitificando “todo el aparato socio-discursivo<br />

(enunciacional) que los posibilita y legitima y que nos puede permitir vincular los espacios<br />

sociales, estéticos y éticos de la semiosfera”.<br />

466<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org


Noticia y Critica de Libros 467<br />

La Tercera parte del volumen se titula “Discusión filosófica sobre el Análisis<br />

Transaccional”.<br />

Francisco Massó Cantarero, en “Eric Berne, Creador de conceptos y filósofo<br />

existencial” (351-362) traza la historia intelectual de Berne. Influyeron en la conformación<br />

de su pensamiento: William James, el constructivismo de Kelly, la escuela del<br />

interaccionismo simbólico de Chicago (Blumer, G. Mead) o sus amigos la antropóloga<br />

Margaret Mead y el esposo de ésta, el experto en Teoría de la Comunicación Gregory<br />

Bateson, así como los miembros del Seminario de Psicología Social con quienes comparte<br />

la paternidad del Análisis Transaccional: Karpman, Steiner, English, Goulding, Schiff,<br />

Dusay, Kahler y Casper. Tras referirse a los estados del yo, señala Massó que el Análisis<br />

Transaccional es un metamodelo que permite entender otros modelos y que sintetiza<br />

saberes procedentes de otras fuentes como el psicoanálisis, el constructivismo, la teoría de<br />

la comunicación, el conductivismo o la psicología social. Destaca cómo Berne sitúa la<br />

comunicación como centro del proceso psicogenético de configuración del yo y cómo todas<br />

las operaciones terapéuticas que sugirió (integración, confrontación, explicación,<br />

ilustración, confirmación, interpretación, cristalización, apoyo, tranquilización, persuasión<br />

o permiso) son modalidades transaccionales de aplicación universal al ser humano.<br />

Describe luego el funcionamiento de los Juegos y del Argumento de vida y rastrea los<br />

posibles influjos de la Fenomenología de Husserl, Heidegger o Merleau-Ponty en el<br />

Análisis Transaccional. Afirma, por fin, que detrás de éste hay una filosofía de la vida y<br />

llama a Berne “filósofo existencial”.<br />

Josep Lluís Camino, Presidente de la Asociación Catalana de Análisis<br />

Transaccional, recoge en “Las bases fenomenológicas y existenciales del Análisis<br />

Transaccional” (363-367) los resultados de su estudio sobre las palabras clave presentes en<br />

las obras básicas de Berne, que afirma haber realizado bajo la inspiración del método<br />

cualitativo de la Filosofía Hermenéutica de Gadamer: “Fenomenología” aparece en 32<br />

ocasiones y “Existencialismo” y “temporalidad” -palabra tan unida a la filosofía<br />

existencialista-, en 20 y 85 respectivamente. A su juicio, semejante resultado refuerza el<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org<br />

467


468<br />

Noticia y Critica de Libros<br />

parentesco entre el Análisis Transaccional, la Fenomenología y el Existencialismo de<br />

Heidegger, Jaspers y Sartre.<br />

Por su parte, Gustavo Bueno reconoce abiertamente en “Nuevas vías para<br />

comprender la filosofia de Berne” (369-374) su dificultad para dialogar con los<br />

transaccionalistas, y afirma su creencia en que el Materialismo Filosófico posee una mayor<br />

potencia explicativa que el Análisis Transaccional. Niega toda utilidad a investigar las<br />

palabras clave de un autor, rechaza que el Análisis Transaccional necesite de ninguna<br />

filosofía y se muestra escéptico sobre la conexión de la teoría de Berne con la<br />

Fenomenología y el Existencialismo, insistiendo en el peso decisivo de la influencia de<br />

Adler. Berne aporta ante todo un concepto de libertad como necesidad y reafirma la<br />

responsabilidad humana. Lo que hace el analista berniano es reconvertir a su cliente al<br />

propio sistema, a su esquema de conceptos, para que pueda juzgarse y reorganizar sus<br />

exigencias, voluntades, delirios, fobias y temores, y le dice: “Tú tienes que comportarte<br />

responsablemente, hacerte cargo de tu vida, adaptarte”. Afirma Bueno que le ha interesado<br />

mucho el Análisis Transaccional, “una especie de materialismo radical de carácter<br />

mecánico, un mecanicismo psicologicista”, y que Berne imagina el Ego mejor que Freud, al<br />

no ser un Ego impersonal como el de éste. Como antropología vista desde la psicología,<br />

desea larga vida al Análisis Transaccional, pero insiste en que éste no es una filosofía.<br />

Felicísimo Valbuena, Josep Lluís Camino, Francisco Massó y Gustavo Bueno son<br />

los participantes en el “Coloquio sobre las Bases Filosóficas del Análisis Transaccional”<br />

(375-378). Los transaccionalistas parecen querer explicar lo que Bueno observa de<br />

mecanicismo en el sistema de Berne por la influencia sobre éste de su colaborador Claude<br />

Steiner, cuya profesión era mecánico de coches. Massó insiste en que siempre hay detrás de<br />

un quehacer una cosmovisión, una filosofía. Admite que el Análisis Transaccional nace en<br />

una sociedad de consumo, pero no observa en él un marcado carácter comercial, y recuerda<br />

que Berne usó antes que el de “transacción” el término “conciliación” y habló del “Análisis<br />

conciliatorio”. Cuando Massó afirma que en la neurosis no hay libertad y que la misión del<br />

Análisis Transaccional es devolver ésta al paciente, Bueno, que niega la libertad concebida<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía. Año II, 9 (marzo 2006). http://www.revistadefilosofia.org


Noticia y Critica de Libros 469<br />

de manera abstracta, se muestra escéptico sobre el hecho de que quien entra en la consulta<br />

neurótico y sin libertad salga de ella libre. En su opinión, el paciente saldrá igualmente<br />

determinado, aunque con otro tipo de determinación. Y utilizando su conocida ironía,<br />

advierte a los analistas transaccionales que “piensan con mucho optimismo en una sociedad<br />

donde, en principio, todos los ciudadanos pueden conciliarse entre sí, en una armonía de los<br />

individuos neuróticos que si no se reconcilian es porque están neuróticos; pero, una vez<br />

conciliados, ya pueden integrarse en la armonía universal, social, democrática de la<br />

sociedad de consumo”. La cuestión es que los problemas son objetivos y ellos son los que<br />

producen las neurosis. No le parece una panacea la terapia transaccionalista, consistente en<br />

que el paciente se trague los problemas y se adapte al promedio de conducta. Y expone por<br />

fin lo que considera el mayor peligro del Análisis Transaccional: “que sea, sencillamente,<br />

un instrumento del conformismo. Del conformismo de una sociedad democrática, donde<br />

nadie sabe lo que es la democracia, ni el propio Berne”.<br />

En la “Entrevista con Terry Berne” que cierra el volumen, llevada a cabo por el<br />

equipo de www.bernecomunicacion.net (379-383), el hijo de Berne, periodista y residente<br />

desde hace años en España, nos habla del carácter de su padre, de sus amigos, de sus<br />

preferencias literarias (Los hermanos Karamazov de Dostoievski o La cartuja de Parma de<br />

Stendhal), de su interés por culturas lejanas, de su adicción al trabajo, de su sentido del<br />

humor y de su gusto por las bromas o de cómo Berne llevaba a su hermano Ricky a las<br />

sesiones de sus seminarios, pues afirmaba que el Análisis Transaccional debía entenderlo<br />

un niño de ocho años. Se muestra asimismo entusiasmado con el proyecto -con seguridad<br />

plagado de dificultades- de unas Obras Completas de su padre destinadas al público<br />

español.<br />

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Alfa y omega: Nacer y morir en Asturias. Alfonso Fernández<br />

Tresguerres. Oviedo, <strong>Eikasia</strong>, 2006, 255pp.<br />

Alberto Hidalgo Tuñón 1<br />

Este ensayo del filósofo mierense Alfonso Fernández Tresguerres mereció una<br />

mención especial entre los cuatro finalistas del "X Premio Alfredo Quirós", en razón de su<br />

«novedosa e interesante visión de los rituales relacionados con los acontecimientos del<br />

nacimiento y la muerte, tanto en la unidad familiar como en la sociedad, en este caso<br />

asturiana, en la que acontecen». Se me escapa el motivo por el que los miembros del<br />

jurado se sintieron obligados a lanzar tal elogio de una obra no galardonada con el premio,<br />

pero algo debe tener que ver el hecho de que el género al que cabe adscribir tal visión no<br />

es ni el folklore, ni la antropología, ni la historia de las mentalidades, ni siquiera la<br />

sociología, sino la filosofía, tal como defendí en la presentación del libro que me tocó<br />

realizar el pasado mes de septiembre en la plaza del Paraguas de Oviedo. Pero, ¿cómo<br />

esa vieja dama griega puede aportar una visión novedosa e interesante sobre las<br />

ceremonias de la vida y la muerte?<br />

¿Acaso la filosofía puede hacer otra cosa distinta que la de descalificar como<br />

"irracionales" los ritos, tradiciones, costumbres, leyendas y creencias que acompañan al<br />

nacimiento (los vaticinios sobre el sexo del niño, el alicorne, la cavada, la piedra de la<br />

leche, etc.) y a la muerte (las ofertas mortuorias, los lutos, .el cabo de año, etc.) en<br />

Asturias? Si el libro de Tresguerres ejecutó esa tarea higiénica ¿cómo pudo ser apreciado<br />

por los folkloristas? ¿Y si no lo hizo, cómo puede ser "de filosofía"?<br />

Pues bien, el mérito de Alfonso Fernández Tresguerres consiste en haber sabido sortear<br />

esta paradoja con un instrumento tan cortante e hiriente como el materialismo filosófico de<br />

Gustavo Bueno, que se caracteriza precisamente por cribar, machacar, desmenuzar y<br />

"triturar" todos los fenómenos que analiza. Desde que en su tesis doctoral aplicó la<br />

filosofía materialista de la religión de Gustavo Bueno a la mismísima fiesta nacional, la<br />

corridas de toros (Los dioses olvidados. Caza, toros y filosofía de la religión, Pentalfa,<br />

1993), Tresguerres ha destacado por su habilidad a la hora de lidiar con los temas más<br />

escabrosos sin recurrir al descabello. Sus faenas se caracterizan por seguir siempre la<br />

1 .- La presente reseña fue publicada en el Boletín 5, de la Sociedad Asturiana de Filosofía, Oviedo,<br />

noviembre 2006, pp.96-100.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 471


misma secuencia pautada, estrictamente filosófica. Comienza con un rico despliegue de<br />

pases fenomenológicos de capote, echa mano después de las banderillas científicas de<br />

algún clásico y cuando llega la hora de matar se saca de la manga una estructura<br />

esencial, que fulge como una espada capaz de ensartar el corazón del morlaco. Eso es<br />

precisamente lo que hace en este libro con unos resultados tan deslumbrantes que han<br />

obligado a los miembros del jurado a mencionarlo, sin premiarlo. Premiarlo, podría resultar<br />

tan «peligroso» para el jurado como los «ritos de paso» que analiza porque el enfoque es<br />

inusitado, pero dejar de mencionarlo podría provocar mayor «inseguridad» aún, dada la<br />

contundencia con que se expresa el autor.<br />

Ya en el paseíllo inicial nos presenta Tresguerres a sus compañeros de faena: J.G.<br />

Frazer cabalgando sobre su teoría de la magia, Arnold van Gennep con los ritos de paso<br />

como banderillas y el maestro Gustavo Bueno que le presta la espada de las "ceremonias<br />

enantiomor-fas". Pues bien, la faena, se nos anuncia allí, consiste en «probar que las<br />

costumbres y prácticas ceremoniales referidas al nacimiento y la muerte (en la tradición<br />

popular asturiana, pero suponemos que también en muchas otras) remiten la una a la otra<br />

(como en espejo), no solamente de una forma muy clara y precisa, sino, en ocasiones,<br />

también francamente sorprendente» (p. 35)<br />

La estructura ceremonial que desarrolla el libro goza de una simetría trimembre tan<br />

ajustada que uno no puede evitar la impresión de hallarse ante una pieza de orfebrería<br />

trabajada con la máxima precisión. Las dos primeras partes constan de dos capítulos de<br />

título idéntico y contenido inverso. Pero los hechos narrados tanto respecto al nacimiento<br />

(pp. 39-66) como respecto a la muerte (pp. 125-52) no se limitan a reproducir los datos de<br />

la Encuesta del Ateneo de Madrid, 1901-1902, declarada fuente empírica "principal",<br />

sino que acumulan selectivamente datos referidos a Asturias, pero sólo por Constatino<br />

Cabal, Junceda Avello, Aurelio del Llano y demás flokloristas autóctonos, sin que en<br />

ningún momento se tome la licencia de desbordar el ámbito geográfico de referencia,<br />

cuando usa otras fuentes como el libro de Casas. En cambio, a la hora de interpretar el<br />

significado de tales hechos, a Tresguerres no le queda más remedio que desbordar tal<br />

limitación, al tener que encuadrarlos «en el ámbito de la magia» (p. 67). La precisión que<br />

hace, en este sentido de que, al margen de las costumbres que puedan interpretarse como<br />

medidas «profilácticas, sanitarias o simplemente higiénicas», las que le interesan aquí<br />

472<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


«ninguna otra explicación pueden soportar más que la mágica» remite a un cierto dialelo<br />

epistemológico, que parece hacerse reo de una «petición de principio», pues no tiene<br />

demasiado misterio interpretar como mágico lo que ya ha sido seleccionado por poseer<br />

precisamente ese rasgo.<br />

Desde una perspectiva empirista, así pues, los esfuerzos realizados por Tresguerres en orden<br />

a dotar de «significado mágico» los hechos descritos parecen ridiculamente inútiles. Pero<br />

tal impresión desaparece cuando advertimos la «carga teórica» de la prueba. Ahora bien<br />

que la hermenéutica no pueda clausurar el orden de los significados sólo pone coto a su<br />

pretendida cien-tificidad (la de la hermenéutica), pero nada nos dice del límite filosófico<br />

hasta el que decidimos regresar. En el plano fenomenológico Tresguerres ha decidido<br />

regresar hasta el orden de las explicaciones mágicas, porque le parece suficiente para<br />

conectar con la literatura antropológica ¿Es este regressus suficiente? Sin duda vale para<br />

desbordar los limites geográficos y temporales de Asturias, pero tal vez no para anclar su<br />

investigación en el alfa y el omega del título y del asunto, salvo por la arriesgada<br />

metonimia con que se alude a bandera regional. Como muestra valga un botón. Mientras<br />

la Encuesta del Ateneo sólo registra un caso de la costumbre de la covada en el concejo<br />

de Caso (p. 59), pues lo habitual en Asturias era la cuarentena, la interpretación mágica de<br />

ambos fenómenos ocupa a Tresguerres no sólo durante varias páginas (105-13), sino que<br />

le obliga a movilizar a varios autores e interpretaciones alternativas (Tylor, Wundt,<br />

Freud, Reik, Crawley, Kiinich), a recorrer con los métodos de la etnología comparada<br />

pueblos y lugares exóticos y a regresar incluso hasta los orígenes mismos del totemismo.<br />

En nota a pie de página opta nuestro autor por "cortar en seco" (en plan aristotélico) este<br />

regressus teórico con las siguientes palabras: «Nosotros nos limitamos a dejar constancia<br />

aquí de la posición de Casas acerca del totemismo por cuanto lo relaciona con el parto, el<br />

nacimiento y la covada, pero obviamente, no es el objeto de estas páginas discurrir sobre<br />

el totemismo ni discutir las distintas interpretaciones (entre ellas la de Casas) que sobre<br />

el mismo han sido propuestas» (p. 112). Cito este caso paradigmático para subrayar que,<br />

si bien Alfonso Fernández Tresguerres ha escrito un libro «redondo», bien diseñado,<br />

fluido, ameno e interesante, no sólo no ha logrado establecer ningún cierre antropológico,<br />

sino que ha eludido regresar en sus análisis al plano de la «filosofía de la religión», por<br />

más que su aceptación del materialismo filosófico y utilización especular de la teoría de<br />

las «ceremonias enantiomorfas» pueda inducir a entenderlo así.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 473


No es nada sorprendente, así pues, que el grueso del capítulo sobre el significado de<br />

la muerte se centre en una discusión pormenorizada con el psicoanalista Louis-Vincent<br />

Thomas (El cadáver. De la biología a la antropología, FCE, 1989). En realidad,<br />

Tresguerres no tiene más remedio que aceptar la perspicacia de Thomas al interpretar los<br />

«rituales de despedida» como un proceso que lleva desde la retención del difunto hasta su<br />

agregación permanente y completa al nuevo estado de la forma cadavérica, pero le<br />

reprocha que «su interpretación sea básicamente de carácter psicológico (destinada a<br />

ayudar a los familiares), en tanto que la nuestra quiere llegar a las raíces mágicas en las que<br />

sustenta todo el ciclo funerario» (sic. p. 155). ¿Realmente se profundiza más remitiendo<br />

los hechos fenomenológicamente a su significado «mágico» que aceptando una<br />

categorización (intencionalmente) científica como la de Thomas? No lo creo, pero eso no<br />

resta el mínimo interés a la sinuosa estrategia «dialéctica» mediante la que Alfonso Fernández<br />

Tresguerres intenta separarse de la pregnante visión psicoanalítica de Thomas. Para ello<br />

recurre nuevamente a Tylor, Seignolle y Wundt que enriquecen el momento de la<br />

separación con las apariciones fantasmales del moribundo, el canto de la curuxa y otras<br />

animales y con la constatación intercul-tural de multitud de costumbres destinadas a no<br />

prolongar la agonía del difunto, pues la premura con que actúan los familiares post-mortem<br />

resulta fácilmente interpretable en términos de magia homeopática, y así, mediante un<br />

rodeo antropológico, poder argüir contra Thomas que tienen «un significado ritual más<br />

profundo que el mero «superar el horror que inspira su inminente putrefacción, signo del<br />

aniquilamiento que nos espera», como afirma L.-V. Thomas» (p. 167).<br />

La pregunta clave, sin embargo, es: ¿hasta qué nivel de profundidad está dispuesto<br />

Tresguerres a regresar en sus análisis? ¿Va a limitarse a seguir mareando la perdiz entre la<br />

perspectiva mágica y la científica sin decantarse por ninguna? De manera muy explícita<br />

reivindica Tresguerres al principio la necesidad «de volver a poner en práctica antiguas (o<br />

nuevas) ceremonias de paso no religiosas» (nota 4, p. 10) y recela incluso de la teoría de<br />

Van Gennep, «porque definir esencialmente los ritos de paso en términos de «sagrado»<br />

y «profano» nos parece sencillamente confuso» y porque «interpretar los ritos de paso en<br />

términos de «sagrado» y «profano» supone asignarles a priori un significado<br />

esencialmente religioso, lo que no siempre es evidente, ni mucho menos» (p. 24). Pero, en<br />

los clarificadores «preliminares» en los que declara sus «presupuestos teóricos»,<br />

Tresguerres no sólo se niega a asignar a los ritos de paso un significado único (sea<br />

474<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


eligioso-, social o económico), porque la secuencia ceremonial es siempre un agregado<br />

múltiple y heterogéneo (lo que es concordante con el pluralismo ontológico del<br />

materialismo), ni se limita a distanciarse del concepto «mentalista» que atribuye a la<br />

definición de «ceremonias» de Van Gennep por oposición al concepto «operatorio» que le<br />

asigna Gustavo Bueno, sino que tras desplegar la rica taxonomía de ceremonias<br />

distinguibles desde el materialismo filosófico según su momento constitutivo (ceremonias<br />

circulares, radiales o angulares, etc.), su momento variacional (algorítmicas o abiertas),<br />

su momento contextual (plurales o unitarias) o su momento distintivo (formalizadas o<br />

no), acaba eludiendo entrar en el escabroso asunto de «llevar a cabo un análisis<br />

suficientemente fino y preciso como para distinguir los actos ceremoniales originarios,<br />

primarios o esenciales (que son los que, en rigor, dan sentido a la ceremonia) de aquellos<br />

otros secundarios y derivados» (p. 32), porque «resultaría muy gravoso para el lector»,<br />

que si está «interesado en ello puede por si mismo, y con toda facilidad, llevar a cabo tal<br />

tarea» (sic pp. 35-6). Por más que adular al lector esté permitido a los vendedores de<br />

libros y que el materialismo filosófico pueda entenderse pragmáticamente como una<br />

herramienta, no está nada claro que usarla con maestría esté al alcance de todo el<br />

mundo. Desde luego, el uso selectivo que hace Tresguerres del instrumental genera más<br />

dudas de las que despeja sobre el citado instrumental.<br />

Es cierto que Tresguerres no engaña a nadie cuando, tras anunciarlo, se limita a subrayar<br />

el carácter «enantiomorfo» de las ceremonias del nacer y del morir en la tercera parte de la<br />

obra, la más interesante y vistosa. Trata allí de «rematar la faena» sin recurrir al descabello<br />

en tres capítulos. Los dos primeros ordenan la secuencia ceremonial de acuerdo con el<br />

esquema ternario de los ritos de paso de Van Gennep (momentos de separación, de<br />

margen y de agregación) de ambos ciclos (natalicio y funerario) en tanto afectan no<br />

sólo al individuo (el niño y el difunto), sino al resto de la comunidad (la madre, la viuda<br />

y demás parientes), pero todo ello se hace «en un plano puramente descriptivo» (p. 196).<br />

Consciente, sin embargo, del carácter perogrullesco que conlleva la simple afirmación de<br />

que el nacimiento y la muerte son acontecimientos enantiomorfos, Tresguerres se ve<br />

obligado a tocar el clarinete para explicar en qué consiste la importancia de su análisis que<br />

bautiza como «la ceremonia del espejo» (p. 207) en el capítulo 3° y que acaba<br />

resumiendo en sendos esquemas especulares, cuya secuencia pautada, pero inversa, afecta<br />

a distintos pares de actores (madre/hijo; difunto/viuda), entre los cuales, por cierto, no<br />

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figuran los númenes del eje angular, ni parece tener especial importancia el cura (pp. 228-<br />

9).<br />

Resultando predominante la perspectiva circular en los tres momentos ceremoniales<br />

distinguidos y siendo los «actores» sujetos humanos ordinarios, el mensaje último y<br />

naturalista del libro ¿no consiste en constatar que el nacer y el morir son dos espejos<br />

inversos que flanquean la vida, de modo que toda pretensión de salir de esta sala de los<br />

espejos está condenada al fracaso? ¿Acaso la cita de Bacon con que se abre el libro y que<br />

se reitera después de afirmar que «nacimiento y muerte son acontecimientos vistos como<br />

parte de un mismo proceso, y que son vividos con idéntico dramatismo» (p. 238) no es el<br />

plano originario y el máximo nivel de profundidad que se puede alcanzar en este asunto?<br />

¿Acaso no es ese mensaje naturalista la contrafigura de la interpretación religiosa que<br />

desde la época helenística se viene haciendo de la situación natural mísera y desgraciada<br />

del hombre, de modo que para Tresguerres las ceremonias del nacimiento y de la muerte no<br />

tienen nada de «mistérico», ni de «salvífico» en su conjunto, pues entre sus protagonistas<br />

ni figuran los númenes, ni siquiera la intermediación de alguna instancia superior,<br />

sobrenatural, llovida del cielo?<br />

Es significativo que en el punto en que se alude a la «profundidad y alcance» (p. 209)<br />

de su análisis vuelva a aparecer la sombra alargada de Thomas, quien ha señalado que «la<br />

asociación entre la muerte y el nacimiento es un arquetipo que se encuentra en la mayoría<br />

de las mitologías tradicionales» por lo que agradece una interpretación esencial de corte<br />

psicoanalítico. En nota a pie de página Tresguerres se desmarca de la afirmación de que<br />

«el psicoanálisis ha demostrado que la angustia de la muerte está asimilada en el<br />

inconsciente a la angustia de la separación vivida en el traumatismo del nacimiento»,<br />

dudando de que «el psicoanálisis haya demostrado tanto» y prometiendo una reflexión<br />

causal «sobre el por qué de esa asociación y ese carácter inverso que presentan el<br />

nacimiento y la muerte».<br />

Para articular esa reflexión, sin embargo, parece que a Tresguerres no le queda más<br />

remedio que acudir a términos prohibidos como «cultura», «concepción del mundo»,<br />

«Hombre» (así con mayúscula), «creencias religiosas», «conciencia», etc. Voy a<br />

concluir citando dos tesis que aparecen en el libro de Tresguerres y que ponen en<br />

evidencia, no ya «el jardín» (nada epicúreo) en el que se empantana el libro al final, sino<br />

476<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


(lo que tiene más enjundia teórica) dos de los problemas constitutivos del materialismo<br />

filosófico en tanto pretende constituir un sistema doctrinal coherente. La primera tesis, que<br />

explica la asociación inversa entre la vida y la muerte, se enuncia, según Tresguerres, de<br />

forma paradójica: «No es en el nacimiento, sino en la muerte donde se nos revela la<br />

concepción del mundo y el sentido de la vida de una cultura dada» (sic pp. 238-9). Esta<br />

fórmula lapidaria parece abonar la metafísica fúnebre que hace del hombre un «ser para la<br />

muerte» (Heidegger), incluso cuando se recurre a la Weltanschauung como marco de<br />

referencia para el animal simbólico (Dilthey, Cassirer, etc.). Puesto que el materialismo<br />

filosófico ha despotricado sistemáticamente contra toda antropología de predicados,<br />

prohibiéndose hablar de «Hombre» y «Humanidad», cabe dudar de que estas reflexiones<br />

finales puedan geometrizarse en el marco del espacio antropológico.<br />

La segunda tesis que sustenta Tresguerres en parte como un «hecho» y en parte como<br />

una confirmación que desprende de las "elucubraciones" de W. Wundt sobre la<br />

evolución de las formas de enterramiento en sus Elementos de psicología de los pueblos<br />

(pp. 193 y ss.) parece querer suplir la falta de soporte empírico mediante la rotundidad de<br />

su expresión: «sólo a partir del momento en que el ser humano se hace cargo de sus muertos<br />

(fenómeno que con toda seguridad se halla aparejado a algún tipo de creencias religiosas)<br />

podemos conjeturar que ha cobrado conciencia de la muerte misma (de la de los otros,<br />

más también de la suya), produciéndose con dicha conciencia (y la religión a ella asociada),<br />

la propia constitución del Hombre en Hombre» (sic p. 241). Que Tresguerres no<br />

abrigue la menor duda de que la aparición del eje angular, en el que se sitúan los númenes,<br />

sea una condición necesaria para la constitución del «espacio antropológico» parece<br />

coherente con los presupuestos críticos del materialismo filosófico, pero que se arriesgue a<br />

vincular la existencia de «creencias religiosas» al proceso esencial de la hominización, no<br />

sólo da pie a marcar el ateísmo del que el propio Tresguerres hace gala con el signo de la<br />

inhumanidad, sino, lo que es peor, induce a que la filosofía crítica regrese a la noche de la<br />

metafísica en la que «todos los gatos son pardos». A preguntas de Emilio Fernández<br />

Riestra sobre la documentación etológica aportada acerca de las reacciones animales ante<br />

la muerte, Tresguerres negó a los animales cualquier conocimiento significativo del<br />

«hecho de la muerte», lo que parece excesivo para una doctrina que ha concedido<br />

beligerancia a las «culturas animales». El asunto tiene el máximo interés teórico, porque<br />

no sólo replantea la distinción entre «ritos» y «ceremonias» (no en vano, leyendo a<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 477


Frazer, Wittgenstein intuyó que la antropología define al hombre como un «animal<br />

ceremonial»), sino que concita la necesidad de la investigación prehistórica e histórica<br />

para corroborar o no la definición esencial acerca del núcleo de la religión y de sus fases.<br />

En cuanto a la investigación histórica, Tresguerres se limita a hacer un guiño final a<br />

la obra de Philippe Aries (Essais sur l'histoire de la mort en Occcident, Le Seuil, 1975) para<br />

concluir que la muerte en Asturias carece de cualquier peculiaridad regionalista, pues se<br />

asimila pun-<br />

478<br />

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tualmente a lo que los historiadores franceses de las mentalidades han denominado la<br />

«muerte domesticada» o «domada» (p. 244), siendo expresión de la concepción colectiva<br />

del destino que desde los siglos XI y XII comienza a ser vivido en Europa con mayor<br />

dramatismo hasta llegar a la ostentación y exageración del luto en el siglo XIX («la<br />

época de los duelos histéricos»). Ahora bien, esta nueva historia de las mentalidades<br />

remite a una suerte de «inconsciente colectivo», que aunque no es el del psicoanálisis<br />

(pongamos Jung) posee una cierta autonomía que obedece a ritmos y causalidades<br />

propias. En este sentido hubiese sido interesante recurrir a lo que empíricamente han<br />

investigado los historiadores locales sobre este mismo asunto, en particular, el libro de<br />

Julio Vaquero (Muerte e ideología en la Asturias del siglo XIX, siglo XXI, 1991) basado en<br />

su tesis doctoral que documenta muy específicamente en nuestra región la lucha de los<br />

liberales ilustrados por sacar los enterramientos de las iglesias por motivos de higiene.<br />

No es este el lugar de debatir el asunto en profundidad, pero aludir a una u otra fuente sin<br />

más, en la investigación de las actitudes colectivas ante la muerte no es gnoseológicamente<br />

irrelevante. Para el materialismo filosófico no es fácilmente aceptable analizar ese estrato<br />

intermediario de gestos, actitudes, costumbres y representaciones del nacimiento y de la<br />

muerte con independencia no sólo de todo determinismo socioeconómico, sino también<br />

sin tomar en cuenta las ideologías constituidas, sean religiosas o filosóficas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 479


Sobre Alfa y Omega. Reflexiones a propósito de una reseña<br />

Alfonso Fernández Tresguerres<br />

En el Boletín nº 5 de la Sociedad Asturiana de Filosofía (Diciembre 2006)<br />

publica Alberto Hidalgo Tuñón un interesante comentario sobre mi libro, publicado<br />

en septiembre de este año en Eikasía Ediciones, Alfa y Omega. Nacer y morir en<br />

Asturias. Yo no sé si debo pensar que, en términos generales, el balance global que<br />

hace de él es positivo; y no sé si debo pensarlo porque si bien es cierto que en<br />

algunos momentos se le dedican unos elogios tales que no dejará de haber quien<br />

piense (yo el primero) que resultan excesivos, y dictados, acaso, más por la amistad<br />

que nos une que por un análisis sereno y objetivo del producto mismo (máxime si<br />

se tiene en cuenta que tales elogios no se hallan referidos únicamente a este libro<br />

concreto, sino también a mi propia persona, quiero decir, mejor, al resto de mis<br />

trabajos o faenas filosóficas, como Hidalgo, con símil taurino, los denomina), no lo<br />

es menos que Alberto Hidalgo no renuncia a colocar de vez en cuando, aquí y allá<br />

(me serviré de idéntico símil), alguna que otra banderilla al morlaco, que, como es<br />

obvio, somos mi engendro y yo. Por supuesto, nada tengo que objetar al hecho en sí<br />

de que se me banderillee: no faltaba más que a mí me sea permitido discutir lo que<br />

dicen Frazer o Van Gennep –o, para el caso, el propio Hidalgo– y que, sin embargo,<br />

no se pudiese discutir lo que digo yo, especialmente cuando se hace con la entera<br />

cordialidad y corrección que presiden el comentario al que me estoy refiriendo.<br />

Mas, por idéntico motivo, nadie negará mi derecho a discutir, a mi vez, lo que él<br />

dice, sacudiéndome, de ese modo, las banderillas en cuestión. Pues bien, lo haré<br />

respetando el orden en que han sido colocadas. En consecuencia, en lugar de<br />

elaborar, por mi parte, un nuevo discurso en el que ir integrando sus objeciones y<br />

mis respuestas, me conformaré con seguir el suyo, manteniendo un hilo argumental<br />

similar al que él ha mantenido, y ello aunque no siempre se adviertan con claridad<br />

las junturas naturales establecidas por Alberto Hidalgo para el despiece de mi<br />

libro, al punto que, en ocasiones, me veré obligado a dejar para más tarde<br />

cuestiones que entiendo deberían plantearse antes, o viceversa.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 481


*<br />

Al comienzo de Alfa y Omega yo afirmo, es verdad, que me ocuparé<br />

únicamente de aquellas prácticas, costumbres o supersticiones relacionadas con el<br />

nacer y el morir que sólo pueden ser explicadas en términos mágicos, y en tal<br />

declaración cree ver Alberto Hidalgo una suerte de dialelo epistemológico o<br />

petición de principio, «pues no tiene demasiado misterio interpretar como mágico<br />

lo que ya ha sido seleccionado por poseer precisamente ese rasgo» (pág. 97), y, en<br />

consecuencia, el esfuerzo tendente a poner de relieve el significado mágico de tales<br />

fenómenos resultaría ridículamente inútil, aunque inmediatamente añadirá Hidalgo<br />

que «tal impresión desaparece cuando advertimos la 'carga teórica' de la prueba»<br />

(pág. 97). Yo no sé si tal precisión es suficiente para concluir que Alberto Hidalgo<br />

ha terminado por entender claramente cuál es mi propósito o si subsiste todavía<br />

algún malentendido. Me permitiré, ante la duda, alguna matización.<br />

Si lo que yo hubiera hecho fuese, en efecto, seleccionar una serie de<br />

costumbres mágicas para luego concluir que han de ser interpretadas en términos<br />

mágicos, entonces calificar tal proceder de dialelo epistemológico no pasaría de ser<br />

una simple cordialidad académica para designar a lo que no otro nombre tiene sino<br />

el de estupidez. Pero lo que yo he hecho es algo muy diferente y, hasta cierto punto,<br />

inverso a esto: en Alfa y Omega se recogen las principales prácticas y costumbres<br />

relativas al nacimiento y la muerte, tal como las encontramos en la tradición<br />

popular asturiana, y se comienza, es cierto, por aclarar que aquéllas en las que<br />

primordialmente centraremos nuestra atención son las que pueden ser interpretadas<br />

como nacidas del pensamiento mágico –o mejor aún, que no pueden ser<br />

interpretadas más que de ese modo–, en tanto que se dejan a un lado todas las que<br />

tienen un sentido puramente religioso-cristiano o simplemente profiláctico o<br />

higiénico –con independencia de que cualquiera de ellas pueda solaparse, en<br />

ocasiones, con una práctica mágica, o esconderse tras ella–. Y por eso hay veces en<br />

las que costumbres meramente religiosas o médicas ni siquiera son mencionadas ni<br />

recogidas en el libro. Ahora bien, esto no supone una petición de principio, de<br />

modo que yo me habría limitado a seleccionar una serie de costumbres de carácter<br />

mágico para después interpretarlas, triunfalmente, como mágicas. Repito que llamar<br />

482<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


a esto petición de principio no sería más que una forma educada de referirse a la<br />

memez. Pero lo que sucede es algo muy distinto: y es que yo he realizado<br />

previamente una discriminación fenomenológica, clasificando, analizando e<br />

interpretando los fenómenos a estudiar, para seleccionar, justamente, aquéllos que<br />

tienen un significado mágico (porque lo tienen, y no porque arbitrariamente yo haya<br />

decidido atribuírselo), y a continuación expongo la prueba de ello al lector, o, si se<br />

quiere decir de otro modo, le invito a recorrer conmigo el camino que yo<br />

previamente he recorrido. Y sucede, además, que tal prueba no se limita –no podría<br />

limitarse, a menos de caer otra vez en brazos de la tontería– a decir que tienen un<br />

sentido mágico, sino por qué lo tienen, señalando, asimismo, el principio mágico<br />

que alienta tras cada uno de tales fenómenos y el significado último –siempre en<br />

clave mágica– que cabe asignarles. Quiero decir, por tanto, que no se parte de<br />

costumbres mágicas para después concluir que son tales, sino de costumbres cuyo<br />

análisis prueba que sólo se pueden ser interpretadas en términos mágicos, lo que<br />

viene a significar que únicamente tras dicho análisis estamos autorizados a<br />

calificarlas como «mágicas», pero no antes. Y aunque, por supuesto, resulta obvio<br />

que se trata de costumbres y creencias puramente supersticiosas e irracionales –sin<br />

perjuicio de su ocasional funcionalidad, cualesquiera que sean las causas de ésta–,<br />

Alfa y Omega, sin renunciar, desde luego, a llamar la atención sobre ello, y<br />

especialmente sobre el absurdo subyacente a la confusión entre la causalidad<br />

científica o racional y la causalidad mágica, lo que persigue, ante todo, no es llevar<br />

a cabo la descalificación epistemológica, ontológica o gnoseológica de tales<br />

creencias, sino comprenderlas. Diríamos que en esta ocasión la filosofía –si es que<br />

Alfa y Omega es un libro de filosofía, según juicio de Alberto Hidalgo, que yo le<br />

agradezco– quiere ser fiel a aquél principio de Espinosa:<br />

«No burlarse, no deplorar ni detestar, sino comprender» [Tratado político, I, 4.]<br />

Mas volviendo a la prueba, ni siquiera con lo anterior podría considerarse<br />

completa a menos que se acabe por desbordar el folklore asturiano para conectarlo<br />

con otros, poniendo de relieve cómo costumbres idénticas o similares se hallan en<br />

los más variados lugares geográficos, no sólo de España, sino también de Europa y<br />

hasta del mundo entero, porque únicamente de ese modo quedará disipada cualquier<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 483


duda o recelo que nuestra interpretación hubiera podido suscitar, al poner de<br />

manifiesto cómo lo mismo o similar, pero con sentido idéntico, se encuentra,<br />

igualmente, en otros muchos pueblos y culturas, lo cual es prueba suficiente de que<br />

con lo que tratamos en realidad es con una forma de pensamiento anterior al<br />

pensamiento científico y filosófico, pero igualmente universal, no sólo en su<br />

momento, sino seguramente también en la actualidad, aunque, sin duda alguna, en<br />

unos determinados sectores sociales más que en otros. Por eso, Alfa y Omega es un<br />

libro regional, mas no regionalista: en el orden de los fenómenos no desborda, es<br />

verdad –ni tendría por qué hacerlo, siendo, como es, un estudio sobre folklore<br />

asturiano–, el ámbito geográfico de Asturias, pero se ve obligado hacerlo en el de la<br />

prueba, lo que lo aleja de cualquier ridícula pretensión regionalista de buscar<br />

peculiaridades insólitas, dado que, al contrario, lo que precisamente demuestra es la<br />

necesidad ineludible de conectar el folklore asturiano con el pensamiento mágico<br />

universal. De ahí que no tiene por qué darle Alberto Hidalgo tantas vueltas al por<br />

qué del título del libro. Titular una obra que trata del nacimiento y la muerte Alfa y<br />

Omega no tiene, seguramente, nada de original, mas tampoco, imagino, de<br />

sorprendente o extravagante, pero si, además, el nacer y el morir de los que se habla<br />

tienen como referencia a Asturias, en cuyo escudo figuran esas dos letras griegas,<br />

entonces el título parece cantado: Alfa y Omega no puede titularse más que Alfa y<br />

Omega.<br />

*<br />

En otro orden de cosas, me reprocha Alberto Hidalgo –porque es claro que su<br />

observación no tiene una intención meramente descriptiva, sino que encierra una<br />

crítica y un reproche– que «si bien Alfonso Fernández Tresguerres ha escrito un<br />

libro 'redondo', bien diseñado, fluido, ameno e interesante, no sólo no ha logrado<br />

establecer ningún cierre antropológico, sino que ha eludido regresar en su análisis<br />

al plano de la 'filosofía de la religión', por más que su aceptación del materialismo<br />

filosófico y su utilización especular de la teoría de las 'ceremonias enantiomorfas'<br />

pudiera inducir a entenderlo así» (págs. 97-98). Respecto a lo primero, mi respuesta<br />

es una pregunta: ¿cómo se puede pedir que establezca un cierre antropológico un<br />

libro que no es de antropología, como el propio Alberto Hidalgo señala al comienzo<br />

484<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


de su reseña? Y eso sin tener en cuenta las dificultades con las que la propia<br />

antropología se encuentra para establecer cierres, como sucede, en general, con<br />

cualquier otra disciplina en cuyo campo se encuentren sujetos operatorios, sean<br />

humanos (caso también de la psicología, por ejemplo), sean, incluso, animales (al<br />

menos, no me parece a mí que los cierres al alcance de la etología puedan<br />

equipararse a los establecidos por la ciencias físico-matemáticas). En cuanto a lo<br />

segundo, yo no sé si entiendo muy bien lo que quiere decir Alberto Hidalgo:<br />

¿supone, acaso, que todo análisis llevado a cabo desde el materialismo filosófico ha<br />

de regresar por fuerza al plano de la filosofía de la religión? ¿Qué ha de hacerlo<br />

todo análisis de un par de ceremonias en tanto que enantiomorfas? Alfa y Omega no<br />

regresa, en efecto, al plano de la filosofía de la religión ni de la religión misma,<br />

porque lo hace al de la magia, y aunque seguramente la diferencia entre ambas no<br />

resulte tan nítida como parece pensar Frazer, y menos aún por las razones por él<br />

esgrimidas, considero, no obstante, que existen elementos lo suficientemente<br />

distintivos y obvios que permiten diferenciarlas, y, así, si bien la religión (al menos<br />

en el terreno de la práctica) puede hallarse contaminada por creencias mágicas (e<br />

incluso no es infrecuente que lo esté), la magia, sin embargo, entendida como una<br />

concepción irracional y supersticiosa de la relación causa/efecto, puede establecerse<br />

y sustentarse con independencia de cualquier creencia religiosa. O lo que es lo<br />

igual: creo que no existen demasiadas dificultades para defender la tesis de que la<br />

magia puede resolverse perfectamente en términos circulares y radiales, sin<br />

necesidad de remontarse al eje angular. De ahí que cuando Alberto Hidalgo<br />

concluye que la perspectiva predominante de Alfa y Omega es circular y<br />

naturalista, y añade que eso pudiera sugerir que, en mi opinión, las ceremonias del<br />

nacer y del morir no tienen nada de «mistérico» ni de «salvífico», es menester<br />

introducir alguna matización. A mí, por supuesto, no me molesta en absoluto tal<br />

conclusión, sino todo lo contrario, porque desde luego no entiendo el nacimiento y<br />

la muerte como algo «mistérico» o «salvífico», sino como acontecimientos<br />

enteramente naturales y circulares, en la medida en que, obviamente, no sólo<br />

afectan a quien nace o muere, sino también a la familia e incluso al grupo social.<br />

Ahora bien, si de Alfa y Omega se halla ausente la dimensión religiosa (o cuanto<br />

menos queda muy desdibujada y en segundo plano), no es debido a que el autor<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 485


haya impuesto a los fenómenos estudiados su propia concepción del nacer y del<br />

morir, sino, ante todo, porque la perspectiva desde la que son estudiados (el<br />

pensamiento mágico) excluye (al menos hasta cierto punto) la perspectiva religiosa,<br />

o, si así se quiere, puede llevarse a cabo con independencia (o relativa<br />

independencia) de ella. Lo cual no significa que en Asturias el nacer y el morir se<br />

concibiesen (o se conciban) completamente desligados de la religión, ajustándose,<br />

así, de modo pleno, la mentalidad asturiana a la mía propia (afirmación que además<br />

de falsa resultaría sencillamente ridícula). Por tanto, yo no pretendo decir que en la<br />

tradición popular asturiana el nacimiento y la muerte se pensasen y se viviesen al<br />

margen de la religión, sino únicamente que las más de las costumbres, creencias y<br />

supersticiones suscitadas por ambos acontecimientos pueden ser perfectamente<br />

explicadas sin contar con ella. Por lo demás, supongo que de regresar desde el<br />

material fenoménico a Ideas religiosas, éstas no serían otras que las de la religión<br />

cristiana, y entonces el asunto y el análisis subsiguiente hubiesen resultado del todo<br />

triviales, y absolutamente perogrullesco hubiera sido decir, por ejemplo, que los<br />

cristianos creen en el cielo y el infierno, o explicar que la extremaunción, el<br />

entierro o el bautizo tienen como finalidad incorporar al recién nacido o al difunto<br />

al rebaño divino, &c. Y conste que yo no digo que un estudio desde ese ángulo no<br />

pudiera, quizá, llegar a tener algún interés, dependiendo de los objetivos<br />

perseguidos por el autor y de su habilidad analítica. Como lo tendría, seguramente,<br />

examinar toda esa fenomenología desde coordenadas socioeconómicas o<br />

ideológicas, sociológicas, históricas o psicológicas. Pero no era eso lo que a mí me<br />

interesaba, y de haberlo hecho estaríamos hablando de otro libro distinto. Lo único<br />

que yo pretendía es desentrañar el trasfondo mágico de todas esas prácticas,<br />

creencias y supersticiones, sin que ello excluya, desde luego, la posibilidad de<br />

analizarlas desde otros parámetros, como cualquiera de esos enfoques no excluiría<br />

tampoco el que yo he adoptado. Por eso entiendo que no es justo que se me pidan<br />

cuentas sobre algo que no he pretendido hacer, ni que Alfa y Omega sea enjuiciado<br />

por lo que no es. Mayor interés podría tener el asunto si en el regreso a Ideas<br />

religiosas nos encontrásemos con algunas pertenecientes a formas de religiosidad<br />

distinta a la cristiana. En principio, lo dudo, pero confieso que no he realizado un<br />

examen detallado del material fenoménico de referencia desde esa óptica, pero, una<br />

486<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


vez más (repito), no era eso lo que me interesaba ni pretendía, sino desentrañar el<br />

sentido mágico de dicho material.<br />

Por esto que estoy diciendo es por lo que la figura del cura queda, sino total, al<br />

menos sí parcialmente desdibujada en el libro; porque dicha figura, fundamental<br />

desde la perspectiva religiosa, en el libro no pinta nada –o pinta muy poco–, y sólo<br />

cobra algún interés cuando su presencia en determinadas ceremonias podría sugerir<br />

que éstas son primordialmente religiosas, mas, sin embargo, ocultan, en el fondo,<br />

un ceremonial mágico, o se establecen a partir de él, y en cuyo significado yo no<br />

dudaría en colocar la esencia de la ceremonia en cuestión. Porque, en efecto –y este<br />

es el punto en el que Alfa y Omega se encuentra inevitablemente con la religión–,<br />

muchas veces una determinada ceremonia religiosa oculta un ceremonial mágico, o<br />

se entrecruza con él, o –como acabo de señalar– se constituye a partir de él; oculta,<br />

en suma, un sentido mágico. Es el caso, por ejemplo, de las ofrendas alimenticias<br />

que acaban por ir a parar al cura, o el ritual= de la misa de agregación después de la<br />

cuarentena de la madre, en la que ésta debe permanecer a la puerta de la iglesia<br />

hasta que el sacerdote la haga pasar. Nos hallamos, aparentemente, ante un acto<br />

religioso, y, sin embargo, el significado esencial de tal acto hay que buscarlo en un<br />

típico rito de agregación –«pasar el umbral»–. Y no es infrecuente, como digo, sino<br />

todo lo contrario, ese solapamiento o entrecruzamiento entre ceremonias religiosas<br />

y mágicas –como sucede, por lo demás, entre éstas y aquéllas que, en último<br />

término, acaban rindiendo importantes servicios puramente profilácticos o<br />

higiénicos–. En general, yo me atrevería a decir incluso que en todas las ceremonias<br />

de carácter religioso (cristiano) que se despliegan a propósito del nacimiento y la<br />

muerte (y probablemente no sólo en Asturias), casi siempre acaba por descubrirse<br />

operando algún principio mágico. Después de todo, tampoco sería la primera vez<br />

que el cristianismo se apropia de celebraciones o rituales paganos para establecer<br />

sobre ellos los suyos propios.<br />

Otras veces sucede, en cambio, que es una ceremonia indiscutiblemente<br />

mágica la que para constituirse toma la forma de un ceremonial religioso. Sirva de<br />

ejemplo el bautismo prenatalicio. Se trata, como es obvio, de un ritual consistente<br />

en un simulacro del bautismo, que toma, pues, la forma de éste, pero que en modo<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 487


alguno es una ceremonia religiosa, ni podría serlo tampoco, entre otras razones<br />

obvias, porque ninguno de los presentes está autorizado para llevarla a cabo, es<br />

decir, porque falta, precisamente, el cura.<br />

Así pues, hay ocasiones en las que una ceremonia religiosa se constituye sobre<br />

una práctica mágica, y otras en las que es una ceremonia mágica la que toma la<br />

forma de un ritual religioso. En las primeras, el cura suele hallarse presente, y en<br />

las segundas ausente, pero en ambos casos, creo yo, el significado esencialmente<br />

mágico es el mismo. Y, como digo, este es el plano de análisis que le interesa a Alfa<br />

y Omega. Por eso –insisto– no se regresa a Ideas religiosas, sino mágicas, y el resto<br />

de rituales que tienen un sentido puramente religioso cristiano, y no son muchos –<br />

quiero decir que no son muchos aquéllos en los que no se acabe detectando algún<br />

sentido mágico–, se dejan a un lado. El análisis en términos religiosos de todas esas<br />

prácticas y costumbres, además de su trivialidad, tiene el inconveniente de que se<br />

mantendría en un nivel puramente superficial –en la pura apariencia– a menos de<br />

tomar contacto con las Ideas mágicas. En cambio, su estudio desde la perspectiva<br />

mágica, no sólo entiendo que es el verdaderamente esencial, sino también que<br />

puede llevarse a cabo con relativa independencia de la religión.<br />

Ahora bien, sigo pensando que hubiese resultado demasiado gravoso para el<br />

lector –o para los más de los posibles lectores– desplegar ante él análisis tan<br />

exhaustivos de todos y cada uno de los ceremoniales que se examinan en el libro, a<br />

menos que éste corriese el peligro –y es una simple broma, no se me interprete<br />

como presunción o pedantería– de haberse convertido en un remedo de la primera<br />

versión de La rama dorada. En lugar de ello, he optado por presentar al lector los<br />

resultados de todos esos análisis que yo previamente he realizado, aunque tratando<br />

de justificar, en todo momento, el por qué de mi interpretación. Y otro tanto vale<br />

para el resto de discriminaciones que podrían hacerse desde los distintos momentos<br />

de la teoría de las ceremonias (no sólo, en consecuencia, respecto al momento<br />

esencial o constitutivo) o desde la taxonomía de las mismas, señalando en todos los<br />

casos si una ceremonia es abierta, plural, formalizada, &c. Entiendo, repito una vez<br />

más, que el libro podría haber resultado en exceso pesado, perdiendo el lector, a<br />

cada paso, el hilo conductor del mismo. Yo no sé si la utilización del materialismo<br />

488<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


filosófico está al alcance o no de todo el mundo, pero creo que cualquier lector<br />

interesado en conocer la taxonomía de un ceremonial concreto, no tendrá<br />

demasiadas dificultades para clasificarlo teniendo a la vista la clasificación<br />

establecida por el propio Bueno, o la de Van Gennep, si así lo prefiere. La principal<br />

dificultad, me parece a mí, se encuentra en desentrañar el significado esencial de las<br />

distintas ceremonias, pero eso es, justamente, lo que yo –con mayor o menor éxito–<br />

analizo con un cierto detalle. Mas poner el pie en el terreno de la esencia es<br />

imposible, en el caso concreto que nos ocupa, sin examinar ambos ciclos<br />

ceremoniales (nacimiento y muerte) en tanto que inversos o «enantiomorfos».Y esto<br />

(que sin duda presenta, asimismo, una cierta dificultad) también lo hago yo. No<br />

creo, pues, que pueda acusárseme de pedir al lector que lo haga él todo, para eso<br />

mejor hubiese comenzado por pedirle que escribiese él el libro. Pero sugerirle que,<br />

si tiene curiosidad, compruebe por su cuenta si una ceremonia es plural o unitaria,<br />

me parece que nos es mucho pedir. Y si me permito cursar tal petición a mis<br />

posibles lectores, no es debido ni a mi vagancia ni a mí intención de adularlos, sino<br />

que obedece a la única pretensión de que el libro tenga una cierta fluidez y, en la<br />

medida de lo posible, amenidad. Puede tener la completa seguridad Alberto Hidalgo<br />

de que mis notas son mucho más extensas que el propio libro, pero he optado –y<br />

alguien puede pensar, y está en su derecho, que erróneamente– por crear un<br />

producto más digerible, aunque no por ello (espero) menos riguroso. Ahora bien, si<br />

como dice Alberto Hidalgo, mi trabajo plantea más dudas de las que despeja, le<br />

ruego que tenga a bien decirme cuáles son las suyas y con mucho gusto intentaré<br />

despejárselas.<br />

Y volviendo al examen de nacimiento y muerte como ciclos ceremoniales<br />

inversos, quiero aclarar que se equivoca quien piense que ése es el objetivo<br />

primordial de Alfa y Omega o su conclusión final: la conclusión del libro es todo el<br />

libro (excepto, claro está, los dos capítulos puramente descriptivos en los que se<br />

presentan al lector los hechos que vamos a analizar), incluidos los capítulos en los<br />

que se ordenan las ceremonias de ambos ciclos conforme al esquema de los ritos de<br />

paso de Van Gennep, que si son mucho más breves que el resto y se mantienen en<br />

un plano de mera secuenciación de las ceremonias, no es porque se renuncie a<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 489


interpretar (o no se sepa hacerlo), sino porque la interpretación ya ha sido hecha<br />

con anterioridad.<br />

*<br />

Dice Alberto Hidalgo que él no cree que se profundice más «remitiendo los<br />

hechos fenomenológicamente a su significado “mágico” que aceptando una<br />

categorización (intencionalmente) científica como la de Thomas» (pág. 98). Bien.<br />

Podría decir que yo sí lo creo, y estaríamos empatados. Pero esto no es una cuestión<br />

de creer o dejar de creer, y por ello diré tres cosas: en primer lugar, que el análisis<br />

del significado mágico de tales hechos ni es incompatible ni inválida cualquier tipo<br />

de categorización científica o intencionalmente científica que sobre los mismos<br />

pudiera ensayarse, y, de igual modo, ningún análisis categorial concreto es<br />

incompatible ni invalida tampoco el análisis de su significado mágico. Alfa y<br />

Omega no cierra el paso a cualquier estudio histórico, sociológico o psicológico<br />

que pudiera llevarse a cabo sobre el material fenoménico en cuestión, pero, ¿acaso<br />

cualquiera de ellos invalidaría per se, esto es, por ser histórico, sociológico o<br />

psicológico, las tesis defendidas en dicho libro? ¿No habría que decir, mejor, que se<br />

trataría de exámenes del mismo material hechos desde perspectivas distintas?<br />

Perspectivas, por lo demás –y esto en segundo lugar–, que podrían ser no sólo<br />

compatibles con la adoptada en mí libro, sino hasta ocasionalmente<br />

complementarias de ella. Así, por ejemplo, aunque la interpretación psicoanalítica<br />

de los ceremoniales mortuorios resultase acertada (y yo no digo que lo sea), eso –<br />

como digo– no sólo no tendría por qué poner en entredicho la interpretación<br />

mágica, sino que hasta podría corroborarla. Después de todo, ¿no ha señalado el<br />

propio Freud la similitud entre el pensamiento mágico y el del neurótico? Ahora<br />

bien, diré, finalmente, que yo no sé hasta dónde llegan los compromisos de Thomas<br />

con el psicoanálisis, y si discuto su posición no es, principalmente, por<br />

psicoanalítica, sino por –en mi opinión–errónea: hablando en líneas generales –los<br />

pormenores de tal discusión se encuentran en mi libro, y carece de sentido<br />

repetirlos aquí–, los rituales funerarios no se despliegan primordialmente para<br />

paliar el dolor de los familiares y retener al difunto. Lo primero, porque es<br />

discutible que mitiguen tal sufrir en lugar de acrecentarlo –en el momento actual,<br />

490<br />

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como es notorio, se tiene a acelerar todo el proceso, procurando que la vida se<br />

encarrile cuanto antes por sus cauces normales–, y lo segundo porque en modo<br />

alguno se pretende retener al difunto en la vida, sino, al contrario: procurar que se<br />

muera del todo, y se aleje definitivamente, entre otras cosas porque sólo entonces se<br />

alejará de los propios familiares el peligro y la contaminación. De manera que los<br />

ceremoniales fúnebres tienen como destinatario principal al difunto, mas no para<br />

retenerlo, sino para ayudarlo a irse para siempre, y si se despliegan también –como<br />

resulta patente que así es– con la vista puesta en la familia, no es tanto para<br />

ayudarla a superar el trauma, sino para conseguir su purificación y, con ella, su<br />

reincorporación a la vida cotidiana. La controversia entre Thomas y yo es, pues, la<br />

que se establece entre una interpretación psicológica y otra mágica de los mismos<br />

fenómenos. Y si antes he dicho que una interpretación psicológica (o histórica o<br />

sociológica) de dicha fenomenología puede ser a veces compatible con su<br />

interpretación mágica, ahora habría que añadir que, desde luego, otras muchas<br />

veces no lo es, y con toda probabilidad no lo será nunca cuando de lo que se trata es<br />

de señalar el significado esencial de una determinada costumbre o superstición, y<br />

por eso Alfa y Omega se mostrará agradecido y solidario con cualquier análisis del<br />

mismo material fenoménico que aporte datos nuevos o enfoques novedosos sobre<br />

él, pero necesariamente entrará en absoluta confrontación con aquél que quiera<br />

poner igualmente el pie en el terreno de las esencias, porque –y ésta es, en<br />

definitiva, la tesis fundamental del libro– el significado esencial de los fenómenos<br />

que en él se analizan –insisto: los que en él se analizan– es mágico. Yo no discuto<br />

que acontecimientos como el nacimiento y la muerte, y acaso muy especialmente el<br />

último, dado su peculiar dramatismo, conlleven importantes reacciones psicológicas<br />

o ideológicas, o mecanismos sociológicos de readaptación y restauración de la<br />

normalidad, y que, en consecuencia, puedan ser estudiados a la luz de la sociología<br />

o la historia, la psicología o hasta la economía; ni niego tampoco que muchas de las<br />

costumbres y prácticas mágicas relacionadas con dichos acontecimientos acaben<br />

por cumplir y satisfacer funciones de ese tipo, y aún otras, como las meramente<br />

médicas o higiénicas: lo que sostengo es que tales prácticas, creencias,<br />

supersticiones y costumbres no pueden ser interpretadas en clave psicológica,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 491


sociológica, histórica o médica, sino mágica. Tesis, naturalmente, que puede ser<br />

discutida.<br />

Ahora bien, dice Alberto Hidalgo que al desmarcarme de Thomas y del<br />

psicoanálisis, acabo por empantanarme al final del libro. Tal empantanamiento,<br />

según creo yo entender, sería, para Alberto Hidalgo, triple.<br />

Por un lado, se pondría de relieve en mi afirmación de que no es en el<br />

nacimiento, sino en la muerte donde se nos hace manifiesta la concepción de la vida<br />

de un pueblo determinado o de una cultura dada; afirmación que a Hidalgo le<br />

recuerda a Heidegger y a aquello de que el hombre es un «ser para la muerte».<br />

Bueno, supongo que, después de todo, en peores compañías se me podría ver. Pero<br />

puedo asegurarle a Alberto Hidalgo que su afirmación ha sido para mí una auténtica<br />

sorpresa, porque en ningún momento mientras trabajaba en el libro cruzó por mi<br />

mente el nombre de Heidegger ni tuve la menor tentación de volver a repasar Ser y<br />

tiempo. Mas como quiera que lo que acabo de decir carece de toda importancia<br />

(porque siempre podría Hidalgo argüir, con entera razón, que aunque sea como<br />

digo, eso no significa que tal parentesco no sea real), daré un paso más y sostendré<br />

que las semejanzas que pudieran hallarse entre mi posición y la de Heidegger no<br />

pasan de ser puramente formales y superficiales. Al hacer la afirmación sobre la<br />

que llama la atención Alberto Hidalgo yo no tenía en mente ninguna metafísica de<br />

corte existencial, sino que lo único que pretendía era apuntar que si la vida no es<br />

más que un pequeño intervalo o tránsito entre dos nadas eternas –que, en el fondo,<br />

no son sino una sola–, tal vez la concepción que un pueblo tiene de la vida y del<br />

sentido de ésta se nos descubre no tanto en la forma como entiende el nacer, y, por<br />

tanto, la vida misma, sino en el modo como concibe ese tránsito definitivo y último<br />

constituido por el morir y la muerte. Y si ésta es vista como un fenómeno<br />

enteramente natural y normal, que se espera no con alegría, pero tampoco con un<br />

dramatismo excesivo, es posible que la vida sea vivida también con idéntica<br />

ausencia de dramatismo, sin tomarla acaso demasiado en serio ni aferrándose en<br />

demasía a sus mezquinas vanidades, que no son más que pompas de jabón en una<br />

nada infinita e interminable. (Yo no sé si merecería la pena llevar a cabo un examen<br />

más detenido de tal sugerencia, acompañado de una argumentación más completa y<br />

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menos superficial. Y no estoy seguro de ello porque no me parece que se trate de<br />

una afirmación insólita o de una metafísica aún no recorrida; antes bien, considero<br />

que, en el fondo, es seguramente una idea del todo trivial.) Y ese modo (tan estoico<br />

en el fondo) de entender el morir y el vivir parece desprenderse del estudio de las<br />

costumbres y creencias presentes en la tradición popular asturiana. Algo muy<br />

similar a esto es a lo que Ariès denomina la «muerte domada», y, por eso, al<br />

mencionarlo no se pretendía hacerle ninguna especie de guiño, sino únicamente<br />

poner de relieve que tales ideas podían hallar algún respaldo en el trabajo de otros<br />

investigadores. Mi compromiso con Ariès comienza y termina ahí: nada sé de sus<br />

supuestas simpatías pronazis ni entro a discutir hasta qué punto su tipología, en<br />

general, de las concepciones de la muerte puede sostenerse o no (como piensan<br />

algunos críticos de su obra). Pero, en cualquier caso, pintando el asunto quizás con<br />

trazos muy gruesos, lo que encuentro difícilmente discutible (y creo que muy pocos<br />

son los que lo discuten) es que en Occidente hemos pasado de una muerte que no se<br />

oculta a un a muerte que se niega, hemos pasado de una «muerte domesticada» a<br />

una «muerte salvaje». Y lo único que he querido señalar es que la concepción<br />

popular asturiana (hasta ya entrado el siglo XX), al revés de lo que sucede hoy, se<br />

encuadra mejor en el primer estereotipo que en el segundo. Y Asturias, en este caso,<br />

al igual que en lo relativo a las propias costumbres y creencias mágicas, no es sino<br />

un pueblo y una cultura de Occidente. Mas llegados a ese punto es difícil resistirse<br />

a la tentación de dar un paso más y relacionar cada uno de esos modos de entender<br />

la muerte con una forma distinta de entender la vida, y apuntar que acaso la<br />

concepción que un pueblo tiene del mundo y del sentido de la vida, depende antes<br />

que de ésta, y, por tanto, del nacimiento, de la concepción que tiene de la muerte.<br />

Mas vayamos con mi segundo supuesto empantanamiento. Este tendría que ver<br />

con mi idea de vincular el culto a los muertos con la religión (o viceversa, tanto da)<br />

y ésta con la constitución misma del Hombre en Hombre. A propósito de esto,<br />

Alberto Hidalgo, si he comprendido bien, sugiere que, por un lado, entro en<br />

confrontación con el materialismo filosófico, al incurrir, tal vez, en una<br />

antropología de predicados, y, por otro, que, partiendo de esos supuestos, el<br />

ateísmo al que puede llegarse se hallará, sin duda, marcado por el signo de la<br />

inhumanidad. Vayamos, pues, con cada una de esas objeciones.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 493


Respecto a la primera, comenzaré por indicarle a Alberto Hidalgo que yo no sé<br />

hasta dónde alcanza mi ortodoxia respecto al materialismo filosófico. Desde luego,<br />

por lo que ha podido verse en un reciente debate sobre filosofía de la religión (en el<br />

que el propio Gustavo Bueno ha considerado necesario y oportuno intervenir), no<br />

parece que sea muy ortodoxo en el modo de concebir el espacio antropológico, y,<br />

más en concreto, los contenidos del eje angular y su constitución (lo que apunta en<br />

último término, como es obvio, a la constitución de la propia religión). Mas creo<br />

que sí lo soy en lo relativo al asunto del que habla Hidalgo. Y, de todos modos, de<br />

no serlo (como en el caso anterior), créaseme que lo lamentaría mucho, pero<br />

entiendo que la verdad de mis posiciones ha de ser juzgada por ellas mismas, y no<br />

por su mayor o menor proximidad al materialismo filosófico. Y Alberto Hidalgo no<br />

discute lo que digo, sino que se limita a denunciar su carácter heterodoxo.<br />

Denuncia, además, que considero es errónea. Si yo no lo he entendido mal, una de<br />

las tesis esenciales de El animal divino es que uno de los elementos (y quizás el<br />

más decisivo) que determinan el paso del protohombre al hombre es la religión, en<br />

la medida en que con ella se consuma la diferenciación de ser humano del resto de<br />

los animales, y la separación, por tanto, del mundo humano y el animal. Ahora bien,<br />

que la propia religión sea asociada al culto a los muertos, creo que es conclusión<br />

del todo obvia, y nada extravagante o gratuita, porque es lógico conjeturar que si el<br />

ser humano comenzó por abandonar a sus muertos, y sólo más tarde empezó a<br />

hacerse cargo de ellos y a rendirles algún tipo de culto, eso tuvo lugar sólo a partir<br />

del momento en que surgió en él la idea de un destino más allá de la muerte, y no<br />

antes, y tal idea parece resultar inseparable de algún tipo de creencias religiosas.<br />

Por consiguiente, si la religión es un elemento decisivo en la constitución del<br />

hombre, y si el culto a los muertos apunta a la existencia de alguna forma de<br />

religiosidad, entonces no parece descabellado concluir que el propio culto a la<br />

muertos es un elemento constitutivo del hombre mismo, en la medida en que tal<br />

hecho parece indicar que algo así sólo ha podido producirse al tiempo que la<br />

comprensión por parte del ser humano de que el muerto (él) no es un animal<br />

cualquiera, sino distinto de todos ellos. Y no sé si incluso no podría defenderse la<br />

misma tesis en un sentido aún más fuerte y decir, (en la línea, tal vez, de lo que<br />

alguna ocasión he denominado pragmatismo trascendental (algo muy similar a lo<br />

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<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org


que Gustavo Bueno llama humanismo trascendental), que no es sólo que el culto a<br />

los muertos indique la presencia de alguna forma de religiosidad, sino que conduce<br />

a ella. Porque quizás únicamente cuando el ser humano adquiere conciencia de su<br />

mortalidad (y con ello no otra cosa quiero decir sino que se sabe mortal, algo a lo<br />

que probablemente hubo de llegar por inducción, a partir de la muerte del otro),<br />

únicamente entonces habría surgido en él la preocupación por un destino más allá<br />

de la muerte, y en ese estado de cosas, la religión operaría como un mecanismo no<br />

meramente psicológico (de consuelo o esperanza, por ejemplo), sino de<br />

compensación de su menesterosidad e indefensión, tanto en lo que se refiere a su<br />

propia condición mortal como a las que se derivarían de su comparación con los<br />

animales, muchos de ellos bastante más fuertes y mejor adaptados que él. Visto así<br />

el asunto, la religión, y con ella el culto a los muertos, a los que se hallaría<br />

indisolublemente ligada, vendrían, de este modo, a convertirse en elementos<br />

determinantes en la constitución del Hombre en cuanto tal. Y si bien es cierto que<br />

esta posición nada tiene que ver ya con el materialismo filosófico, no lo es menos<br />

que éste le reconoce el ser una verdadera filosofía de la religión.<br />

Como quiera que sea, ¿supone esto incurrir en una antropología de predicados?<br />

No lo creo en absoluto. Es más (y entro con esto a discutir la segunda de las<br />

objeciones señaladas): pienso que es el propio Hidalgo quien se desliza hacia ella<br />

cuando sostiene que a partir de esas consideraciones sólo puede llegarse a un<br />

ateísmo que sea equivalente a alguna forma de inhumanidad. La argumentación que<br />

Alberto Hidalgo no desarrolla, más parece presuponer, creo que es ésta: si la<br />

religión es un aspecto constitutivo del Hombre, al punto incluso de que sea un<br />

factor decisivo en el paso del protohombre al hombre, entonces su negación, es<br />

decir, el ateísmo, habrá de ser vista como una forma de inhumanidad, porque con el<br />

ateísmo –diríamos– el hombre habría dejado de ser propiamente hombre. Ahora<br />

bien, una tal afirmación sólo puede sostenerse si Alberto Hidalgo incurre<br />

precisamente en aquello que denuncia, a saber: que lo que llamamos «Hombre» ha<br />

quedado definitivamente establecido y constituido en un momento determinado; en<br />

el momento, justamente, de crear la religión, siendo ésta aspecto esencialmente<br />

indisociable de su humanidad, de tal modo que su abandono lo tornaría inhumano.<br />

Pero esto supone olvidar que el hombre no es una realidad hecha de una vez por<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año II, 9 (marzo 2007). http://www.revistadefilosofia.org 495


todas, sino una realidad que se va haciendo en el proceso mismo de su evolución<br />

cultural y biológica; en el proceso –diríamos– de confluencia dialéctica de sus<br />

rasgos biológicos y sus aspectos espirituales o culturales. Y, al contrario de lo que<br />

dice Hidalgo, acaso podría sostenerse que ese periplo constitutivo de su humanidad<br />

pasa, necesariamente, por el abandono de toda religiosidad y el asumir el hallarse<br />

sólo en el Cosmos.<br />

Mi tercer empantanamiento consistiría, creo entender que eso es lo que opina<br />

Alberto Hidalgo, en negar a los animales «cualquier conocimiento significativo del<br />

'hecho de la muerte'» (pág. 100), lo que casaría mal con el reconocimiento de las<br />

«culturas animales». La fórmula que utiliza Hidalgo yo creo que es excesivamente<br />

ambigua, y dicho así, sin duda que pudiera resultar muy temerario negar<br />

tajantemente a los animales cualquier conocimiento significativo de la muerte.<br />

Después de todo, es evidente, que un animal sabe, por ejemplo, cuando su presa o<br />

su potencial depredador están muertos, y una de las principales estrategias<br />

utilizadas por algunos animales para ponerse a salvo de un posible atacante es,<br />

precisamente, hacerse el muerto. Ahora bien, lo que yo dudo muy seriamente es<br />

que pueda atribuirse al animal conciencia de la muerte (y repito que por<br />

«conciencia de la muerte» no quiero decir más que «saberse mortal»). Y lo dudo<br />

por varios motivos. En primer lugar, no hay en la literatura etológica (en la que yo<br />

conozco, al menos) nada que induzca a pensar lo contrario. El que algunos animales<br />

poco antes de morir se alejen del grupo (se habla de los elefantes, pero también<br />

podría aludirse al simple gato doméstico, del que a veces se dice que, si puede, no<br />

muere en la casa ni en sus alrededores), sólo puede dar pie a una conclusión de ese<br />

tipo previa interpretación del tal hecho a partir, precisamente, de aquello que se<br />

quiere demostrar y que se supone que el propio hecho demuestra, en términos<br />

(ahora sí) que tienen mucho de petición de principio o círculo vicioso: el animal –<br />

decimos– se aleja porque sabe que va a morir. ¿Y cómo podemos estar seguros de<br />

que sabe que va a morir? Porque se aleja. Interpretación, además, en términos que<br />

seguramente tiene también mucho de antropomórficos, como cuando se dice que un<br />

determinado animal experimenta celos o que es envidioso (forma ésta de hacer<br />

etología que, como es sabido, se ha reprochado muchas veces a ilustres etólogos,<br />

desde Lorenz a Goodall). De modo similar, el animal se aparta del grupo, muere, y<br />

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nosotros decimos: «se alejó porque sabía que iba a morir», o incluso: «se alejó para<br />

morir». Creo que cualquiera de esas afirmaciones no es más que una proyección en<br />

el animal de nuestros propios mecanismos mentales. Y al hacerlo, no reparamos en<br />

la pregunta clave que deberíamos hacernos: ¿por qué se aleja? ¿Diremos, acaso, que<br />

sabe que va a morir, que sabe que su cadáver puede ser un elemento contaminante<br />

(en sentido estricto, no mágico ni metafórico) del lugar en el que en ese momento<br />

se encuentra el grupo, o que sabe que el olor a putrefacción puede llamar la<br />

atención sobre dicho grupo y ponerlo en peligro? Me parece que sería demasiado, y,<br />

sin embargo, de ser cierto tal alejamiento, ésas son, seguramente, los motivos por lo<br />

que se produce, mas no creo que para explicarlo sea necesario deslizarse hacia el<br />

antropomorfismo y la proyección, y atribuir al animal tantos saberes: basta acaso<br />

con presuponer algún tipo de mecanismo adaptativo, consolidado por selección<br />

natural y que, de forma puramente instintiva, induzca al animal enfermo o<br />

moribundo a apartarse del grupo, sin que haya ningún motivo para concluir que tras<br />

esa pauta de comportamiento se encuentre un conocimiento de su condición mortal,<br />

que sería, en último término, el resorte que pone en marcha tal conducta. Es como<br />

si creyéramos que el perro o el gato que tapan sus excrementos lo hacen por<br />

deferencia a su dueño humano, y los supusiéramos, en consecuencia, versados en<br />

las normas de urbanidad. La prueba, al contrario, de que se trata de un<br />

comportamiento que tiene raíces puramente biológicas e instintivas es que a veces<br />

no tapan nada (es verdad que, aunque pocos, algunos dueños suelen recoger los<br />

excrementos de sus perros), mas, pese a ello, los animales realizan igualmente los<br />

movimientos característicos del ritual de ocultamiento de los excrementos, lo que<br />

en este caso ya no es más que un mero simulacro de él.<br />

Pero es que, además, suponer que los animales tienen conciencia de la muerte<br />

obliga, probablemente, a concebirlos dotados de importantes mecanismos de<br />

pensamiento, y entre ellos se me ocurren, de una manera inmediata, dos. En primer<br />

lugar, la capacidad de poder desarrollar algún tipo de razonamiento inductivo: ¿de<br />

qué otra forma podría un animal llegar al conocimiento de su condición mortal más<br />

que a partir de la muerte de los otros, exactamente de un modo idéntico a como<br />

aconteció seguramente en el caso del hombre? Y, en segundo lugar, considero que<br />

el conocimiento de la muerte es inseparable de la noción de «futuro», mas no de un<br />

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futuro inmediato, entendiendo por tal el posible efecto que seguirá o no a una causa<br />

ya dada, sino de un futuro abstracto y absoluto; también, por supuesto, remoto y<br />

desligado de cualquier hecho dado en el presente, es decir, un conocimiento del<br />

futuro como tal. A mi me parece que es excesivo y carente de todo fundamento<br />

atribuir cualquiera de esas disposiciones a los animales, y no ya a aquéllos de los<br />

que acaso podría pensarse que ni siquiera tienen conciencia (esto es, conocimiento)<br />

de su propia individualidad, sino incluso a quienes son nuestros más próximos<br />

parientes, como los chimpancés. De hecho, cuando una cría muere, la madre carga<br />

durante un tiempo con el cadáver y luego lo abandona, pero no da la impresión de<br />

que se haya percatado en absoluto de lo que ha sucedido, y, desde luego, no<br />

reacciona como aquel sabio griego, quien, tras serle comunicada la muerte de sus<br />

hijos, respondió sin inmutarse: «Ya sabía que los engendré mortales».<br />

Ahora bien, si alguien –Alberto Hidalgo en este caso concreto– sostiene que<br />

ninguna de esas capacidades que he apuntado son necesarias para que un individuo<br />

llegue al conocimiento de su condición mortal, o si, siéndolo, entiende que, en<br />

efecto, pueden ser atribuidas a los animales, entonces tendrá que demostrarlo, o,<br />

siquiera, presentarnos sus pruebas o sus argumentos. Pongamos que Alberto<br />

Hidalgo me ha preguntado por qué niego que los animales tengan conocimiento de<br />

la muerte. Yo, bien que mal, le he respondido, y ahora, a mi vez, me permitiré<br />

preguntarle: «¿y usted por qué lo afirma?».<br />

Y, como es obvio, nada de esto entra en contradicción con el reconocimiento<br />

de las «culturas animales». Estaremos de acuerdo en que tal reconocimiento no<br />

obliga a convertir al animal en humano, presuponiéndole, asimismo, creencias<br />

religiosas o habilidades de carácter matemático, pongamos por caso. Creo que otro<br />

tanto sucede con la muerte. Y a propósito de esto, y volviendo a Heidegger, diré<br />

que la definición del hombre como «ser para la muerte» sólo comenzaría a cobrar<br />

algún sentido mínimamente relevante si con ello lo que se quisiese decir es que el<br />

hombre es el único ser consciente de su finitud, el único ser que se sabe mortal. Que<br />

el asumir esa finitud sea o no condición de la realización del Dasein es algo que a<br />

mí ya comienza a sonarme a música celestial. Después de todo, siempre podrá haber<br />

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alguien que diga, con Freud o Unamuno, que ser hombre consiste en negar la<br />

muerte, en creerse, en el fondo, inmortal.<br />

*<br />

Termino agradeciendo de nuevo a Alberto Hidalgo la atención que ha prestado<br />

a mi libro y la hermosa reseña que sobré el ha escrito, y ello tanto en lo que tiene de<br />

elogiosa (inmerecidamente tal vez) como en sus aspectos críticos, que no son sino<br />

un acicate para afinar ideas y conceptos. Y termino también (permítaseme que lo<br />

haga) felicitándome a mí mismo. Porque uno de los objetivos primordiales de Alfa y<br />

Omega (acaso el principal) era contribuir a elevar un tanto el tono de los estudios<br />

sobre folklore asturiano, haciendo de ellos algo más que meras recopilaciones o<br />

descripciones de prácticas, creencias o costumbres, para instalarlos, de pleno<br />

derecho, en el debate filosófico o antropológico. Y creo que este diálogo con<br />

Alberto Hidalgo es prueba suficiente de que tal objetivo se ha logrado.<br />

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r e v is t a d e f ilo s o f ƒa<br />

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