mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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62 HORACIO ROITMAN como reacción a lo formal, a lo convencional, a lo burgués y a la mecanización; son esfuerzos por conservar para este mundo los pocos sintomas de humanidad y romanticismo que le puedan quedar. Pero aquí sucede lo contrario: todos los participantes son consumados burgueses, y el Instituto que los cobija es la más formal y convencional de las instituciones de este tipo que existen en el mundo. La Bienal en general Los salones estuvieron instalados en las futuras aulas de la Facultad de Ingeniería, a punto de ser inaugurada en la Ciudad Universitaria. Un humorista cuya fama trasciende los límites de la vetusta ciudad, Lorenzo Amengual, estuvo encargado de la «decoración y señalamiento.. dentro y fuera del edificio, que contrasta sus líneas modernas con los pabellones estilo colonial, edificados según la arquitectura del país que representan. Los pabellones argentinos, tal vez por razones de distancia y comodidad, fueron los que recibieron más elogios de la crítica y del público. Venezuela, por otra parte, con el Gran Premio este año y el Invitado de Honor que lo ganó el año último, fue la segunda. Para los cien mil espectadores que visitaron la Bienal durante los primeros cinco días (un 10 por 100 de la población de Córdoba), el arte cinético representado en primer término por Venezuela y también por Argentina, concentró toda la atención. Cabe destacar asimismo que los trabajos de Arias Vera, de Perú, y Michael Burt, de Paraguay, tuvieron muy buena aceptación; pese a no recibir premio alguno, fueron compensados con invitaciones a exponer en Europa y Estados Unidos. Entre las otras participaciones no podemos olvidar la retrospectiva de Xul Solar, y la conjunta de Koscice y Romberg. Nadie pone en duda hoy la importancia que ha adquirido el arte cinético entre las revolucionarias tendencias de la pintura moderna. Además son artistas latinoamericanos los que han elevado a pIanos más elevados su valor: Soto y Cruz Díez, ambos ganadores de la Segunda y Tercera Bienal, respectivamente, y Julio Le Parc, ganador absoluto en Venecia y que junto a otros argentinos forma el importante grupo de la «Recherche d'Art Visuel ... La pintura siempre trató de dar movimiento a sus figuras, como lo prueban desde los murales de Altamira hasta la obra de Calder, el escultor norteamericano a quien podemos considerar padre del arte cinético. Pero la diferencia entre las ma- nifestaciones anteriores a Calder y las actuales, reside en que en las primeras el propósito de movimiento no era el requisito esencial de la obra, como lo es hoy en los cinéticos, sino constituia sólo un elemento, como lo era el color, la forma, etc. Por otra parte, no se requería del público una participación activa al observarla, como lo piden los cinéticos hoy, sino que, por el contrario, se trataba de una mera actitud contemplativa que culminaba con la explicación racional de la obra. Calder fue el primero que realizó esculturas que cobran vida al ser accionadas por un motor, el viento o el impulso del hombre. (Un crítico llegó a afirmar a propósito de una obra de Calder en Paris, que lo único que faltaba era un cartelito que dijera: «iPor favor, toquelo» En esta Bienal de Córdoba hay seis grupos de obras cinéticas, pertenecientes a siete artistas: tres venezolanos, dos argentinos, un chileno y un brasileño. El venezolano Jesús Rafael Soto, invitado especial este año, merece una atenta consideración. Su obra consiste en un plano muy sencillo (blanco o negro) cruzado por rayas paralelas del color opuesto y sobre el cual oscilan suspendidas por un hilo fino varillas de metal dispuestas en forma escalonada, las cuales en contraste con el fondo y acompañadas por la traslación del cuerpo humano adquieren movimiento. Para su logro, Soto hace jugar lo que él llama las «relaciones puras.., que son «estados existentes en la naturaleza, independientes de los elementos materiales.. ; estas relaciones pasan inadvertidas para el hombre en cuanto arte cuando las observa en la naturaleza, pero se elevan al plano del arte cuando un artista las materializa, cuando las plasma en su obra por medio de esos elementos (microestructurales) de las que en todo momento hay que prescindir. Su obra es pintura y no escultura -como pretenden algunos-, pese a que los elementos salen del plano. Pero en todas las épocas ha habido trascendencia del plano, sin dejar de ser pintura: Van Goghlo hizo, y también se sigue haciendo todos los días con el «collage... En la pintura cinética también hay superposición de elementos, pero con otra intención: «obtener ópticamente una superficie vibrante en el plano.., no en el espacio. Los elementos que utiliza resultan indispensables, y son los que no permitieron llegar antes a la pintura cinética: la utilización del espacio y el tiempo se han transformado en cuestiones vitales, aumentando la participación del público en la reconstrucción mental de la obra y prescindiendo en todo momento de forma alguna. En cuanto a la función estética, ésta reside en la proposición: aunque no haya

CARTA DE CaRDaBA: LA TERCERA BIENAL 63 obra, se da en el instante en que un espectador la observa y, por lo tanto, la recrea. En los otros dos venezolanos, pese a que las proporciones son las mismas, hay algo que distinguir: mientras en las cajas luminosas de José María Cruxent lo que se ofrece es una forma cambiante, en los cuadros de Carlos Cruz Díez se da la síntesis absoluta del puro movimiento: son movimiento constante. Y sin duda alguna fue esa síntesis lo que le valió el Gran Premio. Pero esa sintesis es también el fin de las posibilidades de Cruz Díez. Todo lo que tenía que decir ya lo ha dicho y lo que tenía que hacer lo ha logrado; en esta línea, en particular, peligra sucumbir confundiéndose su obra con la vulgar artesanía sin sibilidades de creación estética. El Primer Premio: César Paternosto Un abogado, hombre joven,·· dínámicO; trabajador y tal vez tímido, que seocl.lltáfrasC!osgrüesos cristales oscurOs, es el autor C!eünosextfañós objetos que cuando están colgados y armados se llaman Diptico (s), Solítude, o son bautizados con nombres de colores. Estas extrañas y llamativas circunferencias y cuadrados contrahechos son el triunfo directo del color sobre la forma, pero sin prescindir de uno o absolutizar el otro: hay una combinación entre la forma formal que desaparece al suprimirse el .soporte octogonal y que se define por medio del color, según dice acertadamente Jorge López Amaya. El mismo Paternosto define con pulcritud lo que es su obra, con estas palabras: «Encargo el arreglo de las áreas mediante la instrumentación de simples procedimientos geométricos, que en algunos aspectos se adecuan a la forma del soporte y en otros momentos la contradicen, originando tensión entre el área de color y la estructura que la sustenta. Este método, me permite explicitar bajo otra forma el primordial interés por el color que signa mi trabajo en los últimos años." También aquí, merced a esa aparente confusión, se da asimismo el juego de la recreación de la obra por el espectador y la dinámica y buscada participación de este último en la creación artística. El Segundo Premio: Ernesto Deira Los inmensos murales que aportó este pintor argentino dieron lugar a muchas controversias y discusiones, cuyo punto final no fue precisamente el premio, pero que sirvieron para revelar que se estaba frente a algo «nuevo, complejo y vital... La , justificación del tamaño es necesaria y merece explicación. El mensaje, entregado en secuencias que no se corresponden, debe obtenerse en la mente del espectador luego de una observación detenida cuyo origen es el asombro. El trabajo mental comienza en el mismo instante en que se los ve: la gran altura y el poco espacio que debe mediar entre la tela y el espectador obliga a observarla desde muy cerca. Se produce así un efecto como de catarsis. Los trabajos que merecieron el Segundo Premio no constituyen una variación en la obra general de Deira. Cada uno de ellos es una combinación ingenua de cuadros y escenas, cuya premeditada desunión les permite adquirir una unidad esencial que hace a los tres paneles partícipes de una misma idea. Extensión del Hombre (4,00 x 2,40 metros) es el cuadro Adquisición y consiste en una simple silueta humana, con referencia a algunos órganos esenciales, que proyecta toda una visión e idea del hombre: «cantidad mínima de elementos y datos -dice Deira burlándose- para que cada uno piense lo que quiera... Las nueve variaciones sobre un bastidor bien pensado (3,99 X 6,40 metros) son nueve temas desarrollados en forma de historieta sin principio ni fin. La participación del espectador se logra al agrupar las secuencias, cuando éste trata de sentirlas sin darse cuenta de lo que en verdad representan e intenta proyectar su propia vida a través del panel. Es indudable que la Bienal de Córdoba constituye una gran exposición que con los años obtendrá el reconocimiento internacional que merece y que ya puede ser envidiada por cualquier capital europea. Además, significa no sólo un aporte al mundo del arte, que ya no pertenece a claustros y camarillas, sino al progreso franco de las relaciones humanas. Su misma riqueza nos lleva a formular una última pregunta: ¿Merecen los artistas latinoamericanos vivir en el exilio artístico porque en nuestros países no se llega a comprender ni reconocer el valor de sus obras? Soto y Cruz Díez, entre otros participantes, hace años que están radicados en París, y Bonevardi en Estados Unidos, sin intenciones de regresar por el momento. Se está cometiendo con ellos una injusticia. La gloria y el reconocimiento pueden venir desde más allá de nuestras fronteras, qué duda cabe, pero sus compatriotas no podemos permanecer indiferentes ni ajenos al problema. Por eso es necesario que la Bienal sirva, en alguna medida; para que todos tomen conciencia de esta situación tan grave del artista en América Latina. O

CARTA DE CaRDaBA: LA TERCERA BIENAL<br />

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obra, se da en el instante en que un espectador<br />

la observa y, por lo tanto, la recrea.<br />

En los otros dos venezolanos, pese a que las<br />

proporciones son las mismas, hay algo que distinguir:<br />

mientras en las cajas luminosas de José<br />

María Cruxent lo que se ofrece es una forma cambiante,<br />

en los cuadros de Carlos Cruz Díez se da<br />

la síntesis absoluta <strong>del</strong> puro movimiento: son movimiento<br />

constante. Y sin duda alguna fue esa síntesis<br />

lo que le valió el Gran Premio. Pero esa<br />

sintesis es también el fin de las posibilidades de<br />

Cruz Díez. Todo lo que tenía que decir ya lo ha<br />

dicho y lo que tenía que hacer lo ha logrado; en<br />

esta línea, en particular, peligra sucumbir confundiéndose<br />

su obra con la vulgar artesanía sin<br />

sibilidades de creación estética.<br />

El Primer Premio: César Paternosto<br />

Un abogado, hombre joven,·· dínámicO; trabajador<br />

y tal vez tímido, que seocl.lltáfrasC!osgrüesos<br />

cristales oscurOs, es el autor C!eünosextfañós<br />

objetos que cuando están colgados y armados se<br />

llaman Diptico (s), Solítude, o son bautizados con<br />

nombres de colores. Estas extrañas y llamativas<br />

circunferencias y cuadrados contrahechos son el<br />

triunfo directo <strong>del</strong> color sobre la forma, pero sin<br />

prescindir de uno o absolutizar el otro: hay una<br />

combinación entre la forma formal que desaparece<br />

al suprimirse el .soporte octogonal y que se<br />

define por medio <strong>del</strong> color, según dice acertadamente<br />

Jorge López Amaya.<br />

El mismo Paternosto define con pulcritud lo que<br />

es su obra, con estas palabras: «Encargo el arreglo<br />

de las áreas mediante la instrumentación de<br />

simples procedimientos geométricos, que en algunos<br />

aspectos se adecuan a la forma <strong>del</strong> soporte<br />

y en otros momentos la contradicen, originando<br />

tensión entre el área de color y la estructura que<br />

la sustenta. Este método, me permite explicitar<br />

bajo otra forma el primordial interés por el color<br />

que signa mi trabajo en los últimos años." También<br />

aquí, merced a esa aparente confusión, se<br />

da asimismo el juego de la recreación de la obra<br />

por el espectador y la dinámica y buscada participación<br />

de este último en la creación artística.<br />

El Segundo Premio: Ernesto Deira<br />

Los inmensos murales que aportó este pintor argentino<br />

dieron lugar a muchas controversias y discusiones,<br />

cuyo punto final no fue precisamente el<br />

premio, pero que sirvieron para revelar que se estaba<br />

frente a algo «nuevo, complejo y vital... La<br />

,<br />

justificación <strong>del</strong> tamaño es necesaria y merece<br />

explicación. El mensaje, entregado en secuencias<br />

que no se corresponden, debe obtenerse en la mente<br />

<strong>del</strong> espectador luego de una observación detenida<br />

cuyo origen es el asombro. El trabajo mental<br />

comienza en el mismo instante en que se los ve:<br />

la gran altura y el poco espacio que debe mediar<br />

entre la tela y el espectador obliga a observarla<br />

desde muy cerca. Se produce así un efecto como<br />

de catarsis.<br />

Los trabajos que merecieron el Segundo Premio<br />

no constituyen una variación en la obra general<br />

de Deira. Cada uno de ellos es una combinación<br />

ingenua de cuadros y escenas, cuya premeditada<br />

desunión les permite adquirir una unidad<br />

esencial que hace a los tres paneles partícipes<br />

de una misma idea. Extensión <strong>del</strong> Hombre<br />

(4,00 x 2,40 metros) es el cuadro Adquisición y<br />

consiste en una simple silueta humana, con referencia<br />

a algunos órganos esenciales, que proyecta<br />

toda una visión e idea <strong>del</strong> hombre: «cantidad<br />

mínima de elementos y datos -dice Deira burlándose-<br />

para que cada uno piense lo que quiera...<br />

Las nueve variaciones sobre un bastidor bien<br />

pensado (3,99 X 6,40 metros) son nueve temas<br />

desarrollados en forma de historieta sin principio<br />

ni fin. La participación <strong>del</strong> espectador se logra<br />

al agrupar las secuencias, cuando éste trata de<br />

sentirlas sin darse cuenta de lo que en verdad<br />

representan e intenta proyectar su propia vida<br />

a través <strong>del</strong> panel.<br />

Es indudable que la Bienal de Córdoba constituye<br />

una gran exposición que con los años obtendrá<br />

el reconocimiento internacional que merece<br />

y que ya puede ser envidiada por cualquier capital<br />

europea. Además, significa no sólo un aporte<br />

al mundo <strong>del</strong> arte, que ya no pertenece a claustros<br />

y camarillas, sino al progreso franco de las<br />

relaciones humanas. Su misma riqueza nos lleva<br />

a formular una última pregunta: ¿Merecen los artistas<br />

latinoamericanos vivir en el exilio artístico<br />

porque en nuestros países no se llega a comprender<br />

ni reconocer el valor de sus obras? Soto y<br />

Cruz Díez, entre otros participantes, hace años<br />

que están radicados en París, y Bonevardi en Estados<br />

Unidos, sin intenciones de regresar por el<br />

momento. Se está cometiendo con ellos una injusticia.<br />

La gloria y el reconocimiento pueden venir<br />

desde más allá de nuestras fronteras, qué duda<br />

cabe, pero sus compatriotas no podemos permanecer<br />

indiferentes ni ajenos al problema. Por eso es<br />

necesario que la Bienal sirva, en alguna medida;<br />

para que todos tomen conciencia de esta situación<br />

tan grave <strong>del</strong> artista en América Latina. O

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