oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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virreinal en tomo a Méjico o Lima, y ha aducido también, con cierta<br />
lógica, que durante el período artiguista (1811-1820) y la dominación<br />
luso-brasileña (1820-1825), los orientales vivieron o una independencia<br />
de hecho o bajo otro gobierno que no el de la laxa confederación<br />
argentina de la época.<br />
Para estos autores, la Banda Oriental se transfonnó naturalmente<br />
de provincia de una federación artiguista nunca concretada,<br />
en nación, tanto más cuanto que Buenos Aires, sabiendo que la Banda<br />
Oriental era la cuna y el aglutinante de la oposición provincial a<br />
su predominio político y económico, procuró desde 1815 amputarla<br />
<strong>del</strong> resto de las Provincias Unidas ofreciéndole la independencia<br />
-así lo hicieron los comisionados Pico y Rivarola-, o atrayendo la<br />
invasión portuguesa, como lo hizo su emisario Manuel José García<br />
en el Río.deJaneiro de 1816.<br />
Por lo demás, aunque la Sala de Representantes de la Provincia<br />
Oriental votó el 25 de agosto la Ley de Unión a las demás provincias<br />
argentinas, al precederla de la Ley de Independencia, sugirió, al decir<br />
esta vez de Pablo Blanco Acevedo, que la ''unión'' era sólo un<br />
tratado de alianza justificado por el apoyo militar y político que los<br />
orientales necesitaban en su desigual lucha contra el imperio <strong>del</strong><br />
Brasil.<br />
En este punto, la mayoría de los historiadores "nacionalistas"<br />
hace jugar un papel importante al obligado "disimulo" que debieron<br />
utilizar los orientales para lograr el apoyo de la reticente Buenos Aires,<br />
engaño que explicaría todo el "argentinismo" que respira la documentación<br />
oficial emanada de los revolucionarios de 1825, con<br />
Laval!eja y los Treinta y Tres al frente.<br />
¿Acaso no fueron los mismos emisarios <strong>del</strong> Gobierno argentino<br />
ante el Imperio <strong>del</strong> Brasil, los generales Juan Ramón Balcarce y Tomás<br />
Guido, quienes sostuvieron enjulio de 1828 que la independencia<br />
absoluta siempre había sido para los orientales "objeto de su<br />
idolatría, por más que las circunstancias particulares en que se han<br />
visto, los hayan reducido algunas veces a adoptar el arbitrio de la simulación?"<br />
(1)<br />
De este modo, como Atenea de la cabeza de Zeus, el sentimiento<br />
nacional habría nacido completamente confonnado, con todas<br />
sus notas arquetípicas, ya desde los orígenes <strong>del</strong> Estado oriental.<br />
Los "Unionistas".<br />
Eduardo Acevedo, Ariosto González y EU,~enio Petit Muñoz,<br />
con variantes personales de cierta importancia, constituyen la columna<br />
vertebral <strong>del</strong> segundo bando, los ''unionistas'', aquellos que sos-<br />
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