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B O L E T Í N I N F O R M A T I V O N º 1 9 J U N I O 2 0 1 1
tras los 18 años de servicio militar de sus titulares
tras sus licencias [20].
El expediente reglamentario de tropa se conforma
con la filiación de caja, la filiación de cuerpo,
hoja de castigos [21], hoja de prendas, libreta
de ajustes, abonarés de alcances, además de otra
documentación como expedientes judiciales,
sumarias y testimonios de condena, fes de soltería,
etc. El resto de la documentación y papeles
se conservará en un expedientillo o expediente
personal, que además de media filiación, licencias
y permisos, partes, correspondencia y oficios
varios, pueden conservar también copias de sus
filiaciones de cuerpo, altas y bajas en hospitales,
etc. Ambos tipos de expedientes, expediente reglamentario
de tropa y expediente personal de tropa, se
mantendrán con apenas variaciones hasta su desaparición
que, anunciada en la legislación y reglamento
de reclutamiento de 1968-1969, se hará
efectiva tras publicarse normas sobre esas documentaciones
de tropa y marinería, en 1972.
Un amplio corpus normativo [22] regulará el
contenido del expediente reglamentario de tropa
y su trámite. Al finalizar el servicio en filas y pasar
a la reserva [23], los cuerpos entregarían a los batallones
de reserva la filiación de cuerpo, filiación
de caja, hoja de prendas y hoja de castigos (faltas
leves) [24], además de libretas de ajustes, abonarés
de alcances, fes de soltería, así como otra documentación
(expedientes judiciales y sumarias
y testimonios de condena). En esos batallones de
reserva (hasta la creación de las Zonas), se conservarían
los expedientes hasta la licencia absoluta de
sus titulares, encarpetados por reemplazos, conteniendo
una carpeta general cada uno de los parciales por orden
alfabético de apellidos y anotando los cambios de
residencia, revistas anuales, licencia absoluta, etc.
Aunque de los batallones de reserva de infantería
dependían en esas fechas los reservistas de
artillería, ingenieros, sanidad o administración
militar, los expedientes de cada una de esas fracciones
se llevarían con entera separación entre sí [26].
Más tarde se constituirán depósitos regionales de
reserva para los cuerpos de esas armas que conservarán
los expedientes de sus reservistas. Hasta
la creación en 1883 de las Zonas de Reclutamiento
y Reserva (en funcionamiento desde reemplazo
de 1884), esos expedientes se conservarían bien
en los propios cuerpos (regimientos, batallones o
escuadrones), en los de reserva, o se entregaban
para su custodia a los archivos de las capitanías
generales y gobiernos militares.
Hoja de castigos de Fructuoso González (1.885). AGMG. ZOR
Madrid, leg 1 (Dep. 2).
En períodos de guerra o campaña las pérdidas
de expedientes y archivos afectan sobremanera a
estos expedientes de tropa, necesarios a efectos
de antigüedad, premios, abonos, medallas, servicios,
etc. Es el caso de las filiaciones de artilleros
combatientes en la guerra de Independencia que
fueron rehechas al haberse perdido en los combates
o retiradas de Sevilla, Cádiz o Valencia [27]. De
la misma forma con los expedientes de la tropa
combatiente en las campañas coloniales [28], las
normas dictadas en 1941 [29] por el Ministerio del
Ejército para la reconstrucción de documentaciones
o filiaciones mediante instancia y declaración jurada,
o las dictadas el 6 de marzo de 1945 para
la apertura de filiaciones y hojas de castigo de los
soldados trabajadores encuadrados en los Batallones
Disciplinarios de Soldados Trabajadores, que
como caso excepcional podrían aportar declaraciones
juradas.
Las documentaciones de tropa
y marinería
La nueva ley general del servicio militar de
1968 [30], en vigor desde 1970, unifica las normas