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36<br />

r e v is t a d e f ilo s o f ía<br />

www.revistade filosofia.com


CONSEJO DE REDACCIÓN<br />

<strong>Eikasia</strong> Revista de Filosofia<br />

www.revistadefilosofia.com<br />

Consejo de Redacción (en constitución): Dr. Fernando Pérez Herranz (Universidad de Alicante), Dr.<br />

Patricio Peñalver (Catedrático Filosofía, Universidad de Murcia), Dr. Alberto Hidalgo Tuñón<br />

(Universidad de Oviedo), Dr. Román García (Dr. en Filosofía. Director Instituto de Estudios para la Paz),<br />

Mtro. Rafael Morla (Catedrático de Filosofía, Universidad de Santo Domingo, RD.), Dr. Antonio Pérez<br />

(Universidad de la Laguna), Dr. Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina, Dr. Felicisimo Valbuena (Universidad<br />

Complutense de Madrid), Dr. Jose Antonio López Cerezo (Universidad de Oviedo), Dr. Silverio Sánchez<br />

Corredera, Dra. Alicia Laspra (Universidad de Oviedo), Dr. Pablo Huerga Melcón, D. Mariano Arias, Dr.<br />

Jacobo Muñoz (Catedrático de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid.) Dr. Félix Duque<br />

(Catedrático Historia Moderna Universidad Autonoma Madrid), Dr. Luis Álvarez Falcón (Universidad de<br />

Zaragoza).<br />

Maquetado y diseño: Francisco Fdez. Yebra.<br />

Secretaría de redacción: Noemí Rodríguez y Pelayo Pérez<br />

Director Ejecutivo: Dr. Román García.<br />

Edita: <strong>Eikasia</strong> Ediciones<br />

Bermudez de Castro 14 bajo c 33011 Oviedo. España.<br />

T: +34 984 083 210 F: +34 985 080 902<br />

www.eikasia.es<br />

eikasia@eikasia.es<br />

ISSN 1885-5679


<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com<br />

INDICE<br />

Número 36<br />

1.-Dr. Adolfo Vásquez Rocca. Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid<br />

Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria, pp.7-22.<br />

Resumen/Abstract<br />

2.-Juan Sebastián Ballén Rodríguez. Universidad Santo Tomás (Colombia).<br />

Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler, pp.23-61.<br />

Resumen/Abstract<br />

3.-Juan Carlos Orejudo Pedrosa. Universidad Autónoma de Zacatecas.<br />

Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión, pp. 63-88.<br />

Resumen/Abstract<br />

4.-Mª Carmen López Sáenz. UNED España.<br />

Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung). Fenomenología y hermenéutica filosófica, pp. 89-<br />

120.<br />

5.-Fernando-M. Pérez Herranz.<br />

Lenguaje e intuición espacial, pp. 121-396.<br />

6.-Rafael Blanco Menéndez y Enrique Vera de la Puente (†).<br />

Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico, pp. 397-409.<br />

Resumen/Abstract<br />

II.- Crítica de libros<br />

Álvarez Falcón, Luis: ‘REALIDAD, ARTE Y CONOCIMIENTO’. La deriva estética tras el pensamiento<br />

contemporáneo. Prólogo de Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina. Editorial HORSORI, Barcelona, 2010.<br />

ONTOLOGIA Y GNOSEOLOGIA: una mirada fenomenológica. Por Pelayo Pérez, pp. 413-417.


III.- Noticias<br />

SAF. Sociedad de Filosofía<br />

Sociedad Asturiana de Filosofía<br />

Congreso 2011: III Congreso de ontología: Esencia y existencia de los Derechos Humanos<br />

http://www.sociedaddefilosofia.org/<br />

I CONGRESO INTERNACIONAL: "EL FONDO DE LA HISTORIA. IDEALISMO,<br />

ROMANTICISMO Y SUS REPERCUSIONES."<br />

22 - 24 noviembre 2010, Univ. Carlos III, Madrid<br />

Plazo para comunicaciones: 1 de septiembre de 2010 +Información<br />

CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SAF: "RAZÓN, CRISIS Y UTOPÍA"<br />

2 - 4 febrero 2011, La Laguna<br />

+Información<br />

LINKS DE INTERÉS<br />

Revista Cubana de Filosofía<br />

Teoria rivista di filosofia<br />

Revista de filosofía La lámpara de Diógenes<br />

Revista Observaciones Filosóficas


Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la<br />

posthistoria 1<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid<br />

I.- “Palacio de Cristal”: Capitalismo Posmoderno2 y Memorias del subsuelo.<br />

A partir de la metáfora del Palacio de Cristal3 Sloterdijk desarrolla un análisis<br />

filosófico-arquitectónico de cómo el capitalismo liberal encarna una particular voluntad<br />

de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado,<br />

suficientemente grande como para que no se perciba el encierro. La transparencia del<br />

Palacio genera la ilusión en los habitantes de los márgenes de poder participar de su<br />

confort y seguridad. El palacio se hace desear, se propone como ideal de desarrollo para<br />

los "perdedores de la Historia" ocultando las fronteras que los dividen, invisibilizando<br />

sus rigurosas medidas de control4.<br />

1 Este Artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI-10-09/JM – UNAB, “Ontología de las<br />

distancias en Sloterdijk, hacia una teoría antropotécnica de las comunicaciones”. Dirección de<br />

Investigación, Universidad Andrés Bello – Fondo Jorge Millas 2009- 2010, Facultad de Humanidades y<br />

Educación UNAB. Investigador Responsable: Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca.<br />

2 Este apartado constituye una versión ampliada del Artículo "Peter Sloterdijk y Walter Benjamin; Air<br />

Conditioning en el Mundo interior del Capital", (Adolfo Vásquez Rocca), publicado originalmente en<br />

EIKASIA, Revista de Filosofía, Nº 25 - 2009, ISSN 1885-5679 - Oviedo, España, pp. 25-38<br />

http://revistadefilosofia.com/25-04.pdf<br />

3 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate<br />

"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11<br />

julio 2004. Y publicado -con más detalles en El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica<br />

de la Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211 [ Sloterdijk, Peter,<br />

Sphären III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004]. Los ecos<br />

literarios de la estancia de Dostoievski en Londres se encuentran en su suplemento literario de viajes<br />

“Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”, 1863, un texto en el que el autor se burla, entre<br />

otras cosas, de los “sargentos primeros de la civilización» de Occidente, de los «progresistas de<br />

invernadero”, y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico del palacio de la Exposición<br />

Universal. Dostoievski<br />

reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación europea occidental y posthistórica entre seres<br />

humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la más elevada virtud y deber del ser humano”.<br />

4 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Sloterdijk y el imaginario de la Globalización; mundo sincrónico y<br />

conciertos de transferencia”, En AISTHESIS, Nº 45, 2009, INSTITUTO DE ESTÉTICA, Pontificia<br />

Universidad Católica de Chile, PUC, pp. 167 – 180. Revista SciELO.<br />

http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-71812009000100011&script=sci_arttext<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 7


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

En Memorias del subsuelo5 que no constituye tan sólo el documento fundacional<br />

de la moderna psicología del resentimiento, sino también la primera manifestación<br />

hostil contra la globalización (si es que el empleo de dicho término no es anacrónico en<br />

este contexto)–, se halla una expresión que resume, con una fuerza metafórica aún no<br />

igualada, el “hacerse mundo” del mundo en el principio del fin de la era de la<br />

globalización: la caracterización de la civilización de Occidente como un “palacio de<br />

cristal”.<br />

La afortunada metáfora del Palacio de Cristal6 que Sloterdijk retoma de las<br />

Memorias del subsuelo7 de Dostoievski (a quien considera un precursor de la crítica a<br />

la globalización), resulta útil para que el lector acostumbrado a las desgastadas visiones<br />

de las industrias culturales en la era del neoliberalismo, aterrice en el espacio interior<br />

del capital para comprenderlo como “expresión socio-topológica, que se introduce aquí<br />

para la fuerza creadora de interior de los medios contemporáneos de tráfico y<br />

comunicación: circunscribe el horizonte de las oportunidades, que abre el dinero, de<br />

acceso a lugares, personas, mercancías y datos…la forma determinante de subjetividad<br />

dentro de la Gran Instalación está determinada por la disponibilidad de capacidad<br />

adquisitiva”8.<br />

Las redes telefónicas, los sistemas de radio y la proporción a chorro en la<br />

aviación han convertido en dos generaciones en algo natural una medida tal en la<br />

superación de la distancia que el espacio se percibe hoy como una magnitud casi<br />

desdeñable. Todo lo extenso y que exige espacio es comprimido hasta formar un bloque<br />

5 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George<br />

Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004.<br />

Conviene saber que este relato, cuyo título se puede traducir de diversas formas (Apuntes –o<br />

Memorias, o Notas– del –o desde el– subsuelo –o sótano, o subterráneo), se publicó en la revista Epoja<br />

[Época], la Primera parte en enero - febrero, en un <strong>número</strong> doble que apareció en abril, y la Segunda parte<br />

en abril, en <strong>número</strong> que también se distribuyó con retraso, en junio de 1864. El manuscrito sufrió cortes<br />

de censura, pero Dostoievski no lo revisó cuando lo volvió a publicar en la edición de sus obras. La fama<br />

que lo acompaña comenzó décadas después de la muerte del escritor, como si hubiera sido un escrito<br />

póstumo, una bomba de efecto retardado.<br />

6 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de<br />

Barcelona, 2004.<br />

7 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George<br />

Steiner) Editorial Quadrata, Retrolecturas, Buenos Aires, 2004.<br />

8 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, p. 236<br />

8 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

mínimo e inerte. La más patente manifestación de ello es el telefoneo intercontinental.<br />

Quien quiera haber confirmado el mito de la desaparición del espacio solo necesita<br />

levantar el teléfono o realizar algunos mouse-clicks9.<br />

La historia de la globalización –la superación de las distancias– es la historia de<br />

una doble conquista, la conquista de la tierra por vía marítima y la conquista de la<br />

subjetividad. Según Sloterdijk, ha llegado el momento en que ambas expansiones se<br />

han encontrado y se han fusionado en un gran espacio denominado mercado. Después<br />

de la toma del medio metafísico y del medio terrestre la tercera globalización se nos<br />

aparece como la colonización del territorio interior. Lo que antes era historia de<br />

expediciones, aventuras e intrusiones, ahora es descubrimiento de las facultades ajenas<br />

y desacoplamiento de los flujos generados en las dos globalizaciones anteriores. Hemos<br />

pasado de un reino de la necesidad a un reino de la libertad donde la tele-comunicación<br />

ya no es una herramienta sino un constitutivo ontológico de las relaciones sociales, un<br />

medio de descarga generalizada sobre la base del bienestar en un parlamento ficticio<br />

que sustituye el monoteísmo por el pluriteísmo.<br />

El espacio interior de mundo del capital abarca, demográficamente apenas un<br />

tercio de la humanidad actual, geográficamente apenas un décimo de las superficies<br />

continentales. Sin considerar aquí el mundo acuático, porque todos los cruceros y yates<br />

habitables sumados juntos sólo cubrirían un millonésima parte de las superficies<br />

marinas10. Sólo el nuevo Queen Mary 2, el transatlántico más grande, más lujoso y caro<br />

construido en la historia marítima destinado a cruceros vacacionales, que zarpó en enero<br />

del 2004 hacia Nueva York con unos 2600 pasajeros abordo para su viaje inaugural,<br />

merece quizá una mención especial, ya que, como Palacio de Cristal11 flotante, hace<br />

una ostentación particular provocadora del capitalismo postmodernista12.<br />

9 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Cap. “Lo incomprimible o el redescubrimiento de lo extenso”, Editorial Siruela, Madrid,<br />

2007, p. 296<br />

10 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, pp. 234 – 235.<br />

11 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de<br />

Barcelona, 2004.<br />

12 Si la posmodernidad es la estación de llegada, la globalización representa el camino recorrido. Quien<br />

dice globalización, habla, pues, de un continente artificial dinamizado y animado por el confort.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 9


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

El capitalismo es, como lo hace ver Sloterdijk, algo más que un modo de<br />

producción; apunta más lejos, como se expresa con la figura de pensamiento "mercado<br />

mundial". Implica el proyecto de transportar todo el contexto vital de los seres humanos<br />

que se hallan en su radio de acción a la inmanencia del poder de compra.<br />

Consecuentemente, la expresión “mundo globalizado” vale exclusivamente para<br />

la instalación dinámica que sirve como envoltura de “mundo de vida” a la fracción de la<br />

humanidad de los poseedores de capacidad adquisitiva. En su interior siempre se<br />

alcanzan nuevas alturas de improbabilidad estabilizada, como si el juego de beneficios<br />

de las minorías intensamente consumidoras contra la entropía pudiera seguir de forma<br />

indefinida.<br />

Así que no es casualidad que el debate sobre la globalización se lleve casi<br />

exclusivamente como monologo de las zonas de bienestar; la mayoría de las demás<br />

regiones del mundo, por regla general, apenas conoce la palabra y –menos aún– el<br />

asunto, a no ser por sus efectos colaterales desfavorables. De todos modos, las<br />

dimensiones colosales de la instalación impulsan un cierto romanticismo cosmopolita; a<br />

cuyos medios más característicos pertenecen las revistas de abordo de las grandes líneas<br />

aéreas, por no hablar aquí de otros productos de la prensa masculina internacional. El<br />

cosmopolitismo, se puede decir, es el provincialismo de los mimados13.<br />

13 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007.<br />

10 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

II.- Posthistorie, mimo y el devenir inmunológico del mundo.<br />

Tras la caída del muro de Berlín, las torres gemelas de Nueva York y las<br />

explosiones de los subterráneos de Madrid y Londres, los “protegidos”, sujetos de estas<br />

relaciones, son movilizados tanto por el Estado “moderador” posmoderno como por los<br />

medios masivos de comunicación a través de las estrategias inmediatistas del mimo.<br />

A la atmósfera psicopolítica de occidente, desde comienzos de los años ochenta<br />

hasta hoy, se suman las precipitaciones, climáticamente efectivas, del 11 de septiembre<br />

de 2001 para producir un giro neo-autoritario del capitalismo ante el fondo liberalbelicista14.<br />

Es precisamente a partir del año 1979 donde cabe fijar la entrada en la<br />

situación pos-comunista: con el comienzo del fin de la Unión Soviética después de la<br />

marcha de su ejército de Afganistán, con la subida al gobierno de Margaret Thatcher y<br />

con la consolidación de la revolución islámica en Irán bajo el Ayatollah Jomeini.<br />

Después del mimo constitutivo, sin el cual los niños no sobreviven más allá de<br />

su infancia, entramos en ese núcleo trágico que el psicoanálisis denominó "el principio<br />

de realidad". La aventura del siglo XX es, precisamente, haber puesto fin a ese reinado<br />

del principio de realidad, al menos para la mayoría de quienes habitan esta vasta esfera<br />

de comodidad, este Palacio de Cristal que llamamos Occidente.<br />

Mimo, como término de la antropología histórica, designa los reflejos<br />

psicofísicos y semánticos del proceso de alivio o descarga que resulta inherente al<br />

desarrollo de la civilización desde su origen, pero que sólo en la época de la radical desescasez<br />

de bienes pudo aparecer a plena luz. Las fuerzas efectivas de mimo constituyen<br />

un espacio de inmersión que sensibiliza a sus habitantes con las ventajas atmosféricas<br />

de un aseguramiento de la existencia ya producido fundamentalmente de antemano.<br />

En otras palabras, han desertado del mundo exterior para cultivarse a sí mismos<br />

e introducirse al invernadero del confort convertido hoy en el gran útero de la felicidad<br />

14 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 260<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 11


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

paradójica. Tal constreñimiento tiende a no dejar nada fuera, ni siquiera las lejanas<br />

fantasías de los novelistas de ciencia ficción, quienes a estas alturas se han vuelto<br />

cronistas de la Gran Instalación –El Palacio de Cristal15– como gusta definir también<br />

Sloterdijk al ambiente planetario.<br />

Nace lo que Sloterdijk denomina la posthistorie, conjunto de relatos que matizan<br />

la absorción interna que nos permite la climatización artificial –la del Palacio de<br />

Cristal– en el que la inmanencia del poder adquisitivo atrae a la vida en todas sus<br />

manifestaciones. El ciudadano poshistórico se encuentra así en una permanente deslimitación<br />

de sus facultades, en un constante viaje interior hacia la conciencia de poder<br />

obtener siempre más beneficio. El ciudadano poshistórico habita un continente artificial<br />

dinamizado y animado por el confort.<br />

Sloterdijk viene describiendo la Posthistoria desde El mundo interior del capital.<br />

Desde 1945 está claro que se ha extinguido el poder creador de la historia de los sujetos<br />

europeos de la expansión. El Viejo Mundo ha gastado su capacidad de iniciativa en la<br />

colonización del planeta y ha apagado sus energías excedentes en dos grandes guerras.<br />

Para la proyección del futuro del mundo, visto en su conjunto, la mirada al pasado de<br />

Europa no tiene importancia alguna. Por el contrario, el presente europeo se ha hecho<br />

modélico de otro modo, ya que le es inherente un concepto casi maduro de política postimperial:<br />

un concepto que comienza a seducir también a americanos cansados de<br />

América.<br />

Mimo y aburrimiento vienen a ser dos momentos de la constitución del sujeto<br />

poshistórico. Por ejemplo, al sujeto extático joven sus padres filiales lo miman<br />

inhibiéndole toda posibilidad de sufrimiento; ¡Que ellos no sufran las carencias que tuve<br />

cuando fui joven! suelen decir los padres cincuentones. Además, al soberano<br />

consumidor le brindan múltiples opciones de confort, incluida la rebelión que puede<br />

manifestarse al tomar un café orgánico, portando una playera con algún estampado<br />

revolucionario e incluso soñando despierto con algún documental de crítica social. A<br />

ello podemos sumar las facilidades que dan al soberano las instituciones financieras a<br />

15 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia, Centro de Cultura Contemporánea de<br />

Barcelona, 2004.<br />

12 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

través de tarjetas de crédito, las becas de instituciones estatales para estudiar, los<br />

programas sociales de entretenimiento y los proyectos de capacitación para que las<br />

nuevas generaciones puedan aprender saberes para el mundo laboral del<br />

entretenimiento. Mimo por doquier para suavizar la omnipresencia difusa del<br />

aburrimiento. Si hasta en la modernidad de la década del sesenta el aburrimiento<br />

provocaba revoluciones según rezaban las viejas consignas situacionistas, en los<br />

actuales tiempos de la Gran Instalación, el aburrimiento se alivia consumiendo la<br />

inmensidad del inacabable mundo ofrecido por las empresas de la descarga emocional.<br />

Y es que los fenómenos del estrés aparecen debido a que el soberano<br />

consumidor día a día se autoasesora, se autopersuade, se autodesinhibe para lograr el<br />

éxito, al mismo tiempo que busca herramientas para descargar su estrés. Para ello, un<br />

ejército de orientadores mediáticos le brindan soluciones cuando no logra el triunfo:<br />

puede adquirir un best seller para tomar las cosas con calma, tomar un diplomado para<br />

hablar en público, un spa para desestresarse, el gimnasio o algún complemento<br />

alimenticio.<br />

Con ello, el sujeto arquetípico del Palacio de Cristal consigue ejercitarse hasta<br />

llegar a ser dueño y propietario de sus propios padecimientos y pasiones, nadie más que<br />

él es el constructor de su fama o mediocridad.<br />

Occidente ha reemplazado el mundo de los metafísicos por un gran espacio<br />

interior organizado por el poder adquisitivo. El capitalismo liberal encarna la voluntad<br />

de excluir el mundo exterior, de retirarse en un interior absoluto, confortable, decorado,<br />

suficientemente grande como para que no nos sintamos encerrados.<br />

Para decirlo en tono sociológico, los individuos, auténticas moléculas<br />

gasificadas, pasean ansiosamente en las atmósferas maternales de los centros<br />

comerciales para calmar sus depresiones adquiriendo algún producto efímero; asisten a<br />

los festivales de entretenimiento para saciar el aburrimiento impuesto por la vida<br />

doméstica; festejan a la menor provocación cualquier suceso con tal de no interrumpir la<br />

infantil fiesta intermitente. Es más, hasta en las conmemoraciones por los derechos<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 13


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

humanos sienten la emoción de la conversión de la memoria histórica social en parque<br />

temático.<br />

A contracorriente del sedentarismo mental de los catedráticos vitalicios,<br />

Sloterdijk pone en movimiento palabras clave como aburrimiento, existencia de<br />

invernadero y reconstrucción psicopolítica de la fracción de la humanidad como poder<br />

adquisitivo con el propósito de conectar relato histórico y filosofía, y así desenmascarar<br />

el aburrimiento del “existente sin retos” que hace de la cultura de masas, el humanismo<br />

y el biologicismo el ancla de su narcisismo primario poshistórico.<br />

La reflexión acerca del impacto que producen los influjos inhibitorios y los<br />

influjos desinhibitorios en el funcionamiento de nuestra sociedad presente es<br />

desarrollada por Sloterdijk en su conferencia “El Palacio de Cristal”, pronunciada en el<br />

marco del debate Traumas urbanos16 “La ciudad y los desastres”, la cual tuvo lugar en<br />

Barcelona, en el año 2004. En esta conferencia, Sloterdijk establece una articulación<br />

entre ambos tipos de influjo y otros temas que forman parte de la meditación<br />

contemporánea como el capitalismo, la globalización y el terrorismo17.<br />

Con la intensificación del imperativo de seguridad, hasta convertirse en un<br />

motivo que todo lo domina en las actuales democracias de medios, el espíritu de la<br />

época del 11 de septiembre se ha adaptado a un nuevo ecosistema de amenazas y de<br />

medidas de defensa en el que esta vez se interpretan sumariamente las tendencias de<br />

amenaza del terror islamista desde la perspectiva del capitalismo radicalizado en la<br />

“dirección correcta”18. Sentirse amenazado desde las fuentes, mientras tanto bien<br />

conocidas, de oriente próximo significa ahora ver los motivos por los que<br />

eventualmente ya se podría estar dispuesto a conformarse con la deriva de la cultura<br />

política occidental hacia la situación pos-democrática. La “guerra contra el terror” posee<br />

la propiedad ideal de no poder ganarse nunca y de no tener que acabarse nunca. Estas<br />

16 Los traumas urbanos corresponden no sólo a la destrucción física, sino también a las consecuencias<br />

psicológicas de los desastres.<br />

17 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la<br />

inmunidad", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense<br />

de Madrid, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 -1º / 1 | pp. 159-168.<br />

http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk3.pdf<br />

18 SLOTERDIJK, Peter, Ira y Tiempo, Editorial Siruela, Madrid, 2010, p. 263.<br />

14 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

perspectivas prometen a las tendencias pos-democráticas una larga vida en la que<br />

estadistas democráticamente elegidos podrían ostentar el mando supremo.<br />

Ahora bien, Sloterdijk utiliza el concepto de “densidad” para definir el estado<br />

esencial que caracteriza la convivencia en el mundo globalizado. Con la globalización el<br />

camino hacia “las sociedades de paredes finas” parece inevitable. Los lugares se<br />

entrelazan a la vez que confunden su propia identidad mientras las identidades se<br />

desplazan perdiendo su lugar natural. Nace, lo que Sloterdijk denomina, la posthistorie,<br />

conjunto de relatos que matizan la absorción interna que nos permite la climatización<br />

artificial.<br />

El mundo ha perdido la noche porque la luna y el sol ya no son los vectores del<br />

tiempo. En el mundo interior del capital siempre es de día. La energía fósil ha sido<br />

intercambiada por la energía intelectual y la síntesis de minerales por la transferencia de<br />

conocimiento.<br />

Esta idea es expresada en el libro a través de la imagen del Palacio de cristal,<br />

acuñada por Dostoievski en Memorias del subsuelo19 refiriéndose al famoso recinto de<br />

la Exposición Universal de Londres de 1851. Metáfora voyeurista de la absorción de<br />

realidad desde unas condiciones inmunológicas perfectamente estudiadas<br />

Sloterdijk se ha dedicado sistemáticamente a describir el devenir inmunológico<br />

del mundo en que vivimos. Percibe la filosofía como una “teoría narrativa de la génesis<br />

del universo”, como “una meditación sobre el ser-en-situaciones”, como “el estar-en-el<br />

mundo. A ello le da el nombre de “teoría de la inmersión”, o teoría del “estar juntos.”<br />

Vivir es crear esferas. Las historias amorosas y las comunidades solidarias no son sino<br />

19 DOSTOIEVSKI, Fedor, Memorias del Subsuelo. Traducción de Jessica Schlegel. (Prologo de George<br />

Steiner);<br />

Editorial Quadrata, Retrolecturas,125 pgs. / Más detalles al respecto en: SLOTERDIJK, Peter, Sphären<br />

III: Schäume, Suhrkamp, Frankfurt 2004. Los ecos literarios de la estancia de Dostoievsky en Londres se<br />

encuentran en su suplemento literario de viajes “Anotaciones de invierno sobre impresiones de verano”,<br />

1863, un texto en el que el autor se burla, entre otras cosas, de los «sargentos primeros de la civilización»<br />

de Occidente, de los «progresistas de invernadero», y expresa su angustia acerca del triunfalismo baálico<br />

del palacio de la Exposición Universal. Dostoievsky reconoce ya en la burguesía francesa la equiparación<br />

europea occidental y posthistórica entre seres humanos y poder adquisitivo: “La posesión de dinero [es] la<br />

más elevada virtud y deber del ser humano”.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 15


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

la creación de espacios interiores para las emociones escindidas20, un sistema<br />

inmunitario simbólico que construye una película protectora en torno del ser humano.<br />

El rasgo distintivo de la globalidad establecida es la situación de proximidad<br />

forzosa con todo tipo de elementos. Creemos que lo más adecuado es designarla con el<br />

término topológico “densidad”. Este término designa el grado de presión para la<br />

coexistencia entre un <strong>número</strong> indefinidamente grande de partículas y centros de acción.<br />

Mediante el concepto de densidad, se puede superar el romanticismo de la cercanía con<br />

el que los moralistas modernos han querido explicar la abertura del sujeto hacia el<br />

Otro21.<br />

En El Palacio de Cristal22 Sloterdijk desarrolla una metáfora que permite<br />

describir el estado actual de la evolución económica y social, especialmente en los<br />

países desarrollados de Occidente, cuestión que profundizará en el reciente “En El<br />

Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la Globalización”23. El<br />

mundo que él denomina capitalismo integral, donde el espacio exterior es absorbido y<br />

extrapolado hacia un espacio interior completamente delineado y esquematizado. Este<br />

Palacio de Cristal desempeña el rol de cápsula que separa y protege a sus miembros de<br />

las amenazas del mundo exterior; en él, los consumidores pueden acceder a distintos<br />

tipos de productos provenientes de todas partes del globo sin tener que abandonar su<br />

burbuja de privilegio.<br />

Los habitantes contemporáneos del Palacio de Cristal llevan a cabo una vida<br />

marcada por el bienestar social, esto influye en el modo en que se interrelacionan, ya no<br />

20 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "Peter Sloterdijk: Esferas, flujos, sistemas metafísicos de inmunidad y<br />

complejidad extrahumana" En NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas.<br />

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 17 | Enero-Junio 2008 | 1º / 1 pp. 145-149,<br />

http://www.ucm.es/info/nomadas/17/avrocca_sloterdijk.pdf<br />

21 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate<br />

"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11<br />

julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211.<br />

22 SLOTERDIJK, Peter, “El Palacio de Cristal”, Conferencia pronunciada en el marco del debate<br />

"Traumas urbanos. La ciudad y los desastres". Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona , 7-11<br />

julio 2004. Y publicado en En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007, Segunda Parte, pp. 203 – 211.<br />

23 SLOTERDIJK, Peter, En El Mundo Interior Del Capital: Para Una Teoría Filosófica de la<br />

Globalización, Editorial Siruela, Madrid, 2007.<br />

16 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

se consideran unos a otros competidores en la batalla por la supervivencia, ni tampoco<br />

existen acentuados antagonismos entre las clases sociales que puedan dar pie a<br />

revoluciones o golpes de estado, manifestaciones unilaterales de la agresión24.<br />

En Espumas, el último volumen de su trilogía, Esferas III25, Sloterdijk se ocupa<br />

de pensar el espacio contemporáneo, para ello ofrece una teoría filosófica que destaca el<br />

carácter multifocal con que la vida se desarrolla, esto bajo un nuevo régimen de<br />

complejidad donde la tensión se produce entre el fenómeno de apartamento de la<br />

burbuja-tipo –de la vida individual– y los nuevos conectores o espacios<br />

interrelacionales.<br />

Como forma elemental egosférica, el apartamento es el lugar en el que la<br />

simbiosis de los miembros de la familia, que desde tiempos inmemoriales constituyen<br />

las comunidades habitacionales primarias, se supera en favor de la simbiosis del<br />

individuo que vive solo consigo mismo y con su entorno. Es particularmente interesante<br />

que en las teorías éticas más recientes: efectivamente, el “otro” solo puede ser<br />

descubierto como otro real –motivo central de la filosofía moral contemporánea– en una<br />

época en la que se han vuelto epidémicos el autodesdoblamiento del uno en sí mismo y<br />

la multiplicidad de los otros interiores virtuales. Sólo ahora se hace patente, de modo<br />

general y público, el abismo que hay entre el otro narcisista de la reflexión en sí mismo<br />

y el otro trascendente del encuentro o desencuentro real. Todo el “conglomerado de<br />

mecanismos vitales” –por recordar la formulación de Hermann Broch26, que evoca<br />

24 Actualmente existe un conflicto de carácter étnico en muchos de los países desarrollados. Una cantidad<br />

elevada de inmigrantes, provenientes principalmente de África, Medio-Oriente y América Latina, tanto<br />

legales como ilegales, ingresa diariamente a Europa y Estados Unidos. Esto produce serias alteraciones en<br />

el orden social. Una parte de la población residente no ve con buenos ojos la llegada de extranjeros, lo<br />

consideran una invasión al Palacio de cristal. Los ciudadanos de menos recursos afrontan este hecho con<br />

mayor malestar, en tanto son los principales afectados, ya que los inmigrantes constituyen una mano de<br />

obra más económica que compite con ellos en forma ventajosa, en la carrera por conseguir empleos de<br />

baja calificación.<br />

Adicionalmente, este problema étnico produce otro tipo de repercusiones. El incremento progresivo de<br />

extranjeros provoca que éstos vayan adquiriendo mayor poder e influencia en la construcción de la<br />

sociedad. Los extranjeros introducen sus costumbres y su religión en el contexto general, modificando –a<br />

través de procesos de hibridación– el panorama cultural de cada país.<br />

25 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005.<br />

26 Escritor austriaco cuya reputación descansa en varias novelas formalmente inventivas e<br />

intelectualmente ambiciosas. El tema de su obra maestra, Der Tod des Vergil (1945, la muerte de Virgilio)<br />

es el dilema del artista en un periodo de crisis histórica. El intento de Broch de reconciliar la visión<br />

científica del mundo con una concepción mística de la experiencia es a veces próxima a la de su<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 17


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

situaciones globales esféricas de coexistencia familiar desarrolladas tradicionalmente, y<br />

totalidades indistintas en estado de asociación sonambúlica y seminarcosis simbiótica–<br />

cae durante el siglo XX dentro de una fuerza centrífuga que dispersa a los individuos,<br />

separándolos en células de mundo propias y micrototalidades activo-pasivas. Desde este<br />

punto de vista, el socioanálisis por disgregación y aislamiento corre paralelo al<br />

psicoanálisis por autoexploración en una situación diádica artificial.<br />

contemporáneo austriaco Robert Musil (El hombre sin atributos). A la edad de 45 años Broch publicó su<br />

primera novela, la trilogía Die Schlafwandler (Los sonámbulos), que refleja la convicción spengleriana<br />

del autor de que la historia progresa en ciclos de desintegración y reintegración de sistemas de valores. Su<br />

tema central era la desintegración de los valores culturales en la Alemania del periodo entre 1880 y 1920.<br />

Los personajes de la novela experimentan los problemas sociales, políticos y económicos como periodos<br />

de dificultades personales y de transición. Paserow, un aristócrata prusiano y oficial del ejército, rompe<br />

con las opresivas convenciones para relacionarse con la prostituta bohemia Ruzena, pero termina en un<br />

feliz matrimonio con Elisabeth, su vecina y socialmente igual. Esch, el impetuoso contable, es una figura<br />

de transición. Su mundo se viene abajo cuando es despedido de su trabajo. Al final de un periodo de<br />

vagabundeo, se casa con la propietaria de un restaurante. Huguenau es la persona carente de valores,<br />

quien estafa y asesina en su camino al éxito social y financiero. Él resume un sistema social de valores<br />

tradicionales devaluados. Huguenau deserta del ejército, asesina a Esch, viola a Frau Esch y se convierte<br />

en un respetado hombre de negocios. La estructura de la novela consta de fragmentos de ensayos<br />

filosóficos, artículos periodísticos, diálogos y fantasías una tras otra.<br />

18 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

III.- Espumas: “poliesferologia” o ciencia ampliada de invernaderos27.<br />

“La esfera una ha implosionado, ahora bien,<br />

las espumas viven” (Esferas III -Espumas)<br />

Peter Sloterdijk<br />

La imagen de la espuma es funcional para describir el actual estado de cosas,<br />

marcado por el pluralismo de las invenciones del mundo, por la multiplicidad de microrelatos<br />

que interactúan de modo agitado, así como para formular una interpretación<br />

antropológico-filosófica del individualismo moderno. Con ello Espumas responde a la<br />

pregunta de cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a los individuos, formando lo<br />

que la tradición sociológica llama “sociedad”, el espacio interrelacional del mundo<br />

contemporáneo.<br />

En Espumas se da cuenta de los círculos de expansión y movimiento de las<br />

múltiples esferas en las que –al modo de celdillas de enclaustramiento– los sujetos se<br />

trasladan y aglomeran hasta formar espumas evanescentes donde establecen complejas<br />

interrelaciones.<br />

Espumas es así definida por Sloterdijk como el ensayo de una “poliesferologia o<br />

ciencia ampliada de invernaderos; [una] teoría tecnológica de los espacios<br />

humanamente y simbólicamente habitados, como una instrucción científico-ingeniera y<br />

política para la construcción y mantenimiento de unidades civilizatorias.”28<br />

Espumas29 cierra el ciclo del ambicioso proyecto de Sloterdijk de comprender la<br />

ontogénesis del ser humano y su historia como conformador de esferas. Estar en el<br />

mundo, nos recuerda Sloterdijk30, es vivir en esferas, espacios de relación, climas o<br />

atmósferas, cuyo análisis dice más de la vida humana que la consideración del individuo<br />

27 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, “Espumas, mundo poliesférico y ciencia ampliada de invernaderos”, En<br />

NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, |Nº<br />

18 | Enero-Junio.2008 (II), [315-322] http://www.ucm.es/info/nomadas/18/avrocca.pdf<br />

28 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III, Espumas, Editorial Siruela, Madrid, 2005, p. 35<br />

29 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005<br />

30 SLOTERDIJK, Peter, Esferas I Burbujas, Ediciones Siruela, Madrid, 2003<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 19


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

autónomo o de las diversas posiciones que la ciencia y la metafísica le han asignado.<br />

Ahora bien, si Esferas I había desarrollado un sugestivo esfuerzo por mostrar que la<br />

esfera humana primaria -”burbuja”- era esencialmente relacional, bipolar, y Esferas II<br />

había llevado a cabo una narración completa de las tensiones inherentes a la<br />

constitución de las macroesferas -“globos”-, donde se narraba de qué forma el<br />

pensamiento metafísico clásico, como contemplación del todo redondo, se propaga por<br />

el mundo, el globo, y pone en marcha formas diversas de globalización31, fundando<br />

lugares absolutos que daban vida a la idea del Todo; Esferas III tenía asignado proponer<br />

una teoría que se hiciera cargo del nuevo espacio interrelacional del mundo<br />

contemporáneo, un mundo que, a pesar del generalizado discurso de la globalización,<br />

está marcado por el fin de la imagen centralizada del globo omnicomprensivo y<br />

unitario32. A diferencia de la red, la metáfora inevitable desde la abrumadora expansión<br />

de Internet, la espuma subraya el aislamiento conectado, la diversidad de las<br />

conexiones, la constante movilidad de los puntos conectados y la irregularidad de la<br />

estructura total. Esferas III representa así el intento de comprender la situación actual<br />

como la conexión entre sí de “burbujas”, pequeños ambientes que revisten múltiples<br />

formas (individuos, parejas, asociaciones de todo orden, consumidores, partidos, etc.),<br />

en ausencia de toda visión panóptica, de toda metáfora integradora33. Allí donde todo<br />

es centro no puede existir un verdadero centro. Allí donde todo emite, el supuesto<br />

centro emisor se pierde entre los mensajes imbricados.<br />

Esta situación es lo que Sloterdijk quiere describir con la metafórica de la<br />

Espuma, un agregado de múltiples celdillas, frágiles, desiguales, aisladas, permeables,<br />

pero sin efectiva comunicación. La esfera deja así de ser la imagen morfológica del<br />

mundo poliesférico que habitamos para dar paso a la espuma. Fragilidad, ausencia de<br />

centro y movilidad expansiva o decreciente son las características esta nueva estructura<br />

que mantiene una “estabilidad por liquidez”, divisa posmoderna que refleja la íntima<br />

conformación de la espuma.<br />

31 VÁSQUEZ ROCCA, Liliana, “Sloterdijk; De la ontología de las distancias al surgimiento del<br />

'provincianismo global'”, En Psikeba, Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales, Nº 5, 2007, Buenos<br />

Aires, http://www.psikeba.com.ar/articulos/LVR_Sloterdijk_Ontologia_de_las_distancias.htm<br />

32 RODRÍGUEZ, Ramón, “Sloterdijk en la era de la levitación”, Sobre Esferas III. Espumas, de Peter<br />

Sloterdijk. Originalmente en abc.es, 2006.<br />

33 Ibid.<br />

20 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

Tenemos formas dispares de articular el espacio interrelacional, el que se ve<br />

curiosamente polarizado en las ciudades donde las "miradas impersonales" desde el<br />

afuera de nuestra tribu particular, más allá de nuestra esfera de cercanía, se tornan<br />

huidizas.<br />

Ahora bien, la intersección telecomunicativa entre las burbujas individuales a<br />

través de sus particulares modos de interconexión, la conformación de audiencias y<br />

públicos, sustraídos a la "micro"-exterioridad-social de los gestos, requiere –de<br />

cualquier manera– un movimiento de ampliación de burbujas, allí tiene lugar la<br />

espuma34, que -a su vez- se verá apremiada a conformar certeras separaciones y<br />

diferenciaciones, lo que el lenguaje telecomunicativo llamará segmentos.<br />

Este espacio telecomunicativo no es -sin embargo- un a priori diferenciable de<br />

"la política" solidificada en nuestras sociedades "facilitadoras" y masificantes. Tampoco<br />

se puede diferenciar del espacio que nos creamos en la gestión del entretenimiento o<br />

nuestras demandas más o menos exigentes de cuidados en la sociedad del confort,<br />

demandas de atención a nuevos intereses asociados al prestigio y al lujo.<br />

Ahora bien, estos individuos mimados no se ocupan de cultivar la "amistad", su<br />

principal interés es la autoconstrucción de infraestructuras espaciales<br />

ultraindividualistas airosas. Todo es en principio un contener y ser contenido en la<br />

compleja intersección de burbujas insospechadas. Los otros aparecen difusos en el<br />

horizonte proto-social –en el momento de entrada en el mundo hipercomplejo–, en el<br />

“espacio fetal” donde los otros -los menos próximos- son sólo objetos difusos que<br />

excitan la curiosidad y el interrogar intuitivo.<br />

La problemática configuración de la esfera social obedece al hecho que las<br />

burbujas son ante todo un invernadero, un ámbito acondicionado y cerrado a un exterior<br />

tóxico, formado cada vez más por toda suerte de prótesis auditivas y visuales. Sloterdijk<br />

34 SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 21


Vásquez Rocca, Adolfo: «Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la posthistoria»<br />

ve este fenómeno de explicitación creciente, mediante la técnica, de todos los elementos<br />

ocultos del cuerpo y del medio ambiente el rasgo más decisivo de la modernidad.<br />

De aquí surge una extraordinaria preocupación por las condiciones de vida y la<br />

producción del bienestar, cuestión indisociable de nuestro modo de pensar y diseñar la<br />

vida en el momento post-histórico. Sloterdijk en esta última parte de su proyecto<br />

despliega su capacidad provocativa para denunciar la disparidad entre el Primer Mundo<br />

y las zonas menos desarrolladas, entre la sociedad del bienestar y la “psicosemántica de<br />

la necesidad”.<br />

De acuerdo a las perspectivas propuestas, en el Primer Mundo se abre la<br />

posibilidad de una conducta no marcada por la necesidad, por la carga de la<br />

subsistencia y su ética de la sobrevivencia, sino por la abundancia y el derroche, una<br />

sociedad mimada por el confort, marcada por la levitación.<br />

22 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Aproximación a la antropología fenomenológica en<br />

Max Scheler<br />

.<br />

Juan Sebastián Ballén Rodríguez 1<br />

juanballen@usantotomas.edu.co<br />

Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás (Colombia)<br />

A Eudoro Rodríguez Albarracín,<br />

Maestro y amigo<br />

Soy cuerpo y nada más; alma es sólo una palabra para<br />

designar algo del cuerpo.<br />

Friedrich Nietzsche: Así habló Zarathustra<br />

Pero aunque la “vida” y el espíritu son esencialmente<br />

distintos, ambos principios están en el hombre en relación<br />

mutua: el espíritu idea la vida; y la vida es la única que puede<br />

poner en actividad y realizar el espíritu, desde el más simple<br />

de sus actos hasta la ejecución de una de esas obras a que<br />

atribuimos valor y sentido espiritual.<br />

Max Scheler: El puesto del hombre en el cosmos<br />

INTRODUCCIÓN A LA PROBLEMÁTICA<br />

Asistimos hoy día a la objetivación del cuerpo. Este fenómeno se entiende como<br />

la exteriorización y posterior cosificación del mundo de la corporalidad. El cuerpo<br />

objetivado, es justamente el cuerpo sir órganos internos, esto es, la ausencia de una<br />

relación armónica que dé cuenta de la vida interior que la anima. En la actualidad son<br />

diversas la formas de objetivación del cuerpo, tales como la manipulación médica en<br />

donde se pone en evidencia la capacidad de disponer del mismo instrumentalmente,<br />

para valerse del mismo a la manera de un simple medio que se deja moldear,<br />

transformar, lucir y explotar. Al tiempo que se pierde el carácter único y compartido del<br />

1 Licenciado en Filosofía y Lengua Castellana. Magister en Filosofía. Docente del<br />

Departamento de Humanidades de la Universidad Santo Tomás. Texto elaborado en el<br />

marco del Coloquio La antropología de Max Scheler: la propuesta del filósofo de<br />

Múnich, celebrado los días 16 y 17 de octubre de 2008, en la sede central (Bogotá) de la<br />

Universidad Santo Tomás. Apartes de este escrito pertenecen a la investigación “La<br />

propuesta fenomenológica de Michel Henry: la subjetividad a flor de piel” que dirige el<br />

profesor Guillermo Hoyos Vásquez. Miembro ordinario del Círculo Latinoamericano de<br />

Fenomenología (CLAFEN)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 23


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

cuerpo 2 , se lleva a cabo un proceso de pérdida de la identidad de la subjetividad, en<br />

donde el cuerpo ya no es la puerta de entrada al mundo de lo humano sino la vía por la<br />

cual se produce el mensaje publicitario, la venta de un producto, la comunicación de una<br />

noticia, incluso la promesa de que una intervención médica hace posible el sueño de<br />

tener un cuerpo perfecto, según los cánones estéticos de los modelos que se muestran<br />

esbeltos y voluptuosos en las pantallas. La estandarización del cuerpo ideal por obra de<br />

la sociedad de consumo, ha hecho que el carácter único del cuerpo pierda su sentido y<br />

se abandone a la pura exterioridad, esto es, a la inercia de la cosificación:<br />

“[…] La exterioridad humana nunca debería reducirse a la materialidad<br />

contable de las relaciones inmanentes propias de los artefactos físicos y<br />

químicos, sino que siempre tendría que ser la expresión de una trascendencia<br />

que sobrepasa infinitamente cualquier cuantificación o reducción al<br />

esquematismo oferta-demanda y que tan sólo puede ser expresada por<br />

aproximación y siempre provisionalmente.” (Lluis Duch y Mélich Joan-Carles<br />

237)<br />

El reduccionismo en el cual ha caído la percepción del cuerpo en nuestros días<br />

tiene diversas causas. Bien sea por la necesidad de reivindicar el éxito social, o por la<br />

exigencia mediática de comunicar que el cuerpo es un mecanismo para la obtención de<br />

fuerza y empoderamiento individual desde los ámbitos económico, político y deportivo.<br />

Otros ejemplos que responden a esta misma lógica reduccionista se muestran en los<br />

cuerpos de las mujeres y de los infantes humillados y sometidos por el secuestro, la<br />

trata de blancas, el maltrato físico, la explotación laboral, etc., todo ello hace parte del<br />

círculo de las mediaciones instrumentales que tiende a desdibujar su carácter intangible<br />

y sagrado. Aparentemente en el contexto de la masificación y la comercialización,<br />

formarse un punto de vista integral sobre la condición corporal de la subjetividad resulta<br />

una banalidad.<br />

Ahora bien, la reflexión fenomenológica se ofrece como una alternativa<br />

filosófica que da lugar a explorar nuevas y diversas maneras de entender la relación<br />

2 Cuando nos referimos al carácter único del cuerpo entendemos que se trata de una realidad fenoménica<br />

diferente. Ello supone que su naturaleza no puede ser estandarizada, masificada y en general convertida<br />

en un producto que se exhibe dentro de las lógicas del mercado. De otra parte, asumimos que el cuerpo en<br />

tanto que experiencia compartida del mundo, es la apertura hacia las relaciones intersubjetivas, en donde<br />

el yo se abre al otro desde diversas modalidades fenomenológicas como lo son el amor, la amistad, la<br />

afectividad, etc.<br />

24 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

entre el cuerpo, la subjetividad y el mundo. Siendo así, nos acercaremos en un primer<br />

momento a las bases del pensamiento fenomenológico, que han asumido el problema de<br />

la egoidad desde la subjetividad encarnada en el cuerpo. Partiendo de la correlación<br />

hombre-mundo, que se plantea en las investigaciones emprendidas por Edmund<br />

Husserl en su Crisis de las ciencias europeas (1937), se abre el espectro filosófico para<br />

indagar acerca de la condición del Yo-cuerpo en la fenomenología. La continuación y<br />

radicalización de esta empresa filosófica se muestra en la obra antropológica de Max<br />

Scheler. Desde Scheler descubrimos que la unión entre alma y cuerpo es el retorno a<br />

una comprensión que lleva a cabo la correlación sustancial-espiritual del hombre, es<br />

decir, que asume la constitución ontológica del yo. Esto es, el giro hacia una concepción<br />

antropológica donde cuerpo y alma se corresponden mutuamente: “el proceso de la vida<br />

fisiológica y el de la vida psíquica son rigurosamente idénticos desde el punto de vista<br />

ontológico.”(SMK 111). Ambos procesos, según Scheler, son mecánicos y teleoklinos.<br />

Esto quiere decir, que la vida fisiológica como la psíquica, responden mutuamente al<br />

funcionamiento mecánico (causal) y a la vez teleológico (finalidad) que comprende la<br />

dinámica de la naturaleza humana, y en donde la vía corporal se integra a la vía<br />

psíquica. Por ello sostenemos que en Scheler se propone una antropología<br />

fenomenológica, que se explica a partir de una comprensión dinámica de la naturaleza<br />

humana, en donde se incluyen los procesos fisiológicos y psíquicos de manera paralela.<br />

No es extraño entonces, que en nuestro filósofo identifiquemos estudios en donde se<br />

analizan desde las estructuras más elementales del sistema nervioso, hasta llegar a<br />

considerar los procesos puramente psicológicos, incluyendo en su desarrollo todas las<br />

estructuras orgánicas, partiendo de las más primitivas y llegando a las más complejas.<br />

La propuesta scheleriana busca comprender al hombre como una entidad en<br />

permanente cambio: desde la estructura biopsíquica de los cuerpos inorgánicos, pasando<br />

por las plantas, hasta llegar a las formas animales más complejas. En este sentido,<br />

sostenemos que el problema de la subjetividad-corporal en Scheler, no se resuelve a<br />

partir de la sola naturaleza espiritual, -la cual abstrae la condición material de la<br />

existencia del hombre-, sino asumiendo la transformación, o gradación, biológica y<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 25


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

psíquica 3 . Tal movimiento se comprende en el encuentro entre el cuerpo y el alma, la<br />

vida y el espíritu, la conciencia trascendental y la corporalidad. Por ello la descripción<br />

fenomenológica de la naturaleza mecánica y teleológica del ego, deviene, según el<br />

mismo Scheler, en una ontología de la existencia humana. Esta gradación es la que<br />

pretendemos poner de presente en nuestra reflexión sobre El puesto del hombre en el<br />

cosmos (Stellung des Menschen im Kosmos) 4 . Pero, en primer lugar, es necesario<br />

mostrar las bases metodológicas, que sirven de base a la antropología fenomenológica<br />

de Max Scheler.<br />

1. EL PROBLEMA DEL YO-CUERPO EN LA FENOMENOLOGÍA DE HUSSERL Y SUS<br />

IMPLICACIONES EN LA ANTROPOLOGÍA FENOMENOLÓGICA DE SCHELER<br />

Antes de examinar el lugar que ocupa el Yo-cuerpo en la fenomenología de<br />

Husserl, conviene tener en cuenta, de manera muy breve, el movimiento del pensar del<br />

filósofo alemán hacia el mundo de la vida, y en especial en dirección a la correlación<br />

hombre-mundo que es explorada en su obra Crisis de las ciencias europeas, publicada<br />

póstumamente en el año de1937.<br />

El arribo al mundo de la vida (lebenswelt) en el pensamiento husserliano tiene<br />

lugar en las producciones finales de su obra. Hablamos concretamente de Crisis de las<br />

3 En este sentido nos apartamos de la lectura que propone Danilo Cruz Vélez en sus ensayos sobre el<br />

hombre y la cultura. Para el filósofo colombiano, la postura de Scheler convierte a la antropología<br />

filosófica, en la disciplina que explica todo fenómeno humano a partir del espíritu, cayendo<br />

inevitablemente en el antropologismo que afirma la superioridad del hombre respecto de cualquier otro<br />

organismo viviente. Nuestra interpretación parte justamente del giro que acaece en el pensamiento<br />

filosófico de comienzos del s. XX, con la irrupción de la fenomenología, que rompe con la historia de los<br />

racionalismos que surgen con Descartes, y en general, con los objetivismos de las ciencias exactas que se<br />

desprenden del ya consolidado positivismo, extendido en la práctica por las teorías evolucionistas. La<br />

antropología de Scheler continúa, por un lado, la crítica que desde la fenomenología de Husserl se hace a<br />

la filosofía moderna, que entrona a la razón como eje sobre el cual gravita toda comprensión de la<br />

realidad, y, por otra parte, asume un debate abierto sobre las pretensiones epistémicas de las teorías<br />

biológicas, que para la época tienden a reducir desde el evolucionismo darwiniano, un problema que<br />

desde antaño la filosofía viene preguntándose: el de la dificultad metafísica que implica responder a la<br />

pregunta de “¿qué es el hombre?” La influencia de la preocupación fenomenológica en la antropología de<br />

Scheler atiende a esta doble crítica, de tal manera que su propuesta no deviene necesariamente en un<br />

antropologismo, como usualmente se la ha reconocido.<br />

4 Esta obra, que da a luz en 1927, hace parte del tercer grupo de investigaciones fenomenológicas<br />

inconclusas, realizadas durante los años de 1921 a 1928. Con la muerte prematura del filósofo, estos<br />

ensayos preparatorios dejaron esbozos de un trabajo más profundo sobre metafísica, y, en el caso que nos<br />

concierne la anticipación de una serie de grandes problemas que asumiría la antropología filosófica. Nos<br />

referiremos a dicha obra con la abreviatura canónica SMK.<br />

26 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

ciencias europeas, obra en la que a juicio de Daniel Herrera, Husserl da a conocer la<br />

intuición creadora, de la que ya tenía noticia el filósofo alemán en 1898, según la cual la<br />

correlación entre hombre y mundo se hace patente (cf. Herrera 1999). La lectura que<br />

propone Daniel Herrera tiene por objeto profundizar en la reflexión o intuición<br />

originaria que propicia Husserl en el marco de la correlación entre el sentido del hombre<br />

y el sentido del mundo. Es también su intención explorar los caminos conciliadores y<br />

no optar, por un lado, por la versión realista de la fenomenología que se desarrolla en<br />

las Investigaciones lógicas (1900-1901) husserlianas, o por otro lado, por la lectura<br />

idealista de la fenomenología de la que se tiene noticia en su obra Ideas. El giro que<br />

acaece en el pensamiento de Husserl a partir de Crisis, es una continua explicitación de<br />

esta correlación. Pues al mismo tiempo va superando problemas gnoseológicos que de<br />

manera unívoca dio respuesta la tradición filosófica, como ocurre en la teoría de la<br />

adecuación de pensamiento y realidad desde el realismo ontológico, o la que<br />

fundamenta la asimilación noética de la realidad por obra del espíritu, según el<br />

idealismo trascendental.<br />

La inversión radical llevada a cabo por Husserl plantea que el principio<br />

gnoseológico por excelencia es la vida: conocer es vivir. La fenomenología se abre paso<br />

en el límite de esta correlación, al describir las diferentes maneras en las que se da al<br />

sujeto un mundo vivido. Mundo que se experimenta en la inmanencia de la<br />

cotidianidad, y donde predominan las autoevidencias relativas al punto de vistas del<br />

observador 5 . El cometido metódico de la descripción fenomenológica es la<br />

explicitación de las diferentes estructuras vivenciales que atraviesa la subjetividad, al<br />

momento de desplegarse la correlación hombre-mundo, produciendo el sentido<br />

fenomenológico de las cosas. El objetivo de éste método del pensar, se encuentra más<br />

allá de pretender constituir a la misma fenomenología en un cuerpo de doctrina<br />

sistemático. Al respecto, el profesor Daniel Herrera esgrime lo siguiente<br />

5 Tal es el sentido que tiene para Husserl el descubrimiento del mundo de la vida en Crisis. Se trata pues<br />

de […] el mundo espacio-temporal de las cosas tal y como las experimentamos en nuestra vida pre- y<br />

extracientífica y tal y como las sabemos cómo experimentables […] (Husserl. 145-146). El mundo de la<br />

vida se presenta así como el horizonte de significado que varía según la experiencia que tiene cada quien.<br />

El reconocimiento subjetivo-relativo que tiene para un indio de la selva amazónica el agua con relación al<br />

río amazonas, varía de la visión que tiene un mongol de este mismo recurso natural en medio de una tierra<br />

árida como la estepa tibetana.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 27


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

“Conocer es vivir. A través de cada una de sus vivencias el hombre capta el<br />

sentido de la realidad vivenciada. La reflexión al volver sobre lo vivido, reconoce<br />

el cómo (la constitución) del surgimiento de este sentido, pudiendo describir este<br />

sentido en lo que es esencial y la vivencia en la cual ella se hizo presente. La<br />

intuición de esta correlación hombre-mundo le permitió a Husserl, igualmente,<br />

superar la tentación inicial de hacer de la filosofía un sistema. Al término de su<br />

desarrollo intelectual, la filosofía se revela fundamentalmente como un método<br />

que se identifica con la vida de la conciencia y con la visión de conjunto de las<br />

relaciones de la conciencia y su mundo. ” (Herrera 15)<br />

Sin embargo, en Crisis afloran diversos planteamientos que si bien se proponen<br />

efectivamente hacer una aproximación que esclarezca el sentido de la intuición<br />

originaria, es de anotar que como intuición se cierne todo un manto de oscuridad. En<br />

ciertos momentos la intuición parece inclinarse al polo objetivo de la correlación, siendo<br />

en este caso el mundo la última conquista de la fenomenología. En otros es el sujeto y la<br />

experiencia reflexiva o actitud filosófica, la que permite apresar el sentido<br />

fenomenológico del mundo. Al respecto el profesor Daniel Herrera ha señalado el<br />

carácter ambiguo que comporta el análisis del ego en Crisis, en razón del predominio<br />

que tiene por momentos el mundo de la contingencia mundano-vital que determina a la<br />

subjetividad, y, en otros, donde la subjetividad dota de sentido al carácter natural que<br />

gobierna al mundo de la vida:<br />

“Captar con una sola mirada todo el significado de la correlación no es, sin<br />

embargo, empresa fácil. Inclusive, creo que es imposible: la experiencia humana<br />

no se deja plenamente explicitar ni mucho menos racionalizar. Ella nunca entrega<br />

toda la verdad de su sentido. La correlación se revela a veces como mundo vivido<br />

ocultando la vida que vive este mundo. Otras veces se nos revela como la vida que<br />

experimenta este mundo, ocultando todo el sentido del mundo vivido. Husserl<br />

padeció conscientemente hasta el final de sus días ante esta dialéctica de una<br />

realidad que simultáneamente se revela y se oculta.” (Id.17)<br />

El rostro jánico 6 que sobreviene en la correlación hombre-mundo ya es un indicio<br />

para leer el lugar que ocupa el ego en la construcción de una fenomenología del<br />

encuentro entre el mundo de la subjetividad y el mundo de la facticidad. La paradoja<br />

ínsita en el rostro jánico de la correlación, da cuenta, desde una mitad de su apariencia,<br />

de la disposición afirmativa que adquiere la determinación mundano vital de la<br />

6 En la mitología romana Jano es el Dios de las dos caras, que custodia las puertas en su final y su<br />

comienzo. Esta imagen nos permite pensar la ambivalencia en la cual se debate el ego husserliano.<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

existencia humana a través de la actitud natural, y, en la otra mitad del rostro, muestra<br />

su movimiento negativo al cobrar sentido para la subjetividad reflexiva, provista de<br />

intencionalidad y de determinación objetiva, es decir, de la actitud filosófica.<br />

En el límite que separa y a la vez reúne al mundo objetivo y al subjetivo se<br />

plantean las diversas maneras que tiene el Yo para darse como una entidad<br />

antropológica de sentido. Al respecto J. Wild, en Les Cahiers de Royaumont (coloquio<br />

de filosofía celebrado en 1<strong>95</strong>7 cuyo tema fue Husserl), plantea que, en Crisis, Husserl<br />

no hablaba propiamente de una antropología filosófica, sino que se refería al problema<br />

del hombre bajo diferentes títulos, ya fuera con el término de ‘psicología descriptiva’, el<br />

de ‘psicología fenomenológica’, o incluso, bajo el rótulo de ‘psicología pura’. Husserl<br />

encaró el problema metodológico que implicaba el estudio del hombre en medio del<br />

debate librado entre la psicología natural o racional, que por medio de una actitud<br />

objetiva reduce el estudio del hombre a los hechos verificables, esto es, a los datos<br />

cuantificables registrados en la experiencia empírica, y, una psicología fenomenológica<br />

que atiende la región subjetiva de los deseos, las querencias, las frustraciones, los<br />

motivos, las intenciones, etc., y que tiene por cometido fundamental: “(…) describir y,<br />

en lo posible, de aclarar esas estructuras necesarias que se encuentran en todo y que<br />

siempre caracterizan la existencia humana en el mundo.” (Wild 246)<br />

Este mismo debate, pero con la psicología clásica, lo encontramos en Merleau-<br />

Ponty en la obra cumbre la Fenomenología de la percepción y del mismo modo en<br />

Michel Henry, quien valiéndose de las tesis ontológicas de la afectividad y de carne 7 ,<br />

7 La propuesta fenomenológica del filósofo francés Michel Henry (1992-2002) arroja luces acerca de la<br />

reconstrucción de la gramática de la afectividad y en general del mundo de la corporeidad encarnada en<br />

las modalidades más primitivas de la experiencia humana como lo son el sufrimiento, el dolor, el gozo<br />

etc. Se trata de un proyecto que busca descifrar el lenguaje de la materialidad en el cual se está definiendo<br />

la egoidad, desde los horizontes del cuerpo y de la afectividad. Así como en su momento Scheler plantea<br />

que la codificación que hace la filosofía moral de las pasiones y de los deberes, ha de ser complementada<br />

por una primera reconstrucción del lenguaje de los sentimientos, las motivaciones y en general de las<br />

emociones que se disponen como móviles reales en las decisiones y los juicios de tipo moral (Scheler, M.<br />

2003), Henry sugiere que el análisis eidético de la conciencia trascendental, que hace parte de la<br />

gramática que construye la fenomenología husserliana, no es suficiente para descifrar el sentido de la<br />

subjetividad hecha carne, la cual se erige a partir de la inmanencia y de la condición ontológica en la cual<br />

se funda la existencia humana. Condición humana que se debate entre el ser y la nada, los significados y<br />

los significantes que se condensan alrededor de una descripción fenomenológica del lenguaje del cuerpo y<br />

de la afectividad. Desde La esencia de la manifestación (Henry 1963) donde se establecen los<br />

presupuestos fenomenológicos fundamentales de la inmanencia y la afectividad del ego, pasando por el<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 29


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

expone en una de sus obras programáticas titulada Filosofía y fenomenología del<br />

cuerpo. Ensayo sobre la ontología de Maine de Biran, el olvido en el que incurre la<br />

filosofía moderna: la corporalidad. En Scheler el debate entre psicologismo y psicología<br />

fenomenológica es integrado bajo un tercer elemento que los reúne: nos referimos a la<br />

antropología, la cual recoge elementos de la psicología (en tanto que el problema del<br />

hombre es leído como el estudio trascendental sobre las formas de la interioridad<br />

psíquica) y de la biología (en tanto que el problema del hombre es asumido como la<br />

indagación por el movimiento y la transformación de las formas de vida exteriores). Sin<br />

embargo, desde la misma preocupación husserliana por los sentidos que cohabitan en el<br />

mundo de la vida, ya viene sugerido el debate entre el psicologismo empírico y el<br />

fenomenológico.<br />

En Crisis se asume como un presupuesto antropológico indubitable el hecho de<br />

que el hombre se define en función de las diversas maneras de vivenciar el mundo de la<br />

vida (lebenswelt). La pregunta que surge, entonces es, la siguiente: ¿cómo se da a la<br />

conciencia inmanente, que es la misma conciencia fenomenológica que dirige su mirada<br />

hacia las cosas mismas, las diversas maneras en las que el Yo habita vitalmente el<br />

mundo de la vida? Una antropología filosófica de corte fenomenológico se encargaría<br />

de mostrar mediante la descripción, las diferentes estructuras mundano vitales que<br />

experimenta el Yo en su correlación con el mundo. Hacer comprensible la obviedad de<br />

que el hombre se encuentra en relación con el mundo de la vida, es el sentido que<br />

adquiere en Crisis el realismo radical que propone Husserl para la fenomenología: “[…]<br />

no puede haber un realismo más fuerte, si es que esta palabra no indica más que lo<br />

siguiente: estoy seguro de ser un hombre que vive en este mundo, etc., y acerca de esto<br />

no abrigo la menor duda. Pero el gran problema consiste precisamente en comprender<br />

esta autoevidencia.” (Krisis 197)<br />

estudio Encarnación. Una filosofía de la carne (2000), obra en la que se exponen de manera sistemática<br />

los presupuestos fenomenológicos que gravitan alrededor del fenómeno teológico de la encarnación. En<br />

estos últimos estudios la afectividad deviene como fundamento de una experiencia radical de l’etre-Soi.<br />

Jean Greisch (2009) sostiene que toda investigación fenomenológica tendrá que vérselas con tres<br />

interrogantes fundamentales. El primero pretender determinar la idea de lo que es la fenomenología. El<br />

segundo apunta hacia el fenómeno originario sobre el cual se emprenderá la investigación filosófica (el<br />

archifenómeno). Y el tercero es la identificación de la crisis o la lectura de la historia de la filosofía<br />

moderna comenzando desde Descartes. Henry, como lo hace Husserl, responde indistintamente a estos<br />

tres planteamientos. Con la salvedad de que ambos coinciden de manera definitiva en un cuarto problema<br />

que subsume a los tres anteriores. Rememorando la antropología kantiana, se sostiene que la cuestión<br />

fenomenológica fundamental es una aproximación radical a la pregunta de ¿Qué somos nosotros?<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

La tarea consiste, entonces, en explicitar aquellas estructuras que atañen a la<br />

realidad mundano-vital y que constituyen el conjunto de las vivencias en las cuales el<br />

hombre establece su relación con el mundo de la vida. De ahí que la primer estructura<br />

que define el carácter inmanente de la relación mundano-vital experimentada por el<br />

hombre sea el Yo cuerpo. Previo a la consideración corporal de la experiencia<br />

mundano-vital del hombre, conviene tener en cuenta que el yo de la fenomenología<br />

husserliana no consiste en ser un receptáculo espiritual que se encuentra atrapado en la<br />

materia extensa que es el cuerpo. Tampoco se erige desde el dualismo, donde el alma<br />

racional se distingue de manera radical de los sentidos y del cuerpo en general. En esta<br />

medida Daniel Herrera argumenta lo siguiente:<br />

“El hombre es para Husserl una totalidad estructurada dinámica, intencional y<br />

teleológicamente; gracias a lo cual puede experimentar el mundo<br />

significativamente. Si hay una denominación que exprese el ser del hombre y,<br />

por consiguiente, su sentido, es el de ‘vida que experimenta el mundo’<br />

(Welterfahrendes Leben)” (Herrera 16)<br />

Evidentemente, –como lo señala el profesor Daniel Herrera- en Husserl no<br />

solamente tenemos noticia de un Yo-cuerpo, también es posible hablar de un Yoinstinto<br />

(Id. 16), de un Yo-persona (Id. 17) y de un Yo-Trascendental (Id. 18). No hay,<br />

entonces, un carácter unívoco que defina la naturaleza del ego en la fenomenología de<br />

Husserl, sino más bien un movimiento exploratorio por las distintas experiencias<br />

mundano-vitales que atraviesa la subjetividad en la correlación con el mundo de la vida.<br />

Movimiento exploratorio que se afianza con la propuesta de Max Scheler, quien,<br />

además, prepara el camino de lo que hará la fenomenología francesa, que durante el<br />

siglo XX, desde múltiples miradas ha explorado las diversas maneras en las que la vida<br />

anímica del hombre experimenta el mundo (Pintor Ramos 129). Bien sea desde la<br />

inmanencia radical del yo arrojado al mundo en Sartre, pasando por la experiencia<br />

subjetiva del absurdo en Camus, llegando con Levinas a la experiencia del otro, hasta<br />

arribar a Michel Henry, quien influenciado de manera poderosa por la fenomenología de<br />

la percepción de Maurice Merleau Ponty, nos plantea una fenomenología del yo desde<br />

la triple relación entre afectividad, corporalidad y sensibilidad. Si en Husserl se asume<br />

que el conjunto de las potencias intencionales define la naturaleza del yo, en Scheler,<br />

tal supuesto lo lleva a situar el problema de la egoidad, más allá del asociacionismo de<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

la psicología empírica y del solipsismo en el que incurre la pura descripción eidética de<br />

la vida consciente. En esta medida nuestro filósofo entiende que:<br />

“El yo no es nunca el producto de una asociación de elementos sueltos y<br />

aislados, asociación que necesitaría como medidora de la sensibilidad corpórea.<br />

La consideración fenomenológica lleva a ver el yo como una unidad originaria<br />

que implica una inclusión mutua de sus componentes.” (Pintor Ramos 141)<br />

La tesis scheleriana asume que el fundamento antropológico del ego, está en la<br />

unidad ontológica originaria, desde la cual se despliegan simultáneamente las funciones<br />

psíquicas y corporales. Tal planteamiento presupone la crítica que desde la<br />

fenomenología se hace al epígono de la filosofía moderna. Efectivamente, las réplicas a<br />

Descartes resuenan igualmente en la postura scheleriana. La reducción de todo lo<br />

anímico a la región psíquica del cerebro, y la consecuente escisión entre la vida material<br />

y la consciente, que produce la tesis mecanicista del cuerpo, es superada por los<br />

avances de la fisiología de comienzos del siglo XX (SMK 109). Los resultados de estas<br />

investigaciones 8 indican que las actividades puramente psíquicas, no dependen del<br />

cerebro sino de estructuras vitales mucho más primarias como las afectivas, las cuales,<br />

se hallan en las glándulas del sistema endocrino. Éstas, dependiendo de su estado,<br />

inciden directamente en la vida impulsiva y afectiva de los seres humanos; y su estudio<br />

puede explicar también el desarrollo de la altura, la anchura, las características étnicas e,<br />

incluso, las patologías (gigantismo, enanismo, etc.) en los seres humanos. A partir de<br />

los trabajos de Braus y Tschermack en los campos de la anatomía y la fisiología,<br />

Scheler concluye que la división cartesiana entre res extensa y res cogitans deja de<br />

explicar la funcionalidad que genera la unidad entre pisque y cuerpo:<br />

“El campo fisiológico paralelo a los procesos psíquicos vuelve a ser hoy el<br />

cuerpo entero y no sólo el cerebro. Por ende, no cabe seguir hablando<br />

seriamente de un nexo entre la sustancia psíquica y la sustancia corporal, tan<br />

externo como el supuesto por Descartes. Es una y la misma vida la que posee,<br />

en su “ser íntimo”, forma psíquica y, en su ser para los demás, forma<br />

corporal.”(SMK 109-110)<br />

8 Scheler menciona las investigaciones del anatomista de Heidelberg Braus y de la fisiología de<br />

Tschermack. (SMK 112.)<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

La tarea, entonces, de la antropología fenomenológica de Scheler consistirá en<br />

explicitar la correlación existente entre los movimientos fisiológicos y las formas de la<br />

vida consciente; de ahí que para explicar la condición vital del puesto que ocupa el ser<br />

humano en el cosmos, tenga que valerse de la gradación psicofísica 9 . Esta forma de<br />

abordar el problema, le permite al filósofo escapar del solipsismo antropológico en el<br />

que incurre Descartes con la duda metódica: método que termina por dividir la<br />

naturaleza humana en dos polos contrapuestos. Para Scheler el dualismo cartesiano<br />

pierde de vista la unidad ontológica en la cual se compenetran ambos procesos. Que la<br />

percepción de un manjar sea una imagen psíquica que activa un estímulo, para luego<br />

originar un movimiento, antes, claro, de que el cerebro genere un proceso de<br />

deliberación sobre la conveniencia o inconveniencia de probar un bocado, resulta del<br />

todo una ficción, si se considera que el impulso del cuerpo por saciar su hambre<br />

responde a los jugos gástricos que actúan sobre el estómago y que exigen eventualmente<br />

el alimento (SMK 113-114). No menos es la acción de la conciencia, que estimula al<br />

deseo y abre el apetito.<br />

2. LA GRADACIÓN PSICOFÍSICA Y EL PUESTO METAFÍSICO DEL HO<strong>MB</strong>RE EN EL COSMOS<br />

En El puesto del hombre en el cosmos, Max Scheler se propone estudiar la<br />

esencia del hombre con relación a los diferentes organismos de vida que habitan el<br />

mundo, como lo son los cuerpos inorgánicos, la planta, el animal, y, finalmente el<br />

mismo hombre. El puesto metafísico que le corresponde a la esencia del hombre, lejos<br />

de ubicarse más allá de los otros miembros que habitan el mundo de la naturaleza, está<br />

directamente relacionada con estos: “La palabra hombre indica en primer lugar los<br />

caracteres morfológicos distintivos que posee el hombre como subgrupo de los<br />

vertebrados y de los mamíferos.”(Id. 27)<br />

La familiaridad esencial que hay entre las plantas, los animales y los hombres<br />

hace parte del estudio sistemático natural de la antropología que propone Scheler. Sin<br />

embargo, su exposición, por lo menos en la obra señalada, no descarta la indagación por<br />

la legitimidad que tenga esta sistemática cuando se refiera al hombre en un sentido<br />

9 La gradación psicofísica de los organismos vivos, es el hilo conductor que orienta nuestro estudio<br />

dedicado a la obra de Scheler El puesto del hombre en el cosmos.<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

singular, pues, de lo contrario, no estaríamos hablando de antropología en un sentido<br />

filosófico sino de ciencia natural. Se trata, entonces, de una presentación que se esfuerza<br />

por identificar los grados psicofísicos que son propios de los reinos vegetal y animal,<br />

pero perfectamente análogos al ser del hombre, y que busca, al mismo tiempo, las notas<br />

distintivas que hacen a la especie humana única en su género. Esta gradación de los<br />

diferentes estados ontológicos que atraviesan los organismos vivos se presenta, a su vez,<br />

no como una lectura naturalista-evolucionista de los seres vivos, que se propone<br />

identificar los estratos orgánicos superiores avanzando progresivamente hacia el ser<br />

vivo mejor dotado, ni tampoco como una antropología eidética donde finalmente las<br />

cualidades espirituales superiores terminan por anular las formas naturales más<br />

primitivas. Hablamos, más bien, de una ‘fenomenología de la gradación de los seres<br />

vivos’ en donde la antropología filosófica recurre a la ciencia natural para explicar su<br />

devenir biopsíquico. La gradación responde a la dinámica interna y externa de la vida.<br />

No hay superaciones radicales entre un estado inferior a otro superior, sino, más bien,<br />

cambio y conservación entre los diferentes grados de la vida (Pintor Ramos 92.)<br />

3. LOS GRADOS DEL SER PSICOFÍSICO<br />

La relación entre los diferentes mundos, el animal, el vegetal y el humano<br />

comienza con la categorización que emplea Scheler, al momento de hablar de una<br />

gradación biopsíquica que atraviesa a todos los seres vivos (Pintor Ramos 92). Hablar<br />

de gradación, en lugar de evolución, presupone que las diferentes etapas de la<br />

transformación de los seres vivos, no son superadas radicalmente por la ley natural de la<br />

reproductibilidad, en donde los organismos más fuertes y mejor adaptados (según la<br />

premisa evolucionista de la selección natural), prolongarán su estructura genética a las<br />

generaciones futuras, asegurando al mismo tiempo la supervivencia de la especie. El<br />

concepto de materia en Scheler está mediado por la lógica- teleológica, que es una<br />

forma de explicación no causal del movimiento de los organismos vivos, los cuáles,<br />

según la idea de telos (finalidad), responden tendencialmente hacia la realización de un<br />

fin específico (Pintor Ramos 90-94). La teoría de la gradación se enmarca en la<br />

‘teleología de los organismos vivos’, en la medida en que da cuenta de que los cambios<br />

acaecidos entre los seres vivos, no son superados por formas superiores, sino, que, más<br />

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bien los va incorporando 10 , como partes estructurantes de un todo que no las rechaza<br />

completamente, sino que las incluye en su propia estructura ontológica:<br />

“Dijérase, pues, que hay una gradación, en la cual un ser primigenio se va<br />

inclinando cada vez más sobre sí mismo, en la arquitectura del universo, e<br />

intimando consigo mismo por grados cada vez más altos y dimensiones<br />

siempre nuevas, hasta comprenderse y poseerse íntegramente en el hombre.”<br />

(SMK 70-71)<br />

Así, Scheler sostiene que la sustancia del hombre participa gradualmente de la<br />

sustancia vegetal y animal y viceversa. Por esto, lo que se trata es identificar,<br />

previamente a la taxonomía y a la clasificación natural de los seres vivos que los hacen<br />

diferentes unos de otros, “la más estrecha comunidad ontológica con aquellos<br />

fenómenos objetivos de la vida.”(SMK 30). A continuación pasaremos revista de los<br />

diferentes grados que hacen parte de la ‘teleología de los organismos vivos’, y que<br />

explican gradualmente la estructura ontológica del ser humano como un organismos<br />

psicofísico.<br />

3.1 IMPULSO AFECTIVO<br />

El impulso afectivo se presenta como un grado inferior en la objetivación<br />

gradual de los seres vivos. El impulso no es una fuerza propia de la sensación, de la<br />

conciencia o de la representación. A diferencia del instinto o del sentimiento, los cuales,<br />

usualmente son potencias que van dirigidas hacia la obtención de algo, el impulso<br />

afectivo es un movimiento que carece de la intencionalidad para apresar un objeto<br />

determinado; ya que se trata de ‘un placer sin objeto’. Esta primera estructura en la<br />

gradación biopsíquica corresponde a las plantas. El movimiento de las plantas responde<br />

al ‘impulso afectado’, que, careciendo por <strong>completo</strong> de una fuerza que provenga desde<br />

dentro del organismo, depende totalmente de la fuerza externa de la luz y de la tierra,<br />

siendo su única dirección el ir hacia arriba o hacia abajo. Justamente, el sentido que le<br />

da Scheler a la palabra de afecto tiene que ver con la situación de plena afectación en la<br />

cual se encuentra la planta, al no ser ella misma la que produce su propio movimiento,<br />

10 Un ejemplo de la inclusión de las partes dentro de una totalidad es propiamente el hombre, pues en él<br />

podemos identificar elementos del impulso afectivo, la memoria asociativa, etc.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 35


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

sino que éste es efectuado debido a la fuerza que ejercen los factores externos como la<br />

luz, el agua y la tierra (SMK 30-31).<br />

Ahora bien, el impulso afectivo no se presenta propiamente como una sensación,<br />

pues ésta última presupone dos momentos: primero, el organismo produce un anuncio<br />

interno en donde el ser vivo identifica el tipo de movimiento que genera la sensación; y<br />

segundo, una modificación inmediata de los movimientos del organismo en respuesta al<br />

anuncio interno. La planta no logra responder al movimiento de la sensación porque<br />

carece de una memoria asociativa que enlace tanto la acción de sentir como la reacción<br />

o movimiento que surge en respuesta. La existencia biopsíquica de las plantas se explica<br />

como una pasividad afectiva, en donde ellas no producen el impulso, sino que, antes<br />

bien, le sirven de medio enlazando los procesos de transformación de la energía solar e<br />

hídrica, que generan factores energéticos externos:<br />

“La planta suministra, por tanto, la prueba, más clara de que la vida no es<br />

esencialmente voluntad de poderío (Nietzsche), puesto que ni busca<br />

espontáneamente su sustento, ni en la reproducción elige de un modo activo su<br />

pareja. Es fecundada pasivamente por el viento, las aves y los insectos; y,<br />

puesto que ella misma se prepara en general el alimento que necesita, con<br />

materias inorgánicas, que existen en cierta medida por todas partes, no ha<br />

menester como el animal dirigirse a determinados lugares para encontrar su<br />

sustento.” (SMK 33)<br />

La estructura ontológica que domina a la planta no tiene que ver con el<br />

sentimiento, con el instinto, con la memoria asociativa, ni con un sistema nervioso<br />

cerebral o la ‘voluntad de poder’ nietzscheana, sino del arrojo total de su ser al entorno<br />

que lo circunda. Como bien lo precisa nuestro autor, la nota esencial de la vida vegetal<br />

es el impulso de todo el organismo dirigido hacia afuera. En tal situación, decimos que<br />

el modo de ser de las plantas es extático 11 , y que el impulso afectivo es la ausencia de<br />

reflexión de la planta, esto es, que su condición vital consiste en revertir la situación de<br />

los organismos superiores y dirigir su movimiento desde adentro hacia afuera. La<br />

existencia de la planta se reduce al cumplimiento extático de un movimiento propio de<br />

11 La condición extática de las plantas explica el carácter de exteriorización en el que se halla su<br />

movimiento siembre dirigido hacia fuera. Carece por <strong>completo</strong> de un centro vital, que le permita el<br />

recogimiento y la reflexión desde sí misma. (Pintor Ramos 96).<br />

36 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

la vida, y que se hace patente en las funciones biológicas de la nutrición, el crecimiento,<br />

la reproducción y la muerte.<br />

Si bien a las plantas las caracteriza su estado de mera pasividad, lo que las hace<br />

únicas es la expresión, pues lo que admiramos justamente de las plantas es su estructura<br />

fisionómica que nos da noticia de su talante externo como el estar lozano, marchito,<br />

exuberante, pobre, radiante, etc. Se trata, pues, de la expresión particular de la planta y<br />

no solamente de una manera específica que ha tenido el organismo al adaptarse a su<br />

medio, como lo sostiene Darwin (Pintor Ramos 96).<br />

No es propio de las plantas el negar su situación existencial primigenia, pues<br />

difícilmente encontraremos en el mundo vegetal la emancipación de los organismos, o,<br />

siquiera la decisión de las rosas de desplazarse hacia otro lugar en razón de que las<br />

condiciones del medio natural en el que viven no son del todo favorables. Uno de los<br />

postulados teóricos del evolucionismo, determina que dos son las pautas definitorias en<br />

la evolución de las especies: el uso y la utilidad. Tales criterios, explican el desarrollo<br />

de ciertos organismos superiores a diferencia de otros inferiores. Las estructuras<br />

orgánicas, de manera autónoma, van incorporándose a la dinámica evolutiva, asumiendo<br />

nuevas estructuras y abandonado otras. Sin embargo, en este proceso que varía entre la<br />

pérdida y la ganancia, no se explica la evolución en las plantas, pues justamente la<br />

dinámica entre el uso y la utilidad está mediada, en principio, por el movimiento de los<br />

organismos, que responde indistintamente, o a los cambios en su estructura interna, o a<br />

la competencia que se desata en la lucha entre las especies. La supervivencia de las<br />

plantas depende del movimiento que se produce en el mundo externo (ya sea el del aire,<br />

el agua, la luz, la intervención humana, etc.). Ellas mismas no producen un movimiento<br />

direccionado hacia el uso o la utilidad. De ahí que las plantas, sean una excepción a<br />

ésta dinámica de la evolución, pues lo que se admira en ellas no es tanto la utilidad que<br />

proporciona, como la belleza que produce su propia expresión, que en principio, es de<br />

carácter pasivo. Ellas mismas irradian la belleza o eventualmente la fealdad, según las<br />

condiciones naturales del medio que las afecta o el uso que se hace de ellas. Las plantas<br />

que generan el gusto y el encanto resultan no ser las más aptas para determinados<br />

ambientes o ciertos usos, pero si las más admiradas. Al no responder a los criterios del<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 37


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

uso y de la utilidad, Scheler considera que la pasividad, que genera la afectación externa<br />

sobre la planta, produce su expresión, y en general, su admiración. Ahora bien, la<br />

presencia del impulso afectivo se identifica, de manera análoga, en la estructura<br />

ontológica del hombre. El encuentro entre el hombre y la planta es la vida afectiva. En<br />

el sentido de que la vida humana también puede ser entendida como una afectación que<br />

se produce en el afuera. La vida de la planta, como la del hombre, es entendida como el<br />

impulso inicial de todo organismo de ir hacia afuera. Scheler sitúa el impulso afectivo<br />

en medio del sueño y la vigilia, en el que permanecen en unidad todos los instintos<br />

(SMK 37-38). El estado vegetativo en el hombre se encuentra más en el sueño que en la<br />

vigilia.<br />

3.2 INSTINTO ANIMAL<br />

El instinto es la segunda gradación en la comunidad ontológica de los seres<br />

vivos. Según Scheler, el instinto es “(…) La conducta del ser vivo” (SMK 38). En la<br />

observación de esta conducta instintiva, sobresale, antes que el estímulo y la respuesta,<br />

la orientación de la acción hacia algún objeto. No se trata de una mera respuesta<br />

motivada por una influencia externa en donde el cuerpo orgánico responde de manera<br />

inmediata. Más bien, es el resultado de una experiencia mediada, que la identificación<br />

de un instinto. En el estudio fenomenológico del comportamiento animal, Scheler<br />

descubre que la conducta externa que apreciamos en la acción instintiva corresponde<br />

paralelamente a un movimiento interno. Puesta la mirada en la interioridad de la<br />

conducta instintiva, Scheler sostiene que su existencia comienza con la “relación de<br />

sentido” (SMK 39). Entiende Scheler por ‘relación de sentido’, el movimiento al cual va<br />

dirigido el comportamiento instintivo del animal. Determinado el objeto que se pretende<br />

obtener, el cuerpo procede en la ejecución de una serie de movimientos, los cuales son<br />

el resultado de una combinación de reflejos. A esto lo denomina nuestro autor ritmo<br />

(SMK 39). Tanto la relación de sentido como el ritmo son momentos que producen el<br />

movimiento del cuerpo y que están al servicio de una cierta prevención instintiva frente<br />

a los acontecimientos que ocurran en el futuro. Una tercera variable que identifica<br />

nuestro autor es la ‘vida de la especie’. Antes que los individuos tomen conciencia<br />

particular del comportamiento instintivo, o que se adapten a un determinado mecanismo<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

de estimulo y respuesta mediante el ensayo y el error, lo que particulariza el<br />

comportamiento animal es justamente la estructura genética hereditaria. Un ejemplo,<br />

para explicar estas variables, es la observación de toda la serie de movimientos que<br />

realiza un felino al momento de cazar una presa. En el estar agazapados entre el follaje,<br />

con el movimiento de sigilo de todas sus extremidades, las orejas inclinas hacia atrás,<br />

etc., todo ello hace parte del ritmo y del objetivo, o la relación de sentido, que persigue<br />

el instinto de caza, característico en estos animales. Este mismo instinto es legado a las<br />

generaciones futuras, de tal manera que la vida de la especie continúa sin que ningún<br />

tipo de modificación de conducta externa, altere este orden natural.<br />

Conviene aclarar que el instinto, tal y como lo plantea Scheler, no es<br />

modificable. Mejor dicho, su estudio fenomenológico puro, descubre que la descripción<br />

del instinto animal, no puede ser entendida de manera objetiva, si se parte del supuesto<br />

de que a partir de un <strong>número</strong> de ensayos dirigidos por un agente externo, se podrá<br />

modificar el comportamiento del animal. El instinto no se desenvuelve de manera<br />

programática y mecanizada sino libre. Es recurrente observar a animales de presa<br />

puestos en cautiverio que pierden el instinto de la caza al encontrarse en un espacio<br />

abarrotado y estrecho. La estructura innata de los instintos reacciona de manera distinta<br />

dependiendo de la circunstancia específica en la cual se encuentra el animal en su<br />

medio. De ahí que el comportamiento animal responda ontológicamente al lugar natural<br />

y a la manera de ser del instinto, que se pone en movimiento de acuerdo a la situación<br />

de caza, de cortejo, etc. En esta medida, el instinto es fruto, particularmente, de un<br />

proceso de adaptación de los organismos al medio natural, y no el resultado de una<br />

respuesta deliberada y venida de afuera bajo la orden de otro ser vivo. Por ello enfatiza<br />

nuestro autor que el instinto no es una facultad de asociación ni de aprendizaje, sino<br />

“[…] una forma del ser y del acontecer psíquicos más primitiva […]” (SMK 42)<br />

Ahora bien, mientras que las formas más evolucionadas del instinto, como la<br />

inteligencia en los mamíferos superiores, se caracteriza por la producción biopsíquica de<br />

asociaciones entre dos cosas diferentes, el instinto, en tanto que forma biopsíquica<br />

primitiva, es una potencia creadora, que se caracteriza por disociar lo que el<br />

entendimiento une. Esta fractura lejos de ser destructiva es creadora, en tanto que<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

garantiza la perpetuación hereditaria del instinto a los futuros miembros de la especie.<br />

Scheler complementa esta fenomenología del instinto animal, desde una perspectiva<br />

eidética (psíquica). Esta forma de proceder, consiste en entender el modus operandi del<br />

instinto, justamente en medio de la disociación existente entre la preciencia y la acción.<br />

Con lo anterior se indica, que el instinto no es un saber que ordena inmediatamente la<br />

acción. El instinto no es una saber de la representación ni de las imágenes sino un “[…]<br />

sentir resistencias con matices de valor, diferenciadas según impresiones de valor,<br />

resistencias que serían atrayentes y repelentes.”(SMK 45). El instinto opera bajo el<br />

esquema de la resistencia que valora el objeto según la atracción o la repulsión.<br />

3.3 MEMORIA ASOCIATIVA<br />

No solamente los organismos vivos poseen el instinto como una forma primitiva<br />

de comportamiento, también los caracteriza la conducta habitual, en donde tiene lugar la<br />

memoria asociativa. La memoria, es una potencia biopsíquica que modifica la conducta<br />

de manera progresiva, con la intención de darle mayor sentido y utilidad a los<br />

comportamientos. Esta modificación da por entendido de que el organismo vivo es un<br />

ser dispuesto al aprendizaje, y, sobre todo, a aquel en donde tienen lugar el aprendizaje<br />

a través del ensayo y el error. Solamente tenemos una modificación positiva de la<br />

conducta cuando el animal retiene los movimientos que generaron un mayor éxito en la<br />

prueba. Este fenómeno es único y se da de manera diferente al de la vida vegetativa, ya<br />

que en ésta se desconoce completamente los comportamientos habituales que permiten<br />

el adiestramiento de los organismos, y, en un grado superior, el autoadiestramiento<br />

(SMK 47). La mecanización de la vida que se obtiene mediante el aprendizaje por<br />

asociación, define la existencia habitual de los organismos vivos en un sentido corporal<br />

y psíquico:<br />

“Así como el organismo corporal va produciendo en el curso de la vida cada<br />

vez más un conjunto relativamente mecánico, hasta hundirse por <strong>completo</strong> en<br />

mecanismo cuando llega el momento de la muerte, así nuestra vida psíquica va<br />

produciendo cada día enlaces más puramente habituales de representaciones y<br />

de formas de la conducta y el hombre va tornándose en la vejez el esclavo del<br />

hábito.”(SMK 48)<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

En ciertos mamíferos y vertebrados cuyo sistema nervioso posee una mayor<br />

complejidad (pensemos en los primates y homínidos en general) (SMK 49), ocurre que<br />

la memoria asociativa es perfeccionada por la imitación en el movimiento de las<br />

acciones que ejecutan los individuos de una misma especie. La imitación –según<br />

Scheler- no es una copia sino una repetición de un comportamiento que se ha presentado<br />

útil en la supervivencia de la especie (SMK 50). De esta forma la imitación llega a<br />

configurar la costumbre en el comportamiento biológico de los animales. De manera<br />

análoga, el hábito que sedimenta las costumbres dentro de una cultura en el género<br />

humano, se hace presente en las formas de vida animal en donde prevalece el<br />

aprendizaje a través del legado que deja la horda o la manada a sus individuos.<br />

Pensemos en este caso en los elefantes, que hacen un recorrido de miles de kilómetros<br />

en busca de alimento, agua y lugares propicios para la reproducción, legando este<br />

mismo comportamiento a las nuevas generaciones de elefantes, constituyendo así una<br />

costumbre basada en la imitación, y que se propone determinar la conducta más allá del<br />

mero instinto o la codificación genética. La presencia de un comportamiento habitual, es<br />

análogo al aprendizaje mecanizado que adoptan los grupos humanos para movilizarse<br />

eficazmente en el mundo, tal y como ocurre con el fenómeno del lenguaje:<br />

“Los contenidos tradicionales nos son dados siempre como presentes; no<br />

tienen fecha y se muestran eficaces para nuestra acción presente, sin llega a ser<br />

objetivos en una determinada distancia del tiempo. En la “tradición”, el<br />

pasado nos sugiere más de lo que sabemos de él.”(SMK 51)<br />

Si en los animales el comportamiento habitual determina eficazmente la<br />

supervivencia, convirtiéndose en una costumbre mecánica que complementa al instinto,<br />

en el mundo humanizado por la razón, la costumbre se objetiva en hechos culturales<br />

cuyo propósito es constituir el tiempo en un memoria (objetos artísticos, prendas de<br />

vestir, documentos, etc.), de tal maneta que los cambios y las nuevas formas de<br />

objetivar el pasado, superan le pura mecánica del comportamiento animal por<br />

asociación, y apuntan directamente a la invención de una tradición, de una cultura:<br />

“Es obra de la ratio, que en un mismo acto objetiva un contenido tradicional y<br />

al hacerlo lo lanza de nuevo, por decirlo así, al pasado, a que pertenece,<br />

dejando así libre el camino para nuevas invenciones y descubrimientos.”(SMK<br />

51-52)<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

En síntesis, para Scheler lo que hace diferente la memoria asociativa del instinto<br />

es la adopción de un hábito mecanizado en el comportamiento, que permite la liberación<br />

del individuo de su relación biológica con la especie, justamente porque la memoria<br />

tiene como función la adaptación del organismo vivo a nuevas situaciones de<br />

supervivencia.<br />

3.4 LA INTELIGENCIA PRÁCTICA EN LOS ANIMALES SUPERIORES<br />

La cuarta forma de la vida biopsíquica tiene que ver con la inteligencia práctica.<br />

Esta inteligencia tiene por función resolver las dificultades inmediatas que surgen en la<br />

acción que implica el alimento, la protección e incluso la reproducción.<br />

A diferencia de la memoria asociativa, la conducta inteligente posee un sentido<br />

de lucidez que la hace distinta al mero ensayo y error, en tanto que cada situación se le<br />

presenta como un nuevo reto para su solución. La forma psíquica de la inteligencia<br />

práctica se caracteriza por generar un pensamiento anticipatorio que prevé un hecho que<br />

no ha ocurrido y, por tanto, no se ha vivido. Se trata de un saber prudente y sagaz que se<br />

prepara ante lo nuevo. En la inteligencia práctica es el individuo quien termina por<br />

perfeccionar su condición natural en tanto que es miembro de una especie.<br />

A propósito del significado de la inteligencia práctica en los animales, Scheler<br />

encara la discusión desatada por los biólogos de la época (principalmente por el biólogo<br />

Köhler) sobre si los antropoides superiores y chimpancés poseen realmente inteligencia<br />

práctica. Para nuestro filósofo la inteligencia práctica no es una facultad exclusiva de los<br />

hombres, sino que se muestra igualmente entre los seres vivos superiores. Ello lo afirma<br />

partiendo de la observación de un chimpancé, quien tiene delante de sí un objeto<br />

comestible en un recipiente, y dirige su atención a las maneras que le permiten alcanzar<br />

el objeto deseado (SMK 58-59). Se trata de un tanteo progresivo del mundo en donde el<br />

animal explora causalmente los medios que le permiten obtener el alimento dentro del<br />

recipiente. Si bien los animales pueden emplear medios para la obtención de algún<br />

objeto que genera placer, no están propiamente facultados para valorar los objetos<br />

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según la utilidad o el agrado, sino es partiendo de la impresión concreta de los bienes<br />

particulares que satisfacen de manera inmediata su deseo.<br />

4. LO HUMANO COMO NEGATIVIDAD ‘DIRIGIDA HACIA’ Y LA TEORÍA DE LA PERSONA<br />

El segundo capítulo de El Puesto del hombre en el cosmos se propone encarar la<br />

diferencia sustancial, esto es, metafísica, que permite comprender el lugar ontológico<br />

que le corresponde al hombre. Desde los trabajos de Lamarck, Darwin, Köhler, y<br />

Schwalke, entre otros, los lazos de vecindad biológica entre el hombre y el animal, y<br />

que se estudian en las teorías evolucionistas, parten de la premisa antropológica del<br />

homo faber. Esta tesis, entiende que la naturaleza humana es una estructura biológica<br />

que hace cosas; a partir de este presupuesto las cercanías entre el animal y el hombre,<br />

resultan del todo más evidentes a la luz de la biología, que desde la misma antropología<br />

filosófica, la cual, ha posicionado al hombre, desde el mundo griego, bajo el aspecto<br />

diferenciador que caracteriza su condición espiritual (Beorlegui 2004). Scheler propone<br />

un giro que se aparta de la tendencia de la época, buscando con ello no equiparar el<br />

modo de explicación biológico con el antropológico. Y ello lo hace partiendo de un<br />

presupuesto histórico y no metafísico espiritual. Es decir, para nuestro filósofo, la<br />

existencia humana se ha caracterizado, a lo largo de la historia, por deshacer<br />

permanentemente los vínculos de continuidad que lo atan a la vida orgánica. Esta<br />

fractura, que abandona el estado de existencia natural, se configura a partir del<br />

principio de negación 12 . La negatividad de la existencia humana, tiene que ver con la<br />

oposición que generan las diversas objetivaciones culturales que realizan los hombres<br />

en la historia (arte, técnica, filosofía, ciencia, religión, lenguaje, etc.), y las cuales se<br />

levantan en contra del curso habitual de las cosas. Desde esta crítica a las teorías de la<br />

evolución, resuenan los ecos de la fenomenología, que apunta al estudio genético de las<br />

estructuras que componen la vida del espíritu (Pintor Ramos 92). El cambio que<br />

propone Scheler de historiar lo humano ya no desde la ciencia natural sino desde la<br />

12 Es pertinente distinguir que la dialéctica de la negatividad hegeliana no tiene relación con la que<br />

propone Scheler. Mientras que el primero asume el movimiento como una asunción (aufhebung) de algo<br />

posterior que superando a lo anterior, se niega a sí mismo para devenir en algo diferente, el segundo,<br />

sostiene que el cambio es producto de un proceso gradual, en donde un estado anterior muta, y, sin<br />

embargo, algo se conserva y permanece. Del mismo modo no hay absoluta negatividad, sino es partiendo<br />

de un ‘hacia donde’, es decir, de una ‘dirección’, que vendría a ser la finalidad a la cual tienden los<br />

estados de vida de los organismos (Pintor Ramos 93).<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

ciencia antropológica, tendrá igualmente repercusiones en su propuesta ética y<br />

axiológica y, particularmente, en la teoría de la persona (Migallón 12). El fondo que<br />

nutre esta negatividad, y que explica el devenir de un estado anterior a otro superior, va<br />

íntimamente ligado con la ‘teleología de la vida’, y que se propone desde la<br />

fenomenología:<br />

“Se puede entender la teleología vital significando que el reino de la vida se<br />

dirige o está dirigido hacia un fin prefijado de antemano, de tal modo que la<br />

dinámica vital desde el principio hacia ese fin, que, de este modo, se convierte<br />

en principio director de la evolución. Entendido así, el principio de finalidad se<br />

convertiría en el equivalente dentro de las ciencias de la vida a lo que dentro<br />

de la naturaleza inorgánica representa la causalidad mecánica.” (Pintor Ramos<br />

93)<br />

A partir de la teleología 13 , la negatividad no es propiamente la anulación de algo<br />

anterior respecto de algo posterior, sino más bien su inclusión dentro de una totalidad<br />

que resume la historia del hombre; historia que parte de la premisa de un mundo<br />

humanizado a través de cultura. Este mundo escrito por medio de las grafías de la<br />

13 La teleología que formula Scheler tiene antecedentes en la fenomenología de Husserl. El fundador de<br />

la fenomenología se refiere a la ‘teleología de la razón’ en la serie de conferencias que llevan por título La<br />

crisis de las ciencias europeas y la psicología (1911). La hipótesis que plantea Husserl consiste en<br />

afirmar que la crisis de las ciencias europeas se debe a la ausencia de un concepto general de humanidad<br />

que asuma realmente la realización del hombre, en tanto que sujeto de proyección y de transformación. El<br />

contexto en el cual se inscribe esta crítica es el positivismo del s. XIX. La respuesta que propone Husserl<br />

ante la crisis consiste en recuperar la teleología, como una forma idónea de entender las tareas prácticas y<br />

teóricas que debe asumir una ciencia de la vida (fenomenología). Con la teleología, Husserl determina dos<br />

objetivos: primero, recuperar un concepto original de razón, acorde con la idea de una filosofía de tareas<br />

infinitas, la cual, se muestra atenta a las necesidades prácticas de la humanidad. Segundo, al tiempo que<br />

se lleva a cabo este giro en dirección hacia los orígenes de la razón, lugar desde el cual se asume que la<br />

filosofía es una tendencia hacia la comprensión de los fines que verdaderamente atañen a los asuntos<br />

humanos, se está desmontando la fractura histórica, que produjo la división entre las ciencias naturales y<br />

las ciencias del espíritu en el s. XIX, con la consecuente objetivación de estas últimas en el plano<br />

metodológico, por obra del positivismo. El resultado de este movimiento teleológico de la razón (que<br />

explora, además, un concepto nuevo de filosofía que deconstruye los supuestos metafísicos de la ciencia<br />

objetiva), es un tercer elemento, que vendría a ser la propuesta de una ‘fenomenología trascendental’ de<br />

las intenciones. Fenomenología que tiene sus antecedentes teóricos desde la línea de Brentano, pero que<br />

ya se venía explorando con la filosofía del espíritu de Dilthey. De esta manera, la fenomenología está<br />

llamada a continuar la entelequia de la estructura espiritual de Europa, inspirada por la gran<br />

transformación cultural que se da en occidente a partir de la aparición de la filosofía en el mundo griego.<br />

Ahora bien, la reconstrucción de la crisis de la ciencia europea es un asunto científico espiritual de<br />

carácter histórico y no meramente científico espiritual. Esto quiere decir, que la superación a la crisis que<br />

vive la ciencia europea en el s. XIX, depende de una comprensión teleológica de la historia de la filosofía<br />

que nace en el mundo griego. En este contexto se entiende la teleología, como una apuesta teórica por<br />

esclarecer las razones que expliquen en su devenir el origen del naturalismo (que es equivalente al<br />

dualismo moderno), y de los enfoques científicos que han sido los causantes de una crisis, que tiene que<br />

ver con la carencia de humanidad en el modo de proceder o afán metodológico en el que se han<br />

embarcado las ciencias (Husserl 140).<br />

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cultura y no desde la dinámica de la evolución natural de los organismos vivos, es la<br />

nota característica de la idea de telos. Ahora bien, la génesis del principio de negación<br />

de lo humano, comprende desde la capacidad de razonar y construir proposiciones<br />

(logos), hasta la actividad de los centros anímicos que comprometen las dimensiones<br />

emotivas, intuitivas y volitivas. En otras palabras, las objetivaciones que realiza la vida<br />

espiritual, según la idea de negación, se despliegan igualmente en el mundo de la razón<br />

como en el de los afectos. De ahí que desde la antropología scheleriana entendamos que<br />

la naturaleza humana se define como aquella totalidad de las potencias racionales y<br />

emocionales, interactuando sobre el ‘centro activo’ que es la persona humana. En este<br />

planteamiento se aprecia el influjo de la fenomenología en la comprensión del ‘espíritu<br />

humano’, y que Scheler incorpora a la antropología, entendiendo por esta categoría la<br />

apertura del hombre hacia el mundo. El abrirse al mundo responde al ejercicio de la<br />

libertad, entendida como la liberación e independencia de la especie humana ante el<br />

devenir ininterrumpido de la naturaleza (Pintor Ramos 280). De esta manera, se erige<br />

desde la indagación antropológica una fenomenología de la persona humana, que hace<br />

una historia ya no solamente natural de los fenómenos humanos, sino en relación directa<br />

con los estados de ánimo (angustia, dolor, sufrimiento, vergüenza, etc.) las intuiciones<br />

(en el orden moral, estético y gnoseológico) y la naturaleza volente (deseos, y pasiones).<br />

La negación del curso natural de la vida, a la que responde la capacidad propositiva del<br />

hombre para pronunciar un ‘no’, es una clave que le permite a Scheler mantener<br />

distancia de la concepción evolucionista de la existencia humana. Si bien Darwin sentó<br />

las bases de los postulados biológicos de la teoría de la evolución, sus continuadores<br />

incorporaron el modelo de explicación para entender los fenómenos demográficos, en el<br />

caso de Malthus, o históricos, en el caso de Spencer (Pintor Ramos 155). Empero, este<br />

modelo de explicación que responde a la descripción del movimiento de los organismos<br />

vivos a partir de esquema ‘mecanicista’ 14 , genera una serie de implicaciones<br />

14 En este punto conviene reconocer la distinción que Kant ya establecía entre la ‘causalidad mecanicista’<br />

y la ‘causalidad teleológica’, pues, justamente Scheler comprende la diferencia entre la vida como<br />

potencia dirigida hacia un fin (teleología) y la que la define como un cuerpo que actúa bajo el estimulo y<br />

la respuesta (mecanicismo). Esta diferencia, ya había sido pensada la Crítica del Juicio (1790). Kant<br />

distingue entre el conocimiento discursivo y el intuitivo; mientras que el primero lleva a cabo un tanteo de<br />

las partes para llegar a un todo, el segundo procede de manera espontánea, es decir, que intuye el todo sin<br />

más (KU §77). A diferencia del entendimiento discursivo, que atravesado por la contingencia de los<br />

sentidos, parte del ordenamiento de las diferencias captadas empíricamente hacia los conceptos comunes,<br />

el conocimiento intuitivo se dirige exclusivamente hacia lo individual, y lo entiende como la ‘unidad<br />

total’ que abarca en su conjunto las diferentes partes. Mientras que en el primer caso es necesaria la<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 45


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metodológicas que inciden seriamente en una comprensión metafísica del fenómeno<br />

humano:<br />

“La biología mecanicista, piensa Scheler, se caracteriza por cuatro tesis (…).<br />

En primer lugar, el organismo viviente es visto como una mera agregación de<br />

partes, cuya asociación daría por resultado la vida; en realidad, la unidad vital<br />

sería algo accidental puesto por el sujeto pensante. Así, en segundo lugar, cada<br />

órgano concreto sería un instrumento que se mide por la utilidad que aporta al<br />

conjunto del organismo; se trata de la aplicación al mundo de la vida de una<br />

categoría típica del mundo inorgánico como es la de instrumento. La<br />

consecuencia, en tercer lugar, es que todos los fenómenos humanos son<br />

explicables como epifenómenos del proceso de adaptación al medio, el cual, a<br />

su vez, es reductible a la tendencia a la conservación que tiene todo ser vivo.<br />

Así, por último, la vida no es un fenómeno originario, sino una propiedad que<br />

depende de esa mera agregación de partes que es el organismo.” (Pintor Ramos<br />

154)<br />

El principio de ‘causalidad mecanicista’ explica el devenir de los organismos a<br />

partir del proceso de adaptación y posterior desaparición de unas estructuras primitivas<br />

ya inútiles, hacia otras más complejas y útiles, instrumentos indispensables para<br />

sobrevivir a la ‘lucha por la existencia’ (Pintor Ramos 103). Las implicaciones sociales<br />

de este postulado antropológico se hacen visibles en el ‘darwinismo social’, en tanto<br />

que el ‘mecanicismo biológico’ da razón de la evolución a la manera de un incansable<br />

trabajo fabril, en donde el hombre moderno se halla condenado a una producción<br />

incansable y la mayor de las veces, carente de sentido para la ‘entelequia de la vida’<br />

(Pintor Ramos 154-155).<br />

La conexión lógica de la negación dentro de una proposición (v. g. ‘no debes agredir al<br />

prójimo’), es solamente el resultado de la adaptación humana a las condiciones adversas<br />

que produce un ambiente hostil, donde otros miembros de la misma especie también<br />

contingencia para comprender el procedimiento de enlace de las percepciones sensibles a la facultad de<br />

los conceptos, en el conocimiento intuitivo tal contingencia ya no es necesaria, pues la actividad cognitiva<br />

inmediatamente percibe lo común prescindiendo de las partes constituyentes, que predominan durante el<br />

proceso de enlace que se da con el razonamiento objetivo. (KU §77). Si en el entendimiento discursivo,<br />

el todo es dependiente del correcto enlace entre las partes, en el entendimiento intuitivo o intuición<br />

intelectual, son las partes las que se encuentran en estado de dependencia al todo. Esta última forma de<br />

inteligencia, en donde las partes no son posibles sin antes haber una intuición del todo, se denomina<br />

prototípico o arquetípico (KU §77). Ahora bien, el principio de ‘causalidad teleológica’ opera a la<br />

manera del conocimiento intuitivo que percibe las cosas a partir de arquetipos. Es decir, que se trata de<br />

un tipo de conocimiento que subsume las partes en una totalidad-simbólica. De otra parte, el principio de<br />

causalidad mecanicista, opera bajo el aspecto del entendimiento discursivo, es decir, que parte de los<br />

datos sensibles para llegar a un concepto que los ordena, los clasifica, etc.<br />

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desean perpetuar su gens. Así, en la lucha que se libra entre familias de una misma<br />

especie, la comunicación se convierte en un instrumento a la mano, muy útil para no<br />

desaparecer del ciclo de la vida natural. Según Scheler, entre la graduación ascendente<br />

de las facultades mentales y físicas y el principio negador de la naturaleza humana a<br />

todo lo que se refiere adaptación al orden natural de la vida, se extiende un gran ‘no’:<br />

“Pero también sería un error representarse ese quid nuevo, que hace del<br />

hombre un hombre, simplemente como otro grado esencial de las funciones y<br />

facultades pertenecientes a la esfera vital, otro grado que se superpondría a los<br />

grados psíquicos ya recorridos —impulso afectivo, instinto, memoria<br />

asociativa, inteligencia y elección—y cuyo estudio pertenecería a la<br />

competencia de la psicología. No. El nuevo principio que hace del hombre un<br />

hombre, es ajeno a todo lo que podemos llamar vida, en el más amplio sentido,<br />

ya en el psíquico interno o en el vital externo. Lo que hace del hombre un<br />

hombre es un principio que se opone a toda vida en general; un principio que,<br />

como tal, no puede reducirse a la ‘"evolución natural de la vida"’, sino que, si<br />

ha de ser reducido a algo, sólo puede serlo al fundamento supremo de las<br />

cosas, o sea, al mismo fundamento de que también la ‘"vida"’ es una<br />

manifestación parcial. Ya los griegos sostuvieron la existencia de tal principio<br />

y lo llamaron ‘razón’” (SMK 63)<br />

El principio negador por excelencia que afirma de manera rotunda la diferencia<br />

entre el hombre y el animal es la razón (SMK 63): sólo los seres humanos tenemos la<br />

posibilidad de decir ‘no’, porque poseemos la facultad de razonar. La decisión<br />

fundamental que lleva a cabo el hombre al negar la injusticia natural de las cosas, es al<br />

mismo tiempo una protesta ante el devenir de las guerras y las violencias más salvajes.<br />

Este acto de toma de posición consiste en atreverse a decir ‘no’. “Ten el valor de decir<br />

no”, es equivalente a sostener “ten el valor de servirte de tu propio entendimiento”; es<br />

decir, que la negación es un esfuerzo del espíritu que busca dar cuenta de los<br />

fenómenos, más allá de su realidad sensible y evidente. La negación fundamental que<br />

caracteriza al ‘no’, hace patente que el hombre en tanto que es un ser capaz de<br />

estructurar un decir razonado (logos), no es simplemente homo faber. La negación es<br />

ya una toma de posición, o mejor, una decisión disidente que se inclina por la diferencia<br />

y que manifiesta su oposición al continuum natural y normal de la vida orgánica.<br />

Para Scheler, si bien el logos caracteriza la negatividad de la naturaleza humana,<br />

éste no es la única facultad que da cuenta de su ‘espíritu’. Nuestro filósofo emplea la<br />

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categoría de ‘centros anímicos’ o ‘espíritu’ para referirse a otras dimensiones que<br />

definen lo humano más allá de la razón. Intuiciones, emociones, sentimientos y deseos<br />

constituyen, en términos generales, el espíritu humano en su negatividad. Como se<br />

estudiará en las investigaciones fenomenológicas sobre la ética y la axiología 15 , la<br />

persona humana será una categoría que desde la antropología es entendida como el<br />

‘centro activo’ del espíritu sobre el cual gravitan el conjunto de las dimensiones<br />

intelectuales, intuitivas, afectivas, emocionales y volitivas:<br />

“Nosotros preferimos emplear, para designar esta X, una palabra más<br />

comprensiva, una palabra que comprende el concepto de la razón, pero que,<br />

junto al pensar ideas, comprende también una determinada especie de<br />

intuición, la intuición de los fenómenos primarios o esencias, y además una<br />

determinada clase de actos emocionales y volitivos que aún hemos de<br />

caracterizar: por ejemplo, la bondad, el amor, el arrepentimiento, la<br />

veneración, etc. Esa palabra es espíritu. Y denominaremos persona al centro<br />

activo en que el espíritu se manifiesta dentro de las esferas del ser finito, a<br />

rigurosa diferencia de todos los centros funcionales ‘de vida’, que,<br />

considerados por dentro, se llaman también centros ‘anímicos’.”(SMK 63)<br />

(¿Cuál es en concreto la dificultad de la cita?)<br />

4.1 LA LIBERTAD<br />

La libertad se entiende como un proceso de negación de la vida natural, en el<br />

sentido de que la existencia biológica de los animales, caracterizada por Scheler como<br />

una ‘continuidad evolutiva’, no es la misma que la ‘historia de los hombres’, donde se<br />

ponen de manifiesto rupturas, retrocesos, e involuciones. De ahí que la primera<br />

objetivación de la ‘conciencia humana’ sea la libertad, que se presenta bajo el aspecto<br />

del rechazo (SMK 66-67). Scheler define la actividad espiritual como un acto de<br />

objetividad, es decir, en donde lo humano, a diferencia de la animalidad, tiene la<br />

posibilidad de determinar de un modo peculiar el ser de los objetos:<br />

“Yo diría que el animal está esencialmente incrustado y sumido en la<br />

realidad vital correspondiente a sus estados orgánicos, sin aprehender nunca<br />

“objetivamente”. La objetividad es, por tanto, la categoría más formal del lado<br />

lógico del espíritu.” (SMK 67)<br />

15 Por ejemplo, estas son las investigaciones que se condensan en diversas obras de su propuesta ética. Por<br />

citar algunas, mencionamos la Esencia y formas de la simpatía o La gramática de los sentimientos: lo<br />

emocional como fundamento de la ética<br />

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Scheler plantea que desde la categoría de la libertad, la antropología filosófica<br />

asume que la humanidad se despliega históricamente como un movimiento de<br />

‘aprehensión objetiva’, que busca ir más allá de las cadenas que lo atan al esquema<br />

funcional que se muestra en la existencia natural de los seres orgánicos, donde<br />

predomina el ciclo vital del nacimiento, la reproducción y la muerte. Desde la<br />

categorización formal de la idea de libertad, se ingresa a un nuevo ‘mundo de la vida’<br />

donde la persona es el ‘centro activo’, de un conjunto abierto de posibilidades:<br />

“Pero, ¿qué es este “espíritu”, este nuevo principio tan decisivo? Pocas veces<br />

se han cometido tantos desafueros con una palabra -—una palabra bajo la cual<br />

sólo pocos piensan algo preciso—. Si colocamos en el ápice del concepto de<br />

espíritu una función particular de conocimiento, una clase de saber, que sólo el<br />

espíritu puede dar, entonces la propiedad fundamental de un ser “espiritual” es<br />

su independencia, libertad o autonomía existencial —o la del centro de su<br />

existencia— frente a los lazos y a la presión de lo orgánico, de la “vida”, de<br />

todo lo que pertenece a la “vida” y por ende también de la inteligencia<br />

impulsiva propia de ésta. Semejante ser “espiritual” ya no está vinculado a sus<br />

impulsos, ni al mundo circundante, sino que es ‘libre frente al mundo<br />

circundante’, está abierto al mundo.”(SMK 64.)<br />

Bajo la idea de la libertad, el vínculo entre el sujeto con el mundo de las cosas,<br />

deja de ser una relación instintiva o de asociación y pasa a ser una relación de tipo<br />

objetivo, en el sentido de que el espíritu, en su absoluta libertad, puede modificar el ser<br />

de las cosas. Esta objetividad eleva el estatus de la cosa que está en el mundo y la<br />

convierte en un objeto a la mano del hombre. De una simple piel abandonada el espíritu<br />

la eleva a objeto cuando la transforma en una manta, por ejemplo. Por ello nuestro autor<br />

sostiene que el espíritu en su plena libertad deviene en objetividad, es decir, que se<br />

materializa en objetos de uso, de adorno, de caza, etc. (SMK 67).<br />

Si el espíritu se objetiva en un mundo hecho a su medida, el animal ‘permanece<br />

atado al medio’, ya que se encuentra en una ‘situación extática’, esto es, dependiente del<br />

ambiente natural que le provee de alimento y seguridad. De otro lado, el hombre se<br />

encuentra ‘encadenado al mundo’. El estar encadenado al mundo, no es una metáfora<br />

que se refiera al proceso de adaptación del animal-hombre al ambiente natural, sino,<br />

que, más bien, alude al aplazamiento de los impulsos sensibles inmediatos que procuran<br />

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Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

el alimento y el asentamiento, hacia la búsqueda de un objeto que modifique el sentido<br />

de la existencia. A ello lo denomina Scheler “hallarse abierto al mundo” (SMK 67). El<br />

hombre, a diferencia del animal, convierte su medio en un mundo habitable. Lo<br />

sustantiviza, es decir que le otorga sentido a los objetos, según sus propios intereses<br />

subjetivos. Darle sustancia al mundo de los objetos, implica realizar un acto de<br />

alejamiento respecto de las condiciones que determina el propio medio natural (SMK<br />

67).<br />

Además de la libertad, que tiene por cometido la objetivación de las cosas y la<br />

transformación del medio en un mundo humanizado, el segundo elemento es la<br />

“conciencia de sí” (SMK 68). A partir de este concepto, Scheler entiende que el<br />

hombre es el único ser que logra ‘poseerse a sí mismo’. Ello lo hace mediante un acto<br />

de ‘recogimiento’, que el animal no logra alcanzar, justamente por permanecer en un<br />

estado de absoluta exteriorización. El abandono al mundo exterior, no le permite<br />

retornar a su propio centro de gravedad, que es el mundo de la interioridad. Es palpable<br />

el hecho de que el hombre por segunda vez (bajo el aspecto de la reflexión) es<br />

consciente de lo que ve y de lo que oye. El animal difícilmente logra percibir esta<br />

segunda percepción que proviene de la capacidad para realizar una “(…) nueva<br />

reflexión y concentración de su existencia.” (SMK 68)<br />

En este punto, nuestro filósofo resume la gradación objetiva de un organismo<br />

vivo. Sucesivamente Scheler establece como partes estructurales en la gradación de las<br />

entidades biopsíquicas: 1) las cosas inorgánicas, 2) las plantas, 3) los animales y los 4)<br />

hombres (SMK 70). Integran el grupo de las cosas inorgánicas las moléculas, los<br />

átomos y los electrones. Son entidades que carecen de un centro interior y que<br />

percibimos cuando aplicamos la división mental de los cuerpos. Ahora bien,<br />

reconocemos la posición ontológica de un organismo vivo cuando ocupa un lugar en el<br />

espacio y no tenemos que recurrir a la abstracción para saber de su existencia, como<br />

ocurre en las cosas inorgánicas. Los cuerpos existen con independencia a nuestra<br />

percepción. Aquello que no percibimos inmediatamente lo imaginamos como si<br />

estuvieran en un espacio en el que recíprocamente van intercambiando fuerzas. En<br />

cambio, en el caso de los cuerpos de plantas, animales y hombres, decimos que<br />

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efectivamente ocupan un lugar en el espacio, y se encuentran en movimiento<br />

particularmente por unas potencias que las animan; ya sea en las plantas el impulso<br />

afectivo, en los animales el instinto, la memoria asociativa y, en algunos mamíferos<br />

superiores la inteligencia práctica, o, en los hombres, la libertad, la objetivación y la<br />

conciencia de sí.<br />

4.2 LAS CATEGORÍAS DEL MUNDO ESPIRITUAL DE LA PERSONA HUMANA: SUSTANCIA,<br />

ESPACIO – TIEMPO Y EL CONOCIMIENTO IDEATORIO DE LAS ESENCIAS (LA REDUCCIÓN<br />

FENOMENOLÓGICA)<br />

La historia de la gradación ontológica de los seres vivos, o la ‘fenomenología<br />

antropológica’, incluye en el estudio de la persona humana las modalidades del mundo<br />

biopsíquico. En este sentido, se habla de mundo espiritual como si se tratara de la punta<br />

de un iceberg, el cual puede apreciarse desde la superficie, pero no así su parte más<br />

grande, que está cubierta y no puede verse a simple vista, pues sus orígenes, como ya lo<br />

hemos dicho, comprenden desde las estructuras moleculares más primitivas hasta las<br />

funciones fenoménicas de todos los organismos vivos. El mundo humanizado por la<br />

persona tiene que vérselas con la sustancia, el espacio-tiempo y el conocimiento<br />

ideatorio de las esencias, ésta última bajo la modalidad de la reducción fenomenológica.<br />

La categoría de cosa o sustancia, sólo es explicable desde la percepción humana. Como<br />

ya lo sostuvo Aristóteles en la Metafísica, la sustancia es un compuesto entre forma y<br />

materia, que en la realidad percibida empíricamente se da manera compacta. Un<br />

ejemplo de esto lo da la silla, pues la percibimos no en sus partes aisladas<br />

(efectivamente no nos referimos a ella solamente como el espaldar o las patas, sino en<br />

su conjunto) ni tampoco en su idea como si la tuviéramos de un modo innato en la<br />

mente. Vemos la silla, y de ella afirmamos tanto la materialidad que la hace visible<br />

como la expresión ideal o lingüística que la dota de sentido. Los animales, en cambio<br />

perciben un objeto no en su consistencia sino en tanto que es otra cosa distinta. Cuando<br />

el mono se percibe en un espejo busca en la parte de atrás si efectivamente es otro mono<br />

el que se encuentra tras lo reflejado. Por lo tanto no percibe una cosa consistente en sí<br />

misma sino otro cuerpo. La sustancia es lo que le da el centro de consistencia a las cosas<br />

y es propiamente lo que percibimos.<br />

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La segunda categoría propia del espíritu es el espacio único. El ciego reconoce el<br />

lugar de sus tratamientos porque percibe con el tacto y el oído las características del<br />

lugar que frecuenta, distinguiendo las diferencias entre ciertos lugares y otros. Este<br />

fenómeno se entiende como la ‘síntesis de la percepción que identifica el espacio único.<br />

Para el animal el espacio siempre será el mismo, sin poder reunirlos en una síntesis<br />

simbólica que le permita objetivar el espacio de manera definida, como si lo hace el<br />

hombre cuando denomina el espacio de descanso (habitación) de manera diferente al<br />

espacio del estudio (la biblioteca). Las intuiciones del espacio y del tiempo son<br />

igualmente propiedades humanas, porque obedecen a la serie de sensaciones que le<br />

permiten ejecutar movimientos bajo un cierto orden secuencial.<br />

Sin embargo, no siempre el espacio y el tiempo son asumidos como una síntesis<br />

de la percepción objetiva del mundo. Scheler hace referencia a dos modos de<br />

experiencia del vacío del espacio-tiempo. Una de ellas tiene que ver la insatisfacción de<br />

los impulsos, que asume cierta familiaridad con el espacio. Esto se puede explicar a<br />

partir del fenómeno de la enfermedad. Efectivamente, el cuerpo que padece, a pesar de<br />

no establecer una relación de precisión con el espacio, experimenta una leve sensación<br />

en el movimiento del cuerpo que le permite reconocer el lugar que habita. Por ejemplo,<br />

una persona en estado de coma reconoce la familiaridad del lugar en el que se<br />

encuentra. Cuando Scheler nos habla de la sensación de espacialidad como una forma<br />

vacía donde los impulsos no están en la plenitud de la satisfacción, se refiere - eso<br />

considera el expositor- a la sensación del cuerpo de no encontrarse en la posesión de sus<br />

sentidos (enfermos terminales, estado de muerte cerebral, etc.), y a pesar de vivir en esta<br />

situación, logra distinguir la familiaridad que posee el ‘espacio único’ para su<br />

existencia.<br />

Empero, Scheler nos habla de una segunda modalidad del vacío del espacio que<br />

es aún más primitivo: el del propio corazón. Este espacio, según parece, es la sensación<br />

de la ausencia y en general de vaciedad de las cosas en la propia intimidad del sujeto ¿se<br />

tratará de la experiencia de la nada?, muy posiblemente nuestro filósofo se refiere a<br />

aquel estado de absoluta infinitud que experimenta el corazón cuando descubre la total<br />

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soledad. El espacio vacío del corazón, como lo denomina el propio Scheler, es una<br />

experiencia de ausencia que genera un retorno al mundo interioridad ante “(…) el<br />

incumplimiento de las esperanzas que nuestro impulso abriga.”(SMK 72).<br />

Las formas vacías del espacio-tiempo, no son llanas percepciones del mundo,<br />

sino variables fundamentales de la experiencia del hombre donde aflora a flor de piel<br />

las sensaciones del dolor, la angustia y la desesperanza. Las formas vacías del espaciotiempo<br />

exploran el mundo de la interioridad, que para la antropología filosófica es un<br />

campo fértil de indagaciones fenomenológicas. El otro mundo, el de la exterioridad, es<br />

abordado por nuestro filósofo de la siguiente manera.<br />

El mundo espiritual de la persona humana está relacionado con unos espacios<br />

que pueden ser nominados, habitados o no experimentados, y en este sentido hablamos<br />

de la ausencia del espacio-tiempo en la ‘insatisfacción de los impulsos’ y en el ‘vacío<br />

del corazón’. En el mundo animal predominan los ‘espacios ambientes’ (SMK 75), es<br />

decir, que la relación del animal con el medio no producirá un proceso de objetivación,<br />

nominación o particularización. El mundo objetivo que construye el hombre de su<br />

propio cuerpo, es una conquista de la ciencia humana ya que la cuantificación, la<br />

numeración, la clasificación, etc., son actividades que relacionan al mismo hombre<br />

dentro de un mundo extraño de relaciones causales, donde se suspende de manera<br />

inmediata la relación del cuerpo con los sentidos y con las necesidades (SMK 75)<br />

Efectivamente, el animal difícilmente logra particularizar los espacios únicos<br />

dado que “[…] vive completamente sumido en la realidad concreta de su actual<br />

presente.”(SMK 74). El espacio para los animales es una extensión donde se<br />

desenvuelve libremente su cuerpo. No establece una mirada única y particular de un<br />

espacio, por ejemplo, distinguiendo la zona de las rosas y de los tulipanes de modo<br />

diferentes al lugar de la fuente, y aún así, enlazarlos en una percepción general. La<br />

percepción general del hombre abstrae de la situación particular de los objetos en el<br />

espacio y se organiza a través del diseño de esquemas, formas numéricas y en general la<br />

aplicación de un conocimiento científico que permite comprender de manera<br />

independiente las contingencias del entorno.<br />

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Desde la perspectiva fenomenológica, la ‘elevación’ que caracteriza a la<br />

percepción del espacio, al determinar el sentido de las cosas y de su ubicación en el<br />

mismo, es un movimiento de la relación conciencia-mundo de la vida, que trasciende a<br />

la mera actitud natural que domina en el mundo animal. El mundo habitado por el<br />

hombre se caracteriza por la nominalización y la ubicación. Sin embargo, no solamente<br />

la esquematización de los lugares es una forma que tiene el hombre para habitar el<br />

‘mundo de la vida’; igualmente lo hace con ironía y humor, actividades en las que<br />

desatendiendo el interés inmediato por determinar objetivamente el mundo, logra<br />

situarse en una posición superior (más allá de la contingencia), que le permite<br />

caricaturizar su situación en el mundo (SMK 74).<br />

En este sentido, Scheler reconoce que la organización de un espacio en términos<br />

cuantitativos y la objetivación del cuerpo en dichos espacios ordenadores, si bien hace<br />

parte de la ‘grandeza de la ciencia humana’ (SMK 75), no agotan las modalidades<br />

antropológicas de sentido, donde lo humano retorna a sí mismo, no precisamente a<br />

través de la ciencia, que atiende con precisión a la objetivación de las cosas y del cuerpo<br />

humano, sino asumiendo una perspectiva superior, que tiene que ver con la gracia y el<br />

chiste, modalidades de la percepción que ya no se sobreponen a la ‘actitud natural’, sino<br />

que reflexionan sobre el sentido de la existencia humana:<br />

“El hombre-en cuanto persona- es el único que puede elevarse por encima<br />

de sí mismo- como ser vivo- y partiendo de un centro situado, por decirlo<br />

así, allende al mundo tiempo-espacial, convertir todas las cosas, y entre<br />

ellas también a sí mismo, en objeto de su conocimiento. (…) este centro, a<br />

partir del cual el hombre realiza los actos conque objetiva el mundo, ni<br />

puede estar localizado en un lugar ni momento determinado. Este centro<br />

sólo puede residir en el fundamento supremo del ser mismo. El hombre es,<br />

por tanto, el ser superior a sí mismo y al mundo. Como tal ser, es capaz de<br />

ironía y de humor-que implica siempre una elevación sobre la propia<br />

existencia.” (SMK 75-76)<br />

El ‘centro anímico’ de la persona humana, que se encuentra más allá de la<br />

percepción del espacio-tiempo, incluso, más allá de la unidad de la percepción unitaria<br />

del conocimiento científico, es el conjunto de experiencias subjetivas e intersubjetivas,<br />

que como la ironía y el humor, muestran una nueva perspectiva en el estudio que hace<br />

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esta ‘antropología fenomenológica’, al descubrir nuevas modalidades de la existencia<br />

humana, que ya no obedecen al reino de la causalidad, que predomina en las<br />

modalidades espirituales de la sustancia y del espacio-tiempo, sino que hacen referencia<br />

a una lógica de talante vital y teleológico. En el escenario de un mundo espiritual, que<br />

no es susceptible de objetivación biológica ni fisiológica, el yo deja de ser visto como<br />

una entidad psíquica y comienza a ser mirado desde la categoría de persona (Pintor<br />

Ramos 144).<br />

En la obra que nos ocupa, Scheler plantea en clave fenomenológica, que el<br />

ámbito antropológico que estudia el ‘centro anímico’ de la persona humana, es el<br />

‘conocimiento ideatorio de las esencias’ (SMK 79). Scheler afirma que el conocimiento<br />

de las esencias no es particular ni accidental. No es un conocimiento inductivo o<br />

casuístico. El proceso de ideación, subsume lo particular en una generalidad esencial. El<br />

saber de las esencias sobrepasando la contingencia, se abre hacia el infinito, y, por ello,<br />

rebasando el saber sensible se extiende hacia el absoluto (SMK 81). La esencia no es<br />

propiamente el saber o la razón, sino que se despliega históricamente, siendo más bien<br />

una actividad que se adquiere, que una realización definitiva de la esencia del hombre.<br />

Con esta salvedad, Scheler sugiere que el ‘conocimiento ideatorio de las esencias’, no<br />

procede bajo la lógica-dialéctica que desarrollo Hegel en su filosofía de la historia, que<br />

concluía en un movimiento del espíritu que se erige por encima del plano de la realidad<br />

histórica, contemplando en su consumación un modelo de hombre racionalemancipado.<br />

El conocimiento de las esencias son constantes tras-históricas que revelan<br />

“(…) formas siempre nuevas del pensamiento y de la intuición, del amor y de la<br />

valoración (…)” (SMK 82)<br />

La técnica que permite asumir las esencias como modalidades históricas siempre<br />

nuevas, y no de manera estática o bajo la hipóstasis de un espíritu exterior, es la<br />

‘reducción fenomenológica’. Efectivamente, nuestro autor retoma el planteamiento<br />

husserliano de una actitud de conocimiento que pone entre paréntesis el mundo predado,<br />

o suspende el juicio ante el devenir de una realidad que se impone<br />

implacablemente (SMK 82). Scheler entiende que la reducción es la ‘resistencia’ ante el<br />

ser normal de las cosas, y desde la cual emerge el ‘impulso vital’, o la vivencia de un<br />

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mundo que antecede a cualquier modulación de la conciencia. La reducción<br />

fenomenológica que formula Scheler, no es propiamente una forma de asumir una<br />

nueva teoría del conocimiento acerca de la ‘representación del mundo’ (SMK 84). Es,<br />

más bien, una técnica del sujeto. en donde las experiencias mundano-vitales se<br />

constituyen en esencias que muestran la presentación de la relación que se establece<br />

entre la conciencia y el mundo de la vida. Las vivencias, que son ‘esencias eidéticas’,<br />

pueden ser de aprobación (apetencia, deseo, placer, etc.) o de rechazo (repugnancia,<br />

dolor, sufrimiento, etc.) (SMK 84). El reducto de la suspensión del juicio son las formas<br />

puras que persigue una ciencia eidética de la conciencia (SMK 84-85). Las esencias, a<br />

través de la práctica subjetiva de reducción del mundo, devienen en vivencias puras de<br />

conocimiento, donde el impulso vital es aplacado, y el ‘espíritu’ se impone como una<br />

‘voluntad’ de crear mundos posibles. La creación de mundos posibles (Scheler emplea<br />

los términos de ‘reino ideal de pensamieto’, ‘energía’ y ‘sublimación’) tiene que ver<br />

con la definición scheleriana del hombre como un asceta de la vida (SMK 85-86), un<br />

protestante ante la realidad que no ha sido sometida al juicio de la ‘reducción<br />

fenomenológica’.<br />

4.2.1 EL ESPÍRITU DE LA PERSONA HUMANA COMO ACTUALIDAD PURA<br />

La libertad es la condición de posibilidad para que el hombre alcance la plenitud<br />

de su existencia, en el sentido de que se trata de un ejercicio del conocimiento general<br />

del mundo, que se materializa en el arte, la ciencia, la religión y la cultura. Tal<br />

planteamiento no concluye en una antropo-génesis de la historia humana. Antes bien, la<br />

continuidad de este poder objetivador que explica a la libertad sólo se hace presente si<br />

es asumida como la permanente actualización del espíritu 16 . no es que sustancialmente<br />

16 Esta idea es igualmente desarrollada por el neokantiano Ernst Cassirer en su<br />

Antropología filosófica. La actualización del espíritu que formula Scheler, es análoga a<br />

la funcionalidad que le otorga Cassirer a la tesis que define al hombre como un animal<br />

simbólico. Para Cassirer uno de los rasgos distintivos de una antropología filosófica es la<br />

identificación entre los lenguajes que construye simbólicamente el hombre y la posibilidad de una cultura<br />

desde los ámbitos artísticos, religiosos, científicos y filosóficos. Desde la perspectiva simbólica, Cassirer<br />

cuestiona a las antropologías que definen lo humano en términos metafísicos o físicos, pues no explican la<br />

relación entre los lenguajes simbólicos y el mundo de la cultura: “La característica sobresaliente y<br />

distintiva del hombre no es la naturaleza metafísica o física sino su obra. Es esta obra, el<br />

sistema de actividades humanas, lo que define y determina el círculo de la humanidad.<br />

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sea racional sino que funcionalmente despliega su ser en el conjunto de actividades en<br />

donde se objetiva su libertad. El propio ser personal del hombre no se puede objetivar,<br />

porque permanentemente está actualizando su proceso de objetivación. El otro, que se<br />

nos presente como un ser que actualiza su ser, no puede ser del mismo modo una<br />

objetivación de mis propios intereses particulares, si de por medio no persiste una<br />

actualización psíquica y corporal de la voluntad a través de las potencias de la ayuda y<br />

del amor. En la medida en que se objetiva el espíritu del ‘yo’, de manera paralela se da<br />

la “corealización” del ‘tú. Lo mismo ocurre en la ‘corealización’ entre el sujeto que<br />

conoce y la cosa conocida. Pues no es este el caso de una idea innata que explica la<br />

necesidad de autoafirmación del yo mediante la práctica de un conocimiento claro y<br />

distinto. Es precisamente “[…] una verdadera coparticipación en la producción, en la<br />

generación de las ideas y de los valores coordinados al amor eterno, partiendo del<br />

origen mismo de las cosas.”(SMK 78)<br />

5 Conclusión<br />

La indagación fenomenológica del hombre en Max Scheler reconoce el carácter<br />

dialógico de la relación conciencia- cuerpo. Al mismo tiempo describe el proceso de<br />

gradación que nace de las estructuras biológicas más primitivas y se desarrolla en las<br />

más complejas hasta llegar a la genérica, que es la humana. En esta medida, sostenemos<br />

que la investigación antropológica en Scheler nace a partir de un dialogo entre la<br />

biología, la sicología, la fisiología, sin por ello perder de vista el hilo conductor que<br />

proporciona la indagación filosófica. Su propuesta antropológica, en esta medida, no se<br />

presenta per se como una cosmovisión filosófica del hombre, sino, más bien, como una<br />

disciplina límite que se sitúa en el umbral que relaciona las diversas ciencias a partir de<br />

la posibilidad de que la filosofía abandere una reflexión desde la situación metafísica<br />

del ser humano. En este orden de ideas, la condición metafísica que se desprende de la<br />

pregunta ¿qué es el hombre?, lejos de indagar sobre la esencia universal del ser-hombre,<br />

El lenguaje, el mito, la religión, el arte, la ciencia y la historia son otros tantos<br />

‘constituyentes’, los diversos sectores de este círculo. (…). El lenguaje, el arte, el mito y<br />

la religión no son creaciones aisladas o fortuitas, se hallan entrelazadas por un vínculo<br />

común; no se trata de un vínculo sustancial, como el concebido y descrito por el<br />

pensamiento escolástico, sino más bien, un vínculo funcional” (Cassirer 47-48)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 57


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

se propone hacer una fenomenología sobre el cómo se hace explicita la condición<br />

psicofísica del hombre en la morada del cosmos. Una primera tesis que se vislumbra a<br />

partir de la lectura fenomenológica sobre la pregunta del ser del hombre, consiste en<br />

afirmar que la habitabilidad de la persona humana en el cosmos se muestra en la<br />

relación vital-espiritual con el universo de los seres vivos.<br />

Ahora bien, ¿qué implicaciones tiene para la historia de la antropología el<br />

énfasis filosófico que le imprime Scheler? Inicialmente, promueve la discusión sobre la<br />

posibilidad de reivindicar una necesidad metafísica que pregunte por la situación del<br />

hombre en el cosmos –de ahí el título de la obra que hemos analizado- , más allá de las<br />

tendencias epistémicas (positivismo y especialización de las ciencias) que durante el s.<br />

XIX desataron la emergencia de los discursos antropológicos de corte biológico,<br />

cultural, etnológico, psicológico, conductista y estructuralista. La ‘antropológica<br />

fenomenológica’, nombre con el cual hemos querido presentar la antropología<br />

scheleriana, propone, justamente, que no se trata de una investigación que corrige los<br />

errores de las demás ciencias al omitir éstas una región olvidada como la metafísica. No<br />

compete a su campo de estudio determinar las condiciones de posibilidad que tienen las<br />

demás ciencias para estudiar el fenómeno humano. Esto hace parte de la historia de la<br />

epistemología pero no de la antropología.<br />

La lanza a favor de la filosofía que rompe Scheler es la de reconocer el carácter<br />

inconcluso de la pregunta por el ser del hombre, reivindicando así su estatuto<br />

metafísico, pero sin omitir los avances de las ‘antropologías positivas’. No hay una<br />

respuesta definitiva respecto de lo que sea la esencia del hombre. Esta indefinición<br />

viene motivada por la lectura que hace la fenomenología de la relación entre la<br />

conciencia y el mundo de la vida, donde las posibilidades de ser son infinitas. Scheler le<br />

da un marco natural al carácter inconcluso de la pregunta acerca del ser del hombre,<br />

que, en prinicpio, implica las múltiples maneras de ‘llegar a ser’, y plantea que el<br />

estudio del fenómeno humano se lleva a cabo dentro del conjunto de las gradaciones<br />

ontológicas de los organismos vivos que habitan el cosmos. Tal planteamiento genera<br />

serios cuestionamientos al excesivo afán metodológico de las llamadas ‘ciencias<br />

antropológicas’: mientras que, para éstas, la objetividad está garantizada por la<br />

58 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

clasificación, la estadística, las taxonomías, y, en general, el estudio especializado de los<br />

organismos, entre ellos el hombre, renuncian, sin embargo, a explicar la relación directa<br />

del fenómeno humano con la comunidad ontológica de los seres vivos. Y en la<br />

explicitación de esta relación, o, mejor, en la preocupación metafísica y fenomenológica<br />

por entender las múltiples relaciones que se desatan biopsíquicamente entre los seres<br />

vivos, se encuentra gran parte de la novedad de la antropología de Scheler. Mientras<br />

que la cosmovisión filosófica del fenómeno humano tiende a entender su relación desde<br />

la integralidad que presupone el habitar del hombre en vecindad con otros organismos<br />

vivos, la excesiva especialización metodológica de las antropologías, disuelve la<br />

relación sustancial que implica la ‘comunidad ontológica de los organismos vivos’, y,<br />

asume, un atomismo metódico o de procedimiento, en donde se presta atención<br />

detallada al comportamiento, el lenguaje, la costumbre, etc., estructuras particulares que<br />

desdibujan la gradación ontológica que explicita Scheler en su antropología.<br />

Pero, más allá de discutir la exigencia de objetividad que reclaman las ‘ciencias<br />

duras’, las antropologías de corte biológico y estructural, las cuales, finalmente, reducen<br />

el espectro de estudio de lo humano, la apuesta filosófica que asume Scheler en su<br />

antropología filosófica, consiste en pensar desde la tradición fenomenológica la<br />

categoría hombre como un universal. La apuesta por la universalidad del discurso<br />

filosófico que indaga sobre el puesto del hombre en el cosmos, es una alternativa teórica<br />

ante la crisis de las ciencias europeas durante el s. XIX. La identificación de la crisis de<br />

las ciencias europeas es una crítica que resuena poderosamente desde la fenomenología<br />

de Husserl. Scheler reconoce que la crisis epistémica, es el fruto de una segunda crisis<br />

que permea las estructuras más cotidianas de la vida del hombre durante el s. XIX y que<br />

determinarán las condiciones materiales de existencia de las sociedades en el s. XX<br />

hasta nuestros días, y son las dinámicas sociales que se originaron en los tiempos de la<br />

época fabril, y que hoy se denomina como ‘globalización de los mercados’, que en la<br />

práctica impone formas de vida que terminan por fragmentar en partes aisladas<br />

(atomismo social e individualismo) aquella uni-totalidad que en principio da cuenta, por<br />

un lado, de la contingencia ontológica del ser humano (la cual tiene que ver con la<br />

fragilidad del cuerpo y la significación espiritual de la vivencia de los diversos estados<br />

de ánimo) y, por otro, del talante teleológico de proyección que implica el movimiento<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 59


Ballén Rodríguez, Juan Sebastián: «Aproximación a la antropología fenomenológica en Max Scheler»<br />

trascendental de una conciencia que se universaliza en las múltiples objetivaciones<br />

espirituales (ello alude a las proyecciones genuinamente humanas como el arte, la<br />

religión, la ciencia y la misma filosofía). En otras palabras, la objetivación de las<br />

ciencias antropológicas obedece a los proyectos colonizadores que permearon a<br />

occidente durante el proceso de consolidación del capitalismo moderno. La antropología<br />

de Scheler hace parte del humus que caracterizó en gran medida al pensamiento<br />

filosófico del s. XIX, parte del cual, a través de las plumas de Nietzsche, Marx y Freud,<br />

dirigió una crítica generalizada a la sociedad industrial. La diferencia con estos<br />

pensadores decimonónicos estriba en que la apuesta humanista de Scheler, en lugar de<br />

disolver el estatuto metafísico del hombre desde la voluntad de poder (Nietzsche), la<br />

libido sexual (Freud) o las relaciones económicas (Marx), lo posiciona en dirección al<br />

personalismo axiológico, una versión humanista de la antropología filosófica que<br />

caracterizó a las diversas propuestas existencialistas durante el s. XX. Este es el caso de<br />

las filosofías de autores tales como Immanuel Mounier o Michel Henry,<br />

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63<br />

Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana<br />

en cuestión.<br />

Juan Carlos Orejudo Pedrosa.<br />

Universidad Autónoma de Zacatecas<br />

En este ensayo analizaré el concepto de Humanismo, junto con el de<br />

Civilización, en el contexto de la filosofía francesa. Estos dos conceptos confluyen en el<br />

pensamiento moderno, y adquieren en la época de la Ilustración un sentido humano<br />

(histórico) y a la vez de gran trascendencia (universal), que los filósofos dieciochescos y<br />

pensadores racionalistas promulgaron a través de unos principios sagrados (los<br />

Derechos del Hombre) los cuales remiten a unas verdades eternas y universales. Por otra<br />

parte, el hombre Ilustrado descubre el ámbito de la sensibilidad que abrirá nuevos<br />

espacios de reflexión sobre el hombre y su mundo. El hombre ilustrado se convierte en<br />

un observador de la vida cotidiana y de las afecciones humanas, de las múltiples facetas<br />

humanas que no concuerdan exactamente con el espíritu de Sistema (con carácter<br />

deductivo) del siglo XVII que surge a partir de Descartes: “En su Filosofía de la<br />

Ilustración, Cassirer ha visto muy bien, al menos en lo principal, lo que separaba la<br />

estética del siglo XVIII de la del siglo XVII: La mutación interna que pone fin al reino<br />

de la doctrina clásica en el dominio de la estética corresponde exactamente a lo que se<br />

llevó a cabo en el pensamiento físico mediante el paso de Descartes a Newton…Se<br />

trataba de liberarse del despotismo absoluto de la deducción, se trataba de hacer un<br />

lugar, a su lado y no absolutamente en contra de ella, a los simples hechos, a los<br />

fenómenos y a continuación otorgar un mayor espacio a la sensibilidad”. 1<br />

1 Ferry, Luc, Homo Aestheticus, L’invention du goût à l’âge démocratique, 1991, p. 59. (Véase también en la obra del mismo autor,<br />

Le Sens du Beau, Aux Origines de la culture contemporaine, Livre de Poche, 2002, p. 66) Luc Ferry advierte en la obra de Cassirer<br />

algunos errores mínimos que no destruyen en lo esencial la tesis de este autor: “Cassirer comete algunos errores: declara, por<br />

ejemplo, que la obra de Bouhours no está separado del Arte Poético de Boileau sino por un siglo o más, mientras que estos autores<br />

son contemporáneos (Bouhours muere en 1702, Boileau en 1711). A decir verdad, el conflicto que opone la estética clásica a la del<br />

sentimiento tiene sus raíces en el siglo XVII. Si continúa en el siglo XVIII bajo una forma un poco diferente- y sobre este punto<br />

tiene razón Cassirer: el siglo XVIII privilegia la observación sobre la deducción-, no sufre modificación significativa, como lo<br />

atestigua la obra del discípulo de Boileau, Charles Batteux, Las Bellas Artes reducidas a un mismo principio (1746). Se trata<br />

ciertamente de introducir en la reflexión sobre lo Bello la observación de la experiencia concreta en vez de fiarse únicamente de las<br />

virtudes de la deducción cartesiana: Imitemos los verdaderos físicos que amontonan las experiencias y fundan sobre ellas un<br />

sistema que los reduzca en principio” (…) Si el principio de gusto es la razón, se hace también claro que el verdadero genio no<br />

inventa sino que descubre (…) en lo esencial, se limita a presentar en un material sensible- el mármol, los colores, los sonidos, etc.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 63


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

Destacamos este aspecto de la Ilustración, la pérdida de referencia de la<br />

divinidad, de la trascendencia divina como fundamento del conocimiento, de la moral,<br />

de la estética, y de la historia humana. El hombre Ilustrado busca a través de la<br />

Naturaleza paliar la distancia infinita que existe entre el Hombre y Dios, de tal manera<br />

que la Ilustración implica una vuelta a la idea de Naturaleza 2 , es decir, un naturalismo<br />

que se opone a la metafísica de carácter teológico de San Agustín y de los defensores<br />

del dogma del pecado original: “La idea del pecado original es el enemigo común para<br />

combatir al cual confluyen las diversas corrientes fundamentales de la filosofía<br />

Ilustrada”. 3 Incluso, Rousseau, el filósofo Ilustrado que asumió las ideas pesimistas de<br />

Blaise Pascal 4 sobre el hombre, no admite la doctrina del Pecado Original que destruye<br />

completamente cualquier idea de progreso o de perfectibilidad humana, toda noción de<br />

humanidad basada en la idea de libertad y de autonomía, la noción de un poder innato<br />

en el hombre para mejorar su propia condición, su propia naturaleza y la de su entorno.<br />

La idea que se opone a la idea ilustrada de progreso y de Autonomía de la<br />

Razón, lo constituye la doctrina del pecado original, según la cual el hombre no puede<br />

por sí mismo alcanzar su verdadero bien. La doctrina del pecado original fue defendida<br />

en el siglo XVII por Blaise Pascal: este demuestra la impotencia de la razón (humana)<br />

para alcanzar la verdad y la certeza por sí misma. Esta doctrina de San Agustín contra la<br />

idea de que el hombre puede por sí mismo alcanzar el paraíso sin la aprobación o la<br />

gracia de Dios fue retomada por Pascal. Pero a diferencia de San Agustín, Pascal<br />

demuestra esta tesis mediante el método de la demostración analítica que había<br />

estudiado siguiendo el modelo cartesiano. Pascal aborda el problema de la fe como un<br />

La idea natural que desea expresar. La diferencia con la tesis clásica del siglo XVII sigue siendo más fina de lo que supone<br />

Cassirer.” (Ferry, Luc, Homo Aestheticus, op. cit., p. 59-60)<br />

2 Ernst Cassirer, La Filosofía de la Ilustración, FCE., 1997, p. 157: “Es inútil, ¡o Supersticioso!- así hace hablar Diderot a la<br />

naturaleza, que se dirige a los hombres-, que busques tu felicidad más allá de las fronteras del mundo en que te he colocado. Osa<br />

liberarte del yugo de la Religión, mi orgullosa competidora, que desconoce mis derechos; renuncia a los dioses, que se han arrogado<br />

mi poder, y torna a mis leyes. Vuelve otra vez a la naturaleza, de la que has huido; te consolará, espantará de tu corazón todas las<br />

angustias que te oprimen y todas las inquietudes que te desazonan. Entrégate a la naturaleza, entrégate a la humanidad, entrégate a ti<br />

mismo, y encontrarás, por doquier, flores en el sendero de tu vida” (Diderot, Supplément au voyage de Bougainville , 1771) Según<br />

Thomas L. Hankings, en su obra Ciencia e Ilustración, los dos conceptos claves de la Ilustración son la “Razón” y la “Naturaleza”.<br />

La razón y la naturaleza se convierten en dos caras de una misma moneda, de modo que “las leyes de la razón se hicieron idénticas<br />

a las leyes de la naturaleza”. Los deístas como Lord Shafterbury o Voltaire se basaron en esta correspondencia entre razón y<br />

naturaleza para afirmar la existencia de Dios. Otros, como Spinoza y Jhon Toland identificaron directamente a Dios con la<br />

naturaleza. Sin embargo, Diderot, La Mettrie o el barón D´Holbach niegan, por el contrario, la existencia de un Dios espiritual<br />

basándose precisamente en esta correlación entre razón y naturaleza. (Hankins, T., L., Ciencia e Ilustración, Siglo XXI, 1988, p. 3-<br />

5)<br />

3 Cassirer, Ernst, La Filosofía de la Ilustración, op. cit., p. 163-164.<br />

4 Ibid., p. 164: “El problema del pecado original fue planteado en la filosofía francesa del siglo XVII por uno de sus pensadores más<br />

profundos; con una pasión y una fuerza intelectuales no conocidas hasta entonces, y con una claridad máxima de exposición, se nos<br />

presenta el problema en las Pensées de Pascal”.<br />

64 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

problema geométrico. 5 La filosofía cristiana de Pascal, según Cassirer, plantea el<br />

problema más espinoso y profundo de la filosofía francesa del siglo XVIII: la<br />

impotencia de la razón humana para conocer la verdad revelada y por tanto, la<br />

imposibilidad de la Razón para guiar a la humanidad hacia el Bien y la Felicidad.<br />

La doctrina de San Agustín nos insta a superar la fascinación por la belleza<br />

externa para volver a la experiencia del yo interior, a la visión interior del sujeto que<br />

corta totalmente sus vínculos naturales con el mundo que percibimos a través de los<br />

sentidos 6 , lo cual nos da a entender que el hombre no puede ser juzgado por el hombre,<br />

sino sólo por Dios que tiene el poder de desvelar la verdadera esencia del hombre: “Qui<br />

démêlera cet embrouillement. La nature confond les pyrrhoniens et la raison confond<br />

les dogmatiques. Que deviendrez-vous donc, ô homme, qui cherchez quelle est votre<br />

véritable condition par votre raison naturelle ?..Connaissez donc, superbe, quel<br />

paradoxe vous êtes à vous-même. Humiliez-vous, raison impuissante ; taisez-vous,<br />

nature imbécile : apprenez que l’homme passe infiniment l´homme et entendez de votre<br />

maître notre condition véritable, que vous ignorez. Écoutez Dieu ! ” 7 Rousseau se hace<br />

eco de esta frase de Pascal que condena la soberbia de la razón humana que pretende<br />

poder desvelar todos los misterios de la humanidad, empezando por la cuestión ¿Qué es<br />

el hombre? Aunque para Rousseau lo que trasciende el hombre no está fuera de la<br />

humanidad sino que hace referencia a la vida social, a la vida colectiva que supera al<br />

hombre como ser individual, el yo encerrado en sí mismo que debe ser superado-<br />

“trascendido”- por el sujeto moral que descubre en su interior su “frágil felicidad” 8 que<br />

5 Ibid. : “lo que separa a Pascal de San Agustín y le señala como pensador de una nueva época, es la forma y el método de su<br />

demostración, que disciplinado por el cartesianismo trata de llevar su ideal lógico, el de las ideas claras y distintas, hasta los últimos<br />

misterios de la fe”.<br />

6 Petrarca en la cima del Mont Ventoux lee al azar unas líneas de Las Confesiones de San Agustín que le hacen tomar conciencia de<br />

la vanidad de todas las bellezas del mundo exterior, denunciando o condenando los placeres de los sentidos y la curiosidad por la<br />

naturaleza externa como pecado de la carne que nos aleja de la salvación del alma: “Tomemos, en primer lugar, la visión que<br />

Petrarca tiene en el Mont Ventoux, antes de abrir los Confessiones de San Agustín que llevaba consigo. (…) La primera reacción no<br />

es de satisfacción por la empresa lograda ni de asombro por lo nunca visto, que se presenta ahora ante los ojos, sino un aturdimiento<br />

de los sentidos. (…) En ese momento su mirada se detiene en la edición de San Agustín, para dar-providencialmente-con el famoso<br />

fragmento del libro X: Los hombres van y ven, asombrados, las cimas de las montañas, el oleaje de los mares infinitos, los<br />

inmensos ríos, los márgenes del océano y las órbitas de los astros, y, así, se desatienden de sí mismos. (…) la mirada hacia afuera<br />

en los recién abiertos horizontes de la experiencia sensorial tiene que servir, a su vez, para regresar hacia el interior: el camino tan<br />

osadamente emprendido hacia la “cima de la arrogancia” (cacumen insolentiae) no era sino un atajo hacia la altitudo<br />

contemplationis humanae, hacia la experiencia espiritual del verdadero yo” (Jauss, Hans Robert, Experiencia Estética de la<br />

modernidad y hermenéutica literaria, Taurus, 1992, p. 133-134.<br />

7 Pascal, Blaise, Pensées, art. VII, Lugar citado Cassirer, po. cit., p. 166-167: “¿Quién deshará este embrollo? La naturaleza<br />

confunde a los pirrónicos y la razón confunde a los dogmáticos. ¿En qué os convertiréis, por tanto, oh hombres, que buscáis cuál es<br />

vuestra verdadera condición por medio de vuestra razón natural?...Conoced por tanto, soberbio, qué paradoja sois para vosotros<br />

mismos. Humillaos, razón impotente; callad, naturaleza imbécil; aprended que el hombre supera infinitamente al hombre y escuchad<br />

de vuestro señor nuestra condición verdadera, que ignoráis. Escuchad a Dios”.<br />

8 Véase la obra de Tzvetan Todorov, Frêle Bonheur, Essais sur Rousseau, Hachette, 1985. La expresión “Frêle bonheur” (Frágil<br />

Felicidad) aparece en la obra de Rousseau titulada Emilio: “Si cada uno de nosotros no tuviera necesidad de los demás, no pensaría<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 65


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

le permite reconocer su propia “Autonomía” 9 que no sólo significa libertad para el<br />

sujeto, sino también la sociabilidad que vincula al sujeto con sus congéneres por unos<br />

vínculos más fuertes que la propia naturaleza: “Notre plus douce existence est relative et<br />

collective, et notre vrai moi n’est pas tout entier en nous. Enfin telle est la constitution<br />

de l’homme en cette vie qu’on n’y parvient jamais à bien jouir de soi sans le concours<br />

d’autrui”. 10<br />

Durante la Ilustración surgen paralelamente dos conceptos opuestos entre sí que<br />

según Rousseau representan un conflicto o una contradicción insuperable dentro del<br />

pensamiento político moderno: por una parte, el Individuo, por otra, el ciudadano. 11<br />

(Por una parte, el hombre natural, por otra parte, el hombre civilizado, le citoyen). El<br />

hombre es un ser dividido entre sus inclinaciones egoístas y naturales, por una parte, sus<br />

aspiraciones espirituales y universales por otra parte. Este dualismo que se instala en el<br />

corazón del hombre moderno debe ser superado por medio de la Razón (Universal) y de<br />

la Libertad (Autonomía), pues de lo contrario, el hombre estaría atrapado en una<br />

contradicción insuperable que lo desgarraría continuamente, sumiéndole en la desgracia<br />

y la infelicidad: “Ce qui fait la misère humaine est la contradiction (…) entre la nature<br />

et les institutions sociales, entre l’homme et le citoyen (…) Donnez-le tout entier à<br />

l’État ou laissez-le tout entier à lui-même, mais si vous partagez son cœur vous le<br />

déchirez”. 12<br />

La sociedad corrompe al hombre, sin embargo, éste sólo alcanza su plena<br />

humanidad en contacto con los demás hombres, es decir, a través de su condición social<br />

apenas en unirse a ellos. De este modo, de nuestra imperfección misma nace nuestra frágil felicidad”. (Rousseau, J.J., Œuvres<br />

Complètes, IV, Émile, Gallimard-Pléiade, 1<strong>95</strong>9-19<strong>95</strong>, p. 503, Lugar citado Todorov, Tzvetan, Le Jardin imparfait, La pensée<br />

humaniste en France,, Grasset, 1998, p. 2<strong>95</strong>)<br />

9 Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit., p. 130-131 : “La libertad civil es un concepto con dos caras, afirmando a la vez la<br />

autonomía de la voluntad y la necesidad de un vida social; pero es ya el sentido primero de la palabra “autonomía” que contiene<br />

tanto la referencia a la voluntad del sujeto (“auto”) como la de la comunidad provista de leyes (“nomia”). Jamás se trata de la<br />

libertad natural, o independencia, que consiste en hacer todo lo que seamos capaces, sin ninguna consideración por el marco en el<br />

cual uno se sitúa. La ley como el lenguaje presuponen la vida en común”.<br />

10 Rousseau, J.J., Dialogues (1772-1776), Œuvres Complètes, t. III, III, 1 ; II, 6, Lugar citado Todorov, Tzvetan, L’Esprit des<br />

Lumières, Robert Laffont, 2006, p. 41 : “Nuestra más dulce existencia es relativa y colectiva, y nuestro verdadero yo no está<br />

enteramente en nosotros. Finalmente, tal es la constitución del hombre en esta vida, que jamás llegamos a disfrutar plenamente de<br />

nosotros mismos sin el concurso de otro”.<br />

11 Por una parte, el hombre no es plenamente hombre si no abandona su individualismo y autosuficiencia natural para entrar en<br />

sociedad. Por otra parte, el hombre no es plenamente hombre si no busca perfeccionarse más allá de los determinismos naturales,<br />

con el fin de alcanzar la autonomía y la universalidad. “Dedido a esta capacidad de no estar prisionero de las determinaciones<br />

naturales, sólo el hombre se enfrenta con el temible problema de la historia individual (educación) y de la historia colectiva<br />

(política)” (Ferry, Luc, Renaut, Alain, Heidegger et les Modernes, Grasset, 1988, p. 207).<br />

12 Rousseau, Jean-Jacques, Fragments politiques, VI, 510, Lugar citado Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit, p. 259 : “Lo<br />

que hace la miseria humana es la contradicción (..) entre la naturaleza y las instituciones sociales, entre el hombre y el ciudadano (..)<br />

Entregadle todo entero al Estado o dejadlo completamente a sí mismo, pero si compartís su corazón lo desgarráis”.<br />

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que constituye al mismo tiempo una vocación y una perdición 13 : “Cuanto más aumenta<br />

sus apegos, más multiplica sus penas”. 14 Rousseau a diferencia de Pascal no trata de<br />

evadir las ataduras con otros seres humanos ni descarta crear apegos afectivos con otros<br />

seres humanos; por el contrario, Rousseau trata de fundar un poder humano que sea<br />

capaz de unificar a toda la humanidad a través del amor por la vida en común (el<br />

ciudadano) que se expresa a través de la “voluntad general” 15 , el ideal democrático (o<br />

republicano) de una sociedad de hombres libres e iguales: “Cada uno uniéndose a todos<br />

sólo se obedece a sí mismo y permanece tan libre como antes”. 16<br />

Es Rousseau el pensador que establece en el siglo XVIII la filiación entre el<br />

humanismo y el cristianismo, en la medida en que para el autor del Contrato Social, la<br />

razón ilustrada no puede dar la espalda completamente a las pasiones o al corazón<br />

humano; La sabiduría humana, según el cristianismo, comienza por el olvido de uno<br />

mismo. 17 Sin embargo, el humanismo de Rousseau no concuerda con el teocentrismo<br />

cristiano: el cristianismo afirma que el amor hacia Dios es más importante que el amor<br />

al prójimo como persona individual. 18 Rousseau afirma que existe un conflicto interior<br />

entre la reflexión racional (universal) y el reino de la sensibilidad (individual), lo cual<br />

pone en cuestión la unidad ilustrada entre razón y naturaleza. En el siglo XVII, ya se<br />

habían desarrollado estas dos visiones de la subjetividad que se oponen entre sí: la<br />

cartesiana y la pascaliana, las cuales inauguran la querella moderna entre la razón y el<br />

corazón. 19 Para Pascal, existe junto a la estética clásica (la razón geométrica cartesiana<br />

la cual sostiene la analogía entre el arte y la ciencia) una estética de la “delicadeza” o<br />

13 Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit., p. 261.<br />

14 Lugar Citado, Todorov, Tzvetan, L’esprit des Lumières, op. cit., p. 86.<br />

15 Véase, Renaut, Alain, Sadivan Patrick, “Les lumières critiques : Rousseau, Kant et Fichte”, en Histoire de la Philosophie<br />

politique, III, Lumières et Romantisme, Calmann-Lévy, 1999, p. 166-168 : Lo que dificulta la interpretación de la teoría<br />

rouseauniana de la voluntad general concierne la distinción que realiza Rousseau en el célebre pasaje del Contrato Social (libro II,<br />

Capt. III) entre la voluntad general y la voluntad de todos. (…) la voluntad general no es ni la unanimidad (…) ni la mayoría (..).<br />

Rousseau conoce bien- tal es uno de los puntos sobre los cuales reposa la interpretación propuesta por A. Philonenko- las<br />

matemáticas de su tiempo y, en particular, el cálculo infinitesimal inventado por Leibniz. Luego, es este cálculo infinitesimal lo que<br />

le va a servir como modelo para pensar la voluntad general. (…) Los diferentes puntos de vista particulares se acuerdan, se<br />

armonizan según una fórmula que bien podemos designar matemáticamente como una integral”. Véase también, Renaut, Alain,<br />

Ferry, Luc, Filosofía Política, De los Derechos del hombre a la idea Republicana, FCE., 1990, p. 59 y ss.; Philonenko, Alexis,<br />

Jean- Jacques Rousseau et la Pensé du Malheur, Vrin, 1984.<br />

16 Rousseau, J.J., Œuvres Complètes, I, 6, p. 360, Lugar citado Todorov, Tzvetan, Le Jardin imparfait, La pensée humaniste en<br />

France,, Grasset, 1998, p. 130.<br />

17 Todorov, Tzvetan, Le Jardin imparfait, op. cit, p. 273.<br />

18<br />

Ibid., p. 186: “Podemos recordar la conminación de Pascal – el más grande sin duda de los anti-humanistas en Francia- que<br />

llevaba en él el día de su muerte: debo impedir los apegos, los míos por otro como los de otro por mí, pues el ser individual no debe<br />

convertirse en el fin de nadie. Para los cristianos no menos que para Platón, por tanto, la adoración de la persona humana particular<br />

es una muestra de idolatría. El amor cristiano es sin razón, ciertamente, pero no sin un fin. La justificación del amor no es necesaria,<br />

a fin de cuentas, porque yo amo a este individuo no en cuanto tal, sino en tanto que es un hijo de Dios entre otros, y todos lo son en<br />

el mismo plano”<br />

19 Ferry, Luc, Homo Aestheticus, op. cit,, p. 43.<br />

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del “sentimiento”. 20 Rousseau plantea en el siglo XVIII la cuestión del dualismo<br />

humano, lo cual pone en tela de juicio la definición del hombre como ser<br />

exclusivamente racional. El hombre no es únicamente razón sino también y sobre todo<br />

sensibilidad.<br />

El hombre como ser racional sólo se preocupa por los medios necesarios para<br />

preservar su vida, es decir, los medios para su propia auto-conservación, mientras que<br />

como ser sensible y pasional Rousseau considera que el hombre se deja llevar por las<br />

opiniones de los demás y se compara con los demás hombres creando una situación de<br />

dependencia social y afectiva. En base a estos dos aspectos del hombre, como ser<br />

individual (autosuficiente) y como ser social (interdependiente), Rousseau distingue dos<br />

tipos de amor: el amor natural a uno mismo y el amor propio corrompido por la<br />

sociedad. El primero se denomina Amor a uno mismo y el segundo Amor propio.<br />

El “amor a uno mismo” surge de forma natural en relación con las cosas que<br />

sirven para la conservación de la nuestra existencia mientras que el “amor propio” fruto<br />

del artificio surge en relación con los demás hombres. El contacto social es lo que<br />

destruye la vida solitaria del hombre autosuficiente. El amor a uno mismo consiste en la<br />

complacencia en la propia existencia sin tener en cuenta la existencia de los demás. El<br />

amor propio, por el contrario, surge de la necesidad de compararse con otros hombres. Y<br />

esta necesidad no es natural pues no puede ser satisfecha: “El amor a uno mismo, que<br />

sólo nos concierne a nosotros, está contento cuando nuestras verdaderas necesidades<br />

están satisfechas; pero el amor propio, que se compara, no está nunca contento y no<br />

sabría estarlo, porque este sentimiento, al preferirnos a los otros, exige también que los<br />

otros nos prefieran a ellos, lo cual es imposible.” 21 Rousseau no acepta el mito del<br />

pecado original, sin embargo, no hay duda de que para él existe una caída, el hombre<br />

era bueno por naturaleza, y al entrar en contacto con los otros hombres en sociedad, se<br />

corrompe. La sociabilidad humana según Rousseau es el origen del mal, es decir,<br />

desencadena la destrucción de la unidad entre el hombre y la naturaleza. Sin embargo,<br />

sólo gracias a la sociabilidad el hombre adquiere el sentido de la moralidad, es decir, el<br />

poder de distinción entre el bien y el mal.<br />

20 Ibid., p. 42.<br />

21 Rousseau, J., J., Oeuvres complète, IV, Émile., p. 493.<br />

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Kant, en algunos aspectos muy próximo a Rousseau, también reivindica el<br />

dualismo humano: el hombre aparece tanto como ser natural y como ser moral.<br />

Rousseau había puesto de relieve la contradicción del hombre moderno desgarrado entre<br />

el hombre natural, autosuficiente, y el hombre moral, dependiente de los demás<br />

hombres, es decir, socializado. Kant, defensor de la Ilustración, al igual que Rousseau y<br />

Fichte, introduce en el interior de la filosofía de las Luces la cuestión de la historia. 22 La<br />

historicidad de la humanidad es el presupuesto de la Ilustración que podemos analizar<br />

desde estos tres autores (Rousseau, Kant y Fichte), lo cual nos conduce a dos puntos<br />

fundamentales de la pensamiento o espíritu ilustrado: 1) la aplicación práctica del<br />

conocimiento, es decir, la libertad humana debe auto-determinarse en el tiempo y en un<br />

espacio concreto, es decir, tiene que revelarse en el mundo fenoménico y, por tanto,<br />

realizarse en la Historia.2) Por otra parte, la Historia como manifestación de la libertad<br />

humana implica la posibilidad del hombre de sustraerse a las leyes inexorables de la<br />

naturaleza, y al mismo, de manifestar su libertad en el mundo de los fenómenos: “Esta<br />

inscripción de la libertad en la naturaleza define o circunscribe el dominio de la historia.<br />

El acontecimiento de la historia interviene ciertamente en el campo de los fenómenos,<br />

sometido como está a las condiciones del espacio y del tiempo (desde este punto de<br />

vista, se revela como parte de la naturaleza); sin embargo, en tanto que se trata de un<br />

acto que puede juzgarse moralmente (…) este fenómeno remite también a la Idea de<br />

libertad.” 23 Con el fin de preservar la distinción entre “fenómeno” y “noumeno”, la cual<br />

constituye el pilar fundamental del criticismo kantiano, no puede hablarse en<br />

consecuencia de un progreso moral de la humanidad. 24 La libertad humana se realiza en<br />

la historia, para Kant, de manera imperfecta, es decir, dejando siempre abierta la<br />

posibilidad de nuevos comienzos en la historia de la humanidad. La libertad humana en<br />

la historia sólo nos permite referirnos a un progreso legal de la humanidad, es decir, a<br />

un progreso hacia la realización del derecho en la historia: “Es por esta razón que el<br />

humanismo critico se afirma, por tanto, intrínsecamente, tanto en Fichte como en Kant,<br />

22 Renaut, Alain, “Les humanismes modernes”, en Histoire de la Philosophie politique, op. cit., p. 31.<br />

23 Renaut, Alain, Ibid., p. 33 : “Dilthey retomará estos problemas al final del siglo XIX, el hecho histórico, en tanto que acto, tiene la<br />

particularidad de poder ser explicado como todos los fenómenos, por tanto, de poder ser inscrito bajo la idea del determinismo, pero<br />

también de poder ser comprendido en referencia a un proyecto o a una elección, por tanto, de poder ser inscrito bajo la idea de la<br />

libertad”.<br />

24 Ibid., p. 34.<br />

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como un humanismo jurídico”. 25<br />

La concepción fenomenológica o existencialista del humanismo, tal como lo<br />

desarrolla Sartre en sus obras donde puede apreciarse la influencia de Husserl, (El Ser y<br />

la Nada, 1943; El Existencialismo es un humanismo, 1945) es deudora de las<br />

principales tesis de Kant o de Fichte sobre la humanidad entendida y definida en<br />

relación con la historicidad, tesis que se hace eco del pensamiento de Rousseau sobre la<br />

“perfectibilidad” del hombre, tal como aparece definida en su obra Discurso sobre el<br />

Origen y los Fundamentos de la Desigualdad entre los Hombres: la libertad humana se<br />

manifiesta por la capacidad de liberarse o de sustraerse a la naturaleza: “Ce qui fait que<br />

la bête ne peut s’écarter de la règle qui lui est prescrite, même quand il lui serait<br />

avantageux de le faire, et l’homme s’en écarte souvent à son préjudice”. 26 Debido a que<br />

el hombre es originariamente “nada”, en términos sartrianos, “no es nada determinado<br />

por naturaleza, por lo cual está destinado a una historia que es la de la libertad. La<br />

perfectibilidad de la que habla Rousseau se desarrollará en dos planos: La educación<br />

entendida como historia del individuo y la política como historia de la especie (…) se<br />

trata de saber cómo un ser cuya esencia es la de trascender toda determinación particular<br />

puede construirse al filo del tiempo sin convertirse en algo y perderse en la reificación<br />

(lo que Sartre denominaba también la “mala fe”. 27 La capacidad de separarse y<br />

trascender la necesidad natural constituye para Sartre, y el humanismo crítico<br />

(Rousseau, Kant, y Fichte) 28 el rasgo que define al hombre distinguiéndolo de los demás<br />

seres que están determinados por una leyes fijas de la naturaleza.<br />

Desde Pico de la Mirandola, el hombre se caracteriza por carecer de naturaleza:<br />

su naturaleza consiste en no poseer una naturaleza determinada, sino en poder formarse<br />

y construirse de manera artificial: “Como ha escrito Ernst Cassirer, comentando a los<br />

filósofos del Renacimiento: En vez de recibir su existencia totalmente dispuesta de la<br />

25 Ibid., p. 37.<br />

26 Lugar citado, Ibid., p. 39 : “lo que hace que el animal no pueda separarse de la regla que se le prescribe, incluso cuando fuera para<br />

él ventajoso el hacerlo, y que el hombre se separa a menudo de la regla en su prejuicio”.<br />

27 Ferry, Luc, Le Nouvel Ordre Écologique, l’arbre, l’animal et l’homme, Grasset, 1992, p. 44.<br />

28 Véase la distinción entre humanismo esencialista y humanismo crítico en Renaut, Alain, Mesure, Sylvie, Alter ego: les paradoxe<br />

de l’identité démocratique, Aubier, 1999, p. 18-31 : “un primer humanismo moderno, según el cual la humanidad es una naturaleza<br />

o una esencia. En la lógica de este humanismo que llamaremos esencialista (tal como se ha desarrollado desde Grocio o Pufendorf<br />

hasta la filosofía de la Ilustración, la humanidad se define por la posesión de una identidad específica o genérica (por ejemplo la que<br />

hace del hombre un animal racional) (…) humanismo abstracto, universalista y democrático, tal como es concebido por la<br />

afirmación de que existe una naturaleza común a todos los hombres (…) Históricamente, podemos considerar que la Ilustración<br />

misma ha sido el momento de un giro conduciendo desde el primer humanismo esencialista (..) hacia un humanismo crítico que<br />

concibe al contrario, en Rousseau, Kant y Fichte, a la humanidad como irreductible a cualquier naturaleza”.<br />

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naturaleza como los otros seres y recibirla de ella como feudo, por así decirlo,<br />

definitivamente, se encuentra en la necesidad de adquirirla, de darle forma mediante la<br />

virtud y el arte. El fenómeno humano ya no es sustancia, sino libertad, y la voluntad de<br />

artificialidad prima sobre la propensión a configurarse con un modelo determinado o<br />

con una autoridad normativa”. 29 No obstante, sin negar la importancia de las relaciones<br />

que se han establecido entre la Ilustración francesa, y concretamente, entre el<br />

pensamiento de Rousseau y la filosofía kantiana, y el existencialismo de Sartre (Como<br />

han puesto de relieve Luc Ferry y Alain Renaut 30 ), el siglo XVIII francés no se<br />

desembaraza de la idea de naturaleza, ni tampoco de la idea de naturaleza humana. 31 La<br />

tesis según la cual, la modernidad se constituye como un humanismo que destruye la<br />

idea de naturaleza y que se erige como superación del determinismo natural con el fin<br />

de afirmar el reino de la libertad humana 32 , choca en principio con el espíritu ilustrado<br />

que trata de conciliar Razón y Naturaleza. 33 Para Rousseau, por ejemplo, la soledad<br />

radical es contraria no al Estado de Naturaleza (al hombre de la naturaleza), sino a la<br />

naturaleza humana. 34 La naturaleza no pierde su fuerza espiritual en el siglo XVIII.<br />

Incluso Kant otorga un lugar privilegiado a la naturaleza en su tercera crítica La Crítica<br />

del juicio, aunque no niega la superioridad de la razón (práctica) sobre la naturaleza. 35<br />

29 Finkielkraut, Alain, Nosotros, los Modernos, Ediciones Encuentro, 2006, p. 26.<br />

30 Véase Ferry, Luc, Renaut, Alain, Heidegger et les Modernes, Grasset, 1988, p. 206 : “Lo que se ignora demasiado a menudo por<br />

otra parte, es que esta concepción fenomenológica o existencialista del humanismo, lejos de romper con la filosofía de la<br />

Ilustración, se vuelve a juntar por el contrario-más allá del romanticismo- con las principales tesis de Rousseau, de Kant y de<br />

Fichte sobre la humanidad del hombre”. Luc Ferry y Alain Renaut sitúan a Rousseau, a Kant, a Fichte, a la fenomenología de<br />

Husserl y el existencialismo Sartre, en la corriente (ilustrada) que afirma la desnaturalización del hombre, la capacidad del hombre<br />

de trascender (s’arracher) a la naturaleza como condición de la libertad humana.<br />

31 Clément Rosset sitúa el pensamiento de Rousseau dentro del pensamiento naturalista, lo cual pone de manifiesto la persistencia de<br />

la idea de naturaleza en la modernidad: “de aquí el carácter excepcionalmente naturalista del pensamiento rousseaniano: no por<br />

haber creído en la naturaleza, sino por haber rechazado absolutamente el artificio. Pues el naturalismo no consiste en adorar a la<br />

naturaleza, sino en poner en duda el artificio. (…) lo propio del pensamiento naturalista no es conceder algún sentido a la idea de<br />

naturaleza, sino apoyarse en la idea de naturaleza para negar todo lo que existe artificialmente, es decir, para poner en cuestión todo<br />

lo que existe”. (Rosset, Clément, La Antinaturaleza, Taurus, 1974, p. 280)<br />

32 Clément Rosset incluso advierte la persistencia del naturalismo en la filosofía contemporánea, incluso en el existencialismo de<br />

Sartre: un naturalismo como el de Rousseau que se constituye como rechazo del artificio, de la facticidad y de la contingencia de lo<br />

real: “Entre los diversos síntomas que testimonian el vigor del naturalismo contemporáneo es probablemente la innegable actualidad<br />

del pensamiento de J.J. Rousseau. (…) La naturaleza existe (es incluso la que, en la Náusea, define la existencia), pero está privada<br />

de todos los atributos “naturales” que contribuyen a hacerla necesaria. De ahí procede la nostalgia naturalista, inherente al<br />

existencialismo Sartriano (nostalgia de la necesidad): se pretendía una naturaleza necesaria en vez de una naturaleza contingentepero<br />

se sigue persuadido de que hay una naturaleza que existe.” (Rosset, Clément, op. cit., p. 287-291.)<br />

33 Cassirer, Ernst, La Filosofía de la Ilustración, op, cit., p. 21-113: “La Ilustración no recoge el ideal de este estilo de pensar en las<br />

enseñanzas filosóficas de pasado, sino que lo forma ella misma según el modelo que le ofrece la ciencia natural de su tiempo. Se<br />

trata de resolver la cuestión central del método de la filosofía, no ya volviendo al Discurso del Método de Descartes, sino, a las<br />

Regulae Philosophandi de Newton. (…) Entre los rasgos característicos del siglo XVIII se halla la estrecha relación que guardan en<br />

su pensamiento el problema de la naturaleza y el del conocimiento hasta presentarlos en unión indisoluble. El pensamiento no<br />

puede dirigirse al mundo de los objetos externos sin volver al mismo tiempo sobre sí mismo y tratar de buscar en un mismo acto la<br />

verdad de la naturaleza y su propia verdad”.<br />

34 Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit., p. 263.<br />

35 Luc Ferry y Alain Renaut citan un párrafo de la Crítica del Juicio de Kant en la cual se expresa, según estos autores, el antinaturalismo:<br />

“En la búsqueda de la felicidad, el hombre permanece sometido al ciclo de la vida, y es, como lo muestra el párrafo 83<br />

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El concepto de humanismo a partir de la Ilustración introduce el concepto de<br />

civilización que refleja el proyecto de crear por medio del artificio una nueva<br />

humanidad, moldear al hombre para su propio bien, de crear una nueva forma de<br />

humanidad que hace tabula rasa del pasado, dando lugar a una imagen del hombre como<br />

anti-naturaleza; no obstante, Rousseau no rompe totalmente con la idea de naturaleza la<br />

cual pervive a pesar del triunfo del artificio: “Il faut employer beaucoup d’art pour<br />

empêcher l’homme social d’être tout à fait artificiel”. 36 La Ilustración asume la<br />

necesidad del artificio como un remedio contra el mal que surge de la imperfección y de<br />

la deficiencia del hombre. La expresión “el Remedio en el mal”, tal como lo analiza tan<br />

brillantemente Jean Starobinski en su obra El Remedio en el mal, Crítica y legitimación<br />

del Artificio en la Edad de la Ilustración 37 , nos permite ahondar en el espíritu de la<br />

Ilustración, la cual no es tan ciega como se pretende frente al mal irremediable que<br />

anida en el corazón de la civilización: “Jamás vivió un moralista más riguroso que<br />

Immanuel Kant; sin embargo, incluso él escribió en un momento de iluminación: de una<br />

madera tan torcida como de la que están hechos los hombres, jamás se logrará nada<br />

que sea bien recto.” 38<br />

Los anti-humanistas, desde Pascal a Heidegger, niegan que el hombre pueda<br />

escapar a la naturaleza o a la historicidad, que el hombre pueda superar o ir más allá de<br />

sus determinaciones naturales o históricas. El romanticismo, como primera crítica a la<br />

Ilustración, denuncia “la pretensión de la subjetividad entendida como conciencia y<br />

voluntad de reconstruir el mundo haciendo tabula rasa de la tradición.” 39 La ilustración,<br />

como pone de relieve Robert Legros en su obra La Idea de Humanidad 40 , implica la<br />

“desnaturalización” del hombre, es decir, la implantación de un mundo artificial que<br />

de la Crítica del Juicio, sólo en tanto que trasciende el mundo de la vida que el hombre puede ser considerado como un fin en sí”.<br />

(Ferry, Luc, Renaut, Alain, Heidegger et les modernes, op. cit., p. 211.<br />

36 Rousseau, Œuvre Complètes, VI, Émile, p. 640, Lugar citado Todorov, Tzvetan, Ibidem.<br />

37 Starobinski, Jean, Le Remède dans le mal, Critique et Légitimation de l’Artifice à l’âge des Lumières, Paris, Gallimard, 1989, p.<br />

9 : “Buscando el remedio en el mal mismo : la expresión es de Rousseau, en el primer libro de Las Confesiones. Volvemos a<br />

encontrar la misma expresión en Baudelaire. Uno de los narradores puesto en escena en el poema en prosa Retratos de Amantes<br />

narra las circunstancias escabrosas en la que él “despide” a una amante idealista y sabia “que quería siempre hacer el hombre”: Dios<br />

(…) puso el remedio en el mal. Baudelaire, en este texto misógino, quería quizás parodiar a Rousseau, como lo hizo en muchas otras<br />

ocasiones. De hecho, El remedio en el mal es una expresión proverbial que ha recorrido los siglos”.<br />

38 Berlin, Isaiah, Le bois tordu de l’humanité, Romantisme, nationalisme et totalitarisme, Albin Michel, 1992, p. 32.<br />

39 Ferry, Luc, Renaut, Alain, Heidegger et les Modernes, op. cit., p. 193.<br />

40 Véase, Legros, Robert, L’idée d’Humanité, Grasset, 1990, p.7: “El hombre no es nada por naturaleza: tal como surge en el curso<br />

del siglo XVIII, esta idea significa que el hombre en tanto que hombre (la humanidad del hombre) no se define ni por una naturaleza<br />

ideal (un modelo natural) ni por una naturaleza inmediata (una sensibilidad natural)”. La tesis de Robert Legros, de una gran<br />

sutileza, consiste en afirmar que tanto la desnaturalización ilustrada como la naturalización romántica, si bien se oponen totalmente<br />

entre sí, ambas parten de una misma definición del hombre como “nada”. Para el hombre ilustrado, el hombre no es nada (por<br />

naturaleza) y por ello debe construirse a sí mismo como ser libre y autónomo. Para el hombre Romántico el hombre no es nada (en<br />

abstracto) por ello debe insertarse en una tradición o comunidad.<br />

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destruye los vínculos antiguos entre el hombre y la naturaleza. La ilustración ha sido<br />

interpretada como un olvido de la idea de naturaleza, y por esta misma razón, el<br />

humanismo moderno ha sido considerado, quizás de manera tajante, como un antinaturalismo.<br />

La filosofía francesa de la segunda mitad del siglo XX ha sido descrita como<br />

anti-humanista, claramente opuesta a los valores de la Ilustración, como la libertad o la<br />

universalidad, totalmente opuesta a los valores del humanismo como la autonomía y la<br />

idea de progreso de la razón que tiene como fin mejorar o perfeccionar a la humanidad:<br />

“La filosofía francesa de los años 68, ha elegido resueltamente el partido del antihumanismo.<br />

De la proclamación foucaultiana de la “muerte del hombre” tal como<br />

aparece en la conclusión de Las Palabras y las Cosas, a la afirmación lacaniana del<br />

carácter radicalmente anti-humanista del psicoanálisis después del “descubrimiento de<br />

Freud” según la cual “el centro verdadero del ser humano ya no está desde entonces en<br />

el mismo lugar que le asignaba toda una tradición humanista”, - es la misma convicción<br />

la que se afirma: la autonomía del sujeto es una ilusión, por lo cual, como lo subraya<br />

aún hoy J.Fr. Lyotard, pertenece al pensamiento contemporáneo el arriesgarse más allá<br />

de los límites de la antropología y del humanismo, sin concesión al espíritu de los<br />

tiempos.” 41 Frente al auge del anti-humanismo desde Heidegger al pensamiento del 68,<br />

se eleva la figura de Cassirer, como defensor solitario de las ideas y del espíritu de la<br />

Ilustración, de un pensamiento de alcance universal que hizo posible pensar al hombre<br />

con el poder de dirigir las riendas de su destino, y de guiarse por su propia razón, en un<br />

sentido profundamente kantiano.<br />

Cassirer y el anti-humanismo.<br />

Cassirer se convirtió en el gran defensor del espíritu ilustrado en una época poco<br />

favorable para ello, en un momento pesimista y anti-moderno, marcado por los<br />

diferentes acontecimientos del siglo XX, como los totalitarismos y los colonialismo, que<br />

pusieron en gran crisis los valores fundamentales de la Ilustración, su optimismo en el<br />

hombre y en la razón, su defensa de la libertad y de los poderes espirituales del hombre.<br />

41 Ferry, Luc, Renaut, Alain, La pensée 68, Essais sur l’anti-humanisme contemporain, Gallimard, 1985, p. 18-19.<br />

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Cassirer, uno de los pocos defensores de la Aufklärung en la época de<br />

entreguerras del siglo XX, tiene que emigrar fuera de Alemania como tantos otros<br />

intelectuales judíos que sufren la persecución del nazismo desde 1933: “para Cassirer, la<br />

caída es brutal. Profesor reputado, rector de la universidad de Hamburgo, debe dimitir<br />

inmediatamente de todas sus funciones. Después de haber sido, entre los liberales, uno<br />

de los intelectuales más respetados de la República de Weimar, parte para Oxford, y<br />

desde allí, llega a Suecia. En 1941, se instala en Nueva York, donde muere (1945)<br />

algunos días antes del final de la guerra. Ensombrecido por las informaciones que llegan<br />

a Estados Unidos sobre el genocidio-en la cual una parte de su familia desaparece-, sus<br />

últimos años están marcados por una reflexión sobre el fin trágico del idealismo alemán,<br />

así como el porvenir incierto de la humanidad (Essais sur l’homme, 1944)”. 42<br />

Cassirer, kantiano y judío a la vez, le toca vivir en una época que se caracteriza<br />

por ser anti-ilustrada y que se abandona a las corrientes irracionalistas que exaltan los<br />

poderes destructores del hombre. En 1929, Cassirer y Heidegger se enfrentan en el<br />

famoso y controvertido debate en Davos. El encuentro que se desarrolla en Davos<br />

(Suiza) del 17 de marzo al 6 de abril de 1929 estaba consagrada a la cuestión “¿Qué es<br />

el hombre?” 43 . Heidegger aprovecha esa ocasión para declarar la guerra contra la<br />

Aufklärung que circunstancialmente en ese momento se encarnada en la figura del<br />

filósofo judío neokantiano Cassirer. 44 Heidegger retoma la posición que había defendido<br />

en su obra Ser y Tiempo, afirmando brutalmente la necesitad de una “destrucción (el<br />

término alemán, esta vez, es Zerstörung) de lo que hasta aquí han sido los fundamentos<br />

de la metafísica occidental (El Espíritu, el Logos, la Razón)”. 45 Mientras Cassirer<br />

reclama el criticismo kantiano, Heidegger simplemente da la espalda al racionalismo,<br />

prefigurando las críticas que se realizarán contra la modernidad, contra el mundo<br />

moderno, en definitiva, contra los valores de la Ilustración como la libertad, la razón y<br />

la igualdad fundamental entre todos los hombres que hace posible la referencia a unos<br />

42 Delacampagne, Christian, Histoire de la philosophie au XX Siècle, Seuil, 19<strong>95</strong>, p. 174-175.<br />

43 El opúsculo de 1784 ¿Qué es la Ilustración? de Kant constituye uno de los más importantes textos en defensa de la Ilustración. La<br />

pregunta ¿qué es el hombre? aparece en la obra de Kant, Cursos de Lógica, in Oeuvres, éd, Cassirer, VIII, p. 343-344 (Lugar citado<br />

Renaut, Alain, “Les humanisme modernes”, en Histoire de la Philosophie politique, op. cit., p. 35): “El campo de la filosofía en el<br />

sentido cosmopolita puede reducirse a las siguientes cuestiones: 1) ¿Qué puedo saber?, 2) ¿Qué debo hacer?, 3) ¿Qué me cabe<br />

esperar?, 4) ¿Qué es el hombre? la primera cuestión corresponde a la metafísica, la segunda a la moral, la tercera a la religión y la<br />

cuarta a la antropología. Pero podríamos reducirlas todas a la antropología, pues las tres primeras cuestiones se relacionan con la<br />

última”.<br />

44 Delacampagne, Christian op. cit., p. 105.<br />

45 Ernst Cassirer, Martin Heidegger, Débat sur le kantisme et la philosophie (Davos, mars 1929) et autres textes présenté par Pierre<br />

Aubenque, Paris, Beauchesne, 1972, p. 24, Lugar citado Delacampagne, Christian, op. cit., p. 105.<br />

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valores universales válidos para todos los hombres. Frente a Heidegger, Cassirer se<br />

convierte en el defensor del racionalismo y de los valores universales.<br />

La oposición de Heidegger a la Ilustración en realidad es un ataque contra el<br />

humanismo moderno que provocó el desencantamiento del mundo, o des-divinización o<br />

muerte de Dios, lo cual desemboca en una figura del hombre (o del sujeto) que adquiere<br />

los poderes de Dios, a través de la racionalidad instrumental, es decir, la omnisciencia y<br />

la omnipotencia. 46 El humanismo moderno es “la instalación filosófica del hombre<br />

como sujeto” 47 , y “la idea de lo moderno es esta relación con el mundo en la que el<br />

hombre se coloca como poder de fundación (fundación de sus actos y de sus<br />

representaciones, fundación de la historia, fundación de la verdad, fundación de la ley):<br />

es un tal poder de fundación lo que define la subjetividad.” 48 Heidegger, por tanto,<br />

define el mundo moderno en relación con la emergencia de la subjetividad como poder<br />

de fundamentación subjetiva y racional de todo lo real. En otras palabras, Heidegger<br />

relaciona la modernidad con el despliegue de la metafísica de la subjetividad, “es decir<br />

también con el proceso, que define el humanismo, por el cual el hombre se sitúa en el<br />

centro del ente”. 49<br />

El humanismo en el fondo, “es la concepción y la valorización de la humanidad<br />

como capacidad de Autonomía (…) El hombre del humanismo es el que no pretende<br />

recibir sus normas y sus leyes ni de la naturaleza de las cosas (Aristóteles) ni de Dios,<br />

sino que las funda él mismo a partir de su razón y de su voluntad. De este modo el<br />

Derecho natural moderno será un derecho subjetivo, puesto y definido por la razón<br />

humana (Racionalismo jurídico) o por la voluntad humana (voluntarismo jurídico).” 50<br />

La emergencia de la modernidad, visto de este modo, consiste “en valorar al hombre en<br />

la doble capacidad de ser consciente de sí mismo (auto-reflexión) y de fundar su propio<br />

destino (la libertad como auto-fundación), (…) la idea clásica de la subjetividad<br />

concebida como la aptitud, ahí se situaría la humanidad del hombre, de ser el autor<br />

46 Renaut, Alain, L’ère de l’Individu, Contribution à une histoire de la subjectivité, Gallimard, 1989, p. 28-29.<br />

47 Ibid.<br />

48 Ibid., p. 27-28.<br />

49 Ibid., p. 30.<br />

50 Ibid., p. 53.<br />

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consciente y responsable de sus pensamientos y de sus actos, en suma: su fundamento,<br />

su sub-jectum”. 51<br />

Esta caracterización del humanismo, en términos cartesianos, como dominio por<br />

parte del hombre de la naturaleza, de sí mismo, y de todo lo real, nos conduce a una<br />

figura del sujeto que somete el mundo como totalidad a su voluntad y racionalidad. El<br />

hombre se convierte en soberano absoluto e indiscutible del mundo sometido a la<br />

subjetividad; “Frente a la ambición atribuida a Descartes de convertir al sujeto humano<br />

en señor y dueño de la naturaleza, contra la pretensión de la razón hegeliana de acceder<br />

al Saber Absoluto, el pensamiento contemporáneo….(notablemente después de<br />

Heidegger) se origina (…) en el gesto de un reconocimiento intrínsecamente antimetafísico<br />

de la finitud radical, insuperable, de nuestro saber y de nuestro poder en<br />

relación a lo real.” 52 Esta temática de la finitud radical del hombre no es totalmente<br />

nueva, sino que incluso antes de Heidegger, son muchos los autores, incluso ilustrados,<br />

que no podían creer que la razón pudiera crear un mundo perfecto para el hombre, un<br />

mundo que fuera el reflejo perfecto del pensamiento humano, como pretendía el<br />

racionalismo y el idealismo alemán: “El espíritu de la Ilustración hace el elogio del<br />

conocimiento que libera a los seres humanos de las tutelas exteriores opresoras. Pero no<br />

consiste en decir que, estando todo determinado y por tanto, siendo todo cognoscible,<br />

los hombres puedan lograr controlar íntegramente el mundo y moldearlo según sus<br />

deseos (…) El conocimiento de las sociedades humanas choca con la imposibilidad de<br />

prever y de controlar todas las voluntades; la voluntad del individuo, a su vez, se topa<br />

con su incapacidad de conocer las razones de sus propios actos”. 53<br />

La temática de la finitud, y del inconsciente, rompen con la idea del sujeto como<br />

transparente a sí mismo, que dirige de manera inequívoca su vida hacia un fin elegido,<br />

sin temor a equivocarse o de perder el objetivo propuesto: “opaco a su propia mirada,<br />

lanzado en un mundo que él no constituye, lo que pretendía ser el fundamento de sí<br />

mismo y de lo real se quiebra, y con él se quebrarán los valores del humanismo<br />

(conciencia, dominio, voluntad, autofundación, autonomía, etc..)”. 54 El tema de la<br />

51 Ibid., p. 14.<br />

52 Ibid., p. 15.<br />

53 Todorov, Tzvetan, L’Esprit des Lumières, op. cit., p. 23.<br />

54 Renaut, Alain, op. cit., p. 15-16.<br />

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voluntad humana que termina siendo víctima de su propia acción, la cual termina<br />

obteniendo lo contrario- o algo diferente a lo que buscaba- es un argumento que<br />

utilizaron los pensadores reaccionarios como Burke y De Maistre, en contra de los<br />

proyectos humanos (La Revolución Francesa) que siempre han fracasado o realizan lo<br />

opuesto a lo deseado: “Todo paso hacia la libertad conduce a la esclavitud, la voluntad<br />

de democratización prepara el lecho a la oligarquía y a la tiranía, y finalmente, en vez de<br />

hacer retroceder la pobreza, las medidas de protección social sirven para extenderla.<br />

Todo tiene un efecto contrario al buscado. (…) Es el encadenamiento clásico Hubris-<br />

Némesis. La arrogancia del hombre y su ambición desmesurada son castigadas por los<br />

dioses, sea que lo envidian, sea que actúan en calidad de guardianes del orden existente<br />

y de sus misterios sagrados.” 55 La Ilustración que empieza siendo un humanismo<br />

expresado a través de los Derechos Humanos, por su arrogancia, termina desencadenado<br />

La Revolución Francesa que produjo el terror y la desintegración social. Edmund<br />

Burke, un conservador inglés del siglo XVIII, pone de relieve los desastres que implica<br />

tratar de imponer los ideales de la Razón en la Historia humana, denunciando el carácter<br />

abstracto de los Derechos Humanos y sus efectos perversos en la Historia.<br />

En el siglo XX, Horkheimer y Adorno, siendo testigos de la Segunda Mundial y<br />

del antisemitismo tan devastador durante el nazismo en Alemania, dan a conocer sus<br />

críticas a la Ilustración, concretamente, su “dialéctica de la Ilustración”, que pone en<br />

entredicho las consecuencias benéficas del progreso, de la ciencia, en el sentido de un<br />

verdadero avance de la Humanidad hacia el bien: “La Aufklarung tenía por objetivo<br />

liberar a los hombres del temor y convertirlos en soberanos; pero hoy en día la tierra,<br />

completamente “ilustrada”, resplandece bajo el signo de las calamidades que triunfan<br />

por todas partes”. 56 En la tradición que parte de Heidegger, y que será continuada por<br />

Arendt y Lefort, se analiza el fenómeno totalitario en relación con la emergencia de la<br />

55 Hirschman, Albert, Deux Siècles de Rhétorique Réactionnaire, Fayard, 1991, p. 28-66 : “Es a continuación de la Revolución de<br />

1789, que muchos ingredientes esenciales de la retórica reaccionaria, el efecto perverso adquiere el status de principio fundamental:<br />

Burke lo hace efectivo en sus Reflexiones sobre la Revolución Francesa. (..) Evoca también el espectáculo de las intervenciones<br />

armadas en ciertos desórdenes populares y exclama: “¡Masacres, torturas, horcas! ¡He aquí vuestros Derechos del hombre!”. (…)<br />

Burke estaba imbuido de las enseñanzas de los filósofos escoceses del siglo XVIII- que ponían el acento sobre el rol de los efectos<br />

no deseados de la acción. Ésta idea había encontrado su aplicación más conocida en la doctrina de la mano invisible de Adam Smith,<br />

cuyas visiones económicas decía Burke compartir sin reservas. (…) una de las grandes enseñanzas que debemos a la ciencia del<br />

mundo social- se encuentra ya en Vico y en Mandeville, pero son los maestros de la Ilustración escocesa los que supieron extraer<br />

todas las consecuencias- es que en razón de la imperfección de su espíritu, el hombre no puede preverlo todo, de tal manera que sus<br />

actos son susceptibles de tener unos efectos no queridos de una amplitud considerable”.<br />

56 Horkheimer y Adorno, Dialectique de la Raison, Gallimard, 1967, p. 13. (Edición en Cast. Dialéctica el Iluminismo, Sur, 1971)<br />

Lugar Citado en “El fundamento universal de los derechos del hombre”, en Cruce de Culturas y Mestizaje Cultural, Ed. Jucar, 1988,<br />

p. 41.<br />

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subjetividad moderna que se desarrolla plenamente en la Ilustración: “El totalitarismo se<br />

define claramente como la tentativa de una política de dominación total; luego, un tal<br />

proyecto no puede ser concebido sino allí donde se representa el campo socio-histórico<br />

como susceptible de ser íntegramente controlado por un poder que se hace transparente,<br />

al racionalizar todos los aspectos, convirtiéndose él en “dueño y señor” de todo. En este<br />

sentido, el fantasma de la dominación total no sería sino el último y el más monstruoso<br />

rostro de la promoción moderna (“cartesiana”) de la subjetividad, y los bellos ideales<br />

del humanismo y de la Ilustración, que creían liberar al hombre al afirmar su soberanía<br />

sobre lo real y al disipar las tinieblas del no-saber, se abrían convertido en su contrario:<br />

el humanismo tendría por verdad el desencadenamiento de lo inhumano, la Aufklärung<br />

se realizaría, a través del objetivo de una sociedad enteramente “esclarecida”,<br />

enteramente transparente a la mirada de la razón, en el universo totalitario como<br />

sociedad enteramente administrada”. 57 Heidegger, considera “el liberalismo y el<br />

comunismo como las dos caras posibles, uno individualista, el otro colectivista, de un<br />

mismo universo de la técnica (..): Rusia y América son ambas, desde el punto de vista<br />

metafísico, la misma cosa; el mismo frenesí siniestro de la técnica desatada, y de la<br />

organización sin raíces del hombre normalizado”. 58 Tal crítica de la modernidad a<br />

través de la Técnica, “en tanto devenir-mundo de un pensamiento del hombre como<br />

conciencia y voluntad implica”, como bien advierten Luc Ferry y Alain Renaut, “una<br />

deconstrucción de la razón democrática, y por esto mismo, también del humanismo”. 59<br />

Desde otra perspectiva, Max Weber profundiza en el problema de la<br />

racionalización del mundo moderno, y concretamente, la burocracia moderna. Desde<br />

una perspectiva kantiana, atestigua el abismo que separa la razón teórica (la ciencia) y<br />

la razón práctica (la ética), no obstante, desde una perspectiva nietzscheana afirma el<br />

politeísmo de los valores que destruye la unidad de los ideales de la razón ilustrada. 60<br />

No solamente la razón humana no puede controlar y adueñarse de todo los real, sino que<br />

incluso, la razón misma está atravesada por una multiplicidad de ideales incompatibles<br />

entre sí, lo cual hace totalmente imposible cualquier tipo armonía y de reconciliación<br />

57 Renaut, Alain, L’ère de l’Individu, op. cit., p. 16.<br />

58 Ferry, Luc, Renaut, Alain, Heidegger et les Modernes, Grasset, 1988, p. 182.<br />

59 Ibid., p. 186-187.<br />

60 Véase, Raynaud, Philippe, Max Weber et les Dilemmes de la Raison Moderne, PUF, 1987, p. 9 : “Como veremos, la concepción<br />

que se hace Weber del problema de la racionalidad práctica (el conflicto de los valores como horizonte inseparable de la existencia<br />

humana) introduce en su obra unas tensiones significativas entre la orientación racionalista de su obra científica y su profundo<br />

escepticismo sobre la capacidad de la Razón para responder a los dilemas fundamentales de la acción humana”.<br />

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entre ellos: “El principio de un conflicto entre los diversos sistemas de valores: para<br />

retomar la bella expresión de Max Weber, el riesgo se perfilaría como una especie de<br />

“guerra de los dioses” generalizada, en el sentido de un enfrentamiento entre los<br />

diferentes sistemas de normas y de ideales- normas e ideales que los pueblos de otras<br />

épocas encarnaban en los dioses de sus panteones”. 61 Lo que distingue a Weber de<br />

Heidegger es que el primero no busca explícitamente destruir todos los valores, ni<br />

extinguir todos los rastros de la subjetividad: “Heidegger, quien, más (y mejor) que<br />

ningún otro, hace del reconocimiento de la finitud el punto de partida de la filosofía,<br />

creyó poder estimar que la consideración resuelta de una tal finitud imponía, al mismo<br />

tiempo que el proyecto de una superación de la metafísica, el programa de pensar<br />

contra el humanismo y contra la subjetividad”. 62<br />

Weber por el contrario, no renuncia a los valores ni a la relación con los<br />

valores 63 , aunque reconoce que no existe un fundamento racional para la elección de<br />

los valores 64 y para la guía práctica en la vida: “El proceso de racionalización creciente,<br />

que conlleva el desencantamiento del mundo, le parece a Max Weber algo inevitable,<br />

pero ello no significa su justificación absoluta ni liquida por insensatas las objeciones<br />

que se le plantea. La imposibilidad de demostrar racionalmente la universalidad de un<br />

valor no elimina la necesidad del individuo de buscar un valor universal. La dominación<br />

de la naturaleza y el desarrollo social determinan una pérdida progresiva del sentido de<br />

la vida y de toda autenticidad existencial, y es inútil creer que se pueda contrarrestar o<br />

impedir este proceso mediante el recurso a los sentimientos. Como observa Weber,<br />

dicho proceso, que tiende a hacer que los hombres dejen incluso de cuestionar el<br />

significado de la vida y la muerte, no por ello convierte en vacuas y obsoletas estas<br />

61 Mesure, Sylvie, Renaut, Alain, La guerre des dieux, Essais sur la Querrelle des Valeurs, Grasset, 1996, p. 16.<br />

62 Renaut, Alain, L’Ère de l’Individu, op. cit., p. 15.<br />

63<br />

Max Weber distingue entre juicio de valor y relación con los valores. Véase Mesure, Sylvie ,Renaut, Alain, La Guerre des<br />

Dieux, op. cit., p. 101 y ss. Véase también Todorov, Tzvetan, “Le Débat des Valeurs”, en Les Morales de l’histoire, Grasset, 1991,<br />

p. 264: “(la relación con los valores) es una característica del objeto de las ciencias sociales, que sería absurdo querer eliminar; los<br />

actos políticos, los comportamientos psicológicos, las obras estéticas se constituyen todas en relación con los valores, que hacen<br />

parte de su identidad. El juicio de valor, pertenece al trabajo mismo del sabio (al sujeto, ya no al objeto, del conocimiento) y es éste<br />

el que deberá prohibirse (…) estos juicios serán suspendidas durante la fase central y propiamente cognitiva del trabajo”. Véase la<br />

introducción de R. Aron al libro de Max Weber, El Político y el Científico, Alianza, 1987, p. 9-77.<br />

64 Mesure, Sylvie ,Renaut, Alain, , La Guerre des Dieux, op. cit., p. 90-92 : “En Weber ( y un poco más tarde, en Kelsen), emerge un<br />

cientificismo nuevo, sin tanta ingenuidad, y francamente pesimista, que no cree ya en el carácter ilimitado del progreso de las<br />

ciencias y que admite que la racionalidad científica no puede, ni de hecho ni en derecho, resolver todas las cuestiones que se plantea<br />

el espíritu humano: las que escapan por principio a la racionalización científica deben en consecuencia ser abandonadas a la<br />

irracionalidad de la elección o de decisiones imposibles para siempre de reducir a un saber cualquiera. (…) Doble actitud en relación<br />

a la objetividad científica (reconocimiento de su validez y de sus límites) que expresa, como lo ha destacado con claridad Philippe<br />

Raynaud, una inspiración en sí doble, kantiana y nietzscheana, y que engendra esta convicción desencantada en relación con la<br />

razón práctica”.<br />

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cuestiones, no disuelve ni relega a la categoría de problemas superados la exigencia de<br />

sentido y de valor”. 65<br />

Cassirer escribe su obra Filosofía de la Ilustración, de 1932, bajo la influencia<br />

de Kant y siguiendo los pasos de Weber, concretamente, retomando el “ideal-tipo”<br />

weberiano: “Para Weber (…) el ideal-tipo es un “esquema de pensamiento” que el<br />

historiador no encontrará en ninguna parte empíricamente en su pureza conceptual (…)<br />

De Tocqueville a Aron, estos grandes historiadores de las ideas eran capaces de ir a lo<br />

esencial y de extraer las grandes líneas de un fenómeno, aún sabiendo que no captan<br />

todas las particularidades, todos los componente exactos de una situación histórica<br />

dada”. 66 Desde este punto de vista, tenemos a la vista un pensamiento moderno que aún<br />

reconociendo la fractura entre la razón y lo real, no renuncia a mantener por un lado, la<br />

objetividad de la racionalidad científica, y por otra parte, la búsqueda de sentido y de<br />

inteligibilidad en la esfera de la historia y de acontecimientos humanos.<br />

Cassirer, al igual que otros estudiosos de la Ilustración (E. Troeltsch, P. Hazard,<br />

P. Gay) se consagra a un trabajo de “síntesis histórica”. 67 El Romanticismo se había<br />

opuesto a varios aspectos de la Ilustración: su intelectualismo, su ateísmo y su<br />

indiferencia a la dimensión histórica. 68 Esta visión romántica de la Ilustración ha sido<br />

desmentida, en tanto que la Ilustración no da la espalda a la sensibilidad, ni a la religión<br />

ni a la historia de los hombres. Para los críticos de la “dialéctica de la Ilustración”,<br />

Horkheimer en particular, el progreso de las Luces ha supuesto la destrucción de la<br />

“Razón objetiva”, y por tanto, la hegemonía de la razón instrumental que deja a un lado<br />

la cuestión de los fines últimos del hombre para solamente centrarse en la cuestión de<br />

los medios. 69 Cassirer se opone tanto a la lectura romántica como a la lectura dialéctica<br />

(Hegeliana) de la Ilustración, con el fin de ofrecer una síntesis de las manifestaciones<br />

sensibles e históricas dentro de la unidad espiritual de las fuentes intelectuales de la<br />

Ilustración: “En este sentido, la metodología del tipo ideal (que utiliza Cassirer<br />

siguiendo a Weber) se opone a la vez al positivismo que pretende registrar los<br />

65 Magris, Claudio, El Anillo de Clarisse, Tradición y nihilismo en la literature moderna, Península, 1993, p. 411-412.<br />

66 Sternhell, Zeev, Les Anti-Lumières, du XVIII siècle à la guerre froide, Fayard, 2006, p. 34.<br />

67 Renaut, Alain, Tavoillot, Pierre Henri, “La Pensée Politique des Lumières”, en Histoire de la Philosophie Politique, III, op. cit., p.<br />

52.<br />

68 Ibid., p. 54.<br />

69 Véase Horkheimer, Max, L’Éclipse de la Raison, Payot, 1974, Lugar citado, Ibidem, p. 55-56.<br />

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acontecimientos tal como han ocurrido realmente, y al historicismo que trata de borrar<br />

las singularidades en las leyes inmutables de la historia”. 70<br />

Otro defensor de la Ilustración en la época de Ernst Cassirer es Carl Becker, con<br />

su obra La ciudad celestial de los Filósofos del siglo XVIII 71 , en el cual se defiende una<br />

tesis sobre la Ilustración que rompe con el mito de una razón ilustrada antirreligiosa que<br />

destruye todas las bases para las creencias en valores universales y eternas: “Becker<br />

rechaza la idea , largamente aceptada en su tiempo, según la cual el siglo XVIII,<br />

fundamentalmente moderno, sería la verdadera fuente del “clima de opinión” del siglo<br />

XX. Según él, el siglo XVIII está infinitamente más cerca del siglo XIII creyente que<br />

del siglo XX liberal, pues Los filósofos estaban menos emancipados del pensamiento<br />

cristiano de la Edad Media que lo que ellos mismos pensaban o piensa la posteridad.<br />

Según Becker, ellos no demolieron la ciudad celestial de San Agustín sino para<br />

reconstruirla con unos materiales más modernos.” 72 Cassirer afirma el carácter religioso<br />

de la filosofía de las luces, caracterizándola como una época de fe que no concuerda con<br />

la incredulidad que se le suele asignar: “es dudoso que pueda considerarse al siglo de las<br />

luces como fundamentalmente irreligioso y enemigo de la fe (…) Domina en él un<br />

profundo sentimiento de auténtica creación, una confianza absoluta en la renovación del<br />

mundo. Semejante renovación se espera y se reclama de la religión. Por eso, la gran<br />

enemistad contra la religión con que tropezamos en esta época no debe enturbiar nuestra<br />

mirada al punto de no darnos cuenta de que también en ella toda su problemática<br />

espiritual se halla fundida en una problemática religiosa y constituye su acicate más<br />

energético y constante”. 73 No obstante, Cassirer se opone a la tesis sobre la ciudad<br />

celestial del siglo de las Luces de Becker en la medida en que para Cassirer la<br />

Ilustración rompe con el cristianismo medieval abriendo las puertas de manera<br />

significativa a la modernidad: “El filósofo alemán (Cassirer) pone el acento sobre la<br />

novedad y la originalidad de la Ilustración, sobre la falla que se abre en un mundo en<br />

ruptura con los grandes sistemas metafísicos del siglo XVII, sobre la diferencia capital<br />

70 Ibid., p. 56.<br />

71 Carl L. Becker, The Heavenly City of the Eighteenth Century Philosophers, New Haven&London, Yale University Press, 1966,<br />

Lugar citado Sternhell, Zeev, Les Anti-Lumières, du XVIII siècle à la guerre froide, Fayard, 2006, p. 558.<br />

72 Sternhell, Zeev, op. cit., p. 559.<br />

73 Cassirer, Ernst, La Filosofía de la Ilustración, op, cit., p. 158. Véase también, Rosset, Clément, La Antinaturaleza, Taurus, 1974,<br />

p. 42-43: La ideología dominante en el siglo XVIII, que abre el proceso de la religión cristiana en nombre de un cierto <strong>número</strong> de<br />

intuiciones naturalistas, constituye de hecho el reencuentro con la fuente viva de toda religión y señala una ruptura con un siglo de<br />

irreligiosidad radical como lo fue el siglo XVII, al menos en su primera mitad.”<br />

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entre la ley de la naturaleza medieval y la concepción moderna, individualista de los<br />

derechos naturales. En un capítulo penetrante sobre “La conquista del mundo histórico”,<br />

Cassirer muestra cómo la filosofía de la historia de la Ilustración nace de la revuelta<br />

contra la concepción cristiana tradicional de la Historia.” 74<br />

Ernst Cassirer en su obra La Filosofía de la Ilustración trata de recuperar el<br />

carácter unitario (ideal-tipo) del espíritu ilustrado, su esencia más primordial a pesar de<br />

las fragmentaciones históricas que tuvieron lugar en este gran periodo para la filosofía,<br />

en la cual el Hombre se convierte para sí mismo en el centro de interés y en la fuente<br />

primordial del saber, unido a la naturaleza y a los misterios de la vida por medio de su<br />

propia pasión por el conocimiento. En palabras de Cassirer: “(La Ilustración) constituye<br />

un acto y una fase en aquel total acontecimiento espiritual en cuya virtud el pensamiento<br />

filosófico moderno ha conquistado la certidumbre de sí mismo, su seguridad y<br />

conciencia específicas (…) Cuando el siglo XVIII se designa soberbiamente a sí mismo<br />

como “siglo filosófico”, la pretensión resulta justificada en la medida en que, de hecho,<br />

a la filosofía se la restaura en su derecho primordial y se la comprende en su sentido<br />

original, Clásico.” 75<br />

El hombre ilustrado adquiere en este periodo una mayor conciencia de los<br />

procesos históricos y sociales de su propio autodesarrollo, una mayor conciencia de la<br />

responsabilidad moral de sus acciones individuales y de sus determinaciones sociales.<br />

El hombre se piensa a sí mismo como parte de una “Historia Universal” en la cual su<br />

papel va a ser crucial, dentro de una historia cuyo sentido se le revela a través de su<br />

propia razón, a través de sus propias facultades naturales, sin recurrir a ninguna<br />

trascendencia divina.<br />

74 Sternhell, Zeev, op. cit., p. 562.<br />

75 Cassirer, op. cit.,p. 10-11.<br />

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Cassirer: La Educación Moral en Kant y Rousseau (La unidad de la Ilustración).<br />

En Yale, en 1944-1945, Cassirer se pone escribir la será su última obra titulada<br />

El Mito del Estado, la cual en muchos aspectos ha sido interpretada como un “apéndice<br />

de su obra La Filosofía de la Ilustración”. 76 Para Cassirer, así como para todos los<br />

herederos de la filosofía franco-kantiana del siglo XVIII, la Ilustración significa la<br />

entrada en la modernidad. 77 Cassirer considera que el principio de “Autonomía” en el<br />

sentido kantiano estaba siendo discutido, concretamente, por uno de los pensadores más<br />

influyentes del siglo XX: Heidegger. 78 En el debate que Cassirer tuvo con Heidegger en<br />

Davos en 1929, Heidegger sostenía la preeminencia de la razón teórica en la cual se<br />

afirmaba de manera tajante la finitud radical del hombre: “El §30 de Kant y el problema<br />

de la Metafísica se esfuerza por suministrar una interpretación de la Crítica de la Razón<br />

Práctica que sea compatible con el proyecto que Heidegger descubre por otra parte en<br />

la Crítica de la Razón Pura: el de un pensamiento de la finitud radical derrumbando, al<br />

menos en la primera edición, la metafísica de la subjetividad”. 79 Cassirer, por el<br />

contrario, no comparte esta interpretación de Heidegger de la finitud radical aplicado a<br />

la Crítica de la Razón Práctica. En otras palabras, Cassirer se opone a la interpretación<br />

heideggeriana de Kant según la cual La Crítica de la Razón Práctica no implicaría en<br />

realidad ninguna ruptura con La Crítica de la Razón Pura, de tal modo que ambas<br />

Críticas (según Heidegger) desembocarían en la teoría de la finitud radical como<br />

estructura de la subjetividad cuya perfecta exposición se encuentra en la primera<br />

crítica: “Es el momento que, en lo esencial, se compone, en la primera Crítica, de la<br />

Estética trascendental y que se prolonga ante todo en el capítulo sobre el<br />

esquematismo. Al definir la sensibilidad como receptividad, como capacidad de ser<br />

afectado, por oposición a la espontaneidad de entendimiento, la Estética incluye en la<br />

subjetividad una dimensión de apertura (…) El trayecto kantiano pone primero la<br />

finitud, como una estructura del conocimiento (el concepto, sin intuición, está vacío),<br />

como condición de posibilidad de la representación. (…) Es en tal perspectiva, en la<br />

76 Sternhell, Zeev, op. cit., p. 561.<br />

77 Ibid.<br />

78 Luc Ferry y Alain Renaut exponen de manera detallada el debate entre Heidegger y Cassirer en el capítulo VII, “Retour au sujet”,<br />

de su obra La Pensée 68, op. cit., p. 270 y ss.<br />

79 Renaut, Alain, L’ère de l’Individu, op. cit., p.267. (Según Ferry y Alain Renaut, en la Pensée 68, op. cit, p.275- 277: Heidegger se<br />

apoya en el “sujeto” del esquematismo (de Kant): “Le Dasein (…) es simplemente el hombre del esquematismo, en tanto que este<br />

último realiza precisamente una mediación entre el sujeto trascendental y el sujeto empírico (…) de modo que “evita efectivamente<br />

la acusación de psicologismo que le lanzaban Cassirer y Husserl”)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 83


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

cual la finitud no es relativa a un absoluto puesto como lo en-sí en relación al cual nos<br />

mediríamos, es de hecho la finitud la que, por así decir, se convierte en absoluto: en<br />

resumen, la finitud se convierte en finitud radical”. 80 Algunos autores ven en esta<br />

finitud radical de Kant una primera retirada de Dios, o muerte de Dios. 81 Para Heidegger<br />

además, implica el final del humanismo, y por tanto, la destrucción de la idea del<br />

hombre como sujeto autónomo y libre.<br />

Cassirer, por otra parte, defiende en contra de Heidegger la autonomía del sujeto<br />

tal como aparece expuesto en la Crítica de la Razón Práctica, la cual rompe totalmente<br />

con la idea de finitud radical de la Crítica de la Razón Pura: “¿Del sujeto teórico al<br />

sujeto práctico, del sujeto de la apertura de la Estética Trascendental al sujeto<br />

autónomo, no hay una superación de la finitud o, para retomar un expresión de Cassirer,<br />

una abertura hacia el infinito?” 82 En este punto crucial, Kant reconoce apoyarse en<br />

Rousseau al descubrir que el hombre no se define únicamente a partir del conocimiento<br />

(Razón teórica), que la humanidad del hombre no se reduce al progreso de la ciencia y<br />

de las artes, sino en la posibilidad de encontrar la ley de su voluntad (moral), en<br />

descubrirse como sujeto libre. Dicha libertad le pertenece enteramente y no puede<br />

reducirse al ámbito del conocimiento teórico. Rousseau, en su Discurso sobre las<br />

Ciencias y las Artes había proclamado “que la naturaleza quería preservar al hombre del<br />

saber- cual una madre atenta arranca un arma peligrosa de las manos de su hijo”. 83 Una<br />

de las ideas con mayor repercusión en la Ilustración, desde Condorcet y los<br />

enciclopedistas (Diderot, Voltaire y D’Alembert) consistía en afirmar que el progreso de<br />

las ciencias y de las artes conduciría a un mejoramiento de la humanidad: “La difusión<br />

de los conocimientos, desde la alfabetización y la adopción de las técnicas modernas<br />

hasta la familiarización con las grandes obras de arte y las adquisiciones más recientes<br />

de la ciencia, debía mejorar la especie humana: tal era uno de los sueños de la<br />

Ilustración. Éste era el rol de lo que se denominaba “Civilización”. Cuanto más se<br />

extienda la civilización sobre la tierra, dice Condorcet en una frase a menudo citada de<br />

1787, más veremos desaparecer las guerras y las conquistas, como la esclavitud y la<br />

80 Renaut, Alain, L’ère de l’Individu, op. cit., p. 260.<br />

81 Ibid., p. 261.<br />

82 Ibid., p. 267.<br />

83 Rousseau, J.J., Discours sur les Sciences et les Arts, Lettre à D’Alembert, Gallimard, 1987, p. 57: “Peubles, sachez donc une fois<br />

que la nature a voulu vous préserver de la science, comme une mère arrache une arme dangereuse des mains de son enfants”, (Lugar<br />

citado, Casirrer, “L’unité dans l’œuvre de Rousseau”, en Pensée de Rousseau, Seuil, 1984, p. 47.)<br />

84 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

miseria”. 84 Rousseau, se separa de los enciclopedistas al sostener, incluso en su obra tan<br />

crucial como El Emilio o sobre la Educación, que el hombre no se define por su saber o<br />

su inteligencia sino por la libertad, y por tanto, por la moral. 85 Kant extraerá una gran<br />

lección de esta frase tan decisiva y precisa de Rousseau que aparece en el Emilio: “Nous<br />

pouvons être hommes sans être savants”. 86 Por esta razón, Rousseau, en contra de los<br />

enciclopedistas evita el concepto de progreso y prefiere hablar de “perfeccionamiento”:<br />

“Lessing adhiere a la idea de progreso en su Educación del género humano (1780).<br />

Condorcet, escribiendo su testamento espiritual en el fondo de escondrijo, durante las<br />

persecuciones por el Terror (1793), le dará por título Esbozo de un cuadro histórico de<br />

los progresos del Espíritu Humano. Todos estos autores creen que, a pesar de sus<br />

retrasos y lentitudes, la humanidad podrá acceder a su madurez gracias a la difusión de<br />

la cultura y del saber. Esta visión de la Historia como designio será retomado y<br />

reforzado por Hegel, después Marx y pasará gracias a éste último en la doctrina<br />

comunista (…) Es el más profundo pensador de la Ilustración, Jean Jacques Rousseau,<br />

quien se opondrá a esta concepción de manera frontal. Para él, el rasgo distintivo de la<br />

especie humana no es la marcha hacia el progreso, sino la sola perfectibilidad, es decir,<br />

una capacidad de hacerse mejor, como mejorar el mundo, pero cuyos efectos no están<br />

garantizados ni son irreversibles”. 87 El pensamiento de Rousseau no cae en el total<br />

pesimismo de San Agustín y de Pascal, para quienes el hombre no puede lograr su<br />

propio bien ni puede hacer nada por sí mismo sin la ayuda o la gracia de Dios. Ni<br />

tampoco en el optimismo arrogante y desmesurado de los que piensan, como Descartes,<br />

que la razón humana es omnipotente y que puede lograr sin miedo a equivocarse todos<br />

sus objetivos.<br />

Rousseau, quizás más que ningún autor de la Ilustración refleja este rechazo de<br />

los sistemas filosóficos (del siglo XVII) con el fin de alcanzar la unidad, no sólo<br />

respecto a su obra y su época, sino incluso respecto a la vida interior del sujeto moral. A<br />

diferencia de Engels, Kant y Cassirer no consideran que el núcleo central de la obra y la<br />

84 Todorov, Tzvetan, “Un rêve des Lumières”, en La Peur des Barbares, Au-delà du choc des civilisations, Robert Laffont, 2008, p.<br />

72-73.<br />

85 Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit., p. 258.<br />

86 Rousseau, J.J., Œuvre Complètes, Émile, IV, p. 601, lugar citado Ibidem: “Podemos ser hombres sin ser sabios”. Todorov subraya<br />

que Rousseau en este punto sigue fiel al espíritu del cristianismo.<br />

87 Todorov, Tzvetan, L’Esprit des Lumières, op. cit., p. 20.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 85


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

vida de Rousseau sea la idea de “Revolución”, sino la idea de “Educación”. 88 Kant fue<br />

“el primero en afirmar que el pensamiento de Rousseau sigue un plan racional: aquellos<br />

que le acusan de contradecirse no lo comprenden”. 89 Cassirer sostiene al igual que Kant,<br />

la “unidad” del pensamiento de Rousseau, apoyándose en las obras sobre la educación<br />

de Rousseau, principalmente El Emilio. 90 La educación que plantea Rousseau no está<br />

especialmente pensada para la sociedad corrompida en la cual él mismo se sitúa, sino<br />

quizás para una sociedad por llegar, aunque como afirma Cassirer, “El plan de<br />

educación de Rousseau no rechaza en absoluto el poder hacer de Emilio un ciudadano<br />

(..) Únicamente la sociedad actual no está a la altura de este plan educativo”. 91 Desde<br />

este punto de vista, Rousseau no reduce la educación a un adoctrinamiento, o a la<br />

tendencia a inculcar al niño unas verdades morales abstractas, ya sea a través de fábulas<br />

que pueda entender. 92 Rousseau, por tanto distingue dos fases de la educación: “La<br />

primera fase, que Rousseau denomina (..) “Educación negativa”, y que podríamos<br />

designar también como “educación individual”, va desde el nacimiento hasta la “edad<br />

de razón”- en torno a los quince años. La segunda fase, la de la educación social ( o<br />

positiva), comienza en este momento, para terminar con nuestra muerte. El fin de la<br />

primera es la de favorecer el desarrollo del “hombre natural” en nosotros; el de la<br />

segunda, la de adaptarnos a la vida con los otros seres humanos. En el curso de la<br />

primera fase Emilio aprenderá todo lo concerniente a él mismo; durante la segunda,<br />

conocerá las “relaciones” y adquirirá las virtudes sociales.” 93 Esta división en dos fases<br />

de la Educación de Emilio responde según Cassirer a dos exigencias del pensamiento de<br />

88 Starobinski, Jean, Jean-Jacques Rousseau: la transparence et l’obstacle, Gallimard, 1971, p. 46-47: “Revolución o educación: es<br />

el punto capital sobre el cual se oponen esta lectura “marxista” y esta lectura “idealista” de Rousseau, una vez establecido el acuerdo<br />

sobre la necesidad de un interpretación global del pensamiento de Rousseau”. Starobinski se inclina por una lectura existencialista<br />

de la obra de Rousseau: “Si los intérpretes se contradicen, es porque Rouseau no hace sino esbozar la posibilidad de una síntesis que<br />

restablecería la unidad perdida. (…) pero para pensar pacientemente las condiciones históricas de un retorno a la unidad, hubiera<br />

hecho falta que Rousseau fuera capaz de olvidarse de sí mismo. Y un Rousseau capaz de desprenderse de sí mismo ya no sería Jean-<br />

Jacques Rousseau. Tiene demasiada prisa por alcanzar esta felicidad que la historia no puede asegurarle desde el presente. (…)<br />

Después de haber planteado los problemas en la dimensión histórica, Rousseau termina por vivirlos en la dimensión de la existencia<br />

individual. Esta obra que comienza como una filosofía de la historia concluye en una “experiencia” existencial. Anuncia a la vez a<br />

Hegel y a su contradictor Kierkeggard. Dos vertientes del pensamiento moderno: la marcha de la razón en la historia, lo trágico de<br />

una búsqueda de la salud individual”. (Starobinski, Jean, op. cit., p. 49-50)<br />

89 Ibid., p. 47: “Rousseau se esforzó en pensar las condiciones de un progreso de la cultura “que permitiera a la humanidad<br />

desarrollar sus disposiciones (Anlagen) en tanto que especie moral (…) Volvemos a encontrar la naturaleza en el momento en el que<br />

el arte y la cultura llegan a su punto más alto de perfección: “el arte realizado de convierte de nuevo en naturaleza”. Lo que Kant<br />

denomina arte, es la institución jurídica, el orden libre y razonable en el cual el hombre decide conformar su existencia. La función<br />

suprema de la educación y del derecho, ambos fundados en la libertad humana, consiste en permitir a la naturaleza desarrollarse<br />

plenamente en la cultura”.<br />

90 Cassirer, “L’unité chez Rousseau”, en op. cit., p. 58: “El mismo Rousseau ha visto en este libro (Emilio) el verdadero<br />

coronamiento de su pensamiento y de su obra literaria. En varias ocasiones, observa que era el término último hacia el cual<br />

convergían las diversas tendencias de su pensamiento y en la cual todas ellas encontraban su unidad”.<br />

91 Ibid., p. 60.<br />

92 Ibid., p. 61-62.<br />

93 Todorov, Tzvetan, Le Jardin Imparfait, op. cit., p. 265-266.<br />

86 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

Rousseau: la primera, que el niño sea capaz de descubrir por sí mismo la verdad sin que<br />

le sea impuesta desde el exterior, o dicho de otro modo, la educación que propone<br />

Rousseau implica que el niño no nace sabiendo todas las verdades sino que las va<br />

descubriendo por sí mismo a su debido tiempo. Ésta sería la función de la Educación<br />

negativa, por una parte, la de impedir el contacto con los demás que obstaculizarían el<br />

desarrollo del hombre como ser autónomo. La educación negativa por tanto tiene como<br />

fin la “autonomía” del individuo: “El educador no puede acelerar el desarrollo de la<br />

razón; sólo puede prepararle la vía apartando todos los obstáculos que se interponen a<br />

ella (...) El resto sólo puede y debe ser la obra del alumno solo”. 94 Por otra parte, la<br />

educación negativa tiene como función refutar, según Cassirer, la doctrina de Grocio<br />

que funda la sociedad en un instinto natural o biológico, así como la teoría de<br />

Shaftesbury quien habla de una “simpatía innata” que impulsaría al hombre hacia sus<br />

semejantes”. <strong>95</strong> Rousseau se opone a todas las teorías que fundamentan la sociedad<br />

humana en un instinto natural o biológico (“esta doctrina del politikon zôon”), y<br />

defiende en cambio que la sociedad se funda en un ideal moral. 96 Tanto Kant como<br />

Fichte serán deudores, desde este punto de vista, de Rousseau. Aquí tenemos resumido<br />

el programa de la Ilustración que Cassirer trata de recuperar: la Autonomía y la Cultura<br />

como dos pilares fundamentales de la humanidad. Todo lo que el hombre es (o quiere<br />

ser) debe llegar a serlo por sí mismo, por su propio esfuerzo, lo cual preconiza el mundo<br />

de la voluntad kantiana. “En el mundo de la voluntad, el adagio según el cual cada quien<br />

sólo es lo que consigue llegar a ser por sus propias fuerzas es una ley”. 97 Por esta razón,<br />

la cultura tiene tanto peso en la educación de Rousseau, fruto de la Autonomía, de la<br />

voluntad del hombre de vivir según su propia ley. Ésta sería la unidad de la obra de<br />

Rousseau que ejerció tanta influencia en Alemania, en Kant y Lessing. 98 Podemos<br />

apreciar una “Unidad orgánica” en el pensamiento de Rousseau que no corresponde a<br />

un sistema filosófico cerrado, tal es la conclusión de Cassirer. 99 En cierto modo,<br />

Cassirer no disculpa al Romanticismo por haber destruido el gran logro de la<br />

Ilustración, su unidad de pensamiento teórico y práctico, su ideal de cultura basada en la<br />

libertad y la autonomía.<br />

94 Cassirer, “L’Unité chez Rousseau”, en op. cit., p. 62.<br />

<strong>95</strong> Ibid.<br />

96 Ibid.<br />

97 Ibid.<br />

98 Ibid., p. 64<br />

99 Ibid., p. 65.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 87


Orejudo Pedrosa, Juan Carlos: «Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana en cuestión»<br />

Cassirer destaca de la filosofía de La Ilustración el papel preeminente del<br />

pensamiento práctico sobre el pensamiento teórico, y por tanto, una primacía de la<br />

Razón Práctica en el corazón del pensamiento de la Ilustración. En su última obra El<br />

Mito del Estado expresa su admiración por la unidad cultural que sólo la Ilustración<br />

supo legarnos: “El espíritu del siglo XVIII ha sido generalmente descrito como<br />

“intelectual”. Si “Intelectual” significa abstracción, desapego y reserva respecto a la<br />

vida práctica, social y política, nada es más erróneo ni más engañoso. Los pensadores de<br />

la Ilustración serán perfectamente extranjeros a una tal actitud. Todos aceptarán el<br />

principio de la “primacía de la razón práctica” que será formulada a continuación por<br />

Kant. No admitirán nunca ninguna distinción tajante entre la razón teórica y la razón<br />

práctica. Jamás separarán la especulación de la vida. Quizás jamás existió armonía más<br />

completa entre teoría y práctica así como entre pensamiento y vida que en siglo XVIII.<br />

Todos los pensamientos eran inmediatamente transformados en actos y todas las<br />

acciones, subordinados a unos principios generales y juzgados conformemente a unos<br />

criterios teóricos. Este es el rasgo que le ha dado su fuerza y su unidad interna a la<br />

cultura del siglo XVIII. Literatura y arte, ciencia y filosofía tendrán su centro común y<br />

cooperarán juntos en el mismo fin. Es por esta razón que los grandes acontecimientos de<br />

la época serán saludados con un tal entusiasmo”. 100 Cassirer, se pregunta admirado (y<br />

desilusionado) cómo pudo una cultura tan unida por unos principios tan sólidos y<br />

universales (los derechos humanos) y que expresaban tantos anhelos del hombre, de<br />

conocimiento y de acción, derrumbarse después de la Revolución Francesa, y derruirse<br />

totalmente durante los totalitarismos que asolaron Europa, y en las corrientes antiilustradas<br />

de los siglos XIX y XX. 101<br />

100 Cassirer, Ernst, Le Mythe de l’État, Gallimard, 1993, p. 243-244.<br />

101 Cito <strong>completo</strong> el texto de Cassirer donde expresa de una manera trágica su asombro por el fracaso histórico de la Ilustración, que<br />

tan hondamente penetra en todo su pensamiento: “No es suficiente, escribirá Condorcet, que ellos (los derechos fundamentales e<br />

imprescriptibles) vivan en los escritos de los filósofos y en el corazón de todos los hombres justos. Los ignorantes y los débiles<br />

deben poder leerlas en el ejemplo de una gran nación. América nos ha dado este ejemplo. La Declaración de Independencia<br />

americana es una expresión simple y sublime de los derechos sagrados que han sido olvidados desde hace mucho tiempo. ¿Cómo<br />

pudo ser que desde entonces todas estas realizaciones se hayan puesto en cuestión- y que el siglo XIX empiece atacando y<br />

desafiando abiertamente todos los ideales filosóficos y políticos de las generaciones precedentes?” ( Cassirer, Ernst, Le Mythe de<br />

l’État, op. cit., p. 244)<br />

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Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung).<br />

Fenomenología y hermenéutica filosófica.<br />

Profa. Mª Carmen López Sáenz<br />

(UNED. Madrid. Spain) *<br />

1.- El interés fenomenológico por la tradición (Tradition y Überlieferung)<br />

La tradición está formada por una serie de actos de transmisión y apropiación. No<br />

es algo que se elabore, reproduzca y herede por sí mismo; sólo los seres humanos pueden<br />

reactivarla, modificarla y hacer que se deteriore y sea sustituida.<br />

A diferencia de la moda, destinada a pasar, la tradición tiende a permanecer y a<br />

sedimentarse. Poner algo de moda implica sacarlo del olvido, mientras que extraer algo<br />

de la tradición es aprovechar una de las posibilidades de respuesta que ella ofrece. Estas<br />

potencialidades múltiples se deben a que la tradición no es una sustancia, ni un conjunto<br />

de hechos conclusos, sino el depósito de un largo proceso de acumulación de argumentos<br />

y hechos que nunca agotan sus posibilidades de donación de sentido y/o de<br />

interpretación. Esto se debe a que los elementos de los que se nutre una tradición todavía<br />

viva deben recibir sentido de sus adeptos dando respuesta a lo que les interpela de ella.<br />

Hasta cuando la rechazamos, estamos dándole un sentido. De ahí que incluso las<br />

revoluciones se nutran del pasado y fundamenten sus momentos de una nueva manera.<br />

Una tradición no es sólo una posesión de algo pretérito, sino también un punto de<br />

partida para llevar a cabo nuevas acciones. A decir verdad, la tradición heredada no es tal<br />

hasta que aprendemos a alterarla mediante nuestro estilo individual y colectivo. Así, por<br />

ejemplo, la tradición familiar es asumida pasivamente por el niño, pero poco a poco ella<br />

le permitirá integrarse socioculturalmente; el niño se irá identificando, no sólo con las<br />

exigencias de dicha tradición, sino también con sus premisas. Entonces, la continuará,<br />

* Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación subvencionado por el MCI español,<br />

«Interpretación y verdad en la hermenéutica fenomenológica». 2010-2012. FFI2009-11921. CIF Q2818014I.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 89


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

aunque sometiéndola a crítica, dando así expresión a su particular estilización de lo<br />

sedimentado. En resumen, retomando dialécticamente su tradición cultural, el individuo o<br />

el grupo toman conciencia de la misma a la vez que maduran y van formando su<br />

identidad en el marco de las relaciones que entablan con el mundo y con los otros. La<br />

sedimentación de estos procesos hará que permanezcan en un estado de latencia inactiva,<br />

fruto de la conciencia pre-reflexiva, que determinará pasivamente su posterior<br />

reactivación.<br />

La fenomenología y la hermenéutica filosófica describirán este proceso unido al de<br />

la conciencia de nuestra pertenencia a una tradición de la que somos co-autores, porque le<br />

damos nuevos sentidos reactivando los que ya poseía, estilizando lo ya adquirido desde<br />

su fundación (Stiftung) y contribuyendo activamente a re-institucionarlo.<br />

El iniciador de la fenomenología, E. Husserl (1859-1938), en su ensayo sobre «El<br />

origen de la geometría», declara que la geometría, entendida como conjunto de formas<br />

transmitidas a partir del cual opera la Rückfrage por su sentido originario es ya una<br />

tradición (Tradition) y que «nuestra existencia humana se mueve en medio de un <strong>número</strong><br />

infinito de tradiciones» 1 . La tradición no es una determinación causal, sino el inicio de un<br />

movimiento que es interrogado desde el presente. Una tradición no viene dada, sino que<br />

es engendrada a partir de actividades humanas cuyos resultados se sedimentan y se<br />

continúan en una síntesis en la que todas las adquisiciones valiosas persisten, «forman<br />

una totalidad, de modo que, en cada presente, se podría decir que lo aprovechado es<br />

premisa total para las adquisiciones de la etapa siguiente 2 . Así pues, la tradición es<br />

recepción de algo pasiva y progresivamente dado, pero que exige que lo reevaluemos y<br />

elaboremos sintéticamente para aplicarlo a nuestra situación.<br />

Éste será también el interés de la hermenéutica filosófica de H-G. Gadamer (1900-<br />

2002). Su paso por la escuela de la fenomenología (no sólo de Heidegger, sino también<br />

de Husserl), ha dejado huella en su crítica radical del objetivismo y del psicologismo, así<br />

como en su aplicación de la Lebenswelt, de la intencionalidad, de la máxima «a las cosas<br />

1<br />

Husserl, E. “Beilage III zu § 9a”, en Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die<br />

transzendentale Phänomenologie. Husserliana VI. M. Nijhoff, Haag, 1976, pp. 365-387, p. 366.<br />

2 Husserl, E. op. Cit. p., 267.<br />

90 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

mismas» y también en el tema que aquí nos ocupa: la tradición 3 . En la línea de la<br />

fenomenología, Gadamer entiende la tradición como un fenómeno de sentido que tiene<br />

valor porque es transmisión (Überlieferung) y procedencia 4 ; posee connotaciones activas,<br />

ya que no es sólo lo transmitido, sino también lo que nos impele a apropiarnos de ello.<br />

2.-Tradición como reactivación del significado sedimentado. La escritura<br />

La tradición es, pues, eso que se ha sedimentado históricamente y que podemos o<br />

no reactivar. “Reactivar” es reanudar el movimiento de lo que permanecía inactivo o se<br />

encontraba en un estado inactual, pero cuya pasividad resulta imprescindible para el<br />

desencadenamiento de la acción.<br />

Husserl denomina Niederschlag a la sedimentación del sentido (Sinn) 5 y<br />

Sinnbildung a la formación del mismo que define a una tradición viviente 6 . La dinámica<br />

de esta Sinnbildung en la reciprocidad es la historia intencional que somos: «El<br />

movimiento vivo de la solidaridad y de la implicación mutua de la formación de sentido<br />

(Sinnbildung)» es, justamente, la historia (Geschichte) 7 .<br />

Todas las ciencias parten de tradiciones sedimentadas que operan sin cesar una<br />

actividad de transmisión produciendo nuevas formaciones de sentido. La sedimentación<br />

3 Un desarrollo más amplio, en López Sáenz, Mª C. «E. Husserl y H-G. Gadamer: distancia en la<br />

proximidad», en Rizo-Patrón, R-M. (edra.) Interpretando la experiencia de la Tolerancia, Universidad<br />

Pontificia de Lima, 2006, pp. 368-293. De la misma autora, «El alcance hermenéutico de la evidencia<br />

husserliana», en Moreno, C. de Mingo, A. (edrs.) Signo, intencionalidad y verdad. Estudios de<br />

fenomenología. Secretariado de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. 2005, pp. 261-275.<br />

4 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I. Hermeneutik I. Mohr, Tübingen, 1990, p. 285. Gadamer<br />

emplea la palabra «Tradición», junto a la de «Überlieferung» para referirse a la tradición. Sin embargo, lo<br />

hace con mucha menos frecuencia, como puede observarse en el «Register» (Cfr. Gadamer, H-G.<br />

Gesammelte Werke II. Hermeneutik II. Mohr, Tübingen, 1993, p. 522). Desde nuestra perspectiva, esto es<br />

así, porque su propia concepción de la tradición coincide con la recepción crítica y la aplicación de lo que<br />

ha sido transmitido. De ahí el escaso empleo del término «Tradition» que, además, se asocia con la<br />

interpretación de Lutero de las Sagradas Escrituras (Véase, por ejemplo, Gadamer, H-G., Gesammelte<br />

Werke I, p. 178)<br />

5 «El sentido se funda sobre el sentido, el sentido anterior libera algo, en la dimensión del valor, a un<br />

sentido ulterior, e incluso se integra en él de cierto modo; tampoco, en el interior de la arquitectura<br />

espiritual es independiente ninguna pieza, ni, en consecuencia, inmediatamente reactivable.». (Husserl, E.<br />

“Beilage III zu § 9a, en Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale<br />

Phänomenologie. Husserliana VI, p. 373).<br />

6 Husserl, E., op. Cit. p. 376.<br />

7 Husserl, E., op. Cit. p. 380. Como veremos más adelante, también Gadamer convierte la tradición en<br />

paradigma de la historicidad en la que la distancia histórica se combina con la comprensión del presente.<br />

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siempre es ambigua: ocasiona asentamiento, pero también abandono del sentido<br />

originario de la fundación de dicha tradición. Un ejemplo de ello es la técnica, que<br />

contribuye al buen funcionamiento y releva de pensar a la ciencia. El cálculo mecánico<br />

sin reactivación completa de lo que está en su base abre un gran abanico de posibilidades<br />

de avance, pero es el modelo de ese pensar irreflexivo que ha conducido a la crisis de las<br />

ciencias europeas y a la reivindicación husserliana de una fenomenología transcendental.<br />

El caso de sedimentación de la tradición más determinante es el del significado<br />

lingüístico, porque el lenguaje es el medio que permite que el surgimiento originario e<br />

intra-personal de la formación ideal que es la ciencia alcance objetividad 8 . El lenguaje es<br />

la carne lingüística (Sprachleib) de las idealidades; gracias a él es posible la<br />

comunicación virtualmente infinita de la humanidad, así como la transmisión y<br />

transformación de una tradición. Ésta se basa en la comunicación de significados que<br />

quedan preservados y, gracias en gran medida a la escritura, puestos a disposición de un<br />

<strong>número</strong> potencialmente infinito de receptores. Sin embargo, la escritura también puede<br />

tener consecuencias negativas cuando encubre su sentido intencional originario 9 .<br />

H-G. Gadamer detecta la misma ambigüedad. En la escritura queda fijada la<br />

idealidad del sentido que se hace comunicable a cualquiera que sepa leer, porque, en<br />

ella «se engendra la liberación del lenguaje respecto a su realización» 10 y todo lo<br />

transmitido se hace contemporáneo. La idealidad de la palabra eleva todo lo que ha sido<br />

transmitido lingüísticamente por encima de la finitud de lo que ya ha pasado 11 . Gadamer<br />

reconoce la superioridad metodológica de la tradición escrita: ella permite presentificar<br />

el sentido de lo que ya pasó, supera la finitud del habla, libera a la expresión de sus<br />

momentos emocionales y de los factores psicológicos y se abre a una infinidad<br />

potencial de interlocutores. Esta preeminencia no es más que el reverso del autoextrañamiento<br />

de la Sprache que es la escritura y que se supera con la lectura<br />

comprensiva, con la «participación en un sentido presente» 12 . Dicha superación es<br />

fundamental porque las ventajas de la escritura son, «al mismo tiempo, la expresión de<br />

8 Cfr. Husserl, E., op. Cit. P. 369.<br />

9 Esta es la ambivalencia que Husserl detecta en la virtualidad de la transmisión escrita (cfr. Husserl, E.,<br />

op. Cit. P. 371).<br />

10 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, p. 393.<br />

11 Cfr. Gadamer, H-G. Op. Cit. p. 394.<br />

12 Gadamer, H-G. Op. Cit. p. 396.<br />

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una debilidad específica» 13 , ya detectada por Platón y que Gadamer resuelve con la<br />

hermenéutica, con la reconducción de lo escrito al sentido que la letra adquiere después<br />

de su interpretación.<br />

Husserl y Gadamer consideran que entre escritura y habla sólo hay diferencia de<br />

grado: aquélla transmite algo que permanece en el tiempo y se incorpora a la tradición.<br />

También existe tradición oral, entendiendo por “tradición” no sólo la literaria, sino toda<br />

inscripción de actos (individuales y colectivos) en la historia que puede reactivarse,<br />

logrando así una fusión productiva del horizonte del pasado y del presente de cara al<br />

futuro. Ciertamente, la escritura es más eficaz que el habla para cumplir este objetivo,<br />

ya que «lo que realiza la tradición propiamente literaria es una coexistencia única del<br />

pasado y del presente que permite a la conciencia ampliar su horizonte» 14 .<br />

Sin embargo, Gadamer también insiste en no olvidar el origen de la escritura: el<br />

diálogo vivo. La dialéctica pregunta-respuesta se erige sobre la objetivación o fijación<br />

material de la palabra escrita que la aliena y sólo vuelve a sí planteando la pregunta que<br />

la motivó, resucitando artísticamente después de haber plasmado su verdad:<br />

La letra muerta de la escritura no puede ser atribuida al ser de la obra de arte, sino<br />

sólo la palabra resucitada (hablada o leída). Pero sólo el paso por su caída en la<br />

escritura le da a la palabra su transfiguración que puede llamarse su verdad 15 .<br />

La escritura está llamada a ser leída y recuperar su origen dialogal haciendo hablar<br />

al texto, insertando el sentido del lector en la dirección semántica de éste; sin embargo,<br />

sólo la fijación de ese diálogo que es la Sprache hace de ésta una verdad 16 .<br />

Husserl comparte esta idea: la escritura objetiviza y, por tanto, universaliza el<br />

sentido; sin embargo, corre el riesgo de alejarse de la evidencia primera y hacer que el<br />

sentido de la palabra se de pasivamente. Para evitarlo, cada ser humano debe reactivar los<br />

signos escritos; no basta la comprensión pasiva de la expresión, sino que es preciso<br />

13 Ibidem.<br />

14 Dastur, F. «Écriture, Mort et transmisión», Studia Phaenomenologica vol II, nº 1-2 (2002), pp. 199-<br />

215, en p. 211.<br />

15 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke 8. Mohr, Tübingen, 1993, p. 46.<br />

16 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 19.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

realizar su evidencia originaria. Sin ésta, la escritura es recepción que sólo opera con<br />

significaciones pasivamente comprendidas y asumidas 17 .<br />

La hermenéutica gadameriana compartiría esta necesidad de reactivación, ya que<br />

entiende la comprensión como interpretación y aplicación; «reactivar» sería comprender<br />

de otra manera (Andersverstehen) lo escrito, hacerle hablar, pues, como puso de<br />

manifiesto Schleiermacher, comprensión e interpretación sólo difieren como el habla<br />

interior y el habla en voz alta, respectivamente 18 .<br />

Por esta razón, la escritura es esa mediación por la que el significado es expresado y<br />

mantenido, pero también por la que el significado se pierde. Esto último ocurre cuando<br />

no hay una verdadera reactivación del sentido, sino repetición de signos petrificados.<br />

Merleau-Ponty está de acuerdo con Gadamer y Husserl: la escritura fija el sentido y<br />

«la sedimentación es el único modo de ser de la idealidad» 19 . El origen de ésta es<br />

histórico y hasta carnal 20 , pero no desaparece cuando el sentido se sedimenta, sino que su<br />

Niederschlag constituye el horizonte de pasividad desde el que se destaca toda<br />

actividad 21 . El lado negativo de la sedimentación, ya señalado por Husserl, no es sino la<br />

otra cara de su lado positivo:<br />

La sedimentación que hace que vayamos más lejos hace también que estemos<br />

amenazados por pensamientos huecos, y que el sentido de los orígenes se vacíe. Lo<br />

verdadero no es definible fuera de la posibilidad de lo falso 22 .<br />

Así lo pone de manifiesto la teoría merleau-pontiana de la expresión, que tiene su<br />

origen en el gesto, se continúa en la parole 23 y culmina en la expresión cultural y artística.<br />

17 Cfr. Husserl, E. “Beilage III zu § 9a”, en Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die<br />

transzendentale Phänomenologie. Husserliana VI., pp. 371-372.<br />

18 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 19.<br />

19 Merleau-Ponty, M. Le Visible et l´Invisible. Gallimard, Paris, 1964, p. 288.<br />

20 He desarrollado este aspecto en “De la sensibilidad a la inteligibilidad. Rehabilitación del sentir en M.<br />

Merleau-Ponty”, en Investigaciones Fenomenológicas 6 (2008), pp. 217-246 y en “La verdad de las ideas<br />

sensibles”, en San Martín, J. Moratalla, D. La imagen del ser humano: Historia, literatura y hermenéutica.<br />

Biblioteca Nueva, Madrid, (en prensa)<br />

21 Esto es así porque las ideas son lo invisible de lo visible, advienen como un pliegue en la pasividad y no<br />

como producción pura.<br />

22 Merleau-Ponty, M. Résumes de Cours. Collège de France (1<strong>95</strong>2-1960), Gallimard, Paris, 1968., p. 167.<br />

23 Sobre dicha teoría, véase mi trabajo, “La Parole as a Gesture of the Originating Differentiation”, en<br />

Penas, B. López Sáenz, Mª C. (eds.) Interculturalism. Between Identity and Diversity. Peter Lang, Nueva<br />

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Esta teoría muestra que la sedimentación alcanza cotas insospechadas en el lenguaje –<br />

especialmente en el escrito-. Sin embargo, no sólo la escritura sedimenta, sino también el<br />

habla de la que proviene, y ello, por su poder de reiteración indefinida que nos capacita<br />

para pensar e incluso para hablar acerca del lenguaje. En realidad, la parole, ya sea<br />

hablada (instituida) o hablante (instituyente) 24 , es la que reactiva a aquélla y, por tanto,<br />

cumple la verdad de las significaciones.<br />

Siguiendo a Husserl, Merleau-Ponty declara: «Habría pues un movimiento por el<br />

cual la existencia ideal desciende en la localidad y la temporalidad, y un movimiento<br />

inverso por el cual el acto del habla aquí y ahora funda la idealidad de lo verdadero» 25 . Si<br />

podemos hablar e interpretar es porque hay algo ahí, porque hay mundo pre-donado, pero<br />

este mundo sólo alcanza la idealidad gracias a la parole.<br />

La valoración merleau-pontiana de la pasividad es, sin embargo, más positiva que la<br />

de Husserl, ya que en opinión de éste, «la inevitable sedimentación de los productos<br />

espirituales bajo la forma de adquisiciones lingüísticas persistentes, que pueden ser<br />

retomadas y reasumidas por cualquiera de una manera puramente pasiva primero» 26 , es un<br />

peligro para la reactivación efectiva de los significados. Sólo hay reactivación si, a partir de<br />

una forma de sentido que ha sido recibida pasivamente, en una producción activa, aparece<br />

una forma en formación. Esta actividad es también una evidencia intersubjetiva. Husserl<br />

reconoce, por tanto, la función de las síntesis pasivas, pero también el peligro de las<br />

mismas: que los contenidos queden fijados únicamente de modo pasivo, sin conciencia<br />

crítica ni reactivación –singular y colectiva-; en este caso, ya no habría donación de<br />

sentido, sino ocultamiento y hasta imposición autoritaria del mismo.<br />

York/ Berna, 2006, pp. 27-46. Una continuación del mismo en “De la expresividad al habla. Un modelo<br />

diacrítico de interculturalidad”, en López Sáenz, Mª C. Penas, B. (eds.) Paradojas de la Interculturalidad.<br />

Filosofía, lenguaje y discurso. Biblioteca Nueva, Madrid, 2008, pp. 31-61.<br />

24 Cfr. Merleau-Ponty, M. Signes. Gallimard, Paris, 1960, p. 229.<br />

25 Merleau-Ponty, M. Op. Cit., p. 120.<br />

26 Husserl, E. “Beilage III zu § 9a”, en Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale<br />

Phänomenologie. Husserliana VI. , p. 372.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

3.-Sedimentación como pasividad secundaria en la fenomenología genética.<br />

Husserl descubrió la capacidad sintetizadora de estas pasividades y la estudió en<br />

su fenomenología genética, la cual se centra en la continuidad de la subjetividad y en su<br />

relación con el mundo pre-dado por la que se genera la constitución de los objetos ante<br />

la conciencia. Esa fenomenología descubre, por ejemplo, que cualquier experiencia<br />

presupone una estructura de horizonte o se interroga por las condiciones de posibilidad<br />

de la subjetividad 27 .<br />

La fenomenología genética opera mediante dos tipos de génesis: activa o referida a<br />

la producción egóica de objetos y la síntesis pasiva, que también da lugar a articulaciones<br />

de significados, aunque éstos no resulten de la actividad de ego. Éste es afectado por las<br />

unidades de significado generadas por las estructuras que actúan ya en la hyle sensible y<br />

que forman parte de la experiencia. El contenido de ésta es interpretado por ego, gracias a<br />

que dispone de un conjunto de significados latentes que provienen, o bien de la<br />

sedimentación de actos previos, o bien del horizonte perceptivo. A esos contenidos<br />

pasivamente dados y conservados pertenecen los que nos llegan de las tradiciones. Las<br />

comunidades los heredan como reservas desactivadas provisionalmente de sentido, que<br />

puede despertarse pasivamente por asociación o apropiarse activamente.<br />

Aunque la constitución fenomenológica del significado se debe a las síntesis activas<br />

complejas (juicios, evaluaciones, inferencias, etc.), todas ellas son motivadas por síntesis<br />

pasivas (asociaciones, impulsos, sentimientos, etc.). Según Husserl, las primeras<br />

pertenecen a un nivel de conciencia más elevado que las segundas, pero éstas fundan la<br />

experiencia pre-temática y pre-lingüística que precede a la actividad de ego. Estas síntesis<br />

pasivas, entre las que se incluyen la auto-temporalización, la institución de la estructura<br />

asociativa de campos y la formación de unidades de sentido a través de las sensaciones<br />

cinestésicas, pertenecen a la pasividad primordial, cuya función es incitar a la actividad<br />

mediante asociaciones de pre-donaciones; su dominio es el de los datos hyleticos que<br />

impactan en ego. Éstos se transformarán en estímulos dados pasivamente que<br />

determinarán la percepción, aunque el ego sólo sea pre-reflexivamente consciente de<br />

27 Cfr. Husserl, E. Analysen zur passiven Síntesis (1918-1926). Husserliana XI. M. Nijhoff, Den Haag, 1966,<br />

p. 124.<br />

96 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

ellos. Cuando la inteligencia se apropia de las síntesis y conexiones constituidas<br />

pasivamente, se vuelve intencionalmente hacia el objeto. Esto implica que hay<br />

continuidad entre actos perceptivos y deliberativos. Los juicios son formas supremas de<br />

tematización explícita de lo que hemos adquirido pasivamente y constituido en nuestra<br />

receptividad.<br />

De la pasividad primera, deriva la segunda, la cual ya contiene algún sedimento de<br />

razón. Por ella, los actos se conservan en un estado inactual del que tenemos una<br />

conciencia pasiva y permite que la actividad se continúe teleológicamente. La pasividad<br />

secundaria instituye, así, un fondo sensible que no necesita al yo activo para subsistir y<br />

amplía la conciencia a la pasividad asociativa. Dicha pasividad está formada por las<br />

modificaciones que proceden de los cumplimientos sintéticos pasivos que «actúan» por<br />

detrás de los correspondientes actos egóicos. Los fenómenos más importantes de esta<br />

esfera son: la sedimentación, los hábitos y las asociaciones reproductivas. Los tres<br />

remiten al yo puedo, el cual alberga contenidos inactuales que permanecen latentes como<br />

estratos necesarios para la actividad sintética.<br />

Gracias a ellos, incorporándolos a su habitus, el ego puro «se auto-constituye de<br />

alguna manera en la unidad de una historia (Geschichte)» 28 . Su permanencia permite que<br />

el mundo real no se reduzca a una suma de objetos percibidos y perceptibles, que sea<br />

vivida como una estructura trascendental 29 de familiaridad, en tanto nivel de<br />

sedimentaciones que condiciona los posicionamientos históricos. Así, en efecto, lo que se<br />

ha convertido en un hábito, queda a disposición de la vida intencional hasta conformar un<br />

estilo (Stil) más constante que las tomas de postura y «con una unidad de identidad<br />

continua, un carácter personal» 30 .<br />

El estilo convertido de esta manera en habitus es lo que ha hecho que incluso la<br />

tarea infinita de la humanidad hacia el telos de la racionalidad, esa tarea que tiene su<br />

28 Cfr. Husserl, E., Cartesianische Meditationen. Husserliana I. M. Nijhoff , Den Haag: M. Nijhoff, 1963,<br />

p. 109.<br />

29<br />

D. Zahavi ha visto en sus últimos escritos de Husserl, debido a su profundización en la<br />

intersubjetividad y a la dependencia de ésta del mundo objetivo, un replanteamiento de la relación entre lo<br />

transcendental y lo mundano que llevará a dar a la tradición un significado transcendental (Cfr. Zahavi, D.<br />

«Transcendental Subjectivity and Metaphysics», en Human Studies 25 (2002), pp. 103-116, p. 109).<br />

30 Husserl, E. Op. Cit., p. 101.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 97


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

origen histórico en los Griegos, se haya convertido en la actitud propia de la filosofía, en<br />

un<br />

Estilo establecido con firmeza por el hábito en la vida de la voluntad, con las orientaciones<br />

voluntarias o los intereses que se encuentran prescritos en ella, así como los objetivos<br />

finales, las prestaciones culturales, cuyo estilo de conjunto se encuentra al mismo tiempo.<br />

La vida, como vida cada vez determinada, se desarrolla en la permanencia de este estilo, en<br />

tanto forma normativa 31 .<br />

A Husserl no le pasa desapercibida la ambigüedad del habitus: puede incrementar<br />

el poder de acción de ego, pero también puede ocultar la actividad original de la que ha<br />

surgido. Con él ocurre lo mismo que con la sedimentación, la cual no sólo es una forma<br />

de conservación, sino también de olvido y una fuente de errores de reconocimiento.<br />

Cuando los significados sedimentados se heredan sin reactivar la configuración de<br />

sentido (Sinnbildung) que los originó y se reproducen sin auto-reflexión, el proceso de<br />

sedimentación puede petrificar las tradiciones vivientes y los logros científicos. Entonces<br />

prospera la irracionalidad.<br />

Tomada en este sentido, la pasividad secundaria sería la principal barrera que debe<br />

franquear la filosofía que pretende ser científica y contribuir a la renovación ética, porque<br />

las experiencias pasivas reflejan heteronomía y dependencia, contrarias ambas a la vida<br />

ética. Desde nuestra perspectiva, esto no tiene por qué ser siempre así, pues la ética no es<br />

únicamente autonomía y control, sino también apertura a lo otro, escucha y cuidado,<br />

desapropiación y reconocimiento de los propios límites.<br />

Ciertamente, esta actitud responsiva hacia lo otro debería completarse con la<br />

autonomía reflexiva, de la misma manera que los efectos perversos de las<br />

habitualizaciones y sedimentaciones podrían evitarse reeducando y socializando de otro<br />

modo y con otros fines. Como veremos seguidamente, la concepción merleau-pontiana de<br />

la «institución» es consciente de esta posibilidad transformadora, cuyo mejor ejemplo es<br />

31 Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI, p. 326.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

el aprendizaje de otras lenguas sobre la base del idioma materno e incluso de la<br />

institución del habla en el mundo 32 y de la lengua sedimentada.<br />

Las conformaciones culturales no se adquieren de una vez para siempre, sino que<br />

pueden cambiar, precisamente porque son «institucionalizaciones» en las que los<br />

individuos intervienen activamente sobre los sentidos sedimentados. Desde esta<br />

comprensión dialéctica de la institución, la pasividad no interfiere con la libertad y la<br />

responsabilidad, sino que puede contribuir a generalizarlas a toda la sociedad 33 .<br />

Husserl no llega a estas conclusiones. Reconoce el habitus y la sedimentación como<br />

consolidaciones de los horizontes culturales necesarios para que los miembros de un<br />

mundo común adquirieran su identidad personal y cultural y como capacidades de<br />

mantener contenidos objetivos en reserva para futuras síntesis, pero también considera<br />

que las sedimentaciones confunden las cadenas asociativas y siembran el error. Esto se<br />

debe a que su noción de «sedimentación», es demasiado deudora de la noción tradicional<br />

de pasividad como inercia y ocultación, opuesta a la actividad, entendida como despertar<br />

y evidencia auto-explícita lograda por la conciencia constituyente.<br />

Husserl, no obstante, tuvo el mérito de estudiar la estructura de estas pasividades y<br />

proponer la subordinación de las mismas a la actividad mediante la relativización de su<br />

oposición. Comprendió el papel que la pasividad juega en la percepción, en nuestra vida<br />

y en la realidad, la cual no se compone sólo de objetos físicos, sino también construidos,<br />

relativos a los sujetos, dependientes de actos sociales, de intereses, motivaciones,<br />

orientaciones e ideas. En definitiva, Husserl se dio cuenta de que actividad necesita la<br />

pasividad, y a la inversa, de que el ego es pasivo al mismo tiempo que toma posición, ya<br />

que, para posicionarse debe ser afectado. Pasividad y actividad integran, pues la relación<br />

de fundación (Fundierung), entendida como una dialéctica en la que lo fundante no es<br />

nada sin lo fundado y éste se encuentra ya en germen en aquél.<br />

32 Merleau-Ponty, M. Signes, p. 50.<br />

33 Nos sumamos a esta estrategia defendida por Biceaga, V. The Concept of Passivity in Husserl´s<br />

Phenomenology. Springer, Dordrecht, 2010, p. XXI.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

4. –Tradición como Stiftung (fundación) y como institución<br />

Acabamos de ver que Husserl considera la sedimentación como un caso de<br />

pasividad secundaria, como Urstiftung (proto-fundación) de un punto del tiempo y del<br />

espacio cuya evidencia debe ser mantenida en su reactivación 34 . De esta fundación<br />

originaria deriva la fecundidad de la cultura y de la tradición, cuyo valor continúa tras<br />

sus apariciones históricas. Para ello, es preciso que la Urstiftung se reactive como<br />

Nachstiftung. En realidad, toda Stiftung es Urstiftung que anticipa una continuación<br />

(Nachstiftung), ya sea en el mismo sentido o en otro diferente.<br />

Siguiendo las huellas de Husserl, Gadamer y Merleau-Ponty entienden que lo<br />

originario no es aprehensible mediante una regresión hacia él, sino a través de una<br />

Rückfrage por su sentido. Éste no consiste en una mera repetición de lo que fue, sino en<br />

una refundación o una participación en el presente. Por este motivo, Merleau-Ponty<br />

traduce el concepto husserliano de Urstiftung como «institución originaria». Lo<br />

entiende como campo de presencia del que arrancan las vivencias y en el que se produce<br />

la sedimentación 35 . Con él ilustra que la pasividad interviene en cualquier actividad, que<br />

la sedimentación es la otra cara de la trascendencia, porque<br />

Toda Stiftung es Urstiftung al mismo tiempo que Endstiftung. La sedimentación es esto:<br />

huella de lo olvidado y, por ello, apelación a un pensamiento que cuenta con él y va más<br />

lejos. La evidencia (das Erlebnis der Wahrheit) es la experiencia de esta doble<br />

relación 36 .<br />

Esta productividad de lo adquirido en la experiencia que se sedimenta, posibilita<br />

nuevas adquisiciones sin necesidad de aprenderlas nuevamente y da sentido a otras<br />

experiencias. Eso es justamente lo que Husserl designaba como Stiftung y Merleau-Ponty<br />

traduce como Institution: «la fecundidad ilimitada de cada presente que, precisamente por<br />

ser singular y pasar, nunca podrá dejar de haber sido y, por tanto, de ser<br />

universalmente» 37 . Ese presente inaugura un orden, funda una institución y lo hace desde<br />

34 Cfr. Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI, p. 372.<br />

35 Cfr. Merleau-Ponty, M. Le Visible et l´Invisible. p. 275.<br />

36 Cfr. Merleau-Ponty, M. L´institution. La passivité. Paris: Belin, 2003., p. 99.<br />

37 Merleau-Ponty, M. Signes, pp. 73-74.<br />

100 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

la dialéctica entre lo sedimentado y las reactivaciones individuales de las que deriva la<br />

cultura, entendida como expresión de lo interno en lo externo.<br />

Mientras que la fenomenología estática presenta la correlación noesis-noema como<br />

una forma esencial de la conciencia, la fenomenología genética se interroga por la fuente<br />

de esta correlación y la encuentra en las Urstiftungen de significado, en la génesis<br />

histórica de la relación que el ego mantiene con el mundo.<br />

Ya hemos visto que Husserl entiende la historia viviente como recuperación del<br />

sentido activo de su Stiftung. Merleau-Ponty asegura que dicho sentido ha de reestablecer<br />

su relación de Fundierung, la misma que define a la tradición: «La tradición es olvido de<br />

los orígenes –decía el último Husserl-» 38 con objeto de dar al pasado, «no una falsa<br />

supervivencia que es la forma hipócrita del olvido, sino una nueva vida que es la forma<br />

noble de la memoria» 39 . Esa novedad que aporta la Stiftung implica la obligación de<br />

reactivar de una nueva manera el pasado, como tradición históricamente viva, hecha de<br />

institucionalizaciones, de olvidos 40 , que son poseídos primero y luego sedimentados.<br />

No sólo Merleau-Ponty, sino el propio Gadamer, siguiendo a Heidegger, constata<br />

que el pasado existe en el olvido y que, gracias a ello, podemos recordar algo 41 . El<br />

recuerdo es esencial para la continuidad de la historia, pero no consiste en la capacidad de<br />

un sujeto cognoscente, sino en la «realización vital de la tradición misma (Lebensvollzug<br />

der Überlieferung selber» 42 , es decir, en la interrogación y en la búsqueda de respuestas<br />

para nuestro futuro.<br />

En interés del futuro y del presente que se dirige a él, Merleau-Ponty hace suya la<br />

distinción husserliana entre la historia externa (ignorante, fragmentada) y la historia<br />

interna y la consideración de la historia intencional como verdadera historicidad y<br />

condición de posibilidad de aquélla, como tradición viva, como historia<br />

38 Con esta frase abre Merleau-Ponty su trabajo sobre Husserl, “Le Philosophe et son ombre”, en Signes,<br />

p. 201.<br />

39 Merleau-Ponty, M. Signes., p. 74.<br />

40 El olvido está, en Merleau-Ponty, directamente ligado a la memoria, y no como lo opuesto al recuerdo, sino<br />

como algo poseído. Véase, mi trabajo todavía en prensa, «Rehabilitación de la memoria en el concepción del<br />

tiempo de Merleau-Ponty», en Ramírez, M.T., (coord.) Merleau-Ponty viviente (aparecerá en 2010).<br />

41 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 145.<br />

42 Ibidem.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

constituida y reconstituida progresivamente por el interés que nos lleva hacia lo que no<br />

somos, por esta vida que, el pasado, en un intercambio continuo, nos aporta y encuentra<br />

en nosotros y que continúa llevando … 43<br />

Esta vida no es ni la conciencia transcendental, ni un encadenamiento de sucesos,<br />

sino la historia que se funda en nosotros a la vez que funda, el verdadero transcendental,<br />

esa que Merleau-Ponty denomina<br />

Historia intencional o “vertical”, con Stiftungen, olvido que es tradición, reactivaciones,<br />

interioridad en la exterioridad, -Ineinander del presente y del pasado. En tanto no<br />

hayamos reencontrado este transcendental, la racionalidad estará en crisis 44 .<br />

Merleau-Ponty es tan consciente de la ambigüedad de la Stiftung como Husserl;<br />

aunque la institucionalización ya no sea la tarea de una conciencia constituyente; sigue<br />

siendo ambigua, porque reactiva omitiendo episodios y olvida otros transformándolos en<br />

tradición. Está de acuerdo con Husserl en que la Stiftung es sedimentación, pero no la<br />

entiende como una inmanencia opuesta a la trascendencia, como un estrato inmóvil, sino<br />

como la vida de ésta, ya que, gracias a la sedimentación, el ser humano se expresa, crea<br />

algo nuevo, a la vez que lo sedimentado se instituye como una bisagra entre lo propio y lo<br />

ajeno, garantizando la pertenencia a un mundo común. Por eso, la tradición verdadera es<br />

la que se sedimenta en este sentido, es decir, no la que se constituye como verdad en-sí,<br />

sino la que actúa como centro de la historicidad 45 .<br />

En las últimas líneas de esta cita, Merleau-Ponty parafrasea al Husserl de La Crisis<br />

de la racionalidad de las ciencias europeas que han dejado de preguntarse por su<br />

relación de Fundierung, es decir, por «la reactivación perpetua del hecho y del azar por<br />

una razón que no existía antes de tal relación y mucho menos sin ella» 46 Augura que si no<br />

somos capaces de comprender que la razón es relación y no tomamos conciencia de su<br />

43 Merleau-Ponty, M. Signes, p. 75.<br />

44 Merleau-Ponty, M. Notes des Cours au Collège de France. 1<strong>95</strong>8-1<strong>95</strong>9 et 1960-1961. Paris, Gallimard,<br />

1996, p. 83.<br />

45 Cfr. Merleau-Ponty, M., L´institution. La passivité, p. 90.<br />

46 Merleau-Ponty, M. Phénoménologie de la perception. Paris, Gallimard, 1945, p. 148.<br />

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historicidad vertical, de la buena ambigüedad 47 de la tradición, la racionalidad continuará<br />

en crisis.<br />

Del mismo modo que la razón no es la imposición de una conciencia, la Stiftung no<br />

es el resultado de un acto puntual, sino interrelación entre el nuevo significado instituido<br />

y el que ya estaba sedimentado: aquél no deriva simplemente de éste, sino que lo<br />

explicita. Por su parte, el sentido establecido sólo se manifiesta a través de su<br />

reactivación. Así podemos entender la institucionalización de la sociedad en los seres<br />

particulares. Ellos reanudarán la Stiftung del sentido 48 . Sin sus reactivaciones, las<br />

instituciones pasadas sólo estarán disponibles como un conjunto de intuiciones<br />

indiferenciadas afectivamente; para que originen una institución viviente (Lebendige<br />

Stiftung), es preciso que se establezca como un proceso institucionalizante, como una<br />

historia interna abierta a la historia externa, como fundación de significados que retoman<br />

lo heredado desde una situación concreta para construir una experiencia ampliada,<br />

accesible, en principio, a todos los seres humanos, sea cual sea su época y su lugar en el<br />

mundo.<br />

Esta es la historia vertical verdaderamente trascendental. No puede abordarse<br />

horizontalmente como un objeto, porque nos hace al mismo tiempo que tomamos<br />

conciencia de ella; esa conciencia histórica no es una ilusión, sino el fruto de la historia<br />

que, además, tiene efectos en la misma 49 . Esto ha sido subrayado asimismo por Gadamer<br />

47 No es lo mismo «ambigüedad» que «ambivalencia». La ambigüedad a la que se refiere Merleau-Ponty es<br />

constitutiva de nuestra relación con el mundo y la buena ambigüedad es la que toma conciencia de la misma,<br />

por eso, «no hay que elegir entre el inacabamiento del mundo y su existencia, entre el compromiso y la<br />

ubicuidad de la conciencia, entre la trascendencia y la inmanencia, ya que cada uno de estos términos, cuando<br />

se afirma por separado, hace aparecer su contrario. Lo que hay que entender es que la misma razón me hace<br />

presente aquí y en todas partes y siempre, ausente aquí y ahora y de cualquier lugar y tiempo. Esta<br />

ambigüedad no es una imperfección de la conciencia o de la existencia, es la definición» (Merleau-Ponty, M.<br />

Phénoménologie de la Perception, p. 383).<br />

48 Esto explica que el universalismo de la institución sea, al mismo tiempo particularizante: «el triunfo de la<br />

universalidad es justamente hacerme capaz de comprender diferencias» (Cfr. Merleau-Ponty, M. L´Institution.<br />

La passivité. Notes de cours au Collège de France (1<strong>95</strong>4-1<strong>95</strong>5), p. 46). Sobre la dialéctica entre identidad y<br />

diferencias, véase López, Mª C. “De la expresividad al habla. Un modelo diacrítico de interculturalidad”, en,<br />

López, Mª C y Penas, B., Paradojas de la interculturalidad. Filosofía, lenguaje y discurso. Madrid: Biblioteca<br />

Nueva, 2008, pp. 31-60, especialmente, pp. 51-58).<br />

49 La concepción dialéctica merleau-pontiana de la conciencia de la historia está resumida en Les aventures de<br />

la dialéctique, Gallimard, Paris, p. 48.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 103


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con su concepto de Wirkungsgeschichtliches Bewusstein, que nosotros interpretamos,<br />

como conciencia determinada por la historia y como pertenencia activa a la misma 50 .<br />

Este término es perfectamente aplicable a la conciencia de la tradición que se<br />

mantiene viva en virtud de la interpretación. El intérprete no puede acceder a la tradición<br />

como si ésta fuera un objeto, porque forma parte de la misma; su experiencia está<br />

mediatizada por la tradición en dos direcciones: la tradición es obra de la voluntad<br />

humana de transformación y, al mismo tiempo, nos determina. La tradición nos pertenece<br />

en tanto formamos parte de esas pre-concepciones que nos enlazan con la Sache<br />

transmitida y nos capacitan para enjuiciarla; en eso consiste «el sentido de la pertenencia,<br />

esto es, el momento de la tradición en el comportamiento histórico-hermenéutico, en<br />

virtud de la comunidad de unos prejuicios fundamentales …» 51 . La tradición constituye el<br />

horizonte fundamental de pre-comprensión, pero también la fuerza que nos vincula.<br />

También Husserl es consciente de los efectos de la historia en el ser humano y de<br />

éste en aquélla, aunque, a diferencia de Merleau-Ponty y de Gadamer, cifra lo<br />

transcendental en la subjetividad:<br />

Nosotros mismos somos un producto de la historia; en tanto historiadores, producimos<br />

la historia del mundo y la ciencia del mundo, sea cual sea su sentido, producimos una<br />

formación cultural histórica en la motivación de la historia europea, en la que nos<br />

hallamos. El mundo que es para nosotros es una formación histórica ¿Cuál es en una<br />

tal relatividad el no-relativo presupuesto por ella? La subjetividad en tanto que<br />

transcendental 52 .<br />

La subjetividad transcendental no sucumbe al relativismo, porque es necesaria para<br />

todas las conformaciones históricas. Actúa como a priori histórico 53 concreto que<br />

determina a todo ente en su ser esencial de tradición y de actividad de transmisión. Estas<br />

últimas no son contingentes, sino componentes del ser de la humanidad y de su mundo<br />

50 Un estudio de la Wirkungsgeschichtliches Bewusstein en mi contribución, «La determinación histórica en la<br />

hermenéutica de H-G. Gadamer», en Mª C. López y J. M. Díaz. Fenomenología e Historia. Madrid, UNED,<br />

2003, pp. 167-183, especialmente 174 y ss.<br />

51 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 62.<br />

52 Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI, p.313<br />

53 Sobre este a priori, véase Díaz, J. «Hacia la dimensión práctica de la fenomenología: Historia y filosofía<br />

de la historia en la fenomenología husserliana, en Díaz, J. López, Mª C. Fenomenología e historia. UNED,<br />

Madrid, 2003, pp.35- 47, pp. 44-47. Un mayor desarrollo en Díaz, J., Husserl y la historia. Hacia la función<br />

práctica de la fenomenología. UNED, Madrid, 2003.<br />

104 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

cultural. Dicho a priori hace posible la historia (Historie) comprehensiva, es decir, el<br />

saber histórico que reactiva la fundación originaria de una tradición. Husserl llega a<br />

preguntarse si esto no será, en realidad, un hecho infinito 54 , como lo es la búsqueda<br />

filosófica de racionalidad.<br />

Gadamer todavía va más lejos; considera que la hermenéutica histórica, supera la<br />

oposición entre la Geschichte y la Historie, entre la historia y el conocimiento de la<br />

misma, entre tradición y estudio del pasado; ambos conforman la historicidad<br />

(Geschichtlichkeit), que tiene efectos en una y otra. Por un lado, el comportamiento y el<br />

saber históricos están mediados por la transmisión; por otro, la investigación debe<br />

dilucidar la productividad hermenéutica de la tradición 55 . Sin embargo, a diferencia de<br />

Husserl, Gadamer no recurre a la subjetividad transcendental para superar el relativismo.<br />

Su concepto de la Wirkungsgeschichtliches Bewusstein es más ser histórico que<br />

conciencia y saber, más sustancia que subjetividad, porque somos nosotros los que<br />

pertenecemos a la historia y no ella a nosotros 56 . Con este concepto Gadamer ha puesto<br />

límites a la subjetividad moderna sin que esto haya supuesto su recaída en el objetivismo.<br />

Desde su fenomenología de la existencia, la posición merleau-pontiana todavía es<br />

más concreta. La Stiftung no es institución inerte, sino relación humana entre lo<br />

histórico y lo inmediato, dialéctica entre lo universal compartido y lo re-significado por<br />

cada subjetividad. Toda institución recibe resultados sedimentados, pero carecen de<br />

sentido si los individuos no los instituyen con su pensamiento y su acción. Merleau-<br />

Ponty intenta recordarnos, así, que las distintas organizaciones son modos de relaciones<br />

humanas subjetivo-objetivas, en las que lo inmediato y lo histórico se encuentran. Este<br />

encuentro, y no el sujeto, es el verdadero transcendental que, como vimos, inaugura la<br />

historia vertical. En ella, los sentidos sedimentados no son posesiones adquiridas de una<br />

vez para siempre, sino posibilidades de reactivación −incluso críticas− cuya finalidad es<br />

la reorganización del campo cultural. Pero, no todas las instituciones lo consiguen. Sólo<br />

las que dotan de dimensiones duraderas a nuestras experiencias permitiendo que otras<br />

tengan sentido en relación con ellas, es decir, posibilitando la historia. Una serie de<br />

54 Husserl, E. Op. Cit., p. 362.<br />

55 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, p. 287.<br />

56 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 444.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

acontecimientos “matrices” depositan significado en cada ser-en-el-mundo invitándole a<br />

seguir experimentado y a dar sentido; tales acontecimientos son los que reconfiguran el<br />

campo perceptivo y perduran. La institución tiene ese sentido de campo ontológico. No<br />

depende de la capacidad constituyente de la conciencia, sino de la posibilidad de<br />

continuar el movimiento en el que instituye a la vez que es instituida. La conciencia<br />

instituyente –no constituyente- forma parte de ese movimiento, pero no convierte en<br />

objeto aquello a lo que se dirige; ni siquiera absorbe al particular en el universal del<br />

concepto, sino que instituye el sentido de la historia colectiva alrededor de esas<br />

«matrices simbólicas», que ni pre-existen, ni son eternas. Ellas nos suministran<br />

símbolos cuyo significado nunca terminaremos de desarrollar, pero que serán retomados<br />

por nuestros sucesores para crear otros y seguir traduciendo el sentido latente. A<br />

diferencia de la constitución, «la institución en sentido fuerte es esta matriz simbólica<br />

que hace que haya apertura de un campo, un futuro según dimensiones, posibilidad de<br />

una aventura común y de una historia como conciencia» 57 . Tales matrices simbólicas<br />

cristalizan en torno a ciertos «núcleos inteligibles» que configuran la «carne de la<br />

historia» 58 , esa raíz que permanece transmitiendo su sabia, aunque cambien las<br />

instituciones.<br />

He aquí el único «irrelativo» que Merleau-Ponty es capaz de admitir. En virtud del<br />

mismo, sólo podemos decir que hay sedimentación si una nueva intención significativa se<br />

incorpora a la cultura, dinamizando las significaciones disponibles y fundando de este<br />

modo una tradición susceptible de ser indefinidamente retomada y transformada. Lo que<br />

queda sedimentado no es automáticamente, por tanto, un efecto del orden, sino la causa<br />

del mismo 59 . De esto se sigue que la revolución no es lo contrario de la institución, ya<br />

que, si produce sentidos, también puede originar otros órdenes de realidad:<br />

A través del tiempo las revoluciones se reencuentran y las instituciones se<br />

asemejan, toda revolución es la primera y toda institución, aún revolucionaria, se<br />

siente tentada por los precedentes históricos 60 .<br />

57 Merleau-Ponty, M. L´institution. La passivité, p. 45.<br />

58 Merleau-Ponty, M. Signes, p. 28.<br />

59 Cfr. Merleau-Ponty, M. L´institution. La passivité, p. 93.<br />

60 Merleau-Ponty, M. Les aventures de la dialectique, p. 322.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

Los antecedentes son el fondo desde el que la revolución se destaca. Aunque<br />

derroque a la institución precursora, la revolución es re-instituyente, porque anticipa el<br />

futuro en la intención originaria y en sus horizontes no esclarecidos 61 .<br />

Hemos visto que, para Husserl, ésta sólo era una de las posibilidades de la<br />

sedimentación. Su otra cara amenazaba con osificar las tradiciones vivas y con convertir<br />

los logros científicos en obras de museo. Si esto último se cumple, la ciencia pierde su<br />

capacidad de auto-reflexión y de re-configuración de su significado para la existencia<br />

humana. El efecto de estas tendencias pasivas es la asunción a-crítica de significados<br />

heredados sin reactivar las formaciones originales de significado (Sinnbildungen) que los<br />

producen.<br />

5.- Reactivación de la tradición como renovación de su significado.<br />

Reactivar es sacar a la luz el significado y hacerlo con evidencia originaria. Este es<br />

el lado positivo de la sedimentación e incluso la verdadera motivación de las personas: la<br />

toma de conciencia de aquello que vale directamente para sus vidas 62 .<br />

Frente al ego empírico, la persona es «el sujeto de los actos que hay que juzgar<br />

desde el punto de vista de la razón, el sujeto que es “responsable de sí mismo”» 63 y, por<br />

tanto, el yo libre, el yo con su «sentido específico que crece con la constitución de la<br />

comunidad» 64 . Ese crecimiento, se prolonga con la adquisición de la tradición en la «cofundación<br />

a través de los modos de la voluntad» 65 cuyo telos es la racionalidad. Esto<br />

significa que sólo la vida resuelta y activa puede convertir lo pasivamente sedimentado en<br />

la única tradición operante, esa que ha optado por la vida consciente de la humanidad que<br />

se comprende racionalmente,<br />

61 «La institución no es lo contrario de la revolución: la revolución es otra Stiftung. Por ello el doble aspecto<br />

de la institución: 1) universalizante 2) particularizante» (Merleau-Ponty, M. L´institution. La passivité, p.<br />

44).<br />

62 Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI., p. 297<br />

63 Husserl, E. Ideen II. Husserliana IV. M. Nijhoff, Den Haag, 1<strong>95</strong>2, p. 257.<br />

64 Husserl, E. Zur Phänomenologie der Intersubjectivität. Texte aus dem Nachlass. Dritter Teil; 1929-1935.<br />

Husserliana XV. M. Nijhoff, Den Haag. 1973, p. 19.<br />

65 Husserl, E. Op. Cit., p. 511.<br />

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comprendiendo que es racional en el querer-ser-racional, que esto indica y quiere decir<br />

una infinitud de la vida y de la tensión hacia la razón, que Razón justamente significa lo<br />

que el hombre en tanto que hombre desea en lo más íntimo, lo que puede satisfacerle,<br />

hacerle «feliz».. 66 .<br />

La razón husserliana no se limita a tematizar la vida, sino que designa la unidad<br />

teórico-práctica del ser humano. No es algo que le venga impuesto, sino un telos<br />

apodíctico que, gracias a la filosofía, revierte en auto-comprensión.<br />

Este telos es el que debe reactivar la Rückfrage por el sentido originario de una<br />

tradición y la fundación de la filosofía es el paradigma de la reactivación de la finalidad<br />

última de la racionalidad universal. La crisis de la razón se debe a la pérdida del sentido<br />

instituyente e instituido de la filosofía. Husserl confía tanto en la restauración de ese telos<br />

orientador de las traciones para el futuro, que no tiene en cuenta sus determinaciones<br />

situacionales, inconscientes, etc. Sin embargo, nunca pierde de vista que el tema de las<br />

ciencias del espíritu es el hombre globalmente considerado y los hombres en comunidad,<br />

«el hombre entero en la unidad de su vida en tanto vida personal, el hombre en tanto Yo,<br />

en tanto Nosotros, en la acción y en la pasión» 67 . Esta unidad vital está implícita en la<br />

tarea propiamente filosófica, que es la responsabilidad infinita por la humanidad y el telos<br />

de la racionalidad. Dicha tarea se realiza en cada presente dentro del horizonte de la<br />

tradición fundadora de la fenomenología, y traducida a un compromiso con la renovación<br />

de la cultura que forma parte de dicho presente. Este compromiso se plasma en acciones<br />

individuales, pero la orientación de las voluntades hacia él no viene de la simple suma de<br />

voluntades individuales, sino de la voluntad de la comunidad de la que se saben<br />

funcionarios libres (Funktionären, no Beamten; es decir, no meros burócratas, sino<br />

funcionarios conscientes de que han de velar por el funcionamiento de esa voluntad<br />

comunitaria):<br />

Hay una voluntad central en la que todas las voluntades se integran, a la que todas las<br />

voluntades se someten y de la que se saben funcionarias (Podríamos también hablar, frente<br />

a la unidad «imperialista», de una unidad «comunista» de voluntades). Hay la conciencia<br />

de un fin colectivo, de un bien común que promover, de una voluntad universal y colectiva<br />

66 Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI., p. 275.<br />

67 Husserl, E. Op. Cit., p. 301.<br />

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de la que todos se saben funcionarios, si bien como funcionarios libres, no como<br />

funcionarios súbditos, con una libertad de la que no les cabe siquiera abdicar 68<br />

Esto es así porque los fines perseguidos por esta colectividad son universales;<br />

queridos por todos sus integrantes. Los individuos tienen conciencia de colectividad e<br />

intercambian sus trabajos persiguiendo este fin compartido. Se establece así un vínculo<br />

universal de las voluntades que genera una unidad en el querer. De este modo, la<br />

comunidad de co-existentes se convierte en comunidad de personas constituida<br />

éticamente que desea la bondad para fundarse como «comunidad de hombres de bien» 69 y<br />

practica la filosofía como reflexión acerca del sentido ético de una sociedad.<br />

La tradición fundadora cuya fuerza Husserl pretende renovar, es la de un ideal<br />

universal, la de la persecución colectiva del bien supremo como trabajo común para<br />

construir el orden moral del mundo del que gozará la colectividad. El valor de ésta no<br />

consiste en sumar voluntades, sino en compartir valores fundados en el trabajo teóricopractico<br />

de los individuos que, a su vez, «confieren a éstos un valor superior,<br />

incomparablemente superior» 70 . La valía de los individuos está en relación con la de la<br />

comunidad concreta y los modos de vida de ésta han de poseer significación axiológica y<br />

concretarse en normas que establezcan las condiciones de posibilidad de una colectividad<br />

valiosa «y que eo ipso incluyen el valor relativo de los individuos» 71 . Éstos valdrán lo<br />

que valga su comunidad.<br />

Cuando se ha desarrollado el espíritu ético común, gana fuerza el telos de la<br />

colectividad y los funcionarios reciben autoridad 72 de la comunidad así constituida,<br />

porque representan a la filosofía 73 , a esa actividad creadora de valores ideales objetivos<br />

68 Husserl, E. «Fünf Aufsätze über Erneuerung», Aufsätze und Vorträge (1922-1937), Husserliana XXVII,<br />

2002, pp. 3-94. (Trad. Cast. RENOVACIÓN del hombre y de la cultura. Anthropos, Barcelona, 2002, p. 58.<br />

69 Husserl, E.Op. cit., p. 50.<br />

70 Husserl, E. Op. Cit. p. 52.<br />

71 Ibídem.<br />

72 En nuestro trabajo, «Reconocimiento y crítica de la tradición en H-G., Gadamer», en Acero, J.J. Nicolás<br />

J.A. Tapias, J.A.P. Sáez, L. Zúñiga, J.F, (eds.) El legado de Gadamer. Universidad de Granada, 2004, pp.<br />

349-361, hemos basado la Autorität que Gadamer concede a la tradición en el reconocimiento racional, en la<br />

línea de lo que aquí está proponiendo Husserl. Asimismo, en dicho trabajo, distinguimos el valor horizóntico<br />

de la sedimentación de la tradición del autoritarismo. Como dice Merleau-Ponty, «Lo instituido posee<br />

autoridad regulativa de los acontecimientos, en tanto que los orienta hacia un futuro» (Merleau-Ponty, M.<br />

Signes, p. 154).<br />

73 «Los filósofos están llamados a ser los representantes del espíritu de la razón, el órgano espiritual por el<br />

que la colectividad accede originaria y duraderamente a la conciencia de su verdadero destino (de su<br />

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necesarios para la constitución de una comunidad racional, para la revalorización del ser<br />

humano que los gesta y para la filosofía misma, entendida como depósito objetivo del<br />

saber teórico-práctico de una comunidad dirigida a fines y valores.<br />

Puede parecer paradójico que siendo el telos de la fenomenología esta idea eterna<br />

de la humanidad, la epoché marque su comienzo solitario. La paradoja desaparece cuando<br />

entendemos que la epoché es el único modo de alcanzar esa idea universal de manera<br />

auténtica, ya que, primero, es preciso desestimar hábitos de pensamiento transmitidos de<br />

manera puramente pasiva. Puede decirse, por consiguiente, que la fenomenología<br />

«ingresa sin tradición a crear una tradición» 74 que no sólo es teórica, sino también<br />

práctica y transformadora. La fenomenología se presenta así porque renuncia a ser un<br />

acontecimiento que pueda yuxtaponerse otros; por el contrario, ella es el origen de la<br />

Stiftung cuya evidencia debe cumplir cualquier institución que busque una salida a la<br />

crisis de la racionalidad. La misma evidencia debe ser realizada por cada ser humano en<br />

favor de la vida de la humanidad o de la tradición renovada: «La verdadera humanidad<br />

exige la lucha eterna contra la inmersión en el lecho perezoso de lo convencional o, lo<br />

que es en esencia lo mismo, la vida en la razón perezosa en vez de la vida en auténtica<br />

originariedad» 75 . A pesar de su discontinuidad y hasta de su ruptura con las tradiciones<br />

precedentes, la fenomenología funda en su curso y necesariamente una nueva tradición,<br />

que no se limita a recopilar lo transmitido, sino que siempre reflexiona sobre lo adquirido<br />

y «puede ser justificada siempre de nuevo mediante libre reactivación» 76 .<br />

Por tanto, Husserl entiende la renovación ética y teleológicamente, porque no sólo<br />

depende de los movimientos sociales, sino del interés reflexivo y crítico de las personas,<br />

de la capacidad de éstas para asumir y reactivar lo sedimentado, así como para innovar.<br />

Esto significa que una tradición viva no sólo es la que ha merecido ser reactivada porque<br />

ha perdurado, ha sido reconocida por otros y ha hecho surgir nuevos sentidos, sino<br />

también la que ha apuntado a esa renovación.<br />

verdadera identidad) y el órgano cuya vocación es la propagación de esta conciencia en los círculos<br />

“profanos”» (Husserl, E. Op. Cit. P. 59).<br />

74 Husserl, E. Erste Philosophie II. Husserliana VIII. Den Haag, M. Nijhoff, 1<strong>95</strong>9, p. 320.<br />

75 Husserl, E. Zur Phänomenologie der Intersubjektivität II. Husserliana XIV. Den Haag, M. Nijhoff, 1973,<br />

p. 231.<br />

76 Ibidem. p. 231.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

Todos estos factores excluyen que la tradición pueda aceptarse a-críticamente.<br />

Husserl piensa que fue la tradición que conservaba rígidamente su herencia la que<br />

impidió a las comunidades primitivas hacer alguna contribución a la teleología universal<br />

de la razón 77 ; esa tradición es característica del «pasivismo» de las comunidades en las<br />

que los individuos nacen sin haberlo decidido y de las que reciben determinaciones de<br />

manera autoritaria. La fenomenología se opone a este concepto de «tradición», pero no a<br />

la reactivación consciente y renovadora de la misma. Considera que la aceptación ciega<br />

del pasado debe sustituirse por su resignificación para la realización del telos de la<br />

humanidad (Husserl), por la institución de nuevos significados desde cada situación<br />

(Merleau-Ponty), por la interpretación constante (Gadamer). Desde esta recepción activa<br />

del pasado, la tradición puede aplicarse a problemáticas actuales y dotar a los que<br />

participan de ella de contextos culturales, de una lengua, de conceptos, creencias y<br />

valores desde los que orientarse. Sin ellos, los individuos no podrían dar sentido a lo que<br />

les rodea ni conformar sus identidades.<br />

Cuanto más ricas y diversificadas sean las tradiciones de las que parte el mundo<br />

propio, más difícil resultará aprender todas las conexiones de los fenómenos culturales<br />

pasados y presentes, pero también serán más las culturas propias que se auto-generarán<br />

partiendo de él y más firmes serán los lazos que los individuos tejerán con los horizontes<br />

de ese mundo multicultural al que no sólo pertenecen, sino del que se sienten co-autores.<br />

Esta es la enseñanza de la fenomenología de la tradición viva. Las filosofías que<br />

asumen como propia la tradición fenomenológica han sabido sacar partido de esa lección.<br />

Veamos cómo lo ha hecho la hermenéutica filosófica de Gadamer.<br />

6.- Fenomenología y hermenéutica filosófica de la tradición<br />

Gadamer y Husserl están de acuerdo en que tradición y razón no se excluyen 78 .<br />

Entienden la razón de manera teórico-práctica 79 y no la reducen ni a una capacidad<br />

77 Cfr.Husserl, E. K III 3, pp. 78-79. Cit. Por Toulemont, R. L´essence de la societé selon Husserl. PUF,<br />

Paris, 1962, p. 198.<br />

78 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, p. 286.<br />

79 Sobre la concepción de la razón en Gadamer, López Sáenz, Mª C. «La aplicación gadameriana de la<br />

phronesis a la praxis», Contrastes. Revista Internacional de Filosofía. Vol. VI (2001), pp.79-98.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

psicológica, ni a un capital innato. Así, Gadamer considera que la razonabilidad<br />

(Vernünftigkeit) es una tarea inacabada que se forma, se ejercita y, gracias a su potencial<br />

crítico, conforma un nuevo orden edificado sobre normas comunes 80 . De ello se sigue que<br />

sólo merece la pena mantener la tradición que se muestre razonable; su perduración<br />

dependerá de los actos productivos del pensar actual y de la praxis significativa.<br />

Si, como hemos visto, Gadamer ha subrayado más el poder transmisor de la<br />

tradición (Überlieferung) que su capacidad de sedimentación, lo ha hecho de modo<br />

fenomenológico, es decir, concibiendo la transmisión como fuerza reactivadora y<br />

generadora de lo que se nos ha transmitido en base a su autoridad reconocida:<br />

Lo consagrado por la tradición (Tradition) y por el pasado posee una autoridad que<br />

se ha hecho anónima, y nuestro ser histórico y finito está determinado por el hecho de<br />

que la autoridad de lo transmitido (Autorität des Überkommenen), y no sólo lo que se<br />

acepta razonadamente, tiene poder sobre nuestra acción y sobre nuestro<br />

comportamiento 81 .<br />

Ha insistido en que la tradición es conservación (Bewahrung) 82 , pero no<br />

conservadurismo, sino un acto de razón dialógica y prospectiva. La tradición no es una<br />

determinación que venga del pasado, sino una especie de habitus que nos enseña a<br />

cuestionar y a ampliar lo transmitido después de habernos acercado comprensivamente a<br />

lo otro. En esto consiste, justamente, la esencia de la autoridad, «en presuponer en el otro<br />

un conocimiento superior que rebasa el propio juicio. Obedecer a la autoridad significa<br />

entender que el otro -también la voz que resuena desde la tradición y la autoridad- puede<br />

percibir algo mejor que uno mismo» 83 . El diálogo con la tradición que ha demostrado su<br />

racionalidad y cuya autoridad ha sido reconocida no sólo nos enriquece, sino que hasta<br />

nos enseña a no considerarnos los únicos garantes de la razón.<br />

Como en Husserl, una tradición todavía vigente es aquélla cuya Sinnbildung ha sido<br />

activamente reconocida. Precisemos que, en Gadamer, Bildung 84 es el proceso continuo<br />

80 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke IV. , p. 49.<br />

81 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I. p. 285.<br />

82 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, p. 286.<br />

83 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, pp. 39-40.<br />

84 Véase nuestro trabajo, «La importancia de la Bildung para la cultura», Llinares, J. B. Sánchez, N. (eds.)<br />

Filosofía de la Cultura. Actas del Congreso internacional de Antropología filosófica. Universidad de<br />

Valencia, 2001, pp. 743-749.<br />

112 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

de la conformación del sentido del ser humano. No es una techné, sino la autoconciencia<br />

del presente, incluido el modo en el que éste se ha configurado 85 . Bildung es, además, la<br />

elevación a una generalidad por la vía del reconocimiento de las limitaciones particulares.<br />

La tradición coadyuva a esa superación si no se reduce a transmitirse pasivamente<br />

de una generación a otra, si deviene ella misma transmisora y activa, si no se limita a unir<br />

causalidades externas, se interroga por su fundación originaria y comprende el<br />

movimiento que la produjo.<br />

Husserl reconoce la importancia de esta comprensión activa de la tradición para<br />

alcanzar el entendimiento (Verständnis) del pasado y su determinación del presente con<br />

cierta originariedad 86 . En eso consiste la historicidad viva: desde el presente nos<br />

remontamos al pasado, igual que desde lo propio nos abrimos a lo ajeno, para lograr una<br />

comprensión ampliada del ahora y de nosotros mismos.<br />

No estamos de acuerdo, por tanto, con la valoración gadameriana de la<br />

«comprensión» husserliana como exclusivamente metodológica de la vida humana 87 . Si<br />

bien es cierto que Gadamer insiste, a diferencia del fundador de la fenomenología, en el<br />

carácter ontológico de la comprensión, cuando la aplica a la tradición, no la entiende<br />

como la manifestación vital de un tú, sino como la de un contenido de sentido, que no es<br />

cognoscible por la experiencia (Erfahrung), sino que ha de ser llevado a ella 88 por la<br />

mediación hermenéutica.<br />

Tampoco Husserl presta atención a las expresiones particularizantes de la tradición,<br />

sino que se concentra en su sentido, pero éste puede reactivarse cumpliendo la fundación<br />

que le dio origen.<br />

Esto es factible para los que comparten una tradición o una cultura y experimentan las<br />

otras como distantes, como «accesibles inaccesibilidades», en definitiva, como<br />

modalidades de reconocimiento del alter ego. Esta paradójica aprehensión respeta la<br />

85 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke IV. Neure Philosophie II. Mohr, Tübingen, 1987, p. 319.<br />

86 Husserl, E. Cartesianische Meditationen. Husserliana I., pp. 160-161.<br />

87 Cfr. Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, p. 264.<br />

88 Cfr. Gadamer, H-G. Op. Cit. pp. 363-364.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

alteridad ajena, mientras se aproxima a lo que tiene de semejante. Con esta fórmula,<br />

Husserl evita las unilateralidades, aunque hubiera necesitado también aplicarla al mundo<br />

propio, es decir, explicitar que éste no es algo que se posea de una vez por todas, sino que<br />

es preciso abrirse a él desde lo ajeno para evaluarlo y modificarlo desde la<br />

responsabilidad forjada conjuntamente.<br />

Merleau-Ponty designa a este procedimiento legado por Husserl, «distancia en la<br />

proximidad» por la que el ser más íntimo se proyecta fuera de sí; añade que la carne<br />

(Chair) se propaga tanto en el yo, como en el otro sin borrar sus diferencias; entonces<br />

desaparece el problema del alter ego, porque el que ve no soy yo ni el otro, sino que nos<br />

habita a ambos una visibilidad anónima, en virtud de esta característica primordial que<br />

pertenece a la carne: su dehiscencia, por la cual, siendo aquí y ahora es capaz de<br />

irradiarse por todo y para siempre, siendo individual es también dimensión universal 89 .<br />

Merleau-Ponty comprendió que la tradición sedimentada, para ser verdaderamente<br />

común, tenía que consistir en un movimiento doble de desapropiación y reapropiación:<br />

«ser otro para ser lo mismo, olvidar para conservar, producir para recibir, mirar hacia<br />

adelante para recibir todo el impulso del pasado» 90 . Justamente así concebía Gadamer la<br />

Bildung necesaria para ascender de lo particular a lo universal, como la exigencia de<br />

«reconocer en lo extraño lo propio y hacerlo familiar, es el movimiento fundamental del<br />

espíritu cuyo ser no es sino retorno a sí mismo desde el ser otro» 91 .<br />

Desde ambas filosofías podemos inferir que la comprensión cultural se enriquece<br />

cuando otras culturas se proyectan sobre la nuestra. Ahora bien, como Husserl nos<br />

recuerda, es preciso tener en cuenta ciertos invariantes que subyacen a las diferencias<br />

culturales, porque si una cultura mira al mundo desde una sola perspectiva, comprenderla<br />

implicará asumir esa perspectiva 92 y, por consiguiente, confundir la validez con la<br />

adopción del punto de vista ajeno y caer en el relativismo.<br />

89 Merleau-Ponty, M., Le Visible et L´Invisible, pp. 187-188.<br />

90 Merleau-Ponty, M. Notes de Cours sur L´origine de la géométrie de Husserl. Barbaras, E. (dir.). PUF,<br />

Paris, 1998, p. 37.<br />

91 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, pp. 19-20.<br />

92 Cfr. Husserl, E. Zur Phänomenologie der Intersubjectivität. Texte aus dem Nachlass. Dritter Teil; 1929-<br />

1935, p. 631.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

Adoptar la perspectiva del otro, de la tradición, es tan contraproducente como<br />

absolutizar la propia. Lo único cierto es que el mundo propio no es auto-suficiente, no<br />

está completamente constituido ni puede estarlo si no contacta con otros que lo<br />

modularán y hasta permitirán descubrir los invariantes de ambos, su estructura<br />

generadora irrenunciable, el verdadero núcleo de una tradición heredada y aceptada<br />

críticamente más allá del cual no se puede retroceder.<br />

Husserl y Gadamer constatan la participación en la tradición, pero también la<br />

necesidad de reactivarla, de recuperar la fuerza y el movimiento que le dio origen y<br />

responder a ella desde el presente. La reactivación puede dar lugar a una apropiación de<br />

la misma si nos es ajena, o a una desapropiación crítica de esa tradición que nos<br />

orientaba, pero que ya no nos interpela. Esta necesidad de reavivar el sentido revela el<br />

carácter dinámico de la tradición, la cual no es un objeto frente a un sujeto. La tradición<br />

viva, diría Gadamer, es la que se cumple por la vía de la interpelación desde el presente y<br />

la de nuestra propia transformación:<br />

Nos encontramos siempre en tradiciones, y éste nuestro estar dentro de ellas no es un<br />

comportamiento objetivador que pensara como extraño o ajeno lo que dice la tradición<br />

(Überlieferung); ésta -es siempre más bien algo propio, ejemplar o aborrecible, es un<br />

reconocerse, en el que para nuestro posterior juicio apenas se aprecia reconocimiento,<br />

sino un imperceptible ir transformándose al paso de la misma tradición 93 .<br />

Como en Merleau-Ponty, la tradición deja de entenderse como una capa estática de<br />

sedimentaciones para transformarse en la operatividad del pasado y del futuro desde el<br />

presente intersubjetivo. Es más, la tradición no sólo actúa sedimentando sentidos, sino<br />

también como horizonte para establecerlos, articularlos y orientarnos en el mundo.<br />

Siguiendo a Husserl, en Gadamer el horizonte primordial es la Lebenswelt, el todo<br />

en el que vivimos históricamente y en el que el horizonte del pasado se fusiona con el del<br />

presente. Para ambos filósofos, la historia no es, pues, un objeto independiente del sujeto;<br />

desde la posición gadameriana, este último no es el que dona sentido y se destaca desde el<br />

fondo horizóntico, sino que «es la tradición la que abre y delimita nuestro horizonte<br />

histórico y no el acontecer opaco de la historia que se realiza en sí» 94 . La fusión<br />

93 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke I, pp. 286-287.<br />

94 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 76.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

gadameriana de horizontes actúa como el inter entre la familiaridad y la extrañeza que es<br />

para nosotros la tradición. La intención reactivadora tiene un objetivo análogo.<br />

Gadamer ha declarado que la esencia de la tradición es su lingüisticidad<br />

(Sprachlichkeit) <strong>95</strong> . Esto que a primera vista puede parecer extraño en Husserl, no lo es, si<br />

pensamos que la lingüisticidad no se reduce al lenguaje, sino que es un rasgo ontológico.<br />

Lo transmitido, lo sedimentado y lo reactivado por los seres humanos tiene naturaleza<br />

lingüística, porque no se reduce a lo dicho, sino que también afecta a lo que queremos<br />

decir, al sentido intencionado y, en definitiva, a la experiencia vivida conscientemente y<br />

ésta, tal y como es comprendida por la fenomenología, es apertura al mundo y a los otros<br />

que se prolonga con la comunicación.<br />

A diferencia de Husserl, que comienza por la epoché de los prejuicios transmitidos,<br />

Gadamer considera que la relación fundamental que establecemos con la historia es la<br />

pertenencia a la tradición; ahora bien, Gadamer considera que algo es «perteneciente»<br />

(Zugehörig) cuando es alcanzado por la interpelación de la tradición» 96 ; para ello, hay<br />

que escucharla e interpretarla, ejercitar la relación dialógica que mantenemos con ella;<br />

sólo entonces estaremos en disposición de apropiárnosla o rechazarla. Ambas decisiones<br />

no se excluyen cuando se ha tomado conciencia de los efectos de la tradición en nosotros<br />

y de nosotros en ella; de que una apropiación verdadera no es reproductiva y a-crítica,<br />

sino constructiva; análogamente, un extrañamiento absoluto de la tradición no es<br />

distanciamiento crítico, sino indiferencia, porque hasta la crítica exige un esfuerzo<br />

comprensivo.<br />

La fenomenología le enseña a Gadamer que «pertenencia» es familiaridad, pero<br />

también extrañeza debida a la distancia que es necesario tomar para ir «a las cosas<br />

mismas» y para que ellas nos digan algo. La tradición habla sobre esas Sachen que los<br />

interlocutores pretenden comprender y a las que tienden con sus actos. Ahora<br />

comprendemos el verdadero sentido de la tradición (Überlieferung) gadameriana: el<br />

<strong>95</strong> Gadamer, H-G. Op. Cit., p. 393. En mi trabajo, «La universalidad del lenguaje en la filosofía<br />

hermenéutica», Éndoxa. Series Filosóficas filosofía en el fin de siglo. Series Filosóficas nº 12 (2000), pp.<br />

229-256, he sostenido que la universalidad de la hermenéutica gadameriana está basada en dicha<br />

lingüisticidad.<br />

96 Gadamer, H-G. Op. Cit. , p. 467. El termino Gehören incluye la escucha (Hören) de lo otro.<br />

116 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

permanente diálogo con la transmisión que somos. Ésta no es reducible, por tanto, ni a un<br />

objeto, ni a un hipersujeto. Gadamer siempre se refiere al diálogo que mantenemos con<br />

ella, idéntico al que entablamos con el texto, lato sensu 97 . Lo que nos liga a la tradición<br />

es, pues, algo subjetivo-objetivo, como la verdad hermenéutica misma. Por su parte, la<br />

tradición aplicable a nuestro presente es aquélla que todavía habla para el intérprete, esa<br />

situación que posee un lado activo o interpretativo y otro pasivo o abierto a la recepción.<br />

7.- A modo de conclusión<br />

Merleau-Ponty ha insistido en la reciprocidad de ambas dimensiones; aleccionado<br />

por la fenomenología genética, sus últimos cursos denotan un interés creciente por la<br />

pasividad en su relación con la actividad. Tanto él, como Gadamer, aprendieron de<br />

Husserl que la tradición pasivamente asumida es tan inauténtica como la que se guía por<br />

el voluntarismo de la acción sin reflexión. Pertenecer a una tradición incluye actividad y<br />

pasividad, reflexión crítica y recepción.<br />

Los tres se dieron cuenta de que la sedimentación y la tradición adolecen de la<br />

misma ambigüedad: suponen un debilitamiento del sentido, una transición de la actividad<br />

que lo originó a la pasividad de su disponibilidad; siempre cabe, sin embargo, la<br />

posibilidad de reactivarlo de un modo nuevo o de distanciarse críticamente de lo<br />

sedimentado creando otros significados.<br />

Para que el valor positivo de la tradición se imponga sobre el negativo es preciso<br />

tener presente, como nos enseñó Merleau-Ponty, que hay una ambigüedad que no es<br />

perniciosa, la que da cuenta de que la realidad no es oposición de contrarios, sino<br />

coexistencia de verdad y error. Por eso, consideramos que es preciso practicar una<br />

hermenéutica de la confianza unida a la de la sospecha, una reactivación del sentido<br />

originario de la tradición a la que pertenecemos y una renovación crítica del mismo para<br />

aplicarlo a nuevas situaciones.<br />

97 Gadamer, H-G. Gesammelte Werke II, p. 370.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 117


López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

Como la labor del historiador, que «interpreta los datos de la tradición para llegar al<br />

verdadero sentido que a un tiempo se expresa y oculta en ellos» 98 , toda tradición viva<br />

implica olvido y pérdida de significado actuante, pero sin ella no habría horizonte ni telos<br />

de sentido. Idéntica relación define al yo pasado y al yo presente que se proyecta, a la<br />

lengua y al habla o, en términos merleau-pontianos, a la palabra ya hablada y a la palabra<br />

hablante. Es tarea de la filosofía desvelar la palabra hablante que subyace a la palabra<br />

hablada, es decir, averiguar cómo nos sigue hablando la tradición sedimentada y evaluar<br />

su legado en orden a la renovación de la conciencia y a la superación de la crisis de esa<br />

racionalidad filosófica que define a los seres humanos y que no se contenta con su<br />

reducción a la razón del mercado. Todos los seres que se saben responsables de la<br />

humanidad están llamados a este cometido, especialmente los que conscientemente<br />

actúan como sus funcionarios y hacen filosofía, porque «hacer filosofía significa seguir<br />

intereses teóricos, llevar una vida que formula preguntas por la verdad y el bien de un<br />

modo que no refleja el beneficio propio» 99 , la acumulación de poder en uno mismo, sino<br />

el engrandecimiento de la humanidad. La coincidencia con Husserl es manifiesta. Como<br />

hemos visto, el iniciador de la fenomenología insiste en la ruptura que marca la filosofía<br />

con las tradiciones y la fundación fenomenológica de la tradición auténtica, porque,<br />

aunque el origen de la filosofía ha de buscarse en Tales y otras personalidades aisladas,<br />

sus proyectos teóricos tenían una clara orientación comunitaria:<br />

Este movimiento se desarrolla desde sus inicios comunicativamente, despierta un nuevo<br />

estilo de existencia personal en su círculo de vida, en la comprensión de un devenir nuevo<br />

en correspondencia con él. Se amplía en él (y en lo sucesivo también más allá de él) una<br />

humanidad peculiar que, viviendo en la finitud vive orientada hacia la infinitud 100 .<br />

Para que una tradición viva, debe proyectarse al futuro; ha de ser una tradición<br />

consciente de sus limitaciones, pero abierta a la trascendencia de las mismas. Una<br />

tradición será vivida si los que a ella pertenecen están implicados en su formación de<br />

sentido, vinculados con sus ideas, pero no simplemente sirviéndolas, sino haciéndolas<br />

propias. Esta confianza husserliana puede parecer voluntarista por carecer de estrategias<br />

de implementación, pero es imprescindible si la tradición que se reivindica es la de la<br />

98 Gadamer, H-G. Op. Cit. , p. 342.<br />

99 Gadamer, H-G., Das Erbe Europas. Suhrkamp, Frankfurt a. m. 1989, p. 23.<br />

100 Husserl, E. Die Krisis der Europäischen Wissenschaften und die transzendentale Phänomenologie.<br />

Husserliana VI, p. 322.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

autenticidad y la autonomía, la única tradición que puede defender la filosofía, porque es<br />

su fundación originaria. Por ello, Gadamer la hace suya. Una tradición viva es, para él, la<br />

que puede ser apropiada y transformada libremente. No se trata de un objeto que perviva<br />

por la inercia de lo que ha sido, sino de una formación de sentido activa y creativa; por<br />

eso, la auténtica participación en la tradición es la apropiación crítica de la misma.<br />

Gracias a esta tradición todavía viva, hay un proceso hermenéutico sin fin. En términos<br />

husserlianos, diríamos que la experiencia vivida (Erlebnis) de la tradición permite la<br />

reflexión sobre la historia que verdaderamente nos importa.<br />

Merleau-Ponty descubre que no sólo vivimos conscientemente, sino carnalmente,<br />

que en la experiencia hay sentido y contingencia. Para comprender la unión de ambos<br />

términos en la historia, necesitamos una lógica vivida, una auto-constitución 101 , una<br />

filosofía que se sabe histórica, pero que posee un modo específico de estilizar su<br />

tradición, es decir, de hacer que se manifieste el sentido tácito:<br />

No se contenta con sufrir su entorno histórico (como éste no se contenta con sufrir su<br />

pasado), lo transforma revelándolo a sí mismo y dándole, así, la oportunidad de entablar<br />

con otros tiempos, otros medios, una relación en la que aparece su verdad 102 .<br />

Esa verdad integral buscada por la filosofía posibilita que se vaya haciendo una<br />

sola historia y un solo mundo. Cada ser humano contribuye a ella; la única diferencia que<br />

le separa del filósofo es la conciencia vigilante y la palabra de éste. De ahí que el filósofo<br />

nunca deba callar; cuando no le guste la realidad, está obligado a decir por qué no quiere<br />

tomar partido 103 .<br />

Sus razones proceden de su reflexión y han de expresarse para enriquecer la vida.<br />

Aunque no sean suficientes para eliminar la ambigüedad constitutiva de la misma, son<br />

imprescindibles para la «renovación» en esa continuidad histórico-vital que nos hace<br />

detenernos en lo que más importa. Esa es la miseria y la grandeza de la tradición a la que<br />

pertenecemos los seres que filosofamos:<br />

101 Cfr. Merleau-Ponty, M. (1960). Eloge de la philosophie et autres essais. Gallimard, Paris, 1966, p. 64.<br />

102 Merleau-Ponty, M. Op. Cit., p. 66.<br />

103 Cfr. Merleau-Ponty, M. Op. Cit., p. 71.<br />

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López Sáenz, Mª Carmen: «Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung)»<br />

Al final de una reflexión que lo sustrae primero, pero para hacerle experimentar mejor<br />

los lazos de la verdad que lo atan al mundo y a la historia, el filósofo encuentra, no el<br />

abismo del sí mismo o del saber absoluto, sino la imagen renovada del mundo, y a sí<br />

mismo implantado en ella, entre los otros. Su dialéctica o su ambigüedad no es más que<br />

una manera de poner en palabras lo que cada hombre sabe bien: el valor de los momentos<br />

en los que, en efecto, su vida se renueva continuándose, se reaprende y se comprende<br />

yendo más allá, donde su mundo privado deviene mundo común. 104<br />

104 Merleau-Ponty, M. Op. Cit., pp. 72-73.<br />

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Lenguaje e intuición espacial 1<br />

Fernando-M. Pérez Herranz<br />

Jacques-Alain Miller: ... «Notre langage est une biologie.»<br />

Rene Thom: - En fin, une mélange d'algébre et de biologie.<br />

"Se si tiene contó del fatto che il problema posto<br />

clall'implicazione reciproca fra la lingua e l'intuizione<br />

spaziale é uno dei piú antichi problemi filosofici,<br />

appare di estremo interesse capire perché e come<br />

la «geometrie» associate all'opposizione lócale/globale<br />

possano sfociare in problemi di semántica e di grammatica".<br />

Jean Petitot.<br />

PRÓLOGO<br />

Los pitagóricos legaron al pensamiento humano una regla de racionalidad -la regla<br />

matemática- que ha dado lugar a las cuestiones más intrincadas de la Ciencia y la Filosofía.<br />

Entre ellas hay una que nos interesa especialmente: ¿es posible, cómo y desde qué<br />

presupuestos, aplicar con sentido los Lenguajes Formales a los Lenguajes Naturales? La<br />

Lógica Moderna, que conceptualizó Frege y divulgaron Russell y Whitehead a principios<br />

de este siglo XX a punto de concluir, fue recibida bajo el signo de una interrogación<br />

maximalista: ¿sería un Lenguaje Formal lo suficientemente poderoso como para ayudar a<br />

resolver los problemas filosóficos que se formulan habitualmente en Lenguaje Natural?<br />

¿Sería posible zanjar nuestras disputas únicamente dándose a calcular, como quería Leibniz?<br />

Muchos pensadores tildaron esta pretensión de desmesurada y de temeraria, incluso de<br />

ridícula. Sin embargo, y por razones concretas, históricas, la Lógica pudo ser recibida de<br />

manera más sorprendente aun si cabe: ¿sería capaz de dilucidar problemas políticos de<br />

legitimación? El recuerdo de aquel durísimo debate ideológico en el que se identificaba la<br />

1 Instituto de Cultura «Juan Gil-Albert»<br />

Generalitat Valenciana, Conselleria d'Educació i Ciencia<br />

ISBN: 84-7784-260-4<br />

Depósito legal: A-1 50-1997<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Lógica Analítica con la defensa del Capitalismo, y la Lógica Dialéctica con la defensa del<br />

Comunismo, es síntoma de que la Lógica no se entendía como algo neutral o inocente.<br />

Tampoco lo fue entre nosotros, aunque aquí tomó su particular sesgo, que ya es posible<br />

contemplar con serenidad desde la distancia. Porque la Lógica jugó un papel beligerante<br />

contra las maneras escolásticas de la argumentación, que, desde sus presupuestos<br />

ontológicos, gnoseológicos y morales, parecían defender un Régimen que reprimía las<br />

libertades culturales, políticas e intelectuales del país. La Lógica fue, dentro de los ámbitos<br />

escolar y universitario, un arma más enfrentada a aquella escolástica que atentaba a un<br />

mismo tiempo contra "el sentido común, la lógica de los Principia Mathematica, el<br />

principio de verificabilidad, la sintaxis, la semántica y la pragmática, el habla corriente,<br />

nuestro esquema conceptual y cualquier otra actividad pensante por la que deseemos<br />

reemplazarlo", según el mordaz comentario de Javier Muguerza.<br />

Y, mientras se iban suavizando y olvidando estas cuestiones y cada buho o mochuelo<br />

anclaba ocupado en encontrar su olivo, la Lógica se estaba transformando en un saber<br />

fundamentalmente vinculado al mundo tecnológico de la Computación. Y, en éstas, se<br />

consumó lo que hoy llamamos Sociedad Informática, que nos cogió, presumiblemente,<br />

«pensando» en otras cosas. Todavía hoy, algunos intelectuales se niegan a ver la TV o a<br />

usar un ordenador personal: y eso por principio.<br />

Y, como suele ocurrir con las situaciones a las que se califica de «paradójicas», los<br />

escolásticos tenían su pequeña racioncita de razón al atentar contra los Principia<br />

Mathematica por echar en falta en ellos lo que hoy llamaríamos cuestiones semánticas.<br />

Pero ni el escepticismo ni el criticismo desplegados por la Escolástica eran necesarios<br />

contra los formalismos; la resolución del problema ya se había consumado dentro de los<br />

marcos internos de la investigación y del desarrollo de la Lógica. Muy pronto se<br />

comprendió que suponía demasiada exigencia para cualquier lenguaje su traducibilidad<br />

al lenguaje lógico e imposible la demostrabilidad de todos los enunciados verdaderos. El<br />

Teorema de Codel ponía las cosas en su sitio: fueron abandonadas las creencias en el<br />

método axiomático como una suerte de panacea universal y se inició una serie de<br />

valiosísimos intentos de recuperación de la Semántica por parte de los lógicos: La Teoría<br />

de Modelos, las Lógicas Intensionales y hasta la Lógica Borrosa se dispusieron y se<br />

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disponen a la reconstrucción lógica de la Semántica. Más aun: se empieza a comprender la<br />

importancia de la conceptualización de los axiomas vinculados al momento intuitivo en el<br />

que se extraen los conceptos fundamentales del Sistema Formal. Pero el resultado no<br />

acaba de ser del todo satisfactorio debido, seguramente, a que en todos estos estudios el<br />

componente extensional-distributivo es más poderoso que el intensional-atributivo, lo que<br />

los hace parecerse más a los formalismos algebraico-sintácticos que a los conceptualessemánticos.<br />

Pero el fracaso de la Lógica llegó por donde tenía que llegar: No tanto por falta de<br />

Semántica -como hubieran querido los antilógicos-, sino por falta de Economía. La<br />

Lógica fracasó en el intento por hacerse con el mercado de los ordenadores, servicio éste<br />

que cumplieron y cumplen sobradamente matemáticos e ingenieros. La Lógica hubo de<br />

volver donde solía: junto a los Lenguajes Naturales. Ayuda de cámara, clarificadora de<br />

oscuridades lingüísticas, sierva del sentido común, ancilla quotidianae vitae. Los<br />

Lenguajes Naturales, en todo caso, no pueden resistir mucho tiempo sin apelar a la<br />

Semántica y, dado que la Lógica viene a identificarse extensionalmente con la Sintaxis, ésta<br />

permite que se cuelen de rondón todos los ¡nacionalismos al uso, para gozo de quienes<br />

ven en la Filosofía destellos divinos y goces inefables.<br />

Pero la Razón -hecha a toda clase de asaltos- continúa su trabajosa andadura y se esfuerza<br />

tanto en plantear cuestiones como en hallar soluciones, siquiera valgan por algún tiempo.<br />

Así se creó la Lógica, cuando Aristóteles buscó en la Geometría un modelo, una<br />

estructura, con la que enfrentarse al problema socrático de la pregunta por el qué de las<br />

cosas: por su Definición. Tras las dos últimas décadas, parece que es posible ya<br />

enfrentarse al problema de las limitaciones internas de los Sistemas Axiomáticos a partir<br />

de una disciplina, cercana a la Geometría, de la que se ha destacado el elemento<br />

intensional-atributivo -en vez del elemento distributivo-extensional que seleccionó<br />

Aristóteles-. Este saber de referencia es la Topología.<br />

* * *<br />

Pues bien: lo que pretenden las páginas que siguen es la presentación de este nuevo<br />

Lenguaje Formal Topológico de una manera «intuitiva», en el sentido en que se habla de<br />

una «Teoría Intuitiva de Conjuntos». Como toda investigación incipiente y ensayística,<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

necesita incorporarse a los saberes normalizados, lo que no suele ser tarea sencilla. Existe<br />

ya, sin duda, una bibliografía abundante y riquísima sobre la aplicación de la Topología a<br />

la Semántica en artículos esparcidos por revistas francesas, inglesas, alemanas, alguna<br />

española, no siempre de fácil acceso. Y, además, como es natural, los artículos se remiten<br />

unos a otros, suponiendo muchos conceptos de la teoría, lo que dificulta su comprensión<br />

a los no especialistas, que acceden a ellos por vez primera o asistemáticamente o de<br />

manera aislada.<br />

El objeto de este trabajo, por tanto, es facilitar la tarea a quienes estén interesados en<br />

comprender las líneas más gruesas de la Semántica tratada desde la teoría topológica<br />

conocida a través del equívoco nombre de «Teoría de las Catástrofes». Expuesta por Rene<br />

Thom en la década de los sesenta, nace de dos teorías más generales: la Teoría de las<br />

Singularidades, desarrollada por M. Morse, H. Whitney, S. Sámale, I.V. Arnolcl... y la<br />

Teoría de la Bifurcación, investigada por H. Poincaré, A.M. Lyapunov, A.A. Andronov,<br />

L.S. Pontriaguin..., que ha sido aplicada tanto a las ciencias físicas como a las biológicas<br />

y sociales. Petitot y Wildgen la han aplicado a la Lingüística, y son nuestras referencias<br />

principales.<br />

Debo señalar al virtual lector -para evitar cualquier confusión o malentendido-, que<br />

hay dos momentos en los que se encontrará con aportaciones cuya responsabilidad<br />

conceptual atañe en exclusiva a quien esto escribe:<br />

En primer lugar, he destacado las relaciones entre Lógica y Topología. Se<br />

cometería un grave error suponiendo -como querían aquellos escolásticos- que la Lógica<br />

ha sido superada, que se puede prescindir de ella, o que ya no hay Lógica. Me parece<br />

fundamental establecer un modelo conceptual en el que la Lógica y la Topología<br />

manifiesten sus relaciones internas, lo que trato de demostrar en el capítulo 3.<br />

En segundo lugar, el análisis de algunos poemas al final del capítulo 7. Aunque<br />

está basado en el cuarto principio de interpretación o de la inferencia dinámica -debido a<br />

Wildgen- y que nos permite suponer una jerarquía entre los verbos, hasta donde yo sé no se<br />

ha realizado una interpretación de esta índole. La jerarquización verbal se justifica en un<br />

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Lema de Limitación Semántica intuido por Petitot, que, debidamente formalizado, me<br />

parece habrá de convertirse en un teorema paralelo a, y no menos fértil que, el Teorema<br />

de Limitación Sintáctica de Góclel.<br />

Este prólogo no puede cerrarse sin dejar constancia de mi agradecimiento a<br />

Antonio J. López Cruces, doctor en Filología Románica, por múltiples motivos: por las<br />

horas compartidas en las que hemos comentado la Literatura desde la perspectiva que en<br />

este trabajo se ensaya; por el entusiasmo que ha puesto en la acogida de esta teoría, lo que<br />

nos ha llevado a colaborar en algunos trabajos -que se citan en la bibliografía- y en<br />

donde hemos avanzado las posibilidades del análisis topológico cíe textos literarios; por<br />

el trabajo realizado en la selección de textos que, por sus abundantísimas lecturas, le ha<br />

permitido acceder al justo lugar, procurándome una rápida información, sin la cual las<br />

dificultades con las que me hubiera encontrado habrían sido suficientes como para<br />

hacerme desistir de la idea de escribir este libro.<br />

Alicante, 19<strong>95</strong><br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPÍTULO 1. TEORÍA DE CONJUNTOS: LA CONCEPTUALIZACIÓN<br />

«CONJUNTISTA»<br />

Es un lugar común que la «visión conjuntista» de las matemáticas se ha<br />

extendido a buena parte de las ciencias -sobre todo por las exigencias de formalización<br />

y de consistencia-, e incluso al lenguaje ordinario -a partir de su institucionalización en<br />

la escuela primaria-. Este capítulo pretende presentar conceptualmente los axiomas de la<br />

Teoría de Conjuntos y el consiguiente acogimiento por parte de los Sistemas Formales<br />

de todo el edificio conjuntista creado por Dedekind (1831-1916) y Cantor (1845-1918)<br />

y mostrar cómo los teoremas de limitación de los formalismos (incompletud e<br />

indecibilidad) han permitido acceder a un resultado realmente interesante: la<br />

imposibilidad de decidir si en un segmento rectilíneo existe algún conjunto infinito ele<br />

puntos que no sea equivalente ni al segmento entero ni al conjunto de los <strong>número</strong>s<br />

naturales. Ésta es la llamada Hipótesis del Continuo.<br />

La Teoría de Conjuntos es el resultado de las investigaciones que tratan de salvar<br />

las insuficiencias de la Intuición, esencialmente en la forma en que Kant (1724-1804) la<br />

define en la Crítica de la Razón Pura, impotente -al menos según una crítica que se ha<br />

hecho ya secular desde Gauss (1777-1855) hasta Carnap (1891-1970)-, para hacer frente<br />

a las Geometrías no-euclícleas y a la noción de infinito. Lo Infinito es, por definición, lo<br />

que no puede ser captado por la Intuición, porque no sólo la engloba sino que la<br />

sobrepasa. El Infinito habrá de ser aprehendido de otra manera. Dedekind y Cantor<br />

dieron un giro a la inteligibilidad de los conceptos en matemáticas: en vez de entenderlos<br />

al modo kantiano como construcciones, como síntesis de la intuición y el concepto,<br />

partieron del Infinito como conjunto, que, desde entonces, se presenta como la noción<br />

mediante la cual se da la objetividad matemática. Frente a la tradición, que define lo<br />

Infinito a partir de lo Finito (principio de inducción), ahora lo Finito se definirá como<br />

«lo que no es Infinito», mientras que lo Infinito se define con una dureza conceptual<br />

extrema, casi rayana en lo milagroso: un conjunto infinito es aquel que puede ponerse<br />

en correspondencia biunívoca con una de sus partes. Quienes así lo insinuaron<br />

anteriormente fueron tachados -como era inevitable- de «metafísicos»: Anaxágoras (s.<br />

V a.n.e.), Leibniz (1646-1716) o Hegel (1770-1831).<br />

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Si aceptamos con Hilbert (1862-1943) que «ya nadie podrá expulsarnos del<br />

paraíso cantónanos, no nos queda más remedio que recorrer ese Infinito y encontrar, en<br />

sus propios límites internos, el punto de ruptura de las dos graneles orientaciones que<br />

siguen las matemáticas en nuestro tiempo:<br />

A) La orientación Conjuntista, algebrista y generativa, que combina, vincula y<br />

compone elementos y cuyo punto de partida es la pertenencia.<br />

B) La orientación Topológica, que trata de percibir vecindades, entornos,<br />

aproximaciones y cuyo punto de partida es el subconjunto, la paite, la inclusión.<br />

opciones.<br />

Comenzaremos analizando algunos constituyentes de la primera de estas<br />

1.1. DEFINICIÓN DE «CONJUNTO»<br />

La definición de «conjunto» apela a las más variopintas justificaciones. Cantor<br />

se dirige directamente a la intuición: "Un conjunto es la reunión en un todo de objetos<br />

de nuestra intuición o de nuestro pensar, bien determinados y diferenciabas los unos de<br />

los otros". Mos-towski se apoya en el uso ordinario del lenguaje: "Este uso de las palabras<br />

está plenamente sancionado por el lenguaje codidiano y no existe la menor<br />

dificultad para entenderlo". La definición de «conjunto» como «reunión de objetos en<br />

un todo», que hace referencia a la intuición o al pensar como criterios últimos, es,<br />

obviamente, nada rigurosa y, sin embargo, desde esta «evidencia» se construye un<br />

edificio de considerables magnitudes. En el inicio mismo de nuestro recorrido nos<br />

topamos con una dificultad, ya que, aparentemente, un conjunto no es «nada» al margen<br />

de una conciencia-que-reúna-los-objetos-en-un-todo, la conciencia conjuntista. Mas,<br />

por definición, un conjunto infinito se escapa a esa conciencia intuitiva que podemos<br />

identificar, en este contexto, con el lenguaje ordinario. Para evitar estas aporías,<br />

Bourbaki apela a un criterio más objetual-estructural: "Un conjunto está formado por<br />

elementos susceptibles de poseer ciertas propiedades y de.mantener, entre ellos o con<br />

elementos de otros conjuntos, ciertas relaciones". Esta ambigüedad en la definición hace<br />

obligatoria una aclaración epistemológica.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El proceso de matematización de un campo de objetos (cualidades) se inicia<br />

integrando éstos en conjuntos tales que incluyan un criterio indicador de las diferencias<br />

entre ellos. A continuación, se reúnen de todos los modos posibles esos objetos en<br />

subconjuntos y se establecen correspondencias entre los objetos de dos conjuntos asociándolos<br />

en pares hasta agotar al menos uno de ellos: a este tipo de correspondencia se<br />

la denomina función. Más tarde se definen las operaciones, que ponen en<br />

correspondencia un par de elementos (que se puede generalizar a n elementos) del<br />

conjunto inicial de los operan-dos, con un elemento del conjunto final de los resultados<br />

de las operaciones. Un conjunto con, al menos, dos elementos (pues con uno solo nada<br />

puede construirse) y una operación definida en él constituyen una Estructura, que dota a<br />

los elementos componentes de propiedades estructurales.<br />

Se definirá, portante, el concepto de «conjunto» por sus propiedades, y no a<br />

partir de sus elementos. El simbolismo habitual es el siguiente: los conjuntos se<br />

representan por letras mayúsculas: A, B, C...; los elementos de un Conjunto, por letras<br />

minúsculas: a, b, c...; la Pertenencia (o no pertenencia) de un Elemento a un Conjunto o<br />

de un Conjunto a otro Conjunto por «∈» (O «∉»). V. gr.: «a ∈ A» significa que el<br />

elemento a pertenece a A, y «a ∉ A» significa que a no pertenece a A. Para determinar<br />

plenamente un Conjunto, pueden seguirse dos procedimientos: a) Extensional,<br />

enumerando todos y cada uno de los elementos. Si A es un conjunto y a,b, sus<br />

elementos, el conjunto A queda definido como: A = (a,b). Procedimiento sólo útil para<br />

conjuntos finitos y de pocos elementos, b) Intensional, enunciando una propiedad<br />

común cumplida por todos y cada uno de los elementos. Si A es un conjunto y P la<br />

propiedad común, entonces A = [x ⏐ P(x)], y se lee: «A es el conjunto de los elementos<br />

x tales que cumplen la propiedad P». Procedimiento preferible para conjuntos de<br />

muchos elementos e imprescindible para conjuntos infinitos. Todo el edificio<br />

conjuntista se construye a partir de una definición:<br />

Definición 1.1. Se denomina «conjunto» a una serie de elementos cualesquiera<br />

susceptibles de poseer ciertas propiedades y de mantener entre ellos o con elementos de<br />

otros conjuntos, ciertas relaciones. Queda, por tanto, definido un conjunto, cuando,<br />

dado un objeto, se puede decidir si pertenece o no al conjunto.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Como con un único conjunto poco podría hacerse, podemos definir varios<br />

conjuntos y compararlos entre sí. Por ejemplo, cabría construir los conjuntos de los<br />

antepasados de un individuo x y de un individuo y. Si estos conjuntos tienen los mismos<br />

elementos, diremos que son «iguales», lo cual puede significar que tienen los mismos<br />

derechos sucesorios, que son herederos de una misma familia, y muchas otras cosas<br />

más. Formalicémoslo:<br />

Axioma 1.1. (o de EXTENSIONALIDAD): Dos conjuntos son «iguales» cuando<br />

tienen los mismos elementos. Se escribe A = B. Si no tienen los mismos elementos,<br />

escribiremos A≠B. [A = B] = def. (x | x ∈ A si y sólo si (síi) x ∈ B] 2<br />

Mas, ¿qué ocurre si dos conjuntos no son «iguales»? Supongamos, por ahora,<br />

que todos los elementos de uno de los conjuntos de antepasados, A, son iguales a los de<br />

otro conjunto, B, pero que éste posee, además, elementos que no pertenecen al primer<br />

conjunto. Diremos entonces que A es un Subconjunto propio de B y lo simbolizaremos<br />

así: A ⊂ B. Si, además, suponemos que esos conjuntos poseen las propiedades P y Q,<br />

respectivamente, entonces todo elemento que posea la propiedad P posee la propiedad<br />

Q, o, lo que es lo mismo, es suficiente que un elemento posea la propiedad P para<br />

asegurar que se cumple la propiedad Q; y, al contrario, es necesario que se cumpla la<br />

propiedad Q para que se cumpla la propiedad P. Si el conjunto A tiene la propiedad «ser<br />

conde», entonces es suficiente para saber que el conjunto B ha de poseer la propiedad<br />

«ser aristócrata». Pero es necesario que el conjunto B posea la propiedad «ser<br />

aristócrata» para que el conjunto A posea la propiedad «ser conde».<br />

No se trata solamente de comparar conjuntos, sino de formar otros nuevos a<br />

partir de conjuntos dados. Por ejemplo, podemos atribuir propiedades diferentes a los<br />

distintos elementos del conjunto y hablar del «(sub)conjunto de hombres y del<br />

(sub)conjunto de mujeres de los antepasados», pero también del «(sub)conjunto de los<br />

retratados por un pintor de cámara», el «(sub)conjunto de los que padecieron enfermedades<br />

venéreas», y tantos y tantos otros. Esta idea la formaliza el siguiente axioma:<br />

2 .- El signo “= def.” puede leerse: “igual por definición”.<br />

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Axioma 1.2. (o de ABSTRACCIÓN): A todo conjunto Aya toda propiedad P(x)<br />

corresponde un conjunto B, cuyos elementos son precisamente aquellos elementos x de<br />

A para los cuales se cumple la propiedad P(x). B = def [x e A | P(x)]<br />

Pero ¡cuidado! El uso de este axioma requiere tomar precauciones. Sólo vale<br />

definir un subconjunto según qué propiedad elijamos. Imaginemos que alguien quisiera<br />

formar un subconjunto del conjunto A a partir de la siguiente propiedad: «mi familia<br />

reniega de sí misma», que viene a equivaler formalmente a «no es cierto que x pertenece<br />

a x»: x g x. Entonces, si reemplazamos en el axioma 1.2 la propiedad P(x) por su valor,<br />

obtenemos:<br />

B = [x ∈ A | x ∉ x]<br />

Supongamos un subconjunto de B, como y ∈ B. Entonces: y ∈ B = (y ∈ A | y ∈<br />

A). La cuestión es: ¿realmente B pertenece a A? ¿O hay conjuntos como el B que no<br />

pertenecen a A? Pero ocurre que la afirmación «B pertenece a A» es paradójica,<br />

conduce a un círculo vicioso, a una situación sin salida. Pues, si B pertenece a A, puede<br />

ocurrir:<br />

el axioma 1.2.<br />

O bien que B ∈ B, y entonces B ∉ B, puesto que: B G B = (B G A I B i B) según<br />

O bien que B ∉ B, y entonces B ∈ B, puesto que es el conjunto B el que posee<br />

la propiedad B ∉ B.<br />

Hay que tener mucho cuidado con las propiedades que definen los subconjuntos<br />

con el fin de no caer en paradojas. Frege (1848-1925), el padre de la lógica<br />

contemporánea, quedó apenado el resto de su vida tras descubrir estas trampas en su<br />

sistema, y Russell (1872-1970), su mejor mentor, se dedicó compulsivamente a tratar de<br />

impedir que el sistema formal que estaba construyendo pudiera provocarlas. En cualquier<br />

caso, el matemático y el no matemático aprenderán una excelente lección: que no<br />

es posible obtener algo a partir de nada; que no es dado construir objetos pronunciando<br />

palabras; que no cabe crear mágicamente un mundo de la nada; que los conjuros no<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

poseen fuerza creativa. Nadie puede tener como ancestro ¡ay! a D. Quijote, a pesar del<br />

premio Cervantes.<br />

Tras la formación de las paradojas, podríamos preguntarnos: ¿De qué estamos<br />

hablando? ¿Estamos especulando en y sobre la «nada»? Lo más sensato sería abandonar<br />

aquí el recorrido, a no ser que estemos seguros de tener, como mínimo, un conjunto.<br />

Utilizaremos una argucia debida al propio Frege. Sea un conjunto A y la propiedad<br />

«falsa» x ≠ x. Por el axioma de abstracción, tenemos: A = (xl x / x). Este conjunto,<br />

evidentemente, no tiene elementos y, por consiguiente, «existe un conjunto sin<br />

elementos» que se denomina «conjunto vacío»: «0».<br />

Axioma 1.3. (o del CONJUNTO VACÍO). Un conjunto que no posee elementos<br />

se llama «conjunto vacío» y se simboliza por ∅. ∅=def. [x | x≠ x ]<br />

La propiedad más importante es la de que todo «conjunto vacío» es un<br />

subconjunto de todo conjunto (véase axioma 1.7). Se dice que ∅ es un subconjunto<br />

trivial de todo conjunto. ∅ ⊆ A. Hasta aquí es notoriamente grande la pobreza de<br />

nuestro lenguaje. Pero ahora vamos a comenzar a ampliar los conjuntos de tal manera<br />

que dentro de muy poco nos toparemos con el mismísimo infinito. Dados dos conjuntos,<br />

¿existirá un nuevo conjunto al que pertenezcan los dos? Sean dos conjuntos<br />

cualesquiera A y B, podemos remitirnos a otro conjunto C, cuyos miembros sean A y B.<br />

Imaginemos que A es el conjunto de antepasados míos y B el conjunto de antepasados<br />

de mi mujer. C será el conjunto de antepasados de nuestros hijos.<br />

Axioma 1.4. (o del PAR NO ORDENADO): Dados dos conjuntos cualesquiera,<br />

existe un conjunto que los contiene como elementos, y sólo a ellos.<br />

C = def ((x,y)| x ∈ A o bien x ∈ B)<br />

Este axioma nos permite formar conjuntos singulares, cuyo único elemento sea<br />

el elemento a. Así el conjunto ∅ y el conjunto {∅} son dos conjuntos diferentes. Es<br />

importante distinguir entre un elemento a del conjunto y un elemento {a} (esto quiere<br />

decir que a ≠ (a|), porque esta posibilidad abre la puerta a una cantidad enorme de<br />

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conjuntos. Se puede proseguir con el conjunto que tiene como elemento el conjunto<br />

(∅), y luego con el conjunto que tiene como elemento el conjunto anterior {{∅}}, etc.,<br />

etc., Ahora podemos considerar cualesquiera parejas formadas a partir de estos<br />

conjuntos: {(∅), {{∅})}, y ya nada puede detenernos en la formación de nuevos<br />

conjuntos.<br />

Los axiomas 1.1. -1.4. se utilizan como Axiomas de Conjuntos Elementales.<br />

También podemos realizar operaciones entre los conjuntos A y B y obtener otro<br />

conjunto que posee todos, alguno o ninguno de los elementos de los conjuntos de<br />

partida. Hasta aquí hemos clasificado los conjuntos según los elementos que contienen.<br />

Pero podrían construirse nuevos conjuntos a partir de todos o algunos elementos de los<br />

conjuntos de partida. Intuitivamente diremos que una «operación» es una relación de<br />

dos elementos con un tercero. Si los tres elementos pertenecen a un mismo conjunto,<br />

diremos que la operación es «interna». Si no pertenece al mismo conjunto, la operación<br />

es «externa» y, en todo caso, el resultado ha de ser único. Dos familias se unen cuando<br />

se casan algunos de sus componentes; pero la intersección sólo afecta a los unidos por el<br />

matrimonio.<br />

Axioma 1.5a. Dados dos conjuntos A y B, se llama «unión» de A ∪ B, y se<br />

simboliza por A ∪ B, a un tercer conjunto que es único y cuyos elementos pertenecen o<br />

bien a A o bien a B o bien a ambos. A ∪ B = def. (x | x ∈ A ó x ∈ B)<br />

Axioma 1.5b. Dados dos conjuntos A y B, se llama «intersección» de A y B, y se<br />

simboliza por A ∩ B, a un tercer conjunto que es único y cuyos elementos son los<br />

comunes a A y B. A ∩ B = def. (x | x ∈ A y x ∈ B)<br />

Cuando A ∩ B = ∅, los conjuntos A y B se llaman «disjuntos». Entre las<br />

propiedades que estas operaciones poseen destacamos: la asociativa: (A ∪ B) ∪ C = A<br />

∪ (B ∪ C); la conmutativa: (A ∪ B) = (B ∪ A); la absorción: (A ∪ B) ∪ A = A; la<br />

idempotencia: A ∪ A = A; la distributividacl de la una respecto de la otra: A ∪ (B ∩ C)<br />

= (A ∪ B) ∩ (A ∩ C). (Valen las mismas leyes intercambiando « ∪ » y « ∩ »).<br />

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Pero no queda ahí la cosa. Supongamos dos conjuntos A y B formando un tercer<br />

conjunto U (a veces llamado Conjunto Referencia o Conjunto Universo) que sólo tiene<br />

como subconjuntos A y B. Sea U el conjunto de todos los humanos. Si un joven que<br />

vive con sus amigos y colegas se casa un cierto día, ocurre que si antes pertenecía al<br />

conjunto A de los solteros, ahora pertenecerá al conjunto no A, o conjunto B de los<br />

casados, i.e., de quienes no son solteros. Si A es el conjunto de todos mis antepasados,<br />

el conjunto B sería el conjunto de todos los hombres que no son mis antepasados<br />

Axioma 1.6. 5ea A un subconjunto propio de B. Entonces hay elementos de B<br />

que no son elementos de A. Estos elementos pueden formar otro conjunto que se<br />

llamará «complementario» del subconjunto A en B. Se denota por<br />

. Supongamos que un elemento x pertenece al<br />

conjunto A o a su complementario . Llamemos U al conjunto universal U = A ∪ A.<br />

Entonces, la intersección de cualquier conjunto con U ha de ser vacía y la unión de<br />

cualquier conjunto con U ha de concluir con el mismo conjunto U. Esto permite<br />

establecer una serie de propiedades a partir de las tres operaciones que componen una<br />

estructura algebraica llamada álgebra de Boole.<br />

El álgebra de Boole se transforma en la llamada Lógica Proposicio-nal,<br />

mediante un cambio de notación. Mantenemos las letras de clases: A, B, C...; utilicemos<br />

el símbolo negación «¬» para el complementario «-»; el símbolo conjunción « A» para<br />

la intersección «n»; el símbolo disyunción «v» para la unión « U ». El condicional: «->»<br />

-el símbolo específico de la lógica- se define en términos de negación, conjunción y<br />

disyunción:<br />

Si reemplazamos el conjunto universal U, por el valor 1, y el conjunto vacío por<br />

«0» siguen siendo válidas las propiedades:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Como estamos tratando con subconjuntos, podemos preguntarnos si podemos<br />

construir un conjunto a partir de todos los subconjuntos de ese conjunto. Utilizaremos<br />

una estrategia muy simple: decir si tal o cual elemento se encuentra o no en cada uno de<br />

los subconjuntos. Así, dado el conjunto A={a,b,c}, y un subconjunto suyo, {a,b}, podemos<br />

definirlo como el conjunto en el que «a está», «b está» y «c no está». Como hay<br />

dos posibles situaciones por combinatoria (permutaciones con repetición) obtenemos la<br />

fórmula 2 n , que nos da el conjunto-potencia del conjunto: P(A). Es obvio para conjuntos<br />

finitos que P(A) no puede ponerse en correspondencia uno a uno [véase infra] con A,<br />

por lo que el conjunto potencia 2' 1 será mayor que el conjunto mismo.<br />

Axioma 1.7. (o del CONJUNTO-POTENCIA): Dado un conjunto A, se llama<br />

«conjunto de las partes» de A al conjunto cuyos elementos son todas las partes de A. En<br />

símbolos: P(A). P(A) = def {x I x ⊂ A], donde x son los subconjuntos de A.<br />

1.2. RELACIONES Y FUNCIONES<br />

Hasta aquí podríamos decir que estamos usando el sentido común. Pero ahora<br />

vamos a adentrarnos por vericuetos muy diferentes. El concepto de función es un<br />

concepto muy refinado. Si, como suele aceptarse, fue Leibniz quien configuró el<br />

término función, necesitó rebasar no sólo toda la tradición antigua fundamentada en el<br />

silogismo de Aristóteles (384 a.n.e.-322 a.n.e), sino también la tradición moderna de<br />

Descartes (1596-1650), quien, por su temor al infinito (= lo que no puede someterse a<br />

ley), confundió el álgebra de lo finito (prácticamente lo que hemos tratado hasta aquí en<br />

el lenguaje de la Teoría de Conjuntos) con la mathesis universalis. Leibniz desarrolló el<br />

Análisis desde la teoría de las ecuaciones cartesianas, que eliminan las incógnitas x o y,<br />

de suerte que queda un polinomio en x 11 o y n ; después se iguala a cero y se hallan sus<br />

raíces, es decir, los puntos en donde la ecuación se corta con los ejes de coordenadas; y,<br />

finalmente, se pregunta por la continuidad de la ecuación. Quedan resueltas, así,<br />

cuestiones resistentes a la investigación lógico-matemática: las relaciones uno a uno -de<br />

las que no daba cuenta la teoría aristotélica- y el principio de continuidad -del que no<br />

daba cuenta el método cartesiano-. (Hemos de recordar, sin entrar en análisis, las<br />

134 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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relaciones íntimas entre el cálculo diferencial e integral de Leibniz y su teoría filosófica<br />

de las Mónadas y la Armonía Preestablecida).<br />

No es extraño, por tanto, que la tradición leibniziana coloque en el cálculo de<br />

relaciones el fundamento último de la lógica, de las matemáticas y de todo pensar<br />

normal: «Razón es relación». ¿Acaso pensar es otra cosa que relacionar? ¿Acaso los<br />

objetos físicos no guardan relaciones espaciales y gravitacionales? ¿Acaso los seres<br />

humanos no están relacionados de numerosas maneras: por parentesco, enemistad, amistad,<br />

orden de precedencia, etc.?<br />

Para acceder a este concepto necesitamos el axioma del par ordenado. En<br />

muchas ocasiones conviene distinguir el orden que se mantiene entre los elementos de<br />

un conjunto: no es lo mismo que x sea el padre de y, que y sea el padre de x.<br />

Comenzaremos con un conjunto de dos elementos (a, b} (que puede generalizarse a<br />

terna= {a, b, c), cuaterna = (a, b, c, d); n-tupla = {a1,a2,a3,...a n }).<br />

Axioma 1.8. (o del PAR ORDENADO). Dados dos elementos cualesquiera, a y<br />

b, llamamos «par ordenado» al conjunto binario (a,b) = ({a}, (a,b¡j. El par ordenado<br />

(a,bj posee dos componentes: a y b. Al objeto a se le llama «Primera Proyección del<br />

par», y al objeto b, «Segunda Proyección del par», tal que si z = (x,y), x = proy 1 z, e y<br />

= proy 2 z. (x,y) = def {{x}, {x,y}}<br />

De esta manera podemos dibujar las relaciones en las clásicas coordenadas<br />

cartesianas. Sean dos conjuntos cualesquiera A y B, el Producto de A y B, simbolizado<br />

por A x B, es otro conjunto al que pertenecen todas las parejas ordenadas que se pueden<br />

formar con los elementos de A y B y cuya primera componente pertenece a A y la<br />

segunda componente a B: si A tiene m elementos y B, n elementos, A x B tendrá m x n<br />

elementos. Hablamos del grafo de un conjunto, G, cuando todos sus elementos son<br />

pares ordenados.<br />

Sean los conjuntos A = |a,b,c) y el conjunto B = (1,2). El producto A x B tendrá<br />

3x2 = 6 elementos, a saber: A x B = ((a,1), (a,2), (b,1), (b,2), (c,1), (c,2)). El producto se<br />

puede representar gráficamente en coordenadas cartesianas. Cada par ordenado será el<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 135


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

punto de intersección del eje x de las abasas con el eje y de las ordenadas. Las relaciones<br />

binarias tienen dos importantes propiedades:<br />

i) Relaciones Uno-a-Uno entre conjuntos diferentes. R ⊂ A x B: Propiedades<br />

fundamentales para el concepto de Función.<br />

Definición 1.2. Una relación se dice que es «Total por la izquierda/ Total por la<br />

derecha», síi: {(x 1 ,x 2 ) | (x 1 ,x 2 ) E R{ /(x 2 ,x 1 ) | (x 1 ,x 2 ) E R}<br />

Definición 1.3. Una relación se dice «Unívoca por la izquierda / Unívoca por la<br />

derecha» síi: | (x,y,z) | si (x,y) e R y si (z,y) e R, entonces x=z) / | (x,y,z) | si (x,y) e R y si<br />

(x,z) e R, entonces y=z)<br />

ii) Relaciones entre dos conjuntos idénticos. R c A x A: Propiedades<br />

fundamentales para las estructuras de orden y equivalencia -ordenar y clasificar-, que<br />

son herramientas básicas tanto para la vida cotidiana como para la ciencia.<br />

Definición 1.4. Una relación R en un conjunto A es «reflexiva», si todo elemento<br />

de A está relacionado consigo mismo según R. R es Reflexiva si {xl (x,x) E R}<br />

La relación reflexiva impide las relaciones de parentesco. Por eso sólo al hablar<br />

de Dios o de sus sucedáneos se puede, con rigor, hablar de «reflexividad»: Yaveh decía<br />

«Yo soy el que soy»; el dios de Aristóteles era pensamiento de pensamiento, «noesis<br />

noeseos».<br />

Formalmente se dirá que para un conjunto dado A = {a,b,c,d}, la relación R’ =<br />

j(a,a), (a,b), (b,b), (b,c), (c,c), (d,d)) es «reflexiva» porque contiene todos los pares:<br />

(a,a), (b,b), (c,c), (d,d) [Fig. 1.1].<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Definición 1.5a. Una relación R definida en un conjunto A es «simétrica»<br />

cuando para todo par de elementos x e y de A se cumple que, si x sostiene la relación R<br />

con y, entonces y sostiene la relación R con x. R es Simétrica si l(x,y)l (x,y) ∈ R y (y,x)<br />

∈ R).<br />

Si Fulano es hermano de Mengano, Mengano ha de ser hermano de Fulano. Sea<br />

el Conjunto A = {a,b,c,d} y la relación R’= ((a,b), (a,c), (b,a), (a,d), (d,a), (c,a), (a,a)|).<br />

R’ es Simétrica porque contiene los pares ordenados: (a,b) y (b,a), (a,c) y (c,a), (a,d) y<br />

(d,a) [Fig. 1.2].<br />

Definición 1.5b. Decimos que una relación R definida en un Conjunto A posee<br />

la propiedad «asimétrica» cuando no posee la propiedad simétrica.<br />

Definición 1.6. Decimos que una relación R definida en A es «antisimétrica»<br />

cuando para cualesquiera elementos x,y que pertenecen a A, vale que si (x,y) ∈ R y<br />

(y,x) ∈ R, entonces x = y. De otra manera: una relación que no sea simétrica para<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

ningún par de elementos excepto si ambos son el mismo. Además, no se requiere que<br />

(x,x) o (y,y) pertenezca a la relación. R es Antisimétrica síi:)<br />

{(x,y) | (x,y) ∈ R y (y,x) ∈ R, entonces x = y}.<br />

El hijo único. Sea el Conjunto A = (a,b,c,d) y la relación R'" = ((a,a), (a,el),<br />

(b,a), (b,c), (d,c)). Esta relación es «antisimétrica» porque R 1 " no contiene ninguna<br />

pareja tal como (a,c) y (c,a)... pero sí (a,a) [Fig. 1.3].<br />

Definición 1.7. Una relación R en A es «transitiva» cuando para cualquier<br />

elemento x,y,z, que pertenece a A, se verifica que si (x,y) ∈ R y (y,z) ∈ R, entonces (x,z)<br />

∈ R. R es transitiva Fig. 1.3 Antisimétrica síi l(x,y,z)l (x,y) ∈ R y (y,z) ∈ R, entonces<br />

(x,z) ∈ R).<br />

Al fin encontramos la relación que nos está sirviendo de ejemplo: «Ser<br />

antepasado de». Sea el conjunto A = (a,b,c) y la relación R iv = {(a,a), (a,b), (a,c), (b,b),<br />

(b,a), (b,c), (c,a), (c,b), (c,c)}. Esta relación es Transitiva porque si contiene (a,b) y<br />

(b,c), entonces contiene (a,c), etc.<br />

[Fig. 1.4].<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Definición 1.8. Una relación R definida en A es «conexa» si para cualquier par<br />

de elementos diferentes de A, o bien (x,y) c R, o bien (y,x) ∈ R, o bien ambos pertenecen<br />

a R. R es Conexa síi ((x,y) | (x,y) ∈ R o bien (y,x) ∈ R, o ambos pertenecen a R}.<br />

Esto quiere decir que todos los elementos de un conjunto están «conectados»<br />

según la Relación dada. ¿Acaso la conectividad entre todos los seres humanos no se<br />

fundaba en el pecado, herencia de nuestros antepasados, quienes, a su vez, lo heredaron<br />

de Adán y Eva? Para mantener la unidad de todos los hombres ha habido que usar<br />

relaciones conexas. Por ejemplo: «Todos somos hijos de Dios»; «Todos descendemos<br />

de una madre africana, Lucy», «Todos formamos una sola raza», etc.<br />

El tipo de relación que ha permitido desplegar la ciencia moderna es el de<br />

función. "Lo característico -escribe Ortega- del por qué en la ciencia moderna no es<br />

ningún valor y entidad mística que se conceda a supuestos poderes ocultos, sino, más<br />

sencillamente, consiste en la fórmula de una conexión necesaria entre series de<br />

variaciones fenoménicas. Esta conexión es necesaria cuando es exacta, ni más ni<br />

menos; cuando a cada elemento de una serie corresponde en la otra serie uno y sólo<br />

uno; cuando, en una palabra, se puede establecer entre los hechos una función de<br />

expresión matemática más o menos conclusa. Cuando esto es imposible, la ciencia se<br />

contenta con ser descriptiva". 2 Las correspondencias no imponen restricción alguna a la<br />

relación R. Un elemento de A puede poseer ninguno, uno, o varios consecuentes en B.<br />

Pero se puede introducir una restricción: que para todo elemento x que pertenezca al<br />

dominio de R, x ∈ A, exista como máximo un único objeto y que esté relacionado con<br />

él. Esta relación se denomina: Función Uniforme, Relación Funcional o, simplemente,<br />

Función.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 139


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Definición 1.9. Dados dos conjuntos A y B, R es una «relación funcional» o<br />

«función» síi (x,y) ∈ R y (x,z) ∈ R, entonces y = z.<br />

En general se simboliza por A -> B y se lee: «f es una función de A en B».<br />

Cuando la función actúa sobre elementos, asociando a un elemento de x ∈ A, un valor y<br />

sólo uno y ∈ B, entonces usamos esta notación: f: x —> f(x), que significa: la imagen<br />

f(x) de fes el subconjunto (f(x) | x ∈ A) de B.<br />

Una función se caracteriza como la terna ordenada (G, A,B) donde G es el<br />

«grafo funcional» y G ⊆ A x B. Al conjunto A se le llama el conjunto «inicial» y al<br />

conjunto B, el conjunto «final». Al conjunto original se le llama «dominio de la<br />

función» y al conjunto de las imágenes, «imagen», «rango» o «recorrido» de f.<br />

Para Thom, la función tiene un origen propiamente filosófico. Como el mundo<br />

exterior se presenta entremezclado de deterninismo e indeterminismo, hay una parte que<br />

depende de nosotros, la variable o el argumento de la función; y otra que no depende de<br />

nosotros: una vez elegida la variable, queda determinado el valor de la función.<br />

Supongamos que elegimos, de entre todas las parejas posibles, aquellas que<br />

relacionan distintos elementos de A con distintos elementos de B, v. gr., R v = ((a,1),<br />

(b,2)}. Diremos que esa relación R v es una función f 1 : A -> B que se llama «inyectiva»<br />

si para todo elemento y e B es a lo sumo una imagen de un elemento x ∈ X. Si elegimos<br />

de entre los pares, aquellos en los que todo elemento de B está en correspondencia con,<br />

al menos, un elemento de A, v. gr., R vi = {(a,1), (b,1), (b,2), (c,2)) la relación R vi es una<br />

función f 2 : A -> B y se llama «sobreyeetiva». Si es a la vez «inyectiva» y<br />

«sobreyectiva», diremos que es «biyectiva». (La relación padre-hijo no es una función;<br />

pero la relación hijo-padre sí lo es.)<br />

Definición 1.10. Dada una función f entre dos conjuntos A y B, se llama<br />

«función inversa» de f y se representa por f 1 , a la relación funcional entre B y A que se<br />

obtiene al invertir las parejas de f.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Consideremos las funciones de la Figura 1.5. La correspondencia inversa g" 1 no<br />

es una función porque:<br />

Fig. 1.5 Función inversa<br />

a) El elemento 2 está relacionado con dos elementos b y c.<br />

b) Y, además, el elemento 3 no posee imagen.<br />

Se puede sacar la conclusión, por tanto, de que sólo si se cumple que la función f<br />

es biyectiva la inversa de una aplicación será una aplicación. Si f no es inyectiva, f -1 no<br />

es aplicación y si f no es suprayectiva, f -1 tampoco. Para hallar la aplicación inversa de<br />

una aplicación biyectiva, es conveniente utilizar la siguiente regla:<br />

i) Se despeja la variable x. i i) Se sustituye y por x y x por y. Así:<br />

y = 3x; x=y/3; y=x/3.<br />

¡No hay que confundir la aplicación inversa con la inversa de una aplicación 1 .<br />

Si, en el caso anterior, tenemos que y=x/3 es la aplicación inversa, la inversa de una<br />

aplicación es y=1/3x.<br />

1.3. EL INFINITO DE CANTOR<br />

Nuestros «antepasados» nos han permitido llegar hasta aquí. Pero supongamos<br />

con Lévi-Strauss que la formación de la humanidad tuvo que ver con la regla del tabú<br />

del incesto. Entonces, como ha puesto de relieve Ribeyro, cada uno de nosotros, en vez<br />

de descender de Adán y Eva, proviene de miles, de millones... ¡de cuasi-infinitos<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

antepasados! Pues ¡sea! Cada uno de nosotros ha de tener dos padres, cuatro abuelos,<br />

ocho bisabuelos y dieciséis tatarabuelos. Si seguimos hacia atrás, en el año 1.050<br />

tendríamos 1.069.645.824 ancestros. Ribeyro no continúa por penetrar en los terrenos<br />

del absurdo, de la más grande falsedad histórica: simplemente porque en el año 1.060 la<br />

población del mundo no llegaba a dos mil millones de habitantes. Nosotros, en cambio,<br />

carecemos de tales remilgos y multiplicamos ahora ese <strong>número</strong> por los 6.000 millones<br />

de individuos que habitamos el planeta azul: 6.000 millones x 1.069.645.824 ancestros<br />

cada uno, da una cifra absolutamente fantástica; 6,42 x 10 18 ¿Cómo manejar cantidades<br />

semejantes?<br />

Por una parte, es fácil comparar los <strong>número</strong>s: unos son mayores, otros menores y<br />

otros iguales. Se dice que dos conjuntos son ¡guales si hay correspondencia uno a uno.<br />

Pero si existe alguna idea extraña ésta es la de «infinito». Nadie hasta Cantor -el<br />

verdadero fundador del pensamiento contemporáneo del <strong>número</strong>- se había atrevido, si<br />

no a construir el infinito, sí a distinguir partes en él y a afirmar que una parte del infinito<br />

es equivalente al infinito global, que ya no es potencial, como había venido siendo<br />

contemplado desde Aristóteles, sino actual. Pero ¿cómo introducir un orden en la<br />

indeterminación que es, por antonomasia, el infinito?<br />

Esbocemos el esqueleto del argumento de Cantor estudiando tres aplicaciones:<br />

i) Comencemos por la aplicación U: N -> R. La cuestión que trata de resolver es<br />

el papel que juegan los <strong>número</strong>s irracionales para «cerrar» los agujeros que los <strong>número</strong>s<br />

racionales dejan sin cubrir en la recta. A lo largo de la historia, se han ido ampliando<br />

cada vez más los tipos de <strong>número</strong>. Primero fueron los naturales, N, luego los enteros<br />

positivos, Z+, y más tarde los <strong>número</strong>s racionales, Q, y los <strong>número</strong>s algebraicos o<br />

raíces. Con la introducción del cero se manejaron los enteros negativos, Z-, los<br />

trascendentes, y los complejos, C. Cantor se pregunta: ¿Cuánto más rico es el continuo<br />

de la recta real que el conjunto, también infinito, de los <strong>número</strong>s racionales? El<br />

principio inductivo de generación de los <strong>número</strong>s (primer principio de generación) utiliza<br />

la operación «sucesor» sin alcanzar nunca el máximo: 1,2,3...n... ¿Por qué no<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

imaginarse -se dirá genialmente Cantor- un nuevo <strong>número</strong> que exprese el orden natural<br />

del conjunto <strong>completo</strong>? Si establecemos una regla de sucesión de enteros, n', obteniendo<br />

la serie: 1, 2, 3 ... n, n+1..., entonces podemos imaginar: a) un nuevo <strong>número</strong> , el<br />

primer conjunto bien ordenado, que sea el primer <strong>número</strong> que sigue a la sucesión de<br />

<strong>número</strong>s naturales, v ; b) además, el conjunto más grande de todos los <strong>número</strong>s, el<br />

«primer transfinito», 0, que sirve de límite: el primer entero mayor que cualquier<br />

entero situado a continuación de la sucesión completa de los <strong>número</strong>s ordinales<br />

ordinarios y que se convierte en matriz de todos los otros <strong>número</strong>s; c) puede definirse el<br />

<strong>número</strong> como «la sucesión completa de los <strong>número</strong>s naturales, N» o «límite al que<br />

tienden los <strong>número</strong>s naturales». Ahora cabe ir generando nuevos ordinales transfinitos<br />

sucesivos si asociamos el <strong>número</strong> co a las unidades primitivas: ( +1,( +2...<br />

+ ... Al carecer esta serie de elemento máximo, puede imaginarse otro <strong>número</strong><br />

ordinal, 2 , que será el primero después de los <strong>número</strong>s hasta ahora obtenidos v y<br />

+v, y así sucesivamente. Esta regla, que denomina «segundo principio de formación»,<br />

permite la definición de un nuevo <strong>número</strong> que se considera límite de los primeros,<br />

inmediatamente superior a ellos. Aplicando ambos principios, se puede definir una<br />

jerarquía de <strong>número</strong>s ordinales transfinitos progresivamente mayores:<br />

La formación de nuevos <strong>número</strong>s carece de final y entonces no habría diferencia<br />

entre estos dos modos de generación de <strong>número</strong>s. Pero Cantor introduce un principio de<br />

detención o de corte, que permite una reordenación de estos <strong>número</strong>s, pues un conjunto<br />

transfinito co, que posee una cardinalidad co, puede ordenarse de diferentes maneras, y<br />

cada una de ellas da lugar a un transfinito diferente:<br />

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Curioso ¿no? El <strong>número</strong> cardinal es el mismo, pero el <strong>número</strong> ordinal no. Cantor<br />

se encuentra con las manos libres para exponer el siguiente axioma:<br />

Axioma 1.9 (o del CONJUNTO FINITO): Si coinciden el cardinal y el ordinal,<br />

entonces es un <strong>número</strong> finito.<br />

Pero si un conjunto como el de los <strong>número</strong>s naturales es infinito, ¿contiene todos<br />

los elementos que se esperan de él? La manera de averiguarlo puede ser poniendo en<br />

correspondencia determinados conjuntos. Tal es el famoso método de la diagonal de<br />

Cantor. Intuitivamente, el método diagonal significa que dado un conjunto, éste no<br />

contiene todos los elementos que se esperan de él. Tomemos como base este mismo<br />

libro en el que escribimos. Si cada línea contuviese una frase, podríamos escribir un<br />

libro distinto tomando una letra de cada línea, en forma diagonal, de tal modo que se<br />

diferenciase del primero en la primera palabra, del segundo en la segunda, del tercero en<br />

la tercera y así sucesivamente. Podemos añadir este libro a la lista, pero, inmediatamente,<br />

podríamos escribir otro libro que se diferenciase de este último en la última<br />

palabra. Por tanto, nunca podríamos obtener el conjunto de todos los libros escritos.<br />

Cantor demuestra el siguiente teorema:<br />

Teorema 1.1. El conjunto R de todos los <strong>número</strong>s reales no puede ponerse en<br />

correspondencia biunívoca con el conjunto N de todos los <strong>número</strong>s naturales, i.e., el<br />

conjunto R de todos los <strong>número</strong>s reales no es numerable".<br />

No todos los conjuntos tienen la misma cardinal ¡dad. El continuo, asociado a la<br />

recta real, no es numerable, ya que existen conjuntos más numerosos que N, conjuntos<br />

que no pueden ser numerados, y habremos de suponer un conjunto complementario -i N<br />

para llenar R. La cuestión que queda abierta es: ¿Existe un conjunto infinito intermedio<br />

entre los conjuntos del tipo N y los conjuntos infinitos del tipo R, o son sucesivos?<br />

Hemos de advertir, en todo caso, que el camino que nos conduce a la definición de<br />

conjunto infinito parte de la existencia de los <strong>número</strong>s naturales. Se necesita de ellos<br />

para establecer la correspondencia de partida, f: N -> R.<br />

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¡i) En segundo lugar, Cantor se pregunta por la aplicación: f2: R -> R n (n≥2).<br />

Introduce entonces un concepto llamado a jugar un papel básico en la nueva<br />

matemática: la «potencia» o «cardinalidad» de un <strong>número</strong>. Todos los <strong>número</strong>s que<br />

tengan la potencia de los <strong>número</strong>s naturales N (como los <strong>número</strong>s enteros Z, los<br />

<strong>número</strong>s algebraicos...) se llaman «conjuntos enumerables», «contables» o<br />

«numerables» y su cardinalidad es . Los conjuntos que tienen la potencia de los<br />

<strong>número</strong>s reales, R, se denominan «conjuntos no-enumerables» y su cardinalidad es c.<br />

Cantor encuentra, por consiguiente, dos tipos de cardinalidad y demuestra el teorema<br />

fundamental de la Teoría de Conjuntos:<br />

Teorema 1.2. Un conjunto infinito M tiene un subconjunto finito enumerable.<br />

Este teorema da paso a un importante corolario, que se utiliza a veces como un<br />

axioma:<br />

Axioma 1.10 (o del CONJUNTO INFINITO): "Un conjunto infinito M es<br />

equivalente a un subconjunto propio suyo".<br />

Este axioma no presupone, como en el caso anterior, la existencia de los<br />

<strong>número</strong>s naturales. La cuestión ontológica se hace ineludible: ¿Existen tales conjuntos<br />

infinitos? Si no presuponemos N, no es necesario que existan conjuntos infinitos. Por<br />

tanto, hay que garantizar su existencia y para ello hemos de suponer que existe N, que<br />

es, a la vez, no-finito e infinito. Coincidentes ambos conceptos de infinitud, se hace<br />

preciso introducir el axioma de elección. Éste establece que, dada una partición de un<br />

conjunto, existe otro conjunto «selectivo» formado justamente por un único elemento de<br />

cada una de las partes de la partición. Pero el axioma no dice cómo se eligen los<br />

elementos. La importancia del axioma radica en que si no lo aceptamos entonces habrá<br />

distintos tipos de infinitud y, consiguientemente, de finitud. Habrá conjuntos mayores<br />

que cualquier conjunto finito, pero que no serán infinitos, pongamos por caso.<br />

Axioma 1.11 (o de ELECCIÓN). Para todo conjunto A no vacío existe un<br />

conjunto B tal que tiene justamente un elemento en común con cada miembro de A.<br />

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Cantor encuentra un método para comparar los tamaños de los <strong>número</strong>s<br />

cardinales y demuestra que < c. La pregunta que podía hacerse a continuación era:<br />

¿Existirán <strong>número</strong>s mayores que c?<br />

iii) Pero Cantor va más lejos y estudia la aplicación f3: π -» R. ¿Puede pensarse siquiera<br />

en la relación entre un plano (b/'-dimensio-nal) y la recta (un/'-dimensional)? Así que la<br />

posibilidad de una respuesta afirmativa era ya tremebunda: ¡la dimensión del espacio no<br />

está delimitada por el <strong>número</strong> de coordenadas! Nada de extraño tiene que alguno de<br />

aquellos matemáticos (Krónecker (1823-1891), por ejemplo) se resistiese a entrar en<br />

este «paraíso». (Dedekind vio que esta correspondencia, si bien es biunívoca, no es<br />

continua). Nos podemos preguntar ahora por la relación que hay entre los conjuntos<br />

infinitos y sus subconjuntos. Dado un conjunto finito, si queremos hallar sus subconjuntos<br />

podemos utilizar el axioma del Conjunto-potencia. La cuestión que habrá de<br />

discutirse es si esta propiedad permanece para conjuntos infinitos.<br />

Teorema 1.3. El conjunto-potencia de un conjunto dado cualquiera (el conjunto<br />

formado por tocios sus subconjuntos) tiene mayor potencia que el mismo conjunto de<br />

partida:<br />

A < P(A).<br />

Para un conjunto infinito de cardinalidad , SU conjunto potencia P( ) tiene<br />

como cardinalidad 2 . Por el teorema 1.3, 2 > . El cardinal de P( ) denotado<br />

por c, es el conjunto de los conjuntos de los <strong>número</strong>s naturales, que pueden escribirse en<br />

un sistema de base 2, como secuencias infinitas de 1s y Os. Cantor demuestra que el<br />

<strong>número</strong> mayor que podemos obtener será 2 , que tiene precisamente la potencia del<br />

continuo. Pero, ¿c sigue inmediatamente a la potencia del conjunto N? Parece, en un<br />

primer acercamiento, que ambos conjuntos, los numerables, , y los no-numerables (el<br />

continuo), c, se relacionan a través de la ecuación: 2 = c.<br />

¿Puede existir en un segmento rectilíneo algún conjunto infinito de puntos que<br />

no sea equivalente al segmento entero y tampoco al conjunto de los <strong>número</strong>s naturales?<br />

Cantor había demostrado que Ng era el primer <strong>número</strong> cardinal de todos los conjuntos<br />

posibles con cardinal finito; que 2 era el conjunto de todos lo <strong>número</strong>s reales o, dicho<br />

146 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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de otro modo, tenía el cardinal del continuo; que existía una sucesión de alefs tal que:<br />

, 1, 2,…, N. ¿Dónde se acomoda 2 ? Según el teorema 1.3 de Cantor, 2 es el<br />

conjunto potencia de , luego ha de ser mayor que él. La conjetura -que Cantor no<br />

pudo demostrar- de que no hay ningún conjunto intermedio es la Hipótesis del<br />

Continuo: en el conjunto R de los <strong>número</strong>s reales, cualquier subconjunto infinito es o<br />

bien numerable o equipotente con R. Esto puede formalizarse así: 2 =X 1<br />

O dicho de otro modo: ¿Debe cualquier subconjunto infinito de <strong>número</strong>s reales<br />

ser numerable (equipotentes a N) o continuo (equipolentes a R)? ¿Existe algún conjunto<br />

intermedio? ¿Coincide c con 2, 2,…, N?<br />

1.4. LA HIPÓTESIS DEL CONTINUO<br />

Fue el programa formalista el que permitió vislumbrar la solución, que se<br />

produjo al darse la mano los Lenguajes Formales (nos remitimos a cualquier libro de<br />

Lógica simbólica o Análisis Formal) y la teoría cantoriana del Infinito: "En primer<br />

lugar -comenta De Lorenzo- la introducción de la teoría de conjuntos en la matemática<br />

y de la teoría de funciones proposicionales en la lógica, puso de nuevo estos dos temas<br />

en estrecho contacto. Para Frege y para Russell la conexión entre ellos era tan<br />

estrecha que se adhirieron a la teoría, llamada «logi-cismo», de que la matemática<br />

(para Frege solamente la aritmética) era una rama de la lógica y que, por tanto, a la<br />

teoría de conjuntos transfinita se le podría dar una fundamentación rigurosa,<br />

completamente aceptable matemáticamente".<br />

Desde un punto de vista formal, lo importante era que el sistema no encubriese<br />

contradicción alguna. Y esto sólo podía garantizarlo, para conjuntos infinitos, un<br />

sistema perfectamente definido y controlable. Si se acepta que los axiomas de la teoría<br />

de los conjuntos, los medios lógicos de deducción y una teoría de modelos agotan de<br />

hecho el aparato demostrativo de las matemáticas actuales, se puede decir que el<br />

problema del continuo representa en sí un ejemplo de un problema absolutamente<br />

indecidible. El canon de este tipo de problemas es el Teorema de Gódel, que, no<br />

obstante, permite la decibilidad con tal de colocarse en un sistema superior. La<br />

¡ndecibilidad de la hipótesis del continuo, sin embargo, no se deja solucionar tan fácil-<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 147


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

mente. Pues Cohén demostró que no es imposible suponer decenas, centenas, millares...<br />

de conjuntos intermedios. En apretada demostración:<br />

Supongamos que nuestro Sistema Formal posee un modelo. Un modelo es un<br />

conjunto X de n elementos que se encuentran en correspondencia con los componentes<br />

del sistema formal. Añadámosle un. objeto a con todas las consecuencias que él<br />

provoque en el conjunto. Entonces se obtiene otro modelo N tal que:<br />

M ∪ a = N ==> a) N es un modelo para Z; b) a no es construible en N; c) a es<br />

numerable. ¿Cómo especificar a? Pues a tiene propiedades singulares y propiedades<br />

generales que comparte con los demás conjuntos. Añadamos, en vez de a, una infinidad<br />

de objetos de cardinalidad w2.<br />

M ∪ 2 = N*, que a) N* sigue siendo un modelo; b) w 2 no es construible en<br />

N*; c) 2 es numerable. La condición de numerabilidad puede formalizarse como el<br />

producto cartesiano 0 x 2 . Pero esto significa que todo conjunto A de nuestro<br />

universo de conjuntos ordenados pertenece a alguno de los subconjuntos cuyo primer<br />

elemento pertenece a cog. Por consiguiente, el conjunto potencia de 0 , P( 0) > 1,<br />

que es la negación misma de la hipótesis del continuo: que P( 0) = 1<br />

Los <strong>número</strong>s han quedado clasificados, por tanto, en dos grandes apartados: los<br />

finitos, que se rigen por el principio de inducción, y los infinitos, que establecen<br />

relaciones entre la totalidad de la clase y alguna de sus partes. La totalidad de la clase se<br />

refleja en una parte de ella. La cuestión que nos plantearíamos de inmediato es: ¿Cuáles<br />

son los criterios ontológico-gnoseológicos de esta división? ¿Es una clasificación<br />

gnoseológicamente fundada o meramente ad hoc para salvar una situación? ¿Existen<br />

cosas tales como el infinito actual?<br />

Si podemos hablar de tres grandes pensamientos filosóficos en nuestro siglo -<br />

analítico, fenomenológico y dialéctico-, podemos decir que cada uno de ellos ha<br />

intentado una solución a la cuestión del continuo.<br />

148 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

1) El pensamiento analítico-pragmático -desde el esperanzador optimismo de la<br />

construcción de los lenguajes formales hasta el pesimismo de los teoremas de<br />

limitación- ha optado por abandonar estas investigaciones, tachadas de ontológicas, y se<br />

dedica a la aplicación de la lógica a las técnicas -hardware y software de los<br />

ordenadores- o a problemas del lenguaje ordinario -lógicas modales, temporales, etc.-.<br />

2) La fenomenología -inspirándose en la tercera de las Investigaciones Lógicas<br />

de Husserl (1859-1938), que se ocupa de una teoría de los Todos, ha tratado de estudiar<br />

las relaciones de parte a todo. V. gr., la mereología de Lesniewski.<br />

3) La dialéctica, que reconoce a Zenón (s. V a.n.e.), Anaxágoras, Leibniz o<br />

Hegel como sus antecesores destaca un tipo de pensamiento enemigo de la actitud<br />

finitista, atomista, reduccionista y reivindica un pensamiento infinitista, holista y<br />

organológico.<br />

Es el momento de reorientar todo lo dicho hasta aquí. Los formalismos, desde<br />

Zermelo (1871-1<strong>95</strong>3) o Russell, han estado vinculados a la teoría de conjuntos. Pero<br />

este proyecto, desde un punto de vista científico, comete aquella falta que los griegos<br />

clásicos llamaban hybris: la ambición desmesurada. Sólo como tarea filosófica esta<br />

investigación es legítima y llega a un resultado de un valor intelectual sin paliativos, que<br />

muestra la «dignidad del hombre», como gusta decir Víctor Gómez Pin. Ahora ya<br />

sabemos que los hechos de limitación han surgido en el esfuerzo radical de aclaración a<br />

partir de la propia experiencia de la matemática. Pero, al tratar de fijar las condiciones a<br />

que está sometido, este pensamiento ha elaborado un sistema que contiene la génesis de<br />

su propio sentido y esto desborda la capacidad de la ciencia. Y así lo ha visto -y nos lo<br />

ha enseñado- Rene Thom, quien comenta: "Aparte de un cierto interés filosófico -<br />

innegable-, estos resultados [Tarski, Gódel, Cohén] demuestran tan sólo que es inútil<br />

trabajar en determinadas direcciones. Ésta es, y perdonen el juego de palabras, su<br />

utilidad. Son como guardacantones que nos indican que no hay que salirse de la<br />

carretera''.^ Sería absurdo intentar formalizarlo todo. Entonces, ¿por qué la matemática<br />

habría de poder basarse en sí misma? ¿Por qué habría de ser la única ciencia que<br />

encontrara sus fundamentos en sí misma o en la lógica?<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 149


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Pero ocurre que, además de esta falta de medida, el proyecto metodológico<br />

formalista se compromete con una ontología de lo discreto, vinculada a una<br />

epistemología reduccionista. El reduccionismo defiende que el mundo es explicable a<br />

partir de las partículas elementales (quarks), de las fuerzas atómicas, electromagnéticas,<br />

etc. Thom, desde una posición estructuralista se interroga sobre cómo se explicaría la<br />

posibilidad misma de configuraciones cerradas, Le., de organismos que son estructuras<br />

de estructuras de estructuras.... de partículas. La previsible respuesta -la emergencia<br />

ortológica de estructuras que van acumulándose desde las partículas atómicas hasta las<br />

sociedades más complejas suponen una suerte de «creacionismo» totalmente arbitrarioes<br />

combatida por Thom encuadrado en el equipo de los dinami-cistas: De unas partes<br />

pueden surgir otras partes y esto es incomprensible si no se supone ya dado el Todo (v.<br />

gr., el modelo de Speman versus el modelo mendeliano). El organismo será una<br />

estructura metafinita, un sistema equilibrado de partes regido por un centro organizador<br />

que recuerda aquel concepto neoaristotélico de alma en cuanto presente «toda en todo y<br />

toda en cada una de sus partes». Dice Thom: "Es la dinámica del estallido del centro<br />

del cuerpo (el alma), que, siendo único en potencia, se fragmenta en una pluralidad de<br />

almas parciales en acto. En un modelo de tipo catastrófico [Cap. 4], se trata de una<br />

dinámica de «despliegue». Si toda parte tiene una definición funcional, debería ser<br />

posible asociar a cada parte un «cuestionario» catastrófico, de suerte que la paite<br />

considerada fuera la especie última definida por la respuesta «sí» a todas las preguntas<br />

del cuestionario". 7<br />

La oposición al reduccionismo metodológico y epistemológico y al<br />

emergentísimo ontológico invita a un cambio de lenguaje matemático. No se tratará<br />

ahora de una combinatoria algebraica, sino de un des-pliegue morfológico. La<br />

oposición a la ontología reduccionista exige una ontología de lo continuo por relación a<br />

la ontología de lo discreto, de lo numerable. Pues, en definitiva, los conjuntos que<br />

definen el Infinito y el Continuo se definen a partir de los <strong>número</strong>s naturales y Thom,<br />

sorprendentemente para muchos, afirma todo lo contrario: es el Infinito Numerable el<br />

que queda inmerso en el Continuo, como se pone de manifiesto desde el momento en<br />

que la operación sucesor n' ha de desarrollarse en el Tiempo, que es una entidad<br />

continua. Así, el continuo exige un espacio-sustrato de una riqueza enorme, un espacio-<br />

150 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

sustrato que Thom aborda con puntos localizados. Los problemas del transfinito<br />

cantoriano se deben -dirá Thom- a su falta de localización espacial. 8 Ahora bien, esta<br />

ontología necesita de una herramienta matemática de cuño distinto al conjuntista: unas<br />

matemáticas que comprendan los puntos dados en el espacio. Este será el territorio propio<br />

de la Topología.<br />

EJERCICIOS<br />

Es muy común interpretar los formalismos de la Lógica clásica y de la Teoría de<br />

Conjuntos como idealizaciones del lenguaje natural. Históricamente podríamos<br />

encontrar su razón en la compleja estructura algebraica de los lenguajes indoeuropeos,<br />

en los que se ha gestado la escritura simbólica. A veces se ha extrapolado la tesis del<br />

origen con la afirmación estructural de que los lenguajes lógico-formales son el<br />

esqueleto al que han de plegarse las frases con sentido, los enunciados. Los ejercicios<br />

que siguen pueden servir para recordar al lector esta interpretación del lenguaje natural<br />

en los términos del lenguaje formal.<br />

1) Traducir al lenguaje de conjuntos:<br />

a) "Esta reflexión sirvió para mostrar que la teoría del conocimiento, fundada<br />

en la noción de que las «matemáticas», la «teología» o la «ciencia» o las tres unidas<br />

bastaban para agotar los problemas del conocimiento en general, no era satisfactoria.<br />

El pensamiento histórico postula un objeto dotado de peculiaridades propias".<br />

COLLINGWO-OD,R.C: Idea de la historia, México, 1986, p. 15.<br />

b) "El surgimiento del lenguaje, por ejemplo -uno de los atributos más<br />

característicos del hombre- parece un fenómeno Inexplicable, ya que no puede existir<br />

sin la sociedad, la cual, a su vez, no puede existir sin el lenguaje". GRIMSLEY,R.: La<br />

filosofía de Rousseau, Madrid, 1977, p.50<br />

c) "P. «Qué es una ciudad en llamas? M. Un tren enloquecido». La respuesta<br />

da a entender que una ciudad que no arde es como un tren «cuerdo», es decir, una<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

máquina que funciona con precisión según leyes físicas y mecánicas". RAMÍREZJ.A.:<br />

Edificios y sueños, Barcelona, 1983, p. 339.<br />

2) ¿Qué propiedades lógicas caracterizan los siguientes textos?<br />

a)"Muy vivo ha de ser el que pueda decir si Marx primero se eligió<br />

revolucionario y después filósofo, o primero filósofo y después revolucionario. Es<br />

filósofo y revolucionario. Es un conjunto. Se ha elegido primero revolucionario ¿qué<br />

quiere decir eso?". SARTREJ.P.: El existencialismo es un humanismo, Buenos Aires,<br />

1985, p. 46.<br />

b) "No soy francés, ni alemán, ni inglés, ni español; soy habitante del mundo y<br />

no estoy al servicio del emperador, ni del Rey de Francia, sino al exclusivo de la<br />

verdad". Fierre BAYLE.<br />

3) Complétense los textos escribiendo en los puntos suspensivos el tipo de relación<br />

pertinente: Reflexiva, Simétrica, Asimétrica, Antisimétrica, Transitiva, Intransitiva,<br />

Conexa:<br />

a) "Esta estrategia o apuesta, dio resultado, pues la fusión de los dos estados<br />

siguió siendo manifiestamente......... : la aristocratización o ennoblecimiento de la<br />

burguesía dócil fue mucho más penetrante que el aburguesamiento de la nobleza<br />

imperiosa". MAYER,A.: La persistencia del Antiguo Régimen, Madrid, 1984, p. 84.<br />

b) "La.........del crimen se inscribe aquí en el horizonte de la constitución de la<br />

autoconsciencia. Al matar al otro me mato a mí mismo, en tanto el otro es el lugar<br />

donde me reconozco". TRIAS,E.: El lenguaje del perdón, Barcelona, 1981, p. 110.<br />

c) "En cuanto uno se propone escribir la historia de la Revolución Francesa<br />

sabe (o debería saber) que no podrá ser simultáneamente y a igual título, la del<br />

aristócrata. Por hipótesis sus totalidades respectivas (cada una de las cuales es.........<br />

respecto de la otra) son igualmente verdaderas". LEVI-STRAUSS,CL: El pensamiento<br />

salvaje, Buenos Aires, 1970, p. 374.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

d) "Hay una ......... en el crecimiento del conocimiento científico entre errores y<br />

verdades aceptadas: las primeras se rechazan con firmeza y definitivamente; las<br />

segundas se aceptan sólo provisionalmente. De modo semejante, hay.......en el proceso<br />

de aprendizaje moral: se aprende o se acaba aprendiendo, a rechazar con firmeza<br />

monstruosidades o aberraciones morales; en cambio, las experiencias que no llegan a<br />

ese límite permiten mantener un margen de discusión, interpretación y experimentación<br />

abierto". PÉREZ DIAZ,V.: Marx, Madrid, 1984, p. 113.<br />

e) "Construido por los individuos corpóreos (átomos económicos) capaces de<br />

mantener relaciones........., lo que significa, en términos económicos: capaces de<br />

mantener consigo mismos, de algún modo, relaciones «cálculos», análogas a las que se<br />

puedan mantener con los demás términos". G.BUENO: Ensayo sobre las categorías de<br />

la Economía Política, Barcelona, 1972, p. 49.<br />

4) ¿Qué tipo de relaciones se dan en los siguientes textos:<br />

SWIFT 3 a , VI.<br />

a) "La consorte es siempre fiel al marido, como el marido a su consorte". J.<br />

b) "No hay duda de que el marxismo contiene más ideología que el<br />

psicoanálisis; que el psicoanálisis contiene mas ideología que la física atómica, y que<br />

la física atómica contiene mas ideología que la topología algebraica".<br />

WAGENSBERGJ.: Proceso al azar, Barcelona, 1986, p. 16.<br />

c) "Cuando el cuerpo está enfermo, el alma puede reconocerlo, saberlo y<br />

juzgarlo, pero cuando el alma está enferma, el cuerpo no podrá decirnos nada sobre<br />

ella". CICERÓN: Tusculanas, III, 1,1.<br />

d) "Los jansenistas estaban contra la razón, pero la razón estaba de su parte;<br />

los jesuitas, en cambio, defendían la razón, pero la razón no los defendía".<br />

KOLAKOWSKI,L: Vigencia y caducidad de las tradiciones cristianas, Buenos Aires,<br />

1971, p. SO.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

5) ¿Qué tipo de aplicación se establece en el siguiente texto? Trátese de representarla<br />

mediante una gráfica:<br />

"¿Sabes que hay necesariamente tantas especies de caracteres humanos como<br />

de regímenes políticos? ¿O acaso piensas que los regímenes políticos nacen de una<br />

encina o de piedras, y no del comportamiento de aquellos ciudadanos que, al inclinarse<br />

hacia un lado, arrastran allí a todos los demás? (...) Por consiguiente, si las clases de<br />

Estados son cinco, también han de ser cinco las modalidades de las almas de los<br />

individuos (...) Ahora bien, al hombre similar a la aristocracia ya lo hemos descrito, y<br />

dijimos que era bueno y justo (...) Después de él hemos de pasar revista a los hombres<br />

inferiores, al amante del triunfo y del honor, conforme a la constitución espartana,<br />

luego al oligárquico, al democrático y al tiránico?". PLATÓN: La República, 544e-<br />

545a.<br />

6) Formalícese la reflexión que MANDELBROT hace de su vida: "A menudo, al oír la<br />

lista de mis pasadas ocupaciones, llego a dudar de mi existencia. La intersección de<br />

tales conjuntos está indudablemente vacía", cf. en GLEICK: Caos, 1988, p. 94.<br />

7) Dados los conjuntos: A = {x,y,z} y B = {X,Y,Z}, y la relación R = {(x,X), (y, Y), (z,Z)}<br />

en el conjunto A x B:<br />

i) Especificar el dominio y el recorrido de R. ii) Especificar R -1 . iii) Interpretar R y R -1 ,<br />

si x=Sócrates, y = Aristóteles y z = Sartre; X = Xanti-pa, Y = Pitia y Z = Simone de<br />

Beauvoir.<br />

8) ¿Qué propiedad lógica contiene el siguiente comentario? "Si un individuo se define<br />

como algo único, de suerte que nadie puede ser como él, y todos los individuos se<br />

definen como algo único, entonces ya hay algo que no es único, sino común a todos:<br />

que cada uno es único". De conversaciones con Lara, mi hija.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 2. CONCEPTOS DE TOPOLOGÍA: LA VISIÓN «TOPOLÓGICA»<br />

Thom ha rechazado la vía formalista -que tan sólo nos enseña lo inútil que es<br />

investigar en ciertas direcciones- y ha dado la vuelta al programa de investigación<br />

conjuntista. En vez de partir de lo numerable y, mediante un proceso de formalización,<br />

acceder al continuo, se tomará como entidad ontológica primitiva el continuo, y lo<br />

Infinito Numerable se habrá de justificar por su inmersión en el continuo. Thom<br />

demuestra que los <strong>número</strong>s reales se definen como <strong>número</strong>s de rotación sobre el toro<br />

[cf. infra] sin necesidad de partir de los naturales, que parece el camino seguido no sólo<br />

por el sentido común, sino por la mismísima divinidad, si hacemos caso de la máxima<br />

del algebrista Kronecker: «Dios creó los <strong>número</strong>s; el resto es obra de los hombres».<br />

Este cambio conceptual exige la familiarización con una herramienta diferente de la<br />

Lógica Formal como lo es la Topología, que trata de las configuración de las formas con<br />

independencia de la métrica. Un análisis topológico tiene, por tanto, un contenido<br />

cualitativo. No queremos decir, en cualquier caso, que la Topología sea la disciplina<br />

más avanzada de la Geometría, ni que sea la más abstracta, incluida la Lógica, y que,<br />

por tanto, en ella deban apoyarse todas las demás ramas de las matemáticas, dadas su<br />

simplicidad y generalidad. La Topología, simplemente, es una manera distinta de<br />

enfrentarse con la fundamentación matemática.<br />

Este capítulo puede parecer, y seguramente lo es, muy pretencioso. Pero no lo es<br />

más que el uso tradicional de la Lógica como fundamento de otros saberes. La Lógica<br />

ha venido presentándose no tanto como un saber, en el sentido estoico, sino como una<br />

introducción, un organon en el sentido aristotélico. La hipótesis que se empieza a intuir<br />

es la de que, así como el siglo XX comenzó con la construcción de la Lógica y los<br />

Sistemas Formales y desarrolló gran parte de sus posibilidades, el siglo XXI se va a<br />

iniciar utilizando la Topología como organon, desplegando virtualidades que se<br />

encuentran en Aristóteles -¡y luego en Leibniz!-, quien inauguró tanto la vía de la racionalidad<br />

lógica como la vía de la racionalidad morfológica de lo real -la realidad para<br />

Aristóteles era, fundamentalmente, cuerpos en movimiento- aunque por razones<br />

históricas -contingentes, sí, pero singulares y plenas de necesidad interna- sólo se<br />

continuaron las primeras, ya por falta de herramientas matemáticas adecuadas, ya por<br />

una represión deliberada del momento morfológico a expensas de la Retórica.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 155


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El espacio topológico estudia los entornos y esto exige dotar a los conjuntos de<br />

un espacio-sustrato del que carecen en la presentación del capítulo 1. Hay que<br />

acostumbrarse a las entidades matemáticas inmersas en espacios de muchas<br />

dimensiones, y cuyo «aparecer» se lleva a cabo mediante proyecciones, secciones,<br />

cortes, etc. Habremos de habituarnos, pues, a la transformación de objetos y a las<br />

aplicaciones de espacios n-dimensionales en esferas, superficies o rectas.<br />

2.1. CONCEPTOS de TOPOLOGÍA:<br />

Se entiende por Configuraciones Geométricas diferentes sub-conjuntos de la<br />

recta, plano o espacio euclídeos organizados en un sistema de referencia que, en<br />

principio, es definido según el sistema de coordenadas cartesianas: R=R 1 o recta<br />

numérica; R 2 o plano; R 3 o espacio tridimensional, que pueden generalizarse a espacios<br />

de n dimensiones, R n . Estos subconjuntos pueden conectarse por medio de funciones<br />

[Cap. 1], Además de poner en correspondencia <strong>número</strong>s, o puntos de la recta real, se<br />

pueden relacionar superficies, cuerpos, etc. Por ejemplo, se puede establecer una<br />

función -llamada traslación- de un plano, f: R 2 —> R 2 , de tal forma que los puntos de la<br />

superficie realicen un movimiento rígido y uniforme. Junto a la rotación, que mueve un<br />

punto bajo un ángulo 8, y junto a la simetría, que, dada una recta, refleja los puntos del<br />

plano como si se hubiera situado un espejo a lo largo de la recta, constituye el grupo de<br />

transformaciones llamadas isomerías, que dejan invariantes las distancias entre dos<br />

puntos cualesquiera. La semejanza (contracciones y separaciones) o la proyección son<br />

otras tantas transformaciones. Pero las funciones no siempre han de dar cuenta de las<br />

configuraciones geométricas, ya que éstas son generalmente: a) Rígidas; pero nos<br />

interesan también cuerpos deformados, incluidos aquellos que se deforman aún más<br />

cuando alteran su posición, b) Dadas como un todo: triángulos, círculos, etc. Claro está<br />

que podemos interesarnos por alguna parte de la figura geométrica; por ejemplo,<br />

queremos saber qué ocurre alrededor de un punto; es un conocimiento, en consecuencia,<br />

local; c) En ocasiones, nuestra intención puede ir más allá, y se admitirán cortes,<br />

siempre y cuando se vuelvan a unir los bordes del cuerpo después de la deformación.<br />

Esto nos obliga a dirigirnos a la Topología, que habrá de enseñarnos a<br />

comprender las formas geométricas a las que hemos eliminado propiedades tan<br />

156 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

«naturales» como tamaño, longitud, área y volumen. Entonces ¿qué queda? La respuesta<br />

no puede ser demasiado precisa: lo permanente de lo que no es permanente. Y ¿cómo se<br />

accede a lo que permanece? La respuesta ahora sí es precisa: mediante transformaciones<br />

continuas. Habremos de explicitar las propiedades de las transformaciones topológicas:<br />

i) La Biunivocidacl: En una transformación topológica no hay rupturas, ni<br />

fusiones (se dice que la topología es la geometría de la plastilina, de las deformaciones<br />

elásticas) y sus correspondencias son de uno a uno (unívocas). Las operaciones a las que<br />

los cuerpos son sometidos pueden ser muy complicadas: estiramientos, contracciones,<br />

retorcimientos, etc, pero se nos prohibe rotundamente unir dos puntos en uno: si dos<br />

puntos están «próximos», tras la función han de quedar «próximos»; si «internos»,<br />

«internos»; si «fronterizos», «fronterizos»; etc.<br />

ii) La Continuidad: Toda transformación que se realice sobre una forma no<br />

puede destruir la adyacencia o contigüidad de las distintas partes de una figura. De ahí<br />

que uno de los conceptos claves sea el de continuidad: una función continua conserva<br />

todas las adyacencias y no crea otras nuevas.<br />

iii) Las Invariantes topológicas: En consecuencia, tras múltiples deformaciones<br />

continuas se conservan determinadas propiedades que, técnicamente, se llaman<br />

invariantes topológicas u homeomorfismos. Cuando dos o más objetos poseen las<br />

mismas propiedades se llaman homeomorfos. Por ejemplo, una esfera y una barra de<br />

pan. Siempre se podría decir que una barra de pan tiene burbujas de aire y no es ya, por<br />

tanto, homeomorfa a la esfera. Ciertamente; entonces nuestra topología se va haciendo<br />

más fina: para unos casos sería suficiente considerarla como una esfera; para otros<br />

como una variedad de n agujeros. Otro ejemplo: un toro o neumático es homeomorfo a<br />

una taza, pero también, lo que puede ser más sorprendente, al cuerpo animal y humano<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 157


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

si lo «vemos» como un largo tubo con un <strong>número</strong> pequeño de deformaciones donde<br />

tienen lugar las funciones vitales: digestión, respiración, circulación, etc. [Fig. 2.1.]<br />

Las propiedades que estudia la topología no son las mismas que estudia la<br />

geometría euclídea, porque se pierden las propiedades métricas y proyectivas; sólo las<br />

propiedades topológicas permanecen inalterables. Para un topólogo, una curva y una<br />

recta son equivalentes, así como un círculo y un triángulo. ¿A qué tipo de propiedades<br />

invariantes nos referimos? Pongamos algunos ejemplos:<br />

a) Poseer uno, dos, tres... agujeros. Por más distorsiones que se realicen, el/los<br />

agujero/s persisten. Esta propiedad es tan importante que caracteriza el género de una<br />

superficie: cada dos agujeros pueden unirse mediante un «asa» y se hablará de<br />

superficies de una, dos, tres... asas,<br />

b) Poseer una, dos, tres... aristas, etc.<br />

c) Mantener la orientabilidad.<br />

d) La dimensión de un conjunto, e) El caso paradigmático es el de la<br />

característica de Euler: dado un poliedro cualquiera, el <strong>número</strong> de vértices V, menos el<br />

<strong>número</strong> de aristas A y caras C, según la ecuación: V-A+C, permanece constante, etc.<br />

El Espacio Topológico es una especie de figura geométrica que posee una<br />

estructura llamada topología, la cual permite estudiar la ¡dea de continuidad. Los<br />

espacios topológicos son equivalentes si se puede pasar de uno a otro, y volver al<br />

primero, de manera continua. Los Espacios topológicos de la figura 2.2 nos pueden<br />

servir de modelos.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Definiremos una transformación topológica, f: U -> V si:<br />

1) f es una biyección uno a uno; 2) f es continua; 3) la función inversa f" 1 es<br />

continua. Por ejemplo: si reunimos dos medias naranjas, la función es continua, porque<br />

los puntos próximos siguen estando próximos. Pero su inversa no lo es, porque si<br />

cortamos ahora la naranja en dos mitades los puntos dejan de estar próximos. Otros<br />

espacios topológicos más complicados son: la banda de Móbius, la botella de Klein, la<br />

Esfera con cofia, etc. 1<br />

Para tratar los invariantes topológicos vamos a establecer las definiciones de:<br />

entorno, conjuntos abierto y cerrado, puntos adherentes y las propiedades topológicas<br />

de los intervalos cerrados: i) densidad, ii) compacidad y iii) conexión.<br />

Una Estructura topológica se define en un espacio E ^conjunto de puntos)<br />

asignando a cada punto x de E una colección de partes de E -llamada entornos de x-,<br />

que cumple determinados requisitos.<br />

Entorno<br />

Es el concepto básico; imaginemos un punto en un espacio E. Acostumbrados a<br />

la definición euclídea de que un punto no tiene dimensión y al concepto newtoniano del<br />

espacio homogéneo e isótropo, parece poco interesante. Un punto es... como cualquier<br />

otro punto e indiscernible de cualquier otro. ¡Si ni siquiera posee dimensión! Pero,<br />

acercándonos al punto de otra manera, descubriremos que éste puede ser un cajón de<br />

sorpresas. Porque habrá puntos, sin duda, poco interesantes, pero habrá otros sorprendentes.<br />

También las chozas de los pastores de la Sierra de Gredos son todas más o<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 159


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

menos ¡guales. Pero ¿qué habríamos de decir de aquella choza de pastores de la<br />

montaña con un tejado que vierte aguas, las unas al Duero y las otras al Tajo?<br />

Definición 2.1. Un entorno de x en U y de radio r es el conjunto de todos los<br />

puntos de U cuya distancia a U es menor de r. Se simboliza por: C( x,r,U ).<br />

Ejemplos: En R 1 , el entorno C( x,r, R 1 ) es el intervalo abierto (x-r, x+r) de punto<br />

medio x y longitud r. En R 2 , el entorno C( x,r, R 2 ) es el círculo con centro x y radio r. En<br />

R 3 , el entorno C( x,r, R 3 ) es la esfera con centro en x y radio r. El conjunto U(x, C) se<br />

denomina bola abierta [Fig. 2.3]<br />

La característica de una deformación elástica puede entenderse, entonces, como<br />

el entorno o «proximidad» de un punto en el que tienen lugar modificaciones no<br />

esenciales.<br />

Conjuntos Abierto y Cerrado<br />

Con la ayuda de «entorno» se llega al concepto central de «conjunto abierto».<br />

Definición 2.2. Un subconjunto V ⊂ c U se denomina «abierto» de x, si para cada<br />

punto x de V existe algún entorno de x en U, contenido en V. La condición es, por tanto,<br />

que para cada x ∈V, exista un <strong>número</strong> r>0 tal que C( z,r, U) ⊂ V.<br />

Ejemplos de conjuntos abiertos: a) Cualquier entorno, b) La recta real R, ya que<br />

todo intervalo es un subconjunto de R. c) Un círculo sin circunferencia exterior, c) El<br />

espacio entero. La propiedad de ser abierto es relativa al espacio en el que se considera<br />

160 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

incluido. V. gr., el caso c) es abierto si se considera perteneciente a R 2 , pero no sería<br />

abierto en R 3 .<br />

Los conjuntos abiertos son, por así decir, muy «delicados» y, para lo que aquí<br />

nos concierne, esto significa que pueden dejar de serlo mediante una alteración muy<br />

pequeña. Por ejemplo, un polígono es un abierto; pero un punto en su exterior o en su<br />

interior hace que el polígono deje de serlo.<br />

Definición 2.3. Un subconjunto V se llama «cerrado» si su complementario en<br />

U es un conjunto abierto de U. Si V es cerrado, entonces U-Ves abierto.<br />

Dado un conjunto U, el más pequeño de los conjuntos cerrados que lo contiene<br />

se llama clausura de U y se denota por . Por tanto, U es cerrado, si U= .<br />

Un intervalo abierto se denota por medio de paréntesis y uno cerrado por<br />

corchetes. Así, el intervalo (a,b) de la recta real, R, es un abierto y [a,b], un cerrado. No<br />

todos los conjuntos han de ser abiertos o cerrados. Hay conjuntos que no son ni lo uno<br />

ni lo otro. V. gr.: el intervalo semiabierto (a,b] no es ni abierto ni cerrado, porque cualquier<br />

punto x de (a,b] distinto de b existe algún entorno de x contenido en el intervalo,<br />

pero todo entorno de b contiene puntos que ya no son de (a,b]. Otros ejemplos: el<br />

conjunto de los <strong>número</strong>s racionales; un círculo cuya primera mitad contenga la<br />

circunferencia y cuya segunda mitad no la contenga.<br />

Puntos adherentes y exteriores<br />

1. Se denomina puntos adherentes (adU) a U, a aquellos puntos del espacio tales<br />

que todo entorno suyo contiene al menos un punto de U, i.e., que pertenecen a la<br />

clausura de A.<br />

Los puntos adherentes se dividen en:<br />

1.1. Puntos interiores (intU), aquellos en que existe un entorno<br />

contenido enteramente en U.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 161


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

1.2. Puntos frontera, (o borde) (frU) aquellos xcuyo entorno tiene<br />

puntos de U y de su complementario U. Estos, a pueden ser:<br />

1.2.1. Puntos aislados (aiU), aquellos que poseen un entorno en que ningún<br />

punto -salvo ellos mismos- pertenece a U.<br />

1.2.2. Puntos de acumulación (acU): Son puntos adherentes no aislados, pues<br />

todo conjunto abierto que contenga al punto x contiene un punto diferente de x.<br />

2. Los puntos que no son adherentes se llaman exteriores (extU).<br />

Por lo tanto, un espacio topológico E se puede expresar como la unión de los<br />

subespacios disyuntas: interior, exterior y frontera. E = adU ∪ extU ∪ intU [Fig. 2.4].<br />

Puede ocurrir que alguna de estas componentes sea vacía dependiendo de la topología<br />

ele E. Es interesante observar que los puntos interiores y exteriores forman conjuntos<br />

abiertos, por lo que el conjunto frontera es cerrado.<br />

Propiedades topológicas de los intervalos cerrados<br />

i) Densidad: Ya hemos considerado la pregunta de cuántos <strong>número</strong>s reales, R,<br />

existen y los problemas a que ha dado lugar [Cap. 1]. La ampliación de las clases de<br />

<strong>número</strong>s se realizó por los problemas que iban planteando. Por ejemplo, el<br />

descubrimiento de los Irracionales fue uno de esos momentos singulares de nuestra<br />

historia occidental. Los pitagóricos descubrieron que existían puntos en la recta que no<br />

eran racionales. Como puede observarse en la figura 2.5, la raíz cuadrada de 2, que es<br />

162 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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un <strong>número</strong> irreductible a una proporción m/n, pertenece a la recta, por construcción:<br />

trazando mediante compás un arco que va desde el extremo de la diagonal del cuadrado<br />

hasta cruzar el eje OX. Pues bien, se dice que los <strong>número</strong>s racionales están densamente<br />

distribuidos a lo largo de R 1 porque entre dos puntos cualesquiera hay infinitos <strong>número</strong>s<br />

distribuidos uniformemente y, sin embargo, quedan «agujeros» por rellenar.<br />

Precisamente los <strong>número</strong>s como V2 permitieron conocer cuáles podían ser esos<br />

<strong>número</strong>s. Esto plantea cuestiones muy espinosas. Por ejemplo, ¿cuál es la dimensión de<br />

Q? ¿Es de dimensión cero como los puntos o segmentos finitos?<br />

¿O unidimensional como la recta? La resolución de estas cuestiones ha<br />

conducido a la Teoría de Fractales de Manclelbrot, que, en cierto modo, es una investigación<br />

paralela a la Teoría de las Catástrofes de Thom, pero con una diferencia<br />

esencial: los fractales se desenvuelven en el plano bidimensional, más propio de los<br />

minerales y los vegetales, y la TC, en el mundo tridimensional, más propio de los<br />

animales. 2<br />

Definición 2.4. En general, diremos que si E es un espacio topológico y U y V<br />

subespacios de E, entonces V es denso respecto de U si todo punto de V es adherente<br />

respecto a U, es decir, si V ⊂ U. Si V = E, entonces se dice que V es denso en todas<br />

partes y E=adV.<br />

ii) Compacidad: Si un subconjunto U de R N está contenido en algún entorno<br />

suficientemente grande, se dice que está acotado. O de otra manera: se dice que un<br />

conjunto está estrictamente acotado cuando es posible definir un entorno en U cuyo<br />

centro sea el origen y cuyo radio finito contenga a U. Cuando un conjunto es a la vez<br />

cerrado y acotado se dice que es compacto. Una de las consecuencias de interés para<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 163


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

nosotros es que la hipótesis de compacidad tiene la función de eliminar la posibilidad de<br />

acumulación de los puntos críticos [Véase cap. 4]. Daremos una definición acorde con<br />

ese objetivo:<br />

Definición 2.5. De cualquier colección infinita de conjuntos de X cuya unión es<br />

U, podemos seleccionar una subcolección finita cuya unión también es U.<br />

iii) Conexión: Se dice que un conjunto V de E es conexo si dos puntos de V<br />

pueden unirse mediante un arco (o a lo largo de una trayectoria poligonal) completamente<br />

contenido en V. a) Si esta trayectoria puede reducirse a un punto, se dirá<br />

simplemente conexo, b) Si no se puede reducir a un punto, se dirá múltiplemente conexo.<br />

Podrá pasarse de b) a a) por medio de cortes [Fig. 2.6]. El orden de conexión será el<br />

mayor <strong>número</strong> de curvas cerradas que pueden trazarse sobre una superficie sin que ésta<br />

quede dividida. Para la superficie esférica el orden de conexión es cero; para un toro<br />

será dos, porque dos son las únicas curvas que no forman una disección [Fig. 2.6a].<br />

Ejemplos: a) Una recta R 1 es un conjunto conexo, b) El complementario de cada<br />

punto de R 1 en R 1 no es conexo, es decir, una recta se convierte en no conexa por<br />

exclusión de cualquiera de sus puntos. c) Un plano es conexo, pero no es compacto.<br />

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Aplicaciones continuas<br />

Una consecuencia de la propiedad de compacidad es que si los subespacios X de<br />

R m que son compactos en R m , para cualquier aplicación continua f: X -> R m , el conjunto<br />

imagen es cerrado y acotado. La conjunción de ambos teoremas nos conduce a un<br />

tercero que expresa la propiedad fundamental de la topología, los homeomorfismos:<br />

Teorema 2.1: Un conjunto U⊂ R m y otro conjunto V ⊂ R m son topológicamente<br />

equivalentes u homeomorfos, si existe una función uno a uno h:U -> V tal que h y h -1 :<br />

V-> U son continuas. La función h se denomina «homeomorfismo».<br />

Esto significa, pues, que los puntos vecinos, tras la transformación, permanecen<br />

vecinos y, por ende,.que dos figuras son topológicamente equivalentes si existe un<br />

movimiento no-rígido que hace coincidir una de las figuras en la otra. V. gr., una esfera,<br />

un esferoide y un cubo son homeomorfos [Fig. 2.7].<br />

Si el homeomorfismo se puede llevar a cabo sin producir pliegues o alisarlos, la<br />

función h se llamará difeomorfismo. Sean aplicaciones del tipo f:U H> R m , donde U es<br />

un abierto en R n . Para hacer esto trabajamos localmente. Supongamos además que<br />

f(U)=V. Entonces la aplicación f será un difeomorfismo, siempre que: i) f sea suave, ¡i)<br />

f tenga una función inversa tal que g:V -> R n y tal que f*g=1 v y g*f=1 u . iii) g sea<br />

suave. Así por ejemplo, f=x 2 sería difeomorfa sólo para R + ,pero no para R", puesto que<br />

su inversa, g=<br />

x no tiene valores para R". O bien f= x 3 no es difeomorfa porque su<br />

inversa, g= 3 no es suave. V. gr , una esfera y un esferoide son difeomorfos, pero no lo<br />

son a un cubo. Intuitivamente el homeomorfismo nos ha de permitir transformaciones<br />

como las de la figura 2.8.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 165


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El concepto de Derivada<br />

Para el estudio de una función el conocimiento de la derivada es muy<br />

importante. Consideremos funciones que se pueden representar como trayectorias en el<br />

plano de coordenadas (x, y). Las gráficas pueden ser muy diferentes. Imaginemos una<br />

función uniforme, de tal modo que a iguales incrementos de x correspondan ¡guales<br />

incrementos de y. La trayectoria es una línea recta. Pero si los incrementos son<br />

disformes, entonces a ciertos incrementos de x pueden corresponder pequeños,<br />

medianos o grandes incrementos de y. Pues bien, podemos calcular la inclinación de la<br />

trayectoria en cada punto, la cual corresponde a su tangente [Fig. 2.9a]. Así que conocer<br />

la inclinación de la curva se identifica con conocer la tangente en ese punto. Ahora bien,<br />

la derivada no tiene por qué ser una recta. Puede ser una curva que a su vez posea<br />

derivada y así sucesivamente [Fig. 2.9b].<br />

Variedades diferenciables<br />

Las variedades generalizan las nociones de curva y superficie. Para obtener la<br />

descripción global de una variedad la recubrimos con una familia de conjuntos abiertos,<br />

cada uno de ellos asociado a un mapa, es decir, a un par (U,h), donde U es el<br />

subconjunto abierto y h un homeomorfismo. Este permite definir la parte de la variedad<br />

según coordenadas; éstas tienen la propiedad de ser, local-mente, euclídeas [Fig. 2.10].<br />

166 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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Definición 2.6. Un subconjunto M de R n se denomina «variedad k-dimensional»<br />

si para cada punto x E M se cumple la condición:<br />

Existe un conjunto abierto U que contiene x, otro conjunto abierto V ⊂ R n y un<br />

difeomorfismo h:U -> V tal que U∩M es simplemente Rk * {0}. Por tanto, un punto en<br />

R n<br />

es una variedad cero-dimensional y el toro, una variedad bi-dimensional. Lo<br />

interesante de las variedades es que son estructuras estrictamente locales. Local-mente,<br />

una variedad es un difeomorfismo en R n , pero no tiene por qué serlo en general,<br />

globalmente considerada. Decimos que una variedad es suave si es infinitamente<br />

diferenciable (Le., que admite derivadas hasta el infinito), y difeomorfa si es<br />

homeomorfa suave, con inversa suave. Para que dos funciones f y g sean difeomorfas<br />

han de ser tales que permitan la simetría: «f y g son del mismo tipo diferencial» y «g y f<br />

son del mismo tipo diferencial». Esto exige que sean inversibles, i. e., que existan<br />

funciones f- 1 y g- 1 que satisfagan f- 1 O f = f O f- 1 = /R (siendo / = aplicación identidad).<br />

De ahí la importancia del Teorema de la Función Inversa [Cap. 4], que permite realizar<br />

un cambio de coordenadas en el que la información no es destruida. Los cambios son<br />

suaves y reversibles, i.e., difeomorfos. Pero la inversa exige que la función tenga<br />

derivadas de orden n. Esta última exigencia nos obliga a tratar con variedades denominadas<br />

analíticas, que son indefinidamente diferenciables, es decir, que admiten<br />

derivadas en todos los órdenes.<br />

Topologías en el espacio funcional<br />

Si la función es continua en V, se dice que f pertenece a la clase C°. Si todas las<br />

derivadas primeras respecto de una base de E son continuas en V, se dice que pertenece<br />

a la clase C 1 en V. Cn significa que las funciones admiten derivadas hasta el orden n y<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

son continuas y C ∞ , que son indefinidamente diferenciables. Sobre el espacio funcional<br />

F podemos aplicar varias Topologías [Fig. 2.11].<br />

Topologías C°: diremos que dos puntos son vecinos si sus valores en cada punto<br />

también son vecinos. (Relación débil de vecindad, pues, aunque los valores de las<br />

funciones sean idénticos, las primeras derivadas pueden diferir enormemente).<br />

Topologías C 1 : si además de ser vecinos en cada punto lo son también sus<br />

derivadas primeras: pero las derivadas segundas pueden desviarse fuertemente.<br />

orden ∞ .<br />

Topologías C ∞ : los valores de f y de g son vecinos así como sus derivadas de<br />

Este nivel diferenciable es intermedio entre el nivel topológico de las funciones<br />

continuas, que pueden ser muy patológicas, y el nivel algebraico de las funciones<br />

polinómicas. Petitot ha mostrado 3 que este nivel diferenciable es perceptualmente<br />

pertinente, esto es, pertinente para el reconocimiento de formas.<br />

Esto nos conduce a una reflexión de gran importancia para lo que sigue, sobre la<br />

propia herramienta matemática y su carácter escritural y/o geométrico. Podemos decir<br />

que esta opción es la decisiva: para la validez del conocimiento, ¿es precisa una<br />

fundamentación lógica o topológico-geométrica? Se trata de la diferencia básica entre el<br />

ser-en-tanto-que-escritural y el ser-en-tanto-que-espacial. Su pertinencia entronca con<br />

todo el problema del logocentrísmo occidental y la prioridad -no sólo lógica, sino<br />

ontológica y epistemológica- concedida a la palabra escrita. [Véase Cap. 3].<br />

Las funciones f:R -> R pueden ser entendidas desde dos puntos de vista:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

a) Como Polinomios, de acuerdo con el ser-en-tanto-que-escrito: Funciones<br />

calculables explícitamente a partir de operaciones del álgebra: adición, multiplicación...<br />

Son funciones enteras, sumas de series convergentes de raíz de convergencia infinita.<br />

La propiedad característica de los polinomios es la de que, por medio de la Serie<br />

de Taylor [véase infra], podemos calcular sus derivadas en el punto 0, que determinan<br />

la función globalmente. Una propiedad adherente al ser-escritural es que el<br />

conocimiento local de la función en un único punto basta para determinarla<br />

globalmente.<br />

b) Como Funciones Continuas, de acuerdo con el ser-en-tanto-que-espacial<br />

(geométrico-topológico): Básicamente son las funciones diferenciables. Al contrario<br />

que los polinomios, la determinación local no implica la determinación global. La<br />

cuestión es determinar si hay alguna manera de salvar esta escisión entre polinomios y<br />

funciones continuas, entre lo global y lo local. Pasemos a estudiar la herramienta<br />

matemática que permitirá dar este paso.<br />

El Polinomio de Taylor<br />

Hemos de elegir un nivel pertinente de análisis. Éste será el nivel diferenciable,<br />

pues a las funciones diferenciables se les puede asociar en cada punto un polinomio.<br />

Ahora bien, esta escisión entre las funciones enteras, en las que son posibles la<br />

construcción de algoritmos -ya que se constituyen como series convergentes-, y el<br />

álgebra de las funciones diferenciables, en las que no existe, en general, algoritmo<br />

alguno que permita calcular explícitamente el valor f(x) de la función, puede hacerse<br />

menos profunda si se analiza por mediación de las Series de Taylor, Le., si a las<br />

funciones suaves que pertenecen a C ∞ se les asocia en cada punto x ∈ R, una serie<br />

formal Tf(x) llamada su «serie de Taylor» en x, que es la mejor manera de aproximaciones<br />

locales de f en x por polinomios de grado creciente.<br />

algebraicas.<br />

Las funciones polinómicas pueden evaluarse por simples operaciones<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 169


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Pero muchas otras funciones, incluso funciones elementales como f(x) = sinx o<br />

g(x)Lnx, no permiten estrategias tan fáciles. La estrategia usual es utilizar polinomios<br />

especiales para calcular «aproximadamente» tales funciones. Para hallar el polinomio de<br />

Taylor, P(x) que aproxima su valor a una función f, se exige que en punto determinado<br />

a, tanto P como f coincidan en sus valores.<br />

P(a) = f(a)<br />

Geométricamente esto significa que la gráfica de P pase por (a,f(a)). Pero se<br />

pretende que el polinomio se parezca (pertinencia perceptual) a la función. Para ello se<br />

puede imponer que las pendientes del polinomio (su derivada) y de la función<br />

coincidan. Así:<br />

P'(a) = f'(a), P"(a) = f"(a), P'"(a) = í"'(a),...<br />

P n (a) = P(a). (2.1)<br />

Parece plausible sostener que ese polinomio P n se «asemeja» a la función.<br />

Escribimos el polinomio en la forma usual por comodidad:<br />

P n (x) = C 0 + C-i(x-a) + C 2 (x-a) 2 + C 3 (x-a) 3 +...+ C n (x-a) n<br />

Hallemos las derivadas del polinomio según (1):<br />

P' n (x) = C 1 + 2C 2 (x-a) + 3C 3 (x-a) 2 + ...+ nC(x-a)"- 1<br />

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P" n (x) = 2C 2 + 3C 3 (x-a) + ... + n(n-1)C n (x-a) n - 2<br />

P n n(x) =<br />

n!C n<br />

Si sustituimos el valor de x por el valor de a, se obtiene:<br />

i) por una parte, a-a=0;<br />

¡i) y según (2.1) f(x) por P(x), entonces el valor de las derivadas se deduce de:<br />

f'n(x) = C1, f'´´n(x) = 2C2, ... f 2 n(x)=- n!C n , resultando que:<br />

C 0 = f(a), C 1 =f'(a), C 2 = (1/2!) f'"(a),<br />

C 3 =1/(3!) f'"(a), C n = (1/n!)f"(a).<br />

Así se obtiene el polinomio buscado:<br />

Pn(x) = f(a)+ f(a){x-a) + f"(a)(x-a)7l -2 + ... + f n (a)(x-a) 3 /n!<br />

La figura 2.12 muestra con un ejemplo la aproximación a una función por el<br />

polinomio de Taylor.<br />

Polinomios truncados o JET orden k<br />

Tradicionalmente, el polinomio de Taylor se ha utilizado para tratar series que<br />

convergen en alguna vecindad de un punto. Entonces se dice que la función es analítica<br />

en ese punto xg. Estas series pueden ser diferenciables término a término en una<br />

vecindad y cada coeficiente -C 0 , Q...C,.- viene dado por la derivada résima de la función<br />

dividida por r! Pero la función no tiene por qué ser analítica. La analiticidad no es<br />

condición suficiente, ni necesaria, para que las aproximaciones a un punto sean válidas.<br />

Por ejemplo: la serie de Taylor para la función f(x) = e -1 / x2 cerca del origen tiene la serie<br />

de Taylor: 0 + Ox + Ox 2 + Ox 3 + ... Aunque no es convergente, sin embargo es una<br />

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aproximación cualitativa excelente para entender cómo se comporta esa función cerca<br />

del origen. Se «ve» que en ese punto es muy plana.<br />

Esta posibilidad permite utilizar la serie de Taylor de una manera muy distinta.<br />

Lo que se ha ideado ha sido truncar la serie de Taylor y entonces -según la bella<br />

metáfora de Zeeman- «la cola no mueve al perro». La clave de esta cuestión es que la<br />

función f es equivalente a una de sus partes, llamada jet, aunque la serie sea divergente,<br />

o no se sepa si lo es o no. Sea la función f tal que: T n = f(0) + hf'(O) + h 2 f"(0/2!) + ... +<br />

h k f k (0/n!)<br />

A T n se le llama «jet de orden k de f». Si dos funciones poseen el mismo<br />

desarrollo de Taylor, podemos estar seguros de su equivalencia, pues es independiente<br />

de las coordenadas elegidas; es una propiedad intrínseca. 4 Se dice que el polinomio P(n)<br />

está truncado en el orden k o que es un jet y se escribe j k (Px). Sea el polinomio P(n) =<br />

3x-2y+7xy-9x 3 +4x 7 y 2 ; este polinomio equivale al jeten el orden tres a: j -k ( Px) = 3x-<br />

2y+7xy-9x 3 .<br />

2.2. TOPOLOGÍA Y SISTEMAS DINÁMICOS<br />

Una de las grandes aportaciones de la ciencia del siglo XX ha sido la aplicación<br />

de la Topología a los Sistemas Físicos.<br />

Retrato de Fases<br />

Supongamos un sistema mecánico muy simple como un péndulo. La posición<br />

viene dada por el ángulo o por un punto del círculo S 1 de radio 1. Su velocidad angular<br />

está representada por un <strong>número</strong> real. Entonces el par: posición, velocidad (x,y),<br />

constituye el espacio de fases del péndulo que es el producto del círculo S 1 por una<br />

recta r, lo que da lugar a un cilindro, según la figura 2.13a-d. Cada movimiento está<br />

representado por una curva orientada (si está inmóvil será un punto) trazada sobre el<br />

cilindro y parametrizado por el tiempo. Se dice que el retrato de fases es el conjunto de<br />

órbitas o curvas integrales cuya representación se obtiene al mover el cilindro como si<br />

fuera un rodillo sobre una superficie [Fig. 2.13d].<br />

172 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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Si el sistema mecánico aumenta su grado de libertad, es decir, el <strong>número</strong> de<br />

coordenadas que nos permiten enunciar la posición de un punto, entonces el <strong>número</strong> de<br />

dimensiones del espacio de fases aumenta hasta hacerse inmanejable por los métodos<br />

ususales. Pues bien, muchas de las características de un sistema mecánico se pueden<br />

expresar en términos de las propiedades topológicas de su espacio de fases.<br />

Un Sistema Dinámico en Mecánica clásica (Newton-Lagrange-Hamilton) se<br />

describe mediante un sistema de ecuaciones diferenciales. Sea, por ejemplo, la ecuación<br />

de Newton: d 2 x/dt 2 = (F, x, dx/dt,t), que significa que la tasa con que varía un objeto (la<br />

segunda derivada o aceleración) depende de la tasa de variación del objeto (primera<br />

derivada o velocidad). Un Sistema Dinámico puede representarse de dos maneras<br />

equivalentes: diferencial (vectorial) o integral.<br />

i) Desde un punto de vista geométrico y diferencial, tratar esta ecuación significa<br />

que cada punto de la variedad M se define por un vector que tiene una dirección;<br />

entonces se obtiene un conjunto de vectores tangentes a la superficie o direcciones que<br />

describe la variedad [Fig. 2.14a].<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 173


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

i¡) Desde un punto de vista integral, la variedad M se divide en un conjunto de<br />

curvas integrales que no pueden cortarse dos a dos y que llenan el espacio de fases<br />

dado, de forma que en cada punto de la variedad hay una única curva integral que pasa<br />

por ese punto y representa posibles movimientos del sistema [Fig. 2.14b].<br />

Entonces ocurre que por cada punto de la variedad (x, y) pasa una sola curva...<br />

excepto en algunos puntos. Fue Poincaré (1854-1912) quien inició el estudio<br />

sistemático del <strong>número</strong>, carácter y posición<br />

relativos a estos puntos, que llamaremos «singulares», como un apartado de la<br />

teoría cualitativa de ecuaciones diferenciales, la cual tiene por objeto la Topología del<br />

campo de direcciones y el sistema de curvas integrales de la ecuación diferencial dada.<br />

Demostró que solamente hay unos pocos tipos genéricos de puntos singulares. Sea el<br />

sistema:<br />

dx/dt = a1X + b1y<br />

dy/dt = a2 X + b2y 1)<br />

y busquemos sus puntos singulares. Entre los diversos criterios de clasificación<br />

de los puntos singulares uno de ellos es el de buscar simplemente los distintos tipos de<br />

raíces de la ecuación (1). Si las soluciones del sistema son:<br />

x = Ae mt ; y = Be mt<br />

sustituyendo en (1) se obtiene la ecuación característica:<br />

m 2 - (a1+b2)m + (a1 b2 - a1 b1)=0<br />

Se demuestra que las propiedades del punto crítico (0,0) del sistema (1) se<br />

determina por los <strong>número</strong>s m-) y m 2 de la ecuación. Entonces habrá que considerar la<br />

naturaleza de las raíces: si son reales positivas o negativas, complejas o imaginarias. El<br />

único caso des-cartable es el m = 0, pues entonces a1 b2 = a2 b1.<br />

174 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

1 .a. Si las raíces son reales, desiguales y negativas, nos indican que todas las<br />

trayectorias tienden hacia el punto crítico y a éste lo denominamos «Nodo sumidero».<br />

1 ,b. Raíces reales, desiguales y positivas nos indican que todas las trayectorias<br />

se alejan de ese punto crítico, al que se denomina «Nodo fuente».<br />

2. Si las raíces reales son de signo opuesto, las trayectorias sobre el eje x se<br />

aproximan al punto crítico, mientras que el resto de trayectorias se alejan al infinito. A<br />

este punto lo conocemos como «Punto-Silla».<br />

3. Si las raíces son complejas y la parte real φ de la solución: es menor<br />

que cero, el movimiento de las trayectorias tiende al punto crítico y se llama «Punto-<br />

Espiral» (sumidero); si es menor que cero, se aleja de él y se llama «Punto-Espiral»<br />

(fuente); si φ =0, entonces el movimiento es periódico en el tiempo y las trayectorias<br />

son curvas cerradas sobre el punto crítico, que se llamará «Punto-Centro».<br />

Autovalores<br />

Una clase de transformaciones especialmente notable es aquella en la que con<br />

motivo de una transformación los vectores quedan multiplicados por los <strong>número</strong>s<br />

llamados autovalores λ 1 ,..., λ m, y que escribimos en una matriz diagonal:<br />

Un vector X (≠O) que se transforma en un vector λX recibe el nombre de «eigenvector»<br />

o «autovector» de la transformación. Un auto-vector X es una transformación lineal A si<br />

y sólo si AX= λX 6 El conocimiento de los autovalores se hace fundamental para la<br />

consideración de los sistemas dinámicos. Un ejemplo muy curioso, que nos puede hacer<br />

intuitivo este concepto, es el del paso de un grupo de soldados por un puente. El jefe<br />

que los manda interrumpe el paso militar para continuar normalmente; esto se debe a<br />

que puede ocurrir que marchen con frecuencia igual a uno de los autovalores del puente<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 175


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

y esto produciría oscilaciones que podrían llegar incluso a romperlo. Cualquier<br />

ingeniero intentará que la frecuencia natural de su puente esté muy lejos, pongamos por<br />

caso, de la del viento en la zona donde se está construyendo. La interpretación<br />

geométrica de los autovalores es muy interesante: si todas las soluciones son positivas,<br />

pueden interpretarse como una dilatación. Si alguna es negativa, entonces el espacio se<br />

deforma a la par que hay un cambio de dirección. Si algún X es cero, hay deformaciones<br />

en esa dirección. Pues bien, para el caso que nos ocupa tendremos en cuenta la siguiente<br />

correspondencia:<br />

1 .a. Nodo sumidero: los autovalores, λ, del sistema son negativos.<br />

1 .b. Nodo fuente: los autovalores, λ, del sistema son positivos.<br />

2. Punto-Silla: un autovalor es positivo y otro negativo.<br />

3.a. Punto-Espiral (sumidero): los autovalores son complejos conjugados con la<br />

parte real negativa<br />

3.b. Punto-Espiral (fuente): los autovalores son complejos conjugados con la<br />

parte real positiva.<br />

4. Punto-Centro: los autovalores son imaginarios puros.<br />

Podemos hablar, por consiguiente, de la estabilidad de un sistema, por relación a<br />

los puntos críticos. Si las trayectorias tienden al origen, al punto (0,0) se dice que el<br />

sistema posee una «estabilidad asintótica» (nodo-sumidero, espiral-sumidero, silla). Si<br />

no se acercan al punto crítico, ni se alejan de él, el sistema es «estable» (centró). Si las<br />

trayectorias tienden al infinito, «inestable» (nodo-fuente, espiral-fuente, silla) [Fig.<br />

2.15].<br />

176 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Se trata, por consiguiente, de estudiar la topología del campo de direcciones del<br />

Sistema Dinámico.<br />

***<br />

El vínculo entre los puntos singulares y la estabilidad fue utilizado muy<br />

eficazmente por Poincaré al tratar de resolver el problema de la estabilidad del sistema<br />

solar. Para acometer esta cuestión y distinguir trayectorias, Poincaré ofreció un<br />

sorprendente y eficaz método, a la par que muy distinto a los usuales en la época.<br />

Supongamos un sistema con dos grados de libertad que en un momento determinado se<br />

encuentra en un estado y que en otro vuelve al mismo lugar del que ha partido. En vez<br />

de estudiar esa trayectoria -persiguiéndola por todos los puntos por los que pasa-,<br />

podemos construir un plano π, llamado Sección de Poincaré (con lo que se reduce en<br />

una unidad la dimensión necesaria para su representación), por un punto dado<br />

transversal a él y esperamos a ver qué ocurre en los siguientes momentos en los que<br />

pase por ahí. Si siempre pasa por el mismo punto se dirá que la órbita tiene soluciones<br />

«T-periódicas»; por ejemplo, la órbita de la tierra respecto dei sol es periódica con un<br />

período T de un año. Si no coincide exactamente pero se mantiene en el interior de un<br />

toro, se llaman «cuasi-periódicas». Si las trayectorias llenan el plano (o salen de él y<br />

luego vuelven, de manera aleatoria), se dirá que son «caóticas». De este modo, en vez<br />

de estudiarse una trayectoria en tres dimensiones, se estudia un plano bi-dimensional, en<br />

el que se recogen los impactos que las trayectorias marcan sobre el plano cada vez que<br />

lo atraviesan [Fig. 2.16].<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 177


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Este regressus condujo a Poincaré desde los métodos cuantitativos a los métodos<br />

cualitativos, con lo que puso a la investigación en otro camino, que, sin duda, más sutil<br />

y menos radical, comienza a ver sus frutos a partir de la década de los sesenta. Como<br />

dice Ekeland: "El límite de lo Cuantificable no es el límite de las matemáticas: por<br />

métodos nuevos, cualitativos más que cuantitativos, se buscará no tanto hacer<br />

predicciones exactas, como dar una idea general de las posibles".<br />

2.3. EL TEOREMA DE TRANSVERSALIDAD DE THOM<br />

Estos métodos inaugurados por Poincaré nos ponen en el camino de la TC de<br />

Thom, que ha proseguido la investigación de estos cortes, de estas intersecciones, de<br />

estos choques, pero generalizando la superficie de Poincaré a variedades n-<br />

dimensionales. La ¡dea es la siguiente: los sistemas inestables pueden ser estabilizados<br />

mediante una pequeña deformación. Esto es lo que ocurre cuando utilizarnos un<br />

medicamento para eliminar la fiebre, pongamos por caso, y hacer que vuelva al<br />

organismo a su estado anterior. Pues bien, la estabilidad se asocia a un concepto<br />

geométrico y topológico que ha sido utilizado por Thom muy eficazmente: la<br />

transversalidad, que, como dice Chenciner 9 , es un generador de estabilidad estructural.<br />

(Ello exige un conocimiento matemático muy profundo y precisamente las dificultades<br />

matemáticas de la TC proceden de este concepto. Como es obvio, no tratamos aquí de<br />

dilucidarlo, sino de exponerlo en sus componentes intuitivos).<br />

i) Comencemos por su definición conceptual: las curvas y las superficies,<br />

pongamos por caso, son soluciones de sistemas de ecuaciones. Desde Descartes<br />

conocemos las correspondencias entre el álgebra y la geometría. Se sabe que: Un<br />

<strong>número</strong> mayor de ecuaciones que incógnitas significa, generalmente, que no existe<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

solución. Y como un corolario del anterior teorema: «n ecuaciones con n incógnitas,<br />

generalmente, tiene soluciones aisladas». Teorema y corolario son verdaderos, en<br />

general, pero no siempre. Existen casos excepcionales que ocurren bajo condiciones<br />

específicas. Thom ha introducido el concepto topológico de «genérico» para reemplazar<br />

el ambiguo y más intuitivo «generalmente» o «casi todo».<br />

ii) Ahora expondremos este concepto geométricamente para el caso en que una<br />

variedad atraviese otra variedad 10 : Sean U ∩ V dos variedades de dimensiones s y t<br />

respectivamente. Entonces U∩Vse intersectan transversamente síi:<br />

1) O bien la intersección U ∩ V es nula, i.e., no ¡ntersectan en absoluto: U y V<br />

son disyuntas, U ∩ V = 0. Esto significa que no se puede llenar el «espacio ambiente»<br />

sumando las subvariedades U y V. Se dice que U y V «se evitan».<br />

2) O bien sí intersectan, y se encuentran en un subespacio cuya dimensión es tan<br />

pequeña como sea posible. La dimensión mínima viene dada por la fórmula: el máximo<br />

del par (max): (0, s+t≥n).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 179


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Ejemplos:<br />

a) En R 3 , dos curvas son transversales si no se intersectan; supongamos que lo<br />

hacen: entonces según la condición (0, s+t-n), habrá max{0, 1+1-3) y, por tanto,<br />

tendrían que encontrarse en un punto. Pero se vulnera porque la intersección U∩V = 0,<br />

y, sin embargo, U nV sí 1 +1 -3 = -1. En R 2 , por el contrario, serían transversales, ya<br />

que U∩V = 1+1-2 = 0. O, dicho de otra manera; si s+t R 2 , podemos pensar en el tiempo<br />

como un parámetro y en la curva como un punto moviéndose. Entonces, cuando C se<br />

intersecta con C, para que sea transversal no puede ser cero. ¿Por qué?<br />

Si C´ es el eje de ordenadas y C(t) el punto (t 3 ,0), entonces la imagen de C es<br />

justamente el eje x, que es transversal a C Perturbando un poco C, tal como (t 3 - ∈ x),<br />

para e positivo, obtenemos un trazo que cruza C tres veces en vez de una, y esto es<br />

cualitativamente diferente. Esto ocurre cuando la velocidad (d/dt t 3 l 0 ,0) de C al cruzar C<br />

es cero. Diremos que en R 2 dos curvas son transversales si no tienen la misma tangente<br />

en un punto. Las curvas y=0, y=x 3 en R 2 , tienen las dos tangentes coincidentes.<br />

Supongamos C y C, que son tangentes en x. Por pequeñas deformaciones se puede<br />

hacer explotar el punto de tangente en un cierto <strong>número</strong> de intersecciones transversales<br />

[Fig. 2.18].<br />

180 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En general, diremos que si f: R m -> R n es una aplicación de clase C 1 (con m R n es una aplicación de clase C 1 (con m (f1(t),(f2(t))=(t+1, (t-1) 4 ) ∈ R 2<br />

Hay entonces un punto de contacto en x 0 =(2,0). El espacio tangente a W en (2,0)<br />

tiene el vector base (1,0). El espacio tangente a W a f(R 1 ) en x 0 tiene un vector tangente<br />

en:<br />

d/dt((f 1 (t), (f 2 (Ú) l t=1 = (1,4(1-1)3) l t=1 = (1,0)<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Los dos vectores tangentes son paralelos, por lo que no llenan el plano R 2 en<br />

(2,0). Una pequeña perturbación de la aplicación f hará a la aplicación transversal al<br />

cruzar el eje x en cuatro, dos o ningún punto [Fig. 2.19],<br />

Propiedades de la Transversalidad<br />

i) Es estable: constituye un generador de estabilidad estructural. Una<br />

perturbación arbitraria no afecta a las propiedades cualitativas; por eso la inestabilidad<br />

puede definirse como falta de transversalidad.<br />

¡i) Es genérica: toda inestabilidad puede eliminarse por pequeña deformación.<br />

Un elemento del sistema puede ser aproximado arbitrariamente mediante elementos que<br />

poseen esa propiedad.<br />

iii) Es típica: esto significa que si tomamos dos variedades al azar, es<br />

infinitamente improbable que se intersecten no transversalmente.<br />

iv) Además, preserva la imagen recíproca de la estructura de variedad de las<br />

subvariedades del objeto de una aplicación, así como su codimensión [Véase infra].<br />

El Lenguaje topológico de la transversalidad<br />

Para las variedades, el lenguaje que hay que usar es topológico, pues no basta el<br />

geométrico. Como estamos trabajando con familias de funciones, y de perturbaciones<br />

(locales) de funciones, tenemos que saber lo que ocurre en la vecindad de un punto.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

¿Todas las trayectorias de esa vecindad -podemos preguntarnos- son equivalentes o<br />

alguna no lo es? En este último caso, ¿puede hacerse equivalente, mediante algún<br />

cambio de coordenadas, de tal manera que se estabilice y no perturbe al estado de la<br />

familia en ese punto? ¿Puede, por consiguiente, una función inestable ser estabilizada?<br />

El lenguaje de la topología, al desvincular los objetos genéricos de la métrica,<br />

permite asignar a cada punto u de un conjunto U un sistema de entornos. Como los<br />

puntos varían según parámetros, es fundamental conocer su comportamiento cualitativo<br />

de esos puntos. Sea un conjunto abierto U -cuyos puntos poseen un entorno- y el<br />

cerrado U -su complementario- e interesémonos por los puntos frontera. Para<br />

encontrarlos se buscan conjuntos abiertos que además sean densos, esto es, aquellos<br />

cuyo complemento contenga un entorno que intersecte con él. Thom demuestra que la<br />

propiedad de Estabilidad Estructural es genérica, esto es, abierta y densa a la vez en el<br />

espacio de las aplicaciones cliferenciables propias de una variedad en otra. Por ser<br />

abierta, si se perturba ligeramente uno de sus elementos se obtiene un elemento del<br />

espacio en el que se trabaja. Por ser densa, todo elemento de ese espacio está<br />

arbitrariamente próximo a otro elemento de ese espacio. Esto significa que toda<br />

inestabilidad es eliminable por peque-<br />

ñas deformaciones. Es en este lenguaje topológico donde se ha demostrado el<br />

denominado Teorema de Thom u :<br />

Teorema 2.2: Sea M una variedad compacta y X una subvariedad cerrada del<br />

espacio de los jets j-(M,R); entonces, el conjunto f eFtal que jkf sea transversal a J, es<br />

un abierto denso de F.<br />

Los elementos transversales a la estratificación de N forman un abierto, denso.<br />

V. gr., sea una superficie S en un toro T en R 3 . Definimos una relación de equivalencia,<br />

R, [cap. 1] sobre aplicaciones f: R 2 -> R 3 , y la representamos por xRy si existe un<br />

difeomorfismo de x _1 (S) sobre y" 1 . Se demuestra que si x∈U es transversal a S en todo<br />

punto de R 2 es estructuralmente estable en U para la relación de equivalencia R. Las x<br />

estructuralmente estables forman un abierto denso en U. La inestabilidad se produce por<br />

falta de transversalidad.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 183


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Así que la transversalidad puede interpretarse como una síntesis de los lenguajes<br />

geométrico -por su relación con la dimensión- y topológico -por su relación con los<br />

tipos de intersección-. En el nivel intuitivo de nuestra presentación seguimos el camino<br />

predominantemente geométrico, lo que nos lleva a ese juego de las dimensiones y los<br />

defectos o excesos dimensionales: la codimensión. (Podría seguirse el camino<br />

topológico demostrando que las familias forman una intersección denumerable de<br />

abiertos densos en el espacio de todas las familias coparamétricas lo que exige un<br />

<strong>número</strong> denumerable de condiciones de transversalidad).<br />

La Codimensión<br />

En la práctica, los físicos o los ingenieros utilizan de forma implícita el concepto<br />

de transversalidad típica. Supongamos que M es una subvariedad definida por m<br />

ecuaciones y M' otra subvariedad definida por m' ecuaciones. Si m+m'= n, el sistema<br />

combinado m+m' está sobredeterminado y no tiene soluciones o son soluciones<br />

inestables bajo condiciones especiales. El <strong>número</strong> de ecuaciones que se necesitan para<br />

describir una variedad en R n no aumenta necesariamente al pasar de las curvas a una<br />

superficie o de ésta a los volúmenes, etc., sino que, pongamos por caso, una sola<br />

ecuación puede representar una curva, una superficie o una hipersuperficie<br />

tridimensional. Diremos que, en general, ese <strong>número</strong> será igual a la diferencia entre la<br />

dimensión del objeto y el espacio en el que está sumergido: el <strong>número</strong> n-dim M es la<br />

codimensión de M en R n y equivale al <strong>número</strong> de ecuaciones que se necesitan para<br />

especificar la subvariedad. Así:<br />

a) En R 3 una curva necesita ser especificada por dos ecuaciones (según la<br />

condición: n - dim M —> 3-1 =2).<br />

b) Pero en R 4 una superficie necesitaría ser especificada también por dos<br />

ecuaciones, así como en R 5 lo sería una esfera.<br />

La importancia de este concepto es enorme cuando se trata de reducir las<br />

dimensiones de un problema cuyas dimensiones reales son desconocidas.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

T. Poston y I. Stewart ¡lustran esta propiedad muy intuitivamente. Sea X un<br />

mapa usual de Gran Bretaña en el que, por comodidad, se omiten las islas; X es, en este<br />

caso, bidimensional; la frontera entre Inglaterra y Escocia es unidimensional. Si ahora<br />

trazamos un camino entre Londres y Glasgow, el lugar por el que se atraviesa la frontera<br />

es de dimensión cero. Supongamos que vamos en avión. X será ahora tridimensional y<br />

la frontera, un plano bidimensional. Pues bien, y esto es lo interesante: tanto en el mapa<br />

bidimensional como en el viaje tridimensional la codimensión de la frontera permanece<br />

invariante [Fig. 2.20].<br />

Veamos:<br />

En el mapa bidimensional, la codimensión de la frontera, que es una recta de<br />

dimensión 1, es:<br />

cod recta = n-dim M = 2 - 1 = 1.<br />

En el viaje tridimensional, la codimensión de la frontera, que ahora es un plano<br />

de dimensión dos, es:<br />

cod p | ano = n-clim M, 3 - 2 = 1.<br />

¡La codimensión permanece idéntica!<br />

* * *<br />

Este corto pero intenso recorrido, no ha pretendido formar topólogos a la carrera,<br />

sino abrir los ojos e indicar por dónde parece que se encamina la investigación de<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 185


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

fundamentos y el lugar en donde se han de buscar los métodos y las ideas para el<br />

pensamiento riguroso. Lo que ante todo hemos querido mostrar es que el pensamiento<br />

matemático y físico de los Sistemas Dinámicos coincide con el pensamiento más<br />

humanista de las diferencias, en el que no todos los puntos del universo son<br />

homogéneos, sino que aquello que ocurre en entornos de puntos puede generar gran<br />

cantidad de sorpresas. No todos los puntos son iguales; por tanto, producen<br />

comportamientos muy diferentes. Pero esta riqueza está sometida a reglas y leyes;<br />

existen semejanzas, analogías, modelos que se repiten. Por ejemplo, la importancia de la<br />

transversalidad es la de preservar, por imagen recíproca, la estructura de la variedad del<br />

objeto de una aplicación y su codimensión, independientemente de las dimensiones -que<br />

pueden ser enormes e inmanejables- de las entidades del estudio en cuestión.<br />

EJERCICIOS<br />

En la literatura al uso, la interpretación lógica del lenguaje natural es muy<br />

común. No lo es, sin embargo, la interpretación topológica, que se utiliza<br />

fundamentalmente para los cálculos científicos y técnicos. Podríamos tratar de hacer un<br />

ejercicio análogo al del capítulo 1, pero por mediación de la teoría topológica.<br />

1) Formalizar desde un punto de vista topológico la definición de «muerte» en el<br />

siguiente texto:<br />

"La muerte, pues, no me concierne. Pero observemos que este lugar puntual que<br />

no tiene bordes ni adherencias es exactamente el lugar contrario a aquel en el que vive<br />

el sabio. Este último habita en el paraje abierto en el que el vector diferencial de la<br />

declinación señala un borde, la singularidad del punto inicial en el que nace la<br />

naturaleza. La muerte, que se define en rigor como un corte, es todo lo contrario: como<br />

un átomo sin clinamen. Lugar sin partes, ni proximidades, del que ha desaparecido<br />

toda inclinación. Que la muerte es lo contrarío del nacimiento es simplemente evidente<br />

o banal. Que la muerte está fuera de la naturaleza puede demostrarse". SERRES,M.: El<br />

nacimiento de la física en el texto de Lucrecio, Valencia, 1994, p. 217.<br />

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2) Estudiar topológicamente el siguiente texto:<br />

"En sentido estricto, el ser humano es un tubo de carne impulsado por un<br />

mecanismo eléctrico. Esta especie de cilindro tiene algunos agujeros superiores e<br />

inferiores, unas alargaderas con pinzas en los flancos y todo eso va montado sobre un<br />

compás que sirve para desplazarlo en cualquier dirección, siempre detrás de un deseo.<br />

La alta misión de este tubo en la tierra consiste en arramblar cosas de alrededor<br />

generalmente vivas, en sacrificarlas, trocearlas, introducirlas en la ranura de arriba y<br />

expulsarlas por el escape o sumidero de abajo, después de haberlas transformado en<br />

abono". VICENT,M.: "El cilindro", El País.<br />

3) Los vientos alisios que se describen a continuación, ¿a qué tipo de sistema en<br />

equilibrio pertenecen?<br />

"Los vientos alisios desplazan el agua marina de la superficie, recalentada al<br />

contacto con el aire, las frías aguas profundas remontan a la superficie y enfrían la<br />

atmósfera, las bajas temperaturas engendran las bajas presiones, las cuales dan<br />

nacimiento a los vientos, el ciclo está cerrado y vuelve a empezar" CANGUILLHEM,C:<br />

El conocimiento de la vida, Barcelona, 1976, p. 166.<br />

4) Dibujar una figura topológica que «simbolice» los siguientes textos:<br />

a) "Hasta que regresamos a nuestro mundo objetivo, estrecho, rígido,<br />

encorsetado por los principios de una lógica tridimensional. (...) Le hicieron saber que<br />

cada figura espacial no es más que el resultado de la intersección, en un plano, de una<br />

figura correspondiente que posee además otra dimensión, como el cuadrado resulta de<br />

la sección de un cubo, o el círculo de la de una esfera. El cubo y la esfera, con sus tres<br />

dimensiones, corresponden a su vez a la sección de otras figuras de cuatro<br />

dimensiones, que los hombres conocen sólo por sueños y conjeturas; y éstas, a su vez,<br />

son sección de otras figuras de cinco dimensiones y así sucesivamente, hasta<br />

remontarse a la inalcanzable infinitud arquetípica. El mundo de los hombres y de los<br />

dioses humanos es tan sólo una fase infinitesimal de un ser infinitésimo: la fase<br />

tridimensional de la pequeña totalidad que termina en la Primera Puerta, donde 'Umr<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

at-Tawil dicta sus sueños a los Primigenios. Aunque los hombres la proclamen como<br />

única y auténtica realidad, y tachen de irreal todo pensamiento sobre la existencia de<br />

un universo original de dimensiones múltiples, la verdad consiste en todo lo contrario.<br />

Lo que llamamos sustancia y realidad es sombra e ilusión, y lo que llamamos sombra e<br />

ilusión es sustancia y realidad". O.E. HOFFMANN PRICE, H.P. LOVECRAFT.: Viajes<br />

al otro mundo, Madrid, 1980, pp. 68-69.<br />

b) "Delante de mí se halla el retrato de un hombre que lo representa a la edad<br />

de ocho años. Tengo a la vista otro retrato del mismo personaje a los quince años, otro<br />

a los diecisiete, y uno más a los veintidós. Todas estas fotografías evidentemente no son<br />

más que cortes tridimensionales de su existencia tetradimensional, que es un objeto<br />

firme e invariable". H.G. WELLS: La máquina del tiempo, cap. 1.<br />

5) ¿Por qué podríamos hablar de un «uso topológico de la pala-bra»en Gabriel Miró?<br />

Estudíense los siguientes pasajes de sus obras:<br />

"La palabra, creada para cada hervor de conceptos y emociones, la palabra que<br />

no lo dice todo, sino que lo contiene todo: "[Félix] volvió a su corazón el suave<br />

recuerdo de la despedida (...) '¡Y yo qué poco te he visto!' Y vio las palabras, hechas de<br />

rasgos de luz, en toda la tarde: sobre el cielo, sobre los montes, dentro de la arboleda,<br />

conmoviéndose de contento y gratitud"; "¡No tenemos prisa! -lo pensó y dijo Sigüen-za<br />

para que se oyese, creyendo que objetivaba la realidad de su júbilo, porque veía sus<br />

palabras desnudas en el silencio, silencio desde su boca hasta las cumbres"; "Hablaba<br />

Jesús; y sus palabras se veían cinceladas en la excelsidad del paisaje".<br />

6) ¿Cómo podría formalizarse topológicamente la expresión coloquial: «Cuando algo<br />

dicen, algo hay»?<br />

7) Formalizar los siguientes textos orteguianos desde una perspectiva topológica:<br />

a) "¿Nos hemos preguntado alguna vez dónde están los límites del objeto?<br />

¿Están en él mismo? Evidentemente, no. Si no existiera más que un objeto aislado y<br />

señero, sería ilimitado. Un objeto acaba donde otro empieza. ¿Ocurrirá, entonces, que<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

el límite de una cosa está en la otra? Tampoco, porque esta otra necesita, a su vez, ser<br />

limitada por la primera. ¿Dónde, pues?<br />

Hegel escribe que donde está el límite de una cosa no está esta cosa. Según esto,<br />

los límites son como nuevas cosas virtuales que se interpolan e interyectan entre las<br />

materiales, naturalezas esquemáticas cuya misión consiste en marcar los confines de<br />

los seres, aproximarlos para que convivan y a la vez distanciarlos para que no se confundan<br />

y aniquilen. Esto es el concepto: no más, pero tampoco menos. Merced a él las<br />

cosas se respetan mutuamente y pueden venir a unión sin invadirse las unas a las<br />

otras". ORTEGA y GASSETJ.: O.C, t. 1, p. 352.<br />

b) "Solía Leonardo de Vinci poner a sus alumnos frente a una tapia, con el fin<br />

de que se acostumbraran a intuir en las formas de las piedras, en las líneas de sus<br />

junturas, en los juegos de sombra y claridad, multitud de formas imaginarias. Platónico<br />

en el fondo de su ser, buscaba en la realidad Leonardo sólo el paracleto, el despertador<br />

del espíritu." Ib., t. 1, p. 386.<br />

c) "El impresionismo nacido de una antipatía hacia las cosas atomiza las<br />

formas en puros reflejos: de una jarra, de una faz, de un edificio, pintará sólo la masa<br />

cromática amorfa. El primitivo, entusiasta del mundo que le rodea, sigue un camino<br />

opuesto: hará abstracción de los reflejos que deforman el cuerpo de cada objeto, y<br />

como si la pupila fuera una mano, la deslizará sobre la superficie, no admitiendo<br />

confusión ni vaguedad en los contornos". Ib., t. 2, pp. 269-270.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 189


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 3. UNI- Y N-DIMENSIONAL<br />

El capítulo 1 ha querido mostrar la manera «conjuntista» de pensar. Desde el<br />

punto de vista de la coherencia, incluso de la elegancia, el planteamiento es perfecto: se<br />

comienza con la definición de conjunto mediante el axioma de extensión y, una vez<br />

introducido el concepto de función, se termina asegurando la existencia de algún<br />

conjunto, según el axioma de elección. Se parte del conjunto vacío y se alcanza la<br />

hipótesis del continuo como resultado.<br />

El capítulo 2 ha pretendido acercarse a la manera de pensar «topo-lógica», que<br />

sugiere una dirección diferente al modo de pensar «conjuntista». La topología considera<br />

los objetos matemáticos desde una perspectiva bastante grosera si, como dice la<br />

leyenda, «el topólogo es el matemático que no puede dar razón de la diferencia entre<br />

una rosquilla y una taza de café». Claro que si recordamos la definición que un<br />

formalista como Russell hace de las matemáticas (conjuntistas) -«la ciencia en la que no<br />

sabemos de lo que estamos hablando ni si lo que decimos es verdad»-, entonces, ¡mejor<br />

olvidarse de las matemáticas! Pero ¿cómo olvidarlas, cuando ya Platón prohibía la<br />

entrada en la Academia a «quienes no saben geometría»?<br />

La cuestión es: ¿Por qué el topólogo rechaza al conjuntista? ¿De dónde su<br />

enfrentamiento? Para el conjuntista, las matemáticas del continuo son un<br />

empobrecimiento de las matemáticas de lo discreto. Para el topólogo, el continuo es una<br />

realidad operacional y la existencia de modelos enumerables significa pobreza del<br />

lenguaje formal como medio de imitación de los razonamientos no formales. Mas la<br />

«pobreza del lenguaje formal» no puede hacernos olvidar que toda proposición, incluso<br />

las aserciones del topólogo, se hace en un lenguaje de carácter discreto, lineal, un/'-<br />

dimensional. Nuestro saber tiene una estructura proposicional: nuestras opiniones,<br />

nuestras creencias, nuestros valores... se explicitan en forma de enunciado. Por eso es<br />

necesario codificar las morfologías intuitivas (tridimensionales) por medio de álgebras,<br />

de símbolos unidimensionales, lo que nos obliga a tener en cuenta las herramientas de<br />

análisis de lo discreto que se aplican también al lenguaje. De ahí que necesitemos un<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

criterio gnoseológico sobre la legitimización de los sistemas lógico-formalistas y<br />

topológico-intuicionistas. Defenderemos la tesis siguiente: Las operaciones que realizan<br />

los sistemas unidimensionales y discretos son de carácter autoformante, mientras que<br />

las operaciones que realizan los sistemas pluridimensiones (topológico-geométricos)<br />

son de carácter heterofor-mante. La autoformación es el carácter límite y degenerativo<br />

de la heteroformación.<br />

3.1. GEOMETRÍA versus LÓGICA<br />

Lo que Thom critica no es tanto la teoría de conjuntos en sí misma -que vale lo<br />

que vale-, sino el uso que de ella se hace como justificación lógico-formal de foria la<br />

matemática. La formalización tiene la ventaja de permitir la comunicación entre los<br />

matemáticos y, como los modos de comunicación -ya escritos ya orales- recurren a una<br />

morfología unidimensional, se hace necesario codificar las morfologías n-dimensionales<br />

en símbolos un/-dimensionales. Por ejemplo, el teorema de Gódel asigna <strong>número</strong>s a los<br />

símbolos, a las series de símbolos y a las series de series de símbolos que ocurren en el<br />

lenguaje formalizado; en paralelo con la geometría de coordenadas cartesianas, que<br />

asigna pares de <strong>número</strong>s a los puntos de la superficie euclidiana, Gódel inventó lo que<br />

podría denominarse la metamatemática de coordenadas. Si la primera usa pares de<br />

<strong>número</strong>s reales (a,b) para la geometría bidimensional, tríadas de <strong>número</strong>s (a,b, c) para la<br />

geometría tridimensional, y así sucesivamente (a,b, c.n...), la metamatemática de coordenadas<br />

es t/n/-dimensional y utiliza sólo <strong>número</strong>s enteros.<br />

Pero este paralelismo Descartes// Gódel no es meramente retórico, sino muy<br />

profundo. Pues los lenguajes lógicos difieren de los lenguajes topológicos desde un<br />

punto de vista operacional-gnoseológico. Fenomenológicamente, el dualismo<br />

metodológico -Formalización / Topología- parece claro. Así lo ha visto, por ejemplo,<br />

Levi-Leblond. Para este gran físico y gran crítico de la sociedad ambos movimientos<br />

constituyen respuestas alternativas a la misma cuestión de fundamentación de las<br />

matemáticas. Ahora bien, ¿cómo unas teorías que apuntan a una tal globalidad podrán<br />

evitar la trivialidad? Pero nosotros consideramos que la relación no es sólo<br />

fenomenológica, sino dialéctica, lo que supone que una de las dos metodologías ha de<br />

incorporar a la otra como un momento suyo. Así interpretamos un famoso quiasmo de<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Thom: «En lugar de fundar lógicamente la geometría, tratemos de fundar lo lógico en<br />

la geometría)).<br />

Crítica de los Sistemas Formales<br />

La crítica de Thom a los Sistemas Formales y a la Lógica es, preferentemente,<br />

gnoseológica y alcanza a los tres ejes que vertebran una ciencia:<br />

i) Al aspecto pragmático: la teoría de conjuntos carece de espacio-sustrato. Los<br />

ejemplos de la teoría de conjuntos son muy pobres, lo que se pone de manifiesto por su<br />

carente -además de confuso- valor pedagógico. "La lógica no tiene, en principio, nada<br />

que ver con la representación del espacio" ?<br />

ii) Al aspecto semántico: la Geometría es menos gratuita y más rica en<br />

significación -por su referencia a la intuición- que los sistemas formales, más ricos<br />

desde un punto de vista sintáctico. 2<br />

iii) Al aspecto sintáctico. Distinción Generatividad / Operatividad: la crítica<br />

de Thom va dirigida, sobre todo, contra la generatividad libre de los lenguajes formales,<br />

pues "es la autolimitación de las capacidades generativas de la sintaxis lo que pide<br />

explicación"? Así que las lenguas naturales no son axiomatizables, puesto que su<br />

fundamento ha de encontrarse en la (auto)-regulación biológica y física, i. e., en la<br />

estabilidad de los organismos. Hay que distinguir, entonces, entre generatividad y<br />

operatividad. La Generatividad, por una parte, nos permite construir fórmulas tan largas<br />

y complejas que hacen imposible su interpretación intuitiva, y, por otra, limita los<br />

resultados, que no pueden ir más allá de una geometría uní o biclimensional. Así, tanto<br />

los términos como los resultados generados mediante el uso de las reglas de<br />

transformación permanecen en el mismo plano espacial. Pero la Operatividad, que se<br />

lleva a cabo, por lo general, en el espacio tri- o fefra-dimensional, se ha de proyectar en<br />

un plano cuando queremos controlar mejor las relaciones entre sus partes. En este<br />

contexto nos parece excepcional el pensamiento de Bacon: "Toda la industria del<br />

hombre estriba en aproximar las sustancias naturales unas a otras o ensepararlas; el<br />

resto es una operación secreta de la Naturaleza". 4 Si leemos «aproximar» por espacio<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

unidimensional y «operación secreta» por tridimensional, este aforismo de Bacon nos<br />

puede ayudar a imaginar los conceptos de Generatividad, con sus reglas de ampliación y<br />

de reducción, y de Operatividad, con sus reglas de síntesis.<br />

3.2. SÍ<strong>MB</strong>OLOS AUTOGÓRICOS Y OPERACIONES AUTOFORMANTES<br />

Un símbolo puede ser: o bien vacío (es decir, sustitutivo, que puede reemplazar a<br />

otra cosa); o bien pleno de contenido de una vez para siempre (un arquetipo en el<br />

sentido de Jung); o bien causado por la actividad humana. En este último caso, al<br />

destacar el carácter tecnológico del símbolo, se pone de relieve su diferencia con la<br />

imagen, porque no ha de mantener una semejanza o una contigüidad con los objetos,<br />

sino que éstos pueden quedar indeterminados respecto de los símbolos. Los objetos a<br />

los que se refiere el símbolo no son cualesquiera (indiferencia de la vacuidad), ni son los<br />

que «han de ser» (originarios, ursprung), sino que se determinan en el mismo acto de<br />

significar, es decir, en contextos reales, vivenciales; son los signos definidos según la<br />

teoría del estímulo-respuesta o teoría conductista, que es la que explica la vía de acceso<br />

a la realidad (una realidad que suponemos infinita).<br />

Los signos matemáticos «desplegados» en un espacio un/-dimensional<br />

constituyen el contenido material de ese espacio y llevan incluidas, como cualquier<br />

materialidad, estructuras lógicas particulares. El análisis gnoseológico de estas<br />

entidades materiales que son los signos ha sido aclarado en el artículo de Gustavo<br />

Bueno "Operaciones autoformantes y heteroformantes" 5 , que enriquece la distinción de<br />

Kant (1763) entre signos in concreto -que expresan los pensamientos y sus relaciones- y<br />

signos in abstracto -carentes de toda conexión interna con su significado-.<br />

Descartamos aquí la Lógica como un reflejo mental del Mundo o como la trama<br />

a priori del universo y nos situamos en el plano tecnológico: la Lógica no es sino "un<br />

artefacto construido en el plano bidimensional del papel o de la pizarra", es decir, la<br />

construcción de un campo cerrado, en un espacio de dos dimensiones, que escribe las<br />

«leyes» y las «reglas» en la dirección izquierda-derecha, y se mantiene dentro de unos<br />

márgenes de temperatura precisos más allá o más acá de los cuales los signos lógicos y<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

su combinatoria desaparecerían. Así la conmutatividad: (a / b) = (b / a), tiene sentido en<br />

el cuaderno del científico nuclear, pero no en el interior del reactor nuclear.<br />

Se requiere, por tanto, de una Teoría del Símbolo diferente a la empirista, en la<br />

que un nombre sustituye a una entidad ya física ya ideal. Diremos que un símbolo es<br />

autonímico o autónimo si el significado es causa del significante, aunque de tal manera<br />

que el significante sea parte del significado; es la característica de los términos<br />

autorreferentes que «son nombres de sí mismos». Un símbolo es tautogórico si el<br />

significante es causa del significado y no se requiere la condición de semejanza; es la<br />

característica de los slgnum sui, de los signos religiosos o míticos, que «causan un<br />

efecto»: la imposición de manos del milagrero o el «Sí, quiero» de los contrayentes<br />

matrimoniales. Los Símbolos que son a la vez autonímicos y tautogóricos se denominan<br />

autogóricos.<br />

Los Símbolos autogóricos se definirán, pues, como aquellos símbolos en los<br />

que, a la vez, el significante causa el significado (tautogóricos) y el significado causa el<br />

significante (autonímicos): Se forma un círculo en el que el significante regenera el<br />

significado. Por ejemplo, «la flecha del tiempo», que si logra representar al «tiempo» lo<br />

consigue en virtud del movimiento de quien traza la flecha. El trazo «—>» no elimina<br />

su referencia semántica, sino que la tiene incorporada en el propio significante al ser<br />

dibujado.<br />

Pues bien, los símbolos de la lógica, diremos, son signos autogóricos.<br />

Recuperamos, de esta forma, la dimensión «física», «tipográfica» de los símbolos<br />

lógicos, que dejan de ser aplicables a cualquier materia. Interpretar los símbolos como<br />

autogóricos es aquí lo decisivo. Los símbolos no son algo puramente formal (vacío),<br />

sino que en ellos se reconoce toda la estructura geométrica (ordenaciones,<br />

permutaciones, derecha, izquierda) que en su propia realidad de significantes debe ir<br />

implicada. V. gr., el <strong>número</strong> «(1+1+1)» se representa por una tríada; las letras variables<br />

«A», «8», «G>... son ya clases, etc.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Las operaciones autoíormantes<br />

A estos símbolos hay que tratarlos como al resto de las ciencias y estudiar cómo<br />

se configuran las verdades de la lógica y de las matemáticas. Defendemos que el<br />

momento esencial de cualquier ciencia es el de sus operaciones: la reconstrucción del<br />

fenómeno, la experimentación, el laboratorio... Asimismo el momento esencial de la<br />

lógica es el de sus operaciones, en virtud del carácter «autogórico» de los signos:<br />

cómo los signos producen otros signos, sin referencia más que a sí mismos.<br />

Cuando se estudia la lógica desde la naturaleza de sus operaciones, aparecen<br />

características que pasan desapercibidas en la perspectiva analítica.<br />

Una operación se refiere a los términos operados (factores) y al resultado de la<br />

operación [Cap. 1]. En una operación hay que distinguir, por una parte, los términos<br />

componentes y los nombres de los términos componentes y, por otra, los términos<br />

resultantes y los nombres de los términos resultantes. Así, en la operación «a+b=c»,<br />

hay que destacar que c no es el nombre de un objeto construido por «a+b» -pudiera<br />

tener otro nombre-, sino el propio objeto construido a través del objeto designado por<br />

«a+b». Sea la suma «7+5=12». La conjetura de que esta suma es analítica, en el sentido<br />

de que «12», el predicado, no añade nada al sujeto, «7+5», supone que «12» no es más<br />

que el nombre de «7+5», es decir, una abreviatura de «7+5». Esta formulación es<br />

inaceptable gnoseológicamente porque el predicado no es «12», sino el relator: «=», así<br />

como los sujetos son: «7+5» y «12». Y esto por dos razones:<br />

a) Porque el resultado «12» es autónomo, puede segregarse, separarse, hasta el<br />

punto de que puede recomponerse con alguno o todos los factores; v. gr., «12-5».<br />

b) El resultado puede nombrarse mediante otro símbolo. Por ejemplo V 144,<br />

3x4, 1100, etc. «12» es el resultado de un algoritmo operatorio y no se puede entender<br />

como una abreviatura de, pongamos por caso, la suma de doce trazos:<br />

«l + l + l + l + l + l + l + l + l + l + l + l».<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 1<strong>95</strong>


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Hemos de entender los símbolos 1,2,3.../?, como símbolos aritméticos,<br />

resultados de operaciones y no meros nombres. Dicho de otro modo: 1,2,3...n, no<br />

designan símbolos matemáticos, sino que son entes matemáticos que proceden de otros<br />

entes matemáticos y, por tanto, vinculados entre sí. De lo contrario, «7+5», por ejemplo,<br />

no nos conduciría a un objeto nuevo, «12», sino a un nombre que denota un objeto<br />

previamente dado y esto supone la reduplicación del mundo: que la esencia «12» existe<br />

con anterioridad a su construcción, tesis con la que no podemos comprometernos desde<br />

una ontología que considera los signos algebraicos en su materialidad.<br />

Contextos de los «nombres resultantes»<br />

Los nombres del término resultante de una operación pueden entenderse bajo<br />

dos criterios: o bien el nombre está asociado a la operación, o bien el nombre está<br />

disociado de la operación. En el primer caso, el término resultante se define como un<br />

nombre, en el sentido de analítico. Por ejemplo, «12» es el nombre de «7+5». Si, por<br />

ejemplo, «I,I,I,I,I,I,I,I,I,I,I,I» resulta de «I,I,I,I,I,I,I» y de «I,I,I,I,I», «12» sería el nombre<br />

asociado a «5+7». En el segundo caso, el término resultante estaría entendido<br />

sintéticamente. Ahora, «12» es definido como resultado de operaciones diferentes entre<br />

sí, v. gr., «7+5», «V 144», «3 x 4», etc.<br />

Pero si en el ejemplo aritmético hay cierta ambigüedad, no ocurre lo mismo,<br />

creemos, en el caso algebraico. Por ejemplo, si a x a'=∅, es imposible deducir ∅ de a x<br />

a'; si a + a'= b + b, es imposible deducir a + a' de b + b', porque en a + a no se contiene<br />

«analíticamente» b + b.<br />

Características de una operación formal<br />

Según lo anterior, las operaciones pueden caracterizarse como:<br />

A) Propiedades de las operaciones: Se tiene en cuenta no el término resultante<br />

de la oración (que queda segregada), sino la disposición de los componentes. Esto es, se<br />

expresan al margen del valor resultante, como si fuesen oraciones puramente sintácticas.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Por ejemplo, en la propiedad asociativa: a + (b + c) = (a + b) + c, los elementos que<br />

resultan de la oración: (a + b) + c, son elementos de los términos operados: a + {b + c).<br />

B) Aspectos de las operaciones: Se tiene en cuenta el término resultante de la<br />

operación en cuanto disociado y se señalan las conexiones de los factores con el<br />

término-referencia resultante, como si fuesen oraciones puramente semánticas. Por<br />

ejemplo: a+a=1. Aquí, los elementos resultantes son distintos de los términos operados.<br />

Por ejemplo, dadas las siguientes características (leyes) del álgebra:<br />

a + b = b + a => b + a = a + b, ya + b = c=>c≥a, diremos que:<br />

a + b=b+a,y a + b> a, son propiedades;<br />

a + b= c y c> a, son aspectos.<br />

C) Aspecto modular de las operaciones: Cuando una propiedad es a la vez<br />

aspecto, esto es, cuando el término resultante disociado es uno de los componentes, la<br />

característica adquiere una modalidad trascendental. Esto quiere decir que es la misma<br />

sintaxis (propiedad) la que incluye su propia semántica (aspecto) y recíprocamente.<br />

Veamos algunos ejemplos:<br />

1) Supongamos dos operaciones cuyos términos resultantes son disociados: a x a=c (si<br />

a≠c)ya + a= a. Las características de a x a = c y de a + a = a son distintas:<br />

ax a= c nos remite a un aspecto de la operación. Sin embargo a + a = a, no sólo<br />

no nos remite a un aspecto, sino que nos devuelve a los factores como una propiedad.<br />

2) Supongamos la operación: a + ∅ = a. Suponemos, además, que es una<br />

operación disociable. Entonces, a + ∅ = a es una propiedad, puesto que a es el nombre<br />

de uno de los componentes. Pero a + ∅ = a es un aspecto también, puesto que nos<br />

remite al nombre del resultante que es disociado.<br />

Ahora podemos hablar, justificadamente, de la diferencia entre:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

I) Propiedades de las operaciones: En este caso nos desligamos de los objetos<br />

resultantes y nos mantenemos en el plano de los factores: las propiedades pueden<br />

abstraer los resultados; así: a x b= bx a.<br />

II) Propiedades de los términos privilegiados (aspectos): En este caso nos<br />

vinculamos a los resultados necesariamente. De ahí su carácter más semántico: a x1 =a<br />

y a x 0 = 0. Estos términos son los utilizados en el álgebra como elementos neutros,<br />

absorbentes...<br />

Los aspectos «reiterantes» de las operaciones<br />

Como ya sabía Aristóteles, así como las cosas son en <strong>número</strong> infinito, los<br />

términos para nombrarlas son en <strong>número</strong> finito: "En efecto, los nombres y la cantidad<br />

de enunciados son limitados, mientras que los objetos son numéricamente infinitos. Es,<br />

pues, necesario que un mismo enunciado y un único nombre signifiquen varias cosas". b<br />

El <strong>número</strong> de símbolos es muy limitado, del orden de 100. De donde se hace inevitable<br />

que múltiples cosas sean significadas por una sola definición y un único nombre. Es<br />

necesaria, por tanto, la reiteración de los signos. Pero cuando tratamos de los signos<br />

autogóricos, la repetición de los signos nos conduce a un modo especial de reiteración,<br />

no sólo genérico, en virtud del postulado aristotélico de la homonimia de los nombres<br />

(es decir, de los múltiples significados de un término). Este modo especial será llamado<br />

«aspecto reiterante», porque el término que se repite es un parámetro o núcleo de los<br />

factores de la operación. Sea una operación cuyo resultado contiene repeticiones<br />

respecto de los parámetros o núcleos (aspectos de las operaciones).<br />

Puede ocurrir que los términos repetidos, aun cuando se trate de una repetición<br />

sistemática, no reproduzcan ningún término de los componentes. Así, 20:3 = 6,666666,<br />

se denominará «reiteración débil». O puede ocurrir que la repetición afecte a los<br />

factores de la operación. Así: a) 20 : 9 = 2'222222; b) 20 x 1 = 20.<br />

Hay una diferencia entre los dos casos. En a) la repetición no es esencial, porque<br />

no reitera ningún núcleo. En el segundo la repetición es esencial, porque reitera un<br />

parámetro o núcleo [Fig. 3.11]<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Totalidades atributivas y distributivas<br />

Los símbolos repetidos en una operación reiterante fuerte pueden formar una<br />

totalidad, ya sea Atributiva, ya sea Distributiva.<br />

A) Una totalidad (3) de tipo distributivo agrupa a sus partes de tal manera que<br />

lo que se dice del todo se dice de cada una, esto es, la propiedad a que hace referencia la<br />

totalidad se distribuye en cada uno de sus miembros. Puede ilustrarse mediante el<br />

ejemplo del papel-moneda. Los billetes de curso legal lo son porque en ellos se ha<br />

distribuido el todo que se encuentra en el Banco de España. Si A es el Banco y B,C,D,...<br />

los billetes, entonces: Ax (B + C + D+…) = (A x B) + (A + C) + (A+ D) + ... quiere<br />

decir que A se distribuye en cada uno de los B, C, D...<br />

B) Una totalidad (7) de tipo atributivo se constituye por acumulación de partes,<br />

existiendo indiferencia en las composición de las partes. La unidad que forman está<br />

vinculada por contigüidad o copresencia: las partes de oro acumuladas en un lingote de<br />

oro.<br />

Por ejemplo: A) Sea la operación «dividir por 2» en un conjunto R de <strong>número</strong>s.<br />

Esta operación es reiterante (se repite el <strong>número</strong> 2), de tipo distributivo (de cada <strong>número</strong><br />

se dice que es «dividido por 2»),<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 199


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

B) Sea el polinomio algebraico: f(x) = a 0 (x- a) 0 + a 1 (x- a) 1 + ...+a n - n) n ; es de<br />

tipo atributivo, porque es indiferente el termino que se repite (x - a) en cada parte de la<br />

fórmula<br />

Operaciones autoformantes<br />

Pues bien, se definirá la Lógica como aquella disciplina cuyas fórmulas son<br />

construidas a partir de operaciones autoformantes.<br />

"Llamaremos operaciones autoformantes (o aspectos autoformantes de una<br />

operación o función dada) a aquellas que incluyen la reproducción (o reiteración total)<br />

de al menos uno de los núcleos o términos nucleares componentes (sin excluir el funtor)<br />

en el término resultante (...) de suerte que la relación entre el término reproducido y el<br />

término parámetro sea de identidad isológica distributiva, es decir, cuando los términos<br />

se mantienen entre sí como partes de un todo de tipo ¡ (identidad esencial) y, en el caso<br />

eminente, como la misma parte (identidad numérica o sustancial)". 7<br />

Ejemplos de operaciones autoformantes: a x 1 = a; a + 0 = a; a + a = a; a x 0 =<br />

0; 1' = 0; 0' = 1; 1 + 0 = 1; 1 x 0 = 0; 1x1=1;; 0 + 0 = 0; 1+1=1; 0x0 = 0 Como ejemplos<br />

de diversos cursos operatorios autoformantes, podemos señalar:<br />

A) Modo de autoformación Reiterante o Modular: Cuando la operación<br />

reproduce uno o todos los factores nucleares, desapareciendo el operador como término:<br />

a x a =a; a + 0 = a («a x a» es el factor nuclear y «1», el operador, etc.)<br />

B) Modo de autoformación Absorbente: Cuando la operador elimina el término<br />

al que se aplica la operación, reapareciendo como resultante el término absorbente: a x<br />

0=0; a + 1 =1 («a x 0» es el término absorbente y «0», el operador). Si por el aspecto<br />

modular los términos dados son reconstruidos, por el aspecto absorbente son destruidos.<br />

C) Modo de autoformación Involutiva: La operación nos conduce, tras una serie<br />

de pasos, al punto de partida: x = x x x = x x x + 0 = x xX + X X X' = X X (X X xO = X<br />

X 1 = X.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

La involutividad tiene que ver con la «reversibilidad» de las operaciones en el<br />

sentido de Piaget. Pero hay que destacar que no toda operación autoformante es<br />

reversible, aunque sí toda reversibilidad sea una autoformación. Por otra parte, no toda<br />

operación involutiva es una autoformación: para ello se requeriría que el todo fuera<br />

distributivo. Por ejemplo, las funciones periódicas como seno, coseno, etc. producen el<br />

mismo valor tras un período 6. Pero la totalidad que fundan es atributiva: la<br />

acumulación de los arcos 0, π/2, π, 3 π/2, etc. Ahora bien, estos arcos no están<br />

determinados por la operación, sino por la serie sobre la que se aplica la operación.<br />

Las operaciones no-autoformantes se denominarán heterofor-mantes y<br />

caracterizan el tipo de actividad matemática. Las operaciones matemáticas, desde una<br />

perspectiva gnoseológica, se caracterizan por construir totalidades atributivas; por<br />

ejemplo: a 3 = a x a x a; 15 -10 = 5,...<br />

En este sentido decimos que un álgebra booleana es autoformante, así como<br />

otras muchas estructuras que habitualmente consideramos como lógicas: tautologías y<br />

contradicciones, lógica de las relaciones, deducción, cuantificación lógica, teorema de<br />

Lovenheim, silogismo formal, verdades lógicas, funciones recursivas, etc.<br />

Detengámonos un momento en este último punto. Una función recursiva primitiva<br />

aparece en unos contextos como una operación autoformante, i.e., la regla se repite<br />

indefinidamente de tal manera que cada resultado recibe una interpretación distributiva;<br />

y en otros, como una operación heteroformante, puesto que envuelve la operación de<br />

«sucesor de» en sentido acumulativo, teniendo en cuenta el resultado total de la<br />

operación anterior; así, en las iteraciones y en las recurrencias.<br />

En los procesos de inducción lógica y matemática puede ejemplificarse esta<br />

distinción: la inducción matemática conforma un todo que es una serie. La propiedad de<br />

la serie no es válida para «algunos» <strong>número</strong>s, sino para el resultado final. Pero como la<br />

propiedad de la inducción matemática se va distribuyendo paso a paso, se exige la<br />

inducción lógica que recorra la serie resultado por resultado. Es lo que ocurre en<br />

pedagogía cuando se le pide a un alumno que «demuestre» el resultado del problema.<br />

Ese resultado puede acertarse por intuición, por casualidad (en general por intensión),<br />

atributivamente, por contigüidad. Pero después se le pide que vaya paso por paso, i.e.,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 201


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

que demuestre el resultado. Es tras la confluencia de ambos procesos cuando se dice que<br />

el problema está comprendido: el resultado es el adecuado y los pasos los correctos.<br />

En la historia de las matemáticas hay muchos casos de esta confluencia. El más<br />

celebrado quizá sea el de Gauss niño cuando resuelve un problema de series (de carácter<br />

atributivo) mediante el recurso a una ley (de carácter distributivo): "...el maestro tuvo la<br />

idea de hacer sumar a sus alumnos todos los <strong>número</strong>s del 1 al 100, ordenándoles<br />

además que, según fuera terminando esa tarea, debería colocar cada uno su pizarra<br />

sobre la mesa del maestro. Casi inmediatamente colocó Cari su pizarra sobre la mesa<br />

diciendo: «Ya está»; [carácter atributivo}... El muchachito de diez años había hecho<br />

evidentemente el cálculo mental de sumar la progresión aritmética 1+2 + 3 +...+ 98 +<br />

99 + 100 asociando parejas de términos igualmente alejados de los extremos, es decir,<br />

esencialmente utilizando la fórmula (m+1 )m/2 [carácter distributivo]" 8 . Tras lo dicho,<br />

podemos extraer una conclusión que necesitamos para acotar y matizar la crítica de<br />

Thom a la generatividad.<br />

La generatividad infinita o indefinida a la que se refiere Thom es -dicho en los<br />

términos de este capítulo- la recursividad atributiva, más que la distributiva. Pero<br />

justamente es este tipo de recursividad el que caracteriza a las matemáticas y no a la<br />

lógica. La generatividad que se encuentra en el ojo del huracán de Thom es, por<br />

consiguiente, más matemática que lógica.<br />

3.3. EL CRITERIO «GNOSEOLÓGICO» DE BOOLE<br />

Boole estableció un criterio de diferenciación entre la lógica y las matemáticas,<br />

precisamente en su nivel operatorio: mientras que en las operaciones lógicas cabía la<br />

¡dempotencia: a + a = ay axa=a, ello no era posible en la operatividad matemática (salvo<br />

en las evidentes excepciones: 0 + 0 = 1 y 1 x 1 =1). Ahora podemos comprender, de<br />

manera interna, por qué el análisis de Boole iba bien encaminado: la idempotencia es<br />

aspectual, porque su concepto incluye referencia al término resultante a + a = a y, a la<br />

vez, trascendental.<br />

202 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Aplicamos un modelo de la lógica según la hipótesis gnoseológica siguiente: la<br />

lógica ha sido «cerrada categorialmente» por Boole. Lo que hace éste es precisamente<br />

fijar las fórmulas para los valores 1 y 0, negando los conceptos geométrico-topológicos<br />

esenciales de continuidad y acumulación.<br />

Suponemos que los símbolos del álgebra de Boole [cap. 1] son puramente<br />

lógicos, distributivos: los x tales que poseen la propiedad P; los y tales que poseen la<br />

propiedad Q; etc. De entre todas las propiedades de los operadores, aquella que<br />

discrimina a la lógica es la «extraña» propiedad llamada ley del índice: x 2 = x. El<br />

método de Boole permite transformar las formas lógicas en otras formas lógicas en virtud<br />

de la función (que él llama electiva) de x. Su interés radica en que se trabaja<br />

algebraicamente dejando a un lado la interpretación de los símbolos para restituir, al<br />

final de las operaciones, la interpretación lógica. Sólo tenemos que traducir entonces las<br />

proposiciones de la lógica tradicional a este lenguaje algebraico.<br />

Ahora bien, encontramos una disonancia en el método de Boole. Decimos que<br />

las proposiciones son ecuaciones. Una ecuación no es una función, porque no tiene<br />

incorporado el concepto de continuidad [cap. 1]. Pero Boole, que está tratando con<br />

ecuaciones para encontrar las soluciones o raíces, introduce, súbitamente, el concepto de<br />

{unción: "Puesto que los símbolos electivos se combinan según leyes de cantidad,<br />

podemos desarrollar una función dada (|)(x)..." 9 . Alcanza entonces la fórmula<br />

fundamental: Ax) = /U)x + /(0)(1-x). ¿Por qué se produce este salto? ¿Qué regla o<br />

principio lo autoriza? Dicho en nuestros términos: ¿Cómo se pasa del razonamiento<br />

lógico-distributivo de los símbolos electivos al funcional-acumulativo?<br />

La estrategia de Boole es sorprendente: utiliza la fórmula matemática de<br />

McLaurin, que le permite eliminar, por así decir, lo que pertenece a la función y retener<br />

lo que pertenece a la ecuación: Para construir la fórmula lógica: ftx) = ax + ¿(1-x)<br />

recurre a una fórmula matemática por antonomasia. La fórmula de Me Laurin, que es el<br />

caso en el que la fórmula de Taylor toma el valor cero en el punto a.<br />

Fórmula de Taylor: f(x) = f(a) + (x-a) 1 f(a)/1! +...+ (x-a) n f n (a)/n! +Tn(x)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 203


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Fórmula de Me Laurin: f(x) = f(0) + (x) 1 f(0)/1! +...+ (x) n f n (0)/n! +Tn(x)<br />

Como los valores de las variables de Boole son dos, 1 y 0, y teniendo en cuenta<br />

la restricción de la ley del índice x= x", la fórmula de Me Laurin toma esta forma:<br />

f(x) = f(0) + x{ f(0)/1 ! +...+ (x) n f n (0)/n! + Tn(x)! [1 ]<br />

Si x= 1, entonces:<br />

f(1) = f(0) + f(0)/1 ! +...+ (x) n f n (0)/n! + Tn(x)! [2]<br />

De donde:<br />

f(1) - f(0) + f(0)/1 ! +...+ (x) n f n (0)/n! + Tn(x)! [3]<br />

Y sustituyendo todo el paréntesis de [1] por el valor que recibe en [3]:<br />

f(x) = f(0) + x{ f(1)- f(0)},luego:<br />

f(x) = f(0) + f(1)x - f(0)x = f(1)x + f(0)(1-x)<br />

[QED]<br />

La cuestión gnoseológica de Boole hay que localizarla en que la suma de los<br />

distintos factores en la fórmula de Me Laurin se refiere a una acumulación de partes al<br />

modo atributivo. Y es esta acumulación la que se impide al introducir el criterio de<br />

x=x 2 . Esta totalidad se anula y queda exclusivamente la totalidad distributiva. La<br />

estructura de función se reduce a la de ecuación y ésta, a la de coordinar<br />

(distributivamente) la variable o bien al valor 1 o bien al valor 0, que deja de ser una<br />

operación acumulativa para convertirse en una operación de alternancia entre dos<br />

valores, i. e., la fórmula de McLaurin, matemática, queda transformada en la fórmula de<br />

Boole, lógica.<br />

El razonamiento de Boole podría resumirse de esta manera: se parte de la<br />

definición de lógica, que es una operación distributiva; se apoya en una fórmula<br />

matemática, que es atributiva, y reduce ésta a aquélla, eliminando los momentos<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

atributivos hasta dejar aislado el momento distributivo característico de la lógica, según<br />

la ley de contradicción: x(1 - x), lo que significa que no se puede coordinar una variable,<br />

a la vez, con 1 y con 0.<br />

Thom realiza algunos comentarios que, nos parece, sitúan la lógica booleana en<br />

el contexto que acabamos de realizar: "En la actividad matemática, y sobre todo<br />

algebraica, hay, pues, un acento puesto en la periodicidad, en el carácter iterativo de<br />

las acciones de regulación en detrimento de la permanencia del sujeto". Y un poco más<br />

tarde: "En Occidente, la influencia dominante de la lengua hablada determinó una<br />

codificación silábica o alfabética; el significante se impuso brutalmente a lo<br />

significado”.<br />

3.4. EL CRITERIO «GNOSEOLÓGICO» DE LA TC<br />

La operatividad, en cualquier caso, exige un supuesto: el espacio (geométrico)<br />

en el que se llevan a cabo esas operaciones. Fuera del espacio, las operaciones no tienen<br />

sentido. Durante mucho tiempo ha quedado oculto este carácter, debido al uso<br />

indiscriminado de los diagramas de Euler-Venn. En la lectura extensional del<br />

razonamiento se tiende a la confusión entre los elementos algebraicos -«A pertenece a<br />

B», etc.-, y con los elementos geométricos y topológicos. Esta confusión procede tanto<br />

de identificar ambas estructuras como de negarlas. Citaremos un texto del nada<br />

sospechoso Gardner -quien considera la TC muy negativamente-, que recoge<br />

perfectamente la cuestión tratada: "Entonces surge un problema: ¿las leyes topológicas<br />

aquí implicadas sirven de fundamento a la lógica de la inclusión de clases o, al contrario,<br />

son la leyes de inclusión de clases las que sirven de fundamento a las leyes<br />

topológicas? Pero se trata obviamente de una cuestión verbal. En rigor, ni las leyes de<br />

la lógica de clases sirven de fundamento a las leyes topológicas, ni éstas son el<br />

fundamento de aquéllas. Lo que sucede es que en los círculos de Venn y en la sintaxis<br />

de un silogismo tenemos dos maneras diferentes de simbolizar la misma estructura; la<br />

primera manera es geométrica y la segunda es gramatical".<br />

La entrada en liza de Thom es clarificadora. Así como el paso de un plano fa/'-<br />

dimensional a un cuerpo tri-dimensional -paso de lo local a lo global- es muy complejo<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 205


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

y se necesitan conceptos difíciles -series de Taylor y espacios de Riemann 12 -, el<br />

recíproco no lo es tanto; el paso de un espacio tri- o n-dimensional a uno uni- o bidimensional,<br />

se justifica sencillamente por proyección. Esto quiere decir que la operatividad<br />

en un sistema n-dimensional, con n>2, ha de desbordar los cursos o procesos<br />

autoformantes. Sin embargo, este proceso autoformante queda siempre incorporado<br />

como la proyección mínima en un espacio 1 -dimensional.<br />

Coordinando ahora el espacio uni- o fa/'-dimensional y las operaciones<br />

autoformantes, la TC de Thom permite -tal es nuestra hipótesis-dar una solución muy<br />

original a las controvertidas relaciones no sólo entre la lógica y las matemáticas, sino<br />

también a las relaciones fenotipo-genotipo, neurología-inmunología,... y todos los<br />

contextos en donde se relacionen estructuras de distintas dimensiones que mantengan<br />

proyecciones entre ellas. Al contrario que Boole, que desarrolla la fórmula de Taylor al<br />

modo autoformante, desarrollémosla al modo hete-roformante, vía geométricotopológica,<br />

utilizando el concepto de espacio-jet [Cap. 2]. Semejante estrategia seguirá<br />

los siguientes pasos:<br />

1) Se tratará de establecer lo que ocurre localmente, no a lo largo del tiempo -<br />

que es la característica propia de la física-, sino a lo largo de la variedad U, dirección<br />

medida por la codimensión. Consideraremos, además, que estamos trabajando en un<br />

tiempo s = t [Cap. 2].<br />

2) Por tanto, en vez de hallar la derivada respecto del tiempo para saber si es<br />

transversal o no, se puede hallar la derivada respecto a la variedad U, esto es, la<br />

dirección de los despliegues [Cap. 4].<br />

3) Se demostrará, en definitiva, que la lógica pertenece a un despliegue de<br />

codimensión cero.<br />

Tenemos dos superficies, ə x f y 0, que se encuentran transversal-mente en C. (Su<br />

dimensión es igual a (n+1)+(n+1)-(2n+1)=1, que es una curva). Típicamente, hay tres<br />

tipos de lugares [Fig. 3.2):<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

a) ə x f(.x,t)±0, donde f es regular. Este resultado es la consecuencia de que no<br />

exista parametrización en esta zona.<br />

b) Lugares donde d x f encuentra a 0 transversalmente. Son singularidades Morse,<br />

puntos críticos no degenerados<br />

c) Lugares como P.<br />

¿Cómo acercarnos a este punto? Podemos utilizar la formulación tayloriana.<br />

Hablaremos entonces de C como el conjunto de puntos en que la expansión de Taylor<br />

no posee término lineal (obviamos el término constante, poique lo que nos interesa son<br />

las formas y no los valores) [Fig. 3.2].<br />

Estudiemos el término cuadrático. Alrededor de P(x,y) escribimos la función en<br />

su desarrollo de Taylor hasta el término cuadrático:<br />

f(x,y) = p + ax 2 + bxy + cy 2 + d<br />

parciales:<br />

donde p es constante y a,b,c, se hallan en términos de las segundas derivadas<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 207


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

¿Cuál es el tipo de la forma cuadrática? Es relativa al cono discriminante, pues la<br />

forma cuadrática b 2 = ac puede, mediante un cambio de coordenadas (por ejemplo,<br />

haciendo que u={a+c)/ 2; v=(a-c) 2; w=b 2), transformarse en el cono: v 2 + w 2<br />

= u 2 . Ahora la curva puede estar dentro, fuera, o en la superficie del cono.<br />

Lo interesante es que, excepto en casos aislados, para valores de s tales como<br />

s=0 donde C (s) = P, la parte cuadrática es no degenerada. ¿Dónde es degenerada la<br />

curva? Será en aquellos lugares donde el hessiano de la fórmula cuadrática sea 0, pues<br />

es evidente que habrá funciones f en su vecindad en la que f>0 ó f


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Si el término p se anula, i.e., si la forma cuadrática es igual a cero, habrá puntos<br />

degenerados. Estos tienen que encontrarse en el plano de coordenadas (q, r). Si p se<br />

anula, típicamente q no se anula. Esto significa que la curva C y el eje r no se encuentran<br />

típicamente, pues dos curvas unidimensionales no se encuentran típicamente, son<br />

transversales. Así pues, Fig " 33 Estratificación polinomial cuando f no tiene la forma px 2<br />

+ Tayl, esto es, como u 2 , entonces puede reparametrizarse como qx 3 + Tayl. Por el<br />

teorema de Morse, puede reducirse a la forma u 3 . En una familia un/-paramétrica, en<br />

consecuencia, encontramos puntos no singulares, u, puntos regulares, u 2 , y puntos<br />

aislados (A Lo interesante es, entonces, que para polinomios de grado n (y no solamente<br />

de grado 4), una curva típica no se encontrará con el conjunto de polinomios para el que<br />

p = q = 0, porque la codimensión en todos los casos es 2. Podemos decir, entonces, que<br />

las funciones cuyas expansiones comienzan por una forma cuyo germen es x 4 (cúspide)<br />

definen un conjunto de dimensión 2. Si el germen es x 3 , definen un conjunto de<br />

codimensión 1. Y si la función es reducible a formas cuadráticas, x 2 , definen un<br />

conjunto de dimensión O 14 . Se ha llevado a cabo una ordenación: cada estrato pertenece<br />

al cierre de un estrato de codimensión inferior. Además, los elementos estructural-mente<br />

estables se colocan unos en relación con los otros. Ahora podemos introducir el<br />

concepto Espacio-yef, vinculando la fórmula de Taylor y la Geometría. Nos interesa en<br />

especial el espacio /| 4 de los polinomios P(A') = px 2 +qx 3 +rx 4 , cuya figura se representa<br />

en la figura 3.4. Estos polinomios pueden reducirse a:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Pues bien, lo que nos importa señalar es que podemos, mediante cambio de<br />

coordenadas, detectar cómo se mueven los puntos cuyas coordenadas son (p, q, r), esto<br />

es, las direcciones mediante las cuales podemos perturbar la función coinciden con las<br />

que obtenemos mediante cambio de coordenadas. (Aunque su significado fundamental<br />

es el teorema de preparación de Malgrange, nos permite comprender la conexión<br />

Lógica-Morfología que perseguimos).<br />

Sea el cambio de coordenadas siguiente:<br />

Apliquemos un difeomorfismo local al polinomio P(x) (si a#-1) tal como:<br />

siendo:<br />

como sigue:<br />

Podemos, entonces, inducir una aplicación lineal cuya estructura matricial queda<br />

Si ahora hallamos las derivadas de la matriz A como funciones de a,B,Y, nos<br />

dará la dirección en que se mueve un punto (p, q, r). La matriz queda reducida a:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

y nos dice en qué dirección se mueve el punto (p, q, r) en J 4 1 por un cambio de<br />

variables. Aquí juega un papel central la k-determinación. Decimos que una función<br />

está k-determinada, en general, por su primera derivada no nula. Pero nos interesa una<br />

k-determinación en particular: cuando mediante un cambio de coordenadas en 0 nos da<br />

la matriz identidad, l:<br />

ocurre, entonces, que las direcciones de sus curvas se preservan. En el caso en que a=0,<br />

y para un punto que esté en el eje r, en el plano (q, r) o en el espacio (p, q, r) podemos<br />

preguntarnos: ¿En qué dirección se mueve?<br />

i) Para un punto sobre el eje r, no se mueve en ninguna dirección. Pues:<br />

así que queda como está.<br />

ii) Para un punto sobre el plano (q, r), siendo la matriz identidad /,<br />

tenemos:<br />

luego se mueve hacia arriba o hacia abajo en paralelo al eje r.<br />

i i i) Para un punto en el espacio: (p, q, r), entonces:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 211


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

las direcciones son ahora paralelas al plano (q, r) [Fig. 3.5]. Considerando el teorema de<br />

Boole, que desarrolla la fórmula de Taylor bajo la ley del índice x=x2, se demuestra,<br />

por tanto, que la lógica pertenece a un despliegue de codimensión cero y que, por<br />

consiguiente, no se mueve en ninguna dirección.<br />

¿Qué conclusión podemos obtener de este planteamiento? Lo que nos enseña es<br />

la capacidad de la TC para discriminar, genéricamente, las dos disciplinas: lógica y<br />

geometría, cuyas relaciones han sido tan confusas, desde Aristóteles y Euclides hasta<br />

los intentos de reducción logicista de Russel. La gnoseología de la TC nos permite<br />

considerar ahora la lógica como un caso límite, aquel en que coinciden todas las<br />

proyecciones de un espacio n-dimensional. Un caso límite que exige un análisis<br />

gnoseológico diferente. Por eso dirá Petitot, con razón, que estos puntos de codimensión<br />

cero, son puntos fijos, más que estables. El verbo «ser» sería el concepto fundamental<br />

de la lógica; una suerte de «nada semántica», el equivalente del estrato cero en el<br />

espacio de bifurcación de las funciones.<br />

Hemos partido de la diferencia que hay entre distintos espacios uní y p/undimensionales<br />

desde la definición matemática de variedad continuamente diferenciable.<br />

Nuestra tesis queda formulada en una condicional cuya prótasis es, ella misma, una<br />

hipótesis sobre el surgimiento de la lógica:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

"Si la Lógica como teoría formal de las demostraciones arranca en Aristóteles<br />

de un contexto biológico, pretendiendo simular los procesos de generación y<br />

corrupción, pero fracasa en este objetivo, entonces:<br />

Entendemos -la TC mediante-, que la lógica paraliza las degeneraciones<br />

sucesivas de los despliegues universales, desconectando los signos lógicos<br />

(unidimensionales) del espacio-sustrato (tridimensional) y, en consecuencia, la lógica<br />

es de codimensión cero y universal.<br />

Ciertamente que en muchos intelectuales, lingüistas y poetas se tiene el<br />

sentimiento de que la lógica es insuficiente. Recordemos a Borges: "Si la literatura no<br />

fuera más que un álgebra verbal, cualquiera podría producir cualquier libro, a fuerza<br />

de ensayar variaciones. La lapidaria fórmula Todo fluye abrevia en dos palabras la<br />

filosofía de Heráclito. Raimuno Lulio nos diría que, dada la primera, basta ensayar los<br />

verbos intransitivos para descubrir la segunda y obtener, gracias al metódico azar, esa<br />

filosofía, y otras muchísimas. Cabría responder que la fórmula obtenida por<br />

eliminación, carecería de valor y hasta de sentido; para que tenga alguna virtud<br />

debemos concebirla en función de Heráclito..." 19<br />

Pero dejarlo todo al sentido común, a la intuición... nos conduce a un<br />

subjetivismo incontrolado, al que no tenemos más remedio que oponernos. El análisis<br />

de este capítulo, sin excluir -y mucho menos, despreciar- la lógica, nos permite<br />

proseguir con el uso de formalismos.<br />

EJERCICIOS<br />

Las ambigüedades a que dan lugar los símbolos, utilizados desde el punto de<br />

vista autoformante o heteroformante, son una constante en la literatura: no podemos<br />

decir lo que sentimos, pues el lenguaje nos traiciona; intuimos algo, pero decimos otra<br />

cosa... Toda la hermenéutica externa -interpretación de los sueños, psicoanálisis, etc.-<br />

tiene su origen en la dificultad de pasar de los espacios n-dimensionales al espacio unidimensional<br />

de nuestro lenguaje. Los ejercicios que proponemos pueden ayudar a<br />

clarificar algunos conceptos que hacen referencia a esa ambigüedad.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 213


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

1) Teniendo en cuenta la diferencia de los símbolos en sus sentidos uni- y n-<br />

dimensional, ¿qué papel estará atribuyendo la protagonista del siguiente texto a la<br />

Universidad?:<br />

"Estoy fatigada. He releído lo que he escrito hasta ahora con cierta ansiedad.<br />

¿Comprenderás algo? Muchas cosas se agolpan en mi cabeza, para salir se dan<br />

empellones entre sí, como las señoras frente a los saldos de temporada. Cuando razono<br />

nunca consigo mantener un método, un hilo conductor que con sentido lógico lleve<br />

desde el principio hasta el final. Quién sabe, a veces pienso que se debe al hecho de que<br />

nunca fui a la universidad". TAMARO,S.: Donde el corazón te lleve, Barcelona, 1994.<br />

p. 52.<br />

2) En los siguientes textos se está utilizando la distinción entre totalidades atributivas y<br />

distributivas. ¿Qué tipo de totalidad serán la «virtud», el «rostro», la «barra de oro»,<br />

los «principios», el «ejército», la «epidemia» o la «filiación»?<br />

a) "-Fácil resulta, Sócrates, responder a esto: Al ser la virtud una, son partes<br />

las que mencionabas.<br />

- ¿Son partes a la manera en que la boca, la nariz, los ojos, los oídos, son partes<br />

del rostro, o a la manera en que lo son las partes del oro, que en nada difieren entre sí<br />

y cada una con respecto al todo, excepto en la grandeza o la pequenez?". PLATÓN:<br />

Protágoras, 329d.<br />

b) "Por tanto, estos conocimientos de los principios no están en nosotros<br />

completamente determinados; no proceden tampoco de otros conocimientos más<br />

notorios que ellos; vienen únicamente de la sensación. En la guerra, en medio de una<br />

derrota, cuando uno de los que huyen se detiene, otro se detiene también, y después<br />

otro y otro, hasta que se rehace el estado primitivo del ejército; pues el alma está<br />

constituida de manera que puede experimentar una cosa semejante (...) Desde el<br />

momento en que una de estas ideas, entre las que no hay ninguna diferencia, se detiene<br />

en el alma, enseguida ésta concibe lo universal; hay sensación de ser particular, pero<br />

la sensibilidad se eleva hasta ¡o general". ARISTÓTELES: Segundos analíticos, 100a.<br />

214 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

c) "¿Cómo concebir un poblamiento, una propagación, un devenir, sin filiación<br />

ni producción hereditaria? ¿Una multiplicidad sin la unidad de un ancestro? Es muy<br />

simple y todo el mundo lo sabe, aunque sólo se hable de ello en secreto. Nosotros<br />

oponemos la epidemia a la filiación, el contagio a la herencia, el poblamiento por<br />

contagio a la reproducción sexuada, a la producción sexual... La diferencia es que el<br />

contagio, la epidemia, pone en juego términos completamente heterogéneos: por<br />

ejemplo, un hombre, un animal y una bacteria, un virus, una molécula, un<br />

microorganismo". DELEUZE,G y GUATTARI,F.: Mil mesetas, Valencia, 1988, p. 247.<br />

3) ¿Qué tipo de símbolo sería la palabra «Pepe» en la siguiente anécdota?<br />

"Pregunta el capitán a un recluta: «Y usted, ¿cómo se llama?» -«¿YO? -<br />

responde éste con aplomo- ¡Pues PEPE! ¿Cómo habría de llamarme si no?»"<br />

4) En la siguiente charada, ¿de qué modo están tomadas las palabras «todo»,<br />

«finaliza», «poner», y «cambiar»?<br />

"Todo comienza por t y finaliza por f; sólo hay una p en poner y una c en<br />

cambiar". Repárese en esta otra charada popular: "CUATRO son SEIS, y SEIS son<br />

CUATRO". ¿Cómo usamos aquí los símbolos lingüísticos?<br />

5) Estudiar la definición de Acto Perlocucionario de Austin en Cómo hacer cosas con<br />

palabras y verificar su carácter de Tautogoría:<br />

"En tercer lugar, también realizamos actos perlocucionarios; los que<br />

producimos o logramos porque decimos algo, tales como convencer, persuadir,<br />

disuadir, e, incluso, sorprender y confundir (...) El acto perlocucionario que consiste en<br />

lograr ciertos efectos por (el hecho de) decir algo) (...) Al decir que le pegaría un tiro<br />

lo estaba amenazando (...) Porque dije que le iba a pegar un tiro lo alarmé".<br />

6) Estudiar la siguiente definición de símbolo formal y destacar su componentes<br />

sintáctico y semántico:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 215


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

"Insistimos en que las interpretaciones son ajenas a la descripción del sistema<br />

formal en cuanto tal. Debe ser posible proceder considerando los símbolos formales<br />

como meras marcas y no como símbolos en el sentido de símbolos ele alguna cosa a lo<br />

que ellos simbolizan o significan. Sólo se supone que estemos capacitados para<br />

reconocer cada símbolo formal como siendo él mismo en cada caso una de sus<br />

ocurrencias y como distinto de otros símbolos formales". KLEENE,S.: Introducción a la<br />

metamatemática, Madrid, 1976, p. 71.<br />

7) Boole escribe:<br />

"El álgebra lógica compondría sus términos por operaciones de suma y<br />

producto idempotentes, mientras que las operaciones matemáticas no son<br />

idempotentes".<br />

¿En dónde radicaría la pertinencia del criterio de Boole para distinguir las<br />

matemáticas de la lógica:<br />

(Sugerencia: la «idempotencia» es aspectual).<br />

8) ¿De qué lógica se hablaría en un mundo en el que la suma de dos esferas (v. gr., de<br />

cera) más dos esferas diese como resultado tres esferas (si dos de ellas se fundiesen o<br />

la cera de una de ellas se distribuyese por las restantes? Intentar construir una lógica<br />

en la que a + a + a = 2a.<br />

9) A la luz de los conceptos aquí expuestos, analizar esta reflexión de Ortega:<br />

"Por racional o lógico entiendo ahora lo que siempre se ha entendido, a saber:<br />

el intelecto en su interno y propio funcionamiento, lo que él es por sí mismo o por su<br />

cuenta o por su lado, por tanto, el puro intelecto o razón pura. La lógica, ciencia del<br />

concepto, será, entonces, estrictamente racional. Pero ya el ser <strong>número</strong> contiene<br />

irracionalidades, esto es, contradicciones. Precisamente, en la matemática se descubrió<br />

lo irracional como tal, y se inventó el nombre de <strong>número</strong> irracional, que, como decían<br />

los griegos, era «un escándalo de la naturaleza». El ser de las figuras espaciales -por<br />

216 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

tanto, la geometría- contiene todavía más irracionalidades, todavía más faltas de<br />

lógica, ya que la geometría es mucho menos lógica, puesto que el espacio mismo es por<br />

esencia irracional, porque es continuidad". ORTEGA y GASSETJ.: O.C. t. 12, p. 228.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 217


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 4 TOPOLOGÍA Y TEORÍA DE LAS CATÁSTROFES<br />

La Topología nos conduce de manera natural al tratamiento de los Sistemas<br />

Dinámicos y al estudio de las Singularidades. El paso a la Teoría de las Catástrofes se<br />

hace sin ningún tipo de violencia, puesto que la Teoría Elemental de las Catástrofes<br />

(TCE) tiene por objeto la clasificación de las singularidades que aparecen en los<br />

sistemas de ecuaciones diferenciales, en el sentido ya mencionado de Poincaré [Cap. 2].<br />

La TCE se despliega en un conjunto de conceptos matemáticos cuyos nudos<br />

categoriales podrían ser los siguientes:<br />

1) Sistemas Dinámicos.<br />

2) Gérmenes y Singularidades.<br />

3) Despliegues y Estabilidad Estructural.<br />

4) Clasificación de las Catástrofes.<br />

5) Geometría de los espacios de control.<br />

Las aplicaciones rigurosas a la Física no se cuestionan. Multitud de fenómenos<br />

físicos pueden ser estudiados desde sus infraestructuras catastróficas: las cáusticas en<br />

Óptica, la teoría de transiciones de fases en Termodinámica, las bifurcaciones en los<br />

Sistemas Diferenciales no lineales, etc.<br />

Pero es en sus aplicaciones hermenéuticas a la Biología y a la Lingüística donde<br />

las expectativas provocadas por la TCE han sido más polémicas, porque ésta ha<br />

invertido la ontología del método científico reduccionista que, constituido casi como un<br />

dogma, pretende dar cuenta de los seres del universo a partir de las diversas partículas<br />

elementales («quarks», neutrinos...) y de sus interacciones mediante fuerzas básicas que<br />

determinan las apariencias, las formas de esos seres. Rene Thom propone, desde la TC,<br />

218 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

el método estructuralista, el cual parte de las apariencias, de los contornos aparentes de<br />

las formas, de los fenómenos, de las perspectivas de las cosas sensibles, etc., que, a<br />

pesar de su condición de entidades fenoménicas, se considerarán como determinantes<br />

para la constitución de los seres.<br />

4.1. EL LENGUAJE Y LOS SISTEMAS DINÁMICOS (SSDD)<br />

En el capítulo 2 fueron expuestos algunos elementos topológicos con una doble<br />

finalidad. En primer lugar, para familiarizarnos con conceptos cargados de «intuición» -<br />

por seguir la terminología kantiana- frente al formalismo «logicista» de las escuelas<br />

hilbertiana o bour-bakista. (Todavía hoy, en el mejor estilo lagrangiano 1 , cabe encontrar<br />

libros de geometría en los que no hay ¡ni una figura!) Y en segundo lugar, para construir<br />

con su ayuda los lemas y las definiciones de algunos teoremas y corolarios -en cuya<br />

demostración no entraremos, por estar fuera de los objetivos de este libro-, los cuales<br />

vamos a tener que utilizar necesariamente si queremos exponer siquiera someramenete<br />

la teoría en la exposición de la Teoría de las Singularidades, de la cual la Teoría<br />

Elemental de las Catástrofes es la parte que se ocupa de la clasificación topológica de<br />

los sistemas de gradiente y sus diagramas de bifurcación. Este capítulo se escribe con el<br />

fin de exponer la teoría en sus elementos más abstractos y, en los siguientes, ésta se<br />

aplicará al estudio e interpretación del Lenguaje.<br />

Los recorridos tradicionales para la comprensión del Lenguaje son de sobra<br />

conocidos. En breve esquema:<br />

i) El estudio del lenguaje desde alguna lengua que se entienda como primigenia:<br />

el hebreo (creado por Dios e interpretado por el Talmud...), el griego (los analogistas del<br />

lenguaje como Platón o Aristóteles)...<br />

ii) El estudio del lenguaje como siervo de la intuición (Descartes) o de las<br />

representaciones psicológicas de nuestra mente (Locke).<br />

iii) El estudio del lenguaje por relación a un lenguaje bien hecho (Leibniz,<br />

Condillac, Boole...) o a un lenguaje formalizado (Frege, Wittgenstein, Russell...).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 219


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

iv) El estudio del lenguaje como pragmática, como expresiones de muy diversas<br />

formas de vida (Wittgenstein, Austin, Searle...).<br />

v) A estos métodos añadiremos el semántico-topológico que estamos estudiando<br />

en este libro: el estudio del lenguaje entendido como un proceso morfogenético cuyos<br />

componentes son rupturas, bifurcaciones, despliegues, etc. (Thom, Petitot, Wildgen...).<br />

Geometrización de la Termodinámica<br />

La literatura científica de los últimos años ha desarrollado una nueva línea de<br />

investigación, la Teoría de los Sistemas Dinámicos, que se suma a las dos grandes<br />

aportaciones del siglo XX a la Física: la Teoría de la Relatividad y la Mecánica<br />

Cuántica. La complejidad de los Sistemas Dinámicos Generales los había relegado a<br />

problemas difíciles o irresolubles debido a las limitaciones del investigador -subjetivas<br />

o técnicas- para hacerse con todas las variables, pues sólo podían ser dominados a través<br />

de estudios termodinámicos cuyos parámetros -temperatura, presión, etc.- son muy<br />

groseros por no tenerse en cuenta la estructura más fina de la topología de los<br />

atractores del sistema. Es esta investigación, que comenzó a desarrollarse a partir de<br />

Poincaré [Cap. 2], la que aclara la frase tan sorprendente de Thom: «Hay que<br />

reemplazar la Termodinámica por la Geometría». Lo que en realidad pretende Thom es<br />

Geometrizar la Termodinámica, eliminar de las consideraciones termodinámicas<br />

aquellos aspectos de carácter medible y estocástico, y caracterizar geométricamente los<br />

atractores, su estabilidad o su inestabilidad. Nos iremos acercando poco a poco a esta<br />

concepción.<br />

Sistemas Expansivos y de Gradiente<br />

En general, se puede hablar de dos grandes modelos en la teoría de los Sistemas<br />

Dinámicos: i) aquellos que han recibido el nombre de «Física del Caos» -o, con mejor<br />

tino, de «Sistemas Expansivos»-, y se caracterizan por la presencia de atractores<br />

dotados de una topología muy compleja, los llamados atractores extraños [Cf. infra].<br />

Estos modelos, abiertos a grandes expectativas y resultados, estudian los sistemas en los<br />

que trayectorias que se inician en puntos muy cercanos se alejan de tal manera del<br />

220 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

punto-origen, que su previsión se hace imposible, aunque, paradójicamente, sean<br />

sistemas deterministas. Una causa muy pequeña puede producir un efecto muy grande.<br />

Se ha hecho ya tópico mencionar aquí el «efecto mariposa», debido al meteorólogo<br />

Lorenz: el aleteo de una mariposa en Brasil puede provocar un tornado en Texas.<br />

ii) Hay, no obstante, otros modelos cuyos atractores están dotados de una<br />

topología simple: son puntos o mínimos de un potencial de gradiente más asequible a la<br />

investigación científica, que se conecta aquí con el pensamiento aristotélico cuando<br />

trataba de demostrar cómo de pequeñas alteraciones y en virtud de ciertos principios,<br />

pequeños en magnitud pero grandes en potencia, se pueden seguir incluso los<br />

contrarios, como el macho y la hembra. 5 Dado que un potencial puede describirse<br />

mediante líneas de pendiente y variedades de nivel, se nos permite intuir el concepto de<br />

Estabilidad Estructural como la propiedad que caracteriza un sistema que tiende a un<br />

estado de minimización de la energía, al menos localmente. Un potencial con estas<br />

características se llama de gradiente y puede imaginarse como un conjunto de<br />

riachuelos que bajan por la colina hasta el valle, en donde desembocan a una laguna. De<br />

este tipo de sistemas se ocupa la Teoría Elemental de las Catástrofes, por lo que, desde<br />

este punto de vista, la Física del Caos o de los Sistemas Expansivos vendría a ser una<br />

Teoría de las Catástrofes Generalizada (TCC). Thom mismo distingue entre los modelos<br />

estático para la TCE y metabólico para la TCG.<br />

Atractores<br />

Un atractor, topológicamente, es un cerrado, X-invariante e indescomponible,<br />

que atrapa o captura asintóticamente todas las trayectorias de su vecindad. O, dicho de<br />

otra manera, no es más que la solución de una función diferenciable (o un sistema de<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

funciones diferenciables), en la cual todas las trayectorias convergen. A medida que<br />

transcurre el tiempo, las trayectorias pueden alcanzar un punto de equilibrio, o un ciclo<br />

(solución periódica), o una solución caótica {atractor extraño) [Fig. 4.1]. No es difícil<br />

imaginar, entonces, una situación en la que estos atractores entren en competición y<br />

provoquen conflictos entre sí: saltos bruscos o repentinos, bifurcaciones, transiciones<br />

de fase... -en una palabra: catástrofes-, que afectan internamente al sistema. Estas<br />

situaciones exigen la definición de Sistema Dinámico.<br />

Sistemas Dinámicos (SSDD)<br />

Un Sistema Dinámico puede analizarse a partir de los siguientes conceptos:<br />

i) Un proceso interno, X, en general ¡nobservable, se formula como un sistema<br />

dinámico de ecuaciones diferenciales sobre un espacio M o variedad compacta, provisto<br />

de una métrica riemanniana de parámetros internos (x 1 ,...,x n ) del SD, tal que: d(x- i )/dt =<br />

f i (x 1 ….x n ), donde fes un parámetro temporal y fias funciones diferenciables. El espacio<br />

interno de un sistema cualquiera con suficiente complejidad es multi-dimensional,<br />

puesto que cada punto está determinado por n coordenadas. A cada punto x de M se le<br />

asocia un vector tangente (vector velocidad) X (x) de M en x, vector que varía<br />

diferenciablemente con x. Dado un campo de vectores diferenciables sobre M, integrarlo<br />

consiste en hallar en M todas las curvas diferenciables parametreadas por el tiempo f.<br />

Los estados internos X entran en competición (Heráclito) según una instancia de<br />

selección I, que actúa de dos maneras diferentes: / 1 ) Algunos sistemas permanecen en<br />

equilibrio «tanto como pueden», hasta el mismo momento en que desaparecen. El<br />

estado del sistema depende del estado anterior y podría decirse que recuerda de dónde<br />

procede, que tiene memoria. Es por esto por lo que se asocian a esta regla -que es<br />

denominada Regla de retardo- los fenómenos de Histéresis y conviene elegirla para las<br />

interpretaciones biológicas del SD.<br />

I2) Otros sistemas se caracterizan porque evolucionan hacia el estado de más<br />

baja energía -según el proceso de minimización energética de los sistemas de gradiente-,<br />

independientemente de si el potencial va de izquierda a derecha o viceversa. Es conve-<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

niente usar esta regla -que se conoce con el nombre de Regla de Maxwell- en las<br />

interpretaciones físicas de los SSDD. En este caso no hay efecto de memoria;<br />

simplemente el atractor dominante deja de serlo y se puede decir que conoce la<br />

situación «globalmente» [Fig. 4.2].<br />

ii) Este proceso está controlado por un cierto <strong>número</strong> de parámetros exteriores,<br />

el espacio de control Wque determina (aunque no unívocamente, porque el espacio M<br />

no es lineal) las variables internas y la localización de los mínimos. Así que el proceso<br />

Xdepende del valor wdel espacio de control W w .<br />

Las Dinámicas internas se rigen por el principio de la competición de estados y los<br />

cambios cualitativos que esta competición provocan en el comportamiento de un<br />

sistema se explicitan por medio del concepto de bifurcación, que se utiliza<br />

habitualmente en el estudio de la Dinámica No-Lineal para describir un cambio<br />

repentino en la conducta de cualquier sistema cuando varía algún parámetro. La<br />

Bifurcación descompone la conducta del sistema en dos regiones: una por encima y otra<br />

por debajo del valor del parámetro que toma, allá donde se produce el cambio. A estos<br />

sistemas se les llama no lineales porque, dicho abruptamente, el resultado es mucho más<br />

(o mucho menos) que la suma de sus partes; sus resultados son sorprendentes o<br />

complicados o caóticos. Un ejemplo muy sencillo lo aclara. Sea la ecuación f(x;w)=x 3 -<br />

wx. Para w≤0 tiene una solución; para w>0 posee tres soluciones. En la vecindad de<br />

(0,0) un pequeño cambio de w hacia el eje positivo, digamos +0,0001 o hacia el<br />

negativo, digamos -0,0001, hace cambiar el sistema radicalmente.<br />

iii) Un SD se definirá, ahora, como un campo continuo en donde se establece<br />

una aplicación entre el espacio de control externo y el espacio de control interno,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 223


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

s: W->X, que asocia a cada punto wde Wun punto X w en el espacio M. Esto<br />

supone que al cambiar el valor de los parámetros w de W, cambia el estado interno X del<br />

SD. Por ejemplo:<br />

SD = Sistema termodinámico considerado: agua calentándose en una cacerola.<br />

X= Las fases termodinámicas: gas, líquido, sólido.<br />

l= Principio de minimización de la energía libre de Gibbs.<br />

W= Presión, temperatura...<br />

Cuando en estos sistemas los parámetros de control alcanzan ciertos valores,<br />

aparecen discontinuidades. Estos valores se denominan críticos y producen saltos<br />

bruscos o transformaciones rápidas, las llamadas catástrofes, lo que da una idea de la<br />

mala elección de la palabra «catástrofe». Los saltos catastróficos, en efecto, no tienen<br />

por qué ser destructivos, como sugiere el término en cuestión en su sentido ordinario, 7<br />

sino que pueden ser constructivos, creativos o, si queremos, indiferentes a todo valor,<br />

como las transiciones de fases que se producen en los Sistemas Dinámicos. Estos saltos,<br />

cambios, rupturas, etc. tienen como consecuencia final la transformación<br />

fenomenológica del sistema: el sistema aparece, se manifiesta de otra manera; sus contornos<br />

y siluetas cambian, etc., etc.<br />

Es necesario entender, por tanto, cómo algunos sistemas que interiormente son<br />

caóticos -por el gran <strong>número</strong> de partículas que contienen- pueden ser exteriormente<br />

estables y ordenados; cómo de lo indescriptible emerge lo descriptible; cómo es posible<br />

la relativa simplicidad de las morfologías observables a partir de la complejidad de los<br />

estados complejos inobservables.<br />

4.2. ELEMENTOS DE LA TEORÍA DE LAS CATÁSTROFES (TC)<br />

¿Qué pretende explicar la TCE entendida como una parte de la Teoría de los<br />

Sistemas Dinámicos? La cuestión central es la de dar cuenta de los objetos<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

comprendidos como formas o morfologías La Mecánica clásica<br />

rechazó el estudio de las formas, al despreciarlas como puras cualidades subjetivas, e<br />

introdujo un postulado epistemológico que distinguía entre cualidades primarias y<br />

secundarias. El interés se limitaba a los fenómenos continuos como las órbitas de los<br />

planetas, las trayectorias de las balas de cañón, etc, y relegaba al resto de los<br />

fenómenos, como el desarrollo de un embrión, la formación de un embrión, etc. a meros<br />

fenómenos subjetivos o teleo-lógicos, a simples nombres: "Habiendo ya visto -escribía<br />

Galileo-cómo muchas sensaciones que son consideradas como cualidades residentes en<br />

¡os sujetos externos no tienen realmente más existencia que en nosotros, ya que fuera<br />

de nosotros no son sino nombres...". La TCE pretende, por contra, recuperar la<br />

investigación de la génesis de los objetos y sus fines. "Por mi parte considero -confiesa<br />

Thom- que la forma, entendida en una acepción extremadamente general, es un<br />

concepto infinitamente más rico y sutil que el de fuerza, un concepto bastante<br />

antropocéntrico que reduce prácticamente un ser a un vector"<br />

Singularidades y Gérmenes<br />

El concepto matemático asociado al objeto morfológico y alrededor del cual se<br />

realiza esta investigación es el de Forma, Estructura o Carácter Geométrico-topológico<br />

de los objetos. Así que el reto estriba en arrancarlo de los componentes subjetivos y<br />

darle un estatuto de objetividad, como se ha conseguido ya, pongamos por caso, para las<br />

órbitas planetarias, que, a través de las ecuaciones de Newton, han dejado de ser esferas<br />

movidas por ángeles; las trayectorias de las lanzas que han dejado de estar manejadas<br />

por diosas y dioses según sus preferencias por este o aquel guerrero, etc. Aquí encuentra<br />

un lugar pertinente el concepto de difeomorfismo [Cap. 2]: dos objetos geométricos son<br />

topológicamente equivalentes si pueden transformarse el uno en el otro de manera<br />

continua sin romper ni pegar parte alguna ni producir pliegues ni alisarlos. Nos<br />

proveemos así de un criterio para comparar formas: dos morfologías poseerán el mismo<br />

tipo topológico si son difeomorfos.<br />

Pero si la clave no puede ser más sencilla -las distintas formas se caracterizan<br />

por sus límites, sus fronteras, sus fracturas-, la herramienta matemática -la topología<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 225


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

diferencial- no puede ser más compleja. Aquí trataremos de hacerla intuitiva y, a la<br />

manera de la aceptada «Teoría Intuitiva de Conjuntos», podríamos hablar de una<br />

«Teoría Intuitiva de la Teoría de las Catástrofes».<br />

Estos límites, fronteras, fracturas... tienen asimismo un asociado en matemáticas:<br />

las singularidades. Una forma se distingue de otra por los distintos puntos singulares.<br />

Por ejemplo, una nariz exige tres puntos singulares: dos mínimos y un máximo: ). Da<br />

igual que la nariz sea roma, puntiaguda, carnosa, etc, etc. Si no tuviese ninguna<br />

singularidad no sería una nariz: ) ; y si tuviese, por ejemplo, dos máximos y tres<br />

mínimos, podría ser una nariz «con un grano»:}. Así que, grosso modo, tenemos dos<br />

grandes clases de puntos: unos regulares y otros singulares. ¿Cómo distinguir unos de<br />

otros y cuál es su naturaleza? Topológicamente diremos que los puntos regulares son<br />

abiertos R w de W, el abierto de la estabilidad de las cualidades observables. Un punto<br />

regular de Wtiene un valor w del control tal que las cualidades observables q w ' varían<br />

suave y continuamente, pero son cualitativamente invariantes, i. e., estables. Los puntos<br />

críticos, por el contrario, son topológicamente cerrados K w de los valores w del control,<br />

tales que, al menos, una cualidad observable sufre una discontinuidad. Ese cerrado K w<br />

se llama conjunto catastrófico del SD, o bien Morfología externa.<br />

Las matemáticas tradicionales han desarrollado la teoría de las funciones<br />

diferenciables de los mínimos y de los máximos. El criterio que se utiliza para funciones<br />

de una variable es el de hallar su derivada en un punto [Cap. 3], Si la derivada de la<br />

función es diferente de cero, el punto se llama regular. Si es cero, el punto se denomina<br />

singular, porque en esos lugares cambia la dirección de la función. Así que los puntos<br />

regulares se reparten entre los puntos singulares que han de ser aislados (por la hipótesis<br />

de compacidad [Cap. 2]). Para funciones de más de una variable, conviene utilizar el<br />

criterio del hessiano de fen t/, que se define como la matriz formada por las derivadas<br />

parciales de la función: si el hessiano de /'en u es de rango maximal, o su determinante<br />

es no-nulo, el punto crítico es no-degenerado y se escribe:<br />

[Fig. 4.3].<br />

Hfl x,y ≠0. Si su determinante es cero, Hfl x , y =0, el punto se llama degenerado<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Pero las matemáticas han desarrollado también otra teoría de una fertilidad<br />

impresionante: las propiedades de un potencial en un punto están gobernadas por el<br />

término de la expansión de Taylor en ese punto [Ver cap. 3]. Cuando la función está<br />

gobernada por parámetros también depende de ellos en los coeficientes de la serie. Para<br />

ciertos valores de los parámetros de control, estos términos se anulan y cambian las<br />

propiedades cualitativas de la función. Así que los términos de la serie que permanecen<br />

determinan las propiedades de la función en un punto.<br />

Se llamará germen de la función el término de la serie de Taylor que permanezca<br />

una vez hayan desaparecido los términos que se eliminan por transformación de<br />

coordenadas; por ejemplo, el término constante que sólo sirve para subir o bajar la<br />

gráfica y aquellos otros que desaparecen al anularse los parámetros externos o de control.<br />

Esto es lo mismo que que decir que el germen está por los coeficientes de la serie<br />

de Taylor. El germen podrá ser, entonces, lineal x, cuadrático x 2 , o superior x n (n≥3).<br />

Este concepto nos permite el estudio de las funciones consideradas local-mente, en la<br />

vecindad de cualesquiera puntos, y las situaciones locales son mucho más manejables<br />

que las globales. Local, en este terreno, significa asociado a una singularidad. Por<br />

ejemplo, una cuerda, local-mente, puede ser una recta o una curva, pero nada más. Si<br />

consideramos las funciones f= x 3 - 3x y g = x 2 , globalmente son diferentes, pero en los<br />

puntos {f; 1, -2) y (g; 0, 0) son equivalentes [Figura 4.4].<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 227


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Podremos ahora asociar las singularidades a los gérmenes y a los potenciales de<br />

gradiente. Para acercarnos al mundo particular de las morfologías de nuestra experiencia<br />

terrena, podríamos reformular y acotar la definición de potencial de gradiente como: «la<br />

derivada de la energía potencial respecto de la distancia a la superficie de la tierray.<br />

Tenemos así tres posibilidades que podemos estudiar aparte.<br />

1 a . Que el sistema de gradiente sea distinto de cero en un punto x. : puntos<br />

regulares y germen lineal.<br />

2 a . Que el sistema de gradiente sea igual a cero en un punto: y la matriz<br />

hessiana diferente de cero:<br />

cuadrático.<br />

puntos singulares no degenerados y germen<br />

igual a cero,<br />

3 a . Que el sistema de gradiente sea igual a cero: y la matriz hessiana<br />

puntos singulares degenerados y germen superior.<br />

1º. Puntos regulares. Si el gradiente del potencial es distinto de cero, , y<br />

la fuerza correspondiente en un punto UQ tiene un componente no nulo, se permite realizar<br />

un cambio de coordenadas en la vecindad de ese punto tal que la fuerza no se<br />

anule. O, dicho en lenguaje más intuitivo, que la información no se destruya. Estos<br />

puntos U O en matemáticas se llaman no-críticos y en física, inestables. Es posible elegir<br />

un nuevo sistema de coordenadas tales que en la vecindad de un punto la fuerza del<br />

potencial tenga un componente que no se anule. Este cambio de variables lo<br />

garantiza el Teorema de la Función implícita. Se dice que una función f(x,y) define<br />

implícitamente las funciones g(x) y g'(x), si f(x, g(x)) y ftx, g'(x))=0. Supongamos que la<br />

función f(x,y) es la función circunferencia f(x,y) = x 2 +y -r=0. Se verá que no es una<br />

función en su sentido estricto, i.e., que cada argumento del dominio tenga solamente<br />

una imagen, pues todo punto del eje de las x posee dos imágenes. De tal manera que, v.<br />

gr., una calculadora no es capaz de dibujarlo a la vez; entonces lo que se hace es<br />

dibujarlo por partes: primero g = (x 2 -r) y luego g'= - (x 2 -r); se dice entonces que<br />

la función contiene implícitamente a g(x) y g'(x). Pero, además, se observará que hay<br />

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dos puntos: A = r y B = -r, en los que no es posible encontrar tal función. Pues bien, el<br />

Teorema de la Función Implícita nos permite utilizar un criterio para hallar una función<br />

que no produce cambios cualitativos en la naturaleza de f(x) en la vecindad del punto<br />

regular o no-crítico; esto significa que las funciones pueden estabilizarse [Fig. 4.5].<br />

2 a . Puntos Morse. Pero si el sistema se encuentra localmente en equilibrio, entonces<br />

habrá puntos UQ en los que el gradiente se anule, . La condición necesaria para<br />

que exista un punto estacionario es que las primeras derivadas se anulen y para ello hay<br />

que tener en cuenta el término lineal; el término constante no interviene en la respuesta,<br />

pues, como ya señalamos, ellos sólo suben o bajan la gráfica; los términos decisivos son<br />

los cuadráticos, ya que los términos de orden superior no tienen efecto en la cuestión del<br />

mínimo local, aun cuando pueden impedir que ese mínimo sea global. V. gr., ±x 3 empujará<br />

siempre a la función hacia ±∞, independientemente de lo que suceda en x=y=0.<br />

Sabemos que un punto es genérico o no-degenerado o Morse, síi la derivada segunda se<br />

anula en el punto U 0 , y degenerados] no se anula.<br />

Para aproximarnos localmente a un punto, venimos diciendo que la herramienta<br />

más potente es la Serie de Taylor. Podemos saber qué ocurre alrededor de un punto<br />

crítico aproximándonos a él mediante un desarrollo tayloriano. Si u es un punto crítico<br />

no degenerado de f, su serie de Taylor puede escribirse como:<br />

Tf(U) = f(u) + hf(u)+...h n f(u)/n! +...<br />

donde f n es la n-ésima derivada de f.<br />

La serie puede troncarse en el orden j k f(u) = f(u) + hf(u)+… h k f k (u)/k!<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 229


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

A esta serie truncada se la denomina y'etde orden k, lo que ha permitido obtener<br />

un resultado fundamental. Morse ha demostrado que si el hessiano de una función /dada<br />

en una variedad suave y compacta M en un punto u es maximal, entonces la función está<br />

determinada en el orden 2, i.e., es equivalente a su jet de orden 2. Alrededor de ese<br />

punto existe un sistema local de coordenadas curvilíneas, en las que el potencial viene<br />

expresado por la forma cuadrática: V = ∑ ± x¡ 2 , y podemos olvidar lo demás. Los tres<br />

puntos Morse en dos variables son:<br />

máximo (f=-x 2 -y 2 ), el mínimo (f= x 2 + y 2 ) y el punto silla (f= x 2 -y 2 ). Estos<br />

puntos matemáticamente se llaman críticos y físicamente, puntos de equilibrio.Miremos<br />

más detenidamente al germen de la función y = x 3 , que tiene un punto degenerado en el<br />

origen. Podemos perturbarlo mediante la adición de un monomio tal que: y = x 3 + E x.<br />

Para x


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El interés de este teorema es mostrar que se puede separar -en caso de<br />

degeneración-una parte cuadrática estable y una parte que concentra toda la<br />

inestabilidad:<br />

V = Parte Catástrofe + ∑ ± x¡2,aunque nada dice sobre la determinación de esa<br />

parte inestable o germen. Este teorema nos permite conocer solamente el <strong>número</strong> de<br />

direcciones en que degenera un punto crítico. Este <strong>número</strong> se denomina corrango, y<br />

viene a ser la contrapartida matemática de la cláusula latina ceteris paribus, que<br />

significa: del resto de variables se puede prescindir [Fig. 4.7].<br />

Despliegues y Estabilidad Estructural<br />

Los Teoremas de Morse-Splitting indican y justifican la fuente de inestabilidad<br />

de una familia de funciones: i) Por la degeneración de los puntos críticos (catástrofe de<br />

bifurcación regida por la instancia de selección l1). ii) Por la igualdad de los valores<br />

críticos (catástrofe de conflicto regida por la instancia de selección l2 o de Maxwell).<br />

Podemos medir, computar, la inestabilidad de una función f, estructuralmente inestable:<br />

i*) Definiendo su grado de degeneración, ii*) Estableciendo sus valores críticos. Esta<br />

medición está determinada por el <strong>número</strong> de variables de estado de la función. Si la<br />

función es de una variable, f(x), entonces el comportamiento de los puntos críticos<br />

depende del primer jet no nulo de su desarrollo tayloriano; si es de dos variables f(x,y),<br />

dependerá de su corrango.<br />

Pero lo realmente fundamental para cualquier organismo animal o humano -<br />

tanto que en ello nos va la sobrevivencia de la especie, la vida individual e incluso la<br />

tranquilidad de ánimo de los humildes- es el reconocimiento estable de las formas, de<br />

los contornos, de las siluetas..., y que seamos capaces de interpretar las formas<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 231


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

exteriores como alimento, como enemigo, como protector... A la pregunta práctica de:<br />

«¿Qué forma es esa que se me aparece?» el organismo ha de responder según la<br />

situación vivida. A la misma pregunta, desde la teoría, hay que responder mediante los<br />

conceptos topológicos de despliegue y de estabilidad estructural. (Éste es el óbolo que<br />

hay que pagar por alcanzar la inteligibilidad; para la sobrevivencia son suficientes los<br />

impuestos).<br />

Si es perturbado convenientemente, un germen inestable alcanzará la estabilidad.<br />

Volvemos al «Teorema de Thom»[Cap. 2] en su noción clave de despliegue. El germen<br />

es inestable porque hay funciones muy cercanas a él que no poseen el mismo <strong>número</strong> de<br />

singularidades. Pero si le vamos añadiendo términos, el germen inestable se convierte<br />

en estable; este despliegue es universal si el <strong>número</strong> de parámetros utilizados en el<br />

despliegue es mínimo y, en cualquier otro caso, versa/. El teorema clave es, entonces, el<br />

de que todos los despliegues de la misma singularidad son equivalentes. La sombra de<br />

Aristóteles vuelve a hacerse patente en el contexto de la TC. "Esta idea -señala Thomrehabilita<br />

y puntualiza en cierto modo el par aristotélico potencía/acto". La potencia<br />

une diversas formas de ser y anuncia y prepara la realización de morfologías diversas.<br />

El germen de la singularidad -que ahora llamaremos centro organizador- es, por su<br />

interna inestabilidad, inobservable, excepto cuando con la introducción de los<br />

parámetros de control -despliegue universal- se convierte en estructuralmente estable,<br />

noción que definimos escuetamente: «Un elemento de una función es estructuralmente<br />

estable si resiste pequeñas deformaciones a las que se ve sometida la función».<br />

La Estabilidad Estructural es un principio de razón: un fenómeno existe sólo si<br />

es estructuralmente estable; lo que asegura la estabilidad estructural es su logos, como<br />

gusta decir Thom. No hay que tener miedo a las palabras. Ese logos no es un mero<br />

nombre, sino una entidad algebraico-geométrica que nos disponemos a determinar<br />

matemáticamente. Podríamos entenderla como una condición de existencia en el sentido<br />

kantiano, una condición sin la cual no es posible pensar siquiera los objetos<br />

morfológicos.<br />

232 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

4.3. CLASIFICACIÓN DE LAS SINGULARIDADES SEGÚN LA TC<br />

El teorema de Splitting nada nos dice de la estructura interna o naturaleza de la<br />

parte degenerada. Aquí es donde interviene la genialidad de Thom: el Teorema de Thom<br />

clasifica la parte catastrofista del teorema de Splitting. Definimos entonces el conjunto<br />

catástrofe, K, como aquellos puntos en el espacio control, R K para los que la función f w<br />

tiene un germen degenerado que puede sufrir catástrofe. La pregunta, entonces, es<br />

inmediata: ¿Qué tipos de catástrofes pueden ocurrir? El resultado se halla a partir ele los<br />

gérmenes degenerados y despliegues de esos gérmenes de manera completa. La<br />

estrategia es como sigue:<br />

1º-. Se buscan todos los gérmenes con valores reales, es decir clases de<br />

equivalencia tal que posean las propiedades de ser difeomorfos y de preservar la misma<br />

orientación.<br />

2°. Se eliminan los gérmenes no-simples. El teorema de Splitting nos da el<br />

concepto de corrango, que mide el <strong>número</strong> de direcciones independientes que<br />

degeneran en un punto crítico.<br />

3º. Se trazan todos los posibles despliegues del germen degenerado simple. La<br />

dimensión W del despliegue universal viene dada por la Codimensión [Cap. 2], que es el<br />

<strong>número</strong> de dimensiones que le falta a una subvariedad para llenar la familia en la<br />

vecindad de un punto. La codimensión mide el grado de inestabilidad de un punto.<br />

Combinando el Corrango y la Codimensión, los dos invariantes de la teoría,<br />

obtenemos las siete Catástrofes Elementales. Ya sabemos que para estabilizarse un<br />

sistema de familias co-paramétricas es obligatorio que haya una relación entre las<br />

variables de estado y las variables de control. Dibujamos, entonces, un cuadro<br />

combinatorio de este tipo:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 233


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Si limitamos las variables de control, la Codimensión, a un <strong>número</strong> manejable en<br />

el mundo de la ontología especial, por ejemplo a 4 -puesto que todos los sucesos del<br />

mundo físico están controlados por cuatro variables: 3 del espacio y 1 del tiempo-, y si,<br />

además, nos interesamos por las aplicaciones físicas, no se pierde nada restringiendo el<br />

estudio de los fenómenos morfológicos a cuatro dimensiones. De esta manera, las<br />

variables no pueden ser un <strong>número</strong> mayor de dos. Con lo que el cuadro combinatorio<br />

queda reducido a:<br />

así:<br />

Al vincular los gérmenes con los despliegues, las catástrofes elementales quedan<br />

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Los despliegues de corrango 1 forman la clase A, llamada de las cuspoides; A 2 es<br />

denominada pliegue; A ±3 , cúspide y su dual; A 4 , cola de milano; A ±5 , mariposa y su<br />

dual. Los despliegues de corrango 2 forman la clase D o de las umbílicas. D +4 es<br />

denominada umbílica hiperbólica; D- 4 , umbílica elíptica; D 5 , umbílica parabólica.<br />

Estas formas limitan, constriñen fuertemente las posibles morfologías.<br />

A las singularidades mencionadas habría que añadirles algunas otras llamadas de<br />

transición, que no se corresponden con esta combinatoria simple. Por ejemplo, la<br />

catástrofe llamada bec {pico), que comprende un punto de inflexión simple (una<br />

catástrofe pliegue), cuyo valor crítico es igual al valor de un punto crítico cuadrático.<br />

4.4. LA GEOMETRÍA DE LOS ESPACIOS DE CONTROL<br />

El aspecto más interesante de la TC es su capacidad para hallar el conjunto de<br />

puntos críticos degenerados que organizan las propiedades cualitativas globales de la<br />

familia de funciones. Determinaremos las separatrices o campos de bifurcación y<br />

visualizaremos los espacios de control. Conociendo los puntos críticos aislados de un<br />

potencial, conoceremos la dirección de las fuerzas de potencial y, a continuación, sus<br />

propiedades cualitativas. Los seis apartados en que dividiremos el análisis de cada una<br />

de las catástrofes elementales son: i) el potencial y su espacio de fases; ¡i) la superficie<br />

de equilibrio; iii) el conjunto de singularidades; iv) el conjunto de bifurcación o<br />

separatriz; v) el tipo cualitativo de conducta; vi) La estratificación del espacio de<br />

control.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 235


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

A 2 : LA SINGULARIDAD «PLIEGUE»<br />

Es la singularidad más simple de todas. La constituyen funciones cuyo potencial<br />

es del tipo V( a;x ), esto es, funciones de corrango 1 y de codimensión 1 (parámetro a).<br />

i) La variedad estándar, potencial o catástrofe A 2 corresponde a la ecuación:<br />

V( a;x ) = 1/3 x 3 + ax El espacio de fases es bidimensional, R 2 , y sus coordenadas<br />

son: (x,a) [Fig. 4.8 V],<br />

ii) La superficie de equilibrio, M, de los puntos críticos, es la variedad de R 2 ,<br />

formada por todos los puntos críticos del potencial, que son aquellos cuya derivada se<br />

anula:<br />

M = 0 = d/dx V( a;x ) = x 2 + a. Los valores de V"( a;x ) en los puntos críticos, esto<br />

es, en x 2 +a=0; serán, por tanto, x=lal 1/2<br />

La parábola obtenida, M = {(x,a)Ix 2 + a}, se llama también variedad catástrofe.<br />

Para representar M, simplemente se dibujan las coordenadas (x,a). Sobre el eje x se<br />

representa el punto general de M, según la igualdad (X,a) = (x, -x 2 ), puesto que si x 2 + a<br />

= 0, entonces a = -x 2 [Fig. 4.8 M].<br />

iii) El conjunto de las singularidades ∑ es el subconjunto de la superficie de<br />

equilibrio, /VI, se halla resolviendo la segunda derivada del potencial: ∑ = 0 = d 2 /dx 2<br />

V( a;x) = 2x y, por tanto, el único punto singular es aquel donde se cumple x = 0.<br />

iv) El conjunto de Bifurcación K es la proyección (difeomorfismo) de la<br />

superficie ele equilibrio, /VI, sobre el espacio de control (x,a). Como éste sólo contiene<br />

un parámetro, se representa por una línea recta a. Ahora bien, como la variedad de<br />

catástrofe M = x 2 + a es una cuadrática, posee dos raíces reales con un coeficiente o<br />

bien positivo o bien negativo: por tanto, K puede dibujarse como una recta dividida por<br />

un punto: el punto pliegue [Fig. 4.8 K].<br />

236 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En resumen, la variedad catástrofe es una parábola; el conjunto de bifurcación o<br />

separatriz de los dos tipos cualitativos, un punto simple, a. A la izquierda de este punto<br />

hay dos estados: un máximo y un mínimo; a la derecha no hay ninguno. La catástrofe<br />

ocurre cuando el punto cruza el eje de control a.<br />

v) Tipo Cualitativo de Conducta: Esta catástrofe no es demasiado interesante,<br />

porque cuando el potencial alcanza un mínimo es estable; si el factor de control hace<br />

que el potencial llegue al punto crítico, entonces se hace inestable y se destruye el<br />

sistema. Si V (a, x) se interpreta como la energía potencial de un sistema, entonces los<br />

mínimos ofrecen los equilibrios estables. Los restantes puntos representan los<br />

equilibrios inestables. El único punto estable es lal 1/2 para a negativo. Al aproximarse a<br />

a=0, desaparece. Esto representa una transición rápida de un estado de equilibrio a otro<br />

de no equilibrio, resultado de un cambio continuo de parámetro: una catástrofe. Como<br />

ejemplos podemos imaginar una goma elástica o un globo que se hincha hasta alcanzar<br />

sendos puntos críticos, más allá de los cuales goma o globo se rompen y ya no queda<br />

ninguna tensión que medir.<br />

A 3 : LA SINGULARIDAD «CÚSPIDE»<br />

Pasemos a las funciones de tipo V (a,b; x) , organizadas por una singularidad x 4 , un<br />

punto crítico degenerado, de corrango 1 y de codimensión 2.<br />

i) La familia de funciones o potencial viene dada por la ecuación:<br />

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V (a,b; x) = 1/4 x 4 + 1/2 ax 2 + bx que es el potencial del sistema (1/4 y 1/2 se<br />

utilizan para facilitar los cálculos).<br />

El espacio de fases es tridimensional, R 3 , de coordenadas (x,a,b) [Fig. 4.9]. 12<br />

ii) La superficie de equilibrio o variedad crítica, M, será aquella variedad<br />

(superficie regular) de R 3 , formada por todos los puntos críticos del potencial V, esto es,<br />

todos los puntos en los que M = 0:<br />

V(a,b;x) = d/dx (1/4 x 4 + ax 2 + bx) = x 3 + ax + b = 0 La superficie obtenida se<br />

define así: M = {(x, a, b)\ x 3 + ax + b] ¿Cómo podemos representar M en una gráfica?<br />

Realmente lo que se pretende es dibujar la ecuación x 3 +ax+b=0. Se fija un valor para a;<br />

entonces un punto (x,a,b) pertenecerá a la ecuación síi: x 3 + ax + b = 0, esto es, si b = -<br />

ax - x 3 En la figura 4.9 /VI se dibuja esta superficie, indicando las coordenadas.<br />

iii) Dada M, hemos de encontrar los puntos críticos degenerados del potencial, el<br />

subconjunto de M en el que se anula la segunda derivada:<br />

0 = d 2 -/dx 2 V (a;x) = 3x 2 + 2a que es el conjunto de singularidades E; de donde x =<br />

± -a /3, y hay dos puntos pliegues de equilibrio que forman una parábola. Para<br />

recuperar A4, se define el difeomorfismo, θ:∑ —> M, que va de la singularidad a la<br />

variedad [Fig. 4.9 I]<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

iv) Queremos proyectar, ahora, el conjunto M sobre el espacio de control (a, ti)<br />

para obtener el conjunto de bifurcación, K, que, sin duda, es el punto más interesante<br />

del análisis geométrico. La variedad de catástrofe es M = x 3 + ax + b y el subconjunto<br />

de los puntos críticos es ∑ = 3x 2 + 2a. La forma más directa de relacionar los<br />

parámetros a y b, es eliminar la variable x del sistema {M,∑}:<br />

M = x 3 + ax + b = 0<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 239


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

∑= 3x 2 + a = 0<br />

Se obtiene la famosa ecuación paramétrica: 27b 2 + 4a 3 = 0<br />

La proyección del conjunto crítico sobre el espacio de control revela la<br />

separatriz, que se puede representar como una curva con un punto de retroceso, que<br />

consta: de un punto (a,b) = (0,0) -la parte Kn del conjunto catástrofe de bifurcación K-,<br />

y de una curva pliegue, según la ecuación: 27b 2 + 4a 3 = 0 -las partes K 1 y K 2 , que,<br />

unidas por el punto (0,0) adquieren la forma de una «cúspide» y de ahí el nombre que ha<br />

recibido la singularidad- [Fig. 4.9 II].<br />

v) Tipo de conducta. Para establecer las propiedades cualitativas del potencial<br />

V (a, b;x) , estudiamos los puntos críticos o soluciones de la ecuación. El numero de raíces<br />

está determinado por el discriminante Δ = 27b 2 + 4a 3 del sistema {W,∑}:<br />

Si Δ < 0, entonces hay tres raíces reales diferentes. Si A > 0, entonces hay una<br />

raíz real y otra conjugada. Si Δ = 0, entonces hay tres raíces reales que coinciden. Se<br />

indican los puntos tanto en el plano de control (a,b) [Fig. 4.9 II] como en el plano (x,b)<br />

[Fig. 4.9 III].<br />

aplicación,<br />

Si se proyecta este plano (x,b) sobre diferentes planos α 1 ,...,α n de acuerdo con la<br />

R 2 -> M: (x,b) -> (x, a-ax-x 3 )<br />

podemos desplegar todas esas singularidades de la siguiente manera: para cada<br />

elección de a se define una curva en el espacio (x,b) en uno de los planos α y,<br />

«apilando» todas esas curvas (según técnicas de la geometría algebraica), se obtendrá la<br />

superficie o variedad catástrofe M de partida [Fig. 4.9. IV].<br />

El <strong>número</strong> de raíces y el espacio de control están vinculados, ya que los puntos<br />

singulares de la variedad M se corresponden con las zonas que divide la separatriz [Ver<br />

el difeomorfismo χ de la figura]:<br />

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según los valores que tomen los parámetros (a,b), así será el estado del potencial en<br />

relación a la curva discriminante del conjunto de bifurcación. En la figura 4.9 V puede<br />

comprobarse cómo la curva-separatriz divide al plano en cinco partes: a) Los puntos<br />

que «caen» en el interior de la curva, /. b) Los puntos en el exterior de /. c) y d) Los<br />

puntos de las ramas K (1) y K (2) El punto de origen O. Si el plano de control (a,b)<br />

pertenece a E, entonces hay una sola raíz real. Si (a,¿) pertenece a /, entonces hay tres<br />

raíces distintas. Si (a,b) pertenecen a K (1) o K (2) , hay tres raíces reales, pero dos<br />

coinciden. Si (a,b) pertenece al punto 0, hay tres raíces reales, pero dos coinciden. Por<br />

consiguiente, para el potencial V (a, b;x) sabemos que existen ciertas clases de<br />

equivalencia en una vecindad suya.<br />

vi) El despliegue universal expresa todas las maneras que existen de estabilizar<br />

el potencial por pequeñas deformaciones. Es natural pensar que esa estabilización puede<br />

llevarse a cabo por etapas sucesivas haciendo decrecer en cada uno de ellas el grado de<br />

inestabilidad en una unidad y, en consecuencia, se puede asociar a V (a, b;x) un grafo tal<br />

que describa todos los pasos inestables intermedios entre V y todas sus estabilizaciones.<br />

Para llevar a cabo la estratificación, hay que medir el grado de inestabilidad y ya<br />

hemos indicado que éste es medido por la codimensión. Así que la estabilidad se<br />

alcanzará añadiendo las dimensiones necesarias para llenar el espacio total. El espacio<br />

de control quedaría estratificado de la siguiente manera:<br />

- En E hay un mínimo estable y de codimensión 0.<br />

- Dentro de / en el estrato de conflicto /C3 hay dos mínimos ¡guales y un<br />

máximo inestable de codimensión 2.<br />

- La parábola semicúbica, o estrato de bifurcación, está compuesta de tres<br />

estratos. Por una parte, en cada una de las ramas K 1 o K 2 hay un mínimo y un punto de<br />

inflexión inestables y de codimensión 1. Por otra, en el origen, O, que corresponde al<br />

centro organizador, hay un mínimo inestable de codimensión 2.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 241


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Los mínimos, dinámicamente, corresponden a estados de equilibrio. Los<br />

máximos y los puntos de inflexión, a estados de inestabilidad. Por lo tanto, en E hay un<br />

único equilibrio estable, mientras que en / hay dos estados de equilibrio estable y uno<br />

inestable [Fig. 4.9 VI].<br />

Ahora podemos enumerar los tres tipos de estabilidad que corresponden a las<br />

siguientes singularidades:<br />

así como los tipos intermedios:<br />

***<br />

El tipo de conducta caracterizado por la catástrofe en cúspide es el más valioso<br />

para el mundo real y el más usado, como se verá en el capítulo 6, donde se la<br />

interpretará en términos de significado lingüístico. En cierta manera, las críticas a la<br />

teoría de las catástrofes provienen de identificarla casi absolutamente con este modelo.<br />

Así, entre los «pecados científicos» (sic) que Bunge predica de Thom se encuentra el<br />

"empleo repetido y casi exclusivo de un único modelo para representar (sin explicar)<br />

multitud de procesos diferentes, a saber, la catástrofe cuspidal".<br />

A 4 : LA SINGULARIDAD «COLA DE MILANO»<br />

La singularidad x 5 , un punto de inflexión degenerado, organiza la catástrofe<br />

llamada «cola de milano», cuyo potencial es de tipo V (a, b, c ;x) funciones de corrango 1 y<br />

codimensión 3.<br />

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i) El potencial de A4 corresponde a la ecuación:<br />

V (a, b, c ;x) = 1/5 x 5 + 1/3 ax 3 + ½ bx 2 + cx<br />

El espacio de fase es tetradimensional (x,a,b,c), por lo que sólo puede ser<br />

representado a través de proyecciones, secciones, cortes, etc. [Fig. 4.10]<br />

ii) Los puntos críticos se hallan en M = 0. De donde:<br />

V (a, b, c ;x) = d/dx = x 4 + ax 2 + bx + c = 0 (4.1)<br />

Dada la imposibilidad de representar la superficie de equilibrio,M, dibujamos<br />

una sección particular de ella que sea interesante. Por ejemplo, fijando las coordenadas<br />

(x,b,a) para c> 0 [Fig. 4.10 M].<br />

Si proyectamos el plano (x,a) sobre distintos planos α 1 ...α n de acuerdo con la<br />

aplicación R 2 -> M: (x,c) -> (x, bx -ax 2 - x 4 ) se despliegan las singularidades como en el<br />

caso anterior y al apilar las curvas obtenemos la variedad catástrofe. Los apilamientos<br />

geométricos tienen una lectura física como «propagación de fuente de ondas» 13 ,<br />

considerando el parámetro a como el tiempo sobre el plano-espacio; al propagarse, el<br />

frente barre una superficie en el espacio-tiempo [Fig. 4.10 11].<br />

iii) Una vez obtenida M, buscamos los puntos degenerados del potencial. El<br />

conjunto de singularidades ∑ es el subconjunto de M que satisface la ecuación:<br />

V´´(a, b, ;x) = 4x 3 + 2ax + b =0<br />

Entonces b = 4x 3 + 2ax. Si hacemos que b=0 y derivamos, obtenemos: 12x 2 -2a.<br />

Así que si a0, habrá<br />

dos cúspides A±3 en los puntos ±<br />

a/6 [Fig. 4.9 I].<br />

iv) El conjunto de bifurcación viene dado por el sistema de ecuaciones que se<br />

forma derivando tantas veces como parámetros universales tiene el despliegue:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 243


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

K(a,b,c)=<br />

x 4 + ax 2 + bx+c=0<br />

K(a,b)= 4x 3 + 2ax + b = 0<br />

K(a)= 12x 2 + 2a = 0<br />

de donde la representación paramétrica de la curva C: a = -6x 2 ; b = 8x 3 ; c = -3x 4<br />

244 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Si se trazan tres secciones para los valores a0, entonces la separatriz<br />

en el espacio de control se puede representar como una arista de rebotadura con dos<br />

puntos de retroceso, que permiten imaginar -para a negativo- una «cola de milano» o de<br />

«golondrina», de donde procede su nombre. Hallando los puntos de bifurcación sobre el<br />

plano (b,c), se obtiene la figura 4.10 II, formada por todas las tangentes a la curva<br />

(a,b,c). Divide a R 3 en tres regiones abiertas. Si se unen ahora esos planos,<br />

«apilándolos» en una figura tridimensional, se obtiene el conjunto de bifurcación<br />

tridimensional de la figura 4.10 VI.<br />

v) Tipos de conducta: Las propiedades cualitativas del potencial cambian al ir<br />

atravesando la superficie de control. Para determinar los tipos de conducta de estas<br />

regiones conviene buscar los puntos singulares convenientes. Consideraremos el caso<br />

más interesante, cuando b=0 y a < 0. Entonces la ecuación (4.1) toma la forma:<br />

(x 2 ) 2 + ax 2 + c, que tiene por soluciones: x 2 = -a± (a/b)2-c; asf que:<br />

- Para a>0 y c>O, y para a>0 y c>(a/b) 2 no hay soluciones reales.<br />

y un mínimo.<br />

- Para c


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En la figura 4.10 V se dibujan los puntos estables en negrita. La separatriz<br />

consta de un punto cero-dimensional que describe una función con un punto crítico<br />

degenerado cuádruple. Puede explotar: en dos curvas con puntos críticos degenerados<br />

triples; en una curva con puntos degenerados dobles; y en tres superficies con puntos<br />

degenerados dobles.<br />

vi) Los conflictos de régimen se darán allá donde se presenten dos mínimos.<br />

Esto ocurre en el interior del triángulo curvilíneo de la cola de milano, cuando c


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

d) Los estratos de codimensión 3. Hay Una singularidad de tipo x 5 .<br />

Ahora podemos completar la figura 4.10 V al incorporar los pasos que conducen<br />

de unos puntos estables a otros y la figura 4.10 VI al señalar los lugares en los que se<br />

configura la estratificación de la separatriz.<br />

***<br />

Es una singularidad muy inestable, por lo que se utiliza para interpretar aquellos<br />

procesos que desaparecen tras realizar alguna manifestación que, en consecuencia,<br />

resulta efímera. Si en los modelos biológicos, incluso físicos, la cola de milano tiene<br />

poca significación, en lingüística son muy relevantes. En el capítulo 7 estudiaremos esta<br />

catástrofe en relación al problema del No-ser.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 247


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

A 5 : LA SINGULARIDAD «MARIPOSA»<br />

El centro organizador de la «mariposa» x 6 es un mínimo degenerado donde la<br />

tangente corta la curva en seis puntos confundidos y cuyo potencial es de tipo V (a, b, c, d;x)<br />

de corrango 1 y de codimensión 4.<br />

i) El potencial A$ corresponde a la ecuación: V (a, b, c, d;x) = 1/6 x 6 + 1/4 ax 4 + 1/3<br />

bx 3 + 1/2 cx 2 + dx<br />

El espacio de fases es R 5 y el espacio externo de despliegue universal es de<br />

dimensión cuatro (de acuerdo con los parámetros a, b, c, d), que no se puede dibujar.<br />

Buscamos, pues, alguna sección (o secciones) ¡nteresante(s).<br />

ii) La superficie de equilibrio está formada por los puntos críticos del potencial<br />

en donde se anula la primera derivada<br />

M = 0 = d/dx V (a, b, c, d;x) = x 5 + a x 3 + bx 2 + cx+ d Como no podemos representar<br />

M directamente, se dibuja una superficie de coordenadas (x,c, d) para 6=0 y a>0, que<br />

ofrece el aspecto de la figura 4.11 M.<br />

iii) Buscamos ahora los puntos degenerados por derivación y hallamos el<br />

conjunto de las singularidades que satisface la ecuación:<br />

V (a, b, c ;x) = 5x 4 + 3ax 2 + bx+ c y que se representa bajo la proyección al plano<br />

(x,c) para valores a >0, a = 0 ; a


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

iv)<br />

Para visualizar el conjunto de bifurcación, K, vamos buscando las proyecciones<br />

sobre los distintos planos de control que pueden aislarse: (a,b), {a,c), (b,c). Para ello se<br />

deriva sucesivamente de acuerdo con la capacidad de despliegue de la singularidad:<br />

k(a b c) =<br />

V' = x 5 + a x 3 + bx 2 + cx+ d<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 249


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

V'' = 5x 4 + 3ax 2 + 2bx + c<br />

V''' = 20 x 3 + 6ax + 2b<br />

de donde la representación paramétrica:<br />

b = -1Ox 3 - 3ax; c = 15X 4 + 3ax 2 ; d = -6x 5 -ax 3<br />

Si ahora damos valores respetando el convenio anterior por el que a< 0 y o=0, y<br />

dibujamos su proyección sobre el plano (c,d), se obtiene la figura 4.11 II, que se puede<br />

representar corno dos cúspides que se cruzan uniéndose por uno de sus dos pliegues<br />

dando lugar a una especie de «mariposa», de donde esta singularidad toma su nombre.<br />

v) Tipos de conducta: Estudiemos los puntos críticos o soluciones de la<br />

ecuación. Los conflictos de régimen asociados a esta singularidad se encuentran en el<br />

interior de la curva mariposa, donde la variedad catástrofe V (a, b, c, d;x) tiene cinco raíces<br />

reales. Puede haber, pues, conflicto éntrelos fres mínimos.<br />

Sea la sección transversal del conjunto de bifurcación para b= d = 0. Entonces la<br />

superficie de equilibrio toma esta forma: M = x 5 + ax 3 + ex, con una raíz x = 0 y cuatro<br />

raíces para x 2 = -a/2± (a 2 - 4c)<br />

inestable.<br />

Si a > 0 y c < 0, x 2 es real y hay tres equilibrios estables, dos estables y uno<br />

Si a < 0, pueden ocurrir tres casos:<br />

- Que c < 0. Entonces hay tres equilibrios, dos estables y uno inestable.<br />

- Que 0 < c < a 2 /4. Entonces hay cinco equilibrios, tres estables.y dos inestables.<br />

- Que c a 2 /4. Hay un solo equilibrio estable. [Fig. 4.11 IVb],<br />

250 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El germen x 6 presenta en el origen un mínimo degenerado obtenido por colapso<br />

de 5 puntos críticos, 3 mínimos y 2 máximos. El despliegue es el resultado de hacer<br />

variar la altura de los máximos y mínimos de todas las maneras posibles. Los tipos<br />

estables son, por consiguiente:<br />

vi) La complejidad de los pasos intermedios entre las formas estables e<br />

inestables puede servir como ejercicio para el lector, a semejanza del realizado con la<br />

singularidad «Cola de milano». Solamente ofrecemos algunas transformaciones del<br />

espacio de control en la figura 4.11 VI.<br />

* * *<br />

El espacio de control de la singularidad «mariposa» es muy rico y, por<br />

consiguiente, acoge situaciones muy diversas. Los parámetros de control son cuatro, lo<br />

que produce una estratificación muy compleja de tres capas o secciones; de ahí que la<br />

sección intermedia represente una especie de compromiso entre las otras dos, y sirva de<br />

modelo para situaciones en las que aparece un compromiso entre estados de conflicto o<br />

en las que las secciones exteriores se ponen en contacto a través de la sección<br />

intermedia.<br />

Las Umbílicas<br />

En el caso de las cuspoides se prescindía de la variable y, puesto que el<br />

subespacio y = 0. Pero en el caso de las umbílicas hay que tener en cuenta esta segunda<br />

variable. Para evitar hacer nuestra exposición sobre las umbílicas más prolija de lo<br />

necesario, nos atendremos a ciertos elementos que nos parecen decisivos para su<br />

comprensión, eludiendo los cálculos en la medida de lo posible. 14<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 251


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

D +4 : «U<strong>MB</strong>ÍLICA HIPERBÓLICA»<br />

Funciones cuyo potencial es de tipo V (a,b,c;x,y) con dos variables internas y tres<br />

parámetros de control:<br />

i) El potencial de D +4 corresponde a la ecuación:<br />

V (a,b,c;x,y) = x 2 y + 1/3 y 3 + a(y 2 - x 2 ) + bx + cy<br />

El espacio de fases de las umbílicas es más complejo que el de las cuspoides. Si<br />

a éstas las podemos imaginar como una estructura de tipo «canal»,<br />

a la que se va dotando de pliegues cada vez más complejos [La parte superior de las<br />

figuras 4.12, 4.13. y 4.14], las umbílicas pueden imaginarse según la umbrella de<br />

Whitney: el canal queda unido a una línea trazada perpendicularmente al lecho del<br />

canal:<br />

Si la curvatura es para todo el lecho o bien mayor o menor de 180 9 , o bien menor<br />

en una parte y mayor en otra, estas deformaciones de la umbílica canónica toman el<br />

nombre de a) hiperbólica, b) elíptica y c) parabólica respectivamente. Por ejemplo:<br />

252 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

A fin de visualizar la figura, debemos dar cortes, trazar secciones, proyectar<br />

puntos singulares, etc. de la variedad dada. Puede servir como ejemplo de la umbílica<br />

hiperbólica la superficie de la figura 4.12 I.<br />

ii) Los puntos críticos de la superficie de equilibrio, M, vienen determinados por<br />

las derivadas parciales:<br />

(4.1)<br />

iii) El conjunto de singularidades, ∑, o matriz de estabilidad se obtiene hallando<br />

las segundas derivadas y el determinante del hessia-no igualado a cero:<br />

Encontramos así un punto cuádruple en el caso en que la matriz de estabilidad se<br />

anula. Por tanto, el potencial Ven el punto de coordenadas (0,0,0), esto es, V (0,0,0,x,y) =<br />

x 2 y + 1/3 y 3 , tiene un punto crítico cuádruple degenerado.'Los doble y triple puntos<br />

críticos degenerados se establecen hallando uno de los autovalores de la matriz de<br />

estabilidad. Cuando se anula el determinante de V:<br />

det V ij = 4(y 2 - x 2 - a 2 ) = 0 (4.2)<br />

se obtiene el conjunto crítico, que, en este caso, es la hipérbola: y 2<br />

- x 2 = a 2 .<br />

Esto significa que siempre que un punto crítico se encuentre sobre la hipérbola<br />

es doble o triple degenerado [Fig. 4. 12 II]. Para hacer más intuitivos los cortes, estamos<br />

interesados en la representación paramétrica para las coordenadas {a;x,y) en el plano de<br />

control (b,c):<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 253


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

-b = 2xy- 2ax<br />

-c = x 2 + y 2 + 2a 2 (4.3)<br />

iv) Para trazar el conjunto de bifurcación o separatriz, podemos tratar de hallar<br />

las proyecciones en el espacio de control (b,c). Es suficiente determinar algunas<br />

secciones de (b, c) de la separatriz en distintos planos, v. gr., en a=+1, a=0, a=-1.<br />

Resolviendo la ecuación (4.3), podemos representarla como en la figura 4.12 III. Si<br />

unimos ahora estos tres planos por «apilamientos», se obtiene la figura global 4.12 IV.<br />

v) Para determinar las propiedades cualitativas de la u. parabólica,<br />

investigamos las propiedades de funciones parametrizadas a lo largo de la línea a=+1 y<br />

b-Q, haciendo variar c. A lo largo de la línea, las ecuaciones del potencial y la superficie<br />

catástrofe que determinan los puntos críticos (4.3) son ahora (para: a=+1, b=0):<br />

2xy-2x=0<br />

x 2 + y 2 + 2y+c = 0 (4.4)<br />

De (4.3) se sigue que los puntos críticos han de coordinarse, o bien con x=0, o<br />

bien con y = +1.<br />

- Si lo hace con x=0, entonces y = -1 + 1 -c, por (4.4)<br />

Esto significa que hay una parte real de puntos críticos para c


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- Si lo hace con y=+1, tenemos x = ± -(3+c), según (4.4)<br />

La parte real de los puntos críticos existe para c < -3. En el resto de los valores<br />

de c, i.e., c > 1, no hay puntos críticos.<br />

Una vez que hemos localizado los puntos críticos, las propiedades de estabilidad<br />

(tipo Morse) pueden ser determinadas por mediación de la matriz de estabilidad.<br />

a) En los puntos críticos: x=0 e y = -1± l-c la matriz es:<br />

Hallamos sus autovalores y obtenemos: λ 1 = 2(y-1) y λ 2 = 2(y+1)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 255


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Así, pues, los ejes x e y son las direcciones principales, con los autovalores en<br />

las direcciones principales xe y, igual a 2(y-1) y 2(y+1), respectivamente.<br />

b) Para los puntos críticos y=+1, x = ± -(3+c) la matriz de estabilidad es:<br />

y sus autovalores:<br />

Lo que interesa ahora es<br />

averiguar cómo cambian los signos de los autovalores al pasar por ciertos lugares. Por<br />

ejemplo, el autovalor λ4 se anula en el punto (x,y) = (0,1) cuando c = -3. Este tipo de<br />

lugares, críticos (4.1), cruzan la superficie de equilibrio, en donde esperamos que<br />

sucedan las cosas más interesantes. Si dibujamos las propiedades de estabilización,<br />

obtenemos los siguientes puntos atractores:<br />

i) Si c > 1, no hay puntos críticos, según hemos indicado.<br />

ii) Si -3 < c < +1, sólo hay dos puntos críticos: (0,= -1 + l -c) y (0,= -1- l-c).<br />

- En el punto (0,= -1 + 1 -c), los autovalores son:<br />

• λ 1 = 2(y-1). Reemplazando y por su valor en función de c, tenemos:<br />

2((-1 + 1 -c)-1) y, por tanto, λ'1 = -4+2 1 -c.<br />

• λ 2 = 2(y+1). Reemplazando y por su valor en función de c, tenemos:<br />

2((-1+ l-c)+1) y, por tanto, λ'2 = +2 l -c. Como los autovalores son de<br />

distinto signo [Cap. 2], entonces en (0,= -1+<br />

l-c) hay un punto silla.<br />

256 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- Haciendo el mismo tipo de cálculo para el punto (0,= -1 -Vi -c), se obtiene:<br />

•λ’1 =-4-2 1-c<br />

• λ’ 2 = -2<br />

l-c.<br />

Para el valor considerado de c, ambos autovalores son negativos y, en<br />

consecuencia, el punto (0,= -1-<br />

l-c) es un máximo.<br />

En resumen: en la región comprendida en -3


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

•λ4 = 2(1 -<br />

l-(3+c)), uno positivo y otro negativo, luego es una silla.<br />

- En el punto (- -(3+c),+1), los autovalores son:<br />

•λ 3 = 2(1 +<br />

l-(3+c))<br />

• λ4 = 2(1 -<br />

l-(3+c)), igualmente, una silla.<br />

En esta región, para c


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

ə/əy V ( a,b,c;x,y ) = 0 = x 2 - y 2 + 2ay + c (4.5)<br />

iii) El conjunto de singularidades, ∑, o matriz de estabilidad, se obtiene hallando<br />

las segundas derivadas y el determinante del hessia-no se anula:<br />

Encontramos así un punto cuádruple en el caso en que la matriz de estabilidad se<br />

anula. Por tanto, el potencial Ven el punto de coordenadas (0,0,0), esto es, V(g 0 QYU) =<br />

x 2 y- 1/3 y 3 , tiene un punto crítico cuádruple degenerado. Los'doble y triple puntos<br />

críticos degenerados se establecen hallando uno de los autovalores de la matriz de<br />

estabilidad. Cuando se anula, el determinante de V¡: = 0:<br />

det Vij. = 4(a 2 - y 2 - x 2 ) = 0 (4.6)<br />

Así que el conjunto crítico es el círculo: y 2 + x 2 - a 2 . Esto significa que siempre<br />

que un punto crítico se encuentre sobre el círculo es doble o triple degenerado [Fig. 4.<br />

13 II]. Estamos interesados, como en el caso anterior, en la representación paramétrica<br />

para las coordenadas (a;x,y) en el plano de control (b,c): -b= 2xy+ 2ax<br />

-c = x 2 - y 2 + 2ay (4.7)<br />

iv) Para hallar el conjunto de bifurcación, podemos tratar de hallar las<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 259


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

proyecciones en el espacio de control (b,c). Es suficiente determinar algunas secciones<br />

de (b, c) de la separatriz en distintos planos, v. gr., en a=+1, a=0, a=-1. Resolviendo la<br />

ecuación (4.7), podemos representarla como en la figura 4.13 III. Si unimos ahora estos<br />

tres planos por «apilamientos» se obtiene la figura global 4.13 IV.<br />

v) Para determinar las propiedades cualitativas de la umbílica elíptica,<br />

investigamos las propiedades de funciones parametrizadas a lo largo de la línea a= +1 y<br />

b=Q, haciendo variar c. A lo largo de la línea, las ecuaciones del potencial y la<br />

superficie catástrofe que determinan los puntos críticos (4.7) son ahora (para: a=+1,<br />

6=0):<br />

2xy + 2x = 0<br />

260 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

x 2 -y 2 + 2y+c=0 (4.8)<br />

bien con y=-1.<br />

De (4.3) se sigue que los puntos críticos han de coordinarse, o bien con x=0, o<br />

- Si lo hace con x=0, entonces por (4.8): y = +1+ 1 +c. Hay una parte real de<br />

puntos críticos para c


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

y sus autovalores son: λ 3 = 2(1 + Vi +(3-c)) y λ 4 = 2(1 - 1 +(3-c)) Lo que interesa<br />

ahora es averiguar cómo cambian los signos de los autovalores al pasar por ciertos<br />

lugares. Por ejemplo, el autovalor λ4= 0 en el punto (x,y) = (0,1) cuando c = -3. Este<br />

tipo de lugares, críticos (4.5), cruzan la superficie de equilibrio, en donde esperamos<br />

que sucedan cosas interesantes. Si dibujamos las propiedades de estabilización,<br />

obtenemos los siguientes puntos atractores:<br />

i) Si c < -1, hay dos puntos críticos en (-1 ,+ (3-c)) y en (-1 ,- (3-c)). - En<br />

el punto (-1,+<br />

(3-c)) los autovalores son:<br />

•λ 3 =2+2<br />

l+(3-c)<br />

silla.<br />

•λ4 = 2-<br />

l+(3-c). Como un autovalor es positivo y el otro negativo, hay una<br />

- En el punto (-1 ,- (3-c)) los autovalores son:<br />

•λ 3 =2+2<br />

l+(3-c)<br />

• λ 4 = 2-<br />

l+(3-c). Igualmente, una silla [Fig. 4.13 Va].<br />

ii) Si los valores de c se encuentran en -3 < c < +1, en el interior del triángulo,<br />

entonces hay cuatro puntos críticos: (0,+1+ l+c) y (0,+1- l+c); (-1,+ (3-c)) y (-1,-<br />

(3-c)). Utilizando los cálculos establecidos, Le., en términos de c, tenemos:<br />

- En el punto (0,+1 + l +c) los autovalores son:<br />

262 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

• λ 1 = 4+2 1+c<br />

• λ 2 = -2<br />

1 +c, así que, como c se encuentra entre -1 y 3, λ'1 será positivo y λ'2<br />

negativo, y estamos ante un punto silla.<br />

- En el punto (0,+l l+c) los autovalores son:<br />

•λ’ 1 =4-2<br />

l+c<br />

• λ’ 2 = +2<br />

1+C, tanto λ'1 como λ’2 son positivos, luego hay un mínimo.<br />

- En los puntos (-1 ,+ (3-c)) y (-1,- (3-c)) hay, como en el caso anterior,<br />

dos sillas. Así que en la región comprendida entre -3 < c < +1 tenemos tres sillas, y un<br />

máximo para a0) [Fig. 4.13 Vb].<br />

iii) Si c > + 3, las dos sillas y el mínimo local se combinan para formar una silla<br />

simple a lo largo de los ejes x=0 e y1 [Fig.<br />

4.13 Ve].<br />

La localización de los puntos singulares determina completamente las<br />

propiedades cualitativas de todas las funciones parametrizadas por tres o cuatro regiones<br />

abiertas, como muestra la figura. 4.13 Vd. En el interior de las regiones triangulares las<br />

funciones tienen tres puntos silla y un mínimo local si a>0 o un máximo local si a


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

(ii) La variedad catástrofe:<br />

2xy + 2xc + a<br />

x 2 + 4y 3 + b<br />

(iii) El conjunto de singularidades, E:<br />

Dada la complejidad de la umbílica parabólica, sólo damos -a título de<br />

ilustración- un esquema visual de cómo están conectadas las catástrofes inferiores en<br />

ella.<br />

264 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

EJERCICIOS<br />

Como toda regla tiene su excepción, algunos ejercicios de este capítulo serán<br />

algo más formalistas. Pueden entenderse como un paso hacia el manejo del formalismo<br />

topológico-catastrofista.<br />

1) Quizá lo más interesante del cambio conceptual que comentamos sea el cambio en<br />

los modelos científicos. Si, como decía Rutherford, sólo se puede comprender aquello<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 265


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

que se puede construir como un modelo mecánico, compréndase la TC construyendo<br />

también un artilugio mecánico. Como ejercicio se propone al lector que construya su<br />

propia máquina de catástrofes. Para ello recórtese un disco de cartón cuyo diámetro se<br />

tomará como patrón unidad. En un punto cercano al disco se coloca un pivote que<br />

puede ser simplemente un alfiler, sobre el que se entrelazan dos gomas elásticas de<br />

longitud unidad. El extremo de una de ellas se lleva a un punto fijo C y el extremo de la<br />

otra A se deja libre. Se mueve lentamente la goma durante un tiempo t por el extremo<br />

A; el disco sobre el que se ejerce la fuerza responde también mediante un cambio lento<br />

hasta que -en algunas ocasiones- salta repentinamente. Lo curioso de estos saltos es<br />

que se producen a lo largo de una línea que forma el perímetro de un rombo curvilíneo,<br />

es decir, de dos cúspides unidas por los extremos.<br />

2) Las funciones f y g son equivalentes. Hágase el dibujo mostrándolo. A continuación,<br />

demuéstrese su equivalencia mediante un cambio de coordenadas:<br />

u = x m = z-w-(z+w) 2<br />

f: f:<br />

v = y 2 n = 2(z-w) + (z+w) 2<br />

3) Cuestión de tanteo: Buscar los valores de los parámetros de las siguientes<br />

ecuaciones para obtener un mínimo, dos mínimos, etc.<br />

X 3 + ax<br />

x 4 + ax 2 + bx<br />

x 5 + ax 3 + cx 2 + cx<br />

266 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

x 6 + ax 4 + bx 3 + cx 2 + dx<br />

4) la familia de funciones: W( a,x) = 1/4 x 4 + 1/2 ax 2 . Hallar los puntos críticos en las<br />

coordenadas (a,x) y hacer el dibujo pertinente. La figura obtenida es la representación<br />

habitual de la bifurcación: sin duda puede ser -para ciertos propósitos- una<br />

descripción de lo que sucede. Perturbemos un poco la familia de funciones con el<br />

término «∈x»: W( a,X )= 1/4 x 4 + 1/2 ax 2 + ex. Hallar los puntos críticos en las mismas<br />

coordenadas (a,x). ¿Qué diferencia encuentra entre ambas figuras? Dibujar una figura<br />

que ponga en contacto ambas representaciones y explicarla en términos de Estabilidad<br />

Estructural.<br />

5) Hallar el hessiano de las siguientes funciones y dibujar la superficie asociada:<br />

f(x,y) = -x 2 - y 2 ; f(x,y) = x 2 + y 2 ; f(x,y) = x 2 - y 2<br />

f(x,y) = x 3 - 3xy 2 ; f(x,y) = x 2 y 2 ; f(x,y) = x<br />

6) Dibujar los gérmenes de las umbílicas (ayudados, por ejemplo, por un programa de<br />

ordenador como DERIVE):<br />

z = x 2 y + y 3 ;<br />

z=x 2 y- y 3 ;<br />

z= x 2 y + y 4 .<br />

7) Dado el sistema:<br />

a = x 4 - bx 2 -cx<br />

b = b,<br />

Hallar sus proyecciones en los planos (x,b) y (a,b) para distintos valores de c.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 267


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Lo mismo para el sistema:<br />

a = x 5 - fax- 3 -ex 2 -dx<br />

b = b,<br />

de d.<br />

Hallar sus proyecciones en los planos (x,b) y (a,b) para c = 0 y distintos valores<br />

8) De entre las mencionadas en este capítulo, ¿qué par de palabras habrían de ocupar<br />

los puntos suspensivos del siguiente comentario?<br />

"Esto indica que la situación prácticamente óptima para conocer -es decir, para<br />

absorber el mayor <strong>número</strong> y la mejor calidad de elementos objetivos-, es intermediaria<br />

entre la pura contemplación y el urgente interés. Hace falta que algún interés vital no<br />

demasiado premioso y angosto organice nuestra contemplación, la confine, limite y<br />

articule, poniendo en ella una perspectiva de atención. Con respecto al campo puede<br />

asegurarse que [......] es el cazador, el cazador de afición, quien suele conocer mejor la<br />

comarca, quien logra contacto más fértil con más lados o facetas del multiforme<br />

terruño. ORTEGA y GASSETJ.: O.C., t. 3, p. 406.<br />

9) El lector podrá ejercitar su habilidades pictóricas y espaciales construyendo un<br />

cubo de cada una de las cuspoides. Dibujamos un modelo que pueda servir de<br />

inspiración.<br />

268 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Con un adecuado juego de luces, si se estira y contrae la superficie de catástrofe<br />

o bien se deja rodar sobre ella un objeto -canica, dado...-pueden conseguirse efectos<br />

sorprendentes:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 269


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 5. TEORÍA DE LAS CATÁSTROFES Y LINGÜÍSTICA<br />

Tanto el presente capítulo como el siguiente constituyen el corazón de este libro.<br />

La aplicación de la TC a la Lingüística es, seguramente, uno de los hechos más<br />

sorprendentes de la investigación en ciencias humanas de las dos últimas décadas. Y si<br />

bien es cierto -como señala Chenciner- que en lo concerniente al método está muy lejos<br />

de la bella unidad que presentan algunas teorías más formalizadas, no lo es menos que<br />

la belleza de la topología necesita ser descubierta a través de una visión diferente de la<br />

realidad. Thom señala explícitamente que es tentador representarse el universo<br />

semántico como una morfología cuyo substrato sea un espacio euclídeo de n<br />

dimensiones. Si se adopta el punto de vista materialista, el espacio de activación de las<br />

neuronas identifica un estado mental con un estado cerebral. Supongamos que nuestro<br />

cerebro es un cubo l n , o espacio de excitación neuronal en continua evolución y de<br />

dimensión enorme, que se formaliza mediante un campo de vectores X los cuales varían<br />

lentamente en el tiempo. Una «¡dea» se describe como un atractor estructu-ralmente<br />

estable de X, que puede ser destruido por bifurcación y dar lugar a un nuevo atractor en<br />

un proceso que se repetirá indefinidamente. La significación de una «¡dea» procederá,<br />

pues, de la topología interna del atractor, así como de su posición en el cubo l n . La<br />

actividad del lenguaje exige la proyección de esta morfología de n dimensiones en un<br />

espacio de dimensión uno: el tiempo. Las estructuras sintácticas suponen que esa<br />

proyección de R n en R se realiza por intermedio de un espacio de dimensión cuatro (tres<br />

dimensiones del espacio y una del tiempo): R n ->R 4 —>R 1 . La estructura sintáctica será,<br />

pues, la proyección unidimensional de ese espacio semántico multidl-mensional. La<br />

tesis especulativa de Thom-Petitot supone que la TC posee la capacidad de un modelo<br />

semántico, según el siguiente paralelismo:<br />

Topologías de los atractores .....Valor del significado<br />

Morfologías externas...........Valor de la sintaxis<br />

Proceso interno, X.............Semántica<br />

Proceso externo, W............Sintaxis<br />

Espacio externo ...............Conceptual, puramente abstracto<br />

270 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

5.1. LA SIGNIFICACIÓN. «Visión» topológica<br />

¿Cómo dar cuenta de la significación? El siglo XX ha desarrollado dos teorías<br />

claramente delimitadas por las fuentes de inspiración a que recurren y, curiosamente,<br />

atribuidas a un mismo autor: el Wittgenstein (1889-1<strong>95</strong>1) del Tractatus, que explora la<br />

tesis del lenguaje formal, y el Wittgenstein de las Investigaciones filosóficas, que<br />

explora la tesis del lenguaje ordinario. Thom rechaza explícitamente ambas vías: por<br />

una parte, la de los lenguajes étnicos, insuficientes para explicar la significación por la<br />

facilidad que tienen en confundir los planos del lenguaje y el metalenguaje, dando lugar<br />

a toda clase de circularidades, tautologías y verbalismos; por otra, la de la Lógica<br />

algorítmica, pues no hay procedimientos canónicos que permitan asociar a la estructura<br />

«profunda» de la Semántica la estructura «superficial» de la Sintaxis. Thom denuncia la<br />

limitación de los sistemas formales y ya conocemos la razón gnoseológica [cap. 3].<br />

Históricamente el formalismo hilbertia-no se hizo independiente de la teoría de la<br />

significación, por lo que se necesitó recuperarla de alguna forma; la teoría de Modelos<br />

de Tarski (1901-1983) fue construida, precisamente, para solventar esta carencia<br />

semántica, pero no es suficiente para dar cuenta del Significado. En este contexto Thom<br />

critica -por partida triple- el modelo generativo-transformacional de Chomsky,<br />

exponente máximo del lingüista formalista:<br />

1) No hay una frontera estricta entre expresiones gramaticales y expresiones que<br />

no lo sean, sino una gradación continua entre agra-maticalidad y aceptabilidad<br />

semánticas. Thom se atreve a reintroducir el continuo que los modelos discretos<br />

formalistas habían expulsado de la investigación. El problema del cambio, de la<br />

diacronía, exige dotar al sustrato de propiedades dinámicas, lo que implica un<br />

compromiso con entidades de la ontología general (Thom mismo cita el «éter» de<br />

Maxwell, de difícil asunción en la ontología regional o especial ] ), a la vez que con una<br />

nueva herramienta conceptual que lo explicite: la Teoría de la Estabilidad Estructural y<br />

la Morfogénesis, síntesis de la Topología Matemática y de la Dinámica Física [Cap. 4].<br />

2) El modelo formal es inadecuado para su realización. Como ya se ha<br />

estudiado [cap. 3], los sistemas formales poseen su propia semántica, aunque ésta se<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 271


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

muestra impotente -por su carácter autoformante-, para explicar las estructuras de más<br />

de una dimensión.<br />

3) Hay que dar cuenta no tanto de la generatividad de la sintaxis como de la<br />

drástica limitación de las teóricamente infinitas posibilidades de la competencia<br />

lingüística. Es la autolimitación semántica de las capacidades sintáctico-generativas lo<br />

que pide explicación. O, en otras palabras, es el fenómeno de la fatiga del lenguaje lo<br />

problemático: nuestras oraciones con sentido pueden alcanzar diez, veinte, ¿cincuenta?,<br />

¿cien palabras? Pero es absurdo pensar en un libro, por ejemplo, que no tenga puntos,<br />

comas, etc. Un libro queda dividido, precisamente, en frases de diez, doce, veinte<br />

palabras. Es cierto que hay novelas escritas sin signos de puntuación, pero no dejan de<br />

ser experimentos literarios que, por otra parte, exigen del lector el esfuerzo de «trocear»<br />

el texto.<br />

El camino que sigue Thom es el topológico, alejado por igual del formalismo<br />

sintáctico y del semanticismo intuitivo. Consideremos un caso concreto: ¿Cuál es la<br />

significación de los verbos! Si descartamos las definiciones clásicas -intuitivas o<br />

formalistas- para dar paso a la «visión» topológica, podemos rehacer la pregunta de este<br />

modo: Topológicamente, ¿qué es un verbo? Un verbo es un conjunto cerrado, un<br />

contorno trazado sobre el espacio- sustrato del mundo semántico, que es un espacio<br />

conceptual y abstracto. Concentrarse en el verbo es concentrarse en un cerrado, un<br />

concepto matemático que se refiere a una entidad morfológica. Así se pone en marcha,<br />

con un fuerte control matemático, el «giro morfológico» {morphological turrí} 2 de este<br />

fin de siglo, frente al «giro lingüístico» (linguistic turn) de sus inicios.<br />

Sea el dominio U espacio-tiempo, sede del proceso considerado. El punto u de U<br />

es regular si el proceso tiene la misma apariencia cualitativa en todo punto u' de la<br />

vecindad de u. Los puntos regulares forman un abierto y se reparten en un cierto<br />

<strong>número</strong> de componentes conexos; los puntos singulares, que forman el complemento K<br />

de U, constituye el conjunto catástrofe del proceso [Cf. cap. 4]. Esta estructura<br />

topológica puede ser interpretada en el dominio lingüístico de la siguiente manera:<br />

272 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- Se supone que el «discurso» -concepto que hemos de entender en su sentido<br />

fuerte: que incluye la referencia al mundo- describe siempre un proceso espaciotemporal.<br />

El lenguaje expresa fenómenos ambientales que -desde la hipótesis de Thompueden<br />

comprenderse como «catástrofes elementales», definidas por un conflicto de<br />

regímenes en el espacio-tiempo R 4 .<br />

- El <strong>número</strong> de los componentes conexos que pueden ser individualizados en el<br />

conjunto continuo de los puntos regulares son llamados en lingüística actantes o<br />

actuantes. Cada dominio estable, se dirá, es un actuante.<br />

- El tipo topológico del dominio de un actuante es un entorno o bola topológica<br />

B 3 [Cap. 2], El proceso se cumple porque a lo largo del tiempo ciertos actuantes<br />

interactúan localmente. Entonces sus dominios respectivos entran en contacto según un<br />

conjunto de puntos catastróficos que se suponen conexos [Fig. 5.1].<br />

- Si el proceso espacio-temporal se describe por una proposición atómica, p<br />

[Cap. 1], el verbo corresponde a la estructura de un atractor, y el grafo de interacción<br />

del proceso da lugar a diferentes tipos topológicos -según el <strong>número</strong> y la disposición de<br />

los atractores-, que determinan la estructura sintáctica de la frase que describe la acción<br />

del verbo, y esto no es algo caótico o indeterminado. ¿Cuáles son esos tipos?. Por la<br />

hipótesis de Thom, serán ±16, de acuerdo con la clasificación de las singularidades<br />

[Recuérdese el capítulo anterior, que ofrece un esbozo del formalismo de la TC]. El tipo<br />

topológico de iteración es el que determina la estructura sintáctica de la frase.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 273


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- La palabra se considerará como un campo de la dinámica neuronal. (No deja<br />

de ser curioso que el concepto de campo sólo sea controvertido cuando se aplica en<br />

biología o en lingüística; las epistemologías de corte reduccionista admiten y utilizan el<br />

concepto en mecánica clásica -campos gravitacionales-, en electromagnetismo -campos<br />

eléctrico y magnético-, en física de altas energías -campos cuánticos-, incluso en<br />

Etología -campos perceptivos-, ¿Por qué había de negarse la posibilidad de este<br />

concepto en Biología o en Lingüística?) A los islotes que quedan separados por zonas<br />

indeterminadas e/o inestables, los denomina Thom creodas o campos morfogenéticos.<br />

Por consiguiente, en los procesos naturales trataremos de aislar las partes<br />

estructuralmente estables, que son las creodas de ese proceso. Cada una de ellas<br />

contiene «creodas elementales» -las catástrofes-, las cuales deben ser analizadas para<br />

comprender su organización en una forma global estable por la acción de un centro<br />

organizador. Después habrá que estudiar la organización de las creodas entre sí; las más<br />

estables serán las que poseen mayor significación, etc. La tesis de Thom es, sin duda,<br />

sorprendente:<br />

"El lenguaje humano es un sistema descrito por un modelo semántico de<br />

dimensión uno (el tiempo) y las creodas son las palabras".<br />

Si las palabras son consideradas como creodas o campos morfogenéticos, la<br />

significación de una creoda vendrá dada por la estructura topológica de las catástrofes<br />

que contenga y que limitan su dominio. Ahora bien, como cada catástrofe elemental<br />

viene definida por sus singularidades, son esos tipos cualitativos los que las determinan<br />

en última instancia. Como Thom pone el origen de las estructuras sintácticas en su<br />

configuración espacial, puede correlacionar la herramienta matemática, que investiga<br />

las singularidades espacio-temporales, con los distintos casos sintácticos; por<br />

consiguiente, el <strong>número</strong> de estructuras sintácticas estará sometido a los mismos<br />

constreñimientos que el <strong>número</strong> de singularidades espaciales. Esta teoría del origen<br />

espacial de las estructuras sintácticas explica numerosos hechos, entre los que, quizá,<br />

son fundamentales: i) que una oración elemental no contenga más de cuatro actuantes;<br />

esto se debe a que la TC se identifica con la formulación clásica de Gibbs para el<br />

equilibrio termodinámico. La Regla de las Fases de Gibbs limita a cuatro el <strong>número</strong> de<br />

regímenes estables que pueden estar en equilibrio en un punto del espacio euclídeo de<br />

274 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

tres dimensiones, ii) En el caso de las lenguas con declinación, la teoría da cuenta de la<br />

mayor parte de los casos: el nominativo para el sujeto, el acusativo para el objeto, el<br />

dativo para el desiderativo, el ablativo (o instrumental) para los verbos que tienen la<br />

morfología de la escisión (o de reunión o compañía).<br />

La hipótesis de Thom en lingüística viene a decir que la TC describe todos los<br />

tipos morfológicos en las condiciones de los potenciales de gradiente, de dimensión<br />

interna de una o dos variables y de codimensión igual o inferior a cuatro, teniendo en<br />

cuenta la dirección del eje del tiempo en el despliegue universal. Estas morfologías<br />

están vinculadas a procesos físicos naturales (si seguimos la convención de Maxwell) o<br />

a procesos biológicos (si seguimos la convención del perfecto retardo) [Cap. 4],<br />

Procesos que el hombre es capaz de «poner en palabras». Esta acción semántica dogos)<br />

está sometida a las mismas restricciones que los tipos morfológicos, de donde el<br />

semantismo verbal de base queda sometido a la teoría de las singularidades, a sus rupturas,<br />

sus transiciones, sus «catástrofes» [Véase infra, ontología de saliencias y<br />

pregnancias].<br />

Esquematizaremos esta propuesta semántica con el mito de San Jorge y el<br />

dragón, que ha estudiado Petitot. Sus tres personajes clásicos (actuantes) -el sujeto o<br />

héroe, S, el antisujeto o dragón,<br />

, y el objeto o princesa, O-componen una estructura<br />

de transformaciones típicas: -> O -> S. Si trabajamos sobre el espacio de control de<br />

la catástrofe mariposa» [Fig. 5.1], podremos representar las establecerse entre estos tres<br />

actuantes:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 275


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En el punto 1) el dragón captura a la princesa. En el punto 2), y por efecto<br />

exclusivo de la estructura, se establece un deseo (una realidad virtual), por el que el<br />

sujeto quisiera arrebatar la princesa al dragón. El punto 3) es un punto triple (f) que<br />

organiza el conflicto: /O/S. Alrededor de este punto f, tiene lugar el combate /S, al<br />

atravesar la singularidad donde la cúspide S/O se escinde del estrato de conflicto O/S.<br />

Sin embargo, entre /S no puede haber centro organizador; el sujeto y el antisujeto sólo<br />

pueden transferir su posición: o domina S o domina S.<br />

La propia estructura permite, por lo tanto, una polarización moral, valorativa o<br />

axiológica, al considerar que S/O tiene una connotación positiva y<br />

connotación negativa.<br />

/O, una<br />

Este análisis permite, además, distinguir dos tipos de esquematiza-ción:<br />

sincrónica (trazo continuo de la figura 5.2), correspondiente a la copresencia de las<br />

secciones; diacrónica (trazo discontinuo), correspondiente a los caminos del espacio<br />

externo que se recorren. Esto es muy destacable, pues implica que lo paradigmático (el<br />

«sentido» que poseen los arquetipos o logoi) precede a lo sintagmático. En este ejemplo,<br />

podemos comprobar la característica del estructuralismo: se puede definir la<br />

estructura (el «escenario») en que tienen lugar las relaciones entre actuantes. Las<br />

relaciones son, por consiguiente, efectos de estructura. El conflicto<br />

/S y la<br />

transferencia de<br />

/O a S/O exige pasar por los caminos del interior del espacio de<br />

control, que pueden ser muy ricos y variados.<br />

El conflicto<br />

/S se expresa por una catástrofe de conflicto en el punto t y la<br />

relación ternaria<br />

/O/S, por una catástrofe de bifurcación:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Y queda invertida la Posición de dominio del antisujeto. Ahora Ia, relación<br />

ternaria: SO une fuertemente a S y O y débilmente a S y :<br />

El héroe atrae a la princesa, que huye del dragón.<br />

Así suelen acabar los cuentos, en una situación estable. Pero también son<br />

posibles otros casos. Por ejemplo, la princesa puede desaparecer tragada por el dragón y<br />

quedar el enfrentamiento sujeto y antisujeto, etc.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 277


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

5.2. EL LENGUAJE «VISTO» DESDE LA TEORÍA DE LA MORFOGÉNESIS<br />

La teoría de la morfogénesis en Lingüística recurre a algunos elementos (en el<br />

sentido kantiano) que son las condiciones de su posibilidad misma: 1) Al fenómeno de<br />

la resonancia entre el sistema neuronal y el lingüístico, que interactúan hasta alcanzar la<br />

estabilidad. 2) A la escala corpórea y operatoria de ciertos organismos como mediadores<br />

entre la teoría matemática de la TC y la Lingüística. 3) A la correspondencia entre el<br />

desarrollo morfológico y el desglose lingüístico.<br />

1) La Resonancia: La aplicación de la TC a la Lingüística exige una explicación<br />

epistemológica. Para justificar este modelo, hemos de defender un principio de<br />

isomorfía entre el sistema cerebral con sus procesos psíquicos y el medio ambiente. El<br />

conocimiento es, esencialmente, simulación interna del mundo exterior en el sentido<br />

aristotélico de la adaequatio rei et intellectus. Los materiales plásticos neuronales y<br />

corpóreos, en general, son aptos para recibir y conservar esa simulación de las formas,<br />

tal como lo hace la memoria humana. La afinidad entre los seres vivos y los cuerpos<br />

sólidos con los que tienen que relacionarse, tanto para cooperar con ellos como para<br />

defenderse, se muestra en hechos tan sorprendentes y curiosos como, por ejemplo, que<br />

la Mecánica de los Sólidos sea mucho mejor conocida que la Mecánica de los Fluidos, o<br />

que el hombre que ha dominado (domesticado) relativamente pronto a las fieras y los<br />

animales salvajes, se vea totalmente desbordado por las bacterias y los virus, fuera del<br />

alcance del sentido común y de las técnicas a escala corpórea<br />

Entre las actividades psíquicas del hombre hay una primordial: organizar los<br />

datos de los sentidos en una representación del espacio-ambiente que contiene el cuerpo<br />

como dominio privilegiado. Los mecanismos cerebrales simulan entonces las leyes<br />

reales de la mecánica. Este tesis puede ejemplificarse de muchas maneras con algunas<br />

anécdotas curiosas. Las abejas por ejemplo parecen ser excelentes geómetras: "La abeja<br />

proyecta el recorrido del sol sobre la superficie horizontal. Para este animal, la altura<br />

278 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

del sol no tiene la menor importancia, sólo se interesa por el ángulo solar en la<br />

horizontal, es decir, el denominado ángulo acimutal..." . Para los humanos, como señala<br />

Vollmer, la determinación de la distancia a que se encuentra un objeto está en relación<br />

con la convergencia de los ejes oculares según la fórmula trigonométrica: d = b/2<br />

cotang a. Nuestro aparato perceptivo realiza o simula operaciones matemáticas elementales<br />

en la reconstrucción del mundo exterior [Fig. 5.3].<br />

Hasta hace muy poco, era un lugar común en lingüística asociar la morfología<br />

descriptible -grafía, sonido...- al «significante» y considerarlo, por tanto, objetivable, y,<br />

además, suponer que sólo se podía acceder al «significado» por medio de la<br />

introspección, de fuerte componente subjetivo. Esta tendencia a hipostasiar las<br />

estructuras humanas e independizarlas de la naturaleza tiene, sin duda, una tradición<br />

filosófica muy respetable, que va desde el agustinismo -a través de Descartes y Port-<br />

Royal- hasta Chomsky. La apuesta de Thom es muy enérgica: hay que "crear una teoría<br />

de la significación -dirá-, cuya naturaleza sea tal, que el acto mismo de conocer sea una<br />

consecuencia de la teoría". Así que siempre que nos topemos con un símbolo que se<br />

supone significativo, hemos de saber por qué lo es y a qué factores formales hemos de<br />

atribuírselo. Ciertamente, se niega el aspecto subjetivo de la significación y se propone<br />

un acceso objetivo, de naturaleza topológica y dinámica. ¿Cómo imaginar siquiera esta<br />

teoría? Mediante el concepto de Resonancia. Es muy conocido el caso del acoplamiento<br />

de los diapasones: dos diapasones idénticos que se ponen a vibrar independientemente,<br />

al irse acercando -por transferencia de sus energías cinéticas- comienzan a vibrar de<br />

manera sincrónica. Leonardo da Vinci supo sacar consecuencias epistemológicas del<br />

fenómeno de la resonancia, que él conocía y había estudiado: "Cuando el artista<br />

representa algún asunto espantoso, doloroso o cínico, la impresión que reciba el<br />

espectador debe llevarle a hacer tales gestos que parezca participar él mismo en las<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 279


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

acciones representadas; si no logra este resultado, entonces debes saber, artista, que<br />

todos tus esfuerzos fueron vanos".<br />

La generalización de este concepto nos aleja del mecanicismo y del<br />

reduccionismo típicos de la ciencia, que supone que todos los niveles de realidad se<br />

explican a partir de sus componentes. Así el «jaguar» se explica desde el «quark», según<br />

expresión que se convertirá de acá a poco tiempo en refrán popular. Pero -se pregunta<br />

Thom-, ¿cómo ese conglomerado de electrones, protones, «quarks»... con propiedades<br />

mal definidas, pueden organizar a escala humana un mundo relativamente estable y<br />

coherente, tan lejos del caos cuántico que nos sugiere el mecanicismo reduccionista? En<br />

vez de buscar la estabilidad de una forma en átomos y fuerzas, se ha de buscar en<br />

estructuras algebraico-topológicas dotadas de estabilidad estructural, en los logoi, sea<br />

así dicho en honor de Heráclito.<br />

Pues bien, el lenguaje puede entenderse como un sistema que entra en<br />

resonancia con el cerebro humano, de tal manera que a una frase (regida por un verbo)<br />

corresponde un atractor de la dinámica cerebral tal, que a la audición de una orden, por<br />

ejemplo, la dinámica cerebral sufre una excitación que tiende a estabilizarse<br />

rápidamente al ser capturada por el atractor. Puede el lector imaginar una situación<br />

corriente que ¡lustre este pensamiento: cuando no escucha bien las palabras que se le<br />

dirigen, el niño se pone muy nervioso (inestabilidad máxima), hasta que comprende lo<br />

que se le dice (estabilización). ¿Por qué? Porque -en nuestros términos- una vez<br />

comprendida la frase o el discurso, se estabiliza su sentido, su significado. En gran<br />

medida, comprender es inmunizarse contra los estímulos exteriores, es controlar,<br />

identificar el medio.<br />

A veces, sin embargo, no es necesario comprender el texto. Se escucha como<br />

una música, como una canción en un idioma desconocido. La atención, entonces, recae<br />

en la propia escala fonética: sonoridad, musicalidad, etc. (Ya se ha dado [cap. 3] la<br />

razón gnoseológica de este fenómeno). Cuando el sistema unidimensional se trata en sí<br />

mismo, y no como medio de proyección de morfologías más complejas, se estructura al<br />

modo de las operadores autoformantes o cuasi-autoformantes. Esto en literatura se<br />

comprende bien en dos casos: i) el Ripio, en el que son más importantes la musicalidad,<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

el aspecto puramente sensorial o fonético de las frases que el sentido. Lo que se dice es<br />

puro pretexto, ¡i) Por contra, cuando el texto es muy oscuro, cuasi a-significativo, como<br />

en ciertos poemas herméticos (Góngora, Ungaretti...), por sucesivas repeticiones lo<br />

vamos haciendo cada vez más cercano a contextos familiares, significativos. La<br />

«ambigüedad» del lenguaje, tan importante en las teorías de estructura superficial /<br />

profunda, no es más que un fenómeno accidental, según Thom.<br />

La teoría de la resonancia nos permite, entonces, entender la significación como<br />

la posibilidad de adoptar, bajo la influencia de perturbaciones externas, regímenes<br />

correctores que anulan el efecto de esas perturbaciones.<br />

2) El supuesto Biologicista: La resonancia nos conduce a una teoría del<br />

significado mucho más general, que afecta no sólo a los hombres, sino a todos los<br />

organismos vivos que se encuentran en un medio ambiente (environnement).<br />

La posición tomada por el racionalismo de la preguerra (materialista: Kosic;<br />

espiritualista: Mounin) defendía una doble tesis sobre el lenguaje humano: su<br />

independencia de los lenguajes animales y la arbitrariedad del signo lingüístico. Es<br />

decir, que su estructura sería ajena a la época evolutiva en que hubiera cristalizado<br />

(autonomía de lenguaje) y arbitraria en relación a las cosas del mundo. La Etología, que<br />

ha cristalizado tras la Segunda Guerra Mundial (Lorenz, Tinbergen), introduce<br />

diferencias esenciales en la consideración del lenguaje humano: éste no sería más que<br />

un episodio de los lenguajes de comunicación animal y no sólo no sería independiente<br />

del mundo, sino que estaría vinculado al medio ambiente. Thom se alinea con esta<br />

última posición. Su argumento responde a la pregunta: ¿Es el sentido una cuestión<br />

puramente lingüística! La respuesta ha de ser negativa. El Sentido desborda la actividad<br />

lingüística, porque en el mundo hay «formas» que poseen «sentido» para organismos<br />

que no poseen lenguaje. Pero defender la tesis de la comunicación animal no tiene por<br />

qué conducir a un reduccionismo biológico, puesto que los organismos vivos reaccionan<br />

ante esas «morfologías» sin que sea obligatorio que la respuesta esté vinculada<br />

estrictamente a las formas, a los contornos, a las siluetas...; puede ser un sonido, un<br />

color, un aroma... Lo que sí parece necesario, sin embargo, es que haya una cierta<br />

estabilidad interna. Es más, el sentido de esa forma estará ligado a su inestabilidad:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 281


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

precisamente la TC estudia la estabilización de gérmenes inestables. Pues bien, estos<br />

fenómenos son estudiados por Thom bajo el concepto de pregnancia.<br />

La ontología de saliencias / pregnancias<br />

Una saliencia es, en la ontología de Thom, toda forma experimentada que se<br />

separa netamente del fondo continuo del cual ésta destaca. Algunas de entre estas<br />

saliencias provocan una reacción de gran amplitud en el sujeto: liberación de hormonas,<br />

excitación emotiva, atracción o repulsión, etc. A estas formas Thom las llama<br />

pregnantes (la psicología de la Gestalt hablaba de Prágnanz) y pregnancia a ese<br />

carácter específico.<br />

Los animales están fascinados por formas del mundo externo, que, para ellos,<br />

tienen una gran capacidad de ser pregnantes. Ciertamente estas formas son un<br />

subconjunto de otras formas más numerosas, las saliencias que se destacan en el<br />

espacio externo produciendo, al menos, un interés momentáneo. Pero no todas estas<br />

saliencias tienen el mismo interés para el animal; sólo algunas de ellas, las grandes<br />

estructuras de regulación que afectan al comportamiento de todo individuo -hambre,<br />

apresamiento, sexualidad, huida, etc.-, se convierten en pregnantes 16 . Estas formas<br />

pregnantes se propagan a través de una saliencia (sonido, olor...) que puede entenderse<br />

como una fisura de la realidad por donde se filtra la pregnancia. Tales saliencias quedan<br />

catectizadas m por las pregnancias, cuyos modos de propagación son los bien conocidos<br />

y estudiados de la metáfora y la metonimia [Fig.5.4].<br />

282 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El criterio que propone Thom es la capacidad de identificación del sujeto con la<br />

«morfología», debido a la resonancia: las pregnancias quedan estabilizadas por<br />

acoplamiento de las saliencias. Se podría decir que el análisis morfológico de los<br />

objetos consiste en atribuir algo así como un cuerpo, es decir, un efecto de frontera que<br />

separa la «figura», un contorno, del «fondo», un continuo, por lo que no es descabellado<br />

hablar de una cierta intencionalidad del objeto más que del sujeto. La identificación del<br />

sujeto con una forma exterior es el aspecto fundamental de la «significación». Es en esa<br />

situación cuando se produce el «juicio» conceptual (en el sentido escolástico de la<br />

predicación), que es, en realidad, la elección de una estrategia frente al objeto al que se<br />

ha conferido una intencionalidad: «El rayo mata, destruye». Estrategia, en principio,<br />

espacial, como la «captura», la «huida» o la «lucha».<br />

El hombre es capaz, sin embargo, de construir pregnancias, de dar significado a<br />

formas que biológicamente no son interesantes [Fig. 5.5]. Es lo que asociamos a la<br />

curiosidad, a la capacidad de análisis del mundo, una vez resuelta la supervivencia. El<br />

lenguaje habrá de ir permitiendo diferenciar el «yo» del mundo «exterior» y darnos la<br />

posibilidad de la autoconciencia. En el extremo se instalará el enfermo patológico<br />

(neurótico), que identifica el lenguaje con el mundo exterior. Frente a los animales, que<br />

quedan constreñidos con necesidad biológica por las grandes figuras de regulación, el<br />

hombre es capaz de superarlas mediante la creación de «conceptos» contingentes. El<br />

arte, la religión, la filosofía -las figuras del Espíritu Absoluto hegeliano- ya son<br />

posibles.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 283


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El lenguaje nos permitirá disminuir ese poder de fascinación de las formas<br />

externas, al construir conceptos que serán pregnantes. Esta tesis estaría corroborando la<br />

del psicólogo Nicholas Humphrey, quien tras plantearse la cuestión de qué es lo que hay<br />

de complejo e imprevisible en la vida de los seres humanos para que necesiten ser tan<br />

inteligentes, llegó a una respuesta sorprendente: No es el mundo de los asuntos<br />

prácticos lo difícil de controlar, sino el comportamiento de los otros miembros de la<br />

especie. Las relaciones humanas habrían jugado un papel más fundamental en el<br />

proceso de antropomorfización que la fabricación de herramientas, etc.: "La historia de<br />

la sociedad humana en los últimos miles de años es la historia de lo que las personas se<br />

han dicho unas a otras, de lo que han pensado unas de otras, de rivalidades, de<br />

amistades, de ambiciones personales y nacionales".<br />

Este contexto psicológico es muy adecuado para entender por qué Thom se<br />

adentra en una teoría del origen del lenguaje. Este tema sobre «los orígenes<br />

lingüísticos», que despertara pasiones durante el siglo XVIII y buena parte del XIX, se<br />

convirtió en tabú cuando la Société Lingüistique de París resolvió en 1866 no considerar<br />

trabajos sobre el tema. Y, aunque este artículo de los estatutos fue eliminado en la<br />

reforma de la Société en 1876, la prohibición fue objeto de un consenso que permanece<br />

hasta nuestros días. La apuesta de Thom es, sin duda, una provocación a las tradiciones<br />

de su país, y se pone manos a la obra: El lenguaje se iniciaría como un grito de la presahumana,<br />

que (jaría cuenta del peligro virtual o real ante la amenaza del depredadoranimal;<br />

no carga, sin embargo, las tintas sobre el papel maniqueo de |o «nuestro» contra<br />

lo de «ellos». También se centra en la detección, mediante otro conjunto de signos, del<br />

posible «engaño» del enemigo «interior»; éste sería el privilegio de la resonancia<br />

psicológica entre humanos: tratar de comprender mediante signos lingüísticos el estado<br />

de ánimo del «otro». "La vida en grupo incitó desde muy temprano a los hombres (y a<br />

los animales prehomínidos) a forjarse una representación del comportamiento de sus<br />

congéneres y en particular a forjarse una representación de los caminos de su<br />

regulación afectiva". De ahí que las relaciones inmediatas sean tanto las relaciones<br />

circulares con sus congéneres como las relaciones con «seres» portadores de peligros<br />

potenciales (presumiblemente animales predadores), lo que nos llevaría a una tesis sobre<br />

la religión, como relación animal-hombre, muy espectacular, en la que aquí no podemos<br />

284 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

entrar 21 ). En todo caso, esas señales asociadas a una situación biológica podrían considerarse<br />

como las primeras formas de los conceptos: clases de equivalencia entre formas<br />

salientes provocadas por la emisión de una señal.<br />

Los primeros conceptos, la primera predicación, se iniciaría con los deícticos. El<br />

fenómeno lingüístico puro sería la catexia (objetiva, intergrupal, común a la especie) de<br />

una forma saliente sonora por una pregnancia. Una forma pregnante (alimento, calor...)<br />

se propaga a través de una saliencia (sonido, olor...), que suele estar vinculada al cuerpo<br />

de la madre: los sonidos que salen de su boca, las manos indicando objetos, etc. De ahí<br />

la necesidad de indicar (mediante deícticos o métodos semejantes) esta localización,<br />

que al principio está indeterminada y necesita auxiliares apropiados de naturaleza<br />

demostrativa para ser fijada. Thom trata de responder a una cuestión central: Las<br />

estructuras pregnantes ¿están o no determinadas genéticamente? Frente a la teoría<br />

estándar de la Biología Molecular, considera que las cadenas de ADN no pueden<br />

contener suficiente información para codificar todos los contornos que los objetos<br />

pueden adquirir en un espacio tridimensional: a lo sumo pueden aproximarse a la<br />

estructura topológica global. Se necesita aprendizaje, transmisión cultural, lenguaje. El<br />

lenguaje sería uno de los medios más decisivos para el reconocimiento de las formas,<br />

tanto de aquéllas con las que hay que asociarse, como de aquéllas otras de las que hay<br />

que huir. Una de las motivaciones de la función lingüística es destruir la «alienación»<br />

primitiva por las formas pregnantes. Entre el alimento y el predador, entre las parejas<br />

sexuales, entre el atacante y la huida... se crea un espacio intermedio, un espacio<br />

semántico en el que surgen los conceptos y que matizan la vida de los hombres: la<br />

comida tiene lugar a unas horas determinadas, en unos lugares determinados (la casa<br />

propia, por ejemplo; hay que pensar en lo que esto significa de cara a la propiedad<br />

privada, etc.); el piropo, el requiebro, las coplas... distancian las relaciones entre varones<br />

y mujeres; la negociación reemplaza al conflicto, etc, etc.<br />

NOTA: Estos dos primeros apartados no son en absoluto gratuitos, porque<br />

funcionan como operadores que permiten pasar de la teoría matemática al dominio de<br />

la Lingüística, por lo que están bien justificados: sólo pueden ser formas pregnantes<br />

aquellas que poseen cierta estabilidad interna; y el concepto de «Estabilidad» es<br />

preocupación central de la TC. Pero, en efecto, la TC es independiente de la Lingüística,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 285


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

no tiene nada que ver, en principio, con ella. «Resonancia» y «regulación biológica»<br />

pertenecen, digamos, a los pre-ambula fidei de la TC, a su preparación y propedéutica.<br />

3) El Desglose lingüístico de un proceso espacio-temporal. Desde la teoría de<br />

la estabilidad estructural, las estructuras sintácticas habrían sido originadas por<br />

interacciones biológicas. Así se quiere dar cuenta del problema clásico de la<br />

categorización. Para la descomposición discreta del continuo de los procesos<br />

fenoménicos, la cuestión fundamental es la relación básica que se establece entre las<br />

pregnancias y las saliencias; las pregnancias que tienen éxito y catectizan saliencias<br />

adecuadas (que se van reforzando) son aquellas que se hacen significativas. La<br />

interacción biológica más estudiada y querida por Thom (tanto que a veces parece un<br />

arquetipo goethiano, un ursprung) es la «predación», ejemplificada por la frase: «El<br />

gato se come al ratón», prototipo de la estructura sintáctica: Sujeto-Verbo-Objeto.<br />

Estudiemos sus modulaciones:<br />

1) El espacio-tiempo que interviene es el espacio local [Fig. 5.6a].<br />

2) La interacción entre el «gato» y el «ratón» se reduce a su estructura<br />

catastrofista, que nos permite pasar del nivel de la objetividad al nivel de la sintaxis<br />

[Fig. 5.6b].<br />

3) La frase nuclear que describe el proceso de captura es sintácticamente<br />

isomorfa a su grafo actancial. La estructura de la frase comprende un nudo verbal, un<br />

agente y un objeto, y su gramática superficial se resuelve, tras las reglas de<br />

esquematización, por una frase transitiva: Sujeto-Verbo-Objeto [Fig. 5.6c].<br />

286 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

4) Las relaciones entre actuantes no se traducen en términos de ideografía<br />

simbólica, sino en términos morfológicos, de tal manera que los valores posicionales<br />

sean definibles e identificables. S y O serán los mínimos del potencial [Fig. 5.6d].<br />

5) El grafo de captura corresponde a un proto-verbo asociado a una semántica<br />

que genera la sintaxis correspondiente a la dinámica interna de la catástrofe asociada: la<br />

Semántica engendra la Sintaxis [Fig. 5.6e].<br />

En la figura 5.6 tenemos representado el proceso: a) la Captura real; b) la<br />

Estructura topológica de la superficie de catástrofe; c) la frase de la gramática<br />

superficial; d) los valores posicionales; e) el grafo actancial correspondiente. Desde esta<br />

interpretación, establecemos dos definiciones y dos hipótesis:<br />

Definición 5.1. Toda Frase Nuclear está asociada a un esquema de naturaleza<br />

espacio-temporal, y es, esencialmente, el resultado de un conflicto de regímenes locales<br />

-que, en lingüística, toman el nombre de actuantes- y que se disputan el dominio R 4 . La<br />

complejidad morfológica local está, pues, drásticamente limitada por la dimensión del<br />

espacio-tiempo. De esta manera, las morfologías posibles (equivalencias topológicas)<br />

constituyen un <strong>número</strong> muy pequeño: ±16, lo que hace que la teoría sea muy manejable.<br />

Tan sorprendente tesis supone que las grandes estructuras sintácticas han surgido<br />

de la estructura de las grandes interacciones de la regulación biológica, vinculando de<br />

esta manera Biología y Lingüística, siendo la TC la que permite la traducción de las<br />

unas a las otras, al constituirse como el saber que ofrece la estructura de los invariantes<br />

intermedios. Thom ofrece las siguientes correlaciones:<br />

- El Nominativo excita la zona ergativa del organismo, es decir, aquellas partes<br />

que satisfacen las necesidades de energía química, por mediación de las catástrofes de<br />

recepción, de ingestión, etc.<br />

- El Acusativo excita la zona caudal, la parte de las extremidades del organismo,<br />

por medio de las catástrofes de lucha, captura, etc.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 287


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- El Dativo excita la zona cefálica de recepción según catástrofes de excreción,<br />

destrucción, aniquilamiento...)<br />

Definición S.2. Los Actuantes se consideran como puros lugares de<br />

transferencia y de circulación de valores de los objetos.<br />

El <strong>número</strong> de actuantes -según la regla de fases de Gibbs- será de cuatro: Sujeto,<br />

Objeto, Destinatario, Instrumento.<br />

i) Sujeto: El sujeto es el actuante que sobrevive a la primera catástrofe del<br />

proceso. Se simboliza por el mínimo de la función al descender el eje del tiempo. Sea<br />

una frase transitiva SVO; supongamos que esa frase describe un proceso temporal en el<br />

que hay dos actuantes, caracterizados por dos dominios disyuntas del espacio. Si al final<br />

del proceso sólo hay un actuante, caracterizado por un único dominio del espacio, el<br />

actuante que sobrevive es el sujeto gramatical. La intencionalidad de los sujetosactuantes<br />

se sustituye por sincretismos actancia-les: sujeto o antisujeto sintácticos.<br />

ii) Objeto: El caso semánticamente más neutro. Si un actuante desaparece en el<br />

proceso, se dirá que, gramaticalmente, es un acusativo.<br />

iii) Destinatario: Es el actuante asimétrico [Cap. 1] del Sujeto, que puede<br />

aparecer interesado por el mismo objeto que el Sujeto, convirtiéndose, en este caso, en<br />

un Anti-sujeto.<br />

iv) Instrumento: La fuerza o el utensilio inanimado que interviene en la acción y<br />

es emitido por el Sujeto y que provoca la catástrofe querida sobre el objeto. Es una<br />

prolongación material del organismo, vector de una pregnancia biológica. Algunos<br />

verbos exigen que el sujeto gramatical sea el instrumento, como en la frase: «La espada<br />

defendió mi vida».<br />

Además, hay que contar con los Localizadores, que sitúan la acción en el<br />

espacio-tiempo, en ciertos espacios de cualidades semánticas: los adverbios de tiempo y<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

de lugar, los tiempos de los verbos, los artículos, los pronombres personales y<br />

demostrativos...<br />

Las hipótesis objetivistas de Thom pueden resumirse en dos:<br />

Hipótesis 5.1. Las gramáticas que se sitúan en la bisagra lenguaje/ pensamiento<br />

y que suponen que la estructura de la frase refleja la estructura dinámica de la<br />

catástrofe exterior son gramáticas con relaciones actanciales.<br />

El problema surge cuando se pretende hallar un formalismo que dé cuenta de los<br />

actuantes. ¿Es posible su representación matemática? Las gramáticas actanciales<br />

deberán expulsar el semantismo sustancial, si quieren llegar a ser auténticamente<br />

sintácticas, para lo que debe definir formalmente los papeles semánticos a partir de una<br />

figuración abstracta de relaciones actanciales. La TC, que es el formalismo propuesto,<br />

no es deductivo, tal como lo hemos mostrado en el cap. 3. Ahora habremos de mostrar<br />

que es clasificatorio.<br />

Hipótesis 2. La parte propiamente subjetiva en la creación del sentido -o<br />

capacidad significativa- es menor de lo que se cree. Hay que tener presente la<br />

Limitación Semántica que impone la Topología espacio-temporal.<br />

Cuando se asocia la significación al nudo o parte central descrito por una de las<br />

morfologías arquetípicas o, excepcionalmente, por una sub-morfología, v. ge, una arista<br />

del grafo, es fácil intuir por qué la significación está fuertemente constreñida por las<br />

valencias de los verbos. Esta hipótesis es fundamental en este libro: de todas las<br />

posibilidades teóricas de la TC en su aplicación a la Lingüística 25 , nos interesa destacar<br />

las limitaciones semánticas, a lo que se dedicará el capítulo 7.<br />

5.3. EL UNIVERSO SEMÁNTICO DE LA TEORÍA NATURALISTA-<br />

GEOMÉTRICA DE THOM<br />

En la introducción hemos hecho referencia a la sugerente hipótesis de Thom que<br />

representa el Universo Semántico como una morfología cuyo sustrato es un espacio<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 289


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

euclídeo de n dimensiones que se proyecta en el espacio unidimensional del lenguaje<br />

por mediación del espacio R 4 . Mas ¿cómo imaginar este pensamiento antireduccionista?<br />

Thom rechaza la tradición atomista que considera el Universo como una<br />

sopa de electrones, protones, fotones..., pues ¿cómo podría organizarse esta «sopa» a<br />

nuestra escala, en un mundo relativamente estable y coherente, lejos del caos cuántico y<br />

mecanicista del atomismo. Comenzamos citando algunos intentos de nuestra tradición<br />

en los que se ha pensado el programa «estructuralista». A continuación, recorreremos<br />

los elementos conceptuales que permiten comprenderlo en el contexto de la Topología.<br />

Y, finalmente, destacaremos algunas consecuencias de la posición anti-reduccionista.<br />

1) La tradición<br />

- Heráclito (fl. 504 a.n.e.) denominó a la estructura en la que una figura reposa -<br />

lo que hoy llamaríamos su estabilidad estructural-, su logos:<br />

"El maestro cuyo oráculo está en Delfos no dice ni oculta nada, sino que<br />

solamente significa (oT|uaicoei)". "Hay que seguir lo que es común, es decir, lo que<br />

pertenece a todos. Porque lo que pertenece a todo ser es común. Pero aunque el logos<br />

sea común a todos, la mayoría de los hombres viven como si poseyeran un pensamiento<br />

particular".<br />

- La Metáfora de la Caverna de Platón (427-347 a.n.e.): Los hombres no<br />

percibimos más que las proyecciones de las Ideas, de los Objetos reales (variedades<br />

multidimensionales) sobre un «muro» (nuestra retina), pero nunca los objetos reales<br />

mismos, excepto por reconstrucción topológica:<br />

"-¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros! -Iguales que<br />

nosotros -dije-, porque en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa<br />

de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la<br />

parte de la caverna que está frente a ellos?".<br />

- Micro / Macrocosmos. En semántica es necesario suponer un isomorfismo<br />

entre el logos de un ser material y el logos de su concepto correspondiente. Las<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

interacciones semánticas entre conceptos son los reflejos -en el universo semántico- de<br />

las interacciones biológicas o físicas. Pero si el lenguaje es significativo, ¿manifestará el<br />

lenguaje (microcosmos) la realidad (macrocosmos)? De entre todos los errores antiguos<br />

y medievales que el pensamiento moderno repudió, el mayor, sin duda, fue esta<br />

insistencia de la teología en presentar a la física como un subapartado suyo, como si las<br />

leyes físicas (del microcosmos) fuesen una proyección de las leyes de la divinidad (el<br />

macrocosmos) y la física, objeto de estudio de la teología. El rechazo a la teoría del<br />

micro-macrocosmos que la sostenía fue absoluto. Pero a veces esta relación parecía<br />

querer apoyarse en algo más sólido. La metáfora del hombre como una proyección<br />

cartográfica se intuye en este texto de Fray Luis de Granada (1504-1588):<br />

"Pues así podemos decir que el hombre es como una breve mapa que aquel<br />

soberano artífice trazó, donde no por figuras, sino por la misma verdad, nos representó<br />

cuanto había en el mundo".<br />

- Spinoza (1632-1677). Todo ser puede considerado como un accidente local en<br />

un espacio sustrato. Para que pueda ser reconocido como existente es necesario que<br />

mantenga un mínimo de estabilidad a escala humana. En un conjunto de proposiciones<br />

de cuño materialista, por ejemplo disolviendo el prejuicio espiritualista de la acción del<br />

alma sobre el cuerpo -cuyo trasunto actual podría ser la acción del sistema neuronal<br />

sobre el inmunitario-, escribe Spinoza:<br />

"Cada cosa se esfuerza, en cuanto está a su alcance, por perseveraren su ser.<br />

2) Elementos de la Teoría Semántica de Thom<br />

La Semántica de Thom se define, al modo negativo, en relación polémica contra<br />

el estructuralismo saussuriano y el generativismo chomskyano. Y, al modo positivo, por<br />

un análisis muy original del verbo. Señalaremos ahora algunas notas caracerísticas de la<br />

Semántica de las Singularidades.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

i) Frente al carácter «arbitrario» del signo, su carácter «naturalista».<br />

Saussure señaló la dualidad del signo: a) el significante, unilineal; las palabras<br />

serían una estructura algebraica (monoide libre) engendrada por las ±28 letras del<br />

alfabeto, b) El significado, o sentido, al que se accede por introspección. El lazo de<br />

unión sería, entonces, convencional o arbitrario. Este carácter arbitrario del signo está<br />

vinculado, en la tesis thomiana, a la aparición de las diversas lenguas y proviene de la<br />

hipótesis de la proyección topológica: A toda frase nuclear se le asocia un esquema de<br />

naturaleza espacio-temporal. Este esquema es representaba en un espacio de dimensión<br />

R 4 . Pero cuando queremos enunciar este esquema en la cadena hablante, como esta<br />

cadena es de dimensión uno, R 1 , necesitamos proyectar una estructura de dimensión R 4<br />

en R 1 , i. e., f. R 4 H> R 1 . Esta proyección simplificadora puede hacerse según diversas<br />

direcciones y según diversos criterios. La tipología es una consecuencia de la<br />

arbitrariedad de esta proyección. V. gr., la de Greenberg. Supone que el chino es una<br />

lengua de tipo: SOV; el francés SVO, etc. El «lenguaje del pensamiento» está conectado<br />

con lo real por resonancia. Pero los signos implican un acoplamiento percepto-concepto<br />

de tipo «neutro», que constituye el objeto de un largo aprendizaje. En definitiva, la<br />

variedad del lenguaje se debe más al nivel lexical que al sintáctico.<br />

La arbitrariedad del signo procede de la gran complejidad de un concepto. Un<br />

concepto necesita, al menos, tres espacios:<br />

1) El espacio sustrato, que puede ser el espacio ordinario: euclídeo.<br />

2) Un espacio interior que comporta una frontera a la que defiende por<br />

mecanismos de regulación.<br />

3) Un espacio indiferente por donde se trasmita el concepto y se transporte sin<br />

perder sus cualidades ni su identidad semántica, que, sin embargo, puede sufrir<br />

variaciones accidentales.<br />

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(No hay que asustarse. Esto ya lo puso de relieve Gorgias (485-380 a.n.e) al<br />

distinguir la inconmensurabilidad entre la realidad (el árbol), la representación psíquica<br />

(la imagen sensitiva «árbol») y los sonidos (la pronunciación á-r-b-o-l).<br />

En la mayoría de los casos no se puede simular completamente una estructura<br />

tan compleja como las «vivencias», a través del simple significante fonético. No se<br />

puede traducir-proyectar un concepto en palabras mecánicamente y de manera única. De<br />

ahí la dificultad de los jóvenes, estudiantes, aprendices... para expresarse. Podemos<br />

tener el concepto, pero no sabemos ponerlo en palabras... Son los famosos eufemismos:<br />

«Lo tengo en la punta de la lengua», «Es que no me sale», etc. Lo arbitrario del signo<br />

procede de este paso, de una pérdida de contenido semántico -aunque no de todo<br />

contenido semántico- en las sucesivas proyecciones.<br />

La Significación, explica Thom, se encuentra en la naturaleza, entendido esto en<br />

el sentido siguiente: la significación es la estabilidad de los mecanismos de regulación.<br />

Ésta expresa el carácter significante de una estructura.<br />

"Sí, estoy tentado en decirlo. Estoy de acuerdo con el viejo punto de vista<br />

aristotélico según el cual el lenguaje en sus partes refleja la realidad, es un modelo<br />

relativamente preciso de la realidad. Sí; sostendría este punto de vista, efectivamente".<br />

ii) Categorías Gramaticales Fundamentales. La importancia del Verbo<br />

En vez de seguir la vía de la formalización de tipo lógico y su teoría de Modelos,<br />

se trata de construir los principios de los universales lingüísticos desde una<br />

fenomenología matemática (topológica) de la regulación biológica, una especie de<br />

deducción trascendental kantiana de las condiciones a priori de la creación de formas<br />

lingüísticas. Estos universales son anteriores a la distinción de las dimensiones del lenguaje:<br />

semántica, sintáctica y pragmática, como señala Petitot. Son, a la vez, actos de<br />

enunciación, categorías naturales del mundo y reglas abstractas de encadenamiento de<br />

símbolos.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El formalismo de la TC no es, por tanto, un formalismo de tipo lógico<br />

(autoformanté). Parte de una sentí-lingüistica que trata no tanto de la algebrización de<br />

los automatismos de la competencia lingüística como de la clasificación de las<br />

estructuras profundas de regulación biológica y del semantismo formal de las relaciones<br />

primitivas en el marco de una teoría dinámica de la actuación (performance). ¿Cómo<br />

formalizar, entonces, la significación si pierde la autonomía en el campo de la física<br />

(resonancia), en el de la biología (regulación) y en el de la etología (relación entre<br />

organismos)? Hay aquí un giro, más que epistemológico, gnoseológico.<br />

a) En primer lugar, según Thom, habríamos de hablar no tanto de categorías en<br />

el sentido kantiano como de universales lingüísticos impuestos por la fenomenología de<br />

la realidad.<br />

b) Para comprender las categorías o partes del discurso, se puede intentar<br />

ordenarlas siguiendo la actividad del locutor (en el sentido de Chomsky), por oposición<br />

a su estructura permanente (en el sentido de Saussure). Estos elementos superiores<br />

(sintaxis) conllevan una significación autónoma, independiente del contexto y de las<br />

circunstancias. De esta manera se obtiene una clasificación según la mayor o menor<br />

estabilidad de las partes de la oración. El Sustantivo será la parte más estable. Le siguen<br />

a continuación: el Verbo, el Adjetivo, los Numerales y los Deícticos [Fig. 5.7].<br />

Todo texto es descomponible en frases dotadas de significación autónoma que<br />

describen procesos espacio-temporales y cada frase, en palabras, las creodas; éstas, a su<br />

vez, en sílabas y éstas, en fonemas, tal como establece la propiedad de la «doble<br />

articulación». Cualquier frase puede transformarse en otra atómica, que comporta una<br />

palabra esencial: el verbo. El verbo ejerce una suerte de punto central y articulador en la<br />

ordenación de la Gramática Universal:<br />

En el eje OX: el significado-ém/co de un concepto sería comprendido como algo<br />

temporalmente invariable y no localizado, autónomo, independiente de la actividad del<br />

locutor. El significado-ético no estaría vinculado canónicamente a la palabra, sino a una<br />

posición específica de nuestro cuerpo.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En el eje OY: la complejidad semántica procede de la cantidad de espacios<br />

requeridos para su regulación, actividades mentales, etc. Así que un nombre complejo,<br />

v. gr. «hombre», requiere de muchos verbos para caracterizarlo, como sabía Descartes:<br />

"Soy una cosa que piensa, es decir, que duda, afirma, niega, conoce unas pocas cosas,<br />

ignora otras muchas, ama, odia, quiere, no quiere, y que también imagina y siente...".<br />

La siguiente cita de Thom nos será más tarde de mucho provecho:<br />

"«Hombre» es, pues, un concepto extremadamente complejo, y para expresar<br />

todos los significados asociados a él hay que utilizar un gran <strong>número</strong> de verbos. Por el<br />

contrario, si se toma un concepto extremadamente simple y abstracto como «unidad»,<br />

se ve enseguida que puede describirse geométricamente con un «pozo» parabólico de<br />

potencial. Entre «hombre» y «unidad» están todos los demás conceptos".<br />

EL VERBO: La categoría articuladora de la teoría de Thom es el verbo. Por una<br />

parte, en tanto en cuanto juega el papel de centro organizador de un suceso, el verbo<br />

distribuye los lugares actanciales, describe procesos, y posee, en él mismo, la razón de<br />

su estabilidad; el verbo, que se desarrolla en el tiempo, está más cerca de la situación<br />

subjetiva del hablante, de la «vivencia» en el sentido orteguiano. Por otra, la sintaxis<br />

estructural es una sintaxis dinámica o de acontecimientos del verbo, y se opone<br />

absolutamente a la concepción lógica en función de los valores de verdad.<br />

Enumeraremos algunas de las características que el estudio del verbo permite desde la<br />

TC.<br />

i) El verbo tiene la función de simbolizar el paso brusco entre la catexia virtual<br />

del sujeto por una pregnancia y la satisfacción que es el resultado del acto. En el<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 2<strong>95</strong>


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

ejemplo «El gato se comió al ratón»: 1.- El Sujeto queda catectizado por una pregnancia<br />

virtual (hambre). 2.-Cuando aparece el Objeto, el Sujeto emite hacia el Objeto una pregnancia<br />

local (captura). 3.- Surge un conflicto entre el Sujeto y el Objeto; el resultado del<br />

conflicto está ya contenido en la significación del verbo, que expresa la satisfacción del<br />

Sujeto (comida).<br />

ii) Una de las propuestas de mayor calado de Thom es la de reivindicar para la<br />

ciencia el concepto de causalidad -tras el largo paréntesis en que fue reemplazado por la<br />

interpretación nominalista del concepto de función [Cap. 1], Los verbos sirven para<br />

describir efectos causales y la causalidad está expresada de manera intrínseca en el<br />

lenguaje ordinario. Si no se puede negar la realidad ontológica a los efectos causales y si<br />

del lenguaje natural no se puede prescindir ¡ni siquiera en matemáticas!, es necesario<br />

admitir el término medio: el lenguaje ordinario está comprometido con la causalidad.<br />

iii) La significación del verbo puede simbolizarse como una clase de caminos<br />

transversales a una hipersuperficie de catástrofe 41 que describe el paso repentino y<br />

brutal de un estado estable 1 a otro estado estable 2. Como los verbos se representan -<br />

según el modelo de la TC- a la manera de accidentes dinámicos que se van sucediendo a<br />

lo largo de caminos que atraviesan los conjuntos de bifurcación, la riqueza semánticotopológica<br />

procede de la multitud de caminos que se pueden trazar. Tales caminos<br />

«espacializan» lo que normalmente se denomina aspectos verbales. Dentro de la, en<br />

principio, infinidad de aspectos que puede tomar el verbo al atravesar el plano de<br />

control [Cap. 4], sólo alguno de ellos, en <strong>número</strong> finito, son los verdaderamente<br />

296 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

relevantes. Así en la figura 5.8 se dibujan los caminos de los tipos de verbos más<br />

significativos en el espacio de control de una catástrofe cúspide:<br />

- Si se considera una sección transversal al estrato de Maxwell K->, se obtiene<br />

un grafo de conflicto en el que un actante domina a otro y lo hace cambiar de estado; es<br />

el camino de los verbos pasar, transformar...<br />

- Si se considera una sección que atraviesa el estrato de Maxwell y el centro<br />

organizador O, se obtiene el camino de los verbos reunir, unificar... y, en sentido<br />

inverso, separar, diferenciar...<br />

- Si se considera un camino transversal al pliegue Kj, se obtiene el camino de los<br />

verbos capturar, coger... y, en sentido, inverso emitir, escindir...<br />

- Si se considera el camino transversal al pliegue K-¡, se obtiene el camino de<br />

los verbos percibir, aparecer...<br />

- Si se considera el camino transversal que cruza el pliegue K-i, y el estrato de<br />

conflicto /C3, se obtienen los verbos soñar, identificarse...<br />

Si tenemos en cuenta solamente uno cualquiera de los verbos, algunas<br />

direcciones son más dominantes que otras. Por ejemplo, el verbo teneres considerado, la<br />

mayoría de las veces, como «perfectivo» -en el sentido de coger, agarrar (camino<br />

transversal Kj)- que domina al aspecto «incoativo» del verbo -en el sentido de dar,<br />

emitir (camino transversal K-¡)-.<br />

iv) El verbo juega el papel de «centro organizador» y, por tanto, es de una<br />

naturaleza más bien local que global. El lado no-verbal de la intuición corresponde a su<br />

carácter topológico global.<br />

v) Una cuestión central para la teoría es la siguiente: ¿Cualquier frase elemental<br />

descrita por una topología es una de las morfologías arquetípicas? Hay que restringir la<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

respuesta afirmativa, porque los verbos pueden pertenecer, al menos, a cuatro clases<br />

diferentes:<br />

1. Verbos procesuales. Los verbos describen, en principio, procesos. Todo verbo<br />

da nacimiento a un sustantivo abstracto de acción y se identifica con una de las dieciséis<br />

morfologías arquetípicas [Cf. infra, cap. 6].<br />

2. Verbos repetitivos o iterativos, que indican la repetición indefinida de una<br />

acción expresada bajo una morfología arquetípica. Ello se indica mediante los afijos<br />

como el «re» de re-petir, aunque no sean necesarios; así, hay verbos de movimiento<br />

como balancear, vibrar..., que implican la iteración de la morfología que describen.<br />

3. Verbos estáticos: «rodear», «cercar»..., que expresan el hecho de que una<br />

entidad impide a otra -canalizada o no- poder difundirse.<br />

«agujerear».<br />

4. Verbos «de ausencia», con formas especiales de escisión: «perforar»,<br />

vi) El proceso espacio-temporal es descrito por un verbo que establece un<br />

espacio de iteración de zonas conexas asociadas al Sujeto, al Objeto, al Destinatario...,<br />

siguiendo la valencia del verbo en el sentido de Tesniére 42 . Pero el verbo no sólo<br />

contiene la morfología arquetípica, sino algo más: restricciones a las capacidades<br />

regulativas de los diferentes actuantes. Los verbos -como antaño intuyó Herder- dan<br />

lugar a sustantivos abstractos de acción a través de la forma del infinitivo, y no al<br />

contrario (incluso toda una frase puede transformarse en sustantivo por mediación de la<br />

locución: «El hecho de que...»).<br />

Una de las aportaciones más decisivas de la TC -consecuencia de esta<br />

restricción- pasará desapercibida, hasta que alguna universidad anglosajona caiga en la<br />

cuenta, / suppose. Y no es otra que la importancia de la valencia verbal, y a fortiori de<br />

las figuras de la TC, para la formulación de Teoremas de Limitación Semántica,<br />

paralelos a los Teoremas de Limitación Sintáctica (cuya formulación más conocida es la<br />

de Godel (1906-1978)). En este sentido se pueden interpretar las siguientes palabras de<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Petitot: "Les graphes actantiels sont génériques et réalisés dans l'espace-temps. Leur<br />

complexité morphologique lócale est done drastiquement bornee par la dimensión de<br />

l'espace-temps. Ce fait essentielle peut étre consideré comme une explication de la<br />

limita-tion -de toute évidence intrinséque, non contingente- de la valence verbale.<br />

Comme nous l'avons deja noté..., catastrophiquement parlant, la limitation de la<br />

valence verbale est un phénoméne profond qui est l'aspect lingüistique de la regle des<br />

phases en physique".<br />

vii) El verbo es inestable debido a los puntos catástrofes y al carácter indefinido<br />

de los actuantes, por lo que se requiere un «esfuerzo» permanente para estabilizarlo.<br />

¿De dónde procede la eficacia de la estabilidad? Es preciso que el verbo posea las<br />

razones de la estabilidad en la geometría misma de la acción que define. Por ejemplo,<br />

los verbos de movimiento hallarán la razón de su estabilidad en la Mecánica. Verbos<br />

como caer, rodar... sólo tienen cabida en un mundo gravitacio-nal (en lo que estarían de<br />

acuerdo Aristóteles, Galileo y el común de las gentes; otra cosa es el formalismo<br />

empleado por cada uno de ellos 44 ). Si los verbos hallan en la Mecánica la razón de su<br />

estabilidad, nada tiene de extraño que el lenguaje quede estructurado como una Física y<br />

vinculado a relaciones de «causalidad» (véase el punto ii)).<br />

EL SUSTANTIVO: Recordemos un doble resultado obtenido: a) el<br />

isomorfismo defendido en el capítulo anterior entre los mecanismos psíquicos que<br />

aseguran la estabilidad de un concepto, Q, y los mecanismos físicos que aseguran la<br />

estabilidad de los objetos reales, e interpretémoslo según las tesis de la resonancia y los<br />

mecanismos neurofi-siológicos a la manera de la escuela psicológica de la Gestalt (no<br />

ato-mista y no reduccionista); b) la tesis ontológica: el semantismo de la relación<br />

lenguaje-realidad está constreñido {contraint] por la realidad que permite simular.<br />

Entonces, los sustantivos representan la parte más estable de la situación, que es aquello<br />

que se denomina objeto real. Los verbos describen, en principio, un estado y son, por<br />

tanto, actuantes; en virtud de ello son considerados como la única categoría lingüística<br />

que posee una cierta autonomía semántica; decimos que son la parte más estable de la<br />

oración, porque el resto de categorías gramaticales necesita de la actividad del locutor.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 299


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El Sustantivo puede identificarse con el Nombre Común, que no está, en general,<br />

localizado; es el Nombre Propio el que comporta su propia localización espaciotemporal.<br />

En este sentido, los sustantivos podrían definirse como aquellos términos que<br />

pueden ser sustituidos por nombres propios, i. e., por individuos bien definidos.<br />

EL ADJETIVO: Es la parte del lenguaje que categoriza los espacios semánticos<br />

cualitativos. Por ejemplo: al localizar los sustantivos en los espacios de cualidades<br />

sensoriales: campo de los colores, sonidos, etc.<br />

Bien entendido que si determinados objetos como los seres vivos o los cuerpos<br />

sólidos poseen una regulación espacial bien acotada, las cualidades sensibles -como el<br />

adjetivo de rojo- no tienen unas fronteras tan fijas y estrictas como las de los<br />

sustantivos. ¿Dónde el límite entre el rojo I el naranja / el amarillo 1 . Los Adjetivos son<br />

-hablando hegelia-namente- seres situados en el umbral entre el ser-en-sí (la realidad) y<br />

el ser-para-sí (relación a un sujeto perceptivo).<br />

En todo caso, el ámbito del adjetivo debe situarse en los procesos de regulación<br />

del sujeto hablante y no en aquéllos del objeto del que se habla. Así la frase atributiva:<br />

«El cielo está azul» significará: «Si el cielo está azul, entonces no cogeré el paraguas»,<br />

destacándose la acción que lleva a cabo el sujeto -«coger o no coger» el paraguas-,<br />

sobre la situación objetiva -«estar o no estar» azul el cielo-.<br />

El Adjetivo posee una densidad intermedia entre el Sustantivo y el Verbo. Se<br />

aproxima al Sustantivo porque posee un carácter invariante, independiente del tiempo.<br />

Un adjetivo que describe una cualidad sensorial puede ser considerado como un<br />

actuante; es un espacio de coordenadas internas que describen ese tipo de cualidades<br />

sensoriales, aunque sus fronteras sean más imprecisas e indeterminadas -azul, prudenteque<br />

las del sustantivo. Se acerca al Verbo porque, como él, necesita, para estabilizarse,<br />

que se desplieguen todos los posibles actuantes.<br />

LA PREPOSICIÓN: El papel de los Casos o de las Preposiciones evitan la<br />

ambigüedad de las resonancias, y, por consiguiente, de las significaciones. Su utilidad<br />

es enorme porque, en la interacción de los conceptos invocados por las palabras,<br />

300 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

conducen a un máximo de entropía (máximo orden) tratando de evitar los tanteos<br />

inútiles y los errores.<br />

EL ADVERBIO: Es un operador que pertenece a la amplia clase de los<br />

localizadores y modula la acción del Verbo o la intensidad del Adjetivo. Los Adverbios,<br />

que sitúan la acción en el espacio-tiempo o en ciertos espacios de cualidades semánticas<br />

muy generales, admiten una gama muy amplia de matices: Intensivos como muy,<br />

Cuantitativos como mucho, demasiado.... Los Adverbios, que son esencialmente<br />

localizadores cualitativos, pueden ser de Lugar, de Tiempo, etc.<br />

LOS DEÍCTICOS. ARTÍCULOS, PRONO<strong>MB</strong>RES: Los actuantes de<br />

potencial más profundo -los sustantivos- son individuos cuya localización viene<br />

indicada por el Nombre Propio; la situación se hace más compleja con los Nombres<br />

Comunes, que tienen necesidad de una localización espacio-temporal. Pues bien, los<br />

deícticos cumplen un papel de orientación espacial y sincronización temporal 45 . Así, el<br />

artículo determinado vincula los actuantes de una frase a los actuantes de frases<br />

anteriores; es una especie de deíctico vago cuyo objeto es el universo de discurso en el<br />

instante en que se emite. El artículo tradi-cionalmente llamado indeterminado se utiliza<br />

para referirse a un actuante al que el hablante es incapaz de señalar.<br />

LA CONJUNCIÓN: La parte más superficial del lenguaje es la que tiene como<br />

función articular Verbos o Proposiciones [Cap. 1], Este papel lo cumplen las<br />

Conjunciones, que poseen una estructura de regulación muy próxima a los signos<br />

algebraicos, autoformantes [Cap. 3[. Puede establecerse en el lenguaje ordinario una<br />

distancia entre los Sustantivos y las Conjunciones, como lo hacíamos en el lenguaje formalizado<br />

entre signos topológicos y lógico-autoformantes; la Lógica actúa con más<br />

propiedad en el tratamiento de las conjunciones y la Topología, en el tratamiento de los<br />

Sustantivos y Verbos [Fig. 5.9].<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

La tesis fuerte de esta interpretación puede resumirse así: Teorema 5.1. Los<br />

localizadores son prescindibles, porque el carácter significante de una frase es<br />

independiente de su localización espacio-temporal.<br />

Corolario 5.1. La localización puede afectar a la Verdad (lógica) y/o a la<br />

Eficacia (pragmática), pero no al Sentido, al Significado semántico.<br />

iv) Teoría de la analogía<br />

La analogía o el carácter contagioso del logos. ¿Cómo se controla la aplicación<br />

de las estructuras catastrofistas a la semántica? ¿Bajo qué principios y definiciones? La<br />

analogía como método de pensamiento ha sido el cuélebre de la modernidad, desde<br />

Bacon (1561-1626) a Diclerot (1713-1784), desde la Royal Society a los<br />

neopositivistas. El pensamiento analógico sólo podía conducir a apreciaciones vulgares<br />

y a resultados disparatados. Por razones que habría que hallar buceando en la Historia<br />

de la Ciencia, la simple mención de la palabra «analogía» es hoy todo un atrevimiento.<br />

Y si osado fue el ensayo de Platón, la posición de Thom es casi una afrenta. Cierto que,<br />

como el ateniense, el francés rechaza el concepto de onomatopeya para fundamentar su<br />

teorías semánticas 46 . Platón: porque, de no hacerlo así -decía-, sólo se podría captar la<br />

esencia de las cosas sonoras; Thom: porque un lenguaje onomatopéyico sería<br />

transparente y no tendría que ver con la comunicación, que es siempre oscura, opaca,<br />

mentirosa... Lo que la TC tiene en cuenta en Lingüística es el conjunto de<br />

singularidades, que, insistimos, hay que conceptualizar como un ente topológico, lo que<br />

le convierte en no trivial. Los fundamentos de la semántica catas-trofista no pueden<br />

quedar exclusivamente del lado de la regulación biológica, sino que han de soldarse con<br />

alguna TEORÍA SEMIÓTICA. Thom recurre a la teoría peirceana del signo: "Toda<br />

discusión del simbolismo no puede partir más que de la clasificación de los signos -tan<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

simple y tan profunda- que nos ha legado Ch. S. Peirce", en contraposición a la otra<br />

clásica de Saussure 48 . La razón se encuentra en que aquélla es más valiosa para la<br />

construcción de una teoría semántica dinámica que la propuesta primero por los<br />

estructuralistas saussurianos y luego por los lógicos fregeanos.<br />

Los componentes del famoso triángulo semiótico peirceano -signo o<br />

representamen-objeto-interpretante^- forman una unidad en la que no se puede eliminar<br />

la relación interpretante-objeto; pero, además, y dado que el acto semiótico tiene<br />

aspectos psicológicos, etológicos y sociológicos que los análisis semánticos han de<br />

integrar, convierte teóricamente en pernicioso el aislamiento de la Semántica Lógica,<br />

vinculada a la Teoría de Modelos.<br />

En la relación Signo-Objeto, Peirce veía tres aspectos: Icono, índice y Símbolo.<br />

El Icono, que puede ser una imagen, un diagrama o una metáfora. La imagen se define<br />

por la semejanza simple y los diagramas y las metáforas por semejanza compleja entre<br />

Signo y Objeto. Este criterio es demasiado vulnerable, porque remite a una relación que<br />

no es ni transitiva ni unívoca [Cap. 1], ya que caben múltiples relaciones materiales de<br />

Semejanza. Platón, en el Crálilo, ya advirtió cómo el recurso a esta noción no es<br />

pertinente para elaborar un concepto de signo lingüístico argumentando su ambigüedad,<br />

puesto que todo es semejante en algún aspecto a todo. Para controlar la desmesura y | a<br />

arbitrariedad de la Semejanza como criterio semiótico, Thom propone una teoría<br />

matemática sobre el concepto de Analogía: "Creo que, en cierto sentido la teoría de las<br />

catástrofes podría entenderse como una primera sistematización, bastante general, de<br />

la analogía".<br />

Wildgen, que sigue la semiótica de Peirce, ha encontrado en la Topología de<br />

Thom el elemento que podía faltar a la semiótica para establecer un criterio muy<br />

potente. Ha refinado el criterio peirciano, por considerar que el semiótico americano<br />

utiliza la Semejanza de un modo algo rudo (rougth) A la Semejanza hay que adjuntar<br />

los criterios de Estabilidad y Selectividad inspirados en la TC.<br />

Estabilidad, porque la relación icónica es siempre parcial; cambios que se<br />

producen en las diferentes constelaciones de signos no eliminan necesaria ni<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 303


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

sistemáticamente la similaridad; cada término de la tríada peirciana está expuesta a<br />

deformaciones que hay que analizar. Así, el Objeto puede tomar diferentes formas en el<br />

tiempo; el Signo puede cambiar con el uso; las Interpretaciones están expuestas a variaciones<br />

sociales o psicológicas. ¿Cómo se cambian y se alteran los elementos<br />

constitutivos de la existencia de una relación ¡cónica? La Topología es una herramienta<br />

que puede permitir controlar esos cambios.<br />

Selectividad, porque la relación icónica no ha de reproducir todo el objeto<br />

(recuérdese los académicos ridiculizados por J. Swift, cargados con tantos signos como<br />

objetos) sino sólo ciertos módulos. La TC ofrece un criterio de selección de acuerdo con<br />

el tipo de singularidad -las catástrofes- donde tienen lugar los cambios. A este criterio,<br />

que podríamos llamar de Thom-Wildgen, hay que añadir dos limitaciones: a) La<br />

Analogía ha de entenderse bajo un proceso de espacialización (localidad). S) La<br />

Analogía no es un proceso indefinido cuya consecuencia sea la circularidad semiótica,<br />

sino que alcanza un límite determinado por ciertas categorías.<br />

α) El proceso de espacialización (local)<br />

La restricción impuesta a las frases elementales por la valencia verbal comporta<br />

otra más: toda frase describe un proceso dado en el espacio-tiempo, recalcando el<br />

componente de Espacio frente al de Tiempo, desarrollado por Bergson o Heidegger en<br />

nuestro siglo.<br />

Una consecuencia muy a destacar es la hipótesis psicológica de que todo proceso<br />

psíquico es un proceso dinámico en un espacio R n , siendo n enormemente vasto. Thom<br />

afirma que no hay ninguna expresión lingüística que no pueda ser interpretada<br />

espacialmente, incluidas las referentes a ¡os sentimientos. La TC permite modelar<br />

geométricamente una vasta gama de fenómenos e incluso de cualidades afectivas -<br />

agresividad, odio, amor...- al interpretarlas geométricamente. Aunque la dinámica de<br />

nuestra actividad psíquica opere con un <strong>número</strong> de dimensión (y codimensión) muy<br />

superior a cuatro, cuando se trata de expresar las experiencias reunidas en la psique,<br />

estamos obligados a efectuar una serie de secciones locales tetra-dimensionales, que<br />

corresponden a los tres parámetros del espacio y uno del tiempo.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

β) No es un proceso indefinido<br />

Una tesis que se ha establecido casi como un dogma en las últimas décadas y<br />

que ha hecho estragos en el llamado a veces postmodernismo, a veces pensamiento<br />

débil, ha sido la de la circularidad semiótica como un proceso hermenéutico indefinido.<br />

Si todo signo se refiere a otro signo, la interpretación tiende a constituirse en un proceso<br />

inacabable de transformaciones de un significante a otro, olvidando precisamente el<br />

significado. La geometrización del sentido permite resolver este problema de la<br />

hermenéutica tradicional, al romper esta circularidad y proponer un nuevo tipo de<br />

categorización del mundo.<br />

¿Cómo puede realizarse la ruptura de la circularidad semiótica? Sólo suponiendo<br />

que hay significados básicos, es decir, que el signo toma como referencia una situación,<br />

un acontecimiento regido por un arquetipo semántico. El peligro es siempre enorme<br />

porque podría caerse en otro dogma no menos nefasto: el dogma espiritualista o<br />

idealista, que supone significados ya prefijados, eternos, venidos de un reino espiritual o<br />

trascendente. Pero este peligro se evita por mediación de una Ontología como la que<br />

está suponiendo la TC al comprender las entidades matemáticas como entidades<br />

materiales, dadas localmente: los únicos conceptos que pueden definirse de manera<br />

intrínseca son aquellos con posibilidad de localización espacial. Todas las etapas<br />

intermedias, las múltiples interpretaciones especulativas, imaginarias, fantásticas, han<br />

de poder neutralizarse, pues sólo las situaciones geo-metrizables podrán convertirse en<br />

conceptos. Los logos, arquetipos o catástrofes pierden buena parte de sus connotaciones<br />

esotéricas y se justifican como procesos de control del espacio ambiente y de<br />

autoregulación de las necesidades fisiológicas, el miedo, el hambre, la sexualidad... a<br />

partir de unos esquemas algebraico-topológicos que los explicitan.<br />

En cualquier situación de tipo biológico, el símbolo habrá de remitirse a una<br />

Forma Fuente que culmine en un desenlace de satisfacción o frustración. Las Formas-<br />

Fuente semánticas funcionan como una especie de cierre hermenéutico. Este hecho<br />

permite la posibilidad misma de afirmar una teoría de las categorías humanas, que<br />

estarían organizadas a partir de los tipos de singularidades. Las grandes cuestiones<br />

responden a los grandes tipos de regulación biológica.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Pero frente a la categorización aristotélica, que sigue muy de cerca a la vez la<br />

gramática griega y la gramática judicial; o frente a la categorización kantiana, que sigue<br />

el patrón de la clasificación lógica de los juicios -de las conjunciones, diríamos nosotros<br />

ahora-, Thom propone una categorización clasificatoria como un catálogo de construcciones<br />

posibles de entidades estables, que podría empezar a gestarse a partir de los<br />

arquetipos semánticos que se expondrán en el capítulo siguiente -canalizar, capturar,<br />

fallar, enviar, penetrar, moldear, excavar...-.<br />

EJERCICIOS<br />

A veces nos encontramos textos literarios, ensayísticos y filosóficos, pero<br />

también juegos y divertímentos, que proponen diversas tesis coincidentes con la teoría<br />

de la morfogénesis como crítica a las teorías ¡ntuicionista o formalista, pero de manera<br />

puntual, aislada, no sistemática. Los ejercicios que se proponen a continuación<br />

pretenden que el lector reconozca en ellos algunos supuestos y tesis concebidas independientemente<br />

de la TC.<br />

1) Quien quiera divertirse a la vez que fatigarse recursiv amenté puede recordar aquel<br />

juego infantil de «palabras encadenadas». Las reglas son muy sencillas: (I) Cada<br />

jugador, alternativamente, ha de ir mencionando una palabra. (II) La mención de cada<br />

palabra ha de hacerse incluyéndola en la frase que se va formando. La fatiga se notará<br />

a poco de empezar: ¿diez, veinte..., cien palabras? V. gr.: Jugador A: «En». Jugador B:<br />

«En el». A: «En el patio». B: «Y en el patio», etc. Enseguida hay que volver a empezar.<br />

2) Trátese de leer el siguiente texto sin fatigarse:<br />

"la archidiablesa proserpina confundió a fray anselmo de turmeda con san<br />

macario el desterrado cosa inexplicable y también quiso apartarlo de su destierro fray<br />

anselmo la espantó diciéndole vade retro del mal que hom té por d'aquell mateix mor<br />

recuerda maldita proserpina que as mulheres onde estáo sobejam e onde nao estáo<br />

faltam yo tengo bastante con la virgen santísima nuestra madre". CELA,C.J.: Oficio de<br />

tinieblas, 1066.<br />

306 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

3) Estúdiese el concepto de «campo morfogenético» a la luz de la siguiente anécdota:<br />

"El europeo apunta desde una distancia de doscientas yardas y mata uno. Pero<br />

[el hombre cazador, europeo y blanco] se sintió desilusionado ante los escasos elogios<br />

de un viejo cazador munchi que le había seguido. «Para un blanco no ha estado mal -<br />

había dicho el negro-. Pero nosotros lo hacemos mejor». Entonces ató a su cabeza el<br />

cuello y la cabeza de una especie de grulla y con la flecha dispuesta en el arco se<br />

arrastró, agachándose, hasta el rebaño, del cual hizo destacarse un espléndido macho.<br />

Luego se levantó súbitamente y se fue acercando a él mientras movía su cabeza<br />

enmascarada de un lado a otro, imitando al ave con perfecta pantomima. De esta<br />

manera, llegó a pocos pasos del animal y disparó hiriéndole en la paletilla. El antílope<br />

dio un gran brinco, y cayó al punto en redondo, muerto instantáneamente por el veneno<br />

de la flecha. He aquí dos técnicas opuestas, frente a frente. El europeo, amigo de la<br />

mecánica, mata por medio de una ley física. El negro, más próximo a las fuentes de la<br />

vida, se finge ave, es decir, mata con una metáfora". ORTEGA y GASSETJ: O.C., t. 3,<br />

pp 301-2.<br />

4) Diseñar el espacio control de esta narración, entre el sujeto, el antisujeto y el<br />

objeto:<br />

Dos hermanos juerguistas, los Nilsen, Cristian y Eduardo (SI y S2) están muy<br />

unidos. Cristian lleva a casa a Juliana y crea un desequilibrio. Eduardo se enamora<br />

también de ella. Ella es una cosa, un objeto. Para la lógica pulsional mejicana, algo<br />

que se usa sexualmente, sin que la tradición permita el enamoramiento. Pero los dos se<br />

enamoran del objeto del deseo y va a surgir un triángulo nada clásico. Cristian realiza<br />

una donación: «Ahí la tenes a la Juliana; si la querés úsala». El triángulo ya está<br />

formado: confianza recíproca diría el espectador. Uno se la cede al otro, el otro se la<br />

cede al uno, alternativamente: «Desde aquella noche la compartieron». Transferencia<br />

alternativa o Don recíproco. SI da el O a S2 y S2 da el O a S1. Y el O se da a los dos.<br />

Son transferencias comunicacionales, no polémicas. Pero surgen de manera inevitable<br />

los celos, una forma de buscar la estabilidad, y se hacen polémicas las transferencias.<br />

Para evitarlo, y hacer desaparecer el O común, un hermano abandona a Juliana en un<br />

prostíbulo. Pero no pueden olvidarla. Usando el caballo, ambos se acercan al O<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 307


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

alternativamente, engañándose sobre el motivo de sus viajes. Un día en que los dos<br />

coinciden en el prostíbulo, deciden llevarla a casa de nuevo y volver a la complejidad.<br />

Usan el O. Sus celos los pagan con otra gente, nunca entre sí, pues puede más su<br />

fraternidad. Tras asesinar Cristian a Juliana, los hermanos lloran, decicidos a<br />

olvidarla. Con la victoria del valor «hermandad» sobre el valor «sexo», los hermanos<br />

recuperan el equilibrio. Triunfa la relación (junción) SI JS2. No se da la clásica<br />

eliminación del antisujeto por el sujeto. BORGESJ.L.: "La intrusa", El Aleph.<br />

5) Estudíense en los siguientes textos las condiciones de posibilidad de la teoría de la<br />

morfogénesis en lingüística:<br />

a) "Si intentamos cortar uno de los seres, ¿acaso habremos de cortar cada cosa<br />

tal como queramos y con el instrumento que queramos? ¿O si deseamos cortar cada<br />

cosa conforme a la naturaleza del cortar y ser cortado y con el instrumento que le es<br />

natural, cortaremos con éxito, y, por el contrario, si lo hacemos contra la naturaleza,<br />

fracasaremos y no conseguiremos nada? (...) Pues bien, ¿acaso el hablar no es también<br />

una de las acciones? (...) Entonces, ¿acaso si uno habla como le<br />

parece que hay que hablar lo hará correctamente hablando así, o lo hará con<br />

más éxito si habla como es natural que las cosas hablen y sean habladas y con su<br />

instrumento natural, y, en caso contrario, fracasará y no conseguirá nada?". PLATÓN:<br />

Crátilo, 387b-c.<br />

b) "Los nombres han surgido de los verbos, y no éstos de aquéllos. El niño no<br />

llama «oveja» a la oveja, sino «criatura balante», convirtiendo así la interjección en<br />

verbo". HERDERJ.G.: "Ensayo sobre el origen del lenguaje", Madrid, 1982, p. 169.<br />

c) "En los libros de acústica suele verse dibujado el aparato de resonadores<br />

que Helmholtz ideó. Fórmalo una serie de esferas metálicas huecas, cada una de las<br />

cuales comunica con un mechero de gas. Los sonidos, según su varia calidad, hallan<br />

resonancia en una u otra de estas esferas, que al producirla envía un aliento a su llama<br />

adjunta, la cual vemos alargarse trémula, ondear, estremecerse, súbitamente dotada de<br />

más intensa combustión.<br />

308 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Algo parecido acontece en nosotros. Gira la vida en torno nuestro, presentando<br />

sucesivamente sus facetas innumerables. De pronto una de éstas envía a nuestro ser no<br />

sabemos bien qué reflejo alentador, y algo que, apenas sospechado, iba en nosotros,<br />

cobra repentina robustez. El germen de una idea, un sentimiento indeciso crecen en tal<br />

sazón rápidamente, hasta su <strong>completo</strong> desarrollo, afirmando e imponiendo su fisonomía<br />

dentro de nuestro ánimo". ORTEGA y GASSETJ.: O.C., t. 2, pág. 166.<br />

6) Estudíense los conceptos de saliencia y pregnancia en la siguiente experiencia de<br />

Goodall y su reflexión final: "Indudablemente, eran una ¡fuerza y un vigor semejantes<br />

los que había desplegado el hombre primitivo para desafiar a los elementos":<br />

"Los chimpancés descendieron del árbol y en fila india comenzaron el ascenso<br />

en dirección al claro que se abría en lo más alto del risco. El grupo estaba formado por<br />

siete machos adultos, entre ellos David y Goliat, así como algunas hembras y unos<br />

cuantos jóvenes. En aquel momento estalló la tormenta. Caía una lluvia torrencial y el<br />

fragor súbito de un trueno me sobresaltó. Como si de una señal se tratase, uno de los<br />

machos se puso en pie y comenzó a balancearse rítmicamente, apoyándose primero en<br />

un pie y luego en el otro, emitiendo al mismo tiempo alaridos in crescendo hasta<br />

dominar al ruido de la lluvia. De repente arrancó en veloz carrera cuesta abajo, en<br />

dirección a los árboles que acababa de dejar ... Casi inmediatamente otros dos machos<br />

le siguieron. Uno de ellos arrancó una rama al pasar junto a un árbol y la blandió unos<br />

momentos en el aire antes ele arrojarla al suelo ante sí... GOODALLJ.: En la senda del<br />

hombre, Barcelona, 1986, pp. 45-6.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 6. TEORÍA DE LAS CATÁSTROFES Y LINGÜÍSTICA (CONT.)<br />

Este capítulo prosigue la exposición iniciada en el capítulo anterior. Conocemos<br />

ya algunas notas que van caracterizando la lingüística entendida desde la TC. Una<br />

investigación que no está fuera de la tradición como pudiera pensarse: Platón,<br />

Aristóteles o Spinoza se encuentran en el camino que la TC pretende proseguir y<br />

formalizar; los recursos a la Física -el concepto de Resonancia- para escapar al<br />

reduccionismo mecanicista, y a la Biología -las grandes figuras de regulación<br />

metabólica-, que es la manera postdarwiniana de comprender al «hombre»; la apelación<br />

a un universo semántico configurado a partir del «verbo», centro organizador de la<br />

frase; la defensa del «naturalismo» frente al «convencionalismo» semiótico; la<br />

espacialización frente a la temporización; la reivindicación de la analogía -una forma de<br />

pensamiento desprestigiada por un uso abusivo y especulativo, pero de un poder<br />

explicativo inexcusable por la configuración corpórea del hombre, no reducible a un<br />

sistema formal-, saber por semejanzas ahora controlado desde la Topología.<br />

Nos queda, entonces, exponer la formalización propuesta, estudiar los<br />

arquetipos semánticos, inspirados en los modelos algebraico-geo-métricos de la TC.<br />

Los principios de proyección, de aplicación de unas superficies en otras, de la<br />

posibilidad de realizar cortes en las variedades n-dimensionales, son los conceptos<br />

claves para entender la teoría.<br />

Bien entendido lo siguiente: estos arquetipos no son culturales, sino radicales.<br />

Nos podríamos preguntar, por ejemplo: ¿Hay un arquetipo para la acción de amar. La<br />

respuesta ha de ser negativa si el verbo amar no puede ser considerado un universal<br />

lingüístico sino, por el contrario, una particularidad, una creación de un grupo humano,<br />

el resultado de un determinado desarrollo histórico. Supongamos, con Ortega que<br />

amares una cualidad configurada en los tiempos modernos: "Sin discutir ahora la<br />

conexión que pueda tener con ciertos instintos cósmicos yacentes en nuestro ser, creo<br />

que el amor es todo lo contrario de un poder elemental. Casi, casi -aun a sabiendas de<br />

la parte de error que va en ello- yo diría que el amor, más que un poder elemental,<br />

310 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

parece un género literario. Fórmula que -naturalmente- indignará a más de un lector,<br />

antes -naturalmente- de haber meditado sobre ella. Y claro está que es excesiva e<br />

inaceptable si pretendiese ser la última, más yo no pretendo con ella sino sugerir que el<br />

amor, más que un instinto, es una creación y, aun como creación, nada primitiva en el<br />

hombre. El salvaje no la sospecha, el chino y el indio no la conocen, el griego del<br />

tiempo de Pericles apenas la entrevé..."^. En este caso, el análisis topológico del verbo<br />

amar en su momento de «espaciali-zación» vendría a coincidir con el Lenguaje<br />

Ordinario, que -olvidada o vuelta caduca la cultura romántica en la que el amor se<br />

originó- ha realizado su particular transformación topológica, convirtiendo el opaco<br />

sentimiento de amar, en un perfectamente visualizable hacer-el-amor.<br />

6.1. DEFINICIÓN DE «ARQUETIPO SEMÁNTICO»<br />

Vamos a apoyarnos en Wildgen para establecer las características de las<br />

catástrofes elementales como arquetipos semánticos, puesto que Thom es muchas veces<br />

reacio a desarrollarlos, seguramente porque este campo es el que ha dado lugar a las<br />

mayores especulaciones de la TC. Las diferencias decisivas con las teorías semánticas<br />

usuales -incluidas las actanciales- se hacen más patentes en algunos momentos básicos:<br />

i) Mientras que las estructuras «preverbales» propuestas por Tesnié-re o<br />

Fillmore son generalizaciones de la lingüística, los arquetipos semánticos sugeridos por<br />

Thom son algebraico-topológicos y no lingüísticos.<br />

ii) Los fundamentos de los arquetipos semánticos se inspiran en un formalismo<br />

que se supone básico en muchos sistemas biológicos.<br />

iii) Los arquetipos semánticos son formas irreductibles, que no admiten análisis<br />

ulterior; sólo remiten a los conceptos matemáticos constituyentes [Cap. 4]<br />

Thom parte de un doble resultado de la investigación lingüística del<br />

estructuralismo. Por una parte, apela al gran descubrimiento de la lingüística estructural<br />

o formal, que mostró que la organización de una frase elemental podría ser descrita por<br />

un grafo o árbol. Lo representativo es que sólo haya unos pocos tipos de árboles<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 311


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

necesarios para dar cuenta de las estructuras elementales. Chomsky propone Reglas<br />

Trans-formacionales, que Thom rechaza por su arbitrariedad, por la carencia de una<br />

clasificación canónica, aunque valore muy positivamente otros aspectos de la lingüística<br />

chomskiana, como la universalidad de ciertos mecanismos formales en todos los<br />

lenguajes humanos.<br />

Por otra, sigue el criterio de Tesniére, quien caracterizó esas estructuras<br />

elementales por la valencia de los verbos [Cap. 5],<br />

Cero-valente: Sin sujeto: Se ríe.<br />

Uni-valente: Con sujeto, sin complemento: Lo propio del hombre es reír.<br />

Bi-valente: Con sujeto y con complemento: Sócrates riendo, bromeando,<br />

disimulando su divino saber.<br />

Tri-valente: Con sujeto, con objeto y con destinatario: Gargantúa escribe sus<br />

aventuras para solaz de sus lectores.<br />

La clasificación thomiana de los verbos se presenta como algo más fina que la<br />

de Tesniére, de acuerdo con la clasificación de las catástrofes. Se parte de la siguiente<br />

definición:<br />

Definición 6.1. Los arquetipos semánticos serán los resultados de la<br />

interpretación indirecta de trayectorias en el conjunto de bifurcación de un despliegue<br />

universal (o catástrofe) elemental.<br />

Aplicación de las Catástrofes Elementales a la Semántica:<br />

La estrategia de la interpretación de la TC es topológica y no formalista: en vez<br />

de construir un lenguaje formal (sintaxis) desprovisto de significado y luego definir una<br />

semántica en términos de la teoría de conjuntos, con lo que se obtiene un lenguaje<br />

interpretado 3 , lo que haremos es considerar la aplicación de los esquemas dinámicos de<br />

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la TC: a) en el conjunto de las estructuras lingüísticas básicas y b) en el conjunto de las<br />

estructuras cognitivas básicas. La correlación de ambas a través de la TC es lo que<br />

Thom llama Arquetipos Semánticos, que vendrían a ser los más elementales y, al<br />

tiempo, los más primitivos niveles de proposiciones semánticas [Fig. 6.1].<br />

La dificultad de esta aplicación exige, por una parte, unos principios que<br />

determinen la correlación entre la teoría matemática de la TC y, por otra, la<br />

especificación de estas correlaciones, es decir, cómo pueden interpretarse las estructuras<br />

semánticas.<br />

A) Principios de Correlación:<br />

Principio 1. Los atractores estables de una catástrofe elemental se interpretan<br />

como entidades semánticas estáticas. Sus realizaciones características son sustantivos,<br />

adjetivos y términos. En lo que concierne a las estructuras cognitivas, son interpretadas<br />

como clases «naturales» de individuos, objetos, cualidades...<br />

Principio 2. Los accidentes dinámicos que se suceden a lo largo del conjunto de<br />

bifurcación son fundamentalmente verbos y expresiones verbales (en el sentido de<br />

Tesniére: «Los verbos gobiernan la oración»). Actúan como el centro dinámico de una<br />

forma gestalt. Las experiencias, los sucesos, las acciones, son los correlatos de la TC.<br />

Principio 3. Los arquetipos semánticos son locales y suponen, por consiguiente,<br />

un substrato: el substrato espacio-tiempo.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

B) Especificaciones:<br />

La diferencia fundamental con la lingüística clásica de tipo algebraico es su<br />

consideración del tiempo. La TC reintroduce el tiempo real en la estructura, creando un<br />

modelo dinámico del lenguaje. (Evoquemos el texto fundamental que nos inspira: «el<br />

lenguaje humano es un sistema descrito por un modelo semántico de dimensión uno (el<br />

tiempo) y las creodas son las palabras»). En este ámbito distinguimos diversas maneras<br />

de llevar a efecto la interpretación:<br />

a) Los atractores pueden ser interpretados como entidades, objetos,...<br />

a1) Interpretación localista: Frente al cuantificador existencial lógico «», se<br />

dirá que un objeto existe si es estable en el espacio-tiempo.<br />

a2) Interpretación cualitativa: El espacio-tiempo puede reemplazarse por un<br />

substrato más abstracto: el de las cualidades.<br />

a3) Interpretación fase: Las catástrofes se entienden como cambios repentinos,<br />

transiciones de fases en el flujo de sucesos, acciones rítmicas: excitación/estado<br />

neutral...<br />

b) Los atractores son interpretados como agentes, actores... Lo que cambia no<br />

es el agente, sino su relación de dominio, posesión, control, etc.<br />

b1) Interpretación posesión: Un sujeto que da, toma, tiene... alguna cosa.<br />

b2) Interpretación interacción de dominio y control: Un sujeto que captura, que<br />

emite, que se apropia... de algo.<br />

b3) Interpretación instrumental: El uso de instrumentos (o causas indirectas)<br />

enriquece las posibilidades de interpretación, abriendo un amplio campo para las<br />

actividades sociales humanas.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

* * *<br />

NOTA: Para ilustrar las diferentes catástrofes o singularidades, se divide cada<br />

figura en dos partes: en la superior se ofrece alguna sección de la superficie-catástrofe y<br />

en la inferior el grafo de interacción semántica.<br />

6.2 LAS CUSPOIDES<br />

DESPLIEGUE «CERO»: LA SINGULARIDAD MORSE<br />

Germen: V= x 2 (Puntos Morse). No tiene espacio externo o de control. Es estable<br />

bajo pequeñas deformaciones y ningún proceso-tipo puede ser derivado de este<br />

despliegue. Esquematiza estados.<br />

Hermenéutica semántica:<br />

a) La semántica de términos no contables -oro, agua...- caracterizados porque<br />

pueden ser divididos sin cambiar su identidad.<br />

b) Procesos continuos sin accidentes. Podemos parametrizar el germen, por<br />

ejemplo añadiéndole a. Entonces obtenemos la figura de la figura 6.2 Es el arquetipo<br />

de un proceso continuo, expansivo, sin accidentes.<br />

Especificaciones:<br />

A1) Ser, existir, vivir, estar... en un dominio ilimitado. B1) Persistir, en el<br />

sentido de cualidades inalienables que constituyen la identidad de un objeto.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

B1) Tener, poseer un objeto de manera estable. B2) Estar situado en...<br />

La manera más simple de representar un estado es un verbo impersonal (Cerovalente,<br />

i.e., sin sujeto, en la terminología de Tesniére). Como no tiene espacio externo<br />

o de control, el verbo por antonomasia de este logos es el verbo ser, precisamente, y<br />

paradójicamente, porque no es un verbo, sino la base de la predicación. Es un verbo<br />

«fijo» o «petrificado», como quiere Petitot. En el siguiente espléndido texto de Gabriel<br />

Miró 4 se está usando y explicitando, a la vez, el sentido del verbo ser.<br />

"Ahora me parece que somos menos humanamente la persona que nos<br />

corresponde ser, y más que nada somos: yo, el hacendado don jesús; otro, presidente<br />

de Sala; otros, catedráticos, o militares, o mercaderes... Pues ese extranjero es<br />

principalmente humano y se conmueve y debe sentirse humano lo mismo que un pájaro<br />

se siente ave".<br />

DESPLIEGUE «UNO»: EL PLIEGUE<br />

Germen: V= x 3<br />

Despliegue: V(a;x)= x 3 + ax<br />

De codimensión 1. Es el primer sistema dinámico inestable bajo pequeñas<br />

deformaciones.<br />

Hermenéutica semántica:<br />

a) La semántica de los procesos de aparición o desaparición súbita. Como los<br />

parámetros son el espacio y el tiempo, se admiten las dos interpretaciones: desde un<br />

punto de vista espacial, la catástrofe «pliegue» simboliza la frontera y los extremos;<br />

desde un punto de vista temporal, comenzar algo y finalizarlo. Al considerar la variable<br />

externa p, se añade una segunda dimensión al conjunto de bifurcación: la línea se<br />

convierte en una superficie y el punto de bifurcación en una línea-frontera.<br />

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b) Es el arquetipo del nacimiento / muerte. Y también el arquetipo de las fronteras,<br />

de los bordes. Define las situaciones en que una corriente se canaliza, de manera<br />

que ya no se extiende ilimitadamente, dando lugar al nacimiento de cilindros, de<br />

conducciones, de cauces [Fig.5.7].<br />

Especificaciones:<br />

a1) Entrar, salir, abandonar..<br />

a 2 ) Perder una cualidad estable: casarse, morir... (No hay gradación en el paso<br />

de un estado a otro).<br />

a3) Nacer/ Morir;<br />

Ir al Marcharse;<br />

Llegar a / Salir o Arrancar;<br />

Alargar / Dejar.<br />

b1) Perder/ Encontrar.<br />

b2) Aparecer / Desaparecer<br />

Comenzar / Terminar.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Se expresa mediante verbos neutros (uni-valentes, con sujeto pero sin<br />

complemento). Este arquetipo es asimétrico [Cap. 1]; contiene dos estados que son<br />

contradictorios: estabilidad o existencia e inestabilidad o no-existencia. Es, por tanto, la<br />

base de la negación, irreductible a su conceptualización lógica [Cap 7]. V. gr. en el<br />

siguiente texto los verbos emerger y aparecer suponen dos dominios, uno en el que no<br />

existe el objeto y otro en el que ya existe. Esa transformación está provocada por un<br />

parámetro en cada caso: «hacer caer los cabellos» y «desbordarse la nieve»:<br />

"Su barba de profeta, sus cabellos nobilísimos cayeron lentamente en espesos<br />

toisones, y fue emergiendo un cráneo reducido, como aparece un peñón al desbordarse<br />

la nieve que lo agrandaba con blancas turgencias".<br />

DESPLIEGUE «DOS»: LA CÚSPIDE<br />

Germen: V= x 4 Despliegue: V (a,b;x) = X 4 + ax2 + bx<br />

Como la «dimensión es 2, existen caminos diferentes para cruzar su espacio de<br />

control. Comprende catástrofes de conflicto -que dan lugar a grafos físicos y los<br />

mínimos se interpre- tan como estados- y de bifurcación -que dan lugar a grafos<br />

biológicos y se interpretan como actuantes-.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) Espacialmente: los frunces y las fallas; temporalmente: la unión y la<br />

divergencia, la generación y la destrucción.<br />

b) Es el arquetipo de las ideas semánticas de reunión y separación y también de<br />

la flecha del tiempo; es el proceso típico de la ¡reversibilidad, de la imposibilidad del<br />

paso del <strong>número</strong> ordinal 2 al <strong>número</strong> ordinal 1. La existencia de los agentes (o<br />

atractores) es asimétrica; uno de ellos es el dominante y el otro el dominado, por lo que<br />

hay conflicto de atractores [Fig. 6.4].<br />

Especificaciones<br />

A1) Cambio de lugar: El actuante se mueve, camina, conduce, viaja, etc. de un<br />

lugar a otro, de M1 a M 2 .<br />

A 2 ) Se pasa de un estado cualitativo a otro. Un actuante M1 pasa de un estado a<br />

otro estado M 2 Por tanto, hay una organización bipolar cualitativa en el cambio.<br />

Vigilia / Sueño Bueno / Malo<br />

Fuerte / Débil<br />

Grande / Pequeño Activo / Pasivo Nervioso / Calmo.<br />

A 3 ) Cambios en las actividades ejercidas:<br />

Descanso / Tensión<br />

Guerra / Paz<br />

Ataque / Huida<br />

Gas / Líquido.<br />

B1) No tiene en cuenta ni el objeto que cambia ni el intermediario que permite el<br />

cambio, pues este arquetipo sólo posee dos atractores: dar, entregar, recibir...<br />

B2) Si se considera el lazo alrededor del centro organizador, se obtiene el<br />

fenómeno de la confusión y sustitución de los actuantes. Ésta es la interpretación más<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

usual en Thom, fundamental en biología: es el arquetipo de la Captura /Emisión, «El<br />

gato caza al ratón» [Cap. 5 y Fig. 5.6].<br />

B3) A veces tiene un carácter repetitivo, cíclico y se convierte en el arquetipo<br />

del golpear-rítmico: la marcha, la carrera, la danza... y, como caso límite, el diapasón.<br />

B4) Alargar/ Tender (con el arma, con el instrumento). Este arquetipo expresa<br />

tres hechos básicos: Hay un agente A4 1 estable, que no es destruido y corresponde al<br />

despliegue «cero». En un punto K } o K 2 de la figura 5.8 se aniquila (o crea) otro atractor<br />

M 2 y corresponde al despliegue «uno». Estos dos procesos están vinculados por<br />

mediación del despliegue «dos» o catástrofe cúspide: un atractor pierde (o gana) sus<br />

capacidades, mientras que el otro se mantiene estable.<br />

Se expresa mediante la frase transitiva clásica: Sujeto-Verbo-Objeto, SVO. El<br />

sujeto es el actuante que sobrevive a la catástrofe y triunfa. El objeto sufre la catástrofe<br />

y puede llegar a perecer (o viceversa). Estos verbos bivalentes compuestos de sujeto<br />

más complemento directo, del tipo: poseer, capturar... comportan la identidad entre el<br />

sujeto y el objeto. Se requiere, entonces, de otra catástrofe que compense el resultado de<br />

la posesión, de la captura que hace confundir los dos actuantes y vuelva a reintegrar al<br />

sujeto de la catástrofe a su punto originario como predador y no como presa. De lo<br />

contrario, quedaría anulada su personalidad (local), quedaría alienado. Toda una teoría<br />

de lo imaginario puede iniciarse aquí: las «presas», los objetos «perseguidos», ¿son<br />

reales? Los objetos reales, ¿suplen los «ensueños»? etc. (Dejémoslo para mejores<br />

observadores del psiquismo). En el siguiente texto, el incumplimiento de la «identidad»<br />

requerida por el verbo compromete la estabilidad del sujeto. La cúspide permite<br />

comprender, entonces, fenómenos psicoanalíticos como los de «frustración», «compensación»,<br />

etc.:<br />

"Toda hermosa, pero de una hermosura apasionada y nueva; un principio de<br />

plenitud de mujer que se afirmaría y existiría muchos años más, cuando él fuese<br />

alejándose por los resecos caminos cíe la senectud. Nunca había poseído ese cuerpo de<br />

mujer en su mujer. Y la miraba con rencor amándola como si Paulina perteneciese a<br />

320 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

otro hombre. Se inclinaba todo él a la caricia desconocida y brava. Y otro don Alvaro<br />

huesudo y lívido le sacudió con su grito llamando al médico"*<br />

DESPLIEGUE «TRES»: LA COLA DE MILANO<br />

Germen: V= x s<br />

Despliegue: V (a,b,c;x) x 5 +ax 3 +bx 2 +cx<br />

Su codimensión es 3. Combina las características del pliegue y la cúspide.<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) Las singularidades risicas tienen que ver con un régimen condenado a<br />

desaparecer pero antes de que eso ocurra salta a otro régimen metaestable, que también<br />

desaparece. Espacialmente puede interpretarse como la acción de emitir algo que<br />

desaparece: las irisaciones, los destellos; temporalmente, como la acción de rasgar,<br />

aserrar...<br />

b) Es el arquetipo del casi, del estar a punto de algo. En biología se ejemplifica<br />

con el «suicidio», algo que se autodestruye: «El samurai se hizo el hara-kiri». En<br />

sociología, con el «¡uy!» que gritan los miles de espectadores de un partido de fútbol<br />

cuando su equipo está a punto de marcar un gol. Ortega hace un comentario delicioso<br />

sobre el «casi»: "El giro popular español que habla de «tomar el rábano por las hojas»<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 321


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

parece la definición de la diplomacia. Estos hombres de la carriére son el universal<br />

casi. Son casi elegantes, casi aristócratas, casi funcionarios, casi inteligentes y casi<br />

donjuanes. Pero el casi es el vocablo de la ausencia". [Fig. 6.5].<br />

Especificaciones<br />

Las acciones de golpear, hendir. En los seres humanos –según Thom- este<br />

arquetipo debió de especializarse seguramente en el empleo de una herramienta a modo<br />

de maza. Con ella intentarían hendir el cráneo del adversario provocando una catástrofe<br />

(de tipo «cola de milano»), lo que exige que el arma tenga una forma típica, biselada 10 .<br />

Los caminos transversales en la «cola de milano» son ya muy complejos. Así<br />

que puede ocurrir que la trayectoria corte o no los planos de la singularidad. Al destacar<br />

el verbo estar a punto de, por ejemplo, estamos privilegiando uno de sus caminos<br />

transversales, quizá porque sea el más significativo. En la figura 6.6 se muestra el<br />

motivo de la elección de los símbolos de la parte inferior de la figura 6.5. Responden a<br />

los distintos caminos que atraviesan el espacio de control de la «cola de milano».<br />

Así en a) el actuante M1 aparece, emite M 2 y M1 lo vuelve a recoger, pero sin<br />

cruzar la línea de conflicto.<br />

M1.<br />

En b) el agente M1, antes de desaparecer, emite M 2 , que desaparece antes que<br />

En c) un actuante M, emite un segundo actante M 2 . Éste captura al emisor M1 y<br />

desaparece con él. Ahí está explicado el agudo refrán: «Cría cuervos y te arrancarán los<br />

ojos»<br />

322 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En d) Un actuante desaparece, etc.<br />

El siguiente texto de Miró describe los fenómenos de la «ausencia» a los que se<br />

refería Ortega. El actuante M1 emite el actuante M2 -no más que una fantasía- que<br />

desaparece inmediatamente arrastrando al emisor imaginativo con él, volviendo a la<br />

situación inicial:<br />

"Las miraban pasmadamente las damas y vírgenes de Oleza, obligadas a un<br />

esfuerzo y pesadumbre de vestidos brochados, de cuelgas de alhajas, de rigideces de<br />

lienzos interiores, de cinturas retorcidas y pechos retrocedidos entre el cañaveral de las<br />

ballenas. En cambio, de las forasteras se exhalaba la alegría de sus cuerpos con tanta<br />

gloria que casi se creía que fueran a brotar desnudas como de un baño. -¡Atiende!<br />

¡Vienen de trapillo; pensándose que aquí no se viste!".<br />

DESPLIEGUE «CUATRO»: LA MARIPOSA<br />

Germen: V= x 6<br />

Despliegue: V( a,b,c,d;x ) = x 6 +ax 4 +bx 3 +cx 2 +dx<br />

Como es de codi-mensión 4, el conjunto de bifurcación es tetradimensional y no<br />

se pueden representar sino secciones de él (por ejemplo, en diferentes planos del tipo:<br />

(a,b), (b,c)...) La sección más rica que podemos realizar tiene cinco atractores, tres<br />

mínimos y dos máximos.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 323


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) La semántica de la acción de donar algo a alguien; el desplazamiento: ir de<br />

un sitio a otro por mediación de algo, al modo de la clásica morfología: Fuente-<br />

Mensajero-Receptor. La interpretación espacial tiene la estructura de un recipiente que<br />

se llena con algún objeto: el bolsillo, la bolsa, el saco. Temporalmente: el don, la<br />

recepción.<br />

b) Es el arquetipo del compromiso, de la transferencia, del paso a un efecto por<br />

mediación de algo [Fig. 6.7].<br />

Especificaciones<br />

A1) Ir de un sitio a otro pasando por un tercero.<br />

A2) La transformación cualitativa mediante una estación:<br />

joven - Maduro - Anciano<br />

Bueno - Indiferente - Malo<br />

Verdadero - Indefinido - Falso 83) El paso se puede realizar por mediación de<br />

zonas diferentes: El cielo se oscurece y se torna negro.<br />

Esta transición puede tener dos direcciones, con cambio del mediador.<br />

Obsérvese, en todo caso, que las zonas de compromiso-armisticio o movilización- no<br />

son equivalentes en un sentido o en otro:<br />

M1 M2 M3<br />

guerra armisticio paz<br />

guerra movilización paz<br />

324 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

B1) Ésta es una interpretación central en Thom. Combina el arquetipo de<br />

Emisión con el de Captura, convirtiéndose así en el arquetipo de Transferencia. Por<br />

ejemplo: «Eva da una manzana a Adán».<br />

B2) Es el arquetipo de la acción indirecta. El segundo actuante o agente no sería<br />

sino un medio auxiliar. Creemos que no se le ha sacado todo su partido al asociarlo con<br />

la «mitad» del famoso pasaje de Hegel del «amo y el esclavo». M-\ y M 3 son agentes<br />

copresentes, pero Mj es considerado como auxiliar.<br />

B3) Se expresa por verbos tri-valentes (que poseen Sujeto, Objeto y<br />

Destinatario). V. gr.: «El granjero golpea a su jumento con un garrote».<br />

6.8].<br />

Como en el caso anterior, los gratos dependerán de los caminos recorridos [Fig.<br />

En el texto de Miró que nos servirá de guía y ejemplo se describe el verbo dar en<br />

un ciclo <strong>completo</strong> dar / devolver. M1 da algo a M2, a través de un mediador, que es la<br />

«ceremonia». Este intermediario explica la complejidad de la mariposa respecto de la<br />

cúspide, cuya realización es inmediata. Cuando la mariposa es fallida y falta el intermediario,<br />

lo que desaparece es toda la estructura social M 2 que sostiene el intercambio,<br />

y la acción de darse empobrece hasta desaparecer ella misma. El círculo <strong>completo</strong> del<br />

don, exige su inversión; cuando esto no ocurre, la inestabilidad alcanza su límite y<br />

desaparece el proceso:<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 325


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

"A él acudíamos por dinero para ir a segar arroz en la Albufera. Con veinte<br />

reales nos bastaba para el camino, y se los pedíamos a él. «¿Quieres un duro?» -decía-<br />

. «¿Un duro? Aguarda que lo busque». Y encendía el velón de cuatro Humeras, abría el<br />

escritorio, y del fondo sacaba el cartucho de veinte reales y nos lo daba con mucha<br />

ceremonia. Con la misma lo recibía, lo contaba y guardaba cuando se lo devolvíamos<br />

recién llegados del arrozal». Pero una vez no pude yo traérselo, y a la otra siega le<br />

pedí otro duro (...) ¡No está, no está el duro que me pides! ¿Es que no me lo devolverías<br />

cuando llegaste de la Albufera y por eso no estará. «Y ya nunca me lo dio»". u<br />

6.3. LAS U<strong>MB</strong>ÍLICAS<br />

DESPLIEGUE «CINCO»: U<strong>MB</strong>ÍLICA HIPERBÓLICA<br />

Germen: V = x 2 y+ y 3<br />

Despliegue: V( a,b,c;x,y ) = x 2 y- y 3 + a(y 2 +x 2 ) + bx+ cy<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) Es la semántica de los estados de relajamiento; del sexo femenino 14 . La interpretación<br />

espacial simboliza la cresta de la ola, la bóveda, el receptáculo; la temporal:<br />

recubrir, hundirse (pero abriendo un hueco).<br />

b) Es el arquetipo [5.12].<br />

326 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Especificaciones<br />

Hay tres actuantes: un Sujeto, un Objeto y un Instrumento.<br />

Estos dos forman un complejo metaestable, que al aproximarse al Sujeto se<br />

deshace y el Sujeto captura al Objeto: la acción de atraer hacia si algo y quedárselo, de<br />

ponerse o colocarse un Objeto como el sombrero, la capa o los guantes.<br />

a) "Copas y fruteros de alabastro con hojas de rosas y flores de espliegos. Su<br />

madre, siempre que pasaba, hundía la punta de sus dedos como en una pila sagrada; y<br />

sus vestidos y el aire se llenaban de un olor antiguo de huerto y de colina".<br />

b) "Había braseritos, vidrios catalanes, cuencos y platos de Alcora, llenos de<br />

rosas deshojadas. Pablo y Máximo sumergían sus manos en la frescura viejecita y<br />

sacaban entre sus dedos un olor muerto de jardines desaparecidos"/ 5<br />

Son dos textos análogos. Fijémonos en a). La madre, el actuante M1 hunde los<br />

dedos (una emanación del sujeto) M3 en el frutero M4 y separa el olor M4, que se<br />

expande por entre los vestidos de M1. El Objeto (el olor M2) y el Instrumento (los<br />

dedos M3) forman una totalidad inestable, de tal manera que cuando la madre M1 se<br />

aproxima con sus dedos M3, el conjunto que forman copas y fruteros y rosas y<br />

espliegos, se deshace y el Sujeto M1 captura el Objeto M 2 (el olor).<br />

DESPLIEGUE «SEIS»: U<strong>MB</strong>ÍLICA ELÍPTICA<br />

Germen: V= x 3 - xy 2<br />

Despliegue: V( a,b,c;x,y ) = x2 Y + Y 3 + a( Y 2 - x2) + bx+ cy<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 327


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) La semántica de los estados de tensión; del sexo masculino . La interpretación<br />

espacial queda simbolizada por los objetos estilizados y agresivos: aguja, puya, pelo; la<br />

interpretación temporal: el rompimiento en punta, la perforación, el pinchazo...<br />

5.11].<br />

b) Es el arquetipo del mensajero indirecto y de la acción de penetrar [Fig.<br />

Especificaciones<br />

Trayectorias del arquetipo del mensajero: Se parte de cuatro actuantes, el Sujeto<br />

M4 que emite un Mensaje M 4 a través de un Mensajero M 2 a un Destinatario M3. El<br />

Mensajero va junto al Sujeto, que se escinde, emitiendo un actuante que es capturado<br />

por el propio Mensajero; pero el estado conseguido es metaestable, por lo que el<br />

Mensajero se dirige al Destinatario, que captura al actuante-Mensaje y libera al<br />

Mensajero, que ya puede alejarse. Más formalmente: M1 emite M 4 ; el atractor M 2 lleva,<br />

conduce o transporta al atractor M4, que es encerrado por M 3 ; el atractor M 4 es tomado<br />

por M 3 y M 4 desaparece en el campo de M 3 , dejando libre a M 2 . O, en un caso más<br />

radical, el mensaje M 4 puede tener por objeto destruir al destinatario M 3 , como el caso<br />

de un proyectil M 4 que se lanza a otro a través de un arma M 2 ; al recibir el proyectil, M 3<br />

queda herido o destruido.<br />

La trayectoria del arquetipo penetrarse entenderá como el proceso en el que un<br />

actuante M 1 crea un atractor M 2 , que desaparece en el atractor M 3 , ayudado por otro<br />

328 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

actuante M 4 , que ni emite ni toma al atractor M 4 , solamente ayuda a que M 4 pueda<br />

alcanzar M 3 desde M1. Puede comprobarse, entonces, cómo la estructura global de la<br />

umbílica elípticas incorpora otros arquetipos. Este proceso puede entenderse así: el<br />

emisor M1, quiere llegar a M 3 :<br />

- Mas, por la dificultad de acceder a él de manera inmediata (cúspides) ha de<br />

establecer una conexión con mediadores. La razón puede encontrarse en la resistencia<br />

de materiales, en la lejanía entre actuantes, en la poca afinidad ideológica, etc. Se<br />

requiere, por lo tanto, de un intermediario; por ejemplo, de un mensajero M4,<br />

- Pero este intermediario, este mensajero no puede realizar esta acción si no es<br />

con ayuda de un instrumento que le socorra<br />

este modo:<br />

Veamos un texto de Miró donde se describe una acción que se deja interpretar de<br />

"Un jornalero vio descolgarse a la cuadrilla en su refugio, y montó en un mulo<br />

que le derribó de un bote, y él, recobrándolo, se le agarró a la piel y a la crin y lo<br />

aguijaba rajándole el lomo con la punta de su navaja; el macho pateaba y relinchaba<br />

de dolor, galopando por las veredas, encima de los derrumbaderos; así corrió para dar<br />

el aviso".<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 329


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

En el texto dominado por el verbo aguijar, del tipo semántico de penetrar, el<br />

jornalero M1 envía un mensaje M4 al mulo M3 por medio de un instrumento, M 2 , que<br />

es la navaja que penetra en M 3 . Lo que, a primera vista podría parecer casi un absurdo,<br />

ha de ser bien familiar para cualquier asiduo televidente de películas «americanas». El<br />

pistolero, el policía, el Rambo de turno, envían mensajes a través de un instrumento:<br />

pistola, ametralladora, puñal. «Y llevo pistola al cinto / y con ella doy consejos» cantaba<br />

alardeando Jorge Negrete.<br />

DESPLIEGUE «SIETE»: U<strong>MB</strong>ÍLICA PARABÓLICA<br />

Germen: V= x 2 y+ y 4<br />

Despliegue: V( a,b,c,d;x,y) = x 2 y + y 4 + ax + by + ex 2 + dy 2<br />

Hermenéutica semántica<br />

a) Es la semántica más compleja. Espacialmente: chorro, boca... Temporalmente:<br />

brotar un chorro, abrir y cerrar, horadar, cortar, pellizcar, tomar, arrojar...<br />

b) Arquetipo de la escisión, de la reproducción sexual, de la comparación, que<br />

es una clase de conflicto cualitativo artificialmente provocado entre dos objetos.<br />

Especificaciones<br />

Un actuante M1, el sujeto, con ayuda de un instrumento M3, provoca una<br />

escisión en el otro actuante, el objeto M1, que se parte en dos, M1 y M4. Esta parte<br />

330 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

escindida es capturada por el instrumento M3. Esta morfología es muy rica y muy<br />

común en el mundo. Así los verbos: Cortar, resolver, dilucidar, zanjar, desgarrar,<br />

arrancar, cavar, horadar... La acción de cortar en trozos antes de comer es el ejemplo<br />

más significativo de esta singularidad. Un precioso ejemplo de parabólica es el siguiente<br />

pasaje de Gargantúa: "Entonces, de un solo golpe, le tajó la cabeza, cortándole el<br />

cráneo por encima de los huesos petrosos, y arrancándole los dos huesos bregmáticos y<br />

la comisura sagital con gran parte del hueso coronal, haciendo lo cual le cortó las dos<br />

meninges y abrió profundamente los dos ventrículos posteriores del cerebro; y quedó el<br />

cráneo colgando de los hombros por la piel del pericráneo, por detrás, como un bonete<br />

doctoral, negro por encima, rojo por dentro. Así cayó tieso al suelo, muerto"<br />

En el capítulo 4 se señaló que la umbílica parabólica contiene jerárquicamente a<br />

todas las demás singularidades y que las umbílicas hiperbólica y elíptica eran<br />

«deformaciones topológicas» suyas. Esto nos da pie para sospechar que el arquetipo<br />

«umbílica parabólica» puede aparecer desplegado en estos arquetipos. No queremos aún<br />

echar las campanas al vuelo, pero nos parece ver aquí mucho más que la relación<br />

masculino/femenino mencionada por Thom y que hemos citado en la nota 13: veríamos<br />

el modelo genérico de la Teoría de los Opuestos. Por ahora sólo daremos un ejemplo de<br />

cómo aparece en el lenguaje ordinario esta conexión. En el texto de Miró que a<br />

continuación citamos, el arquetipo umbílica parabólica -mondar- se especifica<br />

mediante dos verbos: uno perteneciente al arquetipo umbílica elíptica -clavar- y otro<br />

perteneciente al arquetipo umbílica hiperbólica -remover-.<br />

"¿No estuvieron juntos en la facción? Y él confesó que lo creía muerto. Si al que<br />

le rajó la mejilla se le hubiese ocurrido remover la lanza después de clavársela, le<br />

habría ido mondando por dentro la frente, los ojos, la nariz, el paladar. Y mientras eso<br />

decía, rodaba don Alvaro su puño".<br />

EJERCICIOS<br />

Trozos de escritura se desgajan de su contexto y se exhiben perfectamente vivos<br />

aun separados del texto que los acogiera en el origen. Independientes, autosuficientes,<br />

autónomos, caminan como si hubieran sido escritos ex profeso para sí mismos: los<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 331


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

aforismos se confunden muchas veces con ellos. Esos trozos, ¿no responderán, acaso, a<br />

los arquetipos semánticos que hemos tratado? Se propone encontrar la correlación entre<br />

los textos aquí elegidos y los arquetipos definidos en este capítulo.<br />

1) ¿Qué arquetipo rige en los siguientes textos? Dibujar el grafo explicativo:<br />

a) "Porque el principio primordial de movimiento no es la propia esfera y el<br />

propio continente, sino el apetito de conservarse... El principio impulsivo intrínseco no<br />

procede de la relación que tenga con un lugar determinado, con un cierto punto y con<br />

la propia esfera, sino del impulso natural a buscar donde mejor y más rápidamente se<br />

mantenga y conservase en el ser presente, lo cual (por muy innoble que sea) desean<br />

todas las cosas de forma natural". BRUNO: Infinito, Madrid, p. 483.<br />

b) "Y ahora los espectros de Marx. (Pero ahora sin coyuntura. Un ahora<br />

desquiciado, disyunto o desajustado, out of joint, un ahora dislocado que corre en todo<br />

momento el riesgo de no mantener nada unido en la conjunción asegurada de algún<br />

contexto cuyos bordes todavía serían determinables.) DERRIDAJ.: Espectros de Marx,<br />

Barcelona, 19<strong>95</strong>, p. 17.<br />

c) "Ocurre pensar que el infinito por adición no parece ser de tal calidad que<br />

supere toda magnitud posible, y que sí lo sea, en cambio, por división, pues igual que la<br />

materia queda intrínsecamente compre-hendida, de igual manera también el infinito,<br />

mientras que la forma es lo que comprehende". ARISTÓTELES: Física, III, 207 a.<br />

d) "Un doble relato te voy a contar: en un tiempo todas las cosas llegaron de<br />

una pluralidad a constituirse en unidad, y en otro pasaron de unas a ser múltiples:<br />

dúplice es la génesis de los seres mortales y doble su destrucción. A la una la engendra<br />

y la destruye su reunión, y la otra crece y se disipa a medida que los seres se dividen de<br />

nuevo". EMPÉDOCLES: Fr. 17. 1-5.<br />

e) "El tiempo -cifra de la transformación- es, en su concepto, extático, salida<br />

de, más bien que llegada a. Tiempo es medida contemplada bajo el ángulo de la<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

corrupción, no de la eventual nueva síntesis a partir de los hechos". GÓMEZ PIN,V.:<br />

Filosofía, Barcelona, 1989, p. 213.<br />

f) "Porque el hombre siente el amor primariamente como un violento afán de ser<br />

amado, al paso que para la mujer lo primario es sentir el propio amor, la cálida<br />

fluencia que de su ser irradia hacia el amado y la impulsa hacia él. La necesidad de ser<br />

amada es sentida por ella sólo como una consecuencia y secundariamente. La mujer<br />

normal, no se olvide, es lo contrario de la fiera, la cual se lanza sobre la presa; ella es<br />

la presa que se lanza sobre la fiera". ORTEGA: O.C., t. 2, p. 363.<br />

g) "Ergo, la traición de judas no fue casual; fue un hecho prefijado que tiene su<br />

lugar misterioso en la economía de la redención. Prosigue Runeberg: El Verbo, cuando<br />

fue hecho carne, pasó de la ubicuidad al espacio, de la eternidad a la historia, de la<br />

dicha sin límites a la mutación y a la muerte; para corresponder a tal sacrificio, era<br />

necesario que un hombre, en representación de todos los hombres hiciera un sacrificio<br />

condigno. Judas Iscariote fue ese hombre, judas, único entre los apóstoles, intuyó la<br />

secreta divinidad y el terrible propósito de jesús. El Verbo se había rebajado a mortal;<br />

Judas, discípulo del Verbo, podía rebajarse a delator (el peor delito que la infamia<br />

soporta) y a ser huésped del fuego que no se apaga. El orden inferior es un espejo del<br />

orden superior, ¡as formas de la tierra corresponden a las formas del cielo; las<br />

manchas de la piel son un mapa de las incorruptibles constelaciones; Judas refleja de<br />

algún modo a Jesús. De ahí los treinta dineros y el beso; de ahí la muerte voluntaria,<br />

para merecer aún más la Reprobación." BORGESJ.L: Ficciones, Madrid, 1978, p. 177.<br />

h) En su mensaje final sobre el Estado de la Unión, el presidente Truman<br />

declaró que «la guerra del futuro sería una guerra en la que el hombre podría<br />

aniquilar millones de vidas de golpe, borrar las conquistas culturales del pasado y<br />

destruir la estructura misma de la civilización». «Tal guerra no es una política posible<br />

para hombres racionales», añadió Truman. Sin embargo, los cinco presidentes que le<br />

sucedieron en el cargo consideraron aconsejable amenazar a la Unión Soviética con el<br />

uso de armas nucleares. Como observó el físico británico P.M.S. Blackett: «Una vez<br />

que una nación confía su seguridad a un arma absoluta, se hace emocionalmente<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 333


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

esencial creer en un enemigo absoluto»". FERRYJh.: La aventura del universo,<br />

Barcelona, 1990, p. 205.<br />

i) "Y, asimismo, el señor se relaciona con la cosa de un modo mediato, por<br />

medio del siervo; el siervo, como autoconciencia en general, se relaciona también de<br />

un modo negativo con la cosa y la supera; pero, al mismo tiempo, la cosa es para él<br />

algo independiente, por lo cual no puede consumar su destrucción por medio de su<br />

negación sino que se limita a transformarla. Por el contrario, a través de esta<br />

mediación la relación inmediata se convierte, para el señor, en la pura negación de la<br />

misma o en el goce, lo que la apetencia no lograra lo logra él: acabar con aquello y<br />

encontrara satisfacción en el goce. La apetencia no podía lograr esto a causa de la<br />

independencia de la cosa; en cambio, el señor, que ha intercalado al siervo entre la<br />

cosa y él, no hace con ello más que unirse a la dependencia de la cosa y gozarla<br />

puramente; pero abandona el lado de la independencia de la cosa al siervo, que la<br />

transforma". HEGEL: Fenomenología del espíritu, México, p. 118.<br />

j) "Así que Zeus, temiendo que fuera a perecer toda nuestra raza, envía a<br />

Hermes a llevar a los hombres el sentido moral y la justicia, para que hubiera en las<br />

ciudades ordenamientos y pactos convencionales de amistad. Le pregunta entonces<br />

Hermes a Zeus de qué manera les daría el sentido moral y la justicia a los humanos:<br />

"¿Acaso al modo como están repartidas las técnicas, así también reparto estos dones?<br />

Están repartidas de este modo: con que uno solo domine la medicina vale para muchos<br />

profanos, y lo mismo los otros profesionales. ¿También el sentido de la justicia y de lo<br />

moral lo infundo así entre los hombres, o lo distribuyo entre todos?"<br />

"Entre todos -dijo Zeus-, y que todos participen. Pues no existirían las ciudades<br />

si participaran sólo unos pocos de entre ellos, como sucede en los otros saberes<br />

técnicos. Incluso, sí, dales de mi parte una ley: que al que no sea capaz de participar de<br />

la moralidad y la justicia le maten como a una enfermedad de la ciudad". PLATÓN:<br />

Protágoras, 320 c- 323 a.<br />

k) "La afirmación básica del filósofo como tal es la siguiente: En la medida en<br />

que el yo es sólo para sí mismo, surge para él, al propio tiempo y necesariamente, un<br />

334 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

ser fuera de él. El fundamento de este último radica en el primero, el último se halla<br />

condicionado por el primero: la conciencia de sí y la conciencia de algo que no sea<br />

nosotros mismos tienen una conexión necesaria; pero la primera ha de considerarse<br />

como lo condicionante y la segunda como lo condicionado". FICHTE: Introducciones a<br />

la doctrina de la ciencia, Madrid, 1987, p. 44.<br />

I) Cortada por la flecha añjalika, la cabeza cayó hacia delante, después el<br />

cuerpo se desplomó... Como el sol en medio de un cielo de otoño, la cabeza cayó al<br />

suelo delante del ejército como, de la montaña de poniente, el rojizo sol (...) La cabeza<br />

cortada de Karna brillaba, como el globo del sol cuando se pone (...) El sol de Karna<br />

fue conducido a su ocaso por el poderoso Destino ejecutado por Arjuna (...) La cabeza<br />

de Karna cayó sobre la tierra como el astro de los mil rayos al declinar el día...".<br />

Mahabharata, 90, 4800-4817.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 335


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

CAPITULO 7. LA SEMÁNTICA DE LOS VERBOS: CUSPOIDES Y<br />

U<strong>MB</strong>ÍLICAS<br />

Este capítulo quiere ejemplificar la teoría lingüística mediante textos concretos<br />

que, por razones de estrategia, serán fundamentalmente poéticos. En el cuento, en la<br />

novela, en el ensayo... las partes integrantes suelen estar interrelacionadas de manera<br />

muy compleja; la poesía, por el contrario, tiende a condensar, a hacer más compactos<br />

los pensamientos, los sentimientos, los deseos.... Los verbos del poema, se utilizan -ex<br />

hippothesis- de modo más radical que en la prosa. Ante este tipo de «hechos» -hechos<br />

lingüísticos- una teoría lingüística ha de tener capacidad no sólo para ordenarlos y<br />

clasificarlos, sino también para contrastarlos. Es legítima la pregunta de si los verbos,<br />

los nombres, los adverbios... empleados en el habla o en la escritura (performance)<br />

corresponden a lo explicitado por el modelo teórico o, si por el contrario, la<br />

interpretación topológica es una pura y simple especulación. Más concretamente, se<br />

habrá de elegir entre los cuernos del siguiente dilema: O bien la TC posee capacidad<br />

para constituirse en una teoría del lenguaje, o bien, como suponen sus críticos, se reduce<br />

a una aplicación muy empobrecida de algunas singularidades. Así Bunge desprecia el<br />

"empleo repetido y casi exclusivo de un único modelo para representar (sin explicar)<br />

multitud de procesos diferentes, a saber, la «catástrofe cuspidal»"\ Del mismo modo,<br />

Arnold: "Felizmente, los bellos resultados de la teoría de las singularidades no<br />

dependen del oscuro misticismo de la teoría de catástrofes". Y ¡sorprendentemente!<br />

añade: "Pero en la teoría de la singularidad, como en todas las matemáticas, hay un<br />

elemento misterioso: las sorprendentes coincidencias y uniones entre objetos y teorías<br />

que a primera vista parecen lejanos". Convendría explicar el milagro. Thom, en<br />

cualquier caso, conoce muy bien cuáles son los límites del modelo: "En mi opinión,<br />

existen pocos ejemplos de una utilización pertinente de la metodología de la teoría de<br />

las catástrofes. El mejor uso que se puede hacer de ella, según mi parecer, consiste de<br />

hecho en el hallazgo de parámetros pertinentes".<br />

Se defenderá aquí la capacidad de la TC para dar cuenta, no del lenguaje como<br />

un todo, sino de algunos momentos lingüísticos. El criterio semántico que hemos<br />

336 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

propuesto -la jerarquización de los verbos, corolario del Teorema de Limitación<br />

Semántica- deberá ser corroborado tras un recorrido exhaustivo, recorrido que ahora<br />

iniciamos. Se intuyen algunos resultados espectaculares, como el siguiente: la tendencia<br />

no tanto a que el lenguaje se corrompa como a que se trivialice muy rápidamente, esto<br />

es, se incline hacia contenidos muy vulgares: entrar, salir, meter, sacar, etc. (que<br />

corresponden, justamente, a verbos de tipo cúspide). No se puede estar siempre sublime,<br />

como ya sabía Aristóteles. Por ejemplo, los términos sobre la sexualidad, la guerra, el<br />

juego... aparecen sin solución de continuidad en todas las generaciones, por muchos<br />

esfuerzos que realicen las iglesias, los ascetismos o las pedagogías para elevar el nivel<br />

«cultural» de las gentes. Todos estamos a la par. Las élites - "«Hasta donde alcanza mi<br />

memoria, sólo he pensado en eso» confiaba, en las puertas de la muerte, un filósofo<br />

contemporáneo conocido por la austeridad de sus costumbres" recuerda Jean-Didier<br />

Vincent como ejemplo de la obsesión por el sexo - y el pueblo -"Freud prosigue<br />

diciendo que la palabra Herr y las reminiscencias sobre las costumbres turcas que un<br />

colega suyo le había descrito le llevó a recordar la exasperación de la sexualidad que<br />

les caracteriza, y cómo resignados ante el destino, la menor dificultad para el goce<br />

erótico les subleva y les impele al suicidio. Un paciente de su colega había dicho a éste:<br />

«Herr, ¿tú sabes? Si esto se acaba, la vida no tiene valor»" cuenta Ortega de los turcos<br />

en Alemania-.<br />

7.1. LA JERARQUIZACIÓN TOPOLÓGICA DE LAS MORFOLOGÍAS<br />

SEMÁNTICAS<br />

Por una parte, esta hermenéutica semántica de los Universales Semánticos -y<br />

por propia coherencia epistemológica según los cánones de la TC- no puede ser<br />

verificada o refutada según los criterios clásicos del verificacionismo (Hempel) o del<br />

falsacionismo (Popper). Thom, desde una posición beligerante antirreduccionista,<br />

considera la TC como un modelo. En otro lugar he propuesto que la TC es un contexto<br />

determinante, capaz de reorganizar determinados campos, precisamente todos aquellos<br />

en que se manifiesten formas y singularidades, bifurcaciones, rupturas sucesivas<br />

(catástrofes)..., los campos que estudian «morfologías» -como los procesos de<br />

embriogénesis, que sirvieron a Thom para iniciar las aplicaciones de la topología-. Es<br />

decir, habría que entender la TC como una teoría del vínculo entre bioquímica y<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 337


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

topología para dar cuenta de la localización espacio-temporal: las entidades biológicas<br />

serían funciones químicas moduladas por la localización espacio-temporal del<br />

organismo. La TC permitirá así construir teoremas, verdades propias de las ciencias<br />

morfológicas a las que se aplica.<br />

Por otra parte, Petitot habla de una refutación o falsación débil. El concepto de<br />

«falsación» no tiene aquí el sentido popperiano -la teoría puede ser refutada por medio<br />

de contrastes y pruebas empíricas-, sino otro mucho más lato; en palabras de Petitot:<br />

"Manifiesta una propiedad reseñable que puede ser sometida al test de la experiencia y<br />

que es, por tanto, falsable". Y continúa en nota: "Lo que nos hace salir de una<br />

semántica descriptiva para acceder a una semántica formal efectiva donde la<br />

formalización no ha de quedar sin consecuencias".<br />

Asociando ambas hipótesis -contexto determinante y falsación débil-, diríamos<br />

que, del mismo modo que la circunferencia nos permite establecer relaciones entre<br />

ángulos, rectas, etc., dados a la escala del propio campo donde se recortan y que van<br />

configurando las estructuras trigonométricas: seno, coseno, tangente..., los verbos nos<br />

permitirán establecer relaciones entre los diferentes actuantes dados a la escala<br />

lingüística y que van configurando las estructuras de Sentido o Significado: Ser,<br />

Vivir/Morir, Aparecer/Desaparecer...; pues el formalismo topológico nos indica que<br />

estas singularidades no se dan de manera separada, independientes las unas de las otras -<br />

como si las singularidades fuesen las categorías disyuntas a través de las cuales se<br />

conoce el mundo-, sino que están en relación de complejidad según transformaciones de<br />

proyección: las catástrofes o singularidades son secciones unas de otras. De entre todas<br />

las posibilidades que el modelo geométrico-topológico puede procurar a la Lingüística,<br />

la que vamos a desarrollar aquí se deja formular en la siguiente tesis (fuerte): la<br />

existencia de una jerarquía topológica entre las diversas formas semánticas, desde el<br />

pliegue a la umbílica parabólica, que sería la siguiente:<br />

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Y, en consecuencia, cada verbo que pertenece a un tipo de singularidad superior<br />

contiene -como sección, corte o proyección suya- las singularidades de tipo inferior.<br />

Veamos un ejemplo de cómo el grafo de los valores críticos de la cúspide x 4<br />

sobre el plano (y, b), se identifica con una parte del conjunto catástrofe de x 5 . Supongamos<br />

el plano de control de la cúspide de la figura 7.1a.<br />

Tracemos un camino γ paralelo al eje de las b y a


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Esta hipótesis, suponemos, es una manera de introducirse en el análisis del<br />

lenguaje de una manera que ha de ser muy fértil y rica. Es lo que llama Wildgen el<br />

cuarto principio de interpretación o de la inferencia dinámica, que conecta los<br />

arquetipos A, con la serie compacti-ficada D [Cf. cap. 2]:<br />

"Podemos decir que uno de los arquetipos semánticos correspondientes incluye<br />

a otro, i.e., el arquetipo más simple puede ser inferido dinámicamente. Llegamos, así, a<br />

una noción cuasi geométrica de inferencia". 9<br />

Estaría en nuestras manos ejemplificar esta ¡dea con frases elegidas adboc. Por<br />

ejemplo: «Eva (M1) da una manzana (M2) a Adán (M3)», que ejemplifica el arquetipo<br />

de transferencia A5 [Cap. 6]. Supongamos que los actuantes son M1, M2 y M3.<br />

Entonces podríamos encontrar los arquetipos de emisión y de captura A3 como<br />

componentes del arquetipo de transferencia, A5.<br />

«Eva (M1) da una manzana (M2))»<br />

«Una manzana (M2) es cogida por Adán (M3)»<br />

En estas figuras podemos encontrar, además, los arquetipos de pliegue, A 2 :<br />

«La manzana aparece (M2)»<br />

«La manzana desaparece (M2)» Y, en éstas, la estabilidad Morse, A1:<br />

340 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


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«Adán existe (M3)»<br />

«Eva existe (M1)»<br />

«La manzana existe (M2)» [Fig. 7.1].<br />

Pero esta manera de realizar el análisis podría ser criticado -y a fortiori en una<br />

presentación de la teoría- por argumentar bajo la figura de la petitio principii. Al igual<br />

que ocurre con los ejercicios utilizados habitualmente en lógica y en teoría de conjuntos,<br />

este ejemplo es muy artificioso y su validez depende de la aceptación de la teoría. Por<br />

eso, creemos que es necesario hacer el esfuerzo de comprobar la capacidad de esta<br />

hermenéutica en textos realizados «fuera de» la teoría, ajenos a la TC, de la misma<br />

manera que, por ejemplo, la Teoría de Modelos ha de mostrar su verdad en el<br />

tratamiento de la Inteligencia Artificial.<br />

La tesis que se pone en juego es la siguiente: así como cuando en Biología un<br />

centro se despliega y el embrión va desarrollando y estabilizando sus partes<br />

morfológicas de manera regular, en Lingüística, cuando aparece un verbo el proceso de<br />

despliegue y estabilización se lleva a cabo -¡necesariamente]- a través de nombres,<br />

preposiciones, adverbios... de acuerdo con la valencia del verbo, que limita los actuantes<br />

de las frases u oraciones. Por sucesivas proyecciones pueden ir apareciendo otros verbos<br />

hasta alcanzar en el último estrato el verbo ser, que ha de estar, por tanto, incorporado<br />

en cualquier otro verbo de mayor altura en la jerarquía.<br />

Antes de iniciar este análisis hemos de hacer unas consideraciones<br />

metodológicas.<br />

1) El Sentido o Significado pertenece a ámbitos diferentes de la realidad: es la<br />

tesis de la universalidad para las ciencias morfológicas. En este contexto las entrañables<br />

palabras del sociólogo Luis Martín Santos recobran todo su sentido: "La vida, ante sus<br />

ojos [los de Thom], no se presenta como una evolución continua, sino como un chorro<br />

de catástrofes, y catástrofes muy sabias, si cabe la expresión. Pero no es sólo esto; es<br />

que los embriones siguen el mismo ritmo de danza que, por ejemplo, un rayo de luz que<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 341


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

se divierte trazando las llamadas causticas en una taza de café, así que, bien entendido,<br />

si bebiéramos tal café beberíamos más misterios de los que superficialmente podrían<br />

señalarse. Pronto la catástrofe saltaría a otros campos y se encontraría que la<br />

trayectoria del neurótico y la del original no eran muy diferentes de la que seguirían las<br />

grietas de una tierra de secano o las grietas que se forman en un muro de cemento mal<br />

fraguado"?<br />

2) No es posible afirmar que cualquier texto y en cualquier ocasión habrá de<br />

admitir el análisis de la Semántica Topológica, pues la TCE sólo tiene capacidad para<br />

expresar las figuras más simples. La complejidad del argumento puede dotar al texto de<br />

un carácter muy rebuscado y artificioso, para lo que se requerirán los teoremas de la<br />

TCG, que hoy parecen estar fuera del alcance de la teoría.<br />

3) Nuestros ejemplos son, fundamentalmenete, poéticos. Es más fácil realizar el<br />

análisis en la poesía o en los monólogos teatrales versificados, pues ahí los verbos se<br />

encadenan más fácilmente por su conexión semántica. Porque en una conversación, los<br />

malentendidos, los non sequltur, los ignorantia elenchl, etc., proceden de la dificultad<br />

para colocarse en el conjunto catastrófico correcto. Daremos un ejemplo de la vida<br />

cotidiana usual de nuestras ciudades, que muestra la distancia entre la «situación realtopológica»<br />

de varios individuos y el lenguaje que se utiliza para la comprensión «realintencional»<br />

de los interlocutores: el aparcamiento de los automóviles. Supongamos que<br />

en un barrio de gran densidad automovilística y en una de sus calles sólo hay un hueco<br />

para aparcar. En paralelo a este hueco se detiene una camioneta de transporte que deja<br />

ver el hueco, ya que no lo tapa del todo, pero que impide el aparcamiento normal. Un<br />

automovilista intenta dejar allí el coche y tras varias maniobras ha de desistir por la<br />

dificultad de sortear la camioneta. El repartidor, mientras va de un lado para otro,<br />

observa al conductor y permanece indiferente frente a él, mientras se queja a algunos<br />

peatones con quienes se tropieza de la insolidaridad ciudadana, de la falta de respeto al<br />

trabajador, de lo mal que conduce la gente y de un buen largo etcétera. Pues bien,<br />

aunque los parámetros que aquí hay que tener en cuenta sean psicológicos, o<br />

sociológicos, o sociopsicológicos, lo que se produce, y es de lo que trataría de dar<br />

cuenta la teoría de los despliegues universales, es la geometrízac/on de todo ese<br />

semantismo del lenguaje encauzado a través de conceptos como: «ayuda», «ruego», o<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

«amabilidad»; semantismo que queda esquematizado por, pongamos como ejemplo, una<br />

umbílica elíptica, penetrar, en el caso del automovilista:<br />

«El automovilista (quiere) penetrar/ (no puede) penetraren el hueco» y por una<br />

umbílica parabólica, cerrar el paso, en el caso del transportista:<br />

«El repartidor (quiere) cerrar el paso, bloquear al automovilista» Las<br />

semánticas del automovilista y del repartidor son completamente diferentes, porque<br />

diferentes son las esquematizaciones del semantismo. (Obsérvese, de paso, la<br />

característica de localidad del semantismo de las catástrofes, frente al carácter global de<br />

los conceptos: «solidaridad», «ayuda», etc.). Por eso puede decirse -insiste Peti-tot- que<br />

la TC es un lenguaje, un lenguaje formal en un sentido absolutamente nuevo. Es un<br />

lenguaje no lógico, sino geométrico-topológico, estructurado como un lenguaje natural,<br />

un lenguaje cuya Semántica está geometrizada y cuya Sintaxis está, localmente,<br />

constituida por accidentes e interacciones más simples, accidentes e interacciones<br />

arquetípicos «ritualizados» y, por tanto, automatizados.<br />

Frente al «¡Calculémos!» de Leibniz, Thom parece decirnos:<br />

«¡Espacialicemos!»<br />

Un discurso se define, desde el punto de vista de la TC, como un conjunto de<br />

arquetipos semánticos vinculados de múltiples maneras:<br />

i) Por una intencionalidad meta-discursiva. El arquetipo dominante está<br />

distribuido en múltiples arquetipos jerárquicamente inferiores. Aunque el inicio y el<br />

final de un discurso sean muy simples, el camino que conduce de uno a otro puede ser<br />

muy complejo. Así ocurre en el Cántico Espiritual de Juan de la Cruz.<br />

- Se inicia con un verbo bastante simple: salir. La Amante sale de casa con la<br />

voluntad de dar alcance al Amado: "¿A dónde te escondiste, / Amado, y me dejaste con<br />

gemido?/ Como el ciervo huiste / habiéndome herido;/salí tras Ti clamando, y eras<br />

ido".<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- Al final, se pretende llegar a la identificación entre la Amante y el Amado para<br />

su goce, mediante un verbo de tipo cúspide: "Gocémonos, Amado, /y vamonos a ver en<br />

tu hermosura/al monte y al collado /do mana el agua pura;/entremos más adentro en la<br />

espesura".<br />

- En el intermedio, durante la búsqueda del Amado, el camino se va<br />

enriqueciendo con acciones (= verbos) mucho más complejas, v. gr.: "¡Ay quien podría<br />

sanarme! /Acaba de entregarte ya de vero; /no quieras enviarme / de hoy más<br />

mensajero, / que no saben decirme lo que quiero", etc.<br />

ii) Por medio de un esquema sonoro unidimensional que no tiene apenas en<br />

cuenta la semántica, como el arranque de El Señor presidente de M.A. Asturias:<br />

"¡Alumbra, lumbre de alumbre, Luzbel de piedralumbre, sobre la podredumbre!<br />

¡Alumbra, lumbre de alumbre, sobre la podredumbre, Luzbel de piedralumbre!<br />

¡Alumbra, alumbra, lumbre de alumbre..., alumbre..., alumbra..., alumbra, lumbre de<br />

alumbre..., alumbra, alumbre...".<br />

Corolario: Lo que esperamos del discurso normal es una posición intermedia;<br />

que comporte contenidos semánticos -por ejemplo, que los verbos se entrelacen unos<br />

con otros con sentido- y que, a la vez, el discurso posea cierta sonoridad, cierto ritmo.<br />

Para conseguirlo utilizamos muchas veces los modelos lógicos (autoformantes), que<br />

continuamente transgredimos (por ejemplo, a través de falacias, sofismas... como la<br />

petitio principii, el quid pro quo, las falsas causas, etc.) con el consiguiente asombro<br />

por parte de los lógicos y el correspondiente escepticismo sobre la Lógica por parte de<br />

los lingüistas.<br />

iii) Además, en los discursos no suelen aparecer explicitados todos los verbos<br />

que, sin embargo, contiene el verbo que domina semánticamente. En el ejemplo trivial<br />

expuesto, «Eva da una manzana a Adán», el verbo dar tiene como proyecciones suyas<br />

los verbos: recibir («Adán recibe una manzana de Eva»), aparecer e/ desaparecer («La<br />

manzana aparece y desaparece»), ser («Adán es», «Eva es»). Aunque no se expli-citen,<br />

afirmamos, están contenidos en el verbo ciar, son sus proyecciones topológicas<br />

«naturales».<br />

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Quisiéramos presentar, entonces, algunos textos en los que se realice un ejercicio<br />

de este tipo, donde los verbos queden engarzados o ensortijados a la manera<br />

catastrofista (TCE), como una muestra de esos constreñimientos que imponen los<br />

arquetipos al uso local de los verbos. No es fácil, en todo caso, hallar esos textos,<br />

porque, en general, el lenguaje, como los sistemas morfológicos, se presentan en<br />

estructuras muy complejas. Piénsese en un organismo animal y en la complejidad de sus<br />

órganos, sus tejidos, sus moléculas... Sin embargo, como hemos indicado en el capítulo<br />

2, un organismo animal puede representarse como un foro topológico [Fig. 2.1]. En<br />

efecto, ésta es la fuerza del pensar científico. La ciencia se caracteriza por «eliminar lo<br />

arbitrario ele la descripción», como dice el propio Thom. Y hay que recordar, para<br />

espíritus poco avisados, que la esencia del método científico busca la simplicidad: desde<br />

las primeras figuras trigonométricas con las que se midieron distancias entre astros,<br />

pasando por las nunca elogiadas en demasía coordenadas cartesianas, hasta los gratos de<br />

Feyman en mecánica cuántica. Ni la tierra o el sol son esferas, ni una bala de cañón<br />

recorre una línea recta en un plano, ni los electrones intercambian fotones virtuales a lo<br />

largo de un zarcillo... Pero sin tales herramientas -esferas, líneas rectas, sinusoidales- la<br />

ciencia sería inimaginable.<br />

7.2. PRIMERA VÍA DE ANÁLISIS: DE LOS «PUNTOS MORSE» A LA<br />

«U<strong>MB</strong>ÍLICA PARABÓLICA»<br />

La hipótesis fundamental de la TC es solidaria con el concepto topológicogeométrico<br />

de aplicación entre superficies, que se opone al de generatividad de la<br />

lógica [Cap. 3], Como la variable del despliegue es el tiempo t, cada uno de los<br />

momentos: t 1 , t 2 , t 3 ..., t n , puede considerarse como una proyección de la estructura<br />

catastrofista. De esta manera, una singularidad, en general compleja, puede proyectar<br />

una singularidad más simple y, aparentemente, dar la impresión de que esa morfología<br />

está regida por la singularidad minimal. Por eso, al utilizar un verbo, éste puede estar<br />

regido por otro que lo contenga, siendo aquél una proyección suya.<br />

Esta hipótesis pone en marcha un pensamiento originalísimo de J.B. Vico, que<br />

no sabemos haya sido desarrollado, por lo que cabe sospechar una carencia de<br />

desarrollo científico adecuado. Vico defendió la tesis de que una lengua «escrita» según<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 345


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caracteres geométricos precedió a la lengua «hablada» según sonidos articulados.<br />

Comenta Vico: "Lo que se prueba con evidencia a partir de los mismos poemas de<br />

Homero, y especialmente en la Odisea, ya que Josefo sostiene contundentemente contra<br />

el gramático griego Apión que en tiempos de Homero aún no se habían descubierto<br />

entre los griegos las letras vulgares. Éstos, con el sumo grado de ingenio, en el que<br />

ciertamente aventajaron a todas las naciones, tradujeron posteriormente dichas formas<br />

geométricas a las formas de sonidos articulados diversos, y con suma belleza formaron<br />

de ellos los caracteres vulgares de las letras; después éstas serían tomadas por los<br />

latinos, y el mismo Tácito destaca que fueron semejantes a las antiguas griegas" u . ¿No<br />

es extraordinario? ¿Cómo no asociar los arquetipos semánticos de Thom a esas formas<br />

geométricas de Vico? ¿Cómo no ver en estas estructuras globales, en los universales<br />

lingüísticos que luego se van particularizando en múltiples sonoridades, las «formas<br />

internas» -como gustaba decir Hum-boldt-, el estilo lingüístico de cada lengua? ¿Se nos<br />

permitirá siquiera pensar esta sugerente hipótesis?<br />

Ahora bien, inmediatamente nos tropezamos con un problema metodológico<br />

básico que resulta de las maneras en que las proyecciones pueden ser aplicadas: 1) Una<br />

que va de lo global a lo local; en este caso a partir de un verbo muy complejo<br />

(tetravalente, trivalente...) se van «proyectando» sucesivamente verbos de menor<br />

complejidad. 2) Otra que va de lo local a lo global; a partir de un verbo simple<br />

(cerovalente, univalente...) se intenta recuperar la morfología compleja originaria.<br />

Estos dos métodos dan lugar a tipos de análisis completamente diferentes: y si en<br />

el primero no surgen más problemas que los propios de la teoría, en el segundo la<br />

recuperación siempre es muy comprometida. Una de las críticas de Zahler y Sussmann a<br />

la TC es que si se pudiera reconstruir/deducir la forma completa de la superficie a partir<br />

de una información parcial, entonces podría conocerse el comportamiento global y, a<br />

fortiori, el mundo entero. Éste sería deducible a partir del puro pensamiento, a partir de<br />

un conocimiento mínimo local. Pero no es posible tal reconstrucción empírica, y en eso<br />

estamos completamente de acuerdo con los críticos de la TC. Hay que matizar, sin<br />

embargo, y comprender los objetivos limitados de la teoría, que afirma, exclusivamente,<br />

que hay constreñimientos o límites semánticos y no que haya consecuencias necesarias<br />

globales semánticas. No puede confundirse inteligibilidad global con reconstrucción<br />

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empírica global. Cada texto concreto exige su recorrido específico, aunque esa<br />

particularización no tiene por qué ser reduccionista-atomista, que es lo que no parecen<br />

comprender sus críticos. Aquí se ha defendido una ontología estructural y dialéctica<br />

[Cap. 3], que nos permite comprender los textos sustentados en una estructura global de<br />

sentido, cuyos presupuestos tratan de entender las teorías lingüísticas estructuralistas,<br />

incluida la inspirada en la TC.<br />

Lo mejor será ejemplificar ambos caminos: el que nos conduce de lo simple a lo<br />

complejo, de lo local a lo global, y el que nos permite pasar de figuras complejas a otras<br />

más simples que éstas llevan incorporadas. Comenzaremos en este apartado por la vía<br />

más difícil, de lo simple a lo complejo, para lo que nos apoyaremos en el conocido<br />

monólogo del Hamletde Shakespeare.<br />

HAMLET<br />

1 Ser o no ser... He ahí el dilema.<br />

¿Qué es mejor para el alma,<br />

sufrir insultos de Fortuna, golpes, dardos,<br />

o levantarse en armas contra el océano del mal,<br />

5 y oponerse a él y que así cesejí? Morir, dornmr...<br />

Nada más; y decir así que con un sueño<br />

damos fin a las llagas del corazón<br />

y a todos los males, herencia de la carne,<br />

y decir: ven, consumación, yo te deseo. Morir, dormir,<br />

10 dormir... ¡soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño<br />

de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán<br />

cuando despojados de ataduras mortales<br />

encontremos la paz? He ahí la razón<br />

por la que tan longeva llega a ser la desgracia.<br />

15 ¿Pues quién podrá soportar los azotes y las burlas del mundo,<br />

la injusticia del tirano, la afrenta del soberbio,<br />

la angustia del amor despreciado, la espera del juicio,<br />

la arrogancia del poderoso, y la humillación<br />

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que la virtud recibe de quien es indigno,<br />

20 cuando uno mismo tiene a su alcance el descanso<br />

en el filo desnudo del puñal? ¿Quién puede soportar<br />

tanto? ¿Gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga<br />

tan pesada? Nadie, si no fuera por ese algo tras la muerte<br />

-ese país por descubrir, de cuyos confines<br />

25 ningún viajero retorna- que confunde la voluntad<br />

haciéndonos pacientes ante el infortunio<br />

antes que volar hacia un mal desconocido.<br />

La conciencia, así, hace a todos cobardes<br />

y, así, el natural color de la resolución<br />

30 se desvanece en tenues sombras del pensamiento;<br />

y así empresas de importancia, y de gran valía,<br />

llegan a torcer su rumbo al considerarse<br />

para nunca volver a merecer el nombre<br />

de la acción. Pero, silencio... la hermosa Ofelia ¡Ninfa,<br />

35 en tus plegarias, jamás olvides mis pecados!<br />

Las palabras con que Hamlet inicia su monólogo nos recuerdan aquellas otras<br />

del Poema de Parménides con las que exponía las dos posibles vías de investigación:<br />

«La primera, que es y no es No-ser... la otra, que no es y es necesariamente No-ser...».<br />

En uno y otro caso, la primera impresión en el lector es la de la trivialidad de las frases<br />

vinculada al verbo «ser». Esta trivialidad gramatical ha de ser compensada rápidamente<br />

-si se pretende algo más que expresar un truismo-, por un verbo de gran potencia, que<br />

manifieste un proceso conceptual vigoroso. Pero ¡ojo! esto no es cierto absolutamente,<br />

porque puede haber un pensamiento que se mantenga expresamente ahí, en la máxima<br />

estabilidad, como el pensamiento de los nirvana de que escribe Ortega: "Y esta<br />

salvación consiste en la extinción, nirvana, parinirva-na. El budismo proporciona la<br />

táctica para conseguirla, y el que ejercita sus preceptos logra dar a la vida un sentido<br />

que por sí no tiene: la convierte en un medio de anularse a sí misma" ]8 . Ahora bien, en<br />

la cultura occidental, una cultura de la razón práctica, de la acción, de un Yo que pone<br />

348 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

el Mundo, de la necesidad de transformar las sociedades... (Kant, Goethe, Fíente,<br />

Marx...) suele darse el paso del ser, de la estabilidad, de la calma, al hacer, a la<br />

desestabilización, a la lucha, con enorme vigor. Y eso hace Hamlet. «Ser o no ser» es la<br />

palanca que le conduce a utilizar verbos de acción tan complejos como poder soportar,<br />

gemir, confundir.... Porque este «ser o no ser» no es lo específico de una vida, sino lo<br />

común a todas.<br />

Ayudados por la semántica catastrofista, diremos que hay una disyunción de la<br />

singularidad Morse (x 2 ) sin espacio de control: ser.------; no ser.------. Si la generalidad<br />

de la figura es máxima, la riqueza de sentido es mínima. Así que Hamlet tiene que<br />

enriquecer el campo semántico, tiene que «canalizar» ese «ser», cuyo arquetipo<br />

semántico es el pliegue de germen x 3 [Cap. 6]. ¿Qué posibilidades tiene? En principio<br />

todas, podría decirse; por tanto, no está impelido a utilizar este o aquel verbo (no puede<br />

deducirse la forma global). Sin embargo, hay una especie de compromiso, nos<br />

encontramos ante un constreñimiento (contrainte): por un laclo, con aquellos verbos<br />

que nos conducen a una estabilidad mínima, y, por otro, con aquellos otros que nos<br />

conducen a una estabilidad máxima. Por eso, el príncipe duda entre elegir el suicidio (la<br />

cola de milano), arquetipo de máxima inestabilidad (x+x 2 +x 3 +x 5 parametrizada en el<br />

despliegue: cx+£>x 2 +ax 3 +A' 5 ), o el sufrir los insultos (la cúspide), arquetipo de máxima<br />

estabilidad (x+x 2 +x 4 parametrizada en el despliegue: bx+ax 2 +x 4 ).<br />

Volvamos al Poema de Parménides, que nos será de gran utilidad para<br />

comprender al príncipe Hamlet, como veremos. Tras negar en él la «vía del No-ser», se<br />

vio obligado a recuperar la semántica cotidiana de manera muy inquietante. De ahí que<br />

una de las discusiones más significativas sobre el Poema sea la del <strong>número</strong> de vías hacia<br />

la verdad. Unas posiciones defenderán el <strong>número</strong> de tres: la del Ser, la del No-ser, y la<br />

de la Opinión. Otra interpretación, la neoplatónica, afirmará la existencia de,<br />

únicamente, dos vías de investigación (0801): la del ser (la «vía de la verdad») y la del<br />

no ser (la «impracticable»). La (pseudo-)tercera vía, en cambio, recorre lo que no son<br />

sino meramente opiniones, las de aquellas gentes que tan pronto confunden como distinguen<br />

el «ser» y el «no ser», arrastrados por la costumbre, fiándose de los aspectos<br />

primarios de las cosas.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 349


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

i) Así que, por una parte, el mundo de las apariencias serían los despliegues<br />

morfológicos que en la visión de Parménides se presentan como fenómenos, como<br />

puros nombres (ovoua), por cuanto aparecen como opuestos: "Pues han decidido dar<br />

nombre a dos formas, de las cuales no es necesario una -esto es en lo que están<br />

extraviados-; las juzgaron de aspecto opuesto y les asignaron signos distintos entre sí,<br />

a una el fuego etéreo de la llama, que es dulce, muy leve, igual a sí misma por doquier,<br />

pero distinta de la otra; por el contrario, ésta es por sí misma lo opuesto, noche oscura,<br />

densa de aspecto y pesada. Te revelo el orden de todas las cosas verosímiles, para que<br />

nunca te aventaje ninguna opinión de los mortales". Pero reconocemos en esta interpretación<br />

la lectura que hace Petitot de la TC: las morfologías despliegan toda la riqueza<br />

de opuestos, contrarios, dialéctica, diferencias, etc., que Parménides niega como puro<br />

nominalismo, mientras que afirma exclusivamente que «el ser es» y el «no ser no es», la<br />

pura identidad y la pura no-contradicción. Así, quienes siguen esta vía de las opiniones<br />

serán gentes que sostienen que las cosas nacen y mueren, se generan y aniquilan, etc.,<br />

como sugiere el verso 40 del fragmento 8: "Por tanto, todas las cosas son meros<br />

nombres que los mortales pusieron convencidos de que son verdaderos, nacer y morir,<br />

ser y no ser...". Estamos corroborando que los verbos utilizados en el poema son los<br />

mismos que hemos destacado en las singularidades «pliegue»; nacer, morir..., y<br />

«cúspide»: engendrar, anular...<br />

ii) Y, por otra parte, el ser, lo común a todos los despliegues, recibe en<br />

Parménides las características de la máxima estabilidad: inmovilidad (8,26),<br />

permanencia (8,29), homogeneidad continua (8,22), esfericidad (8,49) (que nosotros<br />

interpretaríamos como una variedad dotada de un único mínimo que se identifica con la<br />

totalidad). Una consecuencia de esta interpretación semántica es la clarificación de la<br />

Lógica; pues, según los términos de nuestro análisis del capítulo 3, esta vía del «ser» se<br />

calificó de autoformante. La lógica no será ya una propedéutica de todo saber, y mucho<br />

menos un saber, sino el resultado de proyectar variedades n-dimensionales a variedades<br />

cero-dimensionales (el punto). Éste es el descubrimiento de Parménides, quien afirma<br />

efectivamente que «todo lo que es ser, es» (y, por tanto, admite proyecciones) y<br />

«aquello que no tiene ser, no es» (no puede proyectarse en otra cosa, diríamos). Nada<br />

más (y nada menos). Pero como el lenguaje mismo es unidimensional, entonces la<br />

350 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

lógica aparece como isomorfa del lenguaje con mayor naturalidad que de aquellas<br />

otras zonas n-dimensionales (n>2), y de ahí proviene la confusión: parece que la lógica<br />

habría de identificarse con el lenguaje. Surge, así, la necesidad de la ciencia y la<br />

filosofía, que no podían aparecer más que para resolver estos problemas vinculados al<br />

lenguaje natural y al conflicto de sus momentos lógico y ontológico. Pues si bien<br />

podemos estar de acuerdo en que no puede ocurrir que algo sea y no sea a la vez,<br />

¿puede la realidad reducirse al «ser» simplemente? Las Ideas platónicas, las Sustancias<br />

aristotélicas no serán sino el intento de recobrar otra vez el mundo que la primera<br />

reflexión ontológica había negado como pura identidad, de retornar a las morfologías<br />

difuminadas en el principio de no contradicción. Sólo que ahora la Sintaxis (las<br />

propiedades unidimensionales del «ser») y la Semántica (las propiedades n-dimensionales<br />

del «ser») quedan separadas y con unas dificultades enormes para su unificación.<br />

¿Cómo es posible el Sentido? ¿Cómo es posible que las palabras signifiquen al margen<br />

de los signos, que poseen sus propias reglas de composición, sus propias leyes<br />

(autoformantes)? ¿Por qué nuestro lenguaje ni se reduce a lógica ni es un mero flatus<br />

vocis? ¿Cómo es posible la referencia al mundo por mediación única del lenguaje?<br />

Sintaxis y Semántica quedan enfrentadas y será labor de todo filósofo intentar explicitar<br />

sus relaciones.<br />

En el Poema parmenídeo, ciertamente, la riqueza de los verbos se analiza en los<br />

terrenos de la doxa. Pero el principio de identidad y de no contradicción, las Ideas, la<br />

Sustancia... parecen residir en otro estrato ontológico. Esto significa una reduplicación<br />

del mundo, que era necesario unir, si es que unas entidades determinan (o ejemplifican)<br />

a las otras. Una forma de explicar la importancia de Platón es su propuesta de unir esos<br />

mundos a través de las Matemáticas, el único saber con capacidad para vincular ambos<br />

mundos: por una parte, el mundo de los fenómenos físicos, empíricos, engañosos,<br />

confusos..., junto al mundo de las opiniones de los hombres, siempre cambiantes; por la<br />

otra, el mundo de las realidades verdaderas. Platón entrevio un tercer mundo, el<br />

matemático, que pudiera contribuir a dar validez objetiva al subjetivismo y al<br />

escepticismo. Tal proyecto le condujo a suponer un mundo diferente al apariencial, al<br />

vivencial, para ubicar las entidades matemáticas que, desde entonces, han tomado a su<br />

cargo la responsabilidad de la prueba de la verdad y de la coherencia. El mundo<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 351


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

fenoménico quedará definido por respecto al mundo Ideal. Pero éste no puede ser<br />

hipostasiado, porque no tendría sentido un mundo Ideal que hubiera perdido de vista al<br />

mundo fenoménico. Cuando el mundo Ideal fue pensado como trascendente -en<br />

Aristóteles, en Epicuro-, el mundo divino de las Ideas no pudo participar del<br />

fenoménico, y de ahí que el dios de Aristóteles se transforme en un pensamiento de<br />

pensamiento o en un Primer Motor ajeno a los asuntos humanos; como ajenos eran los<br />

dioses de Epicuro, que vivían al margen de lo que les pudiera ocurrir a los pobres<br />

mortales.<br />

De esta manera -ya sea por participación, ya sea por reflejo o por cualquier otro<br />

procedimiento proyectivo- el Ser Ideal se enriquece, dejando de poseer propiedades<br />

exclusivamente autoformantes (principios parmenídeos de identidad y de no<br />

contradicción), para hacerse multidimensional y topológico (Ideas platónicas). Pero la<br />

geometría se logificó muy pronto porque los matemáticos no podían sustraerse a<br />

representar las figuras en el plano bidimensional, ayudados por el lenguaje natural, que<br />

se representaba en una secuencia unidimensional dentro del plano y que habría de<br />

regirse por los principios de la lógica. Thom, receloso con esta concepción que ve<br />

reproducirse en el proyecto comtemporáneo de formalización a partir de la obra de<br />

Frege, Rus-sell o Hilbert, prefiere arrancar de los presocráticos, que aún no habían caído<br />

en el logicismo. Su rechazo alcanza incluso al Aristóteles logicista. En un impresionante<br />

texto, señala:<br />

"¿Por qué, en el inicio del pensamiento filosófico, los Presocráticos, de<br />

Heráclito a Platón, nos han dejado tan profundas opiniones? Es muy tentador pensar<br />

que el espíritu en esta época estaba aún en contacto casi directo con la realidad, que<br />

las estructuras verbales y gramaticales, al modo de una deformadora pantalla, no se<br />

habían interpuesto entre el pensamiento y el mundo. Con la llegada de los sofistas, de<br />

la geometría euclidiana, la lógica aristotélica, el pensamiento intuitivo dejó paso al<br />

pensamiento instrumental; la visión directa, a la técnica de la prueba. Ahora bien, el<br />

motor de toda implicación lógica es la pérdida de contenido informacional: «Sócrates es<br />

mortal» enseña menos que «Sócrates es un hombre». Era, pues, fatal que el problema<br />

de la significación se eclipsara ante el de la estructura de la deducción. El hecho de<br />

que sistemas formales de las matemáticas escapen a esta degradación de la «entropía<br />

352 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

negativa» ha provocado ilusiones que el mundo moderno aún sufre: la formalización -<br />

distinta de un contenido inteligible- no puede ser fuente de conocimientos".<br />

Así podría quedar planteado el problema de la proyección. El «ser» como una<br />

singularidad que se reduce al punto. Si consideramos que todas esas diferencias -nacer,<br />

morir...- quedan absorbidas en un punto, sólo un pensamiento de tipo dialécticoestructural,<br />

y no reduccionista, puede acometer tal empresa. La reticencia hacia el<br />

dinamismo procede de la misma raíz, del ánimo antidialéctico que confunde los marcos<br />

científico y ontológico. Pues, en efecto: categorialmente, no puede confundirse un punto<br />

físico y un punto geométrico. Pero ortológicamente sí, pues uno absorbe al otro, como<br />

ya conoció Pascal: "Por el espacio el universo me comprende y me absorbe como un<br />

punto; por el pensamiento soy yo quien lo comprende".<br />

Estas disquisiciones nos ponen en la pista del monólogo de Ham-let, quien<br />

emplea esa disyunción entre «el ser» y el «no ser» de manera morfológica y no lógica.<br />

El contexto no es ya el de la reflexión sobre el «ser« o el «no ser», sino algo más<br />

cercano al lenguaje ordinario: decidir qué camino tomar, si seguir<br />

a) el camino del «ser», que nos hace caer en el infortunio<br />

b) el camino del «no ser», que es el del mal desconocido.<br />

De manera sorprendente para el lógico, el camino del «no ser» sí es viable -<br />

aunque sea moralmente malo-. Como esto significa apartarse de la posición lógica, los<br />

semánticos rechazan cualquier intento de formalización y se instalan en la intuición, en<br />

el sentido común fijado en el lenguaje natural. Pero ¿no cabría otro formalismo para<br />

acceder a la semántica? La respuesta ensayada aquí es la de que la TC posee esa gracia.<br />

Si hemos traído a colación al viejo Parménides no ha sido por pedantería. Porque<br />

el dilema que plantea Hamlet -caer en el infortunio o en el mal desconcido- se habrá de<br />

resolver dependiendo de cómo se interprete el concepto de negación, piedra de toque de<br />

cualquier formalización. Este dilema puede reinterpretarse de esta manera: La negación<br />

que es el «no ser» ¿concierne a la lógica o a la morfología?<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 353


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

i) La oposición lógica del tipo A vs. ->A. ¿Cómo se introduce la «negación» en<br />

lógica y cuál es su significado? Quine, v. gr., se las ve y se las desea para evitar el<br />

círculo en la definición de la negación: "la negación de una oración abierta de una sola<br />

variable queda satisfecha precisamente por las cosas que no satisfacían dicha oración".<br />

Pero el recurso al concepto de satisfacibilidad y al modelo de Tarski tiene el<br />

inconveniente de que los «lenguajes» de que habla la teoría de modelos son, en realidad,<br />

sistemas matemáticos y no físicos, biológicos, sociológicos...: "La teoría de modelos no<br />

es una teoría semántica que ponga en relación los lenguajes naturales con la realidad<br />

física y social, sino una teoría matemática que pone en relación unos sistemas<br />

matemáticos con otros sistemas matemáticos", señala Mosterín.<br />

ii) Habría que hablar, sin embargo, de una oposición morfológica y no lógica.<br />

Petitot recurre a las nociones de posición y junción. Se trata de espacializar la<br />

significación y, si aceptamos que la lógica se refiere al caso de un despliegue de<br />

codimensión cero [Cap. 3], entonces el espacio semántico exigirá funciones que posean<br />

más de un mínimo. Un lugar, una posición, no puede representarse por un mínimo local<br />

estable de una curva «u»; hay que partir de un logos estable más global, que posea al<br />

menos dos mínimos, « u u ». Diremos, entonces, que la -lógica no alcanza ahora las<br />

situaciones geométricas, sino que las desborda. La lógica es un límite operatorio, puesto<br />

que en morfología no se habla de objetos, sino de valores posicionales. La Semántica no<br />

es una interpretación, sino una articulación de una substancia, su diferenciación; y la<br />

Sintaxis, una conversión actancial de la articulación semántica.<br />

Petitot introduce, entonces, otro tipo de oposición: la oposición privativa del tipo<br />

A vs. no-A. Si en la oposición lógica se afirma un algo negado, en ésta se trata de<br />

afirmar la ausencia de algo. Esta equi-vocidad en el tratamiento de la negación ha<br />

provocado esa «alternativa ilusoria» en las tres grandes filosofías del siglo XX, que han<br />

optado o bien por la objetivación del sentido, utilizando la lógica como criterio absoluto<br />

de racionalidad (Positivismo); o bien por su reducción eidética, desbordando la lógica<br />

por los contextos «vivenciales» de la conciencia apofántica (Fenomenología); o bien por<br />

la negatividad, considerando la lógica como un momento negativo y a superar en un<br />

pensamiento más vigoroso (Dialéctica).<br />

354 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Para ejemplificar esta diferencia, Petitot recurre al cuadrado semiótico de Greimas,<br />

que es la representación visual de la articulación lógica de una categoría semántica<br />

cualquiera, en la que se establecen tres tipos de relaciones: a) de Contradicción. b) De<br />

complementa-ríedad; c) de Contrariedad [Fig. 7.2].<br />

Se puede demostrar que las operaciones que se establecen entre los elementos<br />

del cuadrado son lógico-distributivas, con la desagraba-ble consecuencia de confundir<br />

las relaciones de «implicación» y de «identidad». El cuadrado semiótico, realizado en<br />

términos booleanos, conceptualiza la negación como una conectiva lógica y no puede<br />

acoger, portante, los «despliegues» según la TC. O, dicho de otra manera, la<br />

operatividad booleana no queda acogida por el despliegue de la TC. Por eso dice Petitot<br />

que la inscripción lógico-combinatoria torna opaco el ser formal real-. En capítulo 3<br />

(que nos parece esencial para situar desde el punto de vista lógico la TC) justificamos<br />

no sólo la estructura de esa «opacidad», sino también el motivo de la vinculación de lo<br />

lógico combinatorio y lo morfológico. La TC puede formalizar múltiples conceptos que<br />

desbordan la «fijeza» de las categorías lógicas. Gracias a ella podrán tematizarse<br />

conceptos siempre propensos a ser confundidos con los lógicos, por su cercanía, por su<br />

polisemia: negación, oposición, equivocidad, etc.<br />

* * *<br />

¿Qué manera tiene la TC de formalizar los múltiples conceptos que desbordan la<br />

«fijeza» de las categorías lógicas, definidas como arquetipos de codimensión cero? Ya<br />

hemos indicado que la singularidad Morse no posee espacio externo y es el correlato<br />

eidético del verbo «ser», cuya estructura da cuenta de la estabilidad como una reflexión<br />

en sí de la identidad.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 355


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

i) Al pasar a la codimensión 1, la lógica se desborda en consecuencia, y la<br />

riqueza semántica se hace efectiva. Ciñéndonos exclusivamente al concepto de la<br />

negación, se establecerán los siguientes matices que afectan a ese término:<br />

a) Las catástrofes de conflicto simple (i.e., un logos inestable compuesto de dos<br />

mínimos ¡guales separados por un máximo) esquematiza la oposición cualitativa: entre<br />

dos lugares, uno domina a otro, que ha de ser presupuesto, y da cuenta de la relación de<br />

junción:<br />

- Conjunción, cuando un lugar desaparece en el otro mínimo: u u;<br />

- Disyunción, cuando los mínimos son iguales: uu.<br />

b) El pliegue o catástrofe de bifurcación esquematiza la oposición privativa. La<br />

noción de doble presuposición entre una presencia y una ausencia es impensable en la<br />

lógica booleana [Cap. 1 ]. La ausencia de un lugar ha de estar conectada con el lugar<br />

presente, a través de un espacio U que los conecte. El operador capaz de hacer<br />

inteligible esa ausencia es el negador, que no puede ser definido como una noción<br />

semiótica primaria (como se realiza en lógica), sino que ha de entenderse como una<br />

bifurcación y una deslocalización:<br />

que transforman un no-marcado, en la metamarca de un «no», es decir, trasmutan una<br />

presencia de la marca en la ausencia de la marca. Asi podríamos representar la<br />

negación:<br />

Es una abolición, una identidad que falta en ese lugar y cambia entonces<br />

radicalmente su ser. Ya no deberá ser paradójico el que pueda ocurrir una situación tan<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

extraña como una determinación sin lugar, pues la determinación sale de su lugar, cae<br />

fuera, a otro lugar. ¿Dónde cae? Esto requiere de una interpretación que excede a la<br />

semiótica clásica. (Entre otros movimientos, lo ha intentado, por ejemplo, el<br />

psicoanálisis).<br />

ii) Las figuras de codimensión 2, cúspides, poseen una complejidad que permite<br />

esquematizar el conflicto dialéctico (no el de la diferencia). El interés de esta cuestión<br />

traspasa los límites de este trabajo y sólo haremos una sugerencia: El conflicto<br />

dialéctico es explicado desde la TC como un conflicto entre los dos modos de identidad:<br />

la identidad de localizador] (univocidad asegurada por la referencia) y la identidad<br />

semántica (la equivocidad implicada por la producción). Ha de dar cuenta no sólo de la<br />

oposición cualitativa, sino de la oposición privativa. La cúspide, por su estructura, no<br />

puede ser unívoca: De ahí que sea la mejor figura de la fuente de lo imaginario, pues en<br />

la dinámica del concepto se da una alienación entre la univocidad asegurada por la<br />

referencia y la equivocidad implicada por la producción. La riqueza en la interpretación<br />

de la cúspide es enorme. Petitot ve en este esquema nada menos que las siguientes<br />

interpretaciones:<br />

a) Los fenómenos de proyección, de coincidencia de opuestos.<br />

b) El fenómeno de Fusión, de Síntesis al modo de las «palabras-maleta»:<br />

frumious (=fuming + furious).<br />

Antisujeto.<br />

c) El escenario de la victoria (por captura o eliminación) de un Sujeto sobre un<br />

d) El concepto de identificación, al desaparecer el umbral, la diferencia.<br />

e) La formación de los ciclos de histéresis.<br />

f) La «bisagra» para pasar del funcionamiento primario (topológico) al<br />

funcionamiento secundario (lógico). Si la lógica no pudo pasar el test de la negación,<br />

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tampoco puede pasar el de las otras operaciones: la conjunción y la disyunción, que<br />

corresponden a los puntos de catástrofe, bifurcación y conflicto:<br />

iii) Las figuras de codimensión 3 esquematizan la diferencia y explican cómo y<br />

por qué una oposición binaria se desarrolla como un cuadrado semiótico (tipo<br />

Greimas): en el «espacio externo» son ahora posibles distintos caminos cualitativamente<br />

diferentes [Cap. 6], El cuadrado semiótico articula la relación entre una oposición<br />

cualitativa y las oposiciones privativas y permite esquematizar las nociones de<br />

transformaciones y variantes.<br />

* * *<br />

Dotados, entonces, de estas peculiaridades de la negación, que desbordan el<br />

nivel de la codimensión cero de la lógica, hagamos un doble quiebro.<br />

Primero, volviendo a Parménides. Cuando el eléata prohibe el camino del «no<br />

ser», lo que está prohibiendo es que se pueda desarrollar algo que no contenga ya el<br />

«ser»; pero no puede negar las «negaciones», que son articulaciones del «ser», sin<br />

detrimento del mundo. Lo que Parménides hace es descubrir (que no formalizar) la<br />

lógica y su principio de no contradicción, es decir, la naturaleza de los signos<br />

autoformantes. Pero la riqueza del mundo es aparente, pertenece a un nivel que ya no es<br />

autoformante y sólo éste es deductivo. La vida es más rica que la lógica, afirmarán los<br />

sofistas. (Y más engañosa -por aquello de las sombras-, añadirá Platón).<br />

Segundo, retornando a Hamlet. Cuando el príncipe se pregunta por el camino a<br />

seguir y rechaza el camino del «no ser», no es el «no ser» lógico, sino el morfológico,<br />

un «no ser» que también es la proyección de un verbo de mayor complejidad, según los<br />

efectos de la propia estructura semántica, como resultado de una inestabilidad brutal.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

De la misma manera que el «ser» lo es de otra proyección, pero de gran estabilidad. Lo<br />

representaríamos de esta manera:<br />

Se puede elegir una u otra solución, porque cada uno de los dos caminos es un<br />

proyecto de vida / muerte. En el monólogo de Hamlet se rechaza uno de ellos y se elige<br />

el otro. Para este objetivo se utilizan verbos metalingüísticos, como poder soportar, que<br />

conectan distintas proyecciones. El verbo que explica esta estabilización es confundir,<br />

un verbo muy complejo que consideramos perteneciente al arquetipo umbílica<br />

parabólica y cuyo despliegue se ofrece en la figura 7.3., en donde puede intuirse cómo<br />

todos los verbos quedan regidos por el verbo confundir. El arranque del monólogo: «ser<br />

o no ser», «vivir o morir», exige -si pretende ser algo más que un mero truismo- un<br />

verbo que dote a estos verbos de Sentido, que les comunique una Inteligibilidad gobal.<br />

Entonces podríamos llevar a cabo lo que en música se llama «variación»;<br />

«jugueteo con las modificaciones, como continuación hacia un objetivo o como mera<br />

formulación de cosas siempre distintas». El autor desarrolla posibilidades que contiene<br />

una determinada armonía, etc. Es decir, el poema ha elegido estos verbos, pero podría<br />

haber elegidos otros, dejando intacta la estructura y las posiciones de los actuantes y<br />

elementos fundamentales. Para destacar esta propiedad proponemos un contraejemplo:<br />

Hamlet, al alcanzar el verso 21, podría haber dicho:<br />

21 (...) ¡Quién puede soportar<br />

tanto? ¿gemir tanto? ¿Llevar de la vida una carga<br />

tan pesada? Nadie, si no fuera [por esa fe que Dios, la Iglesia Católica,<br />

las diversas Iglesias Protestantes, el catarismo, etc.<br />

25 nos regalan con la gratuidad de la esperanza]<br />

haciéndonos pacientes ante el infortunio<br />

antes que volar hacia un mal desconocido.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Elegir entre una u otra composición dependerá -pues se conservan idénticos<br />

contenidos semánticos- de la sonoridad de las palabras en inglés, del pretendido efecto<br />

rítmico en el oyente, o de cualesquiera otros elementos exteriores al componente<br />

semántico.<br />

No sería, por consiguiente, el no ser resultado de haber accedido a la Nada (¿qué<br />

Sentido puede tener esa frase?), sino de haber partido de un Ser cuyo arquetipo es un<br />

logos del tipo «cola de milano»: oponerse, cesar. En esto se diferenciarán Parménides<br />

de Hamlet: El no ser del primero es impracticable y el no ser del segundo es el resultado<br />

de situarse en un logos inestable. Mientras que el no ser parmenídeo es una vía de<br />

investigación paralela al ser, el no ser hamletiano procede, al igual que el ser, de un<br />

verbo muy complejo del tipo de las umbí-licas: hacerse cobarde, como resultado de un<br />

verbo jerárquicamente superior: confundir, una umbílica parabólica, que rige todo el<br />

monólogo-<br />

Ciertamente quedan señaladas otras formas de «ser virtual» que podrían suceder<br />

si la umbílica hiperbólica dejara de regir, desapareciese por colisión con otro verbo que<br />

le hiciera frente. Como Heráciito decía: « (el fuego se<br />

estabiliza cambiando)».<br />

360 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

7.3. UN SEGUNDO ANÁLISIS: LAS FIGURAS ARQUETÍPICAS Y SUS<br />

PROYECCIONES.<br />

Ahora hemos de llevar a cabo el análisis de los verbos en sentido contrario. No<br />

será regresando desde verbos de mínima valencia hacia otros verbos más complejos<br />

para recomponer la estructura, forma o arquetipo originarios -análisis que tanto recuerda<br />

al método goethiano de la búsqueda de las Formas Originarias (Urbild)-, sino<br />

progresando desde verbos complejos a otros con menor <strong>número</strong> de valencias, hasta<br />

alcanzar el mínimo posible cero-valente (o de codimensión cero) -análisis que nos<br />

recuerda el método analítico de la Geometría proyectiva-.<br />

Para llevar a cabo este análisis, seleccionaremos los versos más interesantes -en<br />

vistas a nuestro propósito- de uno o varios poemas ilustrativos por cada uno de los<br />

arquetipos básicos y haremos un comentario sobre la jerarquización de los verbos, la<br />

disposición de los actuantes, más otras discusiones pertinentes para la teoría de la TC y<br />

para el análisis de textos.<br />

El arquetipo «punto morse»: x 2 + p<br />

I<br />

Con el júbilo único<br />

de ir viviendo una vida<br />

inocente entre errores,<br />

y que no quiere más<br />

5 que ser, querer, quererse<br />

en la gran altitud<br />

de un amor que va ya<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 361


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

queriéndose<br />

tan desprendidamente<br />

10 de aquello que no es él,<br />

que va ya por encima<br />

de triunfos o derrotas,<br />

embriagado en la pura<br />

gloria de su acertar.<br />

II<br />

(...) Que hay otro ser por el que miro el mundo<br />

porque me está queriendo con sus ojos<br />

Que hay otra voz con la que digo cosas<br />

no sospechadas por mi gran silencio;<br />

III<br />

Ansia<br />

de irse dejando atrás<br />

anécdotas, vestidos y caricias,<br />

de llegar,<br />

atravesando todo lo que en ti cambia,<br />

a lo desnudo y a lo perdurable.<br />

IV<br />

Y verte cómo cambias<br />

-y lo llamas viviren<br />

todo, en todo, sí,<br />

menos en mí, donde fe sobrevives.<br />

* * *<br />

Hemos elegido algunos poemas de La voz a ti debida de Salinas para<br />

ejemplificar lo que podríamos llamar esencialismo poético, una búsqueda incesante e<br />

insistente de la estabilidad absoluta, que rechaza o elude todo lo que pudiera ser un<br />

impedimento para conseguirla: la multiplicidad, la disparidad, la riqueza vital con todos<br />

sus matices y transformaciones. Esto no significa que este poemario, considerado<br />

362 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

globalmente, se reduzca a un pliegue; podría hablarse de una umbílica parabólica si se<br />

interpretara como un acto de amor entre el Amado y la Amada a través del cual se da<br />

vida a las sombras, según los versos finales: "[las sombrasl/ ¿Las oyes cómo piden<br />

realidadesjellas, desmelenadas,fieras,/ellas, las sombras que los dos forjamos/en este<br />

inmenso lecho de distancias?/ (...) Los dos les buscaremos/un color, una fecha, un<br />

pecho, un sol./Que descansen en ti, sé tú su carne/', etc.. Pero aquí sólo queremos<br />

destacar esta parte de la singularidad, la parte en la que la búsqueda de estabilidad<br />

máxima se hace manifiesta.<br />

En los versos que hemos indicado como texto I, el verbo quererse hace<br />

reflexivo: quererse, para remachar que no hay ningún actuante más allá, hacia el que<br />

pudiera dirigirse. Es el amor puro, que se desborda por la totalidad del mundo. Se<br />

desprende de toda ilusión, de los triunfos y de las derrotas (v. 12); se hace caso omiso<br />

de lo que cambia, de lo que configura la vida; pero también de lo que la perturba para<br />

acogerse, así, a lo eternamente perdurable, que no es otra cosa sino el ser, la<br />

«estabilidad» máxima, en el sentido propio de la teoría de las catástrofes.<br />

Esta manera de plantear la «vida» ha impregnado mucha de la poesía de los<br />

«puros», de quienes pretenden alcanzar la plenitud expresiva como un correlato de la<br />

plenitud humana, para lo que se lanzan a depurar al máximo el sistema verbal, que sería<br />

el asociado de la concentración de las experiencias humanas en un profundo sentimiento<br />

que las abarca y homogeneíza.<br />

Por tanto, los versos seleccionados significan que el acontecimiento o suceso<br />

descarta todo accidente, todo lo que se considera superfluo, para mantenerse subsumido<br />

en una (pretendida) esencia, regentada por el arquetipo del ser, sin contención ni<br />

impedimento alguno.<br />

Como, por otra parte, este seres de carácter local, puede representarse en un<br />

sistema referencial. La figura 7.5 muestra el camino del verbo como una cuenca muy<br />

estable donde no existe ninguna singularidad que detenga o retenga las trayectorias que<br />

van a reunirse en el mínimo: el vivir sólo pretende ser.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 363


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Los versos del texto II explicitan los versos anteriores; porque este vivir, al<br />

identificarse con el ser, tiene una razón estructural que le hace inteligible. Ese ser es el<br />

sueño de otro actuante que vive y hace cualquier sacrificio por el amante, y así puede<br />

ser simplemente, pero ser como parte de singularidades más ricas. ¿Estaría el poema,<br />

entonces, pidiendo verbos de mayor complejidad? Esta sería una posibilidad y entonces<br />

el poeta tendría que seguir el camino que analizamos en el parágrafo anterior,<br />

introduciendo repentinamente un verbo con mayor <strong>número</strong> de valencias.<br />

En los versos del texto III, el poeta elimina esta opción y se decide por anular<br />

cualquier enriquecimiento vital, porque en la vida de ella, de la Amada, sólo se busca el<br />

ser: elimina todo vestigio de vida femenina, abandonando «anécdotas, vestidos y<br />

caricias», lo que, desde la perspectiva más bien machista del Amado, sería la tríada que<br />

rige los afanes de la mujer: el parloteo, la vanidad y la necesidad de protección.<br />

El verbo atravesar podría entenderse, en fin, como un efecto túnel, concepto<br />

estudiado por los físicos cuánticos. Si consideramos que el estado del único actante M1<br />

está rodeado de mínimos cuya profundidad es mayor que la del mínimo M1, entonces<br />

éste se precipita en los mínimos más bajos sin necesidad de recurrir a parámetros<br />

exteriores. El mínimo M1 es capaz de atravesar la región que le separa del otro mínimo.<br />

Este fenómeno, el que una partícula pueda «filtrarse» por una barrera opaca de<br />

potencial, es uno de los rasgos más sorprendentes de la mecánica cuántica, que puede<br />

utilizarse aquí como analogía: como si la afectividad, el quererse, deformara de tal<br />

manera el «relieve» de la vida que el mínimo contacto con una singularidad (un<br />

mínimo), le hiciera identificarse con ella para alcanzar la estabilidad máxima, sin<br />

necesidad de ningún tipo de influencia exterior [Fig. 7.5].<br />

Los versos del texto IV aclaran que todos los cambios, todas las<br />

transformaciones, todos los despliegues que, inevitablemente, han de producirse, no son<br />

nada, en realidad, porque su sobrevivencia se remite al ser del Amado, que acoge toda<br />

la multiplicidad manifiesta. El Amado y la Amada pierden su apariencia ordinaria para<br />

sumirse en la permanencia del ser.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El arquetipo «pliegue» y sus proyecciones: x 3 +ax+p<br />

Vuelve hacia atrás la vista, caminante<br />

verás lo que te queda de camino;<br />

desde el oriente, de tu cuna el sino<br />

ilumina tu marcha hacia adelante.<br />

5 Es del pasado el porvenir semblante;<br />

como se irá la vida así se vino;<br />

cabe volverlas riendas del destino<br />

como se vuelve del revés un guante.<br />

Lleva tu espalda reflejado el frente;<br />

10 sube la niebla por el río arriba<br />

y se resuelve encima de la fuente;<br />

La lanzadera en su vaivén se aviva;<br />

desnacerás un día de repente;<br />

nunca sabrás dónde el misterio estriba...<br />

* * *<br />

Este soneto de Unamuno nos permite ejemplificar uno de los arquetipos más<br />

utilizados en el lenguaje ordinario, porque es el inicio de cualquier situación mundana:<br />

la vida es imposible sin canalización, sin lucha ante los procesos de difusión.<br />

Los términos no contables -el agua, el aire, el fuego, la tierra-, aunque estables,<br />

no poseen valor (que puede ser negativo) hasta que no han sido canalizados. No es<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 365


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

infantilismo comenzar haciendo una reflexión sobre los cuatro elementos de<br />

Empédocles, por más que la química del siglo XIX ampliase los elementos químicos<br />

básicos a un <strong>número</strong> superior a cien; los presocráticos realizan la primera labor racional<br />

en la «canalización» de lo que está ahí, de lo que nos rodea y contiene.<br />

Cuando el agua se canaliza, por sucesivas transformaciones -líquido, sólido, gas,<br />

es vida (Tales). Cuando el aire se canaliza, a través de las operaciones de rarefacción y<br />

de condensación, es vida (Anaxímenes); cuando el fuego se canaliza, por mediación de<br />

un logos universal que conserva las proporciones del mundo, es vida (Heráclito). Así lo<br />

aprendió Aristóteles: cuando la tierra se canaliza mediante la forma, es vida.<br />

La expresión genuina de la catástrofe pliegue tiene dos sentidos: Cómo nacen las<br />

cosas para tomar forma, para crear sus propios límites, sus bordes, para iniciarse en la<br />

vida, y cómo mueren y desaparen agotados, una vez perdida su energía.<br />

El soneto unamuniano se sirve de la metáfora del agua para sentir la vida de los<br />

hombres y repite la historia que recorrió Tales. Es un canto a la muerte -desnacerás- y<br />

no hay ni un solo verbo de acción, de vida. Poema tremendamente plano, en el que<br />

únicamente importa la canalización de la vida camino de la muerte. Sumergido en un<br />

paisaje infinito, sin bordes, el caminante ha de fijar una vía -a modo del lecho de un ríopara<br />

contemplar su vida, que igual que se vino se irá (v. 6), y ha de trazar sobre él, una<br />

dirección con sus dos sentidos:<br />

i) El «hacia atrás» de la vida: se vuelve la vista atrás y sólo se ve un camino que<br />

se recorre mediante los verbos pliegues: ir y volver.<br />

ii) El «hacia adelante»: donde, repentinamente, la muerte aparece.<br />

Hasta ese momento, la vida del Sujeto M 1 se va tensando (canalizando) y sólo<br />

espera que algún parámetro -«resolverse», «avivarse»-, conduzca al sistema hasta un<br />

punto límite, crítico -«desnacerás un día de repente»-, a partir del cual ya no habrá nada<br />

que vivir [Fig. 7.6]<br />

366 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

La situación del poema recordará al lector muchísimos otros escritos bajo este<br />

mismo efecto de «ver» (e identificar) la vida como una unidad, como un conjunto en el<br />

que se pierden los matices y sólo queda el canal por donde transita el hombre. Los<br />

versos de Antonio Machado -Caminante, no hay camino /se hace camino al nadar. /Al<br />

andar se hace camino / y al volver la vista atrás / se ve la senda que nunca / se ha de<br />

volver a pisar- son bien elocuentes. Debería sorprender la falta de atractores, de<br />

elementos que enriquezcan el poema. El sujeto observa su vida como si fuera lineal,<br />

plana; en ella han ¡do desapareciendo todas las pequeñas o grandes cosas ocurridas a lo<br />

largo de la existencia.<br />

El arquetipo «cúspide» y sus proyecciones: x 3 +ax+p<br />

(...)<br />

-Si por tus amores pena,<br />

¡oh, malhaya su cantar!<br />

y porque nunca los goce<br />

yo le mandaré matar.<br />

5 - Si le manda matar, madre,<br />

juntos nos han de enterrar.<br />

Él murió a la medianoche,<br />

ella a los gallos cantar;<br />

a ella como hija de reyes<br />

10 la entierran en el altar,<br />

a él como es hijo de conde<br />

unos pasos más atrás.<br />

De ella nació un rosal blanco,<br />

de él nació un espino albar;<br />

15 crece el uno, crece el otro,<br />

los dos se van a juntar,<br />

las ramitas que se alcanzan<br />

fuertes abrazos se dan,<br />

y las que no se alcanzaban<br />

20 no dejan de suspirar.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 367


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

La reina, llenar de envidia,<br />

ambos los mandó cortar,<br />

el galán que los cortaba<br />

no cesaba de llorar.<br />

25 De ella naciera una garza,<br />

de él un fuerte gavilán,<br />

juntos vuelan por el cielo,<br />

juntos vuelan par a par.<br />

* * *<br />

Los versos de este magnífico romance, por tantos conceptos señalado y<br />

comentado, arcano que fuera de iniciáticos, admite una lectura ejemplar desde la TC, en<br />

la que puede comprobarse cómo se van encadenando varias catástrofes de tipo cúspide.<br />

En realidad se conectan tres lazos de apresamiento, a partir de una situación<br />

conflictiva (un centro organizador simple, pero virtualmente complejo) por medio de la<br />

ruptura inestable por antonomasia: la catástrofe de conflicto.<br />

a) Comienza el fragmento elegido en una situación trágica y con dos actuantes:<br />

una princesa M 1 y un conde M 2 que mueren violentamente (él por venganza, ella de<br />

tristeza) y son unidos, por mor de la tradición, en el interior de una iglesia. En ese punto<br />

singular, por tanto, están colapsados al menos, dos actuantes (dos mínimos separados<br />

por un máximo).<br />

b) Primer conflicto: Los dos actuantes del inicio se transforman en un rosal<br />

blanco M 1 y un espino albar M 2 . La acción de darse abrazos (v. 18) tiene el sentido de<br />

identificarse el uno con el otro. Cuando no lo consiguen, suspiran (v. 20), que es un<br />

verbo de tipo pliegue: se aplica una fuerza hasta alcanzar cierto nivel más allá del cual<br />

desaparece, no posee más energía y todo queda en el «gemido» de ese suspiro [Fig.<br />

7.7a].<br />

368 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

c) Segundo conflicto: Los dos actuantes, M 1 y M 2 , una vez juntos forman una<br />

unidad. Una fuerza exterior, parametrizada por una mujer envidiosa (parámetro a) y con<br />

capacidad de mando, al ser reina (parámetro b), manda desunirlos y lo consigue [Fig.<br />

7.7b], Esta no es una muerte de tipo negación lógica, sino topológica: es una ausencia,<br />

como se comentó unos párrafos más arriba.<br />

d) Tercer conflicto: Cuando vuelven a aparecer los actuantes M 1 y M 2 , mediante<br />

el verbo nacer (vv. 25-26), que pertenece a la catástrofe pliegue, se vuelven a unir,<br />

afectados por los parámetros «amor» y «volar». La unión ahora se realiza mediante el<br />

vuelo «par a par» [Fig. 7.7c],<br />

Nos importa hacer observar cómo los verbos no son conceptos absolutos, pues<br />

puede cambiar el <strong>número</strong> de actuantes y, por tanto, su valencia. Ésta era una de las<br />

características que se imponían al verbo en el capítulo 5: su inestabilidad procedía de la<br />

indeterminación de los actuantes. Así:<br />

i) El verbo dar (en darse un abrazo) no puede considerarse aquí trivalente y, por<br />

tanto, una singularidad mariposa, porque ciarse un abrazo confunde el objeto de<br />

intercambio M 3 con el sujeto a intercambiar, el actuante M 2 .<br />

ii) El verbo cortar se utiliza en este contexto como un verbo bivalente y no<br />

tetravalente, como hubiera ocurrido de presentarse según el arquetipo umbílica<br />

parabólica. Cortar está usado como sinónimo de separar. Pero también podríamos<br />

considerar esta cúspide como una sección del verbo cortar entendido como umbílica<br />

parabólica, que aquí elude el instrumento porque sólo interesa al autor indicar el resultado<br />

de la acción y no la acción misma. El verbo nacer (pliegue) queda perfectamente<br />

colocado como una proyección del verbo juntar, para juntarse tienen antes que<br />

aparecer/nacer (pliegue), que ser (Morse).<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 369


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El arquetipo «cola de milano» y sus pro yecciones: x 5 +ax^+bx 2 +cx<br />

(...)<br />

Mi corazón se muere<br />

porque ni curas ni vendajes quiere...<br />

No le mata la herida, se suicida...<br />

Es verdad, es verdad que tú le heriste<br />

5 con dulzura, con toda la dulzura<br />

de que es capaz el corazón humano...<br />

Mas él no quiere cura,<br />

y se agranda la herida con su mano...<br />

Y tanto ama la herida<br />

10 porque la abriste tú, que alegre muere,<br />

porque a perderte, Amor, perder prefiere<br />

el doloroso encanto de la vida!<br />

* * *<br />

Estos versos de Villaespesa nos permiten considerar una cuestión siempre<br />

problemática. Aquí se menciona el verbo suicidar y después se describe la acción del<br />

suicidio. Hay, pues, una redundancia de tipo metalingüístico, como si no se confiara en<br />

que la descripción pudiera ser entendida. El verbo suicidarse es, por tanto, como el<br />

título de un poema: nombra la acción que describirá más tarde. Como ya sabía Lewis<br />

Carroll en Alicia a través del espejo, una cosa es «la canción», otra «cómo se llama la<br />

canción», otra diferente «el nombre de la canción», y otra completamente distinta<br />

«cómo se llama el nombre de la canción».<br />

Parece inevitable en el Lenguaje Ordinario que el lenguaje objeto y los<br />

metalenguajes que procura estén mezclados sin solución de continuidad y que sólo un<br />

esfuerzo analítico intenso pueda lograr clarificarlo. Pues parece que se forma la<br />

paradoja [Cap. 1]: ¿Una «cola de milano» contiene una «cola de milano»?<br />

370 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Suicidarse, en consecuencia, no es un verbo simple como no ser, sino que puede<br />

ser descrito mediante un arquetipo tan complejo como la «cola de milano». Hay dos<br />

actuantes, el sujeto con corazón M 1 , y la herida que recibe M 2 . Esta herida, producida<br />

por una acción exterior, no se estabiliza, por ejemplo, cerrándola, curándola, etc., que<br />

son verbos de tipo cúspide en su sentido positivo de unir, juntar...; sino, por el<br />

contrario, M 1 la agranda (v. 8), que es un verbo cúspide pero de sentido negativo:<br />

separar, escindir... El actuante M 1 emite un objeto M 2 , el agrandamiento de la herida,<br />

que es metaestable, y hace desaparecer al sujeto mismo, M 1 Su desaparición, en el<br />

momento en que la inestabilidad del sistema es total, le arrastra a morir (v. 10), un<br />

verbo pliegue en su sentido negativo. Así se precipita hacia el No-ser, antes que continuar<br />

en el ser de la vida [Fig. 7.8].<br />

Conviene desplegar el verbo para captar los sentidos de ese no ser [Fig. 7.9].<br />

El término suicidio está utilizado, en tanto en cuanto arquetipo sinónimo de A 5 ,<br />

metalingüísticamente. Ahora bien; el suicidio posee muchos matices, puede recorrer<br />

muchos caminos del espacio de control [Fig. 6.6]. En el poema se ha seleccionado,<br />

simplemente, uno de ellos.<br />

El arquetipo «mariposa» y sus proyecciones: x 6 +ax 4 +bx 3 +cx 2 +dx<br />

I<br />

Tú no puedes quererme:<br />

estás alta, ¡qué arriba!<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Y para consolarme<br />

me envías sombras, copias,<br />

5 retratos, simulacros,<br />

todos tan parecidos<br />

como si fueses tú.<br />

Entre figuraciones<br />

vivo, de ti, sin ti.<br />

10 (...) Con criaturas falsas,<br />

divinas, interpuestas<br />

para que ese gran beso<br />

que no podemos darnos<br />

me lo den, se lo dé.<br />

II<br />

(...) Ten cuidado.<br />

Te vas a vender, así.<br />

Porque un día el beso tuyo,<br />

de tan lejos,<br />

de tan hondo<br />

5 te va a nacer,<br />

que lo que estás escondiendo<br />

detrás de él<br />

te salte todo a los labios.<br />

Y lo que tú me negabas<br />

10 -alma delgada y esquivase<br />

me entregue, me lo des<br />

sin querer<br />

donde querías negármelo.<br />

En estos preciosos versos de Salinas prolongamos las sugerencias realizadas en<br />

el análisis del arquetipo pliegue. A pesar de ese deseo de alcanzar al ser, no se puede<br />

vivir sin algunos compromisos, incluso el de ponerse en contacto el Amado y la Amada.<br />

372 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Así que, un poco más allá de los versos antes mencionados, encontramos una situación<br />

que ha de ser modelada por una catástrofe compleja, como es la mariposa, y una<br />

sección desarrollada de esa singularidad. La jerarquización entre los verbos de tipo<br />

mariposa como enviar y de tipo cúspide como entregar queda perfecta y bellamente<br />

recogida en estos dos textos de Salinas.<br />

¿Cuál es el significado del texto I? Tratemos de intuirlo espa-cialmente. ¿Qué<br />

significa estructuralmente? Parece que se trata del arquetipo del mensajero: la relación<br />

entre dos actuantes M 1 y M 3 sólo es posible por mediación de un objeto M 2 . Ciertamente<br />

la «belleza»<br />

del poema podría radicar -en el análisis semántico tradicional- en que el objeto<br />

que se ofrece se da en «copias» «sombras», «simulacros»..., lo que sería para nosotros<br />

una manera de corroborar nuestra teoría, o con la tradición platónica, etc. Pero no es<br />

éste el tipo de análisis que estamos realizando ahora.<br />

Lo que nos interesa es su estructura local, que quedaría reflejada en la figura<br />

7.10. Un sujeto M 1 emite un objeto M 2 y lo envía a un sujeto M 3 . El camino que recorre<br />

se va explicitando en los dibujos: M 2 queda en el dominio de M 3 , que lo hace suyo. Se<br />

dibuja así la relación: YO-TÚ por intermedio de las sombras. Resaltamos el TÚ con<br />

mayúsculas de «Tú me envías un mensaje»; un TÚ que va desapareciendo hasta el YO,<br />

que también resaltamos con mayúsculas, del final: «YO he recibido el mensaje».<br />

Pero obsérvese cómo éste es sólo uno de los caminos posibles. En los versos del<br />

texto II nos encontramos con una situación diferente. El poeta podía haber recorrido<br />

otro camino; así lo advierte al princio (v.1): "Ten cuidado. /Te vas a vender, así", que<br />

admite la interpretación: «Ten cuidado, porque no siempre es posible acceder a una<br />

situación tam compleja como la catástrofe mariposa». Por ejemplo: podría haberse<br />

pasado de M 1 a M 3 , sin el objeto y, entonces, no hubiera sido necesario utilizar este<br />

arquetipo del mensajero, sino uno más simple, una sección suya como la cúspide; y eso<br />

ocurre efectivamente en estos versos. Pues el «beso» que solicita el actuante M 1 podría<br />

recibirlo de M 3 sin más mediación, como en nuestra frase modelo: «El gato caza al<br />

ratón».<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 373


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

El poeta utiliza los verbos entregar, dar, sin objetos que cumplan el papel de<br />

intermediarios. Ahora bien, como no tendría sentido usar el verbo dar como arquetipo<br />

cúspide -puesto que dar es siempre dar algo-, se habrá de entender, entonces, que el<br />

verbo dar está siendo usado en este contexto como un verbo bivalente, sinónimo de<br />

verbos de tipo cúspide, parte del arquetipo mariposa.<br />

ii) Las Umbílicas<br />

Los verbos de tipo umbílico son mucho más complejos y, por tanto, mucho más<br />

difíciles de analizar. Poseen cuatro actuantes, si seguimos la que podríamos llamar<br />

«convención de Thom», que nos permite utilizar los puntos sillas y los máximos como<br />

actuantes, con lo que se amplía la utilización de los puntos singulares, que no quedan<br />

restringidos -en lo que a los actuantes se refiere- a los mínimos del potencial. Si fuera<br />

éste el caso, no podrían utilizarse las umbílicas para asociarse a los verbos tetravalentes,<br />

porque, ciertamente, las umbílicas sólo tienen uno o tres mínimos, pero no cuatro [Cap.<br />

4]. Para poder tratarlas como generadoras de gratos actanciales es preciso considerarlas<br />

en el despliegue de catástrofes superiores X 9 de centro organizador x 4 +y 4 . En cualquier<br />

caso -y hasta que se resuelva técnicamente este problema- seguimos la sugerencia de<br />

Thom, que considera las umbílicas dotadas de cuatro puntos singulares aunque no sean<br />

todos ellos mínimos y, por tanto, como aruqetipos tetra-valentes.<br />

Para el análisis de las umbílicas se seguirá el camino inverso al que se ha llevabo<br />

a cabo con las cuspoides. En lugar de comenzar por la singularidad más simple, el<br />

análisis se inicia con la umbílica parabólica, que es la más compleja y que, además de<br />

hacer honor así al espíritu que arropa esta segunda vía de análisis, progresando de lo<br />

complejo a lo simple, tiene la ventaja técnica de poner a la par las umbílicas elíptica e<br />

hiperbólica, ninguna de las cuales es jerárquicamente superior a la otra, porque ambas<br />

son las componentes, por deformación topológica, de la umbílica parabólica.<br />

Esta consideración no puede olvidarse, porque, como ya se dijo [Cap. 4], existe<br />

alguna dificultad de carácter matemático para representar el espacio de control de la<br />

umbílica parabólica, lo que nos invita a estudiarla en términos, precisamente, de las<br />

otras dos umbílicas: la elíptica y la hiperbólica. Para ejemplificar esta idea se ha elegido<br />

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un poema con un verbo del tipo umbílica parabólica, el verbo cortar, cuyo significado<br />

es el resultado de una doble acción: la de penetrar (umbílica elíptica) y la de redondear<br />

(umbílica hiperbólica).<br />

Señalemos, por último, que los análisis, en vez de seguir una pauta común, se<br />

realizarán de tal manera que ofrezcan diversas posibilidades, permitidas por la teoría, no<br />

contempladas hasta ahora.<br />

El arquetipo «umbílica parabólica» y sus proyecciones: x 2 y+y 4 +ax+by+cx 2 +dy 2<br />

Entre el índice y el pulgar<br />

descansa [rests] la pluma gruesa, grata como un revólver.<br />

Bajo mi ventana, el claro raspar [rasping]<br />

de la pala que se hunde [sinks] en tierra arenisca:<br />

5 mi padre, que cava [digging].Observo desde arriba<br />

el esfuerzo de su trasero entre las plantas;<br />

se dobla, y se yergue veinte años antes,<br />

agachándose rítmicamente entre hileras de patatas<br />

donde cavaba [was diggingl.<br />

10 La bota gruesa descansaba [nestled] en la pala, era palanca<br />

el mango apoyado con firmeza en la rodilla.<br />

Arrancaba [rooted] brotes fuertes, hincaba [buried] la hoja brillante,<br />

esparcía [to scatter] patatas nuevas que nosotros recogíamos [picked],<br />

gozando [lovingl de su dureza fría en nuestras manos.<br />

15 ¡Señor, cómo manejaba [could handle] la pala el viejo!<br />

Igual que su padre.<br />

Mi abuelo cortaba [cut] más turba en un día<br />

que nadie en la turbera de Toner.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Una vez le llevé leche en una botella<br />

20 con un torpe tapón de papel. Se enderezó<br />

para bebería, y volvió en seguida a la tarea<br />

de cortar [nicking] y cercenar [slicing] con primor, arrojando [heaving]<br />

terrones<br />

por encima del hombro, ahondando [going down and down] más y mejor<br />

a la busca de la turba buena. Cavando [digging].<br />

25 Se despierta en mí el olor frío a mantillo,<br />

el chapoteo de carbón empapado, los bruscos cortes<br />

de la hoja que atraviesa raíces vivas.<br />

Pero yo no tengo una pala con la que seguir a hombres como ellos.<br />

30 Entre el índice y el pulgar<br />

descansa [rests] la gruesa pluma:<br />

cavaré [i 'll dig] con ella.<br />

* * *<br />

Habrá que volver a insistir en que el tipo de análisis que se lleva a cabo queda<br />

limitado a la jerarquización de los verbos y a su espaciali-zación. No se tienen en cuenta<br />

cuestiones decisivas en el análisis clásico, cuestiones que pertenecen tanto al plano<br />

formal poético como al plano material lingüístico. En el poema de Heany nos<br />

despreocupamos de cuestiones centrales como las destacadas por H. Gevers:<br />

- El crecimiento de las estrofas, que van aumentando en un verso hasta la quinta<br />

en el poema original [y que reintroducimos en la traducción de Brian al castellano, que<br />

no respeta dicho crecimiento].<br />

- El uso de los verbos para expresar los ritmos en que se muestra el cuerpo<br />

humano: en su movimiento vertical hacia arriba (se enderezó) y hacia abajo (me asomo,<br />

miro al fondo, ahondo...)<br />

376 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

- Los diferentes niveles temporales en que se muestra trabajando a los hombres:<br />

abuelo, padre, nieto-hijo.<br />

- Los diferentes puntos de vista desde los que es observado el cuerpo -brazo,<br />

pie, muslo- y, en fin, vuelta a la mano: «entre el índice y el pulgar». Etc.<br />

El poema de Seamus Heaney puede dividirse en tres partes. Según la técnica de<br />

espacialización que aquí se ensaya, hay tres umbílicas parabólicas: dos expuestas y<br />

desplegadas en paralelo, y una tercera dispuesta para ser desplegada por el lector activo,<br />

a imagen y semejanza de las dos primeras. Los verbos que en la figura 7.11 ponemos<br />

entre dobles corchetes son «inferidos» (en el sentido mencionado anteriormente en el<br />

apartado 7.1). Entre corchete simples se indican en inglés los verbos originales del<br />

poema.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Los verbos cavar y cavar/cortar poseen cuatro actuantes. Queremos reiterar esta<br />

característica de los verbos umbílicos parabólicos de contener los dos sentidos de las<br />

umbílicas elíptica e hiperbólica. Por definición [Caps. 4 y 6], la umbílica parabólica se<br />

reconoce por contener los dos sentidos, el elíptico y el hiperbólico. El elíptico: agresivo,<br />

penetrante y puntiagudo; el hiperbólico: suave, receptivo y romo. Si el primero perfora,<br />

es decir, atraviesa un obstáculo, el segundo suaviza, redondea. No estamos inventando<br />

esta interpretación. En el Diccionario de María Moliner se define cavar con esta misma<br />

ambigüedad: "Abrir o remover la tierra con la azada o herramienta semejante para<br />

cultivarla". La ambigüedad de la disyunción es bien evidente: por una parte, significa<br />

abrir, que es una acción de penetración, de ruptura; por otra, remover, que es una acción<br />

no agresiva, suave, etc.<br />

La función de verbos como agacharse (rítmicamente), o volver (en seguida a la<br />

tarea)... sólo poseen el sentido de reiterar la acción del verbo principal: cavar.<br />

Y, en fin, los verbos de tipo cúspide -sacar, recoger- y de tipo pliegueacariciar-,<br />

nos conducen hacia la estabilidad del ser.<br />

La tercera de las partes queda ahora en manos del lector: él es quien debe poner<br />

los verbos adecuados en los lugares regidos por el despliegue de cavar y cortar. El<br />

«hijo-nieto-escritor» se compara con el «padre-abuelo-trabajador», y, si el lector acepta<br />

la pertinencia de esta comparación, habrá de aceptar, por tanto, sus consecuencias<br />

semánticas: la parte final del poema no podrá ser fruto de una caprichosa «recepción».<br />

Las dos primeras partes conforman una espacialización del Sentido, constriñen de tal<br />

manera el Significado, que no deja lugar a la arbitraria lectura del mismo.<br />

El arquetipo «umbílica elíptica» y sus proyecciones: x 2 y-y i +a(y 2 +x 2 )+bx+cy<br />

(...)<br />

sigue cayendo todo lo que era humano, cierto y frágil<br />

lo mismo que una niña de seis años que llorara durmiendo,<br />

sigue cayendo,<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

sigue cayendo todo,<br />

5 como una araña a la que tú vieras caer,<br />

a la que vieras tú cayendo siempre,<br />

a la que vieras tú mismo,<br />

tú tristemente mismo,<br />

a la que vieras tú cayendo hasta arañarte en<br />

10 la pupila con sus patas velludas<br />

y allí la vieras toda,<br />

toda solteramente siendo araña,<br />

y después la sintieras penetrarte en el ojo,<br />

y después la sintieras caminar hacia adentro,<br />

15 hacia dentro de ti, caminando y llenándote,<br />

llenándote de araña,<br />

y comprobaras que estabas siendo su camino<br />

porque cegabas de ella,<br />

y todavía después la sintieras igual,<br />

20 igual que rota<br />

y todavía...<br />

* * *<br />

La umbílica elíptica se entenderá, de la misma manera que la umbílica<br />

hiperbólica, bajo la hipótesis de la deformación de la umbílica parabólica. Se consideran<br />

los tres mínimos conectados a través del punto silla, así que los mínimos se influyen<br />

entre sí, por medio de este punto singular.<br />

El proceso que representa la elíptica es menos dramático que los procesos de<br />

emisión («mariposa») o de captura («cúspide»), porque no es tan inmediato y, por tanto,<br />

ni tan grosero ni tan violen-to. Existe mayor complejidad y mayor <strong>número</strong> de matices.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

Estos versos de Rosales pueden servirnos para poner de relieve una característica<br />

a la que no se ha hecho mención en este ensayo, pero que es muy relevante en la<br />

Topología. Como las singularidades, por así decir, no tienen un arriba o un abajo, cada<br />

singularidad puede manifestar dos formas diferentes, una inversa de la otra, una positiva<br />

y otra negativa, por ejemplo. Thom lleva a cabo una interpretación semántica,<br />

proponiendo dos sentidos de la acción verbal: uno «constructivo» y otro «destructivo».<br />

Por ejemplo, las cúspides [Fig. 5.8]: emitir / capturar. En el poema reseñado ambas<br />

significaciones están presentes: penetrar/rellenar.<br />

Podríamos decir que el poema, desde un punto de vista topológico, recorre las<br />

dos maneras de la acción, cuyo arquetipo es la umbílica elíptica: penetrar y llenar. Si se<br />

«penetra», puede rellenarse» con algo; y si algo es «llenado», previamente ha de haber<br />

sido construida la cavidad.<br />

El fragmento seleccionado se abre, en todo caso, con un verbo pliegue: caer.<br />

Todo cae: la nieve, lo que era Europa, lo que nació de todos, etc. Hasta la araña que cae.<br />

Esta singularidad simple da paso, en ese momento, a una singularidad más rica en<br />

actuantes. La araña emite un mensaje al ojo, ayudado por un instrumento que son sus<br />

patas; estos actuantes quedan regidos inmediatamente por el verbo penetrar.<br />

«La araña M 1 penetra en la pupila del ojo M 2. mediante arañazos M 3 , realizados<br />

con sus patas M 4 ».<br />

A la vez que es penetrada, la pupila del ojo es llenada:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

«La pupila M 2 se llena de araña M1 mediante su caminar M 3 , realizado hacia<br />

dentro con sus patas M 4 ».<br />

El despliegue del verbo penetrar tendría esta estructura:<br />

El arquetipo «umbílica hiperbólica» y sus proyecciones: x 2 y+y i +a(y 2 -x 2 )+bx+cy<br />

¡Qué nadar! Algas, vivas<br />

indecisas miradas.<br />

¡Agua mía, si helada,<br />

aguzándome siempre!<br />

5 ¿Note clavo? ¿No sientes<br />

que un trayecto, una herida<br />

-¡qué lanzada! -en tu pecho,<br />

agua verde, te dejo?<br />

Con justeza te hiendo,<br />

10 agua suya, y palpitas,<br />

en tu pecho, mar grande,<br />

en tu carne clavado.<br />

Sin sangrar. Las espumas<br />

te resbalan, qué piel,<br />

15 qué agonía, y me guardas<br />

en tu inmenso destino,<br />

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oh pasión, oh mar cárdeno.<br />

Yerto. Cesa tu aliento,<br />

desfalleces, mar último,<br />

20 y te olvidas de todo<br />

para ser, sólo estar.<br />

¡Y qué muerto! Tu verde<br />

en profundo, reposa<br />

hasta el lento horizonte,<br />

25 que te cierra parado.<br />

En la oríllate miro,<br />

oh cadáver, mar mío,<br />

y te peso despacio<br />

en tu carne, y mis labios<br />

30 alzo fríos y secos.<br />

La umbílica hiperbólica se ejemplifica con un poema de Aleixan-dre que, podría<br />

decirse con justeza, define uno de los caminos más relevantes de su espacio de control:<br />

aquel que puede interpretarse como el «rompimiento de una ola».<br />

El poema describe, precisamente, el sentido mismo de la umbílica hiperbólica,<br />

la acción que lleva a cabo una ola al romperse, como metáfora del amor que siente el<br />

poeta. Podría dar la impresión de que volvemos a la situación de la cola de milano, que<br />

requería de un análisis metalingüístico. Pero, en esta ocasión, no se encuentra el nombre<br />

de la acción (en aquel caso, el verbo suicidarse), sino la acción misma: hendir [Fig.<br />

7.13].<br />

Podríamos parafrasear este fragmento del poema a partir de la propia estructura<br />

algebraico-topológica de la umbílica hiperbólica:<br />

Cuando en la ecuación x 2 y+y 3 +a(y 2 -x 2 )+bx+cy, el parámetro c toma un valor<br />

positivo, dibujando el contorno de una arista con rebotadura: que semánticamente<br />

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hemos de traducir como una acción agresiva: "¿No te clavo? ¿No sientes/ que un<br />

trayecto, una herida/ -¡qué lanzada! -en tu pecho,/agua verde, te dejoV (vv. 5-8).<br />

Pero este clavar no llega a traspasar el borde: "Sin sangrar", comenta el poeta.<br />

Porque al alcanzar un límite, digamos c = 0, entonces la arista de rebotadura, va<br />

tomando forma redondeada: "Las espumas te resbalan...". La rebotadura alcanza ahora<br />

la suavidad de una ola regular de contorno convexo [Cap. 2] hasta rellenar toda la curva:<br />

Una vez estabilizada, localmente, la trayectoria y conocida ya la estructura del<br />

rompimiento de una ola, en vez de repetir ese movimiento, una posibilidad que hubiera<br />

podido contemplar el poeta-si, por ejemplo, hubiera querido exponer los múltiples<br />

intentos de llegar al objeto amado, busca la estabilidad del mar en el que hace un<br />

momento rompían las olas y, mediante proyecciones topológicas que hace corresponder<br />

con verbos de tipo cúspide como guardar y verbos de tipo pliegue como cesar y<br />

desfallecer, alcanza los puntos Morse -olvidarse de todo, ser, estar-, y queda en<br />

absoluto reposo, como un cadáver.<br />

Los verbos se desplegarían de esta forma:<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

EJERCICIOS<br />

No se deja analizar cualquier texto por la teoría. Pero esto ocurre en todos los<br />

campos: las teorías son herramientas para tratar de comprender la realidad, para hacerla<br />

inteligible. Y se hacen fuertes en algunos terrenos, de donde resurgen con más<br />

naturalidad; eso parece ocurrirle a la poesía ante la TC. El lector intentará «ver» el<br />

proceso de espacialización de ciertos poemas.<br />

1) ¿Cómo traduciríamos al lenguaje topológico el siguiente refrán?: «Cuando algo<br />

dicen, algo hay».<br />

2) Analizar los siguientes poemas desde la TC:<br />

a) El aire se serena<br />

(...) Aquí la alma navega<br />

por un mar de dulzura, y finalmente<br />

en él ansí se anega<br />

que ningún accidente<br />

extraño y peregrino oye o siente.<br />

¡Oh desmayo dichoso!<br />

¡Oh muerte que das vida! ¡Oh dulce olvido!<br />

¡Durase en tu reposo,<br />

sin ser restituido<br />

jamás a aqueste bajo y vil sentido!<br />

FRAY LUIS DE LEÓN: A Francisco Salinas<br />

b) A llanto nace el hombre, y entre tanto<br />

nace con el llanto<br />

y todas las miserias una a una,<br />

y sin saberlo empieza la jornada<br />

desde la primera cuna<br />

a la postrera cama rehusada;<br />

y las más veces, ¡oh terrible caso!<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

suele juntarlo todo un breve paso,<br />

y el necio que imagina que empezaba<br />

el camino, le acaba.<br />

¡Dichoso el que dispuesto a pasalle,<br />

le empieza a andar con miedo de acaballe"<br />

QUEVEDO: Salmo 9.<br />

c) Permanece el trote aquí,<br />

Entre su arranque y mi mano.<br />

Bien ceñida queda así<br />

Su intención de ser lejano.<br />

Porque voy en un corcel<br />

A la maravilla fiel:<br />

Inmóvil con todo brío.<br />

¡Y a fuerza de cuánta calma<br />

Tengo en bronce toda el alma,<br />

Clara en el cielo del frío!<br />

GUILLEN, J.: Cántico<br />

d) La muchacha se aleja, se me pierdt<br />

Profunda entre los árboles<br />

Del soto,<br />

Se sume en el terreno,<br />

Bellísimo.<br />

¡Cuánto lazo y enlace<br />

Con toda la floresta, fiel nivel<br />

De esa culminación<br />

Regente!<br />

Asciende mi ladera<br />

Sin alterar su acopio de silencio.<br />

Llamándome<br />

Se ahonda el vallecillo.<br />

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Susurro.<br />

En una rinconada de peñascos,<br />

De la roca entre liqúenes y heléchos<br />

rezuma<br />

Con timidez un agua aparecida.<br />

Es un surgir suavísmo de orígenes,<br />

Que sin pausa preserva<br />

La mansedumbre del comienzo puro:<br />

Antes, ahora, siempre<br />

Nacer, nacer, nacer.<br />

Una evaporación de gracias ágiles<br />

Domina.<br />

Más frescor se presiente, y en su joya.<br />

Fatal: otra doncella.<br />

GUILLEN, J.: Cántico<br />

e) Recuerde el alma dormida<br />

avive el seso y despierte<br />

contemplando<br />

cómo se pasa la vida,<br />

cómo se viene la muerte<br />

tan callando;<br />

cuan presto se va el placer,<br />

cómo, después de acordado,<br />

da dolor;<br />

cómo, a nuestro parecer,<br />

cualquiera tiempo pasado<br />

fue mejor.<br />

MANRIQUE, J.: Coplas a la muerte de su padre<br />

f) La luna se rompe<br />

entre los dientes /queda /<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

como una rueda mordida /y desordenada de pétalos terrosos<br />

después de tantas mentiras/pequeñas y tristes/<br />

el rastro se pierde y se confunde / con la misma niebla aterida<br />

que entorpece los pasos/tras las huellas<br />

la luna a pedazos/se desvanece".<br />

BARCELÓ, Adriana: La luz que huye<br />

g) Que como crin hirsuta de espantado<br />

caballo que en los troncos secos mira<br />

garras y dientes de tremendo lobo,<br />

mi destrozado verso se levanta?...<br />

Sí, pero se levanta! -a la manera<br />

como cuando el puñal se hunde en el cuello<br />

de la res, sube al cielo hilo de sangre-:<br />

Sólo el amor engendra melodías".<br />

MARTÍ, José: Versos libres<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

EPÍLOGO<br />

Si el análisis realizado hasta aquí hubiese sido pertinente, si la TC ofreciese un<br />

interés semántico verdadero que llegara a sacarnos del impasse sintáctico al que ha<br />

conducido la Lógica en Semántica, la pregunta que nos sale al paso procede todavía del<br />

«paradigma» sintactista: ¿No estaremos, simplemente, ejemplificando en el lenguaje<br />

ordinario algunos conceptos científicos (lógicos o topológicos) de nuestro tiempo?<br />

A principios de siglo, Russell utilizó algunas frases que hicieron época -«El<br />

actual rey de Francia es calvo», «Jorge IV deseaba saber si Scott era el autor de<br />

Waverley», etc.-, que a algunos filósofos del lenguaje les llegaron a parecer el<br />

paradigma mismo del lenguaje natural. La riqueza semántica de estas oraciones, sin<br />

embargo, es mínima, aunque sus posibilidades lógico-sintácticas fueron y son<br />

numerosas, como bien lo patentiza la abundante bibliografía sobre el tema en cuestión.<br />

Ahora podríamos encontrarnos en una situación análoga, sólo que cambiando los cultos<br />

e históricos ejemplos russellianos por otros más vulgares como «Juan envía una carta a<br />

Pedro» o bíblicos como «Eva da una manzana a Adán». La única vacuna contra este<br />

quid pro quo sería ampliar la cantidad de ejemplos. La Lógica ya lo hizo cumplidamente<br />

por medio del hardware de los ordenadores, donde ha alcanzado un máximo de<br />

rendimiento, pero sólo como Sintaxis. Mas, cuando se propone un modelo semántico,<br />

ampliar el <strong>número</strong> de ejemplos significa entrar, sin ambigüedades y con todas las<br />

consecuencias, en el lenguaje ordinario. Ahora bien, dado que estamos iniciando este<br />

camino, convendría restringir el análisis a textos algo más elaborados, literanos,<br />

poéticos, para comprobar la potencia del intento y que, además, estuviesen escritos<br />

antes de constituirse la teoría, con lo que se evita el riesgo de los ejemplos ad hoc. Esto<br />

es lo que ha pretendido hacer este estudio introductorio. Sin embargo, después de la<br />

sociología marxiana, de Popper o de Kuhn, sabemos que las teorías científicas están<br />

sobredeterminadas por componentes de muy diversa índole -económica, política,<br />

cultural, etc.-, y que, a la vez, muchos de estos conceptos reflejan conceptos científicos.<br />

Las teorías científicas ni son «partos de Zeus» ni creaciones de la nada. Enmarcadas en<br />

contextos mucho más amplios y complejos, interrelacionadas con el mundo de la<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

técnica, del trabajo y de la experiencia ordinaria -habría que insistir en la advertencia de<br />

Thom: del lenguaje natural no se puede prescindir ni en matemáticas-, las ciencias<br />

conviven dentro de las exigencias de la época, del espíritu de los tiempos (zeitgeist);<br />

porque las ciencias también nacen para ayudar a resolver problemas o explicar ignorancias<br />

que es necesario superar. Y esto, parece, es lo que ha ocurrido con ciertos<br />

conceptos de los Sistemas Dinámicos, que se han utilizado, incluso definido, fuera del<br />

marco científico en el que han sido conceptualizados.<br />

Para cerrar este itinerario del «Lenguaje» y de la «Intuición Espacial»,<br />

recordaremos, a modo de ilustración, cómo han sido «intuidos» por el lenguaje literario<br />

algunos de estos conceptos de la Física de los Sistemas Cualitativos que, por tanto,<br />

están comprendidos metalingüís-ticamente.<br />

i) El concepto de «catástrofe»<br />

¿Acaso no es sorprendente que el término «catástrofe» haya sido pensado -y<br />

hasta cantado- como un proceso beneficioso, mucho antes de destacarlo así la TC? No<br />

es posible dejar de citar este fenomenal poema del Cántico de Jorge Guillen, que parece<br />

estar definiendo este nuevo matiz incorporado por Thom: la catástrofe no entendida<br />

como muerte, sino como vida:<br />

"¿Catástrofe?<br />

No hay catástrofe,<br />

No hay muerte en ese derrumbe,<br />

Tras el horizonte. Mira<br />

Cómo un frenesí de flor<br />

Se transforma en un despliegue<br />

De leonadas florestas<br />

Que todo lo dan, granates<br />

Ya con sus derroches últimos,<br />

Riberas del universo<br />

Máximo.<br />

Piso tesoros.<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

«Catástrofe» no significa aquí algo negativo, sino constructivo; las catástrofes<br />

son discontinuidades que no conducen ni a la destrucción ni a caos alguno, sino a<br />

morfologías plenas de sentido.<br />

ii) El concepto (matemático) de «estabilidad estructural»<br />

Pero no es el término «catástrofe» el único que se incorpora a esta nueva<br />

andadura. Otro concepto que pretende tomar carta de naturaleza es la exigencia de<br />

Estabilidad morfológica. Los intentos han sido muchos y muy controvertidos. En un<br />

mundo cultural que procede de divisiones radicales entre las apariencias y la realidad<br />

(Platón), lo terrenal y lo divino (Agustín de Hipona), lo fenoménico y lo trascendente<br />

(el noventa por ciento del pensamiento europeo vinculado -al menos por las citas- a la<br />

filosofía), una tradición que piensa la vida como lo más efímero y penoso -«el mundo es<br />

un valle de lágrimas», un «peregrinaje»- etc., cuesta todo un esfuerzo filosófico pensar<br />

«la esencia de lo fenoménico», que la ciencia pretende pensar a través del concepto de<br />

estabilidad estructural. Una tradición inmanentista y materialista no atomista ha<br />

realizado ese esfuerzo. Es el poeta quien, en su esfuerzo por permanecer en el ser, mejor<br />

capta ese desiderátum. Spinoza se hace verso en Guillen:<br />

“(...) Ni esbozo de ultratumba ni descenso<br />

Con fantasmas a cuevas infernales<br />

Donde imperen oráculos de ayer.<br />

Sólo sumirse en el reposo denso<br />

De una noche sin bienes ya ni males,<br />

Y arraigarse en el ser y ser. ¡ser, ser!<br />

El poeta tantea el mundo, lo efímero, pero desea la estabilidad. A veces tenemos<br />

la impresión de que Guillen tiene presente el teorema de Morse y elimina todo lo<br />

accidental, reduce el sistema a la singularidad V = x 2 . Se recorren y ensayan todos los<br />

ámbitos posibles, pero los verbos que la acción y la actividad exigen van remitiendo y,<br />

finalmente, sólo se pretende el ser. Vivir, sí; pero para ser.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 391


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

iii) Bifurcaciones<br />

La Física había sido Física de las trayectorias continuas. Las rupturas, las<br />

fracturas... sólo eran accidentes del sistema. Pero las discontinuidades empezaron<br />

también a pensarse esencialmente. Primero fue el tiempo y Borges, su poético vocero,<br />

quien trazó las estelas de distintos tiempos -convergentes, divergentes, paralelos-; puso<br />

exquisita voz a Einstein y a Bergson, y se adelantó a la formalización de la Física Cualitativa<br />

o del Caos o de los Fenómenos Expansivos:<br />

"Me detuve, como es natural, en la frase: Dejo a los varios porvenires (no a<br />

todos) mi jardín de senderos que se bifurcan. Casi en el acto comprendí; el jardín de<br />

senderos que se bifurcan era la novela caótica; la frase varios porvenires (no a todos)<br />

me sugirió la Imagen de la bifurcación en el tiempo, no en el espacio. La relectura<br />

general de la obra confirmó esa teoría."<br />

Pero es el privilegio del espacio respecto del tiempo lo que ahora acontece. No<br />

parece que haya duda: la escuela psicológica de la Gestalt inicia esta andadura; las<br />

hipótesis de los psicólogos y de los estudiosos de la imaginación en el sentido de la<br />

prioridad espacial sobre las representaciones del tiempo resultan claramente<br />

garantizadas. Porque, ¿acaso no es la visión espacial ya, en sí misma, un conjunto de<br />

bifurcaciones? No podemos contentarnos con el tiempo, que es de naturaleza continua.<br />

La sucesividad exige cortes, rupturas, entidades discretas. Hay que precisar el conjunto<br />

de evoluciones virtuales para lo que es necesario, a la vez, destituir el tiempo y hacer<br />

intervenir el espacio si queremos crear nuevos mundos.<br />

Los surrealistas entendieron a la perfección esta espacialización de las rupturas y<br />

Ortega la comprendió globalmente: no sólo las bifurcaciones se encontraban dentro del<br />

cuadro, sino que el cuadro no era posible sin su propia ruptura con el mundo a través del<br />

marco:<br />

"El cuadro, como la poesía o como la música, como toda obra de arte, es una<br />

abertura de irrealidad que se abre mágicamente en nuestro contorno real. Cuando miro<br />

esta gris pared doméstica mi actitud es forzosamente de un utilitarismo vital. Cuando<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

miro al cuadro ingreso en un recinto imaginario y adopto una actitud de pura<br />

contemplación. Son, pues, pared y cuadro dos mundos antagónicos y sin comunicación.<br />

De lo real a lo irreal, el espíritu da un brinco como de la vigilia al sueño."<br />

Consideración final: Estructuralismo e Historia<br />

Con estas reflexiones no se pretende justificar nada: sólo son impresiones en el<br />

doble sentido de algo que nos toca, nos excita da cuenta de lo que nos rodea y de algo<br />

que, más marcadamente nos deja impresionados, tocados por lo sorprendente.<br />

¿Hasta dónde puede dar de sí este análisis semántico? No lo sabemos. Hay un<br />

problema teórico que nos parece todavía sin resolver más por razones ideológicas y<br />

políticas que intelectuales, y que es necesario abrir, explicar, desmenuzar. Este<br />

problema teórico no es otro que el de cómo vincular el análisis estructural y el análisis<br />

histórico. Cómo los cambios pueden darse en la estructura y cómo la estructura, siendo<br />

muy resistente, permite la historia. Estructuralismo e historicismo prolongan posiciones<br />

políticas, ideológicas y civilizatorias. La síntesis exige la fortaleza en ambas partes: a)<br />

El historicismo ha de dejar de confundir un suceso cualquiera con un hecho histórico, b)<br />

El estructuralismo ha de buscar esquematizaciones para explicar los hechos históricos.<br />

Este trabajo, aunque pueda no parecerlo, está pensado dentro de ese debate, que, no<br />

cabe duda, es uno de los problemas radicales de nuestro tiempo. Por eso sugerimos abrir<br />

un proyecto de investigación en esta línea. Podrá estudiarse formalmente la historia, y<br />

para ello, y dentro del campo de la Historia Literaria, se proponen temas de este tipo:<br />

- La Cúspide y el pliegue en la literatura medieval.<br />

- La épica y la umbílica elíptica.<br />

- La Divina Comedia: las umbílicas en El Infierno dantesco.<br />

- ¿Cúspides o mariposas en la poesía mística española? La luz y la sombra.<br />

- La cúspide romántica y la cúspide vanguardista.<br />

- Poesía y espacio: Magia y disposición espacial en la poesía simbolista.<br />

- Literatura femenina en España: la umbílica hiperbólica.<br />

Etc., etc., etc.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 393


Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

APÉNDICE: Símbolos Formales<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

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Pérez Herranz, Fernando-M.: «Lenguaje e intuición espacial»<br />

BIBLIOGRAFÍA:<br />

He restringido la bibliografía a las obras y artículos de los tres autores que se encuentran detrás de este trabajo: Rene Thom,<br />

Jean Petitot y Wolfgang Wildgen. He añadido solamente algunos trabajos propios, y otros en los que he ensayado -junto a<br />

A.J. López Cruces- la aplicación de la Teoría de las Catástrofes a la Lingüística.<br />

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Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico<br />

Dr. Rafael Blanco Menéndez y Dr. Enrique Vera de la Puente (†)<br />

Unidad de Neuropsicología y Neurología de la Conducta del Hospital Central de<br />

Asturias- Oviedo<br />

r.blancomenendez@yahoo.com<br />

INTRODUCCIÓN:<br />

Tradicionalmente, viene aceptándose de manera implícita el que las funciones<br />

lógicas y de pensamiento racional constituyen un conjunto de estructuras mentales<br />

indisociables, de naturaleza holística, en las que no es posible diferenciar, a nivel<br />

psicológico, ningún proceso que sea independiente, en su funcionamiento, del resto de<br />

actividades inferenciales. Además, estrechamente relacionado con esta concepción (que<br />

se puede calificar de cartesiana, [1]) se encuentra el supuesto de la no modularidad (o<br />

independencia de procesamiento) y localización cerebral difusa de estas estructuras<br />

cognitivas [2].<br />

No obstante, en el seno de la propia Psicología experimental viene siendo<br />

habitual distinguir, en estas funciones, al menos tres grandes conjuntos de habilidades y<br />

tareas experimentales [3].<br />

a) Inducción<br />

b) Deducción<br />

c) Resolución de problemas<br />

Como ejemplo del primer grupo de tareas, pueden citarse aquellas que exigen<br />

del sujeto la estimación subjetiva de probabilidades, la predicción de sucesos en base a<br />

la experiencia pasada o las actividades de categorización de estímulos [4,5,6,7,8,9].<br />

Dentro de los procesos deductivos pueden incluirse la realización de juicios referidos a<br />

relaciones entre clases (silogismos categóricos), de inferencias transitivas (del tipo “Si A<br />

es mayor que B y B es mayor que C, entonces A es mayor que C”) o de actividades que<br />

exigen la comprensión y uso de operadores incluidos en la Lógica proposicional<br />

(negación, conjunción, disyunción, condicional, bicondicional, incompatibilidad lógica,<br />

binegador de Sheffer, etc), contrastación de enunciados hipotéticos de diferente<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 399


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

complejidad, inferencias relacionadas con el cálculo de predicados, etc<br />

[10,11,12,13,14,15,16,17,18,19,20,21,22,23,24,25].<br />

En cuanto a las actividades de resolución de problemas, han sido investigados<br />

los procesos que intervienen en tareas tales como el juego de ajedrez [26], la ejecución<br />

del test de la Torre de Hanoi [5,27] la inducción experimental de leyes físicas [21], el<br />

descubrimiento y demostración de teoremas lógicos y matemáticos [26], la resolución<br />

de problemas aritméticos, algebraicos y geométricos [26,28,29] e incluso, a nivel<br />

comparado, los comportamientos inteligentes y de solución de problemas puestos en<br />

práctica por algunos primates superiores (chimpancés), con el objeto de satisfacer sus<br />

necesidades básicas [30].<br />

Sin embargo, en el campo de la Neuropsicología clínica y experimental, el<br />

estado del conocimiento en lo referente a estas estructuras y funciones cognitivas se<br />

encuentra aún en un nivel de desarrollo inferior al relativo a otros procesos mentales,<br />

como el lenguaje, la percepción visual o la memoria. Un <strong>número</strong> significativo de<br />

trabajos experimentales en Neuropsicología y Neurología de la Conducta, siguen<br />

asumiendo las hipótesis cartesianas acerca de la localización cerebral de los procesos<br />

lógicos e inferenciales. De esta forma, Adams y Victor [31] enumeran una serie de<br />

condiciones somáticas y psiquiátricas que inciden en el Sistema Nervioso Central,<br />

alterando los procesos de pensamiento, entre las que se incluyen patologías que cursan<br />

con demencias o determinados cuadros con afectación encefálica global, como el<br />

delirium y los estados confusionales agudos.<br />

Además, estos autores, al analizar los trastornos de pensamiento ocasionados por<br />

lesiones focales del cerebro, sólo mencionan la posibilidad de que resulten provocadas<br />

por disfunciones (estructurales y/o funcionales) de la región frontal. Sin embargo, estos<br />

autores no especifican de manera adecuada qué clases de actividades inferenciales<br />

resultan afectadas por estas lesiones ni qué estructuras lógicas se pueden ver<br />

(hipotéticamente) afectadas de manera diferencial ante una lesión cerebral.<br />

Otros investigadores en el campo de la Neurología de la Conducta sostienen<br />

también que las alteraciones en los procesos de pensamiento lógico se deben , bien a<br />

condiciones patológicas difusas, como los estados confusionales agudos [32], o a<br />

lesiones en los lóbulos frontales [33] o bien a enfermedades que cursan con demencia<br />

[34].<br />

400 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

Sin embargo, existen investigaciones experimentales y clínicas en<br />

Neuropsicología en las que se empieza a asumir que la organización cognitiva y<br />

neuronal de las funciones lógicas puede ser más compleja de lo que se sostiene<br />

habitualmente. Como pionero en el campo, cabe mencionar a A.R. Luria, que formuló<br />

explícitamente la teoría de los sistemas funcionales [35,36], constituyendo una síntesis<br />

de la posición localizacionista tradicional (por ejemplo, de Carl Wernicke) y de las<br />

teorías holistas o globales (defendidas por Pierre Marie o Kurt Goldstein) de la función<br />

cerebral. De este modo, Luria [37,38] considera al pensamiento y los procesos<br />

intelectuales como básicamente distribuidos y siguiendo un patrón complejo y dinámico<br />

de localización.<br />

Siguiendo la línea de Luria, Anne- Lise Christensen [35] propone una<br />

metodología de investigación de las funciones neuropsicológicas de carácter cualitativo<br />

y procesual, muy cercana a las posiciones de la moderna Neuropsicología cognitiva. Al<br />

referirse a lo que ella denomina “procesos intelectuales”, establece una serie de tareas<br />

de pensamiento (verbales y no verbales) sensibles a disfunciones en zonas corticales<br />

tanto frontales como parieto-temporales; entre las actividades afectadas por lesión<br />

frontal incluye, entre otras, la comprensión de estructuras lógico-gramaticales complejas<br />

o algunos aspectos del cálculo aritmético (especialmente, en su componente de<br />

planificación y control de las operaciones), mientras que las tareas que considera<br />

afectadas por disfunción parieto-temporal serían entre otras, aquellas de carácter<br />

semántico y conceptual, como la comprensión de las relaciones de la parte con el todo y<br />

el todo con la parte, el juicio acerca de la pertenencia de un ejemplar a una categoría<br />

determinada o, inversamente, la generación de ejemplares de una categoría dada, la<br />

comprensión de imágenes temáticas y textos, la habilidad para establecer juicios de<br />

semejanza y diferencia entre conceptos o la definición verbal de palabras, tanto<br />

concretas como abstractas. También es posible incluir dentro de estas actividades, el<br />

componente semántico de las tareas de denominación de objetos, imágenes y partes del<br />

cuerpo.<br />

Ha habido investigaciones posteriores a la obra de Luria (y de Christensen) en<br />

las cuales se ha tratado de averiguar si existen localizaciones diferenciales entre<br />

procesos de pensamiento con diferente estructura lógica, a fin de establecer<br />

disociaciones hipotéticas que puedan mostrar que dichas funciones poseen una<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 401


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

organización modular y son, por lo tanto, relativamente independientes entre sí en su<br />

funcionamiento [40, 41, 42, 43, 44, 45].<br />

De esta manera, existen indicios de la posibilidad de establecer disociaciones<br />

simples y dobles( [52,53,54], respecto a los requisitos metodológicos para establecer<br />

estas disociaciones), en los resultados de pacientes con lesión cerebral, sometidos a<br />

tareas (sencillas) de lógica tanto de tipo categorial como proposicional. Se discuten los<br />

casos de dos pacientes con lesiones corticales de etiología vascular, uno de los cuales<br />

(F.G.) tenía afectada la porción parietal superior y, muy especialmente, el córtex frontal<br />

izquierdo. El otro paciente (E.A.) había sufrido un accidente cerebro-vascular en<br />

territorio silviano del hemisferio izquierdo, el cual afectó porciones significativas de los<br />

lóbulos parietal inferior y temporal. Se pretende demostrar la existencia de un patrón de<br />

disociación doble puesto de manifiesto en un conjunto de tareas de razonamiento y<br />

resolución de problemas con distinta estructura lógico-formal (véase más adelante). El<br />

concepto de disociación doble resulta especialmente útil, desde la perspectiva de la<br />

Neuropsicología cognitiva, para establecer taxonomías de los distintos procesos<br />

cognitivos en su doble vertiente, neurológica y computacional, así como su (hipotético)<br />

carácter modular. De esta forma, se intenta demostrar la relativa independencia de unas<br />

funciones mentales con respecto a los recursos de procesamiento cognitivo de otras<br />

funciones o módulos [2,55,56,57].<br />

Los requisitos metodológicos para el establecimiento de disociaciones (simples y<br />

dobles) lo constituye la exigencia de que puedan encontrarse actuaciones diferenciales<br />

en tareas distintas, bien en un solo paciente (disociación simple) o bien en dos pacientes<br />

(disociación doble), de modo que, si uno de los sujetos realiza una tarea (llamada A) a<br />

un nivel deficiente y resuelve otra distinta (llamada B) a un nivel (porcentualmente)<br />

superior, mientras que el segundo paciente presenta un patrón de resultados<br />

(aproximadamente) opuesto, puede hipotetizarse que ambas tareas son ejecutadas en<br />

base a recursos de procesamiento de la información distintos e independientes entre sí.<br />

En esta conceptualización se asume la metáfora computacional- representacional [58],<br />

que parte de la analogía (en cuanto a aspectos funcionales) entre el cerebro y los<br />

ordenadores electrónicos [55,59].<br />

402 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

PACIENTES Y MÉTODOS. PACIENTE E.A.: Sujeto varón , diestro, de 42 años de<br />

edad en el momento del examen, casado, con dos hijos, que sufrió el 23 de agosto de<br />

19<strong>95</strong> un accidente cerebrovascular hemorrágico que afectó al territorio silviano (parietal<br />

inferior y temporal) del hemisferio izquierdo, presentando al ingreso (Servicio de<br />

Neurología-II del Hospital Central de Asturias) un cuadro confusional, con<br />

desorientación en tiempo, espacio y persona. La localización de la lesión fue establecida<br />

por medio de Tomografía Computada (TAC) convencional. E.A. cursó estudios de<br />

Bachillerato (finalizados) y realizó, además diversos cursos de Delineación. En el<br />

momento de su ACV trabajaba como agente comercial, ocupación que hubo de<br />

abandonar a raíz de su trastorno. No cuenta con antecedentes familiares de relevancia.<br />

Fue, no obstante, fumador y bebedor importante hasta su ACV.<br />

Una entrevista neuropsicológica estructurada realizada el 24 de febrero de 1997<br />

reflejó la siguiente semiología neuropsicológica:<br />

- Dificultades práxicas (Figura Compleja de Rey-Österrieth)<br />

- Leves alteraciones en lectura (Test Barcelona)<br />

- Discalculia moderada (Exploración clínica)<br />

- Dificultades agráficas (Test Barcelona)<br />

- Leves alteraciones anómicas (Test de Vocabulario de Boston)<br />

- Problemas de control emocional (retraimiento social, irritabilidad)<br />

(Entrevista clínica)<br />

- Alteraciones de libido (Entrevista clínica)<br />

- Quejas subjetivas de memoria (Entrevista clínica)<br />

- Dificultades de ajuste al entorno laboral derivadas de sus alteraciones en<br />

lenguaje, cálculo y procesos emocionales (Entrevista clínica)<br />

- No problemas visuales (campos visuales normales, buena discriminación de<br />

formas, correcta percepción de los colores, no alteraciones en la percepción<br />

del movimiento) (Exploración clínica)<br />

- No alteraciones en procesos gnósicos auditivos (Exploración clínica)<br />

- No problemas constatados en tacto y sensación somática (Exploración<br />

clínica)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 403


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

- No problemas motores (Exploración clínica)<br />

Durante la exploración neuropsicológica se apreció una buena colaboración y<br />

motivación, observándose un trato personal correcto y adecuado y presentando una<br />

expresión facial risueña durante la evaluación. Se constató una comprensión adecuada<br />

de las instrucciones de órdenes sencillas, así como de las consignas de las pruebas<br />

específicas de la investigación. También presentó leves dificultades de fluidez verbal en<br />

conversación espontánea, no caracterizables como afásicas. No manifestó, en ningún<br />

momento alteraciones motrices de los órganos fonatorios y sus contrucciones<br />

gramaticales orales, durante la entrevista respondieron al patrón normal.<br />

PACIENTE F.G.: Sujeto varón, diestro, de 54 años de edad, en el momento del<br />

examen neuropsicológico, casado, profesor universitario de Economía, que sufrió el 29<br />

de marzo de 19<strong>95</strong> un accidente cerebrovascular hemorrágico, que afectó (según mostró<br />

la Tomografía Computada) al córtex (parietal superior y frontal) izquierdo del paciente.<br />

El ictus respetó los territorios subcorticales, afectando exclusivamente a las regiones<br />

corticales mencionadas. F.G presentó, a raíz de su ACV, episodios comiciales en forma<br />

de crisis tónico-clónicas generalizadas, por lo que se encuentra bajo tratamiento<br />

anticonvulsivo en la actualidad. No cuenta con antecedentes familiares de interés y, en<br />

cuanto a sus antecedentes personales, cabe citar la presencia de hipertensión arterial e<br />

hipercolesterolemia, no contando con ninguna otra condición neurológica, psiquiátrica o<br />

sistémica previa a su accidente cerebrovascular.<br />

F.G. presentó, a raíz de su trastorno, la siguiente sintomatología<br />

neuropsicológica:<br />

- Alteraciones en la sensibilidad somática y cutánea (mano derecha)<br />

(Exploración clínica)<br />

- Dificultades de coordinación psicomotriz (Exploración clínica)<br />

- Episodios esporádicos de visión borrosa (Entrevista clínica)<br />

- Deficiencias mnésicas leves (Test Barcelona y Escala de Memoria de<br />

Wechsler)<br />

- Dificultades en denominación de imágenes (Test de Vocabulario de Boston)<br />

- Comprensión de órdenes orales adecuada (Mini-Examen Cognoscitivo de<br />

Lobo, Test Barcelona)<br />

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Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

- Fallos de comprensión de estructuras gramaticales relacionales complejas<br />

(Token-test)<br />

- Leves alteraciones en los procesos de cálculo aritmético (Examen clínico)<br />

- Problemas en memoria auditiva (Test Barcelona)<br />

- Reducida amplitud de dígitos (span verbal) (Escala de Memoria de<br />

Wechsler)<br />

- Problemas en atención sostenida y concentración (Symbol Digit Modalities<br />

Test)<br />

- Procesos perceptivos visuales correctos (no defecto campimétrico, no<br />

alteración de la percepción de los colores, buena percepción de la forma y<br />

del movimiento) (Exploración clínica)<br />

- Procesos gnósicos auditivos adecuados (Exploración clínica)<br />

- Dificultades de control emocional (irritabilidad) (Entrevista clínica)<br />

En el momento del examen neuropsicológico específico de esta investigación<br />

(julio de 1997), sus capacidades para comprender el lenguaje oral y escrito fueron<br />

adecuadas, no apreciándose ningún tipo de dificultad en sus procesos atencionales,<br />

gnósicos (visuales o auditivos) o lingüísticos, que impidiese la comprensión de las<br />

instrucciones de las tareas o la percepción correcta del material figurativo empleado en<br />

la presente investigación. Su colaboración y motivación fueron, en todo momento,<br />

excelentes, estableciendo un contacto personal adecuado con los evaluadores.<br />

PRUEBAS ADMINISTRADAS:<br />

1. Escala de inteligencia de Wechsler para adultos (WAIS): Estimación del<br />

nivel intelectual general, por medio de los cocientes intelectuales verbal,<br />

manipulativo y total. Primera aproximación al funcionamiento cognitivo de<br />

los pacientes.<br />

2. Test de Dominós (D-48): Inducción lógica de relaciones numéricas<br />

presentadas en series. Un análisis lógico de la tarea muestra que,<br />

paralelamente al componente inductivo, señalado por varios autores [60],<br />

aparece un factor de pensamiento hipotético-deductivo (o proposicional) al<br />

exigirse, para su resolución, la contrastación sucesiva de hipótesis relativas a<br />

la relación lógica y al término numérico que completa dicha serie, además de<br />

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Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

la comprensión de la proporcionalidad lógica (a:b::c:d) característico de la<br />

estructura del grupo INRC [17].<br />

3. Test de la torre de Hanoi: Prueba de resolución de problemas de carácter no<br />

verbal [5,27,61], que exige la planificación de movimientos sucesivos de<br />

aros ensartados en varias barras de madera, de modo que se debe conseguir<br />

una configuración final de los aros, respetando una serie de restricciones en<br />

cada movimiento. Para su correcta ejecución incluye actividades de atención<br />

sostenida, memoria de trabajo y un importante componente de planificación,<br />

que puede formalizarse lógicamente en forma de cadenas de enunciados<br />

condicionales de la forma “Si se produce el estado p, entonces realizar la<br />

acción q para alcanzar el estado deseado” (simbolizado habitualmente por<br />

p→q, en notación lógico-matemática).<br />

4. Subtest Relaciones Lógicas de la Batería Neuropsicológica de Luria-<br />

Christensen: Se pide del sujeto que decida a qué categoría lógica (o clase<br />

semántica) pertenecen determinados conceptos verbales que se le van<br />

presentando al sujeto (Ejemplo, decidir a qué categoría pertenece la palabra<br />

rosa [flores], trucha [peces] o Duero [ríos]). Subyace a esta tarea la<br />

comprensión de estructuras de lógica de clases.<br />

5. Subtest Valores opuestos de la Batería Neuropsicológica de Luria-<br />

Christensen: Se solicita al sujeto que exprese el concepto opuesto en<br />

significado a una serie de ellos, que le son presentados verbalmente. Exige la<br />

comprensión de aspectos semántico-conceptuales y categoriales, con<br />

requerimientos estructurales muy cercanos a los de la prueba anterior.<br />

6. Subtest Inteligencia categorial de la Batería Neuropsicológica de Luria-<br />

Christensen: Le son presentados al paciente, verbalmente, series de cuatro<br />

conceptos verbales, uno de los cuales es distinto en algún sentido a los otros<br />

tres, debiendo decidir cuál es el concepto diferente. Subyace, para su<br />

correcta resolución, la comprensión de nociones básicas de lógica de clases.<br />

RESULTADOS DE LAS PRUEBAS (Ver tabla).<br />

DISCUSIÓN: Los resultados obtenidos por ambos pacientes muestran, en primer lugar,<br />

una conservación de los cocientes intelectuales (verbal, manipulativo y total),<br />

compatible con sus deficiencias en algunas de las tareas de razonamiento planteadas.<br />

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Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

Este hecho puede indicar que los tests de cociente intelectual (como el WAIS) no son la<br />

mejor alternativa metodológica para el estudio detallado de las funciones cognitivas<br />

superiores, siendo preferible para ello baterías flexibles (que inciden en aspectos<br />

cualitativos y procesuales), como el Diagnóstico Neuropsicológico de Luria [35] y<br />

pruebas como el test de clasificación de tarjetas de Wisconsin [61] o la torre de Hanoi<br />

[5,27], por citar sólo algunos ejemplos.<br />

Por otro lado, la ejecución de ambos pacientes en las tareas experimentales<br />

planteadas pueden interpretarse como constituyendo una disociación doble entre<br />

procesos relacionados con la lógica proposicional o de functores (pensamiento<br />

hipotético-deductivo, implicado en el test de Dominós y en la torre de Hanoi)<br />

(deficitarios en el caso de F.G. y mejor conservados en el caso de E.A.), mientras que<br />

las funciones ligadas a aspectos semántico-conceptuales y categoriales seguirían un<br />

patrón (aproximadamente) opuesto (especialmente si se tienen en cuenta, además del<br />

<strong>número</strong> de aciertos en cada tarea, las latencias medias de respuesta, notablemente<br />

alargadas en algunas de las pruebas realizadas deficitariamente por E.A.).<br />

Estos datos no pueden interpretarse como consecuencia de un déficit de<br />

inteligencia general, puesto que los cocientes intelectuales de ambos pacientes se<br />

encuentran en niveles totalmente normales (e incluso algo superiores, en el caso de<br />

F.G.), ni de alteraciones en aspectos de comprensión de las instrucciones verbales<br />

(satisfactoria en ambos pacientes) o en procesos gnósicos visuales o auditivos.<br />

De este modo, resulta posible hipotetizar que, en consonancia con la disociación<br />

doble constatada en la ejecución de ambos pacientes, los procesos de pensamiento<br />

lógico son susceptibles de fraccionamiento, pudiendo distinguirse, al menos dos grandes<br />

conjuntos de habilidades (parcialmente) independientes: por un lado, las relacionadas<br />

con los operadores proposicionales (negación, disyunción, condicional,<br />

incompatibilidad lógica) y aquellas ligadas con la comprensión y uso de nociones<br />

semántico-conceptuales y categoriales (caracterizadas formalmente por estructuras de<br />

lógica de clases y de relaciones). Los primeros aspectos se encontrarían localizados a<br />

nivel neurológico, en el córtex prefrontal, mientras que las funciones clasificatorias y<br />

categoriales se localizarían a nivel posterior (especialmente, en el lóbulo temporal).<br />

Estas conclusiones pueden apoyarse en diversas investigaciones realizadas en<br />

Neurolingüística [37,38], así como en estudios llevados a cabo en Psicología del<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 407


Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

Desarrollo [17,18,19,22,62] en los que se ha constatado repetidamente que las nociones<br />

de lógica proposicional (pensamiento formal o hipotético-deductivo) no se desarrollan,<br />

en sujetos normales, totalmente hasta la adolescencia tardía, pudiendo relacionarse esta<br />

circunstancia con el hecho de que, efectivamente, los lóbulos frontales del cerebro<br />

humano no concluyen su maduración neurológica hasta la adolescencia tardía [63]. Por<br />

todo ello, resulta muy posible el que, en futuras investigaciones con más pacientes se<br />

verifiquen ampliamente las hipótesis avanzadas en el presente trabajo de investigación.<br />

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Blanco Menéndez, R. /Vera de la Puente, E.: «Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico»<br />

Pie de Tabla “Resultados de las Pruebas”:<br />

(*) En el test de la Torre de Hanoi, la mejor ejecución se considera aquella que emplea el menor <strong>número</strong><br />

de movimientos para llegar a la configuración final (Oerter, 1975)<br />

RESULTADOS DE LAS PRUEBAS:<br />

F.G.<br />

E.A.<br />

CI VERBAL 123 97<br />

CI MANIPULATIVO 99 99<br />

CI TOTAL 115 99<br />

DOMINÓS (D-48)<br />

14/44 27/44<br />

ACIERTOS<br />

TORRE DE HANOI<br />

46 Movimientos 17 movimientos<br />

MOVIMIENTOS (*)<br />

LURIA-RELACIONES 19/19 15/19<br />

LÓGICAS (ACIERTOS)<br />

LURIA-RELACIONES 1721 msgs. 3102 msgs.<br />

LÓGICAS<br />

TIEMPO MEDIO LATENCIA<br />

LURIA-VALORES<br />

OPUESTOS- ACIERTOS<br />

20/20 18/20<br />

LURIA-VALORES OPUESTOS<br />

TIEMPO MEDIO LATENCIA<br />

LURIA-INTELIGENCIA<br />

CATEGORIAL ACIERTOS<br />

LURIA INTELIGENCIA<br />

CATEGORIAL LATENCIA<br />

MEDIA<br />

607 msgs. 1382 msgs.<br />

17/18 12/18<br />

3086 msgs. 2556 msgs.<br />

(*) En el test de la Torre de Hanoi, la mejor ejecución se considera aquella que emplea el menor <strong>número</strong><br />

de movimientos para llegar a la configuración final [5].<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 35 (noviembre 2010). http://www.revistadefilosofia.com 411


Noticia y Critica de Libros<br />

ONTOLOGIA Y GNOSEOLOGIA: una mirada fenomenológica.<br />

Pelayo Pérez<br />

Álvarez Falcón, Luis: ‘REALIDAD, ARTE Y CONOCIMIENTO’. La deriva<br />

estética tras el pensamiento contemporáneo. Prólogo de Ricardo Sanchez Ortiz de<br />

Urbina. Editorial HORSORI, 2010. 1<br />

Este es un libro inquietante. No porque no sea,<br />

como nos aclara Sánchez Urbina en su luminoso<br />

prólogo, un ensayo, sino un libro de filosofía, con su<br />

“geometría de las ideas” y con su tesis audaz, y<br />

necesaria claro está. Ni tampoco porque, además de<br />

todo esto, sea este un texto rigurosamente<br />

fenomenológico. Es decir, el resultado de una<br />

investigación que ha tenido como método la<br />

fenomenología, aunque sin desvincularse de las ideas,<br />

sin elevarse, como resalta Sánchez Urbina, hacia el<br />

infinito, hacia la desmesura de una pretendida<br />

“mirada de sobrevuelo”.<br />

Pero por eso mismo, precisamente, es inquietante, por eso nos afecta. Porque se<br />

mantiene a ras de suelo, apuntando a “la cosa misma”, volviéndola concreta, vibrante,<br />

táctil. La inquietud proviene de ella, de “la cosa”, de la sensación que nos la acerca,<br />

que irradia desde su oscura condensación.<br />

Empero, el libro de Luís Alvarez Falcón, pues así se llama el autor de este<br />

intenso estudio, titula el mismo con un rótulo que estructura el texto en su promesa<br />

cumplida: Realidad, arte y conocimiento. Lo inquietante, se habrá adivinado, proviene<br />

de ese primer término: realidad. Pues tanto el “arte” como el “conocimiento” parecen<br />

haber sido domeñados por la tradición filosófica, como si hubieran sido prendidos,<br />

1 Este es el título del libro que comentamos en estas páginas. El citado texto ha sido escrito por Luís<br />

Alvarez Falcon, profesor en la Universidad de Zaragoza y uno de los investigadores más interesantes del<br />

panorama filosófico y fenomenológico español. El libro que comentamos viene precedido por un<br />

espléndido y jugoso prólogo escrito por Ricardo Sánchez Ortiz de Urbina.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año V, 36 (enero 2011) http://www.revistadefilosofia.com 413


Noticia y Critica de Libros<br />

fijados por la red de las ideas mismas. Sabemos que no es tan sencillo. Los problemas<br />

que plantean la “representación”, el “objeto” o el “sujeto” no se agotan en los<br />

tratamientos epistemológicos tradicionales, mucho menos lo hacen de la mano de la<br />

psicología, de la sociología o de las diversas hermenéuticas que en derredor del<br />

“producto artístico” se han construido. La cultura ni se deconstruye ni se encierra en la<br />

pluralidad de individuos que hablan, escriben, esculpen, pintan o construyen edificios.<br />

Pero tanto el “objeto” como el “sujeto” han sido, con todo, tema predilecto de las<br />

filosofías modernas, que parecen hoy en día secuestradas por las neurociencias o el<br />

cognitivismo informático, si es que esto quiere decir algo. No podemos extendernos en<br />

esta enredadera reductora, menos aún cuando tratamos de lo bello, de lo sublime,<br />

aunque no está de más saber por donde pueden ir hoy en día los deslizamientos que<br />

sumirían estas ideas en la categoría de meros productos bioquímicos, encefalográficos.<br />

Hay, naturalmente, otros peligros, otras místicas no menos mixtificantes. El<br />

espiritualismo, la filosofía de la presencia, el realismo más o menos “mágico”, en fin<br />

todo ello son pozos oscuros que subsumen la obra de arte, lo artístico y lo estético en<br />

una confusión de la cual no es inocente cierta ideología dominante.<br />

En cierto modo, Luís Alvarez Falcón no hace sino esto: abrir sendas, no para<br />

perdernos, sino para encontrarnos. Y este encuentro es tan intenso, tan “a flor de piel”,<br />

que su reconocimiento es lo que más nos inquieta. La inquietud que produce la<br />

afectividad ahí encarnada, en cada uno de nosotros, en cada cuerpo viviente. Pues de<br />

esto trata el estudio filosófico-fenomenológico del profesor Falcon: del análisis de “la<br />

realidad”. Pero esta investigación tiene esto de sorprendente, y que ya su título enmarca,<br />

aunque hay que leer este muy trabajado texto para destacarlo. Pues el texto no solo<br />

anuncia un estudio sobre la “realidad”, efectivamente, sino que, con ella, nos promete a<br />

su vez una investigación sobre el “arte” y, acaso, sobre el vínculo que el “conocimiento”<br />

instaura o sobre el “conocimiento” como resultado de ese constructo que es el arte. Y<br />

esto nos resulta asombroso porque, a nuestro entender, el núcleo pivotante del texto es<br />

“la estética”, el fenómeno de lo estético. Lo ‘estético’ no es lo ‘artístico’, aunque a<br />

menudo se confundan o se solapen.<br />

La estructura que enuncia el título del libro que comentamos se atiene,<br />

rigurosamente, a las reglas al uso como hemos indicado. Pareciera que los territorios<br />

signados por el rótulo “artístico” o “conocimiento” estuvieran, como hemos dicho,<br />

414 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (Enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Noticia y Critica de Libros<br />

suficientemente surcados, roturados, tematizados. Y no deja de ser cierto, pero es esta<br />

una verdad restrictiva y restringida. La cual, por lo demás, muestra toda su potencia<br />

inagotable cuando aparece ante nosotros el fenómeno de lo “estético”, el núcleo que va<br />

a destacar Luis Alvarez Falcon y el cual va a iluminar con su focalidad pasmosa esos<br />

registros de la técnica, de la objetividad, y del conocimiento, cual son los dos mentados:<br />

el uno como construcción, como “ars”, como objeto y “figuración” y el otro como<br />

“competencia artística”, como resultante de una historicidad.<br />

Falcon nos llevará, claro está, hasta las raíces platónicas de esta dialéctica, para<br />

progresar hasta Baumgarten y Kant y arribar a los ‘espacios’ acotados por Adorno y su<br />

influyente estética. Y, en este sentido, recupera con una brillantez y probidad dignas de<br />

elogio, la figura, no menos inquietante y luminosa, de W.Benjamin.<br />

No se agotan en estos nombres propios, ni en su maestro y amigo Sánchez de<br />

Urbina, que tanta influencia está dejando en estos y otros ámbitos del saber, las rutas<br />

necesarias que el problema de la “estética y la subjetividad” abren a la conciencia, y<br />

por ello, como es de esperar, Falcón recurre a Husserl destacadamente, y también a<br />

Merleau-Ponty, quienes signan su análisis ya tras un ejercicio fenomenológico riguroso<br />

y fértil, hasta arribar a esa nueva fenomenología, cuya arquitectónica Marc Richir ha<br />

refundado espléndidamente, precisando y propiciando, como es el caso, un acceso a esta<br />

problemática que, enraizado sobre todo en la ya clásica distinción husserliana entre<br />

“imaginación” y Phantasia, descentró la mirada desde su estatismo para centrarse en el<br />

proceso genético de esa subjetividad, de la conciencia y su experiencia, proceso que<br />

recoge en sus páginas Alvarez Falcón, incorporando, como decimos, estas<br />

investigaciones de Marc Richir que tienen, en sus trabajos sobre “lo infigurable en<br />

pintura” o en los dedicados a la “Phantasia, a la imaginación y a la afectividad”, su<br />

momento mayor, allí donde el profesor de Zaragoza asciende para desde semejante<br />

altura ver más y ver mejor.<br />

Pues la cuestión nuclear de este libro, la cuestión “inquietante”, se habrá<br />

adivinado, no es, o no es solamente, la ya de por sí problemática relación entre lo bello<br />

y el conocimiento. La cuestión, ya de suyo capaz de desmoronar nuestra ingenua<br />

mirada, no son las ideas que aquí tratamos, su realidad, su “carnalidad”, ni las<br />

instituciones simbólicas, culturales que las sostienen, que las fijan y estabilizan,<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (Enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 415


Noticia y Critica de Libros<br />

transcendiendo la fugaz aparición, la temporalidad subjetiva de los meros individuos. La<br />

cuestión, precisamente, es este registro que el título del libro no dice, o dice en exceso al<br />

referirse a la “realidad”, la cuestión inquietante es esa experiencia de una realidad<br />

“invisible” y de su “aparición”, de la visibilidad, por caso, en un cuadro, en un poema,<br />

de lo “infigurable”, de esa afección que impulsa el movimiento de la mano, del pincel,<br />

de la pluma, dejando la huella de una experiencia, de una “sensación” ante algo que no<br />

se ve, que se siente, que no pertenece, como deja claramente mostrado Alvarez Falcon,<br />

a la psicología del artista, del espectador, del lector, de cualquiera de nosotros.<br />

Luis Alvarez Falcón va dando cuenta en su espléndido libro de ese registro de la<br />

Phantasia, de la aesthesis, de la afectividad y, por tanto, también, de lo sublime, ahí<br />

donde el sujeto alcanza su singularidad, ahí donde lo oscuro deja ver la condensación de<br />

lo que “mira”, de lo que “siente”, de lo que “experimenta”: esa “realidad” de la que<br />

forma parte y que, excesiva, incoativa, invisible se le escapa. Experiencia por lo demás<br />

que en y por su relación con el otro y con lo otro logra articular, estructurar,<br />

institucionalizar, tallando la ‘figura’ derivada de sí, de su conciencia, de sus sensaciones<br />

y afectos, de su inquietud.<br />

Digamos, rapidamente, que no es este un libro estrictamente “para<br />

fenomenólogos”, sin dejar de ser un estudio fenomenológico, ni, en el mismo sentido, es<br />

este un trabajo filosófico, strictu sensu, sin que por ello sea un mixto de ambos. Y he<br />

aquí uno de los logros más destacables del autor, el de haber sabido aunar ambos<br />

“campos del saber”, situado en esa “mediana” del eje simbólico que le permite, en<br />

zigzagueo, ascender los escalones que superan ese mentado registro de lo simbólico, así<br />

pues, ascender desde la percepción y la intersubjetividad, desde los objetos y las<br />

relaciones de conocimiento, hasta los estadios más arcaicos, originarios y primordiales<br />

de los mismos. El logro de Luis Alvarez Falcon, su capacidad de síntesis, su amplio<br />

recorrido desde la horizontalidad de la experiencia cotidiana hasta la verticalidad de lo<br />

sublime, radica en su conocimiento exhaustivo tanto de la fenomenología cuanto de la<br />

filosofía, ambas vinculadas al mundo, a la carne, a esa realidad de la cual el arte nos da,<br />

destacadamente, el conocimiento.<br />

En este sentido, el propio autor nos deja muy clara esta posición mentada en un<br />

par de líneas de su imprescindible prefacio, donde nos dice: “(…) la experiencia estética<br />

416 <strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (Enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com


Noticia y Critica de Libros<br />

del arte constituye un banco de pruebas que nos permite acceder, excepcionalmente, a<br />

través del mismo, a la estructura de nuestra propia subjetividad, al término de una escala<br />

de registros gnoseológicos que, concomitantemente, son también niveles de realidad”<br />

(pag.18).<br />

Y bien, henos aquí enfrentados a la Ontología y a la Gnoseología, como dos<br />

amenazantes tenazas que parecieran apresar la realidad misma. Es aquí donde la estética<br />

interviene, como si se desvinculase del “ser del objeto artístico” y, por tanto, de las<br />

teorías que dicen conocerlo. Lo “estético” se hurta a los reduccionismo de todo tipo, a<br />

su positivización o a su mixtificación especulativa, como habíamos indicado. Y al<br />

hacerlo deja “ver” su origen y el origen de aquello que “aparece” a su través: la<br />

genealogía de la subjetividad.<br />

Falcón no se limita, por último, al trenzado de una filosofía del arte del siglo<br />

XXI, lo cual estaría plenamente justificado por lo demás, sin renegar de esa vía que sin<br />

duda transita con sumo provecho, como podrá comprobar el lector, y que además no<br />

puede eludir puesto que, en sus propias palabras, el arte “exhibe con especial claridad<br />

dinámica de la subjetividad”. Así pues, el arte, y la experiencia estética concomitante,<br />

nos proporcionan el acceso al desajuste “que muestra a la subjetividad en una especie de<br />

situación reducida, a través de la cual podemos acceder a esa intermitente y fugaz<br />

espontaneidad del “yo” en su proximidad al mundo y en el acto mismo de conocer”.<br />

“El “arte” es, en síntesis, la forma del ‘fenómeno’”.<br />

Pero es, a su vez, la muestra de un exceso y, por ello mismo, de una inquietud.<br />

El exceso de una realidad que ningún conocimiento sujeta ni domeña, y la inquietud de<br />

un sujeto heterónomo, desbordado, atravesado por el parpadeo de sí mismo que,<br />

fugazmente, aparece en el hacer artístico, en esa necesidad de la experiencia estética del<br />

mundo, de fijar, de cumplir, de apresar esa misma subjetividad excesiva que nos<br />

constituye.<br />

Luis Alvarez Falcón alcanza, así pues, el inquietante exceso de un conocimiento<br />

que, con un estilo preciso y muy pedagógico por cierto, lo cual es de agradecer<br />

encarecidamente, nos hace girar la mirada para encontrarnos con aquello que se nos<br />

hurta entre las mallas de lo cotidiano: la luz parpadeante y densa de esa misma mirada.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (Enero 2011). http://www.revistadefilosofia.com 417


Sloterdijk; psicopolítica, de las memorias del subsuelo a la<br />

posthistoria 1<br />

Dr. Adolfo Vásquez Rocca<br />

Universidad Andrés Bello – Universidad Complutense de Madrid<br />

Resumen:<br />

A partir de la metáfora del Palacio de Cristal<br />

Sloterdijk desarrolla un análisis filosóficoarquitectónico<br />

de cómo el capitalismo liberal<br />

encarna una particular voluntad de excluir el mundo<br />

exterior, de retirarse en un interior absoluto,<br />

confortable, decorado, suficientemente grande como<br />

para que no se perciba el encierro. La transparencia del Palacio genera la ilusión en los<br />

habitantes de los márgenes de poder participar de su confort y seguridad. Sloterdijk<br />

desarrolla conceptos claves como aburrimiento, existencia de invernadero y<br />

reconstrucción psicopolítica de la fracción de la humanidad como poder adquisitivo con<br />

el propósito de conectar relato histórico y filosofía, y así desenmascarar el aburrimiento<br />

del “existente sin retos” que hace de la cultura de masas, el humanismo y el<br />

biologicismo el ancla de su narcisismo primario poshistórico.<br />

Palabras Claves:<br />

Mundo, posthistoria, capital, política, mimo, ira, tiempo, ciudad, globalización.<br />

1 Este Artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI-10-09/JM – UNAB, “Ontología de las<br />

distancias en Sloterdijk, hacia una teoría antropotécnica de las comunicaciones”. Dirección de<br />

Investigación, Universidad Andrés Bello – Fondo Jorge Millas 2009- 2010, Facultad de Humanidades<br />

y Educación UNAB. Investigador Responsable: Prof. Dr. Adolfo Vásquez Rocca.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 7-22. http://www.revistadefilosofia.com


Aproximación a la antropología fenomenológica en<br />

Max Scheler<br />

.<br />

Juan Sebastián Ballén Rodríguez 1<br />

juanballen@usantotomas.edu.co<br />

Resumen<br />

A Eudoro Rodríguez Albarracín,<br />

Maestro y amigo<br />

Situados en el horizonte de la indagación filosófica, nuestro artículo pretende<br />

mostrar las bases fenomenológicas de la propuesta antropológica de Max Scheler, cuyos<br />

antecedentes inmediatos fueron las investigaciones de Husserl en torno a la correlación<br />

hombre-mundo, el debate librado entre la fenomenología y la incursión de la psicología<br />

dentro del rubro de las ciencias objetivas, la aparición de una disciplina naciente como<br />

la fisiología, y en general, la paulatina consolidación de las teorías evolucionistas del s.<br />

XIX, que le fueron quitando a la antropología filosófica su pretensión de disciplina<br />

reina en la explicación de los fenómenos humanos. En medio de este caos teórico,<br />

Scheler en El puesto del hombre en el cosmos radicaliza la tesis de la correlación yomundo<br />

de la vida, orientando el estudio del hombre más acá de la pretensión eidética<br />

trascendental, y más allá de la descripción puramente empírica. En este sentido<br />

entendemos que en Scheler se desarrolla una propuesta antropológica de talante<br />

fenomenológico.<br />

Palabras clave<br />

Hombre, Yo-cuerpo, Scheler, Husserl, fenomenología, antropología filosófica.<br />

1 Licenciado en Filosofía y Lengua Castellana. Magister en Filosofía. Docente del Departamento de<br />

Humanidades de la Universidad Santo Tomás. Texto elaborado en el marco del Coloquio La antropología<br />

de Max Scheler: la propuesta del filósofo de Múnich, celebrado los días 16 y 17 de octubre de 2008, en la<br />

sede central (Bogotá) de la Universidad Santo Tomás. Apartes de este escrito pertenecen a la<br />

investigación “La propuesta fenomenológica de Michel Henry: la subjetividad a flor de piel” que dirige el<br />

profesor Guillermo Hoyos Vásquez. Miembro ordinario del Círculo Latinoamericano de Fenomenología<br />

(CLAFEN)<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 23-61. http://www.revistadefilosofia.com


Abstract<br />

Being located in the horizon of the philosophical outrage, our article purpose is<br />

to show the phenomenological basis of Max Scheler’s anthropological proposal, whose<br />

immediate antecedents were Husserl’s researches regarding to the correlation manworld,<br />

the debate held between phenomenology and the incursion of psychology within<br />

the field of the objectives sciences, the develop of a growing up discipline such as<br />

physiology, and in general the gradual consolidation of evolutionary theories, which<br />

were taking from the philosophical anthropology his conceit of prevailing discipline in<br />

the explanation of human phenomena. In the midst this theoretical chaos Scheler in The<br />

man's place in the cosmos radicalize the thesis of I – world correlation of life, guiding<br />

the study of man closer to the eidetic transcendental pretention, and beyond the purely<br />

empirical description. According to this we understand that Scheler develops an<br />

anthropological proposal with a phenomenological nature.<br />

Key words<br />

Man, I-body, Scheler, Husserl, Phenomenology, philosophical<br />

anthropology<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 23-61. http://www.revistadefilosofia.com


Cassirer y el Humanismo: La Ilustración franco-kantiana<br />

en cuestión.<br />

Juan Carlos Orejudo Pedrosa.<br />

Universidad Autónoma de Zacatecas<br />

Resumen:<br />

En este ensayo, analizaré el concepto de Humanismo en el contexto de la<br />

Ilustración, a través de la tradición francesa y alemana, concretamente, Rousseau y<br />

Kant. La Ilustración es considerada como una época centrada en el hombre, y que da<br />

lugar a un humanismo que trata de pensar al hombre sin recurrir a ninguna realidad<br />

trascendente: Dios o la Naturaleza. La Ilustración se opone al espíritu de Sistema del<br />

siglo XVII, sin embargo, preserva una unidad espiritual cuyas fuentes intelectuales y<br />

filosóficas trata de recuperar Ernst Cassirer, en una época atravesada por el antihumanismo<br />

contemporáneo.<br />

Summary:<br />

In this Essay, I will analyse the concept of humanism in the Enlightenment, in<br />

the French and German tradition, mainly, Rousseau and Kant. The Enlightenment is<br />

considered as a time preoccupied on man, that makes Humanism possible and tries not<br />

to think Man from a transcendent point of view, such as God or Nature. The<br />

Enlightenment is against the Spirit of System in seventeenth century, nonetheless, it<br />

preserved a spiritual unity, whose intellectual and philosophical sources Ernst Cassirer<br />

will study in order to recover its main ideas, at a time of contemporary anti-humanism.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 64-88. http://www.revistadefilosofia.com


Sedimentación del sentido y tradición (Überlieferung).<br />

Fenomenología y hermenéutica filosófica.<br />

Profa. Mª Carmen López Sáenz<br />

(UNED. Madrid. Spain) *<br />

Resumen<br />

Este trabajo expone las razones por las cuales la fenomenología se interesa por la<br />

tradición (Tradition) y la hermenéutica fenomenológica por la transmisión<br />

(Überlieferung). Destaca su ambivalencia en Husserl, Merleau-Ponty y Gadamer y la<br />

ejemplifica en la escritura. La capacidad de sedimentación de ésta y los hábitos serán<br />

abordados fenomenológicamente como modos de la pasividad secundaria cuya función<br />

en la actividad está determinada por una relación de Fundierung análoga a la que cumple<br />

la Stiftung de la tradición. Analizaremos el sentido que Merleau-Ponty le da a ésta, su<br />

función en la historia y en la revolución. El proceso institucionalizante es un movimiento<br />

de reactivación y de renovación ética (Husserl), por lo que fenomenología y hermenéutica<br />

caracterizarán así a la tradición auténtica en base a su concepción teórico-práctica de la<br />

racionalidad cuyo origen es la filosofía.<br />

* Este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigación subvencionado por el MCI español,<br />

«Interpretación y verdad en la hermenéutica fenomenológica». 2010-2012. FFI2009-11921. CIF Q2818014I.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 89-120. http://www.revistadefilosofia.com


Una disociación doble en procesos de pensamiento lógico<br />

Dr. Rafael Blanco Menéndez y Dr. Enrique Vera de la Puente (†)<br />

RESUMEN. Introducción: Los procesos de pensamiento lógico, lejos de constituir<br />

funciones mentales homogéneas, son susceptibles de fraccionamiento en función de la<br />

estructura lógica de las tareas, en interacción con las características estimulares de las<br />

pruebas experimentales, de acuerdo con diversas hipótesis teóricas basadas en la<br />

investigación psicológica básica y clínica del lenguaje y los procesos de razonamiento.<br />

Objetivo: Se pretende demostrar la posibilidad de encontrar disociaciones entre<br />

procesos de pensamiento correspondientes a diversas estructuras lógico-formales, de<br />

acuerdo con la localización de las lesiones en sujetos con daño cerebral cortical,<br />

hipotetizándose que las funciones lógicas relacionadas con la lógica proposicional<br />

(functores) se encuentran localizadas a nivel frontal, mientras que los procesos<br />

categoriales y semánticos lo estarían a nivel posterior, especialmente de la corteza<br />

temporal. Material y método: Se compara la ejecución de dos pacientes con daño<br />

cerebral cortical de etiología vascular con lesiones en diferentes partes del cerebro<br />

(Fronto-Parietal superior Vs. Temporo-Parietal inferior) mediante una batería<br />

experimental compuesta por tareas de razonamiento y pensamiento lógico, con<br />

diferentes requerimientos estructurales para su ejecución. Resultados: Se ha podido<br />

constatar la presencia de una disociación doble en varias de las tareas planteadas,<br />

dependiendo de la localización de las lesiones en ambos pacientes, siendo uno de ellos<br />

deficiente en tareas que implican pensamiento hipotético-deductivo. El otro sujeto, por<br />

el contrario, presentó dificultades en tareas categoriales y semántico-conceptuales.<br />

Conclusiones: se analizan las implicaciones de estos datos para el planteamiento de un<br />

modoelo neuropsicológico integrado para las actividades inferenciales y de pensamiento<br />

lógico.<br />

Palabras clave: Pensamiento lógico. Disociación doble. Córtex frontal. Córtex posterior.<br />

Neuropsicología Cognitiva.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 397-409. http://www.revistadefilosofia.com


PALABRAS DE CABECERA: Disociación doble en lógica.<br />

ABSTRACT. Introduction: Logical thought processes are not homogeneous mental<br />

functions, been possible of fractionation with stimulus characteristics of the<br />

experimental tasks. These assumptions are based on some theoretical hipotheses coming<br />

from both, clinical and basic cognitive neuropsychological research on language and<br />

reasoning processes. Objective: To demonstrate the possibility of finding dissociations<br />

corresponding to thought processes lesions location in brain-injured with cortical<br />

damage, tryinig to find that logical functions related to propositional logic (functors) are<br />

localized at frontal cortex, been categoriacal and semantic processes of thought related<br />

to post-rolandic function, especially to temporal lobe . Materials and methods:<br />

Performance of two brain-damaged patients with cortical vascular etiology and different<br />

lesion location (Superior Parietal and Frontal Vs. Inferior Parietal and Temporal) at an<br />

experimental battery of reasoning and logical thought tasks (with different structural<br />

requirements for its solving) is analyzed. Results: A double dissociation in tasks<br />

performance of both patients has been found, depending on lesion location, been one of<br />

them deficient at at hypothetico-deductive conceptual tasks, implicating the separability<br />

of both logical functions in the brain. Conclusions: Implications of these data for an<br />

integrated neuropsychological model of inferential activities and logical thought<br />

processes are analyzed.<br />

Key-words: Logical thought. Double dissociation. Frontal cortex. Posterior cortex.<br />

Cognitive Neuropsychology.<br />

<strong>Eikasia</strong>. Revista de Filosofía, año VI, 36 (enero 2011) 397-409. http://www.revistadefilosofia.com


III.- Noticias<br />

SAF. Sociedad de Filosofía<br />

Sociedad Asturiana de Filosofía<br />

Congreso 2011: III Congreso de ontología: Esencia y existencia de los Derechos Humanos<br />

http://www.sociedaddefilosofia.org/<br />

I CONGRESO INTERNACIONAL: "EL FONDO DE LA HISTORIA. IDEALISMO,<br />

ROMANTICISMO Y SUS REPERCUSIONES."<br />

22 - 24 noviembre 2010, Univ. Carlos III, Madrid<br />

Plazo para comunicaciones: 1 de septiembre de 2010 +Información<br />

CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SAF: "RAZÓN, CRISIS Y UTOPÍA"<br />

2 - 4 febrero 2011, La Laguna<br />

+Información<br />

LINKS DE INTERES<br />

Revista Cubana de Filosofía<br />

Teoria rivista di filosofia<br />

Revista de filosofía La lámpara de Diógenes<br />

Revista Observaciones Filosóficas


36<br />

r e v is t a d e f ilo s o f ía<br />

www.revistade filosofia.com

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