Año 9, t. 11, 5a. entrega (1901) - Publicaciones Periódicas del ...

Anahs de la Universidad 893
los intereses ó afecciones que ligan al inculpado más 6 menos podero
sámente al lugar en que se encuentra, los recursos del mismo y de su
familia, sus antecedentes personales, su mayor ó menor sinceridad y
buena fe. El fiador debe ser persona abonada; y como tal se tendrá
á toda persona de responsabilidad, que tenga capital, ó industria, ó
profesión que le dé renta, y que no sea insolvente. A estar con nuestra
ley procesal en vigencia, este sería el verdadero significado de la
palabra abonada del artículo 204 del Código de Instrucción Criminal;
pero, queriendo nuestros Jueces y en particular nuestros Fiscales del
Crimen ser más realistas que el Rey y más severos y exigentes que la
ley misma, han restringido esa noción de modo que para ellos, generalmente,
sólo eran y serán personas abonadas los dueños de propiedades
raíces (aunque deban más que lo que tienen) y comerciantes, sin
distinción entre mayoristas y bolicheros, ya estén ó no fundidos.
¿ Qué ha sucedido, pues ?: que aparte de ser esos gremios egoístas
por excelencia, muy pocos han sido los procesados que contaban con
amigos comerciantes ó propietarios de fincas; y que, por consiguiente,
inocentes ó pecadores, no podían salir de la cárcel por falta de fiador.
Esto importaba una inmensa desigualdad en el goce de las garantías
individuales, proveniente de causas involuntarias, incidentales. ¡Desgraciado
del transeúnte, y decimos del transeúnte rico, porque por
una aberración inexplicable, los pobres y desvalidos, en las mismas
condiciones de responsabilidad penal, estaban y están exentos de la
obligación de prestar fianza y podían y. pueden salir en libertad bajo
caución juratoria (artículo 206, Código de Instrucción Criminal de la
República O. del Uruguay). Los ricos, más sujetos á sus intereses,
con más apego á la tierra, amantes de la familia; ofreciendo quizás por
sus relaciones sociales y educación, mayores garantías, gozan y gozaban
menores beneficios con relación á los pobres y desvalidos; precisamente
por aquello que les hacía y hace más dignos de la confianza
pública, por su arraigo, sus vinculaciones comerciales, etc., quedan y
quedaban más ligados á la cárcel, se les ha declarado menos dignos de
la libertad provisional!
La falta de presentación del inculpado, en que incurra el fiador,
será penada con multa que el Juez determinará teniendo en vista la
naturaleza y el mérito de la causa; de cuj'^a multa no habrá perdón,
aunque haya sido imposible al fiador dar cumplimiento á su obligación
por fuga del procesado.
El artículo 205 del Código de Instrucción Criminal aludido, expresa
que debe computarse esa multa á razón de cuatro pesos por día de
prisión, de la que hubiese solicitado el Ministerio Público, si hubiese
habido acusación contra el prevenido. De manera que, tratándose de
decretar la excarcelación provisoria, predomina el criterio del Juez,
según ese Código; pero si se trata de uno de los efectos de la fianza
otorgada, debe predominar el criterio del acusador: lo que es absurdo,
ilógico.