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Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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GEROOLÍHCOS<br />

ÓTEME, LECTOR !<br />

Esternón ca el ciclo de los Juegos de ingenio. Le» ha llegado in ¿poca,<br />

m » i cierto» estilo* Utanutoft, 7 hoy paseas orgullo»», otoad*» 7 logogrifoí<br />

— unos muy arrogantes y bien nacida*, otros coa cara de palurdo»<br />

qo« dan liitim» — por en inacabable senda en que se beben los vientos<br />

y se sacuden I» polilla <strong>del</strong> tedio los beneméritos afiliados & IR. legión <strong>del</strong><br />

dote fitr niente. Ofieüuwlo ñt pestilentes microbios han Invadido nuestro débil<br />

Qiganissao periodístico 7 lo tienen eniermo d« oarbaritia i&gerdoaa. , , ,<br />

con mwho <strong>del</strong> sustiuitiTo y muy poco 6 nada <strong>del</strong> adjetivo, ( £1 carbón que<br />

arrojan ciertas inteligencias Dantas no llega mmc» a diamante.)<br />

Yo y tai secretarlo — ( concédeme, lector amigo, tu primacía!) — somos<br />

enemigos especialmente loe gtrogUíicos, . . . E*<br />

tono de confidencial t« manifiesto que, sin ser reformadores, porque no<br />

pertenecemos a tsa guerrera pléyade de desconten ladiza* criaturas á quienes<br />

repugna lo escolástico y revienta la pálida monotonía de loe moldes,<br />

nos gusta inclinarnos á un lado de] camino, lo suficiente pan no codearnos<br />

con ciertos rutinarios atacados ele languidez crónica, que buAlen »i«mpre<br />

á zaraza, como los vestidos domingueros de las paisanas 6 el estilo de ciertos<br />

picaflores de salta, valgo sionistas sociales. Maestros jeroglificas ostentan<br />

con altivas una positiva ventaja: la de no hacernos dignos, como á algunos<br />

colaboradores gráneos de diarios, <strong>del</strong> relevante mote de artistas pusimos,<br />

porque — & Dios gracias — no poaeemog ?1 adorno <strong>del</strong> dibujo ¡ y ai<br />

alguna YM nos lanía, nuestra increíble audacia á trasportar al pape] la figura<br />

de 1« que nuestros ácidos ojos descubren — ; lépate los oídos, lector!<br />

hacemos narices que parecen botas, 6 árboles que semejan plumeros! Y<br />

aquí de nuestra pequeña desviación <strong>del</strong> camino. Lúa monigotes de este<br />

pufiadiW de gerogllficos que te ofrecemos están encerrados dentro de una.<br />

humilde caja de pino literario. Cada uno, como es natural, tieae solución,<br />

Btfscalas> porque las conoces taa bien ó mejoT que nosotros:<br />

Lector, a tus órdenes,<br />

Fr. Alvaro Diex.<br />

IN CASA DEL Mt'ERTO<br />

Eí fúnebre aviso que publica La Razón, con hipertrofia,<br />

de cruz y letras, tiene mucho olor A poca modestia. La viuda<br />

y los cinco hijos de don Facundo Rastá, el bolsista malogrado<br />

(también lo llaman así algunos cronistas, aunque murió<br />

p «<br />

negro I Todo' ha owpblado «n ella bajo 1» inflafinoia dal ter<br />

Hebroso poder d^ Urt», y en lo» cuadren 7 esf^oa se retrat»<br />

el ldgubre trabajo de ese representante teciepo de las autori.7<br />

dades de ultratumba, ouy» misidn oooiercial Urpiina haoiendí)<br />

dar á los difuntos, sean 6 no fieles, el última paseo es coofa»<br />

por las calles de la ciudad.<br />

El cuadro, en verdad, es eugerente como cualquiera otro;<br />

sobre severo catafalco; como incrustado en la profundidad;<br />

escasa de un rico caján de ébano con agarraderas de plata;<br />

casi oculto entre cientos de flores sueltas, y poblado por un<br />

inquieto enjambre de miasmas mefíticos é infecciosos, el cuerpo<br />

<strong>mar</strong>móreo de don Facundo, contrasta siniestramente con 1»<br />

lozana frescura de las camelias y los jazmines que sirven de<br />

cobijas al féretro 6 de las que arregladas en coronas por \»<br />

aristocrática mano <strong>del</strong> florista de Basso, pretenden escribir<br />

un poema de amistad hacia el muerto, sorprendiendo la inocencia<br />

<strong>del</strong> curioso papanatas, que no sospecha ni sabe descubrir<br />

el afán de exhibicionismo de los obsequiantes. . . . Hoy,<br />

adulterando la forma de la verdadera corona, se ha llegado í<br />

hacer un sport: gana aquél que manda la más artística y<br />

cara.<br />

Poca gente hay en la sala: dos 6 tres viejas — pasas de mujer<br />

— de esas cómicas plañideras que se están toda una noche<br />

con el pañuelo á la boca, mirando al suelo en actitud <strong>del</strong> más<br />

devoto recogimiento y con la inútil imaginación en cualquiera<br />

parte que no sea el recuerdo <strong>del</strong> difunto, y unos cuantos amigos<br />

de la clase de Íntimos, especie de seres acomodaticios ó títeres<br />

parlantes (¡demasiado parlantes!) cuya es la misión de espetar<br />

al prójimo, sin piedad ni miramientos, intolerable-s panegíricos sobre<br />

< las brillantes y poco comunes cualidades que adornaron al<br />

ilustre extinto >, hasta el preciso momento en que una pulmonía<br />

q

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