El Cielo y el Infierno
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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
manifiestamente en la vida de los patriarcas y de los profetas. Dios se sirve de su ministerio unas<br />
veces para intimar su voluntad, otras para anunciar los acontecimientos futuros. Hace de <strong>el</strong>la casi<br />
siempre los órganos de su justicia o de su misericordia.<br />
“Su presencia se halla mezclada en las diversas circunstancias d<strong>el</strong> nacimiento, de la vida y<br />
de la pasión d<strong>el</strong> Salvador, su recuerdo es inseparable d<strong>el</strong> de los grandes hombres y d<strong>el</strong> de los hechos<br />
más importantes de la antigüedad r<strong>el</strong>igiosa.<br />
“Se encuentra también en <strong>el</strong> seno d<strong>el</strong> politeísmo y bajo las fábulas de la mitología, porque la<br />
creencia de que se trata es tan antigua y tan universal como <strong>el</strong> mundo. <strong>El</strong> culto que rendían los<br />
paganos a los buenos y a los malos genios no era más que una falsa aplicación de la verdad, un<br />
resto degenerado d<strong>el</strong> dogma primitivo.<br />
“Las palabras d<strong>el</strong> Santo Concilio Letrán contienen una distinción fundamental entre los<br />
áng<strong>el</strong>es y los hombres. <strong>El</strong>las nos enseñan que los primeros son puros espíritus, mientras que los<br />
últimos están compuestos de un cuerpo y un alma. Esto es, que la naturaleza angélica se sostiene<br />
por sí misma, no solamente sin mezcla, sino también sin asociación real posible con la materia, por<br />
ligera y sutil que se la suponga, mientras que nuestra alma igualmente espiritual está asociada a un<br />
cuerpo de manera que no forma con él más que una sola misma persona, y tal es esencialmente su<br />
destino.<br />
“Mientras dure esta unión tan íntima d<strong>el</strong> alma con <strong>el</strong> cuerpo, estas dos sustancias tienen una<br />
vida común, y ejercen la una sobre la otra una influencia recíproca. <strong>El</strong> alma no puede librarse<br />
enteramente de la condición imperfecta que de esto resulta para <strong>el</strong>la. Sus ideas le llegan por los<br />
sentidos, por la comparación de los objetos exteriores, y siempre bajo imágenes más o menos<br />
aparentes. De ahí se sigue que no puede contemplarse a sí misma y que no puede representarse a<br />
Dios y a los áng<strong>el</strong>es sin suponerle alguna forma visible y palpable. Por esto los áng<strong>el</strong>es, para<br />
hacerse ver de los santos y de los profetas, han debido recurrir a figuras corporales. Pero estas<br />
figuras no son más que cuerpos aéreos o atributos simbólicos en r<strong>el</strong>ación con la misión de que<br />
estaban encargados.<br />
“Su ser y sus movimientos no están localizados y circunscritos en un punto fijo y limitado<br />
d<strong>el</strong> espacio. No estando adheridos a ningún cuerpo, no pueden ser detenidos y limitados, como lo<br />
somos nosotros, por otros cuerpos. No ocupan ningún sitio y no llenan ningún vacío, pero d<strong>el</strong><br />
mismo modo que nuestra alma está completa en nuestros cuerpos y en cada una de sus partes, d<strong>el</strong><br />
mismo modo lo están <strong>el</strong>los en todos los puntos y en todas las partes d<strong>el</strong> mundo. Más rápido que <strong>el</strong><br />
pensamiento, pueden en un abrir y cerrar de ojos estar en todas partes y obrar por sí mismos, sin<br />
otros obstáculos a sus intentos que la voluntad de Dios y la resistencia de la libertad humana.<br />
“Mientras nosotros estamos reducidos a ver poco a poco, y hasta cierto punto nada más, las<br />
cosas que están fuera de nosotros, y las verdades d<strong>el</strong> orden sobrenatural nos aparecen como un<br />
enigma y en un espejo, siguiendo la expresión d<strong>el</strong> apóstol San Pablo, <strong>el</strong>los ven sin esfuerzo lo que<br />
les conviene saber y están en r<strong>el</strong>ación inmediata con <strong>el</strong> objeto de su pensamiento. Sus<br />
conocimientos no son resultado de la inducción y d<strong>el</strong> raciocinio, sino de esa intuición clara y<br />
profunda que abraza todo <strong>el</strong> género y las especies que derivan de éste, los principios y las<br />
consecuencias que de <strong>el</strong>los dimanan.<br />
“La distancia de los tiempos, la diferencia de los lugares, la multiplicación de los objetos no<br />
pueden producir ninguna confusión en su espíritu.<br />
“La esencia divina, siendo infinita, es incomprensible. Tiene misterios y arcanos que no<br />
pueden penetrarse. Los designios particulares de la Providencia les están ocultos. Pero les rev<strong>el</strong>a <strong>el</strong><br />
secreto cuando les encarga, en ciertas circunstancias, anunciarlos a los hombres.<br />
“Las comunicaciones de Dios con los áng<strong>el</strong>es, y de los áng<strong>el</strong>es entre sí, no se hace como<br />
entre nosotros por medio de sonidos articulados y otros signos sensibles. Las puras int<strong>el</strong>igencias no<br />
tienen necesidad de los ojos para ver ni de los oídos para oír. Tampoco tienen <strong>el</strong> órgano de la voz<br />
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