PDF 28102012 - Prensa Libre

PRENSA LIBRE
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Guatemala, domingo 28 de octubre de 2012 - DOMINICAL
OPINIÓN /
EDITORIAL
Demasiados años
de frustración
Con la reciente eliminación
del seleccionado
guatemalteco de futbol,
por 14 ocasión, de la participación en un
campeonato mundial, el lógico sentimiento
debería ser de pesar; sin embargo,
resulta que no es así, pues el
balompié en el país ha sido una de las
actividades menos rentables para los
ciudadanos que con sus recursos y los
de la iniciativa privada contribuyen a
sostener a uno de los planteles que menos
gloria han conseguido.
En realidad, ese abrupto final no deja
de ser un alivio. Primero porque en el
campo estrictamente deportivo dejó una
pobre impresión el último partido que
sostuvo la escuadra nacional, pues pese
a que su oponente tampoco pasa por sus
mejores momentos, daba pena ver los
escasos recursos de nuestro plantel para
solventar compromisos de alto nivel en
los que son millonarios los fondos que
se invierten para mantener un modelo
que sin duda debería ser objeto de una
concienzuda revisión, principalmente la
dirigencia.
Esto empieza por las disputadas elecciones
para ocupar el más alto cargo de
la federación de esa disciplina, lo cual
conlleva oscuros intereses por ocupar
esas posiciones porque hasta ahora sigue
siendo poco transparente el gasto
de esos recursos, sin duda algo que ha
servido de mal ejemplo, al punto de que
ahora precisamente tres seleccionados
han sido suspendidos de por vida de
toda participación deportiva por haber
incurrido en un cuestionable arreglo de
partidos, lo que sin duda acrecienta los
sentimientos de desconfianza.
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Pero la triste realidad es que Guatemala
viene participando en esos eventos
desde hace 55 años, cuando en 1957 se
probó acceder por primera vez a ocupar
al menos posiciones decorosas, pero la
abrumadora historia demuestra lo poco
que se ha avanzado en ese objetivo, y por
supuesto, a un alto costo, que tampoco
tiene por qué ser lo malo del modelo en
sí mismo, ya que los recursos al final le
cuestan poco al Estado, en cambio el
aporte privado es lo que se convierte en
un jugoso aliciente para buscar posiciones
de poder que conlleven al disfrute de
los privilegios que otorgan esos cargos.
Las razones para los cuestionamientos
aumentan porque al ser el futbol el
deporte grupal de mayor participación,
sin duda tienen que ser millonarios los
fondos que se manejan y que sobre estos
no exista una clara rendición de
cuentas, cuando a otros deportistas se
les regatean los recursos, como acaba
de acontecer en Londres, donde Érick
Barrondo refirió las penurias que debió
pasar junto a su entrenador porque estuvieron
casi en el abandono, mientras
la delegación oficial disfrutaba a cuerpo
de rey en hoteles de lujo.
Lo cierto es que, lejos de asistir a una
celebración, los guatemaltecos han quedado,
una vez más, frustrados, porque
en cierto sentido tienen una dosis de
participación en ese anhelo, pero no
solo se falla de manera persistente en el
objetivo, sino que, encima, no ocurre
nada de lo que habitualmente sucede
con autoridades responsables en otras
latitudes, donde lo primero que hacen
es poner sus cargos a disposición cuando
no se cumplen las metas, pero aquí,
en cambio, los placeres y los atractivos
beneficios siguen siendo un estímulo a
la incapacidad.
María Mercedes Girón de Blank
Mario Antonio Sandoval
Miguel Ángel Méndez Zetina
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TIEMPO Y DESTINO
Por un pueblo con
derecho al Derecho
El derecho a la vida tiene preminencia sobre
todas las demás consideraciones.
(III)
M ASACRES SE COMETEN EN
muchos países, desgraciadamente.
Pero hay otros donde
esos hechos nunca ocurren, osi
ocurren, son casos insólitos.
Guatemala debería ser un pueblo
donde nunca se produjera
una masacre. Desafortunadamente
aquí se han producido
muchas.
Por la gravedad que revisten
las masacres, hay organizaciones
nacionales e internacionales
que se dedican a inventariarlas,
clasificarlas y analizarlas, en los
campos de la historia, la psicología
y la sociología, fundamentalmente.
Es un tema casi
universalizado.
Le Monde Diplomatique, publicación
electrónica cuya versión
en español puede ser consultada
en Internet, incluye a
Guatemala entre los países donde
se comete toda clase de crímenes,
incluidas las
masacres.
Una masacre que figura
en esos textos y
que tiene semejanzas, y
también diferencias,
con lo ocurrido en Totonicapán
es la perpetrada
en Pando, Bolivia,
el 11 de septiembre de
2008.
En ese país sudamericano
son frecuentes
las multitudinarias
marchas pacíficas de
mineros y campesinos, para protestar
contra las autoridades. Bate
marcas mundiales en cantidad
de manifestaciones públicas,
golpes de Estado y cuartelazos,
desde su nacimiento ala vida
republicana hace 187 años.
El día citado, a eso de las tres
de la tarde, cuando una manifestación
de miles de campesinos,
indígenas en gran mayoría,
llegaba aun poblado cercano
a la cabecera departamental
de Pando, fue sorpresivamente
atacada a tiros por policías
uniformados, agentes secretos y
pistoleros partidarios del gobernador.
Veinte indígenas perecieron,
numerosos más quedaron
heridos de bala y otros fueron
desaparecidos.
El motivo de la marcha era
que el gobernador de Pando se
había declarado en oposición al
gobierno del presidente Evo Morales.
Los campesinos, en cambio,
eran progobiernistas.
La masacre fue objeto de tres
investigaciones. Una, por las autoridades
bolivianas. Otra, integrada
con expertos de nueve
gobiernos latinoamericanos
(Unasur). La tercera corrió a
cargo de Naciones Unidas.
La Comisión Especial de
Unasur —según publicaciones
oficiales, de las cuales tomo estos
datos— estuvo formada por
el jurista argentino Rodolfo Mattarollo,
quien actuó como coordinador;
Juan Gabriel Valdés y
Luciano Fouillioux, de Chile;
Fermino Fechio, de Brasil; Francisco
Borja, de Ecuador; Guido
Toro, de Perú; Carlos Pita, de
Uruguay; Freddy Gutiérrez, de
Venezuela; Fulvia Benavides, de
Colombia; Nicolás Gutman,
Eduardo Zuain y Ciro Annichiarico,
de Argentina.
Las tres investigaciones reafirmaron
el criterio de que esos
hechos deben ser conocidos por
jueces civiles, aunque entre los
inculpados figuren agentes estatales,
por tratarse de
crímenes de lesa humanidad.
La Comisión de Unasur
lo dice en los siguientes
términos: “A la
luz de los hechos, la Comisión
concluye que no
se está ante delitos de
Luis función y esto, conforme
Morales a la misma jurisprudencia
del Tribunal Constitucional
de Bolivia. En
Chúa
efecto, la función pública
no consiste en atentar
contra la vida y la integridad
personal de los ciudadanos. Los
delitos de esa naturaleza, no pueden
ser nunca delitos de función.
Se trata de delitos comunes que
deben ser juzgados por la justicia
ordinaria”.
También estima que la masacre
en Pando reviste, por sus
características, los rasgos de
“una violación extremadamente
grave yflagrante de los derechos
fundamentales ala vida y ala
integridad de la vida, cuyo goce y
ejercicio es condición de todos los
seres humanos”.
Cierto es que la de Totonicapán
es la primera masacre cometida
por soldados en tiempos
de paz. Pero, igualmente es necesario
decir que es la primera
vez que unos soldados en servicio
activo, incluido un coronel,
son arrestados inmediatamente
después del hecho, y sometidos
sin dilaciones al correspondiente
proceso de justicia, en los
tribunales civiles.
Lo demás queda a merced de
jueces y magistrados.