Año 9, t. 11, 5a. entrega (1901) - Publicaciones Periódicas del ...

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en los casos de que tratamos, ejerciendo sobre los actos de
las Juntas el control superior que dioho Poder puede ejercer
sobre aquéllas. Esa solución podría no avenirse con un régimen
de absoluta autonomía municipal dada la ingerencia
constante que por ella tendría el Ejecutivo en los actos de las
Juntas; pero sería perfectamente adaptable á un régimen de
descentralización moderada. No obstante militaría contra dicha
solución la misma razón de orden financiero que antes hemos
mencionado.
Debemos, pues, limitarnos á organizar los recursos de que
tratamos dentro de la organización administrativa existente.
Toda la inni>vación que en ésta puede hacerse eii las circunstancias
actuales es crear el Consejo de Ministros como órgano
consultivo para la resolución de los reclamos interpues
tos ante el Poder Ejecutivo. Las garantías que falten á
esa soíución deben buscarse en un procedimiento convenientemente
reglamentado, que suprimiendo el desorden completo
y la arbitrariedad absoluta que hoy reinan en la generalidad
de los casos, ofrezca para la defensa de los intereses particulares
todas las seguridades compatibles con el funcionamiento
regular de la Administración.
La generalidad de los tratadistas italianos son no obstante
contrarios á la solución que acabamos de indicar, por diversos
motivos que en seguida pasamos á examinar.
"Del punto de vista que nosotros consideramos, dice Orlando,
esto es en cuanto á que los intereses particulares sean
justamente tutelados, parece manifiesta la insuficiencia dül recurso
jerárquico. El superier jerárquico será naturalmente inducido
á hacer prevalecer la decisión del oficio administrativo
á pesar de los intereses particulares, porque de aquel oficio
administrativo forma parte.
" A eso se agrega la poca idoneidad de un funcionario de
la Administración activa para desempeñar con acierto las
funciones de Juez, y menos aun si se tiene en cuenta la deficiencia
de los medios con que se prepara*8u fallo, faltando
en primer lugar aquel precioso elemento de la justicia que
es la publicidad, y no habiendo establecido procedimiento