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Año 2, tomo 6 (mar. 1902) - Publicaciones Periódicas del Uruguay

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gofer en claro, en «ato ajonjéatele» I» forw»<br />

v •qmftrta. jooroo vwtgo haciéndolo, dl<br />

Et odio 'dé} ¿PTan bietorwdor se transparente hwt» en<br />

pequeño detalle 4» concederle al doctor Palonwqqe vierto jüBt»-<br />

%Ñ>cia f (Uguna ilustración. Esto prueba que no b» leído «»i<br />

estudiado lo que el doctor Palomeque produjo. Fue un espíritu<br />

batallador por excelencia, de acción, i quien le falta el tiempo<br />

para escribir libros, en aquella ¿poca en que pocos se editaba»,.<br />

JSn «ambio, recomiendo al joven historiador la actuación periodística<br />

en Jos diarios El Porvenir y La Opinión Pública, por<br />

los aflos 1851 y 1857; el Apéndice (letras AyB) de Mi expulsión;<br />

los discursos parlamentarios de 1856 i 1860, «q la<br />

Cá<strong>mar</strong>a de .Representantes, especialmente sobre cuestiones económicas<br />

y financieras; su tesÍ3 sobre las tierras públicas, de<br />

donde dimana la ley <strong>del</strong> 57, que interpreta la <strong>del</strong> 35 y sus trabajos<br />

educacionales en Ja Universidad y en el Instituto de Instrucción<br />

Pública. Lo que sucede es que el doctor Palomeque<br />

no era un escritor brillante, por mas que fuera orador de<br />

bríos, eino un hombre político, en toda la extensión de<br />

la palabra, i quien, por consiguiente, como dice un autor<br />

francés, no se le lee sino en sus hechos y no en sus libros,<br />

porque los políticos no deben escribirlos para que BO se les<br />

opongan después. Dejó huellas profundas de su acción benéfica<br />

en Canelones, Montevideo, Salto y Cerro Largo, como administrador,<br />

ciudadano enérgico y amante de su Patria,, por la que<br />

dt Esta es una<br />

frase, y nada más. El historiador no debe afir<strong>mar</strong> un hecho sin<br />

probarlo. Hubiera sido bueno que el joven Onetto y Viana citara<br />

Jos hechos malos en que fue consejero. No menos absurdo es<br />

aquello de que < prefirió enrolarse entre los enemigos de las libertades<br />

<strong>del</strong> pueblo, poniéndose al servicio de los caudillos. ><br />

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tn#Qaij«b mf* yi« luto,-ÍUnio, d*-<br />

ruinas, aliados i loa extraojerosi No t»v« «álenlw<br />

sino Mntimwotps generosos. 8ttfrú5 «uohas derrotgi, oomo tow<br />

bien obtuvo m»pha« victorjas, jiin pensar, al librar s« Jp«*>P«a,<br />

más que en el bíe» de su Patria. Sólo quien no conoce í fondo<br />

sn personalidad puede sostener el error mayúsculo que aquí se<br />

estampa, sin abonarlo oon un hecho probado. Pudo incurrir en<br />

errores, para sos enemigos, pero nunca nacer el mal conscientemente<br />

y sólo por cálculo y ante el éxito. Si obtuvo el éxito fue<br />

porque «os talentos políticos fueron superiores á los de sus implacables<br />

adversarios, cuyos odios de ultratumba aún tienen sn<br />

representante en el joven Viana. No claudicó de sus opiniones<br />

sino que, cómo decía Sarmiento, progresó en ideas, desasnándose,<br />

porque el progreso consiste precisamente en eso. De acuerdo con<br />

sus ideas fundó el Partido Nacional, convencido; de que los<br />

Maneot y los colorados nada nuevo nos traían sino sangre y guerras<br />

civiles. Y esto, que muchos no quisieron comprender entonces,<br />

lo comprendieron andando los años. Parte de la juventud<br />

que en aquélla época no se enroló en esas ideas modernas,<br />

lo haría más tarde, cuando, á su vez, los afios le hubieran ense~flado<br />

lo que aquel había aprendido antes" que ellos. Y á los<br />

que después for<strong>mar</strong>on un nuevo partido, confundiéndose con los<br />

adversarios de la víspera, nadie los ha calificado de clwudicadores.<br />

Suavizado el espíritu de tantas asperezas es que puede explicarse<br />

la actitud <strong>del</strong> doctor don José Pedro Ramírez, cuando, andando<br />

el tiempo, hizo lo que hizo, y pronunció su digna y serena oración<br />

fúnebre al pie <strong>del</strong> ataúd -que contenía los restos <strong>del</strong> general<br />

don Ignacio Oribe! Y á ese Partido Nacional, gubernamental,<br />

práctico, entiéndase bien, que así fundó el doctor Palomeque,<br />

le dio todas sus energías, sobrellevando injurias, de unos y de<br />

otros, de aquellos á quienes servía y de aquellos á quienes corabatía.<br />

Esas eran sus ideas, desde muy joven, puestas de manifiesta,<br />

después de India Muerta, en 1845. (') Si el doctor Palomeque<br />

hubiera sido hombre de cálculos y de éxito no se ha-<br />

(1) 71,<br />

(1) Vén» pígip» 3S7 de Mi sayuirión, por Albe/to Paloffl

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