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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

autenticidad y la autonomía, la única tradición que puede defender la filosofía, porque es<br />

su fundación originaria. Por ello, Gadamer la hace suya. Una tradición viva es, para él, la<br />

que puede ser apropiada y transformada libremente. No se trata de un objeto que perviva<br />

por la inercia de lo que ha sido, sino de una formación de sentido activa y creativa; por<br />

eso, la auténtica participación en la tradición es la apropiación crítica de la misma.<br />

Gracias a esta tradición todavía viva, hay un proceso hermenéutico sin fin. En términos<br />

husserlianos, diríamos que la experiencia vivida (Erlebnis) de la tradición permite la<br />

reflexión sobre la historia que verdaderamente nos importa.<br />

Merleau-Ponty descubre que no sólo vivimos conscientemente, sino carnalmente,<br />

que en la experiencia hay sentido y contingencia. Para comprender la unión de ambos<br />

términos en la historia, necesitamos una lógica vivida, una auto-constitución 101 , una<br />

filosofía que se sabe histórica, pero que posee un modo específico de estilizar su<br />

tradición, es decir, de hacer que se manifieste el sentido tácito:<br />

No se contenta con sufrir su entorno histórico (como éste no se contenta con sufrir su<br />

pasado), lo transforma revelándolo a sí mismo y dándole, así, la oportunidad de entablar<br />

con otros tiempos, otros medios, una relación en la que aparece su verdad 102 .<br />

Esa verdad integral buscada por la filosofía posibilita que se vaya haciendo una<br />

sola historia y un solo mundo. Cada ser humano contribuye a ella; la única diferencia que<br />

le separa del filósofo es la conciencia vigilante y la palabra de éste. De ahí que el filósofo<br />

nunca deba callar; cuando no le guste la realidad, está obligado a decir por qué no quiere<br />

tomar partido 103 .<br />

Sus razones proceden de su reflexión y han de expresarse para enriquecer la vida.<br />

Aunque no sean suficientes para eliminar la ambigüedad constitutiva de la misma, son<br />

imprescindibles para la «renovación» en esa continuidad histórico-vital que nos hace<br />

detenernos en lo que más importa. Esa es la miseria y la grandeza de la tradición a la que<br />

pertenecemos los seres que filosofamos:<br />

101 Cfr. Merleau-Ponty, M. (1960). Eloge de la philosophie et autres essais. Gallimard, Paris, 1966, p. 64.<br />

102 Merleau-Ponty, M. Op. Cit., p. 66.<br />

103 Cfr. Merleau-Ponty, M. Op. Cit., p. 71.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 119

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