oct.-dic. 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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siempre una crítica unánime <strong>del</strong> resto.<br />
íLOspresañCTen:teS rr ~p~or priEf@ y los<br />
iprescindentes por comodldaC!Ji dos categorías<br />
que habría que diferenciar, coinciden<br />
siempre en marcar acusadoramente<br />
al que "se nÍetSl" más allá de firmar<br />
un manifiesto o una adhesión por algo<br />
grande, genérico e importante.<br />
Pero Benedetti añadía, acusadoramente<br />
que "si los realmente decentes, los<br />
generosos de veras, los patriotas cabales,<br />
estiran las posibilidades de su decoro<br />
hasta darle la espalda a su propio<br />
pueblo, entonces significa que esas virtudes<br />
no tienen en ellos raíces suficientemente<br />
profundas. Aquel que pretenda<br />
con absoluta sinceridad el bien para su<br />
país, no debe escapar <strong>del</strong> riesgo, no debe<br />
temer tanto el ser manchado".<br />
El "quid" <strong>del</strong> asunto parece girar entonces<br />
en que la decencia no sirve de<br />
nada en tanto no se la prueba, que el<br />
prestigio pierde la utilidad de su irradiación<br />
si está sobre una intocada mar·<br />
quesina y que el coraje es solo susceptibilidad<br />
envalentonada en los púlpitos<br />
y no en el llano.<br />
El esfuerzo por estar en rrau poteau. <br />
Pero no en balde fue Carlos Martínez<br />
Moreno quién consideró la importancia<br />
que tiene para la función intelectual<br />
que una manifestación callejera -como<br />
las que a la sazón recorrían las calles de<br />
París y suscitaban su reflexión- pudiera<br />
llegar a gritar ¡"Sartre! jau poteau!".<br />
Víctima propiciatoria <strong>del</strong> patíbulo, de la<br />
olla o la caldera, ser capaz de suscitar<br />
lo que Sartre provocaba entonces en los<br />
iracundos "ultras" parisinos es, en su<br />
íntima esencia, una de las importantes<br />
facetas que la tarea de un intelectual<br />
debe provocar en el seno de una sociedad.<br />
Destinatario concreto de iras populares,<br />
como el patrón de una empresa en<br />
huelga, como el dirigente gremial que<br />
la provoca, tema de brochazo en un cartel<br />
o en un muraL como de la irritada<br />
prosa de un suelto editorial, el intelectual<br />
de nuestro país ha perdido un poco,<br />
~unque algungs~mplos parezcan desmentirlo,<br />
aCfl:1ella encarnadura vital coIl,<br />
r. .....<br />
los procesos históricos concretos que<br />
permitieron a un Javier de Viana escribir<br />
sus irritadas prosas contra caudillos<br />
colorados, a un Rodó discutir desde un<br />
escaño parlametario el presunto jacobi<br />
-nismo de un Batlle, a un Sánchez escandalizarse<br />
con el caudillaje criminal y a<br />
un Reyles equivocarse em nombre <strong>del</strong><br />
"progresismo". Lo importante 'era ese<br />
"estar" imbricados en un proceso, vivien·<br />
do su época concreta, su realidad, triste<br />
o limitada no importaba, sabiendo o no<br />
de las mediatizaciones que toda limpia<br />
bandera padece en cuanto la agitan ma·<br />
nos humanas, pero sin temer nunca al<br />
"que dirán", sin ese puntilloso indivi.<br />
dualismo que reclama un tajante "todo<br />
o nada" -blanco o negro- radIcal y<br />
revolucionario y que permite mirar aristocrática<br />
y despreciativamente por encima<br />
<strong>del</strong> hombro a quienes se "juegan"<br />
en el plano nacional con lo que tienen<br />
realmente a mano y no lo utópicamente<br />
reclamado.<br />
La impresión es de que se está únicamente<br />
"en las grandes", llámense éstas<br />
condenas al imperialismo, solidaridades<br />
latinoamericanas, apoyos internacionales<br />
a tal o cual causa, pero en "las peque·<br />
ñas" de todos los días y <strong>del</strong> país, no se<br />
está. Como excusa se afirma .que mientras<br />
no se eliminen las grandes causas<br />
-especialmente el imperialismo- no habrá<br />
nada que hacer, pero en la medida<br />
en que esa tarea no es posible con los<br />
uruguayos como protagonistas, la función<br />
ideológica extrema se convierte en conservadora<br />
y favorece, más que otras tildadas<br />
de "tibias" (por ejemplo el desarrolismo)<br />
los intereses de una oligarquía<br />
intocada y de unas estructuras que,<br />
sin necesidad de aniquilar a los EE.UU.<br />
en lo internacional, bien podrían ser<br />
modificadas en lo interno. Lo ha escrito<br />
Solari: "El ideólogo ?e siente el luchador<br />
de una inmensa causa, que no es sólo de<br />
él y de su país, sino <strong>del</strong> mundo entero;<br />
se convierte en el líder de una inmensa<br />
revolución, tanto más intensa cuanto más<br />
lejana. Mientras ta~o, ilu~de olvidar q~e<br />
vive en un pequeno palS, de nula lUfluencia<br />
en el concierto internacional, de<br />
pequeñísimo peso en América Latina, que<br />
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