Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

60 VIDA MODERNA
Resurgimiento tardío) fué éste) del sentimiento de solidaridad
nacional.
Si España hubi~se comprendido el alto alcance, el valor de
la frase del ilustre profesor, tal vez no perdiera veinte y tantos
años más tarde sus colonias de esclavos y de funcionarios.
Tal vez presinti6 el sabio español, las funestas consecuencias
d~ esa afici6n desmedida por las profesiones liberales, que solo
producen una plétora de politiqueros y funcionarios, que mina
lentamente las bases en que se asienta el estado social.
El político español Saavedra, citado por J ovellanos en su
« Ley agraria ~ calificaba de polillas del Estado á los togados y
los acusaba de envilecer las mismas profesiones.
La República del Uruguay, como la vieja República de Aténas,
ha alcanzado un grado de cultura tal, ha sido dominada de tal
modo por el vértigo de los conocimientos científicos más 6 menos
profundos, que, con grave riesgo de su misma organizaci6n política,
ha abandonado al elemento extranjero las grandes fuentes
de producci6n nacional.
Una observación dolorosa, puede hacer el espíritu observador,
en un período de exagerada cultura como el qne atravesamos.
Un rudo excepticismo domina las almas.
y el excepticísmo, - i bien lo sabemos! - en política solo
engendra logreros y mercaderes.
Grave peligro es éste en sociedades como la nuestra, un
estado eminentemente anarquizado, en que todos se sienten dominados
por las bajas pasiones y las rastreras ambiciones
de la política.
Vencidos por una extraña sugesti6n, dominados por preocupaciones
ridículas, hemos creado en nuestro país, instituciones
qne no corresponden á nuestra civilización.
Cegados por los replandores de modernísimas civilizaciones
hemos dejado abandonado el secreto de nuestra riqueza, de nuestras
vitales energías, en manos del elemento extranjero. El
perro del ateniense, no obr6 menos cuerdamente que nosotros
al dejar caer en el estanque la hachura que llevaba entre
LAS PROFESIONES LIBERALES 61
-BUS díentes: para arrojarse á la fuente en busca de la otra
hachura, sombra de la suya.
La leyenda griega deberá ser para nosotros una dolorosa
lecci6n.
¿ Que hemos conseguido, como resultado final de ese
abandono?
Solo hemos logrado formar una clase parasitaria, de j6venes
salidos de las aulas, para entrar de lleno en el funcionaris­
IDO y asegurarse el miserable salario qne les permitirá continuar
la vida ociosa y vergonzante iniciada en las aulas.
Como la vieja República de los atenienses, como la Francia
civilizadora y deslumbrante, como todos los países de raza
latina hemos sido invadidos por el funeionarismo, ese mal gravísimo,
condenado por todos los sociólogos como síntoma precursor
de terribles crisis políticas y como {{ lepra devoradora
qne aniquilara bien pronto todas nuestras fuerzas vivas»
( Anold).
Como una legítima deducción de esta verdad incontestable
se impone la dolorosa segnridad de que, atraídos los elementos
j6venes por la pasividad absoluta de las funciones esencialmente
mecánicas del funcionario, comienza entonces,-lo
ha dicho Max - Nordau, - para una pequeña minoría la posibilidad
de acumular grandes riquezas, y para una clase nume­
-rosa (el parasitismo oficial) la posibilidad de la pobreza absoluta,
de la miseria fisiológica.
En nuestro país,la afición desmedida por el funcionaríamo,
por los empleos rentados por el presupuesto general de
gastos . se ha declarado con los caracteres desesperantes de
una crisis .violenta y duradera} qne reclama para el país medidas
prontas de seguridad.
. Constituye un peligro para el funcionario y para el Estado.
Hoy por hoy, un título académico es la mayor recomendación
para qne un joven entre á desempeñar el oficio de maquina
'administrativa, fuucién qne ejercen malamente por no estar
hechos pl1ra ella, y qne los convierte en verdaderos elementos
pasivos, vivientes "peligros para las instituciones y aduladores
servÜe'5 de los poderosos.