mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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14 lEWIS, KAROl y FUENTES gans» revolucionarios están en todas las paredes de la ciudad. Pero lo que describes como las características fundamentales de la cultura de la pobreza, es lo que hace que la gente no se rebele contra la sociedad tal como existe. Esta resignación que se transmite de generación en generación, me hace recordar otra cosa. Si examinas los documentos japoneses antes de la invasión de 1937, verás que sin emplear los términos de la cultura de la pobreza, se apoyaban en el mismo análisis. Ellos creran que nada iba a pasar en China. Y los japoneses no eran tontos: no hubieran invadido China si hubieran creído posible una resistencia nacional y una guerra que vencer. Todos sus cálculos se basaban en que de generación en generación los chinos habían heredado esta clase de resignación fatalista y que por lo tanto no se iban a mover para defenderse, por lo que bastaría con ocupar Nanking y poner un gobierno títere al frente para que entonces los chinos aceptaran vivir bajo ese gobierno. El único elemento que ellos no previeron fue el que al introducirse en China estaban acelerando un fenómeno que ya se estaba esbozando y que ellos habían ignorado más o menos: aquí entra el hecho de la resistencia nacional. A pesar de que en China el sentimiento nacional no existía fue fácil en esa situación crítica combinar la atracción de la resistencia nacional con la lucha social, como lo hicieron en el noroeste. Si uno considera los primeros resultados de la guerra entre 1937 y 1940, los japoneses crearon un gobierno títere en Nanking y contaban con más chinos de parte suya, con mayores ejércitos chinos de los que Chang-Kai-chek tenía en Chunking. En teoría sus cálculos estaban bien, pero en realidad equivocados porque en la China ocupada empezó ese proceso destructivo de la vieja sociedad. Los campesinos, que hasta entonces estaban Eln estado amorfo, se agruparon en milicias, formando una especie de movimiento clandestino de resistencia. Por eso yo creo que la posibilidad de que los pobres salgan de estas condiciones depende probablemente de una serie de circunstancias pero sobre todo de la existencia de un movimiento revolucionario que sea capaz de iniciar algún tipo de transformación radical. OL: En otras palabras, reconoces que dadas las condiciones de la cultura de la pobreza, sin un movimiento revolucionario generalizado hay muy pocas posibilidades de cambio. Por lo general, los líderes o jefes revolucionarios no se reclutan entre los miembros de la cultura de la pobreza; los jefes no proceden de allí, sino de las clases medias que están disconformes con la sociedad y que reconocen las potencialidades de la cultura de la pobreza. Yo iré más lejos: me parece inconcebible que haya un ser humano que no tenga posibilidades revolucionarias, pues están siempre latentes, como una de las características básicas de la humanidad, haya o no haya una cultura de la pobreza. Y en este sentido creo que en los primeros escritos de Marx y de Engels sobre el lumpen-proletariado, que en cierta manera se relaciona con la cultura de la pobreza, tienden a deshumanizar a esta gente porque los ven sólo desde el punto de vista de sus potencialidades políticas; y aun me parece que en esto se equivocan, a juzgar por lo que ha pasado en un país como Cuba, donde pienso que había una grande y extendida cultura de la pobreza, especialmente en las regiones rurales y también en los arrabales que yo he visitado. Para mí uno de los grandes aspectos de Fidel Castro, según lo que yo sé (y no sabía nada de lo que pasó en China), es que Castro era esencialmente el primer gran jefe de la cultura de la pobreza en América Latina. Me parece que fue el primero en captar el interés de esta gente, como si dijera: «Me importan un comino las clases medias; yo quiero ser el líder de la gente que ha tenido menos en el pasado.» Esto realmente produce un enorme impacto en esa gente, que necesita amor, que necesita ser atendida, que ha sido descuidada durante generaciones. Creo que es por esto que Castro ha tenido tanto éxito. El magnetofón como terapéutica KSK: Uno de los problemas que mejor se ha estudiado en la revolución china es cómo se ha conseguido despertar la conciencia de esa gente de la cultura de la pobreza. OL: Discúlpame un minuto. Cuando estabas hablando de esas reuniones de quejas o de expresiones de amarguras, no pude evitar descubrir une analogía entre ellas y mis sesiones de registro magnetofónico. He advertido que cuando se da una oportunidad a esta gente, que ha estado verdaderamente muy aislada, que no ha tenido en el pasado a nadie que los escuche; cuando se les da la oportunidad de que hablen de sus vidas, ocurre algo muy terapéutico. Y esto lo están ensayando ahora en la Universidad de Harvard con un grupo de jóvenes delincuentes. Lo único que hacen es darle a un joven un magnetofón y dejarlo que hable y hable. Parece que esto les hace mucho bien. En un contexto más político, creo que los chinos descubrieron algo muy importante, que desde el punto de vista psicológico tiene mucha· semejanza con la terapéutica individual, con la diferencia de que ellos lo han llevado inmediatamente al nivel de la terapia de grupo.

POBREZA, BURGUESIA y REVOLUCION 15 KSK: Muchas de estas ideas están en el libro de Jack Belden China Shakes the World. Allí se explica cómo están organizados los chinos, cuáles son sus asociaciones, en particular lo que tiene que ver con las mujeres. Sabes lo difícil que era conseguir que una mujer china hablase y que comprendiese que era algo más que un ser subordinado, de acuerdo con la tradición de Confucio. El resultado de estos recitales de amarguras fue extraordinario, y las mujeres que empezaron a organizarse ante todo para impedir que los maridos las castigaran, llegaron a reclamar otros derechos. Toda esa documentación se puede encontrar en Belden. Por extraño que parezca, esta tradición continúa hoy en día. Toda esa gente era extremadamente pobre y víctima de la vieja sociedad, ahora es llamada a contar sus vidas en reuniones públicas. Ellos comprenden que esa terapéutica tiene un valor altamente explosivo. Pero lo que a mí me interesa es que para despertar a esta gente, los comunistas no utilizaron métodos de adoctrinamiento politico, sino más bien se basaron en un tipo de vida ejemplar, a la manera de los misioneros. El hecho de que la mayor parte de los intelectuales de Shanghai fuera a vivir en medio de los campesinos en una de las regiones más desheredadas del noreste de China, para mostrarles que querían vivir como ellos, que estaban compartiendo sus dificultades y trabajando con ellos, tuvo un enorme impacto. Todo esto se basaba en una suerte de código moral: les demostraban la solidaridad humana al compartir el mismo destino. Este fue el elemento más importante que permitió que, por primera vez, esos campesinos quisieran escuchar a alguien que venía del exterior, y lentamente, muy lentamente aceptaron que había vínculos que los unían con la sociedad y con el gobierno, que ellos eran ciudadanos y no sólo víctimas de una sociedad mayor. aL: Como sabes, la misma técnica fue usada por Fidel Castro en su campaña contra el analfabetismo. El cerró simplemente las universidades por un tiempo y mandó a los maestros de los cursos superiores y a los estudiantes a vivir con los campesinos. Los cubanos sostienen que eso hizo más para acabar con el analfabetismo y establecer un caegtido de unidad, de pertenecer a algo común, dE> romper las barreras tradicionales entre la ciudad y el campo que eran endémicas en la sociedad cubana anterior a la revolución, de lo que ¡jodía ser realizado con la ayuda tecnológica más moderna. En este sentido es curioso que en México, donde han organizado esas enormes campañas nacionales contra el analfabetismo, hay todavía un 25 % de analfabetos, lo cual es una cifra bastante alta. Y ~so que en México ha habido gente con mucha imaginación a cargo de estas campañas, gente co- mo Torres Bodet, un gran educacionista. Pero allf nunca han conseguido realmente hacer lo que el régimen de Castro ha realizado en un período mucho más breve y por medios verdaderamente revolucionarios. CF: Me gustaría interpolar aquí un breve comentario. Aunque en México ha habido importantes campañas en favor de la educación, hay que señalar dos cosas: en primer lugar, buena parte de esas campañas es pura demagogia. Muchas escuelas fueron construidas cerca de las carreteras principales para que la gente que pasa por ellas en sus automóviles puedan mirarlas de lejos. Esas escuelas están a kilómetros de distancia de los más cercanos pueblos y nadie asiste a ellas. Luego, en segundo lugar, hay una cosa muy esencial: ¿de qué sirve el alfabetismo en una sociedad y para qué las campañas por la educación si no hay cambios en la estructura económica y en el proceso económico que corran paralelos con los cambios en la educación? Esto es lo que ocurre en México y esta es la explicación de por qué han fracasado allí las campañas contra el analfabetismo. Se crean las escuelas, se traen los maestros, pero no se crean las condiciones para mejorar el nivel de vida y para que ocurran verdaderas transformaciones en la producción y en la vida económica. Por eso, todos los esfuerzos por mejorar la educación se van al diablo. Escucha, Osear, tú has hecho algunas distinciones muy exactas sobre las condiciones prerrevolucionarias y sobre las condiciones revolucionarias. Como mexicano me interesan mucho sobre todo las condiciones postrevolucionarias. Es decir, qué pasa dentro de una sociedad burguesa como la de México, que destruyó efectivamente las estructuras del viejo mundo feudal, algo que todavía debe hacerse en la mayoría de los países de América Latina, como por ejemplo en Nicaragua, en Perú, etc.; qué pasa en un país en que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ha tenido un oído muy fino para las aspiraciones que se manifiestan en todos los niveles de la sociedad y que ha buscado conseguir que la mayor parte de la gente realice sus aspiraciones. Los campesinos mexicanos saben que si no apoyan al Gobierno, los curas y los terratenientes volverán al poder. Las gentes que emigran a las ciudades saben que allí obtendrán ciertos beneficios económicos y que están mucho mejor trabajando como obreros en la ciudad que en. los campos de donde provienen. En cuanto a la clase media, ni hace falta hablar. En México, cuando hay algunas quejas en un pueblo, el Gobierno inmediatamente interviene y abre una carretera nueva, pone luz eléctrica, etc. Todo esto contribuye a la creación de una estructura especial que es muy

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lEWIS, KAROl y FUENTES<br />

gans» revolucionarios están en todas las paredes<br />

de la ciudad. Pero lo que describes como las características<br />

fundamentales de la cultura de la pobreza,<br />

es lo que hace que la gente no se rebele<br />

contra la sociedad tal como existe. Esta resignación<br />

que se transmite de generación en generación, me<br />

hace recordar otra cosa. Si examinas los documentos<br />

japoneses antes de la invasión de 1937, verás<br />

que sin emplear los términos de la cultura de la pobreza,<br />

se apoyaban en el mismo análisis. Ellos creran<br />

que nada iba a pasar en China. Y los japoneses no<br />

eran tontos: no hubieran invadido China si hubieran<br />

creído posible una resistencia nacional y una<br />

guerra que vencer. Todos sus cálculos se basaban<br />

en que de generación en generación los chinos<br />

habían heredado esta clase de resignación fatalista<br />

y que por lo tanto no se iban a mover para<br />

defenderse, por lo que bastaría con ocupar Nanking<br />

y poner un gobierno títere al frente para que<br />

entonces los chinos aceptaran vivir bajo ese gobierno.<br />

El único elemento que ellos no previeron<br />

fue el que al introducirse en China estaban acelerando<br />

un fenómeno que ya se estaba esbozando<br />

y que ellos habían ignorado más o menos: aquí<br />

entra el hecho de la resistencia nacional. A pesar<br />

de que en China el sentimiento nacional no existía<br />

fue fácil en esa situación crítica combinar la<br />

atracción de la resistencia nacional con la lucha<br />

social, como lo hicieron en el noroeste. Si uno considera<br />

los primeros resultados de la guerra entre<br />

1937 y 1940, los japoneses crearon un gobierno títere<br />

en Nanking y contaban con más chinos de<br />

parte suya, con <strong>mayo</strong>res ejércitos chinos de los<br />

que Chang-Kai-chek tenía en Chunking. En teoría<br />

sus cálculos estaban bien, pero en realidad equivocados<br />

porque en la China ocupada empezó ese<br />

proceso destructivo de la vieja sociedad. Los campesinos,<br />

que hasta entonces estaban Eln estado<br />

amorfo, se agruparon en milicias, formando una<br />

especie de movimiento clandestino de resistencia.<br />

Por eso yo creo que la posibilidad de que los pobres<br />

salgan de estas condiciones depende probablemente<br />

de una serie de circunstancias pero sobre<br />

todo de la existencia de un movimiento revolucionario<br />

que sea capaz de iniciar algún tipo de<br />

transformación radical.<br />

OL: En otras palabras, reconoces que dadas las<br />

condiciones de la cultura de la pobreza, sin un movimiento<br />

revolucionario generalizado hay muy pocas<br />

posibilidades de cambio. Por lo general, los líderes<br />

o jefes revolucionarios no se reclutan entre<br />

los miembros de la cultura de la pobreza; los jefes<br />

no proceden de allí, sino de las clases medias<br />

que están disconformes con la sociedad y que reconocen<br />

las potencialidades de la cultura de la pobreza.<br />

Yo iré más lejos: me parece inconcebible<br />

que haya un ser humano que no tenga posibilidades<br />

revolucionarias, pues están siempre latentes,<br />

como una de las características básicas de la humanidad,<br />

haya o no haya una cultura de la pobreza.<br />

Y en este sentido creo que en los primeros<br />

escritos de Marx y de Engels sobre el lumpen-proletariado,<br />

que en cierta manera se relaciona con<br />

la cultura de la pobreza, tienden a deshumanizar<br />

a esta gente porque los ven sólo desde el punto<br />

de vista de sus potencialidades políticas; y aun<br />

me parece que en esto se equivocan, a juzgar por<br />

lo que ha pasado en un país como Cuba, donde<br />

pienso que había una grande y extendida cultura<br />

de la pobreza, especialmente en las regiones rurales<br />

y también en los arrabales que yo he visitado.<br />

Para mí uno de los grandes aspectos de Fi<strong>del</strong><br />

Castro, según lo que yo sé (y no sabía nada de lo<br />

que pasó en China), es que Castro era esencialmente<br />

el primer gran jefe de la cultura de la pobreza<br />

en América Latina. Me parece que fue el primero<br />

en captar el interés de esta gente, como si<br />

dijera: «Me importan un comino las clases medias;<br />

yo quiero ser el líder de la gente que ha tenido<br />

menos en el pasado.» Esto realmente produce un<br />

enorme impacto en esa gente, que necesita amor,<br />

que necesita ser atendida, que ha sido descuidada<br />

durante generaciones. Creo que es por esto que<br />

Castro ha tenido tanto éxito.<br />

El magnetofón como terapéutica<br />

KSK: Uno de los problemas que mejor se ha estudiado<br />

en la revolución china es cómo se ha conseguido<br />

despertar la conciencia de esa gente de<br />

la cultura de la pobreza.<br />

OL: Discúlpame un minuto. Cuando estabas hablando<br />

de esas reuniones de quejas o de expresiones<br />

de amarguras, no pude evitar descubrir une<br />

analogía entre ellas y mis sesiones de registro<br />

magnetofónico. He advertido que cuando se da una<br />

oportunidad a esta gente, que ha estado verdaderamente<br />

muy aislada, que no ha tenido en el pasado<br />

a nadie que los escuche; cuando se les da la oportunidad<br />

de que hablen de sus vidas, ocurre algo<br />

muy terapéutico. Y esto lo están ensayando ahora<br />

en la Universidad de Harvard con un grupo de jóvenes<br />

<strong>del</strong>incuentes. Lo único que hacen es darle a<br />

un joven un magnetofón y dejarlo que hable y hable.<br />

Parece que esto les hace mucho bien. En un<br />

contexto más político, creo que los chinos descubrieron<br />

algo muy importante, que desde el punto<br />

de vista psicológico tiene mucha· semejanza con<br />

la terapéutica individual, con la diferencia de que<br />

ellos lo han llevado inmediatamente al nivel de la<br />

terapia de grupo.

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