oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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cuales la sagaz estudiosa de arte veía esconderse al habitante de<br />
nuestras tierras con todos sus defectos, aunque yo agregaría que<br />
también su gracia. Muchos años después, en 1982, el crítico francés<br />
Jean Andreu de la Universidad de Toulouse al prologar el ''Trípt~co<br />
danviniano", lo que entonces vendría a ser una especie de Solari tomando<br />
el camino de los simios, habla de una narrativa poblada de<br />
monstmos. Y hace asimismo referencia a las máscaras de nuestro<br />
pintor Cristiani en las cubiertas de Editorial Arca para ''Todos los<br />
cuentos". Tales coincidencias me afianzan en la idea de una materia<br />
creativa como algo integrado que luego nosotros despedazamos malamente<br />
y rotulamos, aquí la literatura, allí la plástica, allá una escuela,<br />
acá otra. Y si alguna vez creo haber dicho que escribir es actuar<br />
en un escenario que no cesa, también el teatro pertenecería a<br />
ese todo..O lo que se llamara el "dislocamiento de fronteras entre<br />
las artes". Pero lo más subyugante para mí es aquello a lo que se ingresa<br />
a través <strong>del</strong> ojo polifacetado de los otros. Pues de pronto, por<br />
más solitario que uno se sienta y hasta se cultive neuróticamente,<br />
empieza a saber que pertenece a cierta fascinante familia humana<br />
sujeta a una especial consanguinidad.<br />
¿Puede decirse que el sexo es un tema recurrente en su literatura?<br />
Para responder a esa interrogante, con cierta caída a la acusación<br />
por lo tan usada que es respecto a mis productos, habría que<br />
analizarlos cuantitativamente, operación que nadie ha hecho hasta<br />
ahora. Yo, sin haberlo intentado tampoco, creo más bien que el<br />
componente sexual se ajusta a la medida que le corresponde también<br />
a otros, y que corre parejo con la vida misma. Sé que hay sexo<br />
en mis ficciones, pero también hay muerte, locura, angustia metafísica<br />
en los personajes y situaciones que, más que crearlos yo, me<br />
asedian a mí.<br />
y si no voy a extenderme mayormente en este punto es porque<br />
acabo de ser materialmente saqueada por el cuestionario exhaustivo<br />
de un crítico de fuera <strong>del</strong> país. Desde luego que él tampoco<br />
cuantificó los demás elementos repetitivos, de modo que quedó sin<br />
aclarar la cuestión de la medida. Como si estuvieran en la otra cara<br />
de la luna, los demás ingredientes se sumieron en la sombra. Pero se<br />
me sacaron a la luz todas las violaciones, reales o presuntivas, las<br />
también verdaderas o supuestas aberraciones, y hasta las autocomplacencias<br />
de adolescentes como si fueran, al barrer, cosas de adultos<br />
reprimidos o degenerados. Pienso que al fin, después de un largo<br />
juicio sin defensor, sólo con acusador público, todo quedó, sin embargo,<br />
en claro gracias a mis autojustificaciones minuciosas. Yo no<br />
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