mayo 1967 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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12<br />
LEWIS, KAROL y FUENTES<br />
había entonces nada que fuera la nación, no había<br />
siquíera un Estado organizado <strong>del</strong> que él pudiera<br />
esperar algún socorro y, por otra parte, aunque ese<br />
Estado hubíera existido no habría tenido los medios<br />
para ayudarlo por la muy específica razón de la<br />
falta de comunicaciones en China, <strong>del</strong> atraso económico<br />
<strong>del</strong> país, etc. De manera que cada familia<br />
estaba fundamentalmente aislada de la sociedad,<br />
abandonada a sí misma. Esta era: la norma en la<br />
China <strong>del</strong> período prerrevolucionario. Esas familias<br />
que vivían en un Estado precapitalista (aunque<br />
en algunas zonas de la costa ya había un comienzo<br />
de capitalismo) se encontraban en una situación<br />
muy similar a la de la cultura de la pobreza,<br />
me parece, sobre todo en su actitud frente a<br />
las mujeres, en la manera de gastar su dinero, en<br />
sus sentimientos de desesperanza y en su tremendo<br />
sentimiento de frustración frente a las autoridades.<br />
De hecho la palabra ciudadano no existía entonces<br />
en China. Para los campesinos, el Estado<br />
era simplemente unos funcionarios que venían a<br />
cobrar ímpuestos cuando ya no quedaba nada de<br />
dinero en los cofres y el Ejército, otro demonio<br />
que venía también a oprimirlos. De ahí proceden<br />
los enormes privilegios que tienen aquellos que<br />
por haber sido mejor educados se escapan de esta<br />
categoría de semiahogados y de inmediato toman<br />
distancia, quieren demostrar que son completamente<br />
distintos y lo demuestran por distintos medios,<br />
incluída esa costumbre muy china de dejarse<br />
crecer las uñas para demostrar que no trabajan<br />
con sus manos. Eso era entonces un símbolo de<br />
la categoría social. A mí me parece que en la<br />
India la situación es distinta. En China había algo<br />
parecido a la cultura de la pobreza, y es sobre<br />
la base de la existencia de ese desamparo que<br />
los comunistas pudieron triunfar y, por medio de<br />
ciertos métodos muy especiales, consiguieron despertar<br />
la conciencia <strong>del</strong> pueblo. Te voy a citar un<br />
ejemplo muy revelador, que ellos llamaban el Recitado<br />
de las Amarguras: reunían a todo el pueblo<br />
y cada jefe de familia contaba la historia de su<br />
vida. Esta fue el arma revolucionaria más poderosa<br />
que encontraron para despertar la conciencia de<br />
la gente: comprendían que lo que les pasaba a<br />
ellos no resultaba algo fatal, una desdicha aislada,<br />
sino que era un drama social que alcanzaba a todos.<br />
¿Una fuerza revolucionaria?<br />
CZ: A propósito de lo que usted dice, me gustaría<br />
preguntar a Osear Lewis si cree que la gente que<br />
pertenece a la cultura de la pobreza puede llegar<br />
a ser una fuerza revolucionaria y en caso afirmativo<br />
bajo qué condiciones puede ocurrir esto.<br />
aL: Me alegro que lo haya preguntado porque yo<br />
me dirigía hacia ese punto. Ante todo quiero hacer<br />
una aclaración en forma de prefacio, señalando<br />
por qué he hablado de una cultura de la pobreza.<br />
En general el punto de vista sobre los pobres ha<br />
sido siempre el de que son gente a la que les faltan<br />
cosas y que sobre todo les faltan cosas desde<br />
el punto de vista económico, de que están desorganizados,<br />
de que la falta de organización es una<br />
de sus <strong>mayo</strong>res características. Ahora bien, sobre<br />
la base de mis estudios no puedo explicar la vida<br />
de nadie solamente sobre una base económica. Me<br />
parece a mí que por mal que esté la gente y por<br />
mal que viva, siempre tratan de hacer algo con sus<br />
vidas, de darles algún sentido. Y que este intento<br />
de hacer algo más allá <strong>del</strong> hecho de vivir alienados,<br />
de dar algún impulso a la vida, algún sentido, de<br />
encontrar sus propias soluciones locales para problemas<br />
que la sociedad más grande no ha considerado,<br />
es lo que les da la cualidad de pertenecer<br />
a una cultura. Pero incluso así no sería una cultura<br />
en sentido antropológico, aun cuando se dieran todas<br />
estas características que he señalado. No se<br />
convierte en una cultura hasta que se pueda mostrar<br />
cómo se transmite de generación en generación.<br />
Si fuera simplemente una adaptación temporal<br />
a la privación o a la falta de cosas, y que cada generación<br />
tuviera que adaptarse y crear los mismos<br />
moldes independientemente, no sería una cultura<br />
en el sentido antropológico. Por lo tanto, ¿qué es<br />
lo que hace una cultura? Yo creo que es la existencia<br />
de esos principales mecanismos de transmisión<br />
que son los niños. He descubierto. por un lado,<br />
que los niños que viven en los suburbios pobres<br />
<strong>del</strong> East Side de Nueva York, al llegar a los seis<br />
años ya se han construído en sus mentes un mo<strong>del</strong>o<br />
de lo que es la vida, un mo<strong>del</strong>o que ahora<br />
ellos quieren repetir porque tal es su concepción<br />
de lo que es la vida y de cuáles son las posibilidades<br />
que ella ofrece. En segundo lugar, los niños<br />
en la cultura de la pobreza viven en una situación<br />
tan peligrosa, tan llena de amenazas e inestabilidades<br />
que a una edad muy temprana tienen que<br />
intentar ajustarse a esta situación, pues tienen que<br />
tomar tan pronto a su cargo las obligaciones de la<br />
madurez que se convierten en inflexibles, lo que es<br />
dañino psicológicamente y limita su potencialidad<br />
de cambio en el futuro. Por eso, de acuerdo con<br />
mi teoría, los niños que son educados en esta cultura<br />
de la pobreza no pueden sacar provecho de<br />
las nuevas oportunidades que aparecen en la sociedad<br />
más grande, si es que aparecen, y sólo<br />
pueden sacar ventajas mínimas cuando éstas ocurren.<br />
Por eso puedo esperar, teóricamente, que si<br />
hay una cultura de la pobreza lo suficientemente<br />
extendida, llevará más de una generación para que