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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 266
CAPÍTULO 10
wrapped in the arms of a passionate lover. The few friendly souls who
live on Needly make your stay all the more pleasant.” (Lonely Planet
Panama, 2001, p. 336).
“Es interesante saber que solo a 75 millas del Canal de Panamá, en
la vía del comercio mundial aún subsiste un pueblo que ha mantenido
su raza en toda su pureza y conserva inalterables sus costumbres y cuyo
origen se remonta a muchos siglos antes del descubrimiento de América”
(Gordon Medina, 1998: 25).
“Esta etnia protege su identidad cultural y su pureza de sangre con
vehemencia...” (Baker, 2008: 117; en National Geographic Panamá).
“Son una sociedad matriarcal con un sistema socialista, donde las
mujeres se quedan en casa cosiendo molas (su artesanía más conocida)
y los hombres cuidan las plantaciones de coco a lo largo de la costa”
(Revista ESCAPES Panamá 2008 – Air Panamá).
“... las islas de San Blas —dicen que son trescientas sesenta y cinco,
tantas como días tiene el año— eran un archipiélago mágico, donde
vivía una raza fascinante, bellísima, de indios puros, artesanos del oro
y de la tela, que vivían entre el cielo y el mar desde hace mil años. Era,
son, los cunas, y Eva González sabía, presentía, que tenía que estar con
ellos, que la estaban esperando” (Revista Hola, junio 2006).
Más recientemente, la publicación turística Lonely Planet acaba de declarar
a Kuna Yala como uno de los “10 paraísos tropicales increíbles”,
y en tercer lugar después de Atiu (islas Cook) y de Rangiroa (Polinesia
francesa) (González Jiménez, 2011).
Son estas las imágenes del paraíso imaginado por Occidente, un lugar
creado para quedarse siempre, aunque sea solamente en la imaginación.
Este paraíso es unas veces presentado como perdido en su visión
romantizada y otras veces descubierto en su versión más imperialista.
En esta imagen cliché, la “pureza racial”, la naturaleza, la tranquilidad
y la calma son elementos que se asocian a la exclusividad y la insularidad.
Esto es muy explorado por el IPAT (hoy ATP), quien en sus carteles
y divulgación presenta Kuna Yala como un lugar capaz de renovar las
baterías del cansado ser humano. Las playas con arena blanca y palmeras
de cocos se convierten en santuarios de devoción turística, en los
cuales las cabañas son sus templos. Las islas se presentan con un manto
de hierba y ya no aparece la “chitra” o mosquitos. También aparecen las
islas con hierba cultivada para turista ver y no las islas con manglares y
llenas de maleza. Es un escenario con la representación del paraíso en
la tierra, perdido en el mito bíblico del primer ser humano y recuperado
por el turismo como mercancía.
b) La imagen del “primitivismo” parte de una visión evolucionista, esencialista
y etnocéntrica que coloca a los kunas en un estadio inferior.
Esta imagen ha sido explorada por guías turísticos históricos como el de
Rubén Darío Carlés (1946: 7-13), quien situaba a los kunas en una etapa
de menor desarrollo tecnológico y solo los esfuerzos del gobierno nacional
panameño por instalar en El Porvenir (Kuna Yala) la luz eléctrica,
radio, depósitos de agua serían el camino aceptable. Algunos ejemplos
de esta imagen son:
“El indio de San Blas no es un tipo elegante... de pequeña estatura,
un metro y medio de altura... cabeza grande y cortos de cuello... visiblemente
desproporcionados...” (Carles, 1946: 10).
“Las mujeres no son bellas, tal vez atractivas en los primeros años de
la juventud” (Carles, 1946: 10).
Pero los guías turísticos y publicaciones turísticas contemporáneas utilizan
también este cliché imaginario:
“Aferrados aún a sus viejas costumbre y tradiciones, los indios cunas
son gentiles anfitriones cuando los visitan los turistas” (Turisguía,
julio de 1997, p. 48)