oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay oct. 1986 - Publicaciones Periódicas del Uruguay

periodicas.edu.uy
from periodicas.edu.uy More from this publisher
19.05.2014 Views

que una plástica sutil ha profundizado en los secretos de la forma, no me avengo igualmente a que, extremando y sacando de su cauce el dogma, bueno en sí, de la independencia y el desinterés artísticos, rompa toda solidaridad y relación con las palpitantesoportunidades de la vida y los altos intereses de la realidad. Veo en esta ausencia de contenido humano, duradero y profundo, el peligro inminente con que se ha de luchar en el rumbo marcado por nuestra actual orientación literaria. Al modernismo americano le matará la falta de vida psíquica. (57) Del mismo modo como había visto las inconsecuencias del neoclasicismo y del romanticismo para la literatura latinoamericana, destaca ahora dónde están los peligros de la nueva escuela y la desorientación a la que podía conducir. Esto no trajo, como hubiera podido esperarse, una suspensión de la defensa del arte puro, ni obstaculizó al crítico uruguayo para comprender y consagrar al más grande de los modernistas: el nicaragüense Rubén Daría, ni le impidió tampoco definirse como modernista, si por ello se entendía una superación del naturalismo y del positivismo "en concepciones más altas" (58). Pero le hizo poner en marcha un definido plan racional para nuestra literatura que obrara como resistencia contra lo que el modernismo tenía de imitación superficial, de frívola gratuidad, de inautenticidad y sobre todo de antiamericano. En una palabra, y tal como se lo manifestara a Miguel de Unamuno en carta privada: Mi aspiración inmediata es despertar con mi prédica, y si puedo con mi ejemplo, un movimiento literario realmente serio correspondiente a cierta tendencia ideal, no limitado a vanos juegos de forma, en la juventud de mi querida América. (59) Rodó no fue, por lo tanto, un antimodernista, sino que, participando en mucho de sus aspectos, pretendió encauzarlo en "cierta tendencia ideal", como le dice a Unamuno, y en la cual se reconoce sin dificultad la tradición americanista. En el comienzo del primer artículo que Rodó dedicara a este tema, dejaba en claro que su interés no era solo "determinar sumariamente el proceso histórico de esta idea", sino que había también un interés por "examinar hasta qué punto puede ella ser el cauce en donde vuelque su actividad, el esp íritu de las nuevas generaciones" (60). El examen no llegó a realizarse concretamente, pero de un modo tangencial, a manera de una invitación implícita a inspirarse en aquel material. Ya hemos visto, sin embargo, que las épocas a las que se remontaba Rodó, no disponían aún de obras acabadas. Esta dificultad se había salvado mediante una crítica de augurios, es decir, descubriendo las potencialidades escondidas para una literatura próxima. Detengámonos ahora para ver cómo esta crítica se manifiesta fundamentalmente por la adopción de una determinada axiología. 36

Con motivo de la publicación de una "Antología" de líricos hispanoamericanos de Marcelino Menéndez y Pelayo, Rodó escribió un artículo destinado a comentar la selección de los poetas uruguayos. Si bien se aprueba en general este capítulo, se produce una profunda discrepancia con el antólogo español, a raíz de una omisión injustificable: la de Juan Carlos Gómez, a quien Rodó, como ya sa- .bemos, consideraba la primera figura del panorama literario uruguayo. La discusión se concentra en torno al poema "La Libertad", que para Menéndez Pelayo "no parece ser sino una insoportable declamación versificada". Frente a este juicio de indudable categoría estética, se comienza la defensa de un tipo fundamentalmente diferente de axiología, imperceptible para el europeo, y que se genera en la pura vivencia latinoamericana que soporta la lectura. En efecto, el poema de Gómez, argumenta Rodó, pertenece a la tradición cultural del Uruguay, forma ya cuerpo con la historia y el destino del país: Toda defensa de aquel canto puede ser sospechada de una parcialidad inevitable y generosa en labios de quienes lo recitamos y lo amamos desde la niñez. -Tres generaciones, ante's de nosotros, lo han llevado en su espíritu, asociándolo, como una promesa, a sus anhelos de un futuro mejor,- esculpidos sus versos en la más segura intimidad de la memoria; tres generaciones lo han entonado en todas las horas solemnes de su acción y en medio de todas las sensaciones profundas de civismo, como un Credo: en los entusiasmos febriles de la lucha, en las horas amargas y frecuentes de la decepción, en las soledades sombrías del destierro, en las iluminciones fugaces de la esperanza. El imperio de esta tradición constante y prestigiosa, que ha incorporado al número de las cosas queridas del sentimiento nacional el viejo canto del tribuno, es seguramente un obstáculo difícil de evitar para que nosotros nos alleguemos ajuzgarle con la severidad del criterio desapasionado. (61) El criterio apasionado, por el que Rodó toma un claro y conciente partido, no es de ninguna manera reductible al capricho, gusto o afectividad individual. Por el contrario, lo que quiere demostrar es hasta qué punto la literatura aparece aquí fundida con la conciencia nacional misma y, en cierta medida, está ayudando a crearla. Un "lazo fatal", agrega inmediatamente, liga la existencia y la obra de todos los intelectuales uruguayos a la figura y la acción misma de GÓmez. Y es ese recuerdo del hombre moralmente incorruptible, sumado a la vida propia del poema, que ha sido un guía simbólico en las vicisitudes históricas, los que crean una nueva carga semántica. 37

que una plástica sutil ha profundizado en los secretos de la forma,<br />

no me avengo igualmente a que, extremando y sacando de<br />

su cauce el dogma, bueno en sí, de la independencia y el desinterés<br />

artísticos, rompa toda solidaridad y relación con las palpitantesoportunidades<br />

de la vida y los altos intereses de la realidad.<br />

Veo en esta ausencia de contenido humano, duradero y profundo,<br />

el peligro inminente con que se ha de luchar en el rumbo<br />

marcado por nuestra actual orientación literaria. Al modernismo<br />

americano le matará la falta de vida psíquica. (57)<br />

Del mismo modo como había visto las inconsecuencias <strong>del</strong><br />

neoclasicismo y <strong>del</strong> romanticismo para la literatura latinoamericana,<br />

destaca ahora dónde están los peligros de la nueva escuela y la desorientación<br />

a la que podía conducir. Esto no trajo, como hubiera podido<br />

esperarse, una suspensión de la defensa <strong>del</strong> arte puro, ni obstaculizó<br />

al crítico uruguayo para comprender y consagrar al más grande<br />

de los modernistas: el nicaragüense Rubén Daría, ni le impidió<br />

tampoco definirse como modernista, si por ello se entendía una superación<br />

<strong>del</strong> naturalismo y <strong>del</strong> positivismo "en concepciones más<br />

altas" (58). Pero le hizo poner en marcha un definido plan racional<br />

para nuestra literatura que obrara como resistencia contra lo que el<br />

modernismo tenía de imitación superficial, de frívola gratuidad, de<br />

inautenticidad y sobre todo de antiamericano. En una palabra, y tal<br />

como se lo manifestara a Miguel de Unamuno en carta privada:<br />

Mi aspiración inmediata es despertar con mi prédica, y si puedo<br />

con mi ejemplo, un movimiento literario realmente serio<br />

correspondiente a cierta tendencia ideal, no limitado a vanos<br />

juegos de forma, en la juventud de mi querida América. (59)<br />

Rodó no fue, por lo tanto, un antimodernista, sino que, participando<br />

en mucho de sus aspectos, pretendió encauzarlo en "cierta<br />

tendencia ideal", como le dice a Unamuno, y en la cual se reconoce<br />

sin dificultad la tradición americanista. En el comienzo <strong>del</strong> primer<br />

artículo que Rodó dedicara a este tema, dejaba en claro que su interés<br />

no era solo "determinar sumariamente el proceso histórico de<br />

esta idea", sino que había también un interés por "examinar hasta<br />

qué punto puede ella ser el cauce en donde vuelque su actividad,<br />

el esp íritu de las nuevas generaciones" (60). El examen no llegó a<br />

realizarse concretamente, pero de un modo tangencial, a manera<br />

de una invitación implícita a inspirarse en aquel material. Ya hemos<br />

visto, sin embargo, que las épocas a las que se remontaba Rodó, no<br />

disponían aún de obras acabadas. Esta dificultad se había salvado<br />

mediante una crítica de augurios, es decir, descubriendo las potencialidades<br />

escondidas para una literatura próxima. Detengámonos<br />

ahora para ver cómo esta crítica se manifiesta fundamentalmente<br />

por la adopción de una determinada axiología.<br />

36

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!