mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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LIBROS Y AUTORES<br />
especie de hilo conductor, sino una doctrina científicamente<br />
demostrada. Y hasta escribió. estas pa~<br />
labras contundentes, tajantes: «La doctrina de Marx<br />
es todopoderosa porque es justa.» El dogmatismo,<br />
pues, comenzó entonces a imponerse poco a poco<br />
hasta convertirse en un sistema de conceptos que<br />
se apoderó de los hechos para justificarse y no<br />
para explicarlos. El marxismo quedó transformado<br />
por obra y magia <strong>del</strong> leninismo en una ideología<br />
poseedora de la verdad absoluta, más aún, en una<br />
religión. El proletariado cuenta con su Evangelio,<br />
con su Talmud. Pero ya años antes Rosa Luxemburgo<br />
denunciaba el «estancamiento de la doctrina<br />
marxista», pues "hemos permanecido en el mismo<br />
punto en que nos dejaron los dos creadores <strong>del</strong><br />
socialismo científico... Fernández Santos lo recuerda<br />
muy atinadamente y añade que el período stalinista<br />
no hizo otra cosa que fosilizar el marxismo<br />
al negarse «al diálogo competitivo con los otros<br />
pensamientos y doctrinas».<br />
En este mismo sentido abundan algunos filósofos<br />
marxistas actuales, como el austriaco Ernst Fischer,<br />
el checo Karel Kosik, el polaco Adam Schaff<br />
y alguno más, con todos los cuales parece identificarse<br />
plenamente el autor de Historia y filosofía.<br />
Esto demuestra sin duda alguna la imperiosa necesidad<br />
de establecer un serio balance que muestre<br />
inequivocamente los sectores en los que el marxismo<br />
continúa ofreciendo alguna actualidad y<br />
aquellos otros en los que sin discusión posible se<br />
halla superado. Y sobre todo hay que tener en<br />
cuenta los resultados obtenidos y no las. intenciones<br />
proclamadas. En lineas generales cabe decir que<br />
la tarea más perentoria es acabar con todo apriorismo<br />
doctrinal, con esa especie de certidumbre<br />
inmunizada contra cualquier otra posibilidad. Fernández<br />
Santos, que parece compartir este punto<br />
de vista, reproduce algunas expresiones <strong>del</strong> citado<br />
Ernst Fischer, que reiteran esa necesidad: "Debemos<br />
superar definitivamente el miedo de los víejos<br />
comandantes de las ciuda<strong>del</strong>as ideológicas, que<br />
no se atreven a aventurarse en campo abierto [ ... ]<br />
No nos atrincheremos en una 'ideología', sino conozcamos<br />
a fondo el mundo actual y sus nuevos<br />
aspectos intelectuales. [ ... ] El marxismo no es una<br />
inspiración supratemporal, divina. [ ... ] No es la última<br />
palabra <strong>del</strong> espiritu de la humanidad. Para<br />
nosotros Marx no da la respuesta a toda pregunta.»<br />
Ha surgido, pues, en distintos países <strong>del</strong> Este un<br />
grupo de filósofos que huyendo de toda escolástica<br />
se afanan en actualizar un marxismo abierto y<br />
dialogante.<br />
Tarea ardua, sin duda alguna. El tiempo y los<br />
intereses políticos han acumulado demasiada ganga<br />
sobre una doctrina que hasta ahora no ofrecía a<br />
sus investigaciones más que obras relativamente<br />
antiguas y, sobre bastantes aspectos, ya superadas.<br />
Además, el marxismo, anexionado quiérase o no por<br />
el comunismo, dio nacimiento a un vulgarísimo método<br />
de justificación sistemática de una nueva forma<br />
social y política, que no ha suprimido las diferencias<br />
de clase o de casta. Asi se formó, parejamente,<br />
una ortodoxia a la que hubo que someterse<br />
con la constante amenaza de excomunión. Toda la<br />
actividad teórica de ese «marxismo» consistió en<br />
entonar el De Profundis <strong>del</strong> capitalismo en todas<br />
las lenguas, prohibiendo asi cualquier intento de<br />
estudiar los problemas de nuestro tiempo, que son<br />
múltiples y variados, asimilando previamente todo<br />
cuanto se ha creado en el terreno de la cultura<br />
sin tener en cuenta su supuesto color politico. Los<br />
que quieran rejuvenecer el marxismo tendrán que<br />
mostrar mucha valentía intelectual y no poca humildad,<br />
comenzando por desprenderse de la funesta<br />
manía de creerse en posesión de la verdad<br />
absoluta y proseguir luego su tarea manifestándose<br />
en forma interrogativa y problemática, como acontece<br />
en la ciencia.<br />
Si, como afirman los marxistas en general, el<br />
marxismo es una ciencia, tendrán que ser consecuentes<br />
con su afirmación y adoptar una actitud<br />
científica, es decir, aceptar a priori la posibilidad<br />
<strong>del</strong> error, pues toda ciencia es hipotética y los científicos<br />
son en el fondo obstinados revisionistas.<br />
Tendrán que aceptar asimismo que los descubrimientos<br />
cientificos no son, como se ha llegado a<br />
afirmar dogmáticamente, superestructuras de la sociedad<br />
burguesa, sino nuevos conocimientos que<br />
enriquecen un acervo que pertenece a la humanidad<br />
entera. Repetimos que limpiar los establos de<br />
Augias <strong>del</strong> marxismo contemporáneo requiere esfuerzos<br />
realmente hercúleos. Son muchos años de<br />
perezosa indigencia y, lo que es peor todavía, de<br />
mistificación y hasta da mitificación, lo cual acabó<br />
convirtiendo lo que debe de ser una interrogación<br />
permanente y un examen constante en una especie<br />
de llave de la historia. Y ya que nos referimos a<br />
la historia, hora va siendo de que abandonen en<br />
el cuarto de los trastos viejos a esta misteriosa<br />
diosa, a la que los comunistas recurren con harta<br />
frecuencia para hacer la apología de su política<br />
(