Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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:U2 . . . . yn>A MODEBNA :<br />
porque ese mismo individuo es electo Presidente <strong>del</strong> Consejo de<br />
Estado, ouerpo sin significancia hoy, porque de lo contrario es<br />
preciso suponer que él ha cooperado á que se haga con Rivera,<br />
Martínez y comparsa lo que se ha hecho, — ¿esto y aquello<br />
nada vale ?<br />
'<br />
¿Por qué discurrir así? ¿no es más lógico deoir: « el gobíer-<br />
« no desprecia tanto esa fracción, tiene tanta seguridad de su<br />
« poder, que deja A sus enemigos políticos ocupar posiciones<br />
< espectables? ¿el que puso la nimio á Rivera, el'que In pone<br />
« sin titubear sobre el pescuezo de todo aquel que es un<br />
« obstáculo para la conservación de la tranquilidad pública;<br />
« el que hace 5 meses mantiene procesándose y en arresto<br />
« al Presidente <strong>del</strong> Consejo, aprehendido en el período de su<br />
« Presidencia, no puede obrar con Vegn, como obra, por.tec<br />
mor ?....« Y aquello de que ¿ por qué Pozólo es Comisario<br />
General ? .. . Vaya! mi amigo, todo esto no tiene sentido<br />
común, ni se esplica sino recordando que es el alto personaje<br />
a* quien V. se refiere, quien eso ha dicho.<br />
Nada prueba más lo que esa gente es, que recriminaciones<br />
de ese género, sentadas como justificativos de la política desleal<br />
y torpe que se persiste en seguir por aquellos mismos<br />
que fuera <strong>del</strong> poder tanto la han escarnecido. Quieren un<br />
pretexto y lo toman de lo primero que seles ocurre. De otro<br />
modo, ¿cómo habían de hacer mención <strong>del</strong> suceso de Gómez?<br />
¿no es él la prueba más elocuente de las profundas raíces<br />
que tiene en el corazón y en la inteligencia de nuestros<br />
soldados la causa que defienden ? Gómez era el jefe militar <strong>del</strong><br />
Cerro: tenía á sus órdenes más de 300 hombres y no puede<br />
consu<strong>mar</strong> su traición porque no encuentra un cómplice, y se<br />
va solo, á los enemigos, poique hasta su ordenanza le abandona<br />
! Se habla <strong>del</strong> suceso de la Colonia, cuando es público<br />
y notorio que se perdió porque Medina desobedeció las órdenes<br />
<strong>del</strong> Gobierno, y más que todo, porque el almirante francés<br />
retiró sus <strong>mar</strong>inos, que guardaban el pueblo y era la única<br />
fuerza de artillería que allí había. Se cita el motín <strong>del</strong> 16 de<br />
julio, cuando es un hecho averiguado que no fue tal aquel suceso<br />
: que su verdadero carácter fue el de una revolución en<br />
CORRESPOÍTDENCIA PRIVADA 1*3 =<br />
qtfS entro 1 un oficinl, ocupado en uno dte lo» Cuerpos <strong>del</strong> Ejárcí-'<br />
eito, y que abusando de la disciplina y subordinación rio sus<br />
soldados, llevó al lugar de la cita una media compañía: que<br />
esa revolución tuvo por objeto tirar abajó el itinisterío y no<br />
entregar la plaza; que finalmente, á las 3 ó 4 horas, los revolucionarios<br />
8c habínn dispersado porque ni en la población ni en<br />
el ejército encontraron más que enemigos, y los mismos soldados<br />
engañados, y todo el innndo denunciaba y aprehendía<br />
¡í los revoltosos para entregarlos K la autoridad'.!.... ¿Qué<br />
quiere decir todo esto? Lo que todos entendenns aquí: que la<br />
política de neutralidad impera y domina en cao Gabinete, y que<br />
para justificarla, los hombres que hoy lo componen, ocurren í<br />
todo, basta á aquello que la conciencia menos timorata, respeta<br />
siempre. La calumnia, el insulto, la mortificación <strong>del</strong> menesteroso<br />
y <strong>del</strong> afligido. A mí nada de esto me sorprende. V. lo sabe.<br />
Para V. pues, y no para esa gente, le dign, pidiéndole que<br />
lo orea: que las ideas y creencias que V. tiene son equivocadísimas<br />
é infundadas. Lo contrario es, como he dicho, la verdad,<br />
y lo que V. debe tratar de hacer comprender. En Montevideo<br />
no puede haber traiciones porque faltan los traidores, colectivamente<br />
hablando. Hoy, el deber y la necesidad de defender la<br />
causa, como defensa individua!, entra en el dominio de las creencias<br />
íntimas y profundas de todo individuo que tiene un arma<br />
á su disposición. ¿ Quien sería bastante insensato para hablat<br />
de defección á nuestros soldados? ¿quien para hacerlos unir<br />
con los blancos ? Por esto ve V. que los hechos de esa especie<br />
son aislados, y éstos tan raros, que es indudablemente uno de<br />
los fenómenos más notables de esta guerra. Es preciso estar<br />
aqní para verlo, se pasan tiempos y tiempos sin tener un pasado<br />
para los enemigos; y en cuanto á las deserciones para Río<br />
Grande, ha sido esto en una escala, relativamente tan diminuta,<br />
que me admira que haya llamado la atención de V.<br />
Le liablo con conucimiento de cansa. Además ¿eso mismo<br />
que tiempo hace que cesó? ,'. qué ejemplo me presentará V. de<br />
2 meses á esta parto, que desmientan aquello, y justifiquen lo<br />
que V. dieo ': que oficiales, soldados y cnanto fninui arpií la do<br />
* {«.-usa, abandonan su puesto y desertan á la uillml <strong>del</strong> día. y á<br />
VIDA MOrERXA. —T. VI.<br />
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