Nº 1-2 (nov. 1953) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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otros; sólo que el arte de los MANDELLO se evadió de la especulación y experimentación, entrando en la fase de la emancipación y logrando matizaciones de novel multiplicidad. Imprimiéronse flores mediante la luz. Mas el positivo puede ser de vidrio; la sublimada forma blanca de la naturaleza, es diáfana; el fondo negro, opaco. Así concibióse un vitraux: Orden está.tfco pero con el cambio constante de la iluminación, con la peregrinacion de los rayos del sol que entran por las ventanas, las formas se dínamizan, y en la nave nunca se cansa el misterioso juego elemental de luces y sombras que a ARNO MANDELLO íntimamente se le asocia a la música. Hallazgo del buscador: Cuadro que es música visual. , ,Sólo quienes ~on tanto rigor espiritual observan las disciplinas de la graf,1Ca de luz, dejando intacto el blanco y negro, pueden reivindicar y cultivar el color. La de ARNO y JEANNE MANDELLO es auténtica fotografía en y de colores: En hermandad, pero no falsa identidad con la pintura. Es h~llazgo de la naturaleza: Casi de arquetipo; seguramente de un paradigma, La aparente simplicidad de los "Cartuchos" oculta la dificultad del trabajo de artesanos, la complicación de la técnica. Verde y blan~o; verde también el fondo. Dentro de la homogeneidad, nada de monotonía. De repente se sugiere la sensación de un oro inmanente. ¡Y con cuánta ternura se resisten al dominio de ese blanco vese verde las venas delicadísimas de los pétalos! . . . ~Lápiz de la naturaleza? El fotógrafo artístico, en búsqueda incesante, srguio su trazo, compuso sus líneas, No reprodujo sus exterioridades. Produjo imágenes de contexturas de la naturaleza. Con o sin lentes celebró 1 a " toma: "De f orrna y V1id a. ' ((EN de A TTENDANT GODO T)) SAMUEL BECKETT ]ACOBO por LANGSNER EN esta decepcionante temporada teatral francesa en la que el pensamiento moderno está casi ausente y en la que brillan elegante y vacuamente las bellas porcelanas de Marivaux y se agitan susurrando los abanicos de MUSSET y gimen inútilmente las criaturas de CORNEILLE y naufraga dolorosamente en la parodia alguna obra de SHAKESPEARE (Romeo y Ju­ Iieta, Comédie Francaise) , surge con vigor en la pequeña sala del teatro Babylone del Bd. Raspail, un espectáculo extraño, fascinante, interpretado por la compañía que dirige Roger Blim. Se trata de la obra en dos actos de SAMUEL BECKETT, "En attendant Godor", interpretada por Roger Blim, Pierre Latour, Jean Martín, Lucien Rainbourg y el niño Jean Jacques Auverger. Narra la historia de dos vagabundos que aquejados de pequeñas molestias físicas esperan en un desolado lugar del mundo a un misterioso personaje llamado Godot, No lo conocen pero tienen que esperarlo. Hay en ellos una patética resignación. La vida es solamente hambre, dolor y burlas de su propia condición miserable. De pronto un insólito y cruel personaje (Roger Blim) se presenta con un anciano criado idiota al que tiene atado por el cuello con una soga y al que obliga a obedecer con un látigo. Este sirviente es el símbolo del mundo, del hombre, Se agita, sufre en un alucinante acto en el que carga obligadamente con dos valijas, una silla plegable y todo el pánico y la angustia del mundo. El amo, Dios cruel y absurdo, miope, egoísta, con una graciosa apariencia de burgués decadente, decide hacer escala en este sitio para merendar. El criado y los mendigos observarán hambrientos el banquete de este viajero. Los residuos de la fiesta pertenecen al criado quien los cede estúpidamente a uno de los vagabundos. El lugar es angustiosamente triste. Solamente la risa podrá calentar la sano-re. Y allí está el idiota, quien divertirá al auditorio con sus danzas y sus bcantos. La patética visión de esos gestos ridículos les divierte y deciden multiplicar el festejo. ¿Qué otra cosa sabe hacer? Sabe pensar. 174 175

Basta con darle la orden y asustarlo con el látigo. El idiota gime, se resiste inútilmente. .. Habla angustiada, confusa, hístéricamenre durante largos minutos. Agita ideas, palabras, frases sueltas. Eso en lugar de divertir asusta pero es difícil hacerle callar. Su locura crece, contagia al auditorio.. , Solamente quitándole el sombrero, falso cerebro de este personaje, podrá callarse y volver a su temor, a su debilidad. El amo decide partir y hace sonar su látigo. ¿Quién era ese hombre? ¿Era Godot? [No! Godot no es así. ¿Cómo es? Es... es distinto... "Vámonos de aquí" -dice uno de ellos. "No podemos" -responde el otro. "¿Por qué?" - "Porque tenemos que esperar a Godot". - "¡Ah! jEs verdad!" Un niño se presenta con un mensaje de Godot. Uno de los mendigos cree reconocerle. El niño dice asustado que Godot vendrá recién al día siguiente y huye despavorido. - El segundo es la confusa reconstrucción de este acto. ¿Cuándo se vieron los mendigos? ¿Ayer? ¿Hace un mes? ¿Un año? No lo saben. Lo único que saben es que deben esperar a Godot. Y volverá a pasar nuevamente el personaje misterioso con su criado. Más viejo y completamente ciego, aferrado desesperadamente a la soga que ata al idiota. Y volverá el niño a sostener el mismo diálogo del acto anterior y a transmitir el mismo mensaje y a huir con el mismo temor. Y seguirán volviendo a esperar eternamente a un Mesías que no se presentará nunca y que seguirá prometiendo su visita. Es la tragedia de la resignación, de la desesperanza... De la eterna e inútil espera de una vida mejor. Teatralmente rompe con los cánones del teatro. No hay un desarrollo. Hay ideas, símbolos. Hay solamente un principio. No hay fin. Después de tal espectáculo se hace uno necesariamente la vieja y eterna pregunta: ¿Qué es teatro? ¿Bellos diálogos? ¿Una hermosa historia? Y se contestará irremediablemente que teatro es idea, imaginación y forma y que solamente lo pueden expresar los buenos actores. La compañía de Roger Blim rinde casi unánimemente un trabajo noble. Jean Martín en el papel del criado idiota cumple un trabajo sacrificado. Su caracterización llena de tics, espasmos, sollozos, será seguramente uno de los recuerdos más conmovedores del año. Pierre Latour (Vladimir) , uno de los mendigos, cumple otro trabajo excelente en un personaje que llega a tener en algún instante una reminiscencia chaplinesca. Roger Blim en el papel de Pozz, el patrón, rinde una actuación difícil de juzgar. Nos pareció un poco clownesco. Aunque como director su trabajo es impecable. El resto del elenco muy correcto. En suma, un espectáculo fascinante y una noble actitud de un elenco empeñado en dar a conocer las corrientes del pensamiento moderno en una época en la que el artista olvida fácilmente su siglo para envolverse en encajes y tules y juzgar con elegancia haciendo deliciosas piruetas que se olvidan fácilmente. París, 20 de marzo de 1953. e ARTA Amiga mía: DESDE por SHERBAN SIDERY LAMENTÁNDOSE de su alejamiento me pide, a modo de consuelo, que rehaga París para Vd. "¿Qué de esencial, ha ocurrido últimamente? ¿Cómo evoluciona París? jDevuélvame esa ciudad!" suspira usted. Estar lejos de París es como sentirse en exilio. ¿Qué hace el exilado sino languidecer por el lugar del cual está privado? Es necesario que encuentre su patria, cueste 10 que cueste. Inventándola a su necesidad. Justamente es lo que usted me pide que haga, para distraer su tedio. Héme aquí ante un trabajo bien difícil. Esto me recuerda el sistema que emplean ciertos multimillonarios quienes, en el transcurso de sus viajes, compran castillos o catedrales que hacen transportar (trasplantar iba a decir) piedra por piedra hasta su casa, para reconstruirlos después en el lugar que hayan elegido. Una vez cumplida la tarea la maravilla aparece idéntica, pero desplazada. Resulta artificial. Se parece tan poco a lo que fué, como una rosa pintada de azul a otra rosa. Yana es más que una flor de modista. Y no desearía, por nada del mundo, que tamaña desventura ocurriese con mi crónica. Usted conoce París, lo ama demasiado, para soportar la menor torpeza. Usted exige su olor natural, sus secretos e?cantadores y terribles. ¿Bajo qué sígno ha vivido, durante dos años, esa ciudad incomparable? ¿Qué vino ha salido del lagar? ¿Qué libro ha apasionado? ¿Y la música? ¿Y la pintura? jCielo! ¿Qué puedo decide y, p~r dónde comenzar? Espere lo mejor y lo peor, pues se trata del lugar unrco donde no existe nada mediocre. El viejo laborioso, como le llama BAUDELAIRE, nuestro sombrío París no deja enmohecer sus herramientas. Su inigualable actividad permanece siempre fascinante. Spíríttls fluít ubívult. Y el espíritu 176 177

Basta con darle la orden y asustarlo con el látigo. El idiota gime, se resiste<br />

inútilmente. .. Habla angustiada, confusa, hístéricamenre durante largos<br />

minutos. Agita ideas, palabras, frases sueltas. Eso en lugar de divertir asusta<br />

pero es difícil hacerle callar. Su locura crece, contagia al auditorio.. , Solamente<br />

quitándole el sombrero, falso cerebro de este personaje, podrá callarse<br />

y volver a su temor, a su debilidad. El amo decide partir y hace sonar su<br />

látigo. ¿Quién era ese hombre? ¿Era Godot? [No! Godot no es así. ¿Cómo<br />

es? Es... es distinto... "Vámonos de aquí" -dice uno de ellos. "No podemos"<br />

-responde el otro. "¿Por qué?" - "Porque tenemos que esperar a<br />

Godot". - "¡Ah! jEs verdad!" Un niño se presenta con un mensaje de<br />

Godot. Uno de los mendigos cree reconocerle. El niño dice asustado que<br />

Godot vendrá recién al día siguiente y huye despavorido. - El segundo<br />

es la confusa reconstrucción de este acto. ¿Cuándo se vieron los mendigos?<br />

¿Ayer? ¿Hace un mes? ¿Un año? No lo saben. Lo único que saben es que<br />

deben esperar a Godot. Y volverá a pasar nuevamente el personaje misterioso<br />

con su criado. Más viejo y completamente ciego, aferrado desesperadamente<br />

a la soga que ata al idiota. Y volverá el niño a sostener el mismo<br />

diálogo <strong>del</strong> acto anterior y a transmitir el mismo mensaje y a huir con el<br />

mismo temor. Y seguirán volviendo a esperar eternamente a un Mesías que<br />

no se presentará nunca y que seguirá prometiendo su visita. Es la tragedia<br />

de la resignación, de la desesperanza... De la eterna e inútil espera de una<br />

vida mejor. Teatralmente rompe con los cánones <strong>del</strong> teatro. No hay un<br />

desarrollo. Hay ideas, símbolos. Hay solamente un principio. No hay fin.<br />

Después de tal espectáculo se hace uno necesariamente la vieja y eterna<br />

pregunta: ¿Qué es teatro? ¿Bellos diálogos? ¿Una hermosa historia? Y se<br />

contestará irremediablemente que teatro es idea, imaginación y forma y que<br />

solamente lo pueden expresar los buenos actores. La compañía de Roger Blim<br />

rinde casi unánimemente un trabajo noble. Jean Martín en el papel <strong>del</strong> criado<br />

idiota cumple un trabajo sacrificado. Su caracterización llena de tics, espasmos,<br />

sollozos, será seguramente uno de los recuerdos más conmovedores<br />

<strong>del</strong> año. Pierre Latour (Vladimir) , uno de los mendigos, cumple otro trabajo<br />

excelente en un personaje que llega a tener en algún instante una<br />

reminiscencia chaplinesca. Roger Blim en el papel de Pozz, el patrón, rinde<br />

una actuación difícil de juzgar. Nos pareció un poco clownesco. Aunque<br />

como director su trabajo es impecable. El resto <strong>del</strong> elenco muy correcto. En<br />

suma, un espectáculo fascinante y una noble actitud de un elenco empeñado<br />

en dar a conocer las corrientes <strong>del</strong> pensamiento moderno en una época<br />

en la que el artista olvida fácilmente su siglo para envolverse en encajes y<br />

tules y juzgar con elegancia haciendo <strong>del</strong>iciosas piruetas que se olvidan<br />

fácilmente.<br />

París, 20 de marzo de <strong>1953</strong>.<br />

e ARTA<br />

Amiga mía:<br />

DESDE<br />

por<br />

SHERBAN SIDERY<br />

LAMENTÁNDOSE de su alejamiento me pide, a modo de consuelo, que<br />

rehaga París para Vd. "¿Qué de esencial, ha ocurrido últimamente? ¿Cómo<br />

evoluciona París? jDevuélvame esa ciudad!" suspira usted.<br />

Estar lejos de París es como sentirse en exilio. ¿Qué hace el exilado<br />

sino languidecer por el lugar <strong>del</strong> cual está privado? Es necesario que<br />

encuentre su patria, cueste 10 que cueste. Inventándola a su necesidad.<br />

Justamente es lo que usted me pide que haga, para distraer su tedio.<br />

Héme aquí ante un trabajo bien difícil. Esto me recuerda el sistema que<br />

emplean ciertos multimillonarios quienes, en el transcurso de sus viajes,<br />

compran castillos o catedrales que hacen transportar (trasplantar iba a<br />

decir) piedra por piedra hasta su casa, para reconstruirlos después en el<br />

lugar que hayan elegido. Una vez cumplida la tarea la maravilla aparece<br />

idéntica, pero desplazada. Resulta artificial. Se parece tan poco a lo que<br />

fué, como una rosa pintada de azul a otra rosa. Yana es más que una flor<br />

de modista. Y no desearía, por nada <strong>del</strong> mundo, que tamaña desventura<br />

ocurriese con mi crónica. Usted conoce París, lo ama demasiado, para soportar<br />

la menor torpeza. Usted exige su olor natural, sus secretos e?cantadores<br />

y terribles. ¿Bajo qué sígno ha vivido, durante dos años, esa ciudad<br />

incomparable? ¿Qué vino ha salido <strong>del</strong> lagar? ¿Qué libro ha apasionado?<br />

¿Y la música? ¿Y la pintura? jCielo! ¿Qué puedo decide y, p~r dónde comenzar?<br />

Espere lo mejor y lo peor, pues se trata <strong>del</strong> lugar unrco donde no<br />

existe nada mediocre. El viejo laborioso, como le llama BAUDELAIRE, nuestro<br />

sombrío París no deja enmohecer sus herramientas. Su inigualable actividad<br />

permanece siempre fascinante. Spíríttls fluít ubívult. Y el espíritu<br />

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