Guerra y paz en Colonia Il trittico en Londres Ópera en ... - Pro Ópera

Ópera en Otras Ciudades
Escena de
Guerra y Paz
en Colonia
Guerra y paz en Colonia
Septiembre, 2011. La Ópera de Colonia se apresta a renovar
su sala de 1957 con una nueva torre, un foso de orquesta más
grande y una refacción general que le llevará hasta 2015 terminar.
Uwe Laufenberg, el talentoso régisseur e intendente, libra su
guerra para conseguir fondos públicos con efectivas preguntas
existenciales: “¿Quieren ustedes una ópera que mantenga a Colonia
a la altura de Berlín, Múnich o Hamburgo, o quieren una ópera
de segunda? ¿Quieren seguir con el robusto sistema de repertorio,
con tres o cuatro óperas diferentes por semana, o quieren adoptar
el sistema de stagione con menos títulos, como ocurre en Italia?”
Mientras duren las reparaciones, Laufenberg se ha resignado a la
alternativa de temporada. Para dar ópera en 2011-2012 sin retardar
el comienzo de las obras, se han programado representaciones en
otras locaciones de la ciudad. La clemenza di Tito se presentará en
el monumental hall central del Tribunal Superior de Apelaciones,
y Tosca en la gigantesca carpa inflada de la Opera an Dom,
flanqueada por el Rin y la famosa catedral.
Pero los bocados más gordos seguirán en la sala a renovar, que
aún en su estado actual sigue siendo una de las más cómodas y de
mejor visión en Alemania. La temporada comenzó con la versión
original (1943) de Guerra y Paz de Prokofiev en una excelente
puesta de Nicolas Brieger. Presenta constantes movimientos de
paneles alusivos a los muros de una mansión ruinosa y a través
de ellos atisbamos las fiestas de la nobleza o los movimientos de
la soldadesca, y en primer plano, protegidos por estos bastidores
movibles a sus espaldas, las ilusiones y conflictos privados de los
personaje fundamentales.
Natascha fue cantada con histriónica presencia escénica y voz de
seguro apoyo y color lírico por Olesya Golovneva, una nueva joya
enviada por el Marinskii a Occidente. Martin Kränzle presentó
un Andrei de estilo y voz impecables, y también Matthis Klink
descolló con un inspirado y polifacético Pierre Besukov, incisivo
y cálido en su timbre. Al no haber fisuras en el resto del numeroso
reparto, la Ópera de Colonia demostró una vez más que la lírica
sólo alcanza un éxito redondo como experiencia integral de teatro
y música cuando grandes voces en los principales es apoyada por
similar calidad en los comprimarios.
Michael Sanderling dirigió con texturas claras, brillante
policromía e incisiva convicción dramática a la legendaria orquesta
Gürzenich que tan estrechamente trabajara con Brahms y Mahler,
y que alterna con la ópera sus conciertos filarmónicos. El afamado
director titular de la Gürzenich, Markus Stenz, se presentará
junto a Laufenberg como régisseur en noviembre en Ariadne auf
Naxos y ambos volverán a unirse en abril de 2012 para un broche
de temporada, la reposición de una aclamada producción de Die
Meistersinger von Nürnberg.
por Agustín Blanco-Bazán
Il trittico en Londres
Septiembre 14, 2011. Cada una de las partes de esta trilogía es
difícil de poner si no se cree en cada aspecto de la trama, y eso
ocurrió en esta nueva producción. Por fuera lució bien, una de
las especialidades de esta casa, pero por dentro el contenido
falló. Tampoco hubo responsabilidad artística por parte de la
dirección, privando a medio teatro de ver una callejuela oblícua en
Il Tabarro y al fondo un nightclub/prostíbulo. ¿Cómo es posible?
¿Es que a nadie le importa el público que paga altísimos precios?
Los decorados dejaron mucho que desear en las tres obras, faltó
atmósfera en Il Tabarro y en Suor Angelica irritó mucho que las
monjas fueran enfermeras en un hospital y que Suor Angelica
cometiera suicidio tomando píldoras. Gianni Schicchi ya había
noviembre-diciembre 2011
pro ópera

sido vista mucho mejor acoplada con L’heure espagnole en 2007,
así que no hubo novedad. Tampoco hubo un elenco que hiciera
justicia a las obras, y faltó corazón en la régie, lo cual contagió a
los cantantes a pesar de que Eva-Maria Westbroek se entregara
a su Giorgietta con todo, como es costumbre, e incluso de que
Ermonela Jaho —reemplazando a Anja Harteros a último
momento— convenció como una Suor Angélica bien cantada y
muy emocional.
Si Michele le calzó bien al hosco Lucio Gallo, Schicchi resultó
menos cómico, como es la costumbre; y, si bien no fue malo
tampoco llegó a los niveles que se esperaban. Aleksandrs
Antonenko dio relieve a Luigi con voz robusta e Irina Mishura
brilló vocalmente como Frugola. Anna Larsson, vocalmente
buena como La Princesa, tuvo que lidiar con un rol transformado
en caricatura, pero gustaron mucho Francesco Demuro como
Rinuccio y Anna Devin como Lauretta, reemplazando a la
indispuesta Ekaterina Siurina. En un espectáculo tan fallido como
éste, la dirección de Antonio Pappano fue prolija, acariciante
y de excelente sonido, quizás demasiado por momentos: con
explosiones bombásticas que no ayudaron nada a los cantantes.
por Eduardo Jacobo Benarroch
Macbeth en Salzburgo
Agosto 3, 2011. Un verano más, el Festival de Salzburgo se
convirtió en punto de encuentro de melómanos de todo el mundo.
Aficionados de más de 72 naciones diferentes que, año tras
año, cruzan los Alpes para ver y escuchar en vivo a sus estrellas
favoritas. Para los aficionados operísticos, el gran acontecimiento
de este año fue, sin duda, la nueva producción del Macbeth
verdiano, ideada a cuatro manos por Riccardo Muti y Peter Stein;
un espléndido trabajo que sedujo tanto a la crítica como al público
que le brindó más de diez minutos de intensos y merecidos aplausos.
Y es que el tándem Muti-Stein consiguió un resultado difícilmente
mejorable, al que contribuyó, sin duda, el gran conocimiento de
Stein del drama de Shakespeare y su minucioso estudio de la obra
verdiana, a la que dedicó más de siete años, así como un profundo
dominio de la acústica de la Felsenreitschule.
Magnífica, la actuación de la Filarmónica de Viena. Perfecta,
la elección del reparto; en el que destacaron tanto vocal como
actoralmente el bajo serbio Željko Lučić (gran especialista en la
obra de Verdi, impecable en el legato) y la soprano rusa Tatiana
Serjan (con una voz de timbre oscuro muy adecuada para este rol)
en los papeles protagonistas. Sobresaliente también, para el coro, que
guiados magistralmente por Thomas Lang y, gracias a la respetuosa
puesta en escena de Stein, consiguieron emocionar al público en
todas sus intervenciones.
En Verdi, Muti no tiene rival como demostró en la brillante dirección
del maestro napolitano (atenta a cada transición, y sobre todo, al
drama). “Nos encontramos por primera vez en casa de Muti en
Ravenna. Peter Stein llegó cargado de partituras con las versiones de la
obra. Muti se sentó al piano y Stein se puso a su lado. Inmediatamente,
Muti comenzó no sólo a tocar sino a cantar todos los roles de Macbeth:
el propio Macbeth, la Lady, Banquo, Macduff, todas las partes
del coro. Sólo se vio interrumpido por las inteligentes, concisas y
pertinentes preguntas de Peter Stein”, comentó durante la rueda de
prensa Markus Hinterhäuser, el director artístico del Festival de
Salzburgo 2011.
por Lorena Jiménez
Escena de las brujas en Macbeth
Foto: Silvia Lelli
pro ópera
noviembre-diciembre 2011