Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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6 VIDA. WDBKÍ<br />
en «onmuicación separada, pasara iC nombrar, sin dilaoián, un j«í»<br />
militar a quien sé encomendara el gobierno en lo oonoernimte i<br />
este ramo, y de cuyo nombramiento debería dársele pronto «viso<br />
para entenderse con él en lo relativo á la defensa.<br />
XI<br />
Este era el estado do ánimo <strong>del</strong> señor Pueyrredtfn. Ya oreía<br />
que era un hecho lo convenido en el acta <strong>del</strong> 8 de diciembre<br />
de 1816. No suponía que pudiera encontrar dificultad alguna lo<br />
que tan acertivamentese había resuelto por los señores Giró y<br />
Duran. Y por eso, sin temor alguno, indicaba, y hasta ordenaba,<br />
lo que transcripto queda.<br />
¡ Qué ilusión patriótica! ¡ Qué horrible despertar !<br />
Apenas recibidas aquellas comunicaciones, se reunid el Cabildo,<br />
con el señor Barreyro á la cabeza, y, con un sentimiento<br />
de prudencia, como quien se da cuenta de las consecuencias fatales<br />
que traería un rompimiento brusco, busca un término medio,<br />
y dice al señor Pueyrredón : « es porjiídieialísirao invertir el tiempo<br />
en contestaciones, cuando es preoiso emplearlo todo en rechazar<br />
al enemigo: por lo mismo ahí va el ciudadano Viotorio<br />
García de Zíiaiga encargado do contestar f£ V. E. verbalmente<br />
sobre sus últimas comunicaciones, conducidas por su edecán don<br />
J. M. Rojas. Y no contento con esto, en la misma fecha ( 12 diciembre)<br />
el dicho Cabildo le manifiesta que cuando ceñios momentos<br />
de Jmás urgente necesidad esperaban la remisión de<br />
auxilios precisos para contener la <strong>mar</strong>cha <strong>del</strong> enemigo, y cuando<br />
por conveniencia de ambos pueblos no debían dejar du esperar<br />
as providencias miis enérgicas de V. E. para este mismo fiu, se<br />
habían sorprendido al vor que posponían aquel objeto principal. *<br />
Hacíale presente al sefior Pueyiredón que él se proponía disponer<br />
de la suerte de la Provincia, á estar á los términos de sus<br />
oficios citados, lo que e prescindiendo <strong>del</strong> modo, » decía, « está<br />
aún fuera de nuestras facultades. Nosotros, manifestaba, partimos<br />
de principios generales y comuues ; propendemos á rechazar<br />
un enemigo, que tanto lo es nuestro como de las provincias<br />
de la dirección de V. E., y en este caso vemos con admiración<br />
fftft<br />
p -. E. p<br />
KCaMMo presdnd» toM tafferfaMia efe los «rifeoío» i&$<br />
dado* y te limitaba i sosfenW-qaé «o Valor se bada depender<br />
O* sos facultades, las que, declaraba, no son, ni pueden auponéf-<br />
«s bastantes, para disponer de toda ta Provincia, y <strong>del</strong> Jefe, que<br />
está ásu cabeza. Déaqu(que considerara necesario asordar,los<br />
pantos trascendentales de'que < hablaban en términos mis serios y<br />
con conocimiento de los Pueblos. » Por eso enviaban al seflor<br />
don Victorio García con instrucciones bastantes para aclarar su<br />
o|ioión sobre ellos y darles el valor que correspondía. Éste manifestaría<br />
al sefior Pueyrreddn < las necesidades <strong>del</strong> Cabildo y los<br />
modos en que la unión debía practicarse, consultando, los medios<br />
adaptables á las circunstancias, y á darles una firmeza duradera.<br />
><br />
XII<br />
. El sefior Pueyrredón debió, naturalmente, sorprenderse ante<br />
semejante actitud. De ahí que apelara á la nobleza de sus sentimientos.<br />
El reconocía que la defensa de los Pueblos no está<br />
librada solamente al esfuerzo de ¡as armas, sino que la práctica<br />
tempestiva de medios políticos conducentes, había obrado más de<br />
una -vez efectos saludables, como lo probaba la historia.*Por esta<br />
razón, decía el señor Pueyrredón, había meditado el punto y<br />
estaba convencido de que la incorporación de la provincia era<br />
un suceso político, que terminaba1% independencia parcial en que<br />
se había constituido: que era el medio conducente, j desde que era<br />
el fundamento en que la Corte <strong>del</strong> Brasil había ¡apoyado la invasión,<br />
á la vez que protestaba su amistad con estas Provincias.<br />
Él estudiaba las instrucciones dadas á los señores Duran y Gira<br />
y hallaba que eran suficientes, de acuerdo con aquella declaración<br />
<strong>del</strong> sefior Barreyro c de hacer todos los sacrificios que fuesen<br />
conducentes á la unión, en que estaban conformes todos los habitantes<br />
de la Provincias desde el General hasta el último ciudadano.<br />
» Como una prueba de sus sentimientos benévolos, recordaba<br />
la escena que se había desarrollado al celebrarse el acta, con<br />
cuyo motivo le decía : « quisiera boy que V. E. y ese ilustre ve-