oct.-dic. 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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sente en los orígenes remotos de un pueblo<br />
desprolijo, vital, traicionado y potencialmente<br />
creador.<br />
Del Paso no desdeña los datos rustorizados<br />
cuando quiere hacer pie en esa<br />
:ealidad objetiva que le merece deseonaanza.<br />
Pero no es historia de manuales,<br />
es aún menos, apenas datación que referencia<br />
la verdadera historia, la que<br />
está contando, la que intuye debajo de<br />
la fría mecánica de fechas o acontecimientos,<br />
de ferrocarriles inaugurados o<br />
iglesias levantadas, de instrucciones para<br />
guardavías. De esa que se vigoriza<br />
por el corte transversal de los personajes<br />
en un tiempo que los ciñe, los con<strong>dic</strong>iona<br />
y los expulsa; un tiempo intramitado<br />
que es la clave propuesta por <strong>del</strong><br />
Paso para bucear en las verdaderas raíces<br />
<strong>del</strong> mito y de la Historia.<br />
Pero el viafe por esta historia es inseguro.<br />
y el lenguaje no alcanza, o es<br />
apenas una herramienta para la investigación.<br />
Lo fascinante es tal vez la permanente<br />
inseguridad, la sospecha de que<br />
debajo de esa zona explorada con denuedo<br />
surgirá inmediatamente otra, feraz,<br />
dispuesta también a la entrega, y<br />
luego otra y otra, como sustituciones recurrentes<br />
y quizá inagotables.<br />
Sucede que las palabras nos son legadas<br />
envueltas en un halo de domesticidad,<br />
ya conformadas, baqueteadas,<br />
grávidas de significaciones. Traen consigo<br />
el respeto y el reconocimiento, la<br />
mayoría de edad y la temperancia. Son<br />
las convenciones que nominan un mundo<br />
ordenado incluso en sus misterios.<br />
Nuestros padres hicieron el esfuerzo de<br />
domarlas a fin de cumplir su aprendizaje<br />
vivencial; nosotros apenas tendremos<br />
que memorizarlas.<br />
Contra esto se rebela el autor. Y su<br />
empresa es una quijotada, un despropósito:<br />
la rehabilitación de la palabra, nada<br />
menos, un permanente acto de desagravio<br />
que culmina a veces en la destrucción<br />
O en una fiesta sonora y rítmica,<br />
restallante. Porque el escritor sabe que<br />
no puede tomar prestado su mundo; sabe<br />
que no está posibilitado para proponer<br />
o proponerse otro en tanto no sea<br />
capaz de crear el instrumento para su<br />
investigación. No reniega de la palabra<br />
en sí, sino de su carácter estático; es<br />
necesario que aquélla sea nuevamente<br />
fecunda por los atisbos o los descubrimientos,<br />
por la sensible aproximación a<br />
una realidad que "significa" de modo<br />
diferente, que debe ser "nominada" aunque<br />
sólo sea por este intento de reconocerse<br />
en ella, por esa versión aún no<br />
estrenada que provoca al tiempo que estimula.<br />
y es aquí donde la sombra de otro famoso<br />
iconoclasta se proyecta. Porque si<br />
bien son escasos los antecedentes que<br />
podemos rastrear en la literatura latinoamericana,<br />
ninguno de ellos, sin embargo,<br />
tiene el aliento o va hasta los<br />
límites alcanzados por este mexicano.<br />
Hay que retroceder más de cuarenta<br />
años, hay que referirse a una experiencia<br />
similar en otra lengua; hay que<br />
simplemente reconocer al "mero padre"<br />
de la literatura contemporánea:<br />
hay que apelar al nombre de James<br />
Joyce.<br />
En una medida a escala de Latinoamérica,<br />
"JOSE TRIGO" repite el periplo<br />
<strong>del</strong> "ULISES". Esta Itaca no es Dublín<br />
sino las escasas veinte o treinta manzanas<br />
que rodeaban la vieja estación de<br />
Nonoalco-Tlatelolco, en la Ciudad de<br />
México.<br />
Leopoldo Marechal, en un intento por<br />
esclarecer las claves de su "Adán Buenosayres",<br />
se lamenta con un dejo de<br />
amargura por ~l padrinazgo que la crítica<br />
le atribuyó al irlandés. Dice: "Joyce,<br />
en el Ulises, toma de Homero la<br />
"técnica <strong>del</strong> viaje"; pero no toma como<br />
yo el simbolismo espiritual <strong>del</strong> viaje"<br />
(2). El reproche es, naturalmente, discutible.<br />
Pero aquí importa señalarlo porque<br />
aquella "literalidad" enjuiciada por<br />
Marechal es en <strong>del</strong> Paso apenas un pretexto<br />
para hundirse en las raíces mitológicas<br />
de su pueblo.<br />
Pero los paralelismos no se agotan en<br />
las zonas facilongas de la técnica o de<br />
la actitud parejamente demistificadora.<br />
Haría falta un examen detenido, sería<br />
necesario algo que esta breve reseña no<br />
pretende: un riguroso análisis que no<br />
desdeñe los diversos planos en que se<br />
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