Nº 1-2 (nov. 1953) - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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En la soledad y el silencio, Rose se mata. Antes de morir ha nezado<br />
a Dios y también ha intentado rezar. El Padre Nuestro muere enl:> sus<br />
labios, como olvidado. Entonces viene a ellos un rezo de la infancia: "Bendi;e<br />
a mamá, a la Nana y a la Hermana María Luisa, y por favor Dios<br />
mIO, q~e n.unca má~ vuelva a empezar el colegio". Después de refugiar<br />
su con~l:ncla an.gustlada en la infancia, Rose muere. Al día siguiente, los<br />
sobrevivientes SIenten la opresión de un sentimiento de culpa. Rose ha<br />
muerto por falta de amor. "Ninguno de nosotros ama lo suficiente, -dice<br />
el sacerdote-. Quizás los santos. Quizás ni siquiera ellos". En ese desacuerdo<br />
entre la voluntad de caridad y la real aptitud para ejercerla se halla<br />
quizás, el punto más doloroso de este drama y de la visión <strong>del</strong> mundo de<br />
este escritor católico. Pero también aquí aparece el fervor apologético que<br />
GREENE no teme infundir a sus obras y el carácter más pronunciado de su<br />
catolicismo: su fe ilimitada en la misericordia de Dios. "Cuanto más se<br />
rebelan, vacilan y se desesperan nuestros sentidos, más firmemente la fe<br />
dice: Esto es Dios. Todo va bien". y si Rose ha renegado de Dios y de<br />
la Iglesia antes de morir, GREENE deja abierta la esperanza de su salvación.<br />
("Sólo Dios estaba con ella al final, -dice el sacerdote al amante-,<br />
y Ud. debe saber que no siempre puede distinguirse el odio <strong>del</strong> amor".)<br />
Pero GREENE va más allá, y si bien todo el último diálogo de la obra nos<br />
lo muestra guardián celoso de su ortodoxia, dentro de ella se mueve valientemente<br />
y llega a hacer, de la muerte de Rose, un instrumento de la<br />
gracia. La escena final nos dice que Rose no vivió y murió para nada. La<br />
anciana Teresa se decide a dormir en el "living-room", en el cuarto en<br />
que Rose murió. Ha vencido el miedo. Y la propia s: Helen, la otra tía,<br />
cuyo corazón parecía inexpugnable, se abandona a las lágrimas. Rose ha<br />
muerto por amor, y por falta de amor, y el amor, por sus misteriosas vías,<br />
viene a vencer el miedo de la muerte y la dureza <strong>del</strong> corazón.<br />
No es necesario recalcar la significación que reviste el aporte de la<br />
problemática de GREENE al teatro de hoy, la promesa de un gran dramaturgo<br />
que encier.ra "Tbe Living Room", El análisis de la composición de<br />
la obra, de sus virtudes y de sus defectos, urge menos que la comprobación<br />
de un mundo auténticamente dramático que importa haber conquistado<br />
para la escena.<br />
] E A N B A R U'Z 1<br />
Nos enteramos con tristeza de la desaparición de JEAN BARUZI precedida<br />
por la de JOSEPH BARUZI su hermano. Con ellos desaparece una<br />
forma peculiar e irremplazable de la más alta espiritualidad. Forma que<br />
en lo aparente y lo profundo llegó a la propia estilización.<br />
Cuando alguien interrogaba a JEAN el metafísico acerca de un tema<br />
que por escrúpulo no le parecía ser <strong>del</strong> todo suyo, frecuentemente respondía:<br />
hay que preguntar esto a ]OSEPH el poeta. Se consultaban recíprocamente<br />
como especialistas que por azar encontraran un terreno común para<br />
su investigación, pero el mismo velado fuego, la inteligencia subordinada<br />
al espíritu ejemplarmente les unía en una aspiración común: la mística <strong>del</strong><br />
conocimiento.<br />
El uno dormía mientras el otro velaba y la meditación evidenciada de<br />
JEAN estaba fortalecida por la secreta meditación de ]OSEPH.<br />
El humanista había usado infatigablemente de la sabiduría para acercarse<br />
a una cosa sola; la relación entre lo visible y lo invisible. Todo lo<br />
escrito por ]EAN está encaminado hacia la contemplación no separada de<br />
la vida y de la acción y hacia la actividad de la persona humana en todos<br />
sus planos y con todas sus posibilidades. Él nos dice que, como el personaje<br />
platónico, hay que buscar la belleza eterna en los resíduos de las bellezas<br />
contingentes. Una preocupación profunda sirve de nexo de unión entre<br />
los diversos trabajos de JEAN BARUZI. Sea que escriba sobre el problema<br />
moral, con un rico sentido de actualidad y una visión <strong>del</strong> mundo presente<br />
manifestada a cada instante en las consideraciones de orden general, o sea<br />
que hable de ECKHART o de SAN JUAN DE LA CRUZ en el libro discutible y<br />
admirable, acerca <strong>del</strong> cual mantuvo hasta los últimos meses de su vida<br />
polémicas con diversos teólogos y humanistas, la unidad de su obra es<br />
evidente. Consiste en buscar la relación entre lo divino y lo humano. La<br />
preocupación <strong>del</strong> gran erudito es esencialmente una preocupación de amor.<br />
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