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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 75
Indicadores de turismo de la República de Panamá, años 1999-2009
CAPÍTULO 4
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009
N.º de Visitantes 600.169 737.102 800.161 897.047 1.004.207 1.070.147 1.215.083 1.428.395 1.575.051 1.562.884
Incremento
de Visitantes (%)
Ingresos Turísticos
(en millones)
8,10 22,80 8,55 12,11 11,95 6,57 13,54 17,56 10,27 -0,77
625,9 662,7 706,9 800,9 900,5 1.104,5 1.445,5 1.799,2 2.216,6 2.269,0
CUADRO 25.
Fuente: ATP http://www.atp.gob.pa/archivos/pdf/Demanda_1999-2009.pdf consultada el 22-02-2011)
Está por ver aún el resultado de la evolución del año 2010, que según fuentes
de la ATP registró un ingreso de visitantes de 1.348.439 visitantes en los diez
meses del año 2010. Lo cierto es que el país está en una encrucijada en la cual
coexisten tres formas de desarrollo turístico (Cañada, 2010b: 8): a) el modelo
segmentado de las multinacionales; b) el modelo de integración relativa que
tiene en cuenta parcialmente iniciativas locales empresariales y la población
local; c) el modelo “integrado” de pequeñas empresas con predominio de los
intereses familiares y comunitarios. Siendo dominante y hegemónico el primer
modelo, este está entrando en conflicto con los otros dos modelos, y es
desde esta perspectiva que mejor podremos entender el modelo turístico de
desarrollo kuna.
Y en este breve recorrido histórico el papel del turismo étnico ha sido
marginal, hasta el punto de que podemos denominarlo como un turismo sin
historia desde el punto de vista oficial y hegemónico, pero como veremos
con detalle más abajo el caso del turismo kuna viene a demostrar lo contrario.
Pero con excepción de los kunas y los afro-antillanos de Bocas del Toro
(Guerrón-Montero, 2006), el turismo étnico es muy incipiente en el caso de
otros grupos étnicos panameños. Entre los emberás destacan los proyectos
del río Chagres y el proyecto Ipetí en el Darién, este último visitado por el
equipo de investigación y en proceso de búsqueda de apoyo para el mismo en
cooperación con la comunidad kuna vecina, algo muy original y con un potencial
elevado. El otro caso es el de la pequeña comunidad emberá que vive
en la zona de Gamboa y las comunidades del río Chagres (Theodossopoulos,
2010), visitadas por turistas en tours organizados desde la ciudad de Panamá.
Los emberás venden sus artesanías (ej.: cestería, esculturas en tagua...) a los
visitantes, danzan para ellos y se visten de forma “tradicional” (fuente: Jorge
Ventocilla Cuadros, julio 2007). El caso de los ngobes, cerca de la frontera con
Costa Rica es también incipiente. En el caso de los nasos, tuvieron un proyecto
que más tarde fue apropiado por una empresa foránea (fuente: Eligio Alvarado,
julio 2007).
Entre todos los grupos étnicos de Panamá, los kunas son considerados
los más innovadores en el terreno turístico, una actividad ya histórica que
analizamos más abajo con detalle. Kuna Yala compite nacional e internacionalmente
con Bocas del Toro, un destino más turistizado, más abierto al turismo
y más promocionado por el sistema turístico oficial y sus políticas por
su multiplicidad étnica construida para el turista. Los afro-antillanos han sido
considerados marginales y emigrantes temporales, pero con la conversión de
Panamá en un estado pos-colonial, el estado explota su multiculturalismo con
fines turísticos y por medio del turismo los afro-antillanos se reposicionan
dentro del estado panameño y frente a otros grupos étnicos (Guerrón-Montero,
2006). Bocas del Toro presenta menos barreras sociales con los turistas
y más proximidad con Costa Rica, por ser zona fronteriza con la misma. Al
mismo tiempo, el modelo de Bocas está llevando a la venta de tierras a extranjeros
y la pérdida del control y los beneficios de la actividad turística. Por