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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- La palabra se considerará como un campo de la dinámica neuronal. (No deja<br />

de ser curioso que el concepto de campo sólo sea controvertido cuando se aplica en<br />

biología o en lingüística; las epistemologías de corte reduccionista admiten y utilizan el<br />

concepto en mecánica clásica -campos gravitacionales-, en electromagnetismo -campos<br />

eléctrico y magnético-, en física de altas energías -campos cuánticos-, incluso en<br />

Etología -campos perceptivos-, ¿Por qué había de negarse la posibilidad de este<br />

concepto en Biología o en Lingüística?) A los islotes que quedan separados por zonas<br />

indeterminadas e/o inestables, los denomina Thom creodas o campos morfogenéticos.<br />

Por consiguiente, en los procesos naturales trataremos de aislar las partes<br />

estructuralmente estables, que son las creodas de ese proceso. Cada una de ellas<br />

contiene «creodas elementales» -las catástrofes-, las cuales deben ser analizadas para<br />

comprender su organización en una forma global estable por la acción de un centro<br />

organizador. Después habrá que estudiar la organización de las creodas entre sí; las más<br />

estables serán las que poseen mayor significación, etc. La tesis de Thom es, sin duda,<br />

sorprendente:<br />

"El lenguaje humano es un sistema descrito por un modelo semántico de<br />

dimensión uno (el tiempo) y las creodas son las palabras".<br />

Si las palabras son consideradas como creodas o campos morfogenéticos, la<br />

significación de una creoda vendrá dada por la estructura topológica de las catástrofes<br />

que contenga y que limitan su dominio. Ahora bien, como cada catástrofe elemental<br />

viene definida por sus singularidades, son esos tipos cualitativos los que las determinan<br />

en última instancia. Como Thom pone el origen de las estructuras sintácticas en su<br />

configuración espacial, puede correlacionar la herramienta matemática, que investiga<br />

las singularidades espacio-temporales, con los distintos casos sintácticos; por<br />

consiguiente, el <strong>número</strong> de estructuras sintácticas estará sometido a los mismos<br />

constreñimientos que el <strong>número</strong> de singularidades espaciales. Esta teoría del origen<br />

espacial de las estructuras sintácticas explica numerosos hechos, entre los que, quizá,<br />

son fundamentales: i) que una oración elemental no contenga más de cuatro actuantes;<br />

esto se debe a que la TC se identifica con la formulación clásica de Gibbs para el<br />

equilibrio termodinámico. La Regla de las Fases de Gibbs limita a cuatro el <strong>número</strong> de<br />

regímenes estables que pueden estar en equilibrio en un punto del espacio euclídeo de<br />

274 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com

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