Año 19, t. 24, nº 91 (1914) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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19.05.2014 Views

398 Anales de la UniverHichid de otros estudias, de aquellos más necesarios y más útiles, que coloquen á ese elemento en condiciones de explotar con conciencia y saber, nuestra verdadera riqueza nacional, nuestra industria agrícola y ganadera. Habría llegado el momento entonces de anexar al Liceo las clases de Zootecnia y Agricultura. Todas esas cosas deben preverse y prev^erse bien. Por esa razón creo que los Poderes públicos deberían prestarle atención preferente á la idea de dotar á esos centros de edificio propio, bien amplio, que contemple necesidades de presente y de futuro. Hoy por hoy se tropieza con el gran inconveniente de local para instalarlos medianamente, y puede decirse que sólo por excepción algunos locales alga adecuados han podido conseguirse. La casi totalidad de esos establecimientos funcionan en edificios sin comodidad y ni siquiera aparentes para el fin que se les destina. Se les ha dotado del material de enseñanza para estudia práctico de las asignaturas que forman el plan, y pocos son los que hasta el presente han recibido un regular acomodo. En una palabra, esos edificios son inaparentes y no podrán ocuparse mucho tiempo, porque á su vetustez debe agregarse la resistencia de los propietarios á todo género de mejora, no obstante el crecido alquiler que abona el Estado. Si esto se advierte ya, cuando apenas cuentan los Liceos con dos años de existencia, ¡qué na sucederá cuando lleguemos á completar los cuatro años que forman el ciclo de la Enseñanza Secundaria! Por esa digo. Honorable Consejo, que deben preocuparse los Poderes públicos de este problema, casi de inmediato, dada la urgencia que entraña. En los ejidos de cada ciudad donde los Liceos tienen su sede, existen terrenos municipales en extensión apropiada (una manzana) que podría utilizar el Estado para el fin indicado, sin desembolso alguno. Sería la base amplia para levantar en ellos los edificios respectivos con

Anales de la Universidad 399 arreglo á las necesidades de presente, y poderlos continuar en el futuro á medida que las necesidades mayores así lo impusieran. Por eso creo que una extensión como la que dejo indicada, sería una base regular y muy prudente. Fácilmente el Estado podría hacer frente al costo de la edificación de cada Liceo, sin más desembolso que el importe de lo que abona mensualmente por concepto de alquiler (^ 100), y más de dos terceras partes de las ren. tas propias de cada institución, destinadas á fomento del mismo Liceo. Se llegaría á una suma no menor de 250 pesos mensuales, cíintidad más que suficiente para hacer frente á un empréstito de cédulas hipotecarias y atender así á sus intereses y amortización. Las necesidades de presente se habrían llenado por un tiempo, á base de un futuro que podría completarlas. Para muchos esto será poco práctico, y hasta superfluo si se quiere, sin utilidad palpable. Estas ideas no son dominadas por todos, como se ha dicho, especialmente por aquéllos que no alcanzan el fin que se persigue. Por eso se habla de proletariado intelectual y otras cosas parecidas, ^se es el error de la gente que habla de lo que no sabe ni comprende. En los pueblos más adelantados del mundo se mira la enseñanza secundaria como la brújula que ha de orientar á las masas en un sentido dado, y esa es la razón de por qué, en ningún caso, los gobiernos que dirigen sus destinos, la abandonen en un solo momento. Pueden citarse como ejemplo los pueblos más adelantados y más liberales de Europa, en los que la enseñanza secundaria se acentúa cada vez más por el número de sus iniciados, no obstante el paréntesis que se ha notado en esos mismos Estados, cuando se trata de la Preparatoria y Superior. Hoy se la mira como factor de primer orden, como el único quizá para la formación del carácter y de la educación en la masa del pueblo. Por eso se le protege y se le vigila cuidadosamente. Ul viejo principio de proteger á los menos en beneficio de los más, ha sido suplido hoy por el de la protección d los más en beneficio de todos. Prestigiar y favo-

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arreglo á las necesidades de presente, y poderlos continuar<br />

en el futuro á medida que las necesidades mayores así lo<br />

impusieran. Por eso creo que una extensión como la que<br />

dejo indicada, sería una base regular y muy prudente.<br />

Fácilmente el Estado podría hacer frente al costo de la<br />

edificación de cada Liceo, sin más desembolso que el importe<br />

de lo que abona mensualmente por concepto de alquiler<br />

(^ 100), y más de dos terceras partes de las ren.<br />

tas propias de cada institución, destinadas á fomento <strong>del</strong><br />

mismo Liceo. Se llegaría á una suma no menor de 250<br />

pesos mensuales, cíintidad más que suficiente para hacer<br />

frente á un empréstito de cédulas hipotecarias y atender<br />

así á sus intereses y amortización. Las necesidades de<br />

presente se habrían llenado por un tiempo, á base de un<br />

futuro que podría completarlas. Para muchos esto será<br />

poco práctico, y hasta superfluo si se quiere, sin utilidad<br />

palpable. Estas ideas no son dominadas por todos, como<br />

se ha dicho, especialmente por aquéllos que no alcanzan<br />

el fin que se persigue. Por eso se habla de proletariado<br />

intelectual y otras cosas parecidas, ^se es el error de la<br />

gente que habla de lo que no sabe ni comprende. En los<br />

pueblos más a<strong>del</strong>antados <strong>del</strong> mundo se mira la enseñanza<br />

secundaria como la brújula que ha de orientar á las masas<br />

en un sentido dado, y esa es la razón de por qué, en<br />

ningún caso, los gobiernos que dirigen sus destinos, la<br />

abandonen en un solo momento. Pueden citarse como<br />

ejemplo los pueblos más a<strong>del</strong>antados y más liberales de<br />

Europa, en los que la enseñanza secundaria se acentúa<br />

cada vez más por el número de sus iniciados, no obstante<br />

el paréntesis que se ha notado en esos mismos Estados,<br />

cuando se trata de la Preparatoria y Superior. Hoy se la<br />

mira como factor de primer orden, como el único quizá<br />

para la formación <strong>del</strong> carácter y de la educación en la<br />

masa <strong>del</strong> pueblo. Por eso se le protege y se le vigila cuidadosamente.<br />

Ul viejo principio de proteger á los menos en<br />

beneficio de los más, ha sido suplido hoy por el de la protección<br />

d los más en beneficio de todos. Prestigiar y favo-

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