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Un modelo topológico para la conciencia: las cuatro formas originarias de conciencia | Fernando Miguel Pérez Herranz<br />
transversal a las órbitas y espera a ver qué ocurre: Si las órbitas pasan por el mismo punto, hay soluciones T-<br />
periódicas; si no coinciden exactamente, pero se mantienen en un toro, hay soluciones cuasi-periódicas; si llenan el<br />
plano (o salen de él y luego vuelven, de manera aleatoria), se dirá que la solución es caótica. De este modo, en vez<br />
de estudiar una trayectoria en tres dimensiones, se estudia un plano bi-dimensional, donde se recogen los impactos<br />
que las trayectorias marcan cada vez que pasan por él.<br />
La teoría de las singularidades se ha desarrollado en un campo insospechado quizá para Thom: la investigación<br />
de las imágenes de los modelos de ordenador. Hasta ahora, las imágenes solían servir como información adicional<br />
en forma de ejemplo para iluminar la oscuridad de un texto o de determinadas ecuaciones. Pero con los ordenadores<br />
las imágenes se transforman ellas mismas en sujetos que necesitan explicación. Ya ocurría algo de esto en<br />
astronomía (los bucles de los planetas), o en mecánica cuántica (estelas de electrones…), pero se ha hecho mucho<br />
más interesante en neurobiología, por ejemplo, para la interpretación de las neuroimágenes encontradas a partir del<br />
uso de los nuevos métodos no invasivos: el magnetoencefalograma (MEG), la tomografía por emisión de positrones<br />
(PET), la resonancia magnética (MRI), la resonancia magnética nuclear funcional (RMNf), etc.<br />
Aquí, la cuestión decisiva es la introducción de un «parámetro de escala». Es decir, los puntos de la imagen<br />
sólo pueden ser interpretados por la escala, que introduce un nuevo concepto: la imagen-escala, la imagen que<br />
forma un espacio-escala. La cuestión es entender qué sucede entre dos escalas diferentes, qué mecanismos ocurren<br />
en los cambios generales de escala. Si suponemos que la imagen está desplegada como una función y nos<br />
interesamos por las propiedades de esta función, esto es, sus puntos críticos y algunos subconjuntos de puntos con<br />
el mismo valor, entonces estos puntos nos ofrecen una descripción de las imágenes. Por ejemplo, una imagen<br />
bidimensional con sus puntos máximos, mínimo y sillas. Ahora bien, ¿cómo detectar estos puntos críticos? Las<br />
matemáticas han desarrollado métodos muy eficaces desde el cálculo diferencial hasta la teoría topológica de<br />
singularidades. Y entre estos métodos destaca la teoría de las catástrofes de R. Thom, que permite localizar en el<br />
espacio-escala las desapariciones y creaciones de lugares llamados puntos catastróficos. En los últimos años se ha<br />
propuesto modelos muy interesantes sobre la estructura deep de la escala gaussiana. <strong>15</strong><br />
2.3. El modelo umbílico para la conciencia<br />
A partir del modelo de la predación de Thom, defenderé la siguiente hipótesis de partida: que la conciencia<br />
responde a topologías complejas umbílicas, en las que, además de sujeto / destinatario y mensaje, hay instrumentos<br />
o mediadores indirectos. 16<br />
180<br />
MARZO<br />
2012<br />
Hipótesis 1: Si la (auto)conciencia —conciencia animal— es una figura propia de las morfologías<br />
cuspoides, con acoplamiento de resonancia, la conciencia humana pertenece a las morfologías umbílicas y<br />
resiste la resonancia.<br />
<strong>15</strong> Véase, por ejemplo, A. Kuijper, The Deep Structure of Gaussian Scale Space Images, PhD thesis, Utrecht University, 2002.<br />
16 La posición central que desempeña el «instrumento» en el desarrollo del cerebro humano puede justificarse desde la teoría del exocerebro de<br />
Roger Bartra. El cerebro habría que entenderlo como un sistema abierto a circuitos culturales externos —instrumentos— de los que depende,<br />
aun parcialmente, para su funcionamiento. R. Bartra, Antropología del cerebro: la conciencia y los sistemas simbólicos, Valencia, Pre-textos,<br />
2006.