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Un modelo topológico para la conciencia: las cuatro formas originarias de conciencia | Fernando Miguel Pérez Herranz<br />
La tercera gran figura de la conciencia: Dionisos<br />
Dionisos, el dios errante, vagabundo, extranjero, nómada, viajero…, interpretado en los términos de la<br />
semántica topológica, nos ofrece una sorpresa. Aparentemente su conciencia estaría vinculada a morfologías del<br />
exilio y del nómada H.1; sin embargo, y según nuestra interpretación, Dionisos simboliza la representación genuina<br />
del vencedor, E.1. El sabio profesor M. Detienne insiste en que Dionisos es un dios del panteón griego: es<br />
extranjero de las ciudades en las que se presenta, pero nunca está tratado como un bárbaro. 38 Dionisos ha nacido del<br />
cuerpo (muslo) de Zeus, tras haber absorbido, esta vez por hiper-resplandor, a su esposa, Semele, hija de Cadmo. 39<br />
Por esta razón, Dionisos se niega a ser un simple hijo natural de Semele: necesita hacerse reconocer su cualidad de<br />
poder divino, de ser hijo de Zeus y de vengar a su madre. Dionisos —un divino resentido— se presenta como un<br />
Sujeto que jamás admite ser instrumentalizado, independientemente de que su poder muestre su aspecto nocturno y<br />
monstruoso. Su conciencia es siempre la del vencedor (Nietzsche lo ha mostrado indirectamente), por medio de un<br />
poder con dos modalidades: la manía, el furor y el vino, por el que los hombres olvidan los males cotidianos.<br />
Una de las formas de conciencia de Dionisos se origina en su choque con Licurgo, a quien enloquece y<br />
convierte en Instrumento de muerte de su propio hijo, el niño-vid. A las hijas del rey Orcómene las instrumentaliza<br />
hasta el punto de que una de ellas, Leucipe, le ofrece a su propio hijo como víctima. Y a Cadmo le ordena llegar al<br />
límite de la impiedad: saquear el templo panhelénico de Apolo.<br />
Otra forma de conciencia se origina en su enfrentamiento contra Penteo. Dionisos utiliza sus Instrumentos, que<br />
son las bacantes, pandillas de mujeres que combaten a golpes de tirso, hasta despedazar a Penteo, que pretendió en<br />
vano convertir a Dionisos en Instrumento.<br />
Cuarta figura de la conciencia: Edipo<br />
Edipo es la figura por antonomasia de la consolidación de la conciencia, en la que se conjugan todas las figuras<br />
propuestas. Edipo representa, además, el momento de reflexión de la conciencia, que no es autorreferente, sino<br />
respecto de otra conciencia: la del oráculo. Edipo le pregunta: «¿Quién soy?»; es decir, en nuestros términos: «¿Soy<br />
Sujeto o Instrumento?». La respuesta del oráculo cubre las morfologías básicas (cuspoides) y de ahí su pregnancia:<br />
«Matarás a tu padre y te casarás con tu madre». Es decir: “No te convertirás en Instrumento de Layo” (E.2/E.1); al<br />
unirte a Yocasta protegerás el reino de Tebas frente a su dispersión (H.1b/H.2); escaparás a la protección de tus<br />
padres (putativos) (H.2); y te alejarás, autoexiliado y nómada (H.1b). Los equívocos del oráculo le harán poner<br />
ahora todas esas proposiciones en primera persona: “Mi propia conciencia de Sujeto o de Instrumento, de parte<br />
excluida o de parte protectora (E.2 y H.2), de arrojar a la Esfinge o de ser arrojado y expulsado del reino por mis<br />
conciudadanos” (H.1a).<br />
194<br />
MARZO<br />
2012<br />
38 M. Detienne, Dioniso a cielo abierto, Gedisa, Barcelona, 2003, págs. 28 y ss. Eurípides, Las bacantes, 39-40.<br />
39 El rey Cadmo que, por cierto, permanece durante siete años al servicio de Ares (es decir, sin conciencia respecto de él) por haber dado muerte<br />
al dragón que custodiaba la fuente de Ares. Cf. Vernant, op. cit., pág. <strong>15</strong>9).