oct.-dic. 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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dientes por todo equipaje? Probablemente<br />
procesados y huéspedes de la<br />
Sala 11 <strong>del</strong> Hospital Vilardebó o condenados<br />
a estrellarse contra algún eucaliptus<br />
en una carretera. Difícilmente los<br />
poetas o escritores aceptados por el medio<br />
intelectuaL que visten bien las reglas<br />
formales de la. clase intelectual, que<br />
respetan los prinCipios dogmáticamente<br />
derramados desde un sitial considerado<br />
"a priori" importante y nunca cuestionado,<br />
harán otra cosa que aplacar toda<br />
espontánea y chispeante ocurrencia <br />
aventura pura, nuevo esquema ajeno al<br />
estereotipo- que pudiera remover una<br />
,verdad revelada. Pocos novelistas serán<br />
deportistas, cazadores, pescadores o nadadores;<br />
pocos enarbolarán satisfechos<br />
un volante de asará por una traducción francesa<br />
y valga la "boutade". ¿Cómo pensar entonces<br />
que otras modalidades de la acción<br />
-cuando ni la aventura individual<br />
se practica- son imaginables más allá<br />
de un vago deseo <strong>del</strong> que se desconocen<br />
los pasos previos? Cualquier grupo<br />
intelectual sensato <strong>del</strong> futuro tendrá que<br />
empezar, modesta y penosamente, por<br />
ahí, si es que quiere transformar "realmente"<br />
la sociedad.<br />
¿Será mejor así: que todo se vaya al<br />
diablo? -<br />
Mientras tanto, mientras faltan todas<br />
estas con<strong>dic</strong>iones -a las que habría<br />
que. añadir los señalados "prejuicios de<br />
los anti-prejuicios", los convencionalismos<br />
inhibitorios, los lugares comunes y<br />
los dogmas de un credo tambaleante<br />
sobre un presunto "deber ser" intelectual<br />
que se analizará en otro capítulo-<br />
se sospecha que es sumamente peligroso<br />
perseverar en las ratificaciones que cada<br />
hecho terminante de la crisis provoca<br />
entre un cierto sector intelectual y que<br />
no es otra cosa que la mejor prueba de la<br />
falta de un sentido histórico que prefiere<br />
el vacío a una proyección concreta.<br />
Se <strong>dic</strong>e todos los días: "¡mejor así! de<br />
una vez por todas se van a clarificar las<br />
cosas. Se acaban las medias tintas." Cada<br />
represión, cada medida de seguridad.<br />
cc..'da devaluación, cada dato concreto<br />
<strong>del</strong> desfonde permite una sonrisa profética:<br />
"así revienta todo de una vez y el<br />
pueblo cobra conciencia." Pareciera, de<br />
acuerdo a este socorrido esquema, que<br />
:uanto peor esté nuestra economía, más<br />
sofocadas las .libertades y más ahogado<br />
el pueblo, las imaginarias opciones de<br />
ciertos intelectuales podrían darse más<br />
fácilmente. Si no hay <strong>dic</strong>tadura militar,<br />
represión a tiros y aparato democrático<br />
abolido con su vasta secuela de persecuciones,<br />
miseria y cárceles repletas,<br />
pareciera que ninguna acción política<br />
concreta es posible para esos intelectuales<br />
en nuestro país'- Hay que esperar a<br />
que todo esté planteado en los términos<br />
extremos de un manual para que una<br />
presunta acción o proceso puedan desencadenarse.<br />
Como se suele ignorar en<br />
general lo que cuesta recuperar cualquiera<br />
de los valores perdidos, la consigna<br />
se repite con irrefrenable dogmatismo<br />
y se asegura "ahora, cuando las<br />
cosas estén clarificadas y las trincharas<br />
divididas, ahora entraremos a la pelea".<br />
Pero nadie, en el centro de ese mismo<br />
deterioro ante manos y plumas inertes,<br />
se ha preguntado si ésa no será la me·<br />
jor excusa, intelectual e ideológica si la<br />
hay, para disfrazar una incap~cidad: la<br />
de la pf31ea cuando todo es glauco, gelatinoso<br />
y las trincheras' no están abruptamente<br />
separadas como el esquema<br />
apriorístico imagina. Porque, tampoco se<br />
<strong>dic</strong>e, una lucha intelectual ahora es mucho<br />
más difícil y es más fácil rehuirla<br />
en nombre de peores situaciones a adquirir.<br />
Lo que se oculta, es, pues, una incapacidad,<br />
pero lo grave es que ella juega<br />
con valores muy importantes y tal vez no<br />
recuperables en muchos años o tal vez<br />
nunca. Además, si en última instancia<br />
una situación extrema -es difícil saber,<br />
por otra parte, cuál es el extremo final<br />
¿el de la Argentina, el de Brasil, el de<br />
Bolivia o el de Haití?- pudiera permitir<br />
con seguridad franquear las puertas de<br />
la idealidad se podría correr el riesgo de<br />
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