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Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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76<br />

VIDA MODERNA<br />

sip escrúpulos lo paso en el a<strong>mar</strong>go trance de alquilar ¿ perpetuidad<br />

un sótano estrecho en la casa-quinta de los que no vuelven.<br />

... (Mientras continúo empeñado en la clasificacián <strong>del</strong><br />

publico fúnebre, mi buen secretario, algo rarfsdado que yo i. dejaree<br />

trampear por las apariencias, me interrumpe para decirme<br />

que lia descubierto en algunos ojos, malgrado la humedad <strong>del</strong><br />

llanto, una luz de cariño, de verdad... — ¡ Puede ser! le contesto,<br />

mirando fijamente hacia donde llama mi atención. Veo y<br />

transijo: aunque hoy se ha hecho difícil encontrarlos, hay seres<br />

dotados de lo necesario para sentir de veras y que, por el contrario<br />

de aquellos cárnicos <strong>del</strong> alma — tan comunes — que falsifican<br />

los impulsos de su corazón y se mojan los ojos con saliva,<br />

lloran solos, sin dar la lata lúgubre, perdido el espíritu en<br />

un caos de a<strong>mar</strong>gura, y el verdadero luto de sus lágrimas, humilla<br />

los pesados mantos y crespones que exige Su Magestad la<br />

Costumbre).<br />

Detrás de este paréntesis sigo mi camino. Así como en un<br />

teatro hay diversas clases ó gerarquías de espectadores: los abonados<br />

á palco, los infaltables (id vitam á palco ajeno y los llevados<br />

por diversas circunstancias á localidades secundarias, en<br />

la tétrica mansión de don Facundo, — como en ciertos teatros<br />

caseros, cuando se -representa la trajedia Morte, estrenada por<br />

Abel hace algunos aüos — hay distintas clases de concurrentes<br />

que responden a" las clasificaciones de íntimos, conocidos é ilustres<br />

desconocidos <strong>del</strong> ex y de su muy respetable familia.<br />

¿Quieres, lector, que te los presente? Pues á eso voy, con tu<br />

amable permiso.<br />

Los íntimos, escudados por la confianza sin límites que siempre<br />

se les dispensó en la casa, andan de un lado para otro con<br />

paso mesurado, doloridos y graves, con patento de lágrimas ambulantes<br />

y se cuelan en los cuartos interiores, balbuceando tristes<br />

interjecciones, no se si para ponerse á órdenes de la familia<br />

6 movidos por el cosquilloso prurito de diferenciarse en algo de<br />

las demás personas que hormiguean por el patio y los corredores.<br />

( Mi secretario dice — obligando mi aprobación — que eso, dando<br />

á Dios lo que es de Dios, no pa?a de una estupidez como<br />

otra cualquiera). Los íntimos sienten la necesidad imprescindi-<br />

GEBOGliFICOS<br />

77<br />

ble —y bastante fastidiosa—de cantar elegíasa" don Facundo,<br />

con un matador lacrimeo y en un lenguaje especial de puchero*<br />

y dolorosos ayea....que no me llegan al alma. Generalmente,<br />

esos discursos se inician «I lado de una mosita vestido de ceremonia,<br />

donde está el lílburn en que firman tantos por costumbre<br />

y sin conocer at muerto y crecen y se desarrollan paulatinamente<br />

en el salón de recibo, lleno de oyentes destinado» al sacrificio<br />

y que forman séquito al orador. En el primer patio, detenida<br />

á cada momento la procesión para oir á Deinústenes funerario,<br />

las letanías adquieren proporciones de aplastadora magnitud....<br />

Pero dominados, sin duda, charlatán y pacientes, por ese bien<br />

sé qué de la atracción antireligiosa que e/ercen los altares construidos<br />

por la Confitería <strong>del</strong> Telégrafo con cemento anti-higiénico<br />

de Penadas ó Menini, corren hacia ellos — algo amainadas<br />

las furias de aquel simoún de oratoria — y dan la nota final <strong>del</strong><br />

panegírico entonando el requerido améu por el alma de don<br />

Facundo, con acompañamiento de sandioichs y garfias <strong>del</strong> Chuinpagne<br />

que la Yeuve no manda nunca do Francia.<br />

No. haciéndose cuestión de privilegio de clase, quejan absolutamente<br />

prohibidas las distinciones, y desde el moderado<br />

que estornuda ante la graduación .alcohólica de un whisky,<br />

hasta el intemperante-esponja que se siente trasportado al<br />

noveno cielo de Ifl felicidad en presencia de una botella de<br />

Jerez de la interminable reserva, <strong>mar</strong>chan todos, con cristiana<br />

paciencia, á apurar esos malos tragos y quedan un rato<br />

estoicos al lado de la mesa, maldiciendo de la inexorable<br />

Parea <strong>del</strong> Destino, que arrebató <strong>del</strong> mundo de los vivos al<br />

ser de los seres, á la bondad personificada, á don Facundo<br />

!....> Hay, entre ellos, quien lo llama don Sebastián ó<br />

don Bonifacio, porque na tuvo tiempo para averiguar quien<br />

fue el {(Pileros 1 } difunto, ciasaatc d.'rai't) de s 13 libaciones de<br />

f/ona. Pero e.-to no si bnu e:i c:ionta: es lo do menas ...<br />

Basta con que el íntimo-lazarillo ID hava conojido !<br />

Se levanta entonces el ttAán de tu vergüenza y aparece el<br />

cuadro mas edificante de la fúnebre comedia. Después de tantos<br />

y tan frecuentes interviews con el venerado dios de las curdas<br />

y ¡as papalinas; cuando el lubrico placer de los nervios gusta-

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