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1877 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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88 BOLETÍN DE LA SOCIEDAD<br />

jitado, el mismo aparato, las vibraciones<br />

se repetían 90 veces por minuto.<br />

Origen ele las rocas—Un geólogo<br />

bien conocido, Mr. de Chancourtois,<br />

«imite la opinión deque las rocas graníticas<br />

se han producido bajo la influencia<br />

<strong>del</strong> cyanógeno. Ignoramos sobre que<br />

dase de pruebas descansa esa teoría.<br />

Servicio medical de noche en<br />

Karseila—Marsella, como París y<br />

Lion ha querido tener su servicio medical<br />

de noche. Pero la Comisión Municipal<br />

y Administrativa ha presentado<br />

un proyecto, malhadado, si se quiere,<br />

dice la Mavseille Medical; proyecto que<br />

La sido recibido porun£o¿/e enérjico,<br />

por parte de la mayoría de nuestros<br />

hermanos, y poruña sonrisa desdeñosa,<br />

por parte de los otros. Se agitaba,<br />

en efecto, la idea de establecer un traíamiento<br />

fijo de 300 francos por año,<br />

es decir, 83 céntimos por noche á los<br />

desgraciados hermanos que hubieran<br />

aceptado este título de funcionarios<br />

asalariados; y á mas, el alcalde invitavía<br />

de cualquier modo, los jóvenes médicos<br />

para inscribirse por este servicio<br />

honorable y honorífico.<br />

Es menester verdaderamente que el<br />

sentido moral, al lado de nuestra profesión,<br />

esté obligado en bien de los derechos,<br />

para que haya posibilidad que<br />

iguales ; proposiciones sean emitidas<br />

El desdeño es efectivamente lasóla<br />

respuesta que ellos merecen.<br />

Aventura de muerte—TJn pobre<br />

?¡ejo, de 85 años, acojido en uno de los<br />

Hospicios de Londres, obtuvo permiso<br />

para pasar el dia fuera <strong>del</strong> establecimiento.<br />

Tomó el camino de hierro metropolitano,<br />

que atraviesa una parte de<br />

la populosa capital bajo túneles, v cujas<br />

estaciones únicamente están al descubierto.<br />

Durante el trayecto, un viajero, que<br />

parecía interesarse por el viejo, le advirtió<br />

que el camino mas corto para volver<br />

al Hospicio de Workhouse era bajar<br />

a la estación que el tren acababa de<br />

dejar. En la estación siguiente, James<br />

John, que así se llamaba el anciano, al<br />

descender <strong>del</strong> wagón preguntó al via-<br />

jero por el camino para dirigirse á la<br />

estación de que le había hablado.<br />

—Todo derecho, respondió este hombre,<br />

á quien se supone un siniestro bufon.<br />

Y el viejo, viendo <strong>del</strong>ante de sí, bajo<br />

labóveda, la luz de una linterna, no halla<br />

paso alguno; pero mas lejos brilla<br />

una luz; ¡indudablemente allí so encuentra<br />

la salida! Y el desgraciado continúa<br />

su camino.<br />

Los trenes <strong>del</strong> de hierro metropolitano<br />

se suceden cada tres minutos. La<br />

vía, bajo los túneles, es excesivamente<br />

estrecha, y los wagones casi rozan el<br />

muro; figúrense nuestros lectores cuál<br />

seria la situación angustiosa <strong>del</strong> pobre<br />

viejo. Continúa sin embargo, avanzando,<br />

y bien pronto reina oscuridad completa<br />

en torno de él. De repente se percibe<br />

bají el subterráneo, súbitamente<br />

iluminado por la luz de una locomotora,<br />

un ruido espantoso. James John no<br />

tiene tiempo masque para pegarse en<br />

la pared, y el tren pasa; el viejo se llena<br />

de terror.<br />

«Sin embargo, ha dicho después, no<br />

perdí el ánimo; pero no dejaba de rezar<br />

en alta voz para sostenerme. A cada<br />

tren me veía obligado ;'» detenerme y á<br />

aplastarme contra la muralla, y de<br />

cuando en cuando perdía en trozos el<br />

vestido, que me arrebataban los coches<br />

que rozaban mi cuerpo.»<br />

El viaje duró tres ñoras. Al final <strong>del</strong><br />

túnel, en una pequeña garita colocada<br />

en medio de la vía, había un vijilante,<br />

á quien los gritos de James John llaman<br />

la atención; álalu< de la linterna<br />

percibe al viejo, ya sin fuer/as, y se<br />

precipita á socorrerle. ¡ Ya era tiempo!<br />

El infortunado no se podía sostener;<br />

temblando de los pies á la cabeza le era<br />

imposible articular una sola palabra; el<br />

sudor le inundaba,y el agua que se filtraba<br />

de la bóveda había mojado los<br />

restos de sus miserables vestidos.<br />

A penas en seguridad, perdió el conocimiento<br />

y fué muy difícil hacer que<br />

recobrase el sentido. H¡>y todavía no<br />

se dú cuenta de la aventura, ni de la<br />

energía que tuvo que desplegar durante<br />

aquellas tres horas, que fueron tres<br />

siglos de agonía.

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