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mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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LIBROS Y AUTORES<br />

85<br />

no el mecanismo de los cambios sociales. Consideran<br />

igualmente como un hecho que la humanidad<br />

se enfrentará siempre con nuevos problemas, incluso<br />

en régimen socialista, y que la filosofía debe<br />

ocuparse de ellos. Tal vez este afán de volver la<br />

vista a los primeros tiempos <strong>del</strong> marxismo proceda<br />

de un resurgimiento <strong>del</strong> concepto de libertad, no<br />

como simple ideal, sino como el elemento central<br />

de la naturaleza humana. Entonces, el socialismo<br />

podría definirse como una lucha por la ampliación<br />

de la libertad, de esa libertad tan desdeñada por<br />

el bolchevismo y que por ende acabó por desaparecer<br />

de las preocupaciones <strong>del</strong> movimiento comunista<br />

durante estos últimos cincuenta años, congelando<br />

así el marxismo en un pragmatismo oportunista<br />

y a la par en una escolástica apriorística.<br />

Pero me pregunto si esa tendencia, por loables<br />

que sean sus propósitos, no continuará perpetuando<br />

la escisión que consiste en situar la teoría de<br />

un lado y la praxis de otro. Además, ¿cómo establecer<br />

la línea divisoria entre el Marx joven y el<br />

Marx maduro, entre el colaborador de Rheinische<br />

Zeitung y el autor de El Capital? (1).<br />

¿A dónde va la sociedad?<br />

El marxismo, como todo lo heredado <strong>del</strong> siglo XIX,<br />

se halla en franca discusión. Y se me antoja que<br />

antes de intentar revolucionar el mundo tiene que<br />

revolucionarse a sí mismo. En un período como el<br />

que vivimos, de franca revolución técnico-científica,<br />

no puede el marxismo continuar exhibiendo sus<br />

falsas visiones proféticas, su inocénte utopismo, sin<br />

aparecer ante nuestros ojos como una especie de<br />

paleomarxismo. Nadie puede negar que el capitalismo<br />

esencialmente liberal, cuyos automatismos y<br />

tendencias estudiaron Marx y Engels, ya no existe<br />

desde hace bastantes años. Desde comienzos <strong>del</strong><br />

siglo XX surgieron nuevos problemas como consecuencia<br />

de las nuevas esfmcfUraS;alos'que'tra~<br />

taron de ofrecer una respuesta los Kautsky, Hilferding,<br />

Rosa Luxemburgo, Sauer, Renner y algunos<br />

más; pero ese capitalismo, que Marx y Engels ya<br />

no llegaron a conocer, también se ha transformado<br />

(1) Sin referirnos a los esfuerzos de Sartre, empeñado<br />

en conciliar elexlstenclalismo con el marxismo, cabe<br />

empero señalar la existencia en Francia de una tendencia<br />

marxista que se reclama implfcitamente <strong>del</strong> estructuralismo<br />

de Lévl-Strauss y sus amigos, pero no para<br />

romper con el marxismo, sino para Intentar renovarlo.<br />

Althusser, cabeza visible de dicha tendencia, Insiste en<br />

su libro Pour Marx en el hecho de que hay un corte radical<br />

entre el pensamiento <strong>del</strong> joven Marx humanista y<br />

<strong>del</strong> Marx colectivista de El capital. Raymond Aron lo<br />

niega, al afirmar: -Cuando Althusser dice que Marx cesó<br />

de ser humanista en su madurez, existen veinticinco textos<br />

p.ara demostrar que, filosóficamente, es falso. (Le<br />

NouveJ Observateur, Parrs, 1-8 de marzo de <strong>1967</strong>).<br />

profundamente. Por otra parte, nuevos Estados llamados<br />

socialistas nacieron en el Este europeo,<br />

comprobándose que no bastaba socializar la economía<br />

para que desapareciera la enajenación, que<br />

la dictadura <strong>del</strong> proletariado no acarreaba la extinción<br />

<strong>del</strong> Estado y que las diferencias sociales<br />

-por no decir de clase- continúan subsistiendo.<br />

El progreso de la industria y la concentración de<br />

capitales anunciados por Marx se realizó; pero no<br />

fueron acompañados, como había previsto, por la<br />

proletarización general de las clases medias y la<br />

pauperización de los trabajadores. En los países industrializados<br />

el número de obreros industriales disminuye<br />

en lugar de aumentar, mientras crecen las<br />

actividades terciarias y con ellas las modernas<br />

clases medias. Otra premisa marxista era que el<br />

desarrollo industrial se acompañaría no sólo de un<br />

aumento de los efectivos <strong>del</strong> proletariado, como ya<br />

hemos dicho, sino parejamente <strong>del</strong> crecimiento de<br />

su cohesión, de su conciencia de clase y de su<br />

organización. No hay que olvidar que en última<br />

instancia la suerte <strong>del</strong> capitalismo se habría de<br />

jugar, según Marx, más que al nivel de la producción,<br />

al de la lucha de clases. Ahora bien, si es<br />

cierto que las diferencias de clase no han desaparecido<br />

como consecuencia de la persistencia de la<br />

propiedad privada -lo mismo pudiera decirse de<br />

los países llamados socialistas, donde la propiedad<br />

es estatal-, en cambio se comprueba que tal vez<br />

a causa de la mejora general de las condiciones<br />

de vida y la conquista de substanciales ventajas<br />

sociales, la conciencia de clase y hasta la lucha<br />

de clases aparecen embotadas hoy por hoy. En<br />

todo caso la lucha de clases ya no se plantea en<br />

los mismos términos que antaño.<br />

Es cosa de inquirir si no estamos asistiendo a<br />

una transformación gradual de la economía de propiedad<br />

privada én una economía colectivizada bajo<br />

la égida <strong>del</strong> Estado. En efecto, el Estado es actualmente<br />

en numerosos países industriales y hasta<br />

en otros en vías de desarrollo e incluso subdesarrollados<br />

el principal capitalista, el patrono más importante,<br />

que juega su propio juego a veces en<br />

franca competencia con el capital privado. En un<br />

interesante libro redactado por el .Club de Jean<br />

Moulin» y titulado L'Etat et le citoyen (Editions du<br />

Seuil, París, 1961), se dice con respecto a Franela:<br />

.En medio siglo, el Estado ha cambiado prácticamente<br />

de funciones. Entre el Estado de 1900 y el<br />

de 1960, ya no existe gran cosa de común en un<br />

país como Francia. El primero era un administrador<br />

encargado de asegurar la seguridad de los ciuda~<br />

danos, el mantenimiento de las libertades, la educación<br />

y la política extranjera (seguridad de las<br />

fronteras y juego de alianzas). El Estado de 1960<br />

asume todas esas funciones, pero en el cuadro

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