El Cielo y el Infierno
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<strong>El</strong> <strong>Ci<strong>el</strong>o</strong> y <strong>el</strong> <strong>Infierno</strong> o la Justicia Divina según <strong>el</strong> Espiritismo - Allan Kardec<br />
P. Os preguntamos en qué lugar estáis.<br />
R. Cerca d<strong>el</strong> médium.<br />
20. Puesto que estáis aquí, si pudiésemos veros, ¿bajo qué forma nos apareceríais?<br />
R. Bajo mi forma corporal, con la cabeza separada d<strong>el</strong> tronco.<br />
P. ¿Podríais aparecérosnos?<br />
R. No, dejadme.<br />
21 . ¿Querríais explicarnos cómo os evadisteis de la cárc<strong>el</strong> d<strong>el</strong> Montdidier?<br />
R. No sé..., mi sufrimiento es tan grande, que no tengo sino <strong>el</strong> recuerdo d<strong>el</strong> crimen...<br />
Dejadme.<br />
22. ¿Podríamos dar algún alivio a vuestros sufrimientos?<br />
R. Haced votos para que llegue la expiación.<br />
Benoist<br />
Burdeos, marzo de 1862<br />
Un espíritu se presenta espontáneamente al médium bajo <strong>el</strong> nombre de Benoist. Afirma<br />
haber muerto en 1704 y padecer horribles sufrimientos.<br />
1. ¿Quién erais en vuestra vida?<br />
R. Monje sin fe.<br />
2. ¿La falta de creencia es vuestra única falta?<br />
R. Basta para arrastrar a las otras.<br />
3. ¿Podéis darnos algunos detalles sobre vuestra vida? La sinceridad de vuestras confesiones<br />
se os tomará en cuenta.<br />
R. Sin fortuna y perezoso, tomé las órdenes, no por vocación, sino por tener una carrera.<br />
Int<strong>el</strong>igente, me creé una posición. Influyente, abusé d<strong>el</strong> poder. Vicioso, arrastré en los desórdenes a<br />
los que tenía misión de salvar. Duro, perseguí a los que yo creía que vituperaban mis excesos. Los<br />
in pace se han llenado con mis cuidados. <strong>El</strong> hambre torturó a muchas víctimas. Bajo la violencia se<br />
sofocaron a menudo sus gritos. Después he expiado, he sufrido todos los tormentos d<strong>el</strong> infierno.<br />
Mis víctimas atizan <strong>el</strong> fuego que me devora. La lujuria y <strong>el</strong> hambre no satisfechas me persiguen, la<br />
sed irrita mis ardientes labios sin caer jamás en <strong>el</strong>los una gota refrescante: todos los <strong>el</strong>ementos se<br />
encarnizan conmigo. Orad por mí.<br />
4. ¿Las oraciones que se dicen por los difuntos, os deben ser atribuidas como a los otros?<br />
R. ¿Creéis que sean muy edificantes? Tienen para mí <strong>el</strong> valor de las que yo aparentaba<br />
decir. No he cumplido mi tarea, y por tanto no encuentro mi salario.<br />
5. ¿No os habéis jamás arrepentido?<br />
R. Hace mucho tiempo, pero no ha sido sino después d<strong>el</strong> sufrimiento. Comofuisordoalos<br />
gritos de las víctimas inocentes, <strong>el</strong> Señor se hace sordo a mis gritos. ¡Justicia!<br />
6. Reconocéis la justicia d<strong>el</strong> Señor, entregaos a su bondad y llamadle en vuestra ayuda.<br />
R. ¡Los demonios gritan más fuerte que yo! Los gritos se ahogan en mi garganta, llenan mi<br />
boca de pez ardiente... Lo he hecho, gran...<br />
(<strong>El</strong> espíritu no puede escribir la palabra Dios.)<br />
7. ¿No estáis, pues, todavía lo bastante separado de las ideas terrestres para comprender que<br />
los tormentos que sufrís son d<strong>el</strong> todo morales?<br />
R. Los sufro, los siento, veo mis verdugos. Todos tienen una figura conocida, todos tienen<br />
un nombre que resuena en mi cerebro.<br />
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