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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 189
CAPÍTULO 7
con el IPAT hace más de tres años. El IPAT construyó el lugar con la intención
de establecer un centro de visitantes, sala de recepción para turistas. Los
materiales los puso el IPAT, pero entretanto surgieron serios problemas entre
el CGK y el IPAT que dificultaron el avance de los trabajos. Al final, tras un año
de abandono, el CGK retomó el establecimiento para crear un restaurante. A
parte del gerente, cuenta con dos trabajadores, una salonera y un cocinero.
Es uno de los restaurantes con más capacidad de la comarca, puede acoger
a unas 100 personas. La cocina está muy bien equipada, dispone de una cocina
de gas, licuadora, cafetera, dos neveras (todavía no tienen congelador,
pero piensan comprar uno pronto, también piensan adquirir una batidora). El
cocinero es un comunero de Wichubwala que aprendió el oficio en Panamá,
en el Mango’ s bar. Abre a las 5 am y cierra a las 9 pm. Sirve desayunos (hojaldres,
huevos, emparedados, salchichas, jugos, café, soda, leche, etc.) por
unos 2.50 dólares. En la mañana los clientes suelen ser turistas que viajan
a Panamá en avioneta o llegan a El Porvenir. La comida del almuerzo es
corriente. Sirve arroz, frijoles papas fritas, ensalada, ñeque, pollo, pescado,
mariscos (bajo petición) por 4.75 dólares. La mayoría de clientes son turistas.
En la cena ofrece papas, arroz, patacones… con pescado o pollo.
La mayoría de sus productos provienen de Panamá y ocasionalmente de las
islas cercanas. Es un local espacioso y bien equipado. Cuenta con servicios,
con fosa aséptica, agua, y electricidad que suministran unos paneles solares
(entrevista a Victorio Campos, MMM, 12-8-2009).
En general constatamos que a pesar de la demanda tanto por parte de los
empleados públicos como de los turistas y veleristas, existen pocos restaurantes
en Kuna Yala. Todavía encontramos comunidades en las que no es posible
comer fuera del ámbito doméstico. A lo largo de las entrevistas con los propietarios
de los restaurantes hemos podido constatar que muchos establecimientos
tienen dificultades para conseguir productos frescos locales o prefieren
ofrecer los productos de la ciudad a su clientela. Ningún restaurante de la
comarca ofrece tule masi, mas yoet, pescado ahumado o piña, coco, banano,
mangos, aguacates, etc. Todos preparan la comida al “estilo panameño” y han
convertido el arroz con pollo en su plato estrella. Este hecho no deja de sorprendernos.
La comarca de Kuna Yala produce un bueno número de alimentos
que podrían ser incorporados en las comidas de los restaurantes. Sólo haría
falta una buena coordinación con los productores –ya sean estos individuales,
sociedades o comunitarios- y una pequeña formación para aprender a confeccionar
platos atractivos para los paladares de los turistas. Tal y como sugerimos
en otro capítulo creemos que sería una buena idea elaborar un libro-guía
que presentara la historia de las especies vegetales domésticas de Kuna Yala
(origen, llegada a la región, etc.), los usos nativos (excluyendo los usos medicinales),
una descripción completa de la planta (forma, tamaño, localización,
estacionalidad, etc.), los distintos nombres que recibe la planta (nombre kuna,
español, inglés, francés, científico) y un recetario que contemplara la elaboración
sencilla de los productos que se encuentran en el área. Creemos que
este sencillo libro-guía podría estimular el uso de estos productos en los restaurantes
y hoteles de la región y promovería la venta y la producción de estas
especies en el ámbito local. De esta manera, tanto los productores como los
restauradores y hoteleros podrían beneficiarse de los resultados del libro-guía.
Unos porque conseguirían subsanar su déficit de productos frescos, los otros
porque lograrían comercializar el excedente de sus fincas agrícolas y mejorar
sus condiciones socio-económicas de vida. Por último también recomendamos
la promoción de los restaurantes de la región a través de una posible página
web de la secretaria de turismo o afiches en la misma comunidad.
7.7. Los museos kunas y el turismo
El patrimonio cultural se usa de forma simbólica en el campo del turismo para
representar la identidad de un grupo humano para los visitantes. Ese uso simbólico
para la mirada turística también tiene su eficacia simbólica en cuanto
marcador de la identidad colectiva, sea esta nacional, regional, local u otra.
Y en particular, los museos, como instituciones que albergan y utilizan el
patrimonio cultural, son mecanismos de construcción de las “comunidades
imaginadas” estudiadas por Benedict Anderson (1991). Los museos son lugares
de memorias que definen identidades. Ellos son como el espejo retrovisor
de un coche, nos vemos en ellos y nos identificamos más o menos con lo que
vemos en ese espejo.