oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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ocupará de estos temas- conviene recordar que ella, como escritora auténtica, no se detiene ni si detuvo ante supuestas dzficultades temáticas o peligrosas caracterizaciones de personajes. Y si tuvo que crear a una lesbiana, lo hizo tan intensamente como creó a una Virgen Mana en trance de enamorar a un hombre negro que la humaniza para asumir la terrenidad. Quisiera ahora brevemente explicar de qué manera se dio esto que será un reportaje hablado. A través de extensas conversaciones prolongadas en el tiempo, yo tuve la fortuna de ir descubriendo a esa Armonía Somers que se ha ocultado obsesivamente a la mirada indiscreta de los demás. Y fue al trc,luz de ese reconocimiento que empecé a admirar a la autora tanto como a su obra. Pero este reportaje que hoy ustedes van a escuchar estalló una noche lluviosa y amenazante de invierno, en la que Armonz'a Somers sintió la imperiosa necesidad, empujada por fuerzas que' peleaban entre la vida y la muerte, de sistematizar tantas cosas dichas y tantas otras apenas sugeridas. AIH estábamos, como tantas otras veces, Armonía Somers y yo, en su torre del Palacio Salvo, en esa noche -tan tétrica como la tormenta que desde un décimosexto piso, pareda, dispuesta a terminar con nosotros. Al costado se encontraba lo que ella llama "la mesa de las ficciones", sobre la cual descansaban varios diccionarios de distintas lenguas, porque, según Armonza Somers, "las palabras vienen a veces desde otros z'dinmas y no puedo rechazarlas", y una lapicera Parker que a 30 años del primer libro "no quiso escribir más y ahí se quedó". Otros objetos, en ese piso repleto de cosas con historias, nos observahrm. Así, por ejemplo, dos pisapapeles sobre los que Armonza Somers me dzio: "Acostumbro a colocar sobre la obras presumiblemente acabadas, ya que nunca lo están del todo, estos pisapapeles que llamo mis casualidades: el tronco fue pulido en Chile y allí me lo regalaron como obra de paciencia de un recluso en 1952. El de vidrio es artesanza de un penado de Montevideo. Cuando entran a funcionar con lo que considero la última lútea, siento, que los dos desconocz'dos y yo ganamos la Puerta". Al otro lado, la revuelta mesa de la correspondencia. Armonza Somers explica: "Contesto a todo el mundo así sea con cuatro líneas. Una carta me parece siempre la transmisión de un latido. Pero el cansancio de todo lo vivido impedirá después el buen propósito de ordenar". Y los muebles, las bibliotecas con retratos, un barco en una botella, una lechuza, un ángel, los cuadros. "En el segundo anaquel -me dice Armonza Somers- está el retrato de mi padre mientras soñaba con paraísos sociales que nunca llegara a ver; y el barco en la botella que me regalaron. O sea dos versiones de una misma realidad fantástica. El misal diario de mi madre convoca a otros mundos de la fe, aunque todo 46

fuera lo mismo, una fe que no pude heredar, sólo el barco y al final de todo la tristeza. La tristeza -terminó diciendo- es el último sorbo en la copa de la alegría . .. ". Pof último, ustedes notarán en ciertos pasajes de algunas de las respuestas un evidente tono literario. Esto se debe a que Armon{a Somers, pasada aquella noche tormentosa y vuelta a la inestable calma de su mundo interior, quiso reelaborar algunas frases y reformular determinadas afirmaciones, Por momentos, la charla se esfuma y el lenguaje coloquial casi desaparece. No obstante, el resultado se ve enriquecido por el aporte que la autora introdujo a la conversación grabada entre truenos, lluvia y sorbos de café, Aclaro finalmente que yo estoy acá -como resulta evidenteejerciendo mi función periodútica de meter la nariz en la vida de otro, sin que para nada cuente mi otra actividad, la de escritor, que he podido desplegar, entre otras cosas, gracias al est{mulo de la propia Armon{a Somers. y es que a su lado yo no puedo ser más que lo primero. Pasamos, entonces, a escuchar las respuestas de la autora de cuentos incorporados definitivamente a nuestra historia lz"teraria como "El derrumbamiento", "El entierro", "La calle del viento norte", ",Muerte por alacrán" o "Réquiem por Gayo Ribera". De novelas como "De miedo en miedo", "Un retrato para Dz·ckens". Y lo aún inédz"to que, por haberlo lddo en sus versiones origz'nales, consz'dero sus obras culmz'natorz'as: SOLO LOS ELEFANTES EN­ CUENTRAN MANDRAGORA, producto de gigantesco aliento, y la extraña "nouvelle" VIAJE AL CORAZON DEL DIA de próxz'­ ma aparz"dón. Trece preguntas a Armonía Somers. ¿Las cosas que la rodean tienen con Ud. una comunicación secreta, encierran una peligrosidad? Sí, son muchas las cosas que hay aquí, estoy arrinconada por ellas, como tratando de dominarlas para que no me posean a mÍ. El caos que somos pretendiendo controlar al caos que nos rodea, así lo veo todo a veces. Pero las conservo porque en este lugar vivió quien las juntó y amó involucrándome en esa insensata posesión. Un 47

fuera lo mismo, una fe que no pude heredar, sólo el barco y al final<br />

de todo la tristeza. La tristeza -terminó diciendo- es el último sorbo<br />

en la copa de la alegría . .. ".<br />

Pof último, ustedes notarán en ciertos pasajes de algunas de las<br />

respuestas un evidente tono literario. Esto se debe a que Armon{a<br />

Somers, pasada aquella noche tormentosa y vuelta a la inestable calma<br />

de su mundo interior, quiso reelaborar algunas frases y reformular<br />

determinadas afirmaciones, Por momentos, la charla se esfuma y<br />

el lenguaje coloquial casi desaparece. No obstante, el resultado se ve<br />

enriquecido por el aporte que la autora introdujo a la conversación<br />

grabada entre truenos, lluvia y sorbos de café,<br />

Aclaro finalmente que yo estoy acá -como resulta evidenteejerciendo<br />

mi función periodútica de meter la nariz en la vida de<br />

otro, sin que para nada cuente mi otra actividad, la de escritor, que<br />

he podido desplegar, entre otras cosas, gracias al est{mulo de la propia<br />

Armon{a Somers. y es que a su lado yo no puedo ser más que lo<br />

primero. Pasamos, entonces, a escuchar las respuestas de la autora<br />

de cuentos incorporados definitivamente a nuestra historia lz"teraria<br />

como "El derrumbamiento", "El entierro", "La calle <strong>del</strong> viento<br />

norte", ",Muerte por alacrán" o "Réquiem por Gayo Ribera". De<br />

novelas como "De miedo en miedo", "Un retrato para Dz·ckens". Y<br />

lo aún inédz"to que, por haberlo lddo en sus versiones origz'nales,<br />

consz'dero sus obras culmz'natorz'as: SOLO LOS ELEFANTES EN­<br />

CUENTRAN MANDRAGORA, producto de gigantesco aliento, y<br />

la extraña "nouvelle" VIAJE AL CORAZON DEL DIA de próxz'­<br />

ma aparz"dón.<br />

Trece preguntas a Armonía Somers.<br />

¿Las cosas que la rodean tienen con Ud. una comunicación secreta,<br />

encierran una peligrosidad?<br />

Sí, son muchas las cosas que hay aquí, estoy arrinconada por<br />

ellas, como tratando de dominarlas para que no me posean a mÍ. El<br />

caos que somos pretendiendo controlar al caos que nos rodea, así<br />

lo veo todo a veces. Pero las conservo porque en este lugar vivió<br />

quien las juntó y amó involucrándome en esa insensata posesión. Un<br />

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