mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

periodicas.edu.uy
from periodicas.edu.uy More from this publisher
19.05.2014 Views

36 G. CABRERA INFANTE -A mí, no sé. No la ví bien, apenas la vi. -Pero ella estuvo aquí, hablando contigo. -No, ella vino, abrió la puerta, preguntó por un tal Gabriel y se fue sin cerrar la puerta -añadí algo que fue como morirse de risa, que es mejor que morir de hambre: -Chorreaba agua- pero lo tomó en serio. -Sí y dejó manchada de agua toda la sala y la escalera y arriba. Pareció sumirse en una meditación hidráulica, pero volvió al tema inmediato. -Bueno, te gusta o no te gusta. -Quizá sí- dije, tímidamente. Soy del campo. Se puso de pie. Algo le molestaba. -Bueno, vamos acabar. Qué es lo que q-quieres. -Una ayuda en la vida -creo que me puse drámatico. -Estoy cerrado. En el pueblo no puedo seguir. Aquí estoy sin dinero, llevo días enteros a café con leche nada más. Si no me ayudan no me queda más que el suicidio, porque a mi pueblo yo no vuelvo. -Tu nombre es Antonio. Pensé que me preguntaba. -No, Arsenio. -No, digo que tu verdadero nombre es Antonio, que tú eres San Antonio. -No entiendo. ¿Por qué? -Ya entenderás. Tú quieres una ayuda. -Sí- dije. -Bueno, te la vaya dar- dijo y levantó la pistola y apuntó para mi. Estaba a menos de dos metros. Disparó. Sentí un golpe en el pecho y un empellón en el hombre y una patada salvaje en la boca del estómago. Luego oí los tres disparos que me parecieron llamadas a la puerta. Me aflojé todo y caí para delante, sin ver ya, mi cabeza golpeando, duro, el brocal de un pozo que había en el suelo y caía dentro. La muerte viene hacia el delator Esta misma es la casa, porque se parece a la otra en que él vivía tal y como me dijo. Ahí está la reja pintada de aluminio y el muro amarillo y las cuatro columnas verdes contra la casa rosada que él quiere pintar de amarillo parejo, porque dice que es muy llamativo y la va (iba) a pintar de amarillo todo esta misma semana. Esta es la acera alta con los seis escalones al frente y ahora empujo la verja que está siempre abierta, que no Sé puede cerrar. La verja también está pintada de aluminio y no cierra porque pintaron las bisagras. Camino sobre mosaicos grises estríados, por entre canteros de adelfa sin flores, doblo a la izquierda y veo el zaguán. Hace fresco. En la casa de al lado tienen puesto el radio y Bienvenido Granda está cantando La cosa. El portal de la casa, a mi derecha, tiene dos síllones de mimbre viejos y una mesa de hierro negro y encima un cristal y arriba del cristal hay un cenicero hecho con una concha del mar grande y dos o tres caracalitas pegados al borde. La puerta de la casa está cerrada, pero las ventanas a cada lado de la puerta están abiertas. Las ventanas tienen persianas y por fuera rejas de hierro con el mismo dibujo de la verja y como la verja pintadas de aluminio. Cada ventana tiene una cortina de cretona morada con grandes fIares amarillas, azules y naranja. El piso del portal es de mosaicos blancos con un dibujo en rojo y amarillo y azul que parecen dos leones enlazados por el rabo o un copón de fantasía, según se miren. No sé. ¿Será un dragón? El piso del zaguán es de cemento rojo pulido. No es un zaguán, más bien un pasillo. Ni siquiera eso: un pasadizo, el pasaje para la cocinera y los vendedores y para las visitas de confianza. El corredor termina al fondo de la casa, donde dobla hasta la entrada de la cocina. A la izquierda hay una pared lisa de la que cuelgan testeros de metal pintados de aluminio. Varios tiestos tienen sembrados cactus, tunas, que sé yo. A mi derecha está la pared de la casa ahora. Tiene seis ventanas. Calculo: dos de la sala, una del primer cuarto, otra del baño, otra más del tercer cuarto y la última debe ser la de la cocina. Del otro lado de la casa debe haber seis ventanas también, que son las de la sala, del segundo y quinto cuarto y del fondo de la cocina. Su cuarto es el tercero, el que queda junto a la cocina y es pegado a la puerta del fondo porque él mismo me dijo que lo escogió para tener paso a la salida del fondo rápido. Me alegra que no viviera en el quinto cuarto, porque hubiera tenido que tocar y entrar en la casa y saludar a su familia. Por el radio habla ahora un hombre que recomienda muchas cosas seguidas. O una sola cosa muchas veces. En la primera ventana están las puertas cerradas y las persianas bajas. No se oye nada. La pared que toco con la punta de los dedos tiene varios sacabocados en la pintura rosada

LA MUERTE VIENE HACIA EL DELATOR 37 y se ve el repello abajo, que es de cemento malo, casi de arena. La segunda ventana está también cerrada, pero las persianas están a medio abrir. No se oye nada. Miro y veo la sala vacía. Hay un juego de Iivin de madera y en la mesa de centro hay un florero alto lleno de arena sucia y con diez o doce rosas rojas artificiales sembradas en la arena. En una pared hay un corazón-de-jesús enorme y en la otra un cuadro con una pantera azul que ba.ia por las ramas rosadas de un árbol de hojas blancas. Detrás de la puerta hay un detente y una oración y encima de la oración un pan clavado con un clavo de madera. Tambíén hay una hoja de palma seca. Al fondo de la sala hay un televisor que tiene encima un retrato que supongo que sea del difunto, pero que no puedo ver porque está ladeado hacia la pared. Frente al televisor hay un sillón tapizado en nylon verde chartré. En la pantalla verdosa del televisor se refleja la sala y la ventana y creo que mi cara. Antes de llegar a la tercera ventana oigo el ruido de una máquina de coser muy rápida. Pero en la ventana se sigue oyendo lejos. Supongo que deben estar en el segundo cuarto, cosiendo. Por encima del silbido de la máquina de coser oigo una tos y me parece que es la tos de su madre. Me agacho y paso por debajo de la ventana, que está a medio cerrar con una sola persiana corrida. Oigo que el autobús se para en la otra esquina con un chirrido largo que al principio casi parece una sirena no un quejido y oigo cómo arranca de nuevo con gran ruído y sube forzado por Durege hacia la calzada y se va alejando hasta que no lo oigo más. Me hubiera hecho falta ese estruendo dentro de un minuto exactamente. No se puede tener todo síempre. El piso hace un abombado y ahí está el baño. Las tuberías deben salirse por aquí por algún lado y el firme debajo del cemento se, hincha con el agua. La ventana del baño es una ventana oval, fija, que se abre girando horizontal sobre ella misma. Ahora está abierta y no oigo nada: ni la máquina de coser ni la vieja tosiendo ni el aire que entra por la puerta del baño abierta y que debe mover la cortina de la ducha antes de salir por la ventana. No me molesto en mirar. Todos los baños son iguales. Casi sin darme cuenta he venido agachado desde el primer cuarto hasta aquí. Botado de misterioso. Si alguien me hubiera visto hubiera sospechado enseguida. Al mismo tiempo me doy cuenta de que paso un dedo por una raya de lápiz negro que hay en la pared y que debió haber sido hecha por el carbonero o por el panadero o por un mensajero de botica. La raya llega casi hasta su ventana, que está abierta. Me asomo a la ventana. Ahí está él. Está durmiendo la siesta, virado para la pared, de espaldas a la puerta y la ventana y casi enseguida pienso que es un descuidado, un chapucero siempre, a pesar de todo lo que alardea de que tiene un método científico para que no lo cojan desprevenido. Su cuarto no es ni grande ni chiquito. Tiene una puerta que no llega hasta arriba porque el cielo raso es muy alto. La puerta termina como en una punta. Las hojas son de madera y de cristalitas de colores. Uno de los cristalitos, cuadrado, se ha caído o se ha roto, porque falta. Hay un cartón puesto donde debía haber otro cristal, más grande, en forma de escudo recto. La puerta está cerrada, pero no tiene pasado el pestillo. De todas maneras, se vendría abajo de una patada. No hay más muebles en su cuarto que una silla, un chiforrober y su cama. El chiforrober es grande, de madera oscura y tiene una puerta con una llave niquelada puesta y encima un portarretrato con el retrato que se tiró hace un año, donde está en cuclillas y con una pistola en la mano, al lado del cuadro hay una cajetilla de Regalías, sus calobares, una caja de fósforos y un peine para el pelo, también está su pistola, porque aunque la ventana no me deja mirar bien, veo una cosa negra, dura que supongo que sea su pistola, de manera que tiene dos pistolas encima del chiforrober: la de la fotografía y la de verdad y una le va a servir tanto como la otra. En la silla tiene colocada, muy bien puesta, su guayabera recién planchada por su madre, en el espaldar, y en el asiento, el pantalón bien dobladito y todo. Ahora está roncando todavía virado hacia la pared y me jode que esté ahí durmiendo en calzoncillo y camiseta y que tenga que ser ahora o nunca. Supongo que si es ahora es nunca para él de todas todas. Saco mi Walther de debajo del saco, de entre el cinto y la barriga, le quito el seguro y la apoyo en la ventana. Ni muy alto ni muy bajito, con calma, le digo dos veces, «Billiken, Billiken» y es al tercer «iBilliken!» que se despierta y con un brazo apoyado en la cama y la mano sobre la silla ahora, mira hacia la puerta primero y vuelvo a llamarlo por su nombre para que mire para la ventana. No está todavía despierto y como no tiene las calobares me mira con su ojo único y le veo el otro ojo, muerto, que parece el ojo de una iguana. En media hora tendrá los dos ojos parejos. Tiene el pelo revuelto y una parte de la cara toda morada y el ojo sano colorado colorado. «Billiken», le digo suave. «Despiértate que te voy a matar y no quiero matarte durmiendo» Se sienta en la cama y ahora veo que está bien despierto y disparo. O

36<br />

G. CABRERA INFANTE<br />

-A mí, no sé. No la ví bien, apenas la vi.<br />

-Pero ella estuvo aquí, hablando contigo.<br />

-No, ella vino, abrió la puerta, preguntó por un<br />

tal Gabriel y se fue sin cerrar la puerta -añadí<br />

algo que fue como morirse de risa, que es mejor<br />

que morir de hambre: -Chorreaba agua- pero<br />

lo tomó en serio.<br />

-Sí y dejó manchada de agua toda la sala y la<br />

escalera y arriba.<br />

Pareció sumirse en una meditación hidráulica,<br />

pero volvió al tema inmediato.<br />

-Bueno, te gusta o no te gusta.<br />

-Quizá sí- dije, tímidamente. Soy <strong>del</strong> campo.<br />

Se puso de pie. Algo le molestaba.<br />

-Bueno, vamos acabar. Qué es lo que q-quieres.<br />

-Una ayuda en la vida -creo que me puse<br />

drámatico. -Estoy cerrado. En el pueblo no puedo<br />

seguir. Aquí estoy sin dinero, llevo días enteros<br />

a café con leche nada más. Si no me ayudan<br />

no me queda más que el suicidio, porque a mi<br />

pueblo yo no vuelvo.<br />

-Tu nombre es Antonio.<br />

Pensé que me preguntaba.<br />

-No, Arsenio.<br />

-No, digo que tu verdadero nombre es Antonio,<br />

que tú eres San Antonio.<br />

-No entiendo. ¿Por qué?<br />

-Ya entenderás. Tú quieres una ayuda.<br />

-Sí- dije.<br />

-Bueno, te la vaya dar- dijo y levantó la pistola<br />

y apuntó para mi. Estaba a menos de dos metros.<br />

Disparó. Sentí un golpe en el pecho y un<br />

empellón en el hombre y una patada salvaje en<br />

la boca <strong>del</strong> estómago. Luego oí los tres disparos<br />

que me parecieron llamadas a la puerta. Me aflojé<br />

todo y caí para <strong>del</strong>ante, sin ver ya, mi cabeza<br />

golpeando, duro, el brocal de un pozo que había<br />

en el suelo y caía dentro.<br />

La muerte viene hacia el <strong>del</strong>ator<br />

Esta misma es la casa, porque se parece a la<br />

otra en que él vivía tal y como me dijo. Ahí está<br />

la reja pintada de aluminio y el muro amarillo y las<br />

cuatro columnas verdes contra la casa rosada que<br />

él quiere pintar de amarillo parejo, porque dice<br />

que es muy llamativo y la va (iba) a pintar de<br />

amarillo todo esta misma semana. Esta es la<br />

acera alta con los seis escalones al frente y ahora<br />

empujo la verja que está siempre abierta, que<br />

no Sé puede cerrar. La verja también está pintada<br />

de aluminio y no cierra porque pintaron las<br />

bisagras. Camino sobre mosaicos grises estríados,<br />

por entre canteros de a<strong>del</strong>fa sin flores, doblo a<br />

la izquierda y veo el zaguán.<br />

Hace fresco. En la casa de al lado tienen puesto<br />

el radio y Bienvenido Granda está cantando<br />

La cosa. El portal de la casa, a mi derecha, tiene<br />

dos síllones de mimbre viejos y una mesa de hierro<br />

negro y encima un cristal y arriba <strong>del</strong> cristal<br />

hay un cenicero hecho con una concha <strong>del</strong> mar<br />

grande y dos o tres caracalitas pegados al borde.<br />

La puerta de la casa está cerrada, pero las ventanas<br />

a cada lado de la puerta están abiertas.<br />

Las ventanas tienen persianas y por fuera rejas<br />

de hierro con el mismo dibujo de la verja y como<br />

la verja pintadas de aluminio. Cada ventana tiene<br />

una cortina de cretona morada con grandes fIares<br />

amarillas, azules y naranja. El piso <strong>del</strong> portal<br />

es de mosaicos blancos con un dibujo en rojo y<br />

amarillo y azul que parecen dos leones enlazados<br />

por el rabo o un copón de fantasía, según se<br />

miren. No sé. ¿Será un dragón?<br />

El piso <strong>del</strong> zaguán es de cemento rojo pulido.<br />

No es un zaguán, más bien un pasillo. Ni siquiera<br />

eso: un pasadizo, el pasaje para la cocinera y los<br />

vendedores y para las visitas de confianza.<br />

El corredor termina al fondo de la casa, donde<br />

dobla hasta la entrada de la cocina. A la izquierda<br />

hay una pared lisa de la que cuelgan testeros de<br />

metal pintados de aluminio. Varios tiestos tienen<br />

sembrados cactus, tunas, que sé yo.<br />

A mi derecha está la pared de la casa ahora.<br />

Tiene seis ventanas. Calculo: dos de la sala, una<br />

<strong>del</strong> primer cuarto, otra <strong>del</strong> baño, otra más <strong>del</strong><br />

tercer cuarto y la última debe ser la de la cocina.<br />

Del otro lado de la casa debe haber seis ventanas<br />

también, que son las de la sala, <strong>del</strong> segundo<br />

y quinto cuarto y <strong>del</strong> fondo de la cocina. Su cuarto<br />

es el tercero, el que queda junto a la cocina<br />

y es pegado a la puerta <strong>del</strong> fondo porque él mismo<br />

me dijo que lo escogió para tener paso a la<br />

salida <strong>del</strong> fondo rápido. Me alegra que no viviera<br />

en el quinto cuarto, porque hubiera tenido que tocar<br />

y entrar en la casa y saludar a su familia.<br />

Por el radio habla ahora un hombre que recomienda<br />

muchas cosas seguidas. O una sola cosa<br />

muchas veces. En la primera ventana están las<br />

puertas cerradas y las persianas bajas. No se oye<br />

nada. La pared que toco con la punta de los dedos<br />

tiene varios sacabocados en la pintura rosada

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!