Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

ginas. Eu esta se incluían dos capítulos «obre la iconografía y la
poesía san martiníanas, que él autor ha considerado deber suprimir
aqijf, A fin de publicarlas oomo trabajo independiente.
Esta última edición la motiva él techo de haberte deslizado
en las anteriores algunas consideraciones, que han debido ser
rectificadas después de más maduro examen y otras que hay
conveniencia en aclarar, y en las que el autor ha puesto su mayor
esfuerzo para que no quedaran puntos ni medianamente
dudosos.
Tras unas páginas destinadas ¿recordar los diversos museos
históricos de Francia, Alemania, Rusia, Estados Unidos y Brasil
entra i estudiar los objetos, existentes en el de Buenos Aires,
que pertenecieron al ilustre general don José de San Martín;
trata luego de la iconografía de este ultimo, aunque ligeramente
pues ese estudio abarcaría mayores dimensiones que lai del texto
mismo del opúsculo y es por eso que la reserva para un trabajo
aparte como lo dejamos dicho. Relata luego una visita hecha
por él en 1873 ¡í la casa de la nieta de San Martín, en Brunoy
y donde contempla la pieza del general, en la que se conserva»
ban religiosamente los muebles y objetos de que se había rodeado
eu sus últimos años.
No es esta, sin embargo, la habitación que hoy se encuentra
reproducida eu el museo histórico argentino sino la de Boulognesur-mer,
á pedido de aquella distinguida dama, pues fue aquí
donde pasó el gran capitón los últimos días de su vida.
El autor describe l'.iego esa habitación llena de gloriosos recuerdos
y otras reliquias del procer, entre ellas el gran cuadro al
óleo pintado por la hija de San Martín y que representa el famoso
estandarte real de Pizarro, ese del que se ha ocupado el doctor
Quespda en el artículo que insertamos en el numero anterior de
esta misma revista intitulado : El«estandarte real > de Pitarro.
¿Cuál es el auténtico: el de San Martín ó el de Bolívar? A.
propósitode e6te mismo estandarte surge en el opúsculo un paralelo
entre los dos guerreros de la independencia americana, el mismoque
dio margen á unn carta del doctor Carlos Martínez Vigil,
publicada también ha tiempo en VIDA MODERNA, ( l ) y que el autor
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contenta en una nota de eu libro, en la que tiene palabras desevera
crítica para el procer colombiano, hijos de una profunda
convicción adquirida en el estudio de hechos y documentos, y
basada « en la altiva sinceridad del pensador. >
Cierra el opúsculo un apéndice, que lo constituyen una carta
del general San Martín al general Guillermo Miller, sobre
la entrevista de Guayaquil; la nota de la distinguida matrona
Josefa Balcarce y San Martín Gutiérrez de Estrada al señor
Adolfo P. Carranza, director del Museo Histórico de Buenos
Aires, por medio de la cual le hace donación de las reliquias
de su ilustre abuelo ; la contestación de Carranza; otra nota
de este al señor Máximo Terrero pidiéndole para aquella institución
el sable de San Martín que este enviara á Rosas y
« que le había acoihpafkulo en toda la guerra de la Independencia
de la América del Sud » ; la respuesta del señor Terreroaccediendo
A esa solicitud y por ultimo el acta levantada en
el Museo el día de la entrega del célebre corvo, en presencia
de distinguidos caballeros argentinos. Híllanse también reproducidos
aquí el retrato de San Martín por José Gil y el de
Bruselas; el dormitorio del misino; el corvo mencionado, así como
el retrato de Bolívar y un facsímil de la pieza que éste habitaba-
E! librito de que damos noticia e.i un homenaje más á la
memoria del ilustre procer y con el que su autor nos revela,
como siempre, una elevada competencia en cuestiones históricas
y el acendrado patriotismo que lo anima al dedicar las envidiables
cualidades de su talento á perpetuar las glorias máspuras
de la patria argentina.
Su obra debe aplaudirse, v señalarse como ejemplo digno de
imitar, en estos países sobretodo, donde tanto *e ha descuidado
y se descuida el culto it las verdaderas encarnaciones de
la nacionalidad.
(l'j VlOi. MODKR.VA. Tomo IIT, p4g, 57.
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