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mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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LA MUERTE VIENE HACIA EL DELATOR<br />

37<br />

y se ve el repello abajo, que es de cemento malo,<br />

casi de arena. La segunda ventana está también<br />

cerrada, pero las persianas están a medio abrir.<br />

No se oye nada. Miro y veo la sala vacía. Hay un<br />

juego de Iivin de madera y en la mesa de centro<br />

hay un florero alto lleno de arena sucia y con<br />

diez o doce rosas rojas artificiales sembradas en<br />

la arena. En una pared hay un corazón-de-jesús<br />

enorme y en la otra un cuadro con una pantera<br />

azul que ba.ia por las ramas rosadas de un árbol<br />

de hojas blancas. Detrás de la puerta hay un<br />

detente y una oración y encima de la oración un<br />

pan clavado con un clavo de madera. Tambíén<br />

hay una hoja de palma seca. Al fondo de la sala<br />

hay un televisor que tiene encima un retrato que<br />

supongo que sea <strong>del</strong> difunto, pero que no puedo<br />

ver porque está ladeado hacia la pared. Frente<br />

al televisor hay un sillón tapizado en nylon verde<br />

chartré. En la pantalla verdosa <strong>del</strong> televisor se refleja<br />

la sala y la ventana y creo que mi cara.<br />

Antes de llegar a la tercera ventana oigo el<br />

ruido de una máquina de coser muy rápida. Pero<br />

en la ventana se sigue oyendo lejos. Supongo que<br />

deben estar en el segundo cuarto, cosiendo. Por<br />

encima <strong>del</strong> silbido de la máquina de coser oigo<br />

una tos y me parece que es la tos de su madre.<br />

Me agacho y paso por debajo de la ventana, que<br />

está a medio cerrar con una sola persiana corrida.<br />

Oigo que el autobús se para en la otra esquina<br />

con un chirrido largo que al principio casi<br />

parece una sirena no un quejido y oigo cómo<br />

arranca de nuevo con gran ruído y sube forzado<br />

por Durege hacia la calzada y se va alejando hasta<br />

que no lo oigo más. Me hubiera hecho falta<br />

ese estruendo dentro de un minuto exactamente.<br />

No se puede tener todo síempre.<br />

El piso hace un abombado y ahí está el baño.<br />

Las tuberías deben salirse por aquí por algún<br />

lado y el firme debajo <strong>del</strong> cemento se, hincha con<br />

el agua. La ventana <strong>del</strong> baño es una ventana oval,<br />

fija, que se abre girando horizontal sobre ella<br />

misma. Ahora está abierta y no oigo nada: ni la<br />

máquina de coser ni la vieja tosiendo ni el aire<br />

que entra por la puerta <strong>del</strong> baño abierta y que<br />

debe mover la cortina de la ducha antes de salir<br />

por la ventana. No me molesto en mirar. Todos los<br />

baños son iguales.<br />

Casi sin darme cuenta he venido agachado<br />

desde el primer cuarto hasta aquí. Botado de<br />

misterioso. Si alguien me hubiera visto hubiera<br />

sospechado enseguida. Al mismo tiempo me doy<br />

cuenta de que paso un dedo por una raya de<br />

lápiz negro que hay en la pared y que debió haber<br />

sido hecha por el carbonero o por el panadero<br />

o por un mensajero de botica. La raya llega<br />

casi hasta su ventana, que está abierta.<br />

Me asomo a la ventana. Ahí está él. Está durmiendo<br />

la siesta, virado para la pared, de espaldas<br />

a la puerta y la ventana y casi enseguida<br />

pienso que es un descuidado, un chapucero siempre,<br />

a pesar de todo lo que alardea de que tiene<br />

un método científico para que no lo cojan desprevenido.<br />

Su cuarto no es ni grande ni chiquito.<br />

Tiene una puerta que no llega hasta arriba porque<br />

el cielo raso es muy alto. La puerta termina<br />

como en una punta. Las hojas son de madera y<br />

de cristalitas de colores. Uno de los cristalitos,<br />

cuadrado, se ha caído o se ha roto, porque falta.<br />

Hay un cartón puesto donde debía haber otro<br />

cristal, más grande, en forma de escudo recto.<br />

La puerta está cerrada, pero no tiene pasado el<br />

pestillo. De todas maneras, se vendría abajo de<br />

una patada. No hay más muebles en su cuarto<br />

que una silla, un chiforrober y su cama. El chiforrober<br />

es grande, de madera oscura y tiene una<br />

puerta con una llave niquelada puesta y encima<br />

un portarretrato con el retrato que se tiró hace un<br />

año, donde está en cuclillas y con una pistola<br />

en la mano, al lado <strong>del</strong> cuadro hay una cajetilla<br />

de Regalías, sus calobares, una caja de fósforos<br />

y un peine para el pelo, también está su pistola,<br />

porque aunque la ventana no me deja mirar bien,<br />

veo una cosa negra, dura que supongo que sea<br />

su pistola, de manera que tiene dos pistolas encima<br />

<strong>del</strong> chiforrober: la de la fotografía y la de<br />

verdad y una le va a servir tanto como la otra.<br />

En la silla tiene colocada, muy bien puesta, su<br />

guayabera recién planchada por su madre, en el<br />

espaldar, y en el asiento, el pantalón bien dobladito<br />

y todo. Ahora está roncando todavía virado<br />

hacia la pared y me jode que esté ahí durmiendo<br />

en calzoncillo y camiseta y que tenga que ser<br />

ahora o nunca. Supongo que si es ahora es nunca<br />

para él de todas todas.<br />

Saco mi Walther de debajo <strong>del</strong> saco, de entre<br />

el cinto y la barriga, le quito el seguro y la apoyo<br />

en la ventana. Ni muy alto ni muy bajito, con calma,<br />

le digo dos veces, «Billiken, Billiken» y es al<br />

tercer «iBilliken!» que se despierta y con un brazo<br />

apoyado en la cama y la mano sobre la silla<br />

ahora, mira hacia la puerta primero y vuelvo a llamarlo<br />

por su nombre para que mire para la ventana.<br />

No está todavía despierto y como no tiene<br />

las calobares me mira con su ojo único y le veo<br />

el otro ojo, muerto, que parece el ojo de una<br />

iguana. En media hora tendrá los dos ojos parejos.<br />

Tiene el pelo revuelto y una parte de la cara<br />

toda morada y el ojo sano colorado colorado.<br />

«Billiken», le digo suave. «Despiértate que te voy<br />

a matar y no quiero matarte durmiendo» Se sienta<br />

en la cama y ahora veo que está bien despierto<br />

y disparo.<br />

O

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