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Año 19, t. 24, nº 91 (1914) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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394 Anales de la Universidad<br />

mayor actividad y labor, para no seguir el camino de<br />

algunos de sus colegas. Durante el segando trimestre <strong>del</strong><br />

año liceal, produjéronse todas las inspecciones^ originándose<br />

con ese motivo la renuncia de algunos profesores<br />

que, lejos de hacer bien, hacían mal y perjudicaban á la<br />

institución que los contaba en su seno. La ignorancia en<br />

la asignatura ó asignaturas que profesaban, y la peor<br />

manera en trasmitir los conocimientos, hacían de algunos,<br />

elementos imposibles. Otros fueron observados en menor<br />

grado, y alguno contemplado en su puesto por tratarse<br />

de elemento casi octogenario, de quien no era posible esperar<br />

ni exigir más de lo que humanamente hacía, permitiéndosele<br />

continuar en su puesto dado lo avanzado<br />

<strong>del</strong> año (mes de Septiembre), hasta la terminación de los<br />

cursos.<br />

Todos ellos perjudicaban la enseñanza y era necesario<br />

tomar una resolución que hiciera cesar aquel estado de<br />

cosas. En algunos Liceos de preparación buena y de dirección<br />

mejor, se ha encontrado á algún Profesor que<br />

con su presencia al frente de la clase ha perjudicado inmensamente<br />

á las discípulos y á la propia institución;<br />

precisamente, por ello, no ha figurado en el orden que<br />

debía figurar, dada la actuación brillante <strong>del</strong> año anterior-<br />

Un mal Profesor, uno sólo en esas condiciones, produce<br />

un mal inmenso en instituciones de este orden y mucho<br />

más cuando ese profesor, á su incompetencia lleva unida<br />

la falta de carácter, incapaz de hacerse respetar por sus<br />

alumnos. En este caso, el mal resultado es mayor, y entonces,<br />

los malos hábitos despertados se extienden á las demás<br />

clases, resintiéndose la disciplina y la cultura.<br />

Los señores Directores se empiezan á convencer de la<br />

necesidad que tienen de proceder con toda energía y actividad<br />

en la organización y funcionamiento de su Liceo<br />

y que las omisiones y faltas de sus Profesores recaen en<br />

la mayoría de los casos sobre el Director que no ha sabido<br />

ó no ha querido denunciarlas, faltando á los deberes<br />

que la ley le impone.

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