mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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LIBROS Y AUTORES<br />
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no el mecanismo de los cambios sociales. Consideran<br />
igualmente como un hecho que la humanidad<br />
se enfrentará siempre con nuevos problemas, incluso<br />
en régimen socialista, y que la filosofía debe<br />
ocuparse de ellos. Tal vez este afán de volver la<br />
vista a los primeros tiempos <strong>del</strong> marxismo proceda<br />
de un resurgimiento <strong>del</strong> concepto de libertad, no<br />
como simple ideal, sino como el elemento central<br />
de la naturaleza humana. Entonces, el socialismo<br />
podría definirse como una lucha por la ampliación<br />
de la libertad, de esa libertad tan desdeñada por<br />
el bolchevismo y que por ende acabó por desaparecer<br />
de las preocupaciones <strong>del</strong> movimiento comunista<br />
durante estos últimos cincuenta años, congelando<br />
así el marxismo en un pragmatismo oportunista<br />
y a la par en una escolástica apriorística.<br />
Pero me pregunto si esa tendencia, por loables<br />
que sean sus propósitos, no continuará perpetuando<br />
la escisión que consiste en situar la teoría de<br />
un lado y la praxis de otro. Además, ¿cómo establecer<br />
la línea divisoria entre el Marx joven y el<br />
Marx maduro, entre el colaborador de Rheinische<br />
Zeitung y el autor de El Capital? (1).<br />
¿A dónde va la sociedad?<br />
El marxismo, como todo lo heredado <strong>del</strong> siglo XIX,<br />
se halla en franca discusión. Y se me antoja que<br />
antes de intentar revolucionar el mundo tiene que<br />
revolucionarse a sí mismo. En un período como el<br />
que vivimos, de franca revolución técnico-científica,<br />
no puede el marxismo continuar exhibiendo sus<br />
falsas visiones proféticas, su inocénte utopismo, sin<br />
aparecer ante nuestros ojos como una especie de<br />
paleomarxismo. Nadie puede negar que el capitalismo<br />
esencialmente liberal, cuyos automatismos y<br />
tendencias estudiaron Marx y Engels, ya no existe<br />
desde hace bastantes años. Desde comienzos <strong>del</strong><br />
siglo XX surgieron nuevos problemas como consecuencia<br />
de las nuevas esfmcfUraS;alos'que'tra~<br />
taron de ofrecer una respuesta los Kautsky, Hilferding,<br />
Rosa Luxemburgo, Sauer, Renner y algunos<br />
más; pero ese capitalismo, que Marx y Engels ya<br />
no llegaron a conocer, también se ha transformado<br />
(1) Sin referirnos a los esfuerzos de Sartre, empeñado<br />
en conciliar elexlstenclalismo con el marxismo, cabe<br />
empero señalar la existencia en Francia de una tendencia<br />
marxista que se reclama implfcitamente <strong>del</strong> estructuralismo<br />
de Lévl-Strauss y sus amigos, pero no para<br />
romper con el marxismo, sino para Intentar renovarlo.<br />
Althusser, cabeza visible de dicha tendencia, Insiste en<br />
su libro Pour Marx en el hecho de que hay un corte radical<br />
entre el pensamiento <strong>del</strong> joven Marx humanista y<br />
<strong>del</strong> Marx colectivista de El capital. Raymond Aron lo<br />
niega, al afirmar: -Cuando Althusser dice que Marx cesó<br />
de ser humanista en su madurez, existen veinticinco textos<br />
p.ara demostrar que, filosóficamente, es falso. (Le<br />
NouveJ Observateur, Parrs, 1-8 de marzo de <strong>1967</strong>).<br />
profundamente. Por otra parte, nuevos Estados llamados<br />
socialistas nacieron en el Este europeo,<br />
comprobándose que no bastaba socializar la economía<br />
para que desapareciera la enajenación, que<br />
la dictadura <strong>del</strong> proletariado no acarreaba la extinción<br />
<strong>del</strong> Estado y que las diferencias sociales<br />
-por no decir de clase- continúan subsistiendo.<br />
El progreso de la industria y la concentración de<br />
capitales anunciados por Marx se realizó; pero no<br />
fueron acompañados, como había previsto, por la<br />
proletarización general de las clases medias y la<br />
pauperización de los trabajadores. En los países industrializados<br />
el número de obreros industriales disminuye<br />
en lugar de aumentar, mientras crecen las<br />
actividades terciarias y con ellas las modernas<br />
clases medias. Otra premisa marxista era que el<br />
desarrollo industrial se acompañaría no sólo de un<br />
aumento de los efectivos <strong>del</strong> proletariado, como ya<br />
hemos dicho, sino parejamente <strong>del</strong> crecimiento de<br />
su cohesión, de su conciencia de clase y de su<br />
organización. No hay que olvidar que en última<br />
instancia la suerte <strong>del</strong> capitalismo se habría de<br />
jugar, según Marx, más que al nivel de la producción,<br />
al de la lucha de clases. Ahora bien, si es<br />
cierto que las diferencias de clase no han desaparecido<br />
como consecuencia de la persistencia de la<br />
propiedad privada -lo mismo pudiera decirse de<br />
los países llamados socialistas, donde la propiedad<br />
es estatal-, en cambio se comprueba que tal vez<br />
a causa de la mejora general de las condiciones<br />
de vida y la conquista de substanciales ventajas<br />
sociales, la conciencia de clase y hasta la lucha<br />
de clases aparecen embotadas hoy por hoy. En<br />
todo caso la lucha de clases ya no se plantea en<br />
los mismos términos que antaño.<br />
Es cosa de inquirir si no estamos asistiendo a<br />
una transformación gradual de la economía de propiedad<br />
privada én una economía colectivizada bajo<br />
la égida <strong>del</strong> Estado. En efecto, el Estado es actualmente<br />
en numerosos países industriales y hasta<br />
en otros en vías de desarrollo e incluso subdesarrollados<br />
el principal capitalista, el patrono más importante,<br />
que juega su propio juego a veces en<br />
franca competencia con el capital privado. En un<br />
interesante libro redactado por el .Club de Jean<br />
Moulin» y titulado L'Etat et le citoyen (Editions du<br />
Seuil, París, 1961), se dice con respecto a Franela:<br />
.En medio siglo, el Estado ha cambiado prácticamente<br />
de funciones. Entre el Estado de 1900 y el<br />
de 1960, ya no existe gran cosa de común en un<br />
país como Francia. El primero era un administrador<br />
encargado de asegurar la seguridad de los ciuda~<br />
danos, el mantenimiento de las libertades, la educación<br />
y la política extranjera (seguridad de las<br />
fronteras y juego de alianzas). El Estado de 1960<br />
asume todas esas funciones, pero en el cuadro