Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay
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VIDA MODERNA<br />
sip escrúpulos lo paso en el a<strong>mar</strong>go trance de alquilar ¿ perpetuidad<br />
un sótano estrecho en la casa-quinta de los que no vuelven.<br />
... (Mientras continúo empeñado en la clasificacián <strong>del</strong><br />
publico fúnebre, mi buen secretario, algo rarfsdado que yo i. dejaree<br />
trampear por las apariencias, me interrumpe para decirme<br />
que lia descubierto en algunos ojos, malgrado la humedad <strong>del</strong><br />
llanto, una luz de cariño, de verdad... — ¡ Puede ser! le contesto,<br />
mirando fijamente hacia donde llama mi atención. Veo y<br />
transijo: aunque hoy se ha hecho difícil encontrarlos, hay seres<br />
dotados de lo necesario para sentir de veras y que, por el contrario<br />
de aquellos cárnicos <strong>del</strong> alma — tan comunes — que falsifican<br />
los impulsos de su corazón y se mojan los ojos con saliva,<br />
lloran solos, sin dar la lata lúgubre, perdido el espíritu en<br />
un caos de a<strong>mar</strong>gura, y el verdadero luto de sus lágrimas, humilla<br />
los pesados mantos y crespones que exige Su Magestad la<br />
Costumbre).<br />
Detrás de este paréntesis sigo mi camino. Así como en un<br />
teatro hay diversas clases ó gerarquías de espectadores: los abonados<br />
á palco, los infaltables (id vitam á palco ajeno y los llevados<br />
por diversas circunstancias á localidades secundarias, en<br />
la tétrica mansión de don Facundo, — como en ciertos teatros<br />
caseros, cuando se -representa la trajedia Morte, estrenada por<br />
Abel hace algunos aüos — hay distintas clases de concurrentes<br />
que responden a" las clasificaciones de íntimos, conocidos é ilustres<br />
desconocidos <strong>del</strong> ex y de su muy respetable familia.<br />
¿Quieres, lector, que te los presente? Pues á eso voy, con tu<br />
amable permiso.<br />
Los íntimos, escudados por la confianza sin límites que siempre<br />
se les dispensó en la casa, andan de un lado para otro con<br />
paso mesurado, doloridos y graves, con patento de lágrimas ambulantes<br />
y se cuelan en los cuartos interiores, balbuceando tristes<br />
interjecciones, no se si para ponerse á órdenes de la familia<br />
6 movidos por el cosquilloso prurito de diferenciarse en algo de<br />
las demás personas que hormiguean por el patio y los corredores.<br />
( Mi secretario dice — obligando mi aprobación — que eso, dando<br />
á Dios lo que es de Dios, no pa?a de una estupidez como<br />
otra cualquiera). Los íntimos sienten la necesidad imprescindi-<br />
GEBOGliFICOS<br />
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ble —y bastante fastidiosa—de cantar elegíasa" don Facundo,<br />
con un matador lacrimeo y en un lenguaje especial de puchero*<br />
y dolorosos ayea....que no me llegan al alma. Generalmente,<br />
esos discursos se inician «I lado de una mosita vestido de ceremonia,<br />
donde está el lílburn en que firman tantos por costumbre<br />
y sin conocer at muerto y crecen y se desarrollan paulatinamente<br />
en el salón de recibo, lleno de oyentes destinado» al sacrificio<br />
y que forman séquito al orador. En el primer patio, detenida<br />
á cada momento la procesión para oir á Deinústenes funerario,<br />
las letanías adquieren proporciones de aplastadora magnitud....<br />
Pero dominados, sin duda, charlatán y pacientes, por ese bien<br />
sé qué de la atracción antireligiosa que e/ercen los altares construidos<br />
por la Confitería <strong>del</strong> Telégrafo con cemento anti-higiénico<br />
de Penadas ó Menini, corren hacia ellos — algo amainadas<br />
las furias de aquel simoún de oratoria — y dan la nota final <strong>del</strong><br />
panegírico entonando el requerido améu por el alma de don<br />
Facundo, con acompañamiento de sandioichs y garfias <strong>del</strong> Chuinpagne<br />
que la Yeuve no manda nunca do Francia.<br />
No. haciéndose cuestión de privilegio de clase, quejan absolutamente<br />
prohibidas las distinciones, y desde el moderado<br />
que estornuda ante la graduación .alcohólica de un whisky,<br />
hasta el intemperante-esponja que se siente trasportado al<br />
noveno cielo de Ifl felicidad en presencia de una botella de<br />
Jerez de la interminable reserva, <strong>mar</strong>chan todos, con cristiana<br />
paciencia, á apurar esos malos tragos y quedan un rato<br />
estoicos al lado de la mesa, maldiciendo de la inexorable<br />
Parea <strong>del</strong> Destino, que arrebató <strong>del</strong> mundo de los vivos al<br />
ser de los seres, á la bondad personificada, á don Facundo<br />
!....> Hay, entre ellos, quien lo llama don Sebastián ó<br />
don Bonifacio, porque na tuvo tiempo para averiguar quien<br />
fue el {(Pileros 1 } difunto, ciasaatc d.'rai't) de s 13 libaciones de<br />
f/ona. Pero e.-to no si bnu e:i c:ionta: es lo do menas ...<br />
Basta con que el íntimo-lazarillo ID hava conojido !<br />
Se levanta entonces el ttAán de tu vergüenza y aparece el<br />
cuadro mas edificante de la fúnebre comedia. Después de tantos<br />
y tan frecuentes interviews con el venerado dios de las curdas<br />
y ¡as papalinas; cuando el lubrico placer de los nervios gusta-