El Cielo y el Infierno

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02.05.2014 Views

El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo - Allan Kardec Un espíritu nos dio en otra ocasión el cuadro siguiente del fin del incrédulo: “Un incrédulo endurecido siente en los últimos momentos las angustias de esas pesadillas terribles en que uno se ve al borde de un precipicio próximo a caer en el abismo. Se hacen inútiles esfuerzos para huir y no puede dar un paso. Quiere apoyarse en alguna parte, buscar un punto de apoyo y se siente deslizarse. Quiere llamar y no puede articular ningún sonido. Entonces es cuando se ve al moribundo retorcerse, crispar las manos y dar gritos ahogados, señales ciertas de que es presa de una pesadilla. En la pesadilla ordinaria, al despertarse sale de la inquietud y se considera uno feliz al reconocer que no ha tenido más que un sueño. Pero 1a pesadilla de la muerte se prolonga a menudo mucho tiempo, y aun años después de la muerte, y lo que hace más penosa todavía la sensación para el espíritu son las tinieblas en que algunas veces está sumergido.” 7. Habéis dicho que en el momento de morir no veíais nada, pero que presentíais. Se comprende que no vierais corporalmente, pero antes de que la vida fuese extinguida, ¿entreveíais ya la claridad del mundo de los espíritus? R. Esto es lo que he dicho anteriormente: el instante de la muerte da la penetración al espíritu. Los ojos no ven, pero el espíritu, que posee una vista mucho más profunda, descubre instantáneamente un mundo desconocido, y apareciendo la verdad repentinamente, le da, aunque momentáneamente, una alegría profunda o una pena inexplicable, según el estado de su conciencia y el recuerdo de su vida pasada. “Se trata del instante que precede al que el espíritu pierde el conocimiento, lo que explica la significación de las palabras «aunque momentáneamente», porque las mismas impresiones agradables o penosas se siguen al despertar.” 8. ¿Queréis decirnos lo primero que os ha impresionado en el instante en que vuestros ojos se han abierto a la luz? ¿Lo que habéis visto? ¿Queréis pintarnos, si es posible, el aspecto de los hechos que se os han presentado? R. Cuando he podido volver en mí y ver lo que tenía ante mi vista, estaba como deslumbrado, y no me daba buena cuenta de ello, porque la lucidez no viene instantáneamente. Pero Dios me ha dado una señal profunda de su bondad, ha permitido que recobrase mis facultades. Me he visto rodeado de numerosos y fieles amigos. Todos los espíritus protectores que vienen a asistiros me rodeaban y me sonreían. Una dicha sin igual los animaba, y yo mismo, fuerte, muy ligero, podía sin esfuerzos transportarme a través del espacio. Lo que he visto no tiene nombre en el lenguaje humano. En lo sucesivo vendré a hablaros más ampliamente de todas mis felicidades, sin excederme, sin embargo, del límite que Dios exige. Sabed que la dicha, tal como la entendéis entre vosotros, es una ficción. Vivid prudentemente, con la santidad, en el espíritu de caridad y amor, y os habréis preparado impresiones que vuestros más grandes poetas no podrían describir. Los cuentos de hadas están llenos, sin duda, de temas absurdos. ¿Pero no serían en algunos puntos la pintura de lo que pasa en el mundo de los espíritus? ¿La descripción del Sr. Sanson, no parece la de un hombre que dormido en una pobre y oscura cabaña, se despertarse en un palacio espléndido, en medio de una corte brillante? III 9. ¿Bajo qué aspecto se os han presentado los espíritus? ¿En el de la forma humana? R. Sí, mi querido amigo, los espíritus nos habían enseñado en la Tierra que conservaban en el otro mundo la forma transitoria que tenían entre vosotros, y esta es la verdad. ¡Pero qué diferencia entre la máquina informe que se arrastra penosamente con su cortejo de pruebas, y la fluidez Página 93

El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo - Allan Kardec maravillosa del cuerpo de los espíritus! La fealdad no existe, porque las facciones pierden la dureza de expresión que forma el carácter distintivo de la raza humana. Dios ha beatificado todos estos cuerpos agraciados, que se mueven con todas las elegancias de la forma. El lenguaje tiene entonaciones inimitables para vosotros, y la mirada tiene la intensidad de una estrella. Procurad, con el pensamiento, ver lo que Dios puede hacer en su omnipotencia, el arquitecto de los arquitectos, y os habréis hecho una débil idea de la forma de los espíritus. 10. ¿Pero cómo os veis? ¿Os reconocéis una forma limitada, circunscrita aunque fluídica? ¿Sentís una cabeza, un tronco, brazos, piernas? R. El espíritu, habiendo conservado su forma humana, pero divinizada, idealizada, tiene, sin contradicción, todos los miembros de que habláis. Me siento perfectamente las piernas y los dedos, porque podemos, por nuestra voluntad, apareceros o apretaros las manos. Estoy cerca de vosotros y he dado la mano a todos mis amigos, sin que hayan tenido conciencia de esto. Nuestra fluidez puede estar por todas partes sin ocupar el espacio, sin dar ninguna sensación, si este es nuestro deseo. En este momento tenéis las manos cruzadas y yo tengo las mías en las vuestras. Yo os digo: os amo, pero mi cuerpo no ocupa espacio, la luz lo atraviesa y lo que llamaríais un milagro si fuera visible, es para los espíritus la acción continua de todos los instantes. La vista de los espíritus no tiene relación con la vista humana, lo mismo que su cuerpo no tiene semejanza real, porque todo se cambia en el conjunto y en el fondo. El espíritu, os lo repito, tiene una perspicacia divina que se extiende a todo, puesto que incluso vuestro pensamiento puede adivinar. También puede oportunamente tomar la forma que mejor puede recordarle a vuestra memoria. Pero de hecho el espíritu superior que ha acabado sus pruebas, ama la forma que le ha podido conducir a Dios. 11. Los espíritus no tienen sexo. No obstante. como hace pocos días que todavía erais hombre, ¿tenéis en vuestro nuevo estado más de la naturaleza masculina que de la femenina? ¿Sucede lo mismo con un espíritu que dejó su cuerpo hace tiempo? R. No nos importa que nuestra naturaleza sea masculina o femenina, los espíritus no se reproducen. Dios los ha creado a su voluntad, y si por sus miras maravillosas ha querido que los espíritus se reencarnen en la Tierra, debió añadir la reproducción de las especies por el varón y la hembra. Pero vosotros lo conocéis sin que haya necesidad de más explicación. Los espíritus no pueden tener sexo. “Siempre se ha dicho que los espíritus no tienen sexo. Los sexos no son necesarios sino para la reproducción de los cuerpos, de modo que los espíritus, no reproduciéndose, los sexos serían para ellos inútiles. Nuestra pregunta no tenía por objeto acreditar el hecho, sino que en razón de la muerte reciente del Sr. Sanson, queríamos saber si le quedaba impresión de su estado terrestre. “Los espíritus depurados se dan cuenta perfectamente de su naturaleza, pero entre los espíritus inferiores no desmaterializados, hay muchos de ellos que se creen aún lo que eran en la Tierra, y conservan las mismas pasiones y los mismos deseos. Y ésos se creen todavía hombres o mujeres, he ahí por qué han dicho algunos que los espíritus tienen sexo. Así es que ciertas contradicciones provienen del estado más o menos adelantado de los espíritus que se comunican. El mal no está en los espíritus, sino en los que les interrogan y no se toman el trabajo de profundizar las cuestiones.” 12. ¿Qué aspecto os presenta la sesión? ¿Es para vuestra nueva vista lo mismo que os parecía en vuestra vida? ¿Las personas tienen para vos la misma apariencia? ¿Lo veis todo tan claro y detallado? R. Mucho más claro. porque puedo leer en el pensamiento de todos, y soy muy feliz con la agradable impresión que me deja la buena voluntad de todos los espíritus reunidos. Deseo que el mismo sentido pudiese darse a los hechos, no sólo en París, por la unidad de todos los grupos, sino también en toda Francia, donde los grupos se dividen y rivalizan seducidos por espíritus enredadores que se complacen en el desorden, mientras que el Espiritismo debe ser el olvido completo, absoluto del yo. Página 94

<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />

Un espíritu nos dio en otra ocasión <strong>el</strong> cuadro siguiente d<strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> incrédulo:<br />

“Un incrédulo endurecido siente en los últimos momentos las angustias de esas pesadillas terribles en<br />

que uno se ve al borde de un precipicio próximo a caer en <strong>el</strong> abismo. Se hacen inútiles esfuerzos para huir y no<br />

puede dar un paso. Quiere apoyarse en alguna parte, buscar un punto de apoyo y se siente deslizarse. Quiere<br />

llamar y no puede articular ningún sonido. Entonces es cuando se ve al moribundo retorcerse, crispar las manos<br />

y dar gritos ahogados, señales ciertas de que es presa de una pesadilla. En la pesadilla ordinaria, al despertarse<br />

sale de la inquietud y se considera uno f<strong>el</strong>iz al reconocer que no ha tenido más que un sueño. Pero 1a pesadilla<br />

de la muerte se prolonga a menudo mucho tiempo, y aun años después de la muerte, y lo que hace más penosa<br />

todavía la sensación para <strong>el</strong> espíritu son las tinieblas en que algunas veces está sumergido.”<br />

7. Habéis dicho que en <strong>el</strong> momento de morir no veíais nada, pero que presentíais. Se<br />

comprende que no vierais corporalmente, pero antes de que la vida fuese extinguida, ¿entreveíais ya<br />

la claridad d<strong>el</strong> mundo de los espíritus?<br />

R. Esto es lo que he dicho anteriormente: <strong>el</strong> instante de la muerte da la penetración al<br />

espíritu. Los ojos no ven, pero <strong>el</strong> espíritu, que posee una vista mucho más profunda, descubre<br />

instantáneamente un mundo desconocido, y apareciendo la verdad repentinamente, le da, aunque<br />

momentáneamente, una alegría profunda o una pena inexplicable, según <strong>el</strong> estado de su conciencia<br />

y <strong>el</strong> recuerdo de su vida pasada.<br />

“Se trata d<strong>el</strong> instante que precede al que <strong>el</strong> espíritu pierde <strong>el</strong> conocimiento, lo que explica la<br />

significación de las palabras «aunque momentáneamente», porque las mismas impresiones agradables o penosas<br />

se siguen al despertar.”<br />

8. ¿Queréis decirnos lo primero que os ha impresionado en <strong>el</strong> instante en que vuestros ojos<br />

se han abierto a la luz? ¿Lo que habéis visto? ¿Queréis pintarnos, si es posible, <strong>el</strong> aspecto de los<br />

hechos que se os han presentado?<br />

R. Cuando he podido volver en mí y ver lo que tenía ante mi vista, estaba como<br />

deslumbrado, y no me daba buena cuenta de <strong>el</strong>lo, porque la lucidez no viene instantáneamente. Pero<br />

Dios me ha dado una señal profunda de su bondad, ha permitido que recobrase mis facultades. Me<br />

he visto rodeado de numerosos y fi<strong>el</strong>es amigos. Todos los espíritus protectores que vienen a<br />

asistiros me rodeaban y me sonreían. Una dicha sin igual los animaba, y yo mismo, fuerte, muy<br />

ligero, podía sin esfuerzos transportarme a través d<strong>el</strong> espacio. Lo que he visto no tiene nombre en <strong>el</strong><br />

lenguaje humano.<br />

En lo sucesivo vendré a hablaros más ampliamente de todas mis f<strong>el</strong>icidades, sin excederme,<br />

sin embargo, d<strong>el</strong> límite que Dios exige. Sabed que la dicha, tal como la entendéis entre vosotros, es<br />

una ficción. Vivid prudentemente, con la santidad, en <strong>el</strong> espíritu de caridad y amor, y os habréis<br />

preparado impresiones que vuestros más grandes poetas no podrían describir.<br />

Los cuentos de hadas están llenos, sin duda, de temas absurdos. ¿Pero no serían en algunos puntos la<br />

pintura de lo que pasa en <strong>el</strong> mundo de los espíritus? ¿La descripción d<strong>el</strong> Sr. Sanson, no parece la de un hombre<br />

que dormido en una pobre y oscura cabaña, se despertarse en un palacio espléndido, en medio de una corte<br />

brillante?<br />

III<br />

9. ¿Bajo qué aspecto se os han presentado los espíritus? ¿En <strong>el</strong> de la forma humana?<br />

R. Sí, mi querido amigo, los espíritus nos habían enseñado en la Tierra que conservaban en<br />

<strong>el</strong> otro mundo la forma transitoria que tenían entre vosotros, y esta es la verdad. ¡Pero qué<br />

diferencia entre la máquina informe que se arrastra penosamente con su cortejo de pruebas, y la fluidez<br />

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