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LOS TURISTORES KUNAS. ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO ÉTNICO EN PANAMÁ 108
CAPÍTULO 5
Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, el visado turístico para
los españoles pasó a ser de 90 días, lo que representa el interés del gobierno
panameño en atraer este mercado turístico.
Los responsables del IPAT reconocen que “hay muchos “maleantes” que
quieren entrar en el país”, y hay que defenderse, pues el turismo es un medio
para entrar en el país y luego quedarse. Ellos diferencian entre turismo y residencia,
para ellos el fenómeno del turismo residencial o inmobiliario no es tal.
Eso que llaman “turismo de temporada fría” no son más que estancias temporales
de extranjeros en el país, sin pagar impuestos, y pagando una sola vez
el precio de la vivienda. Su punto de vista es que los extranjeros residentes
deben tener los mismos derechos y obligaciones que los panameños. Paradójicamente,
en Panamá es de los pocos países del mundo donde se puede comprar
la nacionalidad, a partir del pago al Estado de cierta cantidad de dólares.
En relación con esta cuestión, es importante observar como las políticas de
migraciones afectan a la movilidad turística. Ya en 1927 el presidente Rodolfo
Chiari expidió el Decreto 73 de 18 de septiembre, con la intención de evitar la
entrada al país de las denominadas “nacionalidades restringidas”. Ese concepto
pervive en el tiempo y se integran en esa categoría a cubanos, rusos, dominicanos
y colombianos por citar algunos ejemplos. El actual ejecutivo del presidente
Ricardo Martinelli ha cambiado esta política por medio del Decreto Ejecutivo 248
de 21 de julio del 2009, por medio del cual los ciudadanos de cualquier parte del
mundo que tengan una visa actualizada de EE.UU, Australia, Canadá o la Unión
Europea, y que la hayan utilizado por lo menos una vez para ingresar en el país
otorgante, podrán entrar también en territorio panameño con esa autorización,
con la única condición de comprar una tarjeta turística de 30 $ USA. Esta medida
de política de Estado puede ser leída como subordinación o como una estrategia
política de favorecer el turismo. Lo cierto es que va a favorecer las movilidades
internacionales de viajeros, al colocar menos trabas a priori.
Un elemento importante del discurso del IPAT es la comparación con Costa
Rica, se dice que vende mejor con peores atractivos. En la perspectiva del
IPAT, Panamá tendría más atractivos que Costa Rica, entre los que destacan
los pueblos indígenas. Pero paradójicamente los grupos indígenas han servido
para decorar turísticamente la imagen del país, más que para desarrollar políticas
activas de oportunidades para desarrollar el turismo.
Respecto al turismo en Kuna Yala, la visión de algunos responsables del
IPAT durante la dirección de Rubén Blades era que son cuatro hotelitos mal
puestos, “un paraíso rodeado de pobreza” en el cual falta volumen turístico
(Fuente: Alto Responsable del IPAT, Entrevista, 31-08-2007). Según la misma
fuente, los kunas no han entendido a Rubén Blades, a quien los kunas denominan
“Rubén Morgan” (en alusión al pirata inglés Morgan), pero tampoco
han entendido la propuesta de las inversiones extranjeras para desarrollar el
turismo en Kuna Yala. En el pasado las experiencias de cooperación turística
eran según este asesor: “los no kunas daban la plata y años después le decían:
nada de esto es tuyo, vete”. En Kuna Yala el turismo está mal organizado, esa
era la imagen que tenía el IPAT bajo el mandato de Rubén Blades, lo que incidió
mucho en la política turística o en la falta de ella hacia esta zona indígena.
El discurso del IPAT se completaba con que allí no se podían hipotecar propiedades,
no se sabe de quien son las propiedades, no hay servicios de salud para
los turistas: “si se nos mueren dos turistas, se puede montar un escándalo”.
Finalmente nos dice: “Se ha malentendido a Rubén, el no quería turismo de
masas para Kuna Yala”.
La visión kuna es contrapuesta con la del IPAT bajo el mandato de Rubén
Blades, y se puede sintetizar en los siguientes discursos obtenidos en nuestro
trabajo de campo:
‘El IPAT ignora a Kuna Yala. No hay información en la web. Rubén
Blades hizo un juego doble, por un lado decía que el acuerdo estaba firmado,
por otro ayudaba a inversionistas como el mexicano Carlos Slim.
Por un lado decía que no quería turismo de masas, por otro hablaba de
200 plazas. Después dijo: Que se jodan los kunas!’ (hombre, 52 años,
8-08-2007).
‘Ningún proyecto turístico kuna paga impuestos al IPAT y no reciben
nada (ej. Capacitación)’ (hombre, 52 años, 8-08-2007).
‘El IPAT exige para una licencia comercial turística las escrituras de
propiedad del proyecto, algo muy difícil y complicado en Kuna Yala. De
esta forma la cooperación con el IPAT es muy difícil. La alternativa es