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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

su combinatoria desaparecerían. Así la conmutatividad: (a / b) = (b / a), tiene sentido en<br />

el cuaderno del científico nuclear, pero no en el interior del reactor nuclear.<br />

Se requiere, por tanto, de una Teoría del Símbolo diferente a la empirista, en la<br />

que un nombre sustituye a una entidad ya física ya ideal. Diremos que un símbolo es<br />

autonímico o autónimo si el significado es causa del significante, aunque de tal manera<br />

que el significante sea parte del significado; es la característica de los términos<br />

autorreferentes que «son nombres de sí mismos». Un símbolo es tautogórico si el<br />

significante es causa del significado y no se requiere la condición de semejanza; es la<br />

característica de los slgnum sui, de los signos religiosos o míticos, que «causan un<br />

efecto»: la imposición de manos del milagrero o el «Sí, quiero» de los contrayentes<br />

matrimoniales. Los Símbolos que son a la vez autonímicos y tautogóricos se denominan<br />

autogóricos.<br />

Los Símbolos autogóricos se definirán, pues, como aquellos símbolos en los<br />

que, a la vez, el significante causa el significado (tautogóricos) y el significado causa el<br />

significante (autonímicos): Se forma un círculo en el que el significante regenera el<br />

significado. Por ejemplo, «la flecha del tiempo», que si logra representar al «tiempo» lo<br />

consigue en virtud del movimiento de quien traza la flecha. El trazo «—>» no elimina<br />

su referencia semántica, sino que la tiene incorporada en el propio significante al ser<br />

dibujado.<br />

Pues bien, los símbolos de la lógica, diremos, son signos autogóricos.<br />

Recuperamos, de esta forma, la dimensión «física», «tipográfica» de los símbolos<br />

lógicos, que dejan de ser aplicables a cualquier materia. Interpretar los símbolos como<br />

autogóricos es aquí lo decisivo. Los símbolos no son algo puramente formal (vacío),<br />

sino que en ellos se reconoce toda la estructura geométrica (ordenaciones,<br />

permutaciones, derecha, izquierda) que en su propia realidad de significantes debe ir<br />

implicada. V. gr., el <strong>número</strong> «(1+1+1)» se representa por una tríada; las letras variables<br />

«A», «8», «G>... son ya clases, etc.<br />

194 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com

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